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La Moda

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LA MODA,

LA SEGUNDA INDUSTRIA
MAS CONTAMINANTE
CARLA VERONICA GOMEZ LARA

LECTURA Y REDACCION A TRAVES


DEL MUNDO CONTEMPORANEO
LA MODA, LA SEGUNDA INDUSTRIA MAS CONTAMINANTE

La contaminación ambiental se refiere a la presencia de agentes externos de


origen ya sea físico; químico o biológico, que atentan contra la integridad de la
naturaleza, llegando a ser nocivo no solo para el ambiente, sino también para los
seres vivos que vivimos en él.
Hablar de agentes contaminantes es nombrar una lista interminable de elementos
creados por el hombre, la contaminación por parte de las industrias ha sido
causante de las contaminaciones más graves en nuestro planeta. El caso más
claro es la industria petrolera, que se encuentra en primer lugar y es responsable
de la mayoría de los agentes contaminantes que se encuentran en nuestros
mares.
En segundo lugar, para la sorpresa de muchos, se encuentra la industria de la
moda. De acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo
(UNCTAD), la industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo.
Sobreproducción que resulta en inventarios excesivos, el uso de químicos
contaminantes y de energía, así como la huella hídrica son algunos de los temas
que hacen de esta industria la segunda más contaminante de nuestro planeta. A
esto se une la preocupación por su impacto social y las prácticas laborales, así
como la lenta descomposición (algunos materiales pueden tardar siglos), la alta
producción de residuos, el proceso de producción de las fibras y los químicos con
los que son tratadas en la elaboración de los atuendos.
Asimismo, según la Environmental Justice Foundation, para fabricar un par de
jeans se necesita un kilo de algodón, lo que implica a su vez entre 10.000 y 17.000
litros de agua. Las cifras indican que el 2,6% del consumo de agua en el mundo
está destinado en los cultivos de algodón, y el 80% de este consumo proviene de
India y Uzbekistán. De la misma forma, los tintes de la industria textil también
implican un gran consumo de agua, aproximadamente 200 toneladas por una
tonelada de tejido. Una consecuencia directa de este abuso del agua es que los
océanos se están volviendo más ácidos mientras que los bosques y la
biodiversidad se reducen cada vez más.
Asia es uno de los principales productores de este tipo de prendas que inundan
los mercados globales. En la actualidad la tendencia en el consumo de ropa es
adquirir 50% más prendas que hace dos décadas, pero se conservan la mitad del
tiempo que antes.
EL INICIO DEL PROBLEMA: LAS FIBRAS
La producción de prendas hechas de poliéster, la fibra más usada en el mundo,
requieren de 70 millones de barriles de petróleo, lo que implica un proceso de
extracción nociva para los ecosistemas terrestres y acuáticos, grandes cantidades
de agua en la producción y un largo proceso de descomposición de más de 200
años. Por otra parte, la producción de prendas hechas de rayón, viscosa o lyocell,
realizadas a partir de celulosa, una fibra artificial de hilo que proviene de la pulpa
de madera, bambú y la borra de algodón, implican que 70 millones de árboles
sean talados cada año.
Un problema mundial que se reduce en dos palabras fast fashion. Un consumo
indiscriminado, impulsado por el modelo basado en la velocidad impuesto por las grandes
cadenas textiles.

FAST FASHION
El concepto fast fashion (moda rápida) que se refiere al consumo masivo de
prendas a bajo costo y que copia las tendencias impuestas por las principales
firmas de moda del mundo, ha ayudado a impulsar a la industria textil como una
de las más perjudiciales para el medio ambiente.
H&M, el grupo Inditex con su marca estrella Zara; Top Shop, Primark, Mango,
Forever 21 y Uniqlo son algunas de las empresas abanderadas de la filosofía fast
fashion. A través de estudios de comportamiento y mercado, campañas de
publicidad y estrategias de producción, distribución y marketing, estos negocios
han logrado el objetivo de conquistar al público y convertir la moda en un bien de
consumo para las masas.
La expansión del fast fashion hacia la conquista del mundo es vertiginosa; ya no
se trata de la oferta de prendas, sino de una forma de consumo que cada vez se
acentúa más, en la cual las prendas y tendencias cambian a la misma velocidad
con la que cambian los gustos de los consumidores.
Esta tendencia consumista ha hecho que el promedio de uso de una prenda nueva
sea de solo siete veces antes de ser desechada y que, en los últimos 20 años, se
haya presentado un aumento del 400% en el consumo de ropa en el planeta.
Además están los impactos ecológicos típicos de la industria, como el alto
consumo de recursos naturales e insumos químicos y la generación de
vertimientos y emisiones.
También surgen preocupaciones de índole social y laboral, como los abusos a la
mano de obra. El documental 'The True Cost', que explora los perjuicios del fast
fashion, revela que en el mundo hay unos 40 millones de obreros del textil, de los
cuales el 85% son mujeres, muchas de ellas menores de edad, ganando dos
dólares al día y bajo condiciones de trabajo inhumanas.

INFORMACIÓN DE ONU, GREENPEACE, ASOCIACIÓN DE MODA SOSTENIBLE


DE MADRID, CARBON TRUST Y SLOW FASHION NEXT:
• En 2000, la producción de prendas era de 50.000 millones. En 2015, se
había duplicado a 100.000 millones.
• El cultivo del algodón convencional requiere de un 25% de pesticidas y un
11% de insecticidas más que el orgánico.
• La industria textil es la responsable del 8% de las emisiones de C02 a nivel
global y del 20% de los vertidos tóxicos a los ríos y los mares.
• El consumo de ropa casi se ha duplicado de 1 billón de dólares en el año
2002 a 1’8 billones en 2015. Y las previsiones siguen creciendo y lo elevan a 2’1
billones de dólares en el año 2025.
• Actualmente, adquirimos un 60% más de ropa que hace 15 años, pero la
conservamos la mitad del tiempo.

¿AUN SE PUEDE HACER ALGO?


En nuestro país diversos grupos trabajan en nuevas propuestas para el
tratamiento de aguas residuales contaminadas por este tipo de actividad industrial.
Expertos del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica
(Cideteq) y la Universidad de Guadalajara tienen proyectos de investigación
enfocados en la utilización de materiales orgánicos, como residuos
agroindustriales, del tipo de bagazos de caña y cáscaras de cítricos. Las cáscaras
de naranja contienen celulosas y ligninas, de las cuales se pueden extraer
hidroxilos o carboxilos útiles para la elaboración de materiales absorbentes de
bajo costo.
Otras opciones están siendo exploradas bajo las herramientas de la biotecnología.
En el Laboratorio de Investigación en Programas Institucionales del Instituto de
Biotecnología (IBt-UNAM), estudian ecosistemas impactados por colorantes de la
industria textil, con el objetivo de seleccionar microorganismos y comunidades
microbianas, útiles para degradar colorantes sintéticos y otros compuestos
presentes en agua contaminada.
REÚSO Y RECICLAJE
Cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un
camión de basura. Según datos de la Unidad de Producción y Consumo del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la
producción mundial de ropa y calzado también genera entre 8 y 10 % de las
emisiones de gases de efecto invernadero del mundo. Con la dependencia al
petróleo, se esperaría que las emisiones de gases de efecto invernadero de esta
industria aumenten en casi 50% para 2030.
Pero antes que las herramientas de la biotecnología y otras sofisticadas
herramientas de diseño de producto puedan marcar la diferencia en el consumo
masivo, el reúso y reciclaje de prendas y fibras ya pueden ayudar a disminuir el
impacto ambiental hasta en un 400%.
La huella hídrica de este tipo de productos puede disminuir considerablemente
simplemente siguiendo los preceptos de la economía circular, un modelo que tiene
como objetivo mantener los productos, componentes y materiales en un estado útil
durante el mayor tiempo posible. Es así que es necesario un enfoque integral para
mantener el ciclo de vida de los productos en una nueva cultura de consumo y
disposición final que no pierde de vista las 3R (Reduce, Reúsa, Recicla).

MODA SOSTENIBLE
Moda sostenible, slowfashion o upcycling son conceptos vinculados a una nueva
corriente de pensamiento en el mundo de la moda. Cada año se compran millones
de toneladas de ropa, de las cuales cerca de tres cuartas partes acaban en
contenedores.
La moda sostenible nace con el objetivo de concienciar al consumidor sobre la
posibilidad de producir prendas de vestir y complementos cumpliendo criterios de
sostenibilidad ambiental y social.
Para que una prenda de ropa sea sostenible debe cumplir una serie de criterios.
Todo su proceso de producción debe respetar el medio ambiente y sus materiales
deben ser naturales u orgánicos. La moda sostenible debe ser también
socialmente responsable, lo que significa que en su cadena de producción se
cuidan las condiciones de los trabajadores, evitando la explotación laboral.
La moda sostenible es también una industria beneficiosa para nuestra salud,
puesto que las prendas ecológicas están hechas con materiales naturales como
algodón orgánico, bambú, algas, tencel (fibra celulósica), ortigas, piel de pescado
(usada para zapatos y bolsos) y tintes naturales que dan color a los tejidos. Todos
estos materiales están libres de tóxicos y químicos peligrosos, lo que evita alergias
e irritaciones en la piel.

Otro punto a su favor es que la moda sostenible está hecha para durar, algo
totalmente opuesto a la filosofía de la moda low cost que propone un estilo de vida
basado en el consumo desmesurado y en la idea “de usar y tirar”. La moda
sostenible reniega de esas prendas baratas hechas para durar apenas una
temporada, lo que supone un importante problema ambiental. En este aspecto, la
moda sostenible está más ligada al mundo de slow fashion.
Asimismo, la moda sostenible aboga por la ropa de segunda mano. Reutilizar la
ropa que otras personas ya no necesitan nos permite ahorrar una gran cantidad
recursos naturales. Por su parte, el Upcycling es otra forma de crear moda
sostenible. Se basa en la idea de confeccionar una prenda a partir de otra ya
existente, usar restos de prendas, residuos y otros materiales en desuso para
crear un producto bonito y de mayor valor que pueda usarse de nuevo.
Actualmente, se está creando un directorio de moda sostenible que ya reúne a
más de 100 firmas que son la alternativa a una industria convencional que
contamina el entorno y en muchas ocasiones no ofrece condiciones de trabajo
dignas.

No mucha gente piensa en la contaminación que la industria textil causa al


comprar ropa, este es un tema muy importante como todos los que dañan
nuestros ecosistemas y afectan nuestra calidad de vida, así como posiblemente
nuestro futuro. Desafortunadamente, hoy en día las personas en lugar de
preocuparse por el planeta, lo hacen por ver que se van a poner, en esta cultura
de consumidores y la de las redes sociales en donde nos enseñan que tener más
significa ser alguien superior estamos causando muchos daños.
El tema de la sustentabilidad y de reutilizar prendas debería de ser primordial en
todas las empresas de ropa, debería ser más mencionado ya que puede ser una
manera de controlar la contaminación. Si las empresas en lugar de hacer miles de
prendas de telas sintéticas hiciera prendas duraderas de buen material podrían
durarnos mucho más tiempo y no tendríamos que comprar tan seguido, sin tomar
en cuenta el problema del comprador compulsivo. Por suerte muchas marcas
grandes han hecho cambios a favor de cuidar más el ambiente.
Debo decir que antes de hacer este trabajo yo estaba muy poco enterada sobre
todo lo que conlleva y causa el comprar una simple blusa, por eso mismo este
tema debería de ser más compartido.

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