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Defensa de Mi Criterio Histórico

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


PUBLICACIONES

DEL ARCHIVO MUNICIPAL

Lihro Primero ele Cabildos de Quito.- Uo~ toiiHJK. ·


lWJ- lf>43. - Vo¡·sióu ele J. Huwazo G. --;- Ag·otntln.

11 Lihro SC'gnn1lo de Cabih.lns.- Do~ towo~-<.- ¡¡¡,¡,¡-


15üL- Ver;,ión cltl J. Ruwazu G.- !lgotnllo.
111 "OticioH o C:artas al Cabilolo de Quit.o [Jor ol Hoy
do España o el Virre~r de l!H·lias".- Verf;]Ón do
Jorge A. Cl!tt·cós G.- 15W- 15ü8. - Agotndn,

l V Libro de eahilolos de la Ciudad de <)uitn. - 157:1


lti74. - Versióu Lle Jor·g-e A. GareHR H.- Agot:ulü.

V "l'e.Rt.anwnto del Atlelautado Capitúu Don SnloaH-


t.ifm f]e llena.lcá:t:a.L·".- lfi.'H.- Ver¡;;i6n de Jo1'g1'
A. Garcés G.- A~otndo.

Y1 I,ibro do Cabildos de la Ciudad de Quito. -157i•-


lco76. - Versión de Jorg-e .A. Gamo\s H.- !lgotntlo.

YI 1 Coloeción do Cédulas Hea\es dirigidae a la Auclien-


ria o.le Quito.- Towu l . - lli~8 -1600. '-- Ve¡·sio'>n
ola Jorg-e A. Ga¡·cés- G.- Agotado.

V 1 1 1 Dneuweutos Inéditos relativo,; al Adelauta.do Ca-


pit:\u Dou ~elJaMi:'tn 1le Henalr:í7.n.r.- 1.!130- lGH[J. --
Versi(m tle Jorge A. Gnrc<ls G.- A~otntlo.

1X lliogrnfía tlel IJm;¡trí~imo F.oderico Onuzúlez Su(¡.


rez.- Pm· NicnláR .liméner..- !lg·ot.:ulo.

X Df:'fe-nsa. tl~ mi Uritetio lli~túriro. - llw~ti'Ísimo Ptl


tlerico (fon~fi.IP-7. Snflre7..

X l Libro de Cabildos rle la Cil!(Jilrl olo Qllito. - .l G!lf"-


lüO~. - VtwHi(m dt1 .ltw~·C\ A. Garcés (f.- .Jt:n
prensa.
XII 1
'Libro PrimHro tie Cn.hilrto~ fi.e la Ciudat.l do Han
1\ligncl de Iba.rra''. - 1000- H/17. - Vf'.r~lún tlo
.IOI'ge A. Garcés G.- En ¡¡repamción.
X 1 Il Colcreión ele Cétlu\as ~ea leo dirigi<l:<s a la Au_
diencia dc1 Quito. - Tomo li.- 1600- 10:10. -
Vf·ll"~ióu tl.e .Torg·e A. Ha.reé.s G. - En JH"HJuu·n<·.il')u.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
F.d ieiún lilllit.a.cla n. rnil seif-3cinutos
(~ i (~.J1l pl<1l'(~~.

Ejemplar N~' 00502

1:.'::1 JH'O}Jh~da.d clt: lrt.


- ----

Tolleres T>pogrúficus Municipales.- Quito- Ecuador.- 1937.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


PALABRAS PRELIMINARES

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
ttJotu v (irt~bi!do tiucrrcro Hno,'i. Impreso, Imprenta Munidpal

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DEFENSA
DE MI

CRITERIO fiiSTORICO

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
d kfoeneá
jft1~dac/o;Jce:J, de la
Yoaedad rffcuato=
. J ,@ /-. _/_•
Jltana ae {!):i~u;;u,o:i

:f~,{wcico:J ~J'te1tt"=

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
A los jóvenes fttndadores de la
Sociedad Ecuatoriana de
Estudios Históricos Americanos

Jóvenes compab·iotas:

Cuando yo comencé mis estudios histrJricos ?/ mis Úl-


vestigaciones a1'queolúg·icas, con el pr·opósilo de pr·eparw·me
convenientemente pam e.scribú· algún día la Historia del
Ecuador·, estaba solo ?J me erwontmba aislado: mi primera
pubNcación relativa a la m·queologfa ecuato1'1'ana, fue reci-
bida por nuestr·os compatrioüts no sólo con indiferencia, no
sólo con desdén, sino con disgusto: nadie me din:gió ni
una palabra silpúera de_ aliento, y no faltaron algnno8
individuos graves, r¡ue califica1'0n mi " !Cstudio IhstóT·ico
sobr·e los Cai'ian:s, " de oÚJ'a únftil, escrita por· un cléTigo
adoso, que en cosa8 de ÚHiios pm·día el t'Íe·mpo r¡ue cü~úfr¡
dedicar· al rJeTcic·io del sagmdo mi~isterio.

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6

Cuando puóüqué mi p1·i1ner tomo ace1·ca de la Hislo ·


1··ia Eclesiástica del Ecuadm·, se levantó conf1·a m'Í una
pJ·otesta, apoyada pm· cie1·tas personas, a rpdenes mi im-
pw·cíalidad les so1•prendiú y hasta le.~ escandalizó: yo había
nmTado lo que Fray Jodoco Ricke había !techo, z¡, p01'
eso, se me cens1tr,í, adviri'iéndome que debía yo haber ¡•e-
je7'ido no lo que húo, sino lo que no hizo.

Vino la pubticaciún de nv: " H:istm·ia Geneml de la


Reptiblica del Ecuadm·": los primeros tomos CÍ'rculamn
casi en completo süendo; cuando saHó a luz el C1W7'lo, ¡es-
talló contra mí la tempestad! . . . . JiJ1·a yo un enemigo de la
Iglesia Católica, y em necesario acabar conmigo /1 con mi
libro: así lo e:vigía la hom·a de lit Religión , . . . . ¿ Había
negado yo al,r¡z6n dogma católico? . . . . . ¿Había atacado
algdn derecho legíl'Ímo de ln Iglesia? , .. , . t Había so8te-
nido doctrinas inmorales? .... ,

No : yo no lwbfa nAgado • nú¡g·¡Ín dogma, no había


alar.ado ningdn derecho ügítimo, no había sostenido doc~
trina ·niugunn inmoml: !tabfa 1·ej"erido imparcialmente ln
venlad: ¡ ese era rni crúnen !

Entonce~ guardé silencio: deJri que la tempestad trona-


ra, ¡·ugiera y estallara sobre mf: mis enemigos batieron
palmas: pam ellos ¡yo habia sido aniquilado!

e u ando la tempestad se disipá, yo levanté sereno m·i


cabeza. . . . . Rn ese momento comenzaba JHtl'a nw1.~b·a Re-
pdblica una Ppoca CJ'ítir:a: yo, el enemigo de la l,_qlesia,
debia providencialmente subi1· u la br·echa, pm·a combati1·
en defensa de la iglesia ; y subí, ?/ combati . . . . . el com-

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7

bate dura todavía . . . . . ¡, Sucumbiré combatiendo ? o ••••••

Si dieioa mi vida po1· la l,qlesia, si mi sangre fuera de?Ta-


mada por la libertad de la Igle6ia, ¡yo m01·iría contento 1!!

Comencé a escribú· estas páoqinas a mediados del aiio


de 1895, cuando ya en Guayaquil se había lleuado a ca-
bo la transfonnació n polít1:ca libe1·al; cuando, en las pro-
vinc·ias del centro, se estaban haciendo preparativos afanosos
pam sOstener la guerm civil; y cuando, a consecuencia
de las inespm·adas altentcümes y trastornos ocasionados por
la malhadada venta del Pabellón 'Nacional, habfa amainado
la pe1'6ecución que mis enemigos me hacían pm· la prensa:
intmTumpí dumnte al,q1En tiempo mi trabajo; luego couH-
nué esc¡•¡:biendo en los momentos de t·regu.a, que he tenido
en mis combates contra el übernlismo, defendiendo los dere·
chos de la Iglesia. J'al e.s la histm·ia de e.stas pcíginas,
que ahora las dedico a vosotros: dignaos aceptarlas. o o •••

En ellas no vindico mi nomb1·e ,· defiendo la ve1odad.

Cuando dí p¡·¡:ncipio a mi labm· histó1·ica estaba solo,


aislado : a/w¡·a, cuando para mí se apro;.tima ya el ocaso
de la vida, no e.stoy solo, no me encuent·ro cá.slado . o o •• o

Ali palabra ha caído en tim·m fecunda, mi tmbojo no ha


sido estéril . . . . . Vuestra labor comienza : no he hecho
rnás que trazw·os el camino o, J1fañana, vuestros· tra-
••• o

bajos deJarán eclip.sudo mi nombr,e, y de ello yo no me


duelo .... o • ¿, poT qué llaMa de do1enne? antes, me
o o o o o

Q.le,q¡·o, po¡oque con vuestros trabaJos p1·oy¡•esm·án lo8 e-stu-


dios hístó1·icos, y con ellos habrá luz, y I:(!H (r¡ lu~ (.'U- ªe
nacerá meJm· la verdad.

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8

T1·aúajad con tesrlu, con ernpefio, con constanc.in : no


os de.salentéis por las df/icldtades, ni os acobardéis ante
los obstácnlos; venced las dificultade.\', m·¡·ollad los obstácu-
los. . . . . . Como la ·verdad es el alma de la histm·ia,
buscad la vm·dad, invest(qad la verdad; y, cuando la en-
contrarais, nmTadla con valor . . . . . La Historia tiene una
mr¡¡'estad augusta: la lisonja la envilece, la mentira la
afrenta; s6lo la verdad le da v·ida.

Quito, JuniQ de 1911.

Vuestro compatriota,

Jiederico Gonzálcz Sttárez,


A·rzol>i.<po de Qu.Uo.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


ADVERTENCIA

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
ADVERTENCIA

Deberes para con la Pat.ria.- Manera de CLILuplirlo~. ·-Nuestro propósito a.l


eRr.ribir la IIiH~ol'i;_t GtmBrrtl d1~ la Ht~púhliua del Ecuador.- Previsio~
nes. -.Asuntos que se tra.Lnrán c.u esto libro.- Rr..soluciútJ pet·soua.l.
-Protesta.

A la Patria se pnede servir de muchos modos. Uno


de los modo~ de Horvirla os trÚbr~jar por la consnrvación de
ht moral católica; y tanto mejor se servirá a. In Patria,
cuanto mayores sean los e:1fuerzos que se hagan para que
la moral católica ~e mantenga. pura, sin engníioH ni Fnpers-
ticiones. U 11 pueblo no es verdaderamente feliz, sino cuan-
do practica en toda su pureza la moral evangélica, que es
la única que puedo hacm felices a los pueblos. ¡,Cuál de-
be ser, pues, el fin de un escritor público, sino la conser-
vaci6n de la pureza de la moral entólica en el pueblo, a
quien dirige sus escritor1 'f ¡, Qüé objdo se hn de proponer
un sacerdote cmwdo escribe para e]· púhlico, sino hacer el
bien a sus semejantes~ Es un hien conservar la moral evan-
gélica, la moral un~e.iiatla por Nuestro Seiiot' .J esncri~to; es
un bien mantener eHa tt10ral, limpia y pura, sin mezcla nin-
guna de licencias c~candalosas, ni de tolerancias fnueRtas; e~
tlll bien con·egir log ahusos coutrarios a las enseñanzas Cl'is-

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12

tianas; y quien trabaja por la conservac1on de la moral


evangélica, por la pureza de ella y por la extirpaeiún del
es~ándalo, eumple con el prcct<pto de In caridad fraterna,
porque trabRja por la felicidad de sus semPjantes.

Bste ha Hielo el objeto único de todos mis escritos, y


este fne principalmente el fin con qne compuse y publiqué
la Histm·ia General de la Rep1íblica del ftJcuadm'. N o hay
civilizllción sin moral; y el !JiencsLar social es imposible,
sin buenas co~tmnbros: ¡,Estoy C'I}Uivocado '1 ¡,Cómo so po-
dr(L contradecirme '! .•.••.•

Bn la Histo1·in. he IHtrrado la verdad, con h~ mayor


sinceridad pmiible: busqué In verdad, con anhelo, con per-
sevemucía; y In dijo con lrnltnd. A lwmino la lisonja, y
la mentira me Lnbiora iufamarlo. Mas, de haber narrado la
vordaLl con sinceridad, Be me ha hecho un crimen, y he si-
do demmcindo al públioo como un' criminal: la. imprenta pa-
reció medio lícito parn deshonrarme, presentiíndomo como
apú8tat.a de ln Igle:lia cnt.úlica y enemigo de la Religión
cristiana. Sn prohibió ( lmoienilo nso de autoridad), la im-
presión de eKcrit.os, que phurmH desinteresadas habían prepa-
rado para defendPrme; y se franquearon Jns imprentns a los
qne esoribían para cnlumniarme: la tierra ecuatoriana debía
ser limpiaLla tle la afrenta de haber nacido yo en elln; y
yo y. mi lihro debíamos Her echados fuera, pam qne no
volviera nunca a beber n gurt en mi propia Patria: ad de-
oían, ·así e~;cribíun contra mí: a los niiios, en la~ claHeB so
lo~ aeousl:'ja.ba 'liHl me dion111 de lwfet.adns, y qnc me Bfi-
cupiemn al rostro, en Cfl stigo rle haber escrito la Historia
General de la R.epúblic.a del ]~cnador. --A todo he coutes~
t.ado con el más absoluto silencio.

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13

Ahom rompo el silenr:io y doy a luz eHta exposición


de mi criterio histórico: la ¡lirijo únictinwnto rt mw compa"
triotn~ los jóvenes ecuatorianos.- Jamás he pretendido de-
fenderme ante mis· calumniadores: contra miR émnlos tengo
una dcJ'onsa, y es presentarles al punto la mejilla izquierda,
cunndo me hieren en la derecha. J,a Historia está pwmia-
da cou las bofetadas de mis enemigos: si alguna gloria hn-
biese buscado, el odio y lfls calumnias de mis perseguidores
me hnbt·ían yn. abierto ol Oflmino fl. la eclebridad.

Soy el mismo de ayer: sincero en b nnrracwn de la


verdad y sin más ambición que· la do hacer el bien a
mis compatriotas.

Leedme siu prevenciones enemigu.s; jnzgadmo, con


serenidad.

He aquí el orden con que expong·o las ideas en


mi escrito.

¡, Cuál es la idert exacta que me he fonnado do la


Historia ·1

¡,Cómo debo escribirse la HiRtmin. '1 i, Qné condiciones de"


berá tener nna Historia General de la Repúblicn del Ecnaclor'l

i, Podrá un historiador católico narrar los hechos escan-


dalosos cometidos por los ecle~iíÍsticoR'I ¡,Será lícito referir-
los '? ¡,Será neceRario 1 ¡,.Será oportnuo 7

t Deberá callarloH'I t, Lo será pm·mitido callados 7

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14

i En qué consiste la moralidad hiRtól'ica '! 'raJes son lo.~


principale8 puntos que en este libro voy a exponer y de-
senvolver detenidamente: deHpués que los haya expuesto y
desenvuelto con toda amplitud, contestaré nna por una a to-
daR las objeciones qne contra mi Historia se han dirigido.

'l'mla cuestión puramente personal quedará sin respuost.a.

La pluma eJJ mis mnnos no se couvcrtir{L jamás en ar-


ma do dncli:;la: r,] que pretenda herirme, que me acometa,
con la seguridail que recibiré lo.~ golpes sin devolverlos.
Deliendo ]m; fuero8 Llc lll verdad : en defensa de mi hon-
ra propia, jamás habría cRcrito ui ~iquiera. una palabra.

Las contraJicciones no me sorprendieron; las esperaba ;


y me hnbienc maravillado grandomeute, si, acaso, no las hu-
biese tenido: conlrn.dicciones debía hahnr; las aguardaba: las
lwbo; vinierou de donde la~ había l'rcviH~o y laH recibí ~o­
reuo. Rngió la venganw, estalle) In cólera, gritó la ira.
t Qué podía hacer la razón sino guardar Hileucio 'L .. __ .No
es allora cuatHlo he de sor juzgado con imparcialidad: esa
hora no es la hora pre~ente: el juicio imparcial acerca de
mi obra lo pronunciará la po~teridad, y ta11to más impar-
cial será e8e jLlicio, cuanto m:ís lejanas de mí eRtnvieren las
gcnernciones que me. jnzg·nen : el hielo de los siglos calma
el encono de las pasioues ;. y, cuando los tiempos ba.ya.u
amontonado umcho polvo sobre mi memoria, entonces scró
juzgado deHintcrcsadamente.

Este libro no os una defenHa preparada pam alcimzar la


ahsolncióu do la post.l•ridad, no: ¡,de qué hnbría de ser ab-

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15

Buelto 'l La inocencia uo implora perdón, exige justicia. ___ _


Justicia me hará la posteridad.

Vuelvan los libelos infamatorios, vuelvan: las impren-


tas, destinadas para dar gloria a Dios, crujan de nuevo; sí,
crujan, echando a los cuatro vientos calumnias y dicterios
contra mí, y hágase del precio del insulto una g-ranjería:
¡,por qué no habría de hacerse mercado lucrativo, de la ven-
ta de publicaciones contrarias a nn sacerdote'!._______ Ese
sacerdote tenía un crimen: ¡era ecuatoriano y había habla-
do la verdad!! !.. _... Y ¡,quiénes son mis enemigos 7 ¡,Lo
ignora, .acaso, nadie en el Ecuador~ ____ ....

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
De un estu!lio ·al óleo, por Piotu

(.M.,.seo del {]¡-, Dn. Aif•·e;i,¡ Fiore~ íi G<w;m.c·ii'w)

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U A P I '1' U J, O P R l ME R O

Nuestro concepto acerca de la I-Iístoría


en general

BmlitiHl-1 imagr·n de la TJi¡:;t.oria.- La no1~ióu de In Ifistot'ia. entro los paganos.-


La t.meiún d0 l1l Ili:31Joria .::;r,gúu los protestautH~.- Flu sulJrenatura¡
dr~l lwmbrn r.onsiderwltl enmo iwliviílno .. - Fin providencial de !aH
naduues. Efit.n iiu ~e 1:nmplo lleve~m·hllllt~ute
en el tlempo.- Provi-
llüuda. flivinn.-- LilJertad hmlJ-fl.l\a.- Sauciún temponü de
Lny lliOrLd.-
la Pt·ovidonr.ia.- Bl dnstiuu temporal tle las naciones uo se ba de
cuufunüir cuu la saució11 lll'OVil.lewJinl.

En ol Libro de las l'rofecías do Daniel se cuenta· el


cat<o ~i¡r,ni8Hte: Cierto día fue arnwtrada al tribunal de los
jucceH (le ,JncliÍ. la, casta e~posa de J·oaquÍn, t\u~ana, cnya
!Jermm<nr~, scgíltl la expn::~<ióu del historiador sagrado, ha-
hí:t tra~(,om:do In eontnra de los do;; anciano~ jL1eces del
punhlo de DiuB, lmcióncloles r¡no, olvidado;; del cielo en r¡ne
reside el ,) Lwz Eterno, no mirm~en sino la tiena, en
la que, de onlinn.río. loo 111~~yores crímenes welen quedar
imptme;;, Alllhos viej:lf; quisieron hacer de Susana nua víc-
tima de ~n de~vergonzada concupiscencia; y, como uo pu-
dieron venc.er sn eow;tancia ni abL:,;itr de ella infiriéndole
violencia en oenlto, rC~solvieron conclcrmrla. a tnuerte como
ad(dtera: convertidos ello~ mismo~ eu tc:,Ugos, 011 fiscales y
en jneeeB, eng:tfiaron al pne1Jio y lo scd11jeron para qne
apedreara a la miÍt: virtnosn de las hijas do J udá, con la
seguridad de qne, rnuerta f:lnsnna, el crimeu de los ·dos in-
famcH juece~, envejecidos en In. iniquidad, quedaría oculto

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18

para siempre. El uwnt.ón. dn piedrnR, hajo el cual prcten-


dierou tll:jnr Repnlta<h n Hnsfln~, P~ipt!rahan qne cubriría per-
petuamente el crimen qne ello~ hnhbn cometido.

Empero, 110 ~uccdió así, y la a.tlomble Providencia burló,


cnando llleiJUH. lo pensnbnu, el plan que tan diestramente
los dos adiíltcros viejoH habían trazado. DaniHl ~e sintió
poseído del ~spíritu de Dios, convenció de iniquidad a los
dos jneccs y Hn.lvó la. vida tle Stt~ana, en el mo!lH'!lto mis-
mo en quo ÓHta era llevada al suplicio ( 1 ).

Husana fne uno como símholo de la Historin, e~a casta


esposa de lo verdadero, a quien trabajnu por corromper dos
preten<lientes it1ienns, qne son el panegírico lisonjero y el
odio apasionado: ambos la wlicit:1n a un tiempo, y le exi-
gen que eondescie111la con ollos y qne hnga traición a la
verdad.- El paHegíl'ico tiende lnzos :¡ la Historia, inducién-
dola a hacer la apolog·ía 1le toda corporación o dB toda
persona, con el pretexto de honrar a la Religión o de ser-
vir a la Pntria: quisiorn. que la Historüt adulterara cou el
caduco interés prr~onal, alabando t.orla acción, encomiando
toda emprefm, ensalzando a t.ocla persona, con tal que, de
semejante infidelidad a la vcrdád, resulte honra mundana o
provecho terreno p:wa una nación, un pueblo, un partido,
una corporación o un individuo.

El odio solieita a la Historia por el lado contrario, y.


se esfuerza por conseguir de olla que oculte la verdad, qne
la desfiguro, o que. In niegue, si ac,Í conviene a los intore-
ses de la co~poración, del pueblo, o del partido, que qui-
siera gozar rne<liantc la corrupción do la Historia.- ¡Gozar!
i De qué~ ¡Del buen nombro, cuya gloria debo ser patri-
monio exclusivo de la virt.ucl, de la vtmladera, do la sólida
virtud!

( 1) l'rof~eia <lo Daniel, cap. XIII.

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19

La HiHtoria, solicitada a cometer traición contra la ver-


dad, se rnmlti<Jne firme e. im¡nebnmtahle entre los dos ex-
tl·emos, sin alabar a quien no mowco alabanza; y si u ocult.ar
el crimen ui di;Jinmlarlo, cuando el crimC'n fue público y
ruinoso para la uwral social. La verdad es el alma, la
verdaLI es la vida d<J la Hi~:toria: en la verdad esl{t la esen·
cia wismn. de la Historia: sin verdad ¡, qné vendría a Her
la Historia '1 Sin verdad, la Historia no sería ni siquiera
una f{dmltt; sería nua calnnluia, y calumnia infame, ca-
lumnia cnt'l'Llptom. St1:mna, la piÍtlicn tJsposn de J oaqnín,
prefirió 111orir a manos de sus inicuos solicitadores, a11J.es
que violar la lldelirlad qne hahb jnra<lo a en eRposo; así
la Historia, con guoto, RtJ dPjn llevar ni snplieio y gn~rda
Hilencio, antes que hacer t.mición a. los dobl3rcs qno In ligau
religio~amenle cou la moml. I,os jueces adúlteros, poniendo
~n,; mano~ homicida.~ wbre la cabeza iuoceute de ~u vícti-
rnn, juran que es criminal: r·on H>l jLtrnmeuto ¡:edueeu a .la
mnelwdmnhre, y la Historia es arrastradn al ~nplicio.­
¡,Habló la vcnlad '1 PueR, qne perezca bajo el montón de
ealn1nnias y de injurin~, qno Ho lovnut.ar(t Hohre ella! .....
i N o quiKo hacer traición u ws dclJCli'CK ·¡ - Pues, moririí. y
nwrirá a matwH 1\o lo" mismos jneces de Judá, y ellos soriín
quio11o~ prounDciarán wLrc SuNHiln. b Rr.nt.em:ia c:npitn.l, pam
qu<', J'nnerta In víeti111a, el crimer1 quedo oculto pnru ~iompre, y
!Jo1:radoR lo~ que eran ir1fame~, y con ministerio de jueces los;
qne, según la ~nérgiea expre~ióu de Dauiel, !Jabíau seducido a
lnH débiles hijas de hrnel; pE>i'O no logm.ron corromper la
ca~ta integridad de la hija du ,Jndá! .....

Hi la HiHt.oria no ha de hablar In verdad, mejor es


que guarde Ri]encio. TJ na idea jmta Y OX:l.Ctn. de Jo que
es la Hi~1:oria eomitlerada como ciencia de mora.] social, no
puede darla sino la eHcnela hisLórica católica: las mismas
escuelas históricas cristiann.s di~idcntoH ~on incnpaceH de po-
seer la uoción ca.bal de la Historia, porque se fundan en
un concepto erróneo acerca del destino sobrenatmal del
hombre considerado individnalment.e, y del destino provideu-
cial de las sociedades hnmanns en su condición de pueblos
o naciones.

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20

JI

En efecto, los paganos no, conocían cuál era el ver-


dadero fiu del lwmbrr,, ni podí1111 olel'tll'so al noble concep-
to del destiuo, que la Provitloncia tiene reservado n los
pueblo~: la noción mi mm tlP. la familia y de la Patria les
era dc~conocida. T,us pueblos pnganos de la antigiiedad
clásica ef;tuvieron muy lnjos de formarse ideas exactas acer-
ca de lo qne em lliiU uaci6n como nación. Para elluH el
engrandec~illliento de la Patria consistía en el triunfo sobre
los demás pneblos que no hahhban el mismo idioma ni
adoraban las mi~mas divinidader•. No conocían la unidad ele
origen eH In, f:unilia hnnm11a, y la prosperidad de loB pue-
blos que no ernn aliado~, era 1111 crimen ele le~a nacionali-
dad, qnc huhín ele caHLig,wse eon el exterminio de la nación
rival. Roma de~:trnyó a Oartago dc~pués de una guerra
secular, únioílmPntc para no tem'r émulo ni competidor en,
la dominaci6n de lo:; mares. ¡,Qué podííl ser ltt Historia
para un gl'icgo y para uu romauo, Hino la alabanza de su
tribu y do Sll n:wiún '! ¡, (~né vii'Lilllos po1lía recomendar un
rumatto, sino hs virLtuleR políticas,' como el sacrificio por
la victoria tlc su TI,t'i''ública 'l .. ,... Pam Catón, la Patria
tet·miuó con la. República,: tJ~lm Virgilio, el destino de Ro-
ma estuvo cumplido cou el itHpcl'io absoluto de AugnsLo.

r,os pnblicistas protesl;antes so~tienen que ltt gran no-


CJOll política de lns mwionalidndos se debe a la R.eforma;
pero sn pretenHióu e:: infuudarla, puedo que esa noción era
no s61o conocida, ~ino aplicada en las relacione~ de los mo-
narca:> católicos anteriores al naeimirmto del Prot.cst.anti~tuo:
eKa noeiiin estnJJn itUplír.ita en los tratados que celehrnban
los nwnarca,; de ta Edad Meclia, con lns florecientes Repú-
blicas italianas de nquella (·poca. r,o que HC dolll~ al Pro-
te~tantilllllO es la conceHi(m rle la ideutirlad de lnH derechos
polítieos a las sectrts di8idente~ y a las sociedades catóticas.

J1jnseii:1do como dogrna religio~o fnnrlamontnl el princi-


pio del libre exnmen, el Prolestantismo abrió ancho campo

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21

a la libertad de creencias, y por comiguiente al Deísmo :


de este modo, la revelación wbrenatural y la uecesidad in-
dispensable de ella para qun el hombro conHiga ~:u fin eterno
fueron negados, y por tanto ya no fne pm:ible comprender
ni explicar las alternativas ue graudeza y prosperidad, de
a.batimient.o y de desgrauia, a q ne se ven sometidas las
naciones. Si el hombre o~ libre para cret1r lo que quiera,
¡,por qné no ha de ser también libre para trazarse así
misu1o nna rflg·la de moral, como le parezca·~ Negada la
respomnbilidad mnral, la ley tle la Providencia en el go-
bierno de las naciones, es innecesaria.

Dios qne e~ el Criador del hombre, es también el Au-


tor soberano de la Rociodarl hnmaua: e.l linaje h1tmano es
uuo solo y forma uua sola familia; establecida por Dios Ro-
bre la tierra, bajo leyes de existencia y de con:;ervación,
a las cuales vive necesariamente some!.ida en el tiempo. El
linaje humano tiene nn fin pi·ovidcncinl, r¡no dohc cnmplit·
aquí en la t.ierm; y a ese fin están subordinadas, sin ex-
ceptuar una sola, toda~; laH eircnnHtaucins relativnti al modo
de existir y de conservarsn los mortnle:; aquí en el tiem-
po. Hay cnHa;: eu cnya determinación no ha tenido ni po-·
didn tener parte alguna la voluntad hullllllla, y útrns qne
están en sn mano: la diversirlad tlo idinnHls os una de aque-
llas cosas que no dep-enden dfl la lihertnd hum:1na: tampoco
dependo la confignraeión física de las di~tint.a8 partes del
globo, ni la condición rlol clim~, 11i la 1liBtribnción de la
lur. y 1lel calor, ni la. nat.uralozn. de la vcgot:wión, ni la pro-
longacióu indefinida de• la vida hnmann, ni siqniera la per·
mnnencia estacionaria do é:~ta en ~~1 mismo pnnt.o !le ~a.lud
corpornl y de vigor. 'l'ui1 cierto O.'l que el holllbre no pue-
do aiiadir ni un palmo a su estatura, como diee el
Evangelio.

El hombrl>, como indi1·idno, CH un sor eontiuge1tLo, qne


se halla somot.ido :1 leyes preexí~tentcs y" necesarias: las so-
ciedades humanas, aHÍ mismo, t~xi:.1t.en, vtveu, w conservan,
1lecaen y pereeen, ,;onwti!l:t~! nueP~:~riamente a h1~ leyl·,; pro-
videHcialcH inolnclihles. t Pur quú La! ttg:nt¡H\\liÓtl ]Wllll\llt\ lm"

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22

bla nu le11g·tmjc det.<'rniÍu:ulo, y no (¡f,ro <liHt.inlo '1 ¡, Oómo


otra ag1·npaeión vivo en llil punt.•.> prcciHo del Globo 7 ¡,Qué
c:wsa ha r<'~~l:unontatlo uua dirección en los tunntes y eor-
dillern.s tH)llÍ, y útm rn otr:t pnrl.t! dt11 illl111do '1 ¡, De qué
1nancra han sido fornl:t<ln•; lo:; colliincnt.f:;~, y esparcidas las
i:llns C'll los lllan•o '1·. . . . . ¡ 1~1 Supremo Ordelliulor de todo
lo criado nada l:m hecho :Jill pe~o 11i me<1idn!... . . En las
luyes que rig·eu el tlltlllr1o y en la~ qme gohiornan la HO-
ciedad bumaua, el hnmhrn no hn tnuidu parte, ni le es da-
do vari:H nn iípicc de ellas: preexiRten a la. creacwu del
hombre, y determinan In t:lu:ri.e tlu ln.s nn.ciono~. E11 laH
leyes provi<léuei,dB~ 1]11\1 h:111 :JITI!glado y dispuesto 1,1 man-
sión 1lal homhm Hohru la tierra, ltt voln11tad !Jnmann no tie-
ne parte al;;una; y, sin Hlllba.rgo, esnH leye,;, mediante lns
cuales !Ja r;i1lo pre¡mt'11do el hog;nt' d0 la familia hnmnna,
intluyen 1le un lllodo deci.,ivo en el destino prol'illeucinl de
eada pueblo. Dins, qn<J eH el Criach•r de los pueblo~, cons-
tituye a cada nno de t1llos en un lu;.:;n.r <lot.tmninado del
Globo y le seiiala rl punto de Sll morada, según el fiu
providencial, qne cada pneblo !Ja de cumplir en el tiempo:
Dios señala. el sitio tlel wwi111ient.o de ifiH puuhlos Kohre la
snperficie ,]e ln tion'n., y fija la hora precisa de !oH sig·los
en que un pueblo IHI tle hncer r-n np;,rición o ha de de-
~npareeer en ht IIiRt.nria. Ni11g'111ta ilo m;tuH cirellll~~lllleiaH
es ea,;ual, tmlas y ead1t una ha.n sido determinadas por la
sabia Providencia de Dios.

III

El linnje humano tiene, ptw~, un fin, que ha iln cum-


plir en 1:1, tiOl'ra, mientras dnre la sei'Íe de los 1.iompos:
ese fin le ha sido in1pnesto por el Criador, y se ha de
:1lcanzar neceHnrinnwri!e. MnH, ¡, cuúl os el fin fH\lvidf!ltcinl,
con que: ha Hitlo criado el linnje huma.ao '! El fin provi-
dencial co1u qne !Ja ~itltJ criado el linaje humano eo la glo-
ria tle Dio~, ltt glorifie,tciÚIJ de Dio~ en el tiemp<J. Siendo
Dios infinitamente sabio, ¡,podía ei'ÍtH el linnjo hnmano sin

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2:3

nn fin determinado 1 Y ese fiu i podía ser ótro qne Dios


mismo, es decir, w gloria n.nnirlentnl en el tiempo 1 DioH
no sólo se propuso un fin determinado al criar. el linaje
humano sobre la tierra, sino que trazó y ordenó el modo
cómo eso fin había de ser cnn1plido phr el linaje humano.
La glorificación do Dios en el tiempo es l~l deHtino provi-
dencial del linaje humano sobre la tierra, y esn. glorifica-
ción se ha de verificar ele! modo como Dios mismo lo ha
ordenado, y no de otro 1nodo.-- El fin individual del hom-
bre, el fin personal de las criaturas racionalo~ hnmanas es
sobrenatural, y consiste en la :mi vaeión eterua; eRe fin no se
alcanza aqn( en la t.ierm, sino all:'i. en nna otra vida, cuya
duración no se miele pot· el tiempo. JiJI fin del lin~je hu-
numo PH temporal, y se !u de lleqar en el tiempo, pm·que
las nacione~ onmo nucione8 no tienen vi1l:t inmortal, sino so-
lamente vida temporal aquí en o~to mundo. t Cuíd podrá
ser, pueN, el fin provitlencial de las naciones como nacio-
nes? g¡ fin providencial de las wtciones como naeiones es
la glorificación rlr. Dios temporalmente aquí en este mundo,
por medio de .Jesucristo. Ln. cxisrmwia misma de las na-
ciones se halla, pne8, ligtt~la cou .T esueri:;to, y el destino pro-
videncial do ellns depende de In, parte que a cada una le
hubiere asignado la ~abidm·ía infinita en la nmliz:wión lle
la gran Ohm de la diestra del Omnipotente, la Encarnación,
por medio de In cn:tl Dios ha sitll) glorificado con una glo-
ria accidental in!initn.. Todo Stl explica por Jesucristo: sin
Jesucristo todo C8 eni~llHt; y la exiRtencia clBI linaje hnma-
no . sobre la tien·a, euigmt\ aterran te y deseonsolador.

La Historia universnl, por lo mismo, 110 debía dividir-


so rigurosamente má~ qtle Cll dos rpocas: Ílna, Ja qne pro-
cedió a la venirla de Jesucristo al mnnclo; y ótra, ltt que
ha seguido a es:¡, veni11H., fulmirnble y mistcl'iosa. La En-
carnación e~ nn abismo im;ondahle, eH un arcano divino, y
de ella, aun lm; miomoK c~tólicm, por medio de la nwela-
eión, apeuns alcanz:nnos a viHiulllhrar ulgo, qnedando igno-
rada~ muchas maravillas iltofablo~, cuyo couocimiento estará,
sin duela, reservado rt b visión elam ¡Je\ mi~mo Dios en el
Ciclo. g1 lin:tjll hnmauu ha ~ido crill.rll! para J estteri:iLo, a

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24

fiu ue que, por mellio de J CBUCI'ioto, Dios sea glorificado


en el (.j¡;mpo, con nn;\ gloria accirlentn! i11tinitn.

. g¡ conoeimielJto tlel Rodrmtor, su adoración como rt


1-Iumbre- Dios y el ~;uniul.imionttl y obediencia n. sn I 1~van­
geliu, hl es, y no ¡mecle SPl' otro el fin liHI liunjo huma-
no: cada nación, c:1rh plleblo eLlmple pur su purte eso
destino y gloritiua a Dim:, ojeent:1ndo Hl destino prol;idtlil-
eial on la Hi;;toria. (iJHbl es h vedatl en :m ¡u(tK :ulmirnble
elnridad; pero, como totlo lo que He neftp.¡•e a Dio>l, esta
verdad g·eneral, Lan elnra en lo n.hsolutu, contiene también
sombra;;'· y mi~torim:· 1l:':cnr,1:; eil ~ns porlll8110re:J. -- En la
époe:t :tlill:l'iül' al advenimiento del n.~-~deni.o1·, las 11:teioue;;
cumplen sn rle;;tino provid1mei:d, pn~¡mr:mdo el mundo para
la llegada do ,Jma\I])'J;;i,O: t!C:,pUÚS el rCill:Li]O SOCial ¡]e Je~ll­
ül'iH!.O por medi•l 1lel Bvanr;ulir.. e~ todo el :;ee1·do rle la
lli~t.oria de lail nuciones. La fv l'il r·l H.cHlunlnr prometido:
la fe en el euluplillliunt.o dn lns divinas prome:;as, triles ~·m
los rlo< :L>'pectll:' , eon quA :t un ob8JI'I'ador e:üúlieo ~e le pre-
sentn. la Huce:oióu de Jo, pul:lblo;; en l:i. Hist.nria universal.
.Tesucri:;to eH, 1le C!l:t lll:lllcll">>., t:l ilOl ti>:pló:~ditlo qnn alum-
bra, calienta y vivifi,Ja ni mundo del linaje hnmauo en la
Hnrio cln lo~ tiempos lli!ltóricos.

IV

Veamos ahora CIJillO e!lmpltm loH p111'.1J]o,; fitl desti110


provideneial nn h tiel'l't1.

Dios, Criador lle toda~ las (J(JtJnK, ll" el du1~ilo ahwlnto


de lo,]a,; ella~, y ht: conscrvn, y la~' rigo y las gobi1mm
eon r;nhidnría atlmiritble: la m:lllo dr, l:t Provideueia Ko uw-
nil:ie~l.a ustl:\u:Jiblewellt'J Sil ni llllllldo físiuo: allí, esa lllflllO
ndurable Hc. dt'.i't ver, stl dc:ja p:dpnr, ll pn.'::tl' dn la. inuife-
retwin. de Jo,¡ homhru,,; pero, on el !lllllldll hli!!Htllo, en el
mundo rnornl, el gobierno de e:m dit'.stra soberana casi no
se conoee, y pn:m do.;a¡\vet't.ido pnra loo mortnle~. Parece

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25

como si Dios no gohemara la~ nuciotteo: tan Btw.ve, tan di-


simulado m; d gobit'rno (le lu Providencia, que, habiendo
concedido al lwwbre f'l don del libre albetlrío, le dt•ja q110 elija
libremente entre el bien y el null, hat:itmdo buen nso o
ahusando de m liberta1l m~mil; pero ~iempre hnjo la de-
penrlencin del Crinilor, . euyns ley('H no sou r¡nebrantnd11R
nunea impune11W.11t~. lle agní lo., üos elemnnto~ de la Fi-
losofía de la Historia: la PriJI'idoneia y la libert:ul humaua.
L:t lilwrtatl hnm<tll:l t<tl[HIItn 16gionmeule In. exi:;I.Hneia de una
ley m•.mtl, y esa luy mornJ no p11eíln meno:~ do prtlbnr la
existeucin, n. »11 vnz, de nu.1 Provit1cncin 11, 11) que es lu
mis mu, do tlll:t aut.ori<l:td Hobemna, qne g·ohlel'ne ni ho111 hro
y a la Hocicch<l lllmHttJ:t. ¡, I~l hom brtl il'i -libre 1 Luego pne-
de elegir entre el hion v el 111<\l. iVla.s e:>a dht.iuciún entre
lo bue'uo y In 111u.lo ¿ d~ donde; '·nace''? .¡,cll '}llé HO fnudn 'l
NaiJ(; rle una ley moral, de nnn regl:l práctica, impneot.a 1t
\aH HCCiOilfJ<l !Jntntlltn:,, .Y :;e rnnrln, tlll la e:JelleÍ>I. mifHll:1 de
Dio:J: lo r¡ne íittH'e etmforme eon la voluntad divina, será
bueno: lo que a ec.n. vulnnt.n<l Ba11Ü1 cout.radijere, iiorii llllllo.

Pero, :tún no lo lwmos con:Jit!enulo todo; nos falla to-


davüt qno oxponor nn punto mny importautfl.--- El hombn~
no está ahora tal co1no :;:di6 d<~ las mano.; <le Dios; oe
encuentra dewrdenatlo, y :m nat.nr01leza, tmstorm~ün. Sn iu-
te\igeuuia se halla n, oscuras; y ~n vnlnntad, enfenna, débil
y sin c:uficionLc~ fue.rz,1s para \o llllcno: ;;ient.o el hombre. en
sí mismo una inelinnci6n viol<~LLLa y ptH\eroHn. haeia lo malo,
y experi1nent.a llifie1tltad para prnctírn.r lo bneno: couocc el
bien y lo :una; nonoce e\ m~l y lo nborreee; ~in embar-
go cuando llega el in~•tante de eumplir eou el deber, se ex-
periluenta uua ludm iul.nriur, Lttla ,t;'IHH'ra sect'l;ta, un com-
bate sin tregnc~: ln rfi.7.Ótt 0ontmdiei,::ndo a loR apetito~, y
lm: sentirlo,; oponién<l<,so 11. la rnzúu. El bien HC pn.wtica
con dif1cnltn.t!, y eath neto l;u,•no e,¡ n:uh1 tliPilfJS que uun
vietoria, el ve¡¡cÍillienlo de ,,í llliHmo: lo malu 110 cuet:t.n
trabnjo, y ~e luu:o eo11 ;kleilu. Esln eondieión ¡]e\ howbre
Hnpone nna t:ilml:t ;¡ue l·t!. hrtya pro,lu~ido, y Holn.nwnte In
Iglesia calólka ~nho cniÍI e:; PSll C/!!l>:il, .Y m
da. y la P.X-
plicn, porqne ante la,; contm1lieeionu:; de In humana· natura-

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26

lez:x, todns la:; demá~ religionrN han quedndo m<Hb~, y llL


Ji'ilo.'JOfia ha confe,;~rlo qne cm incapaz· de explicar rsc enig-
ma. · TJn Tglesiti católica explica, es verdad, nn misterio con
otro misterio; pero, de~eí:h:da la explioaciíin de la Iglesia
católica, la n:lllll"ale7,fl. hnmana queda inexplicable y to<lo <'·~
entonces horror y confusión.

La exi8teneia dd mal en la Roricdad hnmann ~orín, on


efecto, do todo pnnto inexplieahle, negado el dog·rna católi-
co do la caída origiual; al paoo qne, con las. adorables
oHcuri<],¡,]e:; de eoe pavorow misterio, la;: t.inioblaH de la li'i-
loHofía queJan aclnrndns. 'Tonemos donde doscnnsar el ánilllo
y la luz de la l'O\iolación alumbra nuestras investigaciones.

El linaje humano es uno, mw sólo: uno, porque Dio~, sn


Criador, o~ UIJO ~ólo: nno, por la ley moral a que está
~·nmllit!o, y tliW por el destino providHuuial que ha de cnm-
plir on el ti<!mpo. Hi el hombre no estuviem dotado de
libre nlheclrío, la ley moral rwrín ahsnrua e imposible: si
o] hotubre no e~<t.nviera viciado en stl origeu, la~ tran~gre­
sione~ tle la ley moral serían meno~; g-raves y monos fre-
cuontos. La exi~.lt.elll:ia del mal Í1wral ~upo1w, pues, una loy
qne sea qnnbmnbvln,, y nna predi:Jposieión funesta n qne-
hrantRrh. ¡, Quií:n ha impnosto la ley, siuo la Provitleucia?
¡, C<ímo pndi<'m r¡nP.bnwt.nrse la ley, ::i el hombro no eH·
t.uviera dotado de liberbul? I1a Providencia y la Libertad
son, pue8, las íínicas que intervienen en los de~tinos de los
pueblo~ y Ilaciones.

Ln, escuela histórica católica rR, por tanto, la uu1ca


tambié11 que po~co la verdadera Jiociúu de la Historin, con·
Rirlerada oomo ciencia. de moral ~;ucial, porqnu la I¡tleHia
entólica e~ In únien que cnwña la vol'rlad exncta rospceto
du la Providencia divina y de la Libm-tn<l lmn1ana.

Admirable es el espectáculo qut: prcsr:nlun loR pueblos


de la antigüedad. Dios ha im prew en lo íntimo de la con-

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27

ciencia. hnmana la ley natural, cuyn ohRen'ancia debírl hacer


la felicidad de la~ u:.\.eiout·~ nnti"'nas: la tn)(lieión reli¡riosa
e~taba dt·stinadn, adem:'í«, fl. tms~1itír de gp,¡wnwíiín en'- ge-
ner:wión In rovclaeión p1·imiti1'U, ltedn1. por Dios al primer
padre del linnje ltnmnno. Pe1·n la ltJy natural !lO se. gnard6,
y la tradición reli¡('imat fuo adulterncln, con,:en:Í.JHlosc de ella
providcneiaJmoÚto s/í]n llll<\.S CIIUIÚt:1 V('l'¡):¡¡]t;~, y ]a esperan-
za. de un Halvador, qne Vl~ndrín pnm hacer felices a los
hombres. Dios fonuó 1111 pnubln y lo predestiu{¡ para que
fnorn el <lopo><itn.rio de las promesas sobrenat.male~ y el
g-uardador de la ley, cuyo objot.o ''r:t presngio.r con totloR
SllS ritos y Cel'ellJOIIitPi al I\.oden(,(Jt' prometido, a ]a decaÍda
familia humana. Ln ro;·mneiiÍn de los grunde:1 ituperios 1lel
Asia, el aparecimiento de esos fah10w:1 eonquiotndores, qnH
llevaban sus armas de un Pxt.reHio al IÍLro de In tierra,
co11movien<lu n. lo., Pll':hlr~:·i y po;tiur,Llo en comn1tic:wwn a
los del Occidunt.c con los del Oriettl:u: la cottsel'vnoióll iun 1-
t.erahle de ciert.aR l':.\7.li!:i poiJLHlor·a.; <l11 (n~ !!anuras ue la
India y de In ühint\: la eulLili'H iatolodnal ue los pnehlos
helénicos, y el vigor y conHl!tneia dl3 !:1. a!ltig;ua. Rnma con-
trilmyerou a prc~par:u u. los hombre ..; para recibir el Evan-
g;elio.- El Itedcntor tld liunje hmn:lilO apn.roció precitJ;unenLe
en b Ópoca (Hl ((1111 lo~ holllhl'ui; hahL1.n ng;ot.ado !,orlos lo;;
esfuerzos de la natmaloza bnrnana pam de;;enbrit· bt verdad
y practicar la virt.IHl: el mnndo y:t 110 podía caminar ha-
cia adelanto en ning;ítn Hentido; y ora inJirJpenHn.hle que,
creciendo la corrnpci6n de bs costumbres, la H~pecio bnma-
na desapareciera de b Ütz de la tierra. Todo hahÍ!1 logra-
do el hombre, toeuos h pose~ióu de la verdad y la pt·(tdica
del bien: vivía hambrifmtn solamente de goce:~ mat.srialcs;
y cnamlo uu día so sentía hastiado de ellos, se q t1itaba la
vidt\, bnSCalldO en lo~ O>'Cl11'(1:1 lti'C lll(H a,, la tumba lll1 a]i-
VÍO pam Hll Rxi;;tAncia ean~:td:t. E>:t gt·n.n ópocn, qne prD-
cediií a ¡,, venida del Hijo de. Dios ni mnnclo, t.irno una
i111portaneia t.raRcendental eo:J:;ider:ula ,¡"·'clu un punto dfl
vist.a moral, por<¡llll Pi -e:;tmlin du <:!la no~ <la n. couoour
cuánt.1. es l:.t duhi!i.Jad htilll:lllil pam la p1·áctica de lo buo-
llO, y cuán gmnde h ncce;idad que tiene de lnH auxilios
8obrenaturale:s para no perecer aúu tun1porn!uwnle. Dujo el

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28

aspecto moral, las nacione8 antiguaR eRtab:m mnertas, ernn


cadávct·os, y c:H!áveres en disoluc-ión: ¡eso~ cadávet·es volvie-
ron a g·ozar dH vi ua, a la voz de Jesucristo! .....

En la segunda época de la Yida del linaje humano,


en esa época qne dura todavía y q uc continuará dllrando
hasta el fin de los siglos, el deRtino provideucial de las
naciones so halla íntitmmwnüJ relacionado eon sn obediencia
a J e~ucristo, con su sometimiento al Evang·elio. J esncristo
110 fue solamente el Maestro de una doctrina celestial, sino
el Fund;ulor divino de una soniedarl dest.in~da a recibir llll
su seno a todos los hombrr-H dnl mundo, y a· conservarse
al través rle torlas las ed~des hast,, h consumación de los
t.ii.lmpo~. ~JI Cristianismo no es una mera doctrina especu-
lativa, ni una pum enseiiauza do moral, no: el Cri~tianis­
mo, t.~tl como lo fundó J e~twri~t0, es una in-;titueión social,
unct soeiedad ltnmana perfecta, nna Iglesia bien organizada.
La palabra dlll gv:.lllgelio e~ tBrrniwlrtte: ,Jesucristo llama-
ha a Ell obra lllt reino, Regnum Coelol'wn.- E~ta es, ca-
l.mlmente, la gran culpa del ProtilstantiRmo: hi·w lle In obra
del H.Gdeutor una Himple ens!lñ:w:>:n eRpecnlativa, quitándole
sn condición esencial de sociedad perfecta, do Iglesia. Si
los ReformadorrR del siglo décimo sexto desnat.nmlir.aron así
In. ohm de .J e~ucri~to ·~sería po;ible qne el Protestantismo
conservara la vcrdadüra noción científica de la Ri~toria '1

Todo el liuaje uúmauo, todas las naciones qne lo eorn-.


ponen, todas lns gentes que habitan la tierra, todas In~ ra-·
z:ts disemiHadas en las cuatw pttt'tc~ del globo, llO tienen,
pnoH, ntiÍs c¡ne un Sl)lo rlestino providencial, qno os ol de
formar el Reino d8 loH Cielm, la J o-lesia cat.óli()a. Proedi-
CIIIIJ Rva11geliwn ornui creaturoA .... ~.. DocetrJ omnes gen-
tes. . . . . . . Predicad el E 11angelio a toda criatura... . . En-
~uiüul a todas l~til naciones: cna111lo .Jesneristo daba este
manclalu a ~WJ Apó:;tolos, quería que fonnaran parto do su

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29

IgleHia todas las naciones Lle todos los tiempos. Diciendo


'l'odas no excluyó a niugnna. Omnes ~oules.

L:~ cwcncia en la doctrina de J esncristo, la. olmwvan-


cia de la ley evauglilictt y la perseverancia. en la Hociedad
f\mrhda por el 11or.ltHltor ROn, pues, la~ treo condicione~,
que Cllll~lituyeu el destino providencial de los puel¡lo><. Es-
tas tnJ8 cc:mdicione:< RO:I in;uparablss, y no puede cnlllplir~e
sólo con la una, prescindiendo de la; demi"L,. L't Ig-le~ia
cati)lica es un:t soeiedftll perfecta, humana y divina: hnma-
n:t porque la componen lo.~ hombres, Y.. divina, porqLle sn
Fundador y su Cabeza legítinu eH .T e~uc¡·islo, venladuro
Dios y verd:~dero hombre.

El mayor o menor engrandecimiento político, el 111ayor


o menor poderío wcial, la mayor o menor riqueza tmllcrial,
la mayor o menor prosperidad de h1 industria y del comer-
cio y de las ciencia~, son cosas secnwl:uir~s en Ullft Ilación
rel'lpecto de su de~tiuo provideueial, y e~tán ~ubordinnrbs al
tin grandioso y dig11o de la sociedad humana, qne es la
glodicación temporal de Dios, mediante J esncristo. En la
historia de nn pueblo no pnede haber, pueR, 11ada que sen
indiferente, pam qnien rloRee conocer de qué nHlueru ese
pueblo ha procurado cumplir su deBtino providencial, ahora
manteniéndose fiel al Evangelio, ahora oponiendo ohst.iicnlou
a In gloria de Dios en el tiempo.

N o basta solamente conservar sin altem!~ión la doctrina


revelada, 110 es suficiente manteuersB ·en la l"glesia católica;
cH indi:;peusable ser gna.nlndores fiele~ do la ley cval!gélicu,
cumplidores eRcrnpn !osos de le~ moral cri;;l.iana y si('rvos sn-
lllisos para. la ob:;ervancia de los preceptos de ,J e~ucri~tl'.
La práctiea de la moral cristiana es el requisito c~cncial,
para qne nn pueblo Rea gnmdo, y cumpla su destino pro-
videncial en la tiurm. La g-raiHkm de un pueLlo 110 se
mide ni por la mncbn exten~ión de su territorio, ni por la
abundante población, 11i iwr la crecida suma de bienes ma-
teriales de que di~f"rutan los in di vid uos, si uo por las virtudes
que ésto~ poseen y por la manera como la8 practica.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


RO

'1'11le•s son nnestrns irle~~ sobru In 1-liRtorin, 1ft! es In que


pnrliéranlf'B. llalll>ll' mw~t:-a Filn~día r!u In H Íc:tDrin. ¡, E~tn­
renios, por veptun1, eqt1ivoearlo;.,~-- El destino provide11eial
~ie lnH naeimwR lm de depender tH:er~nrirunente, tant.o dr. ltt
voluntad dil'ina eomo rle la iilJerLarl llllll'll\llfl: como d8pen-
tli,,nte de la Providenein, ~1 dr,:linn de lo:; puehloi> no pne-
de ser útro r-ino la glorific:1eióu Je Dios en t>l tien1po; y
eomo depemli~nte tLJ la \'(llnntnrl hu1mwa lihre, e'ie destino
ha rle cotar ni ak.:u11:<: d,: t"do pneldo, ~can euuleR fuerPn
ln.s cirellllstnneins en .que Ne l!lleont.rnro.

VI

No ~e delw t:onfnnrlir nnnrn el f1p.,·tino prol'id<·nei:d de


lo:·< pucblm; eo11 la ~aneión legal dP la Providencia cu el
gohÍBI'IHl del linnje bumnno. J~l lc',obicmo de Dios srrín el
wii~ iHqw.rfeeto d<1 los gol)iernos posible~, si carecieran ue
R:111ei6u tms divinas. loyrB.--· Pero 11Ó: el gobierno de la
Providencia liettu ~aueión, y no hay nn rrgimen miÍs j n~to
que Al ~nyn. Cnn dí>~ atributo<: diviuw; g·obierna Dios al
mundo: la Rahidnría itdinila y ,la jnst.icÍ:I tmubién infinita.
No hay aeeió11 ulguna hnmmw, (lLJI.J deje sin 811 jn~ta san-
eión In Providencia divinn: el uelo de virtud miÍs f:í.cil,
más li~~ero, m:ÍR insignificnJJI.e: 1\l acto mí"~ vieio~o, m:ís
le\'e, tlJil~ pro11to, tnÍÍ~ · pusujeru, recibe de la Providencia
~u Rnncióu: c:l aelo rle virtnrl es premiaJo, y t~l neto vi-
cio~o !'ti eaRtigarlo. N;¡¡\a en el gobiemo de la Providoncitt
queda impune, t~rula pa~a desadvertido.

Pero, 1:omo Dios es infinitamente subio, diotrihnvo rl


premio y el cnstigo a 1111~tlidu tlt'l mérito y de: In ct~l¡miJi­
lidad de iaH aeciotJl'ti, humanaB: nt ~abiduría ar¡nilntn. ~~1 mé-
rito y su ju~tieia gnarda tanta arlliouía en el pretni:tl' y
en el cnstignr, qno prrmio~ y castigos son proporciotJadnH
ni mérito y n. la enlpa. IT,n t:l indivitluo, no hny ni un
solo aft-:cl.o, ni un r.:olo de1wo, ni un ~ulo pt:111mmionto buc-
uo, que quede sin renmneraeión; a:•imisn1o, el dcwo, el

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


31

afecto, el pensamiento malo reeiben su eastigo: e~:t.a san-


ción para lns in1li 1'i1lnos Hn njcenl:l f'TI rRta virb o en la
otra, en el tiempo o en lu eternidad.

Oon los pneblos no suce1le lo mismo. TTu pnd>lo, uu-


mo pneb\o, vive ;:olruncutc eu el tietnpo, y, por ekn, In.
bHnción proviLloneial ~e e,iecnt.a in·cmnrliablonlnntB llljllÍ f'll 1:1
tierra; y, como la:~ a1~cionrs 1le los pucblus con1o pueblu~
no son Rnseept.ibiBs de remn111mwión sobrcnat.nral, Pl premio
y el eustigo wn oicrn¡nu tetupondes. ·i. Pmlrií. ¡wcur un ptw-
blo, como pneblo '! U na nación, como nación, L podrá prnc-
ticar virtLHles '1 W vicio y la virtud ¡,no son propios sólo
de lo;; indiritlnoH 1 ¡Ah! No: también los pnehins eomo
pueblo~, lns llill)ionrs como nacionPs pn1eti~an la virtud o
se entre!r~n ni vicio. 'l'odos e,;t.o' aeto.s do la rnncheclnmhre
o de lo;· magi~Lrado~, que ~e l•jecutnn en público, ya ob-
~orvaudo la ley de moraliuad ~ocinl, ytt vioiÍt.ndola, ~on
nociones del pntehlo como pueblo. Ba~ta para que la oind!lll
Hea cómplice de nn dolito público, que los ciurlatlauos 110
lo reprueben o condenen : ll\ sol<\ inrliferencia los enmt.itnye
en infractores de la ley de l:t moralidad soeial. ¡,Qué Hora,
cuando no s(ilo no rcpmohan lo mulo, ~ino que lo Loleran
y lo di~imulan '1 ¡,Qué, cuando dirJcnlpnn '1 ~ Qnó, cunndo lo
aprueban? ¡, Qné, en f:in, cuando llegan hasta a aplatulir-
lo? ... ,, LoH 111agistmdos en los pue-blos debeu ~er loH
gm1rdia!'os tle In rnoml, y lo~ ~twerdot.es los er-pejos de ju~­
ticia, en euyos ejemplos se mire el pueblo para aprender
a ser virtuoso. i No ReriÍ.ll crírueuc~ sociale~ lo~ de uque-
llos, a quiene~ la Providoncia ha eonstitnído por mr.diadore8
entro Dio8 y d hombre, enl.rP la crint.nra y el Criauor 1 ....
Si el erintfln del mn¡.6::ltrndo civil e~ m·imen soeial, cou
mucha nmyor razón de-be serlo el del sacerdote, el del en-
cargado do representar ante Dios al pueblo.

Los pecado~ de locl pHl1hlos Dios loo castig-a en este


miomo mundo, y aqní mismo premia sus virtudE's: el en-
grandecimiento de una nnción, su proHperidnd, In a bnndau-
cia de que disfrute, son no Hll deKt,ino provideneial, nó, Hino
o! galn.rdón qno lo ba olorgado lll Provide11cia, por las vir-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


32

tudes sociales qne ha practicado, cnmpliendo con sn destino.


Ltt deeadcncia, la rnina, la desnpnrieión misma de Ull pue-
IJlo, Lampoeu ,;on Rll dust.ino providenci~l, sino el eu;lig·o con
llne ht Provideneia. le !mee expi•1r el Ltl.her Rielo inf\ei n sn
dl\st.ino. No se ha dA eonf'undir 11unca en la HiE<torin. el
üm:tino provir\r.neial de nn p11ehlo, cou el premio o el ea~:­
t.igo qLlB de mnno~ de la 1\ovidencia rflcÍh8, ~e~ún sen ficel
o iufid a HH rlesl.ino soein l, qne e,-; la gloriJicaei6n dB Dios
en el tiempo.

Pma el hombre, la villa temporal es nn e~tado transitorio


de pmeba, y la fp,Jicirb\1 le e:lt:í reE:r;rvnda on la eternidari,
con h po,;c•;i(Ín perpRILlil del Bien t)nmo. Lo~ r~ulP.cimiell­
tu~ de u:o:ta vi1la t.empoml r;m¡ pn:ebnc: r.on r¡no el lflé.rito
del ju~to Rl~ aquilata y linq1ill de la in1porfr,cción, propia de
h J1aq:w:.;a hum:um. ~~~ pcrvemo pucdi~ gu;.;t\1' rln loli biM-
lle,: pero~.:ede.ros de e,;l.n. virln, pnn1uc, a prmar de ~n per-
versidad, practica alg:unot< actos de virtn1l puramente natu-
rales; pero, en la vidn de miis allií ¡Jel sepulcro, el goce
de la feliuichd le serÍi negarlo etemnmcnte. Para lu~ pue-
blo~, la prnp.lm y la sanción providencia.! se verifican aqní
en !tt tierm, porque la vida de loR pueblo~ es pnrameni;e
temporal.

La riqtH~:~.;¡ púhliua, la trntH]nilidau, el E'll,gran¡\ecimienlo


político, la iln~i.racióu, el bncn uombre, y wht;e t.o,.\o la paz,
engcndrn<lora de toda felieicbd, son bie11e.s con qne Dios pre-
mia ~ lof' pmlhlo;;; usimit:lll•) l:i~ calalnidarles eon l[llU o:on
n(Jigido~ y ilr3::olnrlo:~ loé: pueh!of:, ¿ uo d~::hnrenws eonrJidcrarlt~R
como ear:tig()s di1 la Prm•iderwin. '[ L:t exi~knein del uutl
momL 11ue Dio; pennito un snc: de:Ú!('IIÍo,; in:;ondahltl~, Ht• ha-
lln. rclaeion~\da. ~al.li:Ullellte con la pre:wnein rlH aquello~ fen6-
lnono~ na(.unde~. que. ~011 tPrriiJic:J mn!r11 fi::ico~ para lnH pno-
blo~. ""~1 mnl moral l'o una t.mn::gresiÚII do liv~ lcyo;; lllomlo~
qnA Dios ha m:tabltJC.i<lo; e:;tH mal lo permiw Dio::, pero no
In quiere, lo~ quA llammno~ male.> fl'r;ico;; 110 Ron flino efec-
to~ necn~ario~ de la~ e:u18a~ n:ltnm!t)H con que 1·~ l'egido el
Universo, cnyo orden con ellos eou\.inÚcl y no OR ttllemc\o.

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33

Jesucristo, N uestro Señor, OR llamado en b Escritura


no sólo Rey ele los reyes de la tierra, sino también Juez
de los vivos y de los muertos, Princeps 1·egnm te1Tae et
Judex v·ivonun ei 1JW1·tuormn ( 2) 1\las, i en qué consiste
ese juicio de los vivos·¡ Esa potestad judiciaria de Jesu-
criHto respecto de lo~ vivo8 se ejerce distribuyendo los bie-
nes y los males a los pueblos en la tienu: bienes y males
puramente tempomles, que el Uijo de Dios humanado en-
vía sobre las nacioneH, segúu los men")cimientos de ellas. Ija
felicidad temporal es el premio, que el justo ,Juez de los
vivo¡; en su :;abidurín discierne al pueblo que ha merecido
ser felir., por haber cumplido fielmente 8U destino temporal,
glorificandr> a Dios por modio de J esncristo. Siendo Dios
tnn justo en ~~~ Pro'l"'idencia ¡,cómo podría explicarse la des-
gracia de un pueblo, Hi esa de~gra.eía uo se reconoce como
un castigo merecido por el pueblo qne 110 quiw dar gloria
a Dios e u el tiempo, por medio de Jesucristo ·1

He aquí por qué eu la Historia se han de contar no


sólo las virtudes sino también las prevaricaciones de los pue-
blos. t Qué es la Historia sino la manifestación del gobier-
no de la Providcncin. Hohre los pueblos 'l ¡,Cómo quedaría
jnotiíieada la Provideneia, si el historindor callara los edme-
ne.g sociales, qnH han cansado la ruina de lo~ pueblos~ .....
Ln (lesgracia de un pueblo sería un enigma, si el historia-
dor, deHcribiendo Jos males con qne el pueblo fué afligido,
no refiriera también las culpl\S que el pueblo cometió, ha-
ciendo trnición n. su destino providencial. Ese enigma ofen-
dnría a In Providencia de Dios, y no podría ser explica-
do: esa Provitleucia es siempre paternal en Bu gobierno del
linaje humano. t Cúwo af-lige, pue~ ~; i por qué ttniqnila un
pueblo? ..... La ley moral, que impoue a todas la~ nacio-
nes un destino providencial, Y. la Providencia y la libertttd
humana explican admirablemeute toda clase de sucesos y
acaecimientos en la Historia.

(2) Apocalipsis, cnp. primoro, ver. 5'

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
OAPl'l'ULO SEGUNDO

Del criterio histórico

Nobler.a del fin que Re pru¡wue l:t Hi ~t.oria. - Del recto criterio histórico. -
Nue.,Lm ]Jropó~itn al escribir la Historia Gonentl dA! Ecuador. - llpo.
eas en que osLa Historia se halla naturalmente dividida.- Enlace
necesario de estas épocas. -Nuestros est.udius preparatorios para es-
cribir la Histor·ia General de la Repú\Jliea dB; Ecuador. - Una pro.
testa uecesaria.

Hemos expuest.o con cuanta claridad nos ha sido posi-


ble, nuestras ideas sobre la Historia, cousidcnH1a desde un
pnnto de vista fil_osófico, no como la mera narración de
~ncpsos pasadoH, sino como nna ciencia de moral social.
Nnrra1· hechos paHauos solunwnte para distraer el ammo,
unnclo páunlo a la inuata curiosiuad qne a touos nos do-
n!Ína, es el fiu más rastrero que podía proponerse on bis-
tlli'Í,ldor: rl fin ue la Histoi'Ja debe ser mucho más noble
y elevndo, pne~ ba de enseñur de qué manera pueden los
ptwhloB adelantar y engrandecerse moralmente, y por qué
cuminos han ido hundiéndo~~ algunos poeo a poco en la
degradación mornl, hasta venir a parar en ~n mina. La
lectma de la Historia e~ cierto que proporciona al ánimo
nn coutentamiento, nn solaz con que deHoausa la mente y
goza el espíritu; pero de tal manera han de estar narrados
los sucesos, que los lectores vayan insensiblemente emiqne-
ciendo su inteligencia con verdades importantes y robuste-
ciendo . el corazón para la· práctica de lo bueno: cuando
uno suelte de la ma110 un libro ele Historia, convim1e que
quede vigorizado moralmente, amando el cumplimiento del
deber y, sobre todo, encendido en celo por la justicia. En

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


3G

lo qLW fueron nuestros antepasados hemos de estudiar nos-


otrm; la manera de mejorar Bnest.rus costumhreR, porque nna
. sociedad, por buena que sea, siempre pnede ser mejor. :m
pueblo, que so tiene por inmejorable, pronto perecerá.

En las cor,tnmhrcs sociales hay siempre algo qné mejo-


rar o qué corregir, basta en lns naciones más civilizadas,
y ordinariamente lor, vieios de una sociedad tienen raíces
muy hondaP, y, pnrn desarruigarlos, es indispensable buscar
el origen de ello:; y sus camas flll lo pasado. ¡,De dónde
provienen los grandes males sueiales ~ ¡,Por qué. Llll pueblo
no mejora sns costlllnhnJ~ 1...... Los grandes males so-
ciales tienen por causa nc.ecsnria, casi sie111pre, uu error, un
engaño en punto a la moral: el criterio social se tuerce
con los escándalo~, qne In debilidad o la complicidad de la
jnst.ieia dBja impunes, y entonces la moral se relaja y las
eostmnbres se corrompen. Uno de lo8 más sagrados debe-
res del Historiador debe ~cr, por lo mismo, el de rectificar
el criterio moral eu la sociednd, inspirando a los lectores
un horror saludable a la complicidad en los escándalos pú-
blicos. De la perversión del crit.crio moral nacen los maleH
que degra1lan y que envilecen a los pueblos. Una es la
ca~ta desnudez de la inocencin, y otra la impúdica desver-
güenza del vicio.

II

Ahora hn.bhré. do mí mismo. Poseído de la importan-


cia de estas verdades, acometí la empreHa de escribir la
Historia General de la República del Ecuador: conocía los
trabajos y las fat.ig!:1s, preveía log saerificios y \us contra-
dicciones, y esperaba lns enemistades que la roulización de
mi empresa no podía me11os de cau~arme: sin embargo,
no me acobardé ni me desahmLé, po1·que el deseo de hacer
algún bien a mis eompatriotas me sostenía y me ttlentuba.
Todos; todo~ sin exeepci6n, a 1uedida de nucstms fuerzas,
debemos baeer el bien a llUCiLros sBmejantBs, y principal-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


mente a nuestros compatriotas, con quier1eR estamos ligados
por los vínculos de una misma nacionalidad, de una patria
común.

Para acometer est!\ empresa., tengo la satisfacción de de-


clarar que no tuve en mira la gloria literaria, ni rne pro-
puse el medro ten1poral: mi objeto único fné el bien de la
sociedad ecuatoriana, en cuyo ~eno la Providenein me hizo
uacer: amo a mi Patria, y la amo Rinceramente, porque
estoy couvencido r¡ue el patriotiRmo e~ virtud ci'Ístiann, y
muy ohligntoria pura un sacerdote. El patriotistno es virtud
generaRa, y .nada so opone tanto a ella como el egoísmo :
por eso en ningún pecho puede ardm miís puro, ni más in-
tenso, ni más desinteresado el nohh:l faego del patriotismo,
que en el pecho del sacerdote cuya voeación supone nece-
sariamente el o01píritn de sacrificio.- Sí: a.l acometer la ar-
dua empresa de e~cribir la Historia Genernl de la Repúbli-
ca del Ecuador, mi único objeto fuH el hacer el bien a mis
compatriotns, el servir a mi t>ntria; y pnse al servicio de
mi Patriit torios mis recm·sos así intelectuales como materia-
les, y eu eHe trabajo ha pa;;ado ahs01'hic1a mi vida toda
eutera.- Sí: al eserihir la Historia de mi Patrin, no me
propuse scrl'ir a ningún partid(l político, ni hacer la gnerra a
ninguna facción : soy sacerdote; 110 pert.ene~co a ningún ban-
do político, y, de pie en la Urme e inconmovible roca
de la enseñanza de l:1 Iglesia católiea, jn7.go a todos los
partido~, conservándomB njrno n, sns interc~es, y libre de sus
pasioneH: lio tengo mCLs interú~ <¡ne servir u la Patria, ui
me domina más pasión que la de hablar siempre la verdad,
diciéndola a mis compatriotas lealmente. Porqne ¡,cómo po-
dría ~ervir a mi Patria, Ri engañaba a mi~ compatriotas,
fraguando nna historia fabulosa '1 U nn. historia Rin veraci-
dad '1.... 'f:tmpoco me propuHe como fin pi'Íncipt,l la glo-
ria del estado eclesiá~tico, ni rnennA hacer sn apología por
medio de la Historia : el e~t.tuln eele~iáRtieo no debe a mi
pluma sino la verdad, narrada con austem imparcialidad.

11\ja la lllirada do tui alma ea el porvenir, y vnella


la espa:lda a la muchednmbru docta ( c¡n!J lmbía de conde~

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38

narme siu leer de:;;pacio mi obn1, ni hacer mérito de la


rectitnd de mi intención), me he dirigido de pref(Jrencia a
los jóvenes, anhelando sembrar en sus contzone.s, no corrom-
. pi dos torlavíu por el e¡!oÍsmo, el amor heroico de la justi-
cia: los jóvenes han IGído con avidez la Historia de CRta
Patria de ellos y lllh: estoy sntbfeeho!!.... Mi palabra no
su la !m llevado el viento, ni ha caído en el vacío: la ha
recogiLlo el porvenir! ....... i\1aiiana el criterio 8ocial en
el Ecuador e~tfll'IÍ rectificado y el tri nnfo del escándalo será
imposible! ! ..... .

lfT

Mi primAr r~tSO para escribir la Ili~toria General de la


República del Ecuador, fné estudiar rletenidtunonte todo lo
relativo a los aborígenes ocuatoriniW8, primitivos pobladores
de todas estas provincial!, es decir, conocer bien el Ecua-
dor antiguo, el Ectlltdor indígena, para rle~pnfis darlo a co-
nocer a mi~ lectores. Bn el Ecuador viven dos razas dis-
tiuta~, Íina de las cuales snbytTg-Ó a la ótra: la narración
de e8e. hecho es important.í,;inm y con ella principia la His-
toria propiamente tal, 110 sólo de nuextro país, sino de ca~i
todas las naciones hiHpano- americarm8, pues en lo rülativo
a la mza indígena el trabnjo del historiador so redoce a
exponer los resnltarlos de las in vestigacionos de las ciencias
auxiliares de la Historia.

En el orden de loH tiempos signe la época de la do-


minación colouial: viene luego la época de la República,
la cual oomieuza con la gnerm de nnestril emancipución
política de Españn. Lo que ahora se llama República del
Ecuador, no principió a ser uaoión illllopcndicnle con virla
palítiea propia, sino el aiio de 1830, cuando, separ:índosc
de la priwilint Colmuhía de Bolívar, Re conHtítuy6 en na-
ci6n a purt.e y ftTR reconocida como tal por lus demás ila-
uione.s eivilizadas de este y del otro Contineute. La Historia
de b l~epúhlica del Ecumlol' debíu, pues, comenílat' tambiéu·

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


39

en el año de 1930 ; pero nuestra obra no es tan sólo una


Historia de la actual nación ecuatoriana, sino una Historia
General de todos los sucesos verificados en las comarcas,
que componen ahora el territorio sobre el cual extiende su
gobierno el Presidente ele nuestra República.

La nación ecuatoriana comenzó a existir el año de


1830: antes de aquel año t q né era'! Si principió a Vl\'11'
como nación independiente, claro es que anto~ existía for-
mando parte de otra nación; ¡,qué nación era aquella'~ El
Ecuador ~estuvo siempre unido a ella en todo tiempo~ Hi
en los tiempos anteriores no lo estuvo i, a qué otra nación
permaneció sujeto'! ¡, Ouúl era la forma ue su gobierno en
aquella época~..... Hé aquí las 'importantes cuestioues,
que debe resolver un historiador en uua Historia Geneml.

Con la historia genr-ral de nita nación cualquiera suce-


de lo que con la biograña c0mpktn de un personaje indi-
vidual; no pnede el c.-;critor prescinuir ni de la familia a
que perteneció, ni de la educación ·que recibió en lo~ pri-
meros años. Las virtudes de que estuviere enriquecido en
HU edad madura un varón· célebre, han de ser adquiridas,
indndablemeutc, en SLlS primeros P.ños; se las han de haber
enseñado sus maeHtro~, se las han de haber inspirado sns
padres. t V éis ese nrhol frondoso cargado Je fnüos sazona-
dos 1 t Qu6 mano lo plantó nhí 'l t Quién lo IHt cult.iva-
do~ ..... ¡, Véis ese campo, en qne, en vez de granar, se
ha marchitado la buena semilla, ~ofocada por la mala hier-
ba que ha crecido libremente '1 i Cuya es esa heredud ?-
i Quién la ha abandonado '1 La historia de loR pueblos de-
be comenzar, como la de los ind!vidnos, por los orígenes
de ellos: las noticias Je la infancin explican las virtudes
Jo la edad madura y son un presagio Reguro dul destino
qne les aguarda n los persom•jus históricos, al terminar sn
existencia ~obre la tierra.

Desconocer la ituportuncia ele In época colonial e11 la


Histot'ia de la Rep(lblica th1l Ecuador 1 f!.!l'ÍU amontO\I:;t.r os-

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curidad sobre oscnridatl en ol estudio de la sociedad eeua-
t.oriana: Ri la N ación contara Riglos de vidu, todavía sería
indispenHablo el conocimiento de tma época tan dilatada, para
deducir del pn~ado leccioneH para lo porvenir. Pero, una
· Nación que ap<!liaR mwntu Ull poco más rle medio siglo do
existencia, b cómo ha de prescindir do lo qtw fu6 ayer no
más 1 Los ecuatoritmoR de 1B30 i. pot· ventnm, cayeron rle
los espacios snblim:-Lret<, erHUO nna maRa mr.teóriea, para 110
tener relación 11inguna con lo paRmlo '1 Conocer la época
de la dominación colonial ent, pucH, de todo punto indi~­
pensable: sin el eonocituiento de esa época, qne duró tres
siglos enternR, la hi~toria de la República sería un enigma
incomprenHible.

Durante el largo e~pacio · de trescientos aiíoH se fu{¡ for-


mando la ~ociedad octlatoriana, y H\ls vicios y sus virtudes,
Bll vida toda entera, entonces fuó vaciada y nllwltladn en
la turquesa colonial : hoy los ecuatorianos somos lo r¡ ne somos,
porque ayer fuimos lo que fuimos.

Mas ¡,cómo conocer esa época 1 ¡,dónde estudiarla'! Por


una ~~ran fortuna pura el historiador, los docume11tos sobre
esa é-¡>oca de nuestm historia. abnnrln.n; y es tantn la abml-
duneia de ellos, qne aterra y desalienta hasta. ·al más pa-
ciente y lalwrioHo illvP.~tigttdor. Además de los docnmellt.os
qne ~o encuentran en los archivoR de Quito y de otras ciu-
dadl's de nuestra República, lo~ archivos españoles, princi-
palmenU1 el de Indias en Revillrt, atesoran una riqneza de
docnmcntos inagotable. El Reid Archivo de Indirts en Ro-
villa contiene un caudnl nRotnbroso de documcuto~:~, que se
cuentan 110 pot· centenares Holatucnte, 8ino por millaroH, sieu-
flo indispen~able ver con su~ propioR ojos aquel ocóauo his-
t.6rico, ¡mra calcular Hll magnitud. Ltt historia de la época
'colonial ha de :;er estudiada indispensablemenLe ahí, en ese
Real Archivo de Indias en Sevilla, y no vacilo e11 aRegu-
rar qne es terncral'Ío el histol'iador que se atrevo a escri"

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41

bir la hi;:;toria de una República hi;;¡nwo- americana, ~in


habc·r hecho antes prolijos e~tndios en ese gmn Archivo.

He aquí nnn. nsevtJraeión, cuyo alcance, sin duda nin-


guna, ha de sorprender a casi todo~ mis lect.oms. N o I.Jay
todavía una hist01·ia rompleta de la época de la Colonia
en niugunu de las l{epúblicas hi:;pn11o- americanas, u pesa1·
do los estudios ,qne en mnrhar. de ollas Re han hecho so-
bre aquplla época. - La única República que posee una
gran historia de esa é.poca, es la de Chile, pon)tHl los escri-
tores y literatos de Chile han acudido a la;; fuentes españo-
las, a los riquísimos archivor, de la Madre Patria. Lástima
es que la gran Historia de Chile, en la que hay tanto
qne elogitu y .que admirar,' tenga también un ludo ceusn-
rablc, por el punto de vist~ de h.1. e~cnela hi~tórica a qne
pertenece su ernditísimo Autor. Onanrlo las dewús l{cpú-
blicn.~ americanas qnierun po~ee¡· nna historia completa de
su época colonial respeetivn, es menester qne acudan n in-
vestigar en los archivos de gspuiin, despu~s de habe1· es-
tudiado los suyos propios.

AdcmÚH de suma paciencia y de constancia inquebran-


t.al,le, necesita el Hist.ol'iaclor de mucha sagacidad y de ilus-
tración en el estudio y an:ílisi~ de los docnrnentos; pue~,
de otro modo, os decir, sin crítica histórica, en ve?. Lle luz
encontraría oscuridad, y le sería punto menos q1ie imposible
descubrir la verdad, pura y st>ncilla. Nada ha de desaten-
der la Crítica: el rayo de eluridad brota, en muchas oca-
sionBs, de donde menos se espel'ilbn.-Si estos son los es-
tudios indispensables con q ne dnbo prcpararRe un escritor
para compone!' una Historin, ¡, cn<Í.les deberán ~or loR de los
críticos o émulos, qne intnnton rr-fnta.rla 7 •..• Si la verdad
merece algún respGto, claro es qne, pam refutar nmt obra
histórica documerü:tda, es ab:~oluttunentc neeesario Ull traba-
jo de .ÍlJVcstigación y_ compi!ración mayor que el que tu-
vo el tHÜOI' para componerla. i Se negará esto~ t Se
desconocerá ?

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


42

lV

Sigamos ade!Unte, demos un paso más en nuestra de-


fenstt. Pero n.qní rs el lugar más a propósito para protes-
tar que no escribimos con el deseo de convencer de la
verthd a los apasionados en cont.ra de ella, ni queremos
tampoc-o quo dejen tle aborTfleernob y de odiamos aquellos
que, por ermsa de nuestn>. Historia geneml del Ecuador, no::;
han jumdo odio y aborrecimiento implacable. Brama el Yol-
cán, se erwiende, arroja tonentes de lava inflamada : la
inundación todo lo amvm, menos el árbol humilde, que se
inelinó, se doblegó y se dejó arrastrar un momento, al pa-
recer, por el aluvión devastador ...... Pasa la fnria volcá-
nictl y el arbolillo se yergue otra vez, movido snavemente
por el viento, limpia de cieno sus hoja~ y, a su tiempo,
torna en ~ilencio a dar frutos regalados: el torrente devasta-
do!' no fué potleroso para arrancar raíces delgadas que ha-
bían ido ttl fondo de h\ tierra, buscando en terrenos gene-
rosos sabia fecnntlante.- 1<JHcribo para los hombres de buena
voluut:Hl, y ciolameute a ellos van ·~nderezada~ c~tas páginas.

Ri en el trato onliuario de la vida es un crimen in-


tolerable la mentira, ¡, eu(m grave uo será este crimen, en ando
lo cPmetc, a sabieudaF, nn escritor, con el propósito deli-
berado de engañar no sólo a ~ns contemporáneo~, sino a la
po~teridad mi~ma., que está todtwía por venir'! .....

~i yo qnería hacer el bien a mis compatriotas, no po-


día hacérselo sino escribiendo la verdad. Mentir, ¡,no es nn
pecado 1 La mentira, p10 está prohibida por la ley de
Dios'? ..... Eng:11ñnr a otro ¡, no e:' nn crimen '1 t Quién wc
autorizaba a mí para comctor Remejaute inf'arnia '! ..... Bo-
rrad, put".s, primero do\ Decálogo el oetavo maml:unienlo de
la. ley de Dio~, y después condmJadme por no haber Hwn-
tido, por no babor fal~ificado adrede la Hictoria, pi1.ra eu-
goliar deliberat!arueute a mis compatriut.as!!!

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43

Yo debía hablar la verdaJ, yo 110 podía menos de h:ct-


blar la verdad! ¡La verdad! ¡ Ah!! . . . . la debía a mis
compatriota~, para quir.nes escrihfa: la debía a la posteridad,
que había de leer mi obra: la debin al público, que, don-
de quiera, inspira respeto: la debía a mi decoro perw-
nal, porque la mentir:t dt>shnnra y Oll\'Íiecc: yo la (lebía a
mi carácter de sacp.rdote, qne ha de ~or ejemplar de vir-
tud: In debí:t a Dios qne me ha de jnzgar en la eter-
nidad . . . . . . . . ¡, Por qué ha.hría callado la verdad 1 ¡, Por
qué '1: . . . . . . . . i Pm· miedo 7 ¡,De qui(n '1 ¡.Por interés'!
¡, De qué~ ¡,Por lisonja 'l ¡ J nmás miH labio~ se han em-
porcado con la adulación y la li~onja! . . . . . . . . ¡La lisonja
es corrnptorn.: vosotros ¡_, exigíR tle mí qne sea lisonjero,
es decir, corruptor 7- Y me lo' exigís, en nombre de la
Religión '1 t Y me lo exi~ís para honra de la Iglesia 7
¡De la Iglesia católic,t, de la Santa Iglesia de .Je~u­
cristo!!...... ¡ Dio8 mío! ¡ Qile se me haya imputado a
crimen, el haber e~crito la verdad, y la verdad en nna obra
históriea.! ! ..... .

El hiHtoriador debe Hor vernz e imparcial: ¡,en qné con-


siste la veracidad '1 ·i F1n qué consiste b ÍIIIparcialidad 1 . ....
La veracidad consi~te en que no refiBra ~ino lo ciert.o; eu
que al referirlo lo cuente tal como fué, sin aüadir uatln,
~in quitar un ápice. Un ht•cho o dL·be narrar~e en la His-
toria o no debe referir:lC: si debe referir~e, el hiHtoriarlor
no tiene fncnltad alguna para desfignrnrlo, ni mucho menos
para desnatumlizarlo. Si, ucaso, uo debe referirse, ya aque-
llo 110 es cuestión de veracidad, ~ino de moralidad histórie~,
de oportunidad, tal vez.

La imparcialithd CB h mlís rnm entré las prentlus de


un buen hiHtoriudor: yo rhelnro, con llanmm, que he pro-
cnra.rlo ser imparci:ll, (j\IG he anlte!,H!o Berlo, cual cnmple a
un historiador honrado y qne profesa ~illcer:1menlo la doctri11a.
católica. No telli-!:O aversión a tiudie ni a tmda: ninguna
simpatía ni antipatía. abriga mi eorazóu respecto tle E~pa-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


44

ña, do las Ordenes religiosas, de las instituciones políticas


y de las perRonas, cnyos hechos relato en mi IIiRtoria: no
soy indiferente al vicio ni a la virtud; antes, })Ot' el con-
trario, la virtud me inRpira amor, admiración, reverencia, y
no, puedo menos de elogiarla: ul vicio Jo detesto, lo odio,
lo abomino, y me sería imposible no cenHnrarlo, no conde-
narlo, no anatematizarlo, ¡,Para qnién ltt alnbanza sino para
el vit'tuoso 7 ¡,Para qnién la reprobación, sino para el per-
verso 1 ...... 'J'oda vía quiero ser má8 claro, más explícito,
más ft·anco en pnnto a mi irn parcialidad eomo hi><toriador.
Declaro qne mi aborrecimiento al vicio es tanto mayor,
cuanto el vicioso e~tá m(ts obligado a Her bueno, virtnnso,
ejemplar: el crimen de traidor en nadie es menos di~imn­
luble que en el Apóstol Judt\S. ¡Al!! La descendencia de
los Iscariotes ha de pasar a la po~teridad, pet·o colgada de
la horca, donde elln, por sus propias manos, se suspendió!!!

Decid me ¡,será mm y la misma la regla de moralidad,


con que juzguéí~ a todos los hombres'! ·i Son, por ventnra,
unos mismos los deberAs del soldado que gasta su vida
en los campamentos, y los del fraile que juró alejarse del
mundo y renunciar a sus placeres, pronunciando ante Dios
votos sagrados 7 ..... .

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C A P I 'f U l1 O 'l' E r:. O E R. O

Acusaciones contra la Historia General de la


República del Ecuador

Ht'f1exiones neeesn.I'Íaf.:..- LuK Imd.it.ut,os reli~ioso~. -Su exi8teneia en la. Igle-


sia catúli('.tt.- Fin esencial clt-\ la~ Ordenes regufrll'f\~
y de las Cnn-
gregnniones religiosas. l!'in prinniJml de ella~.-
CondicionHs de ht
nutw·Ah'.?,ft buwaun.- LA. reforma.-¿ Qut1 signllira?- Prinwr·a <Jbjo-
ción eontm la HiHtoria goneml de 111 ¡¡,•púl>lina del Bcundm·: ¡,eca
contm la carillad fratema.- Leyes de ltt c¡¡rirlarl.- Pecado~ púhlieLJH.
- ERrútlda\oR f!ocin.les.- Una a.néc11ota.- Segumla objeción: la ioopur-
t.unida<l Ue la uarrn.ción.- Discu~iúu.

Varias son las acusaciones qne se hnn hecho contm


mi Histo1·ia Geneml de la Rep·dhb:ca del 8cuadrl1', y prin-
cipttlmente contra el volumen Cuarto de ella.- En e~e vo-
!utnen se contiene la narmción de los sucesos acaecidos
durante nn siglo, poco más o menos en el antigno Reino
de Quito o en la autigna Presidencia del miww nombre:
el período colonial, cnya historia se refiere en ese volumen
es, sin duda alguna, el más sombrío, el más triste, el más
lamentable de 11ne~tra HiRtoritt. El Ecnudor o la antigua
Presidencia de Quito no tuvo nunca gran importmiCia entro
las colonias que formaban la vasta monarquía que los Re-
yes de España po~eían en América : fné una de las más
secundarias y oscuras, y siempre cstnvo. int:orporada o en
el Perú o en Colombia, formando parto del Virreinato de
Lima o del Virreinato de 8anta Fé: en los primeros tiem-
pos de la colonia prollperó y se enriqueció uotublemente,
porque la industria fabril, con el tejido de telas de lanu,
le proporciouó nn progreso pasajero. Los tejidos de lana

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


de Quito aha;;tecían r1 los mercndos de Lima y de otras
ciudacleH dAI Perú, a Uogotít y a caHi todas laR provincias
del N uevo Reino, con hayetaR, con puños, con sayales y
otras telas de lana. .fi~sta riqueza desapareció con la liber-
tad de comercio, qno el g'ohiemo español concedió poco a
poco a las colonias; y Quito, sin industria, sin comercio,
sin ruinaH, sin agricultura, dPeayó espantosamente. Esta es
la verdad, ¡,por qué hahrÍ<1 de ocnlt.Rrla yo n mis compa-
triotnR ~ ¡,Cómo nw hnhiLJnt atrevido a engaitnrlos, con la
narmewn de un pa;;:vlo lisonjero, tan metÍtiroso como un
cuento oriental r Yo he e~crito para mis compatriotas la
HiRtoria, es decir, la verdttd, y no las IÚaravillns de laR
Mil y una noches.

Como en [.orla colonia española de América, también


en Quito se multiplicaron los conventos de religiosos y los
monasterios de monjas, de manera excesiva: el número de
religiosoti creció tanto, qne ~e co11taron por centenares.
~Por eontenarc'R 1.... . Rí: por centenares!!!.... En ~ólo
la ciudad de Quito IIP~Ó a llab<¡r miÍ.R de cuatrocientos re-
ligio~us, y Quito no tení:t entonces 11i siquiera treinta mil
habitanleo. . . . . h1~ clérigo~ eral! tantos, qno, según decía
el lln~trbimo Relwr Oviedo, ObiRpo de Qnit.o, ( 1()40) "pam
cada individno seculai· había un clérigo en su diócesis".
El número de eclesiá~licm, así secnlares como regulares, fué
siempre en Quito mny crecido. Yo, cuando niño, he con-
taclo en Quito, en la Capital, casi trescioutos frailes en los
onatro conventos que entonces había en la ciudad! t\c ha
C8Crito qne la capital contaba ochenta mi] habitantes; pero,
e.sa cuenta hn sido hellhn, sin duda, oor1 poca prolijidad.
Creo que en 1854 QLJito no tenía e~a suma de hnbitnnte~,
sino mmum: tendría cnnrenta mil .....

He mos llegado a un punto muy delicado, y del en al se


ha heeho la principal arma ofensiva para atacarnos. Aquí
estamos, de pie, scrBIIO~: esa anua no es tellliblc: í que ar-
llltt no se embota contra Jog aeeros de la vercl11d?

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47

II

LaR OrdeneR religiosaH son uno de los m{L~ adwirables,


sazonados y brnnows frutos del Evangelio: los cousejoo~ de
la perfección cristiana, enseñados por .Jesucristo, Maestro di-
vino de toda santitlad, ~m1 los qnc hall hecho nacer y flo-
recer en la Iglesia católica los lnRtitutos religioso~. cnya c~cn­
cia consiste cu los tres votos: de caRt.idnd, de pobreza y de
ohedienein. Las OrdeJiCS religiosas exi~t.irán, Jllll'B, en la Igle-
sia católica bajo una u otra forma, mientras exista la miK-
mn Iglesia, eR decir, hasttt la consumación de los siglos.

'l'oda:; las Ordenes religiosaA convieuen en una co~a


esencial a ellas, en sn fin inmediato, que es la Rantifica-
cwn de sus alma~, mediante la práctica de los consejos
evangélicos; pero se diferencian íÍ.nas do ótn1s en un pnnto
Hustancinl, que constituye el objeto particular, con que cada
una ha Rido fundada; porque cada Orden religioRu. ha. sido
est.ablecida para sat,iRfacer alguna necesidad determinada del
Catolicismo. Onando la Iglesia ha padecido alguna necesi-
dad, la Providencia Divina le ha proviHto inmediatamente
de remedio, con la fundacióu de una Orden religiosa, cuyo
fin especial fuera consagrarse a Hati8facer las neeesidades
presentes del Catolicismo : para est.o, los fundadores de las
Ot·denes religiosa~ han recibido de DioH uno. inspiración par-
ticular y auxilios sobrennturales muy oportuuos. Dios ha
hecho conocer su adorahlc voluntad hahlando a los hom-
bres con el lenguaje divino, con que ~uelc hablar siempre
que quiere manifestar que es el Altí~imo y 110 ótro el Autor
de una ohm determinada. ¡, Cnál es ese lcngnnje ~ Ese
lenguaje wn los milagros, los hechos sohrenatnraloH, con que
el Soberano Señor de todo lo criado hace entender a los
hombres su volnutud! ¡_, Qné Orden religinga no ha. Hido
fnndada. por 1111 gran RUJJto '! -¡,Cuál de los Fum1adores de
Ordenes t·eligiusas no se ha manifestado po•· medio de mi-
lagros asomb'rosos, como el encargado por Dios para llevar
a cabo eu la Igleoia ~nnta una ohra, nn designio providen-
cial'?. . . . En l:t fund:wión de las Ordenes religiosas se ba

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48

hecho ost.en~ihle 1n interveneión divinn, con el doble sello


de la santidt\11 heroica y de )ns milngroR: la vi1la de cada
:Fundullor es por sí sola 1111 gTan milagro, un milagro de
~u.utidacl y de perfecciún con~tmuv:ln, con la prúctiea conR-
tunte de I'Írtudes hnroicaH. V:nones R<lmirable~, poderosos
e11 obra~ y palabras, que la mano del 'l'odopodcrow ~aea de
lo~ tesoro~ de sn bm111:\d pnru remediar lns necesirlndes so-
ciales, qne la lgleNin 110 puede mell<'S <le padecer durante
los dÍí\R de f.u ÍJlll't'grinnciÓil nqliÍ en la tierra.

Además de la Hant.ifwación perwual por !lledio de la


guanla tle loR eou~ejos evnugélieo~, ]m; Ordenes religiosas
bnn tc:nido, plleo, nn dnst.inu providcucial relacionado con
ln.s uecesitlntles sociale~ del Catolicismo, y uo es po8i!Jic
tlewonormr qne toda~J Lan ]]cundo adnlira!Jietli~Hle C>ie desti-
no. N e!.rarlo f.:crín neg·ar In 111imH1 evidencia: la historia
de la Iglesia c¡üólica~ podrá ~Ct' desfignrada; pero negada,
jamás! ¡,Y qué e~ la historia rle la fglesin católica, sino
la historia de In verda<lern civilizaci6n durante diez y nue-
ve siglos '1.. . . Pues bien: en esa gran labor de civiliza-
ción, continuada por el espacio de ca9i veinte ~iglm, las
Ordenes reEgioswJ tienen la tnayor parte: sí, ¡la mayor
parte! . . . . las Ordenes religiosa:> han sido los grandes y
oportunos nnxilinres de la civiliznción dA las naciones: en
torta ohm civilizadora encoutraréis la mano de la Iglesia,
y, con la mano rle la Igle~ia, la cooperación de una Or-
den religiosa.

t, Quiún podrá negarlo'! ¿ Qnién scr{t tan volnntarianwn-


t.e cit>gn qno, teniendo Rano~ :;us ojos, se ob~tine e.n negar
la luz del mediodía?

III

Descubierto el Nuevo l\hllldo, abrióse un campo in·


menso a la solicitud de In Iglesia católica, y la coopera-
ción de la~ OrdeneH religiosas en la obm de convertir la
América al C'ri~tinnismo, fné inmediatn, y tan efieaz qne,

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49

sin ella, no se 1wbiera realizado tan pronta y completamen-


te. -- El Nuevo Muudo fué degcubierto y conquistado por
ERpa.ña, la nacióu miÍ.Y católica que entonces habín en Eu-
ropa, y la., más civilizada tnrnbién y poderosa en aquella
época.

En efecto, España en el siglo dúl!imo quiuto y en el


décimo sexto, ctHtndo el dr~cubritniento y la conquista de
América, era la naci6n mi\s poderosa del mundo y la
m{ls adela11tarla en eultma y civilización. Solameute algn-
llaB de las Rcpúblic:,s italiümJs coHtpel.í~n con E8paña, y
aún, bajo ciertos rc.-:pectos, le a 1•cntnjaban Bll cultura lite-
raria. Fué, por lo mismo, mra Vlmtaja ·para el N u evo
Mundo, q ne lo deHcubriera y conqui~tara la gmn nación
espaiiola, y todavía fué má~ positiva e:;ta ventuja, porque
~J,.;p:üia entonces era ~iuccrarnento catMicn: era famosa por
lus :irmr..s, invencible en los catnpos de batalla, domi11adora
en los conHojos de los monarcas de Europa, creyente fer-
voro~a o bija Humi:;n do la Silla H.omana. Jjo que ante
todo r'o propuw en el descnbrirniento y en la conquista de
las IndinA Occirlentales fné la, predil!aeión del Evangelio a
hs tribns indígenil.~. la converRÍÓn de ellas al Cristianismo
y l:t dilutaci6u de la f(, cnt6lioa. i No fné In. sed de oro
lo r¡ue eHtimuló In codicia del conquistador '1.... Sed de
oro hnho, codicia de riquezas iwludáblementc; pero no fué
e:;e el único llwti\'o qne la ~Jspaña do !Rabel la Católica
y <lA On.rlos V y de Felipe Il tuvo para acometer la
eonqnist.n. del Nnevo Mnndo: sobro el estímulo del lucro
estaba la n.mbicióu de gloria, y por encima de la ambición
de gloria, el noble ompefto de ~gregat• las naciones genti-
les a la Ig·lesia católica.

Pam realizar ese noble propósito, los monarcas de Oas-


t.illa enviaron a América 111isioneros, encargados de la pre-
dicación del Evangelio a los indios. Estos misioneros fueron
escogiuor; de eutre las Ordenes religiosas mendicantes, qne
a la sazón tenían comunidades numerosas en España.

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50

Cuatro fueron las Ordenes religiosas entre quienes se


distribliyó la predicación del ~~\'angelio en América: loR do-
Jllinicanos, los franciscanos; los agustinos y los mercenarios.
Más tarde, vinieron los jesuítas y se asociaron a los pre-
cedentes en las faenas evangélicaR, priucipalmente en bs
misiones entre los Halvnjes y -en la enseñanza de la juven-
tud en las escuelns y colegioH de la colonia. La. histo-
ria hará la de biJa j LJ8ticia a lüs cinco OrtlenPs religioHas,
que se distribuyeron entre ellas el N nevo Mundo, descu-
bierto y conquistado por In católicn España, para evangeli7.ar-
lo y civilizarlo: i Cómo no hacerles justicia, cuando religiosos
fueron los grandes Obispos de los primeros tietupos de la
colonia~ t Religiosos, los que llevaron In luz de la doetrina
cristiana a las naciones b:írbaraR de los. aztecas, entregadas
a la superstición Je los sacrificios humanos 7 .¡, Religioso8, los
que defendieron a loa indígena~ y los protegieron, interpo-
niéndose entre el indio pusilánime y el europeo orgulloRo '1
t Religiosos, los que trabajaron por difundir las ciencins, las
letras y las artes entre los pueblos americanos, nacido~, for-
mados y conservados bajo la salvadora tutela de la Iglesia
católica durante las tres centurias de vida colonial'! ¡Loor
eterno a los venemndos nombres de esos varoues verdade-
ramente ilustt'eH y benemérito~ de la civilización! ..... Yo
les pago el justo tributo de la merecida alabanza; y esta
pluma, que ha preferido enrnndecer para siempre, rota en
mil peda.zm, anlo.; que tt·azru· una lisouja o una frase men-
tirosa, estampa, con satisfacción, nna alabanza, cuando esa
alabanza es debida al verdadero mérito!! . . . . . . iN o ha si-
do mi pluma, esta pluma mía tan calumniada y aborrecida,
la que, cual vara de maga prodigiosa, ha hecho surgir del
fondo de lo pasatlo, donde yacían olvidados· de la posteri-
dad, a esos insignes frailes. honm y prez de las Ordeues
religiosas en el Ecuador, Fray redro de la Peña y ~~rny
Salvador de Rivera y Fray Alonso de Santillán, dominica-
nos; y l:l'ray Pedro Bedón, también dominicano~ ¡,N o ha
sido mi pluma, e~ta pluma mía, tan calumniada, la que ha
defendido al gmn Lacordaire 1 ¡,La que hu ensnlznclo los
merecimientos del famoso Bartolomé de Las-Casas, umbos
glorias purísimas de In familia dominícam\ '1 . . . . . ¡ Yo, para

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51

la virtud, reboso en veneracwn : yo, para el mérito, no ten-


go más que alabanza: yo rindo acatamiento a todo lo bue-
no, a todo lo grande!! . . . . . Pero ·i p'ara el crimen~ t para
el escándalo~. . . . . ¡Ah! ¡Quiero qm· oigáis referir una hi~­
toria, una historia verdadera, un suceso digno de ser oído !

IV
Un niño, muy mno, estaba aprendiendo las primeras
letras en la escnela primaria, que la Municipalidad de Quito
costeaba, ahom muchos aiios, en el convento máximo de
Santo. Domingo de Quito: uno de los maestros era un reli-
gioso, grave y autorizado, de la misina Orden. Pues bien:
un día, ese niño, recorriendo con curiosidad, los cuadros
de los diez mandamiento;;, qtHl decoraban los clau~tros altos
del convento, llegó al cuadro en que estaba representado
el sexto precepto del Decálogo : como en todos los demás
cuadros, también en ése el mandamiento estaba figurado por
un suceso del Antiguo Testamento: llamóle al niño la aten-
ción una escena y quiso saber su significado.

P<tdre: le dijo al dominicano, su institutor- .¡,qué hace


ahí eBe hombre con el mwhillo levantado 'l iParece que quie-
re tmspasar con ul cuchillo a ese otro hombre y a esa
mujer, qne asoman allí, tendidos en ol suelo 7 - Ese hom-
bre con el pniial es el sacerdote Finees, le contestó el
maestro ; y e~tá representado en el momento de dar muer-
te al i~raelita que eBtaba ofendiendo a Dios con una mn-
jer idólatm.

i Y los mató?, preguntó el m no, admirado.- Sí: le res-


pondió el Padre: los mató, clavándolos ambos en tierro.
con el puñal.

~Jse hombre, :¿se condenó'! replicó el mno; y el maes-


tro le dijo, sonriéndose: Nó, no se condenó: antes hizo una
obra muy laudable, y contrajo por ella muchos merecimien-
tos delante de Dios.

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Rorp1·endido con lo que veí~, el nil'io gunnló silencio;
y, vudta h e:tm hacia el Cll:ttlro, .se quetló míran<1o a Fi-
iJees ..... 1~1 llHV!stro, como Ri atlivinaJ'tt el ponsnmirnto del
e·wolar, continnó su explicación dieiondo: Dios es el dueiio
de la vida de lo~ holilbres, y pnr.de qnital'ia cuando qnie-
ra y como quiera: el ismelit:1 y aqn<"lla idólatm \'ratl no
sólo criminaleR, sino w;calldalo~oR, y tMJ o.udacos y t1111 des-
vergonzado:; en el esc(mdalo, que se gor.uhan on su impu-
reza :> vista del pn<?hlo, y con ultrnje del 'rahernÍlcnlo que
estaba en medio del pnciJio, por o;Jto el mismo Dios le in~­
piró a Finue:; · qnr. ca~;tigitra ul eRcáudulo, y Fineos, lleno
de cólorn santa, tomó el pnñnl y lo;; mató. El pneblo re-
cibió aquella leccióu de su!tHlable o;;carmiento, porque el que
no castiga Jo;; esc:indalos píÍillicos, os cómplicu de las c~­
canclaloHos.

Conque, Padre; ¡,el mismo Dio~ los hizo matar'!- Sí.

Según e~tn, i per~cguir n. lo~ escandaln~os es unn cosa


!Wraclablo a Dios '!-8í, y muy agTa1lablc, concluyó el maes-
ü':'o, el dominicano de (Jnito.

¡Oh! plmna, pi 111Ua ~Iol lJf:;tori~·lor, puñal de Einees se-


rútl prtra CaHtiglll' e~ciÍ.ndalos!! j C lla!lflO hlljlf\S cumplido tn
ministerio, la [1\J,;;teridad l!O tu condmliln1, y, acaso, t.e hon-
mrá, colocCtndote, con vtmomción, en el santuario de la
Patria!

La~ OrdeneH reli¡!;ÍORar; ~on Roc.iedades humanas, com-


pnestar; de hombreH, tan fr~giles, tn.n débiles, tan hombros
en una palabru., como todoH los hijo~ clll Adán, formados
del mimno barro qnolmutizo d<1 que ol primer hombre fnó
formado: las conHtitucionc~, con que ~e han orgattizo.do en
~ociedad las Q¡·cJenu::; religio~a~, son prndcntísima~, y lar, le-
yes qtle reglarueutan la virla cnotidinnn ele loR religiosos no
podían ::;or ni mÚH atinadas ni 1niÍ.s di;:eretafl: todo re~pira
santidad, poro la 1taLnrale~a hnmmm es la mis!lla, 110 se ha
mudado, no se ha cambiado ni Re lm trocarlo e11 otra me-
jor, sino qne permanece idéntict\ a DÍ 111iRm a, y no nwlve

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impecables a lo~ individuoo. Si la profesión rélig·io8a mutla-
rn la condición hurrmmt, hrwiendo n.l hombre impecable, ¡,qué
mérito tendría la obHcwnwoif\ de los tres votofl, en qué con-
siste todo el ser tle In. virla rel ig;iosa '1 • ...• En las Ordene&
religiosas Hl llombre, venciéntlo¡;e n :;Í mismo y nwrtificall-
do sus pasiones dcti'mlcnatlas, llogn a la perfección evn.ngé-
lica tntt8 o nwnos conrmmada, mediante loR auxilios de la
gracia di 1•inn. ·~ Qné consecuencin.s dedncireltlOS de nqní 1 -
DedÍicese de nquí, necesariamente, qno en hv; comunidades
religiosas no pueden wenos ae eometet·¿e pecados y canRnr-
se escándalos: en las más perfectas, en las escrupulosas en
la observancia do sna rHg!as y conHtituciones, esos escán-
dalos Herán raro~ y meno;; fret:uentes, pero no ser{m im~
posibles.

'l'n.l vez, no faltarán algunos que contradigan lo que es-


tamo,; rliciomlo, y Rostenl~nn que nntwa ha habido cosa al-
guna lllnla ui escandalosa en lo8 convoutoil y mona~tGrios:
empero los sagradoH CánonrH y el mismo iexto dH las Cons-
tituciones de loB 1nstitut.os reli¡~iosos están manifestando, do
un modo invencihlf:, qut'J en fos convontus el hombre es
hombre: ¡,por r¡né sino tanta ley penal? ¡,por qué tanto
rogiamento prohibitivo '1 ¡,Por r¡né tnnto eHt:ünto sobre re-
formas'! Hi nada eRtaba alterado, ¡1 qué era lo que se man-
daba reformar 'l

LaH constituoioncs relig·iwmR, como toila ley hntiULIHl,


Re conwntuu y oxplieHil merliante lo~ ¡wecP.d81ltes históricos
que las hicieron uce~Raria~: r-i In clntr;ura monástica 110 se
hubiera violado, tbn Pío Q,ninto 110 habría fnlminado tnn
gmveR penas conl:nt los violadores. En el ~~grado Concilio
de Trent.o, ¡,no tenernos tant.o~ y tan snbioH cánones sobro
la. Reforma '1 ...... Ri todo mn.rchnha santamente, ¡,a qué fin
tanto canon sobrn reforma '1

La Hatlttl Seilo lin reforilHH!o algunas Ordenes roligiosaH;


luego la di8ciplina reg·ular on toda;; las comunidades se había
relajndo: ¡,por qn8 nnn. r~el'orm:t. gm10ral, t<Í la ob.servnncia
estaba eu todo :-nt 'vigor 1 'l'al Vt"Z ¿el t'npn eotaría eugaiiadu1

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


54

Las bulas npostólicas sobre la reforma, ¡,serán, acaso una


calmnniR 1

b Por qué renov:wía Pío Nono, el afio de 187:l las cen-


suras fulminadas por Ut·bano Octavo y por Clemente Nono
coutra los misionero~ e11ropenR, que en América se entrega-
ban al comercio, si en Amét·icá ningún religioso era comer-
cilmte 'l Urbano Octavo ¡,estaría mal inforn1ado 1 Clemente
Noveno pe engañada~ Pío Nono ¡)calumnió tal vez a los
misioneros·~ ...... .

Pero, aunque en las Ordeues religiosas se huyan come-


tido escá.ndalo~. a uu historiador católico no le es lícito re-
ferir en sns obras los escándalos que los religiosos hayan
cometido; untes está oh ligado a guardar un ~ilencio absolu-
to sobre esos escá.ndulos, porque, cuando en sns obras na-
rra los sucesos escándalosos de los religiosos antiguos, falta
a la virtud de la caridad fráterna. - Así discurren algunoR,
y con semejautes razones combaten la imparcialidad, que
debe ser una de las dotes esenciales del historiador.

Analicemos estas razones:

En la 'reología moml se encuentran las obligaciones que


impone a In. conciencia del cristiano la caridad fraterna : en
la misma ciencia Re exponen los vicios opuestos a esr~ vi r-
tud, y la manera de evitarlos.- Ahora hien; según la más
sana y autorizada doctrina de la. Moral, no es una misma
la ley de la caridad cristiana respecto de los vi\7 os, que res-
pecto de los muertos: ¡rara con los vivos impoue deberes
mucho más estrictos que los que nos ligan para con los
muertos, principalmente cuando éstos lwa fallecido mucho
tiempo anteH. Los vi~·os tienen derecho a la honra, y los
muertos lo tienen tambiéu: e8to eR indudable. Pero, si el
vh'o ha perdido la fama, i se le haría injuria en no reco.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


55

nocérsela 7 Si el muerto perdió el derecho a la honra, i ha-


bría falta de caridad en neg:'írsela 7

Hablemos del muerto.-- El escándalo fné privado o fué


público: si fué privarlo, el muerto tiene derecho a conti-
nuar gozando en la posteridad del buen nombre de que
gozaba entre los vivientes. Si el escándalo fué público, per-
dió el derecho al buen nombre entre los vi\·os, y tampoco
lo tiene ante la po~teridud.

Un escándalo puedo ser público de dos maneras: o


porque se cometió el crimen delante de testigos, o porque
la autoridad juzgó el delito, senteu,ció al culpudo y lo cas-
tigó, imponiéndole una. pena legal como juez.- liJI que robó
una cosa cualquiera a vista de tostigo~, perdió el derecho
11.1 hnen nombre de que gozaba entre sns conciudadanos.-
El sacrílego, a quien el Obispo juzgó, sentenció y castigó,
con todas las formalidades canónicas, t tendrá derecho a la
hunra7

Pongamos un ejemplo. - En una ciudad pequeña, de


corto número de habitantes, un religioso abusa de su auto-
ridad de prelado, viola a menudo la chHJsurn de . un con-
vento. de monjas, pernocta dentro del monasterio y consuma
la ruina espiritual de una religiosa: el hecho eH conocido
de muchaR persona~. así religiosas como seculares, y la
misma Superiora de la casa. lo denuncia al Obispo. Se ful-
minan censuras, se forman expedientes, se reciben declara-
eione8 de te~tigos, que deponen, bajo jnramento; se pesqui-
s:\ el crimen, hay testigos oculares, queda probado el es-
cándalo y se impone el cast.igo al sacrílego. Ese ca~tigo
le fué impuesto en público, a presencia de muchos especta-
dores, congregauos, a campana t:uiirla, en el templo; y en
la cinda!l no hubo 1111 Rolo habitante que ignorara el es-
c(t.lldalo. ¡,Este lwcho ;;ería pCtblico ·~ i, Sería oculto, privado
y secreto?- El sacrílego ¡,tendrá derecho a la honra 1-Puo~,
lal e~ tillo tln los ~ucesos narmdor; ¡pu d volumeu cuarto
de la Hititoria geueral del Ecuador ..

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


56

Cuando se divulga un pecado secreto de una persona


qne goza de buena fatua jnstamente merecida, entonce~ ;;e
falta a la caridad fratema, eomdiendo nnn de!.raeción: pero,
¡.quién BostcndrÍL que ltay (letraociún en (lecir que la mu-
jer de Putifar tentó al palrirtrca Ju~é '? i Cómo ~e condlillll-
rh por cletractor, al que dijera que Fray .Tonlano Bruno
fué quemudo en Roma por hereje 'l ¡, Qnién lo mandaría
quemar sino el Papa 7

En e.l Real Archivo de. India~, ~~~ f::\evilln, se conservan


todos los documentos relativos al gobiomo de las colonias
americanas; no acontecía coRtt algnnn, por insignificante qne
fuent, acerca de la cnal los tnrtg;istmrlos civiles y los pre-
lado~ ecle~iúst.icos no inf<lrtn~J·au al R.ey de España: para
remitir est.os informe~ h~cí:m n.verignacione~ menudas y com-
ponían expedientrs eirctwstatwinrlos y prolijo8. 'l'oilos estos
documunloK existen, ~e han eouscrv:Hln. v la historia de
América tieue ncecsnriamentr. que ltJWy~rs~ en ellos. Estos
documentos wn ol:ieiniPs y constan •le la~ piezas jurídicas,
que las autoridades comp1Jtentcs fm·tnaron para pronunciar
sus fallos como jueeeK, a<lministrnndo justici:t: eollstan, ade-
m:ís, de las comunicacione~ qne Re dirigían al Rey wbre
todos los aHHntos n.cerea de los. cuales ronve11ía que fuera
informado el monarca y Al Consejo de Indias. EstoH clo-
cumentos ¡,no merecerán cn~dito '1 ¡,no trndrún valor ningn-
uo histórico 1·

La carta de nn Obispo a sú Rey y Señor natural RO·


hre un asnnt.o grave, de moralidad pública, i no mereccriÍ.
~er creída '1 i De tm Obispo y de un Obi~po americano, a
un Rey español '1 ¡,Calumniaría el Ohispo 7 i Qué interés po-
día tener un Obispo en engañar a tm Rey ·1 t. Habría sido
esto moralmeiJte posible '1 ¡,Hubiera quedado impune 7

Los antos organizadoH por los jnece~ ¡,no merecerán f(. 7


¡, ReriÍ. impu~ilJIH no descubrir por elloR h verdad, est.ndiú.u-
dolos con una crítica iltJ;;tnHla y sa!!:az ·~- I'uer~, docnmento:;
de e~a cla8e abuudan All el R.eal ~\.rcbi vo de Indias y' en
otws a.rcllivos, a,;Í e11paii.oles co1no americanos.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


57

Esos archivos no so11 secretos ni resr-rvailos : stw puer~


tas están abiertas pnra torloR; la entrada es libre y está
franca pnra muti<Iuiem: podéis ir nllií., f\llfllizar, investignr,
hacer extractos, pedir copia~ lugulmellt.e nntorizndas. y con-
veneer de mentira y argi1ir de l'a],ednd la narraeión histó-
rica. ¡,Han de~apareeido los llocnmentr¡s ·~ ¡, Se han redneiclo
n cenizas 1 ¡,No exioten los arehivo' ·? •••••• Q,; conjuro a
que, con documentos rlig·nos de erúditn, destl'llyiiis una sola
de mis narraeiones históricas: ahí está mi libro; leed sus
pii.ginns con ojos dc~apa,iunados y aeudid a bn8car los do-
cumentos: yo mismo, a cada momento, os c,;toy señalando
con el dedo el punto don1le los1 habéis de hallar.

No hay en mi obra un solo heüho que haya si,1o


oculto, todos fneron públicos y notorios: públicos enando
se consumaron, pÍtblieos ahora, porqne los clocnment.cm his-
tóricoR están aetualnwntc al alcanee de todo~. t Habrá ele-
tracción? i Hahrá falta de caridad?·

8nponienclo que l:u: coRns fuemn ocnlta.R, torlnvín al hi~to­


riador le sería líeito ~;acarlus a luz, para. lflcción ele la pos-
teridad, para vir11licación de In moml y para escarmiento
de los escanrlaloso~. Si un hiotoriador católico prevÍJ que
los enemigos de la Iglesia han 1le Aacar a lnz pública eiet·-
tos hechos cseandnlosos oeultos, y que He han de valer <le
ellos m¡'Ís tarde para argiiir contm la Religión, est:í: obli-
gado a adelantarse a los adversflríos y a haeer públicos
esos docmnenLos, a fin de que la causa de la moral y del
cntolici,;mo no padezca iletrir'ncnto. Entonces enmple con Ull
deber y no falta a la caridad, anuqne hag~ público lo que
era oculto .. El bieu gencml ~o prefiere al particular.

VI

Los estudios históricoR comienzan npenas m1t.ro nosotros:


yo he sido el pl'imet·o qire ha hecho utr viaje a. ~L1ropa
eon el único objeto, 110 do pnsmtrnte ni tltetl\ls de. diver-
tirme, sino lle estudiar en loB arollivos ele nuestra Madre

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58

Patria, los documentos con que intentaba escribir la Hi~lo­


ria general del "Ecnn.dor, a fin de que mi obra fuese digna
de fé y pudiera ejercer una saludable iufluencia moral MO-
bre mis compatriotas.- Mañ:wa, los estudios históricos con-
tinuarán, y los escritores que vengan rlespnés de mí, me
llamarán al tribunal do la crítica, y allí me juzgfll'án. Con
mi libro er1 la mano, investiganín en los archivos, com-
pulsaráu las citas de los documentos y me pedinín estricta
cuenta de mi veracidad y do mi imparcialidad. N o pres-
cindirán de rni carácter sacerdotal; antes, mi sacerdocio será
una. circunstancia, que, con mucha justicia, tendrán presente
mis críticos, para juzgarme como historiador veraz e im-
parcial. ¡, Me em lícito ocultar hechos que maiiana los
había de publicar otro escritor'! ¡,Era discrecióu prescindir
de documentos que mañana podían ser una arma terrible
contra la Iglesia'! Si yo no los tomaba ahora en cuenta,
;, no los sacaría a luz mt~ñana otro escritod E~e escritor pe ría
católico~ t No podía ser un enemigo de la Iglesia'? ..... .
llablé la verdad, y i10 temo el juicio de la crítica: ésta
reconocerá qne tuve tanta rectitud, que ni di~imulé lo ma-
lo ni lo ocultó, y qne con derecho aprobé lo bueno y lo
aplaudí.

J,os estudios históricos progr·esan en América: hay dos


escuelas literarias, cuyo criterio c~tá equivocado: unos no
quieren reconocer ui confesar que eu el régimen colonial
haya habido nada recto ni bueno, a!l~cs sostiene-u que todo
fué oscuridad, tiranía, atra~u y fanatismo: ót.ros se empe-
ñan en hacer la defensa de la época colonial bajo el Go-
bierno espaiiol, y se atreven a ocultar todo lo que, según
su juicio, puede ser drsfavorable a la sociedad y u! gobier-
no de la colonia. Semejante Histema histórico se juzga que
os necesario; a fí11 de no hacer desmerecer a la causa ca-
tólica. ante los puebloH; como si los vicio~ de la iípoca, y
las aberraciones de los hou1hrcs pnrlieran imputarHe, con m-
zón, a la Iglesia, cnya autoridad era tau 11xalt.adtt, aunque
no debidamente acatada eu la época coloninl. Ambas es-
cuelas histórica~ c~láu eqnivooada~; sus sistcn1aH choca u cou-
tra la ventad, tal cotuo se eucueutra en lo;; documeutos

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59

fehacientes de la época colonial : la verdad se halla deste-


rrada de ambos sistemas ; pero sólo ella puede hacer mere-
cer a fa historia el nombre de historia.

¡La verdad! Sin ella, ¡,qué sería la historia, sino una


calumnia autorizada o un elogio corruptor~ ...... Solamente
la verdad es In que da gloria a Dios. Pero se puede ha-
cer una obBervación, que merece ser examinada concienzu-
damente.

VII

La historia debe hablar la verdad, fle dice; pero hay


casos en qne esa vcrda(l liistót·ica es inop·Jrtuna, atendi-
das las circunstancias del tiempo y del lugar y de los lec-
tores, para quienes se csc~ibe. La inopot·tunidad de ht verdad
histórica, he aqní el gru.n tu·gumcnto contra la Historia: los
hechos ~on ciertos; no hay cómo dudar de ellos: es impo-
sible contradecir de buena fé la veracidad del historiador :
narra los !lechos con un lujo supédlno de pormenores, pero
no KC puede menos de confesar que la exactitud es indi~·
putable. No oh~tá.nte, debió guardar silencio sobre ciertos
hechos, porque no convenía que de ellos tuviera noticia el
público: la verdatl histórica es inoportuna! ¡La oportnni-
dad! ¡Ah! ¡ Qné mal hecho!

Distingamos, porque, mediante distinciones bien hechas,


se dilucidan admirablemente los puntos más intrincados y
complejos.

N o es lo mismo oportuno que lícito: tampoco son idén-


ticos lo ilícito y lo inoportuno.

Sulameute lo ht!Cno y, por consiguiente, lo lícit.o puede


ser oportuno o inoportuno: lo malo siempre es ilícito; y,
acerca de lo malu, no puerle nunca cuestionarse si será o
si no será oportuno.

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()0

Según c~to: la narrncwn lle ciertos becl1o~, i es ino-


portuna'!...... . . Lue,Q"O conf'2sáis que eH lícita. Ri f'.S lí-
cita, ¡,cómo rweverÍiis que Cti contrt1rin u In. caridnrl frater-
na~·¡, De qué manera ¡wca contr11 la carídacl fraterna'? -EH
una detraccióu, contestáis.--- Vo~olro~, loH filó~ofos; vo8otros,
l<.lS teólogos, no ignoráis, sin duda, que una cosa puede ~"r
prohibida de una de dos miu1erRs: Prohibidn.: por ser ella
en sí misma intrínsecamente mula. Prolábitum, rpda malum.

Prohibida : no por ser in trínsecatnente rnttlu, Hiuo por-


que una ley la ha vedado. L11alwn, quia prokibilmn.

Por eoto, lo inoportnno no. put•de ser lllltJCa intrínsecn.-


mcnte malo: lo inoportuno, ~1empro es un bien, el cual,
aunque Hea inoportuno, puede ser nece~ario. La . predicación
del l<Jvangelio ern un gran bien, el mayor de los bicneR,
el más m•eeRario de todos !oH bienes y, por eflo, aconseja-
ha San Pablo a 'l'ímotoo qno inRtam a los g~mtiles opor-
tllna e inoportunamente. Insta O}JO'I'tnne et itapo1·t1.we.

La lli~toria generul del Ecnador habrá HÍdo inoport.u-


l\f\,; pe.ro era necc~aria.

Decirle clara y terminautlmH•nt.o a un enfermo de gra-


vednd, que se prepare pnra morir hien y eristianumente,
¡,habrá cosa 1nt>jor 1 ¡, !Jabrá cosa má~ necesaria~. . . . Siu
embargo, es coHn muy inoportnna pura ciertas familiuR, que,
por el vano, vnHÍHímo ten1or <le asw;Lar al onfermo, ¡n·efie-
ren que paRe a la eternidad con la e~pantoRtt contingeucia
de ser l:inzudo a las infiernos para r,iempre.

La Historia General del Ecnudor hahrá sido inoportu11a,


pero ha hecho una obra de caridad: el bien de la RcpiÍ-
blica la exigía.

Lo oport.nno puedo ('er nn bien, eorwiderndo bnjo nn


a~¡mcto; y 1111 mal relativo, 1uimdo bajo oLro a~pecto.­
E~tá d -ladrón a punto de asaltar al vi;1jero: Y<i hu toma-
do tuda clu~e de prucauciuuc~ para ::;orpreuderlo y tmebl\-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Hl

tarlP w dinero, eun.n<lo, de repente, cae allí la justicia y,


a, su ver., ~nrpremlP al h\drón y lo toma pr\'so, y el vifl.~
jero He sa,lv:t ¡J'-' Her tlespojtuln. i Hahr[l. n:m cosa tttÍ\R
'oportumt, mits a tiempo r111e la lleg:ula de h ju,ticia '1

Muy oportnnn, para el viajero; pero, ¡cuán intempeiiti~


va para el lntlrón! Ln justicia, ¡, uo es verdatl que fné
mu_y oportuna parn el vi,tjero, pero wny inopOl'luna para
e.l ladrón '1

La Historia General del 11Jcu:vlor habrii sido eiertnmen-


tc inoportu11a pam alguien; pero, no por e~o, será maln
para l:t ca~i tot.nlillnrl de lo~ ecuatoriano~.
g¡ criterio moral cnne peligro de ser extraviudo en
nn pueblo, cuando u, eoo Jmeblo se le ofrBcen para sn lec-
tura ciertns obra~. en las L:nales los autores aprnebau el es~
cándalo, y, de un morlo indiructo, hasta lo enaltecen y
santificau. N o lta,ce mucho, con moti 1'0 de celellrarse en
todo el Orbe católico el-centenario de UllO (le los mayores
santo~ que han !lorecido en la Jg-le~ia de Dios, se publicó
en Ql1ito la Crónica de llna de ~laR Ordenes religiosaH, y
en e~a obra hiHlúrica . se protm;ieron a la admiración de ht
posterirlad, como varones ilustro>', dignos de eucomio, de
alabanza y do imitación, ciertos fraile~, cnya vi,Ja, conocida
de todos los eenatoriauol{, no ~ólo no había sido l!je.mplur,
sino mala y e~candalo~a y hasta cínica en el e8cándalo, y
más que cínica, aullaz y deworgonzatla en el Bfwándaln!! ....
¡Y esa crónica moná.sticn se pnblicii con todas las aproLa-
eiones de e<1tilo, y fné d3dieadn a 1111 Ohi:Jpo, venemble
por la. an~teridall de ~us co:;tmnbres!! ¡Y de esa Crónic.a,
eu poco tiempo, vi6 el público dos edicioneR, amhn~ coH~
toadas con el oro do la devoción y de la piedad cristia-
na! . . . . Que en nn pne blo católico ~e cometftn escándaloR,
P.H mny lamentable: qull e'os e~ciindalos sean dadoR por
sacerdotes, por ~acerdotPs relig·ioRos, por sacerdotes puest.os
a la cabeza de los tnlma;lerim;, por ~accrdotes encargados
del ministerio pn~t.oral .:>.n las pn.rroquíaR de los campos,
t no r;er(, muy lnnwnt.able ~ ¡,N o lo Sl'I'Ú. ~ . • • . ¡,Qué decís~

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


. El concubinato público, el amancebamiento cscaudaloso,
el sacrílrgio impú1lico, dt>cidmf>, ¿serán males so~iales sola-
mente cuando los cometan los mundanos'! ¡,Dejarán de
serlo, cuando loH conculJinarios, los deshoneHto~, los sacríle-
gos set~n hombres con~ugmdos a Dios por los tres votos
wlemnes de la vida religiosa'!.... Una ciudad, en la que
el escándalo no sólo vive tolerado, sino humado, ·b merecerá
el nombre de católica'? ¡, ~l~ní civilizada~.... No huy ci-
vilización sin moral: la ímica moral verdadera es la cató-
lica: t cómo podrá ser civilizada una población, donde el
sacrilegio y el concubinato tienen derechos de nobleza y
carta do ciudadanía~ Una población semejante, ¿dónde ~e
ha visto~.... Una población ~ernejante, t será posible 1 ....
¡Ah! Una población semej:mtc fné po~ible; ¡una población
semejante existió, y por casi tres siglos ll.. . . . . [, Dónde 7
¡Ah l t Dónde 1 L Oónd8 ~ '! '~ . . . . ¡Pluma, pluma del histo-
riador, puüal de Finees quiero que en mis manos seas
coutra los escándalos de lsmel, ooutra laH prevaricaciones
do Leví!!! ....

¡Conque los hechos narrados en la Historia General


del Ecuador sou ciertos, pero la Historia. es inoportuna l , ...
tEs inoportuna~ ir Para quién'! .. :. i ER inoportuna'! i Por
ahora~ ¡,Solamente por uhora '1 t Lo será siempre'! - Es-
tudiemos todavía más este punto.

VIII

Hay cuestiones, en las cuales callar sería prueba de


cobardía : no la autoridad del qne contradice, sino sus 1'~\­
zones son las que han de decidir acerca de los puntos
controvertidos. ~JI bueno de Homero hay ocaHiones en que
cabecea de dormido. Aliquando bon.u.s donnitat Ilonw1'US.

i Qué es oportunidad~ ¡_Qué es inoportunidad'! ¡,Cómo


conoceremos que una cosa fué oportuna '1 ¡,Cuándo merece-
rá una cosa el mdificativo de iuoportuuo '1 - Veál!lo~lo
despacio.

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(i3

Oportuna es una cosa, en sí mismo buena y lícittl,


que produce nn bien rerdndero a llll Íu(lil'iduo o a una
corporación, en circmJRtnncias determiHadll~. - Inoportuno es
nqucllo que, por ciertas y determinadas círcnnstnncias, no
conviene qne se, ponga por obra: puede producir un mal,
y, por ew, conviene que se 01Iiita, nunqne In cosa sea
buena en sí misma y moralmente lícita. Para juzgar acer-
ca de la oportnnidad o inoportunidad de una cosa, es in-
di~pemable el conocimiento claro y. completo de las cir-
cnnHtancias de tiempo, lll~~ur y manera cómo debe cjecntar-
SA una ncción. Dedúcese, pue~, de nqní, que no se ha de
confundir nnJJCil lo ilícito con lo inoportuno, ni lo bueno
con lo oportuno.

Los 'J'eóloO'OS tl'!ltan acerca de lo que es lícito a un


historiaJor; p~~o no de lo que sea oportuno o inoportuno.
i JJJn qué teólogo, por grave y autorizado q ne sea, se en-
cueutra esta cnP.stión : Utnnn !wc sit oppm·t/wum vel inop-
portnnum histoáo,qmpkis?

La prudencia y la discreción de cada escritor son las


únicas que jnzgan acerca de la oportunidad o inoportunidad
de nntt narración histórica.

. Las Comtmi(lades religiosas en el Ecuador: i estaban


:observantes '1 z, No rstaban observantes '1 --Si estaban ob-
st>rvantes, ¡,por qué les había de ser perjudicial la narra-
ción de los escándalos, de que, por desgmcia, fueron teatro
los conventos de Quito en tiempos pasados~ La compara-
ción de la relajación antigua con la observancia presente,
no podía meno~ de ser favorable a las Comunidades reli-
giosas, si se hallaban observantes.

Si, por el contrario, las Comunidades religiosas no es-


taban observantes, In, nnrmcióu de los escándalos a~tiguos,
t no sel'itl un freao s1lndable, para hacer que los religiosos
110 se rlesvíen del camino trazado por sus reglas y consti-
tuciorJes 'l La sanción in1pnrcial de la Historia es mny pro-
veclwsa, y los únicos que la ten1en son los frailes relajados.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Ltl wciPrlatl 110 necesita ele cmlvcJlto!;, sino de Comn-
uidarlPs religiosn~, obserr:mtrn tlfl ~n In~tit.uto, ansterit~, ale-
j1trl:l.s dr.l ~iglo, eonsngriH.I.a~ n la ora.ción, al estudio, nl
rr-eogia1iento y a la pt!uilcncin: entre .,¡ bien de la Rocit~­
dad y lm; mole~tia~ qne la ¡:nnc:ión histórica causa a ]oH
malos fraile~, ~e debe preferir, sin vacilaeióu, el bien gene-
ral. Si la historia ha de estorbar esc[i,udalos para lo fnturo,
podrá ser iunport.lum pnrá J,¡,; rr-ligio~o~ relnjnrlo,'l, pero muy
e
oportnua para 1[1, socierlnd. i nándo el alguacil ha sido
oportuno para los ladrones '1.... Mr>jur l'S el remedio qne
preserva del eontagio, qno In llHHiieina qne eum la en-
fermednr1.

Pero yit oínwH t}lle Re nos opone como invencible una


objeción. F,Ha~ natTacione" de hcd10~ escandalosos, se dice,
son, a Hll vez, Lltl nnevo ~~cándalo y por lo mismo dehen
ser om itidns r-n mm hi~torin, escrit.a con eriterio eat.ólicu.

~Qué 08 OBcánrlalo 'l ¡.En qné eonsiste 7·-- Ese{lllrlnlo es


nn dieho o un heehu que ~irve ni prójimo de oensión de
pecado. De allÍ ~e signe qnB el hecho o el dicho pueden
ser ell ,,í mi~mos buenos y, 0011 tnrlo PRo, dar oca.~ión de
pecado, a los qnP, por fineR ~iniest.ru.,, ~e manitie~tan c~­
canrlalizatloR. ¡,Qué costt más glorio,;¡~ pnrn Dio' que un
rnilagm '1 Pues, los faris•,oil, enetuignH rle .JHstwri~to, se es-
c,wdnlizttban de sth1 milagro~, diciendo üq uellos hipócritas,
que el l:.e<lentor profanaba el Hag·rado descanso del sábado,
eurnnrlo milngro~nll!PtJte a lo~ cnfcm1os. ¡,No ~e escandali-
zn.h:w también de HU8 bon(lndoRas condescendencias pam
con los peearlores '1 ¡,No le hicieron un crimen de sn
misericordia~

Ri est.amos obÍi¡~ados, on coneienc.iu, a practicar una


neewu buena, debemos praetiuarlu, aunque se escandalicen
de ella los fariseos, e;; dec.ir,. los hipóerit.aR, los que, para
aparecer ellos como sutJtos ante el pnehlo sencillo, juzgtlll
mnl del prójimo y eondemlll t,fl(lns su~ aet:iones. ¡,Quién no
sabe qnt~ la dcsccnclencia. fari~aica se hn propagado al trn-
\'és de los siglos '1 ¡, Cont.m qné obra bueua no se lw le-

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IIH la. lJjhlio~fJea Pedro 1\fonrnyo
Ol.en fl'.f! Rrtfael 'l'rn/ja,

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
vantado eAii raza de víboi'as ·~ 'i, De temor de su. lengua
ponzulio~~. hemoH de dejur de praetícar el bien'! Nó: aun-
que las obraR bne11as uo Hetm obligatorias, las hemos de
ejecutar, a pe~ar del e~eándalo (le loR fari~eos.

El eAc{mdalu qne debemos temer y evitar, es el de


la_,s person;ls graves, prnuente,; y temerosas de Dios; pero,
aun entre estas mismas peroonas, hay algnHas que carecen
do la instmcción competente y, por eso, condenan como
repren~ibiP.~, nceiones no s61o ln1e11ns sino meritorias y lan-
dablE.'s. Esas personas 110 sor1 raras; y, por sn culpa, por
su negligfHicia, no po;;eeu la ciencia de la Teología moral,
que, por su efítado y jemrquía eclesi,'\stica, están obligadas
a poseer.

La ciencia de la Teoloo'Ía moral es vastísima: quien


no la estudia todos los días'" de su vidn, no puede fallar
con acierto sobre cuestiones que ignorn : en tal caso, los
m:w~tt·os de Israel son reRpecto del escándalo, como los pu-
~ilú.nimes, los nsnstadizoR, los débiles de la Teología Mo-
rn 1.- Por eaus:\ de ellos uo se han de omitir las obras
bue.nas, que, sin ser de e8tricita obligación, redundan en
provecho general de la República y también en gloria de
Hios.

N o es lo mismo ser hncr1 literato, que buen teólogo:


el académico ~alm1 muy bien la gmmñ.tica del idioma y
escribi1·:í correctamente; pero, i, As lo mismo redactar una
memoria académica, que resolver una cuestión de Teologft~
Moral'? ¡,Heril suficiente ahril· una obra, y, por el íudice
alfabético de ella, estudiar de prisa una cuestión aislada 1 ....
1\fnehas veees, pnr de.Hgrnciu, a~í se resuelven cnestiones
tl'll~cemlentalcs, en que est.Ct comprometido el honor del pró-
jimo. ¡,N o es así 7 ¡,Lo negaréis vosotros'!

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fl(j

Las alharacas mujeriles, ésas no pueden intimidar ja-


más a varón prmleute. ¡Triste del que se somete, a cie-
gas, a tan capricho~o y voluble tribunal!.... Urm eriad;l,
t 110 fué la que hizo qne Sun Pedro negara a J e~ucristo '1
Una ancilla. Esclava y esclava del Pontífice, t no sería
gente devota'! ....

Escribir historia es ejercer ministerio de justicia: si se


narran las grandes caídas de los que jttraban ser fieles al
Maestro y no abandonarlo ni en las persecuciones ni en la
muerte, dehen refel'irse también sus lágrimas y su arrepen-
timiento. t Cuál historitt más justiciera que el Evangelio 1 ....
Si esa historia la hubieran escrito los hombres, no se con-
tarfan en ella ni las agonías de Getsemaní, ni el abandouo
y la fuga de los discípulos en la triste noche de la pri-
aión del Hombre- Dios.

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e A r I '1' U L O e U A RTO

Las acusaciones contra la


Historia General de la Repúblíca del Ecuador
y la n1.oral católica

Tercera acmaciúu cont.m la Historia geueml de la República del Ecuador'


co11 ,,¡¡a se lm causado nu daño grave a las comunidades religiosas
en el F.euaclor.- Kxamen rlot.euirlo de esta nlJjecióu.- Criterio cat.ó-
lico.- B•u·onio y lo• Anales ecleshístlcos. -Otro ejemplo tomado del
Evangelio de San Juan.- Uu esc:ritor r.atólico y sus ataques contra
la ITiAtm·i:t geuoml de la República llel Euuador.- Auálisio tllosófico
ele una máxima moral.- Proposiciones comlenadns.- Cuarta acusa.
ción: r¡ue la llistoria general de In República del Ecuador ha sido
elogiacla por los ·liberales.- Ueflexiones.~ Una acltu·aeión importante.-
Dos palabras más sobre la máxima· lle Olmedo.

Otro de los argumentos contra la Historia General del


Ecuador ha sido el que con ella se La perjudicado a las
Ordenes religiosas. Esos hechos escandalosos no debieron
narrarse, porque ·los liberales se han de servir de ellos, pa-
ra hacer la guerra a la Iglesia católica. Así se ha dicho;
así se ha clamado; así se ha fallado para condenar la
Historia General del Ecuador, y se la ha condenado inexo"
rablernente. ·

U na vez .más, preguntaré: i Esos hechos son ciertos~­


Esos hechos, t son falsos 7

Si son falsos, demostr[ullo; pero no con gratuitas con-


tradicciones, sino con documentos, y con documentos, tan
auténticos, tan fidedignos, tan autorizados, como los que yo

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68

hP emplearlo para componer mi narracwn histórica: oponed


documento n docnuwnt.o, y prolnul que !lO ho hablado la
verdad. V ue~Lro trinnfu wrÍI. completo: lo deseara, si fuera
posible, y gnstciso me tetractaría, eondenaría mi libro y lns
'llamas, que retlujet·an a cenizas la Historia General del
Ecundor, almnbrarían vueflt.ra victoria y mi derrota: vido-
ria de la verdad, derrota do la fu]~;cuad, en ese caso. l· Qné
mayor satisfacción pura mí, que la de corregir mi obra,
dando al Oé.>tU' lo del ÜÓRat' y a Dios lo de DiuH ·¡

Pero lo~ hecho~ oon ciertos, no hay como negarlos:


por miedo de los libel'ales, .¡,no debí narrarlos en la Ilis-
tol'Ía ~ t Qné debí hacer'! ¡ Decid! . . . . . . . t Negat· esos he-
chos, siendo ciertos, es decir, !'nentir 7- Y la mentira ¿será
lícita alguna vez'! ¡, i:lcrá pcmlJÍt.idn? ¡,Será ~iqniera tolera-
da~ Un escritor católico, ¿,había dCJ mentir 1. . . . . . . Ma-
ñana, con loR docutllento~, me enro,;traría la crítica mi
mentira, y entonces se Ji ría: la historia escrita por un sa-
cm·dote católico, es un tcJ,jidn de tnentira.~. -Basta. ¡,Para
qué 11iindir una palabra má~?- i, Esto no sucedería en desllo-
uor del e~tado eclesiástico 'i

¿, Qniéues sou los libern\es ·t_ t Por qnfi se los teme tan-
to 7. . . . . . . Los liberales eu el siglo déeimo nono, (que
pronto terminará), son lor; e11emigos de la Religión cristia-
na, los ad vcrsarios de la Iglúsia católioa romana : t no es
así ~ ¡ Eh ! ....

Pues, enemigos ha tenido la Iglesia católica en todo


tiempo, desde el día mismo en qno .J esncristo la fundó,
hasta este instante: no ha cesado de ser perseguida por
sus enemigos, y continuur{L la persecución y habrá enemig;os
hasta el fin de los siglos, pon¡ue en loH de~ignios provi-
denciales del Eterno los Pnewigos y las perRecne.ionrB son
necesarios: así lo ha queriún b Sabidmía Infi11ita. Recor-
demos algunas sentencias del Nnevo Te!stnmcnto. . Yo vine
a traer la gue¡-ra al mnndo : no 1rine a imponerle la paz,
súw a hace1.Ze la guerra. Os euvío como a corderos en
11W<Üo de lobos. Fll mundo os aborrecerá: torlaK estas so 11

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69

p!llabras del misnw Fundador Divino de la Rauta Iglesia ( 1 ).


Cmwiene r¡un haya lie1'1!JÚis, ¡,de qmen es esta palabra 1
t Cuya os esta ~enteneia 'l ¡ De 8au Pablo, del Apóstol de
las gentes, del Gmn Doctor de las naciones! Oportet, con~
viene! .......... /. Not.adlo bien; no dice habrá herejía&,
nó; dice que conviene que haya horPjías! Luego, las ha-
brá siempre.

Los liberales de hoy w11 ena11os despreciables en com-


paración con los antiguo~ herejes, de esos gigantes del error
y la mentira: sabéis lo qne les hnce crecer tanto en esta-
tura a los enemigoH modemo8 de la lglesia 7 i Sabéis 1· ¡La
poca fé, la l'é lítnguida y ptmilú.nimc- de los católicos de
nnestror! días! . . . . . . . N uostro miP.do los agiganta a ellos.
La Igle8ia cutólica tiene vitnlirla<l divina; corre por el cuer-
po mí~tico del Hun1bre- Dios, y circula. pvr sus miembros
y les da vida una sangro divina, la saugrc de Jesucristo,
Cabeza invisible de la Iglesia católica! - i (~né podrá el In-
fierno cuntm la J glm1i:t •¡. . . . . . ]:1;1 Infiemo podrá perseguir-
la; pero no lll vencerá jamii.~!

Hr.y en las er.cnelas nna reghL de Lógica qüe enReña


qne un argumento que prnebn demnRiado, no prueba JH.tda.
Qu01l IÚHá8 probat, nihil probat.- Hiompw, en todo tiempo,
la IglAsia católica ha tenido enemigos, y los tendrá hasta
el fin de loH Higlos : lnego jamás m1 historiador católico po-
drá escribir con i·mpareialldaLl, pon1ue e8tará obligado a callar
t.odo cuanto sea malo y cen,;urable bajo cualquier respecto.

En la Iglmia católica jamás los católicos han cometi-


do escánrlnlos: todo ha ~ido virl.nd, santidad, perfección, he-
roíbrno o ha lwhido rseánd[l.]os públicos y deplorables. ¡,Cuál
de C8tos dos extrPtllOH t'R el venladero 7 .... , N o lo e~ el
primero; luego m•cc~t~riamcnte debe Rerlo el segundo.-Aho-
rn bien: si al eRcl'itor católico no · lo es lícito narrar los
hechos oseattdalo~Ó;,, t'í;.~·uese qne e'tos ltechns han de ser
referidos solamouto pot· loti eneruigos de· la lgle~ia.. El bis~
t.oriad'H' católico lo~ mtl'l'lt co11 itltención rucla y sana:· el
diRidnnte, con un propósito· ~inio:;tl-o: el nl;ltólj(¡l) deplora y

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70

censura: el heterodojo censura y acu~a: el úno mauifiesta


que la Igle$ia undn tiene que temer por esos escáudnlos;
el ótro, apoyándose en. esos escándalos, combate a la Igle-
·sia : para el cat.ólico los· escámlalos son el fruto natural de
la triste y miserable condición humana : el hereje aduce esos
escándalos, para sostener por medio de ellos que la Iglesia
no es divina. ¿Cuál de los dos irá acertado~ ..... Sería
de todo pnuto imposible trazar la simple biografía de un
santo, con tau estrecho criterio histórico.

No ha sido ese el critel'Ío de los grandes historiadores


eclesiásticos. - Citaremos ejemplos.

II

Baronio es el padre de la Historia eclesiástica : fué Car-


denal de la, Santa , ~~lcsia ~omn~llt, cundJdato para el pa-
pado y Vttron doctmmo : fue mas toda vi a, fue un santo.
Discípulo de San Felipe Neri, alumno de la Congregacióu
del Oratorio y uuo de los mayores sabios modernos. Aco-
metió por comejo de Ran Felip'e, la empt·esn mngna de com-
poner los Anales eclesidslicos, con el principal objeto de
refntar la obra que los OenturiauoreR !le l\>Iagdebnrgo habían
principiado a publicar en Alemania, para hacer la guerra
al catolicismo por medio de la erudición y de la hi~toria.
Y en los Anales eclesiásticos, cuya primera edición salió a
luz en la misma Roim, en la imprenta uel Vaticano, t qué
criterio histórico guió la pluma de Baronio 'l t Calló, por
ventura, los hechos escandaloHoH ~ ¡,LoA negó'! t Los ter-
giversó 7 l. Trató siquiera de ocultarlos 1 ..... N a da de eso :
¡los refirió con austera imparcialidad! .... .

t Quién ha sido miís Hevcro qné Baronio con los Pa-


pas del siglo décimo, llamado,, no sin ra.zún, el siglo de
hierro de h Iglesia Romana~ Con cuyas faltas perdería
más la religión : Í· con las de un oscuro fraile, prior de un
convento en una triste colonin americana, o con las de los

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71

Papas~ ..... Los Anales eolesiásticos se compusieron preci-


samente para vindicar a la Iglesia católica de .las acusacio-
nes y calumnias de los Analistas luteranos de Magdeburgo,
y en esa obra el gran Baronio fné severo con los Papas.
tNo era oportuno que callara los crímenes de los Vicarios
de Jesucristo en la tierra~ t Condenaréis vosotros a Barouio ~

Raronio debió escribir sus .Anales eclesiásticos con el cri-


terio de nuestros censores, o ese criterio es equivocado. Obra
escrita contra los luterano~, y para defender a la Iglesia
católica: obra, escdta por consPjo de un santo y por un
cardenal~ Obra, impre.'la en Roma y en la imprenta
del Vaticano, ¿ qné nwjor oportunidad para callar todo be-
cho escandaloso~ i Qué hacéis doctísimo Baronio ~ ¡Escribís
los Anules eclesiásticos para defender a la Silla Apostólica
y narráis los hechos escandalo80s de algunos Papas! .....
La Iglesia no necesita de la mentira: fundada por la Ver-
dad Eterna, su única defensa es la verdad . . . . . Ved ahí
el criterio de Baronio!

'l'an severo fué Baronio en sus J111CJos sobre varios Pit-


pas del siglo décimo, que el mismo Grogorovins, con ser
disidentr, los ha corregido y suavisado.

He aquí otro ejemplo.-N o es Baronio: no es un va-


rón piadoso; no es un sabio de tnlla -colosal ; no es un
escritor puramente hnmauo, el histol'iador qne vamos a ci-
tar: es un Apóstol,_ es un Evangelista, es San Juan, !JI
predilecto de Jesucristo. Pues bien : el A pÓ8tol de la ca-
ridad fraterna, el maestro inspirado del amor cristiano, ha
narrado la codicia de Judas, y lo ha llamado ladrón. Sí:
ladrón, fur, con todas sus letras y con todas sus sílabas
y con todo su oprobioso y horrible significado. Quia fw·
erat. Porqne era ladrón!
· ~emt:jante palabm en los labios de In caridad fraterna,
y aplicada a otro Apóstol! ...... t Faltada, acilso, a la ca-
ridad fratmnú. el J<JvangeliHta San Juan, cuando revoló al
tnundo entero que J udus ~e rollaba liJ, \i\nQtllla que: I:eC!!,-

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72

gían para los pobre~ por orden del Divino Mncs(,ro ?-- Eu
secreto hurtaba para ~í ol Apó:;iol traidor lo llllfl se daba
p.ura los pobres. Err, qnae mittehantm·, portabat (2) •¡, Qúé
acusación más formidnble que éRta ~

t Desmereció algo el :>i1.gmdo Colegio i\ po~tólieo porque


ntiO de lut~ doce i\ póRtoles fué eodicioso, ladrón, traitlor,
deseRperado y suicida. 7 ¿Perdió Fll santidad'? ¡,He deshon-
ró'? ...... Asimismo, en nada pe1:jndican a las Ordenes re-
ligiosa~ \o:; ct·ín1em~s y los eseá.m\nloH pnblicos comdido:; por
algunos de su~ itHlivitlniiH: si las Oonst.itueion~s t.olerarau los
crímenes de los religiosos, si no loR cnst.igarau, entonces cae-
ría sobre la iustit,nción la infalllia de Bllfi ~ltnnno~; pero, en
ese caso, ya no sería Institnl~ión santa, ya no sería Orden
religiosa, ya no pertenecería a la Igle~ia eatólica.

La Iglesia católica. er; esencialmente santa, porqu~ sn


fundador, que es Je~ucri~to, Oti Pi santo de los sautos y la
santidad mistwt, y porq uo Hu duetriwt y Rll moral y ~n enito
y sus Saerameutos Ron santos : es ;canta, además, ponp1e es
madre fecunda de ~autoR. 'l':w alta L'~ la id!'.;t qne yo ten-
go de la santidad y de In. indefeetibilidad de la Iglesia ca-
tólica, que las per8ecncioncR 110 nw e.~pn11tan, lo~ -eHemigos
uo tue inspiran tenor: ;m]gn. en bncnn hora un león jo,;ml
y vigoroso y acometa a Snm;ón, qne va do camino: el
juez de Ismc\ no hnirá dfJ la, ficnt; ante.s, asiéudola de las
quijada~, le rasgará. h1H fancrs y la dPj:trií. ahí en el ca111po,
despedazada y mnertn. A~í la Ig·lesia mnta dnrÍ!. muerto u
torlos sns ouernigos, y so bnrlurÍi.- de 11llos. Poca. fé en la
divinirlád de la IgleHia católica m.wifi("st.a el que se pone
a. temblar por la sno'rte del Oatolicismo, a;:n,;tií.nrlose porqne
allá en una modPHt:l naciótJ t\lueríeann, un hi~toriallor rotie-
re con impnreialidad ]:¡,; mi~cri11s de LHHJH cnantos !'miles es·
candalo>'OH, a quieqc;J ~ll:·i. tuismos prelado.; de;;pojar(Jll del san-
to hábito y les eondenarou a. gnh~ra~. ¡Conque la ~uerte
de la Religión eBt.iÍ pendiente de lm: apetitos cnrnalcs do un
pobre fraile!! Si Fray ().¡llnero consiente en la tPtltación,

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73

la Igle~ia catt11ica se vieue ul ~u e] o ...... ¡Ah ! ¡,No es así?-


¡Hombres tle poca fp!.. . . ¡ Reeorclnd que la IgleRia católica
es la columna y sostén de la verJac:! Columna ct ji7'1na-
mentum ve1"itutis.

El 8a1wóu divino jumás duerme Rnuiío profundo, ni' sus


mí~ticos cabellos podrán ser nnnen. cortados: Í• por qué te-
méis'! ¡,Por qué os manift>~t.áif: alarni:H1oR7 ..... No hay po-
der que srn fuert.e contra la {(n·t.alez;t divina: todu ligadnra
es inntil: ¡ ~icmprc el Dios fne.rte eRt(t vigilaut.e !! ! ..... .

'l'nmhién rln prnehns de poca e:ilimn.ción por una Orden


religiosa el CJLlO RO ntcrrn, cuuwlo .alg·nien recuerda_~ la pos-
teridac1 los esc{tn,hlo.,; cansados por itlgnnoH re!Jg10sos, o
Ctltlndo In historia refierA que en una nación, durante
una cierta época rleterminatb, Lodos ]oH conventos de mm
Orden y todos los religio~<o~ de lo~ con ventor. 1'01!1 pieron sus
votos y sir1•ieron de pieilra tle escitndnlo para el pueblo.
gso e~ no haberse formado de la~ Ordene;; religioRa~ el con-
copt.o clovmlo, qne de ella~ dehe fortnnr todo buen católico:
L por qué ese temo1· ?- ¡,Por r¡ué'l ...... La grnndeza de las
Urden es relif(iofia.R no eKtriha 011 el en,gnño: esa grandeza
es rea]; reet-lrdadlo hil~ll, oe funda en fa ~antitJacJ heroica,
probada con la evidcuein cll'l milngro: las Ordeucs reli~io­
sns uo son ncaclclllias liternrÍaH: 011 las Ordenes religiosas
ni las cieneias ni las letra~ t;on el fin e~cncial de . ellnR,
sino nn medio ¡mra servir a la, I!!;l~Ria y dar gloria a Dios.
J,a ~autiticaeión dol v.lm~. hé nh( el fin de la~ Ordenes rc-
ligioRa~; en las OrdcnE\il 'mon:'u:tica~ la Rantidad ID es todo.

¡,Qué importa qLw lo.s r,JJigior:o:; :mnn docto,;, si al mis-


mo tiempo no son muy mortificado:-; '1

'rc•rner qne nnn Orden religiosa so arruino, porqnc nn


fmile comcla c~eÍI.mlnlus, es clu<lar dte la Proviclcnein Divi-
na, qne hn lllt1llif.,~tado ·~u intervrnción ·üircetn t·n la fun-
dt~ción y conset·vaeión de lnrJ ()J'(]enm: n:ligioHas: nn convC'uto,
tnncbos con ventoR lHtBdt'll C>Hit' ett relnjReión; mas, uo por
eso, la santidad d11 laR InHtiLueiono~ paclece detrimento:. wn

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74

ramas, que en un árbol frondoso se marchitan, se secan y


mueren, porque la Ravia vivificante que nutre al árbol, ha
cesado do circular por el\ns: e~a. savia, t, sabéis cnñl es~ ¡Es
el cspíritli de la fundación, el espíritu de los santos!

III

Distingamos bien entre la sant.idad de las Instituciones,


y los vicios que la fragilidad de la natmaleza humana y
la perversión del corazón del hombre suelen introducir aún
en el santuario.- Concretemos esta observación.- Consuma-
do el escándalo en el monasterio de Santa Catalina de Qui-
to t qué hizo la fundadora 1 Lo denunció al Obispo.
¡,Qué hizo el Obispo 7 Puso todo empeño en remediar
el escándalo.

¡,Qué hizo el Venerable Padre Fray Pedro Bodón 7


Escribió al Rey Don Felipe 'l'ercero una carta admirable,
en la cual le dió cuenta de lo -sucedido y le suplicó que
pusiera remedio eficaz a los males que afligían a Quito.-
El mayor de esos males ern, según el Padre Bodón, la
absoluta falta de j nsticia.

i Qué hizo el Rey Don Felipe 'fercero 1 Encargó al


Maestro General de la Orden de los Hermanos Predicado-
res, que mantlm·a a Quito un Visitador, provi~to de todas
cuantas facultades fileran necesarias para extirpar de raíz
los escá.ndalos, y restablecer la observancia en la provincia
dominicana de Quito ..

t Qué tJ.izo el Padre MaeKtro General de los dominir.a-


nos 7 Mandó a Quito al Padre Fray Juan A valoR, con el
cargo de Visitador.

¡, Qné hizo el Visitador~ Viuo a Quito, se informó pro-


lijarnente de todo lo ocurrido; con grau cautela recibió de-

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75

claraciones, formó sumarios, y, nna vez probados los delitos,


aplicó a los culpados las penas canónicas, según las cons-
tituciones de la Orden.- La ceremonia del castigo fné piÍ-
blica, y se pmcticó en la iglesia de los dorniuicanos de
Quito, a presencia del pueblo, que había acudido al templo
con aquel objeto.

i Sería este hecho un hecho oculto 1- Tan no fué ocul-


to que pasó al dominio de la Historia, y ya habló de este
asunto uno de los C ronistus dominicanos de América, el
Padre Zamora, en su JHstor"ia de la Provú1c·ia dominicana
de San Anto'll'ino del Nuevo Reino de Granada, libro im-
preso, y citado puntualmente en el volumen cuarto de la
Historia General de la ReJ:ública del Ecuador.

El Ilustrísimo Señor Don Fray Salvador de Ribera,


Obispo de Qnito, fué frnile dominicano; el Visitador Fray
.Juan de Avalos, rlominicano; el Padre Fray Pedro lledón,
dominicano: no sólo dominicana, sino fundadora del monas-
terio de Santa Catalina, fué In Soñom Doñn María Hiliceo
de Troya: todos esto~ pp,rsonajeR, ¡,no amarían su Ordeu1
¡,No la venerarían 7 ¡,No desearían .la gloria de ella 1- Sí,
la amaban; sí, la veueruban; sí, deseaban la gloria de ella,
y porque la amaban de vems, y porque la veneraban de-
votamente, y porque deseaban do corazón In, gloria de ella,
se empeñaron en ca~t.igar el crimrn y en rlesarraígar los
males y en reparar los eseiíndaloo !·

¡,Cuál de nosotros podrá jactarse de amar a la Orden


dominicana, más que el Obh<po RilJcra y el Fundador de
la Recoleta y la Fundadora de Hanta Catalina~ ..... Sépase
que el ObiRpo Ribera, el Padre Bodón y el Padre Avalos
figuran en las Crónicas dominicanas de Melénuez, ele López
y de Zumom, como glorins de la Orden dominicana.
¡Oh! Sí: In Orden de Santo Domingo 88 ha distingui-
do siempre por uu espíritu de roctitnd y de integridad, muy
laudable: no ha ooult.ado los pecados rle sus frailes, no los
ha en¡mbierLo, no los ha ncg-auo, cuando han sido públicos;

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76

nulo~ los ha per~Bgnido, los ha castigado y reparado, cou


el castigo público, el escándalo que tarubién había sido púhli-
co. Sófo en aquellos lugar.e~ en que loH conventos dominiea-
JWS han ea.ído en relajación, se ha dd'cudido el esciÍm]alo
y se lo ha dejado impune.- La Orden dominicaua ha co-
nocido mny bien que lo Ú11ico !Jlle puede comervarla en
observancia, es el espíritn de :w~tericlRd y de jnsticia: si
hniJiera dejado impnne. lo8 escán!lalos de suH frniles, habría
sido cómplice de ellos ante la nwral y ante la IIiRtoria.

t. Cnál C8 más crinlÍnal, el que comete un delito o el


jnez que 110 lo castiga'! j, El hiju que roba o el pa!lre de
familia que aprueba el llllrto comul.ido por su hijo'! t Cuál
de lo~ do~ será. miÍ.s criminul ~ .....

Para 11oootro~, lo decifYlos fnmcamente: b verdadera


grandeza es impo:;iule sin moral: en punto a moral, a cn.-
da nno hay pleno derecho para juzgarle, según la regla
de moral qne eHté obligado a praetiC;ar por su estado social
y condición de virln. El fraile ny puetle ser juzgado como
el militar: los dos, ¡,tienen, ;tcuRo, la HJi~ma regb de moral1
El roligiow debe procurar ~er porfect(J, practicando los con-
sejos Ol'angélícos: el militar uo er;tiÍ. obligauo mÍis que a la
guarda de los tnanda.tnientos. i Q11é votos ligan al wldado7 ...

LaR Cormmidades religiosas son no solnme11te útiles a


la socicdttd, ~ino 11ecesariat~: los bioJHJS que hacen a los
pueblos son innntnerahles y de uua traseenduncia weíal iu-
negable. Una Comunidad de religiosos observauteR, (lo dc-
eimos ~in recelo de que nadie nos contradigr, ), eR lUJo de
los más s11iiahuloR benefieio~ que !:J. Providencia Divin{l, Ruele
eoneeder a los pueblo8, cuando quiere usar para eou ello~
de su elemencia mit•ei'Íeorclios:t.- El bnen ejemplo .· Lk las
virLnde:l constnntentent.e practicada~, y, sobro todo el dmíem-
peiio rliario ele la oración, cuyn. eficacia 8ohre!lnt.nr::d no ticue
precio con que pued11 8er rewnnerudn aquí en la Lierm: el

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


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ministerio de la.s alabanzas di1·inas, entonadas varias veceG


al. dín, y ol inflnjo tle la iuterceHi(m CJ'lfl los ju~to~ ejPrcen
delante de Dio~, ~llll betwlleioH qne IHH Uornnnidadcs oilser-
vantes hacen a loR pueblos en medio do lo~ euales viven.

Ademá;; de e~to~ beneficios tlo orden sobrenatural, hay


olroH muchos precioso~, auuque de l\11 orden inferior. i Dón-
de ~e cnelli'ntra la ciencia, la sólida ciencia cclo~iií.Rt.ien, sino
en lo~; claustro:; 'l i Quiéuo:; han ~ido los grandes 'l'cólo.~oR,
sino los re.lígiosos 'l· La erudición en todo gi\nero de diHt.:i-
plina intelectual i patrírnonio de qnién ha sitio, sino de los
1

religiosos'!

Para dar huenos y rectos cotwejos es neces:n·;a la pru-


dencia; y la prudtJtwia y el conocimiento del corazón hu-
mano se hallan en el clau~tt·o, allí el de.>prendimiento de
lo terreno, la p:tz tle la concienuia, el amor del hie11 co-
munican serenidad ni Íi,ttiiiiiJ, y el alma 8e acostnmbt·a a
ver t.ndas lao cosas a la luz de la eternidad, contemplán-
dola~ doRdo puntos de vi~ta muy elevados. ¡ Felices los
pnoblos, doude florezcan en ob.;ervancia las Comunidades
relig·ioMs! ¡Mil veces dichosas las familia~, que· puedan
dopósitar los RP.ct·etos de sus conciLllleias en el pecho de re-
ligiows castos y mortificados, de eso~, CL1yas sólidas vit·tudes
exhalan la celu~tial fragancia de J esncri~lo.! Ronus odoJ'
Cft1'i8ti úz omni loco.

¡Ay! Voy e.Hcribiendo esto y o\ corazón se opl'Íme,


la angustia me ahoga el pecho y la amargt1ra inunda mi
alma. ¡Ay! por ca~i trl!s siglm, nuestra tierra ecuatoriana,
esta patria dB Howtros tan q Llerida, enreció de la felieidad
de poseer Uomn11ithi.de~; de religio>o~ observantes: fmiles hu-
bo, y a millarc::;; los eo!tventos ss multiplicaron; pero, pa-
ro bu~car virtn,]e~ era en vano entmr a ello~. pnes lo~
vicios estuvieron allí a "~llH ancha'!. La rc"lajnción a que
llegaron !t1S comuuidade~ de fraile~ en QHito y en todo el
Ecuador, 8Xcede toda poudcración, y no tiene ~elm\jante en
ningún siglo rle la lgleRia. F.twro¡¡ tre.H siglos negro~, abo-
minabk.s: el e~eándalo tlowinó y corrotupiú \¡asta la opinión

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


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pública, torcienuo el recto ·critel'io moral del pnehlo cat61ico.


¡Dios mío! ¡,Volverán esos tiempos7 ..... l• Volver:S.n esos
tiewpos, en que cada altnr es un lugar de sacrilegio'! i volve-
r:S.n esos tiempos, cua1HIO el incruento Sucrificio era sórdida
granjería, y cada altar un ;;itio de sacrilegios'! ¡ Oh ! ¡ Dios
Jl!Ío, Dios de bondad, dignnos alrjar tle la nación ecuatoriana
tan espantosa calamidad!.. . . Sí: porque calamidad, y lu
mayO!' de las calamidades si>ciale~. es una Comtl!lidad reli-
giosa relaj1lfln !

Amn.mos a las. Ordenes relig·iosas, las venemmos; pero,


al e~cándalo no podemos meno-s de hacerle con valor la
guerra, y se la ltaeemo~ con ánimo firme, re~nelto e in-
quebrautable: nuestro celo en hacet· la guerra al escándalo,
y en hacerl~t sin tregua, o~ tflnt.o miís ardiente cuanto el
escándalo es mii~ funesto.-- Queren1os que en el I!1cuador
haya üomnnidades religiosas; pero, anhelamos porqne éstas
sean observantes, austeras y ejeHll)\ares.

Las Comunidades religiosas. de los conventos del Ecua-


dor estaban observantes o no lo eHtaban : si lo estaban, t a
qné fin vinieron de Italia los Padres reformadores 1 ¡,Por
ventum, ha menester de reforma lo qne no está dañado 'l
t Calumnió Gnrcía Moreno n los frailes, cuando pidió a Pío
N ouo que ctn'iara do R(}ma religiosos observantes~ .....
Responda la nación ecuatoriana, y diga las cosas de que
alcanzamos a ser testigos hasta el afio de 1R64, nada
más! . . . . . ¡ Re~ pon da el Ecnrtdor entero! . . . . . t Estaban
relajados los frailes~ ¡, Desde cuándo lo estaban~ t Hasta
qué extremo llegó esa relajación '1 ¡.Cuáles fueron las cau-
sas de ella '1 ¡, ünrtles los resultados que la relajación de los
con ven tos cans6 en la moral del pueblo~ t. Qné hicieron
las t\Utoridades para remediar los e~cándalos ~ Hé ahí las
importantes cuestiones, a qne responde la Historia General
de la RepúhlicH del Ecuador.- t Herá un c1·imen en mí co-
mo historiador decir a mis compatriotas, leal y sinceramen-
te, la verdad sobre cada UlltL de esas cue~tiones 7. . . . i 8e-
rá m1a grave falta~ Por tal ba Bido dogmática y magis-
tralmente calificada mi narración histórica, por un critico

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


7H

que en el ll1cuador goza de una autoridad muy respetada:


sus fallos pronunciados con gran desenfado y hasta con
cierto desdén para con mi persona, maniliestau cuán odiosa
le es la Historia Gcueral de la Repúoliea del Ecuador. El
ser yo eclesiástico le ha parecido a mi crítico una circuns-
tancia para ultrajarllle, censurándome como a un niño, por
mi poca discreción en el eHtudio de los documentos histó-
ricos, y por mi absoluta crtldnlidad en los que tienen ea-
rácter de jutliciales.- Me censura también mí crítico por
un motivo mucho más delicado para mi houm de C'atólico
y de sacerdote: encuentra en mi obra tendencias anticatóli-
cas y propósitos deplorables, y me· reprende y me castiga
con la autoridad de tt'es escritores: nn poeta, un enciclo-
pedista y un literato: Olmudo, Voltaire y Villemain. Por
cierto, ¡grandes antoridades en asuntos religiosos! Yo les
opondré un santo, un historiador católico y la misma Igle-
sia romana.

IV

N ada aprecio yo más que mi honra, y mi honra co-


mo católico, porque sobre la vida está la honra, y lo que
más deshonra a una criatura racional es el ser rebelde a
su Dios, que se ha dignado hablarnos y revelamos lo que
quiere que creamos y confesemos. La autoridad doctrinal
de la Iglesia es la voz del mismo J esuoristo, que ha pro-
metido estar con Ella y no desampararla hasta la consu-
mación de los siglos.

Muchos dicen, arguyendo contra la Historia General


de la República del Ecuador: en una historia ¡reneral, en
una historia civil, en una llistol'ia pl'Ofana, no se debieron
narrar hechos de frailes y de monjas, porque los asuntos
de los frailes y de las monjas son enteramente privados y
dom~sticos, y no tienen relación ningnna con los asuntos
genemles, que son los úuioos que se han de contar en una

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


80

historia general. Esta· es la objeci-ón, y la. preseutamo~ !tOS··


otrns cn11 toda ~n fnerzn. 8Íil q11r. le qnitcmor~ unda que
JlLlotla desvirtnnrla: proc.ttrnn'lllflK annliznrla parte por parte.

:B;sta objeción n:tce indudablemente de la idea que t.ie-


llen fonmHla do la IIiRtoria !oH q no bucen la objeción: por
esto, lo primero que clubon:o,; disentir es la verdadera no-
ción de la Hi:;t.orin.. Si vo.'<~lti'Os tenéiR aceren de la HiHto-
ria un eonct~pto distinto del e¡nB Jto~ot.ror• tenemos, clnro
es que no estnrcmoH ele acuerdo 'obre la ntam,ra de e8cri-
bir la Hi~:t.orifl: vowtr(ls In e><cribirL,is de nn moJo; y noH-
otros, de ótro.

¡,Qué es IliRt.orin, ·¡ -- La Tiit;torin e~ la. uarración de


hechos pnsa.dor~: et:ta nnrrución ~H Ita <h llaccr dtJ algún
modo y COll alg;(u¡ fin. u~rurir lo~ Lecho~ pasadoR, eOtl el
~ólo objeto du entretener alegremcutc a lo~ lectores, no
puede ser un fin digno <lf1 la Hi,>toria: ésta narra lo pa-
f.ado, con el inlr'llto de aluct:ionar n la po8teridad: corrige
indirectt.llllelllC las falta~ d0 lo~ in di vi<.\uo~ y de lo8 pueblos;
impim ~entimienlos uohk,R, nf•'etos g;enero:;o:; y ~e11limicutos
eleva.do.,: Íllillrnyo a laR uacionos ltoeren. ele s11 verdadero
destino y leR enwiia !ti. manem de cumplirlo. La Historia
o;:, por e;;to, una cieneia de moral social, como ya lo di-
jimos anteriormente.

L.a. Historia, ¡,será ~implenJB!il.e un arte 'l ¡, Rerií una


ciencia~ -- Para nosotros la Hi~toria es una verdadera cien-
cia. ¡,Qué es cienein ·¡ Ci<Hicin eR nna serie de verdades
lógicamente deducidas de otra:; vert!atJe¡j, elamR por sí mis-
nuu¡ y evidentes: estn;.; vtmbtles r~o11 lo~ principios c.:ientí-
fieos, y Ja, ve:·tlrubH t!edncidi1.~ wn la;.; couoeeueneias. La
Providencia Divina v la LiberLud llLltli~nn Ron loR fnnda-
mr.ntos r.videntP-B d~ ··la lliHtorin: rJiu penle¡· de vista 1111
inHtante, el de:;tino provideneial de lw; nneiOIICH, euentn lns
vicisillllles de ellns eu ~1 Liumpo, nHuiifPiitnndo cómo se ha
cumplirlo eHa ley iuviolable de la I'rovidellcin, qne derroca
o encnmhra a lo~ pueblos, según Si,nn infielus a ~ll destino
o guardadores constaul:e~ de la llloml.

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Ve! ;~nlún tlo ln J\w;t.n~ i~111nieiptdillad de ltJnrra..
()l,;c de Jl<¡.fael '1'1 <N¡r~.

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N o tmlo snccRo pasado os nsnnto de In nttrrnción histó-


rica: 1o Ron únicamente aqnello~ que Jwyün ejercido intlt1encia
sobre h\ sociedad, Y" pnrificfi.ndola, ya corrompiéndola: ahoi·a
111l~oriindola; ulwra haciénrloln retrogradur. 'l'an insignifican-
te aparece a primera vi~t::1 un hecho, qne no merece si--
quiem recordarlo; po1·o, examinando despacio, ese solo hecho
sirve de el a ve para eutonder las condiciones morales de la
¡;ocicdad c11 nua época determinada.

ror lo uxpue~to se COllOCCl'á qne es imposible prescin-


dir en la HiHtoria, del elemento rel.igioso, sea la religión
verdarh•m la que profesfl un pnehlo, ~ea nna religión fal-
sa.- Sin Pl conocimim1to de las creeucias religioH~s de un
pueblo, e.s imposible entender su historia: cRoribirla sería un
almmlo. Jnmá~ htt ele pt·osciu<lir, pueR, nn historiador, de
los Ruce~os religiosos y de In parte que t.uvo la Religiún
cri~tiana y la fgleRia católica en la vida de los pueblos.
~Cómo podría determiua.r la. condición de nn pnCll>lo respec-
to de ~u rlE>otino providBncial, Pn nn período dado de su
histori,l, el escritor que proscindiern. de la iutluencia de
la Ig-IP.sia católica Robw ese pneblo'~ ¡,Qué es la historia
de los pueblos, ~ino la dfi~cripción, la pintura de ellos 'l En
nua de~cripciÓll, para que sea exacta., ¡,se ha de omitir una
¡J,; las peineipales eircunotüuria:s '1 En una dt;scripeión eorn-
pleta ¡, cÓ1no hrt dt~ faltar la cirennstancia mii8 esencial~ Si
In. pinturu parn. que sea buena, ha de parceerse al original,
¡,por qué retratando a nn puHblo eu las épocas sueesivas
de Hll vida, se hn d11 omit.ir precisamente el rasgo más ca-
ritclerístico de sn fiwlllomín woml?

l1;n la historia dH las colonias hispano- americanas es


imposible prescindir ele la inten:ención de la Iglesia católi-
ea: si se omite ese rnsgo, la hiHtoria qnedn. incompleta y
casi iuexplicahle. ¡,Y en quó co1wisti6 h intervención de
la Iglnsia eat61iea, sino en la acción de los Obispos, de
los saccrilotes y do los roligiosos1 Ellos fueron los maes-
tros de la cloetriua, los mir1istroK del culto, los jueces de
la moral, los diroctore~ de las conciencias, los maestros de
la jLrveutud, lo~ árbitros de lns costnmbres, los intérpretes

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


de las leyes y los do mi uadúl'('f' de irt colonia por w vali-
lniento nnte el ~obemno. 'l'al era la Rociedntl alltP.rieana en
las demás coloniaH, y eso y mucho 111Ús era In ~ociedad co-
lonial del Ecuador dumnte tres ~iglo~ enteroR.

En lo qne era Presidencia de Qnito, en lo quB se CO·


nocía como Antliencia de Qt1ito, uo . habia más qne tres
ciudades que t.uvieReu i111portnueia social, considemndo lo que
forma actualmente e\ territorio de nuestra República : esas
tres ciudades eran Quito, Guayaquil y Cuenca, de las cua-
les sólo la primera tioue hist.nri11 propiamente dieha en aque-
lla época, Guayaquil no la tiene, pues la~ inYasioues de
los piratas son lo~ ííuicos hec!tth notub\e8 que en ella acon-
teciel'On; Onencn entrn en la narrnei6n histórica a mediado::;
del siglo décimo odtLVo. ¡,Qué eran la~ demií.;; pohhwioues
de la Rlclpiíhlicn en tiempo de la colonia 7 Enm muy poca
cosa y no tienen hi~<tor ia : en \a oscni·a colonia amlll"icn na
llamadtt !'residencia· de Qnito, la ciu(hJ de Qnito era todo:
decimos mal : ¡era lo ií nieo! Ahora, pnes : Qnito no teuía
más vida que la vida religiosa. En la ciudad no habí1t
ningún otro a~unto de impo.rtancia qntl llnnmra !a tltención,
sino el cnlt.o externo público y cuanto se relacionaba cou
el culto de una manera mediata o inmediata. f:lólo mm co-
sa conmovÍl\ a los colonos constn.ntelllent.e t qué cosa era
esa '1 La" manife.Htaeiones públicas del cnlto externo, y to-
do cuanto con el culto tenín. relación. i Cuál era la cansa
de esto sino el aiHlamie11to en qnc vivit\11 los qnit.efios de
la colonia 7 Inqnielos por naturaleza, ligeros por carácter,
muy inconstantes y descontentadizos, ansiosos de uovedades,
los quiteños bth;caban algo que les 8irvicra de ptthnlo a su
curiosidad, siempre excitada y nnncn satisfecha. Teatro, no
lo habín; vith polít.ica, tampoco: el comercio etlsi no exis-
tía: viajero;o; no llegaba11 sino de cnaudo en cnaudo : noti-
cias de otra parte eran r11rns: lns comnnicaciunes de la
metrópoli intei"Osa.han a pocos: en las fnnciones literarias no
tomaban parte sino llllfl.S cuantas personas de la jerarquía
social elevadfi: ~qué lwbía de hacer el pueblo, sino vivir·
de la vida relig·iosa, qtre eonsistÍ1t en laR lllanifustaciones del
culto extcntv pfiblico? Y en esa~ manifestaciones, los diez

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conventos Je rellgiows y los cinco de monjas tenían la
principal parte con sus fie;;tas solemnes, SllS funcioneH es-
plémlidas, sus proeesionPs pompo;;as, en que unas Comuni-
dades compet.íau cou otraR en lujo y ostentncióu.

\! La influencia de los roligioHos era en Quito omnímoda


/en aq tJL,Jla época: iulluían en In familia, en la administra-
ción gubernativa, en la org,tnizaciúu municipal, en los es-
tutlios, en las tJo~tumbreE, en laR itleas y en los sentimientos.
Ellos regían la opiuióu púb licrt, que ellos mismos ·formaban,
nada eHtaba exento de su iníiuencia, se extendía a todos,
grandes y peqtwñoo, ricos y pobres, nobles y plebeyos: el
fraile era todo, ha,ta el único capitalista que había en la
empnbreuida colonia.- A ~imismo, a 'u vez, el pueblo y la
sociedad entera influían en l:ts comunidades religio~a~: las ri-
ñas de lo~ conventos, sn~ divisiones, sus partidos, enm ri-
iias, diviHiones y part.id(>R rle Quito entero, y en ellas no
había nn solo quiteño que no tomara parte: nadie perma·
nccía ui podía permanecer indift~rente. Quito era como un
couvunto inmenw. ·L Podría preRciudir el historiador, de laR
cscenHs de la vida relig·iusn, enando en esoH sucesos consis-
te priucipalmunte el seCI'eto do la condición moral de nues-
tros tllltepasados ·~ Ltt sociedad <le Quito en tiempo de la
colonia fué lo que fueron los religiosm;: éllos la formaron,
i\llos la educaron, éllos ht tt1vieron encerrada eu el molde co-
lonial por tres siglos enteros. Por desgracia, las comunida-
d,•s religiosas estaban mny relajadas: i qué había de ser la
sociedad sino Ooja y enfermiza 1-- La Religión católica cons-
t.tt de tres partes, que Hon cHcnciules e imeparables: el clog-
mn, el cnlto y la moral. De c~tos tres elementos que
constituyen la J{.eligión católica, los fmileH de la colonia con-
servaroil el dognm en toda su integridad y pureza, sostu-
vieron con <leslntllbrante oRplendor el culto externo público,
pero conculcaron con ewáiHlalo la moral. j, Qué habfa de
ser el pueblo '1 L Cuál sería la moral de un pueblo católico,
que eu los solemnes oficios religiosos de la Semana Santa
con te m piaba a los frailes ejerciendo las ceremonias de la Sa-
gruda Liturg·ia, deRpnés de haber nplaudido HUS donaires e.n
las calle~ y plazas públicas por donde los había visto discu-

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· rrir en alegre~ y tlono~as mascnrutla~ '1· • . . . ¡, MaHcamdas 7. , .•
Hí: ¡ ma~cnradn~, porque PI fraile era t'll los díaR de direr-
~1ón popular la mojiganga miÍ.~ saluda yne tonÍt\ Qnito!!!

Volvemo~ a repetir: nuestro país tuvo conventos, nues-


tro país tnvo frailes y los eontó a millares; pero tuvo la
fatal desgracia de carecer de religioso~, de comunidades ob-
sernmtes. La religión cat6lica no es ~ólo dogma; no es
8Ólo culto externo: os también moral. -Ese dogma .eontie-
tierrc, entre ótms, esta grun vertlad : la Fé sin la moral
es Fé muerta. Jt'ides sine upe1·ibus, mnrtua est.

He aquí por qué en la Historia general de la Repú-


blica del Ecuador hemos uarrndo sucesoR que en la histo-
ria general de otra nación, talver., habría conveuido omitir.
Sólo quien úesconor.ca, pues, b verdadera índole de la so-
ciedad ocnatori.ana del tiempo de la colonia, puede re})l'O-
eharnos por 11nestra manera de narrar los sucesos de aquella
época, y condenarnos por haberla retratado COII fidelidad.
Los afeites y los cosméticos no ~ientan bien a una matro-
na tan grave como la Historia: sencillez y austeridad re-
alzan su hermosura.

Dos virtudes exigía Cicerón en el historiador: la pri-


mera·:- Que jamds se atrevie1·a a decir cosa nin,quna fal-
sa: la segunda:-·- Que ruutca tuviera miedo ni temor de
decir la -vm·dad. PmMA.lVI ~SSF. RIRTOR!AE LEGEl\1, NE
(.,l.UID F.\LSI DlüEHE AUDEAT; DE!NDE NR Q.UTU VEJ:ti NON
AUDEA'l'.

Pues, la primera ley de la Historia, qnc, según el gran


orador y filósofo roHJUilo, es la de decir la verdad, la de
no ocultar la verdad por miedo y temor alguno, ha sido
eontradicha por el escritor católico de Quito, el cual, con
asombroso aplomo y sangre fr)fl, rnscña qne eR una obli-

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85

gación moral la de oe\lltm· la verdad, cuando de confesarla


se sigue mengua para el que la dice o escándalo para los
que la oyen: en apoyo de esta doetrina cita la autoridad
úe Olmedo, aduciendo los dos siguientes versos del cantor
de Bolívar:

Pues, si mengua o escándalo re~ulta,


Holll'a mils la verdad quien más la oculta.

T,a m:íxima del esoritot· católico quiteño, del hombre de


Estado ccnat.orin.no, tomada en los términos absolutos en que
la ha estampatlo ~u autor, contiene una doctrina inmoral;
cormptora do la honradez social y opuesta a las enseñan-
zas de la Iglesia católica.- Analic~mos despacio la máxima.

La m:í.xima es ésta. -Cuando de decir In verdad re-


sulta mengua para el que la dice o pam 6tro, es lícito
callur la venlad: cnaudo de confesar la verdad resulta al-
gún escándalo, se debe callar la verdad. -Como se vé, la
máxima tiene dos partes, y eH absoluta.

Olmedo dice que ocultar la verdad es honrar la ver-


dad: el poeta no emplea la pnlabm callar, sino la expre-
sión ocultar, la cual encierra un sentido todavía m:í.s amplio
que el verbo callar. Olmedo aconseja no simplemente callar
la verdad, sino ocultada. ¡,Será i\sta uHa máxima de mo-
ral cristiana '!- Vamos a verlo.

¡, Qné es ocultar '1- Ocultar es esconder nna cosa, ha-


cerla desaparecer de la vistn, sustraerla completamente al
alcance de los qne la bn~can y, en cierta manera, destruír-
la condicionalmente por tlll tiempo detennin¡¡,do. Ahora bien:
¡,qué es ocnltar la verdad'!- Ocnltar la verdad es eHcon-
derla, hacerla de~aparccc•r de la intelig·cncia de loR que la
buscan, snRt.rnerla conlplet:tnlcntc al alc:wcl< de loH que an-
dm! en pos de elln, !leslrnírln por un tiompo determinado.
¡, Y como se oculta la vehl:11l, sino negándola·¡ ¡, Y qné es
1111gar la. verdad, si110 lllllntir 'i ¡,Quién esco1nle la verda.r!
sii!O el qne miente 1 ¡, Quit•n hace desaparecer la verdad

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86

sino el que enseiía el error 'l ..... La mentira ¡,será lícita


algmm vez 'f i Será buena ·t i Red\. mora 1'! . . . . . Ullit cosa
puede ser mnchas vece.- la mentira, urrn sola cosa, Rola-
mtlnle úna: ¡, cn[tl es '1 La mentira puede sm útil, y eht.o
es lo único que pue.ile ser ltt mentira.- Oeultnr la verdad,
cuando de decir la verdad rp,;;nlta BHJn~ua, es llanflmente
enseñar el utilit.urismo de In ruentirn: cuando ele decir la
verdad resulta mengua, mentid, porque eu ese- caRo la men-
tira es lícita. Esta miÍ.ximu, ¿,será moral? ¡,será católica •¡

En otro caso se dcuim·a ocnltar también la verdad, y


es cuando de decirla ha de rt>~ultar escú.rrdalo.- La máxi-
ma es absoluta y general: no hace excepción alguna.

El eKciÍndalo que se ltn de seguir rle la cottfesión de


la verdad, puede ser o el de los varones prudentes, o el
de los pusilánimes o <-ll de lo~ fariseos. - Los varo11es pl'll·
dente5 no se escandalizan nnnca ele 11uc se diga In, verdad:
de lo único q ne padecen escándalo e:-> do la mentiru, 110
de la verdad.

El oscáttdalo de los débiles, • dt~ los asu~tadizo~, no es-


tamos obligados n evitarlo, porque no f1R propiallle.nte es-
cándalo: unce de la ignot·anciH, y se disipa o desvanece
con la explicación de la verdad.- Holameuto deberíamos ca-
llar la verdad y ocnltarla, cuando no estuviémmos ohligado8
a decir!~, y, dicié11dola sin necesidad lli11gnn~, resultara de
ahí una ocasión de pecado para el prójim-o.- El historiador
no se hn.llará jn.más en este caso, porqne contrall pnrn con
sus lectores la obligación e:-~tricta de e8cribir la verdad, y
110 le eH lícito callarla ni ocultad:1.

El e~cáudnlo de los fariseo~, e~ decir·, de los Lipócrita~,


de los perver~otl, htt de Rer de~ preciado por todo católico:
es lo qnc coudouaruo~ tnucha¡; veces con el nomhm de res-
peto hnnrano. ¡,A qué ~o reduce, pues, la tan eelehrada,
máxim!l. de Olmedo~ Se reüuce a una doctrina inmoral.

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R7

¡Criminal! ha~ sido sot·pnln<lido por lu justicia, con el


puñal en la mano: est.5.s ertRangrentado : tod~ te acusn, to-
do te condena: t eres tú el matador de aqnBl padre de fa-
milia, qne viajaba buscando, en bonmdo coruereio, el pan
para sus hijo~ 'l- ¡, NiegaR 1 ¡, NiegaR eon juramento~ t Ocul-
tas la verdarl '1 ¡,Finge~ prcloxl:os 7 . . . . ¡La confeRión de la
vertlad rne eR per:jndicial, •11e resulta mengua! Haces muy
bien en dejar hnrln.da la justicia: otros pasajeros inocentes
serán echado.< a la c:ít·eul como sospecho~os; que sufran, que
padezcan ¡1 qné te importa a tí '1

¡ 'l'estigo! dí la verdad, declúrula! . . . . i 'l'e obstinas en


ocultarla~ ¡,La ocultas, a posar dol jnrn.montu ~- ~¡ declaro
In verdad, me por:jndiearP., porque cierto podm·oso, a quien
le conviene mucho que no ~e de,eubra la venl:ul, se con·
vertirá en mi enemigo y me hará daño.- Y el testigo per-
jura y oculta la verdad, pon¡ne de decir la verdad le
resuHaría mengua.

¡Maestro! en~l'ña la verdad a tus discípulos: no les en-


señes el error.-¡ Ay ! t Qné he de l.tacer '! El gobierno es
qnien paga el sueldo: si yo no enseño lo que se ha man-
dado, me quitarán mi salario, y signo ocultando la verdad,
porque de enseñada le resulta mengua.

Véase, pues, si la t.an eHlebmrla sentencia de Olmedo


1111 es una máxima inmoral, q ne emeña nada monos que el
utilitarismo de la mentim. Pese a quien pesare, la máxima
aquella era la máxima dB condnetn, ¡,de quién '1 t Sabéis de
quién~ . . . . De lo~ viejos adúlteroR de llahil011ia! ..... .
Hi alguien llegare a descubrir que Iremos atentado contra la
fidelidad conyugal de t:insnna, se nuH seguirli mengua y re-
sult:lrá eseánclalo: bomorno~, p11es, la Ye.nlad, ocnlt.ándola:
matemos a Husana, y así la verdad quedará tan oculta, que
nadie. 1~ ~ahrií. jam(ts; pneR,. si mengua o e~c¡'indaJo· result.n,
honra rn:Í.s la verdad quien más la oculta. A~í se dijeron
lus dos viejoH; pero. la Providencia deshizo \P~ bien teji(IO?i
la?.os de su iuiquidnlL ·

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


86

sino el que enseña el error '1 ..... La mentira ¡, scdt lícita


alguna vez 'l t Será h11ena •¡. ¡, HeriÍ. \uorul '1 . . . . . Uu11 cosa
puede ~cr muchas vece~ la mrnt.irn, una ~ola coRn, solu-
mrnte úna: ¡, cn:í.l e~~ La mentira pnede se¡· ÚLil, y e~to
es lo único que pnerle ser la mcnl.ira.- Ocultar la verdad,
cuando de decir la vBnln<l rP~nltn mcni!:llrt, PS llnnltllH'IJto
enseñar el ntilita1·ismo de la 111entira: ~t1ando de decir la
verdad resulta mengua, mentid, porque en ese· caw la meH-
tira es lícita. Bsta mÍl.xirnn, ¡, será moral? ¿será católica 7

En otro ca~o ~e dBIJitirn ocnltar también la verdad, y


es cuaudo de decirla ha de resnlt.ar rscándnlo.- JJn. lll:Í.xi-
ma eB absoluta y general: no hucp, excepción alguna.

El eKcúndalo qnc se ha de seguir de lu coufeRÍÓn de


la verdad, ¡mede ser o PI de loR varones pruuentes, o el
de los pusil{uJimeR o el de lo~ fariseos. - Los varones prn·
dentes no He es~twdalizan nnnc.a de c¡ne so Jiga la verdad:
de lo único que pndcceu eHciÍndalo es de In 111ent.ira, no
de la verdad.

El csc{wdn.lo tle los débiles, ·de los ast10tadizos, no e~­


tamos obligados a evitarlo, porque n•J os propiamente es-
cándalo: nace de la ignoruucin, y se disipa o desvanece
con la expliea.cióu de la verdad.- i:3olarneute deberíanros ca-
llar la verdarl y o~ultarla, cuando no e~(;nviémmos obligados
u dP-cirla, y, diciéndola Hin necesidad rJingutw, resnlt.ara de
ahí una ocaHióu de pecado para el prójimo.- El hiHtoriador
no se hallará jamá~ en este caw, porqne contrae para con
sus lectoreR la obligación estricta de e~cribir la verdad, y
110 le es lícito callarla ni ocultarls.

El escándalo de los fariseos, o~ decir, de lo~ hipócritrt~,


de los pervcr~os, ha de s~r despreciado por todo católico:
es lo r¡Lm condennmos IIIUchaH \·eces con el nombre de res-
peto humano. i A qné so rednco, pnes, la tan celebratla
máxima de OlmeLlo ~ Se reduce a una doctrina inmoml.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


87

¡Criminal! has sido Norprondido por la justicin, con el


puñal en la mano; estás ensangrentado; todo te acusa, to-
do te condena: i ereR tíÍ. el matador de aquel padre de fa-
milia, qne viajaba huocamlo, en houmdo comercio, el pan
para sns hijos'!- i) Niegas'! L Niegas con juramento~ ¡, Ocul-
tas la verdad? ¡,Finge~ pre(;extos ~ . . . . ¡La confesión de la
verdad me os perjudicial, me resulta mengua! Haces muy
bien en dejar bnl'lada la ju~ticia: otros pa:;ajcros inocentes
serán echado> a la c:í.rcel como sospechosos; qne sufran, que
pl\dezcan i· qué lo i mpor la a tí 'l

¡ 'restigo! dí la venlad, declóxnla! . . . .


i, 'l'e obstinas en
ocultarla~ ¡,La ocultns, n pesar del j nru.monto '1- Si declaro
la verdad, me pPrjudicaré, porque cierto poderoso, a quien
le conviene mucho r¡ne no se descubra la verdad, se con-
Yertir:í en mi enemigo y me bar(t daño.- Y el testigo per-
jura y oculta la verdad, porqne de decir la verdad le
re.sultaría mengua.

¡ Mue~tro! enseña la verdad a tu~ discípulos: 110 les en-


señes el mror.- ¡Ay ! ¡, Qné he de hacer '1 El gobiemo es
r¡nien paga el sueldo: Hi yo no enseño lo que se ha man-
dado, me qnitar:í.n mi salario, y sigue ocultando la verdad,
porque do euseñarln le resulta mengua.

Véase, p1!e~, si la tan celebrada scntt!ncia de Olmedo


no es nna maxtma inmoral, qne enseña nada menos que el
utilitari8mo de In. nwntira. Pese a quien pesare, la máxima
aquella ora la 111iÍ.ximn de coudnetu, ¡,de qnifín '/· i Sabéis de
qniéu ~ . . . . Du loH viejo' arlúHerns do Babilonia! ..... .
Si alguien llegare a descubrir qne hemos atcutado contra la
fidelidad conyugal de Susana, se nos seguirá mcngnn y re-
sultará escándalo: home111os, pues, la verdad, ocultándola:
matctuos a Susana, y n.sí la Yerdad quedará. tan ocnlta, quo
nadie. lu salmí jam:ís; puc~,. si mengna n e~c:ímlalo resnlta,
homa más b verdad quien más la oculta. Así Re dijeron
los dos viejos ; rero . la Providencia d<lohizo. lo* bit¡u tejic\o~
lazos du su iniquidud. ·

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


MagtJífica y muy ~ocurrida para dl:'fflllller crÍIIIHIIes eR
la máxima de ocultar la venln1l, euaudn de conl'esnrla re-
sulta ulgún perjuicio: cou esta máxima, ¡,no Re defendió, aca-
~o. el vilipendio llel Palmllón Nacional ecuatori~Illl, pneHt.o,
para vergueuza de la ratl·ia, en PI erucero de g·ucrra ven-
dido por el Gobierno dH Chile al !Emperador dd Japón? .....

DijinwH que esta mlíxiila era Ílllnoral, y lo ltemo~ pro-


bado: ~ñadimos que era opnestn. a la moral cri~tiana, y va-
mos a demo~trarlo.

Se nos ha querido aplnstar con la nutorichtd de un


poeta, y liemos quedado Ín\·ulncrahles: el arma se volvió
contra nuestro enemigo.

Es nuí.s pn:f'erib[.¡ qu.e nazca 1ll escríudalo, que el que


se oculte la verdad. ÍJ Cuya es <'iil.n máxima '1 t. Hcrá del
pobre autor de la llistoria Goncrnl dA la H.ep1íblica clAI
Ecuador'!· i Rorá ele tllgíÍn la!reje 7 ¡, Scr(t de algún libre
pensador '1 i Cuya será 7 ¡,La condenaréis como uuticatóli-
ca 1.... Pues, esta m:í.xima es de nn sabio, de nn Ranto,
de un Doctor de la Iglr.Ria, de ntl Papa, de nn Hanto Pa-
drA, es de San Gre:~orio el Gr.undo, y se llalla en la IIo-
rr,ilía séptinm sobre- el rt·ofeta Ezegniel. He encuentra
tamuiún esta máxima eu otro santo, en otro Doetor, en
otro rach·e de la IgleMia, Ht\ Stlll 11ornardo, quien doelnm
haberla tomado do Han Gregorio. illeli~ts o8t u.t scandafum,
r¡11am ut veritas 1·elinqua.tu1·.

Conque, esta. rnÍtXÍilla, ¡,no es la eontrudidoria do la do


Olmedo'! - Hi la una es cristirtna, ¡, qné Ferá la ótra '1 ¡,quién
conocería mejor la doctrina cri,tiana: i San Grt>gorio Mngno
o el Cantor de la violoria de .T nníu '1 ¿,San Det'llardo n
Olmedo'!

La maxima de Han Greg-orio Ma•ruu v de San BPr-


uardo fué recu~dada por el eélcbrL~ Uo~do ~Iunla.lurnbert en
su preciosa obra sobre lo~ J1!m~fe.s de Occidente, y lo fu6
preci~amoHte, en el capítulo (Jll (}lle aquel eHeritot' ealólico

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


89

discutTiÓ largament.fl acerca de la rclnjtición de los antiguos


monjes.- "Yo diré la verdad, escribe J\'Iontalernbert: sí, yo
"]¡¡ dirf, e~a verdad ~auta. esa verdad Itecemria; y la di-
" ré preci~amente, cuando Be trate de lo~ monjes y de sns
"tidtns, porque, como lo ha dcelarado el mismo San Ber-
" nardo, eBe gran dennnciador de loA desórdenes de la vida
"religiosa: no· es hacer contra las Ordenes religiosas, sino
"comhatir en fi1vot· de ellas. el reprender los vicios de los
"hombres que las componen".

VI

Para condenat·nos se ha aducido la autoridad de Vol-


taire, el infernal enemigo de .1 e~ucriRto: nosotros, para dc-
fondernos, oponHtnOR las palal!ras de Ult defensor de la Igle-
sia Romana, el cnal se apoya en la autoridad de un Snnto
Padre. i1 Cu(d de los dos vot.o8 será tllPjor: el de Voltaire
o el de f:1an Bern'lrdo '? •••••••

Dijimos que la máxima. de callar la verdad era inmo-


ral, y lo probamos: aüadimos qne era contraria a la moral
cri~t.iaua y ncabumos de demostrarlo: asegnrnmos que tam-
bién era opuesta a la euseilanzn de la lg;lesiti católica, y
lo ViUllo~ a mnuifestar con mny claras razones.

He aquí una proposición teológico- moral.- Si al,qnno,


estando solo o estando delante de ótros, J11'Crf111ltándolrJ al-
gnien o de su propia gana, sin qae nadie le p1·r~,qnnte, ya
sea po1· gu.1to, ya pm· cualquim·a otro fin, .Jura q11e él no
Ita hecho algo, que 1!-ll 'VAI'([ad hizo entendiendo dentro de
.sí mismo alguna otm cosa r¡ue, por dm·to, no la haya
!techo, 11 otro mndo dúti11lo de OIJIII'l con qu.e la hizo, n
cnalquia otm circ¡w.¡/¡;nd,¡ IJel'rlrtdent relativa o la mism.a
cosa, este tal, rle ningún' m()dl} pe1:fm·a ni miente.- i Qné
os parece de esta proposición~ ¡,Contendrá. uua doctrina
católica~

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!JO

Prestad atención a esta otra propos!CIOII, qne e~ un


corolario teológ·ieo- moml de la propooición precedente.- Di-
ce así: Caaudo hay nn motivo .iu.slo, se debe 11sm· de
todas las antm·iore.~ ar¡fibuloyías, si hrty nnees·¡:da.d, o s1: ¡·esul-
tat•e u.tilúlad para l<t salud t:orpn)'(d, para la honra, para
la defCI/sa de las ,·osas dmnli.llicas u pam vt(alqnier otro
acto de virtud, co1t tal r¡u.e en todos estos r:asos d ocnlta1'
la vet·dad se juzgue que 1'8 in_qm1.-ioso ?J conuenieute.-i Qué os
parece esta proposición 1 fCxta y la anterior, ¡,no so11 idén-
ticas a la mn.xima de Olmedo'! Pues, ambas proposiciones
fueron eoruleuadu~ por el Papa Inoce11cio Uudécimo como
e~candalosas y pemieio~as en la práctica : el decreto de con-
denación fné expedido el 4 de Marzo de IG7D, por órgano
de la Sagrada Oongregación de la Inq niHición Romana. :El
~ostener, en~eiiar o defender e~tas proposiciono~ estaba pro-
hibido, bajo pAna de excomunión latae sententiae.

EH, pues, indudable r¡ue la ocultación de la verdad os


nn acto inmoral, contrario a la doctrina ·cristiana y repro-
bado por la Sede A po:;tólica: la verdarl 110 se ha de ocul-
tar, aunque, de confesarla, reHtdj.n.rn mengua o escándalo.
¡ 13cntlito sea Dios! . . . . . . . Para atacar, perseguir y des-
honrar al autor de In HiHtoria General de la República del
~~cuador, han echado mano sus grntnitoR enemigo~, de :u-
gumentos, que contienen principioH opuesto~ a la doctrina
católica!

V IT

Domos nn pa~o liJ!Ís 011 la defensa de nnestra obra.

\ Se hu hecho un argnmcnto contra ella do los elogios,


r¡ne al Volnn1e11 Cuarto le han tributado los liberales. Exa-
minurcmoH con calma esto argun1enlo.

La objeción er¡nivalc al ~ignieni.t'. Hilogi:mw. LoH libcrnlcs


son e!lelllÍgos de la Religión católica: los ene111igus de la

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91

neligióll católica aplanclen un libro: llll libro aplaudido por


los enemigoR ele la Religión cfltólica es malo: luego un li-
bro aplaudido por lo~ libemles es libro malo. Semejante
argumeutnción eH sofística, y, con1o htl, carece de verdad y
no tiene más que lns apariencing de elln.. En efecto, se
funda en lltlll aseveración dema~indo absolnta y general, y
los principios demasiado absolnt.oH y nníversaleR, tratándose
de la certidumbre moral, son falsos.

Hay tres claws de cerLidnmhre: la rnetnfí;ica, la fíRica


y la moml : respecto de las dns primeras w verifica el que
los principio~ absolutos .Y nniversaleB, sea u verdadet'OR, respec·
to de la tercera, no. Aclaremos este punto con ejemplos.

Ile ar¡ní !lila proposición nwtafísica: -La causa es au-


terior al efecto.- l'~Hta proposición será verdádera, siempre
y en todo caso, auuqne se ht emlllcÍe p,n ténninos absolutos
y uni~·ersaleH: así, las causas sou anteriores a los efectos,
toda causa es anterior a sn efcdo, son' proposiciones verda-
deras, cou venhcl absoluta· ¡,Qué causa no será anterior a
Hu efecto~ í Qu6 efecto dójará de sct· posterior a su causa '1

Si deeimoH todo cuerpo material ci'l divisible, cnmwiu-


mos una verdad ciert~, con certitlnmbre fí~ica, y no hahrá
sér corpóreo que no Hoa divisible.

Pero con la certidumbre moral, que se funda en las


condicioues mo¡·ales del hombre, no sucede lo mi~mo, por-
qne entre esas condiciones de la naturaleza humana está.
la del libre albedrío, y la tle la inconstancia de la volun-
tad en el miHmo estado moral.- No puede, pueK, decit·se:
Todos los hombres son malm, ni todos los hombres son
buenos: el malo nunca hace acción ninguna buená: el ,bne-
no jamás comete acción ning-una mala. F;n esta manera de
discurrir 110 hay lógica.

Debemos examinar diligentemente las .acciones humanaR:


si lo8 libemles aplaudou una cosa, hemos do inquirir qué
es lo qne aplauden y por qné lo , aplautleit. 8i loB ol'to-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


uojos condenan Utla COBa, asimismo bemOH de investigar qné
cosa es lo que condennu, y por qué lo condenan. Si pro-
cedemos ue este modo, 11ue~t.ros juicios serán rectos y des-
apasiollados.

Conque, lo~ liberales·. por ser liberales i no alabarán


sino lo nwlo '! ¡, Ilabrá llegado todo liberal a nn extremo
tal de perversión morn.l, qne 110 apruebe Hino lo malo 'l
¡Gran argnme11to, invención portonto~a! ¡Los liberales con-
denan una cosa, luego esa cosa es buena! Condenaron la
venta, o alquiler o préstamo ( qne todo ptHlo ser) do! Pa-
bellón nacio11nl; lnego los que lo vuBdiororJ, o alquilaron o
prestaron hicieron ur.J:t cosa muy buena. ¡Ea! ¡ Coronndlos,
ecnatorianos; pero con corona de ignominia!

Los tlisidcntos de los Eslt11los Unidos de Norte Améri-


ca y muchísimos radicales de ambos continentes npl:wdieron
al Papa León Décimo Tercero y lo colmaron de elogios
por su }J}ucíclica aceren. del trabajo y de la condición mo-
ral de las ela~es obrera~; luego esa Endclica t fiería mala '1
¡, Qné decís'! ¡,N o fné mala'! Luego, no es malo todo lo
que aplaudeu los liherales; luego e~ bueno algo de lo que
celebran los libernle~. •

Bu lo qne los libemlefl pnblicnrort acerca do! volumen


cuarto de lu Hi~torht goneral de la Repúblicn del Ecuador,
debemos distinguir do~ cosas, muy diversas: a saber: lo
que opinaron sobre el mérito de la obra en sí mismn, y
lo que juzgaron :wercn de los :üaq11es de que fué víctima
el autor de ella, por parte de sn8 enemigos.

En la obrn no nlnbaron otm cosa, sino la imparciuli-


dad del historiador: esta virtud le~ pareció tanto más roe
comotlllable, cuanto el hiHtoriaclor ~e manifestaba severo eu
condenar los escií.ndnlo~ cometidos por religiosoR, siendo tam-
hién e] historiador 8UCerdoll'. ),es ROrprem]iÓ e~ta imparcia··
lidad en nn ecle;;instico: i por qué '1 porqtw ercínn que loB
hi,;t.oriadores pch;iÍI.~licos hourií.batltos !tt verdad, oc11ltándola,
cuaudo dr- eoufeHarla rewll.ttba meugua para el e~tado ecle-

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siástico. ¡,No e" así'I-Bien consideratlo todo, Lqné es lo
qne loR lilHH'nk~ han elogiarlo en el ~ncrl·tlotc nntm 1le la
Historia General tlt~ la ltepúblicrr del l~enador, Hino nnrr
prenda nwml común a todos los hi~t.oriallores, sincera-
meute católicoH 'l

El pohro sncerdot.e aut.m· de la híst.oria Guneral de la


República del P,mwrlor, ha sido agasajado con eRta ~alva
tle ...... i, elogios '1· ~ ¡. ••••.• He le Ita calificado 1le c1 érlulo,
de mab·iado, de inurba11o, de testarndo, de arlu.slo, do .so.
berbio, de vano, de m·gullo.so, de hiptÍcrita, de llombre de
maltH costumbres, de mentiroso, de calumniante, Je falsario,
de ladrÚ11, de ateo, tle l'ti(Ücal, de. enemigo dt! la 1·eligiún
caMlica, de ignm·w¡ü>., tJ1te esaibía errores sin saber lo que
e.w:ribía. Elegido Obispo de 1barra, ~e dió, por l10ca muy
autorizada, el grito de al<ll'llla, tlemmci(wdolo como una
ameuaza para la Religión Católica. - í Todo e~to fné bue-
no 'l ¡,fné malo~ -Si fLlÓ malo: loR liberales que lo con-
denaron como malo ¡,merecerán CE'mura ·¡. - Ri tanto insulto,
Hi tanto ultraje, ~¡ tanta injuria, si tanta calumnia fné por
mí bien merecida, aquí está mi otra mejilla, ¡herid en ellrt!!!

La Historia General du la Ttepúl>lica del Ecuador no


está nún terminada: todavía tenemos inéditos algunos volú-
menes. La narración de los sucesos de la colonia no se
ha completado en el Cuarto Volnmcn: ~por
qué se nos
atnca, puc~, y se nos recrimina, pro~entando,
como omisio-
ues enlpables, nsuutos que, según lllJestro plan, ~e trntan
en los volúnwnos inéditos'! ¡ Donosa mnnem de hacernos
la guerra, por eierto! .. ,. Impedir de todo~ modos la pn-
blicaeión de lo inédito, y tlllidenar :d historiador, porque
oruitió lo que debió narrar, precisameul.c en lo que no se
deja impl'iruír ..... •

E~a abundante lista de nnones ilu8tl·e~, C8a nutrida


cnnmemción de celcbridn1le8 l'l'ligio:<as omitidas rn el Volu-
men Cuarto, 'i, a qné conduce 1 ¡, A qnó '1 Lr.s celebridades
religiosas del tiempo de la colonia teudriÍn sn lugar: en la
ti~:r;·a tlo Canún bnbo campo sobt·udo para Loth y para

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H4

Abrabam, uuuquo tunlto~ emlr tnuy deos en ganatloR, y sus


pa~tore., rrr1Ínn a uwnnclo. Nada falt:mí, todo estar[~ donde
debe ser encontrado, y a cada cual sB le har{t compl~t.a
ju~ticin, t•so sí, a lns cekbridade~ religiosas con el peso del
~antuario, y a las eelebridade~ profnnaH con el· pew común
para lm1 hijog de hmel. t No ordenó el Heiior a MoiRés
que Lnbiera dos pesos tli~t.intos en el pueblo e~cogido: tlllo
pura pesar Rolamcute la~ cosas drslinadas al culto divino,
y ótro para posnr luuo lo GUe era de nw profano 'l La
Historia tit~ne lwlnnza de jn~t.iei:l, y ~nhe mny bien cómo
ha de pesar el oro, y c{,¡no ha <le pe~a¡· el barro: ¡, dón-
de habéiR vi~to que el barro humilde sea echr~do 011 el
crisol, vara aquilatado 'l·- Uml vez por todas: los convell-
tos no son acadc111iaR: esa~ li~t.as de teólogos, de eruditos y
de doctores podrán wr muy nnmeroHas: ¡ <¡ne lo sean cuánto
quieran! JJo que nowtros Dxigiremo:-~ será lista~ de frailes
austeros; catiílogus de rol igiosos observantes : ~e pan nnestroH
enemigos, qne para nosotroH, trutándo:;o de las Ordenes re-
ligiosas, la snnt.idad lo es todo: si u ella i qué mérito teu-
drá lo demás? ¡Narlie más Sctbio que Lucifer!

ltidíenla es y no sólo absunla la pretensión de hacer


pasar en autoridad de cosa juzgflda esa fama, aérea y sin
fnndame11to, que tienen mncht1s de lns celebridades de la
colonia. ¡, Qné había do ser gran cosa eilo de saber dispu-
tar y argiiir 7. . . . . 1<~n lal ronvont.o hubo tanto;; fraile~
instruídos: los demás, t, r¡né fueron ? i, Fueron ignonUJtes '1
Luego hubo ignorancia m1 lo~ con veutos . . . . . len esos
centenm·es de religiosos que había rn los convPnto8 de Qui-
to en tiempo de la colonia, encontrar algunu~ in~truídos uo
es maravilla: no lo es, en efeeto, sobresalir entre ignoran-
tes; el nt>goci(J est.ft en :>er <li~tingnido entre los dist.ingni-
dog y eminente entre gente de mérito. J,a lnciémuga anda
por ahí brillando con su lucecilla, eutre lo~ delll:Í8 insectos
qne vuelan a oscuras entre laR soltll)l'as de la noche, y 110
deja do ser gracio~a . . . . . La l(tmpara an\e delllnte del
altar y, disipando lus tinieblas nugnRtus del santuario, inun-
da en claridad los es¡meiosos ámbitos del templo: su luz
es plácida y tranquila, sus santos esplr.ndorcs ni perturban

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b oraewn lli inte\'rlllnpcn el recogimit>nto. t Cuál ele cst118
doi:i luces u." pnrece que doherftll ,,nr :liJI!Idlo.,, n ljtlit.·Ill"S r-1
Maestro Di1·ino lo~ llamó luz del ·nuuulo? Vos e.sti.s lu:-c
7/lll'lldi.

Oierlnment.e no totloR lo~ religiow8 pnedE'n hrillar como


el ~ol; pero, ¡, 110 podrán alnn1hrnr siqniera eomo las liÍmpa-
ras del Rantuario ·¡. • • • . El n~t.ro rey EH tillO só!o, y a la
humilue c~fem de la tiena le baHta un solo sol: un Santo
'l'on1Íts de Ar¡uino es ~nfíeíeutc para el mundo de la eien-
ciu.; pero lns lámp:.uas, por numcrosas qnc sean, nunca es-
tán por . demás en lo8 templo:;: la majostno~i:l. oscuridad de
h~ calcc\J'ales g-ótica~, i 110 e~ .verdad qnr~ es máR devota,
cmtndo In. l:ím1Jnra, wspcndidn. bnjo la eneumhrada ojiva,
la ntE"uiÍa y disminuye'!

No: 110 escribimos nnestrn His!orin Geucral del Eoun-


üor para los doctos ni p<Hll lo~ eruditos ni para lo8 maes-
tros del Ecuador: Habíamos que los doctos, que los erudi-
tos, qne los ttHle~tros del Ecuador nos l1abíau de ceusumr
y reprobar inexorablemente: preveíamos que esta censura y
esta condenación habían de Her pronnneindas Hin leernos, y
uo no~ hemos equivocado. ¡,Para qué to111urse el trabajo
de leer una obra qne ubnrrl'cÍan, y qne ya de auteruatJO
hahían conrlenado 7 . , . . Para vosotros, jóvenes ecuatorianos,
solamente para vosPtros ha sirio escrita mi obra: vuestro
corazón no está toda vía marchito pot· el egoísmo, y podéis
amar el bien con a1ttor generow. J1Jn la Historia Gl'neral
de la República del Ecnador, 110 eneontraréis ni adulación
al pouerow, ni lisonjnH al magnate, ni 1liHilt!Ulo para el es-
camhlo~o, 110: encontraréis um.1 nnnación sencilla ue lo pa-
sado, hecha con un;tem imparcialidull. He ccnwrarlo la
relajación de las üornnnidac\es religiosas y, por eso, he sido
señalado al orlio rlP mis compatriotaR como Hwlo, como
pervcrw, como ateo,' como hombre sin Dios, a qu·ien t!l-
mer; ni mm·al que ,l.jltarda'l', rá óoáedwl a quie11 ?'espe-
ÜI7'.. • • • t Me odinréi~ tall!bién vosotros~ Un gran santo,

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un varón tloetísimo, un monjP nsomhroso, eensuró tamhión
In relnjaeión de los monn~terio~ de ~u tiempo y la annte-
1\ll\tizó, con mms frases cunde11Üw, tan propias de Hl lnÍ8tÍ-
cn originalidad; y, cuando aRÍ CPIISllrnba y cnnndo así
nnatcmatiznbn, dijo: Yo no t.P.mn dL•sagmdar a los religio-
ws qne a\U:\11 su Ül'lle11; por el contrario, e~toy seguro \le
darlns contentntniento, porqnr persigo yo lo que ellos mis-
nws aborrecen.- Pnm cou vosotros, jóvene,; ecuatorianos,
estas palabrns de San Bernardo, del in~igne Abnd de Cla-
ra val, Heriin la explicación de mi criterio LiHtórico. Empe-
ro i qnién soy yo, pmu. comparar111e con el gran' Ha11
Hemardo ·~ ¡ Hacrílego ntrevimiento el mío! ¡Ciega teme!'i-
dnd lll mía! . . . . ¡, Cu{wdo el {d.omo de pol vu, cou que
juegan los t.orlJl'llinos de la timll', se ha compnrado con el
lncero vespertino, que brilla con ~urna claridad en medio
de nn cido oen~no '! ¡ i\ h! Tiástele ul polvo ~u ruin mili-
dad: la luz y la he\lnza pntrimouios son de los astros del
cielo! ....

Jóv,enes, ¡, nn!a1s \'UeHtra patria'!, Puc~, trah,nj_ad Pfr ha-


cerla pros¡wrn, fehz, grande: mas,. tColno la vena1s pro~pt>ra,
feliz y gmndc, sin mora.\ ni amteras costumbres'! . . . . . Ral
de la tiena somos los' sncerdot.es, si eota ~ni estuviere ella
misma rlesvauecida, no sirve sino pam echarla fuera y ser
pisotea.da por los hombres. Cnnndo imperen las ideas bue-
nas y rectas en todas las clnsos sociales, entonces pro8])[J-
rarán las bnenas costumbres. El recto criterio histórico es
muy favorable para In moral pública, porque la ju~ticia de
la Historia E!S, al fin y al Ct\bo, la única justicia humana
de que el perverso no ~e hmla en la tierra. E8a justieia
es tardh1, pero al crimen 110 lo deja nunca gallardear ufn-
no co11 sn impnnidad.' ¡, Ht\brá un ultraje mnyor a la morfi!
pública que In insolente impnnidacl del crimen '1 Se!'ial de
11111el!a dceadmwia social es la impunidarl del vicio; y pue-
blo dnntle lo~ vicio~ ~on honrados, podrá llamarse 111oral,
pero no lo será; tendrá la audacia de llamarse católico;
pero, cuando así se 1\nnlll, blasfemará; ~e creerá civilizado;
pero no mcrucerá ser contado ni entre las hordas salv3jf's,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


¡, Cuiíndo ni aíinlo~ salvnjp,s han d:vlo honor al vieio ni
han dejado impune al crimen'/ ¡ Jóvcne~ ecuatorianos! amad
la Justicia, y vuestro único a11helo sea lwcerht reinar en
e8ta desgracittdn Pntria nue~tra!

Para defender a religiosos qne vivieron ahora dos si-


glos, se ha tlu~pcdaza<lo nuc~tm huma, se ha arruinado
nne~tro hneu nombrf\: han faltado 11 la caridad, han grita-
do, y se han encarnizado contra nueHt.rrt fauw..- La caridad,
¡,era la vit"tnd cri~Liana que nosotroH habútmoH quebrantado 'l
Y nosotro,, i no éramo~ vuestros prójimos •¡, ¡, EstAbamos,
acaso, nnsotro~ excluído; de la ley cristiana, que o~ impo-
ne el deber dP.I amor fmteruul '1

Suponiendo qne noRotros hnhiÍ>rumos faltado a la cari-


dad: ¿, OR lJra lícito n vo~otroH fall:tM' tnmbióu a esa mi~mrt
virtnil, pcrsigniémlouos y calumniiíndonos por la impretl-
ta '1. . . . Si t.nuto o~ 1lolía In Íl\jnria contm la fiuna de los
muertos, ¡,por qué l\IJ lnvist.ciH eompa~Jión de la fama de
un vivo 7.... "B;,a fama de lo~ c¡ne hrrhían l'alleciuo ahora
dos siglos, .¡,en. pura vosotro:< más Rngrada qne la fama tle
llll vivo'! ¿ De un saeertote '1 ¡, Do un sacerdote constituí do
en mny alta dignidad ecle~i(tHI.icn '1

Lo8 libemlcs vnu a explotar contra la Tgle~ia las na-


naciones de 1:t Hi~torin del ll;euudor: a~í dijisteis, así os
lamentn~teit<: .¡,y uo babírtn de explotar ta.mbi{m vuestras
cnlmnnin.~ y tlietcrios co1tirn mí·~ ¿N o les lmbía de cansar
escándalo vue~tra sangrienta pm~ecución eontra el escritor
y cnut.ra la hi;;loria '1 ObRervando \'nestra cncarnizn.da furia
contra mi historia, en qtw ~e narran con severa imparcin-
litla.d la relajación pñhlica y r.~candalo~a r1e los fmiles an-
tiguos, ·i no habían de decir loH liberaleé que los católico~
mieut.en, desfigurando u "o,:u!Lando la 1·crdacl en la hi~toria,
cunudo nsí les conviene hacerlo para medro do sus intere-
~es temporales'! . . . . E~to, ¡,no redundarií en meugna del Ca-
tolicismo y de ~u~ escritores'?

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98

De qne el uistoriadot• fuese un pet'Verso ), se dcdLlCiría,


acaso, en hnena ló,¡{ica, qne eran falso~ loR lwchos referitlon
por él·¡ g~oH hechos constaban (le documento~ público~ dig-
nos de crédito: los documentos existen: el historiatlor, al
pie de cada página de su libro, los ha citado escrupulosa-
mente. Luc¡~o, pnra combnt.ir su veracidad, no debíais ha-
ber asegumdo que el historindor era nn mal sacerdote, sino
demostrado lo falso de sus narraciones, oponiendo documen-
tos a documentos. Un d()cumonto se desmiente con otro
documento de ignal peso, no con una calumnia.

Documentos, he ahí el at'lna de buena ley: doculllen-


tos, hH ahí la única arma que os era lícito manejar·. La
calumnitl, el insulto, la injuria. hacen pel'ller las caustu; mií.s
justas o, por lo menos, las desantorizan ante la opinión piÍ-
blica ilustrada.

DebemoR ademiÍ.s distingtlit· las máximas severas de nn


filósofo moralista, de los conceptos impetuosos de un poeta
lfrico: el filósofo discutTe con calma, analiza cnn frialdad ;
el poeta siente con fuerza, se expresa con vehemencia: el
úno da reglas de montl ¡mm la conducta de la vida; el·
ótro exclama, se ndmiru: aquél es un maestro que dicta
lecciones de moral; éste e;,; nn homhre poseído de un es-
píritu que lo domina.- E.>tiÍ. Olmedo recorriendo las escenas
horrorosas do la primera guerra. civil en el Ecuador: el
odio de los partidos, los estragos tle la pasión política, el
furor de unos ecuatorianos contra ótt'oH, y, ante el espec-
táculo de tanto crimen colroncstado con el nombre do pa-
triotismo, siente sn alma lwndamentc disgust.adrt; rennncia al
empeño de t~egnir dcHcribiemlo el sangriento combate de ~li­
ñaricn, y, en un impulso de indignación, en medio da su
arrebato lírico, exclama:

Ni tr·egua ui piedad . . . . . ¡,Quién me retira


de esta escena de horror 7. . . . Rompe tn lirn,
doliente Musa mía, y antc8 deja
por 8Íernpre sepultada en noche oscura
tanta guerra civil. i Oh! tú no sens

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


quien a la edad t'ntul'a
qniera en durable verso revelarla:
que si mengua o e~cándalo resulta,
honra más la verdad qnien más .la ocnlta.

Si el historiador !tnbiera de ajustat· la moral de la. na-


rración histórica n la máxima de Olmedo, aceptando ese
grito de de~pecho del poeta, cnal nna regla inflexible de
moralidad literaria, preguntaré i a qué quedaría reducida la.
historia de la República del Ecuador'! i A qué quedaría re-
ducida, cuando los únicos acontecimientos tligtws de memoria
son nuestras frecuentes revoluciones y nuestras guerras ci-
viles, cada Vf\Z más sartg"rient!t~ '! . . ... . El Señor Doctor Don
Pablo Ilet't'era escribió ·una extensa biografía del Presidente
Gareía Moreno, y en ella cuenta que el Presidente murió
aseHinarlo a la nna de la tarde, el seis de Agosto, en la
puerta del palacio do Gobierno : si ocultar la verdád es un
deber para el historiador cuando . de decir la Yerdad resulta
mengna o escándalo, f, por qué no calló el biógrafo la muer-
te de García Moreno~ i No era una mengua para el Ecua-
dot· el a~esinato del primer Magistrado de la República'!
¡,No habría sido mejor e:;cribir que García Moreno acabó
su~ días de otro modo y no asesinado~ ..... .

La absoluta maxuna aquella conteuida en lo~ versos dcf


apotegma de Olmedo:

(Jue si mengua o esoáódalo resulta


houra más la verdad quien más la oculta,

es dernrBiado g·eneral e indeterminada: si resulta escándalo,


conviene preguntar: i qniénes son los escandalizados~ ¡,Se-
rán los fariseos'!..... Hi resulta mengua, ¡,a quién~ tPa-
ra qué'!. . . . . La máxima es tan geueral y tan ttbsoluta,
qne bien puede aplicarse ·al uso de ella la regla de la Ló-
gica respecto de los argumentos muy generales Quod núni.s
probat, n-ihil probat. Lo que prueba demasiado, no prueba
nada.

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OAPI'fULO (~lJINTO

Discusiones y réplicas

Nuevns acusaciones.-¡ Por qué uo lu<IH·:\ bal>ido santos canoniMrlos ba!tieudo


habido t.autoa religiosos y tlllltUR conventos en el Ecuarlor 7- Buu<la•l
de la narración hist.út·ica.- Ln lícit.n a lo~ !Jistoriadores católicos, se-
gún la <ludrlna rlr. FetTaris y rle otros teólogos.- Citas de Villomaiu.
-Autoridad de Volt-aire arlllt'iila por 1111 eRct·itor ort.nrlo.iQ cout.ra la
Hi.'"ltol'ia Geneml del Rmw.dor.- Iuuwrnlidad hi~t.órica.- Cita~ de Alzog,
de La- ~~unnte, de Swe•lt, rle Muutalcmbert.- Quinta acusacióu: que
la Hi8toria CloJwral ilei Euuadot· ee imprimió sin la censura previa
tlu la autoridad er\lesiástica. - Examen tlo esta acusación. - El ~jem.
plu del Pad•·e Melémlez.- Réplica ucce~aria.

La lectura de la Historia General de la República del


Ecuador, se ha dicho, no puede menos de sor muy dañosa
para los católicos, cuya f~ pondrú en peligro, haciéndoles
saber cosas que debiemn Jgnoral', como Ron los esdtndalos
cometidos en otro tiempo por los religiows de Quito. - lGs-
te argumento so ha presentarlo con gran alarde de celo
por la Halud espiritual de ln.R almas: bien examinado el
asunto, uo ~e dei!uce lógicamente más ~ue nna consecuen-
cia, y es qne loB católicos no convema que leyeran la
Historia: no todos los católicos en geneml, Riuo solamente
aquellos que, por ser muy ignorautes en la doctrina cris-
tiana, pudieran confundir la Iglesia de J ewcrist.o con los
vicios o pécados de lo~ ministros de ella. Esta sería la
umoa con~ccuencia !Pgítimn: In lcctnra de la Historia es
incouveniente p:Ha al<runo~, os d(1cir para los 1nuy ignorantes
en la Religión; pero"' no se t•odría rleilucir que la obra sea
rna.la en sí 1nisüia. i qué libro m¡\s ¡;ant-o y 111Ú:> hermoso que

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102

el Cantm· de los Cantares? Pues, la lectura de ese libro,


. cuy? autor es el l1Jspíriln Sauto, era j ur.gada como i ncon-
venwnte llnra cierta clase de personaH en el pueblo de
Dios. Un libro divinamente inspirado ¡,podría ser malo 7 ....
"El 'romo Cuarto de la HiRtorin General del ~Jcuador, decía
con énfasis mt canónigo de la caterlral de Quito, ¡es peor
quo ltt Biblia! Lnego-, digo yo, para ese ctHIÓnigo la Diblia
era mula: ~¡ mi Historia era p~or que la Diblia, la Biblia
110 podía menos de ser maln. ¡Mala. la iliblia l ¡Mala la
Escritura Santa ! ! . . . . ¡,Qué os parece~

Una cosa es ser un libro malo en sí miRmo, y ótm


ser inconvenieHte la lect11ra de él: la lectura de un libro
en sí mismo bueno, pudiera sor incouveniente para determi-
llttdás personas, atendidas lns circunstnucias pecnlinres de ellas.

i\Iny pelig1·o~o es el siHtema de las prohibiciones de-


masiado absolutas: prohibir la lectura de un libro es lile·
dida necesaria, cuando el libro cuya lectnra se prohibe es
de veras malo; pero cuando no os realmente nudo, sino
cuando les parece malo a jm·cés envidioRos e interes:ulos, en-
tonces la prohihici6n red u lid a en daño de la cansa católica,
porqne la antorichd cclesiá~tica ap:Lrec.e no como unR auto-
ridad recta e imparcial, sino corno una autoridad pnesta al
servicio de p11Riones bajas e innobles.- Los Diítlogos de
Galileo fueron pnestoR en el Indice de libros prollibidos:
allí mismo en el Indice estuvieron la8 obras de Oopérnico
por dos siglos E-lllteros, hasta que .la~ mandó a quitar León
Duodécimo.-- i No es verdad que la Autoridad de la Silla
RonHura ha padecido meuoscubo ante las ciencias con se-
mejautes prohibicion~s? i Será cierto que esas prohibiciones
no se debieron sino al resentimiento personal del Papa Ur-·
bano Octavo coulm el célebre astróuomo de Flureucia~ La
causa cat6lica lln padecido y pndecedL a cansa do ellas.-

Día vendrá, cuamlo la Historia Geueral del Ecnarlur


será leída por la postrrídad imparcinl, por la posteridad des-
apusiouada, y eutonces lo~:~ leetore~ juzgarán al libro y a
su tan perseguido autor; ¡,qué será cntonecs de lo~ que

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103

hicieron nua guerra t.an tenaz contra la obra y contra el


escritor, alegando el bien y provecho de la Religión 7· ...•..
Entonces ¡,con qué perderá más la Religión: con la narra-
ción verídica, sincera, imparcial de ciertos hechos escanda-
losos cometidos en !o~ con ven tos de Quito, o con la guerra
injusta, apasionada y cruel que PreladoR, religio:;o~ y cató-
licos del Ecuador hicieron contm la IPRtoria y contra el
Hi8toriador, calificándolo a éste de radical y de ateo, y a
aquélla de obm impía y mentiroRa ~. . . . La Religión, la
l\eligión verdadera no ha do perder nadtt entonces ni por el
un motivo ni por el ótro: la Religión no depende ni de
los vicio~ ni de las virtudes de los hombres: la Religión
es divina y santifica a los hombt·es que quieren voluntaria-
mente santificarse; pero no hace impecable a nadie: las
faltas, los crímenes, los vicios rle los miembros del estado
eclesiástico no perjudicau a la Religión; le~ pe1:iudican sólo
a ellos mismos: a la Religión esas faltas, esos crímenes,
e~os vicios, lejos de perjndicarla, le Rirven, porque contri-
buyen a hacer brillar más sn divinidad, pues di vi na ha de
ser y muy divina una Re.ligión que no perece, a pesar
de los e~cándalos de sus sacerdotes.

El AJ1o C1'istiano también debería sor obra mola, de-


cía una mujer piado~a: ¡,no refiere tantas caídas de los
santos 'l Y eso es tanto más notable, cuanto el Año Cris-
tiano es libro ascético, y la Historia es libro profano: así
di~cm-ría el buen ~ent.ido de la;; gentes ~encillas de Qnito:
¡,no tendrían razón'! ¡,Estarían equivocadas '1 ••••••• , Ellas
juzgaban sin pasión; los enemigos personale~ gratuitos del
Historiador juzgaban apasiouados: he ahí la verdad.

En nuestra obra tenemos indisputable derec:ho para dis-


tinguir dos aRLllltos mny diversos: el tttérito literario de
ella, y su moralidad. Desde el punto de vista puramente
literario, nueKtra obra puede ser jt1zgada y censurada libre-
lllettte, sin qne !losutt·oH la deftJndamos contra los !!Ue la
atacaren, lli llUH quPjetttos de lo~ que la coJtdenaren: ul
lenguaje ¡,es incotTeclu ·~ ¡, eK impurü '!· ¡, 110 e~ esmerado'! ...
juzguen de ello los que quieran y cont9 quieran,

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104

El eHLilo ¡,o~ vnlg·ar? ¡, tJ~ nHI.f ~encillo 1 ¡,no es ele-


gante 'l ¿no eH florido '1 . ¡, dc•8clice do b "Tti veducl históri-
ca '1........ 'L'odo pueile ~er: ni lo rlp,fendelllos, ni lo ex-
cusamoR; ant.es reeonncetuos todos sns dctlwtoH.

La ¡~;u-ración . lti~l?riett -¡,e~, e:tn~alh J i ;10. es ttnimada '1


t LlO desplel'ta el llltere; l i, Lfeb10 ~l'l' IIIIL~! l'll[Hda '!., .. , .. , .
AHÍ hu de ;,m· eomn IIUC.,tros cei/ROI'es In nwgurnn: no rruu-
remos defendernos 11i debemos <lefenrlerno~.-

E~e recnrgo de pormetJOr()S ¡, pam qu{; '?,. . . . . . . ¡,Por


qué no cont.Plltan;r, eon der:ir tpH' t.al her.ho ~llCPdió ·¡ A qué,
ew de poner lnH on~nf; por rlelante '1 -- La lti:;toria carece
do arte, y desciende n pormenores inÍttilt>8. --Lo eonlesnmos
sin difieult.:ul: nn•·st.ru libro no rB una obra Nttí~tici1mcuie
literaria; carcee do printor en la cjPenei6n y lJl'illa en im-
perfeccione:<: no lo nrg·arcmo~. liento~ eKcrilo eomo hemos
podido, y lllW~tro Ílniuo ohjet.o bn sido ret¡·nt.nr a la Fouic-
darl ccnnt.ori<1Ln1 do la coloni~ tal COIIIU ella t'rn, según
nuestro leal f!r1lwr y enteu dr•r: hechoR y nada miÍ~ qne lte-
chos, OHO eo; lo qnr. hemo~ rlnerido pm,;cnt.ar a lu:' lr,cto-
l'P.S. Nn~HLra pltntta hn procur~rlo :-;er la miÍqnina fotogdtlica
de lrt oulonia: lta rPcog·ido In luz y ha estampado fielmen-
te la imagen que t.enÍtt- del:inlc, es:t imngen qne se la pre-
~PtiLahan lo~ d,JCilllllJLJtos origiuaiP~ eontemporiíneus, P~tudia­
tlu~ C<~ll eríLi,·.n. y rliseerui miento. l:!,i en mi paleta hay co-
lore;<, ¡,por quó rne exigb qnc 111e Rirva r.;olallleltÜi del lápiz'!
¡,No ~erá mejot' Illl retrato a pincel, qne los raRgos de LII1Lt
oiluetn 'l·

I I

T~l !llérit.o pnramente literario de mws~ra obra puerle


lllLIV hiP.n ~'"r nin,·uno: humo:o e~erito co1no henws podir!o:
~i ltn hcnw·; ~acatl~1 Ullll co."t mejor, !Ja ~ido porqtw nne:üro
ingenio yu dc: sí nu d:tb:~ nús. Una coiw henw,; buscado,
y ésta ha sido b verdad : hemos referido a la po~teridad

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lüf)

lodo cuanto, ~egún mw~lro criterio, hemos creído qne era


digno de la po~tcl'idad. Por ve11tnm ¡, seriÍ indigno tle h1
po8teridad lo que corrige, lo que l:t rHfonna, lo que la es-
carmienta, lo qne la mejora 7 JVo refieras a la posteridad,
decía Voltnire, shw lu r¡ue es d1~r¡no de la pusttm:drtrl: es-
ta máxima de Voltaire tan repetida. tan onbida do todo~
élAsde qne la vnlgnri7.nron lo~ co:npillldoros franee~es de la
Tiiograría nniveron.l, hn sido una urmtt al parecer invencible
en mana> de uno de lllWRt.ros cenwrAs. Con esta m{Lxima
de Voltaire lla creí<ifl nuestro ~dverHat·io, qnll aeahaba de
echar por t.imra la Historia del Eenadot·; pero, en re.stlmi-
dtts cuenta,;, .¡, q uú dice ltt tan pm¡,Jrrada m:lxima de Vol-
taire 7- PtleH, la tan nelelm11h mit.xima de VoiLairc bien
analizada no diee nada: es uuo de aqnullos pcn,;nminntoH
fútiles, expm.mdo8 con aire suntcnuioRo: f:i jnzgar lo c¡ue sea
digno de ser tlll!Tarlo a 1:• pm;t.eritlnd, lo deja Voltairc al
arbitrio y a l:t tli,,c.reeiÓtJ del hi~l.oriador: luego, según el
criterio que guíe la pluma del e~crit.or, será el juicio do
lo que es digno o indigno de ser nnrrado a la posteridad.-
¡,Habría siclo nno miRmo Hl criterio del Profeta Daniel y el
de lo8 do8 jneceH inicuos do llabilonia '! El profeta juzg·ó
que era digno de la posteridad el saber quA los do~ vie-
jos ba.bíau atentado contra la enstidnd de su~nnn, y los pre-
HBntó escondidos en el jat·dín, abra8;.~dos en fneo·o deshonel'.-
to, aceclln.ndo a la pú.dica e~posa ele Joaquín."' El criterio
riel E~·~ngeli8ta San J nan y el de .J LHlaR, ¡,habría sido el
miomo '! ...... El Apó~tol tt·ni(lnr ¡, h:tbrh juzg:lllo clig·no de
la P'ltiteridad el neto do Santa l~Lti'Ía Mng-.lalenn, qne tmgi6
la cabeza del Halvaclm· con nqtw.l perfnme de nardo mÍ:>ti-
co precioso '1 Un dARJW.rdinio le pareeió a Jnclns aquel ob-
Heqnio de devoci(m ul MaoHtro Hoberano.

Con el texto de Vnltaire Hf1 jt1zg6 que la HiHloria Ge-


neral del Ecnadnr q twdaha condenada sin apdación : pero,
al fin y al cabo, i quú djec Voltait·,~ '! Pne~, mia. gt·att ~en­
tenciu, y e~ qtto carh osorilot·, HflgíÍtl Hll propio crit.crio, ba
ele ji1Zg':lt' lo qne ;;ea (li~;no u ittdii',·uu de ltL posteridad, y
a t>so se nJdu~e tOLlo. No di0e Volt,lire: Jt,to, y 11ad:1 lllfl~
que tl8to, o~ digno de la po~teridtul; nó: deja a la di~crfl-

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106

c1otl del e~critor el calificar qué hecbos son dig11os de ser


conocidos por la posteridad. He ahí a lo qne se reduce
la ::wtoridad de Voltaire.

Ri de la sc'.ntencia de Voltaire huhiémmos de juzgar


pot· las ohms históricas que Volbti1·e eAcri!Jió, la Historia
Gcncrnl del Ecuador habría callado muchas cosas, que, se-
gún V oltaire, emn dignas de h posterida(\ : i no está ahí
la Historia de Carlos Duorlicimo ? iN o está ahí el Ens-a-
yo .sobre las Cosll1mbns? Voltaire consideraba el linaje hu-
mano desde e\ punto de vista de lo ridiculo, y presentaba
el hombre, odiosamente ¡•·irlículu, al /wmbt·e, según lo hace
notar UhateauLrinud.

¡, Quii diremos de la autoridad de Villemain, n.ducida tam--


bién en contra nuestra por nuestro adversario, el compila-
dor de la .Artlolo,qÍ'l de prosadol'es ecuatorianos J Con la
antoridnd rle Vi\lcmain i, se pretende condenar toda nuestra
obra o solamente ciortns escenas de religiosos y de religio-
sa~, como quien dice la Ilíada conveutual rle Quito en tiem-
po de \a co1onia '! Vi\lemai n censura a R.obertwn, porque
relega a laR notas lus pormenores que debió haber narrado
en su Introducción a la historia. de Carlos Quinto: hechos
con pormenores exige Villemain en una buena narración his-
tórica. De nn modo he concebido yo la historia de la co-
lonia.; de Ótl'O muy distiuto lo bau concebido mis crít.icos
y mis censores: la posteridad ilustmda fallará. Ai posteri
l' ardua sentenza, diremos con e\ gran lírico de Milán.

Ocúrresonos aquí una reflexión, y la vamos a expouer


con toda franqueza. Los in~titutos religiosos tienen como
fin esencial de ellos la !'antificación de sus individuos por
medio de la priict.ica de los consejo~ evangélicos: las Orde-
ues monásticas han ~ido un semillero de santos. En el
"Ronarlor ha habido deRde que Re fnndó la eindad de Qnito,
LHI número mny con~;idemble de religiosos de las cinco Or-
denes regnla1·es venidas al Perú: dominicanoH, franciscanos,
ag:u,t.inos, mercc.IJarioR y je~uítas. ¡, Por rl'lÓ en tantos mi-
llares de religiosos y religio~as IMliO poblaLau los couveutos

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107

de Quito en tiempo de la colonia, 110 ha encontrado la


Iglesia Católica Romana ni uno siquiera, a quirn conceder
el houor de los altares 1·.. . . Una sola santa hubo en la
colonia, y ésa floreció no en el claustro, sino en el hogar
doinéstico: la Bienaventnrarla Virgen Mariana de JesÍlA,
llamada la Azucena de Qnito, no f~é religiosa sino secular:
quiso ser monja en el mona~terio de Santa C ubtlina de
Quito, y Dios so lo impidió mauifestá.ndole de un modo
extraordinario 8ll adorable voluntad.- Confieso que a mí me
ha hecho reflexionar mucl.w esa ahsoluta esterilidad de los
conventos de Qnito para ln. santidad heroica : entre tantos
millares de frailes ¿por qué no ha habido ni un solo san-
to~ t Qué habrá. qnerido dar a entender la Providencia
Divina negando ásí tan terriblemente sus gracias sobrenat.u-
rnles extrnoJ'(Iiuarias a los convent~)s de Qnito 7 ¡,N o habrá
querido Dios que los haya~ i Qué motivo habrá habido
para que Dios maldiga a los eonve11tos de Quito como a
la. higuera del JJJvangelio ?. . . . Religiosos poz· ccuteuares:
los conventos poblados de frailes, y ni un solo ~unto en
tres siglos enteroR!! . . . . i Qué significará esto '1 iN o sig-
nificará algo para los que tenemos fci ·? • • • • g, un proble-
ma digno de llamar la ntención de todo hombre pensador,
si es católico de veras.

III

Ocupémonos ahora 011 examinar desde el punto de vis-


ta de la Teología Moral, si nuestra Historia General de la
l{.epública del l~cuador merece o nó ser condm!llda como
obra mala.

Rn nuestra ohm 110 hemos referido }¡echo ninguno ocul-


to: todos cuanto;; hechos hemos referido en ella- y princi-
palmente en el volumen- cuarto, son pnblicos y nó ocultos:
son públicos no con la notoriedad de hecho, noül?'idate facti,
sino cou la notoriedad de derecho, notor·ietate Jun·s.

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108

¡,Le será lícito a nn hi~toriarlor católico narrar hechos


piÍblicos 7 t Qué noH dicen los teólogos'! t Cuií.l es la doctri-
na de la Teología :\1om! a eHt.e respecto'!

Ri el hecho es público con notoriedad de derecho, pue-


de twrnulo sin escrúpulo ninguno enalquiera hi~toriador ea-
tólico: la sente.ncirt del juez le priva del derecho a la \me-
na fallHl al culpable, ~ca éste quien quiera.

Si el suceso es público con notoriedad de hecho, pnr.-


do roJcrirlo n11 hi~toriador católico, sin peligro ninguno <le
faltar a la caridad debida a los mnertos.

Para qne un sncew pne1la sor calificado como piÍblico


con notoriedad do hodw, basta que lo hayan sabiuo treiut.a
individuos de casas diversns, en una poblaciím de cinco mil
almas.- Esta es la doctrina terlllinaute do b,crrnri~.

Si todo~ lo~ heehos que hemos narrado e11 uue~tra His~


toria, y principalmente en el volumen cuarto de ella, son
hodtos públicos co11 la notoriedad llamada de derecho, ¡,se-
rá nutb uue~tra ohm 1 t ~lH'{L inmoral'! ¡,será reprobada?
El sacrilegio cometitlo por al~,;'unos frailes de Ranto Do-
miugo COl! la,; iufelices lllOlljas uol mona~terio de Santa Ca-
l.alina de Rl'na 110 fué un hecho secreto, liO fn~ nu heeho
oculto; fné nn hecho público con la,: dos cln.HnR de noto-
riedad, uotoriedud dfl dere.clw y rwtoriedad de hecho, nolo-
rietale ./lt7 ..is, noforietate factL __:__Lo supo no sólo la ciudatl
do Qnito, siuo la colouin. entera: lo jnzgó y sentenció la
autoridad compett>nle: los cnlpahlos fueron castigados en pú-
blico: de o~Lc hucho ha hablado la crónica de la Orden,
y ese libro no es inédito sino impreso y divulgado eott to-
das las licencias requeridas entonces.

Del atro¡wllo o tumulto rlo los mirltl!OR frailes domini-


canos contra la~ tnismas monjaR lm halilado el P:ulre Ue-
léndez en el 'l'umo primr.ro de oll r.ró11icn do los tlotninica-
llOS del Perú, titulada Verdaderos tesoros de las láditts:

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


lOH

esa obm fué impt•esa en Roma con tOl]aq lns licencias así
pontificias como regulare~ tle In On1r.n.

De este mistllo hecho volvió n hablar otro historiador


ecuatoriano católieo, el Heltor Don Pablo Ilerrcrn, en su
/Cnsayo sob1·c la lilei'IIIUTI/. ecua.foriana, obra impre~a en
Quito en el niio tl<J 18G1, es decir m(ts de lrl'inta aiios
antes que el volnmen cuart.o de mi tan maldoeida Hi~tot·ia
General del J1Jcnador.

Un hecho referido ya· por do~ hist.ot·iadoms t. no era


pot· sola esa circunstancia un hecho público'! Si pudieron
referirlo <los historiadores ·i, por qué no pn,Je referirlo yo~
~llos lo refirieron y lo referí yo también; i qnién hizo mal
en referirlo'! ·

Rl Padre Meléndez fné el primero que lo refirió en su


Crónica de los dmninicnnoA del Pení: dPI Pndm Meléndez
lo tomó el señor li<!~Tcra. ~1 Padre Mel(•ndez fuó autor
contetllporií.neo del suceso y lo narró en su obra, aunque el
Convento de dominie:~noR de Quito y el monaHterio rle Hanta
Catalina de Rena no pertentlCÍan a la provineia dominicana
del Perú, si11o a la provincia dominicana de Quito.

El ~ciior don Pablo Herrera, revistiéndose de la anto-


ridad de un mae~tro para conmigo, no ~ólo me censnm, no
sólo me corrige, no s6lo me reprende, sino qne me maltra-
ta, porque, ~tlgún él, no he exa11tinado con crítica y
discernimiento los doeumento~ ett que apoyo tni narración:
para el señor Herrera, yo no he conocido ni lo~ mdimcntos
del arte de la erítica. Vamos n n~r li:tota qué pnnto los
he ignorado.

El Padre l\1el6nde;o; e~ el primer hi~toriador que narró


lo Rncedido Cotl IM monjas de Santa Catalina: el señor He-
rrera no hizo ~ino :,cHptnr a ciegn~ lo que r8!iHre el cro-
nista domi11icano del Perú.----- Yo rellexion6 qnB ele aquel
hecho debían existir documentos oficiales co11temporáneos:
los bnsqué y los encout.r0, tanto rn <~nito como en Sevill:t:

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


110

en el Real Archivo de India~: deseubrí el expedir11lt; ori-


ginal qne la :wtoridad civil y la autoridad ecle~iásticil for-
maroll pnra de lo sneedido dar cuenta al Rey de Rspaña
(\11 el Real Consejo de llllliaR. Descubierto el expediente
original ¡,qué !lebía !Jacer yo '1 E8tudiar todo~ los documen-
to~ nno por nuo, y luego comparnr!os cou la narración. del
Padre Meléndez: de este estudio y de esta comparación,
heuhos con el debido cuidado, no pude ntenos de dcducit·
qne la nnrración del I'adre l.Vleléndez cm incompleta y upa-
sionada. Lu Jiif'toria delH; a poynr~e en documentos fidedig-
nos: In bi:üoria no ha de coutnldecir a los documentos: yo
t est:uía obligado a prescindir de los documentos ot·iginales,
para atenerme solamente a la narrnción del croui~tll. ·dotili-
nicitno '?- Así u o se escribe In Hi~toria: si nsí fu'cra de
escribit·se la Hi~toria, Hería mejor que no se e~cribiem. i Mi
ohra. ser(t mala, porque ha rectificado una narración apasio~
nada que hacía dos sigloR andaba impunemente vulgarizada
por la imprenta en la wpúl..tliea de las letrus ~

Estudiemos ahora la cnPstión de8de ·otro punto de vis-


ta.- Snpongnmos qne los hechos no ~on públicos, sino ocul-
tos: i podrú. rmrmrlos lí(Jitamcnte. un historiador católico 1 -
RcHpondemos, sin vacilar: que puede si~mp1·e que prevea
con .fundamento ¡·azouable que algün otro escritm· alil'icató-
Üco los ha de descubrir y 1'Pferú·, valiéndose de ellos co-
mo de una arma de acu.sacián contra la Reli,r¡úín Católica:
en ese caso puede el escritor católico ar1ticiparse y llflrrar
coti toda iutparcialidad los hechos ocultos: hará con sn ua-
rración en esas circunstancias nn servicio a lu cuusa. cató-
lica, pues se quitará. a lo~ enemigo~ de la Igle~ia, la ocasión
de injuriarla y calutnniarla presentándola como respo.nsable
de hechos que ella nunca ha aprobado ni siquiera disimUlado.

Hay teólogos que enHeíian qne en e~e caso el histo-


riador católico no ~ólo puede, sino que debe narrar los he-
chos ocultos: el bien de la Iglesia es de· mejor con(iicióu
que la bnena fama de los particulares.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


lll

Los hechoB narrados por no:;otros no son oenltos sino


público~: si noRot.roR IW los hnbiérrt!lln~ reftwi•lh, ¡, h:lhrían
permanecido por o~o ignonüto8 p~rpP-tnan.cute 1 ¡,N o los ha-
bría descnbiert.o otro liiRtoriador 7 ¡,Qué sElgmidad hay de
que ese otro hiHtoriador l1nbiera sido un católico siucero 'l
¡,No podía ser también 1111 descreído'!-¡, E11tonces llabría
e~tado bien nrgar la narración 7 L Desconoce!' la antnridad
de los docum(~ntns '! Respecto tt los crímenes públieos de
los muerto~, Jice l!'erruris, ahora esos ci'Ímenes e;üén scpnl-
tadoH en el olvido, ahnm uo In estén toda vía, pero lo es-
tarán luego; ya sean conocidos solamente en un lugar, ya
lo sean en mÚH de uno, a los historiadores He les concede
mús amplitncl que il. los dern{¡s hombres, a fin de que en
e~et·itos píÍblicos divulguen aquello~. erírnene~, pnra qne pa-
Ren a conocimiento do toda la ·posteridad perpetumner1te,
tanto para terror y ejemplo de los ótros, como pam que
no perezca la notieia de lo sucedido. Esta es la doctrina
de Fermris, quien cita en Rn apoyo la autoridad do Va-
lencia, de Roto, de Layman, de Moli~a y de Saá, cinco
teólogos muy graves y respetables.

Nuestro relulo histórico descansa, pues, en punto a lo


moral de la obra, en la aut.oridad de RÍete teólog·os: a los
cinco en que se apoya Ferraris ha de añadirse'- el mismo
autor de la Biblioteca CanJnica, y a éste el moderno teó-
logo alemán Lehmkubl. t l\Ierceerú una coudcnaeión tan
estrepitosa nuest.ra obra? La antorirlad tle Ríete teólogos,
i no tendrá peso ninguno solamente en el Ecnndor '1

No se contenlnron llllestros enemigos con sólo calnmniat·


nuestm obra, adujeron autoridades de escritores como Vol-
taire y Villernain en contra ele ella: ~éauos, pues, lícito
a nosotros presentar tnmLién el teHtimonio de algunos au-
tores en nuestro favor. Los autores, cnyos testimonios in-
vocaremos eu apoyo mwstro, Rerftn todos cat.ólico8.

Alzog, el conocido sabio alemán, autor de nna muy


celebrada Hi.sturia I.Jcleshística, enu1uerando los requisitos que

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


112

con~t.itnyen lit impnreialitl:úl d8 un hi~tnri:ulor de la Iglr,in,


se expre~n del modo siguiente:

"La irnparcÍttlidnd ~úlo ohlig>l al !Jj;;[oriador: Primero.-·


''A no altemr jamfi.~ a sabicndt<s y con intención lo~ he-
" ehos, aún cuando H[l>l1"(1Zean conLmrioH a ~us convicciones
"religiosn~, ~ino a estndiarlnH y u exponcrloH concicnznda-
" menle tales romo wu, y n juzg:u-lo~ con jn,;ticitt y modera-
" ción. Hegnndo.-A reco1:ocer y confe~ar con ingennidaú las
"faltas de- ~11 l~·lesia. El ;;ikneio flll este cn~o sería más
"hien peljllclicial,' r¡ne fnvorahlc a ec;ta mi~mn Tgle~ia" (1).

Nosotros en nne~lra Hi~torin, ¡,hemos alterado de propó-


~ito los !lechos '1 t Los hemos juzgildo con pasióu 'l Porque
hemoR reconocido y confesado lns faltas no de la Igle8ia
eatóliea ni de laR Ordenes mon~;;tieu~, sino do un~~ cuan-
tas comunid:ule8 regulures infiele~ ni Rspíritn de Rn instituto
¡, mereeoremo~ el ealiJieulin> de ut.eos eon que fuimos iu-
jnriados '1 . . . . . . Lo qne A hng exige corno condición de
imparcialidad en lo~ biRtoriador0s de la Iglesia, ~so ha sido
calificndo d<J ateísmo MI el hi.'llorÍ<Hlor do ln Hi~torin Ge-
neml del genador! ¡Q11é esetiiHlrdo el de halH:r,;e atrevido
un saeerdote a ser impnrcial!

N út,ese q nc n nestra. obra no es hiRtoria eclesiástica, si-


no historia prof,tna: en los ant.ores de hi~toria eclesiáRtica
exigín Alzog- eRa imparcialidad; lncgo esa Ílllpurciali<lnd en
nnrr lli,;torin pro!'ana g·o¡wnd es un mérito y nó nn úofeeto.
N!Je.~t.rns censure., ¿habrían leído a Alzog 1 1-li, <i.C<lSO, uo
lo habían lllÍdo ¡, o61no reconocer sn ta11 ponderada crndición,
precisamente Pll historia ecle~iá~tien, ~ie11do corno e~ Alzog
alell!iÍ.Il, ('S deeir pui~tHlO de nuestro m:1~ üriC!tl"llÍzado ene-
migo '1 Un eompo»itor dl' Cnrsos olementllles rle hiotnria ecle-
si(tst.ica para HellJÍnnrios i, 110 habría conocido la obra de
A lzog 'l ..... ~¡ la eonoció L 1:\ despreciarín., takez 1 .• ••...
Síu emhargu, yo me <leJundení con In autoridad de Al:wg,
y qnieu a mí lllu hn.ce la guerra tiene qnr combatir pri-
mero y tle,;trnír la n.ut.orídad de A lzog.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


DB nn úh~o r.tol fl,·rt,ini.fa. qnittüo ~~·,·, C. A. 'VHJv.crórJ
l:~'OJp¡,.~¡;üu'i del cUario libeí:'ctl. ~~.el 1)/,a lí

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
DespuéH Lle i\ \zog, ningnua autoridad debemos aducir
sino la de La-- Fuente, autor no !lólo católico, Hino apolo-
gista de los conventos y tle los frailes en España.

Don Vicente de !.a -Jl¡unte escribió y compuso la rlis-


tm·ia er:lesiá~tica de Espaiía, obra, con justicia, muy :tplau-
ditla dentro y fuera de la PflnÍnsu\a: hay de esta obra dos
ediciones. La primera la hizo el aiio de 1855 en l:larcelo-
ua la Librería Relig·ioRa, sociedad de propaganda católica,
que 110 imprimb sino obra;; de muy ~una lectura.- La se-
gunda edieión se publicó en Madrid el aiio de 1873, es
decir diez y oeho aiios drspués de· la primera.

Eu el prólogo de ésta se expresa el autor con las pa-


labras siguiente~, que hacen mucho a nuestro propósito.-
" .Mas debu satisface~· uíÍn a, otros reparos que se suelen ha-
" cet· contra los t.ralwjo~ biHtórico8. Huy algunos que a.] es-
" cribir una historia quisieran que en ella SI\ pusiera lo bueno
"y se omitiera lo desfavorable. ¡Soberbia infernal que se
"~uelo encubrir con el pretexto de adhesión a la Iglesia,
" ¡¡; la Patria.!

" El orador que il.dnla a su nnditorio tiene segura sn


"reputación; ni que reprende los vicios,, le espera la mis-
" ma suerte qne a Jesucristo con sus compatriotas. Estos
•· hombreR serían capaces de querer pintar un cuadro sin
" gom bras. " ( 2 )

De soberbia, y no de soberbia común sino ele sober-


bia propia de demonios, soberbia ilifernal, ha calificado nn
escritor tan ortodojo como La- Fuente, la pretensión de los
enemigos de la Historia General de la República del Ecuu-
dot•: parecen esas palabras candentes un estigma impreso
sobre la frente de nuestros. calumniadores. Ellos son quie-
nes han querido ¡)intar un cuadro sin sombras, es decir han
querido pintar un imposible.

Sigamos cittmdo al docto profesor de Derecho canóni-


co en la Universidad de Salarnuncft.- "Alegan que en la

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


114

"'hi~torÍtt'
cclosi:Í.8tica e,; ¡)eligro~o referit· ciertos extravío~o<,
" porque con ellos (le,;¡neroccn ltiS iglesias particulareR. ¡ Otro
"absurdo! ¡Qné ct1lpa tiene una igle~Sia, de los extl'ilrÍos
"de sus hijo~, cuando ella mbma lo reprueba. . . . . . Las De-
" cretales misma:;, i no están uaduB eontra ciertos vicios y
"personas, ct1yos extravíos narnui cireunstanciadamente y con
" toda severidad?"- MoralicemoH.

La -lfuentc habla de hi,.;torias ecleBiásticas, y nuestra


historia e~ profana: La- Fuente se adrnim del n.bs:ndo de
los que sostienen que es peligroso retilt'it· cierto~ extravíos
porque con ellos desmet•eccn las iglesias particulares : i no
Stlt'á ' u?~urdo sostener lo mismo l'BRJWCtO de )as Órdenes
monasttcoH ~

Continuemos citawlo. -"A pe8ar de eso, hay almas


"cándidas y plll'as que 8e a.\armau con la pintura de tales
11 extravíos: t.a!P.s ~ujeto~, hurto '1fortu nn.do~, 8i su candor es
" verdadero, deben renunc:iat· al e;;tudio de la Teología Mo-
" ral, del Derecho Canónico y- de la Historia eclesiástiea : ,
" deben contentarse con la lectma del Año Cristiano, en
11 que se mu·mtt solamente las ~irtudm; y las glorias de los
" varones esforzados de la lgles1u. La historia describe lo
"bueno y lo malo; aquello para elogial'lo, esto para ense-
" ilur a evilurlo."

E,;tas consideraciones, .¡,sólo para los extmnjeros que de


Italia y de Alemania han venido ni oscuro Bcnador, no ten-
drán peso'! ¡,carecerán de solidez'! ¡,serán despreciables 1

En el prólogo de b segnncln edición v1ielve La-Fuen-


te a tmtat· de este punto : he aquí sns palaiJms textuales.--
" La Historia eclesiástica se escribe para edificación uo pa·
" ra destrucci6n y csc(mdalo. 'fergi ver~ar los hechos serí1~
"ofender a Dio~ que es la verchd por e~encia. Dios om-
" niputeute, q1w pudo evitar aqnel extravío, permitió que sn·
"cediera: los hechos qLJe no lmn pasado a nuestro gusto
" han. n.contecido por permi~ión de Dios. A este no se le
" da culto con la mentim. Ocultarlos es otm especie de el)·

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


115

"guño, es quitar las sombms del cundt·o que Dios pint6.


" Para lmcer ew vnlr. mi'iH no escribir la historia, la cual,
"~¡ uo e~ imparcial y verídica, no merece fe y queda re-
·~ bajada de la altura de una sentencia jndicial y· motivada
" al humilde papel de alegato de una parte. En esto co-
" nw en todo, los Libros ~agrados deben ser nue~tw mo-
" deJo".

Así ~e ha expreRaílo el conocido autor de La sopa


de los coJwento8: ¡,sus reflexiones no nos vnldrú11 también
a nosot.ros 'l - Don Vicente de La- Fuent.o fué nno de los
má~ i11signes escritores católicos de Jil~paiia: su nombre es
célebre y su :nltorid:ul jmtamente ·respetarla. Rn historia
eclesiástica de España fL1é tmbajada, según el plun de la
general de Alzog, y para adicionar a é~ta en todo lo re-
lntivo a España.

Presentaremos ahora en nnestro apoyo otra autoridad :


éHbt es la del Padre Uarlos 8medt, profesor de Historia
Eclesiá~tica en Lovaina, y tmo ele los mii.s doctos bolandis-
tas coBtenrpor(uJeos. La sola circnnstaucia de ser bolanrlista,
es muy digna de consideración en asuntos históricos.

Dos ohras notaoles ha publicado el Padre Smedt, am-


ha~ con el objeto er;pecial de exponer los reglas de la
()ríticil ciontificu en lllnterills históricas. La una estú en
francés y se titula Prinápio.s de Crítir:a Histórica, Ul63;
1:1 ótra e~ en latín y sn título es 1ntrodncd6n General a
la llistoria Nr:l~siá.~tica. Hn aquí como se expresa en ella,
hablando de las rr.glus para adquirir la cir.ncia ele los he-
choH histórico~. - "Todo el c¡ne qnisicro observar bien estas
"reglas, es absolutamente necesario qne, para acometer y
"continnar los estntlios histórieos, teng·a por guía nn amor
"sincero y ardiente de la verdad. He8pecto de la verdad
"en la historia eclesitÍRtic:k, se hallan cxpnestos al peligro
" de faltar a ella no solameut.e los que por un odio ciego
'·contra la IgleRia verdadera la impugnan (en verdad ell-
" tos son los que están máR expuc~tos, pm·qne nada tuerce
"tanto como el orlio injuHto la rectitud ele la razón y del

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


11f1

.''juicio), sino también aqnello~ que, llenos para con la lgle-


" de nn afecto tierno de piodarl ~e con;tituyen, ya al in-
" vestigar los a~mttos histórico~, ya al esct·ibir acerca de
"ellos, má~ bien en abogado~ que en investigadores de la
" verdad, de donde se sigue qne, como abogados exageran
"sobremanera todo cuanto contribuye a defender la causa
"que han patrocinado y disimulau, ocultan y aún niegan
"todo lo que juzgan qnfl le es a!lverso por pequeiio que
"sea. s~mejante modo de proceder no puede menos de
''maravillarme cómo no han advertido cuan pe1judicial es
"a la piedad y a la religión, pues, las expo11e a la burla
"de los enemigos y al dc:;precio de los llamados indife-
,, rentes, porque muy de temer es que aquellos a quienes
"al principio se indujo i1 amar y a alabar a la Iglesia,
"aseverando muchas cosas con más audacia qne ciencia,
"después se quejen de hitber sido engniiados y conviertan
"su amor en odio, cuando estudios históricos más sólidos
"o los escritos de lo~ advc;rsarios de la Iglesia les hagan
"descubrir toda la verdad, y entonces mov-idos por un im-
" pulso malo, pero muy naturQ,l, rcohacen todos los dogmas
"católicos, juzgando qne toda la doctrina de la Igle~ia se
"apoya en fundamentos tan fútiles como aquellos con que
"se probaban los hechos qne sin la debida rectitud les
"fueron propuestos" ( :J ). ¡,Qué pensáis ahora vosotros los
enemigos de la Historia General del Ecuador 7 L QnisistciR
por ventma., que el hiotoriador, dejando de ser severamente
imparcial, se convirtiera en ahogado de religiosos infieles a
la santidad de sn estado 7 ¡,Qué pretendisteis'! ¡,Os reiréis,
tal vez, haciendo una mueca burlescamente compasiva? ¡,De
quién tenéis lástima: del sabio bolandista o del odiado bis-
toriador ecuatoriano'! ¡ Declaradlo!! ..... .

Con un hecho contemporáneo probaremo8 la prudencia


de las observaciones del Padre Smedt. - i Quién no conoce
la objeción qne coutra la Iglesia se hace a consecuencia
de las costumbres del Papa Alejandro t\ext.o 7 - Pue8, dos
eS\\ritore~: un francés y Ult italiano, el Padre Olivier y
Leonetti, pretendieron destruir para siempre esa objeci6n
probando que bahía ~ido una audaz calumnia secular: t qué

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117

sucedió'! t Lo probaron'!. . . . La crítica deshizo los argu-


mentos de la pretendida prueba y los mismos apologistas
católicos reprendieron a eutra mbos biógrafos por su indis-
creta defensa. I,os je~nitns redactores de la Civiltá catolica
decían con \!Rte motivo: bastr. saber aritmética para echar
por tierra todo el aparato de la dofcma.

La Civiltá catolica se escribía eut.onces en la misma


Roma. - Hergenroether había calificado n, Alejandro Rexto
de Pontífice ÚWM'al !1 de vida escandalosa: i qué hizo Pío
N ono con los redactores de la Cioil(!í. cutolica? ¡, Condenó
aquella famosa revista 1 ¡,Castigó a los escritoreR ~

t Qué pena le impuso León Décimo Tercero al profe-


sor de HiHtoria eclesiástica~ La misma obra de Historia
eclesi:ística, i, no fué la que mereció a Hergenroether el ser
exaltado a la dignidnd cardenalicia?-

Lemetti qne cscribi6 y publicó en la misma Roma su


defensa de Alejandro Rexto, i cómo fué premiado~ . . . . La
verdad es la única que da gloria a Dios: esas defensas,
escritas con más buena voluntad qne sólida erudición, se
las lleva el viento, y la ciencia no lM toma en cuenta.

El Padre dominicano Olivier escribió su obra en 1869:


Lemetti dió a luz la Rnya en 1880 - ,J angey laR refutó a
ambas e11 el Diccionario opolo,r¡ético de la fé caüíüca, que
Re iruprimió por primera vez en 188U ( 4 ).

¡,Qué se hubiera hecho en el JGcnador con estos au-


toreB ~ i Se los hahrÍtl declarado beneméritos de la causa
católica 7 ¡Sin duda! i Qné 1e lmbiera pasado al Cardeml
Ilergenroether en el Ecuador '1 ¡, Qné le hubiera pasado 1
-Nada, ciertumnnte, porqne como ol Pupa Alejandro Sex-
to no había Rido Prior· tle ningún convonto de Quito, lfl
causa de la religión no perdía nada con la vida inmoral
de Su Hantitlud. Fué u11 ·rapa indigno, dice secumetrle
llergenroelhcr, La blando de, Al(~amh'q r\e:du; y a Sl\

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


118

muerte, aüade, la. cristiandad se vió libre <le un gran


escándalo.

Citaremos otra autoridad má~, la del célebre Conde


Montalembcrt, quien en la Jntrodncr:úin n r;n Historia dn
los monjes de Occidente, trabmlo de la rt:-.lajación de las
cornunídade~ religiosas lince esta deehtmeión, tan propia de
la rectitud de su curiioter uoble y altivo.- "Lo diré nna
" ve~ má~: yo no escribo un panegírico siuo una historia.
" Para mí son rlcspreciable~ esns miKerables mntihtcioneH de
"la ltiRtoria, dict:vla~ por una prudcucia tímid'l y f,dsn, las
"cualeH han can~ado t• los interese.,; católicos tanto daño,
"acaso, como In~ falsifimwione.,; l'ergonzosas de los adversa-
" rios de In Iglesia. Cnaudo me -sncerle topar con seme-
" jantes mutilaciones do la hiRtoria en los libros de ciertos
"apologista~, parécenll'. cstm· cRcncha.ndo ht t.enible int.orro-
" gación del Pateinrea .Tob: ¡, PenR!iis qne Dios ha menes-
" ter tle vue~tms mentiras, y que la cansa suya Re defiende
"con engufíos '1 Num quirl Deus indiqet vestl'o mendaciu,
" ut p·¡·u illo loqnamini dolo?

"Sí: yo narraré. lm; abusos de los monjes. Mas, ~me­


" diante cnyo testimonio habré de narrarlos'~ ¡ Mediante el
" testimonio de los mismo~ nwnje8! . . . . Eu efecto, cnRi
"siempre ello~ son lnH 6nicül; a quieneB debemos el cono-
" cimiento de HJB propios nbu Ro~: a RUS conJ'e~ioneB, :>. sn.s
"qn<~ja~, a suR relaciones, a lus crónicas de tiUS con ven tos
"escrít.tts por ellos misnw~ con una franqueza y una senci-
" llez mucho miÍ." :Himirahles n(lll qtte sn laboriosa paciencia.
"Ellos dA::icon:JcÍnn la regla tlict.t\lla por el Profeta de sn~
"po1·segnidores: Jl{eJJtid aírellidmneJ/te, ·mentid .siempre. Lo~
"lllOlljes UCCÍU!l la verdad tod:t euteru, aU!IlJilC ésta ]es fue-
" se contwría; la decían con tristcr.a, sonrojándose t.tunbiéti
" por ella cnanclo cm ucccwrío, p¡:o.ro con la ' certidumbre
"legítima dfl lJUC el nwl que ellos denunciaban a la pos-
" t.eridnd, en ve;. de n('l' tJH rc•sultadn untmal de sn inst.it.nt.o,
"\JI'a la coutmrliccióa directa. d[) él, sin que para vencerlo
'·y destrnírlo fuese necesaria otm cosa, sino b vuelta,
"siemlH'e p<míhle, tt la regla primitiva" ( 5 ). ¡,Qué os ptt-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


un

rece estas tan hel'lnosns t·eflexiones ~· Los enemigos del au-


tor de la Historia General del Ec nador, ¡, las ignoraban ~ ....
La defeuRa de nuest.ra obra no va enderezada a ellos: la
escribimos únicamente para nuestros compntriotas, para los
jóvenes ecuatorianos.

El Señor Doctor Dou Pablo Herrera, como para abru-


marnos bajo el peso de nue~t.ra propia ignorancia, nos ha
cit.ndo la autoridad de Voltaire y de Villemain: t no ha-
bría Id do la obm do Montalembert 1 En ~~~ rica librería
se encontraba osa obra famo~a. i. N o hahría sido ln1eno ho-
jear las pú.ginas de la Introducción 1 Todo un defensor celo-
so y nirado de laH cornunidades moniíRticas de Quito, t por
q11é no abría siquiera la Hiotori<i de los Monjes de Occi-
dente, tan célebre eu la litcratnra contewporánea 7

En cunntu a la cita de Voltaire, tu o habría leído el


Señor Herrera, en ese mismo Cur~o rlc LiteTatw·a Fran·
cesa de Villrmaiu, el juicio que e.ste mesurado crítico ha-
ce tle la ohm de Voltuire, de donde está ~acado el texto
que con tanta confianza. lo dispam contra mí 7 Ese texto
se lee en la Tntrodncciún de la hiBtoria de Pedro el Grande.
¡, Quisiom saber el Set'iot· Herrera, qué dice Villumain reRpecto
tle la tnoral literaria enseñada oor Voltaire en la obra, donde
so encnentra aquel texto~· Pues, oigamos a Villemain;-
" En su Prefacio rle la historia de Pedro el Grande, estn.-
" bl~ce Vollaire el principio singt1lar, a Raber, que las de-
" bihdades de lo8 príncipes no deben ser divt1lgadas siempre,
" Y r¡ue la historia debe ocnltrn· algo. Cicerón da a los
" hi~toriadorcs llll const~o mejor: Ut ne r¡w:rl falst' audeat,
" lle quid veri non ttudNtt. N o se ha de atrever a decir
" cosa ningnna falsa el hiotot·i::ulor, y lm de tener denuedo
" para decir siempre lo verdadero". A~í Villernain. ( G) Pa-·
ra conoecr a fondo la teoría lit.eraria. de Villemain, era
indispensable estudiar 1lespacio todo sn Curso sohre h litera-
t.nra francesa en el ~iglo- décimo octavo, y no bastaba. sola-
.~1lente revolver 111111H cuantns páginas de la obra, cou el .
llltcnLellto ele extrae¡· aii!;UIItl8 frases didocada~ del coutoxlo.
Lus frase& ·de Villemaitl·; eiu~das c,ontPt nosotros por el Se-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


120

ñor Doctor don Pablo Herrera, con~iuPradas así de una


manera aislada, parecen dar a entender que Villemain es-
tabtt de acuerdo con Voltaire en pnnt.o al sistema de éste,
relativo a que eu la historia se debe ocultar algo la ver-
·dad, cuando Villemain condena explícitamente aquel sistema
llamándolo principio singular, e~ decir, mro, extravagante,
inaceptable. ¡ Qné tal moral histórica la de que han hecho
alarde nuestrm; enemigo~ en el l<Jcuador, proelamando la doc-
trina de qne eonviene que la historia oculte la verdad! ...
Sí: ¡esa doctrina se ha proclamado! . . . . . . . Allí están los
escritos del prohombre del partido católico contra nosotros!
¡Doctrina enseñttda por Voltaire, el corifeo do los enemigos
del Cristianismo!..... ¡Conque querríais que el sacerdote
autor de la Historia geneml del Ecuador fu ora volterimio!
¡Y Jo condenáis porq,]e ni lo fuó ni lo quiso ser! ...... .

IV

Otra acnsacwn se ha hecho contra la IIi~toria Geneml


de la República del Ecuador, diciendo qne ha salido a luz
por la imprenta sin la ccnsum previa de la autoridad ecle-
siástica: vamos a desvanecer esta acu~aeión.

La Historia general del Ecuador, i'C lla dicho, e~ una


obra inmoral, cont.mria a los intere~es de la H.elig:ióu cató-
lica: t cómo lo hau probado '1 Alegaudo que ha ~ido impre-
sa sin la censura previa de la antoridarl eclesiástica.

La obm del Padre Meléndez titulada Verdaderos 'l'esoros


de Indias, se ha aiiadidu en son de triunfo, se im-
primió y s<~ divulgó con las licencia~ eclesiáHtica~: así pro-
ceden los católicos sinceroR: ¡,por qué no ha imitado este
ejemplo el autor tlt;~ la Hi•toria del Ecnador?

Nuestra reRpuesta l'S muy sencilla.

El Padre Melóndez estaba estrictamente obligado, en


conciencia, a someter su obra primero a la censura previa

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1~1

y luego a no publicarla sin las licencias necesarias: nosotros


no estábamo~ obliga<loH en conciencia por ninguna ley cn-
uónica a someter nne~tra obra anteH de imprinJirla, a la
censura previa de la antori<la.d eclesi<'isticn.

¡, De dónde nace pam los católicos la oblig:aci6n de 110


poder imprimir sus obras Hin someterlas primero a la cen-
sura previa de In autoridad eclesiá~tica 1 ¡,Nace, por ven-
tura del Derecho Natural7 Si del Derecho Natnral naciera,
estarían los cat61ieoR obligados a ello 110 por ser eat61ico~,
sino por ser racionales.

Esa obligación emana de una ley ClUJOnica, de una ley


eclesiástica positiva, a la en al nos ·hubiéramos sometido gns-
tosos en conciencia, si en conciencia esa ley nos hubiese
obligado. -Nótese qne nuestm ohm se estaba imprimiendo
en Qnito, en la capital de la República del Ecuador y que
bttbía comen:>:ailo a salir a ln7. dflRde el año de 18VO.-
Una obra de historia prof:IJHl como la une.Htra, z, neceHitah:t
de la censura previa de la autoridad ecleHi(tsticu '1 Respon-
demos terminnntemeute r¡ue 110 necesitaba.

Una obra de historia . profana como la nu'-lstra ¡,podía


publicarse por la imprenta, sin la cellRura previa de In. an·
t.oridad eclesiástica~ ¡, Pndía lícitamente ciwular Hin ese re-
quisito canóuico '/- Respoudemos categóricamente que podía.

En ninguna parte son más estrict.aH ni 111Íts apretadas


las leyes canónicas relativas a la censura previa ]Jara la
impresión de libros, que en ~toma y en los Estados Pon-
tificios: ahora bieu, según io rewl vió Pío N ono en su En-
cíclica del dos de Junio ile 1R4R, ni en la misma Roma
ni en los J<]stados que ontonces c~taban ,;ujetos al domiuio
temporal de la. Hauta Redl', las obras de historia profana
como la nuestm, necesitaban do cenwra prerin para im pri-
miroe y cireul•tr lícitametüe. Si ni en Ro1ua hubiera nece-
sitado censura prel'ia nuestra obra, t por qué en Quito ha-
bría necesitado pasar primero por la ceusura previa 'l

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1~2

La condición de la censnra previa, ¡,era una ley canó-


nica obligatoria para todo~ o era solamente un precepto
individnal, odioso, eontm nosotroH 7

Ri fué una ley cai16nica, t por qué no nos exigió el


cumplimiento de ella el Ilu~trísimo y Reverendísimo Reñor
Doctor Don Ignacio Ordóñez, Arzobispo de Quito, bajo cu-
yo g-obiemo salieron a luz los tre~ primeros volúmene~, y
se comen~ó la impresión del cuarto~ El Reñor Ordóñez,
¡,no conocía su obligación '1 ¡,Ignoraría la ley canónica'!
¡, 1'endría en rnny poco la ohservancia dt1 ella 7- i Cul1.1 de
los dos extremo~ elegiréis 7 ¡,Sería ignornnte 7 7 Sería mal
Prelado~. . . . ¡Espíritu del Ilustrísimo y Reverendísimo Re-
ñor Oj'(lóñez, perdonad a los que no con palabras, sino con
obras os injurian y calumnian! ....

La Ley canónica, t era solamente contra nosotros 7- ••••


¡ ~~st:í.. bien! ..... La imparcialidad
es nn requisito esencial
en el historiador: In Historia Uenend del Ecuador o saldrá.
a luz tal como uosot.ros la hemos r\scrito, o quedará. por
tiempo indeterminado sepultada en el olvido, inédita, bajo
el polvo. ¡,Habríamos de sacrificar la verdad, sólo por la
vanidad do ver impreRa nne8tni obra '1 ¡Nuestra obra· mu-
tilada y contrahecha! ...... ¡ Ah!

E u la misma C nria Metropolitana de Quito, por orden


do otro A rzohiR(JO, el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Doc-
tor Don José Ignacio Checa y Barba, se trabajó la tra-
ducción del latín en castellano, del Uomeutario de A vat1zini
sobre la Constitución Apostolicae l)edis: esta traducción la
hizo 1111 eclesiiÍRtieo nuiy eompetcnto y benemérito, el Reñor
Doct,or Don .Tosó Nieto, e11tonces Secretn.riq del Arzobispo
y después Deán de' la Metropolitana. En esa obra se en-
cnentra como apéndice una disertación sobre la censura pre-
via necesaria para la impre;;ión de libros, y en ella ·se
expone tmminautemenle ·~a rloctrinn. de qne las obras de
hi8toria pwfaua no Hccesitan do ese rcqliiflilo canóaico.

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12R

Los comentarios de A vanzini y las . Disertncione~< de


Pennacchi sobre la lluln. A po~tolieae t:\edis Re imprimieron
en Roma: luego en Roma es eorriente la doctrina oxpuesta
y cuseñada por osos dos tan autorizados canonistas.

gn la misma Roma so bnn impreso no nna sino re-


petidas veces, las Instituciones de 'l'eología l\ionJ.l del Padre
Clemente 1\bre, teólogo ligorista, doelí~imo.

t Qné enseña éste en punto a l~t censura previa '1 -


guseña que lns obrns de historia profana no la neeesitan
y se apoya ou la }jjncíclica ya eitada do Pío N ono, del
dos de J nuio de 1848, la ctlal dice que ha \'en ido a ser
ley casi g-eneral en todas las COilHlrcas ~ivilizarlas del orbe
católico. - Por tanto, cuando iln Prclurln, como el Señor
Checa mandaba traducir lo~ comentarios de A vunzini y las
Disertaciones de Pcnnacchi, procedía con mucho acierto y
ndoptaba p~ra el gobierno de la Arqnidi6cesis una mny
segnra y atmada reg-la de condncta en pnnt.o a la ecnsnra
prevía. Luego, la autoridad misma eclcsi.~sticn había reco-
nocido que las obras de historia profaua no estaban sujetas
a la censura previtt
Las obras ds historia profana no necesitan de censura
previa en Roma: / por qué había de neceHitar sólo mi ohm,
1

en Quito, do esa condición canóni<m 7 ,~Dónde estaba la


ley que me obligaba a ello'~ Si o~a ley no exiRtÍu, ¡, eó-
mo In había yo iufringido '!·

Adern:í~, hay en favor rnío otra razón, no nHllJOS po-


derosa y digna de con~ideración, y es la sigllicnt.A, a saber:
Qne en el ~jcuarlor, por el Concordat.o fuó suprimida la
cemum previa para toda ohra en general, y con m{t~ ra-
zóu pam las de liiHtoria profana. Los Concordatos 1110drlican
el Derecho canónico común y forman una lcgiR!ación local
o naeional particular; así ptw~, atllHJllC hnbiera habido an-
tes en el Ecnarlor nccesirlarl úe censura previa para l:u; obras
profanas, ya desde la pnbliciwióu del Coneonlato esa llflC.O-
sidad habrí:t désaparecido.

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124

La autoridad eclesiá~liüa en el Ecuador conserva su de-


recho de cemma, pero Rometidu en su ejercicio a un rógi-
men especial; pnes, el artículo tercero del Concordato supone
qne las obras se hallan ya publicada~, cuando los Obispos
las eensuran por medio de autoR o pastorales. El artículo
tercero del Concordato dice así : " Ademá~ los Prelados Dio-
" cesanos conservarán su derecho de censnrar y prohibir, me-
" diante cartas pastorales y decretos prohibitivos, los libros
"y publicaciones de cualquie1·a naturaleza que sean, que ofen-
" dan al dogma, la di~ciplina de h JgleRia y la moral".
Hablando de publicaciones, iuülnye los periódicos: en cuan-
to a los libros, supone que se hayan dado a luz y estén
circulando, para que sean prohibidoH.

El derecho de censura previa no es absoluto ni omní-


modo: se limita solamente a lo relativo a la moral, al dog-
ma y a la disciplina de la Iglesia católica. Bn cuanto a
la oportunidad de la publicación de una obra hi~tórica, ese
punto en los Estados Pontificios, por una resolución de Gre-
gorio décimo sexto, estaba reservado exclusivamente a la
Santa Sede.

Nuestra obra ¡, cm inoportuna 7 Pues, en el Ecuador el


fallar sobre e~a materia 110 le tocaba a la autoridad arqui-
episcopal, sino al mi~mo hi~toriador: si hubiéramos vivido
en los E~tados Pontificios, y si la publicación se hubiera
querido hacer uhora medio ~iglo, e11tonces el mismo Papa
era el llamado a sentenciar sobre la oportunidad de nues-
tra obr:.1.

N nestra historia, ¡,era mala '1 ¡, Pot· qué 1 ¡,Pecaba, aca-


so, contra la morul7 ¡,Combatía el dogma'! ¡,Atacaba la
disciplina 1 Pues, si n~í era, nada más fácil que censurarla
por medio de nnn carta pu~tornl, o condenarla por tlll de-
creto prohibitivo: pero eso de la censura previa, f, con qué
tlerecho 1 t Tal ve;;,, para aplicarle, en norubre de la Reli-
gi6n !lllUella. doctrina de Voltaire: " !-a necesiúarl de ocultar
la verdad en la lústut·ia "? •..... ¡ Donosa eensura, t\poyadn

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12/í

en la d.octrin:t de un impío, cnyas obras to<las ha ronde-


nado lloma In núium ruu:tori.1!

Véase, pues, cómo yo, ni por las leyes canon1ca~ ni


por la conciencia e~taba ohligatlo a someter mi obra a la
previa censura de la autol'itlatl cclc~iiística.

L:t cenHura previa es necesaria para to1la obra relat.i\·a


a la E~critura S:tnta, a la 'l'eología Dogm[ttica, a In 'l'eo-
logía Moml, al Derecho Canónico, a la Etica y 11 la Ilis-
toria Eclesi{lstica.- Esta es la disciplina canónica, observada
geueralmentc acerca de la cenwra previa.

Los enemigos de la Historia. del Ecuador, ¡, r,abían c~­


to 1 t No lo sabían'!- Hi lo ignorab!ln, t cómo me censn-
rahan con tanta autoridad~

Si lo sabían, i dónde quedará m bnena fé '!

La Historia del Ecuador no era la prinwra obra qne


nosotros habíamos publicado en Quito: cuando el uiio de
1880 dimos a la estnmpa nnest.ra Hi.storia eclesiástica del
Ecuado1', ¡,acaso, no pedimos licencia a la autoridad del dio-
cesano de <~nito 7 ¡,No la ~OilJetimm; a la cemmra ·prcvin 7-
El año do 1888, ¡m hlicamos nuestro Nuevo ilfes de lYlw·ia:
esa ohm, ¡,careció, por vPntnra, de la cemma previa'! He-
mos conocido, pues, la ley canónica y la hemos cumplido
fielmente cuando el cumplimiento de ella nos era obligatorio.

El Padre J\:Ielémlez debía someter ~u obra a la censu-


ra previa. de lo~ prelados de su Orden, porque era fmiiP,
y un fraile no puede publicar nada sin la revisión y la
licencia de sus superiores.

El Padre Meléndcz debió someter su obra a la censu-


ra previa de la autoridad eclesiiíst.icn, porque la publicó en
Roma, donde eut.ouces se
hnllabn eu todo sn vigor el de-
creto de Urbano Octa\'o, que había prohibido la impresión
de toda ohra, sea cualquiera la materia de que tratara, sin

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12G'

In ce.nsut·a previ:1 y la liceucia de la nntoridatl eclesiástica.


El decreto de Urhauo OctaYo fué cxpediclo ~olamente para
los }fl:;t.arlos Pontificio~.

Rl Padt·e Meléndez e~tuba ohligado u sonwter ~u obm


n la censm·a previa, porque su ohw como cróuica de u11a
Orden religio~u, era propinment.B una historia eclrsiústica: en
ella tmtnbn, atlemiÍH, de ei•~rt.o~ nsnntos muy delictHlo!', co-
mo los dones wbrenatnralcs extraordinarios y los hechos mi~
lugro~os de Ranta J:.o:;u de Lima y de otrm :;iervos de Dios,
qt(e habían fallecido en olor de la santidad .

.¡,So conocían todns esta~ eosas 'l ¡, f:le ignoraban? La


c~·óniea del Padre Meléndr>z, a pesar de todas las censuras
pmvias y do toda~ la~ liccueinw de que snlía arm1Hln, esta-
b:1 lletm de inexact.itndes, de Yacíos, y hasta de manifies-
tas f1dserlnde~ históricas.- i l'ara qué refería en su Tomo
pl'imero el trnRtomo del monasterio de Santa Gnt.alinu de
Quito 1 i Para qué narraba en su crónica, de llntl provincia
dominicana un suceRo acaecido en otrr. proYincia 7 - Era
aquella la época de CarloH segundo, (aquel monarca infeliz,
conocirlo con el nombre do el !w:hi2ado ), cn:mdo todo en
España y sns eolollÍaH era desorganización y desgobierno:
Hada mús fiír.il qne sncal'le órdenes y cédulas a aquel Rey,
entreanrlo ul orhitrio de sLt confesor el Padre Dominicano
Fray"' Froiláu Días.

EHa era también In C.poea de los Orm!.Íco'l/e8, cuando


en España se fragrwban du propósito historias rueutirosas,
para apoyar tradiciones ~npuestaR y preeminencias eclesiústi-
cas fahulosnR: ¡,qué significaba la inP.xactitud en Utt:\ cróni-
ca de conve11to '! ~Qué era nn oapítnlo solo, eompamdo con
obras ex tensaR, elaboradas adrede como nna novela·~ Bn
11ingún tiempo ~e rto~pctó menú~ la verdad histórica, que
en aquel t.iettJpo: para comprender los móviles de cierta~
cróuicns moJJIÍ.sticns, b;Jstn cou arll'ertit· qne ~011 coutempo-
ráneas de los Cronicones tan célebres en la literatura
española.

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C A P I 'f U L O S E X 1' .()

La Historia General de la República del Ecuador


denunciada ante la Santa Sede

Juicio tle 1\Ielehnt· Cano acerea 1lA rügnna~


Crónicas de hts Ot·dent-~s Monásti-
cas. - t5an Gt'f'.gorio 'l'lll\.lllen~8
y su Jhfito·i'ia J!:clesiri...,nca de los
l!'ra.ucos. - Sau lltwttnrtlo.-.EI lihro de la. Apologia.- Jte.ti.exione.-5 opor-
tunas.- La Hlstol'iR Goneral del ~<'-IHHlor es acu:-mda en t~umn.. - Serie
rle las a.cu~aciones.- Advm't.encias (lliH Rom:.t htwn nl h\sturiatlnr. -
J,a Ilisto!'ia Gemn·al tle la Repúlllica <lel !Ccu~dor y la Ilistoría de
Jos Heteroclujus eepaiíoles, del Señor Meuéucloz y Pelayo. -¡,Por lJlH\
no se habría cnnrtmmdo la Hi::Jtot·in. Genel'a.\ rle la. Hepúhlicn. del
Ecuadol'f-Juioio de la preusa lilieml aoerea do la llisto¡·ia Gnneral
cle la J(epúhlira del EcuatlOI'. - Siguilicarto e import.ancia ele ""e ,inieio.

t Q•té personrr, si es de vems instruída en 'L'eología,


no conoce la magistt'al obra de Melcho1' Cano, wbrc los
Lugrrres teológ-icos'! Y, i cómo jnz~,tlm Melchor Cano acer-
ca de la vemcidnd de mucha.~ Crónicas moná~tieas y Vidas
de Santos, muy conoci1lus en su tiempo •¡ ¡,N o las ha
censurado como f,dtrrs de veracidad~ i No He lamentó de
que lo8 escritores de Crónicas religiosas carecieran de 1rr
virtud de la veracidad, qne tanto reHplandecía en lo.> his-
toriadoreH pagrrno.~ ~ En las Crónica.~ de la' Ordenes reli-
giosas, según ohservaba Melchor Cano, se había drrdo lngar
a no pocas fábulas.

Grande honra es pr~m la Iglesia Católica P-1 no halnw


condescendido lwnca cou la mentira, y haberla rechazado
siempre, condenándola como inmoral; y' estubl\ resmTado al
Ecuarlor el escúmlalo de proclamar, en nombro de la Re-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


128

ligión, corno el único sistema histórico netamente hortollojo,


la delibemrln ocultación de la ver(lad. ¡ Ocnltar la verdad!
¡Mentir adrede! ¡ Rnguiiar a la· posteridad!..... t ew lla-
máis llloral católica '1 ¡, IIabéi.~ caído en la cuenta de lo
qne deeís ·¡ •.•.•. ¡, OuiÍ.ndo han ocnlt:Hlo la verdad los his-
toriadores católico~'?

Han Gregoi'Ío de 'ronrH rn ~u Historia Eclesidslica de


los 1!'-rallcos, ~refiere, con cit·cnn~ttHtcias al par~cer menudas,
con pormenot'CR y t\Om !JreR pm¡}in~, los cReándalos de lt\S
monjas del mom1sterio de Santa Radegundt\ en Poiti~rs: ese
hecho era contemporáneo, y las cscandalost1s vivían todavía
cnando el Hanto compuso sn historia: las monjas e~candalosas
et"Un parientes de reyes. ¡, Snn Gregorio sería hereje~ San
G¡·egorio, ¡,sería enemigo de la H.eligióu 'l i, Tanta falta de
prudencia cubría un el Santo, que 110 acertó u }Jrever que
los enemigos de la Iglesia habían de aprovecharse de su
Historin 7- !J}n la Historia General del Rcuador so11 unos
cuantos frniles díscolos los que maltmtan a unas pobres
monjas indefensas: en la Historia Eclesiástica de los Frnn-
cos, unas monja~ sober!Jias y cism:íticas son las que dan de
palos a Obi8pos, y eso dentro de una basílica, y mios son
heridos, y ótros puestos en fuga. Y, i In abadesa arrastrada
de los cabellos 1 Y, ¡,aquel eunuco, disfrazado de mouja 7 ....
Nadie ha condenado la obra de Han Gregorio Turonense,
nadie !u. ha enlificado de inmoral; antes la hnH traducido
al fmncés no una sino varias veces y la han reimpreso y la
han comeutado.- En Francia, ¡,no habría ni ~iqniera algún
Obispo celoso, que excitara a los demás Prelado~ a exami-
nar la o!Jra y a juzg;ar al autor, en una junta de t.eólogos ~
¡, Rólo en el Ecnador hahría celo por la Religión~ ¡, Rólo
aqní Habremos lo que Co catolicismo '1

l::\an Bernan1o, él insigne Abad de Claravnl, escribió y


publicó en ou tiempo la Apolr![¡'Ía; y i quú es la Apología
de San Bernardo sino una ccmura franca, enérgica y· des-
eJJfadada de los monjes bcuedictinos de Cluny '! El Santo
atacaba a uua Orden monástica, n la que él mismo perte-
necía en rigor, porqne el Císter no era sino una reforma

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


12D

de la Orden de Sm1 Benito; y los cluniacenses estaban ahí


en medio ;le la socied~d c?n sns. abadías l}enas ~e reli&'i4;~
sos: i habra cuadros mas vivos, pultnraR mas reahsta~, d1re·
moslo así, que lRH del monje que escoge las tehts para su
h{tbito, las de los jóvenes earicolomdos, gordos y lucios,
fingidos de enfermos, andando con bastones, para huír del
coro '1 La descripción tle la cOillida, de los eqnipajPs y
hasta del lujo en las iglesias con perjuicio de la cnridiul
para con los pobre~. ¡, nn son terribles '1 ¡,No arguyen una
relajación esc:uHlalosa '1 - San Bernardo prot'o~nba la máxima
de que ern mejor hablar fmncanwnte la verdad, y no ocul-
tar lo qne descubierto habría de avergonzar: ¡,en qué que-
damos nbom ~ Nosot.ro~, en nncRtra Hi~toria del Ecuador,
hemos segnido Ia mitxilna de San Bemardo; nue~t.I·os cen-
sores han proclamado l::t máxima de Voltuire: ¡,cual de los
dos e~ taba acortado '1

NnBstros enemigos, ardiendo dizque en celo por la Re-


ligión, que, Regún ellos, se venía a pique en el Ecuador,
por nuestra obra, nos ttcometierou con furia, creyendo des-
baratamos al primor golpe: mas, ¡,qué sucedió 1 t qué 1 ¡Na-
da! . . . . Fueron a estrellarse contm San Bernardo, y los
qne aln.rdeaban de nmestros de la moral eatólica, no sabíau,
a ¡wHur de toda su tan ponderada erudición, que estaban
sosteniendo proposiciones condenadas por la Santa Sede.

¡,En qué qnedamoR, ¡mes '1 ¡,Diremos toda la verdad,


Riu ocnltar 11a<la, según enseña ,San Beruartlo 7 ¡,Narraremos
soi:Hneute algo de la verdad, ocultando p¡,rte de ella, según
el comejo de VoltnirA ~ ¡,Cuál de los dos Rerá el hereje
en este caso~ ¡, Cnál el liberal~ t San Bernardo'! .....
z, Voltaire 1 ....

Pero, en tiempo rle fhn Bernardo, ¡,no habría herejes '1


¡,No tendría prudencia Ran Bernardo, para prever que de
su Apología habían de ahusar al cabo de muchos siglos los
liberales '1 Previendo Remr.jnnte ah uRo, ¡,cómo la escribió 7
¡,Por qué la publicó 'l ....

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:130

No se dign. que las ohras 1l11 San Bernardo Pstán en


latín y qne ya nadie la~ lee ahora: las ohras de i:lau Ber-
nardo tiC hallan traducidas al francéR y Llivnlgadas en copias
y repetidas ediciones. - De la relnjnción de loH cluniacenses
han hablado ~in re hozo ni ngnno los dos iÍitimos historiado-
res rlc San Berwmlo, el Padre 'l'eoduro Rntisbone y el
A bate Che valiere: . este iÍitimo ha traducido trozos enteros
de la Apología. Ahora, pues, i quién dirá que estos auto-
res no Habían lo qne hacían 7 ¡, Acaw no cayeron en la
cuenta de que los liberales podríau aprovecharse de sus
narraciones 7 . . . . Escribían en Francia, y en francés, claro,
sencillo e interesante: atrayente, como dicen los franceses:
t lo leerían los entólicos '! Y ¿ qné hncían los Prelados fmn-
ceses, que no gritaban, que no , clamaban contra semejant.es
obras7 ¡Ah! era porque t.mlai'Ja, desde el Ecuador 110 se
les había advertido, que, para que los liberales. no abusamn
de la verdad, era necesario ocultarla, cuando de decirla re-
sultaba mengua o escítndalo.

V en gamos a un caso muy curioso.-- Don Marceliuo


Menéndez y Pelayo, en Bn Historia de los lwte?'OtÜ!).OS eiJ-
pañoles, ha referido con toda llaneza la~ feas prácticas y
la~ sucias abominaciones de los iiL1mÍnado8 de Llerena: ¡,por
qué los Obispos españoles 110 han anatematizado la ohm de
:Menéndez y Peluyo '!

Dijimos que el caso ora curio.,o, y lo es en efecto,


porque lo sucedido a prinoipioR del siglo décimo séptimo en
Quito con las pobre~ monjas de Ranta Catalina., es cabal-
mente lo mismo que lo descubierto y castigado por la In-
quisición en los ilnminndos de Llereua: a~í lo aseguró el
Obispo de Quito Dop Fray Salvndo1' de Ribera, al Rey Don
Felipe Tercero.- Los iluminados de Llerena eran capuehinos
y elérigos y beatas: los iluminados lle Quito fueron domi-
nicanos y monjas cat.alinas. Compárese nuestra narración
con la narración de Menéllllez y Pelayo: i no habría libe-
rales en Es pafia 7 ¡,N o podrían aproveehar~e de la obra de
Meuéudez y Pela yo '1

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


131

La Historia General de la República del Ecuador, exa-


minada por la junta de teólogos de Quito, debe ir a la~
llamas, t no es así 'l . . . . . . Pero, nosotros añadimos que no
la podéi~ maudar sola a la hoguera: ahí la habéis de echar
cou los HeterodoJos de Menéutlez y Pela yo! . . . . Hnen com-
pañero la iltilléis dado: arrojad también la Apologfa de Siln
Bernardo, para que así sean tres los condenados al ilomo
de Babilonia, por no ilabet· querido adorar la estatua de oro
de N abucorlonosor, es decir la soberbia y la jactancia de
los que, siendo formados del mismo barro quebradizo de
todos los hijos de Adá.n, preteudeH ser alabados como im-
pecables y santos. . . . . . De entre las llantas de vnest.ro
odio, lu 1-Ii~toria General del ECL~ador ha salido invulnera-
ble, la ha salvado el Angel de la justicia, porque no ocul-
tó la verdad.

¡Ocultar la verdad! . . . . . . ¡, Cuá.ndo la ha ocultado la


Iglesia católica'! Todos los años, en medio de las solem-
nidades de los Divinos Oficios, t no canta la Segunda Epís-
tola de San Pablo a los de Corinto, en la cual el Apóstol
reprende a los fieleR de n.quellt\ igle.sia por los desórdenes
que cometían en las asambleas o juntas religioRas ·?-Uno
está coJt hambre y ót.ro .... ¡,qué dice que está'?.... Que
estiÍ. ebrio!!. . . . Alius quidem. cb?'ius e.st. ¡ Oh! ¡,Cómo se
canta eso '1 ¡,No sería mejor ocultarlo~ Los liberales, ¡,no
podrán abusar dA ~enlPjante confesión, diciendo que en la
pritnitiva Iglesia hubo esc:í.udalos 'l.... La Iglesia Católica
ha leído en las mismas Epístolas de San Pablo esta admi-
rable sentencia Opo·rtet et hae1'eses esse, y no ocultaría nun-
ca la verdad. Conviene que haya herejías.- Oontra ningún
vioio se manifestó más airado ,J esucriKto, que contra la hi-
pocresía.

li

Ocupémonos ahora en algo qne redunda en honra de


la Santa Sede.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1:32

Se htt nscgnrado, pot· la Imprenta, que la Historia Ge--


lleral del l~cmHlor cnnsó alarn1a en H.oJtJa: ¡, serií esto cierto '1
M·as, ¡,cómo no lJahía de· cansar alarma en Rollla, cuando
el mi~mo Ministro de Estflllo, que en Quito combatía por
la prensa la IIist01'ia, eseriuía a H.on1a contra la Historia
dennuciáudolrl eomo func~ta para la causa católica eu el Ecua-
dor ? . . . . . . Pu blíque~e lo I)IHJ en secret.o Re c.,cribía a Ro-
ma contm la Historia y el hi:;toriador, y uadie :;e sorpren-
derá de lu alnnna de Roma.

He aquí la vordad de lo ocurriJo en Rollla con res-


pecto, más bien al Ilist.oria<lor, que a la Historia del Ecuador.

Se denuució que en la Historia había referido el au-


tor, ciert.oH hechos escandalosoR cometidos por los dominica-
Bus de Quito eu tiempo dfl la colonin, y de Roma se le
advirtió qne, e.n punto a la opurtuuidad do nanar hechos
de esa naturaleza, se est.u \'Íern a lo que enseñaban los doc-
tores.- Pero, los teólogos ~trata u de la oportn~1iclad '!-De
lo qne ellos tratan es de la momlidnd Jel escritor, ense-
ñando qné hcchos le es lí<Jito referir, y qué hechos no pue-
de narrar .

. Después, de la misma Roma. se le aconsejó que no refi-


riera tau circnnstanciadumente los hecho~, y que omitiera por~
menores en la narrncióu. -- He le tmtó, pues, como a quien
no hubiera conocido abHolntament.e las reglas de la compo-
sición histórica; pero, al caho, la advertencia esta vez no
era mús qne sobre lo litora¡·io, 110 sobre lo ortodojo.

Tercera adverteticia. --Se denunció qua los hechos emn


falsos, y que la historia carecía de veracidad: ofreció el au-
tor probar todo cuanto lmhía lllll'l'ado, dando a luz por la
imprenta los documentoH en que apoyaba w narración, y
la Delegación A post.ólica se inrlignó y rcprendiiÍ al autor,
por el propósito de publicar los uocnmentos, y le mandó
gnardar silencio.-- Sépalo la po~teridad.

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133

Cuarta advertüncin. - f:le conft;sÓ que los hechos !larra·


dos eran ciertos; poro Re dennnció gne no eran públicos,
sino ocultos.- El autor probó qne los hechos eran públicos,
con notorieda:d de hecho y con notoriedad de derecho.

qniuta advPrtencin.- f:u denuneió que loR hechos eran


públicos, pero se n.~~gmó que el autor, bahía. teuido mala
t'ntenci!Ín al uarrarlos ; y se le nmndó de Roma que decla-
rara con qn6 intención hauía escrito la HiRtoria.- El autor
declaró que la había escrito con recta inteueión.

Sexta auvertencia.-- Re denunció qne todos los bnenos


cü.tólicos no HÓlo del Ecuador siu.o ele la An1érica entera es-
taban lammltundo el ow'í.ndalo causad() por lt• publicación de
la Historia, y se le advirtió al autor que protestara que,
si hubiera caído eu In cueuta del escúudalo que su obra iba
a producir, no la habría escrito.- Rl autor conteRtÓ excu-
sándose do hacer semejante protesta, deelurando que todo lo
había previsto maclurnmont.e.- He ahí lo qtlll ha pasado:
todo consta do ¡JocutnAnto~.- Roma, ¡, se alarm6 7- i Quién
será en testn caBo el enlptlille'l ¡,Lo ~erú. el Historiador~
¿ Lo serán los que a toda cost.a querían o!Jtp.net· de Roma
que la obra fuera coudenalla '1 ¡,Robre quién reeaerá ante las
generaciones futnras la responsabilidad de lo sucedido'~

Donnnciahan In. obra personnR que Roma ereía del tollo


¡,n.o ma hnbiora permanecido indiferente'!- t Por
impttrciale~;
qné, con todo eoo, no fné condenada la oura '! UuicnmenLe
porque la obra en jn~ticia 110 merecía ser condenada.

lll

Aqní e~ oportuno a trnt.nr del argnmenlo, ni de-


Yo\ Vl'r
cir de nnestroR etwmigo~, conclnyentr contra la HiRtoria
geneml du la r:epúbliea ·del Ecuador y principalmente con-
tra el 'l'omo enarto de ulla. La Historia fu(: elogiada por
los liberales; lul'go, la HiK(,_¡ria es mala; llwgo, la obra. e;;
anticatólica: ~ q11é m(L~ ~erá ~.,, .. ,,, j Sogt;-id saeaudo las

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


134

consecueucia~! . . . . .
. . ¡,N u las queréis continuar deducien-
do vosotro~ ?- • • • • • •
¡ Pues, las sacaré yo ! . . . . . . . . Luego,
en una historia IJO HC pueden narrar los hechos públicos y
escandalo~os cometidos por inJividuos perteuocientes a las
Ordenes regulareR; lnego, una historia en qne se refieran
esos uochos, no os cutólica; luego, ta11to más católica será
una historia, cuanto sea menos imparcial. He aquí las con-
secuencias qne fluyen lógicamente ele los principios sentados
por uuestros adversarios.

Grun arbitrio para la impunidad nos parece el ponde-


rado principio de qne todo lo qne aplauden los liberales,
es malo: ya con eso un religioso ~e ha turnado de un
salvocouducto para la posteridad. El católico 110 puede ni
debe narrar los escándalos de los frailes: cuando los narra
un liberal, so echa mano de la soeorridn maxnna: "los
liberales calnmuian al clero, por odio al eatolicismo ", lo
qne elloR escriben en sns liuros son fábulas inventadas para
deshonrar In t·elig·ión. 'i, No os cierto que con estas mítxi-
mas el escCLmlalo w tendría. granjeada la impunidad~

Estas máximas podrán llttnHtrse católicas, pero en reali-


dad no lo ~ou. Cuál soriÍ más euliJH.mte en la Iglesia ca-
tólica: ¡, nn fraile de un convento de Quito o 1111 apÓHtol
de .J esucri~to 7. . . . . . . . . Del Padre Fray Reginaldo Gamo-
ro uo era lícito decir cosa alguna menos homosa, porque,
diuié~~tlola, se daba en tierra con el catolicbmo : de .Tu das
Iscariote, Apóstol de Jesucristo, pudo del'ir y dijo el Evan-
gelisttt Sau .luan, que cm ladróu y qne robaba las limos-
na~ recogidas para el colegio apostólico y el Muestro divi-
110; de donde re~nlta qne: o la rglc~ia 110 pierde nada con
las faltas de los miembros de ellt\ o el ~vangelio de San
Jnan no es católico. · Bi Judas hubiera sido fraile de al-
gún couvcnt.u de Quito, San Juan lo hubiera pa~ado mul
y no lmbría r¡uedado con ~u detracción. i No es así~

Judas encnutró un abo~ado qnc lo defenrliera y e~e


aboo·adn fué Renán: la Igle::;ia lo ha contauo siempre eutre
los traidores.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


135

Y, por fin, t quií tlijeron los libera.leil acerca de la His-


toria General de In Revúblicn del Eeuador ~ ~Qué dije-
ron?. . . . La alabaron, acaso, como obra liberal? ¡,La
avlaudieron, tal V07. 1 porque COntenÍa máximas favorables al
liberalismo~- Nada tle e~o: lo únieo que celebraron fné
la imvarcialidad del historiador.

Una cosa recomendaron, ¡, qnién lo creyera?, fué la


regularidad do los Uouveutos tle Quito en la época presen-
te. Los Conventos de Quito ha~ta hace poco estuvieron
relajados y sus frailes eran escandalosos; ahora los Conven-
tos están reformados y los fraileH ya no dan eHcándalo: así
dijeron los libcmlcs, así se expresar<,>n por la prensa en los
periódicos más radicales de Guayaquil. ¡,Era esto un elogio
o era una cemLlra de las comnnidatles religiosas 7 t N o 8s
cierto qne ern. nn gran elogio '1 Luego, la publietwión de
la Historia General de la República del Ecuador no sólo
no fué dañosa a las cornnnidades religiosas, ~ino que re-
dundó en alabanza de ella~.

Lo que leH pl'rjudicó no fuií, por ciort.o, la publicación


de la Historia, sino la persecnción sangrienta y escandalosa
r¡ne en nombre dA la Uelig-ión hicieron a la obra y al au-
tor algunos rcligiow~ y ciertos ~upurioreH de la~ comunida-
des de regulares, empleando para ello medios ilícitos y
recursos inmorales, como ]aH injnrias y las calumnias en fa-
mosos libdos infamatorios publicados por la impninta, con
aprobación de la autoridad rus1Jcctivn.

Eso~ libeloH eran eontra la veracidad del historiador:


si la obra carecía d(J verdad, i por qné os enfurecíais tanto
contra ella~ ¡,Qué daño os podía euu~ar una historia en
la cual un historiador no hablaba la verdad '1

Dijisteis que no tenía docmnento8; y al pie de cada


página vieron las personas· im purciale~ Hciialndos con proliji-
dad todos los docuLnentos en que apoyábat~IOS nuestra na- ·
rración: nuu~lros UlllHni~o~ fnenm lo~ únicos, que. viendo,
no vieron.

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O A l' I 'l' U L O S B r T I l\11 O

Cah.unnías contra la Historia General de la


Repúblíca del Ecuador

La. más grave do las anusacioues.- Una al1vtwtenr.ia lltH.~fl.'lrn·ia.- Una a.llto_
rid::tll jnenmm.ble.- Exa.wen prnlijo t1o la a0usanión.- Def~:~usa y pnw-
baH tle ella. en el Tomo CnarLu <le la Hist.oria ltr.ueml dG la Heflúblíca
del Eeuadm·.- Jucxactilll<lr.R.- Ulla .caluwllia.- l1Ant;u:ióu obvht de
nlla.- Los docurnootos ntlueitlos eu contra dn la ua.rracióu histtíricn..-
Vítlm· de esos ducumt1ut.us.- Epílop;o·.- rt·oL(1:-)bL y eonelu~ilm.

ValllOS ahora a ocnparnns en rle~vauHcet· la más gra-


ve de las acusacionos c¡ue ~o han heeho contra In Historia
Gc.neral del Ecuador. - 8e ha asegll!'arlo tJne em unn obra
impregnada toda de los onoreR condenados por la Silln. Ro-
mana, con el nombre de J~ibnralismo.

El Libomlismo 110 es lo qne cada cual pienHa qne eR


liberalismo; ni puede ~ur lo qnc uno quisiera que fuera.
Si el Liberali~mo es un conjunto dtJ errores condenados por
la Silla Apostólica, claro e~ qne en el texto de los docu-
mentos pontificio~, en que consta la condenación de aquelloH
en·oreH, es donde hemos de buBcar la verdacler:.t definición
del LiberalisnJO, COII ~llS e:;pccies y vn.riacioncs. Tel Libe-
ralismo condenado por la IgleHia es el libcraliwm10, tal
como la Iglesin lo ha enll•.nrlido ni eoudt>.rmrln; una propo-
sición conde.uuda por la Iglc·sin, debe leneno por co111lenada
en el sentido 011 que la Iglesia la comlenó, y nó l'·ll ot1·o
sentido. Debemm; disting·uit:, ade111á~, lo qnH e~ 1111 dogma
de fé de lo que eR nna doetrintt enseñarla por ln Iglesia;
y el dogma y lá doctrina no se han de confundir nunca

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


138

con la8 opiniones particnlares, por respetables que sean: el


dog-ma ~e debe creer con fé ~obrenuturál, In doctrina se ba
rle · abrazar con Hinceridad, y entre las opiniones es libre
ndoptur la que a nno lo parezca mejor fundada, sin que por
eso lo sea lícito oonderwr corno anticatólicos a ]oH que sos-
tuvieren nna opinión contraria. Hechas estas reflexiones, en-
tremos ya eu el examen de la acusación.

Para esclarecer lo qne ~e entiende por Liberalismo, pu-


diéramos acudir llirectarnente a la Encíclica de Le6n déci-
mo tercero, que comienza con la palabra LibeTtas, en la
que el Papa (letiuc cual es el lib<>rali~mo condenado por la
Iglesia y explica lns tres cla~es de liberalismo anticatólico;
pero preferimos cebar mano de otro documento escrito de
propósito pnrn. combatir el Liberulismo y extirparlo eu la
U.epública del Ecuador.

N os huhitwa hastndo oon dceir: i haLéis leído nuestra


Historia '1 t La habéis leído toda '1- Pues, si habéis leído
nuestra Historia, si la habéis leído toda; o no conocéis lo
que es Liberali~mo o juzgáis con pasión uuestra obra, cuan-
do In comleuáis como pingada uc errores liberales.

El tiempo pa~n, el tiempo vuela; y pasa y vuela rá-


pidawente: Jwy es parfl vo~otros el día del odio; mníiana
será para mí el día do la justicia: hoy vosotros eu vues-
tro día podéis calumHiarme y me habéis calum11iado; ma-
üana será el día de la po~Lei·idad, y la posteridad me hará
justicia: ante el tribunal sereno de In po~teridad compare-
ceremos vosotruH y yo: vosotroR, ttrnmdos de vuestros libe-
los calumniuoo~, y yo con mi Historia: n.guan1o trnnqnilo
el fallo de la posteridad. -

El libro a gne lw.ceHws referencias, es rl escrito por


el Ilustrísin1o y Rcverenclí~imo Señor Doctor Don Pedro
8chumacher y publicado con el t.ítnlo de Ln Iglesirt y la
Sociedad ciuil, del cllul se Lan hecho tres edioioues: dos
cu (~uito y nna en Friuurg-o.- La autoridad del Ilustrísimo
y H.evewndísirnu Señor Oui~po de Porloviejo etJ irrecusable

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


13U

en este asunto: su opúsculo tiene el exclusivo objeto de


describir al Libemlismo, para darlo a couocer.

Examinaremos, pneR, la Ili~toria Genera 1 de la República


del Ecuador con el Cateei~mo del Ilustrísimo y Reverendí-
simo Señor Schumacher en la mano: bnscaremos si en nuestra
obra se encuentrau los enorc~ cnyo conjunto constituye el
Liberalismo, según el llmtrí~imo Seiíor tlchnmacher. Ri en
uuestm obra se hallan esos errores, nnestm obra. estorá in-
festada de Liheralismo: si esos errores no se enseñan en
nuestra obm, es claro que nuestra obra no puede sor de-
nunciada unt.e el mundo entero como obra anticatólica.
t Habría alguna junta de tPólog·os qniteños que rechazam
el opúsculo La Iglesta !1 la Suciedad civil? t Sería posible
qne una junta de teólogos qnitciíos no qui~iera examinar
nuestra obra, teniendo ese opúsculo corno guía para conocer
y definir el Liberalismo '1

Procedamos a ese examen :

Un historiador que cree y confiesa el orden sobrenutn·


ral, refiriendo milagros ohmdos por los Suntos, t sostendrá
y profesará el Naturalismo l - Yo, en mi 'fomo cuarto de
la Historia General del l~cuador, refiero el milagro que de
resucitar una criada muerta hiw la Bienaventnrada Marianit
de Jesús. Si yo 110 creyera en lo sobrenatural, i habría re-
ferido ese milagro·¡

Según enseña terminanteme11!:o el Ilmo. Roñor Don Pe-


dro Schnmaeher, Obispo de Purtoviejo, el Liberalismo no
es otra cosa qne el Naturalismo: quien cree en milagros
obrados por los Santos beut.ifiendos por la Iglesia, no pro-
fesa el N atumlismo. Calificar de liberal y de ateo al que
cree y confiesa el orden Robrenntnrnl, ¿, no será calumnia '1·
La Cttlumnia, ¡, alguna vez será lícita'! A lgnna ver., ¡,la ca-
lumuia sel'á woral ·¡

El que cree en el ·m iRte río ~e la E~l,cttri~tín, t no m~eerá


en Dios ~ ~ No Cl'eel'á. en la Eucamacwn ·~ t no creera en

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140

la gracia sohrenatnral1 Y el que creo en Dios, en la


Encarnación, y en la gracia sobrenatural, ¡, profc~ará el
Naturalisnto '1- Un libro en qne Re llama Divina a la
Epcnri8tÍa, i, ~erá nn libro libernl ·~ IJna hiRtoria, en que
~e califica de ~acrilegio el neto de hurtar las formnR con-
sagr~dn.r, ¡,será nna hí~toria lihernl '1
L PueK, en llli 'l'omo
cuarto llc In Hi~toría General t!el Eeu:Hlor, yo llamo Divi-
na n la Eucari~t.ía y ealitico rle sacrilegio al robo del copón
con las forma~ consngmdu~ : si sAgÍln el Ilmo. Rchunwcher,
el libernliRmo no es otra cosa que el NaturaliRmo, ni yo
soy liberal, ni mí nbra merece ser de~honrnda con ese
calificativo.

El que cree en la Providencia Di.viua, L podrá ser ateo 1


El que reconoce el lihre albedrío y la responsabilidad de
la.~ acciones hnmanas, ~egún las leye,., dH la moral cristia-
na, t proclamará la libertad de concieneia 'l ¡.No es creer
011 la Providencia Divina atribuirle el gohiemo del mundo
físico por medio do lcye~ nuturalo~ y el gobierno de la so-
ciedad humana, mediante leye~ momio~~ Pne~ bien, en el
'romo cuarto du n1i Hi~toria, refiero cómo la peste que UH-
~tJiaba a Qnito el nño de Hi4;) calmó por haber aceptado
Dio~ el sacrificio qne de su propia vida hizo Mariana de
.T esús: si hL1biom segnitlo yo. el sistem•> liberal, no habría
r1i r"cordarlo cúmo ni por qué mnrió nnestm bienaventura-
da oompatriotil. Ri, según el Ilmo. Hchnmachor, el Libera-
liRmo es lo 111i~mo qne el Nat.malismo, la IIi~t.oria General
de la Repúbl:ca del Ecuador, ·6 Rerá una obra liberal1

N o defenrleremo~ toda la obra, contraeremos nuestra de-


fe usa. wl:unrnte al Tomo enarto de ella. Este tomo tiene
menos capÍtLJios.- En el capítulo primero elogio las virtu-
dHs 'kl Pn~sidenle · ILarm, censuro eomn e~candaloso al Oi-
dor Alt.:~mimno, <leploro los 1lilcrilegio8 dtd Pudre Gamero
y on~alw lo~ nwreeirnientos de In~ misioneros de la provin-
ei:t de Esmeralda~: si yo fnern. pnrtirla.rio de la libcrt.ad de
C<H1cir1win. o de la coneioueitt ~iu Di oH, ·¡, t.r-ndría como regla
inlluxiblc d<J moral para la concieneia, la lWJI'td crist.iana 7

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


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Scg(m el IltHlrísimo Setiot' Sehnmadwr, la libertall de


eonciencia o In 1~onciencia sin TlinR 110 o~ otr:t co~a que el
Liberali~mo; In ego nna hi.;tot·i >\ nn la ~:u·d ;•e proela.ma eo-
m o única regla r\e rnoml para lo8 inrlividuoH y las ~;ocie­
dades h moral c;tlúlica, ¡, r.ertL obra lihoral '1

En el capítulo ~cgnndo, tmtnnrlo de h cnntlnet.a riel


Obispo Santillana, hngo notar qtw la anw¡uía entrll lct an-
toridad tl'pit·ilnttl y la autoridad tem¡)Oral, tnn neellwrin pnra
el bien de la sociedad, debe naeer nQ dtol wmetimiento de
ht potestad eclesiá-<tica al poclor civil, Rino del mutuo acnrr-
do de las do~ autoridades en la órbita rüspeeti nt de en da
una.- Quieu enseiin qnn es nece;;aria la armonía de lns doH
pute:~tarleR, ¡, abng·ará por In, Heparación entre la Iglesia y
el ERtatlo '1 Una historia 011 la cual Hll eausnmn eomn fal-
taR, las condescendencias de llll Obispo a lnH preteuHiotles
de un magistrado eivil qne i1ivadín lo~ dereehos de la au-
toridad eHpiritnal, ¡,no eHt.:í. muy IP.jos do clefentler la supe-
rioridad c\nl Estarlo sobre In JgleHia '1

Ahora bien, si, segíÍH enseña el Ilust.ríHiluo Señor Rchn-


macher, el LiberaliKITifl preten rle qtHl el !~stndo subyugue a
la Iglesia o qne haya ~cpam(]iÓ11 entre lo:• dos, ¡, podr:í. me-
recer el calificativo de ohra liberal una historia en <¡ue se
sutiticnen doctrinas diametmlmcnt.e cont.rariao a la~ teorías
liberales '1

gn el capítulo tcreero proelamamos de 1111 morlo categó-


rico, que loR H:werrlutr.s eRtamo,; obligados a guardar una con-
ducta má-1 estl'Íeta gne loe wclllnreR, pam eonforma.mos con la
santidad de mwRtro ~stado: i Hcremos partidario:; de In mo-
ral independirmte 7 En P.se mi~mo capítnlu eollllew.1.mos sin
rebozo al magi~tmdo civil que, deseuidaudo el bien general,
se af.lna wlamente por el medro individual suyo y de lo~
suyoR: t nos gnRtarii Ir~ moral sin DioR 7

Según emcña. el Tlu~irísimo Serwr Sd!tHnnelwr, In piB-


dra de toque pn.m de:;cnbrir el Liberalisnw, consiste en la
litOral indepemlir.nt.e: nnn. hisLorin flll la que se pro<;lurna a

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


142

cada pa;;o como la única regla de mor·:.tl la ley cristiana y


la doctrina de J e.sncristo '1 t merecerá ser denunciada como
liberal'!

En el miRmo capítulo tercero sostenemos que el meJor


bien que la Providencia ptwde concetler a los pueblos, es
un buen gohemante, ¡,será e,to proclamar el gobierno sin
Dios 7

En el cnpítulo enarto pr·e~entamoR a· la veneracron de


la posteritlatl a todos los vnrmHJR que, por ~u~ sólidaA virtn-
deH cristianas, influyeron indudablemente sobre la sociedad
en tiempo de la colonia: si fnéramos enemigos de los re-
ligiosos, i los habríamos ensalzado eu uuestm historia '1 Los
Padre8 Fray Juan Bautista del Rantísimo Racramento, Fray
Pedro Urraca y Fray Cristóbal Parda ve, ¡,no fignran con
gloria eu uuestra obra'! 'i No ~on elogiados el Pudre Ono-
fre Esteban y el Hennano Hcruauuo de la Cruz~ En ese
mismo capítulo cnnrtn, ¡,no escribimos, acaso, estas palabras:
}!)¡¡ efecto, .Aiariana de Jes1ís hab-ía de Sl'1' una p1'1uba de
que la Jylesia Gatálú;a extendida y ¡n·opagada en el Nue-
vo Jliuudo, mediante el poder, las armas y la con.~tanda
de Espaiia, era [r¡ Iglesia J,, Jesne1'isto, enr¡endl'ad0ra de
Santos y Santa óiemp1·e !J donde r¡uiem? Quien no vaciló
en estampar estaR palabm~ en un libro de Historia profana,
i no será capaz de discNnir la religión verdadera de las re-
ligiones falsas; y, sin saber lo que escribe, habrá abogado
por el liberalismo'?

El [lustrbirno Reñor Scbnmacher, enseiiando puuto por


punto las sciinles del lihemliHmo, nos describe lo que el
liberali~mo p.ntiende por fanatismo y por superstición: por
fanatismo nos dice que entienden los libemles la fidelidad
a las leyes de la Iglesia y a las prácticas religiosas. Yo,
que eu mi obra he proclamado la santidad de la Iglesia
Unt.ólica, llamCtndola a boca llena santa y engendmdora de
santos y verdadera Iglesia de ,J<~Rucristo, ¡,habré defendido
el liberalismo sin c11er eu la cuenta de lo que hacía, como
se ha asegurado escribiendo eontm el 'l'omo cuarto de la

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Historia 7 LoR. lilwrales, ~igue Llllseñ:Ínnonos el liLJH!.rÍ~Í 1110
He[]or Hchutuacht~r, 11Psigw111 al culto, la mis:1, los sacra-
mentos y las sagradas cHremonias con el nomlire de supers·
ticiún. ·¡, Podríais ntostrarme en qné página 1le mi Tomo
cuarto he hablado yo menos reverentemente dPI r:nlto
católico'?

A vaneemos.- En nuestra obra hablanJOH con elog-io de


proeosiones y de rogativa~; cuando describimos eBtrL clase de
prácticas piadosa~, lo hacemos sin ccnsurnrlns, sin repro-
IJarlas, sin condenarlas.- En P.! capítulo qninto de ose mis-
mo Tomo enarto describimos la procesión expiatoria que por
el robo de las fornn1s consagmdas 'se celebró en Q11iLo en
tiempo del Obispo Ug·arte y /)aravia, y las que se hicieron
con motivo de la. espantosa erupción del Pichincha el 27
de Octubre de WGO. ¿,No e m c-<n de~cripcíón un pretexto
muy oportuno para ostentar nuestro liberalismo '1· iN o hu-
biéramos llamado hipocresía a esas práctieas piadosa~, como
dice el Ilustrísimo Scuumuche.r, que Rnelen upellirlar los libe-
rales a las maniftJstacione~ públicas del culto '1

Quien cree en profecía~ y haLla lta~ta con entnsiasmo


del cumplimiento de ellu~ ¡,habrá dado en el naturalismo'!
Pues, yo refiero en mí hi~toria, cómo se cumplió una céle-
bre profecía de Mariana de .JesÚ.;, y narro C8o cumplimien-
to precisamente al contar la fundación de un moua~terio de
monjas. L Couque mi obra e~ un libro de liberal'! ·¡, Por
qné lo calumniáis así~- O el liberalimw es idéntico al ca-
toli<Jismo, o mi historia no es liberal.

En una historia liberal se cuenta la fundación no sólo


de uno sino de muchos conventos de monjas, Rin condenar
el voto ele castidad; luego o. eoa historia uo es liberal o
el liberalismo no censma el celibato católico: i. qué qecís •¡-
Decídalo el mi~tuo Ilmo. Schurnncher con su autoridad, la
que en cues.tiones de liberalismo Ito pnetlen rechnznr los ene-
migos ele la Historia General del Ecmu]or.

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144

• ¡, Co5mo ~e han protHweiado los liherale~ re~vecto J,d


celibato eelcsi:í.~tieu '! -- "Có111o el liberalixn•o prescinde de
Dios, 110~ n.d vierte ol Ilmo. 8chuntacher, est.a ~eeta no entien-
dA tmrl:t de la snblinlidad de 011 ~~~ütdo, que es obm de la
Gracia divina". ¡Con razún eRtft t.rascellllicnrlo u libernlit<mo
nueBtro Tomo cuarto! ¡,N o habÍ:t de he1l<w a líberali~mo
nna hi:;toria en In cnal oe n•cumíenda la casticbd heroica de
Vmy Pedro Romero, fmi!c nwrc<•ttarío, tní~ionero de los in-
dio; Caynpa;; •¡ ¡, Cúmu llO hahíu rle apPRtnr a. liberalismo
nna. hiKtot'in, on la que mÍ!,; bién eon lá.gri111as r¡nc con tin-
ta. ~lJ ha <\scrit.o e,m pr;ra Qnito ruil vece:; vergonzosa ()tt-
tá,;trofe de l'a ca,tirl:111, ~tl.crificada por ~aerílegos en el recinto
del HIOIHt8terio rle Hanta Cnt.ulinn 'l.. . . . Vaya, ~i nnestm
H isloria no había de ten nr tnfo~ de liuondiRmo para. oier-
tus gente5 bien avenid11s con la bipocro~Ía: en limpia frase
y e;üilo corne(\ido, ¡,no lwLÍ~llliOS de.~erito de un modo disi-
mulado lo que a0onteeh con el voto de castidad, dado al
tm~te por lo~ fraile~ qne ejet·cían el ministerio ¡ntrroquial en
las aldea~ rle los imlios '!. . . . . ¡Leed el último capítulo del
Tomo eunrto !

Ha~ta ,¡,\ HnperHtición purliernn t11clmr los genuinos li-


humles nno~trn Historia del J:iJouarlor: en el antepenúltimo
capítulo, L uo n~feritnoH nn hAeho extraordinario, l:t aparición
de ltt Virgen de nna nnbo'l ¡,No dnmos u entender que
aquel suceso fué mta como ttprobación sobrenatural de una
costumbre pública y de nn:t pdtetíca dcvot,fl en lrt colonin '!
i Dóndfl nrndiremos on busca ·de defensa contra las cnlum-
uin~ de nne~tros encmigoH '1...... [Jiarnaremos en nuestro
apoyo a nn tr,stigo autorizarlo, al mismo limo. Rehnmncher,
cuyo testimonio ht:Hiws estado invocando.

L No es cierto, [!m o. y Rmo .. Señor Obispo de Porto-


viejo, que los liberales condenan eomo hipocresía y supers-
tici6n las proce.Rione~ y lus romerín~, ~8gÚn nos lo eu~eñ:'Í.iH
voH llll vnu:itro opú:~culo, escrito ¡mra darnos tt couocer lo
que es el libendirH!lu y lo que hacen y lo que díec•n y
lo que pietl~an los liberales·¡ ..... .

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145

El Tomo Onart:o de la anatematizada Ilistoria General


de la llepública del Ecua<lor va, pnes, resultando ohm que
lo~ verdaderos libmale8 podrían llamar fauát.ica; los cat61icos
desapasíona1loH ¡,podrían calificarla de liberal 'l

En el opúsculo del Ilmo. ~chuwacher contrá el lihera-


lismo, se nos emefia que los liberale~. entre sus malas ma-
ñas, tienen también la de ntribuír a las palabras más sen-
cillas una significaci6u lorci.da y maligna: así, dice el lituo.
Reñor 8chnmacher: - "Ult.ramontauo (literalmente: el que
vive al otro lado de lo~ moutes) significa on el ~entido de
los libomlf;N, el que defiendo los derechos del Papa y los
de la Iglesia Homnna ". - En hL página B67~ de rme~tro
Tomo Cnnrt.o, hablarnos de las cuestiones intpertineutcs qne
sobre la obHervnncia llel Ceremonial romano se suscitaron de
nuevo entre el ObiHpo y el Pre~itlente de Qnito; léase esa
página y la nota <J ne la acolll pufta, y Re verá que la His-
toria, tan calmnuiada, podía merecer muy bieu el apellido
de ultramontana en el Hent.ido liberal. -- Una 80la cosa, una
sola y nn.da m:'Ís pedimos a 11nost.ros compatriotas, y es
qne luan el '1\))no Cuarto y que Jo leau íntegro: que' lean
ta1uhién las uotaH que robu~tecen el texto de la narración,
y que juzguun sin odio, sin inqtlillli, sin lllalu volnntad.-
No leer ni mm página y eondonar, tes ju~to 'l ¡,Será si-
qniem discnlpahlo '?-¡,Voltear las hoja~ del volumen enarto
una tras otra, buscando cómo sorprender n1ta fmse aislada,
nna chínwla, para arrancarlas do su lugar y, así dislocadas,
preseuturlas como pmebas de anticatolici~mo; es eHto bum~a
fé '1 ¡, Así se defiende la Religión ~

liemos recorrido capítulo por capitulo el 'l'muo Cuarto


de nuestra Historia y hemos hecho notar el espíritu de rec-
titud con que eHtÍt escrito todo él : cierto, hemos Hido im-
parciales; y, si de eso nos l!aeéis un crimen, séalo en buena
l10ra: no nos vindicaremos jamás dt~ haber·Jo cometido. He ..
mos aspirado a tener como historiador, una virtud que tuvo
un pagano, Tácito: virtud que ennobleció a un pag·ano, ¡,des-
homará a. un cristiano '1 ~;será indigna de un sacerdote 7 ....
10

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J.l(l

¡Salte rota en ¡wdazos nuestra plunu\, untes que dejar de


ser imparcial!

Pero, ¡lo de la Holanda!. . . . i Qué encontráis ahí'! ...•


Despojaos de la pa~ión que auubla los ojos de vuestra alma,
y veréis claro.- Nosotros ni hemos aplaudido ni hemos con-
denado a loH holan1le~es ; hemos recordado sencillamente un
hecho.- La Holanda se aprovechó de la tregua con Espa-
ña para trabajttr por su prosperirla1l mercantil, y se engran-
deció, extendiendo su comercio: he ahí lo únieo que hemos
dicho nosotros: ew no es alabar 11í censurar: r.s narrar sim-
plemente. Cnando Moisés en el sagmdo Libro del Génesis
refiere lo sucedido con Lot.h y suR hijas, t. os atreveríais a
decir que Moisés aprueba el incesto que las hijas de 1oth
cometieron con HU padre 'l Cuando San Juan dice en su
Evangelio, con ese su laconi~mo divino: 'l'omú Pilatos a
.Tes'IÍs y lo fíagelú: i o~ atreveríaA a u~cgnrar qne San Juan
aprobó la flagelación de J esucri~to 1 ....

Otra acusación : qne hemos alabado a los holandeses sien-


do elloH herejes.- Falw: ni hemos alabado ni hemos cen-
suraclo a los holandeses. l\lns, su'poniendo qno los hubiésemos
alabado, vosotrm deberíais haber probado no simplemeute que
los habíamos alabado, sino qne los habíamos alabado por ser
ellos herejes, por razón de la hcl"Cjía de ellos. Lo malo no
está en apl~udir a nn hereje por una obru buena, sino en
nprobar su herejía. Cuando ,J esncristo alahó a Cananea y
a[ Centurión por la fé de ellos, ¡, tliréi~ qne alab6 el paga-
nismo 'l- N o ateadiiis solamente al sujeto alabado, sino al
motivo de la alabanza y a la materia alabada.

Pero, y 'i, los corsarios1- ¡ Ah! . . . . ¡Los corsarios!


¡Los corsarios! . . . . Dijisteis, y, bajo vuestro nombre y fir-
ma, lo estampftsteis por la imprenta, y lo ochástei~ a volar a
los cuatro vientos: -Que yo eu el Tomo cuarto de la Histo-
ria Geueral del gcuador, había aplaudido a los corsarios:
¡así lo dijísteiH, úsÍ lo divulgasteis!.... En el 'l'omo Cuar-
to se leen estas t.extnalc~ palabras, hablando de los corsarios:
Si alfJ11nOII de el/os fueron marinos hábiles, si hicú;won

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147

obser1Jac¡:one& nd.uticas d·ignfls de alabanza, eso no ba8ta pa.·


ra Tedim·ir sus no·mbres de la nota de ·infam·ia, con que la
!Jistm·ia los ha tm8múido a la ¡;oster1:dad. ]Jombre8 contm
IJIÚenes protqsta no sólo la moral cristiana, 5ÚW la simple
mo1·al natural o el dictamen de la co1wiencía nwional.

t Dísteis con estas palabrns '! ·¡,Las leísteis '1


Si las leísteis, i cómo tndstcis audacia pam aseverar que
yo había n plaudido a los corsarios~ t N o las leísteis 7-¡, Có-
mo aseguráis una cosa, sin leer ni ver lo 'que aseguráis~

Para condenar uua obra., e::; necesario leerla toda entera


y examinarla despacio: condenar una obra extensa sin leer-
la, eso demuestra 'lne tenéis nn concepto tan elevado de
vuestra ciencia y de vnrstm probidad, que os juzgáis omnis-
cientes e infalibles. -Habéis dicho que he elogiado a los
mismos a quienes yo no he elogiado, sino censurado, y
enérgicamente.

¡,Cuáles son los medios de. engaño qne emplea la pren-


sa liheral7- pregunta el Ilmo. Shumachcr, en su tres ve-
ces editado opíísculo contra el liberali::;mo.- Oigamos Jo que
110~ ad viertr.

Estos medios con.siste, responde Su Señoría Ilustrísima,


prilwipalmente en útventar y p1'Dpalm· cuentos y anécdotas
injuriosos prtm la Iglesia y sw1 ministros, y en oculta/' y
callar los hechos que lwnran al catolicismo.

En los folletos, flll las cartas y en las numerosas hojas


volantes publicadas contra el Tomo cuarto de la Historia
General del EcuadOI', se inventaron y se propalaron contra
el autor, ideas muy injuriosas: un Arcediano de toda una
catedral metropolitana, t no era mini~tro de la Iglesia Cató-
lica~ PneR, cout:a este sacerdote, constituído en tan eleva-
da dignidad eclesiástica~ se inventó y se propaló la especie
calumniosa de que había aplaudido a los corsarios del Pa-
cífico, y se or:nltó y se ca.l/6 uua circunstancia muy notable1

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148

y era que en sn obra no sólo c!'ll~uraba los escándnlo~, si-


no qne enoalznlm los merecimiento~ de las OrdPne~ religiosas.
Hi hubiera Rido cierto lo qne contra el autor de la Historia
.d11l Ecuador se inventaba y propalaba, t no habría resultado
de ahí una mengua para el catolicismo '1 t Decís que uó ~­
Pues, ¡,no habría sido mengna que en una bi~toria escrita
por un eclesi:ístico, se fal8eaHe la vet·dntl y se rocomendu~e
como virtud el crimen ·¡

El mismo Ilmo. Hehuruacher nos advierte que la pren-


sa liberal prnctiea la máxima de Voltaire, de mentir y men-
tir·, porque del mneho mentir siempre queda algo. ¡Va-
ya!... . . . . . ¡Cuando mienten los liberales, malo!! .....•
Cuando ótros que se jactan de enemigos del liberalismo
íldsean y falsean la verdad, i qué; Ren1 ~ ¡Sin dnda, defen-
sa de la Religión t ¡ Vivu, la Rcligiún t t ....•...

Il

Felipe enarto habría procedido cuerdamente, si hnbiera


celebrado un tratado. de puz con IIolnrHla y no hubiera
declarado de nuevo la gnerra a los holandcseR: esto deci-
mos nosotros y nada mÍls.- Nuestra observación 110 es ob-
servación original nuestra, es observación ·hecha ya y repe-
tida muchas veces por cuantos historiadores han narrado
concienzudamente los Hncesos de In historia moderna de En-
ropa. Por lo mismo, ns~gnrar que nosotros somos anticatÓ·
lícos, porque hemos !Jecho esa observación, es manifestarse
muy ignorantes en historia, o soHtener que un príncipe ca-
tólico obra tanto más católicamente, euant.o se en~pei1a más
en e m presas arriesgadas y temerarias.

De donde se dúlnciría qne In mejor regla de conducta


era la imprudencia y que el príncipe más católico era el
más atolondrado.

El celo del cutoliciHmo les ha hecho a nuestros enfu-


recidos censores desbarrar notablemente. Todos los qne no

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149

ignora11 historia, suben qtw el resultado de la guerra de


Felipe cuarto contra los holamlc~es, fué ol vmteimiento y la
humillación de España, y, lo que es m{ts, la vergiienza de
tener que reconocer la emancipación de Holanda, y pactar
también el reconocimiento oficial del prote.st.antismo en aque-
lla comarca. El punto relat.i vo a b obediencia a las auto-
ridades legítimns y el problema acerca de la emancipación
política de los puchlos son cosas graves, y se tratadtn en
su lugar oportuno.- Un goberm111te legít.inw, t tendrá dere-
cho para arruinar a un pueblo~-¡, Un monarca católico, a
fuer de católico, pod!·á devastar a un pueblo '1- Lus cues-
tiones a qne da lugar el sist.ema de gobierno adoptado por
España, mientras tuvo bajo su .dependencia a los P:1Íses
Bajo~, son de snma importancia y no las pueden rosolver
de una plumada los e~critores concienzudos: aquello de re-
Rol verlas mugistrn !mento con 11na exclrtmación afectuosa de
piedud ortoduja, manifiesta r1ue se desprecia mucho al pú-
blico para q11ien sp, escribe, y que no se respeta como se
debe la cau~a católica, cnnndo se la exponp,, así tan fácil-
mente, a los ataqne~ rlc los enemigos de cllu, quieneR no
podrán menos de decir que !oH npologistus de h Religión,
o falsean los hechoH históricos o los ignoran. M(J.~ cordura
requiere la pt•ofesión de escritor público.

Uontm el f\scritor de la Historia Gencrnl riel Ecuador


8e lanzaron libelos infamatorios, y no hubo autoridad ~lin­
gnna qne lo rlefenrliera ni cuidara de que se le devolvtera
la hottrn, que tau cruelmente ~e le arrebataba. Con ~azón
exclama el Ilmo. ~chumuclter: ¡No .sicmp1'e hay Jueces tan
rectos ni es posible r<n nwc!ws ()cosiones apelar a la ju.s-
ti:cúl parrl de~har:c·r la co1tuntl'ia; ¡consecuenc-ia de la ¡rrenm
hb1·e! . . . . . . . . . . ¡Qué cierhtH han remltarlo eRt.as palabms
con respecto al autor de la HiHtoria creneral del Ecuador,
v_íctim~ ;le. las consecu:-nrins de un~ prett~a no ~ólo libre,
s1no hbernma, robnstec1da en Sil hhortad por la censura
previa de la aut;Jridatl ·ccleHiást.iea., cou qne se imprit11fau
los libelos infamalorio~ cunlm el antor de la HiHioria! ....
[,a libertad de imprenta, ¡, ~erá ttJaia ~ola1ueute cuattdo abu-
san de ella los liberales '1 , .... , . . . U~il!ndo lo~ libelos in-

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150

famatorios se escriben a la luz del santuario, ¡,qué será '1· ••••


Cuando Jos tipos se ungen con el crisma sagrado, i qué
será~ ............. .

t Y aquello del Oidor Pmda?. . . . . . . . ¡Ah! ¡ Lo del


Oidor Pratla! . . . . . . . . . i Qué decimos del Oidor Prada ·~

Que se auticipó a su siglo siendo un liberal, mondo y


lirondo, autes de que apareciera el liberalismo. ¡,Y cómo
probaremos que Pratla fué un liberal 'l- ¡Nada míts ftícil!

Prada censuraba a los religiosoA, y el motivo de sus


censuras era lo q11e él llnmaba codicia de los frailes: se-·
~!;ÍÍB el Ilmo. Schumaeher, los liberales odian a las comn-
liidades religiosas y viven mal, cabalmente con1o el Oidor
Prada; luego, éste bien puede ser llamado liberal o apelli-
dado un libre pensadot·.

La. mejor prueba de que nuestra Historia general de


la República. del Ecuador no contiene cosa ninguna contra-
ria. ni al dogma católico ni a la moral cristiana ui a la
disciplina eclf:•l'liástica, es que los enemigos miis HJwamizados
ele la Historia, en su empeño de perseguirla y desacredi-
tarla, han aducido pruebas tan ridículas, como lo que de-
cimos respecto del Oidor Prada.- Pam entender uua obra
es uecesario leerla despacio, y leerla íntegramente; y el pa-
saje que pareciere soHpechoso, se ha de interpretar no según
los o(líos y la~ prevenciones de cada uno, sino según las
ideaH y principios qne el autor hubiere manifestado en todo
el di~c1mo de sn ohm.. La justicia exige, además, que so
tenga también en onentn. todos los escritos que el historia-
dor haya publicado antes; su conducta perwnal, su 11stado
y el concepto en que lo tiene la Hociedau : do, otro modo
el juicio será jnicin iuícuo; y ~u fallo, una calumnia.

Pero, ~e dirá, ¡,y los uocumenlos ·¡. . . . . Coutra nues-


tra Historia no se han presentado máf.; docmueutus que unas
cuantas cédulas reales ·y el Jlemorial del Padre Qucsi1da :
con estos documentos no se desmiente, ni siquiera en una

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


151

tilde, lo que !I08olro~ hemos eHerito. N uostra veracidad


histórica es invnlnerable.

En cuanto a esas cédulus reales, sépase que son las


mismas que nosotros hemoR citado en la p{Lgina 294~ de
nuestro Tomo cuarto: véase en e~a página la Nota sépti-
ma, en la cual aclaramos y discntimo~ lo relativo a esos
documentos.

El Memorial del Padre Quesada no tiene relación nin-


guna con los iLsuntos qno se tocan en el 'fomo cuarto: la
presentación de ese documento aq.!;uye consumada ignorancia
de esta cla~e de cuestione.~ históricas y de la manera de
tratarlas.- Además, el antor del libelo contra mi veracidad
histórica no supo. sin duda. 11inguna, qne el Memorial del
Padre Quesada fnó deshecho y pn 1ve rizado por el Padre
Campos de la Compañía de .Tcsús, en el Memorial que pre-
sentó como procuradur de los J e~nítas de Quito en el Real
Consejo de Indias: el Parlre Campos, en on Memorial re-
futó, punto por ¡JLHlto, el del Padre Qnesada y acusó a los
dominicanos de Quito de haber falsificado cédulas nmles: y
!lo sólo les acusó, sino que probó sn a.cnsación.

Los qne tenían avilantez para fraguar cédulas reales,


i qué no harían escribiendo historia~

El Señor Dr. Don Pahlo Herrera, oficioso refutador del


'L'omo cuarto de la HiRt.oria, conocía Íll(]udablemente el Me-
tnorial del Padre Campos: ¡,por r¡ué no practicó una bne-
l!a obra de caridad, dando un buen consejo a quien mu-
cho lo hahía rncnenter '1- ~;1 Memorial del Padre Campo~
eRtiÍ. impreso, y de él hay un Ajemplnr flll la Biblioteca
Nacional de Quito, tan tra~teada por el Señor Herrera, que
fué bibliotecario de ellq_ mnchos uiios.

Rorprendente 11~ la audacia c)o!l r¡ue lo~ 11xtrn.njeros han


escrito contra la Ilistorin. General del Ecuador, en el Ecua-
dor: eso prueba la profnncla humillación en que yacía !llles-
tra Repúblictt y el desprecio que~ ha(J\an tk ella lm; que en

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


152

ella habían recibido tan generosa y espléndida bospitnlidnrl.


:Mient.rns los libelos coutra el bi~torind•-.r se divnlgahnu con
profnsiÓII, ~e hnscahan COll avidez y Re IOÍall COII gusto, la
Historia era de muy pocos conocirla; y nHÍ la juzgaban sin
haberh leíLlo y la coudenn.hnn a eicgnR, siu t.omnr~e el tra-
bajo de conocerla. Una pluma, mny rp,spdada en el Ecua-
dor; una plnnm tan autorizada entre el elero seculal' de la
arquidióceKis de Qnito, que cnnnto clht estumpahn., se teuía
como verdad infliscntihiA; nua pluma, a la cnnl se le l1ahía
otorgado el previlcgio de conceder homa o de urrebut.a.rle,
~egún ell:t alnhara o ccnsnmrn, se irguió, airada contra no-
s•>tros: In mano qne la lll!lllejnba pareeíu qne hahía estado
temblorosa, con los Hacudimiento~ do nn f'lwjo, largo tiempo
comprimirlo, el ¡•.ual encontrnbn, por fin, un camino por don-
de de~honlu.r~e, y Re desbord6: rompió lns diques de la
earidad y salió de madre, e~paeiándose por el nnclw campo
de la calumnia y de In difamación.-~~~ argumeuto fné :
no puede. un historiarlor cat61ico narrnr en nna historia los
e~oú.mlalos comet.idoH po1· los rcligio~os: referir esü8 escánda-
los e~ dar :muas contra la Iglesia a los enemigos <le la lgl('sia.

t Ignoraba., por ventura, quiqn iLt:Í discurría, lo que con-


veuía tener muy pre8entc respecto del criterio histórico ne-
.tamente colólico'l Ese criterio, como ya lo hemos hecho
uotar, e8tá pue•to de rnanitie~t.o en lo~ Anales oele~iástico~
do Dai'Onio: nadie mr,jor que nqnel eruditísimo y piadoso
Can]p,ual ha conocido los deberes do nn historiador católico,
y no calló la verdad, ni la ocnlt.ó ui la. des6guró : uarr6
lo qLw juzgó cierto y probado, sin rodeo~ ni disirnuloH. t No
conocía, tal voz, nue~lro eensor lo que B:wonio eReribió de los
f'apns Sergio tercero, Jnan décimo y .Jnan un<lécimo 7 ¿No
es, acaso, rle Baronio esta frase: Qnn tnrpio1· nutl11.s, con
que califiea a J uau décimo 1 Y a .T unn undécimo, t no lo
ha llamado un mor1~truo 7 Pnes bien, eRtos juicio,, tan se-
vero,;, contra los PapnR, Re escrihían y ~e imprintínu en la
misma Ruma y en la imprenta del Vaticano y por un Car-
denal y po1· el coufesor de Clemeute octavo y por uu can·
di dato pam la tiara pontificia, que t.orlo eso fué Baronio: y
al di~cípulo predilecto de San Felipe Neri y al superior del

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153

Oratorio de Roma nadie lo tuvo por hereje ni se atrevió a


denunciarlo como enemigo de la Iglesia cat61ica.- Y era
aquella la época del apo~eo del prote8tanti~mo, y Ihronio
compuso los Anales eclesiásticos para desvanecer las calum-
nias que divulgaban contra la Santa Sede, los luteranos en
sus Centurias ae l\Iagdeburg-o.

Pero, aún hay más. - Daronio, a pesar de toda su rec-


titud, a pesar de toda sn imparcialidad, no fnó verídico ni
estuvo en lo justo cuando retrat.6 con tan negros colores a
los Papas del siglo décimo: Bat·onio se equivocó de bLJe.na
fé y sns juicios lo han reformado otros escritore~, como
Muratori y Dándalo entre los católicos, y hasta el mismo
Gregorovins, con ser beterodojo. ¡Ahí tenéis a un libe-
ral, mitigando la severidad del Padre de los AnaleR
eclesi(~st.icos! .....

¡,Ha sido condenado Daronio '? SLl obra monumental, ¡,ha


sido denunciada como peligrosa para la cansa católica '1 • .••
La Religión católica santifica a los hombres, pero no los
hace impecables: la conducta inmoral de nlgunos Papas es
nno de los •n:iR sólidos argumentos, con que las almas rec-
tlls so convencen de la divinidad de la Jglesia; pues, si
ésta fnera una sociedad puramente humana, ya habría de-
saparecido : con mucho menos se acaban las sociedadE>s 111P.-
ramente humanas. - Concluiremos, pues, nnestt'a defensa
recordando una sentencia del mismo Baronio: Temo la ju.s-
ta censura del varún jt1sto. -- La cen~ura injusta, i a quién
da.iiarft más qne al mismo censor'!

Uno de nuestros enemigos, (y no por cierto el más


eucaruizado de ellos con serlo tanto), puso por título al
libelo infamatorio que contra nuestra Historia publicó, una
in~eripción, mediante la cual daba a entender a sus lecto-
res que todo cuanto nosotros habíamos narrndo en nuestro
Tomo Uuarto, carecía de \'erdad. ¡,Conque la Historia Ge-
ueral de la Repúhlica del Ecuador carece de verdad '1
¡,Conque todo cuanto en ella se refiere es falso·? ...... .
¡ PingLlicse a Dios que lo fuera! . . . . ¡Cuánto nos holga-

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154

ríamos tiO·~ott·oH de ello! Entónces n ueslra desgraciada tie-


rra ecuatoriana no hahrí:ot sido testigo de la abominación,
. de In desolación consumada en el lugar santo.

Si todo cuanto nosotros dijimos en el 'l'omo cuarto


carecía ele verdad, muy fácil era echar por t.ierra nuestra
mnración : oponer documentos a documentos, pruebas a
pruebas, y estálmmos convencirlos de falsedad. Pero, t por
qué 110 se aducía un solo documento siquiera 'l ¿, Por qué
el Señor Herrera, en su afán de desaut.orizrmws, se limitó
a darnos unas euantas ndvertencias vulgnres sobre crítica
histót·ica ~ Siendo como era el non plns ultra de la erudi-
ción en materia de antignallas ecuatoriiinas, t por qué no
exhibió doeurnentos digno,; de fé; que contradijesen nuestra
narración 7 t Por qué gastó sus fuerzas en vanas declama-
ciones '1 ¡, Pot· qué se dejó cegar tanto de la pasión, hasta
llegar a sostener que los documento~ judiciales carecían de
valor histórico~. . . . Muy confiado estaba el buen anciano
en el .crédito incondicional con que los quiteños de cierta
agrupación política solían acatar como fa!loR irrevocables
todo cuanto salía de Sll pluma: la posteridad juzgará. -
El juicio de la posteridad es el juicio reservado a la His-
toria Geueral de la República del Ecuudot· y a sus censores.

Ill

El Señor Doctor Don Pablo Herrera conocía o no co-


uocía el Memorial del Pa1lre Carn¡JOs: ¡,lo conocía '1 -
Luego sabía qtw el ~ietnorial del Padre Qne>ada no tc11Ítt
valor ninguno. ¡,No lo conocía~ Un erudito, i no conocía
un documento impreso del cual se gnarditba un ejemplar
en la Biblioteca pública confiada durante algunos afies a
su cnidado '1

El Señor Doctor Don Pablo Herrem no~ reprende,


porque no hemos estudiado a la luz de la erít.iea loR do-
cumcul.os en que uus apoyamos para escribir nuestra !lis-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


15ii

toria: graci~s por la advertoncin, nunqnt>, valga la verdad,


ya el conseJO había sido puesto en práctica mucho ante~
de que nos lo diera por la imprenta el autor del En.m!JU
sobre la hitemtum Ecuator1:an.a.- En efecto, en ose opúscu-
lo aseveró el Señor Herrera que el Obispo Solís había
aprobarlo el que se irnpmieran a los indios trabajos f(Jrza-
dos: citó documentos en apoyo de su aseveración. Nosotros
estudiauos esos mismos documentos, y encontramos que el
Obispo lo (mico que bahía opinado era que no se les in-
fería ultraje ninguno a los indios en haeerlos conducir car-
gas a sus espaldas, con tal qne é~tlls fueran proporcionadas
a sus fuerzas y se les pagara el jornal que fuera justo.
¡, De qué modo se habrá hecho esta rectificación~ N o de
ótro, sino estndiando los documentos originales u la luz de
la crítica histórica.

Haremos algnnas rcctifi~.uciones.

Dice el Señor Herrera que el afio de 1()04 fné expe-


dido el auto del Virrey de Lima Don Luis de Velasco:
ese auto que el Señor Herrern llaniU cédnla, fué pronun-
ciado el 14 de Noviembre de Hl03. -El Seüor Solís dió
su declaración en Guápulo, el día 19 de Febrero de t604.

Da a entender claramente el Señot· Herrera que lo


que entonces se trataba de remediar era los abusos do los
repartimientos: y no em ese el objeto del auto del Vi-
rrey Velasco. Este prohibió de un modo abRolnto que no se
les hiciera cargar nada a los indios; y lo que pidió el
Ayuntmnionto de Quito fué, que se declarara que· era per-
mitido el que los indios pusieran agua en las casas, tras-
ladaran carne de la ca~·nicería pública a las casas de los
particulares, llevarun a las espaldas una botija de vino, nn
haz de leña, un fardo de ropa, un atado de hierba, como
lo solían hacer los mismos españoles en las principales ciu-
dttdes de ERpaüa. La prohibición del Virrey era absoluta:

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


156

i por qné. se sorprende el Señor Henora con la re~pnesta


del ObiRpo Rolís ~ Hoy mismo, i. no vemos trabajar a los
indios en Quito, t\'asladú.Hdü a sns espaldas tejas y lt\drillos
}lara ln8 casas qne se cmtHtrnyen · en la ciudad·~ ¡,Quién
se escanr1nliznrft por e8o '!· i H nln{t quién califique eRe tra-
bajo, de crimen cometido contra los indios '1 . . . . El Señor
Herrera bnce, de una plmwula, la de~cripciún c1B la socie-
dad ele Quito en los primenm 'aiioR del siglo rlécimo sépti-
mo, diciéndonos: "Qne ltllhía paz en la colonia; pero quo
rsa par. era una lucha entre la virtud y el crúnen, por-
que en la sociedarl colonial de entonces NI IMPEHA BA r,A
Ll~Y, NI TI{IUNFAn.~ L_\ .JUH'riCIA ". ¡ Cahalmente, entonces
fné cnandu neonte.ció lo que aconteció en el recién fundil:do
monn~l.erio de Santa Catalina!

m Rl11ÍOI' Herrera publicó Sil OlJIÍHcnlo sobro la Litera-


tura ccmttoriana el año de 18G2: tlHÍ.R do un enarto de
~iglo dospné~, en 1880, dió a luz en la "Revista Ecnato-
ritwa" una nueva edición de ~n E11sayo fTistórú:o y Bio-
.fJI'rljico; pero le tmprimió muchas co8as de las que se
encuentmn ett b primera. i Cuál de estas dos ediciones
será la netamr,n!e católica 7- . • • • FJn 18132 no profesaba,
sin dnrla, la máxima volterinna de que se dP-bía callar algo
en la ltistorin, oeultantlo parte de la vcrrlad a la posteridad.

El Roñor Doctor Don Pablo Herrera, en el mismo


Ensayo sobre la literatura ecuatoriana, l111 hecho al Obispo
Don ,Jmtn f+ómez Frías la grave aensacióu de que traba-
jaba tnfts por :tnmott!.ar :suR rentas y ocasionar disturbios,
qne por cu111plir sus clebere~ po~turales.- E~a acusación es
calurnnioR~, y no descanHa eu la verciacl: uosotros estudia-
mos los mismoR doeumentus qn11 leyó el Señor Herrero, y
HoRpecl.wmus que emn apasionados: buscamos ótro~, investí-
gamo~ con diligeneia, y dimo~ cou el expediente de los ex-
polios del Ol.:ti~po, y pot· ese docurueut.o cousta que fné
carit.nt.ivo y largo en dar limosnar, tt loR pobres, cuidando
eso sí, de Jada;; en oeulto. ¡, Uómo uubiéramm; podido

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Hí7

Fmpiar la memoria del Obispo Gómer. Fría~, de la calum-


nia con que le bahín manchado el RPñOI' Uerrem, ~i aca~o
no habríamo~ examin:ldo los (locnmL•ntn~ cn!l ulgo de crítica
histórica'!

En la narracwn r¡ue, de las ceremonias con qne fné


tmsladado el ~ello real el día tres de J nnio de 1612, hace
el Señor Herrera en ese sn mismo Ji~nsayo, hay una cir-
cumt.nucin que el Señor Herrem ha pueRtO de su propia
C\)secha, y r¡ue no se en ene ntra ni podía encontrarse en
lós documentos coutempor:ineos de. aquel sucoso. t, Dónde
consta que el Lieenciado Cnrvajal llevaba en nguelln ocasión
un incensario '1 El Serwr Herrem quiso dar a la ecremonia
de la traRlación del Rello re~tl un aspecto ridículo, y no pa-
r6 miente.::; e11 que los Oidores 110 emn árbitros de las ce-
remoniaK que Re practicaban eu aquellas ocasiones, y que
así no pudieron afw.dir una ceremonia mús a lns que e~ta­
hán prescritas en el ceremonial de la corte, que em el qne
so observalm en semejantes fnnciones. i Cómo habríamos
podido nosotro~ corregir estoR descuidos, si en nuestro exa-
men de los documentos antiguos no hL1biéramos procedido
Hegún las enseñanzas dH la crít.iea bi:;t6ric:l '1

Estns png111as dehicron haber visto la lnz pública hnce


cuiüro años: ahora el fleñor llen·ern no eHt.á vivo. ¡Paz
n su alma en la oternidnrll . . . . . Nuestro aneiano amigo
jnzgó conveniente romper con nuestm a.ntígua amisü<d y
escribir contra nosotros y contra nuestra IliRtoria: respeta-
mos la rectitud de sn inteución, y defemlemos Jlllestm hon-
ra de los injustos ataques de qne la hizo blallco el Heñor
Herrera, a cuyo espíritu le deseamos el descanso eterno y
la luz perpetua.

Hemos escrito esta Defensit de nuoHtnt IIi~toria Gene-


ral de la República del Eettarlor, porgne em necesario co-
rregir las m[tximas ermdas qne nue~tros enemigos propalaban

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lGR

ril comhat.ir unestn-1 obra~ e~as ·máximas las pr.opahtban,


apm:ent.ando mncho celo en defensa de la n~~ligión, pues
unnc:\ podrá neeesitr,r de In. mentira una Religión qne tiene
n Dio.~ por su notor.- Yo creo (jlle la Religión Católica
es divina, y confieso que el Catolici~lllO e~ la única reli-
gión venladcm, In. cnnl, como obra tle Dios, no ha me-
nester de lrr mentira y del engaiio pam con~ervarse en el
muntlo: por el contrario, PI Catolicismo eR el enemigo más
encarnixarlo que tiene la UJentira, y el alumbrador de toda
ceguera y el desvanecedor de todo engm1o. - ~¡ la Iglesia
cri~tianu, cat()lica, apo~tólicn, romuna necesitara de la tneu-
tira y del engrrfio para con~et·varse como sociedad perfecta,
por el mÍRmo hecho perecería, porq ne habría dejado de ser
la vet·dadera Iglesia de .Jesucristo. La verdad t'S la única
que da glo,.¡a n Dios: la mtJntira le ofende y le desagra-
da. Vo~otros, los que combn.t.icndo la T-li~t.orit\ Generar de
ltt República del Ecnador, habéis proclamado como net.n-
mente católica la máxima volteriana del utilitarismo de la
mentira, no supístcis lo que hacíais, y, cegados por el odio,
ultmjásteis la R.eligióu.

Dios ~había de ser honrado por la meutira '! -¡Ah!


¡Eso sería lo mismo que negar a Dios! . . . . t Qué religión
Hería la católica, si, pam conservarse en un pueblo como la
tíniea verdadera, necesitnra de reticencias y se apoyara en
el desconocin1iento de la verdad'? No sería la Ílnica religión
verdadem: sería una misemble superstición y nada más.

Haremos algunas. preguntas.

El Señor Herrera t leyó todo~ los dücument.os en que


nosotros ttpoyaruos nnestm narración histórica 1 . . . . ¡, Los co-
uocería siquieru '1- Ni los leyó ni los conoció, porque esos
documentos no se conservan en Quito, sino en Españn, en
lo8 archivos de la Península; y e\ Señor Herrera ui vifljú
a }!Jspttfia ni tuvo uunca copia ninguna de esos documentos.

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liífl

í:li el Seúor Herrera ni lqó ni conoeió los docnmeutos,


~cómo pudo juzgar con acie'rto acerca drl valor de ellos 'l
t Cómo pudo a~egnrar, con tauto aplon1o, que nosoll'Os no
habíamos procedido con crítica hist6riea al aeeptar eomo fuen-
tes verídicas e~os documentos 1 . . . . . Mucllil confianza en sí
nliKmo mnl'lifostú, y demasiáda en el aca',amiento incondicio-
nal que le tributt1h::m los quiteño:-;, considerándolo como orácn-
1

lo iulitlihle en toda cuestión; en Quito e.m tan ciPga la


admiruci6n que sus correligionarios políticos le prefesnhun al
Heiior Ptlhlo Herrera, que -aplaL1dían como primores de eien·
eia y de firmeza, hasta las matlems desgroiiaLias y las f~ltas
de urbanidad social de su grrtn hombre.

No sería temerario, aún, el nsegnmr que ni Reiior He-


rrera no leyó de~paeio el 'l'omo enarto de la Historia: 'l'al
vez, no hizo má~ que verlo Hnperfieialmente. Luego, viene
otra. lllnllificst.a contradicción : el Libro de la~ vi~iones de la
l\1ndre Herrera, (J~a como autobiografía íntima de In. célebre
monja de (~nito, ¡,no es muy autorizado docnmento para pro-
bar que en el monasterio de Ranta Catalina de Seun., la ob-
servancia roligiosa uecesitaba de reforma 7 Los críticos han
meneHter de mnel1a memoria, para no contradecirse; de no-
table sagacidad, para no equivocar~e; y de gran rectitud, pa·-
ra no qucbruntar In justicia.

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CITAS

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
( 1) Ecco ego mitto vos sicut oves in medio lupo-
rum.- Et eritis ouio omnibus. -- Nolite arbitrari quía pacem
veueritn mittere in terram : non vcni pacem mittere, sed
gladium. - Evangelio do San Mateo, Capítulo décimo.

( 2) Evangelio de San Juan, Capítulo doce, versículo


sexto.

( 1) Alzog.- Historia Universal de la Iglesia.- Tomo


primero. - Introdncción. Párrafo séptimo. - ( En la traduc-
ción castellana. Barcelona. 1868 ).

( 2) La- Puente. - (Don Vicente). Historia Eclesiás-


tica de .España. (Edición segunda. Mádrid. 1873. Tomo
primero. Prólogo).

(3 ) Smerlt. - Introdnctio Generalis ·ad Historiam Eccle-


sia~ticam. ( Gand. 1876 ). Tractatis prima. De praecipuis
regulis Artis Criticae. Caput primum.

( 4) J anjey. - Diccionario Apologético de la Fé Cató-


lica. (Traducción castellana. Madrid. 1890. Palabra, ALE-
JANDRO SEXTO (Costumbres· de). Tomo primero de la
obra).

( 5) ,~.tfonialembert. - Los Monjes · de Occidente. ( To-


mo primero. París. 1873. Quinta edición. En la Intro-

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1M

rlucción, Capítulo ~óptimo. LA R!!:LAJAOlON ). - La obra del


Conde Mout.alelllhert eHtá en franr:f\~.

( 6) Villmnain. _ .. CurHO de litel'llt.m·n francesa. Cuadro


de literatura en el siglo décimo octavo. Lcccióu décima
séptima. (Parí~. 1873. Tomo segundo).

( 7) El opíiRcttlo de A vanzini, traducido al ca~tellano,


se imprimió en Quito, en la Imprenta del Clero: en ese
opúsculo se encuentran la serie o eatólogo de la,; proposicio-
nes condeuadatJ y la diHertación acerca de las obras que,
para imprimiroe, necesitan cen~ura prevía.- De propó~ito no
queremos citar sino e~te opúsculo, para que 8e vea que,
para defenderno~, no hmno8 menester de erudición. El tí-
tulo del opúsculo es el ~ignionte: OONHTITUCION Dl~
NU~t-i'riW SANTISIMO PADRE PIO IX, POR LA QUE
SE LlM.ITAN LAS O~Nf:lUR.AR ECLESLASTIOAH LA·
'I'AE SENTENTIAE, CON COMENTAlUOB Y APENDI-
OES ESCRl'fOS ~N LATlN PO({ EL DOCTOR PEDRO
A VANZINI, SAOEI:WO'l'l<~ ROMANO, Y 1'RADUCIDOS
AL OAS'L'~LLANO POR J. N. Quito, Imprenta do Juan
Campuzano. 1874. - La imprenta de Juan Oamptlzano es
la misma imprenta qne !twg-o se llamó del Clero.- Véase
la página 15fí, en la que está la Encíclica de Pío nono,
expedida el 2 de Junio de 11:l48.

( 8) Jfa."c.- ( P,tdre Clemente).- lnstilutiones Morales


AlphonHínea. - 'l'omo primero. Roma. 1885. (Página 3l!J ).

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APENDICE PRIMERO

Citas de los textos latinos de los teólogos,


en cuya autoridad 1ne apoyé
para formar el criterio histórico
con que escribí la
Historia General de la República del Ecuador

Ponernos aquí, tranRcritoR en latín, los textos de los


teólogos signienteR: San Alfonw María de Ligorio Doctor
de la Tglesin, FetTaris, Molina, Roto, Valencia, Layman,
Azor, Ballerini, Reine y Lehmkulll; léanse con cuidado y
se conocerá si merecimos que Re nos calificara de hereje,
de impío, de liberal y llnsta de ateo, y de todo eso se
nos calificó, por haber referido hechos pñblicos, dignos de
reprob::wión,

( 40. llinc otiam historiogrnphi contra justitiam pcccant,


si occnlta mortnorum criJUina pandaut. ( 41. Qno tamen aut
mortnorum crimina pnblica, jam oblivionc sepulta, sen se-
pelienda, vel uno, Hen altero tantum loco cognita, plus his-
toricis, quam aliis h01uinihus est concessnm, ut ca scilicet
ad perpetuam totius posteritatis cognitionem publicis scriptis
diffundant, partim nnt aliomm exemplum ac terrorem, par-
tirn arl rernm geHlnnun notitin.m conservandam; Jlfolina, loe.
cit. Sotus cit.., q. 1 O, nrt. 2, et de Recretli rncruhr. 1; · q.
2, in fine; /,nynwn, loe. eit., lllllll. t:3. · Va.lent., disp;·· ·5,
IJ.· 17, p. 2. Hu verb: lN.F'A,\!.Út¡;l u, 4, ct alíi passim.

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16()

( 42. Peccaut autem historici describendo cmmna mort.uo-


rum publica, et corum referenJo poenit.entiam, ve! emendatio-
nem, si resipneriut; Busemb., 1. c., 11. 2, et alii commuuiter.

. ll'ElWAI:JS. Prompta Bibliot.heca canonica, jnridica,


(
morali~;, theologica,
etc. etc.}. - Haremos notar qne la doc-
trina de este autor se refiere a lo~ crímenes públicos, ya
olvidados eu uu lugar, y que de esa clase de crímenPs
dice que es lícito que los historiadores los divulguen, para
corrección y escarmiento de la posterida.u. Véase la pala-
bra Detractio en el Artículo primero, desde el Número
cuarenta. J,o más digno de ponderación es lo que añade
que es lícito pa1'a que se con¡;e¡·ve la noticia de los he-
chos pasados.

71. Verumtamen quaestio moveri solet quoad histori-


cos, an illis aliquid plus liceat quam coeteris. D. D.: ait
Lngo disp. cit. n. fl7., communita aliquam majorem conce-
dnut licentiam quoad hoc historice scriptoribus, quam aliis
ratio est, quia tulis narratio criminum veternm, verorum
utique sed nuile notitia publica seductorum, utilitati publicae
condncere potest, puta ad excitandam abominationern crimi-
tmm aut terrorem incutiendum vol ad commovendos prínci-
pes ad eorum punitionom, ostensis damnis in de secntis;
quamvis prudentia adbibenda ~it et videndum, an haec uti-
litas lectornm pmeponderet damno et infamiae, quam forte
subitura sit prosapia illins, cujus crimina narrantur.

Advertí Lugo n. 88, quod si res bene consideretur


idque intra nos limitPs conceditur historice scriptoribus, reap-
se et pro aliis valet, quibus propter easdem rationis liuet
ob bonum commune transmitt.ere ad loca remota notitiam
criminis, quod hac urbe publicum est, ut apud alios terrori
et exemplo sit.

72. Sed forte alia ratio pro historicis occurriL Con-


tiugit enim, saltem frequenter, quou crimen aliquod vetus-
tum, ex documentis modo detectum, condncat ad explicanda
plura facta, ad reddendam rationem eorum, quae hactenus

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niÍnus credibilia videbautnr, sicquc eorum manifest.atio con-
ferat ad plenitndinem historiae, quae non sola narratione
factornm sed ipsorum quoque causamm expositiouc cont.ine-
tur. Jam vet·o plenitudo historiae cst quodam commune bo-·
num, quod homines generutim magni faciunt, durn praesertim
studia historica florent et sunt in honore. Prof•Jcto ea can-
tela supcrins mernorata adhibenda seruper est, ne majus sit
damnum, quod viventibus forti infertur, qnam bonum illud
publicum quod ~peratur; quae tamen regula solum in histo-
riis reeentioris aetatis loeum habebit.. Haec turnen regul~
ampliari potest: cavendum est scilicet etiam, ne revelatioue
criminis occulti, alicui ordini sociali, puta sacerdotali, epis-
coponun, romanum Pontificum ita detrahatur, ut majns sit
scandalum futurum, qnum bonum comecnt.nrum.

73~ Si hace cavcantur, puto non esse inquietandos his-


toricos, qui ex amore vcritatis ducti, ut plenam rernm his-
toriam repraesentent, ea omnia, sive hona, sÍ\'e mala refernut, ·
qua11 ex monnmentis conquisitis hausenlllt. Praeterea, cum
nostra aetate arctJivia etiam secretoria omnibuH stndiosis pa-
teant, dubitari potest anc dici debeaut occulta crimina, quae
in iis vetustis chartis continetnr.

BALLEmNr. (Opus theologicum morale. Tomo segundo.


JiJdición de Prato, hecha por el Padre Palmieri, año de
1890 ). -Nótese la doctrina de este célebre toólogo, a ba-
ber: que la historia se escribe para el bien del público, y.
que el bien público debe preferirse al bien de un particu-
lar, aunque éste sea nn sér colectivo: amplía todavía más
la facultad de narrar los pecados ya olvidados, alegando que
la narración hist.órica ha de ser completa: por último hace
observar que, eu la época presente, cuando el estudio de
los archivos está fr:wqueado a todos, ya, rigurosnmcnte ha-
l)lando, no hay documentos secretos ni crímeues, por sepul-
tados que estén en el ol\·ido, que no sea del dominio público.

J llzguese nuestra HISTORIA DEL ECUADOR según la


doctrina del Padre Ballerini, r.esuólva~e si me fué lícito ua-
rrar et1 ella, para el bien morál. rl~~ q:¡js compatriotas, .10:>

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168

pecados públicos cometidos en tiempo de In colonia por los


religiosos: esos pecados no fueron octJltos; y, aunque hu-
bieran ~ido ocultos en aiios anteriores, ahom ya no lo son,
porq ne los documeuto~ del Real Archivo de Indias estií.n a
la di~posición de todo el que quiera estudiarlo~. El Padre
Ballerini cit.a en apoyo de ~~~ opinión la autoridad del Car-
denal Lugo; así como Ferraris cita la de Roto, la de Lay-
man y la de Saá, con la de Molintl y la de Valencia.-
Copiaremos Jos textos de estos teólogos.

VI. Quid liceat IU:storiograplw.- Ratio conscribeudi his-


toriam ex se causa non est, cur liceat occulti crimini~ no-
rratione etiam defnuctornm famam luedere : vide Lugo. l. c.
disp. 14, n. 87-89; Azor III, l. 13, c. 7, neque tlclicta
prorsus obliterata iterunr resuscitarc. Quod enim quidam his-
toriograpbi dicunt id sibi daudum es~e ex eo, quod judicium
quoddam seu tribunal sit historia, corarn quo, qui alias in-
judicati manseriut, pro merito jndicentur, re vera nihil est:
quis enim hí~toriographo8 legítimos judices fecit 7 Immo quis
jnidici nnquam sine accusa.tore concessit facultntem res occul-
tas et privatas propalandi '! Neqne defuncti carent jure ad
famam inter vi ventes: qnanti enim aestiment homines bona.m
famam sunm etiam post mortom, vides ex ingenti cura,
quam pro hao ipsa re non raro gernnt. Atque persunsio
i8ta, qnasi liceret impune post mortem alicujns famam corro-
dore, Ri homines invadere, etsi non producet·et plane eos-
dem, at símiles tristes effectus produceret durante vita hu-
mana, sicnt lícentia viventinm famam impetendi. Addo te
saue ne~cire neque id sumere tihi licere, defunctum, de ou-
jus farna agitur, esse intor reprobo - quasi quam si
scires, ne tnrn qnidem jns tibi esse illnm diffamandi theo-
log:i docent- at sane nescis; porro si defunctus - id quo
sumí debet -··- in gratia Dei defuuctus est, infame Dei ami-
cum, peccata narres', rctioens. ejus poenitentiam nt pote tibi
ignotam, quae tanwn re ipsa adeo insignis fuerit., nt coram
Deo omnibus illius peccatis praeponderet.

At aliqnando justissima ratio esse potest occulta vera


trahendi, nimi~um: a) nt · innocens ab aliis injuste diffama-.

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Hi9

tus famt~.e restittmtnr; b) ut ánctoritas et influxus hominis


impii, quem et.in,m post rnot·tem cxercere pergit, destrnatnr
ve! minuatur; e) imo si agitur de homine apnil probos
p(lruiti~simae fínnae, nihil es t, qnod di1lamatione proprie au-
gure poR;;it, ita nt. tune qnaelibet rationabilis causa etiam
scribendis vel detegendis aliis cjus seeleribus wffcia.t; d)
pe¡· accidens ctinm ex alía cama plu,; licere potest. Nimi·
rum cum hac aetate ea 8int ingenia eaeque opiniones, ut
pntent omnia, quae detegi possint, in lucem esse edenda:
saepe eccidere potest, ut ati pra(lcavenda majora mala pracs-
tet ex robns olim publicis vel nt occnltis etiam ea, quea
ex se mcliLB aetema oblivioue sepulta manerent, per proburn
historiogmphu111 secundum veritatem narmri, quam per im-
píos ea falsis misceri atquc ad pravos fines propalari.

(~uod ante m historiograp ho per se licet., hisce continctur:

1) PosRtlllt conscribere pnblicn. sui trm poris ( aliq ni


nddnnt, nt Bonacin., Tambn1'., etc.: et ea, quac non sunt
omnu1o occnlta), etsi litteris coasignata ad posterornm noti-
tiam transmit.tuntur et ita famam auctorum pro perpetuo
laednut.

2) Ncque tenentnr multurn curare reticentiam eornm,


quae, spectnta conditione auctornm, eos non multnm diffa-
mant: quare e:wnm rerum narratio ex connnuni ut.ilitate
etiam uon ita gravi ad omni peccato innanis evadere potest.

:3) Si quid ratione boni eommnnis necessarinm a.ut


valde utile est conscribi, diffamatio aliquorum, quae cum
cobaeret, negligi potrst.

4) !Tbi ip~>a rerum narratio, si contra vivo~ fieret,


certo Ho]ius caritatis, nou j nstitiae, laesoio esset., quoad do-
functo~, utpote quibus tristitia nnnc proprie non infer:Jtnr,
facile q~taelibd laesio peccamino~<a uherit, nisi fin·te cogna-
tunnn superstitum ratio major sit habenda.

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170

In hoc untem peccari pror~us potest, praecipne ah his-


toriographis, si alicnjns vi ri crimina narrantnr, at Rilentio
premitur, quorl de eju~ conversione et pacnitentia con~tat.
N am cum paenitenti:l fama m ex magna parte restituat, in-
justum est. alicnjns faman pollutam relinquere :üqne ita po~­
teritati illins memoria m transmittere. 8. Alph. II I H74
Cum Bu5enb.

Ll'JIIIHKUHL. - ( 'l'heolog-ia Moralis, FJdición Undécima.


Tomo Primero). - El Parlre Lemhkuhl habla de dos cla~es
de crímenes: primera, crímene' ocultos; segullda: crímenes
públicos, mas ya del todo olvidados con el lapso del tiem-
po. Los crímenes de ambas clases, dice qne, por regla
general, no pueden narrarlos los historiadores; pero, se nos
ocurre preguntar: si un crimen público, enteramente olvi-
dado ya con el tra~1scurso del tiempo, z, podrá. ser asunto
de la narración histórica 1 Si e8 del to¡\o ignomdo, no po-
drá saberlo el historiivlor, sino o porque lo adivinó, o por-
que el diablo o Dios Re lo revelaron. z, Cómo lo supo el
historiador~. . . . ¡,Por traliiciótl '1 - Luego, no estaba olvi-
darlo del todo; había quien lo supiera.
t No lo supo por tra(lición oral~ - t Cómo lo supo 7 -
Si fué por documentos fehaciente~; luego, el hecho 110 es-
taba del todo olvidado: la memoria de él se conservaba
en esos documontos.

Esos documentos podían o 110 podían ser consult.:tdos:


si lo primero, el hecho 110 estaba del todo olvida do; po-
dían conocerlo todos los que quioieran o pudieran leer los
documentos: si lo segundo, el historiador tampoco podía
saberlo. - g¡ Padre Lernhknhl se hace carg·o de estas di-
ficultades, y, por P.RO, enseña: qne hay caso~. en los cuales
un historiador católico pnede narrar hasta los crímenes en-
teramente ocultos de loR mnertos: uno de e~us caso8 eR
precisamente, cnnndo existen documeutos tfehacicutes en lo:;
archivos, y se prevé que un hetm·otlojo los pneue comnltar
y hacer mal u~o de ellos: entonce:; el hi~toriador debe
apro"ocllarse de eoos docntuentos y narrar la verdad. Así

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


171

lo exige el bien de la Iglesia, al cual debe sacrificarse el


bien de los particulares.

D.elictum vero alicujus publicum uno tempore, uon po-


test in alío in quo factum est occulturn, publicari sine gravi
culpa, saltem contra charitatem; oxcipe tune si delictum
esset publicum, non solum notorietate .fucti, sed etiam no-
torietate .furis, nernpe per sententiam judicis, aut rei confe-
ssionem in jnditio, nt docent Le.ssins, Lugo, La- Croix, etc.
Oetemm hoc non obstante, non prohibetur quin historici
delicta publici describant, etiam ex solo facto; Sotus, Afo-
lina, Vasq.

SAN ALFONSO MAlUA DE LIGOll.lO.- (Hombre apos-


tólico. Tratado acerca del octavo precepto del Decálogo.
De la Detracción, Número 13 ).

Distingue muy bien el santo el crimen oculto, del cri-


men público: si el crimen fué público en la época en que
se cometió; pero con el transcurso del tiempo ha llegado
a ser oculto: t será lícito descubrirlo~- San Alfonso distin-
gue: será lícito, cuando el crimen fué público 110 sólo con
uotoriodad de hecho, sino con notoridad de derecho. Habrá
notoriedad de derecho, cuando hubiere sentencia jndiciul, o
confesión del mismo criminal en juicio.

Expuesta así la doctrina general, enseña lo que atañe


al historiador, y dice el Santo-: que los historiadores pueden
narrar los crímenes público~, aunque la publicidad de ellos
haya sido solamente de hecho y no de derecho, y con el
transcurso del tiempo hayan llegado a ser ocultos.-1'al es
la doctrina de San Ligorio.

E'n tiempo del Santo, el Santo fné tachado de laxo:


ahora se le acusa de rigorista.- Según ,la declaración ex-
presa de la Sagrada Penitenciaría, dada el 5 de Julio de
1831, confirmada por Gregorio décimo sexto, el 22 del mis-
mo m~s y año, la doctrina moral de San lJÍgorio se puede

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


172

Reguir con ~cguridnd de conciencia: luego yo ni erré si-


guiéndola, ni menos hice mt~l en ssgnirla.

El crimen de Fmy fteginalclo Gt'..mero, fué' público, con


ambas clases do not.ori'lda<l, de hecho y de derecho. Lo pes-
quiso con estrépito judicial, el ObiRpo dA Quito: fné dennn-
ciado al Rey de EsiJaña : el Mam;t¡·o General de la Orden
dominicana mandó desde Roma •¡ne se formalizara el juicio:
vino a Qnit.o el comiHionarlo, que fué un Padre respetable
de la misnm Orden llamado Fray .Tnan de A va los, el mm!
iuició, prosiguió y conc!IJyó el juieio: el erimen se probó
y la sentencia fué pronunciada y Pjeeutada en la ig!P~ia de
Hanto Domingo, de día, dolaut.e de un gran coneurso de
fieles.

Habló de la comisión del Padre A va los el Padre Za-


mora, en su Hi8lo·¡··ia de la Provincia Duminica'l/a del Nue-
vo Reino de Granada, llamadn de San Antonio, libro
impreso y publicado, en tiempo d~ la Colonia, con todas
las censuras y liceneiaH uecf~sarias. Sobre eote asuuto es
illlposible que no hnya documentos en el ·archivo secreto
que la Casa genomlicia de la Orden rlominicttna tiene en
Roma.

Conviene llllC hagamos notar que el Padre Camero tn-


vo rlefensore~ acénimos y valedows poderoooR, u11o de los
cuales fué el Virrey de Limn.: el hecho 110 podía, pues,
ser más pnblieo, con la notoriedad de hecho, de facto, y
con la notoriedad de derecho, juris. t Pude yo hablar de
C:l en mi Ili~to,.ía General del fiJcuwlo1'?- ¡,Cometí un
pecado cuando hnhlé 'l..... Que responda por lllÍ San Al-
fon~o lVlaría de Ligorio, Doctor de la Iglesia Católica.

El Padre Fray J nan rle Ava los corrió 1111 gran peli-
gro hasta de pcrdBr la vida, por defender o! expediente
co11lm los que, ecb::wdo manu de la violencia y ,]e la fuer-
za; se lo querÍfl.n quitar, para ~le,;pclla7.11rlo .. ¡,Se conservará
e~e expediente'! l!:se expodíente ha de guat·darHe on ·Ronm,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


porque consta qne el Padre Avalos lo remitió al Padre.
General do la Ot·den de Santo Dontingo.

El Pttdre Fray Reginaldo Gamero t se arrepintió de su


pecado'! i Hizo penitencia'! i, Dómlo mmió '! :¡,Cómo mu-
rió '1 - Aunque, con ttll1cha diligencia he buscUdo docnrnen-
tos para reRolver todos eHtos problemas hi~tóricos, declaro
que llO los he encoutrado: si me hubiera constado qne el
Pudre hizo penitencia, lo habría referido, coll gmn satisfac-
ción. ¡Pobre Padre! fné un desgraciado: repruebo m pe-
cado: su desgracia, la desgracia de haber peeado, me inspira
l(tstima.

1:~. QUAEHTIO QUINTA. Etiam hist.oriographos eontra


jnstitiam dilinquete, si oceulta crimina pundant. Quamvis
plus illis, quam aliis hominibns censendum sit, videlicet ut
publica crimina, quae vcl oblivione obliterata snnt, vel intra
nnius tantum civitalis, unt pwvintiae tinos cognita, ¡mblicis
seriptio ad perpet.uam toLins posteritati~ cognitioncm dilfun-
daut: partim acl nliornm exempln1u, ct terrorem; partim ad
rerum gestarum uoti~iam conservaudam.. Vide etiilm Valeut.
tom. 3, diRp. f.í, q. 17, q. 2, Kn,verb. infamare, n. 4, historici.

LA \MAN. ( Tlwologia Mora lis. Tratado de la jnsticia


Cuestión quinta, en el capítulo 3\' de la Segnndn Parte)

Llamamos la atención wbre la doctrina de este teólo-·


go.-El. Padre Layman habla de los crímenes ocultos y 110
de lo~ erímeues públicos, y dicEJ que los historiadores pue-
den nanar los crímenes ocultos de los ltlUertos, con tnl
que lo hagan ya para ejemplo y e. ;carmillnto de la poste-
ridad, ya para que se conserve la memoria de los sneesos
pasados.

De Listoricis antom dnbitare merito quis poterit, an li-


ceat illis hominnrn crimina: perpetuae memoriae prodere. Ad
quod cum grano eti:am fallís re~pondendum est. Primurn
quod ubi uon denurmntur infamia.. peceata et turpia, sed
bella, et homicidia, et alía qnae viris illnRtribus dedeeora

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1'/4

non sunt, non est quod sint condentmindi. Maxime quanquam


aliqua turpia denarreut quae · non sunt omnino secreta, non
. est illis vitio vertendum; sed officio optimo tribuendum. Dt>~
bent enim optima fide quae ad rem pertinent pernarrare.
Nihil hominns ubi invidia moti aut alío pravo affectu quem-
piam aliquibus vitiis notant, non sunt peccato liberi. . Tune
potissimum dum generi alirni et prosapiae notam iiJUrunt,
qua e . in perpetuam memoria m mansura est.

So·ro. ( El Padre Fray Domingo, de la Orden domini-


cana). Tratado de la Justicia y del Derecho. Libro quin-
to, cuestión décima, artículo segundo.

Narrar cosits contrarias a la honestidad (con tt~l que


no sean absolutamente secretas), no se puede condena.r en
los historiadores como una falta, siendo como es el liarrar
esas cosas un deber del historiador: tal es la opinióll del
Padre Soto. Edición de Antuerpia, 1608.

Quarto. Qnacritur hic de historicis an sine delmctione


possint ·peccata prineipum et aliorum litteris prodere '! Et
praecipna difficultas e2t de criminibus ignominiosis, non de
bellicis re bus aut dissidiis: quae sueculares homiuis potius
solet honori· ducere. Respundeo: ex sententia omnium, id
licere, qnando peccata r.on sunt omnino occulta, et bono
zelo ntilitatis publicae :1ll exemplum aliormn perbibentur:
secus si quis ex invidia odiove, solo studio detrahendi, pe·
ccata principum aut cujuspiam familiae litteris mandet.
Tune euim vere detrahit: Ita Sotus ubi supra. Et pote-
runt ex eo símiles quaestiones dijudicari.

VALENCIA.- ( Comentario.run theologicorurn. 'l'omo ter-


cero. Di~pnta quinta, Cuestióu décima sexta, punto segun-
do). En In edición de Venecia, 1598.

Sin cometer pecado ninguno de detracción, t podrán los


historiadores uarrar los pecados, que contra la castidad hu~
hieren cometido los personajes históricos'? Así propon() la
cuestión el Padre Valencia. t Cómo la resuelve 1

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


17¡j

Pneden, dice, ~og(¡n la op1111011 de todos. lo~ teólogos,


con tal que los pecados no sean enteramente oculto~, y los
refieran con imparcialidad, proponiéndose eu su narración
como fin, el bien público.

Q. 1 no. An licet crimen l'UBLIOUM ubique evnlgare.

R. Distin,r¡uenrlum est.

Ea:plam. 1? ) - Si crimen sit public111n juTe, tune, post


publicatam sententiam condemnatorinm, liciturn est illud om-
nibus sive ejusdom, sive diversorum locorum hominibus evul-
goro: quia magistrat.ns babot jus. aliqnam in vindictam
criminis spoliaucli bonis, sicut vitae et fortunae, ita et fa-
mue, quod ex ipso facere censetur, quando rem publica
sententia coram populo condcmnat. Dixi: po.1t publicatam
s.mtentiam; quia quamdiu crimen ~olum in ter cancellos
juclicii est notorinm, ni~i paulo post sit puhlicandum, non
potest sine injuria evnlgari, cum tuuc nondnm censoatur
PUELICUllf relate acl popnlnm.

2~) Si crimen sit publicum facto vel fama, illnd evul-


,gare licet non tantnm in loco ubi crimen l'UJH,IOUM est,
sed etiam in illis locis ubi facile ot brevi pnblicandum est,
neo ex unticipationo seqnatnr grave damnum pro iufamato.
Si vero agatur de alii~ locis, tune vel cri1uen lwminem
rediit perniciosmn et ab aliis vitandum ut sunt crimina
homícidíi proditorii, lenocíníí, scandalosae impndicit.iae et si-
milinm vel non. Si primnm, nnllo modo peecat, qui illnd
alibí evnlgat., quia bonnm publicnm postnlat faciuerosos bo-
mineR dignoscí nt. ah eís raveant omne~ K Lig. (IIl !J74).
Si sec1.mdum, probnbilis sententia est, ju~titiam 110n laedere
qni crimen abwlute NOTOitiUM in alíqno loco communi alibí
evnlgat: quía iufamia nndecnmque orta fnerit, existimatíonem
consurnit. Dixi: absolate NOTOHIU!I'L Si oním sít NOTORIUM
cum limitatione intra corta privntam eornmnnitatem, monas-
téríum, cnm potest alibí manifestari, ne in alío quídem mo-
nasterio ipsius ordínis, quod cnm illo frequentem haberet
commuuícationem. S. Líg. (H. A. XI, 12 ). At chal'ita-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


17H

tem laedit, qui 8ine ulla justa necessitnt.isvel saltem ut.ili-


tatis causa alibí hujusmodi crimen prodit (sed utrum leve,
an gmve 8Ít, dispntatnr) ; ve! obliteratum refricat ( et hoc,
per se loquendo, est grave) imo, juxta BILL., SASS., Lu-
oo, nlios, hoc es~et contra ju.stitiam, quia res per oblivio-
uem redacta cst ad statum in qno erat antequam crimen
csset pnblicum.

Interim histm·¡~o.r¡mpki cxcusari possnnt, si oh historiae


integritatem et atl instrnctionem nliornm crimina jam obli-
terata iterum in memoriaw revocent; maxime "si crimen
ve! criminosos referat eo tempore quo nullus snpervivit qui
eos noverit, nec aliunde illormn cognatis ant familiae gra-
viter noceatur" ( RASS); ant "cnm illa quae scribunt, quasi
in conspectu m· bis termrum publice fncta sunt ", ( DENS) ;
ant. Ri referendo crimina, referant simnl paenitentium et
emeudationem ( 8AN LIG., III, fl74 ), praesertim si talis ac
tanta furct, ut longe supcrarel iufaminm eamqne onmino
deleret. " Propter hanc rationem et insuper qnia iu requi-
rebat singularis Dei gloria, revelantur in Scripturis incredu-
litus THOMAE, ncgatio PE1'RI, et Panli persecutio" ( Bll;L ).

SouoLION.- In conscribenda lti~turia, nt revera sit ma-


,qi.st.ra vitae atquo lux veritati.s, qnalem esHe oportore veteres
jure dixcrunt, et LEoNE XIII ( Litt. 18, ang. 181:l3, N. R. T.
XV, :330) animadvertimus: "enitendmn magnopm·o, ut om-
nia ementita et falso, addendis 1"el'll'llt fontibus, refutentm·;
et illud in p1·imis .scribentúan ob8erventur anúno, pn~mam
ESSE HISTOHIAE LEGEM, NE QlJlJJ FALSl DIOERE AUDBA'l':
DEINOE NR QUID VEH.l NON AUDEAT: NE QUA SUSPlOlO
GHATIAE Sl'l' IN SOR\BENDO, NE QUA SliHULTATIS ". llnc
sibimet constans Pontifex edixit: nt tabularia sen arehivia
Vaticana praesto es~ent religioni et bonis artibus prebehen-
diH, atqne nt adornandis operibus historicis opportnna ex
bibliotheca Vaticana patteret snpellex.

Ex praefatio autem Pontificis verbis satis intelligitnr in


hoc · disciplinarum genere ita nos versari oportere, ut quam-
vis veritati nunqnam refragari liceat, non omnia tameu

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


.;

·~ .
1

l_

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
177

qu~t\enmq¡¡e. g_eHla mmt, in lncem profentmn~. Qnaproptet'


HHlJOI"Um ermltlta non snnl, Hlvclandn, ncc JlliTI oblita in
memorillttl revoe11ndn, niHi uL ~nf11cit>lltem rntionem, in quan-
tum Rciliect id po:,hdant 1·el historiac iutegritao, ve! glorio-
sior virtnti~ trinnphu~, Vl'l iustmctio aliornm nt a sirnilibus
casibu~ ab~teneantnr, ve! eCficncior Di1·inae Providenciae dc-
monstratio, vel in seribendo impartiulita~, ut omnis suspicio
grati:1. un10veatnr. Et quunitwt hodic dum nhiqne ftlre gen-
tinnt arl nrchivin p~teL ncecstHl eaqne perscrntautium infini-
tus qnn~i t'lit numuru~, oüenlta crimina ~'t flagitia etiam nrl
perSOIIHH Sflünt~ spuetnntia nti\ins quaneloque rnauÍfostabuntur
::t RcriptnrH entholien, quam ah ]l~eele~Riae adversario.

Hl<lnm. ( Elemcntn TIH,ologiae MoraliR. Torno prime·


r·o. l{,n•nn. Edieiúrt quinta. 1'ralatlo de los Preceptos del
Decálogo).-- Heine e~ te61ogo eontornpor{meo nnestro: su
obr.a lienr> In aprobación dt'l Pst!re lJepíeli, dominicano, Mues·
tro del t'twro Palacio. Uon~ta qno la edición quinta, para
garnntiMu' In propiedad ele Pila, fné deposítnela en 1906:
tenemog, ¡)[Jes, en u.::ta obra la dnctrina profo~nrh y ense-
ñ,HLr <'n lto11111 misma sobre el nwelo ci>mo se ha de es-
et·i!Ji¡· In historia, comideradn d~sde el punto de vista de
la nroral cntólica.

HE>mo~ trnnHerito íntegro el texto de Heiue, para que


Bt\ vra e6mo explica c~te teólogo lo que e~ crimen oculto
y lo que eH crimen píÍblic,o, y enrtntas eHpecies de pnblici-
dael lmy y en qué con~iote eurb una de ellas. Reine es-
cribió teniendo prrsent.e ln m<Hlificnción profunda que el
progreso en las cieneins auxílinres do la Historia lütbía pro-
elueido en <11 modo ele escribir ésta: Al Papa León décimo
tercio nbriú loH archivos ele\ Vaticano y franqueó a la in-
vestigación de loR docto~ basta los docnment.os sem·etoA y
reservados de los archivos pontiticios.

Lmw trata delcnid:unenfe la cuestión relativa a los


C7"Í¡nene8 ocultos y a los crímenes ptfMicos lla olvidados;
pero no se b:1ce cargo de que podían rxistir documentos
e~critos fehacient<•s, por los cnnles constara un crimen pes-
¡~

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


178.

q!1isndo y cn.~ti~tado piÍblícanwute pot la autoridad legítima


competente: la cne~lión la propone de otro morlo. En
cuanto a los crímenes pííbiieos ignor¡¡tlos con el t.mnseurso
del tiempo, dice, yo opino que los historiadoreR eKtá.u su-
jetos a las mismuK lcyeti rle momlidnd que todos los demás
católicos, y me aparto rlcl pu t·eccr de los Doctores qne
piensan quo los hiHtoriadores pueden gozar bajo e"te respec-
to, de mnyor nmplilud que los otros creyentes. 'l'al es In
opinión de I.ng;o, quien no opina que ~ea ilícito narrar los
crimcnes púhlieoR, ni menos condona a los historiadores qne
loR refieran con la debida imparcialidad.- Ltmo. ( Dispnta-
tioneH 8cbola~tieae ct morales. Tonto ~cxto, en la edición
de Vive~, París, 1809. Disputa 14. Sección 6?)

QuaeritU'I· l? Qnid \iceat historiographis circa rerum


narmtionern in archi vi~ delite~ceutium.

2? N um vel quomodo Artapltnnes in casi bus narratis


pcccaverit.

SOLU'I'IO

Ad quaestione;n 1m K l. Imprimís teiHJri dcbet, defunc-


tos rctinere jus ad famam, et quamvis minns graviter pec-
cctur diff',¡rnatione mol"Luornm quam iu vivis degentium,
tnmen det.ractio in re grnvi etiflm relate ad defunctos a
pcccato HJOrttdi tWil <n;t innHllti~; idqne censendum est etiam,
quando dittiunntio in vivos snpcrstitcs nnl\atenns redundat.
lloc autem sent.iri potnst: cum a\ienjus lapsn referre simul
ejus sinceram Ct!ltverxionem et paenitentiam, gravem alicu-
jus defnneti tletractionem regularitet· non csse.

R. 2. Quod attinet ad res praesenti tempori pnblicos,


recte notut.. 8. · Alph., H. Apost. 'L'r. II, N. 13: "Non
prohibetur, quin LiHtoriei dülicta publica deseribant ex solo
jacto" ut.que ita eonmt obliterutionem impediant- verum id
non tungit propriam qnncstionem de relws praeteritis. In
quibus tamen ea, quae olim p11blica e1'auí ¡mblicitute fw'Ís,

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J 7~)

etiatll filio tempori narrnri po;;Ri sine grave culpa. rl. Al-
phonR. Thidem approbam> notat ex doctrina Lessi, Lugonis,
J;acrm'a.:, etc.

R. 3. Cnm do pnblicit.nte jmis scnsu strict.o accepta


sa.epe non constct., n.ddenrla videntnr lwec: homincs in sum-
ma pntesttüc conRtitni jndici;; judicio mm suhjaeent; verum
'JUlle a!Jiilll in publico ?lillllere, aequivalentur juris publicita-
t.e publica Hnnt. Qnapropter quae in TeÚus pnúlicis gm:eu-
dis ru:f(/ sunl, hnec, l"tsi 11nnc ublivione snnt data, e pulverc
ei'UCJ'e et iterum puhlienre, etsi certos viro~ macnla nsper-
gant, pruliihitnm non e~t.

Si e intelligo, qnod i.\brc. Inolit. J\ lph. N. 1.200, Q.


2~ dieit moraliter non peccare enm, qni refcrnt dclictnm olim
puhliL~lllll notorietat.e jnriH, ant si
arl Fii.stoJ·Úun pe1·tineat.
Nam nd HisturimlJ pert.inent puhlice gestn sen en, qu~e ad
pnbliea nlliciu et reo publicas gerendas 'pectant, non qnne
ad privutam ltominum vitnm nttinent.

R. 4. Hi cnnmlo agitnr de acLiunibu~ non ad res pn-


hlien:< publique oflicia purt.i11tmtibns, ut liccat delicta llOil
occnlta. de novo pnblica ftlccre, rPr¡nirit.nr cansa. nwjoris bo-
ni, qnae e~~e. pot.rRt pme.ciptlC'. 1) uuct.orit~R viri peiiiRium,
qn:1e ut.inn1 JJun gravitm uocent, cum tjns criwina nesciau-
tur, pcr vit.:Hl ejn~ verne ut1arrntionem destruenda; 2) de-
f,~n~io \'Íri inoeflnti~, cnjns fama fn,\so maculis aRpersa cst,
S•: per manife~tnLionea1 criminis nliorum poLtíst rest.itui.

H.. !). l1mno nostri~ ten1poribt1R etiam fncil;us ndesse


potcot plcua excusatio pro hi"loriographis caeteroqne timora-
t.is, si ea JlLlblicl'nt, qua e a liaR ab alii~ brevi po~t. puhlica-
t.tun iri ju~t.P Rlllnere pos~int. Cun1 p.nim nostris temporibus
a qnibnsvis hun1inihuH do~t.io nrehiva pcrlnRt.rrntnr, e11, quae
iis continentnr, eüi 1/UIIC vi(lea1J1nr oceulta, pcr f>\Cile post
tempus mngi~ minn::;vc longmn ad !ncem trnh<mlur. Quare
Hou raro e~set in dn.mnnm bonurultt et cansae bonae, si
historiographi boni et timornti ea ocenltarent, quae minns
timomti ve] maJe morigernt.i sno modo mox divulgaturi

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1KO

r~Rent, rnaxime cnm il\h; _res prava~, quae nnl·rant., non eXa··
ggerent. neque eo modo ennrrmtt, qni nd 111ajnrem invidiam
exeitmHlnm sit C011tpnratus, 11eqne et.iam emendationem et
paenitentiam, qni1e acta si t, reticem1t.

LEllMKUUL. ( Caw~ de cnneiencia. Edición tercera.


'fomo primero).

Hemos transcrito íntAgm todo el cnw de conciencin;


pero 110 queromnR llamar la atención m:í.s qne sobre la res-
pueRta, que contiene e.l nCimoro quinto, en el cual el autor
vnelve a sn~t.ener la misma doctrinn. que había expuesto en
su obra de 1'eología Moral. Cnando en un archivo exi~ten
documentos, por los cua!<lf' conr<tnre 1111 crimen ocnlto, ¡me-
de un historiador ctttólico, lweicndo uso de ellos, narrar el
hecho, si previere que eHeritorPR heterodojos podrán más
tarde clat' con eHos doeuuwntos y aprovecharse de ellos pa-
m hacer guerra a las im;t.itLwioneR católicaH. Dehe nanar
entonces el hecho con toda vcrclad y sinceridad : podría su-
ceder, dice el Pndre Ldmtlmhl, 110 pocaB vece~, que, si los
hi~torindnres católicos rlnjtunn de refnrir ciArtos hechos, los
refirieran lllÚs tarde los n ti versarioR de la Iglesia, con de-
trimento de !oH bueno~ y aún de lu causa miRma del bien.
Podríamos pregtwüu· i 8i ttea'o esta doc.:trina no será nplica-
hle a nueRtro 'l'omn c11arfu <le la Historia General de la
República del Ecuador 'l

Nuestros det.mctorcs sn.bían o 110 subían esta doctrina


moral: si la Babían ·~por qué nos CfJiiilcnabf\H a nosotros'! ....
t No acoplaban la doctrina del Padre Lehmknhl '1 t P0r qué
u o la aceptaban'! ¡,Se creíitn, tul vez, más sabios que el
teólogo alemÍtn '! .... ·

~No la sabían 7, i la ignoraban 7 ... ,. Et'tonces la con-


denación, t fné obra de ci encía o de ignorancia 7, ¡,de qué
fné 7 Nosotro~ supimos In qne nuestro~ detractores ignora-
han : la obra del Pndre. l 1ehmkuhl no era obra rara, a.ntes
era obra romiÍn en Qnit.o, y mny admirarla, y con razóu.

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lHl

Hubo, pnes, nwlicia e ignorancia en nucotros detractores:


no hay modio.

Nótese que el Padre Lel11nknhl habla. de crímenes ocul-


tos, y 110 de crímenes públicos: noHotros no hemos narrado
hecho ninguno que no baya sido púhlico, con las dos clases
de publicidad Jun:s et fadi.

Pro bono item commuui, qnotl ex historiiH rcsnltat, ali-


qui plns licitun1 est !Jist.oringraphis scribere in historii,;, qnod
ad infmniam uliquormn, dP qnibtts scribnnt., posteriorum qno
ipsorum spectat, qnam rrlioquin illis lieeret, nt in sequenti-
hus dicemus,
Ilinc const.at, pnccare eos hi~t.oriographos, qni occulta
a.liquornm peccata. in suiH hit;toriis scrihnnt, a~t. illi, de qni-
bns illa Rcribunt, defuncti jam ~iut, nt. Sotus JJe 1'egcud.
8eCI'. ilion. I Q. 2 in fine, et ;¡ De Jusi. Q. 10 Art. 2,
Ad1·. Quod l. JI. Q l et alii recte affirrnant, teneriqne res-
titnere damum famae, quol1 oa ratione infernnt: quae antcm
uon snut ita occulta, fas illi~ est ea scribere, ( prae~ertim
si hominum jtlm sint defnnctornm) idquc pro bono público.
Tu m nt notitia rcnun g-est11rnm bistoriis habeatnr.. 'l'nm
etiam nt homineR spc fa.rna.e comparil.ndae, qnae historiis
aeternitatc mandotur, timoreqne i11famian i11~nrre11dae, cnjus
similiter hist:oriis perpetua sit memoria, alliciantm ad res
pracclaras goremlaR, ad tnrpia.qne atqne indecom mRgis fn-
gienda · nc vitanda. His cuitu de cnnRis plns aliqnid histo-
riogra pltis in historii~ <le a liornm vi tiis ac defectibns scrihere
licet, qnrun aliis diffondr,re liceat, quia absque ullo publico
emolumeuto vol ohlita exsnFcitant, ast olim publica fuerint,
ve! quae in uno loco sont pnhlien, ah alin, ad quae lloti-
tia illornm devcntnra 11011 foret, illa deriv11ut.

MoLINA.- (Do ,J nslitia. Tomo cuarto. Tratado cuarto.


Di~put.a 28~ Ediuión de Magmteia, Hi14 ).

~~te leólogo la.u ruopdable ent<eiía, como ~e ve, qne


a los hisloriadore~ les ej líuito. reforir loH pecado~ ocultos dé

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


182

los hombros, para el bien púhlico, para que lo;; IYmlos ÜJtuau
y se ewarmient.en, y los bneno" s~ animen a hacer obras
!!;BIIerosa~. Según Molina, la historia tié'ne como fin el bien
g!'neral, el bien del púhliro.

Hí el historiador puede nnrmr linHta los hechos maloH


ocult.os, ¡,no podrá referir los púhlicoN '?. . . . . Ninguno do
los hechos rcferi<los en nnr"HLI'a ohr~1 fné oeulto: todos fue-
ron públieos. y muy públieos: BÍ hubiernn sido ocnlto~,
habría podido yo líc.ilamente narrarlos en mi libro. t Por
qné sc me conden{¡, pues, eomo criminal •¡ Mis encmígos
fueron todos extraujeros, t qné signilicn esto'/

At vcro notorh m·imina omninn n~ortnornm recensere


uon e8t per se; nwrtHic peeeatn•11, ''icnt Rllpra dixi do eo,
qni notorinm crin1e11 nlicujns aliqni narrat alibí, nhi de eo
qni notorium crimen alicnjns in nno l.cmporc recenset in
alío tempore. Ex his se(¡tlitur, qnid sit dioondnm <le his-
toriographiB, >111 pe.cce.nt mortnliter cum Hcribentlo 111Ínnnnt.
famam aliornm1 De !toc SrJtus Lih. V. De .Tnst.itia,
Qnaest. 10. art. 2. tit brP;viter dicendum est.

Primo, eos mortalitor peccnrc, si minn:1nt ex prava


anímí intentione.

Secundo, si fal:;a crimina imponant, nut COJlllllcmorent


vera, sed occult.a, qnr~e ni minm1 secret.ac sun t facta.

'l'ertio, si crimina tantnm refernnt nec JltliTPIIt emen-


dationem eornm et paenitentiam, qnam mortni peregernnt.,
et hoc fncinnt cnm oíl'ensioue, et scamlalo eorutn qni vivunt
et lognnt hi~torias_ ·

Quarto, HÍ in his qui vivnnt alíquod notnuílt~ damnnm


etiam Lempurale ex ipsa l1i~toria cmlsoqlltdur.

Ultimo, Ri occulta crimina omniuo ¡nuwis BLlO t.empore


nota, C\'nlgent..

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


18~

At vero nullnm esl pc•ccalum, ~¡ Cl'lllillla notoria, 'el


per evidentiam facti, ve! juris enaJTl'llt, vel si referant, quae
vulgo et communiter ferebantm, ve! qunc ex autliti fidedig-
no didicerunt, dnmnwdo scribant se ea referrc simplicit.er,
quae audiverunt ve! quae vulgo referant.ur.

AzoR. - Tnstitutionnm moralium. (Parte terccm, libro


XIII, cap. 7 ). - Leído con ate11ción, este texto, se dedu-
ce que el autor distingue dos clases de hechos: loR ocultos
y los públicos. - En cuanto n los públicos ensr·fin, que el
historiador puede lícitamente referirlos : respecto de los ocul-
tos, ennmcra las comlíeione~ eon qne pueden ser narrados,
sin que el historiuclor viole la jnRticia ni falte a la. caridad.

En nucstm "Histori:1 General de la República del


Ecuador" un !JcmoH referido hecho 11inguuo que sea oculto:
todo'~ cuantos e11 nuestra uarrncióu se cuentan, so11 hechos
públicos co11 ambas cla~e~ de notoriedad: notoriHdad de de-
recho, y notoriedad de hecho : .fnris et fru·ti. ConRtan de
documentos fehacientes que se CO!lRerl'au en archivos públi-
cos y pri11cipalmente eu el 1\enl Arcllivo de l11dias en t:le-
villa, emporio riqnísirno de tloeumeutos para la historia de
las naciones mnerieanas en la época eolouial J1~sos docu-
mentos so11 expedientes jndiciales, fornmJos por las autori-
dades respectiva~, para pcKqnisnr los delitos y Ct\stigur a
los culpables: de esos documentos, estlllliados concienzuda-
mente a la lnz de una crítica il11~tmda, se sacn en limpio
la verdad.

En nuestra obra hemos citado, con Cllitbdo, los docu-


mentos en que se apoya la na.rnwión: pura rebatirno~, era,
pues, indi~pensable oponer docnmento8 a documentoH, a fin
de pmbar c¡ne lo que se decía en lo~ docume11tns estudia-
dos por nosotros era falso. De la eom pumcióu de los do-
cumentos se hahría dudueido In. l'erdatl: en tillOS docnmentos
constaba que nn hPelw ~nmoral hnhía sido eometido en 1.111
lugar determinatlo por ciert:\.H y dete.rruinada8 personns: ¡,qué
debía hacerse pant refutar cH1 ·?- - Debía u prewutano · dofn-
ment.os, t.au UlltÓnticos y !t~ll r\)hi\Ci';lll\.1.'~ OOI!JO loS Ólro8, )',

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


184

mediante ellos, denJoRtl'Ul' que el hocho uo habín snccditln,


o qne los culpurloB nnw inor:entBs: a~í era como debín ha-
berse procedido. Pero, crtlumniar ni hiRlorinrlor, dcnigrarlo
y sostener que la obra era rna!tt, nlegnn<lo pnra p1·ohar que
era mala, qnu e,tuba escriltt. eoll iufmcción de las 1niÍxiwns
de moral cristiana., OHRL'iindat> por teólogo~ calólieos, i· qué
tll'll '! - Erü ( p~llC a quien ]WHIIO ), L'ehar ll1il110 Llu nn me-
dio ilícito, para defl'nder u11a causa que crn iudefendihle:
miH e11cmigu~ 110 eran ~oglares; eran saeerdnLe~, uran reli-
gioso~, eran prclnLlos, crnn cloctorPs en ¡;Íencia~ eele;d/Í~ticas.
Hi hubieran ~ido s<~¡_(lnre:.;, ~o hnhrí:t po<litlo explicar <jLle
ignorarnn In 1'eologb ML>ml: no sabínn IL> que no estaban
obligados a saber.

Mis enemigos conocían lü r¡ue los tPólogo~ cnHuiian o


no conoeían: ~i conocían, ¿dónde PRt.aba l1t !mena fé '1 •..••
¡,No conocíau '! ¿,Por qué, 110 eunoeir.nrli) lo qne O!IHI~iia Fu-
rraris, Soto, V uluncia, Luyma n, Molina, 1-\ zor, Rdlerini, Le-
hmknhl, Hn.ine y Ran Alt'un<<~l María de Ligorio, üeeínn
con tanto aplomo, qne mi ohra era Hmln, porr¡ue yo n.l
esm·ibirla, me había a¡mrt.arlo de las mÍt.ximas do moral en-
señarla~ por los teólogos católico,:'!·.. . . . . ¡, }\;¡¡ qué quedn-
mos '?....... ¡, }\]n ignorancia 'l ¡, Jj;n mala fe •¡...... ¡,En
confianza suma de la HuÜciHncia prnpia y de mi ignomn-
ciu '1 . . . . . . . . i En qué '1

Hacer imprimir en la imprenh de Amhato pnpele~ eH-


m·itos ahí miww, en Antbntu, por uno y el mismo imlividuo,
y publicarlo~, poniénrloles al pié finnas generalc·.R lHiónimn~,
expresaudo quo erBn de los cut.ólieos dn Hiohmn!Jn, de Jo~
ortodojuo de Guarandn, ¡, ern eHt.u moral'! i era lícito 'l
Si ews papeles los' e;;eribh en Arnbn.to tlll religioso eu
su celda, ~in haber reeog·ido ni en Hiobamlln ni pn Gua-
rancla fir111as de Caló\ico~ contra lllÍ, ¡,por qué fingir 'l ¡,por
qué faltar a In verdn.d '1 ¡,Cuándo es lícita la mentira'? ¡La
1nent.im e~ iuLríur;ecn.tuclltf\ iu111untl!

Asevemr, como enfática y pondemti vnmente se aseve-


raba en una de las hoju.s snelt.ns puhlieadas contra mí en

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


185

Amhato, el aiio de U:lD4, tlne yo eslaha condenado (le.


antemano por hahrr en tlli obrn qnt:hnwtado las enseñanzas
del Papa León décitno tercio, ¡, qnó em ·¡. . . . . ¡,Era ignn-
mncia ~ ¡,Era HJtda fó '!· ¡, Qné. era 'l

L De qué emeiianztt se t.m.taba ·~ ...... ¡,Habría eusciia-


do, tal vez, Lr!Órr décimo t.ereio llllll dol\Lrina moral diame-
tnilmente contraritl a. la de In~: teiílng-os cnt.61ico~ '1 .•••••• •
¡,No era J,eón tliícinw tercio r¡uien había t~bierto a la in·
vcstiga.dora rliligenein rlr. los hicloria.dm·ps nrode.rnos los ar-
chivos Re.crelo~ dt:l Vaticano '1 ¡,No r'ra el mismo Pnpn,
quien habí:.t proclnnmdo e<JillO cnnnn de la historia la máxi-
ma rle CieHriÍn, a saber: q tto el biiit.oriador tenga valor
para no callar h venlai.l, y firmeza paril rlHcirl:.t ?-. ...... .
En la eurtn qnc Loón dócimo to·'rcio dirigió a los Eminen-
tíRillw~ C;Hdewrles /\ ut.o11ino 1)f! L11ea, ,J m11r DantÍHI:Il Pitra
y José ~~rgonrüt.her, rernerda In~ célebres palabras rle Ci-
cerón, y dice que ~~11m: expreonn la ley prltncrn y fnnda-
JTIP.lltal de la rtmTaeión históricn. Primant esse lástol'iae legem,
ne r¡uirl fahi dicen· rnrdcat, deúule 110 r¡u.id vm"l: non au-
deot. La prirnem Ir-y rle la hi;;toria. eH est.a: qne no ~e
atreva jamás n eReribir heclto ninguno falso, y tenga valor
parit referir t.odo lo qne fnere cierto.

El reverendo religioRo r¡tw bacía en ¡\ mlmto por la


prensil publicaciones eorttm mí, conocía o 110 conocía eRt.a
carta del Papa Luún dócinro temio : la carta fué pnblieuda
en 1883, es cluci-r, once ntioR anl.es de qttc saliem a lm:
mi tan combati1lo 'J'omo ettat'l.l~. ¡, Lo conocía el Reveren-
do P:tdre? ¡,Por quó a;;evern.b;l, puB~, qne yo había que-
br:r.ntado las enseiíanzn.s de LPÓn déeirno tercio? .¡,Había
referido yo como cierto nlgún bl'cho falw ~ ¡, H nbía hecho
mal en referir con valor la vc~rdad ·?-

¡,N o la couocía'! ...... };¡ no la eonoeía, i cómo u~e-


guraba qno yo ekbl ha proeudicnrlo eont.ra las enseñanzas del
l'apa '~ i Q11é enRefinba el Pn.pa7 Que se diga la verdad:
yo tlceía la verdad, ¡, dónde estaba la contradioción '1

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


18()

i (~né otra co~a enseiiabu el rapa 'l - Qnr. el historia-


dor no se atreva nunca a tlaiTflr llcchos faiHlS: pruébese,
pneH, qne yo hahía ntlrrado hechoR falsos, y que loR había
uari·aclo co11 intoneión deliber~\da de faltar a la verdad; y,
cuando eso se probare, ~H lmbrii demostrado también que
yo estaba en contradicción co11 las enseñnnzas de León dé-
cimo tercio.

E11 R.inbamba y Rn G uarancla saliRrOII a luz escritos


en los cuuleH RG protestaba r¡ne de esa~ ciudadcH no se
había enviado a Ambtlto, pa.ra qtw se imprimiera allí, ma-
llllscrito ninguno eontra mí: este también es un hecho cierto.

()42. liistoi'iogruphis major qm;edam licentia in nanan-


di~ defnnctorum vit.iis et crin1inibus concedi solct: poHsunt
enim abs!J.Ll8 pcculiari ratione boni cnmnmnis 'nnt privati
cmmna etmm occnlta illurnm, qnorum contexuut Listoriam
litt.eris eonsig11nre, nt eonm1 extet 1111~moria, et possunt eri-
mina oblivione jn1r1 <leln.ta iterum ex~nRcitare, idquo ex
mu\tiplici. rn.t.ioue. Imprin1Í1> ex generali fine hi~t.oriae: uam
nt !Ji~toria ütse po~sit id, <¡lwtl RsRe debet, lllllgistra vit.ae,
Le,;lis veritatis, víndex jnRtitiac divinae etc.; omnino rcqui-
ritur, ut fact.ormn ctialii cam;ae ct' ull't\etu~ manifestentur, id
c¡nod crimilllun et.iam occnltonu11 revelationem cxigit. Veinde
ad ntilitnt.em publienm conlori vitiornm et crimilllim prndens
narrntio: horror r1nilll t't abominutio eriminis incutitur, a
malo homineR absterrenlur, prineipes nd vitía pnnienda exi-
tantur. 'l'anrlem etsi per so 11011 licent, 11e dduueti damnati
quidem ( rmpposito r¡nocl sciatur reum eRRe damnat.um) fa-
ma m preHeill(lere, lied tarnen hominiH impii, qni etimn post
mortom iniluxum damnosum exc.ercere pc.rgit, ocen\ta crimi-
ua nal'l'are, ut ejnR anct.oritus dcHtrnatnr uut minuatur.

'l'ria !.a,men de hile ro not.ari debent: a f n conscriben-


da hiRt.orin reeent.iH )let:Jti~ Cl\l'rndnm e~t, ne ex narrationR
criminutu ¡wrRn11ae dtlfundae ~uper~titc~ conjtmcti dumnnm
pntiautUI'. b. In cnnoerihenib hi~toria siv<l reeentis Bivc prio-
riH :wtati.-; cnve11Jtull ust., 11e «X uarrationu erinlimnn st.atus
aliqui~, e. g. cll'rÍcaliH, . opi:~eopaliH ita diiTttrul'Lur, ut inde

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1H7

~candalnm ori:ünr, quod bono ex mnnif'e<ltatione Rpt•runuo


mnjns Rit. e C11lll lltliiC temporis tabulnria etirrm sucret.iom
onmilllls nperiant.lll' l't vera cnpido cepe.rit erndito~ divulgan-
di quaocumque iuihi rcpcriri po~snnt., prnr.~tat, ut cathoficu~
secundum veritntem IHII'I'd ea, qnae por se silentio tegenda
es~eut, quam ut :d¡ n<lvt:rHario Ellelesiae adulternta promnntnr.

NoLDIN. --·- ~lummn Theologine ~Vloralis. (Tomo segun-


do. De los pn·ceptos del l)¡;eiilog:o tl Oetn vo precepto. -
Edición sextn.- HlOU ). -El Padre Noltlin es jcwítn, pro-·
fesor de 'l'eología t'll h Universidad de ln~prnck.

La obra de 'l'nología 'Mnrnl ue esLc I'nclre RRiió a lur.


desp11és qun yo lcnÍII trah¡¡jnda la gxpo;,:ición de lllÍ crite-
rio histórieo; pt~ro In estudié, dc.;ctwdo eonoeer la doctrina
profe~ada por l'~~e lcúlog;o en punto a las obligacioneH qne
la moral cri~tinna impone a lo~ hi:;LoriacloreR.

Lóa~e el toxto qne he t.mu~ürito íntegro, y se ver:i r¡né


es lo t¡ne en~eña el profe,;or de la Univen,idad Cntóliea de
Insprnck,. en 11na obra de 1''colo~~ía Moral escrita para qne
~irva de kxt.o de ensm1a:.1za pan\ su~ alumnos.

i Qué OHsoila el Padre Noldin ·¡- .h]l Padre Noldin ru-


Heña, clara y tcnninanteme11tc, t¡llt>- lo~ J1istoriadores pueden
uarrar los crÍillOIIes ncultos do los I11UBrtos: da laH rnzoues
para probnr Hn dodrina, y lneg·o expone h1s contlicioneo,
qne llehen tenor presnnte los bist:oriadorc,¡ al escribir la ua-
rración do los crímenrs <H~nltos de los personajes rlr, otros
tiempo~.

Ahora preguntaré yo: ¡, hnllillra comuLido yo algún pe-


cado contm In jnstir-ia o eoutra la caridad, refirit)lldo en
mi Historia ptw,ulo~ oeulloo o pet'iuloR ya olvidat1os tlu
personfljeR l1i~túri()o~ '! ....... - t;ooríÍII la t!uet1·ina tlr.l Padre
Noldi11,· yo habría podido Wl'"l"[ll'."lícilameule ~etm•j:wles hc-
ehos: sin r1mharo·o, cu mi I-li:;toria no referí ~iuo llecboR
pÚbliCOS: 11 i llliO HOill de los hechos teferi<!u~ [lO!' llJÍ fné
0

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


188

hecho oculto: i por quP, se me condenó~ ¡,Por qné se me


calificó de anticatólico'!

Mis censores conocían lo que enseña la Teología Moral


o no lo conocían: si lo couocÍfin, t, en qué para su buena
fe 7 - Ri no lo conocían ¡,qué juzgaremos de su ciencia~

Llamarnos la atención de ttnPstros lectores a la última


a<herteucia del Padre Noldin, relativa a la condición de los
archivos en la época prefleut.e, en la qne ya no hay rigu-
rosamente documentos secretos: torlo documento se suele
franqnr.ar a la invl'Htigaeión rle los eruditos, quienes dan a
lnz todo cuanto encuentran en los docn111entos que estu-
dian. - La hi~toria se ha convertido en verdadera ciencia;
y de simplemente narrativa, como era antes, se ha hecho
alwra demostrativa: sus armas wn los docnmentos.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


TRADUCCION CASTELLANA

De los textos latinos de los teólogos citados


en este Apé11.dice

FEttRAltiS (Ligera Dihliotcca canónica, jnrídicn, etc., etc.)

40 ). Do lo cual se dednce, qlle también los hi~toria­


doreR pecan contm la jnRticia, si ponen de mnnifieRto lm;
crí1uenes secretos de los difnnt.os.

41 ). Mus, en cuuato a los crímenes públicos de lm;


muertos, ya se trate de hechos eompletamente oiYidndos o
dignos ¡]e wpultarse en el olvido, o ya de hPchos cono-
cidos solamcutc en uuo qne otro lngar, los historiadores
tienen miís libertad qne los demás hombreA para divulgarlo:;
en ws públiens escritoR, a fin de que loR eonozca perpe-
tuamenhl la posteridad, sea para ejemplo y escarmiento, sea
para conservar la noticia de los pnsauos acontecimientos;
Malina, lug. cit.; Roto, cit. cnest.. 10, art. 2, y del secr.
1, enes t. 2, a 1 fin; Lnyman, lng. cit., n. 13; Vnlencia,
disp. 5, cnest. 17, p. 2; 1::\aá, p:~lahra "Infnmnr ", n. 4; y
ótros en varios lug-ares.

42 ). Oon todo, pecan los bist.oriadore~ al dest:ubrir los


crímenes públicos de un muerto, cuando, en el cuw de ha-
berse con vertiuo, callen HU penitencia o enmienda; Bnscm-
bamn, l. e., n. D; y ótros, cmnCmmente.

BAr,LERlNl (Obra teo.lógico- moral).

71. Hin embargo, Ruele sn:;eitun;e la cuesti6n de si a


los historiadores les sea lícito nn algo más qne a ótros.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1\.lO

tos Doctoro~, clico Lugu ( disp. cit., n. 87 ), concedeJJ co~


miÍnlnunlo 011 este punto nlgnna mayor liLertutl a los IJis-
toriatlores qne. <l otros, Y la razón o,.;: porque ol relato <]¡)
.Jos erímenc~ pas:Hlo~,. t¡;w nnnq_u_IJ cie1t;B . linn eaítlo ·ya en
el olvido, puede :;t;rvlr pnr_n , nlil~<la<l publ1en, ya excit.ando
:tlJOmiun•oi.Sn drl enmon o Jnfundil'tldo tetTor, ya incitam!o a
]a:; primornH auloriJade:; a, ea,Lign_r l~1s tlelito~, en vi:>ta tle
loR malos cau~a_do:; pn_r_ e:,to~, til h1Pn ,P8 lll'eesnrio pesar
eo11 p¡·utlenein s1 !.1 t~tii.Hln~ <]lle rqJOrt.nra.n l_u;; leetorrs pre-
tlolllinn.r(L al thtüu e JnfaniJil, t¡ue aea~o plldiet·a. 11 ~ohre\'enir
a la generaeióu del criminnl, en} Ot1 IH•el:o~ :;e IHtrrnn.

AthiPrtA Lu¡!·o en el ti. 88, q uo, biun Cüttsiderado el


asunto, esta con~e~ión hceha a los Li,;torinclures cou ]nA· ~al­
vedade~ indicadaR, v:1le tam~ién pnm loA detná~; y u;;Í eual-
qniern, upoynclo en In~ . llll,tnns . raz_<Htcs . del hien colllún,
puede lícit.nnJOIILI'. t~·a~llllLII' n terr_ttonos dt~t.antes la noticia
de un crimen púbhc~mrnte conoc1d~, en nn lng:n, a fin de
que sirva de eRCfll'lnJent.o y correceJou.

72. Pero, en favor de los hi:-;toriarlon'~ He pudiera ale-


gar talllhi6n otro motivo. Acont(\co c<!ll fl·ecuencia, <}ue 1111
crimen nntigno, del cual Lay con~_Lniltla ~n 1loeunwntos de
reciente iuvPueión, sirvo para l'xphcar vanos sneeso:;, y co-
noc<3r las em1sas de hechor, no com proh:uh!~ hnHta. entonceH;
de n1o1lo qnc In mu·~·n(:ión de, aquel enmelt completa la
Historia, la cual eum1~l.e !JO :iolo Cll la llfltTnción de los
ncont.ecimientos, >:iuo también t:n la exposición de ]aR eausns
<¡uc los motivaron. Ahora hien: z, uua l_Ji8toria completa 110
m: un bien coJIIiÍII, genmulmentc npreewdo en mueho por
]oR homlm:~, >obre todo eu donde florP-cw.n lofJ cHtndioR his-
tórico~ y son eultivntlo~ con honor '1- Por cierto, Hiempre
~o bn de cultivar aquella 1:aule.la antes cxpre~n<la, de pre-
v~r r¡ne uo wa mayor el dniio qne tnl v:>z ><e t::tmsará. a los
vivo~, que el bien públieo qne se. es¡;~ra; In cual l'l:gla, a
decir verrla.-1, sólo pnetle t1mor apl!en~lt;n eu la historia de
una époen. hn.rl.o rceiout~ . . Este pnnctpw pn:rle amplitiearsc
adPmÚ.~ rlu In manera stgnwnte: r¡ne se. ~'l'll.e el r¡ue, pnr
In rt~velación ele. erínwnos oculto;;, w dct11gre ele tal modo

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


un

a una elase social ( eo1no \11 tle \oR sacerduteR, Obi~pos, Ro-
mnJJOB Pm1tíijees ), qno el r~c:'iwblo n·~il1l.:nltf1 ;.:u¡wre al bie11
qn(J oe intenta eon~q~nir.

7:1. Gll:u·dndns eRt.ns precnncionns, juzgo qno no debrn


inqniPt.arsr. lo~ hist.orincloroR r¡ne, guiacloH por PI nmor de In
verdatl y para escribir 1111a historia con1pll't.n, refieren- sea
bueno o malo -lodo cnnrd.o lwllnrm1 en la inl'rstig:teión tle
documrnl.oH. Y lt<1_y m(ts: como en nue;;tros tiempos ~e
franquea f'áeiltnent.o u !.orlos los L'sindioRM, aún lns archiroR
~ecretos, se dPIJO plantear In cuestión, si pnedau llunmrse
ocultos los crínwnes cousignados en aquellos vi('jns papeles.

LmHILKllllh (Teología Moral).,

VI. Qtm SBA LICITO AL HIH'l'OHIADOI!.. El escribir


la historia no es por ~í mi~rr1o una antorización pmil. da-
ñar Jícitmnentt1 la fnmn, ni aun de loR iuuert.oA, llfttTando
crímine~ oculto;; ( \'éaHe Lugo, 1 c., diop. 14, n. 87- 89;
Azor, III, l, ltl, c. 7 ), o delito~ completalllcnte olvidados.
N o tiene, por lo tanto, valor ninguno el dicho <le ciertoR
hi~torindows, que se nhrngan ese rlererho, afirmando que la
Historia es nn juicio o t.ribnnal, donde reciben meritoria
sentcll('ia los qne, de otra trlll.llei'H, qiH~darían si11 ~cr juz-
gados; pneo, ¡,quién bn COIJ~tiluído a los hi;;toriadorc>s de
legítimos juoce~ 7 y t r¡uiéu ha dado jamás a un juPz la
facnlt:ul de pwpalar, Hin prPvia ucuoncióu, las cOBnH ~ccre­
t.as y privadas'/- Los difuuto~ tampoco están privados del
dBrecho de conHcrvar HU fama eutre los vivos; pues el
hombre ticnB en grande cHI.imación su buenn. fama aún pa-
ra de~pnéR du L1 u;ucrte, lo cual se comprueba por el ~u­
mo cniilado e¡ no emplea uo rams ve ee~ n1 rBspouto. E~t:í.
persnasión e8 tan fntH1ada que, si Pntre los ltotubrcs llegHra
a prevalecer la opinión de. ~er muy lícito el dc~ganar la
fama de un mnerlo, e,;t.a idea acarrrnría en la vida huma-
na, si 110 las 111 ismas tlu.;n.-;troGns cousoeuencias, a lo meno8
semeja11tes a las que prudnjem In ahsolnta licencia de ata-
cnr u lt1 fmua de lo:; vivoH. Aliado: que tú ignoras que
el difunto de nnya fn111a w trata es uu réprobo ( pnuto

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Hl2

que ni. ti1 es líeito nfim!~l') , y lllilH(lle Jo ~np}e.rns (lo. que


en n:alulad no cr< f\HI) 111 nun l'IJtnnce,; eskirlnf. nutonzado
t~ di fa m arlo, euii•o em:eíía 11 Jos 1\·ólogoH; pues, i. y :>i aque-
lla ¡wr~ona falle.eió en In <li1i11a gr:tein. (como deb0 supo-
ner~e ), y tú <líf'anwR ni amigo de Dio~ ni llillTar ~us
pecttdoH, eallnmlo In ¡wnil encin r¡ne ignoras y que fné ca-
paz de ~uprrar a todus loo dolitns :wtn el 1\ivinn aeata-·
miento ..... ·¡

Pero, en vccPS )HleLh~ li<lbr.r n1oli\·oR mny jm;toH pnm


refp¡·ir pecado~ oenltoo y ciert.o~. a ~nber: o) Para ref:ti-
tuír la li1B1a de un ino~ento injm;tnmr11to difumn<lo: Z,) Pu-
l'<t annlflr y r]i,;HJinnír la autoridad y }H>I"IIieinRn inflnoueia,
r¡11r- 1111 ÍillpÍo eont.iu(w ".icreiP.ndolru> despné~ de mnortn e)
Cuando SP t.rala de m1 iwlii'Ídno que 1!11 perdido muellÍsimo
la lillna Pnlre los lwlllbn•,.; proho,.;, y cnya difamación 110
~e ptwde ugra var pt·opi:mwnt.fJ hablando, cutonne~ basta cnnl-
quir-m canoa racional pnm tle~cnhrit· a (itt·o;, y hasta para
escribir sn~ heel10~ erilllin:des; d) 'l':11nbiéu hay ot.rn rnzóu
accidental, por la qnu e~ líeíto niÍn lrlÍ1H. Como en ntw~­
tra époon hay eit~r!t•:'; e<~hrza~ y eiPrta~ opininnt\s, ~egún
la~ euales Ps líeito dnr a luz (otlo lq r¡ue sr alennzn a
inve~tigor: 110 pocaR YeC<">', para evil.ar nwyores male~, rs
pref'eribll\ qnP, eh• los bP<:hus Pn otro t.irntpo 110lorios o 110
soerE'.t.08, biRtori1ldore~ ÍIIJ[Inrciakft unnen e.xneltmleJJte nque-
litlfl eoonH que por ~<Í mÍRIIH1S nwjor fuc1·a f}IIC pernll!lleeie-
Ren sepnltadmt en eterno IJ!vi,-]o, a fin de ']Ue no lns relaüm
plnm~s itnpínr:, ']llC la' propnlnrún con pcrven,ns intenciones
y mezdándulas ellil fnl~erb1ks.

Lo qne ¡wr HÍ mimno es líeito a lo~ historiadores lo


enumernmm; a oontinnrwión:

1) 1-'twtlen c:~críbir In~ cos~s plihlicns de su tienqw (al~


gnr10s COliJO J,ng-o, 'l\11lll1uriní, cte., niínde11: y ÜHnbién de
todo ar¡nello que no eH ent.eranlenlo oculto), nnn cuando al
t.rastnitir a la po't,_:ridad lo comignntlo en lo~ e~critos, cau-
scu dníío perpetuo n la Eiunn dn los liecbon:~.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


1H3

2) El bi;;t.oriador no tienn ohligaci6n de prnocnpar~e


demasiado f:n callnr nqnnllos snct>r.os, que 110 dit:1mnn llJUdJO
a 8Us autores, atl~nta l:t eowliciiin de los uli~mos; v, en con-
secnencin, ln, llHITnei(Jil rle <"~os 11Acbo8 pner]p, J:i'aeerla sin
ningíirr pecado, por moti1·o ele nlilidncl común annque no
sea mr1y grave.

8) Hi en el rl'lato de un ncont.<:<·.imient.o reierent.e a pcr-


~OIIll~ vivn>', l1nhie~r solamente nn pecado cout.ra la caridad,
y no COJit.ra la .in,ticiv.: e11 un cnso igual relat.il'o a difun-
to", y t.<•.r¡Í,·IIcln prp,"cntc• que con ello -rígnr0;;ameute hablnn-
do 1111 se :dli~·e a lo;l !IILiert.os, f'ícil.m(•JliP habrá excu~a de
lodo pecndo. · n menos que deba t.enerH~ en cuenta a las
l'amilias ~wbreviviente~.

~Inc. en estos c:JHOH, pueden pecf\r ~111 dnrla los histo-


riadom', ;;i, al narmr loR cdutenros do nlgnien, pasnn eu
silenrcio su conYer;;ión y ¡wnill'IH~Ín: pne8, eomo In noiici!t
rlt> (, ,t,¡ :;nnlo rl'~:Hcir t:n rr,up.lw la fa11w, serín. injusto di-
f:ull:,r a nn indivi1lno y tra,mtiLir aRÍ HU memoria a las ge-
tH·rnt·ion<·~ VI'!IÍderas. H. Alfonso J ll, fJ74, con Bmentharim.

EL IIOMBIW "1'01'\TOLICO DE HA N AI.li'Oc-IKO MAnTA


Jn·: Lwcmw.

Come!.() g·rHI'f:' c:nlpa, :~iqniera contra la caridad, quien


dirnlg:1 un ddito, que fné público en otro tiempo y que
rl<Rpu~:< ;,e hn vnolto oeulto; exrnpt.o cuando el crilllen ha
sidu público con uotm·iedud de lu·cho y de de1·nc!w, es de-
cil', por senten,;ia du jnAz, o por coufu:;ión del mismo re<•
en jnicio, ~PgíÍn uii~Plían Lcsío, Lugo, La- Croix, etc. Es-
to 110 ob.•tnnl''· 11 lo~ hi.,torill dore:; 110 les es vedndo escri-
bir los deliLo~. qne. ~on públiuoH solarucnte de hecho: así,
Soto, Molinn, Vásq JWZ.

LAYMAN. ('l'eología Moral)

1il, Cucstiún qwinta. TarnhíGn los historiadorrs tlclin-


quen contra h jn~ticÍ11, Bi pollen ·tJe mauifieAto crímenes
13

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


194

ocultos. Pero a ellos se les comwde más libertad que a.


los otros hornhws, vara que puedan transmitir pcrpetuameu-
·te a la posteridad, en su~; escritos, los crímenes públicos
totalmente olvidados o conocidoR solamente en una ciudad
o provincia, con el fin de que los demíts se corrijan y es-
carmienten, o para conset'Var la noticin de los hechos pa-
sados. Véanse también Valencia, tomo 3., disp. 5., cuest. 17,
p. 2; y Saa, palabras "Infamar", n. 4, e "Historiadores".

SOTO.

Tratando de los hiotoriadores, podrá alguien preguntar


con mucha mz6n: si les será lícito publicar los críme-
nes de los hombres, para inmortal recuerdo: a esto vamos
a responder con la debida pitrsimonia. En primer lugar,
no hay por qué condenados, si tHJ.tTa!l solamente las gnc-
Has, los homicidios y otras cosas que no deshonran a va-
rones ilustres, callando los pecados iufamantes y torpes.
Además, aunque refieran algunos hecho8 torpes que no son
del todo secretos, esto no debe impntárseles a mr.l, sino a
cumplimiento de sn deber ; pues están obligados a presen-
tar los acontecimientos co11 la mayor fidelidad. Hin embar-
go los historiadores incnrr-e11 en pecado, cuando pintan los
vicios de algnieu, movidos de la envidia o de otro afecto
desordenado, y, sobre toclo, si marcan con indeleble nota
de infamia a toda una clase social o descendencia.

VALENCIA. ( De los comentarios teológicos).

Cuw·to. Ahora pregunto acerca de Jos historiadores:


t Podrán lícitamente sin cometer del¡·acción, publicar los pe-
cados de los príncipes y de los demás, teniendo en cuenta
que lo más difícil · del caso versa acerca de los crfmenes
que causan ignominia, y no acerca de las guerras o con-
tiendas, a que los seglares suelen considerar más bien como
hechos honrosos ~

Respondo según el :parecer de todos, que es licito


8iempre que los pecados no sean absolutamente ocultos, y

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Hl5

se loK rofiera por el eelo bien entendido do la utilidad pú-


blicn, pnra ejemplo de los otros hombres. Por el contmrio,
el hiHtoriador detrae, si publica los pecados de los prínci-
pes o de cualquier familia, por envidia u odio, llevado del
solo propóRito de amenguar In fuma. A~í Roto, en PI lugar
arriba indicado. Y según estas doctrinas podrán resolverse
los casos un{dogos.

IL\!Nl~. (Elementos de Teología ~lora!).

Ctwstión 160. i Rer(t lícito propalar donde qniera un


crimen público 7

R. RE DEBI!l DIS'l'INGUm.

Ex plan.- 1~ Si el crimen es p·dblico de dm·eclw, es


lícito divulgarlo ante quienquiera y en cnalqnier lugar, des-
puéH de publicada la sentencia condenatoria; ,porque el ma-
gistr,tdo, en sanción del crimen, tiene derecho a privar al
cu!pnbln de algunos bienes, como de la vida, de la forhma y
t:nubién de la falila: presumiéndose de hecho el despojo de
é .tn, ctmndo el reo es condenado unte todo8, con la_ pro-
lliUignción de la ~entencin. He dicho: "despnés de la sen-
tPncia "; porque mientras el crimen es notorio solamente en
el juzgado, 110 puede ser propalado sin iujuria .,al hechor
( n. no ~er que la sentencia hubiera de publicarse en bre-
ve), ya que la culpa no se reputa pública con respecto
al pueblo.

2:'- Ri el crimen es p1lblico de hecho o pm· la fama,


puede lícitamente divulgarse, no sólo donde ya es público,
sino también en aquellos lugares donde wrú conocido f{wil-
mente y pronto, a menos que la anticipación de la noticia
cause grave daño al difamado. MnH, ~i se trata de otros
lugnrcB, entonces, o el crimen es de aquellos que vuelven
al individuo pm·nicioso y digno de ser evitado, como el
homicidio proditorio, el lenocinio, la impureza escandalosa
y dulitos seml:'jantes, o uó: si lo primero, es indispeusablc
que Jos facinerosos sean conocidos, . para que todos se guar-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


den de ellos (S. Lig., Ill, 874); si lo segundo, es proba-
ble la opinión de que la Justicia queda ilesa al narrar don-
de quiera lo~ crímcnPs ab:;olulauwnte rwtun'us en un lugar,
pues la infamia consume la buena estimación, aunque se
origine sólo en un territorio detenninndo. He dicho: "abso-
lutamente notorios"; porque, estando la notoriedad circunRcri-
ta a una comunidad privada, a nn monasterio por ejemplo,
no es lícito divulgar el crimen en otro lugar, ni siquiera
en otro monasterio de la mi:>ItHt orden, cou el cual tuviera
aquél frecuentes relaciones (S. Lig. El H. A. IX, 12 ). Pe-
ro sí es pecado contra la caridad dar noticia de un crimen
de e~ttt ciaRe donde no es euuoeido, sin tener causa excn-
sn.nte de neeesitlnd o siquiera ele utilidad: si sea gTave o
leve se di~pnta. También es por sí mi~mo culpa g·rave con-
tra la caridad reweitar uu eritueu olvidado y aun contra
la Jusüc·ia, Hegúu Dilluart, Sncccrath, Lugo y ótros, porque
los hechoH olvidados se retrotraen al eHbl.do auterior a la
publicidad del crimen.

A pesar do esto, los hi.stor·iaduns pueden excusan;e de


toda culpa: cuando rememoran crímenes olvidados, con el
fin de escribir una hi~toria eomplllla y para instrucción de
los demás, principalment.e "si el crimen o los criminales
pert,eneeen a una época, de la c11al no sobrevive ningún
contemporáneo, o de cnya rolnción no sobrevendrá daño
alguno grave a los parientes o a la familia del culpable"
( Saccerath); o "si lo que escriben se ha verificado, como
si dijéramos, a presencia dP-1 universo" ( Dens) ; o finar-
mente, si, con Al heeho erintittooo, divulguen también la
penitencia y oumiemla (R. :Lig·. III, 874 ), sobre todo cuan-
do éstas fueran tales qne supereu y borren la infamia.
"Por e~te motivo y, adetnÍts, por requerirlo así la especial
gloria de Dio~, est.(u¡ eottsignadas en las Escrituras la in-
crednlidad de Tomás, · la negación ele Pedro y la persecu-
ción de Pablo". ( Killnart ).

.Apéndice. Para q11e la HrSTOmA sea en verdad la


lrfaestnt de la. vida y la Luz de la verdad, como dijeron
los antignos qne debía tiel', damos a lo~ que ~e propo11gan

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


lü7

e~cribirla la signicntc advertencia de León décimo te·rcero


(Letras del 18 de Agosto de 188:3 N. H. '1'. XV, 337);
":le bu de emplear todo e.ofncrzo en refutar lt1R inexactit.n-
des y falsedades, recurriendo ri las fuentes históricas; y los
escritores ante todo han de grabar en su mente aquella
regla primordial de la bistm·ia: de no att·ever~e 11 consignar
~1ada que sea faloo, ni temer el escribir torlo lo verdadero
para evitar h:ts!a la. mínima soRpecha de parcialidad".
Consecuente ()011 R\lS ensefianzus, el numbnulo Pontífice ordenó
la franqnicia r1e loR mnscos y n.re.hivus del Vaticnno a los
amantrs do lll Religión y nfieionados a las Bcllns Artes,
y abrió al público los anuarios de la Biblioteca V nticana,
repletos de primores para 1as obrus históricas .

.De la~ precitadas palnJJrns pontifici:ts se desprende fá-


cilmente cuá.l debe ser la norma en esta clase de eRtuilios,
pues, si mm ca es lícito H nfnwnr a una mentira, tampoco
se pueden dar a luz todos los acontecimientos.· Por lo
mismo, no se han de revelar lo~ crímenes de. los antepa-
sados, ni se ha de suscitar el recuerilo de las culpas ya
ni vi dudas; a no ser por tlll motivo j nsto y proporcionarlo,
es decir, en cuitnto lo pirln n o In integridad <)e la historia,
o el triunfo más glorioso de la virtud, o la !instrucción de
los demás, para qlte se eRcarmi~nten de perpctt·ar auiilogos
atentados, o la demostración má.8 eonvincente de la Divina
ProvideHcia, o, en fin, la. imparcialidad necesaria en el es-
critor, para que no se lo crea inclinado en favor de al-
guien o de nlgnlllt cansa. Y por cnall\.o al presente, eu
casi todo el mundo es fr:mca la enlrnr1a n los archivo.s,
cuyos investigadores Bon innumernhlPs, mnch11s veces será
más conveniente que un <'Hcrilor católico y no un adver-
sario de la Iglesia, pnhliqne los delitos y los orlmenos
ocultos, comotidoH aíín por las personas crwsngradns.

LE;mKum, ( Ca8oH de coHcieHcia ).

Se pregunta: 1? (~ué sea líeito :1 loo bioloriarlores en


punto a In narraciún dP. los ~!HJ~'~os oen11,o~ en h•s archivos.

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198

2~ Si Artafanes haya. pecado, y cómo en los casos


indicados.

A In 1~· Cuestión.- TI. 1:• En primer lugar, debe te-


nerse como indn<lable que lo~ muertos tienen derecho a la
fama; y que, a pesar de set' menos cnlpn.ble la difamación
do é~to~ que la de los vivos, peca mortalmente quien los
detrae en materia gmve, aunque 110 sobrevenga tle~homa. a
los wbrevivie.ntcs. Con todo, se puede afirmar que la de-
tracción ordinariamente es leve si, junto con la caída de
un hombre, se narmu su sincera conversión y penitencia.

R.. 2~ Respecto de los hechoH actnaltuente púl;llicos,


observa muy bien San Alfon~o ( Bl H. A., t.r. 2, n. 1R)
que a los historiadores 110 les es prohibido 1·eferir los delitos
públicos solmn~nte de hecho, para impedir e.l que sean olvi-
dados; mas eso no dice relación al ca~o que he propue8to
acerca de los acontecimientos p11sados. En cuanto a é~to~,
el Santo, aprobando en el mi~mo lugar la doctrina de Le-
~io, Lugo, La-Croix, etc., enseña que ~e pnede, sin co-
meter pecado p;nwe, relntaL' cu otro tiempo los delitos que
antes fueron públicos con publicidad de de1·eclw.

R. 3~ Como las más veces no consta qnc un hecho


haya tenido publicidad de derecho en sentido cst.ricto, pa-
rece nec()sario adve1tir: Que los ~upremos magistrndos no
están bajo la jul'isdicción de los jueces, pero que loR actos
relacionados al cargo público qne desempeñan son actos pú-
blicos con publicidad eqnivaleute n la de derecho; y por
lo mi~mo, no e.~ prohibido desempolvar sucesos de. esta ua-
tnraleza y darles publicidad, aunque con ello se empaiic la
fama de loR iudividuos.

Tal es mi modo de entender a Marc ( Ius. Alf., n. 1.100,


quest. 2: ), quien afirma. que 110 se peca mortalmente al
uarrar un delito que antes fué público con notoriedad de
derecho, o un delito que pertenece a la hi~t.oria; ¡n¡es a
la historia pertenecen todos los sucesos que atañen a los

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


199

cargos y sucesos públicoR, y no a la vida privada de los


hombres.

R. 4~ Cqando se trata de acontecimientos que no per-


tenecen a un asunto o cargo público, para que sea lícito
dar nueva publicidad a los delitos ocultos al presente, se
requieren causas mii.s graves, como las ~ignientes: 1 ~) El
destruír la autoridad de un hombre pésimo cuyos graves
daños perseveran, ignorándose su maldad ; entonces hay mo-
tivo justo de contar fielmente sus crímenes; 2~) Para res-
tituír la fama de un inocente, cuyo buen nombre ha sido
manchado con falsedades, se puede divulgar los crímenes
de los verdaderos culpable~.

R. 5~ Aún más: en nuestros tiempos, los historiado-


res, por timoratos que sean, comprenderán fácilmente que
hay plena excusa de pecado al referir aecbos que no po-
drán pasarlos en alto, por preverse que serán divulgados
por ótros; pues, actualmente los archivos están en manos
de cualquier estudioso y las cosas en ellos contenidas, aun-
que ahora Re llamen ocultas, sald1·án seguramente a luz des-
pués de un tiempo más o menos largo; y si los historiadores
buenos y timoratos las callan, este silencio no raras veces
sertÍ perjudicial a los buenos y a la causa del bien, porque
escritores menos timoratos o mal intencionados podrán di-
vulgarlas, cunnto antes y a su modo. Además, si aquellos
escriben .]os suce80S criminosos, el relato carecerá de exage·-
raciones, será hecho con la circunspección debida para no
aumentar la omnlación o envidia, y no pasará en silencio
la penitencia y enmienda, si las lHI habido,

MoLINA. (De la ,J nsticia ).

A causa del bien coll!iÍn, que resulta de los escritos


!JistóricoH, a lo~ hi~loriadores les es lícito escribir en RUS
obras un algo llJiÍ.~, de lo 'luc pudieran ellos mismos referir
en otras circunstancias, acerca de los hechos iuftttnautes re-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


200

la ti vos a las personas de la narración o a w posteridad.


Vamos a explicarlo a eontinnación.

Por lo uicho con:;ta qnc I<Jil hi~loriadnmR pecan al es-


cribir lo~ delitoR omdtos de nlo·nien, tUlllqnn sea nn muerto,
como afirmnn eo11 rnzón Boto (" De la ublig·nción do gll:ll'-
dar el ~eCI'. ", Mem. I, cnest. 2 al tiu; y 5 ''De la jn~t.."
mwst. 10, art. :2; Adr. Quod. II, cuost.. 1':) y varios ótros;
y que c~;tán obligados a restiluír el daiio inferido a la
fama: mnH, en cnanto a !m pueatlOR qup, 110 wn ocultos
( whre todo si ya hnu falleeidu lo,J qm1 los cnrnetieron ),
leR es lícito er.cribirlo;;, por E'l bien pnhlico, ya para qne
se comerve l:t not.ir.ia du lo:: bcc\}1)~ )Hli:ado;:, yn ta.m bi8n
para !JLHl lo;: hombres RP. e:<Lirnnlen a verilicar i1dos e~ela­
recido~ y a evitar y huír lo toqw y dt>~dornw, re~pecti­
vameutn, cou ln P~peranza de adt¡11irir gloria imporecerlem
y el tenHH' de dm;honnlrRe :t sí miHmo para ~icmpre. Por
e;;tus ra.t:OllE'R, nn bi:<turiullor ]llle.de PReribir con mayor li-
lwrt.ad qtw l<)o dP.m(L:i ace1·e:\ de loR vit,ios y dcfL•c;l.o~ de
los hombre~, pne~ 110 dPj>t t\p. RtJr nn beneficio soeial el
deHpertar la memnria dr. lo~ bPclws póblicoB olvirlados, o d
traomitir!oH de un lugnr donde ~on eonocidos públicamente
a rhn1le la noticia de ellos tal vez uo hubiera llegado.

A~OR. (De las ln~tituciones MoraleR ).

En HÍ tnismo flll p.;; peeado mortr\1 roft~t·ir los crímenes


notorio~ do lo~ tntwrtoK, co1110 dije n1fis arriba, refiriéndo-
me al qne narrn los erÍluenes uutorios <m lngare~ gne no
loH eonoeen, cu:Ultlo, oxpliqné qne se porlía divulgar nu cri-
lliOil qnp, fu!~ not.o1·io en ot.ro tiempo. De n.quí r-e JeBpren-
de f:'icil1uenl.e est:J. ot.ra cuo;;LiÓIJ reln.t.i va a lo2- historiadores:
i, pecarán el!oH mortalni,~llte, por n.lllengnar la f'n.ma rle lo~
Liernús con ,;u,; e~c1·it;os l - De e~t.o He ucnpa Ruto ( Lih. [i,
Do la .Jnsl., G<lüJt.. 10, :lt"t 2 ), sogúr¡ el cual respondo
brevei11ente.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


201

recan mortalmente:

Primero: Si lo haceu con tlaiiada iuteución;

Segundo: Si calumnian; o rememoran crímeno~ verda-


deros pero ocnHoH, es clHcir fHl!'petrn.clos secmtalllente;

Tercero: Si, cn.llandn 1a onmien<ln y pfmitonoia que


hieieron loH difnntos, natTnll ~olan¡u;lio sus oríiUÍIWó<, y etitO
con ofensa de lo~ vivos y P~w:íudnlo dA loH lcctnre~;

Cnarto: Si cou el PHeriLo ()an~n.n rbiio nutablt>, nuuqne


sea tempoml, cutre los vivo~', y

Finalml'ntr.: t\i divnlg·nn erÍmPne~ ueultos, conocirlos en


la act.nalidnd por poquísima~ per~oua~.

Mas no comet.eu pecado algnno eon la narracwn de nn


crimen, HÍ fné notorio cou cvidrncitt do heclw o flp, drrec
cho; o cnantlo, ni r,o¡¡,~ignar llll dc;lito r¡ne anda en boca
del vulgo o qne lo oyeron de prm:ona fidodignn, indican
que refieren HÍmplemente lo qne oyorou o lo qtie He afirma
vulgarmente.

NoLDlN. (Compendio d0 Teolo.~·ía Mon\1 ).

G42. A los hisüJ1'iadvres se ~uele couceder mayor li-


bertad on la nnrnw1o11 do loo vJelOR v erímmtes de los
ntuorto8: pneden, en efr-lclo, ::_:in ot.m o,;[wcial razón que lrt
del bien co1niÍn o prinHio, mn1Hlnr n la in1prentn. !u~ de-
litos anu oenltoR de acpwlllls ~nya hiFt.oria c~c.riben, para
que se oon~Rrve ~u rcr.nerdo, y reliOI'!\r el eonocimient.o de
los crímenP~ ya oll•i<lndo~: todo mlo po1· vnrios motivos.
En primer lugar, por el fin geJiül'td rle 1~ Hí~torin; pues
para qne é,;ta. sea lo qne d{'.bu ~<or, -- tnae~trn. de lrt vida,
testig-o de la verdad, liÍHdicadorn. de !u jn;;Licia Diviua,
ele., -- e8 ab.-;u\ltl.nnH-llil.u necesario lliHIIÍfest.nr 110 solamente
loR hech'lS, ~ino tambi6n snR canoa~ y r.onr;eencnciaR, lo cnal
exige la revelación de los mímene~, aunttne sean ocultos.

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202

Además, la prudente narración de los vicios y de los crí-


menes os de utilidad pública; porque infunde horror y abo-
minación del crimen, aparta a los hombres del mal y excita
a los gobernantes a no dejar impunes los vicios. Por fin,
aunque en sí mismo no sea lícito desgarrar la fiuna de los
difuu'tos, ni aún de los condenados (dado el caso que eRto
se supiem.), con todo, es bueno narrar los crímenes ocultos
de un impío, cuyo pernicioso inflnjo persevera después de la
muerte, para que su autoridad se destruya o venga a menos.

Ma~, sobre esto hay qne hacer tres advertencias : a)


Al escribir la historia de una época reciente, se ha de pro-
cumr que la narración de los crímenes 1le un muerto 110
cause daño a los parientes que le sobreviven. b) En un
escrito histórico, relativo a cualquier época, se h3 de evi-
tar que alguna clase o e~tado, v. g.: el clerical, el epis-
copal, quede dift>maclo de tal snertc qne, el e~eánclalo ori-
ginado por lrl narración riel erimeu, sea mayor que el bien
que so debe CHpcrar. e) Como eu los tiempoR preHentes,
los archivos, aun los más secretos, se abren para todos, y
a loR eruditos ha invadido nna verdadera ansiedad de di-
vulg-ar cuanto llegau a iuvostigm, es mejor qne un escritor
católico narre con exactitud los sucesos que por sí mismos
debieran ser velados con el silencio, y no los desentierre
adulterados un enemigo de la Iglesia.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


APENDICE SEGUNDO

San Gregario Obispo de Tours y su Historia


Eclesiástica de los Francos

Para apoyar en Llll documento respetable nuestra Ex-


posicir!n, damos aquí, trarlucirlos del latín en ca~tellano. unos
capítulos de la I!Lstrwia F:clesirfstlát de los Fraucos, .escrita
por ~ati Gregorio, Obi;po de 'folll's, en Ji'riwcia: en esos
capítulo;; refiere el santo un lwcho escandaloso, acaecido en
el célebre mona.~terio de Santa fi.,tdcgtHHla en la ciudad de
Poitiers: es1l hecho se pat·ece ba~Lante al alboroto ocasiona-
do en Qaito con la~ monjas de S.11lta Ca.taliua en tiempo
del Obispo Peiía y Mont.enegro, con una diferencia notable;
pnes, en Qnito, las monjas fLwron la~ aporreadas; al paso
que en Poit.iers los apaleados fueron los clérigos y los Obis-
pos, que habían acndido para remediar el -escándalo, pro-
movido en el monasterio por dos 111onjas ambiciosas. t Uuál
de estos dos hechos fué más escandaloso '1

San Gregario cuentn. sencillamente el hecho, con todos


sus pormenoni"~. sin omitir circunstancia ninguna: fué testigo
de vista y actor principal, y así su narración es muy dig-
na de crédito.- No so puede aleg-ar que la obra de San
Gregorio sea libro raro y de difícil lectura, pues las edi-
ciones del texto latino son numerosas, y hay en francés
alguua8 traducciones de la Historia de los Francos, la cual
es, por lo mi~mo, libro muy conocido, muy leído y muy
estudiado en Francia, sin qne hasta ahora a nadie se le
haya ocunido demwciar la ohra a -la Sagl'Uda Cong-regación
del Indice, para que soa prohibida, como dañosa para la
fé de los católicos.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


204

A la vista tenernu~ dos tmduccioncs francesas de la


Historia eclesiástica de los Francos: la de 13ordier y la de
Gnizot, amba.s en edicio11es limpia>; y elflg·antes. La prime-
·ra edicióu de la tmrlncdún de Guizot fuú publicada el aiio
de 182::J, y la nneva en 1874; la de Enric¡nu Bordier se
dió a luz en 185H.

XXXIX.- Sucedió en el monasterio de. Poit.iers, que


por engn.flo del delllonio, Crodielda llUe se titulaha hija del
difunto R.Ay Cariberto, promoviAse un gmn escándalo; pues,
fnndiíndose en qt¡e era consanguínea de reyes, arrancó de
las relig-iosas la promu~a jnrada, de c¡ue tan luego acusase a la
auarL:)sa LetJvob,Jria y IR hieicm arrojar del recinto del mo-
nasterio, ltL halJI"Ían de nombrar a el in 011 lngar suyo. En
eon~eeuencia, salió del monasterio con cuarenta o más de
esas jóvene~ sn~ parcialm<, y con sn prima BnsiJlll hija de
Ohilperico, flxclatllallflo: "hé aquí, qne voy en busca de
los reyu,; mis dendo~ pnra haccr)p,s sabor los u\t.rnjes que
padocemoR, yn qut; se nos rebn:in tnttánrlonos no como a
descenclient.eR de reyeH, Hino como tt 1leHpreoiables criadas".
Esta infeliz peearlora había olvidado el cxt.reHlO de humil-
dnd er1 que reRplandeció lu beata H.ndegnnda, fundadora del
monasterio.

TJ!egada a 'l'o.uru, se acorcó donde mí, y tan luego


como me hnbo saludado, dijo: " H.négote, Obispo Ranto, que
te dignes custodiar y alimentar o~tns jóvenoR, a quienes la
nbndesa de Poitien; ha tenido nlílltmt.ada¡.;. 'l'énlas mientras
vn.ya donde lw; roves nnflstros al\e¡,.ado8, a exponerle~ mw.s-
• •' ,, <:J •• -t·
troK agra vwH, y pnedn. regre;;ar . A esto le d1Je: "::-11
a.ca~o la nbadesn ha faltado en algo a la regla ct,.uónica,
v(unono~ dünde lllle.~trn hermano el Obispo Meroveo para
reprenderla jnnt.a1uo.nte con ól; mas, en cnanto a voR, es me-
nc~tcr qne. lnoderéis vuest.rn. conducta regre~ando al monas-
terio, no ~ea qne la liviandad disgregue lo que t\anta
H.adegn11da jnnt/J a fnenm de a.ynno~, ahnndaucia de ora-
ciones y Clln.ntioMIS limu¡;¡ms ". A lo qne respoudió: "Nada
de eHo; siempre tendré '-l'w ir a hnblar a los reyes". Yo
repliqué: t Cómo rc~i~tÍ8 a la razón 'l t por qué no cscu·

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


205

chíti~ el consejo rle Llll Prelnrlo 'l MLH;ho temo qne lo~
Obispos reunido;; !lo os priven de la Co:nnni0n. Esto mis-
mo, en verdad, se expreoa en una carta DHeríb por uue~tros
predecesores a la bienaventurada ltarleguwln, cuaudo estr~­
bleció sn ermtunitln.d, carta de la euul trm~;;cribo la copia.

COPIA DE LA CA ItTA
A la bien:wrmtmarlrt dama R.:vle,gnnda, l.tiju de la Tg-le-
sia por Cristo, los Obispw; Eufrouio, Prctextuto, Germán,
Félix, Domicuno, Víetor y Doumolo:- JJa Di vi na PI'Ovi-
dencia, en su mismir.:ordio~a solieitnrl, vPia ~;in cesar wbre
el géueru l.tunwn0, en orden a 811 salv,aeióu; todo~ ios tiem-
pos y todo~ !oH lng·¡n·es son .GOIIHiautcmente ohjoto de SIJS
beneficios, desde que el Dispemador próvirlo de todas las
cosa~, coloca en lodo lngar y principtdJneiJte en la heredad
entregada fll culii vo de la Ig·lesiu, [JuJ·sonas que e tu pcfití n-
dose en lahrarla con In. raHtra de la fé, le hacen prorltieir
el ciento por nuu de los frutos de Cristo, a favor dtl la
temperatura ce]e,t,fl que les abriga. Y de tal manera ~e
comunica eHla accióu divina por todas pa.rt.es, que jamií.~
~e niega a lo que cede en ventaja del nmyor IIÍlllle.ro, a
fin de rpte el ejemplo ~auto rle cRtn~ [ll\rsouaf', dé por re-
sultado en el día del .Inicio, qne haya mncho:; predestina-
dos dignos de recompen~a. Pot· esto, cnamlo en el exordio
de la religión calólicn, lo~ habitantes t!e la~ Galia~, comen-
zaron a vivir en la inleligenc:ia de e~ta fó venerable, y
cnando los misterio,; inefables de la f:hntÍHiJua 'frinidad 110
eran conocidos sino por poco~, la Providcneia Di vi na, en
su misericordia, 110 qu()riendo granjear aquí Jli('.IJos de lo
que lucraba en el resto del muiHio por la predicación apos-
tólica, se dignó enviar pn.ra que alumbri1.rn nuestra tierrh al
bienaveutmadu Martín, nacido de extranjera e~tirpe. Por
mucho que no llilbi<cse Fcnido e!l t.iempo de los A pó~toles,
110 le faltó la gracia npnHt61ien, wpliendo el favor divino
a lo qne le faltó en primacía, puesto que quien Hubresale
eu merecimiento, narla pierde 1:'11 venir en pos de ótros.
Y mucho nos felicitamos, reve.rcndí~ima hija, al ver reHur-
gir eu tí, por la gracia del Selior, h1s mue~tras de esta

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20G

dilección dl)l Oielo, pneA, mientrns doelina el tiempo por el


decnr~o del siglo, la fé por el e~fnerw de tu a111or st\ re-
juven¡Jce mostrándose en llor, y lo que había desmayado
por el frío invemal de la edad, se abriga con el calor de
tu alma ferl'ie.nte. Empero, conw procedes del misnio lu-
gar de donde, Hegún sabonw~, vino t::tln Martín, no es de
espantar que imites en obra~ al que te guió en el canlino,
de manera qne siempre signieHes lnR Luellas de qnien por
feliz elcccióu tomaste por nJodelo, awciiindote n. aquel bien-
aventnrndo, tanto como Lnycs del con1ercio del mundo. Y
como la luz de su doctrina resplnnrleee próspBra, inundaR
de tal modo con elat'idad eelestiul los corazoncH de quienes
te i'scnehan, que las almas de las jóvenes doncellas atraídas
de tod~s partes y abrasada~ con lt< chispa del fnrgo divino,
arden por saciarse del amor de Cristo en tu seno, y de-
jando su parenteln, por Ull efecto de la gracia y 110 de la
naturaleza, te prefieren a su propia madre. Contrmplundo,
pnes, los eRfuer:ws inspirados por Hn Caridad, damos gracias
a la Suprema Bondad, que co11J'orma el querer humano a
su propio querer; y, no dudamos que estrechará ent'rc sus
manos a quienes mamló r¡ne se rennieran bajo tn amparo.
Y por cuanto se nos ha informado gue. 110 pocas de nues-
trn.s diocesn.nuH, por la diviJHI graeia, lwn acudido fervoro-
sas a [lOllerse bajo tn regla, después de haber recibido la
Carta que contiene tu solicitud, leída por nosotros con ale-
gría, re~olvemos en nombro de Cri:;to, Crindor y Redentor
nuestro, qne todas cun.nta~ se han adjuntado a tí, perma-
nezcan inviolablemente adscritas en el amor del Señor, a
este recinto qne, según parece, han escogido con plena vo-
luntad, ya qne la fé promet.ida a Cristo, a la faz del
Cielo, no debe ser qnebrantada, ni es pequefio delito pro-
fauar, Dios no Jo permita, el templo del Señor, no SM
que fnere dest.rnído por s'u indignación. Sin embargo, Jnau-
damos de nn modo Pspecial, qne si algunas de cuantas
proceden de la:; dióceRi8, pnl'iltas pOl' la nJiseración de
Dios bajo nuestro cuiclit.do sacerdotal, y que l.ta conseguido
ingresar en tu mouasterio de la cindad de Poiticrs, pa-
ra observar la regla dada por Cesáreo Obi~po de Aries,
de feliz memoria, mandamos, decimos, qne no le sea per-

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207

mitiilo salir pm· propio tnbitrio, sRgún lo previene la re-


gla, no ~ca que lo qne es homa ir1~igne a lo ojo~ de
todos, venga a envilecerse por b i11fami1t de nna solu. Y
si, lo que Dios no lo permita, alguna de entre ellas, im-
pLÜsada por las sugc~tiones del ospíritn waligno, se resol-
viese a manchar ignominiosamente sn regla, ~u gloria y su
c-orona, y seducida por el enemigo del género humano con-
sintiese, a semejanza de Eva arrojada del Paraíso, en salir
de la clun~ura del monasterio, mrjor dicho del reino del
cielo, para hundirse y encenegarse en el ll111go vil de las
calles, sea recba:>.adn, en segnidu, de nuestra comunión y
herida tle horrendo anatema, de suerte qno si, seducida por
el diablo, después de abandonar a CriHto, se desposa cou
nn hombre, sea cn~tigada no ~ólo la. prófnga, sino también
él sea considemtlo corno un vil adúltero y Hacl·ílego antes
que esposo. Y quien propiuándole veneno antes que acon-
sejándole, le hubiese inducido a semejante atentado, sea por
justo juicio del cielo y por nue:::tro dl•Reo, hel'ido con cas-
tigo semejante al fulminado contra ella, hasta que efeetnada
la separación, merezca por una penitencia condigna de HU
detestaule crimen, el ser recibida de uuevo y reintegrada
al lugar de donde sn liera. 'l'am bién disponemos que todos
cuantos nos sucedan en el episcopadll, mantengan constante-
mente a las religio~as en el temor de semejante censura;
y si, lo que no pOflcmog creer, nuestros sucesoreR relnjaren
en algíin punto e8t:1 deliberación, sepan que les citaremos
a juicio delante del Eterno Juez, porque condición dó la
salud eterna es, qne lo que se consagró a Cristo, se debe
conservar inviolable. Y a. fin de dar más vigor a este de-
creto, hemos creído deber nuestro firmarlo de propin rnano,
para que con el auxilio dr,l Seiior sea observado en todo
tiempo. ·

En habiendo Orodielda leído esta carta, dijo: "nada


podrá detenemos en nueRt.ro intento de ir sin dilación don-
de los reyes nuestros parientes". Y porque habían venido
de Poitiers, a pie, sin siquiera la comodidad de un solo
caballo, estaban eansndas y extenuada~, pues nadie en el
camino las había wcorrido ni con qu6 comer. Llognron a

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208

nue~tra ciudad el primero del me~;: por entonees llovía


gl'llndemento, y Jos cnminoR e;;tnbnn nnng·atlo~ por ht canti-
dad excesiva de lns ngnns .

X L.--- 'l'anthién ~e quejaban el laR del Obi,;po en gran


manera. nsegnra·ndo qne el mal procutlcr tic é.-;tc, les babín
meti1lo en deRorden y obli!.~·ado a ahandnnnr In clausura.
Pruciw c~, pue~, tolllar el origen rle eHte rsciímlalo de más
atTiun. Reinando CloLnio, ln he:üa l~atleg11nda desde que
c:Ktablrciú sn nwna,t.erio, ,HJ llHtllltwo C(lll ;;n eommtidad,
obediente y t!uvota con lo~ Obi;;po:; de P.nt.onees; ntus, un
tiempo de Sigiberto, nsí r¡ne !Vlenn eo fué promovido nl
epiReop<vlo, snntn R:1degun1la <;,,tituulada por su fé y pierlnd,
con autorización e~erilu, del R<·y Sigibort.o, mnml6 algu-
no~ cl6rig·ns al Oriento pnra 1p1e tmjeK"Il reliquias de lit
Crn:>: dP.l Salvador, du Jo,; Kan tus A pó~tolE's y de otros már-
tires. gil pfedo, ~~u fueron y traj0ron taJe¡¡ relÍ<}Uias; y
cuiwdo llega.t·on, KUplieó la Reinn tll Ohi~po que la~ colocara
en el monnstorin nolemneme11te y con la revNencia debirla ;
mns él, Rin comidernción ning·una a esta ~Ílplicn, nwnt6 a
cabullo y se f'ué al cmnpo. La Reina dtli<puehú entoner's
nn envindo dond8 el Bey f:;igihert.1, para Knplicnrle qne
diem orden n. cnr~lqnier Obispo, dl' dupositar tale.H reliquias
on ol tuotwdorio Cllll la honra convenient.e, HegCtn lo exi-
gían sn~ piadosos de:-:enK: en eon:H,t;nencia, el bienavent.u-
r:ulo Eufronio ObiRpo de 'l'our8, recibió la c:omiRión, en cnyo
cumplintiento He tm~lad6 a Poit.iei·~, y llevó en procesión
la~ santas reliquia~ ni lugar r]p,~;ignndo, c:on asistencia del
clero y grande api1rnto <lr" sa!tnoH cantado~, cirios encen<li-
dos e incir.HRU~.

An1lando el tien:¡)(), la bienaventurada Radrgumh CjllC


jnmiÍs pido, por tna~ <¡ne quioo, volver a la gracia del
Ouispo, He viú obligada por neceRi(hd, n t.rn~lndarse eon la
abadesa, pue,;Ht. por ella, n. la ciudad de Arle~, donde, adop-
tando la regla de f:lrw CoHiÍrco y Santa Cesá.ren, se puso
con los suyos hujo el amparo del rey, no ltnhiellllo conse-
guido que le~ defendiese el que debió hacer con ellas el
oficio de pastor. Dnrnba esta dison~iún y se aun,enta.ha día

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E~wulwra po1' Lui11 !:. Cu.nwjo1 /uti~JLH. lmbv.lnn·oi.Ju,

(J.Ht;.,<u:o •h:l S-¡·, _nn . ..4.lfrerw Flon;.-: '!:l Caa.mteú'J)

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209

a día, cuando llegó el término de la vida de la bienaven-


turada Radegumla: muerta elln, la abadesa solicitó de nue-
vo vivir bajo la autoridad de su Obispo, quien por lo pron"
to quiso rehusar; mas, con mejor acuerdo y por consejo
de Jos suyos, ofreció hacerles de Padrf', cual convcnín, y
tomar su defensa en caso necesario; y así, despnés de ha-
berse visto con el rey Ohildeberto, ohtnvo una cédnln pa-
ra gobernar co11forme a la regla de este monasterio a la
igual de las dcn1á~ parroquiils de su dependencia. Con to-
do, al decir de estas jóvenes, siempre fermentaba un prin-
cipio de di>lcordia en el pecho del Obispo.

Como porfiaran ellas en su propósito de ir donde el


rey, le~ dimos consejo, diciéndoles: "Va del todo contra la
razón vuestro empeiio, y si lo lleváis adelante, no veo có-
mo podréis sustraeros a la ju~ta censura. Y puesto que 110
qu~>réis atender a la razón, ni escuchar un cons~>jo Háluda-
biP, por lo menos rellexionnd que bien podéis iros donde
vtw~tro querer os conduce, cuando haya pasado la cmdn
estaeión del invierno en que nos hallamos; viene ya la pri-
mn vera y entonces el tiempo sení. más benigno". Hallaron
r:1zonable el con~ejo; y así en el estío iumediato, salió
Crodielda de 'fonrR, encargando las demás religiosas a su
priuln, para ir en busca del rey Gontram.

Habiéndola éste acogido y regalado mucho, regresó ella


a 'l'ours dejando en el monasterio de Autun a Oonstantina
hija de Bnrgolino, y allí esperó a los Obispos que habían
recibido orden del rey, do venir a examinar las querellas
de las religiosas con la abadesa. Empero, muchas de las
religiosas, solicitadaH con instancia por distintos hombres,
habían terminndo por casar~e, antes de que Crodielda re-
gresara de donde el rey. Corno aguardaban la venida de
los Obispos, que tardaban en llegar, determinaron regresar
a Poitiers y ~e encastillarou en la basílica de Han Hilario,
no sin haberse ante~ hecho de uua chusma de ladrones,
homicidas, adúlteros y delil!cuentes de todo genero, prepa-
rándose a sostener un combate, porque decían: "Somos
reinas y no entraremos en nuestro monasterio, si antes no
H

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210

es arrojada de allí la abadesa ". Por entouces halláhase allí


una presa, que pocos años autcs, se había fugado del mo-
nasterio, arroj{mdo~e por encima de una pared, y refugián-
dose en la ba~ílica de S. IIilf\rio, acusando a la abadesa, de
mult'itud de crímenes, cuya falsedad fnP- reconocida por N os.

Después se hizo subir ntada con cuerdas parn. entrar


al monasterio por el mismo sitio por donde Re había fnga-
do y pidió ser encerrada por la. abttdesa en una celda
ocultr~, dicienllo: " ue pecado mucho contra Dios y contra
mi señora Radegnnda (por entonces viva), por esto quiero
privarme de toda comnnicación con la~ demás religiosas y
hacer penitencia de mis delitoR, ¡mes sé qne el Seiior es
misericordioso y perdona los pecados a los que lo~ confie-
san" y tmí eutró en su celda. lVItts cnflndo sucedió el
aLorto que hemos referido, vnr.lta Crodielcla de donde Gon-
tran, esta reclusa, rompiendo de noche la puerta de su
celda, salió de nuevo del monasterio y ftlé n unirse con
Crodielda, derramándose contra In abade~a en la multitud
de acusaciones que autes le había heclw.

XLI. - Acontecía todo esto, cuando Gondcsilo Obispo


de Burdoanx vino trayendo consigo a !oH ObispoH Nicasio de
Angulema, Rafario de Perigord, y también a Meroveo de
Poitiers, con el fin de amonestar en la Hasílicn. de Ran
Hilario a la~ rebeldes y rE'dncirln~ a su monasterio. Mas,
éstas Re resistieron obstinad¡¡mente, y como Gondcsilo jnnto
con los otros Ouispos les amenazaran con la excomunión
fulminada por la Carta que hemos citado, la chusma de
bandidos apo~tada al efecto, cargó con tal Ímpetu eontra
los Obispos, tleutro de In propia basílica, que tirándolos al
suelo y moliéndolos a golpes, apenas pudieron levantarse,
tanto que los diáconos así como los demás clérigos hnbie-
ron de salir coniendo,. rotas las cabezas y empapados en
sangre, tan sobrecogidos de espauto, por influeucia del dia-
blo a lo que yo creo, qne Halienclo rlel templo sin ánimo
de decirse adiós, cada cual cogió el camino que pudo. A
este lamentable suceso, asi~tió también Desiderio, Jiiicono
de Siagrio Obispo de Autnn, que sin ~iquiera tomarse el

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211

trabnjo de lle¡ttH ni vado del rfo Olain, se arrojó al agua,


a cahallo, en el prinlf'r punto que se le presentó y pasó
a nado a la ribera opue~ta.

Después de esta hazañn, Crodielda nombró admini~tra­


dores, ocupó con violent:ia las propiedades de las religiosas,
y a cuanto~ sirvientes del mouasterio pudo haber a la ma-
r.o, les obligó a obedecerle a fuerza de golpes y groseros
procoderos, y a.nn fué ha~ta a amenazar que si podía en-
trar al mona~torio, habría de arrojar a ht abadesa desde
lo alto do los muros. Uuando todo esto llegó a noticia
del H.ey Childeberto, mandó en seguida una orden al Con-
de Macón para que reprimiese esto~ escándalos con todo
rigor, y ('n cuanto a Oondesilo, que, como hemos dicho,
se hnhía sr,p:11'ado de estas mujeres rebeldes excomulgándo-
laH, de acno1·do con los demás Obispos, escribió en nombre
suyo y de sus hermanos presentes, una carta a la Asamblea
de Obispos, reunida bajo la protección del Rey Gontran:
la I'Ospuo::;ta de ellos fuó la siguiente:

COPIA DE LA CARTA

A JIIJeRLros SeñoreR Gonde~ilo, Nicasio y Safario, en


posc~ión do Hn reHpeetiva silla apostólica, los Obispos Eterio,
Singrio, Amacario, Ilesiquio, Agrícola, Urhico, Félix, Vera-
un, otro Félix y Beltrán. - Hemos recibido las cartas de
vuestras hoaLit.ndes y cnanlo nos hemos alegrado con la
noticia de vuestra buena consenación, otro tanto hemos
Hcntido honda pena, al saber las injurias que se os han he-
eho, quebra.nt.:111do la regla y menospreciando la religión. Por-
que nos hahéis hoeho Haber que las religio~as salidas por insti-
gación del diablo, del monasterio tle Radegunda, de piadosa
memoria, se han resistido a e~cuchar vuestras amonestacio-
ne::; y regreHar a la clausura de sn monasterio que habían
abandonado; y, que aíÍn más, han profanado la basílica
del bienaventnrado Rilario, .maltratándoos a vosotros y los
vuestros, motivo por el cual habéis creído de vuestro deber
suspenderles del beneficio de la comunión, de todo lo cual

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21:!

deseáis conocer Jo que opinan nuestras humildes personas.


A la vista está que habéis citado los cánones de nn modo
conforme y oportuno, ya que la regla ordena terminante-
mel~te, que quien incnrrierc en tales exce~os, debe ser cas-
tigado no sólo con excomunión siuo con la sanción peni-
tencial; Nos, adjuntando eu este asmlto el testimonio de
nuestro respeto, el sentimiento() de fervorosa adhesión ; nos
declaramos completamente del mismo parecer vtwstro, hasta
qne reunidos en un Ooucilio sinodal a principios de No-
viembre, tratemos de común acuerdo sobre el medio de
poner una valla al atrevimiento de tales gentes, de modo
que en adelante nadie sea osado a incurrir en semejantes
delitos, en valen tonado por la lenidad. N o obstante, como
la palabra del Seiior Apóstol Pablo, nos advierte sin cesar,
que es menester corregir "en tiempo oportuno e inoportu-
no", por medio de la predicación a los transgre~ores; y,
como además nos awgura que "la piedad es útil para
todo", os conjuramos que imploréis por el ministerio de
oraciones perseverantes la misericordia divina, a fin de qne
el espíritu de compunción logre inflamar a estas pecadoras,
y así puedan rescatar digname.nte por la penitencia las fal-
tas cometidas; de modo que por vuestra predicación estas
almas, muerta:; por así decirlo, regresen a su monasterio':
de este modo, El qu~ cargó tlObrc sus hnmbr·os a la oveja
perdida para volverla al redil, se dignará alegrar~e de sn
vuelta, tanto como de la adquisición de nn rebaño. Os su-
plicamos, Robre todo, que queráis concedernos, según espe-
ramos, el auxilio de vne'stras oraciones.- Vuestro afectísimo,
Eterio, humilde pecador, que se toma la licencia de saln-
daros.- Vuestro criado Uesiquio, qne se atreve a saluda-
ros respetuosamente. --- Vuestro amigo Siagrio, que os ama
y saluda con respeto. -Yo Urbico, pecador, os saludo. -
Yo el Obispo Verano, que ()S venera y os saluda respe-
tuosamente.- Vuestro Riervo Félix, que se toma la liceucia
de saludaros. - .Félix, bm11ilde y afectísimo que os saludn. -
Beltr(Ln, Obispo humilde y obediente, que os saluda.

XT.JII.- Fué leída también por la abadesa la comu-


uicación que la bieuaventuruua Radegunda escribió a los

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213

Obispos sus coetáneos ; de ésta misma envió la abadesa


una copia a cada Obispo de las vecinas ciudades; aquí su
contenido:

COPIA DEL RESCRIPTO

A todos los Obispos, Santos Señores y dignos ocupan-


tes de la Hede Apo~tólica, Padres suyos en Cristo, la pe-
cadora lladcgunda :

Los primeros ctif'ucrzos para llevar a cabo un proyecto


digno do alabanza, están en el caso r1e obtener éxito favo-
rable cun.ndo se los pone en noticia de los padres, médico~
y pastores del rebaño a ellos confiado, de modo que ayu-
den a realizarlo en la medida de sus fuerzas por la par-
ticipación de sn c:widad, la. dirección de sn ant.oridad y el
auxilio de sns plegarias.

Y como hace tiempo, que libertada yo de las cadenas


de la vida seglar, por las inspiraciones de la Providencia
y divina mi~ericordia, me he sometido voluntariamente bajo
In dirección de Cristo a In vida religiosa; y resuelta., no
menos a ser fit.il al prójimo, según mi deseo, establecí, a
fin de que por mandato del Heñor, fuesen provechosos a
loH demás mis proyecto~; estaLiecf, digo, y funrlé con au-
torización y auxilio del muy excelente monarca el Rey Clo-
tario, un lrlOIIliSterio de wnjeres en la ciudad de Poitier~,
al cual lo he dotado, por donación, de todos los haberes
que he recibido de la generosidad Real; además he dado
a la Comunidad qne !te reunido con nynda de Cristo, la
regla bajo la cual vivió Santa Cesárea, regla conveniente-
mente escogida de entre los estatutos de los Sn.ntos Padres,
por los desvelos del hienaventnmdo Uesáreo Obispo de Ar-
Ies. Habiéndolo aprobado los ObiPpos de Poitiers jnnto con
otros Pontífices, y previa elección do nuestra Comunidad,
he instituído Abadesa a .mi Señora y hermana Inés, a quien
desde niña he amado como a bija y a cuya autoridad me
sujeto eu obediencia., despué~ de Dios, conforme n la regla.

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214

Continuando la tradición apostólica, yo y m1s hermauas


al entrar ul moua~terio le hemo~ entregado por OS!Jrituras
todos los bienes que poseíamos, sin reservar ntida para nos-
otras, de temor del castigo de Ananíns y Safira. Pero co-
mo la ·duración y el término de la vida humana Rean
inciertos, y como el mundo corre a sn término y mucho~
miran m:Í.s a Sll voluntad qne a la uivina, instigar]a por
Dio~ ofrezco llliH oraciones ll los que ue elloK lile- sobrevi-
virán eu el npostolado, por la volnntad de Cri~to; y así,
mediante e8ta esnritnrn, no pudienuo hacerlo en persona, me
arrojo a vncstl'Os pies y los beso en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo y del día tremendo (le! jui-
cio, de modo que cnautlo os eucontréis en él no os sen-
tencie como Juez vengador sino que os corone eorno rey
legítimo; por todo esto os conjuro que después do mi muer-
te si, lo que no creo posible, alguna persona, ya sea el
Obi~po do! lugar, ya Koa un dig-natario drJI Príncipe o quien-
quiera que sea, que se sintiese tentado a turbar la tranqui-
lidad de la Comunidad por medio de insinuaeioues malévolas,
o por procetliruiento:; judiciale~, queriendo violar la regla o
institnír otra Abade~a que mi hermana [n(:s, consagrada por
la bemlición del bienaventm~do Germán, en presencia do los
demás Obispos; o si del seno mismo del Inst.itnto se levan-
tasen mnrmullos pam obtener algún oam!Jio que no debiera
haber o si acaso algnna persona cualquiera, o el Prelado
local quisiese arrogar'e en las no~ns del monasterio, o en
el monasterio mismo. más autoridad que la que lwn tenido
en 111i tiPrnpo lo6 Obi;;pos, o si so quisiera innovar privi-
legios, o contra la regla se intentara despojar al monasterio
de alguna de las cosa~ que me han Hido dadas po1· mi
muy excelente Señor Clotario o mis excelont.ísimos Heñores
lo~ Reye~ sus hijos, y do la~ enales he trasmitido la pro-
piedad al monasterio con pormi~o del mny excelente Señor
Clotario, ratific,ula por autoridad de los exeelentí~imos t)e-
uores Reyes C:ariberto, Gondran, Chilperico y Sigibcrto que
me lo han dado con promesa formal y bajo sn firma; y
si algún príndpe n obispo o qnienquiera de los hermanos
se atre\·iera a distraer o se esforzara por un deseo sacrílego
en tomar como de su propiedad algo de las cosas que ótroR

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


215

han dado al mona~terio para la salvación de sus almas, o


que laR religio~aH le han concedido ~obre sus propios bienes,
quiero que a súplica mía y por voluntad de Dios, vuestra
santidad y la do vuestro~ sucesores salga en defensa después
de Dios, y que los usurpadores y sustractores de los bie-
nes de los pobres sean excluídos de vuestra gracia. No
permitáis, por tanto, c¡ue jamtts se pueda variar vuestra re-
gla ni monoHeahnr los habere:; del monasterio. Y aún más,
os rogamos que cu:~.ndo Dios sea servido de retirar del
mundo n nnostnt preindicada Seiiora y hermana Inés, sea
escogidn ou lugar suyo una abadesa de nuestra Congrega-
ción, agmdublc a los ojos de Dios y de nuestras religiosas,
que Hcpa obKervar nuestm regla y 110 relaje en nada el
término <lo la santidad a que aspiramos, dado qae ni w
qnerer ni ol de ninguna otra persona pueda cambiar un
ápice.

Quo HÍ, lo qua Dios no permita, alguien pretendiera con-


tra la voluntad de Dios y la antoridud de los reyes variar
algo de laH Hnunciadas condiciones puestas bajo vue~tro am-
paro, a ln fuz del Señor y de sus santos, o privar al
monasterio ele alguna persona o cosa o suscitar molestias a
nuestra hermana la predicha uhudeHa Inés, caiga sobre él
el juicio do Dios, do In Santa Cn1z y de la bienaventu-
rada Maria, y que él sea acusado y perseguido por los
dichos confesores Hilario y Martín a quienes después de
Dios encargo la guarda de mis hermanas. Y a tí también
santo l'ouLíliee, no menos que a tns sucewrcs cnyo patro-
ciuio iuvoco inst.antenlP.nte en la cama de Dios, si, lo que
El no quitmt, se hallase alguno que intentara contra lo
dicho, no vnciléis en rechazar y combatir este enemigo de
DioH, o en pmoent.aros ante el rey del cual dependa el
lugar o la ciudad de Poitiers, pnm defender lo que se os La
confi:~do en el Roiior y obrar como maut.ene.dores de la jus-
ticia contrn los satélites de inj ust.icia extraña: de este mo-
do nn rey católieo no ¡HJrmitirá que semejante crimen se
cometa en muuora alguna en su tiempo, tíi tolerará la
destrucción de lo qne so ha in~tanmdo por voluntad de Dios,
por la mía y de los reyes en porwna, Y con instancia

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


216

pido al propio tiempo, a los mandatarios a , quienes Dios


encargará después de mi muerte el gobierno de los pueblos,
les pido, digo, en nombre del R.ey cuyo reino no tendrá
fin y por cuyo querer se afirman los reinos y Já.ndole el
vivir y el reinllr, que hagau administmr con la abadeRa
Iués y bajo su protección y amparo el monasterio que he
construído con licencia y auxilio de los monarcas w padre
y abuelo, monasterio por mí snjeto a regla y dotado; les
pido que no permitan a nadie que inquieten o molesten a
dicha abadesa, ni qne pe1j11diquen a nada de lo que per-
tenece al monasterio, que nada quiten, que nada cambien,
sino mÍLs bien, conforme a los deseos de Dios, corno les
pido y suplico delante del Redentor de las uaciones, que
defieudan y protejau esta obra, eu uniiín de nuestros Seño-
res los Obispos, para que de e:;Le modo se vean siempre
unidos en el reino eterno con el Defensor dA los pobres y
el Bsposo de las vírge1ws eu cuyo honor ampamn a las
siervas do Dios. Al mismo tiempo os conjnro Santos Pon-
tífices y Excelentísimos Señores y Reyes, y a todo el pue-
blo cri~<tiano, por la f"é católica en la cnal fuisteis bnntizado~
por las iglesias encargatlas n vuestra guarda, que cuando
Dios me lleve de este mundo, mi cuerpo sea sepultado en
la ba~ílica que he comenzado a constrnír en honor de la
Virgen María Mtidre de Dios, y en la cual descansan ya
muchas de nuestras hermanas, y e~to quiero que se haga,
háyase o no acabado. Si algnno procediere tle otro modo,
incurra en la indignación divina por la virtud de la Cruz
de Cristo y la Bienavontnmda María, y por el cnidado de
vosotros consiga yo ser sepnltada jnnto a mis hermanas, en
un rincón de la basílica. Deseo que este ruego suscrito de
1ui mano se conserve en el archivo de la Catedral. Y por
fin os pido con lágrimas q ne, si la adversidad obliga en
cualquier tiempo a la nbadesa InéH o su Congregación, a
venir a solicita!' vuestro apoyo contra los malos, qne qne-
rráis en vuestra ternnra de padres otorgarles auxilio y el
piadoso consuelo de vuestra misericordia, de modo que no
sientan mi falta cuando Dios los haya anticipado el apoyo
de vuestra gracia. Os pongo a la vista todo esto en Bom-
bre del que desde lo alto de la Cruz gloriosa encomendó

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217

el cuidado de su Mad!e la Virgen al predilecto Apó~tol


Juan: y así como e~a recomenllacióu del Señor fné cum-
plida, asimi~mo se vea satisfecho el encargo que en mi
inopia e indignidad htlgo a mis Señores los Padres de la
Iglesia y varones apostólicos. Y cuando hayái~ conservado
dignamente este depósito, en part.icipación de los méritos
de quien os dió ese mandato apost<'ílico, hahróis imitado su
ejemplo de la manera más digna.

XLl ll.- Así como oyó el obispo Metoveo !os diver-


sos cargoH que entre sí se hacían estas religioHas, mtmdó a
Purcario ubad de la basílica de San Hil~rio, rlondc Gonde-
si!o y los d~1más obispos de la propia provincia, para ver
si conseguía que fuesen absuelt.as y se , diguusen ello~ ud-
mitirlus a su presencia; mas fué imposible conseguirlo, Mo-
lestado tll rey Cbi!deberto de una y otra parte, e~to es por
el monas!Nio y por las religiosa~ fugitiva~, manda al pres-
bítero 'l'cntario a zanjar el asnnto, para lo cual hace éste
compureeer a Ürodielda y sus compaiieras, quienes dicen:
"No hemos ido porque estamos excomulgadas; si con~egui­
mos se1' ahsLu1ltns. entonces sí que nos apresuraremos a pre-
sentamos". Oído lo cual, fné a confercuciar con los obi~pos;
mas no consiguió qne quisiesen absolverlas, por lo que re-
gresó a Poi!.icrs. 1'odas las rebeldes se habían desparrama-
do, yóndo~o las úuaR a casa de sus padres, ótras a sus
propia~ casas : unas pocas n•grcsaron n los monasterios don-
de habían vivido mucho antes: todo esto por razón do qne
al coutinuar juntas hubiomn carecido del combustible sufi-
ciente para calentarse e u in vienw. Empero, qnedaron junto
a CroElielda y Tit\sina algunas en reducido número, y ann
ásÍ uo fttltabau entre éstas las rlisputas porque todas que-
rían mandar u las demás,

L I H. X

XV.- Día a día He aumentaba el escándalo ocurrido,


por consejo del demonio, en el· monasterio de Poitiers; y
así, Crodielda, que !Jemos referido Ke había valido para
su~ fines, de una turba de homicidas, adúlteros, nigtoruaU"

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218

tes y criminales de todo género, a !oH cuales tenía listos


para cualquier empresa, concluyó_ por mandarles que pene-
traran de noche en el monasterio y sacaran a la :1badeHa
con violencia. Esta qne oyó el alboroto de los asaltante~,
atormentada como estaba por los dolores de gota que pa-
decía, se hizo tranBportar delante de In urna de la Santa
Cruz pam implorar el auxilio divino. 'l'an luego como los
invasores estuvieron dentro o<~ la clausura, encendieron utH\
antorcha, y armas en mano, se pusieron a buBcar hasta en
los últimos rincones rlel lllOnasterio a la ahadesn, hasta que
dieron con el orntorio, donde la hallarou postrarla ante In.
urna do la Cruz. ~~utonces LlllO de los ~iearios, más perverso
que los ótros y que OA antemano había resuelto cometer el
crimeu de cortar la cabeza a la abadesa, se sintió herido de
una pniialada qne le a~estó ótro, a lo que creo por misión
divina, tanto que caído en tierra y bailado en ~ar1gre, no
pudo ejecutar su temerario intento. A este tiempo, la dig-
nataria ,J ustina y otras religiosas, consiguieron apagar la an-
torcha y esconder a ht abadesa, Jetriís del frontal del altar,
en qne se veneraba la Cruz del Redeutor; mas, viniendo los
sicarios lauza en mano y con las espadas desen vainudas,
rompen el frontal y casi ta.iu ndo las 1uanos de las religio·
sas, agarran a la dignataria confnndii'lndola en la o~cnritlad,
con la abadesa, le arrancan el velo, y nrrastrándola, coji-
dos del cabello suelto, la llevan a la basílica de San Hi-
lario para. encerrarla p1·esa: corea ya dn la bnsfliotl comeuzó
a rayar la a.urom, y entonce~, conociendo qtw su pnsiOne-
rn. había Rido confnn<lida con la abadesa, la soltaron orde-
nándole regresar al monasterio, a donde vudven los primeros,
toman t1 la abadesa, y llevándola en peso b conducen junto
a la basílica ya mencionada, donrle habitaba Basina, la po-
nen prcstt colocando centinelas a la pnerta, de modo que
nadie pudiera llevarla socono. ÜRcnra era todavía. la ma-
drngt\d:t, cnando deRpui'ls de est.o, volvieron al monasterio y
no hallando con r¡ui'l alumbrarso para el propósito qne lle-
nliJan, sacaron del granero uu ba1Til vacío untado de al-
quitl"tlll hacía uuwho tiempo, y encendiéndole hicieron do él
uno como faro a cuya luz saltearon todo el mobiliario de
la casa, dHjando sólo lo que no pudieron llevar.

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219

Todas estas cosas sncedían siete díns antes de la fies-


ta de la Pascua: el Ohispo impotente pnrn acabar con esta
infernal sedición, ya iutolemble para él, mandó a decir a Cro-
dielda: "Pon en libertad inmediatamente n In abadesa y
no quieras retr.uerla en est.os 'días: si a~í no haces, dejaré
de celebrar la. Pascua del Seiior y negaré a todo catecú-
meno el bautismo, hn.~ta que haya qnien libre a la abadesa,
de la~ cadonas en qne se baila. Y ten entendido que si
aún así rehósaB soltarla, a.rmaré a la gente de este lugar
e iré en persona a ponerla en libertad". Oído esto por
Crodiclda, al pnnto dispuso que fueran varios lllalhechores
a matar a la abadeHa en el momento que inteutora alguien
librarla. l!'laviauo, recién nombrado familiar, Ke hallaba en
Poitiers y so dió modo de hacer entrar a la abadesa a la
basílica de t\an l-1 ilario, donde se mantnvo oculta, al tiempo
que se comct.í:tu homicidios sobre el Repulcro de Santa Ra-
degnnda, LanLo que en la confu~ión tumnltuaria, varios fue-
ron degollados j nnto n la. urna de la. santa Cruz; el furor
de la sedición ~e aumentaba carh ve?. más por el orgullo
de Crodiclda, y los amotinados renovaban la matanza, en-
tregándose a las dem:1sítts qne hemos referido: con todo esto
llegó Crodil;lda a emoberbecerse tnnt.o, qne ya no quiso mi-
rar a BaHina ~iuo dc~dc lo alto de Hu gmndeza, por lo que
comenzó ésta a arropent.irse de su mal paso, diciendo: "he
pecado al fomentar el orgnllo de esa mujer; por su culpa
me veo en desprecios y vivo en rebeldía· contra mi supe-
riora". Y así volvió ni buen camino, se humilló ante la
abadesa, piclió reconciliarse con ella y a mhas Re unieron en
un wlo espíritn y una miHmn. voltmtad; a pesar de esto
en la confu~ión do lns luehas subsiguientes, los parciales de
la abadesa en uno de los combatl·~ habidos con la parcia-
lidad de Crodieloa, mataron a uno do los criados de Ba-
sina, y en seguida ~e refttginrotl en la ha~ílica del santo.
Por tal motivo, Ihsina abandonó do nuevo a la abadesa y
~e fué a ot.m parto; maR, cotno ]e)~- pnrciales alzaron el cam-
po, las dos mnjeres RO vol vi,<ron a unir como la vez ante-
rior. Pero, así y todo, so lovaut.ó una nueva tepestad de
quercllas entre t.odas esas parci alidacles: ¡,quién podrá pon-
dern.r jamás el número de calamidades, de asaltos y de ma-

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220

les que entonces hubo, cuando no pasaba día sin homicidio;


hoya, ~in disputa; e instante, sin lamentos 1 ...... .

Sabiendo todo esto el rey Ohildeberto, mandó emisarios


a Gontr{tll, con el objeto de que se reuniesen los obispos
de amb~s. ~einos p~r~ ver de remediar lo sucedido, median-
te un JUICIO curwtHco. A e~te fin el Rey ordenó a
nnestra humilde persona que fuésemos a Poiticrs, en junta
de Ebregisilo Obispo de Colonia y Meroveo Obispo de la
propia ciudad de Poiticrs: por su parte el Rey Gontrán
ordenó la compnrencia de Gondosilo Obispo de l3nrdeos, con
sus Hufragáneos, porque era el metropolitano. De nuestra
parle, comenzantos por excusarnos, expresando que no iría-
mos, mimltt'as uo fuese reprimida la auduz sedición de Cro-
dielda, por miuistcrio de los magistrados; por lo que se di6
orden al Conde Macon de que He valiera de la fuerza, en
caso necesario, pará reprimir el tumulto. Así que lo supo
Urodielda, so apresuró a disponer qne sus sicarios se mau-
tu viesen apostados ante 1a puerta del oratorio, y con las
armas list.as para reehazar a los magistrados, listos a repe-
ler la fuerza con la fuerza. El Conde hubo, pues, de or-
ganizar el asalto armado y de meter en vereda a los únos
a garrotazos, a ótros a ileeltazoR, y a. los más tenaces,
al tajo de la espada; vienno lo cual Urodielda, al1razada de
la Cruz del Hal vador, que tanto bahía menospreciado, salió
al encnentro rlel Oonde, exclamando : " ¡ Unidado con usar
de \'ioleneia cornnigo; atended a qne soy Reina, bija de
Rey y prima de otro Rey ; cuidndo, os lo repito, no sea
que venga el tiempo en que os lo cobre estrechamente!"
Empero, el pueblo irritado, sin cuidarse para nada de estas
ari1euaza8, se arroj6, como hemos referido, sobre los que
hacían resistencia, los' sacó amarrados fuerit del monasterio,
y después de atarlos en sendas picotas, cortando a éstos
los cabellos, a ótros las marws, la nariz o lus orejas, se
apagó la revuelta.

Por resultado, los obispos presentes pudieron ya avo-


Cill' conocimiento de la causa, constitnídos en tribunal eele-

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siástico: eutonces compareció Crodielda, profiriendo contra la
Abadesa muchas injuria~ y acnsftciones de CI'ÍmeJws, aRegn-
raudo que ésta guardaba en el muna~terio nn hombre dis-
frazado de mnjar, ul cual se l.e tenía por hembra, siendo
así que era claramente un varón, entregado al servicio nsi-
dno de la Abrulesa. "Ved lo aquí", aiiadió, mostrándole COl!
la mano. En efecto, había entre los concurrentes un hom-
bre con trnje mnjeril, que oyendo lo anterior, declaró qne
era iucapuz de uiuguna obm viril, motivo por el cual ha·
bía adoptado cHe vestido. Aüadió, por lo demás, que no
conocía a la Abadesa sino do nombre, que jamás le había
visto ni hablado, sobre todo desde que él residía a cuareu-
ta millá.s do la ciudad de Poitiers. lmposihilitada Crodielda
de convencer a la Abarlesa de este crimen, aüadió: "¡, Qu(,
cla~e de santidad es la de esta Abade!sa, qtw mnt.ila hom-
bre~ y volviéudolos CLHIL1COH, los obliga a vivir con elln. al
uso del palacio imperial 'J." Preguntada la Abade~n, dijo
qne nada sabía de todo esto. MaH, Crodielda dió el nom-
])J'e del esclavo eunuco, por lo qne compareció el médico
Rcoval y dijo: "Conocí c~te criado, deHde sus primeros
años, y cuando por razún de mm enfcrmetlncl al muslo casi
desesperaban de Hal vario, su madre fué entoncf's en busca
de In bienaventurada H.adegumla, para que la hiciera cuidar
y é~ta a su vez, hízomc llamar con el fin de que aten-
diera al enfermo. J<Jn tal confiicto, acordándome de lo que
había visto m1tes practicar en Constantinopla, por los faenl-
tativos, castré al muchacho y curarlo se lo entregué a su
desconsolada madre: me consta qne la Abadesa no ha te-
nido siquiera conociruient.o de este suceso". Como ni en
este punto, pndicm Crodielda convencer de delito a la Aba-
tlcsa, siguió haciéndola otras acusaciones graves. Tanto ó~­
tas como las respuestas, constan en el proceso, de cuya
sentencia transcribinws la copia.

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222

TEX'fO DB~ LA 8EN'TENCIA EXrEDlDA CON'l'RA


ESTAS MUJERES

X VT. - A los gloriosÍHimos ReiioreR Reyes ; los Obis-


po~ que concurrieron :

Entendiendo la religi611, por auxilio del Espíritu Santo,


qne ella ha sido consolidada por el favor de lo~ que g·o-
bieman, no tiene· obstáculo en exponer sns asunt.os a los
católicos y piado.,os príncipes, eoucedido.> ¡¡) pneblo por la
graeia do lo alto. Do orden vuestro, nos hmno~ reunido,
pues, en la ciud~.d de PoiLiors, con ocasión del estado ttc-
tual del monasterio de Htldegundn y a fin de avocar cono-
cimiento dt> los altercados ocurridos entre la ahadesa y las
religiosas de este mismo 1nonast.erio, las cnales, inspirñ.i1dose
en ~un conHejo nada oportuno, ¡;e han separado del rehaño.
Lla111adas a juicio lall partes, bemos interrogado a Crodicl-
da y Ba~ina acerca de Eos ltlotivos que les determinaran a
romper audazmente las puertas del monasterio, y de ahan-
donarlo oou desprecio de toda regla, trnyoudo de esta ma-
nera la desunión a la Comunidad congregada en aquel lugar.
Respondiendo a esto, han dicho que aoÍ procedieron obligadas
por el hambre, la desnudez y lo~ malos tratamientos: aún
mfls, dijeron qne varias personas venían, C011tra todo decoro,
a bañarse en sn sala de hi1iio, que la abadesa jugaba a los
dados, que alguno~ seglar-es concurrían a co111er con ella y
se habían celebrado esponsales dentro do la clausura; que
la abadesa se había atrevido a hacer un vestido a su so-
brina con una tola rle He·da, frontal del altar, y llevado su
undacia hasta urmncar el follnje de oro do la mencionuda
tela y arlornar con. él la gargant.:i de aquélla: por una
prodigalidad repre11~ible, lm8ta había hcel10 pura la misma
wbrina, una toca rcalzadtt de oro para que ~e disfrazara y
representara escenas dentro del monaste.rio. Preguntada la
abadesa acerca de e~tos puntos dijo que, en cuanto le ha-
bía permitido la penuria del tiempo, llllllca habían sufrido
escasez mayor y que lo relativo a h fi1lta de abrigo en
el vestido, podrían abrir los eofres de las religiosM para

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222

cerciorarse de q ne tenían mús de lo necesario. Respecto


del baño, refirió que había sido construído durante la cua-
resma, y que a cauRa de lo pu11gente de la cal y lo re-
ciente de la obra, In Señom Radegnnda, temiendo no fuese
dañoso para las religiosas, bahía consentido eu que lo usa-
ran primeramente los criados del monasterio, hasta qne pa-
sara toda exhalación nociva; y a~í este haüo ha servido a
los domésticos durnnte tuda la cuaresma y hasta la fiesta
de Penteeoslés. A lo cual replicó Orodieldn, diciendo que,
despu6s de eso, se habían lmfiado mnchns personas, en di-
versits épocas. La abadesa dijo que reprochaba el hecho
si acaso había sucedido ig·nonímlulu elln, y que por lo de-
más, retomando la acusaeióu preguntaba, ¡,cómo no le ha-
bían dennnciado ellas a la aba.desa oportnuamente 7 Cuanto
al jnego dijo qne, como eHte género de di~tracción lo hubo
en vida de R.arlegumla, no hallía mirado aquella como falta
mayor, más aún, cuando ni la regla, ni los cánones lo
prohibían, con todo se bnllaba dispneRta a inclimme y a
obedecer cualquiera diHpo~ieién de los obispos o penitencia.
Eu lo relativo a las comidas declaró que nada de nuevo
. había establecido, que no estuviera en uso en tiempo de
la fundadora: bahía ofrecido algunos iÍ.gapt's a los fieles,
pero nadie podría. prohnr <IUe hubie~e comido con ellos.
Respecto de loR e~ponsales declaró . que en presencia del
Obispo, do algunos clérigos y Refiores 11obles, había acep-
tado arras para sn sobrina, buGrfmm desvalida y que si
aquello era un pecado, pedía perdón de él a todos, aüa-
diendo qno ni por entonces huho banqu~te en el monaste-
rio. Del mnntel del altar, dijo que estaba presente la
religiosa noble que lo había regalado un manto de seda
heredado de sus prtrlres, cort.:Íil<lole primeramente un retazo
y autorizándole para qne del reHto hiciese lo que quiera:
usándolo en lo que mejor le había parecido, se apresuró n
hacer con él uu frontal de altar, y con las sobras formó
una guaruición o raudal de púrpura para adornar la túnica
de su sobrin~, obseqniáudolii de esta llH111e.ra porque. ella
había prestado servicios al monasterio: todo lo dicho fué
ratificado por la donantr1 Didimia allí presente. En cuanto
al follaje de oro y la toca realzada r.simismo de oro,

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224

la abadesa invocó el testimonio de Macón, vuestro criado


presente en el debate, quien con su mano dió a la aba-
desa de parte del novio de . la mencionada sobrina veinte
sueldos de oro para tal objet.o, como así se hizo a la
vista de todos y sin pe1:jnicio de los bienes de la Comu-
nidad. Urodielda y Basi1m pr<'guntadus a. bU vez, si lo qne
Dios no lo permita, tenían que reprochar a la abadesa
algún homicidio, adulterio, maleficio o crimen capital; por
el cual debiera ser castigada, respondieron que nada miís
de lo que habían expresado como quebrantamieuto de la
regla. Por fin nos preseutaron algunas religiosas que creía-
mos puras, pero que por resultas de sn pecmlo de violar
la clausura y de la libertud en que estuvieron tantos me-
ses sin la vigilancia de la abadesa, se hallaban en cinta
las desdichaduH. A la postre, de;;pués de huber examinado
todo miuuciosameute y 110 habieudo hallado delito uinguno
en la abadesa por el cual debiera ser destituída, nos limi-
tarnos a exhortarla y amonestarla de modo paternal para
que en adelante no se expusiera a merecer repremión por
ese género de faltas. Entonces, procedimos a examinar los
cargos hechos a las partes adversas, responsables de crímenes
mucho mayore~, como son, haber despreciado laH anlonc~tu­
ciones del Obispo, qLlC habÍtl ido en persona al monasterio
a exhortarlas a que no salieran : de haberlo menospreciado
a él mismo, abandonando la clausura con la nlt.ima inso-
lcuciu, rompieildo puertas y cerraduras, tudo e~to por varios
pretextos, arrastrando a ótras en su peeado; además, como
el ObiRpo Gondesilo y sus sufragáneos fuesen enviadoH a
Poitiers por los reyes para iuvitar a las religiosas rebeldes
a comparecer en juicio, éstas despreciaron la citación, y
cuando los Obispos fueron a la basílica de ~an Hilnrio don-
de ellas w encontraban, a pesar de que los Obi~pos se
presentaron cual con venía a su oficio pastoral, las rebeldes,
mientras se les exhortaba, promovieron un alboroto sedicio-
so en que los obispos y sus sacerdotes fueron apaleados,
corriendo la sangre de los levitas en la basílica. Más tar-
de, cuando el venerable sacerdote Tentario fué enviudo por
mandato de los Príncipes nuestros Señores, por el propio
asunto, en razón de habcr~e señalado el tiempo l)ara el

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225

juzgamieuto, en vez de esperarlo, hicieron e.l!r.R tomar por


aHalto el monasterio, prender fuego a nn tonel en el pa-
tio, despedazar a fb~~rza de l.H1Chazos y golpes do viga
las 1mertas que tam wn encma1Jei'OJJ, ma 1tl·aron en seguida
e hirieron a las religioHa8 hasta dentro del oratorio, se lle-
varon cuanto pudieron haber a la mano, y tomando, a la
abadesa la sacaron arrastrnudo a medio vestir y desordena-
do el cahdlo, llevúndolit ridículamente por mm encrucijada
para eneerrarla en lugar en qne se hallaha privada de liber-
tad annqn" sin cadenas. Conw llegó el día de Pascua, fes-
tividud celobrada en todo rl u1undo, el obiRpo quiRO resca-
tar a l:t l'l'ulnsa mediante dine¡·o, para que asi~tiera a la
ceremonia tlel lmnti8mo, ma~ ni este llllipefio, ni otra~ mu-
chas súplica~ pudieron obtener nada de Crodielda; quien,
respondiendo al carg-o, dijo qtw no había sabido, meno~ or-
denarlo tal iuiquiclad, y que ntiíH bien, por una señal
que hizo no mataron a la ahadesa. Por lo hecho se pue-
de tlcdueir lo qne hay de cierto en este atentado, al cual
se afmtle la crne.ltla.d de haber quitado la vida, sobre el
sepulcro mismo de santa Radegnudu, a un sirviente del mo-
n:lsterio refugiado allí. Agravándose la culpabilidad, y cada
vez rniÍH andaceH han tomado el monasterio para. upoderar8e
de él, y sin haeer caw de lns notificaciones de los magís-
tradtm parn. que sacasen fuera y eutwgasen a la jnsticia a.
lo~ wdicim;os, se han opueHt.o a mano armada a las órdenes
tkl Rey y recibido a lauzazos y flechn.ms al Conde y al pue-
bln. Por fi11 enantln hubieron de Halir para ante el tribunal,
han sacado oculta e indebidamente y con absoluta falta de re-
Yerencin. la Crnz santa y Hftemtísima, qne a la fuerza se han
visto obligadas a devolver. Reconocidos todos estos hechos
capitales, no cnstíglldos aún y por el contrarío agravndos por
nuevos erímeneH, !tos hemo~ insinuarlo a las rebeldes, que
debían pedir a la n.barlesa perdón de ellos y a reparar el
mal cometido por orden snya; pero no ha u consentido ni
por un 1nomento y más bieu se hn.n afirmado públicnmen-
te en el propó~ito de mab:r a la abadesu. Por tanto, vistos
y cou~ultados los cánones, hemos resuelto equitativamente,
que las culpables sean excomnlgndas ht\sta qne hagan una
penitencia condigna; y <1ne la abadesa sea ruHtablecidn. en

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su dignidad. Pot' vuestro mandato, tanto como por perte-
necer a la jurisdicción eclesíá.~tica, !Jemos determinado aque-
llo, de conformidad con las prescripcioneR cnnónicaR y sin
acepción , alguna de personas. ~;n lo tocautc a lo~ bienes
del monasterio y a los reRcriptos de sus majestades los re-
yes vueRtros antepasados, sustraídos de allí, y que la~ reli-
giosas dedaran tener en su poResiún y q ne no lo de vol verán
voluntariameutc•, segú u lo lwrnos ordeuado, toca a vuestro
po1ler, piedad y real nntoriJarl, cuidar de r¡ne esaR t.empo-
mlidadAs vuelvan a sn primer c:;tudo,. para qne vuestros
favores y los provenientes de lo~ príncipes de nntaño sub-
sistan para ~iempre. Ni debéis permitir que pret.end:w re-
gresm· y meno~ regres1111 de hecho a la ca~a profanada por
ellas tan sacrílega e impíanteute, no sea que wbrevengan
peores mnleo: ele c.~te modo, COII la ayuda de Dio~, rc~ti­
tuído íntegramente cn:mto ha sido destinado al Seiior, por
el amparo de los reye~ católicos, no se tuenosealmrá el cul-
to, y antes bien, conservándose en ~u propio estado todo
cuanto nuestros padres y los cánones establcciero11, ha de
prosperar la religión, de la mm\ recogeréi~ los frutos.

¡ Que Nuestro Seíiot· J esucri:;to sea vuestro sostén y


gnía, y El mismo o~ collccda dilaütdo reino y por fin la
vida eterna!

XVII.- Prounnuinda que fué esta sentencia, ht~ rebeldes


se vieron excomnlgada~ y In Abadesa volviü ni monasterio,
por lo cual se dirigieron las primeras al rey Ohildehcrto y
amontonando delitos s'obre delitos, denunciaron al rey a va-
rias personas, acus:í.ndolus de que no contentas con cometer
adulterio con la abadesa, mandaban diariatnente emisarios
donde li'nulegnnda enemig·a dfll rey; el cual, creyendo en
tales denuncios, mandó e~coltas para que se trajesen ata-
dos con cadenas a lo~ que se inculpaba; empero, como no
re~ultó culpahilidad de ninguna ola~e de ello~, se los man-
dó abHueltos.

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APENOICE TER_CERO

San Bernardo

1 1 ~n 111i lú¡w.\'IÚÓn he aducido el testimonio antori:.mdí-


simo d(l Nnn Bernardo, para manifestar que el referir, con
Hllma intlmción, los hecho~ públicos, por los cuales consta
la relajación de hts comunidades religiosas, no era prueba
ni dll irnpimlad ni mucho menos de odio a la Iglesia ca-
tóli(m y enemistad contra In~ Ordeues religio~as.- Ahora,
voy, pues, a tramcribir íntegros algunos párrafos de la Apo-
loyía ([o San Bernardo: defiende el sauto a los monjes de
la rd'orrna cisterciome, contra la cual se habían manifes-
t:t,\o ho,tileH lo~ benedictino~ de la famosa eougregación de
Clnny, y, para defender a sus religioso~, arremete contra
11)., elnniucenses y los ataca de un modo franco, enérgico y
Vl'hulllllnte: !.mza con mano maestra cnadros viví~imos de la
rehj1teión ntoJJÚstica, y hace invectivas punzantes conil"a los
m'lllj<1H de Cltwy. Ponderemos que el ataque del Hanto fué
pÚIJiico, y que iba dirigido no contra los monjes en gene-
ral, sino contra unn. congrcgacióu monástica muy couocida
y muy h.mosa en aquel tiempo.

i Quién ha condenado la Apologia de San Bernardo~

i Quién lo ha mandado al Santo a loR iufiernos '!

¡,Quién lo ha tenido JlOl" enemigo de la Iglesia eatólia '1

He aquí algunos p:irrafos de la Apología, los damos tra·


ducidoH al castdlano :

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228

RELAJACION DE LOB MON.JES DE ÜLUNY.- SUS EXCESOS EN


LA COMIUA Y I<JN r,A nmBIDA.- flu LU.Tü RN EL Vl<lfl'l'WO.

CAPITULO IX

San Bernardo compara la ·intemperancia de los Cluniacenses


en la comida con la frugalidad de los anti,r¡uos ¡·eligiosos

Hl. Al principio, cuando recién se fundaron las Orde-


nes monásticas, t quién pudo conjeturar que los monjes cae-
rían en tan gran relajación'! ¡Oh! ¡cuán lejos c~tá.n los mon-
jes de hoy -de sm· lo que fueron en tiempo de Ran Antonio!
Ellos, con ocasión de las visitas de caridad, qne se hacían
los únos a los ótros, tenían tal a vi ilez de recibir recí pro-
cmnente el pm1 del alma, que al viMwdose totalmente del
alimento corporal, se pasaban basta UIJ día sin comer, ocu-
pados únicamente en asuntos eHpiritualcs. E~te era verda-
dero orden, preferir la parte más noble del hombre a la
parte inferior; ésta era sumn. rliscreciC.n, pues se atendía lllÚS
a lo que es snperio1·; é.;ta ora, en fin, perfecta caridarl, ya
que tanta Holiciturl se empleaba en sustentnr las almas, por
cuyo amor murió nuestro bm'ior .J eweristo. Pero nosotros (re-
petiré las palabras del Apó:stol), "cuando nos congregamos,
ya no es para comer la Cena del 8eñor" (l. Cor. IX, 20 );
pues ninguno bLl>lCa el pan celestial, ni hay quien se lo
dé. Durante las COilJida~, no se hace mención de la Aa-
grada Escritura ni de lo que atañe a la salvación de las
almas: nuestra conversación se reduce sólo a bromas, ri~ns
y frivolidades, cuyo eo;t.répit.o ·llena los oídos, a medida que
la boca ~e colma de manjares; y, cntregádos absolutamente
a estos pasatiempos, o! vida mos la moderación en el comer
y en el beber.

20. Entre tanto, los platos se suceden cou abundan-


cia sobre la mesa; y sólo en reemplazo do la carne - de
la cual se guarda aíÍn abstinencia- Ee multiplican los gor-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


229

dos y sabrosos pescailo~, de modo que, si alguien, después


de haberse saciado con los primeros platr>s, gusü\ de los
siguientes, le parece que todttvía no ha probado de los
anteriores. E:; tal el esmero y o\ arto de los cocineros en
la preparación de todo, que, a quien Ha duvorado cuatro o
cinco platos, las primeras comidas no le impiden el comer
las últimas. El paladar, seducido por nuevos condimentos,
va olvidando insen~iblemente el placer de los bocados que
ya saboreó; y el paladar, al sabor de los alimentos impor-
tados del oxt.raujero, eomo :;i estuviera en ayunas, sigue
recibiendo nuevas y delicadas sensaciones y renovándose en
deseos: el estómago so llena sin apercibirlo, porque la va-
riedad do manjares le hace ol vidur In. saciedad. Como las
cosas, tales cuales la. naturaleza las ha producido y con el
gusto que Dios les ha dado, se nos han vuelto insípidas,
nosotros las sazonitmos do mil maueras con otras sustancias
extrañas que las cambir.n en estímulo de la gula, y así
traspasamos en mu<JLo los límites ele la necesidad, sin que
por e~to dominemos el deleite del comer. ¡,Quién podl'Ía
enumerar, ¡.¡or ejemplo, \o~ di versos modos como se prepa-
ran o aliñan (para no deeir clesaliii:tn) los huevos, entre
otras cosas'!· ¡,Con qné arte no se lo bato y revuelve; se
los liquida, endurece o disminuye de vo\nmen ; para servir-
los ya fritos, y a asados, ya pedaocados, ya solos o entre-
verados con otras cosas~ ~ Qné mira se tiene en todo esto,
si no os únicamente la de satisf:Jcer el gLJsto 1· Y aún mús:
se procura nwjorar el natural ext~rior de las cosas, a fin
do uo agradar menos a la vista que al paladar, de modo
que ni la curiosidad se agote, enando ya mÍls de un eruc-
to indique qne el cstomágo est:í. repleto. Pero mientras la
vista se recreh con el ntraycnte a~pecto de los manjares,
y el paladar cou sn gu~to delicioso, el infeliz estómago,
que no percibe ni In b(Jlleza de los colores, ni el encanto
del sabor constreñí do a engullir cuanto le dan, en vez de
nutrirse queda mÍI.s bien fatigado. '

21. ¡,Hablaré ahora del ngtia pum, como bebida, cnan-


do ni siqnicra se la acepta para mezcl:ula con el vino 7
Todos, en venlu.d, cmno ¡¡ne por el solo hecho de ser mon-

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2SO

jes hemo~ n~quírído m:>l e.Ht6tuago, nos cuidamos bien de


seguir el· tan necesario consejo de Rau Pablo, "1le beber
vino"; pero nos olvi1lamo;; de la palabra qne el Apó~tol
pnso antes: "tlll poco". Y ojnlft nos coutentúrumo~ sólo
con el vino, y con el vino puro ........ i lJo diré~ A ver-
giienzn. el expres:1l'ln; pero tn:ÍH ilehería t•epugnar el hacer-
lo; y si ruboriza el oído, que no tenwmo; el corregiruos,
Pues bien: se ve en 111111 nlismn comida servir tres y Clm-
tro claseH de vino en vasos semi-llenaR, los cuaJes se los
huele anteH de beber, y ~e acerca n loH labios, para eHeo-
ger con una. habilid:vl rara y un:t prontit.nd de di11stros ca-
tadoreH, el vino más fuerte. Y, i qué >W hn de decir de la
costmnhre e~tablecidn en nlllchos monu~terio~, ~e servir eu
las gmndos fe,;ti vi Jade;; ciertnH mezclaR ele vino, miel, pi-
mienta y otras cspceies1 ¡, 'l'amhié11 eHt,o Re hará por la
dehilidtHl del estónwgo '1 A mi juicio, este uso no tiene
ot.ro l:i11 que o bebú en deJU:wía o buflcnr mayor plneer.
l\iaR, qnienes aRÍ se levantan de la me~a, con laR vemtR
infiadas por el \'ino y h cabeza inflfimada eu los humos
del alcohol, ¡,qué pne1len hncl:'r ;;ino dormir'? A éHtos 110
los despmtéis, de m:ulrugada, antes de que tenniue la di-
gestión, pues de su boca no ~al<lrán cantos, Hilto lamcnta-
cioues.

22. Unn vez en la cnmn, si se trata de ltwantarloR,


pretextan alguna. índispo~ieíón, y se qnojnn no del peeado
de la criípnla qno cometieron, Rino de falta de a.peteneiu.
A set' verdad Jo fjllC mnchos me hiul contado, asegurándo-
me e~tnr bien infomwtlos, hny mw titila ridíeuln que no
quiero eallarla.. Diceu qne nlgm1os religioHos jóvenes, sanos
y buenos, sin ninguna d.oleneia, pnsnn del eonvrnto a la
enfermería, para allí comor ea me (lo enal pormite la Regla
~ólo a los enfermos y lllllY déhiles, pura que reparen su~
fuerza:;), llo con el fin de re~t.aurnr nna salud gaRia.da, si-
no para contentar b senRtw,lidnd. A e8te propósito, me
pregunto: ¡,ele dónde lr.s viene taulit Rl'guridad del triuufo,
si arroj.w lejo;; do ~í toda,, la~ arm,l.,, y He< sientan a pro-
lougados festines o se revuelven nHH·IIeJnente eu el blaudo
lecho del descanso, como que el eombat.e hubiera termina-

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231

do y el enemigo estuviera ya vencido, cuando se ven aún


asediadoR por enemigos, cuya rnbia desencadenada hace cen-
tellear junto a ello~, de todos lados, el hierro de sus lnn-
zas Y SUS VO]Ú.tÍJCS dnrdOH 1 ¡,Qué eJase de dejadez OS ésta,
valerosoR soldadoR·¡ ¡ Mientras vue;,;tros compañero~ están en
medio de la Rangre y de la carnicería, vosotros buscáis el
blando lecho y el sueño de l:1 ma.Tiaua! ¡ MientraH los ótl'os
velan, diré así, día y noche para redimir el tielllpo, porque
" los días son malos" ( Ef, V, 1G) vosotros, al coutrario,
consumís las largas noches dnrmiendo, y perdéis los díaH
en convtlrsaciones ociosas! Os anunciáis la pn?.; pero, ¡,hay
paz1 (Jm·. VI, 14 y Ez. XIII, 10). t.No os ruboriza el
reprocho que el ApóRtol os dirije con in,lignaeión: "Pues
nÍlu no hahc!is resistido hasta itL ~angre "1 ( He!Jr. XII, 4 ).
¡ Qné digo! ¡,N o os de~pertaróis, oyendo el trueno de la
terrible amennza con que o~ conmina el mismo sauto:
"Porque cuaru.lo dirán paz y seguridarl, entonces les sobre-
cogerá una muerte repentina, como el dolor a In mujer que
está en cinta, y no escaparán"'! (l. 'fes. V, 3 ). l!;n ver-
dad, es un exceso cln precaución ligar las llagas urrtes de
recibit· la herida, llorar por trrt miembro aún no contuso,
precaverse de un golpe qne no se ha dado, friccionarRe
donde no dude, y colocar:-Je emplastos en nn lngar cuya
piel estií. t.oduvía int.acta.

23. Adern{t~, para diwcrnir a los sauos de los enfer-


mos, se ha acordado que é~to~ lleven un bast6n a la ma-
rw: la procanción nu es mala, pues a quien la palidez del
rostro o la tlacnr¡¡, de loR tniombros nu lo denunciaren por
enfermo, el bastón le hará npRreeer como valetudinario. Es-
ta~ locuras, decirlnw, L merecen risas o lágt·ímas '? t. Así vi-
vió un Macario ~ ¡, ERt.as fueron las enReilanzas de un
Basilio o las reglaR de un Antonio~ i· 'L'al fué la llOnua
de vida de los Padres de Egipto '1 En fin, ¡,son eskt~ las
prácticas y t.racliciono~ qne nos legaron t.antoR religiosos o
snntos como lo,; Endes, los Mayolos, loR Odilones y los
Rngos, a quienes os cnorgnllecóis en contarlos entre los
príncipes y maestro~ de l'twstm m·den ·1 Mirad: todos estos
santos, que lo fueron vercladeramentc, imitaban al 1\ póst.o!

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23~

que dice: "Tenie111lo con quG sn~tentarnos y con qué cu-


brimoH, coutentémonos con esto". ( I Ti m. VT, 8) ; nos-
otros, ni contrario, bn~camos uo In sustentrlCión sino la gula,
y el adt;rno en vez del vestido.

CAPI'I'ULO X

San Renw1'do 1'ep1'enrle a los cZ.nniacanses po1' el


luJo de los ve~b:do.s

24. En cuanto al vestir, no He buscan las telas que


mejor llenen ost.e ohjeto, sino ln.s más ligrrns y delicadas;
110 las que resguarden rlel frío, pero las q uo más hi:t.lngueu
el amor propio: por lo mismo, no se comprán las de me-
nor precio, como previene la re,gla, sino lnH m{¡s hermosas
y aptr1s para satisftwer In vnnitlud. ¡Ay de mí, el tn:Ís
infortunado de los moujeH! L Por qné hnbe de vivir tunto
hasta ver en tal tlecadencia a nuestra Orden, que es la
primogénita de la Igle~ia o, diré mejor, el comienzo de
ella; a nneHt.ra Orden, la mÍI.H semej;lllte ou la tierra a los
angélicoR OrdeneR, la qne más se aproxima a nueHt.rn Ma-
dre, la celestial J e.rnsalém, ya por o! brillo de la castidttd,
ya por el fuego de la cnridacl, y que tienen por fundado-
res a loR Apó;toles y por primogénitos a todos aquello~ a
quienes San Pablo denomina san lo~·~ Como entre ellos no
exi~tÍa Ja propiedad inrlivithwf de uienes, del fondo COI11iÍ11
"se les distribuía a mHtlida de sus rwcesidades" ( Act. IV,
flfj ), dice la Escritura, y no He¡!iiÍll 8U~ pncriloH ant~jos.
Siendo esto así, i no es, ¡me~, indudable que 110 pudo hn-
ber nada de wperflno, mo·nos de re.unscado y con mayor
razón do vauidoso 1 "1\ cada nno, diee el Sagrado 'l'cxto,
se dab:t sólo lo que tenía rrncr:Hidad"; es decir, en punto
a vestirlo, lo tuny nP.cesario para cubrir el cuerpo y res-
guardarlo del frío. ·~ PeuKáis, por lo mismo, que ellos lle-
varían vcsticloH de Galleurnn o de I~cmbrun, cabalgarían en
mulas que cuestan doscientos fnerles de oro, cubrirían sus

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233

lechos con sobrecamas lle piel de grrto y edredones de eu-


cajes de variados colores?- Me parece que no tendrían en
mucho el precio, el color y la calidad de los vestidos,
quienes no anhelaban otra cosa que la uniformidad de cos-
tumbres, la concordia y el progreso en la virtud: "todos
los fieles no ,eran entonces sino un solo corazón y una
sola alma". ( Act. IV, 32 ).

2G. ¡, Dónde existo ahora esa annonía '! N os derramamos


totalmente al exterior, separ:í.ndonoR del reino de Dios que
est:i dentro de nosotros mismos; y, olvidados de los eteruos
y verdaderos bienes, vamos a buscar varios consuelos en
mil cosas fútile~, extra vagantes e ilusorias, si u cuidar abso-
lnta,nento la consr.rvación, no el iré de la· verdadera, pero
ui de la sombra de la vida rt>ligiosa de mejores tiempos.
En efecto, nuestro mismo hábito, que antes fué mm pren-
da d!:' humildad, es hoy (lo digo con lágrimas) una seiial
de la soberbia de nneHtros religio~os: casi imposible es en-
contrar en nne~tra~ comarca~ tela qne merezca usarse en
nuestros vesticloR. Los monjes mandan trabajar sus cogullas
del miHrno paüo con qne ~e confecciona la capa de los
caballeros; do modo que las gentes m:is distinguirlas, sin
exceptuar ni los reyes o emperadores, no se deHdeñarían
de l!evnr uuestros vestidos, si estuviesen fabricados confor-
me a su condición respectiva.

2(). Mil diréis, acaso, qne el h:ibito no hace al mon-


je y que la religión está en las disposiciones del corazón.
Así es la verdad; poro, si para proporcionarnos una cogu-
lla, viÍ.is do cin(hrl en cin<lad, rodeando las plazas, reco-
rriendo la.,; forias, cscndriñando los almacenes, revolviendo
las mercaderías ele cada uno; y n.hrÍH piezas y piezas de
tela, que la apreciáis con la mano, la acercáis a los ojos
y la HJirá.is eoutra la luz d('\1 sol, para no comprar la que
os parezca grosera o ele mal color; decid me: i es eRto san-
ta simplicidad o lo hacéis con- intención I!Jenos bueaa ~
En fin, cuaudo, con iJJÜacción de la regla y dejando lns
telns comunes qt1e o~ presenta11, escogéis con exquisito gus-
to lo qne hay do m:is rnro y, por consigliiente, de inás

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234

caro, i lo har6is inndvcrtidamente o por cálculo 7- La ver-


rlad es que los vicios exteriores proceden del tesoro oculto
en el c<1razóu. Un corar.ón vano impritHc a nuestro cner-
po cierto airo de vn.nidnd, y la ~uperOuida1l en las cosas
exteriores, indica la vanirl.1d de nuestros seut.illliE>ntos ÍHti-
nw~. La molicie en el vestido denota la molicie del co-
razón; pneH uo se cnidaría tanto de adornar el cuerpo, Ri
antes 110 ~e hubiera descuidado el omato del alma con l11s
virtudes".

No puede nadie u legar q Lle las ohms 1le Ran Bernar-


do, como eRt:Ín en latín, no son leí1ln.s ni 101ntendidas sino
por los erudito~, los cuales son pollo~; pne~ las obras de
Han fleruarclo Lan sido tradneitlns al franctÍH, idioma, cuyo
conocimiento se hulla muy vulgarizarlo en el mnndo.

Dos tnvlnccioneH francesno hay de la,; obras de San


Bernardo, una con el texto laLÍ!JO, y otra solamente en
francés.

Además los priucipales cnpítuloR de In Apolo,qía ~e


hallnn reproducidos en h1R Vidas de flan Bernardo pnbli-
cadaR en francé>l por llalhisbonne y por Uhevalier. ]ja
vida de Sm1 Bllrm1rtlo escrita por R.athisbonne hace al·
gnnos años que fué tradncitla al cm;tcllano. - N o ~e ha
de confundir nnnca la honra de la R.eligión Católica con
las comodidadeR pnramcn te tern porales de ~los religiosos, ni
los intereses Ra•rrados de la Hanta Iglesia con la relajación
de los convent;,~. ~

Melchor Cano

l\fL,roce ser citado en apoyo de nneslra doct.rina wbro


la rectitud que dobe tener el hiHtoriarlor católico, el juicio
que el celebérrimo teólo~-io español, Fray Mclchor Uuno, reli-
gioso de la Orden du Sauto Domingo, formaba de ci~'rttu; his-

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235

torias eclesiásticas y vidas de Rantos. En sn magiRtral obra


sobre los Lngnrl's 'l'oulúgicos: De Locis Theologici.s, trata
exlensttmr-nt.o ,¡e lns pnwbtts, lJUl', pnra dmno~trar la ver-
dad !le. lo~ dogmas reveladoo, ~e pueden sacar del testimo-
nitJ de loR ltiRtoriadore~, y expone las leyes o condiciones
de la narración hi~tóriea.

Está Lliscnrriendo acerca de In prillll'J'a ley o condición


de credibilidad en la narraciórr histórica, que es la pr(lbi-
dad y la iutPgridad moral do los historiadorc8, y hace las
RiguielltCR reJlflXÍOJleS.

Hace aulcm pl'im~t lex in pl'Oftlnis q.uoquo nuctoribus


locum hnbet. (~naedn.m cnitu .Tuliu,~ OaesM, qnnedam Sue-
tonius, qnamlam Cornclius Taci tnR, q Llncclam Plutarehns,
qnaednm Plinius mrrnnt. qnae auctores ipsi pnrtim ncnlis
aspcxcnmt, pnrtim tlCCAperuut. ab ii~ qni ea praesent.es ns-
pcxemnt. ln hisco vero nnctoribns, tam etsi pietntem ab-
solntnqne virt.nlis ollicia spectnre 11011 licet. licet tarneu
prohit.atem qunmunm bonit.at.etllqtte natnme. Quidam e11im
eorum ant veritatis atum'e inllucti, nnt iugcnui pntloris ve-
recunrlia nsqne adco u metHlacio abnuorunt ut jam pru-
rlendnm fortas~epit, · histnricos ge.tJlium qnosdnm verntiores
t't1stre, qnam nostrns. Dulentut· hoc dico potius, qnarn con·
tumeliose: multo a Laertio Feverius viLns philosophurnm
scriptas, quam a chri:o<t.innis vitns ~auetOl'll111: longequc incor-
ruptis l'L integris 1-lrH•tonintu re' cacsnnmt exposui~se, qumn
exposneriut c:d.lwliei, JlOll re~ dieo i mperat.omm, sed martyrmn,
virginum, et couf(,~sOl'um. llli enim inprobis ant philowpbis,
aut principibus, nec vitia, une Hn~:piciones vitiorum ta.cent:
in improbiR voro etiunt colores virtntmn prodnnt.. Nostri
autem plerique vul all'ectibns in8ervinnt vel de industria
qnoque ita multa confin,gnnt, nt corum me niminnn non
wlum pndcat sed Ptiarn qllL'at. IIos enirn intelligo EecleKiac
Oltri~ti cum nihil utilitatis nttuJi,se, t.uu1 inconnnodationis
plurimtllt ........ , . , ..... ~ ................... .

Certnm Pst. autetn qni ticte et fallnciter lti~toriam ecclo-


siasticam scribunt, eos vivos bonos atqtle sinceros esse non

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2::\6

possc, totamque eornm narrationem inventam essc aut ad


quneRtum, ant arl errorem, qnornm altlll'um facdum est, al·
ternm ·pcmiciosnJu. .T nstissima est Ludovici ( 25) quaerclla
de historiis qnihu~dám in J1Jcclcsia coutictiH. Prudenter ille
sane ac graviter eos argnit, qui pietatis loco duxcrint, men-
dacia pt·o religione fingere. ld quod et maxime periculo-
surn est, et minimc neceHsarium .................... .

Sed dum qnillam affectu ~na nimium indulgent, et ea


scribnnt, quae auinms scribentiH dictat, non vcritas, tales di-
vos quandoque nobis exiheut, quales divi ipsi, etsi possent,
eHse tamen noluisRent ............................. .

¡, Illud iten1 qua m ridicu lmu1 Diabplum Dontinico Fa-


tri nostro semcl oHtrepenlcm, a divo csse coactum ut lu-
cernam hnberet in mauibns quuad illa nbsumpta non mo-
lestiam solnm, ~ed incredibilem dolorem etiam afferot .....

Non autem docobat, veras snnct.orum res gestas falsis


et comme.ntitiis fahulis contmuinari ..... .

Ecclcsiae igitur Christi hi vehcmenter ir~commodant, qui


res di vorum praoelare gestas non se pntunt egregie cxposi-
turos, uisi ens fietis Hf, revolationibuH, et miraculis atlor-
uariut ......... , ............................... .

Qui antem res hmmums a divi qtWI'lllll l1istorias seri-


hcndas HlllllllllliÜ, alienas J'ore censt\llt, bi di VOS Ípsos 118
hominos qniclem fuissc vitlmJ!JJl' ereclerr. Quanto sapientius
J:<]vangelistae fitciunt, qni vel in ipso A post.oli~, q uorum flra-
mus vitae totius exmnplum hahituri, noc affeetus nntume
imbecilliorcs, nec casus otiam gruviores dissimulaut ...... .

De Locis theologiciR. (Libro undécimo, cavítulo sexto).

( 2ri) Da tmtl0n. tlisuipliu. lib. !J.

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237

Melchor Cano. - (DE LOS LUGAltES TEOLomoos)

'l'H.ADIJCC!ON

E~taprimera ley se ha de aplicar también a los au-


tore~ profnnos, cPmo Julio César, Ruetonio, Cornelio Tácito,
Plutarco, Plinio, qnienes narran los sucesos ya presenciados
por ello~ mismos, yu oídos de testigos oculares; pues, de
estos autores, aunque no se ha do exigir piedafl y mani-
festaciones de estricta virtud, con todo, ;<e ha de esperar
probidad y cierta bondad natural. Y, en efecto, varios de
ellos, guiados por el amor do la verdad o e~timnlados por
ingenuo pundonor, aborrecieron tanto la mentim qne, deba
aun~o nvergonzamos, el que entre los historiadores pnganos
haya habid-o quienes fueran más veraces que algunos de los
nuestros. Así, (lo afirmo con dolor y no contumeliosamcn-
te) : las vidas de los filósofos fueron escritas por Laercio
eon mucha mayor Hovcridad que las vidas de los Rantos,
por cristianos; y Suetouio expuso los hechos de los Césares
eon exactitud e intrgridarl mayor que aquella con que los
católico~ han narrndo, 110 digo las vidas de l(ls emperadores,
~ino de los lllÚrtires, de las vírgenes y de los conf'ewres.
Ellos no callan los vicios ni las oospecbas de vieio en los
hombres probos, en los filósofos o en los príncipes; y, vi-
ceversa, en la vida de los malos consignan hasta las apa-
riencias de virtud: mientras que varios de los nuestros, o
escriben bajo el inflnjo de la pasión, o de propósito in-
ventan tales cosas, que - a decir verdad - no sólo me
sonrojan, pero que we disgustau. Eotos, pues, según mi .
opiuiúu, lejos ele hacer algún bien a la Iglesia de Ori~to,
le han causado muchísimos sinsalJo¡·es ................ .

'J'am bién es cierto que no plleden ser horn brer, buenos


y sinceros qnienes escriben la historia ecle~iií,;t.ica, de nna
manera ficticitt y engañosn ; y ~e puede n~egnrar que toda
su nanación ha sido ting·ida o por luci'O o por error, de
lo cnal lo primero es vií y lo segundo pcruicioso. Es, por

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


2H8

tanto, rnny jnst:t la qneja de Luis Vives ( Dt• tri!. disc.,


lib. ;) ). contra algunas historias cmnpucstas en la Iglesia;
pues él reprocha con prudente severidad a lo~ que, so pre-
texto de piedad w empeiian en forjar mentiras, dizque en
favor de In Religión, lo cnal e~ peligrosíRinro y abwluta-
mentc inútil .................................... .

Además, algunos, dando demasiada soltura a ~us afec-


tos, y escrihiendo no lo qne dicta la verLlad, sino &ns sen--
tirnient.oR, nos presnntan a veces ,.m.ntos tale~, qne ni ellos
mismos, aun cuando lo pu<lieran, hahrí:tn querido SPI' ena-
les no~ lo~ describen. _ . . . . . . .................. .

Fue,, ¡, rro ~er:í. ridíeulo, que el diablo, empciindo una


voz err pm-t.urbnr con sns rnicloR a nne~tro Padre Domingo,
haya sido obligado por el 8anto n ,;ostener en la~ mnl\OR
lliiU vela, para que éstn, al eoJISIIIllir~c, no sólo le cansara
molestia, Hino tambi(,n dolores increíble~ 7 ..•..••.•.....

Es locierto que no convenía rles\n~tnir los hechos


~'erdadenm de lo~ ~auto~, con fal~edatlus e in ven tos f;d)ll-
\osos ............ , .... , ................... .

Así di~guslan sohremanera a la TgleP.ia de Cristo quienes


cr·een no exponer debirlamente los hec\ros preclaros do los
santos, si 110 los adormtll corr circmrstnncinH fingidus, oou
revelaeioncs y milagro~ ........................... .

Y !oH qne juzgan qlir. la~ cmm~ humanas Jcsdiccn de


la santidad ele los homhn~s, cuyas historias eHcribcn, pare-
e(\ que no creen que lo~ s;ullos han ~i<lo vertlmlcranre11ic
hombres. Cuánto más s:1binmente proceden los l'Jvangelistas,
quienes no diRinrulnn ni e11 los mi~mos A p6~t.olus los afec-
tos naturales nr:í.s desntirrados, o l<lH cnídaH wás gnrves, a
pesar de flLHl é8tos debían ser los dechados de toda lll!Cil·
tra vida.

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23!1

El Señor Herrera y su Juicio Crítíco

El Dr. Don Pablo Herrera conocía o no conocía bien


el manuscrito original de la Madre J un na tle la Cruz: si
lo conocía bien, sabía Hiu duda, todo lo que la religiosn,
refiere acerca del estado de la observancia en el mona~tc­
rio: si no lo habLt leído todo con paciencia, ¡,por qné no
so aplicaba a sí mismo las lecciones de orítica histórica,
que respecto del e~tndio de los documento~ a,ntiguos me da-
ba a mí tan mag!~tralmeute 'l

]1jl nutnuscrito de b célebre monja rle Srtnta Catalina


¡,era antógrafo '!... . . . t Era todo él, autógrafo, de puño y
letra tle la religiosa 1 ¡, EstarÍ11 ta.l ve7. interpolado 7 ...... .
¡, Qu(: partes eriw nntógrafas '! t Cuáles serían inteqwlauns ~

El wanuwrito, ¡,se consL\t'Va íntL•gro '!. . . . . . . Si estaba


mntilndo, t cuándo fué mntilado? quién lo mutiló 1 ¡,por qué
motivo~....... ¡, Qné contenía la p¡~rte mntihHla ·~ ...... .

Hemos oído asegurar que el mannscrito está mutilado


adrede: ¡,será cierto esto '!

Se nos ha referido también que el Reverendo Padre


Fr. Francisco Les~Pianes, cuando el manuscrito se conser-
vaba todavía íntegro, sacó LUla copia de él, a8imi~mo íu-
tegm : esta copia existía hast.a el año de 1894 : flespuós
desapareció, sin que ha~ta ahora se descubra qué se ltizo
de ella. ¡, Por qué se COI1881'Varía la copia del ·Padre Les-
Planes hasta 18U4 ~ i Por qné desaparecería precisamente
después de la publicación del 'l'omo cuarto de la Historia
general de la República del Ecuador'!.... . . . ¡ Qné coinci-
dencia esa tan curiosa! ! !

El manuscrito original dizque se conse1·vuba intacto hns-


ta cuaudo ~alió a luz el tan combatido 'Tomo cuarto: la
mutilacióu se verifica deHpués. ¡Otra coincidencia muy cu-
riosa ! ! ! ... : . . . t BJn cúyas ma11os estaba · el manuscrito '1

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241

de los dos historiadores ha couvertido la narramon histó-


rica en panegírieo: lejos de eso, han referido, con llane:ws,
cosas que no son rle niuguna manera hnuahlus; y no Je
frailes oscnros de una pohre coluuia c,;¡müola de América,
sino de Papas y de varones celebérrinws.

Du la obra de Pa~t.or se h;l empe:>.atlo a editar en


Barc<dona 11nrt tradnr.eión eastellana, heeha directamente del
alomÍln, P"l' el Padre P.amún Ruiz Amado, de la Compa-
ñía dt~ ,} <·sú~, el CIJa!, en el 'l'omo priHHlro ha reproducido
ni opÍI~;nnlo de otro J esnít.a, el Padre Portillo, wbre la
man<,ra do eHcribir la hi,;toria, ~in dc,;viarse del recto eri-
krio J¡j,;tórico.

1<11 opú~cnlo rlel Pa<lre Ptlrtillo ~e publicó primero en


la not;thlo rcvi,;ta titulada RazÓ11 y Fé, qno rcdtwtau en
Madrid loH Padres Je~nít.ns españole': p,J t.ítnlo oel opúscu-
1o <·~ : !;o divi11o '1/ lo luwza1w en la lfistoJ'Úl. - A d viért.n-
RI\ c¡tt.l ol P;tdrr, ' Purtillo ~tl rulicrc ¡)l'incipalmente a la
][j,¡,.,ria (i;d<J8Íá~tica: nuc,;tm "Ilistot·itl Geneml de la Re-
pí!'Jii,•a <lr1l l~0uadot·" es obrn. de historia. profaua.

Cotno b\11\.o la traLluccióu castellana de la obra de Lu-


dtJvico l.'n~tor, comr1 la
l~eviRt.a r:.az(¡u y Fó sou rnny co-
n:>~>irlaH on e~\.;t cindtul,
jt<zg-o inútil extenderme más en la
expoHiuiún y dol'en,;a de mi criterio histórico.

LunovJCo PASTOl~.- IIi~toria de los Papas en la


época del Rcnneimiento.- Volumen I . - Barcelona. -1!)10.

RL\lóOl>l Y Ji'g. -- Tomo vtg~'smw segnnrlo y vigésimo


tercct·o: afio oeta.vo y año nono. - HJOS y 1UOU.

Quito, 1911.

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242

El Padre Víllada

Su Ol'INION

T,a cuesí.ión relativa a lo qne leR es lícito u los his-


toriadoreR re~pecto de los crímenes rle los !Huertos, lm sido
tratada tatnbién por el Padr~e Villada, en sus Caso.s de
Conciencia (Tomo segnndo. C uso séptimo).- gste teólogo,
contem¡Jnrnnco nnest1·n, distingue In., do.,; clnseN de crÍHJelJeS:
lo~ enteramente ocultoR y los pnhlicoR: en éstos toma en
cuenta lu~ dos uwneras de lliihlicidad, y expone lnego lu
oprmon de Lngo y la de los ot.ro;; tcólogoR, que euseñan
qne a los historiadorl'S les es lícit.o, en cnauto a la narra-
ción dt~ los hechos ocultos, algo rnás que a todos los cre-
yentes: exprrRa el gmdo dB cmtidumbru moral do cada una
de la:> dos opinio11es; y, 1mtes de re~olver el caso práctico,
sienta primero principioH gcmAralcs. Uno de éstos es: que
hay ca~;os en los cuales, sin faltar ni contra la justicia ni
contru In caridad, e~ lícito revelar los crímenes de los pró-
jimo~, a ~abcr, cntu1Clo la mani festución de ~emPjnnte~ críme-
nes ocultors es Bccesn1ia para e.\ bien geJteral de la :;ociPdad:
esto propitirueule no ~e refiere Rólo a la narración histórica,
pnes el antor trata de la~ obligaeiones que la moral cris-
tiana impone u los periorlist.us católicos.

Hablando de los pecados públicos ya olviclndos, hace


la advertencia f;igniente: No se han de considerar como
pecados públicos ~epLllLadoH yn. en el olvido, aquellos hechos
que constan por documfmtos antént.ico~ con~crvados en los
archi voR. tlcgún esto, ¡,en q né quedan las acn:;nciones con-
tra mí y contra mi Hi.8lrJ1'ia Gena1"al de la He¡níblica del
Ecuadm·?

Oasus conscientlae. -- Partn segunda. Bruselas, 1885.

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243

San Felipe de Nerí y Baronio

Pnrn 1mbcr la parte qne San F~lipfl N rri tuvo l'll la


compo~u:ton y en la publieaeióu tlo lo~ Anal~s Eclesidsticos
de l!aronio, puc:dc cnnsnlt.nr~;c In vida del Santo, escrita ¡)(lr
el C•lr<l('llal Ua ]l<'Cfllatro. Arw!1i:•po de CJnpnn., tradueida ya
en enHtcllnno (Libro tercero, capítulo quinto. Hau Felipe y
Baronio ).·-- 'l'omaretnos c.lo esta misma obra del Carde11al
Cn¡w<:<·l:tlr" dos citt~s, qne hacen mucho a unestro propósito.

Hé :•qní In una: es la manAra cómo juzgaba Han Fe-


lipe N <'ri qne debía escril.Jirde la hi~toria' eelc~iúst.iea. "Aco-
" tn¡·.\it~ndo Felipe la cmpre~:n rle combntir, a sn modo, las
"d<H:Irinn~ heréticaR, e~eo~i6 part.ienlarmt>llle el munpo de
"l:l ltiHI:nria ede~iií.-<tica, el cual, bien uolllprcttdido, e~ vaH-
" \Íci ttto y abraza dcntt·u de él la teología y la erudición.
"()¡ti:<o ¡:] Santo qtJR la hiRtoria., narmdn eo11 verdad y Ji-
" h<:t·ind r;rnnde, y eon,;iderada t.arnbién eon la verdadera
"lttz do (lila, ~irviera principalrnente de apología elocuente
"dnl e:ttoliciKntu. Para eonRegnir est.e fin, creía San Felipe
"qtt•l no ern. lli'CeHnrio negar los yerros y la~ culpas de
·' 1"" pn pns o do los obispos, pues ba8taba con iluminar la
"hi,toria de lt\ I).desia eotl la lnr. de la Divint~ Providencia,
"qttcl In lwrmosr,~, la mltloblecP y la rolaciom1 con Dios".
F!n,;ta nqní o! Uanloual Oapecelatro, en su Vida de San
F, lipe do Nen:.

Ahora bie11 : vo he teni1lo de ht hiRtoria la mi~nH\ idea


qne Sau Felipe l'r eri; luego, tnis enei!Jigos, condenándome
a mí, condBJJau también conmigo a Ran Felipe; o nos de-
jan en paz n los dos. Si me ec.hr\n a mí a la hoguera,
écltAnme con Hnn Felipr., porqne ni ol Santo ni yo hemos
creíuo qtw, p:1m honra de la Ig·le~iu, convenía callar los
pecados de los Pap8.~ y de lo:; prelndos: i con cuáles pe-
cados perderín rn~R la lgleHia '! ~Con los de un Papa o
con los do un fraile '1..... Han Felipe Neri no qneríu que.
se callnmn los peeaclos de lo~ Pnpns; voR, ¡, qneréis qne en

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


244

una hiHtol'ia profana se callen ]u~ crímeuos públicos de los


fraile.~~

El otro pasaje os la excl~1mneión qne Nanta Catalina


de R.icci hacía, eonBidernnJo In ~ituución moml del clel'o
romano e11 ~u tiempo: <lirigiémhJSC a Nuestt·o Seflor Jesu-
cristo, exclamaba la Santa a~í: " Esposo mío, te recomiendo
toda tu Iglesia. ¡Oh! ¡ e.n<Ínt.os Jmlns hay e11 tu Iglesia! .... .
¡Oh! ...... ¡ Olt!...... ¡Oh!.. . . . . Mejot· eR callar ..... .
Reformn, Señor, refonua n tu Iglesia, la mm\ bien ves
que ya no tiene fomw de Iglesjn . . . . . Y esa pohre ciu-
dad tlc H.oma. ¡Cuántos pecados :se cometen ahí! ....... .
¡Oh, cómo vive11 allí! ...... ¡Qué ce~uera!... . . . ¡ Onií.nta
ignorancia!".

Así exclam:.ba 1:1 Ranta y no ¡1or eso dnjó de ser


Hanta: erlt monja y monja Llominicana. ¡,Habrá palahra8
mií.s ponderativas qtte ést.'l~, con que Santa Catalina deplo-
ra la corrupción qLte en el er;tado ecleHin~tico 1t,1hín en Rn
tiempo'! ...... La f-\nnta, o eHta ba engaiiada o veía la rea-
lidad de las cosas, no hay merlio.

i Qué diremo~ de l:t Historia, qne de Smt PeJro Da-


miano y de su siglo o.;cribió el ruiHmo Cardenal Oapecefa.
tro '?· Como en ella el Oanlcnnl narra lenlmcnte la vcrtlad,
y no oculta crímenes ni rle Papas ni de Ohispos ni do
relio·iosoR, la obra dtd Cat·r1enal, segúu la junta de teólo.ros
de "'Quito, drhía ser proltibidn. e • ,.,

Defensa· N ccesaría

Entt·e los muchos enentigos grntuitos, que Dios ha per-


lnitido que yo tenga, nin~uno ha sido tan encaruizado con-
tra mí, como el Tlu~trísimo y ReverendíKimo Señor Doctor
Don Pedro Schumlt.clHlr, di¡plÍsim o Obispo de Porto viejo. -
El Señor Schumacltet· era alem(ttt de nacimiento, y perle-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


245

neció a la Congregación de los Sacerdotes de la Misión,


conocidos ordinariamente con el nombro de LazariRtas. Me
be examinado esernpnlo~amente, y mi conciencia 110 me
remuerde de haberle dado nnnen. n. este Ilustrísimo Señor
Obispo ni el más levt3 motivo justo, para que me aborre-
ciera con ol odio !.t~mtz, con que me aborreció y procuró
cunsannc dnño.

No tlscri!Jo yo estas líneas, porque tenga venganza con-


tra Hn Sciloría llu~tríHima.: no la tengo ahora, tli uunca
l:t ho tenido, aunque por cnn§a del Señor Obi~po, he padeci-
do mnciJÍsimo durante casi veinte filio~, y coutiniío todavía
padeciendo: si ahora he tomado la pluma para. escribir
OH(;as páginas, bu ,;ido más que obligndo, eomtrefiido por
In nenesidad de procurar dmwanecer algnnas de las graves
ca}nmninR qne e_l Ilustrí,imo Seüor O}li.~po divulgó, contra
1111: e:; as calumum~ fneron graves, gnt VI~Hnu~; las tu as gra-
vos c¡ne se me podían levnut.ar; porque el Iln~trísimo Señor
Hchnmaeher me quitó la bonru, c¡ne vale m(¡.R que la vitla:
ntc calificó de liberal y de frallcrnasón, anebatítmlowe así
lo mÍl.s preeio~o qnc ptlede tener nn católico, que es la
pnn:7.a de w fé, en q nu finca sn mayor bonra: yo era
sacerdote, yo ocnpaba la tercera rle i11H DignirlarleH de la
Arqnitlióccsis, yo era Arcediano cl13 la Catedral Metropolita-
na do Qnito, cuando el Seiior Obispo me calumnió. Si el
Señor Hchumacher me hubiera nrrehatndo la vida, rliíudome
ven!'no, me habría hecho un g-ru11 111al: me nrrebat.ó la
homn, qne valtJ m6s c¡ne la vida; n1e arrebató la honra
calumniiíntlome Pll cuanto a In pnreza de mi fé; y aRÍ
atosigó pnm simnpre mi vida! Ila.ll pa:-lado ya ca~i veinte
altoR, y hoy lodavíu la n~lunmia del Reilor Obispo amarga
mi alma: fácil es, muy fúcil, ca.lnmniar; pero la calumnia
sobrevive al calumniunt.e!

Qnisiera no escribir estas p_úginas; pero me veo obligado


a defm1<lerme: un sacerdote de mm de la~ diócesis sufragá-
neaR, apoyado etl las calumuias que. el llust.rísiltlo Seiior Scbu-
macher eHtat<•pÓ contra mí, vnelve a herirme, dándotlle los
calificativos miís injnrioso~, que podía darme, La f;alumnia,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


246

qne levantó contra mi honra el Hei'ior Obispo, vivo toda-


vía: t.odavía con esa arma so me him·e a mansalva, lla-
mándome hereje, radical, francniaHÓn, "como me llamó el
santo Obispo de Porto viejo".

ljjl Ilustrísimo Reilnr Hchnmnchcr, en la earta que le


dirigió al Reverendo Padre Fray Reginaldo Dnranti, y que
6ste insBrtó en el folleto, lttlü, f'l nüo de 18D4, publicó
hquí en Quito contm mí, con el título de la Ve1'acidad
Ilistó?·ira, nHA!!lii'U qne Hu Seiluría Ilust.ríRilnt\ no había leí-
do el Tomo '' cwu·to de mi liiSTOTH A GJJlNEHAL m·~ J,A
H.ErUBI.IOA DEL ~JOUADOR: dice que solamente lo había
hojeado, lo que cqnivalc a eonfesar qne había pasado la
vista, y eso rápidamonte por las página~ del libro; y, a
peRnr de no haber leído todo entero, Su E-leñaría Ilustrísima
lo contlenó como libro malo, como libro anticntólioo.

El Ilustrísimo Señor Hchumacher no era 'mi Prelado,


y, porr¡ne no em mi Prelr1do, 110 era ni podía ~cr mi
juez:. por tanto, el voto del i:le.iior Obispo en la cne;;tión
aeerca de la ortodoxia de mi Hli:l'l'OH.JA, sólo tenía el valor
de una opinión particnlar, y no era ni podía ser una
sentencia.

Mas, quiero suponer r¡no el Seilor RcbumacLer baya


sido llli jnez, y que Rn opinión hnya sido nn fallo, y pre-
gnBto, ¡,era 1111 rallo ju~to?..... La cen~nra para la 0011-
denación <lo libro~ no erJ arbitraria: los oen:;ores dehe11 leer
y exnmizml' los libro-;, mzjutAndose a la~ reglns prescritas
por Bene<lieto XIV en su Dnla SoUicita ar: provúla. en la
cual se les ma11da QUE LRAN DILIGENTE\IEN'fl'J TODA LA
oJmA, de priucipio a fin, , y que no ~e fijen, para conde-
Bar, en expresiones aisladas, tomadas al acaso de una pá-
giua o de ótra: regla sabia, qlle honra u la Silla Apostólica.

'l'ranscribirté ttqní el texto latiuo de la Regla. cuarta,


según se lee en lrt 11Ltla 8ol1idta ac jJI'ovirla y luego
pondré la tmdncción castelltma. El texto latino es Le!
siguiente:

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247

( 1) "18. IV. Hoc quoque diligenter animadverten-


" dnm monem us, reetnm j uditinm de ve ro auetoris sen su
"fieri posse, nisi omni ex parte illinR líber legatnr, qnaeque
"diversis in locis poBita, et collocatit sunt, in ter se campa-
" rentur; universum praeterea :wctoris consilimn et instit.u-
" tum attonte dispiciatur, neque vero ex una, ve! altera
"propo~iliono a sno contextu divulsa, ve! seorsum ab aliis
"quae in eodem libro continentur cou~idemta et expensa,
"de eo pronnnciandum esso; saepe enim accidit ut quod
"ab anotares in aliqno operis loco perfunctorie aut sub-
" ohscnre traditum ost, ita alio in loco distincto, copiase, ac
"diluoide explicet.uJ', ut offnsae priori , sententiae tenebrae
"quibns in voluta pravi sensus speciem exhibebnt, peritur dis-
" pellantur, omnisque lttbis expers propositio dignoscatur ".

H o aquí la traducción castellana:

"Advertimos también que se ha de tflner muy en cuen-


" ta qne no puede pronunciarse un juicio recto acerca del
"verdadero ~ent.ido de la~ palabras de un autor, Rino cuan-
" do el libro baya sido leído íntegro de principio a fin, y
"cnando se hayan comparado unas con otras las cosas, que
"baya dicho o expresado en diversos lugares: además, se
"ha de investigar atentamente toilo el propósito y fin del
"autor; y aceren del pwpósito y fin del autor no se ha
"de fall~r por una o por otra proposición separada del
"contexto, o considArada y ponderarln sin tener en cuenta
"todas las de la obra: pnes muchas veccR noontece qne lo
"que un autor exprest1 descuidadamente y con obscm·ichld l\11
"un lugar do su ohra, en ótro lo expone con cuidado, co-
" piosa y claramente, de modo que las tiniebla~ que, en-

{1) EDITORTS NO'l'A - POI'lllUit.f¡. ljlliU61U ClTilht in h:tC (,J'a.JlS<ll'ipt.ione in


latino f.lfll'llltHlH f<w~a. od1.H1mt; nrurlino enim dat.um twbi~ fui!; AuctoreE; ab
Ilnstrissimn nr.. H.r'vHrHrHliK~ituu adlllotlnrn Gou~álf'z SLt:'lrez ~.:ita.toH per!Bp;t~re;
qnilms vero mnnuseripti~ in praeHlmti ~~tlir.iono u:-~i suwus, non pnw~i ealami
Jn.p~us Hunt, seu pl'O[H·Ol' wocani<.·i t:'t:l'iptoris inBpt,iam, \'!:'l aliquam IJI'ol'tor
a.Ucuju~ til'uuis iu latino .~enuonr !]HiieienLiaw. -J. A.. G. G.

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248

"volviendo y ofuscando la primera sentencia, le dabn11 un


"cierto a~peeto de porversid:ul, di~ipú.nclo~o del torlo, no pne-
" tic men!JH de encontrarse luego, limpia de toda manchrt de
"orror ". A~í, en estoR té.nnino~, Lim claro~ y tan preeiRoH,
está redactada por el Papa B8uudicto dií~imo euarto la regla
cuarta que deben oh~e.rvar los examinarlores y los censores
de los liuros sometidos al jt1icio do la Sagrada Congregación
del lndice.

EHtns misntn~ regla> se han de observar por todos los


ObiHpos cat6lieos del mundo. Si el Papa debe omplenr tan-
tas medidaR de prudencia, p:trn qne. sus senteneias sean justa~;
los Ohi~ pos, ~ podrán prop.oder !le otro modo'! ¡, tnl vez con
p::tRiÓII '/-

El Il111o. Refíor Schumacher conocírt o no conocía, esta


Bula de Benedicto décimo enarto: Hi la conocía, ¡,por qué
110 se 8ometió n lo en ella m.tndmlo por el Papa'?-

¡,Conoció In Bula'!-¡, Por qué no w sometió a ella 1.....


¡, Por qué la infringió n 8ahiend:.w?

i No couoeía la Hu la 7 .. . • . . . . Todo un Obispo, i có-


nw 110 habítt leído una Bnla, qne se halla impresi.L en to-
ua::; las ediciones del Indice romano de libros prohibidos'! ..
. . . . . . . . Una llula, que todo Obispo cst.á obligado en con-
ciencia a conocer y a observar 011 la pr:íolica, so pena de
ahusar de ~u autoridad si, al conrlenar un libro, prescinde
advertidamente de las reglas que la Rantrt tlede manda te-
ner presente::; en el exmneu de los libros'!

Si el Ilmo. Refíor Schnmacher confiesa qne no había


leído el Tumo cuarto, do principio a fin, ¡,por qné lo con-
denaba 1. . . . . t Pensaba el Sefior ObiRpo, que a Sn Scfioría

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249

Ilustrísima le haRtaba con leer do prisa aqní una expresión,


más allá 6tt·a, para condenar el libro entero y anatemati-
zar al autor, calificiinclolo de nnticnt6lico''l....... La Bula
de Benedicto décimo enarto, .¡,era :wa~o lotm tnnert.a para
Su Sctlorín IluslrÍ8itnu ~

Quiott confieRa 11ue no había leído el Tomo cuarto, ¡,ha-


bría lnírlo los tt·cs tomo" anterinr11s '1. . . . . . . Para conrlenar
el 'l'omo Citarlo, era neeesario, ~egíÍtt Benedicto tlécimo cuar-
to, haber leído detettidameltte tocla la obra.

No quiero narrar aquí loo moti vos· pot· los cuales el


Unto, Hctlot· Sehnmachcr me nborrceía a mí: me limito a
prol;t~otar qne ews motivos eran ittjnstoR. El Ilmo. Señor
Selutntnclwr no era j nez imparcial en aHnntoH míos. - ::\nH
rosontimiontos contra mí no tenían motivo ninguno justo.

l{ocomi~mlo t¡ne ~e lea detenidanwnte la Bnla Sollicita


1u: ¡m)/)ida rle BenedicLo dócimo enarto, y qne, después de
leerla, so diga si el proceder del limo. Seüor t:lchnmacher
contra m(, fué o 110 fné apasionado.

Esta Bula e~t.aba. vigente el año de 1884, como lo es-


tá toda vía ahora.

Qnito, Enmo de 191 ~;.

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APENDICE

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APENDICE ( 1)

Conceptos dd Ilustrísím_o Gonz;ález; Suárez;


sobre la Paz; y la Guerra

Tnt p11:t, AS seiial ue civilizn.eión; la. guerra, de at.raso.


11;1 Hlli v11jo oeupa el último grado An la escala de la vi ua
hiii!IIUIII, oHI.Ú fuera <le la civilización, no In allJU ni la bus-
en ..¡, Uu(d oH la oeu¡w.ción del salvaje?- La guerra, y na-
da lliÍi.H quo la gnerra: las tribm salvajeH no tienen otra
ocu¡uwifHI sino la gnerra, la guel'ra, con la cual íÍnns se des-
trnyoll 11 Ól.raH. ¡,Cuál es el primer electo benéfico Jel cris-
tiani~mo Hohi'O lns tribus salvaje~ 1 El primer efecto benéfico
de la <:onver~ión de las trihns ~alvnjes al eriRtianimw es
la ¡mz nnl.n~ ellaB: convertidas ni crislia11ismo, la gne!'l'lt se
hace iu1 poHihlo. -N owtros, cri~tianos, nosotros, católicos, no·
~otros, qno Sl!guimos la ley del Evungelio, t nos estaremoR,
Hin tt·og-ua <le~tl'llyéndonos úuos a ótror., en guerras civiles '1
t RogninllllOH a. manera de ~alva,jes, oeupándonos sólo en la
guorra '1- C!omo noción crÍ8tiana, ueberíamos Rer muy amon-
tes do la paz. Por esto, yo, cumpliendo con mis ,deberes
do übíBpo, exhorto a todos a a.mat· la paz y a poner los
medioH convoniente~ para que !u paz reine inalterablemente
en nuestra H.npública.

Ya tanln guerra civil nos deshonra ante el mundo ci-


vilizado; ya nn estado casi constante de guerrn:: civil nos
hace aparecer ant.n laR naciones civilizadas, como mny atra-
sados y hasta como hárharos, qne nos odiamos úno~ a ótros.
'J'oda la riqueza do nuestra N aci611 se conw1ne en elemr,n-

( 1) liemos recopilado 011 este Apéndice algnnus rtncllmeutos que, sicu-


lh in(<lil-os, ilemns juzgn•lo ser de iWJJOl'tancia geueml.

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254

to~ bélicos, como ~i almillliisenws en totla clase do comodi-


dades. . Con todo, ha,;tn ahnm . on la misma capital de la
l{epúhlica 110 lmy ni un bneu hospital Sí: el hospital de
Quito es el ruismo qne el Heiim Hantillann, primer Presiden-
te de la Audiencia, leva11t.ó en l51iG, en la entonces pobre
l:olunia es¡mñola. En tre~cit~l\ to:; enarenta aiio~ la higiene
pública, t no habrá dado 1111 ptlRO siqni~ra 1 El PresidPnte
Santilla11a le.1·a1JtÓ el ho;;piL;d real allí dourle o,.;Lá al10ra,
porqne en 15o5 la eiuclad de Qnito se ncabnba ahí; el
hoRpital quednlm, puL's, n nn extrAruo de la eindnd: ¡ahora
est.iÍ en medio de· la cnpit.al! Si lo qne herno.~ gastatlo en
comprar elenrento,.; bélieos lo hubiún1mo~ empleado en cons-
truír un furrnearril, ya habría en el Ecmulor un ferrocarril,
y 110 como r¡uiern, sino ~obre riele~ de oro: ¡ t~uto~ so11 los
millones de Hnere~ empleadOR pur nneotro~ partidos políticns
en elemento~ ¡]p, guerra!- l~n cuanto n elementos de gno-
rra vatl10H n la par con las JJ:teiones europeaH; pero- l'll
otras cosa~, ~dónde nos oncontramo~ '1.... Sí; yo, Obi,.;po,
y p1·eciHamente pot· ser , Obispo, condeno las revoluciones y
maldigo la gnerrn civil: las conrteJJO COJJ todn mi nlm~, y
las mnldigo en nollJ bre de Dios . . . . . . Yo, qnc, en medio
de laK augustas solemnidades del enlto tliviuo, beudigo a
mi pueblo ennt.nndu, despnl:s rlel lriruno angélico, la saln1n-
ci6n de .T esuerist.o resueitudo a ~lw Apóstoles: Pa:c vobis,
la pnz sea eon vooolro~, yo he de predit.:tu· HÍPmpre In paz.
¡La Paz, tan amada tlc Nm'stro Divino Redentor! ...... .
Pax vobis.

Ahora oigamos al Vicario de ,Jesucristo en la tierra.-


¡, qué habrá predicado el Pava 7 ¡,Cuáles habnín sido sus
exhortaciones consbBtcs ·? Por v<mLnra, t !Jltbrií. predicado la
guerra 'l· ~ H alll'á ux hortnclo a la revolttcióu •¡ • • . . • Recor-
de m o~ nosiJtroR, lo:; en.túlic:os, que el I'opn. es para nosotros,
los católicos, 1111 Rey dc:Rt.n)nado, un Hey, euyos cst.ados le
fueron nrrehat.udos nwdinnt.e la fuerza do las armas, y, con
tollo eso, el Pnpn jamiis lrn. acomejado a los católicos la
desobediencia al Gobierno italia11o en todo lo que fuera
ju~to, ni ha excitado a 11adie a In revolueión. Pío Bono y
León décimo t.ercio uo han cegado du protootar eo11tra las

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


2!)5

leyes violat.orias de los derechos de la Iglesia; han vindi-


cado con admirable energía los fueros del pontificado, pero
no han acmJHejndo nunca la re\'Oinción ni uun en defensa
de la Silla Apostólica.

León 1lécirno tc:rcio, contestando al discur8o de felicita-


cwn, qtw, el once ele Abril r!AI nño próximo pnsndo le
dirigió 11! Decano del Sacro Oologio, se exprp,¡;{¡ de e;üa
mannrn, hn¡:il'tlllo alu~ión al Congreso de la Paz, qne P~la­
bn. n•nnido on La Haya: Nuestro prnsamiento ·oolunlw·ia-
·IIWII.ln sr! t>llidve, Seiím· Cardenal, al hedw qne Vos ar:alu.i-is
de Ú/11/r:rtr, luwlw muy deseado pm· .Nos desde autes r¡ue
srl Vlll"i/ir:m·o, y que se ve·rifir.a ¡rrecisam.ente ahora, couw
para ool/solrn· r:on un rayo de lnz bienltechora el ocaso de
este siylo r¡ue eslt.Í a pullto de te1"11ánm·. Haca más ¡•aro
y m.mws Mlll(/1'1:ento el cltoque terrible de las arma8, y yre-
parar as[ el r.au,úno a lliW vida social má& b·anr¡uila, hé
ahí una eln¡n·cs" que 110 7wdní menos de lwcm· brilla¡• f'll
la kislm·ia de la ávdiwciún el nomln·~ del r¡ue tuvo inteli-
rlencia i! valor pu·ra iniciada. Nos, desde uu pn'ncipin,
hemos saludado esn empre.>a cou una voluntad der:idú/a,
muy ¡wopia, en casos semejantes, de ar¡1wl r¡ue ha reábidn
de lo alto el marulam·iento SllfJ?'emo rle promover y de di-
funrlh· r111 la tien·a la SllrJ.Vfl vi·dud riel Nvangelio. .Nos, no
cesuUUJ8 de hacer votos, a .fin de IJUC un pm¡nfsito tan ele-
?Jado ten[Jrt nn resuliado abundante ?J ,r¡enentl. Qfalá haga
el (}ielo 1ftte este ¡n·ime1· pa.1o nos si?·va para que en ade-
lante se licue a cabo el arbit'n:o de resob1e1' los litigios en-
t¡·e las nacionrs, pm· medio de faei'Zas pw·amente mm·ales
y per.ma!iÚ,as.

¿ Qué podrá desea1· la iglesia, mwlre ,Jp las nadonRs?


¿ r¡u!Í podrá r¡11ere1' md.s aPrlientemente la Iglesia, enmniga
de la violen á a y de la san,r¡re? ¡, la I,qlesia qne 110 se ve
sali.~(iH:lza
de lzabe1' cumplido sus sa,qrados ·ritos, süw cua!l-
do mediante la oración lw conJurado el azote de la gllen·a 1

Hemos oído ul Papa y ¡,hay, acaso, otra aspiración


en mí como OlJi~¡w '! - El Papa desea qne los litigios en-

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256

tro las Ilaciones se re~nelvan, elllplmwdn Htilamente mcdioH


moraleR y de pE'r~nn~ión. ¡, Y qur lw qncrido yo?- - El
Papa cnlifica a la guerra. de flagelo. ¡,Y cómo la he ca-
lificado yo~

¡, Cnúl 08 el vr,rdadero pspíritn <le la iglesia '1 Bl espf-


¡·itn de la Iglesia catóhr:a, arwdió el Papa, t'8 espfritu de
lwmawidúd, de dtrlz¡¡ra, d~ conun:rlia, de ca-ridad univer~ul.:
la m.isián de la ~r¡le~i{l, en todo !u mi.1nw que la de Je-
.\1/CI"Ísto, es por .m nalm·ale::a pac(jira 11 prwUicado'l'(t, ¡)()1'-
r¡ue esn misirín t?:enr; por olu'eto 1'1'<'1lflciíioJ· al fto'l!llwe con
Dios. De ahí wu:e la ejicar:in rlel podrw ¡·e!i,qioso para pro-
duf'i·¡• actos de paz ·¡•enladera. eni're los lw·m.hres, uo sola-
·mente en el rlomiu·io de la conr-imw·ia, como lo hur-e iodos
los días, sino tamhirin en el arden pulftico y en el social,
~1:emp1·e a mcdúln de fa 1/iJertad IJIW o~e le rlija pa·ra har:e·l'
sentir su llr:driu. Ace-ión y<w no ha rh;jado de prorlucú· un
rRstdtrtdo ben~(icu pant el orden ¡níblim, cuantas veces hn
intervenido en lo-1 nByocios de es'e mnndu.

A~í se expresó Lnóu décin1o tereio. -.¡, Qné lit> H)síc-


nidn yo 7 ¡,Qué he manrlndo n miH s:wurdot.eR 7 t Q né lw
precli<~ado a mi~ dince.l~noK '1. . . . . La pnz, nn nombre de
la Jgle~ia: la paz, con !u. autoridurl del Evnn~elio!.... LA
CAUSA f)lj] LA l'A:O m; LA 0AI'i3A HE T,A <JlVJLf7,AOlON CHIS ..
'f!ANA; Y TltATIA.JAlt I'On J,A PA!l, ~<;S TRATIA.U.R 1<~;-< PRO
Dlll LA CIVlUíiAUlON On!STIAN 1, eomo lo decÍa el mi~mo
Padre t:lanto, eu la cartn de conter;taciún a w Majestad
Gnillermina, Reina du lo~ Países Bnjo~, el 2D de Mayo del
año próximo pn~arlo, felieitándole por In reunión del Congre-
so de la Pall. -Si trabajar por la paz eo obra muy digna
de ll!t I'apa, ¡, nn lo ~crá tn!Itbiún de nn Obispo culólico 'l

Voy a transcribir aquí !n.R palabt·nA eon qne el mi~mo


Luón décimo tereio exhort.nha u !oR fmnceses, ott la Encí-
clica dirigida a los Obispo8 de aquella tnn culta nación, PI
1G do Febrero de lt\~l2: --y ahora, Nos creemos no sólo
oportuno siuo necesrl1'·io lemwtar de nuevo la voz, para e;v-
hortar más aMncrulameut.e no sólo a los catób:cos sino a

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257

todos los ji·anc~-~es honrados y sensatos, n ;.eelwzm· [¡,Jos de


ellos todo g"rmen dP. disentúnientos político¡;, n fin de cun-
.m,IJ1'ar 8118 fnetzn.l IÍnicmnenle a la pnc¡)ieorirJn de sn pa-
l!·ia. Todos cmn¡nencüm la importando de c.1tr1 pacijir:aci611:
todos hacen 'IJotos por ella, mci's y mds mda rlía. Y, Nos
la desemnos m!Í.\ r¡¡ce nadie, poTr¡ue .1.Vos Teprcsenllmws
en la tie1'·1'a al Dios d~ paz, Nos convidamos, pm· medio de
la prc.\'elllo Encfclicn, a todas fas almas 1'ecfrls, 11 ·lodos los
t.'QJ'ftZOIIl.'S ,r¡,mm·usos, a que nos ayuden a Cl!llSPguú· que la
paz sat estaúfe y fecunda.

/,a lul~--~ia, ,quanlidn de la más verdadera y de la miÍs


l'lnvarlo nocum acen•a. de la 8'•Úe7'll11Írt políiica, pmyue la
lwcn ·¡wni1' de Dios, HA HJ!]PROHADO RIEMPRE LAR
DOC!'l'IUNAS Y HA CONDENADO A LOR HOI\IBRER
H.JiJilf\;LDES A LA A UTOHJDAD LEGI1'l.MA, Y ER'l'O
J\ UN AL 'rH;MPO MiSMO EN QTTE LOR DEPORl1'A-
lWlH DE LA A U'l'OR.lDl\ D ADUSAGAN DE LA AU-
'l'OI¡.IDAD CON'l'RA LA lGLERIA.

Pur consiguúmte, cuando <~stán constituídos ya los ?llll'-


vo8 ;¡ohiernos, que rep1·e8entan la autoridad -imnutflble, no srf-
lu 1~.1 pm·mitúlo w~eplm·los, sin o gue fa aceptacilín es en ese
caso ·reclamada y aun ·impuesta po1· la neces·idad del bien
sor:úrf ![IIC lw cTeado y conse·¡·va esos go(rierno.~. Tanto . más,
c111111to que la ·insw'?'ecá6u ntiza el odio de unos cindada-
110.1' colll1'a. rít1·os, provoca guen·as cú•iles y puede JWeC'Ípitar
a la nacÚÍ¡¡ en el caos de la anarguicr. Y P.ste gTan de-
b.?r dri ¡·espeto ?/ de dependeNcia a los f/obie1'110S constituí-
dos perseuc¡·aní. nc.ienluu; To reclamaren la.s ea;-i_qencias del
bien comdn, po?'ljlie eu la 8ociedatl este úúm e.s, despúés de
Dios, ln ley p1·imm·a !! la 1fltúna.

El Papa se hace cargo 1le un argumento mny pode~'·


roso conLra sn doctrina, y lo rcb;lte ndmimblemente. - El
argumento cousi.~te en que el Gobicmo francés era muy
hostil a la R.eligión y a la Iglesia: León Mcimo tercio lo:
reconoce, lo confiesa y lo dAplnra, pero advierte que es·.
necesario ent.re la Legi~lación y lo~ Podere~ con~t;ituídos ha-
!'í

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258

cer una distinción, y no cm¡fnndir la una cosa coll lu ót rn.


En otros términos, el Ptlpa advierte que huy amo~ dnl pnr-
tidarismo y, sobre todo, del personalismo; haya leye~ hiJO··
nas y ctbsérveme puntualmente, · hé ahí el secreto pnra ni
bienestar social.

tEn qué viene n parar, según In doctriua del Papa,


el derecho de insurreceiúu aprobado y hasta santificado en
cierto folleto dado a luz contra mí, ei1 el cual se ~ostiene
que es lícita y meritoria la revolución contra el Gubiemo
del Ecuador, por ser un gobierno de hecho? t Couque es
lícita la revolución contra un gobiemo de hecho~ ¡,Así,
de una manera tan absolutit, se proclama en NOiiHmE DE
LA RI~LIGION una teoría tan peligrosa •¡ Una vez aceptada
semejante teoría, no habría posibilidad de orden ni de paz
en estas tan turbulentas nacioneH americanas.- Oigamos de
nuevo a León décimo tercio.

El tres de Mayo de 18!)2 contestó Su Rantidad a la


adhesión que, en nombre de todo el Episcopado francés, le
presentaron los Cardenales fmnceses: en Rll contestación ra-
tificó el Papa las ensefiamms dadas antes en la Encíclica,
a la cual protestaban estar firlllernente adheridos los Prela-
dos de Francia. - Los ataques, d1j"o el Papa, Nos bs ha-
himnos p1·ev-isto. Siempre, donde la agitación de los pw·-
t·idos políticos conmueve profundamente los ánimos, corno
acontece ahom en Fmncia, es difícil que todos 1·indan in-
mediatamente a la verdad aquella plena Justicia, a que, no
obstante, la verdad tiene dm·eclw. Jlfas, ¿ po1· esto, Nos lw-
bíamos de callw·?

Precisado nuesll·o obJdo, 1·econocida la necesidad de lr1


unión, ¿cuáles serán los medios para asegurar esta nni1illl

1Vos lo ltab¿·mos ya ·igualmeute expl·icadu, y ·nrm1oN a


repetú·lo ah01·a, a fin de que nadie se engmle en ¡millo lt
lo que .Nos !temo.~ enseñado: ww de los medios do osr·rru-
rar la w1i6n de los catól-icos es aceptm· sÍ/w¡·rrmw¡¡/.¡~ il

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259

co11 aquella lealtod pe1jecta. r¡ue conviene a un cn'stitmo,


el Pode'l' r·ivi!, en la fonna en que, de hecho, e.Tiste.

La ¡·a..z.1ín de esta ar:eptaci!,n ·es prn·que el b·ien conní.n


de la soáedad rlebe prevaler:wr sobre todo otro interés, pues
el bien Nnti.'IÍII es el p1·inci¡n:o r:r·eadrn· .Y el elemento consm·-
vador de la sociedad humana: de donde .se deduce r¡ull
todo b/l.eu 1'i11rladano está obligado a que1'C1' y a procurm·,
a todo ¡.•rncio, el bien comdn de la sociedad.

11 1!/)' 11 ¡mes, cu.ando en u.n a snciedad . ea:ist.e un {'ode1'


conslituülo, r¡ne esta yn f~tncumando, el· wtm·es comun de
la sociml/1.11. ,,,! encnentra vinculado con este Poder, y por
este 1//olh!ll .\1! debe aceptarlo, tal cual es.

POli '1':\N'I'O, EL CHITRRTO URL BIEN en.


SUPH~:nm
MHN Y IH: Li\ '1'Rt\NQUILTn1\D PUBUCA LA. 1\CEP· ~:XH:tE
'I'ACIO~ 111<~ LOS NUEVOS IWBIERNOS, ER'I'AHLECJDOS DE
IH~CHO, IC.J VEZ DE LOS GOBIERNOS AN'l'ERIORES, QUE
UE HIWIIO NO EXlS'l'EN YA. - Así se encuentran snspen-
dúlrts lito~ ¡·a.l)las ordú1at·ias de la trasmúit)n de lo.s pode-
'1'1!.1, y 111111 puede sllcedeT qne con el úempo esas nglas
t¡lled.cn a{){)/idas.

Sea lo que fuere de las trau~(m·maciones exlnwrdina-


¡·ras r¡ue ru:outecen !l/1 la vida de los pueblos, ( cuya.s leyes
sáfo a Dios toca calcnlaT, y al lwmbre aprot•echarse de
las coT/sfcl/elldas), el honor y la co1zciencia 1'eclaman, sea
cuafquiera el estado de las co.sa8, una sub01·dinacidn since-
ra a los gobÚJJ"'/108 constillddos, :IJ esta SI1Úordhwci6n es ne-
cesaria, en nombre d!l aquel dendw soberano, indi.scut1:ble,
inalienable, que se . llama la raz.án del bien social. ¿ Qué
sería del honor, qué de la conciencia, .si al ciudadano le
.fnese lícito sw:r{ficar l. s benefidos de la tmnquilidad p¡[-
blica, a sus mh·as personales y a sus comp1·omisos de
partido?

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260

Después de haber establecido sr5h:drünente en Nllt!Slm


Encíclica esta verdad, JVos hemos fonnnlado la distinc·iún
entre el PODJrJR POLITICO y La LEC18LA CION, y
Nos hdbemos 11WI1~festado que la aceptación del lino no
implica de· n·in,q1Í,n modo la aceptaáón de la Úh·a, en los
puntos en que el le,qisladm·, olvidándoo~e de su deber, .se
ha puesto en opo.siár:n con las leyes de Dios y de ln
Iglesia. Y, m:ten lo búm todos: de.splegm· su actividad y
emplem· su i·¡!fiuencia para lo,q1·ar que los ,r¡obienws cam-
bien en buenas las leyes malas o faltas de sabúün·ía, es
dar pruebas de una adhesión, tan ·inteli!¡tmle como animo.~a
(t la PatTia, siu qne en mw conducta semt'jrmte haya m:
sir¡uient sombra. de ho.stilúlad 11 los poderes encargrulo.Y del
manejo de la cosa pública.

J!Jn el te·¡•·¡·eno reli,r¡1:oso, comp1'endido de este modo, pue-


den y deben estar de ac1uwrlo los pr¡rtidos polít/eM eonserva-
do·res. Pero, LOS JlOMl\'IRR~ QIJE LO SUBORDINAN 'l'ODO
AL TRIUNFO PREVIO DE SU PAR'l'UJU, AUNQUE SE:\ CON
EL PRETEXTO DE QUE SU PARTinO US PAHECE Ef,
MAS 1\PTO PAllA LA DEFI~NSA DE LA f.ELilliON, DAN A
CONOCER CLAR.HTENTR QUI~, PUU U.\I .FUNESTO 'l'RAS-
'l'ORNU DE IDEAS, PREli'JI~REN DE IIECIIO LA POLITICA
QUE DIVIDE, A LA RELWJON f!UE UNE.

i Será posible encontmr ¡mlabras más aco1nodadas a la


situación política uel Ecuador 'l l~os párrafos que acabo de
transcribir, t no parecen egcrilos du propó,,ito para ilustrar a
los ecuatorianos en la época presente'! Ruego a mis sacm·-
dotes que los lean y ruluan a menudo. -

Analicémoslos, para comprenderlos mejor.

t A quiénes exhortaba de est.a ma.nem ol l'npn '/ ¡\


los Obispos y a todos los católicos de IJ'mnein, euyo go-
biemo antes fné moniÍrqnico y ahom e~ rnpulilioaJIII.

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261

t Hal)rá en -Francia partidos políticos~ -Sí: en Fmn-


cb hay mnciJOs piut.idos político~: unos liberales y otros
católicos, y eutre loR mismos católicos existen divisiones de
partido muy prufnntbs: los ntDtmrqnistas sostienen que la
Religión ~e eonservar(L bien, solamente cuando Fruncía deje
de ser república y VLwlva a ser reino: los legitimistas es-
t(Ln porsn:1diclos de qne a cierta familia le pertenece por
rlerechu divino el gobierno de la nación, y mnchoR de ellos
hacen a In ltnligióu solidaria ele los intereses temporales de
osa f',ttllilin.- En el Ecuador, por fortuna, nnestra forma de
gohiurtlo Himplifica .mnclto la mat1era de trasmisió11 del Po-
dot·: tto~ol.ros no tenemos familias Reales ni dinastías des-
pool\Í(IItH; tllteHtro gobiemo e<l popnlar, democrático y alter-
nahlo.- A lti•JilJos la pnz y odiemos ln gnerra civil; en e8o
hart!IHOH una obra muy propia do bucuos católicos. La paz,
la paz, la paz, hé ahí la g"ratJ necesidad del Ecuador; y,
para quo haya paz, es neec~ario qne vuelva a reiuar sobre
noootroil h c:trid,\d oriRtiRmt, lu ft·atcrnidad evttngélica, que
ha sido tlusterrada de ntwst.ros corazoues, desde que el odio
so ha apoderado de ellos, a consecuencia del partidarismo
político.

Haconlolos de la diócesis ele lbltt'rn, V eriemblcs Párro-


cos, vosotros, qne sois mis coopemdores en el ministerio
pustoral, nyndadmc a trabajar por la conservación de la
paz: iustruíd a los fieles en los gmndos deberos de la cn-
ridad, exhortadleR a amar la paz, a amarla de corazón.
rodt·éis recibit• hojas sueltas, periódicos, folletos, escritos
adrede contra mí, y, en realidad ya los habéis recibido;
la diócesis ostÍL inundada clt~ ello~: empero, los esoritores
de esas hojas ~ueltas, dr1 esos periódicos, de ews folletos,
siembran el cisma y pró[)U.gan la divi;,ión entre los fieles.
Hi hay de vems amor a la Iglesia Católica; si, en verdad,
hay celo pot· la Religión, mi voz es b qLie debe oírse,
mi voz la que dcbR aet"tÜu~c. mis in~trucciones las .qutl de-
han seguirse, mis pt·ocPptos los que deben ponerse por obra,
porq ne yo soy el Pastor legítimo, el sucesor de los A pós-
tolos para estl dióceois, cunliada a mi cnidudo por el Vi·
curio de ,J e8ucristo.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


2fi2

ll.atifico una y mil veces cuanto dije y cu:mto escribí en


mis Gm·tas a mi Vicario General: esas cartas son míus;
adrede fas e~cribí yo de 111i propio puño, y jamás rue 1\l'l'll-
pcntiré de llaberlas escrito y mandado publicar: cuanto so
dijere en contm mía, 110 son sino calumnias contra 111Í.
Delante de Dio:; protesto que perdono de corazón a mi.;
calnmniadore~: sí, de todo corazón les perdono.

Yo s?y vue~tro, .legítimo Prelado: el que me desobe-


dece a m1, es msmat.Jco.

T1a autorida.d de lhlmes, citada pltm justificar la in-


vasión colombiana, sirve m:Í.8 bien pam condenarla. - Na-
die respeta más que yo la autorirlad del publicista e~pniiol:
ttdmiro su ciencia y aplatHlo sus libros, tan doctos como
elocuentes. Pero, en cuanto a la cloctrina que Balmes sos-
tiene respecto a los gobiernos de hecho, Balmes no está.
muy acertac1o: yo prefiero la doct.rina do otro publicista
cat.:ílico, ntuclto miL~ proftwdo y mucllo más exacto que
Balmes: ese puLiicisla e~ T:tparelli, euyt~s dcmoslrueiones
l.iouen loclo el nervio indost.ructible de una fórmula nw-
tcmática.

Balmes confuaclió dos cuestiones clistiul.as: la cueHt.ióu


de la legitimidad con la cuestión de la obeclieueiu : a los
gobieruos de hecho se les dei.Je obediencia, siu que el neto
de obedecerles implique reconocimieuto de la legitimidad.
La obediencia se impone eu razón del bieu social.

Tampoco est.Ü\'0 acertado Balmr~ al juzgar la conducta


de lo,; cristianos de los primeros siglos: los cristianos no o\\
rebelaron, porque no pudieron (como se deduce do la doe ..
tt·ina ele Bal111es); sino porque, pudiendo, no quiHierou; y
no quisieron porque no lo~ era lícito querer. l•]stn o~ la
verdad: · ya Grogorio décimo scxt.o la lmbía proci<unlldo el
aiío de 18:32, es deeir antes !Jlle Iblmes publien,n¡ ~l\ (1l.iru
sobre el Proteo~tantismo,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


263

Taparelli aduco en apoyo de su doctrina la conducta.


de los Papas Pío sexto, Pío séptimo y Gregorio décimo
sexto: este último Pontífice aún hizo más que sus predece-
sores, puc~ expidió una Bula, en la cual declaró que la
Ranta Sedo, al lt·atar con los gobiernos de hecho sobre
nsunlos rolativo~ al bien dll la IgleRia, 110 intentaba por
eso decidir nada ou punto a la cneRtiún de la legitimidad.
Los arreglos llevados a cabo por la Santa Sede con los
gobionJoH de hecho, t obligarían en conciencia a los católi-
cos '1- Claro os que les obligarían en conciencia: luego, en
todo lo que sea justo hay obligaeiún de obedecer, en con-
cionciit, a los gobiernos de hecho.

La Sauta Sede trata con los gobiernos de hecho y


arregla con ellos los asuutos relativos al bien de la Iglesia,
¡,por qué 1 ¡,Cuál es el fundamento para una conducta se~
mejante '1- Ningún ótro, sin' dudn, sino la gran máxima
católica de que la Iglesia 110 puede ser nunca solidaria de
los partidos políticos.

Napoleón primero era extranjero para los españoles,' el


gobierno de Napoleón primero era gohiemo de hecho, esta-
blecido por medio de las aJ·ma~, y España tenía monarca
l11gítimo y dinastía hereilitaria: gobierno de hecho SE>rÍa,
pues, ol que con el auxilio de armas extranjeras se esta-
bleciera en Quito: en el Ecuador no hay derechos heredi-
tarios al solio presidencial, ni la República puede ser pa-
trimonio de nadie, En vano se alega, pue~, la autoridad
de Ba.lmo,; para jnstiticar la invasión colombiana.

La invasión colombiana no es invaswn, sino cruzada:


quien tal dice manífie~ta que no tiene cuenta para nada
con la mflt'al, y qne puede llamar obra de caridad al robo
y al asesinato, con tal que los .ladrones y los asesinos ase-
gureu !]Ue, pam robar y pura asesinar, rectificaron prime-
ro su iutenoión, t. Qué sería do la sociedad, si la regla
de la moralidad pudiera cambiar al antojo de las pasio-
nes de bandería'! N o habría ci'Ímen alguno que uo se
justificara, con sólo mudar de no111br~ a lfl~ cosns :· y, ~ sou

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


católieuH lus que p1·upalan por la prun,;n sellJRjau(;oii pl'inni··
pius 7 De una ve7. pnm siempre, téngase bien en(!'ll(]jdo
que con.~en)arlo1' flll <JI gcurulor no es ni puede ser ya Hi-
nónimo de catrJlico: católico es no el que se ~pellicla cntÓ-
Iieo, Hino Rl qne njnsta sn conducta públiea y sn coudncta
privaJa a las reglas de uwral católica en;;eüadns e inculca-
das por la. Santa- Sedo-- Quiero Her claro, c:-ür.górico, explí-
cito, terminante: exponrlré mis iduus, sin rodeo~, sin amlwjes,
sin reticBueius. Confieso que prdiero la conservación de llll
gobierno coustituído, por malo 11ue Een, n la más buena de
las revolneiones: odio las revolueionet>, y sostengo que las
guerraH civileH son nllornintibles. Entre la anarquía. y nn go-
bierno constituido, In elección 110 e:; du<losa.

Hie1upro he condenado la intervención de ~oldados ex-


lnmjeros en nuc~lroH uj6rcit.os, y tnn\'.llO m:ís en nne~t.rns
lropa~ rel'olucionarias: ahora re pmoho y eorHleno, cou Loda
la energía de ltiÍ alma, la in vasiúu colomhi:ma, y vnellio a
protestar co!ÜI't\ ella, como cont.J·n nn crírnen tle lnRtt-morn-
lidatl íntemacional.- }J}; impo~ible He.r indiferente auto lo que
aetualrnentc t:,;l(L Hueeu iemlo. Q llién decidirá n11 :ulelau te de
h IIIOI'alidad i1rtcrnaeional, i. la fnerztt o la ju~tieia 'l... Esa
es alrora la cnest.ión.

gnt.re el Ecuador y Colombia btt habido de,;acnerdos:


a1nbos GohientoB convielllJII en poner término a csus l:uneu-
tuble~ de~a vcnencins y firman 1111 prol\leolo de pn~: a11rbos
Ü<lbiernos deben ~er, pue:<, ayudados en e~a obra venla-
deramente patriótica; obra digna de naciones civili~adaH, pro-
pia de quieucs han considerado las uosas desrle un punl.o
ele viota elevado, amplio, generor>o.

El umnure con qne ~e disfruz:t nna cost\ uo etllllhin


la na.tnraleza moral tle ella: ¡, 110 ~e ilarnú laml.Jió11 i11li11ut ·
ciún annadrt a la sangrienta revolneión de euarl.ul d<·l dir'~
de Abril Lle 1í:>\.J5, verilietltla rm Quito, en la noL,]¡I, 111iÍH
sagrada qne lieue la lglesia ·¡, . . . . l'orqne :lillll':l 11. In g'llll··
rm civil se la ap~llide cl'/l..::wla, i dr'jará dt: Jil'i' 1111 ~:l'iltil'll
de le:;a Patria·¡,, .... 'l'otlu bneu fJGtltltoriauo, !.odo ut:uato-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


26!í

ritlllO honmdo ha de cooperar, pues, ahora, a medida de


su patrioti~rno, a hacer moralmente imposible de hoy en
adelante la gnerra internacional entre Colombia y el Ecua-
dor. t No ostamoH viendo ouáu desolada se encnentm Co-
lombia por la guerra civil 'l ....... Colornhia es República
hermana nuP~tra, Colombia está con~mniéndo~e en guerra
civil, ¡,no hen~os tle desear para Colom!Jia la pa:d t No
hemoH rle lamentar los dosastres de Colombia 'l t No hemos
de auhelar rlíaR bonancibleR para e~a ItepíÍblica, hermana
II!Jestra 'j ... , . , .

¡ Cmzatlil! ¡ Cmr,nrh!...... ¡, [),'ljarÍ!lis de expender ve-


neno, si a la extricnina, a l:t rnortífera extricnina, le mrJ-
dárais el nombre 7. . . . . . El nombre no hace cambiar de
uatnraleza a las cosas: cuando los sal vaj11s en suH fiestas
religiose~s, sentados al amor de la lurnhre, se comen a sus
propios padres, a quiene.~ pot· una rn<tl entendida piedacl
ellos mismos le~ harr dado muerte, ¡,dejan por P.HO 1le ser
ahontinahlo8 7

¡ C ruzar!a! ¡Cruzada! . . . . . . El Gobierno de Colombia


eHtiÍ. trat.anrlo corr el Gobierno rlel Ecnador para poner t(,r-
mino u la guerra y pam hacerla moralrnonte dilícil en
i1delant.e, y, ¡, hemofl de invocat· el nombre ~antísirno rle la
ltoligión, para alzamoR contra la autoridad y ~egnir hacien-
do la guerra, a pesar de los convenios de paz celebrados
entre el Gobierno de Colombia y el Gobierno del Ecnrr.dor '1

¡Cruzada! ¡ Cnrwtla!. . . . . . La guerra de las Cruzadas


es a.;u nto hist6rico demn..;indo corrrplejo: onrrt propiamente
guerras defensivas de In Europa cristiana contrü el Asia
tuahometaua., que muennzalm r.rnbar con las naciones cató-
licas de Occidente: las declaraba la autoridad pontificia, qne
eH la única aut.orirlnd cOtnpetentc para fallar e.tr asnntos rt>-
ligiosos, y oe lrací~n 110 (,litre dos Pacionts aliadas, Rino
errlrc pueblo~ cncmiguo. l~Jutre Colulllbia y el Ecllador hny
!.r:tbtrlo~ de amistad y de paz, y o:;od tratados esL(w vigetr·
tos y esos tratarlo~ 110 hart rddo dc~aucia.dun por triuguno de
lu~ dus Gobienws; y, ¡,se llnma Cruzadn a la iuvar;iórt1 .....

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


2GG

Cuando el Derecho es violauo, 110 prevalece la ju~tiein. ~i11o


la fuerza: la fuerza 110 es la- razú11 de 11iugunn naeióu
civilizad~.

Detengámonos un poco, para resolver algunas dificultade~.

!~1 Gobierno del Ecuador no es legítimo; luego no hay


obliga.ción de obedecerle. - La con~ecuencia eR mala, por-
qne hasta a lo~ Gobiemos de hecho se les tlebe obedicneia
en todo lo que sea justo. En cuanto a legitimidad, hay
r¡ne ser muy discretos en el Eruador; pues, si se niega
la IHgitimidad a un Gobierno, será preciRo negarla a casi
todos los Gobiernos quc hemos tenido desde 1880 hasta ahora.

El bien social e~ el fin de la autoridad: una vez cmls-


tituído el Gohierno, el bieu social exige que se obedezca
a la autoridad en todo lo que fuere justo.- t:'ostener que
no se debe obedecer eu conciencia a la autoridad consti-
tuídn, es predicar la sediciúu y el t.rnstomo del orden pú-
blico: ¡,en qué vendrían a parar la homa, lá. propiedad,
la justicia 7 Hi, acaso, no hnbiera oblig·ación de obedeeer a
la autoridad establecida, ¡, c()mo se podría exigi1· cumplimien-
to en los contmtos 1 i Qué eficacia teudría11 las sentenci11s
judiciales·¡ Un litigante de mala fé, ¡,no ~e aprovecharía
tlel derecho do iu~nrrección para dejar burlada la acción
de la j lt~ticia '1

f:lupongamos que no ilnbiera obligación de obedecer en


conciencia 11 los Gobiernos de hecho ; ¡,se dednciría de nhí
que cm lícita la rebelión? ¡, Qne era permitida la resislcu-
cJa ~ .mano am1nda:, oponi~n(~o 1;. fuerza a la ft~et:za ~ ~· 1-l~·-­
na lwtta la revolucton 1 ¡, Rena llctta In guc1'1'a CJI'll7 ¡,1-\nrta
lícita la destrucción de la República'! Vnestro padrn oH
manda una cosa iujn~ta, ¿cuál es vne;;tro deber 1:11 IHIII
caso'! En ese c:tso estáis ohligados a desobcdoenr a VIII•H-
tro padre; pero de que e~téis oh ligados a desobc<lor 11. vnt~:il.ro
padre, cuando vuestro padre os manda una cos1t iujnHI.u, ¡, Ho
seguirá que tenéis dcrecilo para negarle ahHoliii.II.IIJOIII.o la
obediencia? ¡,os creeríais autorizados para cnl,n·gnr · 1t vues-

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


267

tro padre cu manos de sus propios enemigos, sabiendo que


éstos le quil.aríuu la vida 7

¡Ah! nnuca creí yo qne se buscara con tanto empeño


la de.9tmccióu de la República, la dcsap:lrición de la Putria
como nación independiente ! ..... .

·1. gu qué país clul mundo han destruído los católicos


sn propia Patria, para Ralvar In Religión'! . . . . . . . Abrir
JaN puertas a\ extranjero que viene en SÓII de guerra; aJia.-
111\rJO el camiuo para que iuvach el territorio de la Patria;
timrso do mdillas :wte el soldado extranjero, y rogarle
r¡uo derribe el Gobiemo de la N ación propitt; echar~e pe-
ello por tierra y clamarle que se cligne sitiar la Capital de
la ltepúbiicn., t dónde se lw hecho e~to ell uombre de la
H.nligióu '! ¡,Uuáudo ha hemlccido la Ig·lesia semejante crimen~
¡ Urirrwu eu el cual compi~e la vil1:1uÍa cou la iuseusatez! ....

guorra pucJe considerarse de Jos mauems distintas;


IHI
(lllllH, o e~ guerra internacionnl o eR guerra civil.
Kou dos
naeit~lJ!lH qno comlntten entre ella8, o son ciudadanos de una
mi~ma uaci6n los qn<', dividirloH en facciones, se arman
únos eoutra ótros: P..;tos sosteuicndo al Poder constituído;
uqnólloH procurando derribarlo. La gueJTa, ahora sea ci,•il,
ahom internacional, siempre es UII eastigo divino, y el más
tcniblo de los castigos con que la atlorahltl I'wvidcncia tle
DioK puodB n[]igil· a los mortales.

La guerra viene siempre acompaiiada tle uu cortejo


imtnmerabln de males y de plagas de toda especie: trae
en pos tle sí el !Jambre, la pobrt>Ztl, la vimloz, la hurfandad,
b miset·ia p6hlica; eR causa de odios y de abot'l'ecimien-
tus implacables; es ocasi6n de mnchísimoH pecado~, graves
y oscaudnlosos, que se con¡cten sin remordimiento ninguno,
empleando a sabiendas los lliedios má8 inmorales para ven-
cer : en la guerra se ahnyeut.a la verdad y se persigue a
la caridad. La guerra es n1iíB terrible que los terremotos,
y m á:> funesta que el incendio ; la ~uerru h¡¡co en pocas

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


268

l1ornH más víctimas que la peste más mortífera y más de-


soladora; los desastrosos efectos de la gnerra en lo econó-
tnic,l y en lo civil son ca~i siAmpre de todo pnnt.o irrApa-
rahles: par·alir,a el comercio y atrae la ruina ele las mejores
fortmw~.

Para defender la gnerra, se h:m aducido loR resultado~


benéficos qnc con la guerra w hn n a len nza.du en di versus
tiempo~; pero, Pso es confundir laR cosas, para oscurecer
las ideas. Las Cruz;adaH su aducen como nn ejemplo para
_j ustiticar la gnena: c~e rjcmplo no es a propósito para
_justificar una gnerra eivil rn el I~Jcnaclor, ni mcrtos pa-
~·a excusar mm gnerm inl.ernaeioual entre dos Repúblicas
:.lntoricanns. CnesLiiíu rnny compleja es la do las Cruzadas,
y nadu apli~ahiA a la l:poca pr·esonte err la Aml:rica latina;
_lo mismo la eue~t.ión do la conquisbt del Nuevo Mundo
jJOr los e~pariole~: :ulncir c~to~ ej~rnplos hiHtóricos para san-
t.ificar con elloR rruestruR lnchus · fratriciflas y, sobre todo,
Ja invasi6u Clllornhiana, es lo que propiamente w llama
declamar.

Oinco n,¡jo~ rlfl rlonrirr>~ci6n cuonln recién en d Bcuaclor


el partido ll:mudo libern,l: oirrco añuti de urr:t no interrum-
pida guerra civil. VoRotros decís, y con sobra de razón,
• ~1ne todos los eenat.uriano~ sontotl cntólicos, y, cuando decís
-G_Lte todoH los ucuatoriauos ;;orno~ oatólicoA, decís una verdad
-:--inrwgable: para justificar la invasión oolumbiaua, alegáis
.....qne la deseáiH prtra quA V('ngau n civíliz,Hno.~, sin duda, los
-.~xtranjeros iuv:lRore,;. Hi lrnn de venir para civilizamos, e~
....claro que, segÚ11 vnestrP, opi11ión, no~otro8, ]oR eenatoriano~<,
- 110 estamos ahora civilizado~, lo que equivale a confPHill'
-=¡ue ol Gobierno crttúlico- consorYador, qne dnrante cuarerrtn
~tüos ha tenido en ;;us marros los lle~tinns del Ecuador, rw
il1a hecho otra cosa que suruirlo en la barbarie. ¡, )\ 'tiJÍ{¡-
~1CS vend!'Íau a civilizar los colornhiano~ '!..... ¡, ¡\ lw> ¡¡.o
fl>eralo~ '! N o: ellos huirían, snldríau del Ecrwr\or.

IJo~ los libmales, ¡, qniénos quedarían crr ul ) 1 ;f~ltndor· '1 ....


.=:I>nes, a los que se qnedaríau en el Ecuador, dl'Hi,lll'l'ltdoH flel

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


269

~jcuador los lilHwnlrR, n esos tendrínu qne civiliznr los sol~


dados co\olllhiano~, venidos del ~ur de Colombia; luego, so-
lamento los oenrüoriano~ une 110 son lihe.nt!e~, esos serían
los un civilimdos, y, ¡, có1~1o los civilizarían los sol<bdos co~
lombianns '?. . . . . . Los civilizarían, ¡,por RÍ mismos 'l ..... .
·i, EmplcnrÍ1111 <m es¡¡ obra a los mi~mos ecuatorianos·¡ .... .
l'~>ro, si estos eran b:1.rhal'os, f, cómo pnd1·ían ser nmustros
de civilizaeión 'l...... Basta do prrgm1Ü\s. Co11fesemos que
nne8tro os¡>ÍrÍ!il de pnrtido es el qno no:' L.u eegudo, y nos
hnce lin.blal' necinmente. La ¡!;llcrrfl, t. no ser[t fu11estn? ¡,No
lrastornnrít lwsta el seJttido común 'l ¿No extinguirá, hnsta
en lns n!nH\S rectas, el amor naciona 1, ese pudor del ciu-
dnclnno, eRe puclor tan ncce~ario '!

V éitsB cómo, de con.,rcnencia en consecnencin, Jo q ne


<lo la inv:t~ión eolombiana reFmlt.n.rÍt< lú~ie:mwnte sena qm\,
hoy por hoy, !'·ll el Ecuador no habría Patria, sino parti-
dos. Hí: Partidos y nn<la más.

Los colomhianoR, ¡, gobcnmrínn aquí con sn Con~titnción'l


Pue,, la actual Üo1.1stitnción de Colombia tiene en punL'o ·a·.
tolerancia civil religio~a una mayor amplit.ull, qne la Oons-
titnci6n liberal c¿tmtoriana uc ltl9G.- En Colombia se tolera
el matrimonio civil, y el Ooneordato colombiano con su
Convenio adicionul es Hin comparación más fitvorable a las
regalías wwionales qne el Conco~·clato ecuatoriano.- Si el
espíritu de partido dí'jara libertad para reflexionar, se pro-
cedería Cll el Ecuador con más. conlnm y patriot.ÍHTllO. e uan-
do nn lGoualoriano se prepara para salir al campo de batalla,
quisiem yo qus, por nn instante, hiciera lo que cuenta Ho-
mero que hizo IIéct.or: ¿, qné hizo el héroe troyano 'l ..... .
Se despidió de su c,;po;;a y <le :;u hijo, que em todavía un
niiio tieruo; entemecido el corazón del guerrero, llorú .....
Ecuatorianos, cunurlo os arméis para la guerra, pam. la gue-
rra civil, deteoeo~ un momento, a solas, en vuestro hog-ur
domé~tico; poned despacio Vl1[l~tros ojos en vuestra eRposa
y en vne8tros hijos; reflexiotmd sobre la snerte futum de
ellos, y dejad que hable librenwnle vne~t.ro eorazóu, vnestro
coraz611 cri.~ti,mo, rtJC'otro corazúu de padre . . . . . Mañana 1

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


270

ese hogar eRtará enlutado, eHa esposa ostnrú. viuda, eRos Hi-
ño~, huél'fímos: i qué será de ella '1 ¡, qné ~eriÍ de ellos '1 .....
fi~l hambre, lu desnudez, el ahandono, acaso la deshomn;
tal vez, la vergiienza '!.. . . . . Todo e~ posible! .... Y, ¡, In.
educación 1 ¡ Lll edncnción crist.ia.nn ! . . . . ¡,Re la darún '1
¡, La recibirán 1

Fijad lnego vnestra mirada en ol fn~il, do que est.iÍ.iH


armados; contad vuestras ciipsulas ..... nna, dos, t.res, .... ,
otros tantos muertos, otras tar!l.as familia~ de~ol:ulns, otros tnll-
tos hogares domésticos entregados n la hor!'andad: ¡, podrt:·i~
vowtros remediar e~e mal inmenso, irn·mediable L . . . A 1 fin,
Iléct.or era pngano, ndoralw al destino y creía en la fata-
lidad del Harla; pero, vosotros, que creéis eu la just.icia. de
Dios, y que adoriíiH a .JE<sucristo..... Al fin, IIéctor odia-
ba a los grillgos y, odiÍ111dolos de mnerte, estnba persuadido
de qne cumplía con un deber religiow; pero vo~otro~, que
profesáis las máximas d11l Santo Evangelio, que nos manda
amar ba~ta a ntwstros prüpio~ enemigos. . . . . Si la guerra
no ha sido ju~ta, i, Qué ser(J de vosot.ros, muriendo en
ella 7..... ¡Cuán difícil es qtle una guerra civil sea justa
delante de Dios!!.... Dios no quiso que David le eclifi-
cara el templo de J eruoalém, porque David bahía derrama-
do sangre, y predestinó para la coustruccióu del templo a
Salomún, e! rey pacílico por excelencia: notad que las gue-
l'I'Us de David fueron guerras contra lo~ enemigos del pue-
blo escogido, y nuestras guerms son guerras de hermanos
contra hermanos. t Cómo levantaremos el templo de Dios,
si nuestras mtlnos est:í.n manchadas con sangre, y sangi"O
de hermanos'!.... ¡Amemos la paz!.... ¡Qué amable es
la paz! . . . . ¡ C nánto la amaba J esuoristo! . . . . Sacerdolrs
de mi Diócesis, sacerdotes de la Diócesis de !barra, 8nd
medianeros de paz, trabajad. por la conservación do la
paz!. . . . ¡Ah!.... t Quiénes mueren en la guerm 7 11;11
la guerm perecen el pobre campesino, el honrado a.ri.('HIUio,
el hombre del pueblo; ¡esos fallecen en la guerra! . . . . J1;n
la guerra, en nnrst.ras gnerrus civiles, perecen IoN polii'('R,
los pobres, que ~o11 sagrados en la Iglesia dn l>ioH 1....
¡Dios mío! . . . . 'l'ras cinco años de continnn(lll g·noiTn, loK

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271.

pneblos de la provincln del Carchi, la (dtimu y la más


dc~olad[l de mi Diócesi~, ¡ vtm reduci~ndose a pueblos de
viudas y de hnér!'unos, viuda¡;, huérfano~, sumido~ en In
miseria mrts e8pantos~•! . . . . i Todavía habr{L quien desee ln
gne.rra civil'!·., . . Nosotros sacrifiquémono!' por la paz.

La gw'ITII OR onuRn de muchos bie.nc~, se ha dicho ;


pero, ¡, doj11ril., por eso, de ~er UIJ mal·~- Si la guerra eu
~~ mÍHttta Hl':l o no sea 1111 bien, no es esa la cueotión : la
Clll'Hti(m ~'H, 11i ahora en el l1;cnador la guerra ~ern nu bien
o 1111 lltnl: nhot·n, In gnerra es nu gravísimo mal para el
ll]elllulor, doHnllgrndo por mn8 de ci11co niios continnados de
guerra eivil -·· La gnerra es un flagelo, u11 azote, nn cas-
tigo divi11o: ¡,no rezamos laH ~Letanías de !oH snntos 'l ¡,No
pedimos :t DioK ou ellas, qne nos libre de la guerra~

A peste, fimw et bello: libenmos, Dumi'l1e. - Si la


guerra fuera uu bien, la Iglesia católica, ¡,pediría a Dios
que nos libre do la guerra '1 tli la guerra no f'nem nn
flagelo divino, In, fglesia 110 pidiera a Dios que nos libre
de la guena. ¡ La guerra es un flagelo! . . . . y ¡qué tre-
meudo llngelo! ....

"lJl\R leye~ diviuas y las leyes hmmwns claman con-


,, trn los que, por medio tle porver~as mnqninucioneH de
"rovnoltn y de sedición, procuran quebrantar In fidelidad
"n loH príncipes y nrrojar a los mismos üe sus tronos".
"l'ot' t~.~t.e motivo, nos consta que los primeros cris-
" tianoR, pam no mancillume con ttwta t.orpezn, en medio
"del furor 1lo la persecnuióu, snpierou servir hien a los
"EntperadoroR y trabaj11r por la ~alnd del imperio ..... .
" Esta fidelidad do los autiguo~ cristianos brilla de nnn ma-
" nera mucho mit~ notable, ~i se advierte con 'rertulinno,
11
que entoncE>s los cristianos hnbieran tenido en su unxilio el
11
uúmero y la fuorr,a, si se huhies011 querido m11nifestar· ene-
" migos declara.Ios ".- A~í se había expresado ya el Papa
G t·egorio décimo sexto, e uya Encíclica ¡Jfinl1'i vos, expedida
ol 15 de Agodto de 18:32, em imposible que no hubies(l

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272

llegado a noticia de Bnlmes, quien, Hin du.la, no advirtió


la doctrina eont.enida IJII aquel documento pontifleio, t'lilllldo
e~crihió el c~pítulo 54 de sn protestantismo.

i Ignoraría, tal vez, el ~ahio prPHbít.ero I'Hpaiiol la PXÍ.~­


teneia ac
la Bula Sollicitlft!O ('f:t1esiarum tlel mismo Clrngo-
rio d0eimo ~exto, pnhlicndn. el fí do Ago~to de JH:3l. twtw-
ca do laR rolacion!'H ele In Hari!a S<Jde con loH gobicmos !1<1
heeho '1 Eoa hnla ha formarlo época en lo8 fustos de In
diplomnci:t pontificia ( 1 ).

Cartas del Sefwr González Suárez;


al Doctor Pablo Herrera, en las que
le da Ctlenta de su iniciación en la consulta
de documentos históricos en los
Archivos de España

f!ciior Doetor Don Pablo Herrera,

·Quito.

Mndrid, a g de Rncro de 1885.

·Mi di~tingnido amigo:

Hoy Rale el corroo, qne acostumbra llevar comnnimwio-·


nes para la América rlel Sur, y, aprovechn.ndo la. o<:nHi6n
oportulla, cumplo la palabra que, al d~Hpetlirmn <'ll (,~uil.o,
le dí a nRted de escriuirle, avi~tíndole cómo ih:r. la viHi!:n

{ 1 } Los mauusc-.rito~ originales dc~o este duemnnnto 110M 111111 ~¡/do propol'·
cionado~ por P.l ;)eüor l>on Alberto Mena y Cn.nmrlfío

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
,...,
2 jo)

de A1'chivo~. y qné 1'1\Hillt.ado prometía !:1. investigación de


docnmenLo~ relativoH a nnestru his turia patria.

En Homn me detn l'ü mucho más tiern po del que pen-


saba, y llegué. a Matlrid a fines d.el me~ pasado; y, deHde
el primer día tln mi llegada, conwnc(\ a dar los paHos ne-
ceHarios para realizar mi deseo. He tratado cou el Señor
Don Jnlio .%nragoza y con el Seilor Don Mareo~ Jimérwz
de In ]l~spadn, ll'lll son lo~ más famoouii umericanistas que
hoy 'titllll' l<]~p:t.I.IH: r,miJo~ me. han dado pruebas de aprecio
y conoidPral:i6n. 1~1 Beilor .Zaragoza es pnra Ja¡¡ cosas <le
J\:l(~jico 1111:t vp.rdatlera biblioteca viviente: el Reilor Espada
lm t:Hi;nrlintlo y conoce a fondo la~ dt~l Perú y las del
IEcuador. (Jwlo<:n mwstra patria, porque estuvo allíi. con la
comisi:ín <:ioni.ílit:a españoln, por los años de 18G4 a 1865,
y le ha oohr:ulo alieión. Me preg·untó por ilst.ed, a quien
cono0ió y l.nd,t) n11 Quito: me hub ló del deseo de conocer
la HiRtoria tln liilldt'<l amio·o el f:leltur Doctor Cevallo,;, de
b qtte había l.t~ni<lo ltoticG por ()1 Señor Emilio Deville,
qne trnjo ac{¡, un oj<~mplar incompleto rk ella.

A mí mo lt:1hr:t cuuucldo de nombre, y tenia formadn.


tln mí una idea, por cierto, rnuy equivocada, pne~ me creía
e~critm de mny all.a talla y persona. muy iustruída. La
fli;ü.oria del Ecnallor, 111e dijo, está todavía. por escribirse,
y ha hocho usted mny bien de venir acá: pero, me dije-
ron :1 1111:t los HolioroK Espada y Zaragoza, Ron necesarios
tiempo y prwirmr:ill: y 1ne contaron lo que había &cot1tecido
con algunoH Ólt'oH, qun, viniendo atluÍ, a España, se dieron
de calabazaduH, Hll aburrieron y se fueron, eRpoleii.dos por
el af\í.u de puhliear pront.o ~ns eRcr·itos.

Los documenUm OHI.Íut en los puutos siguientes : en Se-


villa, en Alcalá, en Nitnnncas, en Córdoba y en ~Iadrid.
En Madrid est.ltn dividirlos en Hl Archivo de la Real Aca-
demia dr, la Ilist.orin, eu la Biblioteca de Palacio, en la
Nacional y en ótrn~. También hay" e u la del l~worial. Yo
estoy resuelto a trabajat· dccitlidaHJente, a fin de explorarlo
todo, y dar nsí un teKLimonio del concepto que t.engo for-
w

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


274

mado de la Ili~toriu, y de c6mo debe escribirse : mi Htlind


está muy mal; pero máH me aflige h falta de rocursol:l,
que la enfermedad. ¡ Qné cara es la vida aquí! ¡ Uarísima
sobre toda ponderación !

La cue~t.ión de límites entre Venezuela y Colombia, y


entre Colombia y Costa Rica se ha tomado, como se de-
bía, muy a lo serio: · tos gobiemos sostienen aquí a sns
comisionados, los cuales están encargados de estudiarla; y se
han hecho ya publicaciones muy importantes. La del Señor
Peralta cuesta aquí, a la rústica, diez soles : es por la parte
de Costa Rica; y luego saldrá a lnz otra publicación del
Seiior León Fernández, también de Costa Rica. Colombia
y V cnezuela a sn voz trabojan mucho.

El Rey ha nombrado una comisión, encargada de estn-


diar detenidamente el n.snnto: ht componen todos los prin-
cipales americanist.aR; y el informe redactado por ésta,
~orvirá para resolver la cuestión : llevau ya como un año
de estudio constante y to1lavía 110 eBtá completo el trabajo,
ni creo que lo estará pronto, según lo que he oído al
t:leñot· Zaragoza.

Espero encontrar muchos y curiosos documentos para


tni historia: por ahora, ya tengo, para hacerlos copiar, unos
dos in(;dito8; y así saldrán ótros de este océano de legajos,
que hay en España.

Muchísimo me han alligido las noticias del !Cenador.


t Qué podh decirse para medio cohouestar siquiera esa nue-
va revolnci6n ~ DeBpués de la guerm civil contra Veinto-
milla, ¡todavía más sangre! · Esto es desesperante .....

De usted afectísimo amigo y capelláu,

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27:)

Sefior Dr. Don Pal1lo Herrera.

Quito.

Mi distinguido amigo y Seiíor:

Oon mucho gusto recibí aquí, en esta ciudad de Sevi-


lln, la mny est.imable fechada el 9 de Mayo prox1mo pasa-
do; y qno U d. continúe sufrieudo quebrantos en sn salud,
lo siento muy de,•eras, deseando que se mejore completa-
monte.

Mis estudios en Madrid me hicieron conocer que debía


principiar mis investigaciones en Sevilla, y así me trasladé,
~in pé1·dida de tiempo, a esta ciudad; se necesitaba licencia
del l~ey, y la conseguí muy fácilmente, por llledio del Oon-
lle de Casa l\'limnda, a quien le habló de mi deseo un
cahallero de la Habana, quien no ~ólo se me ofreció, sino
que me pidió encargarse de aquel asunto. Ltt riqueza de
documentos es incalculable e11 este A1·chivo aeneml de ln-
dia.s, pues tiene setenta mil legajos, y los relativos a la
antigua Audiencia de Quito Rolamente, le diré a Ud. que
paHlLII de quinientos: pero loH índices son mny generales, y
así c1 estudio no puede meno~ de ser prolijo y mny labo-
rioso. Co~a es ésta que demauda tiempo largo y mucha
eonsl.ttncia.- Hasta el 15 de este mes teníamos cinco ho-
raN ~ognidas para trabajar, pero desde aq nella fecha no ha.y
lliÍLs qnc t1·es, de ocho a once, porque el calor es espan-
tow; a pesar de mi constancia, no puedo menos de tirarme
de espaldas para descans:11" un rato, porque se respira como
dentro do un horno encendido, pero esto lo hago cuando
salgo del archivo, para no })erder ni un momento.

Traté en Madrid con Menéndez y Polayo y con algu-


nas otras personas do esas · qne figuran en la República de
las letras, y estoy en comunicación con ellas.

Las copias de manuscritos y documentoscues tan muy


caro, pues lo menos que se paga por un pliego es una

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peseta, que lo ordiuario ~on dos y tres, y los pliegós so
cuentan por los do la copia, con nn cierto nlimero de ren-
glones y· rn:l'rgeties que se arreglan de antemano.

Hasta el día de hoy no ~ólo no tengo de qué que-


jarm~ sino por qué agradecer a los espaiiole~, pues he sido
i·ebibillo y üatado con mnch:. distinción, así por los ecle-
8Jásticós, co111o por los se en lares de todas clases.

O!ilindo Ull. qniera, puede escribirme a París con la


misma dirección, porque yo me estaré aquí hasta fiues de
este año.

De Sevilla, a 22 de Junio de 1885.

Su afmo. amigo y capelláil,

FEDERICO GONZALEZ t\UAREZ.

Señor Doctor Don Pablo Herrera,

Quito.

Thii distinguido amigo:

Eú la semah'a pasarla recibí su apreciable, de llrioH dol


riles de Jm\io, y COrl ella los primerOB núnieros <lol "J'ol'·
venir", de lo ·que doy a usted sirl'c'eras graciü~, pHoH loJós
de. la tierra. patria se recibe con vivo iutcrós todo eunnto
có"ti ell'a está i•ebcionailo. El nCtinorú 2? no viuo: están
~'ól'ó ~llaÚo con ~~ uúmel~o fi~, que es el (¡ltirt\o.

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


277

La situación de España es pavorosa, pnes el cólera la


va invadiendo casi toda y cansando extra.gos nunca tlf'P\3-
riruentados: en Granada so ha encl'llelecido terriblemente y,
por lo regular perece la mitad de los que son atacaqos:
tms el cólera se ha presentado ya en algunas poblaciopes
el hambre, con todo su séquito de desolación; y, ha~f·¡t
abom, lo menos habriín perecido cuarenta mil habitar¡te~.
W aiio que estamos pasando ha sido un año excepcjon(ll,
por los fenómenos físicos que se han verificado: el o,tQi)o
do 1Hfl4, que lo pasé en. Italia., fué muy lluvioso; y, ape-
nas tcrminuron las lluvias, a mediados de Novien'lbre, cuan-
do principiaron los fríos tnu intensos como en lo más
avanzado del invierno: a mí se me llagtFon las manos e¡t
Roma, y casi no podía soste11er rectos los dedos en la
misa, porque se principiaban a amortiguar en pocos ii)~tlli]­
tes: el inviemo rigidísimo, como no se ha)Jía p~Hndo sl')-
mejante eu E~paña, hacía más de treinta Mios: yo atravesó
todo el reino de Aragón viendo sus campos cubiertos de
nieve, y Calata.yud y t:ligiienza estaban inhabitables p.or la
ventisca y la nevada. En Madrid, ndemús de la copiosa
nevada, tnvirnos día~ en los cuales se cuajó la querosina en
las lámpara~. y el agua en la~ fuentes públicas: nevó hasta
en esta ciudad que da frente al Afriea y tiene temperatu-
ra muy templada. Los tenemotoA en Málaga y Granada
y, por fin, el cólera que en el reino de Valencia principjó
011 el mes de Abril, en la provincia de Játiva. ~JI vera-
no nos está derritiendo uclurdmente con sus calores, y no
~abemos si, tuereed a ello;;, será invadirla de la plaga tam-
bión o~ta ciudad: haRta el día diez, teuíamos lazaretos y
casa~ dn ohRervación; se pcrmit.ía e11t.rar oolamentc al que
pastJ.ha oiueo dín~ fuet·n, eu p.l lazareto, aunque salir se
cons<ml.ía 11 lodo el que qui~iera; ahora huy un tra~lorno
y uu alborolo qne trae inquieta y revuelta la población,
pues el Gobiorno exige con imperio que se qnit,e.n las cua-
rentenas, y la MnnieipalicJad ~e opone; y, con e~te motivo,
ha habido renuttcia~ on. masa de todos los eoncejeros, pro-
te:;tas, juntas y palos tu m bién, ptws el Gobernador está muy
firme en hacer f•,iucnt.ar las órdenes del Gobieruo. Entre
tanto, el Rey cou su familia se han met¡qq en 'la Grauja,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


278

y allí se hn acordonado de lo lindo; la nación se declara


también acordonad¡\ respecto de Fruncía, Portugal y Gibral-
tur; rnas,. por una contradicción notable, se prohiben loH
ttcordonamientos de las misnmR poblaciones interiores sauas
respecto de las apestadas. Si estas fueran las únicas cala-
midades de esta doRI'ülltnrada. E~paña, Espaiia, aun con ellas,
sería feliz. ¡ Qné engañados vuelven a sus hogares los que
en Etlropa no oyen mús qua la ópera en el teatro y el
pito de la locomotora! .....

Uuamlu los primeros nmagoR del cólel'a, que ahora est(t


ya a nuest.ras pnertas, muchos amigos me urgían que sa-
liera con tiempo, y me aconsejaban que me trasladara a
Bnrgos o V a\latlolid, donde podría pstar más segmo del có-
lera: pcmsadu y retiexionado duspacio lo qne debería hacer,
me resolví a quedarme nquí, p:11·a con~agrarme al serdcio de
los enfermo~ en algún hol"lpiLal, pnPR, acaw, serdré siquiem
para administ.ra.r la E~xt.rema- Unción a los apestados: amar
las letra~ y huír de la caridad no era propio de un sacer-
dote. Aqui me tiene, pues, u~ted, ocupado con perseveran-
cia en e3tudiar los documentos relativos a nuestra historia.

Pretender escribir hi~toria de Amét·ica, "en la época


colonial ", sin veuir a estudiar en el Archivo General de
Indias, es intentar lovnntar el atrio de San Francisco, sin
piedras, ni cal, ni suelo on qné edificar. Los documentos
relativos :ti Ecn:1dor son muchísimos, y los legajos perte-
necientes a In Audiencia de Quúo, prtsat·án de trescientos:
y no es ew totlo, ptws hay clocn:nontos pam nuestra bis·
toria en muchas otra~ Recciones; así es que, los legajos que
tengo que estudiar son mncho m(L~ de qninioutos: en eMtos
seis meses hfl e'tndiado ya como doscientos, y todavía de-
bo ir. a Uádiz, a Alcalá de Henrtres y a 8imancas, dondo
también h:1y papeles re\ati vos a América: allá nadie puoclo
ni im·1gin,ll' siqniet'<L e.>ta rica mitta, cuyo laboreo sólo oxi-
ge paciencia, en e;;tos archivo;;, para rendir riquol':aH do
incolitnable precio. Algmtos de mis compatriotas 1110 eotn-
padoccrán como a nn loco o extmvHgante que me he me-
tido eu cooa que tantos sacrificios exige, pnoH ya hubo

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


279

quien se riyern de mí por mis Cm1m·is, reputando esos tra-


bajos como 11jenus !lo cele~iá~Lieo.

Mi vuelta ni Ecundor será tan pronto como termine


mi~ oolndios nr¡ní en Bnropn; pero, por In ntüurnleza mis-
ma do mi trabajo, no pnodo determinar con precisión el
tiempo ni el mes.

11 :wo algunao f>Omana~ me eRcribió desde Rantaniler,


dondo está al lado de su familia pasando el verano, Don
Marenlino ~1enéndez Pelayo: pregúntame si estaré ya de
vuoltn nn Madrid para Octubre, y me encarga saludar es-
poeinlmonlc a ustCJd y a Don ,J. L. l.Vbra: por mi parte,
cumplo ahora el encargo, y añado mil felicitaciones para
nstod, por ol sacerdocio· ile Virgilio; y, por medio de usted,
las Jll'l~::ent.o, y muy cordiale~. para la mamá, la buena se-
ñora i\nitn, deseando que Virgilio viva siempre lleno del
Ji]Hpíril:n do Dios.

A propósito de copias: estít aquí el Reñor Toribio Mc-


dinn, (!Ilion He ocupa en hacer sacar copias de documentos
relnLivoH n Chile, SLl patria, pnes su Gobierno, aclcri:lás de
costearlo el viaje do ida y de vuelta, la permanencia nqní
cou trooeilllllos soles memuales, etc., le subvenciona además
doH mil po~os fnertes solamente para copias.

Hoy siempre de nHLod invariable amigo,

FEDERico GoNZALEZ SuAREZ.

De Revilla, a 15 de Agosto de 1885.

EHta perdió el vapor l"lsado, y salddL de Livcrpool el


2 de Retie111 bre.

Los lazaretos y acorLlonmuientos continúan en esta ciu-


dad, porque en ella la n·~i~teucia del pneblo obligó a ceder

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280

al Guhiomo.- Hoy, a las cinco y medin, de la tarde, ha-


brá ll1ll li,Í ft~RtacÍÓtl pn trió ti ca COIItra la OCll paeÍÓil r]e la~ Ca-
rolinaH por los aiP-matJeH.- El Arzobi::;po LIH . HHvilla, Dou
llieuvuuido l\Ionzún mm·ió del eólcra en La- Húbiu, puehlc-
oillu de Granada, tlumle se r¡uedó a pasar el verano: tmwre
Hin haber vi~to Hiquinrn ::;u catudrnl.

27 de. AgnHto dH lot\5.

Señor Doctor Don Pablo H errnra.

Mi muy apreciaLlo amigo:

Vario~ correos han pn:,:t<lo sin recibir yo carta al!!.tllla


rle Ud., y dcHeo que no ~ea. por can~a de. enfermedad; ni
por otro algún contratiempo.

A principioH de este afio resolví salir tle esta ciudad


para Simanca~, en marzo, de~eow rle embarcamto para Amé-
rica en mayo, dejando aquí en este archivo todavía muchos
legajos. por ahrir, relativor< o la hi~loria dfl nuestra Patria;
pero, de¡;puús cambié de pawcer y formé propótiitos de per-
manecer hasta concluír completamente mi trabajo, a pesar
de la falta de buena salud.; y así todavía mi vuelta so
dilatará. alguno~ mese~ lll:Í.s. ~;¡ trabajo no h:t dejado du
quebrantarme bastante, y tomo los efectos del calor, r¡Ho
ya se lla principiaclo a sentir, aunque algo anticipadatllcut.('
t'eHpecto do lo~ rlínR en qne viene en tie111pos normalos.

Los lcgajus perlmwcieutes a nuestra timra eHtabau ca~i


todo¡; intacto.~, mtdie lu;,; había abierl(l, ui uadie preguuLaba

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


281

por ellos; así eH q ne para mi se les ha puesto reciente.


mente y a mi vista la numeración que les correspondía
re~pcctivamontc según )()s estantes en que están guardados.
Cada día me aleg-ro más de haber veuido : en Europa tie-
neu de nowtros fos ecuatorianos nu concepto no poco des-
favorable, y en punto a letras no~ creen muy atrasado~.

'l'ongo la autorización para los archivos de Simancas


y de Alcalá de Henares; y, si nuestro Gobierno pudiera
remitirme algnnos rccm·sos, me haría en ello un servicio
muy oportuno.

Memorias a la ·Señora. Anit.a y a Virgilio: un saludo


para el Sr. Mera cuando Ud. le escriba o cuando se vean
en· Quito.

DeHeáudole salud complota y pt"Osperidad, soy


Su capellán y afmo. amigo.

De Sevilla, il. 8 do Ahril de 188G ( 1 )·

( 1) r,rm manu•erito" rle la• cuatt·o cartas an.teriores pertenecen al Señor


Cauúniliú Doctor Dou Pedro Pablo Bor,ia.

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282

Carta del Doctor Gonz;ález; Suárez al Doctor


Clen1.ente Ponce, sobre la manífestacíón
popular que, ~n su favor,
preparaba el pueblo de Quito

Refior Doctor Don Clemente Ponce.

Presente.
Muy <JUCrido amigo:

Sou lns nueve de la noche, y en este momento, en


que acabo de restituirme a esta su caRa, sé, con sumo pe-
sar de mi alma, que se trnt.a de hecer protPstas en favor
lllÍo: como no sé a quien dirigirrne, me dirijo a Ud., ro-
gándole que nverigiie lo que baya de cierto acerca de esto,
y suplique e imte en mi nombre a todos, que en mi favor
no se muena ni una pqja. Moriría yo de pena, si aetl~O
el R. P. Ouranti tnviera algo que padecer vor la publica-
ción de su folleto, y mucho más la comm1idad dominicana
a quien reverencio.

Ma desterraría hoy mismo de Q11ito, y para siempre,


si aconteciera que el Pndre fuera molestado por su publi-
cación. -Haga Ud. de ésta el uso que quiem.

Suyo,
:FIWERICO GüNZALEZ SUARE>'..

,Junio 4 de 1894 (lj.

( l) De uua carto> oril:(inal proporciouarla por d Sr. D11. Luis Clewente


Punce.

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283

Sabía advertencia
del Ilustrisimci Gonzále:z; Suárez, sobre
nuestra cuestión limítrofe

A d vertcucia.

Al publicar de nnevo este opúsculo, en que se estudia


la cólobr·tl Cédula de 1802, por la cual se erigió el obis-
pado y la gobernación de Mninns, parece oportuno exponer
nncstm opinión personal sobre la tan debatidn cuestión de
límit,eH tle uuestra República, con las Repúblicas veciuas del
Poní y de Colombia. '

E~a cuestión es necesario que termine por fin, y que


se reKuolva do un modo definitivo: el Ecuador debe cono-
cer qné lí1nites son los que circnnscribcll su tmTitorio en la
región orionlt\1 trasandina: la situación actual no 11ucdc pro-
longarse domnsiado, sin que peligre la parte oriental de la
Repúblicn, en la cual cada día avanza la labor de coloniza-
ción, l\BÍ por parte del Perú, como por p11rtc ele Colombia,
sin que nosotros, los ecuatorianos, bagamos nada para de··
fendet· y pura conservar nuestro territorio; y podrá llegar
día, cuando osas comarcas dejarán de ser nuestras.

La gnorrn ni es ahora., ni será nunca el medio qne


le conv01Íga emplear al Ecuador para sostener sus derechos
sobre la región oriental: un avenimiento decoroso con las
dos Repúblicas vecinas, ése es el medio que a nosotros
nos parece lrtlíH conveniente y más práctico.

Sobre las condiciones naturales de la inmensa regwn


oriental trasandina solomos tener ideas muy poco exactas :
uncstro concepto sobre la~ condiciones naturales de' la regióu
ot'iental trnsandiua es, pues, lo primero que hewos de rec-
Li!ietH', para proceder con el acierto debido ett la solucióu

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"


284

de la ya secular cuestión de límites. Sería preciso qne se


tomara en cueuta principalmente la navegación do los ríos
alluon.tos del Amazouas, y que se discutiera luego sobre la
fijación de los límites en la parte saua, y que puedo wr
utilizada para los trabajos de la ganadería y de la agri-
cultura.

Qnisiómmos que parn este avenimiento, ni el PeríÍ, ni


el Ecuador, ni Columbia 'sentaran bases inaceptables: cada
una de las tres RepíÍhlicas conviene que quede con un te-
rritorio fijamente determinado, cousnltando la manera de
con~ervnr su propia autonomía, con los medios conduc~ntes
a sn prosperidad en lo futuro. En la solución de este im-
porlantísinw proble111a no ha de ton1ur parte ningún partido
político: debe ser obrn en la que trabaje sólo el verdadero
amor patrio, el patriotismo desapasionado.

Tal es nuestra opmwn personal sobre 1111 a~m1to, cuyo


éxito 110 pnede metJos de ser mny peligroso, si ~e retar-
da indefiuidameute.

Qnito, Octubre de 1813.

+ Fgmmwo,
Arzobispo de (Juito (1).

( 1) Pertenecen los originales do oste clocumonLo al Kl'. Du. Alberto


"Meua y Canrn:tiio.

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IN DICE

PÁ.us..

P.AL..A.UlL\S PRFlLTM!NJ\H.F.S .. IT(

A los .it'lvenrs l'uucla<1ores rle la Sueimla<l Ecuaturianrt <ie F.studios !Iis-


tt'Jrieos A1JH:H"ieano8 ....
ALl vertoncin..... 11
Caplt;ulo Primero.- NueBtr<> concepto acerca de la Historia en general.. 17
Capitulo Sognntlo.- Del et·itct'in histórieu ----·· ............................. 85
Capitulo Tercero.- Acttsaeioucs eontm la Historia General de la He-
pú!Jliea <lel Eeuadm· .. 45
l!t\llll:ulo Cuarto. -La~ acnsaeiones contra la Historia General el~ la Re-
públien Llel Ecuador y la moml católica ................ ............ ...... 67
Crtpil;nlo Quinto.- Discusione" y réplicas....... ..... ... 101
Capltult> Sexto. - L!t Historia Geueml de la Repúl!lica del F.euador do-
nuncilulu anh~ la Santa Sede ... , ........... . 127
Capitulo Súpt.inw. - Caluumias coutm la Hi8t.uria General lle 111 Hepú-
i>li/JII tlnl J¡:cua<lur ................ .. 137
161

APENDICE

Conceptos dol HnHtl'isimu Gonz!tlez Suárez sobre la Paz y la Guerra... 2[>:1


Carta" <lo! Sr. lJ¡·, Ouuzález Su:\re-z al Dr. Pablo Herrera, eu las <}<le le
d11 cu~nta do su iniciaciún en la consulta de dooumt~utoe !JisLúricos
eu los A.J·chivo" <le EHpañ:t ............. .. 272
Cnrta tlel Dr. Gonzi\lez Su!u·ez al nr: Clemeute Ponce, SOUI'él In Mani-
festación popular que prepa1·aba el pue!Jlo de Quito en su favor... 282
Hnltln adverteucia del Ilustrisimu Gnnzi\lez Sm\rez, sobre nuestra cues-
l,lóu limítrofe ... 283

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Acabóse de imprimir este Libro. en la Ciudad
de San Francisco de Quito, el día cinco de
Mano de mil novecientos treinta y siete,
en la Imprenta Municipal; siendo su
Director el señor don Angel de
J. lturralde y tipógrafos los se-
ñores Luis A. Haro, Leopoldo
Arboleda, Secundino Sosa,
Carlos B. Coronel, José
Delgado R., Carlos
Aurelio Flor, Ma-
nuel Noboa y
N. Jurado A.

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