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ÉXODO

El Éxodo es el segundo libro de la Biblia. Se trata de un texto tradicional que narra la


esclavitud de los hebreos en el antiguo Egipto y su liberación a través de Moisés, quien los condujo
hacia la Tierra prometida.
Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de
ellos la tierra.
Para faraón fuerón una amenazada para su poder. Los intenta destruir esclavizandolos brutalmente.
Ordena que todos los niños Israelitas fueras ahogadas en el Nilo.
Demuestra la rebelión de la humanidad en contra de Dios.
Israel reclama por auxilio contra esta nueva Babilonia.
Dios da vuelta la maldad de Faraón cuando una madre Israelita lanza a su hijo en el río Nilo en una cesta.
* Moisés criado con los egipcios. Aprende a leer. Escribio el pentateuco. Pueblo Hebreo en aflixión y constante
castigo, se supone que no sabían leer.
Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza
ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
Dios envía a Moisés a liberar a los hijos de Israel.

Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Dios envía a Moisés a ir delante de Faraón para liberación de los Israelitas y producto de la dureza
del corazón de Faraón, Dios envía numerosas plagas a Egipto.
Aunque Dios sabia que Faraón endurecia el corazón tuvo númerosas plagas para que se pueda
arrepentir. Dios dobla la maldad de Faraon y atrae a Egipto a su propia destrucción.
El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años.
Y salio el pueblo de Israel de Egipto con mano poderosa.
Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una
columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.
Los egipcios venian tras el pueblo de Israel y los hijos de Israel temierón en gran manera, producto de la poca fe
que tenian.
Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por
qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?
Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar (rojo) , en seco, teniendo las aguas como muro a su
derecha y a su izquierda.
Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su
gente de a caballo, perenciendo en el lugar, cuando las aguas se volvierón a juntar una vez que el pueblo hubo
cruzado.
Israel reclamaba a Moisés: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos
sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto
para matar de hambre a toda esta multitud.
Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque
Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos?
Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.
El pueblo tuvo allí sed, y nuevamente murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para
matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?
He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y
beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.
Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.
Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía
Amalec.
Aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la
mañana hasta la tarde.
Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus
leyes.
Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que
aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.
En el mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de
Sinaí.
Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del
monte, y Moisés subió. Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
No tendrás dioses ajenos delante de mí.
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que
visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y
hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su
nombre en vano.
Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es
reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el
mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y
lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No hurtarás.
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey,
ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y
viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.
Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de
vosotros, para que no pequéis.

Estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches en el monte Sinaí recibiendo las instrucciones de
Dios.
Mientras tanto los Israelitas le piden a Aarón que hagan un becerro de oro para adorarlo como el dios que los
saco de la esclavitud de Egipto. (Rompiendo 2 mandamientos del pacto).
Dios decide eliminar el mal de Israel, pero Moisíes intercede ante Dios para que no los destruya.
Dios describe su carácter: Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso
y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo
tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos,
hasta la tercera y cuarta generación.
Moisés construye el tabernaculo.

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