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Dirección de Modalidad de Educación Intercultural

Provincia de Buenos Aires


Documento - Mayo 2007

INTERCULTURALIDAD COMO PERSPECTIVA POLÍTICA, SOCIAL Y EDUCATIVA

Elaboración a cargo de: Lic. Sofía Thisted (Directora) Lic. María Laura Diez (Asesora) Dra.
María Elena Martínez (Asesora) Mg. Alicia Villa (Asesora)

III. La perspectiva intercultural en educación: orientaciones para los diseños curriculares y


la formación docente
La Dirección de Interculturalidad considera que partir del reconocimiento de la diversidad y
diferencia cultural y social, tanto en la sociedad como en la escuela, trae diversas
consecuencias para la formación y la práctica pedagógicas. En este sentido, se sostiene que
la educación intercultural implica una innovación/transformación pedagógica y curricular
que parta "(...) no sólo de distintos contenidos o experiencias culturales, sino también de
procesos de interacción social en la construcción de conocimientos" (Walsh, 2001) 1. Esto
implica una perspectiva intercultural en educación que está orientada a explorar y
reconocer, tanto en las comunidades como en las escuelas, las diferentes situaciones
sociales y repertorios culturales y las relaciones que existen entre ellos. En este sentido, se
propone promover relaciones dialógicas e igualitarias entre personas y grupos que
participan de universos culturales diferentes, trabajando los conflictos inherentes a esta
realidad. Reconocer la diferencia es reconocer que existen individuos y grupos que son
diferentes entre sí, pero que poseen los mismos derechos. La convivencia en una sociedad
democrática depende de la aceptación de la idea que componemos una totalidad social
heterogénea, en la cual todos tienen derecho a participar en su construcción y formar parte
de ella, en que los conflictos deberán ser negociados pacíficamente y en la que las
diferencias deben ser respetadas dentro de un marco de promoción de la igualdad.
Un diseño curricular intercultural necesita partir del reconocimiento de la diversidad y
complejidad de repertorios culturales que expresan y producen, en y entre sí, una
multiplicidad de diferencias, ya que es en la heterogeneidad cultural y social que se pueden
identificar visiones, temas, conceptos y proposiciones relacionados a las identidades
culturales en las cuales los alumnos y alumnas se “reconocen”. Podemos afirmar entonces,
que un currículo intercultural supondría pues entender que existen distintos escenarios para
la educación, que existen distintos actores que la hacen posible y que hay distintas lógicas
para recuperar, transmitir y producir conocimientos.
Supondría también, entonces, reconocer que en esos escenarios se constituyen distintas
formas de pensamiento, de procesar la información y, consecuentemente, de aprender
entre diversos grupos, sin que éstas representen “habilidades cognitivas” diferenciales 2.
Una forma viable para su construcción es la articulación como herramienta analítica para
ubicar que la intención de un diseño curricular intercultural es potenciar el aprendizaje de y
en la diversidad de los sujetos, creando las condiciones necesarias para que personas y
1
WALSH, C. (2001). La Interculturalidad en la Educación. Ministerio de Educación. Programa FORTE-PE. Lima.
2
COLE, M. (1977). Cultura y pensamiento. Relación de los procesos cognoscitivos con la cultura. México:
Limusa.

1
grupos participen de la creación y recreación de significados y valores 3. Esto significa tener
como punto de partida una concepción de cultura en plural, una pluralidad de culturas,
diversos sistemas de referencia y de significados heterogéneos entre sí 4.
Desde este enfoque, el diseño curricular es una construcción cultural que permite una
síntesis y organización de la cultura misma: conocimientos, valores, costumbres, creencias y
hábitos, a la cual se arriba desde ciertos mecanismos de negociación pedagógica 5. El objetivo
de una propuesta curricular intercultural es ofrecer a las alumnas y los alumnos situaciones
diversas que les permitan entender y explicarse el mundo desde diferentes formas de
construir la realidad mediante otras síntesis culturales, para que puedan reflexionar sobre su
propia realidad y sobre otras realidades que pueden estar o no a su alcance a través de otras
propuestas. Es decir que lo que se persigue es también la exploración de lo “desconocido”.
Destacamos como uno de los principios fundamentales de la educación intercultural el
promover el diálogo entre saberes, para lo cual no sólo es importante partir de un
reconocimiento de lo propio sino también aprender a integrar distintos tipos de
conocimientos que otros grupos humanos han producido en sus experiencias históricas. Un
aspecto a remarcar aquí es la importancia de promover esta integración y diálogo ubicando
los contextos en los que esos conocimientos fueron construidos, evitando reproducir la
presentación de saberes descontextualizados, que tradicionalmente han circulado en la
escuela como “dados” y “universales”.
Así, el conjunto de prácticas curriculares en las escuelas debe procurar ser coherente con las
culturas de referencia de los miembros que conforman la comunidad, sus valores,
necesidades, formas de ver y de hacer particulares. Es decir, el diseño curricular tendría que
pensarse desde una lógica que articule y legitime:
-reescribir el conocimiento en base a las visiones y experiencias de los diferentes grupos;
-superar la estrategia compensatoria que significa la simple adición de saberes culturales
diversos al currículum;
-insistir en la introducción al currículum escolar de saberes culturales radicalmente diversos,
anclados en las bases sociales y en las experiencias, asincrónicas de los grupos oprimidos;
-propiciar el rechazo a toda discriminación basada en diferencias étnicas, de clase social,
creencia religiosa, género, sexo u otras características individuales y sociales;
-privilegiar los intereses humanos de los menos favorecidos;
-promover una perspectiva orientada a la transformación del saber escolar favoreciendo el
asincronismo, la diferencia y la heterogeneidad de experiencias de aprendizaje;
-orientar la transformación asincrónica del diseño curricular, lo que significa que debe
basarse en principios epistemológicos que afirmen la validez de los puntos de vistas de los
grupos históricamente subordinados;
-promover un diálogo entre los conocimientos, valores y formas de vida de los diferentes
grupos y Pueblos Originarios;
-revisar los modos y contenidos de la transmisión desde la perspectiva de los Pueblos
Originarios;
-impulsar un sentido de reparación que proviene del cambio de perspectiva, de la autocrítica
y de una nueva relación con los Pueblos Originarios, orientada a desterrar una visión
folclorizada de los pueblos que actualiza prejuicios etnocéntricos y racistas;

3
APPLE, M. (1996) Política cultural y educación. Madrid: Ediciones Morata.
4
CERTEAU, M. de (1995) A cultura no plural. Campinas, SP: Papirus.
5
DE ALBA, A. (1991) Curriculum: Crisis, mito y perspectivas. Buenos Aires: Miño y Dávila editores.

2
-incorporar la experiencia generacional, reconociendo el carácter heterogéneo de las formas
de ser niñas/os y jóvenes en el mundo;
-exponer las diferencias de género y las múltiples formas de ser varones y mujeres en
nuestra sociedades y en nuestras culturas, superando visiones esencialistas y naturalizadas
sobre roles masculinos y femeninos;
-capacitar a los educadores ofreciéndoles estrategias para la realización de sus propias
actividades interculturales, la creación de recursos y materiales creativos e innovadores para
el aula y de criterios para el análisis de los mismos;
-la construcción curricular intercultural supone relacionarse con otros proyectos e iniciativas
institucionales y de organización que promuevan la igualdad y el reconocimiento de las
demandas de género, clase social, etc.

Lo dicho hasta aquí coincide con la tendencia a pensar la interculturalidad como perspectiva,
lo cual sugiere organizar el curriculum y la planificación escolar de manera tal que ésta tenga
una presencia consciente y continua. Esto significa que desde esta Dirección se entiende que
la interculturalidad no se limita solamente [o no debería constituirse en] a un contenido,
tema, unidad, materia o estrategia específica, también debe fundamentar integralmente
todo el diseño curricular. (Walsh, 2001).
Dado que la interculturalidad, en este sentido, no se reduce a las relaciones entre individuos
y grupos culturalmente diversos sino que implica también la existencia de conocimientos,
saberes y prácticas distintos, como definimos anteriormente, suponemos que debería estar
presente en el desarrollo de todas las áreas curriculares.
De este modo, se podría evitar la parcialización en la organización de los conocimientos y,
sobre todo, introducir aspectos y problemas relevantes de la vida cotidiana en cada área de
conocimientos.
Entendemos que la interculturalidad, además de construirse a partir de una declaración de
principios, debe traducirse en una propuesta didáctica -aunque no se limite a ella que pueda
constituirse a través de la presentación de consignas diversas que recuperen diferentes
actitudes de valoración por los saberes de las comunidades, que presenten los contenidos
como formas de interpretación de la realidad y la historia, no como saberes cerrados, que
favorezcan el intercambio de ideas y opiniones. En definitiva, entendemos que no se trata de
un “contenido” que requiere ser considerado en una o más áreas curriculares, sino de una
perspectiva que atraviesa toda la propuesta curricular.
Asimismo, está visión de la interculturalidad trae implicancias para el trabajo docente.
Esta Dirección promueve que los docentes asuman una posición y una práctica que
respondan a una pedagogía y un diseño curricular intercultural. Esto plantea la necesidad de
incluir la perspectiva intercultural en la formación docente inicial y continua para todos los
niveles del sistema educativo. Frente al desconcierto que produce en muchos docentes el
trabajo en el aula, que se distancia de las situaciones que fueron consideradas e inculcadas
durante su formación, suelen ocurrir distintas cosas. En algunos casos suelen “fijarse” ciertas
imágenes sobre las familias de los y las estudiantes y, más aún, sobre las posibilidades de
aprendizaje de estos, que impiden ver más allá, atribuyendo a los niños y jóvenes la
responsabilidad de sus problemas en la escuela.
Una formación basada en una perspectiva intercultural, debería, en primera instancia,
cuestionar los supuestos que mantienen la creencia en una uniformidad lingüística como
negación de otras lenguas, una integración cultural ingenua, una cultura común basada en la

3
tensión entre imposición y tolerancia, una uniformidad evolutiva y un alumnado asexuados.
La idea de crisol de razas en Argentina ha sedimentado un imaginario docente basado en la
armonía, el encuentro y la salvación de la diferencia en pos de la identidad territorial,
encubriendo los puntos de vista y conflictos entre los diferentes grupos sociales y culturales.
Este punto de partida significa promover un proceso de reflexión colectiva permanente de
los docentes, en formación y en servicio, está orientado al desarrollo y producción de
conocimientos, saberes y esquemas prácticos que hagan posible:
- el reconocimiento del carácter multicultural de gran parte de las sociedades y de la
necesidad de formación de un profesorado preparado para actuar con estudiantes con
múltiples repertorios culturales;
-desafiar los estereotipos que informan las prácticas docentes discriminatorias y
problematizar contenidos etnocéntricos y prácticas pedagógicas fragmentadas;
- la adquisición de una competencia mínima para poder diagnosticar las necesidades
educativas de sus alumnos y alumnas;
-elaborar y cuestionar sus preconceptos y visiones con relación a la diversidad cultural,
analizando sus estereotipos sobre rendimiento, desempeño, evaluación, etc., del alumnado;
-reconocer las cualidades de la propia cultura, valorándolas críticamente de modo de
enriquecer la vivencia de ciudadanía;
-problematizar los contenidos específicos y pedagógicos de los diseños curriculares;
-saber enjuiciar el material de consulta, libro de texto, etc. más adecuados en función de lo
intercultural;
-saber pensar otros formatos educativos que superen la división en grados, la progresión y
jerarquización de conocimientos basada en una psicología evolutiva etnocéntrica y clasista;
-desarrollar actitudes y prácticas de solidaridad con las personas y grupos que sufren
discriminación;
-reforzar el papel de las prácticas en escuelas como el punto más importante para la
adquisición de experiencia contrastada, de recursos y motivación, desarrollándola en
instituciones educativas con diversidad de presencias.

Desde un abordaje intercultural de la formación docente inicial y continua podemos definir


conjuntos de estrategias que tienen que ver con la dirección y ordenamiento, por parte de
los docentes, de sus conocimientos, capacidades intelectuales, enfoques y modos de actuar
adecuados a las formas y tiempos de aprendizaje de los alumnos y a la consecución de
determinadas metas. El conocimiento de estrategias educativas y metodológicas facilita la
labor docente en ámbitos interculturales e intentan atender a las diferentes dimensiones de
la práctica educativa. Las principales son las estrategias de intervención educativa, sociales,
pedagógicas, organizativas y de enseñanza, de interrelación y didácticas. Mencionaremos
algunas de ellas a modo de ejemplo:
-analizar los contextos y los problemas que se suscitan en la escuela, como la repitencia, la
sobreedad, el fracaso, la desmotivación, las dificultades de aprendizaje, el desinterés, la
adquisición de competencias lingüísticas de una segunda lengua, etc., considerando las
relaciones socioculturales en ámbitos educativos y sociales que se caracterizan por la
diversidad cultural y la desigualdad;
-construir un espacio de reflexión sistematizada vinculado con la comunidad respecto de las
diversas situaciones por las que atraviesa la población migrante en la sociedad y en la
escuela, que se expresan, frecuentemente, en forma de prejuicios y de discriminación.

4
-posibilitar la incorporación de diversas visiones culturales en la escuela, a partir de la
organización escolar del tiempo, el espacio, las actividades extraescolares, etc.
-identificar situaciones de vulneración de derechos y abordarlos desde las prácticas
educativas cotidianas en la escuela.
-promover y fortalecer el vínculo entre las escuelas y las redes locales que trabajen la
promoción y protección de derechos (niñas, niños, jóvenes, Pueblos Originarios, género,
discapacidad, etc.)
-descubrir la nueva mirada sobre la realidad escolar, concretándola en el tiempo y el
espacio, y comparándola constantemente con situaciones parecidas en espacios diversos.
-procurar comprender y reflexionar acerca de la indisciplina y la violencia escolar desde las
perspectivas y prácticas de todos los sujetos involucrados y generando un amplio debate
acerca de las múltiples estrategias culturales para la resolución de controversias y conflictos,
orientado prácticas basadas en el respeto y la cooperación mutuas.
-favorecer el desarrollo de estrategias que propicien el acercamiento de propuestas
personales y proyectos grupales, que reconozcan la dimensión cultural de las personas
e instituciones implicadas, más allá de las propias individualidades.
-explicitar las relaciones socioculturales que se dan en la escuela y en las aulas, mediante el
análisis de los modelos de relación entre profesorado, alumnado y las familias, favoreciendo
la participación equilibrada de todos los estamentos.
-elaborar adecuadamente los diagnósticos educativos hacia las realidades del alumnado, las
familias, y otras situaciones influyentes.
- actualizar las áreas curriculares, a partir de los objetivos, contenidos, estrategias, procesos
de evaluación y criterios que regulan los elementos de la programación didáctica, desde una
perspectiva intercultural.
-impulsar la investigación intercultural dentro del aula contribuyendo al desarrollo y
formación del perfil profesional del futuro profesor investigador y reflexivo -promover la
creación de carreras de Postgrado en Interculturalidad y Educación como especialización
para los diferentes agentes del sistema educativo,
-incrementar las relaciones y vinculaciones con instituciones y ONG para establecer
convenios de colaboración en proyectos de formación, voluntariado, práctica docente,
intercambio y becas.
-crear un Taller de Interculturalidad como lugar de encuentro, espacio e infraestructura que
facilite los tiempos para la acogida, formación, investigación, publicación y trabajo educativo
y formativo en equipo multidisciplinar y socialmente plural.
Estas orientaciones referidas a los diseños curriculares y a la formación docente inicial y
continua no suponen desconocer que existen situaciones escolares en las que los docentes
cuestionan sus supuestos y se preguntan cómo establecer ese diálogo.
Consideramos que muchas de esas situaciones de desconcierto así como diversas
experiencias que se están llevando adelante en la provincia de Buenos Aires, requieren ser
reconocidas, analizadas y socializadas. A ellas se suman los esfuerzos de distintos sectores
sociales que en algunas regiones han logrado instalar la discusión sobre cómo abordar
problemáticas generales y particulares de los contextos interculturales.
Por lo tanto, será también tarea de la Dirección, acompañar el desarrollo de estas diversas
iniciativas, lo que implicará la participación en encuentros nacionales y provinciales, en
visitas y relevamientos de escuelas de ciertas regiones, en seguimiento y apoyo a algunos
proyectos específicos

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