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Iniciando Un Año Nuevo

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Iniciando un año nuevo

INTRODUCCIÓN:
16 pues te ordeno hoy amar al SEÑOR tu Dios, andar en sus
caminos y guardar sus mandamientos, sus estatutos y sus
juicios, para que vivas y te multipliques, a fin de que el SEÑOR
tu Dios te bendiga en la tierra que vas a entrar para poseerla.
17 Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas
arrastrar y te postras ante otros dioses y los sirves,
18 yo os declaro hoy que ciertamente pereceréis. No
prolongaréis vuestros días en la tierra adonde tú vas, cruzando
el Jordán para entrar en ella y poseerla.
19 Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros
de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la
maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu
descendencia,
20 amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y allegándote
a Él; porque eso es tu vida y la largura de tus días, para que
habites en la tierra que el SEÑOR juró dar a tus padres
Abraham, Isaac y Jacob.

Si fuera verdadera la creencia popular de que las pasas sirven


para mejorar la memoria, después de leer este capítulo del
libro de Deuteronomio, uno debería disponerse a comer
muchas pasas, pues el énfasis de las exhortaciones es a
recordar y a no olvidar.
Los Israelitas habían peregrinado cuarenta años por el
desierto y estaban a punto de cruzar el río Jordán para iniciar
la conquista de “La Tierra Prometida.” Se trataba del país de
los cananeos, habitado por un pueblo notoriamente
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depravado idólatra e inmoral, un país lleno de tentaciones,
para una nación carnal, como era Israel.
Pero se trataba también de una tierra llena de bendiciones
expresadas en riquezas materiales, si se la compara con lo que
fue para ellos el desierto. En ese contexto se dan las
exhortaciones a recordar el pasado y poner por obra todo
mandamiento y principio como Socrates
De ser ciertas las pocas noticias legendarias sobre su vida, la
profesión original de Sócrates (h. 470-399 a. de C.) hubiera
tenido que ser, a consecuencia de su linaje, la de picapedrero;
sin embargo, abrió una escuela de filosofía. Durante toda su
vida se jactó de ser pobre y, como sostuvo que la riqueza y
todo afán de lucro eran éticamente indeseables, se mantuvo
siempre consecuente, negándose por ejemplo a cobrar sus
lecciones. Según algunos relatos, se cuenta que, pese a su gran
fama, su indigencia fue tal que su esposa, Xantipa, hubo de
trabajar como lavandera para mantener a la familia.
I. ACORDARSE DE LOS MANDAMIENTOS

Deuteronomio 8:1 “…Cuidareis de poner por obra todo


mandamiento… para que viváis y seáis multiplicados…
1. La obediencia a los aspectos morales de la ley sería el Comentado [MdLdlV1]: Gálatas 3:12-14Nueva
secreto para gozar de una vida abundante para los Israelitas. Versión Internacional (NVI)
12 La ley no se basa en la fe; por el contrario,

(Deuteronomio 30:16-20; Gálatas 3:12). «quien practique estas cosas vivirá por
ellas».[a] 13 Cristo nos rescató de la maldición de
2. Por otra parte el secreto de la larga persistencia de los los la ley al hacerse maldición por nosotros, pues
está escrito: «Maldito todo el que es colgado de
judíos como nación distinta de las otras, en medio de las un madero».[b] 14 Así sucedió, para que, por
medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a
cuales han vivido dispersos a lo largo de los siglos, es también Abraham llegara a las naciones, y para que por
la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.

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la ley, particularmente en sus aspectos ceremoniales, tales
como las dietas alimenticias, el descanso, la circuncisión y los
ritos de purificación.
3. Todos estos aspectos ceremoniales de la ley, que eran
como un cerco que los separaba y hacía distintos de todas las
otras naciones, ya tuvieron su cumplimiento en Cristo. El
cristiano no debe esforzarse en ser distinto de la demás gente
en asuntos formales, sino en un aspecto mucho más
profundo.
4. Para la iglesia los aspectos morales de la ley se cumplen en
el precepto de amar al prójimo como a nosotros mismos.
(Romanos 13:9; Gálatas 5:14; Santiago 2:8-13; 1ª Juan
4:7,8,11.
El año nuevo, tengamos siempre presente que la norma de
nuestra vida es el amor.

Que en el hogar el marido ame a su esposa y a sus hijos, que


los hijos amen a sus padres; que en el vecindario y en el
trabajo mantengamos buenas relaciones; que en la iglesia el
trato con los hermanos sea siempre de respeto mutuo y de
sincero amor. Pero no de un amor expresado solo en
palabras, sino de hecho y en verdad; (1ª Juan 3:18.)

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5. Este deber, por cierto, que no es nada fácil. De Dios se dice
que es AMOR, pero nosotros somos carnales, pecadores y
nuestra naturaleza está inclinada al egoísmo, la ira, la envidia
etc. (Gálatas 5:19-21) Sólo el Espíritu de Dios puede producir
en nosotros este fruto (Gálatas 5:22-23).

El próximo año, andemos en el Espíritu; mejor de lo que lo


hicimos este año que pasó. (Gálatas 5:16).

II. ACORDARSE DEL DEBER HACIA DIOS

Deuteronomio 8:2-4 – Y te acordarás de todo el camino por


donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el
desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había
en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
3Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná,
comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido,
para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas
de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. 4Tu
vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado
en estos cuarenta años.

1. Te acordarás de todo el camino (= vida) por donde te ha


traído el Señor. Cuando los israelitas están a punto de entrar
en la tierra prometida, se exhorta a estos peregrinos a
recordar las experiencias de los últimos cuarenta años.
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2. Para nosotros la vida es como el camino de los israelitas a
través del desierto. Así como fue Dios quien los condujo a
ellos esos cuarenta años, el Señor y no es el azar, ni la
casualidad, nos ha conducido a nosotros y nos traído hasta
este día.

Es el Señor, nuestro Padre amante y sabio, el que con su mano


providencial nos ha guiado y permitido las experiencias
buenas o malas que usted y yo hemos recibido el año que
pasó y a lo largo de la vida. Él hace siempre lo mejor para sus
hijos, aunque nosotros no lo entendamos así. Por eso se
exhorta al cristiano a dar gracias en todo, y un espíritu de
gratitud y alegría debe embargar nuestro corazón (1ª
Tesalonicenses 5:18 ; Lamentaciones 3:22-30).
3. Debemos recordar las experiencias del pasado, sean
buenas o malas, para aprender lecciones para el presente o
para cultivar un corazón agradecido de Dios por los bienes
recibidos.
4. Debemos recordar que no solo de pan vivirá el hombre. La
tentación más frecuente de Satanás consiste en hacernos
olvidar que como seres humanos tenemos una dimensión
espiritual, que no se satisface con cosas terrenales ni
humanas, sino únicamente con la comunión con Dios.

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Si Satanás no trepidó en tentar de esa manera al propio
Señor Jesús, no vacilará en tentarnos así a nosotros.
Cedemos a esta tentación cuando nos independizamos del
Señor, cuando descuidamos los medios de gracia, como son
el estudio devoto de la Biblia, la oración , el santificar el día
del Señor asistiendo cumplidamente a los cultos y
participando del Sacramento de la Cena del Señor cuando es
administrado, cuando dejamos de honrar a Jehová con
nuestros bienes, y con las primicias de todos tus frutos
(Proverbios 3:9).
5. Debemos recordar que, lo que para los israelitas fueron
esos cuarenta años por el desierto, es para nosotros la vida ,
en la cual vamos de paso (Salmo 90:10-12). Usando otra figura
expresó esta misma idea un poeta medieval cuando dijo:
“Nuestra vida son los ríos que van a dar a la mar, que es el
morir.”
Somos peregrinos, nuestro cuerpo terrenal es como un
tabernáculo o carpa de un nómade (2ª Corintios 5:1).
Vamos de paso, hoy estamos y mañana quizá hayamos
partido de esta tierra (Hebreos 11:13-16; 1ª Pedro 2:11).
Dispongámonos a tomar conciencia de nuestra transitoriedad
y fragilidad para que vivamos cada día del año venidero

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sabiamente, recordando que al papá o a la mamá o los hijos
que hoy están con nosotros, quizá mañana no los tengamos.

Hagamos todo el bien que posamos, porque mañana quizá


nosotros hayamos partido y no tengamos oportunidad de
hacerlo. Sobre todo, quienes ya tenemos varios años,
deberíamos ser más sabios en nuestra manera de vivir y de
aprovechar cada oportunidad que la Providencia nos depara,
para colocar en el centro de nuestra preocupación a nuestros
semejantes que más lo necesitan, para hacerles el bien, pues
mañana quizá no los volvamos a encontrar (Salmo 90:12).

6. Recordemos que el Señor puede darnos la fuerza. A los


Israelitas los alimentó les dio salud (ni el pie se te ha hinchado;
Deuteronomio 8:4). Confiemos que el Señor puede darnos
salud el año entrante, y cultivemos una mente positiva,
porque hay muchas enfermedades psicosomáticas, que si
bien es cierto son reales y físicas, comienzan siendo temores
y ansiedades. Dios era visto por Israel como el Sanador y
sabemos que Dios no cambia (Éxodo 15:26).

No debemos llenarnos de ansiedad por las posibles


enfermedades que podrían sobrevenirnos, porque, sean
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estas de la naturaleza que fueren, el Señor puede salvarnos
de ellas. Quizá ya no veamos tantos milagros como los que se
relatan en algunos lugares de la Biblia, pues sólo hay tres
breves periodos de tiempo cuando se dice que Dios actuó de
esa manera maravillosa, pero no debemos tener dudas de
que el Señor hoy en día sigue actuando misericordiosamente
en favor de sus hijos, actuando, ya sea milagrosamente u
ocultamente tras medios tan seculares como son los médicos
y los medicamentos. Pero, por cualquier medio que
recobremos la salud, debemos darle a Dios la gloria.
En el año nuevo tomémonos de la mano del Señor y
pidámosle cada día su alimento y fuerza para vivir, todo el
tiempo de nuestra peregrinación, dando gloria a su Nombre.

III. RECODAR QUE DIOS DISCIPLINA

Deuteronomio 8:5-6 – Reconoce asimismo en tu corazón, que


como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.
6 Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios,
andando en sus caminos, y temiéndole.
1. Como el padre corrige a su hijo ,así actúa Dios con sus hijos
(Hebreos 12:5-11). No hay que desobedecer al Señor. Si el
mandato de amar a Dios y amar al prójimo son los más
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grandes mandamientos, quebrantarlos actuando sin amor,
constituye uno de los pecados más grandes, y por lo tanto
mucho más condenables. No hay que exponerse al castigo del
Señor.
2. Frecuentemente llevados por un pretendido celo religioso
y por una micro ética, herimos a nuestros hermanos cuando
nos constituimos en jueces de sus conciencias. La Inquisición
y la quema de brujas fueron crímenes contra el amor al
prójimo perpetrados en nombre del evangelio. Roguemos al
Señor que este año venidero nos ayude a guardar las debidas
proporciones y no tiremos, junto con el agua, a la criatura que
deseamos limpiar, ni quememos el granero por nuestro celo
por exterminar los ratones.
3. Hay que andar dócilmente en los caminos del Señor. En el
año nuevo, temamos al Señor con gran reverencia, pues él es
fuego consumidor y horrenda cosa es caer en las manos de un
Dios vivo (Hebreos 10:26-27, 31).
IV. RECORDEMOS QUE DEBEMOS VIVIR A LA ALTURA DE LA
GRACIA QUE NOS ESPERA. (Deuteronomio 8:7-10 Compare:
Deuteronomio 6:10-11)
El considerado como poeta lírico más grande de la literatura
moderna escrita en alemán, Rainer Maria Rilke (1875-1926),
fue tratado por su madre como una niña durante los seis
primeros años de su vida. Incluso era llamado Sofía y era
vestido siempre con ropas femeninas. En la perturbada fantasía
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de su madre reemplazaba a una hija que había muerto antes
de que naciera Rainer. Tal vez arrepentida de esta extraña
educación, la madre inscribió al futuro poeta en una academia
militar a los once años.
1. Les esperaban bendiciones de pura gracia: “Casas llenas de
todo bien que tu no llenaste, cisternas cavadas que tu no
cavaste; viñas que tu no plantaste; Deuteronomio 6:10-11).
2. Ellos encontrarían todo hecho, como ocurre para nosotros
con la salvación obrada por Cristo, quien pagó un enorme
precio para poder ofrecerla gratis a cada uno de nosotros.
3. En el año nuevo los bienes que recibamos, tomémoslos con
gratitud, recordando que provienen de la mano de Dios.
Evitemos ser orgullosos, recordando que la prosperidad viene
de Dios; no digas en tu corazón mi poder y la fuerza de mi
mano me ha traído esta riqueza, sino acuérdate de Jehová tu
Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas;
Deuteronomio 8:17-18)
CONCLUSIÓN:
Que el Señor nos dé buena memoria para no olvidar esta
palabra:
1º Memoria para acordarnos de los mandamientos, que se
resumen el deber de amar al prójimo.
2º Memoria para acordarnos de nuestra dependencia de
Dios, y cultivar un corazón agradecido y confiado de su
cuidado.
10
3º Memoria para acordarnos que Dios disciplina a todo aquel
que recibe por hijo.
4º Memoria para acordarnos que debemos vivir a la altura de
la gracia que ya hemos recibido y de la que nos espera.
Sólo el Señor puede producir en nuestra alma estas
disposiciones que agradan a Dios.

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