19-Ago2005 Psicomotricidad Relacional
19-Ago2005 Psicomotricidad Relacional
19-Ago2005 Psicomotricidad Relacional
O
IC
Á
ÁFFI de Psicomotricidad
GRR
Revista Ibero- OG
NO
americana de
Psicomotrici-
M
M
OON
SUMARIO
dad y Técnicas Página
Corporales Editorial ..................................................... 3
Presentación .............................................. 5
PONENCIAS:
NÚMERO 19 La interdisciplina y los contenidos de la
Agosto de 2005 formación del psicomotricista (Juan Mila) .... 7
La formación personal en psicomotricidad
Dirección:
• Pedro P. Berruezo (España) (André Lapierre) ........................................... 21
• Juan Mila (Uruguay) La observación de la intervención del
Consejo de Redacción: psicomotricista: actitudes y manifestacio-
• Montserrat Anton (España) nes de la transferencia (Cori Camps) ........... 27
• Pilar Arnaiz (España)
• Pablo Bottini (Argentina) COMUNICACIONES:
• Daniel Calmels (Argentina)
• Dayse Campos (Brasil) ¿Qué nos separa y qué nos une? Intentan-
• Blanca García (Uruguay) do una respuesta integradora (Ana Vega) .... 53
• Alfonso Lázaro (España)
Psicomotricidad y trastornos psiquiátricos
• Cristina de Leon (Uruguay)
• Miguel Llorca (España) infantiles (Isabel Suárez de la Rosa) .............. 63
• Leila Manso (Brasil) Psicomotricidad con plurideficientes
• Rogelio Martínez (España) (Xiomara Hernández y Ruth Martínez) .............. 69
• Rosa María Peceli (Uruguay)
• Claudia Ravera (Uruguay) La práctica psicomotriz en personas adultas
• Ruth Rosental, (Argentina) con discapacidad psíquica y física asociada
• Miguel Sassano (Argentina) (Ruimán Tendero Ojeda) ................................ 77
• Joaquín Serrabona (España)
• Begoña Suárez (México) La psicomotricidad relacional en la escuela:
• Marcelo Valdés (Chile) una reflexión sobre nuestro modelo de tra-
• Alicia Valsagna (Argentina) bajo (Nuria Esther Oliva y Carlos Romaguera) .. 89
Secretaría: Psicomotricidad y apego: el juego nos acer-
• Carmen Torcal (España)
ca, crece el vínculo - crece la autonomía
Domicilio: (Alfonsa J. Torres Díaz) .................................. 95
Apartado 146. E-28230.
Las Rozas (Madrid) Psicomotricidad y relajación en trastornos
Edición: graves de la identidad psico-corporal (So-
• Pedro P. Berruezo (España) nia S. Ríos y Mª Jesús Pardo) .......................... 111
E-mail: Psicomotricidad con personas mayores
revista@iberopsicomot.net sordas (Agustín Henríquez y Marta Núñez) ...... 117
Web: Todo está en el juego (Esther Moreno) ......... 137
www.iberopsicomot.net
Nacer antes de tiempo (Miguel Llorca y Jose-
Edita:
• Asociación de Psicomotri- fina Sánchez) ............................................... 141
cistas del Estado Español
• Red Fortaleza de Psicomo- Resúmenes / Abstracts .............................. 153
tricidad Normas de publicación ............................... 165
ISSN: 1577-0788
vol. 5 (3)
Editorial
Dar fe
Así, las aportaciones que nos han realizado diferentes disciplinas han coadyuvado
permitiéndonos profundizar en la especificidad de la psicomotricidad.
Uno de los «dogmas», identificable, en cualquiera de las líneas actuales de la psico-
motricidad, es la permanente intención de concebir el desarrollo como una globali-
dad.
Esta intención, de concebir al desarrollo y al otro desde una concepción de globali-
dad, está sustentada en las conceptualizaciones que aporta nuestra disciplina para
permitirnos construir la mirada psicomotriz
La Psicomotricidad como disciplina aporta una mirada diferente sobre el desarrollo
del niño, una mirada psicomotriz. Los objetos de estudio y de acción de la psicomo-
tricidad son lo suficientemente complejos como para resistir las necesarias miradas
de diferentes disciplinas. Nuestra disciplina, que es una disciplina nueva, se en-
cuentra construyendo su especificidad, se encuentra construyendo sus formas de
lectura de sus objetos de estudio, por ello es necesario que se consolide una forma
de «ver», de entender, de aproximarse a los mismos, bajo una mirada psicomotriz.
MIRADA PSICOMOTRIZ
Trata de poner el:
• ACENTO SOBRE LA UNIDAD Y GLOBALIDAD DEL DESARROLLO.
• ACENTO SOBRE LA IMPORTACIA DEL MOVIMIENTO COMO MANI-
FESTACION E INSTRUMENTO DE LA ESTRUCTURACION PSIQUICA.
• ACENTO SOBRE EL MOVIMIENTO Y EL GESTO EN LA COMUNICA-
CIÓN.
Las diferentes disciplinas que se ocupan del desarrollo plantean (y en nuestro en-
tender es correcto), un estándar de desarrollo; así se postulan una serie de carac-
terísticas que son comunes a un determinado grupo etario. Se describen las con-
ductas, las adquisiciones esperables dentro de un rango de normalidad establecido.
Pero al hablar de lo esperado para un niño/a de dos años estamos hablando de una
abstracción, de una construcción conceptual, de una entelequia.
En la realidad nosotros trabajamos con un niño/a determinado/a, con su familia,
con su historia, con su cultura, con sus vivencias. Es en definitiva un ser único,
irrepetible, singular, con una individualidad, con una historicidad de su organiza-
ción funcional, signada por su periplo de vínculos, signado por su estructura tónico-
emocional, que debemos descubrir con los instrumentos que nos brinda nuestra
formación como psicomotricistas.
PSICOMOTRICIDAD
TÉCNICA
PRÁCTICA
DISCIPLINA
PROFESIÓN
da exponer sin restricciones el trabajo de cada uno, donde con respeto y postura
científica la discusión sea un aporte y no un enfrentamiento.
Este es un desafío que tenemos por delante los psicomotricistas, de poder discutir
las ideas y las prácticas despegados de personalismos, narcisismos e intereses
económicos. Este paso nos terminará de consolidar como disciplina y profesión.
BIBLIOGRAFÍA:
Ander-Egg E. y Follari, R. (1993). Trabajo social e interdisciplinariedad. Buenos
Aires: Editorial Humanitas.
Camps Llauradó, C. y García Olalla, L. (2004). La formación personal del psicomo-
tricista como proceso de cambio y transformación. Entre Líneas, n° 16.
Mila, J. (2000). Formase en Interdisciplina. En Pablo Bottini (comp.) Psicomotrici-
dad: Prácticas y Conceptos. Madrid: Miño y Dávila Editores.
Mila, J.; Cherro, M.; García Ferres, B.; de León, C.; Peceli, R. (2000) La formación
del rol de psicomotricista a través del trabajo corporal. En Revista Iberoamericana
de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, n° 0, 65-76 www.iberopsicomot.net
Ravera, C. (2000). Formase en Interdisciplina. En Pablo Bottini (comp.) Psicomotri-
cidad: Prácticas y Conceptos. Madrid: Miño y Dávila Editores.
RAE (2001). Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española de la
Lengua. Madrid: Espasa.
RESUMEN:
El autor, parte de la identidad de la psicomotricidad, que aporta una mirada dife-
rente sobre el desarrollo del niño, para justificar que la psicomotricidad tiene enti-
dad propia como disciplina, pero en el marco de un trabajo realizado necesaria-
mente en relación con otros profesionales, en interdisciplina. Ello impone la necesi-
dad de reconocer las propias limitaciones de la psicomotricidad para comprender
determinados fenómenos, la oportunidad de enriquecerse con otros puntos de vis-
ta, pero también la posibilidad de aportar a un equipo una visión particular cualifi-
cada. La interdisciplina nos lleva a una responsabilidad y a un enriquecimiento y
por ello se incorpora a la formación de los psicomotricistas, tanto a nivel teórico
como a través del trabajo corporal, posibilitando la construcción de un rol específi-
co y una identidad profesional. Pero para poder incorporarse en equipos interdisci-
plinares, los psicomotricistas necesitan superar sus diferencias y su fragmentación
lo que consolidará la psicomotricidad, como disciplina y como profesión.
PALABRAS CLAVE:
Interdisciplina, mirada psicomotriz, formación corporal, desarrollo profesional.
ABSTRACT:
The author, starting from the identity of the psychomotricity that contributes a
different look on the child’s development, to justify that the psychomotricity has
own entity as a discipline, but in the mark of a work necessarily carried out in
connection with other professionals, in interdiscipline. It imposes the necessity to
recognize the own limitations of the psychomotricity to understand some things,
the opportunity to improve itself with other points of view, but also the possibility to
contribute to a team with a qualified particular vision. The interdiscipline takes us to
a responsibility and enrichment and so it is incorporated to the formation of the
psychomotrician, as much to theoretical level as through the corporal work, facili-
tating the construction of a specific role and a professional identity. But to be able
to incorporate in interdisciplinary teams, the psychomotricians needs to overcome
their differences and their fragmentation what will consolidate the psychomotricity,
as a discipline and as profession.
KEY WORDS:
Interdiscipline, psicomotor look, corporal formation, professional development.
RESUMEN:
El autor presenta los orígenes y fundamentos de la formación personal en psicomo-
tricidad y justifica que sea uno de los pilares de la preparación profesional de los
psicomotricistas, tanto en su formación inicial como en su formación continua. la
formación personal no debe confundirse con un proceso de análisis terapéutico.
Para el autor, este análisis didáctico no es necesario si el psicomotricista no va a
trabajar con situaciones patológicas en terapia psicomotriz. No obstante, aunque la
formación personal no sea ni un análisis ni una psicoterapia, puede tener repercu-
siones importantes en la personalidad del (futuro) psicomotricista.
PALABRAS CLAVE:
Formación personal, juego corporal, análisis corporal, vivencia corporal.
ABSTRACT:
The author presents the origins and foundations of the personal training in psycho-
motricity and he justifies that it is one of the pillars of the professional preparation
for the psychomotricians, so much in their initial training as in their professional
development. The personal training is not the same thing that a process of thera-
peutic analysis. For the author, this didactic analysis it is not necessary if the psy-
chomotrician won't work with pathological cases in psychomotor therapy. Never-
theless, although the personal formation is not neither an analysis neither a psy-
chotherapy, it can have some important repercussions in the personality of the
(future) psychomotrician.
KEY WORDS:
Personal training, corporal game, corporal analysis, corporal experience.
Introducción
A partir del concepto de «actitud», describiré las actitudes principales que definen
la intervención del psicomotricista, una intervención que debe ajustarse a la perso-
na con la que interviene para poder acompañarla en su proceso de crecimiento y
maduración psicológica. Plantearé a continuación la vinculación de estas actitudes
con el mecanismo transferencial y cómo podemos desarrollar las actitudes del psi-
comotricista y la comprensión del mecanismo transferencial a través del proceso de
formación personal en psicomotricidad. Ejemplificaré este último aspecto a través
de sesiones de formación personal que se han realizado bajo la consigna de «acom-
pañar». Plantearé a continuación cómo se ponen de manifiesto las actitudes del
psicomotricista y el proceso transferencial en sesiones de educación y terapia psi-
comotriz. Por último, presentaré un guión para la observación de la intervención del
psicomotricista.
ACTITUDES DEL PSICOMOTRICISTA
A partir del concepto de «actitud» vamos a definir las actitudes principales que el
psicomotricista deberá manifestar durante su intervención psicomotriz.
* Esta ponencia parte del trabajo elaborado conjuntamente con Inés Tomás, presentado
en el II Congreso Estatal de Psicomotricidad (Madrid, 2002), y recoge asimismo conceptuali-
zaciones teóricas y experiencias concretas de la formación teórica, personal y pedagógica
que hemos venido desarrollando en el «Máster de Terapia Psicomotriz» y en el «Postgrado
en Intervención Psicomotriz en Clínica y Aprendizaje» de la Universidad Rovira i Virgili
(Tarragona), coordinado, además de nosotras dos, por Lola García. Es, pues, un trabajo
fruto de nuestro recorrido personal y de grupo de investigación y es en dicho recorrido en
donde hay que situar la ponencia.
La ponencia recoge además trabajos anteriores de diferentes psicomotricistas, que se
sitúan en distintos puntos de encuentro del planteamiento del tema y que nos han permi-
tido reflexionar, profundizar y resignificar nuestro trabajo.
«La capacidad de escucha es a veces especial con determinados niños, con los que
se produce una relación de empatía» ....situación que puede darse con unos niños,
pero que puede ser difícil con otros. Por ello, es fundamental analizar el tipo de
interacción que el psicomotricista tiene con los distintos niños. Si durante varias
sesiones, hemos dejado de lado a algún niño, «puede ser el resultado de una
transferencia nuestra, evitando a aquellos niños que nos suponen algunas dificulta-
des, que reflejan quizás nuestras propias dificultades. La aceptación de cada niño
como es y no como nos gustaría que fuese, supone un trabajo personal y reflexivo
por parte del psicomotricista, que a veces necesita de varios años para hacerse
evidente, consciente y modificable» (Sánchez y Llorca, 2001, 69).
Se trata de una escucha cercana al niño, que nos permitirá estar más próximos a
su inconsciente, pero con cierta distancia para no ser invadidos por su emoción, ni
invadirle o fusionarnos con él.
Podemos observar en esta escucha, su analogía con lo que en psicoanálisis denomi-
namos Atención Flotante, que implica un escuchar sin juzgar, censurar, ni criticar
(Camps y Tomás, 2003).
Al hablar de la escucha, debemos referirnos también a la autoescucha del psicomo-
tricista, a su capacidad para ser consciente de su actitud a lo largo de la sesión, de
su disponibilidad corporal, de sus cambios y transformaciones tónicas y emociona-
les: ¿Qué me está pasando a mí con este niño....? Poder responder a esta pregun-
ta me permitirá situarme en la distancia necesaria para poder ajustarme a la de-
manda del niño. Volveremos a insistir en la importancia de la autoescucha en el
apartado 3.
1.2.- Empatía:
La actitud de empatía implica aprender a hacer una lectura tónica del cuerpo del
niño (su postura, su mirada, sus gestos, su voz) y observar su expresividad psico-
motriz, lo cual permitirá captar la demanda consciente o inconsciente del niño, dar
sentido a su acción y aportar una respuesta tónica ajustada a su demanda (Camps
y García Olalla, 2004). La empatía tónica requiere un ajuste muy profundo a nivel
tónico: ajuste recíproco del tono en una relación estrecha en la que el tono se
convierte en medio de relación y comunicación, igual que entre la mamá y el bebé.
Progresivamente esta relación deja de ser tan estrecha produciéndose un ajuste a
distancia, donde el tono se percibe a través de la mirada, la voz, los gestos, las
posturas (Sánchez y Llorca, 2001).
Aquí aparece también la importancia de la espera, ser capaz de no anticipar ni
interrumpir la acción del niño.
Aucouturier se refiere al respeto, acogida, escucha y comprensión del niño, como
«actitud de acogida empática», a partir de un sentimiento positivo hacia el niño,
ofreciéndole condiciones favorables de seguridad afectiva y material, una claridad
de los límites y un ajuste tónico y postural.
Este mismo autor afirma que «en el grupo de ayuda, el psicomotricista se implica,
participando en los juegos de aseguración profunda y en todas las producciones de
los niños, lo que supone un cambio en su disponibilidad y en su actitud, ya que se
moviliza su estructura tónico-afectiva con la de los niños. Esta movilización vivida
con placer produce fuertes resonancias tónico-emocionales recíprocas que harán
mirada (ver Sánchez y Llorca, 2001). Podríamos añadir, además, el tacto. Vamos a
detenernos un momento en alguno de estos mediadores corporales.
En relación con los gestos, éstos forman parte del lenguaje corporal pero no pue-
den asimilarse a los signos verbales. Según Contant y Calza (1991), en psicomotri-
cidad, la manifestación de un estado emocional se da a través de la expresión de la
cara, que revela la especificidad de la emoción, y la postura, que indica mucho
mejor el grado del estado emotivo. En los gestos, el significante no se separa del
significado y tienen una doble función: la de proporcionar una indicación sobre el
estado emocional y la de suscitar una reacción en el otro.
La mirada es reveladora de la personalidad, tanto en lo que tiene de homogénea
con otras funciones, como en lo que representa de discordante de éstas (por ejem-
plo, gestos acogedores en contraste con una mirada fría y distante). Para Contant
y Calza (1991) para captar la emoción del otro hay que aprehenderla de forma
espontánea, mediante pequeños toques sucesivos (contacto-separación) más que
mediante intercambios visuales insistentes y prologados que no harían más que
provocar tensiones-inhibiciones, o bien accesos de angustia.
El tacto en psicomotricidad no debe entenderse como una continuidad en el inter-
cambio corporal que pretende perpetuar un infinito de una relación pulsional, ni
siquiera ser considerado un objetivo a alcanzar sistemáticamente, sino que ha de
concebirse más bien en una perspectiva dialéctica que aspira a entablar una situa-
ción simbólica que introduce también la ausencia de tacto. Tocar al otro o ser toca-
do por el otro puede hacerse a una distancia en la que sólo la mirada, los gestos y
las posturas son el vehículo de intercambio en la interacción (Contant y Calza,
1991)
La disponibilidad va a manifestarse a través de los mediadores corporales y tam-
bién mediante distintas estrategias durante la intervención psicomotriz. Vamos a
señalar algunas de ellas: el diálogo tónico y la capacidad del psicomotricista de
transformación, de actuar en disimetría o como espejo.
2.1.- Diálogo tónico:
El diálogo tónico constituye la base del trabajo psicomotor. El diálogo tónico pone
permanentemente en juego la interrelación de dos sujetos. En palabras de Ajuria-
guerra (en Contant y Calza (1991)): «El diálogo tónico que se instaura entre pa-
ciente y terapeuta en el momento de la curación debe ser comprendido por una
parte, al menos, como una reminiscencia estructuradora del diálogo corporal, de
contacto y a distancia, que se ha vivido entre el niño y su madre en los primeros
meses de vida». Para estos autores, la especificidad de la psicomotricidad se en-
cuentra en esta capacidad de encuentro con el otro en un estadio arcaico que pone
en juego todos los procesos emocionales anteriores a la constitución del lenguaje.
La intervención por parte del psicomotricista debe partir del diálogo tónico entre él
y el sujeto con el que trabaja. A partir del diálogo tónico podrá observar, intervenir
e interactuar tónicamente con el sujeto ayudándole a vivenciar su cuerpo como
unidad de placer y permitiéndole construir su propia totalidad corporal. De nuevo,
el diálogo tónico va a conducirnos al proceso transferencial, que veremos más
adelante.
Para que haya diálogo tónico debe haber acuerdo entre las dos personas. El diálogo
tónico no tendrá sentido en la interacción terapéutica más que si la gestualidad
expresiva del psicomotricista entra en resonancia y coherencia con la sensibilidad
del niño. Y esta sensibilidad es plural: comunicaciones tónico-táctiles que deben ir
acompañadas por los juegos de las miradas, modulaciones de la voz, ritmo respira-
torio que acentúa o calma las tensiones... todo ello va a contribuir a la creación de
un espacio relacional y marcará la separación de los cuerpos. No se trata de un
cuerpo a adiestrar sino de un cuerpo a experimentar y a sentir para que el niño
pueda llegar a la riqueza de las comunicaciones, al placer del dominio de los movi-
mientos y a la coherencia de los espacios (Gauberti, 1993). «El punto crítico en la
intervención del psicomotricista estriba en la calidad de la acogida, en lo ajustado
de la respuesta tónica, gestual y postural» (Aucouturier, 1985, 63).
Esta disponibilidad corporal del psicomotricista no va a traducirse sólo en un ajuste
incondicional negando la separación de los cuerpos. El diálogo tónico es también
ruptura, iniciando sensaciones nuevas que van a estructurar nuevas formas de
respuesta hacia el cuerpo del otro. Para Cenerini (2001), el acompañamiento por
parte del psicomotricista de estas rupturas tónico-emocionales del niño pueden
favorecer su transformación, ayudándole a acceder a otros niveles de representa-
ción. Para ella «es a través de la movilización de la estructura tónico-emocional que
se pone en movimiento el imaginario y se puede ir hacia la distanciación de las
emociones bloqueantes» (pág. 41-42). Por ejemplo, va a ser muy necesario intro-
ducir estas rupturas en los niños que presentan arritmias o estereotipias. En tal
caso, el psicomotricista las imita y las acompaña corporalmente, para luego intro-
ducir rupturas en el ritmo, la repetición, las variaciones tónicas, los desplazamien-
tos de los contactos cutáneos. Estas rupturas impedirán la confusión con el cuerpo
del psicomotricista, el niño va a encontrar sensaciones nuevas en el cuerpo del
otro, pero para ello los cuerpos deben estar separados.
Al hablar de gestualidad expresiva del psicomotricista, debemos referirnos de nue-
vo, como en el apartado anterior, a la autoescucha tónica, a que éste sea capaz de
observar su propio estado tónico en la relación con el otro y capte sus motivacio-
nes. Saber observar el tono y la emoción en uno mismo permitirá la distancia
necesaria para poder responder a la demanda del niño; de ahí, la importancia de su
formación personal.
2.2.- Capacidad de transformación:
Al igual que ocurre para el establecimiento del diálogo tónico entre la mamá y el
bebé y cómo éste afecta a la construcción de la totalidad corporal; en la instaura-
ción del diálogo tónico entre el psicomotricista y el sujeto con el que trabajamos, es
importante que el psicomotricista sea modificable, transformable a nivel tónico-
emocional y también a nivel motor y postural, pero a condición de transformarse
sin ser destruido.
Según Aucouturier (2004) «los niños sienten la disponibilidad de un psicomotricista
capaz de manifestar sus variaciones y modulaciones tónicas, sin abandonar su
empatía tónica».
Esta capacidad de transformación adquiere todavía mayor sentido cuando trabaja-
mos con niños con trastornos graves del desarrollo. En este caso, tal como nos
señala Rodríguez: «Durante la relación terapéutica se trata que de que el niño
2.4.- Espejo:
Desde este lugar de disimetría, la posición del psicomotricista es la de un acompa-
ñante que contiene, responde e interroga al sujeto, pero también que opera al
modo de un espejo en el que el otro puede ver reflejados sus deseos, aspiraciones
y los obstáculos con los que se encuentra interna y externamente en sus relaciones
consigo mismo y con el entorno; y que le dificultan la satisfacción de los mismos
(Camps y Tomás, 2003). La capacidad del psicomotricista de actuar como espejo
del niño va a ser muy importante para que el otro pueda recibir de vuelta algo de sí
mismo en lo que pueda empezar a reconocerse para constituirse como sujeto.
3.- Contención
Vamos a referirnos, por último, a la capacidad de contención del niño por parte del
psicomotricista. Esta capacidad adquiere todavía más importancia si pensamos que
nos situamos en un marco de intervención no directivo, basado en la actividad
espontánea del niño.
De hecho, la contención está estrechamente vinculada a la escucha y a la disponi-
bilidad. A la primera, puesto que sin una escucha es imposible «saber» cuando el
otro necesita ser contenido; a la segunda porque, a partir de la escucha, el psico-
motricista se ajusta tónicamente, se transforma, utiliza los mediadores corporales
de la relación, para hacer una contención del otro. Vamos a ver, pero, a lo que nos
referimos de forma específica cuando hablamos de contención. Nos referiremos a
claridad en los límites, seguridad física y afectiva, mirada periférica y contención a
través de la palabra.
3.1.- Claridad en los límites y seguridad física y afectiva:
La capacidad de contención se manifiesta en una doble función del psicomotricista:
por una parte, acoger y segurizar al niño (entorno maternante, para Aucouturier);
por otra, poner límites claros y actuar con firmeza, como figura de ley en la sala
(autoridad estructurante, para Aucouturier) (ver Aucouturier, 1995; 1997b).
La actuación del psicomotricista como figura de ley debe inscribirse siempre como
una ley que asegure al niño física y psíquicamente y garantice la libertad de cada
uno, dentro de un respeto a unas normas de convivencia del grupo. En nuestra
práctica, que parte de la libertad del niño, sabemos que la permisividad es muy
grande, pero debe darse en un marco contenedor, que asegure al grupo. Para ello
deben darse las normas de la sala de forma muy clara, durante el ritual de entrada,
y recodarlas a lo largo de la sesión si es necesario. Estas normas son mínimas: no
hacer ni hacerse daño, respetar el espacio, los materiales y las construcciones.
La contención puede ser muy efectiva ante los comportamientos hiperactivos, agre-
sivos, etc. «Es fundamental para ello, que el psicomotricista entienda la demanda
del niño como una necesidad de límites, manteniendo la seguridad y a veces conte-
niendo la rabia y la impulsividad del niño de forma clara y afectiva. A modo de símil,
la contención podría ser el resultado de un abrazo necesitado que no fue recibido.
Tener a una persona que le sujeta, que tiene fuerza para pararlo, para mantenerlo
sin que se pierda, con calidez, puede ser para muchos niños una referencia seguri-
zante que les ayude a crecer» (Sánchez y Llorca, 2001, 63).
Se trata se una «ley frustración», que se articula con el deseo del niño y no de una
«ley represión», que ignora ese deseo (Camps y García Olalla, 2004). Una ley
frustración que introduce unos límites (unos espacios, tiempos, normas...), a pesar
de la permisividad de la sala, y permite que emerja el deseo, como motor del
crecimiento. El adulto no se puede transformar siempre al antojo del niño, el niño
necesita cierta permanencia. Ello va a ayudarle a sentirse más seguro y a tener
más tolerancia a la frustración.
Por otra parte, ante el otro que frustra, en la sala, hay la posibilidad de responderle
sin culpa, existe la oportunidad de expresarse de otra manera y, por eso, muchas
veces, ante la ruptura, aparece la destrucción, o la agresión simbólica. Es necesario
estar muy atentos en estas situaciones angustiosas para el niño. Para que la an-
gustia se transforme, ésta tiene que darse en un clima de seguridad que pueda
contenerla.
El psicomotricista debe desarrollar una adecuada escucha de las necesidades de los
niños para que el poner límites no responda a un miedo del propio psicomotricista,
en lugar de a una necesidad del niño (Sánchez y Llorca, 2001).
3.2.- Mirada periférica:
Cuando trabajamos con un grupo de niños, la mirada periférica del psicomotricista
es necesaria para su seguridad. El psicomotricista no puede abandonar la mirada
hacia todo el grupo, aunque en determinados momentos de la sesión su interven-
ción esté focalizada hacia alguno de los niños del grupo. Este es uno de los motivos
por los que, en la práctica psicomotriz educativa, la implicación corporal del adulto
con el niño tiene unos límites.
3.3.- Contención a través de la palabra:
El lenguaje que utiliza el psicomotricista debe ser claro y preciso, enunciativo, afir-
mativo y descriptivo o interrogativo. Un lenguaje que no invada al niño, que le sitúe
en la realidad, que se refiera a sus producciones, y que actúe como espejo para él
(Arnaiz, Rabadán y Vives (2001).
Aucouturier (2004) habla de «palabras que sostienen y estructuran», que tienen
acentos tónicos, pero también acentos de sentido; para ayudar al niño, explicando
con palabras lo que él intenta expresar o las emociones que surgen, para despertar
y significar la identidad de cada niño (a través de las competencias simbólicas que
va adquiriendo o de sus capacidades de transformación tónico-emocional), para
desculpabilizar, para poner límites o para dar referencias.
LAS ACTITUDES DEL PSICOMOTRICISTA Y SU VINCULACIÓN CON LA TRANS-
FERENCIA
Toda relación humana con el otro implica la puesta en acto del dispositivo tranfe-
rencial. La intervención psicomotriz no va a ser una excepción: la relación transfe-
rencial va a producirse cuando intervenimos como psicomotricista con relación a
otro, ya sea niño, adolescente o adulto.
Antes de hablar de la vinculación de las actitudes del psicomotricista con la transfe-
rencia, vamos a detenernos en el propio concepto de transferencia.
En el campo de la psicología, el concepto de transferencia fue definido por vez
primera, por Sigmund Freud en el Epílogo al caso Dora, publicado en 1905. Citamos
textualmente: «...Son las repeticiones de vivencias, afectos, relaciones objetales,
con más escucha tónica y afectiva, con más disponibilidad y con una perspectiva de
la vida más amplia en significados». «He aprendido a aceptar a los otros tal como
son, y a ajustarme a otras maneras de ser, de hacer, de pensar...». «He aprendido
a distinguir lo que viene de mí y lo que viene de los otros».
Ahora bien, hay que recordar, que la formación personal no es una terapia de
adultos. «El cambio en la persona no es el objetivo inmediatamente buscado, tan
sólo es la consecuencia de todo lo que ha sido vivido» (Aucouturier, 1985, 60). Por
tanto, no es una terapia, pero tiene efectos terapéuticos.
Eso no excluye que el psicomotricista pueda tener espacios terapéuticos propios.
Tal como afirma Mila (2002), el hecho de que éste transite por un proceso terapéu-
tico es una forma de resguardar su salud mental y de resguardar al otro de nuestra
propia historia y una de las maneras de entender su historia y los aspectos propios
que pone en juego en la relación con el otro.
ACTITUDES DEL PSICOMOTRICISTA Y MANIFESTACIONES DE LA TRANS-
FERENCIA EN SESIONES DE FORMACIÓN PERSONAL, BAJO LA CONSIGNA
DE «ACOMPAÑAR»
En este apartado vamos a ejemplificar una de las manifestaciones de la transferen-
cia en una sesión de formación personal2.
La dinámica de la relación transferencial en las sesiones de Formación Personal,
presupone el encuentro con los propios fantasmas. Sólo desde ahí es posible escu-
char al otro y acompañarle en su crecimiento.
Es justamente esa noción de acompañar, y no de dirigir o actuar sobre el otro, la
que nos ha llevado a ejemplificar las manifestaciones de la relación transferencial
en la formación personal, precisamente en sesiones que se han realizado bajo esta
consigna: acompañar.
A partir de las verbalizaciones de los alumnos aparecen una serie de conceptos
asociados a la actividad «acompañar». Trataremos sobre ellos más adelante. Vea-
mos previamente a qué remite la consigna de «acompañar».
Acompañar implica: escucha, empatía, capacidad de intuición para percibir cuándo
el otro necesita puntos de referencia de seguridad y cuándo no, hacer propuestas,
pero ser capaz de escuchar las respuestas del otro, para saber si nuestra propuesta
está ajustada a su deseo, capacidad de espera, proteger sin invadir, actuar como
entorno maternante y como autoridad estructurante. El primer acto es acompañar-
lo en lo que sabe hacer.
Aquí aparece el problema de nuestras «proyecciones»: ofrecer permanentemente
puntos de seguridad no es más que la proyección de nuestras angustias Si envuel-
vo permanentemente al otro no hay referencias de seguridad. En otros momentos,
hay el peligro de estar proyectando el propio deseo.
En la consigna de acompañar aparecen la mayoría de las actitudes que hemos
tratado en el primer apartado: escucha, empatía, disponibilidad, diálogo tónico,
transformación, disimetría, contención; pero, además, aparece implícito el meca-
nismo transferencial. Veremos también ambos aspectos en las verbalizaciones de
los alumnos a las que haremos referencia más abajo.
zada hacia un fin no sexual, invistiendo objetos valorados socialmente), y sus rami-
ficaciones.
En otros momentos, el psicomotricista puede proyectar sobre la persona con la que
interviene algunos deseos que provienen de él, pero cuyo origen él mismo desco-
noce y atribuye a una alteridad exterior (proyección). En simetría con el mecanis-
mo de proyección, la introyección, como mecanismo de defensa, se refiere al modo
en que el sujeto hace entrar fantasmáticamente los objetos del afuera en el interior
de su esfera de interés, incorporando por tanto elementos del mundo externo al
interior de su psiquismo. La introyección está en la base de la identificación: proce-
so central mediante el cual el sujeto se constituye y se transforma asimilando y
apropiándose, en momentos clave de su evolución, de aspectos, atributos o rasgos
de los seres humanos de su entorno (Roudinesco, 1998; Tomás, 1993).
«Es imposible que la intersubjetividad no esté presente en la relación con el otro.
Resulta por ello imprescindible acceder al propio conocimiento, para evitar distor-
siones en la percepción de las relaciones objetales, debidas a los mecanismos de
proyección e introyección. Es en función de éstos, que atribuimos al otro nuestra
propia conflictiva y los mecanismos de defensa que hemos incorporado frente a la
misma, para constituirnos como sujetos» (Camps y Tomás, 2003).
Hemos observado también, en ocasiones, cómo el psicomotricista repite con insis-
tencia determinadas situaciones. Podríamos hablar aquí de la «compulsión de re-
petición», o proceso inconsciente, y como tal indominable, que obliga al sujeto a
reproducir secuencias (actos, ideas, pensamientos) que en su origen generaron
sufrimiento y que han conservado ese carácter doloroso (Roudinetsco, 1998).
Es importante que el psicomotricista conozca todos estos procesos psíquicos para
poder tomar conciencia de ellos y hacer una intervención lo más ajustada al deseo,
carencias y necesidades del niño.
LA OBSERVACIÓN DE LAS ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN DEL PSICO-
MOTRICISTA: GUIÓN DE OBSERVACIÓN
Presentamos una propuesta para observar la intervención del psicomotricista El
lector puede ver otra propuesta anterior, complementaria a ésta y con otros mati-
ces, en Sánchez y Llorca (2001). Algunos aspectos de la misma están recogidos
aquí, no así otros, como la intervención del psicomotricista en el ritual de entrada,
en las actividades sensoriomotrices, en el juego simbólico, en el ritual de salida y
en la representación, que pueden encontrarse allí de forma detallada. También se
recogen algunos indicadores de la propuesta de Franc (2004), aunque adaptados a
nuestra categorización. A partir de la misma, es posible elaborar un guión de ob-
servación que matice y concrete cada uno de los aspectos.
Para ello partiremos de la conceptualización de la propia observación, así como de
las estrategias, niveles y parámetros de la observación en relación a los niños, a
partir del trabajo de García Olalla (2000, 10) «La observación es un proceso de
selección y estructuración de los datos de la experiencia, cuyo objetivo es construir
redes de significación a partir de un modelo interno o marco de interpretación... La
observación será objetiva dentro del marco de referencia que uno se fija y la inter-
pretación tendrá valor desde este marco».
• Espejo
- Contención:
• Claridad en los límites (normas claras, firmeza, frustración)
• Mirada periférica
• Seguridad afectiva y física (seguriza, permisivo...)
• Contención a través de la palabra
3.- Utilización del espacio: espacios que ocupa o construye, dónde se sitúa
en relación al niño, adecuación de espacios, espacios evitados, novedad
de la propuesta...
4.- Utilización del tiempo: ritmo, paradas, cambios, flexibilidad, ajuste en
la organización del tiempo de la sesión, señalamiento inicio y final dis-
tintos momentos...
5.- Utilización del material: variedad, repeticiones, carácter (tipo de mate-
rial, qué características tienen), maneras (repetición, creación, relación
con el tono...), calidad en su utilización, evolución de los objetos que
utiliza, adecuación de materiales...
6.- Repeticiones: espacio, juego, materiales...
7.- Relación con los niños: con cuáles (evitación, fijación, rechazo de los
que le ponen en dificultad....), modalidades de interacción (provoca-
ción, propuestas, imitación, apego, oposición, seducción, dependencia),
ajuste a nivel tónico, sensorial y postural, construcción de la relación...
8.- Actuación y límites frente a las conductas de inhibición, agresión, fu-
sión...
9.- Utilización del lenguaje (ajuste del lenguaje al nivel del niño, tono de
voz, expresividad, consonancia entre lenguaje verbal y no verbal, pone
palabras a las acciones de los niños, utiliza preguntas, promueve el
acceso a la representación...)
10.- Análisis de los aspectos inconscientes que se han movilizado en la se-
sión: mecanismos de defensa, proyecciones, resistencias...
11.- Análisis del mecanismo transferencial y contratransferencial.
Para la observación de los dos últimos puntos, puesto que son aspectos vinculados
a las manifestaciones del inconsciente, proponemos dos estrategias: por parte del
psicomotricista que realiza la intervención, la elaboración de un diario de sesiones;
y, por otro lado, la necesidad de una supervisión por parte de un terapeuta psico-
motriz, con amplia experiencia y recorrido tanto a nivel profesional como en forma-
ción personal.
La supervisión es una estrategia fundamental en la intervención psicomotriz, pues-
to que permite poner en evidencia aspectos que de otra forma pasarían por alto y
que pueden estar condicionando la evolución de las personas con las que se está
realizando la intervención. En relación con la supervisión, Mila se refiere a la misma
como un espacio de formación:
NOTAS:
1
Ver el sentido, objetivos, marco, estrategias y contenidos de la formación personal en
Camps y García Olalla (2004a).
2
A partir del trabajo de Camps y Tomás (2003)
3
Aquí aparecen sólo algunas de las reflexiones. Ver en Camps y Tomás (2003), las re-
flexiones de los alumnos sobre ser acompañada o sobre lo que no es acompañar.
BIBLIOGRAFÍA:
Arnaiz, P., Rabadán, M. Y Vives, I. (2001) La psicomotricidad en la escuela: una
práctica preventiva y educativa. Málaga: Aljibe.
Aucouturier, B. (1990) Teoría de la práctica psicomotriz. Cuadernos de psicomotri-
cidad, nº 9, Bergara: UNED.
Aucouturier, B. (2001) Perturbaciones psicomotrices. Conferencia impartida en el
Departamento de Psicología (Postgrado «Intervención psicomotriz en clínica y apren-
dizaje»). Universidad Rovira i Virgili. Tarragona, Marzo. (no publicada)
Aucouturier, B. (2004) Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz. Barcelo-
na: Graó.
Aucouturier, B.; Darrault, I. y Empinet, J.L. (1985) La práctica psicomotriz. Reedu-
cación y Terapia. Madrid: Científico- Médica.
Boscaini, F. (1994) La educación psicomotriz en la relación pedagógica. Psicomotri-
cidad, 46, 17- 23.
Camps, C. (2002) El esquema corporal. En Llorca, M. (coord.): La Práctica Psico-
motriz: una propuesta educativa mediante el cuerpo y el movimiento, (pp. 355-
398). Málaga: Aljibe
Camps, C. y García Olalla, L. (2004 a) La formación personal del psicomotricista
como proceso de cambio y transformación. Entre Líneas, nº 16, pp. 7 a 20.
Camps,C. y Garcia Olalla, L. (2004 b) La formación personal en psicomotricidad
como facilitadora del desarrollo de competencias y actitudes transversales en la
formación del alumnado universitario. Comunicación presentada al 3er Congreso
Internacional de Docencia Universitaria e Innovación. Universitat Girona: CD actas
del congreso.
Camps, C. y Tomás, I. (2003) Manifestaciones de la transferencia, en la interven-
ción psicomotriz. En: Actas II Congreso Estatal de Psicomotricidad, (pp. 91-102).
Madrid: Indivisa.
Cerenini, G. (2001) La psicomotricidad en terapia. En: Desarrollo e intervención
psicomotriz. Actas I Congreso Estatal de Psicomotricidad, (pp. 39-43). Barcelona:
FAPee.
Contant, M. y Calza, A. (1991) La unidad psicosomática en psicomotricidad. Barce-
lona: Masson.
Enciclopedia Catalana.
RESUMEN:
Se presenta una propuesta para observar la intervención del psicomotricista, que
considera distintas estrategias, niveles y parámetros de observación. Tiene en cuenta
tanto los aspectos corporales del psicomotricista, como otros aspectos del funcio-
namiento psíquico, tanto conscientes como inconscientes, que pueden facilitar o
interferir en su intervención con los niños. Para ello, se describen en primer lugar
las actitudes que debería tener el psicomotricista para poder realizar una interven-
ción ajustada a los niños, que debería basarse en la escucha, la disponibilidad
corporal y la contención. Estas actitudes están relacionadas con el concepto de
transferencia. Se considera la forma de desarrollar las actitudes y la comprensión
del mecanismo transferencial por medio de la formación personal, y cómo ambos
aspectos se manifiestan durante la intervención psicomotriz.
PALABRAS CLAVE:
Observación psicomotricista, actitudes psicomotrices, intervención psicomotriz, trans-
ferencia.
ABSTRACT:
A proposal is presented to observe the intervention of the psychomotor therapist,
considering different strategies, levels and parameters of observation. It takes into
account both the physical aspects of the psychomotor therapist, and other aspects
of psychic functioning, either conscious or unconscious, that may facilitate or inter-
fere with his or her intervention with the children. To this end, the proposal first
describes the attitudes that the psychomotor therapist should possess in order to
carry out an intervention that is appropriate for the child, which should be based on
listening, physical availability and containment. These attitudes are linked to the
concept of transference. It considers ways of developing attitudes and understand-
ing the transference mechanism by means of personal training, and how both as-
pects are manifested during the psychomotor therapy intervention.
KEYWORDS:
Psychomotor therapist observation, psychomotor therapist attitudes, psychomotor
therapy intervention, transference.
DATOS DE LA AUTORA:
Cori Camps Llauradó es Licenciada y Doctora en Psicología, profesora Titular de
Universidad del Departamento de Psicología, de la Facultad de Ciencias de la Edu-
cación y Psicología (Universidad Rovira i Virgili, Tarragona (España)). Imparte asig-
naturas vinculadas a la Psicomotricidad desde el año 1983. Actualmente imparte en
el plan de estudios de Psicología: «Desarrollo psicomotor» (asignatura obligatoria
del plan de estudios) e «Intervención psicomotriz» (asignatura optativa). Es codi-
rectora del Postgrado «Intervención Psicomotriz en clínica y aprendizaje» y del
Máster en «Terapia Psicomotriz». Desde el año 2001 ejerce como Decana de la
Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología. Tiene diversos artículos, capítulos
de libro, ponencias y comunicaciones a Congresos, vinculados a la psicomotricidad.
Coordina el grupo de investigación de la Universidad Rovira i Virgili: «Desarrollo
psicológico e intervención psicomotriz».
cabe hablar entonces de una escuela de iguales. Y de otras ideas importantes tam-
bién: la metodología y estrategias utilizadas en las aulas determinan lo que pase en
ellas. Así que abogo por una metodología abierta, creativa, que escuche, observe,
que de cabida a los sentimientos y emociones, que reflexione sobre las distintas
situaciones que se propician en una jornada escolar, en la construcción de los apren-
dizajes.
En definitiva hacer una revisión de la mirada dirigida a la escuela. Porque la mirada
está cansada, mal graduada, y vemos borroso lo que ocurre a diario en las aulas. Y
acaso es el momento de ajustar, enfocar y cambiar de lentes para conseguir una
escuela equilibrada en sus planteamientos, sin sesgos. En definitiva una escuela
que potencie la igualdad de oportunidades en ambos sexos; que tenga una visión
del cuerpo positiva, recuperando nuestra atención y contacto con él, porque el
cuerpo es vehículo de comunicación, afecto y placer, sin limitaciones por razón de
género.
SEGREGAR PARA COMPENSAR LAS DESIGUALDADES, UNA PROPUESTA Y
EXPERIENCIA PERSONAL
La experiencia que aquí relato se ubica en un colegio público de Santa Cruz de
Tenerife, en un aula de cuatro años de Educación Infantil. Como ya hemos dicho, el
objetivo central de nuestro trabajo consiste en intentar favorecer una escuela más
igualitaria, pero ¿cuál es la mejor forma de hacerlo? Nos pareció que estos aspec-
tos se podían muy bien trabajar en el espacio que dedicábamos a la psicomotrici-
dad, en donde sabíamos, por la experiencia acumulada de varios años, que era un
buen lugar para trabajar de manera sistemática los afectos y la comunicación inter-
personal.
Efectivamente, el trabajo corporal en la sala de psicomotricidad tenía especial inciden-
cia en nuestra práctica docente desde varios años antes, como explicamos en varias
ocasiones. La sala de psicomotricidad era el gimnasio de la escuela. Y allí, una vez por
semana, normalmente los lunes, los niños y las niñas encontraban materiales que
favorecían el desarrollo del juego simbólico (telas, pelotas, «coquillas», papel, cartón,
cuerdas, sacos...) apareciendo diferentes personajes con los que ellos se identificaban
y que a nosotros nos permitían observar la dimensión más profunda, la afectivo-social.
Porque la sala no era sólo lugar de desplazamientos, un lugar físico con dimensiones y
materiales determinados, sino que es un espacio cargado de vivencias, en el que cada
uno puede expresarse tal como es; lugar de placer, de descubrimientos, de encuen-
tros; lugar donde se juega y se aprende.
Lo novedoso, por llamar de alguna manera a ese trabajo que aquí denominamos
segregar para compensar las desigualdades, fue dedicar ese mismo espacio de
psicomotricidad con finalidad compensantoria otro día de la semana, los jueves
durante una hora. El trabajo, que se inició hace casi una década pero que no tras-
cendió porque hasta ahora no lo habíamos plasmado por escrito, consistía en divi-
dir la clase en dos grupos, por una parte las niñas y por otra los niños, para trabajar
de manera diferenciada aquellos conocimientos, vivencias o supuestas verdades
que según nuestro entender y observaciones previas necesitaban ser cuestionadas.
Por un lado las niñas participaban en ejercicios encaminados a trabajar la autoesti-
ma, la seguridad, la fortaleza física, la psicomotricidad gruesa, la toma de decisio-
nes, la no sumisión, resolución de conflictos, la sororidad, etc. Los niños, por su
algunas chicas, o vemos que las niñas son capaces de disfrutar con un scalextric o
algo parecido. Sin duda que es un buen logro, pero hoy hay que dar un paso
adelante para que no sea un trabajo desequilibrado, como ocurre con frecuencia en
prácticas supuestamente coeducativas.
EL TRABAJO CON LOS NIÑOS
Con los chicos trabajamos cuestiones relacionadas con la afectividad, ayudarles a
expresar sus sentimientos, emociones; a tocar el cuerpo del otro con naturalidad,
aspecto éste que entre los chicos está muy culpabilizado. Porque si nos fijamos bien
, sólo está visto con naturalidad el acercamiento, el abrazo y el toqueteo entre los
chicos cuando meten gol en un partido, o en situaciones similares. Y si observamos
la manera que tienen de saludarse, vemos que la mayor parte de las veces el
contacto es mínimo. Por lo tanto el trabajo estaba guiado en este sentido de traba-
jar el acercamiento al otro, de aprender a abrazar, a comunicarnos con el cuerpo a
través del mimo, baile, la dulzura, y a expresar de distintas maneras emociones,
sentimientos. Y así cuando hacemos alguna fiesta en el aula o centro los chicos
tendrán menos miedo y vergüenza para expresarse con su cuerpo y disfrutar más
libremente.
Otro aspecto que también trabajábamos era la psicomotricidad fina, buscando una
nueva sensibilidad con lo pequeño, lo minucioso, el detalle, etc. Tratábamos por
eso de proporcionar a los chicos actividades donde tuvieran que doblar papel o
trozos pequeños de tela; abotonar, subir y bajar cremalleras, velcro, juegos con
piezas pequeñas, hacer lazos, nudos, etc. Otra forma de trabajar y buscar mayor
sensibilidad es jugando con los ojos tapados.
En nuestras actividades está presente también el juego simbólico, para poder vi-
venciar, asumir y experimentar distintos roles y personajes, dándoles también la
posibilidad de ponerse en el lugar del otro. La zona indiscutible para estas tareas
son los distintos rincones de juego y de trabajo, incluso también en el aula que a
veces utilizábamos con esa finalidad. Pero en este caso estando solos, sin la pre-
sencia de las niñas y a poder ser sin que se note la presencia del adulto; porque eso
facilita, al menos al principio, las posibilidades de llevar a cabo esas vivencias sin el
peso social y sin sentirse culpables por jugar a la casita, con todos sus objetos y
todas sus tareas. El objetivo fundamental de este tipo de actividades consiste,
principalmente, en intentar ayudarles a que entiendan que sólo son eso, objetos,
sin sexo; y que no dejamos o perdemos nuestra masculinidad por planchar, por
cocinar o hacer café. Otros espacios como la tienda, la peluquería y los disfraces
sirven para asumir distintos personajes y roles.
Otro espacio de actividad es el de la música para mover el cuerpo con otro signifi-
cado, y otra sensibilidad, buscando siempre el placer del baile y de la música con
distintos ritmos, dirigido siempre a la búsqueda de la expresión libre de cada uno y
no a seguir determinados pasos estereotipados y preestablecidos. Lo mismo ocurre
con la plástica, que utilizábamos no sólo como otro medio de expresar los senti-
mientos y las emociones, sino también como actividad que nos sirve para intentar
que los chicos valoren tanto sus producciones personales como el respeto por las
de los demás.
El uso del lenguaje es importante para acostumbrarse a dejar de ser protagonistas
del lenguaje y del abuso del lenguaje excesivamente masculino. Esto lo reforzamos
con el rincón de cuentos donde al menos desde esa hora de los jueves comienzan a
oír historias en las que aparecen chicas protagonistas, que asuman papeles rele-
vantes en el desarrollo de las historias y en la resolución de los conflictos plantea-
dos.
No puedo dejar de finalizar este apartado sin señalar algo que verdaderamente es
obvio, pero que a veces olvidamos. A mi me parece que todo el trabajo debe estar
dirigido hacia la consecución de eso que llamamos contenidos actitudinales, es
decir hacia el respeto por los animales, por las personas y por el entorno. Así acaso
evitaríamos buena parte de la agresividad, de la pelea, del insulto, de las invasio-
nes del cuerpo de los otro, que en los patios escolares se traducen en subir o bajar
las braguitas, y que acaso en otras edades se transforman en otro tipo de agresio-
nes menos «inocentes» si se me permite entrecomillar esa supuesta inocencia que
nada tiene de tal.
EL TRABAJO CON LAS NIÑAS
Las actividades realizadas con ellas no van encaminadas especialmente al trabajo
de la dulzura, de la caricia y de la sensibilidad, porque las niñas tienen mejor
adquiridos estos conceptos y vivencias. Son aspectos muy positivos y deben estar
presentes en las personas. El trabajo estará dirigido fundamentalmente a mante-
nerlos y reforzarlos, interiorizando que se trata de valores positivos que deben
estar presentes en las relaciones interpersonales.
Otro aspecto es el uso del lenguaje. Tienen que aprender a ser nombradas y no
sentirse aludidas e incluidas con el genérico masculino. Ya vimos antes que en el
caso de los chicos en el rincón de los cuentos procurábamos que aparecieran histo-
rias con chicas protagonistas, que asumían papeles relevantes en las historias. Con
las niñas enfatizamos esa cuestión. Leemos o inventamos cuentos e historias de
niñas que toman papeles de protagonistas y no de sumisión, actividades de riesgos
y de aventura, en escenarios distintos del doméstico y de los entornos próximos.
Historias que se desarrollan fuera de las casas, lejos de esa ventana que significa la
espera; historias que permiten la conquista de otros espacios, historias de múlti-
ples búsquedas, incluso de príncipes que saben esperar y valoran el coraje de ser
encontrados. Trabajamos también la asertividad y la seguridad tomando iniciativa
con decisiones y también con la voz y la mirada y a nivel corporal. Trabajo que
podríamos resumir en hacerse siempre visibles.
Otro aspecto importante es la fortaleza física, es decir la psicomotricidad gruesa.
Al iniciar estas reflexiones comenté cual fue el origen de este trabajo. Ellos saben
que pueden y ganan a las chicas en la carrera, en la lucha y, por lo general, a nivel
Por eso una parte del trabajo va dirigido a desarrollar capacidades de su entrena-
miento físico, como correr, trepar, saltar, perder miedo a la caída, correr por distin-
tos terrenos, actividades que a mí me parecen importantes para plantear una ver-
dadera igualdad y que puedan tener más oportunidades de elegir lo que les guste
cuando sean mayores.
El trabajo del espacio simbólico irá enfocado a enseñarles a repartir y delegar
tareas que normalmente asumen las chicas por tradición social. Sobre todo las que
tienen que ver con las tareas del hogar, descartando esa idea de que los chicos de
ahora nos ayudan, porque eso es asumir que la responsabilidad no es compartida.
Otra actividad importante con las niñas es el trabajo del concepto de sororidad: las
mujeres somos y formamos parte de un grupo y no somos enemigas ni rivales de
las otras chicas y mujeres. Trabajar la sensibilidad y la afectividad hacia las demás,
enseñando que tenemos que apoyarnos en los del mismo sexo, simplemente por-
que somos del mismo sexo, es decir el concepto de sororidad. Tenemos que apren-
der a cuidarnos y a protegernos. Sin perder lo positivo que tenemos adquirido la
manifestación del afecto, caricia y sensibilidad.
A MODO DE CONCLUSIÓN PARA EMPEZAR
Sabemos que esto no es fácil y que lleva tiempo. Lo que aquí se propone es todavía
eso, una propuesta que habrá de tener continuidad. Porque me parece que no
debemos dejar para más tarde lo que se puede en parte solucionar si se trabaja
tempranamente y no dejamos que la bola de nieve vaya creciendo más y más. Hay
que pararla, y cuanto antes mejor. Así acaso evitaríamos de adultos muchos pro-
RESUMEN:
Existe sin duda un amplio consenso social y político en la idea de que la educación
debe potenciar y favorecer actitudes de igualdad. Eso lleva consigo otra idea, no
siempre explícitamente formulada: esa educación para la igualdad sólo es posible
cuando se asienta en una metodología abierta y creativa, que dé cabida a los sen-
timientos y a las emociones y que nos permita proyectar en serio una escuela de
iguales.
Desde ese planteamiento inicial, la autora relata una propuesta de segregación
para compensar las desigualdades, abordada en la práctica desde el ámbito de la
psicomotricidad. El trabajo consiste en dividir la clase en dos grupos, por una parte
las niñas y por otra los niños, para trabajar de manera diferenciada algunos cono-
cimientos, vivencias o supuestas verdades.
Así, una vez a la semana durante todo el curso, las niñas participaban en tareas
encaminadas a fortalecer la autoestima, la seguridad, la toma de decisiones, la no
sumisión, la fuerza física, la psicomotricidad gruesa, la resolución de conflictos, la
sororidad, etc., mientras que los niños realizaban tareas y ejercicios especialmente
orientados a los afectos, la sensibilidad por diferentes aspectos de la vida femenina
y el acercamiento al mundo de las chicas.
PALABRAS CLAVE:
Educación Infantil. Psicomotricidad. Segregación. Igualdad.
ABSTRACT:
There is an ample social and political consensus that education should encourage
and favour equality attitudes. This implies another idea, not always formulated
explicitly: this education for equality is only possible when it is based on an open
and creative methodology that takes into account feelings and emotions. They al-
low us to create a school of equals.
From this initial statement, the author proposes an initiative of segregation to com-
pensate unequal situations, done in practice from the area of psychomotricity. The
task consists of dividing the class in two groups, girls on one side and boys on the
other to work in different ways some kinds of knowledge, or supposed truth.
Thus, once a week, during the whole school year, the girls participated in tasks that
tried to strengthen their self-esteem, their security, decision taking, the non sub-
mission, physical strength, the global psychomotricity, conflict resolution, etc. On
the other hand, the boys did tasks and exercises that oriented them to affection,
sensitivity towards feminine life and approach the girls’ world.
KEY WORDS:
Infant Education. Psychomotricity. Segregation. Equality
DATOS DE LA AUTORA:
Ana Vega Navarro es profesora de la Facultad de Educación de la Universidad de
La Laguna (Tenerife) y forma parte del Seminario Permanente de Psicomotricidad
de la Universidad de La Laguna.
BIBLIOGRAFÍA:
Anzieu, D. (1994). El yo piel. Madrid: Biblioteca Nueva.
Bleichmar, E. (2004). «Psicoterapia y apego» I Jornadas sobre apego y salud men-
tal. 15 y 16 de Octubre, Sevilla.
Prekop, J. (1986). Si me hubieras sujetado. Barcelona: Herder.
Stern, D. (1998). La primera relación madre-hijo. Madrid: Ediciones Morata.
Tustin, F. (1981). Estados autísticos en los niños. Barcelona: Paidós.
Vega, A. y Llorca, M. (1998). Psicomotricidad y globalización del currículum de
educación infantil. Archidona (Málaga): Aljibe.
Winnicott, D. (1967). «El papel de espejo de la madre y la familia en el desarrollo
del niño», texto escrito para demostrar la influencia, por él reconocida, del texto de
Lacan, primero oral de 1936 (Mariembad XIV Congreso IPA) y luego escrito en
1949 (XVI Congreso IPA Zurich).
RESUMEN:
Cada vez oímos con mayor frecuencia, ya casi sin sorprendernos, que un niño/a ha
atacado a su profesor clavándole unas tijeras, que unos niños han matado a un
compañero de clase o nos enteramos del aumento de los suicidios juveniles. Como
de la misma manera, advertimos, que una parte de la juventud padece trastornos
alimentarios graves o que aún, en el siglo XXI, hay niños que sufren hospitalismo
infantil, sumergidos en un abandono total. De esto va a tratar mi comunicación: de
los trastornos psiquiátricos infantiles y de su abordaje en el ámbito de la psicomo-
tricidad, incluyendo un caso-práctico sobre un trastorno del vínculo no establecido
de una niña «institucionalizada» en un orfanato chino.
PALABRAS CLAVES:
Psicomotricidad, trastornos psiquiátricos infantiles, trastorno del vínculo, apego.
ABSTRACT:
It is more and more frequent and less amazing for us to hear about a child being
violent against a teacher, by sticking a scissors, or about a group of children killing
classmates, as well as we realize of the increase of youth suicide. We are also aware
of the amount of young people suffering severe eating disorders, or, although in the
XXI Century, of children suffering from anaclitic depression, inside loneliness and in
full care neglect. That is the subject of this paper: the child psychiatric disorders’
management in the psychomotricity field. I include a case study about attachment
disorder of a Chinese girl living in an orphanage.
KEY WORDS:
Psychomotricity, child psychiatric disorders, attachment disorder.
DATOS DE LA AUTORA:
Isabel Suárez de la Rosa es Pedagoga y Psicomotricista, trabaja en el Hospital
de Día Infanto-Juvenil del Servicio Canario de Salud y es miembro del Seminario de
Psicomotricidad de la Universidad de La Laguna.
Todas estas patologías vienen asociadas con alteraciones en el tono muscular, afec-
tando por ello a la marcha, a la postura y a la expresión oral:
• Espásticos; Elevado tono muscular.
• Atetoides; Movimientos involuntarios y lentos que interfieren con los mo-
vimientos normales afectando a la ejecución de los mismos.
• Atóxicos; Afecta a la coordinación en general y al equilibrio.
• Mixta; Combinación de características de los tipos anteriores.
Según la localización de afectación de los miembros, aplicándose a nivel espástico:
• Monoplejia: Una sola extremidad.
• Hemiplejia: Dos extremidades del mismo lado.
• Paraplejia: extremidades inferiores.
• Tetraplejia: Cuatro extremidades.
3. ¿Cómo son los niños y las niñas con los que tratamos diariamente?
FELICES TRISTES
EXPRESIVOS ALEGRES
TRABAJADORES PÍCAROS
RECEPTIVOS GANDULES
REIVINDICATIVOS NOBLES
4. Programa de intervención:
• ¿Cómo es nuestra intervención directa?
RESUMEN:
La implementación de un programa de psicomotricidad con plurideficientes preten-
de hacerles disfrutar de las sensaciones y percepciones provocadas por los diversos
objetos y materiales utilizados. Además sirve para trabajar la vivencia del yo cor-
poral, los desplazamientos, vivencias y sensaciones, configuración del esquema
corporal, desarrollo del movimiento, contraste de situaciones, desarrollo de la toni-
cidad, equilibrio (estático y dinámico), desarrollo del ritmo…
Utilizando, por lo tanto, la psicomotricidad como una disciplina educativa, reeduca-
tiva o terapéutica, concebida para favorecer una evolución positiva de nuestros
niños; puesto que son receptores a nivel psicosomático, se actúa sobre la totalidad
de todo su cuerpo en el ámbito de una relación entre el niño y la persona que
interviene directamente con él para conseguir como fin último «un desarrollo inte-
gral».
PALABRAS CLAVE:
Plurideficiencia, intervención psicomotriz, desarrollo integral.
ABSTRACT:
The implementation of a psychomotricity program with multihandicapped children
seeks to make them enjoy the sensations and perceptions caused by the diverse
objects and used materials. It is also good to work the experience of the corporal
self, the displacements, experiences and sensations, configuration of the body
scheme, the development of the movement, the contrast of situations, the devel-
opment of the tonicity, the balance (static and dynamic), the development of the
rhythm…
Using, therefore, the psychomotricity as an educational, rehabilitative or therapeu-
tic discipline, conceived to favour a positive evolution of our children; because they
are recipients at psychosomatic level, it acts about the entirety of all their body in
the environment of a relationship between the child and the person who intervenes
directly with him/her to get as last goal «an integral development».
KEY WORDS:
Multihandicap, psychomotor intervention, integral development
1.- INTRODUCCIÓN
La evolución teórico-práctica de las distintas perspectivas y formas de abordar la
práctica psicomotriz, ha dependido históricamente de las investigaciones y expe-
riencias que han tenido como objeto de estudio y análisis al «niño» y su desarrollo
evolutivo. Ésta focalización y empeño por construir los cimientos teóricos y prag-
máticos que giran en torno a la evolución psicomotora del niño, ha provocado que
se dejen a un lado esfuerzos por darle un cuerpo científico específico a esta prácti-
ca, cuando los beneficiarios de la misma son personas o grupos no pertenecientes
a la infancia.
Teniendo en cuenta ello, los trabajos que parten de las experiencias en este campo
con adultos con discapacidad psíquica son escasos, por no decir inexistentes. Esto
ha convertido la práctica psicomotriz con esta población en una tarea de adapta-
ción de los métodos aplicados en los niños y de experimentación desde la propia
actividad.
Por todo esto, esta comunicación nace con el objetivo fundamental de intentar
transmitir todos aquellos aspectos diferenciales y específicos, que se han encontra-
do en la realidad de las sesiones de psicomotricidad con grupos de las característi-
cas anteriormente citadas. Los grupos se dividen en dos en función de las particu-
laridades y necesidades encontradas en cada persona. Un grupo Asistencial defini-
do por baja autonomía, iniciativa y creatividad, retraso mental severo y grandes
dificultades de comunicación; y otro denominado Ocupacional caracterizado por
niveles medios-altos de autonomía y medios en creatividad, un lenguaje oral desa-
rrollado y funcional, retrasos mentales medios y ligeros, y casos puntuales con
posibilidad de inserción laboral.
Nuestra práctica camina siempre abrazada a una premisa que fundamenta toda
nuestra labor: las personas con las que trabajamos son adultos, es decir, tienen
una edad lo suficientemente avanzada como para haber estado en contacto con
variopintas experiencias y situaciones que han ido conformando su personalidad y
dando cierto grado de madurez a sus acciones y pensamientos; y por otro lado,
tienen una discapacidad psíquica que responde a las limitaciones cognitivas (me-
moria, atención, razonamiento, etc.) que pueden incidir en sus aprendizajes en
todos los ámbitos: social (ej.:habilidades sociales), afectivo-emocional y personal
(ej.:autoestima), académico-escolar (ej.:conocimientos básicos), etc.
Enfrentando la práctica desde esta postura, se intentan evitar los comunes errores
de infantilizar las propuestas de trabajo con esta población, cayendo en el equívoco
de que las limitaciones psíquicas les conducen a estados evolutivos y de desarrollo
equiparables a los de la infancia. El adulto con discapacidad psíquica no es un niño.
Por ello es importante entender que se trata de personas que han dejado su etapa
infantil atrás en cuanto a gustos, preferencias y motivaciones, y que, entre otras
cosas, es su discapacidad psíquica y/o física asociada la que incide en sus capacida-
des cognitivas y psicomotoras. Bajo esta perspectiva se estructura y guía el juego
y las relaciones que éste permite dentro de las sesiones.
La presente comunicación sobrevuela el mundo de la psicomotricidad en las perso-
nas pertenecientes a la población nombrada, usuarios del Centro para Personas
con Discapacidad Psíquica «Ismael Domínguez» de Tacoronte, haciendo escala en
las características específicas observadas en el Juego, tanto en su vertiente senso-
riomotora como en la simbólica, la representación, las relaciones, la comunicación
y el lenguaje, las normas, la autonomía, las capacidades cognitivas, la estructura
de las sesiones, la acción y estrategias del psicomotricista, y un largo etcétera de
situaciones, acciones y reflexiones fecundadas en la vivencia.
No pretende convertirse en un grupo de recetas generales a aplicar con esta pobla-
ción ya que las situaciones y estrategias puestas en práctica pertenecen a la reali-
dad de un centro específico, pero sí busca compartir reflexiones y acciones obser-
vadas y comprobadas en la práctica que pueden servir de gran ayuda para los
profesionales que trabajen con el grupo poblacional descrito.
2.- ESTRUCTURACIÓN DE LA SESIÓN
2.1.- Selección del material
Como en cualquier sesión de psicomotricidad la selección de material depende de
los objetivos planteados para la misma y de las características de las personas a las
que se destina la actividad. En el caso de nuestro grupo de trabajo, esta segunda
cuestión adquiere especial importancia, si tenemos en cuenta que nos encontramos
ante usuarios que pueden tener limitaciones psíquicas y/o físicas, que impidan la
manipulación y uso de ciertos materiales que se escaparían a su control e incluso
exploración.
2.2.- Disposición del espacio
Al igual que con el material, es necesario ser solidario con las peculiaridades del
grupo cuando se estructura espacialmente la sala. Dicha disposición debe permitir
el acceso, siempre que se pueda y el objetivo de la sesión no quede muy devalua-
do, a todos los chicos/as a cualquier lugar o recurso espacial de la sala. Por ello,
atendiendo a esta postura, se suele trabajar en muchas ocasiones desde planos
inferiores, es decir, planteando sesiones en las que los desplazamientos es necesa-
rio realizarlos cerca del suelo para que se encuentren las miradas, incluidas las de
aquellos que sus posibilidades físicas no les permiten ponerse de pie para jugar
(ej.: ciertas personas en sillas de ruedas).
tono y que el cuerpo activo deje espacio al recreo y recuerdo de lo vivido por parte
de la mente. Cuando esto ocurre, algunos no pueden evitar incluso dormirse.
2.3.5.- Representación
Su discapacidad, que en todos los casos vive amarrada al retraso mental, condicio-
na niveles medios-bajos de representación. Aunque evidentemente, la capacidad
de representación varía de una a otra persona, se puede comentar que de forma
general responden en sus creaciones a patrones y formas estereotipadas, es decir,
ante una misma consigna (ej.: vamos a dibujar como hemos jugado) siempre re-
presentan lo mismo independientemente de la situación que haya dado ese día en
la sesión. De la misma forma, cuando la representación es libre, repiten constante-
mente patrones (ej.: dibujar una casa con árboles o a la familia). Sus representa-
ciones no suelen jugar con la fantasía y se impregnan de grandes dosis de realis-
mo.
Por otro lado hay personas cuya discapacidad física asociada les impide manipular
con certeza los materiales para representar una imagen que a nivel mental puede
ser bastante elaborada. Existe una especial preocupación por nuestra parte para
que estas personas puedan proyectar a nivel observable su representación. Alguna
de las estrategias que se utilizan, se recogen en apartados posteriores.
Las representaciones del grupo Asistencial son muy pobres atendiendo a un retra-
so mental más severo, déficit en la representación mental, en la coordinación viso-
manual y numerosos aspectos de la motricidad fina.
2.3.6.- Finalización
La sesión finaliza con la recogida del material y una nueva verbalización que ahora
trata de lo percibido, sentido, actuado..., en general, de lo vivido. Para ello se
puede utilizar el material creado en la representación como apoyo. El paso de la
vivencia a la verbalización supone un esfuerzo de análisis personal y grupal que
activa la memoria y la reflexión sobre las emociones, relaciones y conductas socia-
les e individuales.
3.- DESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN DEL ADULTO EN LA SALA
3.1.- Las relaciones
3.1.1.- La discapacidad psíquica y física y las relaciones
La discapacidad psíquica puede entorpecer el establecimiento de relaciones, aun-
que no necesariamente. Como para cualquiera, la historia de vida y experiencias es
la que va a definir la capacidad de relación de estas personas, más que las limita-
ciones que provengan de la discapacidad en particular. Teniendo ello claro, también
es justo mencionar que existen aspectos propios o consecuenciales de la discapaci-
dad que obstaculizan dichas relaciones y que suelen ser palpables: dificultades en
la comprensión e interpretación de las acciones relacionales y desajustes entre la
acción motora de la relación (conducta relacional) y la intención de la misma (obje-
tivo de la conducta). También existen otra serie de dificultades generadas por los
contextos familiar (ej.: sobreprotección) y social (ej.: rechazo) que determinan
actitudes de inseguridad y desconocimiento de herramientas y formas de relación.
Por su parte, la discapacidad física asociada, complica aún más el desarrollo de una
conducta social y relacional adaptada. Los mayores problemas en este caso, se
Cuanto mayor es la «capacidad general» de los usuarios, más complejos son los
conflictos y, por tanto, más difíciles de resolver. Es en estos casos donde se eviden-
cia la falta de ciertas habilidades sociales para comprender e interpretar la situa-
ción y dar una respuesta social adaptada. Rara vez aparece la agresión física como
un elemento observable en el conflicto. La verbal es más común.
3.3.- Interiorización y aplicación de normas
Salvo muy contadas excepciones, los grupos demuestran una buena interiorización
de las normas. Las relaciones se dan por tanto, en un entorno normativo estable,
estructurado y asumido.
Las normas del resto de contextos donde se desenvuelven son también transferi-
das a la sala, conviviendo con las propias y específicas de las sesiones de psicomo-
tricidad. A menudo, esa preocupación significativa por actuar y exigir que se actúe
dentro de la norma por parte de las personas con la que se trabaja, se torna en
negativa, se convierte en obsesiva. En algunos casos, dicha obsesión termina por
hacer que ciertas personas condicionen su conducta exclusivamente al respeto por
las normas. Este comportamiento se puede explicar desde dos vertientes bien dis-
tintas: por un lado, la necesidad de recibir premios sociales provenientes del psico-
motricista o de cualquier otra persona de apoyo en la sala, determina que intenten
demostrar que se rigen por la norma y que, además, hacen que el resto de compa-
ñeros también lo hagan, buscando el mencionado reconocimiento; y por otro, la
falta de capacidad para interpretar las reglas, flexibilizarlas en función del contexto
y momento y darles el valor oportuno en base a la situación, les lleva a actuar
dando excesiva rigidez a la norma. Cuando esto acontece, el juego pierde esponta-
neidad y su evolución queda limitada.
3.4.- El juego
Cuando el juego sensoriomotor comienza hay unos minutos de toma de contacto
con el movimiento que generalmente concluyen con una descarga a través del
material y/o con el propio cuerpo. El grupo asistencial es mucho más pasivo y
menos intenso en el movimiento, precisan de una gran activación para emprender
la acción.
Ambos grupos manifiestan poca creatividad en la creación y desarrollo de los jue-
gos. Evidentemente hay un abismo entre el Asistencial, con juegos simples, poco
constantes y repetitivos, y el Ocupacional, con juegos más elaborados, más dura-
deros pero igual de repetitivos y estables en el tiempo.
Suelen jugar en espacios que el grupo autolimita y a pesar de que se les brinde la
posibilidad de ampliar fronteras en la sala, tienden a regresar o no moverse del
punto de partida habitual.
Cuando la música acompaña a la sesión, el juego comienza con un inevitable baile
que los acerca al movimiento y al establecimiento de relaciones.
Si se realizan cambios en la disposición de la sala o se hace una selección y combi-
nación de materiales nueva, que nunca antes se les había presentado, les suele
costar hacer exploraciones en la situación novedosa, integrarla en sus juegos o
crear alguno a partir de ella. El psicomotricista tiene que ofrecer y facilitar el con-
tacto con el nuevo material o disposición del espacio.
pero haciendo uso frecuente de diversas consignas que ayudan a conseguir los
objetivos perseguidos.
En el grupo Asistencial y en gran parte del Ocupacional, la falta de actividad y el
común sedentarismo en sus vidas, producido esencialmente por la sobreprotección
y la deficitaria oferta de actividades de ocio y tiempo libre adaptadas e integradoras
existentes, hacen que el cuerpo de estas personas esté poco predispuesto al movi-
miento, a la acción. Por ello, el psicomotricista debe funcionar como un activador
corporal a través de las estrategias que considere válidas para su grupo.
Una de las estrategias que tiene una eficacia casi universal, consiste en poner como
compañera del movimiento y los materiales en el juego a la música. La música es
un ente invisible que abraza a las personas implicadas en el juego y las invita tanto
a la acción como a la relajación en función de sus propiedades. Tiene la capacidad
de poner ritmo a la actividad, a través de ella se puede llegar a controlar e influir
sobre aspectos tan importantes en la práctica psicomotriz como la intensidad del
juego, la manifestación o el aplacamiento de la agresividad, el tono muscular, el
tipo de acercamiento corporal y relacional, etc. Aunque el mismo juego ya contiene
su propia música (gritos, carcajadas, diálogos, llanto, etc.), el manejo intencional
de un complemento musical que pueda mediatizar la acción es una herramienta
que no podemos desestimar.
Por otro lado, el psicomotricista debe adquirir el papel de potenciador de relacio-
nes. Dado que aquellos que tienen una discapacidad más importante son los menos
activos y predispuestos a emprender acciones con destino en la relación, hay que
utilizar estrategias que faciliten el contacto entre ellos. En una de las más utilizadas
se adopta la posición de mediador y cuando la relación alcanza cierta solidez llega
el momento de retirarse y dejarla evolucionar. Otra sencilla y eficaz, consiste en
limitar y reducir el espacio de juego, de manera que los encuentros se hagan inevi-
tables y los diálogos corporales más comunes.
Como se comentaba en apartados anteriores, dado que existen casos significativos
donde emerge una falta de coherencia entre la intención relacional y la conducta
que la representa, se debe aprender a interpretar el objetivo de la acción relacional
para guiar a ésta última hasta convertirla en adaptada.
La falta de iniciativa, habilidades y de posibilidades motoras produce situaciones de
aislamiento y toma de distancia con respecto al juego grupal. Se tiene que actuar
en estos casos como integrador en el juego, facilitando el acceso a la zona activa
del mismo, actuando como modelo o prolongando el juego hacia el lugar de aisla-
miento.
Teniendo en cuenta que se debe buscar la autonomía en el juego del grupo, inten-
tando que el psicomotricista sea lo más prescindible posible con respecto al mismo,
tampoco conviene olvidar que nunca puede dejar de ser figura de referencia. La
seguridad de su presencia transmite seguridad y ésta, a su vez, favorece la explo-
ración, la evolución y la creatividad en el juego.
Cuando los grupos son numerosos o existen chicas y chicos que necesitan una
atención y apoyo especial, la presencia de «líderes» permite al guía de la sesión
llegar a todos con mayor facilidad. El psicomotricista puede hacer uso de las perso-
nas con este tipo de perfil para prolongar su capacidad de actuación. El buen mane-
jo de esta situación permite un doble beneficio, por un lado, se reduce el número de
Tal y como se comentaba al inicio, no hay que perder nunca de vista que las perso-
nas con las que trabajamos son adultos con una discapacidad. Esto, que en princi-
pio puede parecer una perogrullada, puesto que simplemente decimos que tene-
mos en cuenta las características de la población con la que trabajamos para dise-
ñar nuestra práctica, no lo es tanto si advertimos que muchas veces se realizan
actividades con estas personas aplicando estrategias que provienen de la psicomo-
tricidad con niños, propuestas que no se adaptan al nivel madurativo, de gustos,
preferencias y motivaciones.
Por todo ello, este campo de la psicomotricidad demanda estudios específicos, que
ayuden a establecer las bases de una práctica más adaptada a las peculiaridades y
necesidades de este grupo poblacional en particular.
A nivel general, el psicomotricista debe plasmar en su actividad un principio de
solidaridad, permitiendo ello crear el entorno oportuno que establezca dinámicas,
situaciones, espacios y momentos favorecedores del contacto relacional y de la
integración de todos en los juegos, independientemente de las dificultades que a
nivel psíquico y/o físico pueda representar cualquier tipo de discapacidad. La sala
de psicomotricidad debe convertirse de forma consciente y planificada, en un espa-
cio social integrador en el que las propuestas, los materiales y la disposición del
mismo, no debe constituir una barrera excluyente para alguna de las personas.
Cuando esto se consigue, afloran, se hacen explícitas y se desarrollan múltiples
capacidades que los entornos sociales cotidianos no permiten que estas personas
muestren. En este caso, el éxito de la práctica psicomotriz y de los aprendizajes
que la acompañan, estriba en la posibilidad que ofrece de elegir, decidir, participar,
crear, etc., desde la libertad individual y en un espacio de respeto y solidaridad
grupal.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
A.A.V.V. (2002). La Práctica Psicomotriz: una propuesta educativa mediante el
movimiento. Málaga: Aljibe.
Lapierre, A. y Aucouturier, B. (1977). Simbología del movimiento. Barcelona: Cien-
tífico-Médica.
RESUMEN:
La evolución teórico-práctica de las distintas perspectivas y formas de abordar la
práctica psicomotriz ha dependido históricamente de las investigaciones y expe-
riencias que han tenido como objeto de estudio y análisis al niño y su desarrollo
evolutivo. Ésta focalización y empeño por construir los cimientos teóricos y prag-
máticos que giran en torno a la evolución psicomotora del niño, ha provocado que
se dejen a un lado esfuerzos por darle un cuerpo científico específico a está prácti-
ca, cuando los beneficiarios de la misma son personas adultas.
Teniendo en cuenta ello, los trabajos que parten de las experiencias en este campo
con adultos con discapacidad psíquica son escasos, por no decir inexistentes. Esto
ha convertido la práctica psicomotriz con esta población en una tarea de adapta-
PALABRAS CLAVE:
Práctica Psicomotriz, Adulto, Discapacidad, Juego, Relaciones, Estrategias, Capaci-
dades cognitivas, Lenguaje, Retraso mental, Minusvalía.
ABSTRACT:
The works that leave of the experiences in the field of the Psychomotor Activity with
Adults with Psychic Disability are scarce, for not saying nonexistent. This has trans-
formed the psychomotor practice with this population into a task of adaptation of
the methods applied in the children and of experimentation from the own activity.
This communication is born with the fundamental objective of trying to transmit all
those differential and specific aspects that have met in the reality of the sessions of
psychomotor work with groups of the previously mentioned characteristics. It be-
comes special emphasis in the possible strategies to use on the part of the guide of
the session when he/she acts with the objective of to foment the relationships and
to allow the integration of all the members of the group.
Our practice always walks hugged to a premise that bases all our work: people with
those that we work are adults, that is to say, they have a sufficiently advanced age
as to have been in contact with different experiences and situations which have
gone conforming their personality and giving certain grade of maturity to their
actions and thoughts; and on the other hand, they have a psychic disability that
responds to the mental limitations (memory, attention, reasoning, etc.) that they
can impact in their learning in all the environments.
The adult with psychic disability is not a child. Thus, is important to understand that
they are people that have left their infantile stage behind regarding likes, prefer-
ences and motivations, and that, among other things, it is their psychic disability
and associate physics that impacts it in their mental and psychomotor capacities.
From this perspective it is structured and it guides the game and the relationships
that this allows inside the sessions.
The present communication flies on the world of the psychomotor practice in people
belonging to the noted population, users of the Center for People with Psychic
Disability «Ismael Domínguez» of Tacoronte (Tenerife-Spain), making scale in the
specific characteristics observed in the game, so much in its motor slope as in the
symbolic one, the representation, the relationships, the communication and the
language, the norms, the autonomy, the mental capacities, the structure of the
sessions, the action and the guide of the session Strategies, and a long variety of
situations, actions and reflections fecundated in the experience.
KEY WORDS:
Psychomotor Practice, Adult, Disability, Game, Relationships, Strategies, Mental
Capacities, Language, Mental Delay, Handicap.
INTRODUCCIÓN
El crecimiento constante de dificultades asociadas al desarrollo evolutivo y educati-
vo, entendiendo por dificultad cualquier anomalía que repercuta en las diferentes
áreas que conforman la globalidad (motriz, afectivo-social, cognitivo y lenguaje),
de los niños/as en la mayoría de las aulas de nuestro centro escolar y el desconoci-
miento por parte de los maestros/as de cómo dar respuesta a las necesidades que
sus alumnos/as demandan, así como nuestra propia motivación de poder darles
otra visión diferente de lo que puede ser la relación tanto con un igual o en nuestro
caso con un adulto, ha dado como resultado la presentación de un proyecto de
intervención en Psicomotricidad Relacional para intentar conseguir una mejora del
ser y el estar del niño dentro y fuera del ámbito escolar.
Dicho proyecto resulta aplicable en nuestro caso, por las posibilidades del centro en
la Etapa de Educación Infantil (3-5 años), y al primer ciclo de Educación Primaria
(6-8 años), edades estas en las que la principal característica del niño, es la de ser
considerado como un ser global. «En la manifestación psicomotriz del niño las es-
tructuras motrices no aparecen separadas de las cognitivas o de las emocionales,
sino que se presentan imbricadas, unidas, en lo que Aucouturier denomina la ex-
presividad psicomotriz. Esto no es más que la manifestación de su historia, de sus
experiencias más lejanas, de su dimensión psicológica más profunda puesta de
manifiesto en el investimiento que hace de los objetos, del espacio, del tiempo y de
los demás» (Arnaiz, 1988, 18).
Hasta los ocho años, se considera al niño como un ser global, recorriendo en esta
etapa de su vida los estadios sensoriomotor (0-2 años) y preoperatorio (2 – 7
años) de Piaget. Por lo tanto, «el itinerario que realiza el niño en la sala de psicomo-
tricidad, le hace evolucionar a nivel sensoriomotor, emocional y cognitivo, permi-
tiéndole acceder al pensamiento operatorio y, por tanto, a los aprendizajes escola-
res» (Arnaiz, 1988, 20).
Algunas de las conductas que presentan los niños/as con déficit de atención se
asemejan a aquéllas que tienen los niños/as con conductas disruptivas tales como:
mantenerse en los momentos de vuelta a la calma y pasar de un momento a otro
de la sesión. Nuestra respuesta suele ser la misma para ambos casos.
Para dar respuesta a los cambios de actividad constantes, el adulto permanece e
intenta hilar las historias que el niño comienza pero no termina de elaborar. Dándo-
le un referente adulto estable que le ayude, pretendemos aumentar los períodos de
permanencia y concentración del niño/a en sus juegos y actividades, lo que le
permitirá disminuir su abstracción.
Al costarles mantener el turno de palabra, por lo que le supone mantenerse en la
espera, hacemos que siga el mismo ritual que el resto de sus compañeros/as (le-
vantar la mano para expresarse) pero haciéndole participar en un puesto de inter-
vención que le produzca situaciones de espera pero nunca excesiva, por ejemplo de
nueve niños/as, que intervenga el cuarto. El observar su expresión corporal nos
permite captar situaciones de «alerta». Fomentar y alentar la autonomía creando y
recordando las rutinas diarias que implican atención focalizada en aspectos de cor-
ta duración en los que tiene que desempeñar tareas relacionadas en su higiene y
cuidado de su cuerpo.
Pequeñas dificultades físicas (pies planos, piernas arqueadas), nacimiento prema-
turo, ambientes familiares sobreprotegidos y exceso de sobrepeso son las causas
con las que nos encontramos ante los casos de torpeza motriz con un porcentaje
del 13,5%. Ésta se traduce en problemas de equilibrio, retraimiento de determina-
dos juegos que implican un mayor contacto corporal y evitación de los columpios
que exigen una mayor destreza motora. En menor medida suelen también apare-
cer dificultades en el control del trazo.
Nuestra respuesta desde la psicomotricidad, consiste en proporcionar al niño situa-
ciones de mayor complicación motora. En un principio les cuesta acercarse y acce-
der a dichas situaciones, pero el acompañamiento del adulto, ofreciéndole seguri-
dad y respetando el ritmo individual de cada uno, aportará al niño la confianza
necesaria para ir enfrentándose a sus miedos.
La mediación del adulto en la relación corporal con sus compañeros, enseñándoles
a parar cuando necesiten hacerlo, para ir disminuyendo dicho apoyo poco a poco,
les hará sentirse más fuertes y seguros con lo que se atreverán a establecer deter-
minadas relaciones corporales con sus iguales.
Ante la dificultad en la motricidad fina planteamos comenzar a trabajar manipula-
tivamente con diferentes materiales (plastilina, piezas de insertar, legos…) para
poder conseguir un cierto grado de control del movimiento manual que le permita
al niño/a acceder posteriormente al inicio del trazo.
Aclarar que todo lo hasta aquí expuesto es producto de nuestra experiencia y for-
mación como psicomotricistas. Dicho recorrido nos ha permitido comprobar que a
pesar de que existen determinados perfiles ante los que aplicar estrategias concre-
tas, cada niño cuenta con su propia historia personal, diferente y única.
CONCLUSIONES
Durante el transcurso de las sesiones, hemos podido comprobar que, debido a las
características del grupo, las agrupaciones en el momento del ritual de entrada
para el recordatorio tanto de las normas de la sala como del material a utilizar en
cada sesión ha ido modificándose desde el semicírculo alrededor del adulto el cual
conllevaba mucho movimiento y dispersión y donde las normas se decían aleatoria-
mente por parte de los niños/as, a una colocación en fila junto a la pared con el
adulto de pie frente a ellos/as y en donde cada uno de los niños/as tiene su mo-
mento aunque se repitan las normas.
El éxito de una intervención en la sala de psicomotricidad con dos o más psicomo-
tricistas depende fundamentalmente del buen ajuste entre ellos, no sólo en el as-
pecto corporal sino en su destreza para poder manejar las situaciones comprome-
tidas así como los diferentes momentos de la sesión en base a una misma línea de
ejecución.
La vuelta a la calma y la recogida del material utilizado han sido los tiempos de la
sesión donde más dificultades tienen los/as niños/as para llevarlos acabo. El cam-
bio de espacio y momento no está bien temporalizado
BIBLIOGRAFÍA:
Arnaiz Sánchez, P. (1988). Fundamentación de la práctica psicomotriz en B. Aucou-
turier. Madrid: Seco Olea.
RESUMEN:
A través de nuestra experiencia práctica hacemos una reflexión acerca de la impor-
tancia de trabajar la psicomotricidad relacional dentro del marco escolar intentan-
do dar respuesta a algunas de las dificultades que entorpecen el desarrollo evoluti-
vo y educativo de los niños.
PALABRAS CLAVE:
Psicomotricidad relacional, Inhibición, Torpeza Motriz, Conductas disruptivas, Défi-
cit de atención, Desarrollo evolutivo, Psicomotricidad de apoyo, Etiquetaje, Agresi-
vidad contenida.
ABSTRACT:
Through our practical experience, we do a reflection about the importance to work
the relational psychomotricity within the school frame, trying to give answer to
some difficulties that hinder the children’s evolutionary and educational develop-
ment.
KEY WORDS:
Relational psychomotricity, Inhibition, Driving clumsiness, Disruptives behaviours,
Attention deficit, Evolution development, Support psychomotricity, Labelling, Con-
tained aggressiveness.
mundo; ¿qué sucede cuando esa familia que debe velar por tu bienestar, te genera
desconfianza, inseguridad, miedo, ambivalencia, rabia-tristeza, dependencia...?;
¿qué sucede cuando la normalidad es el maltrato, el abandono, el abuso...? Pues
sucede mucho, muchas vidas marcadas cada una por su historia particular pero
con ciertos denominadores comunes. Niños y niñas con importantes carencias vin-
culares, incluso con trastornos del vínculo, con insuficiencias estimulares, déficit
psicomotor, inseguridad afectiva, baja autoestima, miedos, desconfianza, ambiva-
lencia, trastornos del comportamiento, dificultades de atención, impulsividad, agre-
sividad, baja tolerancia a la frustración...
«Se nace como un desorganizado manojillo de pulsiones, manojo de aco-
metividad, y desde él se desarrolla y estructura lo que se haya de llegar a
ser, pero a imagen y semejanza de lo que nos rodea. Si a lo largo del
desarrollo del niño incide e insiste sobre él la violencia, parte de la acome-
tividad parecerá bloquearse y el resto se polarizará hacia la destructivi-
dad.(...) Se sienten bloqueados, se viven incapaces y son muy destructivos
porque han tragado grandes dosis de violencia, a veces sutil (...). Destru-
yendo buscan destruirse, porque hay maneras de adaptación a la violencia
que no sólo reproducen la destructividad sino que además empujan hacia
la propia aniquilación» (Martínez Reguera, 1988).
Hablamos de niños que no han sido contenidos ni física, ni estructural, ni afectiva-
mente. Niños que «están en el aire», porque han carecido de un ambiente estruc-
turado, donde poder anticipar; de relaciones basadas en la ternura y la escucha
con figuras de apego estables que les hicieran sentirse protegidos, queridos; de
cuidados físicos básicos que garantizasen su alimentación, higiene y salud física, su
derecho a existir... Con todo ello se hubieran podido sentir protegidos y seguros,
para a partir de esa base de seguridad ser autónomos y enfrentarse al mundo. Pero
en cambio, lo que han vivido les hace permanecer en la desestructura, ambivalen-
cia e inseguridad continua.
«Los límites son algo relacional, son un intercambio en el que intervienen al
menos dos. Así como un líquido necesita un continente, el niño necesita
límites adultos. Si al ser humano hay que entenderlo desde sus fronteras,
las fronteras de la sociabilidad son los otros» (Martínez Reguera, 1988).
«¿Por qué la mayoría de las personas son capaces, dentro de unos límites,
de asumir y encajar situaciones fastidiosas? Porque afrontan los obstáculos
desde su propia seguridad interior y desde sus experiencias anteriores de
haber superado otras dificultades. Se afrontan las dificultades, cuando se
cree en la propia consistencia para sobreponerse a ellas. Y somos capaces
de superar un fracaso porque sabemos que después de la tempestad viene
la calma, porque nos queda esperanza» (Martínez Reguera, 1988).
Acogimiento residencial: la protección y sus handicaps
Frente a esta situación de desamparo que viven muchos niños y niñas y sus fami-
lias, la Administración despliega todo un Sistema de Protección desde distintos
ámbitos y con distintos grados de alcance, cuyo último término es el acogimiento
residencial de los menores como medida de amparo. Con lo que se pretende prote-
ger al menor, proporcionándole un ambiente estructurado, donde se cuida su salud
física y emocional, higiene, alimentación, rutinas, educación..., siendo en nuestro
través de este juego simbólico sus miedos, sus necesidades e inquietudes, sus
deseos...
En relación a la figura adulta, en principio pueden mostrarse algo temerosos y
distantes respecto a la misma. Se inician juegos de aparecer-desaparecer, perse-
cuciones, piden a la adulta que represente distintos roles en el juego, buscando
relaciones de protección, sumisión, oposición... Asignan a la adulta el rol de mons-
truo, del que huyen y se esconden, luego se enfrentan a ella hasta llegar a derro-
tarla. Sobre este monstruo el niño descarga sus ambivalencias, porque en definiti-
va representa sus temores. En ocasiones los niños no pueden luchar contra la
figura adulta porque en su dependencia hacia ésta no les es posible prescindir de la
misma. En este caso la psicomotricista, además de trabajar el que el niño gane en
autonomía a través del disfrute del espacio sensoriomotor, le hace presente, con
una sonrisa, una palabra, que se trata de un juego y que ella sigue estando ahí para
él. Otras veces, el niño tiene tanto miedo a ese monstruo que no se atreve ni a
acercarse. El papel de la psicomotricista está en favorecer que el niño gane en
seguridad y en ponerle más fácil el que la agreda: representando a un monstruo
débil, torpe, cabizbajo. Magnificando el más leve intento, facilitando la agresión
desde la distancia, a través del espacio sonoro, a través de los materiales, los
acercamientos por la espalda... Cuando el juego va evolucionando los niños son
cada vez más capaces de enfrentarse al monstruo y después de una dura lucha
vencerle. En este momento suelen descargar mucha rabia, escachan al monstruo,
lo entierran. En ocasiones repiten constantemente esta escena para reafirmar su
capacidad de derrotarle. Cuando se da una mayor elaboración de este juego, los
niños se enfrentan como monstruos o animales salvajes a la adulta. Llegando en
ocasiones, a que alguno de los niños represente el rol de monstruo y ataque a sus
iguales. En este momento se da un juego autónomo y la psicomotricista puede
retirarse y observar.
A través de la descarga motriz, del placer del juego sensoriomotor, de todo este
proceso de evolución del juego simbólico, del uso de los materiales como mediado-
res en la relación, de la contención física, verbal, con la mirada..., vamos consi-
guiendo canalizar la impulsividad y la agresividad; convertirla en juego, expresarla
naturalmente, elaborarla y atenuarla.
Con todo este trabajo a partir del juego sensoriomotor y simbólico, de la relación
entre iguales y con la adulta se va favoreciendo la evolución del desarrollo psicomo-
tor, los niños y niñas ganan en autonomía motriz, afectiva y cognitiva. Además
mejora la cohesión grupal y las habilidades sociales y aumenta la capacidad para la
resolución de conflictos.
Estimulación Temprana
- Antecedentes:
Bebés en acogimiento residencial. Edades comprendidas entre 0 y 18 meses. His-
torias de abandono físico y emocional. Madres drogodependientes...
- Necesidades detectadas:
Carencia estimular de distinto grado. Carencias vinculares. En ocasiones dificulta-
des para mantener la comunicación con el entorno.
– Metodología:
• Sesiones de Psicomotricidad semi-dirigidas, con el apoyo de la música.
• Técnicas de relajación, masaje...
- Evolución del trabajo:
• Grupo de adolescentes:
Cuando comenzamos el trabajo, las adolescentes se mostraban reticentes al juego
corporal y a seguir las dinámicas propuestas, pero poco a poco el grado de implica-
ción, motivación y disfrute hacia la actividad es creciente. Paulatinamente disminu-
ye el sentido del ridículo, se da mayor capacidad para expresar las emociones, para
entablar relaciones con las otras a través del juego. Progresivamente aumenta la
cohesión y la confianza en el grupo. Con esto, mejora sensiblemente el autocon-
cepto y la autoestima, se sienten más capaces. Las sesiones se convierten en un
lugar de expresión y disfrute y un lugar en el que poder dedicar tiempo para sí
mismas, para aprender a relajarse y autorregularse.
• Grupo madres-niños:
Se da un espacio y un tiempo definidos para el juego compartido y esto se va
generalizando fuera de la sala. Esto hace que se de un mayor seguimiento e impli-
cación de las madres en el desarrollo del niño. Las madres y los niños disfrutan del
juego compartido. El desarrollo psicomotor de los niños evoluciona favorablemen-
te. Y paulatinamente se camina hacia un patrón de apego más seguro tanto del
niño como de la madre. Ya que la madre también encuentra en la respuesta del
niño un vínculo estable y seguro que la rescata de su propia historia de apego.
Conclusiones: crece el vínculo-crece la autonomía
En las distintas áreas de trabajo atendemos a las particularidades de cada indivi-
duo, a través de un mismo hilo conductor: partir de la escucha del niño, favorecer
la expresión de emociones y necesidades, y tratar de aportar vías de evolución y
posibilidades de relación. Gracias a esto podemos ver cómo paulatinamente los
niños y niñas van superando sus temores, evolucionando en la relación con el adul-
to hacia una mayor independencia y en las relaciones con los iguales hacia una
mayor capacidad de compartir espacios y juegos, defendiendo el espacio y tiempo
propios. Los bebés responden a los canales de comunicación abiertos, evolucionan-
do positivamente su desarrollo psicomotor y las adolescentes aprenden a estructu-
rar su tiempo, dedicándose un tiempo para sí mismas y un tiempo para sus hijos,
para enriquecer la relación que mantienen con ellos.
El disfrute, sin exigencias y enjuiciamientos, del placer del juego sensoriomotor y
simbólico, en ocasiones desde una pulsión repetitiva, hace que los niños y niñas
vayan ganando seguridad, mejorando sus competencias motrices, sintiéndose más
capaces, elaborando a nivel cognitivo las representaciones simbólicas de sus mie-
dos y sus vivencias, viviéndose reconocidos, reafirmándose y construyendo día a
día un autoconcepto más positivo.
El trabajo que desarrollamos en la sala de Psicomotricidad supone cuantitativa-
mente 1 hora entre 168 que tiene la semana. Es evidente la necesaria generaliza-
ción del trabajo a la vida cotidiana, la coordinación con el personal educativo y el
que la evolución positiva del estilo de apego se produzca en el entorno próximo del
niño, con aquellas personas que son sus adultos de referencia, sus posibles figuras
de apego, sus posibles tutores de resiliencia. No obstante, cualitativamente, las
vivencias de la sala de psicomotricidad dejan huella en el desarrollo global del
menor, principalmente porque se parte de la calidad de la relación, del placer del
juego y del protagonismo del niño.
Y en la medida en que se favorece la seguridad afectiva del niño, la superación de
miedos, el autocontrol..., se potencia el desarrollo de su autonomía, su capacidad
para enfrentarse al mundo. El niño que integra la seguridad que su entorno le
trasmite, se encuentra suficientemente equipado para explorar, aprender y crecer.
BIBLIOGRAFÍA:
Aucouturier, B., Darrault, I. y Empinet, J.L. (1985): La Práctica Psicomotriz. Reedu-
cación y Terapia. Ed. Científico-médica. Barcelona.
Cyrulnik, B. (2002): Los patitos feos. Ed. Gedisa. Barcelona.
Cyrulnik, B. (2004): Apego y Resiliencia. Ponencia presentada en las Jornadas so-
bre Apego y Salud Mental: Resiliencia y Vulnerabilidad. 15 al 16 de octubre. Sevi-
lla.
Dío de Bleichmar, E. (2004): Psicoterapia y Apego. Ponencia presentada en las
Jornadas sobre Apego y Salud Mental: Resiliencia y Vulnerabilidad. 15 al 16 de
octubre. Sevilla.
Lapierre, A. y Aucouturier, B. (1985): Simbología del movimiento. Ed. Científico-
médica. Barcelona.
Lapierre, A. y Lapierre, A. (1997): El adulto frente al niño de 0 a 3 años. DOSSAT
2000. Madrid.
López, F. (1998): La evolución de los vínculos de apego familiares. En Rodrigo, M.J.
y Palacios, J. (1998). Familia y Desarrollo Humano, (pp.117-139). Alianza Edito-
rial. Madrid.
López, F. (2004): Estabilidad y cambio en el sistema de apego a lo largo del ciclo
vital. Ponencia presentada en las Jornadas sobre Apego y Salud Mental: Resiliencia
y Vulnerabilidad. 15 al 16 de octubre. Sevilla.
Llorca, M., Ramos, V., Sánchez, J., Vega, A. (Coord.) (2002): La práctica psicomo-
triz: una propuesta educativa mediante el cuerpo y el movimiento. Ediciones Alji-
be. Málaga.
Llorca, M. y Sánchez, J. (2003): Psicomotricidad y necesidades educativas espe-
ciales. Ediciones Aljibe. Málaga.
Martínez, E. (1988): Cachorros de nadie. Ed. Popular. Madrid.
Pichot, P. y otros (1995): DSM-IV. Breviario. Criterios diagnósticos. Ed. Masson.
Barcelona.
Prekop, J. (1991): Si me hubieras sujetado... Bases y práctica de la terapia de la
contención. Ed. Herder. Barcelona.
Trippiccio, K. (2004): Teoría del Apego e Identidad Personal. Ponencia presentada
del 4 al 8 de octubre. IRISADA-IASS. Tenerife.
RESUMEN:
Dentro de una compleja realidad social se encuadra la inercia de una problemática
socio-familiar, que determina la historia de niños y niñas marcados por la despro-
tección. La Administración trata de compensar estas carencias a través de un Sis-
tema de Protección, siendo uno de sus términos el acogimiento residencial. En
estos contextos se desarrollan niños y niñas, cuya historia se escribe en función de
las relaciones que establecen con su entorno, construyendo, o no, relaciones de
apego. De la calidad del vínculo va a depender la representación que el niño se
construya de sí mismo, de los otros y del mundo. Por lo que alteraciones en el
mismo van a producir determinados trastornos, con síntomas diversos, como inse-
guridad emocional, autosuficiencia, ambivalencia, trastornos de conducta, aisla-
miento o indiscriminación social... A través de la metodología de la Psicomotricidad
Vivencial-Relacional, partiendo del vínculo como materia prima de nuestra inter-
vención, trataremos de ofrecer una alternativa de trabajo donde se parte de la
escucha de las necesidades del niño y se favorece su desarrollo global y su autono-
mía afectivo-relacional, motriz y cognitiva. Presentando nuestra experiencia en In-
tervención Psicomotriz en Acogimiento Residencial desde la U.I.F. del I.A.S.S. del
Cabildo Insular de Tenerife.
PALABRAS CLAVE:
Psicomotricidad, apego, menores, trastorno del vínculo, sistema de protección, in-
seguridad emocional, trastornos de conducta, autonomía.
ABSTRACT:
In a complex reality there is a social and familiar problem, which determines the
unprotected lives of many boys and girls. The Government tries to compensate
these lacks through a Protection System, which takes in minors. In these contexts
boys a girls grow. The history of these children is written according to the relations
that they establish with their surroundings, developing or not, attachment relation-
ships. The image, which the child creates of him or herself, or other people and of
the world, depends on the quality of the attachment. Because of that, the problems
of relationships could produce certain disorders with several symptoms, such as
emotional insecurity, self-sufficiency, ambivalence, behaviour disorders, isolation
or social indiscrimination… Through the methodology or Experiential and Relational
Psychomotricity, using the attachment as the essence of our work, we try to offer
alternatives. We begin listening to children necessities and we promote their global
development, their affectionate, relational, motor and cognitive autonomy. We will
show you our experience about Psychomotor Intervention with children of the Pro-
tection System from the U.I.F. of the I.A.S.S. of the Cabildo Insular de Tenerife.
KEY WORDS:
Psychomotricity, attachment, minors, attachment disorders, protection system,
emotional insecurity, behaviour disorders, autonomy.
DATOS DE LA AUTORA:
Alfonsa J. Torres Díaz. Licenciada en Pedagogía. Seminario de Psicomotricidad
de la ULL. Psicomotricista del Proyecto de Apoyo Lúdico-Educativo a Centros de-
pendientes de la Unidad de Infancia y Familia del IASS. Cabildo de Tenerife.
PREÁMBULO
Esta comunicación trata sobre la evolución producida en un menor pre-adolescente
durante su estancia en nuestro Centro, la Unidad Preventiva de Salud Mental de
Menores Protegidos de la Comunidad de Madrid, donde recibe Psicomotricidad y
Relajación terapéutica.
El paciente, en adelante llamado Jorge y del que un poco más adelante describire-
mos su situación clínica, tiene un marcado rasgo hacia la cleptomanía para com-
pensar tanto sus carencias afectivas como de autoestima, siendo este hecho el
causante, en la mayoría de los casos, de sus crisis disruptivas y desafiantes.
Desde el ingreso en nuestro Centro había negado la intervención en relajación
terapéutica, participando sin embargo en las sesiones de psicomotricidad con pro-
puestas de lucha y desafío; parece que buscaba el pulso con el adulto en busca del
reconocimiento y afianzamiento de sus límites, no mostrando interés alguno en los
mediadores corporales para otro tipo de relación. Cuando la psicomotricista acepta
la lucha y en el juego se produce la inmovilización de Jorge, parece que esto calma
su ansiedad, facilitando así el juego con el material, aunque de manera poco elabo-
rada.
La impulsividad de sus actos comprometía la capacidad de coordinación y ejecución
práxica, aunque mantenía una actitud persistente por progresar en la adquisición
de determinadas habilidades que le suponían un requerimiento personal importan-
te.
Respecto a los controles y coordinaciones visomotoras, el material en sí le imprimía
tal nivel de excitación y dificultad que le llevaba inicialmente a la pulsión y, poste-
riormente, a la frustración cuando trataba de dominarlo.
A nivel de relación, utilizaba la seducción afectiva constantemente, lo que exigía de
unos límites firmemente sostenidos para preservar la distancia terapéutica. A pesar
NOTAS:
1
Este trabajo ha sido posible merced a la información proporcionada por todo el Equipo
Clínico de la Unidad Preventiva de Salud Mental de Menores Protegidos de Berzosa del
Lozoya, de la Comunidad de Madrid
RESUMEN:
Esta comunicación trata sobre la evolución producida en un menor preadolescente
durante su estancia en nuestro Centro, la Unidad Preventiva de Salud Mental de
Menores Protegidos de la Comunidad de Madrid, donde recibe Psicomotricidad y
Relajación terapéutica.
El caso en adelante llamado Jorge, tiene un marcado rasgo de cleptomanía para
compensar, tanto sus carencias afectivas como de autoestima, siendo este hecho el
causante, en la mayoría de los casos de sus conductas disruptivas y desafiantes.
Desde el ingreso en nuestro centro, había negado la intervención en Relajación
Terapéutica, participando, sin embargo en las sesiones de psicomotricidad.
A medida que transcurren las sesiones de Psicomotricidad el menor va pasando por
diferentes etapas evolucionando de manera que llega un momento, en que es él
mismo el que pide el inicio voluntario de las sesiones de Relajación terapéutica.
Durante este periodo, se suceden una serie de vivencias paralelas desde dos entor-
nos diferentes: desde el espacio terapéutico y desde el entorno cotidiano, lo que va
a dar lugar a una serie de cambios significativos en el comportamiento y en la
imagen psico-corporal de Jorge.
Con esta presentación, tratamos de poner de manifiesto la importancia que supone
el trabajo coordinado entre diferentes vías terapéuticas, en la presentación de aten-
ción específica con este tipo de problemática. La mirada sobre Jorge ha permitido
encontrar vías de ayuda, así como respuestas a las situaciones vividas como límite.
Saber leer en la imagen del cuerpo es aceptar que éste no es piel, músculos, hue-
sos, órganos y cognición, sino también un cuerpo labrado en la interacción no sólo
adaptativa al entorno, sino depositario de las angustias, miedos, alegrías y fascina-
PALABRAS CLAVE:
Relajación terapéutica, identidad psico-corporal, intervención psicomotriz.
ABSTRACT:
This communication treats about the evolution produced in an preadolescent minor
during his stay in our Centre, the Protected Minors’ Mental Health Preventive Unit of
Madrid’s Community, where he receives Psychomotricity and Therapeutic Relaxa-
tion.
The case, which we will call Jorge, has a noticeable characteristic of kleptomania to
compensate both, his affective deficiencies and the self-esteem ones, being this
fact the cause, in most of the cases, of its disruptive and challenging conducts.
From the entrance in our centre, he had refused the intervention in Therapeutic
Relaxation, participating, nevertheless in the Psychomotricity sessions.
As the Psychomotricity sessions went on, the minor goes through different stages
evolving so, that is finally himself the one who requests to begin voluntarily thera-
peutic Relaxation sessions.
During this period, a series of parallel experiences happened from two different
surroundings: from the therapeutic space and from the daily surrounding, this will
make to have a series of significant changes in Jorge’s behaviour and psycho-
corporal image.
With this presentation, we try to show the importance that supposes the coordina-
ted work between different therapeutic routes, in the presentation of specific atten-
tion with this type of problematic. The glance on Jorge has allowed to find aid
routes, as well as answers to situations lived like limit. To know how to read in the
image of the body is to accept that is not only skin, muscles, bones, organs and
cognition, but also a body worked in the interaction not only adaptive to the su-
rroundings, but deposit taker of the anguishes, fears, joys and fascinations about
the hidden and the incommensurability, which are animated from the inside and
whose indescribable
KEY WORDS:
Therapeutic relaxation, psycho-corporal identity, psychomotor intervention.
testino y estómago)
o Articulaciones y musculatura
o Déficit sensoriales, sobretodo pérdida de vista y
oído
o Incontinencia urinaria
o Osteoporosis/Artrosis... (aumento de lesiones y
caídas)
- Debilitamiento del sistema inmunológico
- Pérdida de líquidos (deshidratación)
- Infecciones respiratorias graves (pulmonías, neumo-
nías...)
- Modificaciones en los procesos de atención, percep-
ción, memoria, orientación y juicio
Consecuencias
de las personas mayores, pero también condicionan este hecho el status social y el
lugar de residencia. Del mismo modo, si bien la realización de actividades con
anterioridad a la jubilación supone una mayor probabilidad de continuar activo tras
esta, va en aumento el número de personas mayores que comienzan en esta etapa
a realizar programas y actividades diversos, puesto que anteriormente la falta de
tiempo, el desconocimiento, etc. no se los había permitido.
Son muchos los cambios que se producen a nivel social, pero además debemos
considerar que, tal y como afirma Schaefer (en García Arroyo, 1995) el riesgo
principal de las personas de edad avanzada reside en el ámbito de los contactos
sociales o de la interacción social y que la «reacción psíquica al entorno social es un
factor patógeno». Es decir, que existe un «proceso de feedback» a consecuencia
del cual las expectativas del entorno social alteran verdaderamente la salud y el
rendimiento; esto provoca a su vez, una disminución del prestigio social de la per-
sona mayor y puede ocasionar entonces un auténtico déficit psicosomático de ren-
dimiento.
Es por ello que resulta importante plantear alternativas a las personas mayores,
tomando en consideración que al acercarnos a los aspectos sociales del envejeci-
miento podemos invertir muchos de los efectos de ese proceso, y que la sociedad,
y nosotros como parte de ella, debemos comportarnos de modo que reforcemos la
confianza en sí mismos de estas personas y se fomente su bienestar físico, psíquico
y social.
2.- Las personas con deficiencia auditiva
Dentro del proceso de envejecimiento, se producen muchas alteraciones en los
órganos de los sentidos, que favorecen la deprivación sensorial y supone un riesgo
importante de sufrir situaciones de alto poder invalidante (aislamiento social, caí-
das, miedo al movimiento, confusión o desorientación, etc.). Pero, de manera cla-
ra, existen alteraciones en estos órganos que aparecen con anterioridad a la etapa
de la senectud, y cuyas implicaciones en el desarrollo físico, psíquico y social de las
personas que las sufren son distintas.
Por ejemplo, con respecto a las pérdidas auditivas, dentro de ellas hay diferencias;
dichas pérdidas pueden ir de 10 decibelios (db) o inferior a 90 db o superior; a
partir de 90db ya se considera una pérdida auditiva severa. Pero, ¿qué supone ello?
Frecuentemente las personas presentan restos auditivos, en este caso, se denomi-
nan hipoacusias y, las prótesis auriculares ayudan a recuperar pérdidas asociadas
al volumen, pero el tono y la dirección de la fuente de emisión del sonido aún no
llega a descifrarse. En las edades avanzadas suelen presentarse hipoacusias. Estas
pérdidas auditivas suelen estar causadas por fatiga de los órganos auditivos, al
igual que sucede en con la vista, provocando lo que se llamaría presbiacusia, que
puede ir de una perdida leve hasta un perdida severa. En esto influyen factores
genéticos y ambientales.
Se define la sordera como la pérdida total de la capacidad de oír, ningún audífono
puede hacer recuperar dicha fuente de estimulación. La sordera puede manifestar-
se en cualquier estadio del desarrollo fisiológico de la persona, incluso antes de
nacer (malformaciones genéticas, enfermedades víricas durante el embarazo...).
Si la sordera aparece después de la adquisición del lenguaje, se habla de sordera
mayores con sordera existe una gran tasa de analfabetismo, lo que aumentaba la
incapacidad para acceder a la información y la educación.
Las dificultades de comunicación contribuyeron, y contribuyen aún, a un aislamien-
to social importante, siendo relegados a un segundo plano social, laboral, cultural,
etc. En muchos casos, llegando incluso a calificarse a las personas sordas como
«los tontos del pueblo» y asociándose a su discapacidad un retraso mental, o sien-
do relegados a trabajos específicos, en los que aún dentro de grupos, estaban
aislados. Todavía existen muchos mitos referidos a lo que significa ser una persona
sorda como: «los sordos que no hablan bien no son inteligentes», «todos los sordos
saben leer los labios», «los sordos oyen y entienden si se les grita», «los sordos no
tienen capacidad de abstracción».
Aún cuando muchos aspectos están transformándose, todavía existe una barrera
negativa en la vida de las personas sordas, dado que no se les facilita la considera-
ción como personas independientes, aptas para trabajar y ser profesionales com-
petentes, con criterio propio, capaces de tener pareja, crear una familia, participar
activamente en la construcción de una sociedad.
Estos, y otros aspectos generan una deprivación social importante, donde se po-
tencia la individualidad o la creación de un mundo propio, con su entorno inmedia-
to, familiar y/o con personas con la misma deficiencia, de ahí que las amistades y
relaciones afectivas se establezcan en muchos casos entre ellos. Del mismo modo,
este «maltrato social» ha creado, o habría podido crear, desconfianza y rechazo al
mundo oyente entre las personas sordas.
EL TALLER DE PSICOMOTRICIDAD CON LAS PERSONAS MAYORES SORDAS
De todo lo anterior, se desprende que las personas mayores, y en especial las
personas mayores sordas, debido a su handicap sensorial, poseen una serie de
características globales a las que se les puede dar una respuesta desde la psicomo-
tricidad, como una alternativa coherente con los objetivos de mejorar y mantener
durante el mayor tiempo posible las capacidades físico-cognitivas del grupo de
mayores que forman parte de la federación de sordos (FASICAN).
Tal y como argumentamos desde el inicio, el trabajo estrictamente físico se antoja-
ba insuficiente para cubrir las necesidades del colectivo de personas mayores, dado
que como afirma Febrer y Soler (1996), lo prioritario en grupos como éste es traba-
jar la socialización, la relación entre las personas participantes, la noción de grupo,
y por otra parte la mejora de su movilidad mediante la actividad psicomotriz a
modo de actividad física adaptada. Y aunque el primer acercamiento se realizara
desde la concepción de actividad deportiva o «gimnasia» que tenía el grupo, los
planteamientos iban dirigidos a crear el espacio simbólico, de relación, de expre-
sión, etc. En este sentido, como ya hemos argumentado, la psicomotricidad trata-
ría de favorecer en esta etapa el conocimiento y el movimiento corporal, para
llegar al descubrimiento del placer y la expresividad corporal. Y es esto lo que
diferencia a la psicomotricidad de otras técnicas o actividades que tienen el cuerpo
como punto de interés, como por ejemplo la «gimnasia adaptada», la «fisiotera-
pia», la «rehabilitación», etc.
Pero, ¿cómo se realizó la implementación de la actividad, del Taller de Psicomotrici-
dad? ¿con quién? ¿qué aspectos presentaron mayor dificultad? ¿qué objetivos se
un nuevo cuerpo, con capacidades y limitaciones añadidas, pero vivo, y fuente aún
de placer y relación con los otros.
Las personas con discapacidad, aún cuando depende de las características de ésta,
también suelen presentar dificultades asociadas, bien a la movilidad corporal, bien
a la imagen mental, a las relaciones con el entorno a través del cuerpo... También
desde esta perspectiva se puede trabajar para potenciar capacidades, minimizar
limitaciones, establecer nuevas relaciones con el entorno, etc. La persona con dis-
capacidad también debe reconocer su cuerpo y adaptarse a él y al entorno, desde
una experiencia placentera y no sólo limitadora.
En este sentido, el objetivo sería la organización de actividades que «permite a la
persona conocer de manera concreta su ser y su entorno inmediato para actuar de
manera adaptada» (De Lièvre y Staes, 1992), y «aumentar la capacidad de inte-
racción del sujeto con el entorno» (Gª Núñez y Fernández Vidal, 1994)3.
Al favorecer el desarrollo tónico-emocional a través de la vivencia corporal, a me-
dida que conseguimos una mayor identificación y conocimiento de nuestro cuerpo,
lo hacemos también del espacio, de los objetos y de las personas que nos rodean.
De manera más concreta nos planteamos como objetivos específicos:
— Dar a conocer al colectivo de mayores sordos los beneficios del ejercicio físico a
todos los niveles, e introducir de manera paulatina los planteamientos de la
psicomotricidad, desde una visión inicial de «actividad física adaptada», permi-
tiendo a su vez que los mayores conozcan sus verdaderas posibilidades y limi-
taciones psico-corporales, sin estereotipos relacionados con la edad, facilitando
la toma de conciencia de una «imagen corporal» real, minimizando las limita-
ciones relacionadas con enfermedades o lesiones anteriores, limando sus efec-
tos sobre el estado físico y emocional del mayor y aportando herramientas o
destrezas alternativas.
— Mas allá de la ejecución mecánica de las destrezas físicas de trata de potenciar
las capacidades psicomotrices de las personas mayores, sobretodo aquellas
relacionadas con la agilidad, la coordinación óculo-manual y general (dinámi-
ca), la lateralidad y las percepciones sensoriales..., que les permitan mantener
el mayor tiempo posible su autonomía personal a nivel funcional. La adaptación
de las actividades a las características personales de cada uno de los mayores
resulta primordial, prestando especial importancia a las que provengan de en-
fermedades y/o lesiones cardiovasculares, articulatorias, óseas...
— Ofrecer a las personas mayores posibles síntomas de alarma en las actividades
físicas (mareos, dolor torácico, disnea, calambres, vértigos...), así como las
acciones para prevenirlos o cómo actuar una vez hayan aparecido de manera
que, por un lado, se restara el riesgo que perciben en la actividad física, a sufrir
caídas, lesiones, etc. subestimando sus propias capacidades, y por otro se com-
batiera el extremo contrario, manteniendo una actitud ante la actividad, sin
tomar las debidas consideraciones, tratando de aparentar una forma física ju-
venil, etc.
— Introducir a los mayores en técnicas y ejercicios de relajación, tanto a nivel
corporal como mental, así como de control de la respiración, que puedan con-
tribuir a minimizar los episodios de ansiedad.
— Facilitar una nueva visión del cuerpo, que los mayores experimenten el placer
del movimiento por sí mismo, encontrando en él una nueva forma de distrac-
ción y expresión y una fuente de actividad lúdica.
— Favorecer el conocimiento de los demás, también desde el punto de vista cor-
poral, potenciando el contacto con los demás a través de actividades en pareja.
— Contribuir a mejorar su autoestima, potenciando la expresión de sentimientos,
emociones y vivencias que faciliten la desaparición de sentimientos de inutili-
dad, tristeza, soledad, depresión, estrés, introversión, miedo,... asociados a la
edad, a las situaciones experimentadas con anterioridad, al fin de la etapa
laboral y la entrada en el período de jubilación, etc.
— Ejercitar procesos cognitivos básicos, tales como la memoria, la observación, la
atención, la resolución de problemas...
— Dado que parece que la creatividad en las personas mayores se mantiene a lo
largo de toda su vida, si bien algunos consideran que realizar acciones que la
estimulan y que antaño no se les permitían es lo que hace parecer un incremen-
to de dicha capacidad en estos años, se pretende favorecer la creatividad y la
motivación, introduciendo nuevos materiales para la práctica del ejercicio físico
y potenciando la participación en actividades de ocio y tiempo libre.
— Disfrutar de la actividad con los demás, aportando nuevos espacios de convi-
vencia grupal, constituyendo las sesiones una forma de consolidar o crear nue-
vas relaciones interpersonales y grupales, de favorecer la integración de cada
una de las personas que participan, fomentando la tolerancia hacia los demás y
permitiendo el conocimiento del otro.
— Dotar a las personas mayores sordas de habilidades sociales y espacios físicos
para la cohesión grupal, la comunicación, el enriquecimiento personal..., a fin
de evitar el aislamiento y la marginación a la que han estado sometidos. Fo-
mentar el acercamiento entre la comunidad sorda y la comunidad oyente, con-
tribuyendo a la interrelación entre ambos, compartiendo espacios y experien-
cias, y favoreciendo también el intercambio entre generaciones.
Además, el equipo de psicomotricistas planteó objetivos específicos para cada una
de las personas mayores, en función de sus características psico-corporales, difi-
cultades o enfermedades, personalidad y rol que tiene dentro del grupo, todos ellos
acordes con el planteamiento general.
3.- Metodología de las sesiones
Las sesiones de psicomotricidad se desarrollaron durante ocho meses, una vez en
semana, con una duración de aproximadamente dos horas, que se distribuían en
las diferentes partes que se explicitan a continuación. Aunque en líneas generales
se considera que las sesiones deben tener una duración menor, éste es otro de los
aspectos que las peculiaridades derivadas del colectivo hacen modificar, tal y como
se refleja en el apartado de las adaptaciones.
Las actividades se realizaban en horario de tarde en las instalaciones del Centro de
Entidades del Voluntariado del Cabildo Insular de Tenerife, en Santa Cruz de Tene-
rife. En ocasiones, las dependencias variaban en función de necesidades externas,
Lo que debemos tener en cuenta a la hora de utilizar el material son las caracterís-
ticas de las personas. En este caso hemos de considerar el grado de afectación de
las manos y realizar adaptaciones con el tipo de material, porque más que frustrar-
les hemos de tratar de motivarles para mejorar las capacidades manipulativas y de
exploración. Pero la adaptación de los materiales no puede constituirse como una
limitación en el uso de los mismos. Por ejemplo, en las personas con déficit auditi-
vos se puede trabajar con instrumentos musicales, o con el sonido creado a partir
de movimientos con objetos, que se transforman en vibraciones que sienten, expe-
rimentando que son capaces, con sus actuaciones, de crear modificaciones e influir
en el entorno, sin ser conscientes de ello.
El material ha de ser suficiente para todas las personas, nadie puede quedar sin
hacer un ejercicio por falta del mismo, salvo que dentro de nuestros objetivos se
establezca la escasez del mismo para la realización conjunta de actividades, fo-
mentando la cooperación y la interrelación.
5.-Adaptaciones realizadas
y La Comunicación
Sin duda, una de las primeras y primordiales adaptaciones venía determinada por
el sistema de comunicación utilizado, que era la Lengua de Signos Española (LSE)
con las adaptaciones realizadas para el grupo, puesto que, tal y como se manifestó
con anterioridad, los mayores poseen una lengua de signos diferente.
Al tiempo, la deficiencia auditiva modifica la manera de establecer consignas du-
rante la sesión, dado que no se podían dar de manera grupal mientras se realiza
una actividad (como se podría hacer usando lengua oral). En este caso, se estable-
cían las consignas de manera paulatina a nivel individual-pareja, o teniendo que
parar el desarrollo de las actividades para introducir modificaciones en las activida-
des. En ambos casos, se hacía necesario llamar la atención visual de las personas
sobre el/la psicomotricista, o las personas voluntarias.
En ocasiones era necesario, además, que el/la psicomotricista ejemplificaran las
actividades, a fin de conseguir la compresión de las mismas, y su desarrollo, sobre-
todo en aquellas más dirigidas e incluso en las que se dejaba más espacio a la
expresión libre. (En las primeras sesiones, tal y como hemos explicado las perso-
nas mayores contaban con poca iniciativa, quizá acostumbrados a la escasa, y cada
vez menor posibilidad de expresarse que caracteriza su relación con el entorno,
pero ello fue modificándose, llegando a plantear alternativas a las propuestas del/
la psicomotricista.
y Concepción de la psicomotricidad
En las primeras sesiones el concepto de psicomotricidad que tenían los mayores era
de actividad físico-deportiva por lo que siempre se mantenían a la espera de con-
signas para realizar cualquier actividad. En primera instancia se les dio respuesta a
esta expectativa dando paso, poco a poco, a actividades libres, que exigían un
mayor nivel de espontaneidad y autonomía, reforzando las pequeñas iniciativas,
sobretodo aquéllas relacionadas con el aspecto simbólico y de relación con los otros,
llegando finalmente a que ellos/as mismos/as articulasen y creasen situaciones de
juego independiente, que llegaban a evolucionar. Puesto que muchas de las perso-
nas participantes presentaban lesiones, sobretodo en articulaciones, siempre se
por ninguno de los materiales (pelotas, aros, cuerdas, globos, telas...), ni siquiera
los de representación (dibujo).
Se dieron muestras de iniciativa y disfrute en las mismas, así como de buen humor
durante las actividades. Captaron la naturaleza lúdica y no sólo de «movimiento
corporal» que los psicomotricistas quisimos darle a la actividad. Esta aceptación y
disfrute de la actividad generó la expresión de emociones de manera clara, creán-
dose un espacio para la «apertura emocional» en la que se trabajan los objetivos
planteados respecto a los aspectos más afectivos y sociales.
Se establecieron lazos de unión entre el equipo de psicomotricistas y las personas
mayores que se reflejan, no sólo en la naturaleza de los comentarios realizados,
sino también en las conversaciones que se inician sin necesidad de que se interpre-
tara todo aquello que se decía y la realización de actividades fuera de la sala (en las
playa, en locales de ocio, etc.). Todas las personas del grupo hacen el esfuerzo de
que todos aquellos que quieran comunicarse, sean sordos u oyentes, lo hagan sin
necesidad de que tenga que establecerse un único canal utilizando como mediado-
res a las personas que más dominaban la LSE, llegando a darse en muchas ocasio-
nes conversaciones paralelas con distintos niveles de competencia comunicativa.
CONCLUSIÓN
En 1980 Lehr (en García Arroyo, 1995, 26) afirma que «todo aumento de edad
exige adaptarse a una nueva situación en la vida y como tal supone problemas,
demanda cierto ajuste y reorientación, pide abandonar ciertos modos anteriores de
comportamiento, obligaciones y derechos, y así mismo asumir nuevos deberes,
derechos y tareas».
En relación a ello, y haciendo nuestras las reflexiones de Martínez Abellán (2005),
al afirmar que existe una «necesidad y responsabilidad por parte de los profesiona-
les e investigadores» de la psicomotricidad de recuperar en las personas mayores
y/o con discapacidad el deseo de moverse, de mantener y mejorar niveles de com-
petencia, a tomar conciencia real de su cuerpo.
Ello lleva no sólo al planteamiento de propuestas como las expuestas aquí sino a la
continuidad en el tiempo de las mismas.
En general y atendiendo al objetivo general planteado dentro del proyecto expues-
to, «contribuir a una mejor calidad de vida de las personas mayores sordas, fo-
mentando sus potencialidades y capacidades, así como minimizando los efectos
físicos y socio-afectivos de las limitaciones asociadas a la edad» ha quedado cu-
bierto en su mayoría. Si bien sería beneficioso para los/as usuarios/as continuar
dicho taller, se ha mejorado el estado físico y mental de los mayores sordos, se les
ha dotado de herramientas útiles para mejorar sus destrezas físicas a fin de mini-
mizar los efectos de la edad y se han abierto nuevos canales de comunicación
interpersonal tanto con sus iguales como con otros colectivos sociales.
De manera paulatina se creó el hábito de realizar ejercicio físico, mejorando su
tono muscular, agilidad y predisposición al trabajo corporal, y potenciando la auto-
nomía de los mayores de manera que evitasen riesgos innecesarios, corrigiesen
vicios corporales, etc., pero que no autolimitaran sus potencialidades por referen-
cia de estereotipos sociales. Es decir, «la reconexión con el cuerpo de las partes
sanas, integrándolas con las disminuidas mediante su reconocimiento y acepta-
ción, conformando así una imagen más adecuada de uno mismo» (Martínez Abe-
llán, 2005, 98).
Las características socio-culturales del colectivo de personas mayores hacen visible
rasgos derivados de tabúes sociales y de jerarquización social, por lo que se
plantearon actividades encaminadas directa e indirectamente a desmitificar dichos
tabúes y tratar de infundir en el grupo nuevos espacios de convivencia grupal,
consolidando nuevas relaciones interpersonales y grupales, y la igualdad de
oportunidades, habiendo fomentado la tolerancia hacia los demás, lo cual ha
permitido el reconocimiento del otro.
La filosofía de la psicomotricidad marcó el objetivo de los psicomotricistas de que
durante las sesiones las personas mayores expresaran libremente todos sus mie-
dos, vivencias pasadas y presentes, fruto de preocupaciones, consiguiendo así un
espacio de entendimiento y respeto en el cual todos/as y cada uno/a han podido
«liberarse» de la carga emocional que esas vivencias les generan, disfrutando ade-
más de experiencias y sensaciones positivas y placenteras.
En síntesis, consideramos que el Taller de Psicomotricidad respondió al objetivo de
la psicomotricidad que «no es la autonomía motriz, sino psicomotriz, es decir, que
el sujeto, consciente y de forma gratificante para él, se encuentre en condiciones
de utilizar el movimiento funcionalmente para sí mismo y para los demás, tanto en
el plano instrumental como operativo, tanto en el plano psicológico como comuni-
cativo (Llorca Linares et al., 2002, 144).
NOTAS:
1
Datos extraídos del Plan Estratégico Insular de Atención Social y Sociosanitaria, del Ins-
tituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS), aprobado por el Pleno del Excmo. Cabil-
do Insular de Tenerife, el 24 de julio de 2002.
2
Relacionado con el concepto de «locus de control» en esta etapa de la vida creen que su
futuro esta en manos de la salud, de los demás,... y que ellos/as han perdido poder de
decisión sobre sus vidas. En otro punto están aquellos que consideran que obtienen un
mayor poder de decisión, más libertad,...
3
Citas extraídas de la Página de la Psicomotricidad (http://www.terra.es/personal/psicomot/
index.html)
BIBLIOGRAFÍA:
Belsky, J. (2001): Psicología del Envejecimiento. Paraninfo.
Carretero, M, Palacios, J Y Marchesi, A.: (1997). Psicología Evolutiva 3: Adoles-
cencia, madurez y senectud. Madrid: Alianza Psicología.
Elizasu, C. (2001) La animación con personas mayores. Madrid: Editorial CCS.
Fernández-Ballesteros, Izal Montorio, González y Díaz Vega (1992): La vejez: Eva-
luación y tratamiento psicológico. Barcelona: Ed. Martinez-Roca.
García Arroyo, M.J. (1995) Entrenamiento en habilidades psico-corporales en la
vejez. Salamanca: Amarú Ediciones.
López, E. (2003). Retos psicosociales del adulto mayor: Mitos, realidades y posibi-
lidades. Documento extraído de www.monograficas.com
Llorca, M., Ramos, V, Sanchéz, J., Vega, A.(Coord.) (2002): La práctica psicomo-
triz: una propuesta educativa mediante el cuerpo y el movimiento. Málaga: Ed.
Aljibe. (Documentos del Ier Máster de Psicomotricidad de la Universidad de La Lagu-
na 1999 / 2001)
Llorente Rodríguez, E.: (2003) Intervención Psicomotriz con pacientes con demen-
cia: una propuesta rehabilitadora. Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y
Técnicas Corporales. Nº 11, Agosto. Madrid. (www.iberopsicomot.net)
Martínez Abellán, R. (2005): Psicomotricidad y actividad física en la tercera edad.
Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales. Nº 17, Febrero.
Madrid. (www.iberopsicomot.net )
Yanguas, J.; Leturia, J.; Leturia, M. Y Uriarte, A. (1998): Intervención psicoso-
cial en gerontología. (manual práctico). Madrid: Cáritas Española.
RESUMEN:
Es probable que si hiciéramos una valoración superficial y externa de la psicomotri-
cidad no causara sorpresa que en muchos casos sea una disciplina asociada a la
infancia, sobretodo aquella que presenta Necesidades Educativas Especiales (N.E.E.)
o, en los últimos años, y gracias a la LOGSE, dentro del marco de los centros de
Educación Infantil.
Las experiencias con otros colectivos de edad son escasas, y normalmente se les da
una cobertura documental escasa, sin embargo, somos muchos los profesionales
de la psicomotricidad que consideramos que sus objetivos y planteamientos dan
frutos en márgenes de edad más amplios. Es por ello que dentro del programa
«Apoyo en el buen envejecer al colectivo de mayores sordos», que durante el año
2004 desarrolló la Federación de Asociaciones de Sordos de las Islas Canarias (FA-
SICAN), se incluyó la propuesta de un Taller de Psicomotricidad, por parte de dos
componentes del Seminario Permanente de Formación Psicomotriz de la Universi-
dad de La Laguna. Aquí se presenta la descripción de dicho taller, así como las
conclusiones realizadas una vez concluido su desarrollo.
PALABRAS CLAVE:
Psicomotricidad, personas mayores, envejecer, deficiencia auditiva (sordera), len-
gua de signos, adaptaciones, afectividad, integración, calidad de vida.
ABSTRACT:
It is probable that if we made a superficial and external valuation of the psychomo-
tricity, it would not be surprising that in many cases it is a discipline associated to
infancy, especially which presents Special Educational Needs (N.E.E.) or, recently
thanks to the LOGSE, is within the frame of the Infant Educational Institutions.
The experiences with other groups of different ages are scarce, and normally very
little is written about them. However, many of us psychomotricity professionals
consider that their objectives and expositions are successful in a wider age range.
Therefore, on behalf of two members of the Permanent Psychomotricity Formation
Seminar of the La Laguna University, the Psychomotricity Workshop proposition
was included within the program «Support for a pleasant ageing process for the
elderly deaf people» which was developed during the year 2004 by the Federation
of Associations of Deaf people of the Canary Islands (FASICAN).
We present the description of this workshop and the conclusions we came to once it
was developed.
KEY WORDS:
Psychomotor activity, elderly people, to get old, deficiency of hear (deafness), sign
language, adaptations, affectivity, integration, quality of life.
Por lo tanto, los juegos en los que los niños participan con sus iguales, le preparan
para distintos aspectos de su desarrollo psicomotor, social, afectivo-emocional,
cognitivo y conductual.
Además, durante las sesiones de psicomotricidad, los niños, en ocasiones, desa-
rrollan actividades comunes o en solitario, adoptando distintos papeles. Unos tien-
den a identificarse con el profesor, actuando como adultos ordenados, que aceptan
las reglas; otros por el contrario, tienden a convertirse en niños más pequeños que
no toleran normas, buscando a veces con su actitud provocadora una atención
individualizada. Este juego de roles es intercambiable.
El puente de socialización lo traza el juego de roles, donde el niño representa la
vida familiar y su ambiente más próximo, su realidad cercana. Durante un período
más o menos flexible, el niño compagina el juego dramático con el desarrollo de su
potente imaginación y poco a poco se abre cada vez más a la socialización.
Así, el juego proporciona al niño entretenimiento, distracción, relajación... En oca-
siones se queda absorto, implicando todo su ser (sentimiento, pensamiento...),
descarga tensión y a veces la encauza de forma positiva. Reproduce en el juego
situaciones de su vida cotidiana, algunas de las cuales pueden ser fuente de con-
flicto, el niño las traslada al terreno lúdico, donde alcanzan el desenlace que le
gustaría en la realidad. Así, el juego ayuda a reelaborar su experiencia, acomodán-
dola a sus necesidades, constituyendo una fuente de dominio de sí mismo y de
equilibrio psíquico.
Según Osterrieth (1979), el niño no sólo va adquiriendo el dominio motor, sino
también, una cierta confianza en sus recursos, base indispensable de su autono-
mía, del sentimiento del propio valor, que tanto va a necesitar para afrontar los
desafíos que le presenta su crecimiento.
BIBLIOGRAFÍA
López Ibor, J. M. (1992) Revista de Psicología Práctica. Ediciones Espacio y Tiem-
po.
Llorca Llinares, M., Ramos Díaz, V., Sánchez Rodríguez J. y Vega Navarro, A. (2002).
La práctica psicomotriz: una propuesta educativa mediante el cuerpo y el movi-
miento. Ediciones Aljibe.
Pepín, L. (1987). Psicología, vida y problemas del niño. Editorial Narcea.
RESUMEN:
El juego es una faceta que hay que potenciar tanto en el ámbito familiar, como
escolar desde edades tempranas, puesto que es muy importante para el desarrollo
del niño en todos los niveles.
Si el niño disfruta jugando con sus iguales, puede llegar a comprender y asimilar el
mundo que le rodea de una manera más placentera y positiva.
Además, el juego también puede transformarse en un vehículo de comunicación
para el niño; a la vez que potenciar y mejorar todas sus capacidades.
PALABRAS CLAVE:
Juego, fomentar, desarrollo, capacidades, valor.
ABSTRACT:
The game is a part that must be promoted in a familiar and a student atmosphere
since early ages, since it is very important for the child’s growth in all levels.
If the child enjoys playing with other children, he/she may understand and assim-
ilate the world that surround him/her in a pleasure and a positive way.
Moreover, playing can also become a way of communication to the child and it can
help him and improve all his capacities.
In conclusion, from the different atmosphere, it’s necessary to recover the value
and sense of playing.
KEY WORDS:
Game, to promote, growth, capacities, value.
DATOS DE LA AUTORA:
Esther Moreno Martín es Licenciada en Psicología y forma parte del Seminario de
Psicomotricidad de la Universidad de La Laguna.
INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente, la atención temprana era entendida como un programa de ayuda
individualizada dirigido a las diferentes áreas de desarrollo y aplicado a los niños
con minusvalía o situaciones de riesgo en los primeros años de su vida (Merino,
1995). Desde una visión muy influenciada por el conductismo se diseñaban una
serie de tareas y los posibles refuerzos a utilizar, teniendo como referencia los
patrones «normales» de desarrollo. Se entendía que la maduración personal era el
reflejo de una serie de adquisiciones que corresponden a cada edad y el sentido de
la intervención era el entrenamiento en esta serie de adquisiciones o conductas a
conseguir.
En la actualidad, desde una concepción constructivista del niño y de la educación,
se intenta que el aprendizaje, a cualquier edad, sea significativo y funcional, enten-
diendo el espacio de crianza como el escenario privilegiado desde el que favorecer
el desarrollo global.
Partimos desde esta visión del niño y reflexionamos acerca de nuestra actuación
como psicomotricistas para ayudar a que el proceso seguido para la adquisición de
una serie de habilidades sea la culminación de sucesivas experiencias significativas
y placenteras. Ello quiere decir que tenemos que situarnos en el proceso de esta-
blecimiento de los vínculos, centrándonos fundamentalmente en la dinámica rela-
cional y la toma de conciencia de la totalidad corporal, mediante experiencias de
placer, como base para el desarrollo de los hitos evolutivos (Llorca y Sánchez,
2003).
MOTIVACIÓN DEL PROYECTO AMANDA
Estábamos en estas reflexiones tratando de construir lo específico de la interven-
ción del psicomotricista en los primeros años de los niños y niñas que llegan a
nuestra sala, cuando nuestro propio proceso de aprendizaje se vio impactado por
la noticia de que una compañera y amiga muy querida de nuestro seminario de
psicomotricidad había tenido su segunda hija de forma prematura (24 semanas de
gestación) y con muy poco peso (600 gramos). Nos invadió la angustia y la insegu-
ridad ante las posibles repercusiones de este nacimiento tan adelantado, sin las
posibilidades de maduración que tiene un embarazo a término y nos hacía temer
por la viabilidad de su desarrollo con una vida plena. Los afectos tambalearon
nuestras ideas y nos ha llevado a seguir aprendiendo sobre qué podemos hacer
cuando un niño o niña nace «antes de tiempo».
Hoy nos sentimos felices porque Amanda (así se llama la hija de nuestra amiga),
con la ayuda de unos excelentes profesionales y su maravillosa familia, a punto de
cumplir los tres años, juega con su hermana y otros niños, nos dice cosas cuando
hablamos por teléfono, camina y asistirá a la guardería el próximo año. Amanda
nos hizo conectar con su fisioterapeuta del Hospital Materno Infantil de Las Palmas
y con algunos conocidos del Servicio de Neonatología del Hospital Universitario de
Canarias en Tenerife, empujándonos a presentar este proyecto de investigación
que pasamos a exponer en esta comunicación.
ANTECEDENTES
El proyecto se titula «El bebé prematuro: identificación y respuesta a sus necesida-
des desde un enfoque interdisciplinario», y está financiado por la Fundación Cana-
ria de Investigación y Salud (FUNCIS).
Antes de iniciar el proyecto nos pusimos en contacto con la unidad de neonatología,
no habíamos entrado nunca en una UCI pediátrica, ni estábamos familiarizados con
las incubadoras y sus cables obstáculos que impiden acceder cómodamente a la
relación con el bebé. Fueron unos primeros encuentros que sirvieron para aminorar
nuestros miedos, clarificar con los médicos el objetivo del proyecto y entusiasmar a
otras compañeras y compañeros para formar parte de un equipo, dispuestos a
trabajar durante dos años con los bebés prematuros y su familia.
Finalmente el grupo está compuesto por siete profesores de los Departamentos de
Pediatría; Didáctica e Investigación Educativa; y Psicología Evolutiva y de la Educa-
ción, de la Universidad de La Laguna; nueve compañeras del Seminario de Psico-
motricidad de la ULL y dos logopedas.
Los sujetos de esta investigación serán los bebés prematuros de menos de 1500
gramos en el momento de nacer y que, según la bibliografía consultada, podrían
presentar como aspectos más relevantes los siguientes:
· Ha habido un aumento de partos prematuros en los últimos veinte años
(Joseph, K.S, 1998) y los avances perinatales han incrementado la supervi-
vencia de estos recién nacidos prematuros (NIH, 1994).
· Sin embargo, estas nuevas estrategias terapéuticas han tenido un impacto
mucho menor sobre las enfermedades que padecen y prácticamente nulo en
la evolución a largo plazo (Hack, Klein y Taylor, 1995).
· La parálisis cerebral infantil es la alteración neurológica que aparece con más
frecuencia en estos niños, ya que el 50% de los niños con parálisis cerebral
tienen antecedentes de muy bajo peso al nacer (Pharoah et alt, 1996, 1998).
· Existe un riesgo elevado de problemas sensoriales, existiendo un incremento
de déficit visuales en los recién nacidos prematuros, presentando los que
han nacido antes de las 32 semanas de gestación peor agudeza visual, este-
ropsia reducida, y aumento de la frecuencia de estrabismo con respecto a los
recién nacidos a término (Cooke, R.W., 2004). La posibilidad de ceguera en
los menores de 1500 grs es casi treinta veces mayor que en los niños con
mayor peso al nacimiento.
Hemos hablado y dado una breve información por escrito a las familias sobre este
proyecto y, en aquéllas en las que sus hijos ya han sido dados de alta hospitalaria,
tras darles una semana para su adaptación a la nueva situación en el hogar, reali-
zamos dos sesiones semanales para atender a su hijo, aprovechando los primeros
contactos para hablar de la nueva situación y valorar mediante un cuestionario de
elaboración propia, el grado de estrés, culpabilidad, satisfacción y expectativas
ante el bebé, pudiendo explicitar sus demandas y necesidades.
APROXIMACIÓN A LA INTERVENCIÓN
Hasta ahora nuestra experiencia práctica de psicomotricidad siempre había sido
una sala donde ponemos en juego nuestra disponibilidad corporal como medio para
responder a muchas demandas del niño, si bien es cierto que muchos tienen sus
propias barreras a entrar en relación y debemos ajustarnos en función de la inter-
pretación que hacemos de su forma de ser y estar en el mundo. Nunca habíamos
trabajado en un ambiente hospitalario donde los niños están rodeados de barreras
físicas: incubadora, sondas, catéter..., que dificultan la relación directa pero que
además no se pueden obviar porque son fundamentales para poder seguir vivien-
do. Además, trabajar con recién nacidos antes de tiempo, y por lo tanto inmaduros,
nos generaba otra dificultad motivada por nuestros miedos, siendo el personal
sanitario de gran ayuda para la superación de nuestras limitaciones, relajarnos y
poder disfrutar de las relaciones que mantenemos con los bebés, aceptando el reto
de seguir aprendiendo y compartiendo lo que vamos haciendo.
Dado que el proyecto se está iniciando, queremos explicar cómo hemos ido siste-
matizando nuestra intervención, lo que evidentemente no constituye una propues-
ta cerrada ni definitiva, sino que está en proceso de elaboración. Es una primera
aproximación a un ámbito nuevo de intervención, esperando y deseando sugeren-
cias o informaciones que nos ayuden a seguir desarrollando la especificidad de la
intervención psicomotriz en este nuevo espacio de trabajo.
Al iniciar la intervención observábamos cómo se manifestaban los niños ante las
movilizaciones, las sensaciones propioceptivas, los sonidos, el contacto. Después
de algunas experiencias con varios niños, decidimos realizar un encuadre, una es-
tructura que guiara y sistematizara nuestra intervención en los primeros momen-
tos, cuando el bebé se encuentra en sus primeras semanas en la incubadora, así
como cuando ya es más maduro y ha aumentando de peso, o tiene más tiempo de
nacido, pasando a cuidados intermedios o pre-alta.
- Sesiones Iniciales:
Nuestras primeras sesiones se inician con
un ritual de entrada, basado en el sonido,
golpeando suavemente y de forma rítmi-
ca, similar al latido del corazón, la pared
de la incubadora. Esperamos que este so-
nido pueda asociarse con un encuentro
posterior piel a piel agradable, al mismo
tiempo que puede ser un símbolo de una
petición de permiso para abrir la puerta
de la incubadora y entrar en contacto con
él niño. Hemos elegido el sonido, para ini-
ciar la relación porque sabemos que es uno de los sentidos que se encuentra desa-
rrollado desde período prenatal y que por tanto se encuentra almacenado en el
aparato psíquico. No podemos saber todavía en qué medida esta respuesta tiene el
efecto deseado, porque todavía son pocos los bebés con los que hemos estado,
pero a medida que se hace familiar nuestra intervención con ellos, observamos
cómo los golpes en la pared de la incubadora provocan cambios posturales, movi-
mientos, sonrisas, que en cierta medida nos pueden hablar de un estado de antici-
pación muy primario.
A continuación abrimos la ventana y nos presentamos mediante la voz, de forma
que nuestro primer contacto esté contenido también por el sonido. Entonces lleva-
mos nuestras manos al contacto con sus pies, para pasar después a la contención
de todo su cuerpo, bordeando con las manos los límites laterales, con la intención
de incidir en su seguridad, de proporcionarle un límite que le permita sentirse con-
tenido, al igual que lo era en el útero materno. Pensamos que el bebé se siente
desprotegido en la incubadora, aunque ésta permanezca caliente, el nido de sába-
na no puede sustituir el contacto corporal. En esta contención hemos observado
cómo ante la manipulación el bebé se asusta, produciendo espasmos, que disminu-
yen en la medida en que se siente más sujetado, a veces cuando le incorporamos
un poco su cabeza manteniéndole su espalda y sus brazos.
Desde esta posición podemos empezar un
suave balanceo que nos lleve a medios
giros, desde el que poder acceder a una
toma de contacto de la columna vertebral.
Como afirma Tustin (1996), la espalda nos
trae la sensación de límites, el contacto
de la zona dura, o como dice Lapierre
(1997), la formación psíquica, el cerebro
reptil. Si hacemos un análisis del desarro-
llo, es también el conocimiento y la tonifi-
cación de la columna vertebral desde la
zona cervical, la que irá permitiendo el
control de la posición vertical por parte
del bebé, desde el mantenimiento de la
cabeza, el control del tronco o la bipedestación (Sánchez, 2002).
En este recogimiento intentamos ofrecerle al niño estimulación vestibular, movien-
do su cuerpo con la intención de propiciarle experiencias semejantes al movimiento
que podía percibir dentro del útero, o el que recibe el niño a término al ser tomado
en brazos. A continuación nos dedicamos al contacto con la parte blanda delantera,
desarrollando toques a lo largo del cuerpo, que den también información de los
límites, sensaciones agradables de contacto y sensibilización del pecho, de las pier-
nas y los brazos, para incitar a la movilización, con estiramientos y acortamientos
de las extremidades, para despertar los sentidos que favorecerán más adelante la
percepción del cuerpo y de las emociones, así como el desarrollo perceptivo-cogni-
tivo a través de las manos y la boca. Para ello acariciamos suavemente la cara, el
cuello, movilizando la cabeza, y rozando sus labios, para despertar el reflejo de
succión y la oralidad, que debido a la inmadurez del nacimiento aún no ha apareci-
do.
- Sesiones posteriores:
A medida que pasa el tiempo, que el cuerpo inmaduro empieza a reaccionar, a
respirar por sí mismo, a adquirir un tono más alto y más semejante al bebé a
término, nuestras sesiones se amplifican en el tiempo y en las experiencias corpo-
rales. Mientras sostenemos al niño dentro de la incubadora le vamos manteniendo
más incorporado, de forma que su visión, su percepción cenestésica y su columna
van percibiendo en mayor medida la posición vertical, observamos y facilitamos un
mayor movimiento de las extremidades y la cabeza, buscando ya una respuesta del
niño a nuestro contacto con su cuerpo. Fundamentalmente encontramos cómo las
aproximaciones de la mano hacia la cara,
o a juntarse con la otra extremidad, apa-
recen de forma espontánea, ayudándole
a introducir sus dedos dentro de la boca
para empezar a descubrir el placer de la
oralidad que le permitirá asimilar su cuer-
po, los otros y poco a poco desarrollar la
succión y la sensación de lleno y vacío
mediante la alimentación. Aumentamos
ligeramente el tiempo en pronación, fa-
voreciendo los movimientos de empuje y
reptación, adelantando los brazos si se
quedan retraídos y masajeamos para ir
estirando las piernas.
En este periodo, la estimulación laberíntica va siendo mayor, iniciamos la rotación
de su cuerpo, de forma placentera y rítmica, buscando el acompasar de sus brazos
y el descubrimiento del primer nivel de expresividad motriz, mediante el placer de
rotar y de sentir los arrastres. En estos momentos, el niño ya es sacado en un
periodo breve de la incubadora, y puede vivenciar el ser sostenido en brazos en
posición más vertical, ser arrullado en los brazos y entrar en relación con la piel del
adulto y la superficie de su parte delantera, iniciando desde esta posición de placer
el control cefálico, que le llevará progresivamente al encuentro del rostro del adul-
to, con su mirada y su voz. En esta posición facilitamos la sensación de empuje,
para iniciar también la percepción del propio desplazamiento. Junto al cuerpo del
adulto, colocado boca arriba entre sus piernas, acariciamos y sensibilizamos su
parte delantera: piernas, brazos, abdomen, los dedos de sus manos, su rostro,
buscando mediante la voz y nuestra cercanía el encuentro de las miradas. También
podemos iniciar un ligero masaje con movimientos en U invertida en el abdomen,
hacia las ingles; estirar las piernas; círculos suaves a ambos lados del tórax y
estirar los brazos.
Finalizamos la estancia fuera de la incubadora con la introducción de algún objeto
sonoro agradable y suave como el palo de lluvia o unas campanitas, observando
sus capacidades de orientación hacia el sonido, la dirección de su mirada, para
poco a poco ir aproximando su mano, que sienta nuevas superficies y se sensibilice
para desarrollar el gran logro de la prensión.
De nuevo depositamos al bebé en su incubadora o cunita térmica, si ya han cogido
más peso, acompañándoles de nuevo del contacto en la inmovilidad, para pasar a
dar los golpecitos que marcan el final de la sesión.
BIBLIOGRAFÍA:
Anzieu, D. (1977): El yo piel. Paidós. Barcelona.
Aucouturier, B. (1993): Los niveles de la expresividad psicomotriz. Revista de Edu-
cación Especial, 15. Amarú. Salamanca.
Aucouturier, B. (2005): Los fantasmas de acción y la práctica psicomotriz. Graó.
Barcelona.
Bowlby, J. (1999): El apego. Paidós. Barcelona.
Bronfenbrenner, V. (1979): The ecology of human development. Harvard Universi-
ty Press. Massachusetts.
Cooke, R.W.; Foulder-Hughes, L.; Newsham, D.; Clarke, D. (2004): Ophthalmic
impairment at 7 years of age in children born very preterm. ArchDis-ChildFetal-
Neonatal. Mayo,89 (3). Pp. 249-253.
Hack, M, Klein, N.K; Taylor, H.G. (1995): Long term developmental outcome of low
birth weight infants. Future Child. Spring, 5 (1). Pp. 176-196.
Jiang, Z.D; Brosi, D.M; Wilkinson, A.R. (2001): Hearing Impairment in preterm
very low birthweight detected at term by brainstem auditory evoked responses.
Acta Pediatric, Dec, 90 (12). Pp. 1411-5.
Joseph, K.S. (1998): Determinats of preterm birth rates in Canada from 1981 throgh
1983 and from 1992 through 1994. N Engl J Med; 339. Pp. 1434-9.
Lapierre, A; Aucouturier, B. (1997): Simbología del movimiento. Científico Médica.
Barcelona.
Llorca, M; Sánchez, J. (2003): Psicomotricidad y necesidades educativas especia-
les. Aljibe. Málaga.
Macía, L. (2002): Fisioterapia en pediatría. Mc. Graw Hill. Madrid.
Merino, C. et al.(1995): El niño de cero a tres años. Guía para padres y educado-
res. Escuela Española. Madrid.
NIH Consensus Stament (1994): Effects of corticosteroids for fetal maduration on
perinatal outcomes. National Institute of Health, 1. Pp. 1-24.
O’Brian, F.; Roth, S.; Stewart, A.; Rifkin, L.; Rushe, T.; Wyatt, J. (2004): The neu-
rodevelopmental progress of infants less than 33 weeks into adolescence. Arch Dis
Child, Marzo 89 (3). Pp. 207-11.
Pharoah, P.O; Platt, M.J; Cooke, T. (1996): The changing epidemiology of cerebral
palsy. ArchDis-ChildFetal-Neonatal. Nov , 75 (3). Pp. 169-173.
Pharoah, P.O.; Cooke, T.; Jonson, M.A.: King, R.; Mutch, L. (1998): :Epidemiology
of cerebral palsy in England and Scotland. ArchDis-ChildFetal-Neonatal. Julio,79
(1). Pp. 21-25.
Piaget, J. (1969): La psicología del niño. Morata. Madrid.
Piaget, J. (1985): El nacimiento de la inteligencia en el niño. Crítica. Barcelona.
Ravera, C. (1996): En el reino del revés. Trabajo presentado en las jornadas Hacia
una sensibilización para la integración en el área de la discapacidad motriz. ANEP,
CEP. Montevideo.
Sánchez, J. (2002): El desarrollo psicomotor. En Llorca et al (coord.): La práctica
psicomotriz: una propuesta educativa mediante el cuerpo y el movimiento. Aljibe.
Málaga.
Sánchez, J.; Llorca, M. (2004): Atención educativa al alumnado con parálisis cere-
bral. Aljibe. Málaga.
Tustin, F. (1996): Estados autísticos en los niños. Paidos. Barcelona.
Vigostky, L. (1962):Pensamiento y lenguaje. Pléyade. Buenos Aires.
Wallon, H. (1974): La evolución psicológica del niño. Grijalbo. México.
Winnicott, D. (1982): Realidad y Juego. Gedisa. Barcelona.
RESUMEN:
Los cuidados de los bebés prematuros han ido evolucionando en nuestra comuni-
dad gracias a la investigación y los avances médicos y técnicos, que consiguen un
alto porcentaje de éxito en el mantenimiento y desarrollo de la vida. Los cuidados
hospitalarios cada vez se vuelven más cálidos y más humanos, permitiendo hora-
rios flexibles, el contacto del bebé con su padre y madre, la eliminación de ruidos y
luces, y la adecuación de la incubadora a la posición fetal del bebé intrauterino.
Sin embargo, pensamos que la vida del bebé prematuro puede mejorar en calidad
si realizamos una intervención educativa que potencie el desarrollo corporal y emo-
cional del bebé y su familia. Por ello, hemos puesto en marcha un proyecto de
investigación, donde tratamos de incidir y desarrollar un modelo de atención tem-
prana basado en la educación psicomotriz y una intervención centrada en la familia
basándonos en el modelo sistémico. Nuestro equipo está compuesto por diferentes
profesionales encargados de la evaluación psicopedagógica, personal del hospital
que realiza una valoración clínica del estado y la evolución del bebé, profesorado
especializado en la atención familiar y psicomotricistas.
Este trabajo tiene una duración de dos años y va dirigido a los niños y niñas de alto
riesgo, por pesar menos de un kilo y medio, con y sin daño neurológico. La atención
a cada niño y su familia se inicia el día después del nacimiento, con la presentación
del proyecto y la intervención con el bebé en la incubadora, para continuarse con
encuentros con la familia en donde conocemos sus necesidades, sus expectativas,
sus dificultades y sus posibilidades. Cuando el bebé sale del hospital, continúa
siendo atendido por el equipo, en dos sesiones semanales individuales, que se
harán grupales en función de la evolución de los bebés, el último semestre del
segundo año.
PALABRAS CLAVE:
Atención temprana, Prematuros, Psicomotricidad.
ABSTRACT:
Premature babies’ cares have been progressing in our community due to investiga-
tion and medical and technical advances, which obtain a high percentage of suc-
cessful in the maintenance and life’s develop. Hospital’s cares are even more tender
and humane, permitting flexible timetables, the contact between the baby with his
mother and father, the elimination of the noisy and lights, and the adjustment of
the incubator to the foetal position of the intrauterine baby.
However, we think that the premature baby’s life can improve in quality if we do an
educative intervention which promote baby and his family corporal and emotional
develop. That is why we have implemented an investigation project, where we treat
to incise and develop a early attention el based in the psychomotor education and
an intervention concentrated in family to be based on the systemic model. Our
team is made up by differents professionals took charge of the psychologist educa-
tion, hospital staff who does a clinic valoration to the baby’s state and evolution,
professors specialized on familiar attention and psychomotricians.
This work has a two years length and it’s going to be focused to children with a high
risk, with weight lower than 1.5 Kg., with or without neurological pain. The atten-
tion to every child and his family start the day after birth, with the project’s presen-
tation and the intervention with the baby un the incubator, to continue with meet-
ings with the family where we know their necessities, their expectations, their diffi-
culties and their possibilities. When the baby leaves the hospital, he continues been
attended by the team, in two individuals sessions per week, which begin in groups,
the last semester of the second year, according to the baby’s evolution.
KEY WORDS:
Early attention, Premature, Psychomotricity.
RESÚMENES / ABSTRACTS
La interdisciplina y los contenidos de la formación del psicomotricis-
ta
The interdiscipline and the contents of the psychomotrician’s training
AUTOR: Juan Mila Demarchi
RESUMEN: El autor, parte de la identidad de la psicomotricidad, que aporta
una mirada diferente sobre el desarrollo del niño, para justificar que la psico-
motricidad tiene entidad propia como disciplina, pero en el marco de un traba-
jo realizado necesariamente en relación con otros profesionales, en interdisci-
plina. Ello impone la necesidad de reconocer las propias limitaciones de la
psicomotricidad para comprender determinados fenómenos, la oportunidad
de enriquecerse con otros puntos de vista, pero también la posibilidad de
aportar a un equipo una visión particular cualificada. La interdisciplina nos
lleva a una responsabilidad y a un enriquecimiento y por ello se incorpora a la
formación de los psicomotricistas, tanto a nivel teórico como a través del
trabajo corporal, posibilitando la construcción de un rol específico y una iden-
tidad profesional. Pero para poder incorporarse en equipos interdisciplinares,
los psicomotricistas necesitan superar sus diferencias y su fragmentación lo
que consolidará la psicomotricidad, como disciplina y como profesión.
ABSTRACT: The author, starting from the identity of the psychomotricity that
contributes a different look on the child’s development, to justify that the
psychomotricity has own entity as a discipline, but in the mark of a work
necessarily carried out in connection with other professionals, in interdiscipli-
ne. It imposes the necessity to recognize the own limitations of the psychomo-
tricity to understand some things, the opportunity to improve itself with other
points of view, but also the possibility to contribute to a team with a qualified
particular vision. The interdiscipline takes us to a responsibility and enrich-
ment and so it is incorporated to the formation of the psychomotrician, as
much to theoretical level as through the corporal work, facilitating the cons-
truction of a specific role and a professional identity. But to be able to incorpo-
rate in interdisciplinary teams, the psychomotricians needs to overcome their
differences and their fragmentation what will consolidate the psychomotricity,
as a discipline and as profession.
¿Qué nos separa y qué nos une? Intentando una respuesta integra-
dora
What does it separate us and what does it unite us? Attempting an integrative
answer
AUTORA: Ana Vega Navarro
RESUMEN: Existe sin duda un amplio consenso social y político en la idea de
que la educación debe potenciar y favorecer actitudes de igualdad. Eso lleva
consigo otra idea, no siempre explícitamente formulada: esa educación para
la igualdad sólo es posible cuando se asienta en una metodología abierta y
creativa, que dé cabida a los sentimientos y a las emociones y que nos permi-
ta proyectar en serio una escuela de iguales.
Desde ese planteamiento inicial, la autora relata una propuesta de segrega-
ción para compensar las desigualdades, abordada en la práctica desde el ámbito
de la psicomotricidad. El trabajo consiste en dividir la clase en dos grupos, por
una parte las niñas y por otra los niños, para trabajar de manera diferenciada
algunos conocimientos, vivencias o supuestas verdades.
Así, una vez a la semana durante todo el curso, las niñas participaban en
tareas encaminadas a fortalecer la autoestima, la seguridad, la toma de deci-
siones, la no sumisión, la fuerza física, la psicomotricidad gruesa, la resolución
de conflictos, la sororidad, etc., mientras que los niños realizaban tareas y
ejercicios especialmente orientados a los afectos, la sensibilidad por diferen-
tes aspectos de la vida femenina y el acercamiento al mundo de las chicas.
ABSTRACT: There is an ample social and political consensus that education
should encourage and favour equality attitudes. This implies another idea, not
always formulated explicitly: this education for equality is only possible when
it is based on an open and creative methodology that takes into account fe-
elings and emotions. They allow us to create a school of equals.
From this initial statement, the author proposes an initiative of segregation to
compensate unequal situations, done in practice from the area of psychomo-
tricity. The task consists of dividing the class in two groups, girls on one side
and boys on the other to work in different ways some kinds of knowledge, or
supposed truth.
Thus, once a week, during the whole school year, the girls participated in tasks
that tried to strengthen their self-esteem, their security, decision taking, the
non submission, physical strength, the global psychomotricity, conflict resolu-
tion, etc. On the other hand, the boys did tasks and exercises that oriented
them to affection, sensitivity towards feminine life and approach the girls’
world.
marco escolar intentando dar respuesta a algunas de las dificultades que en-
torpecen el desarrollo evolutivo y educativo de los niños.
ABSTRACT: Through our practical experience, we do a reflection about the
importance to work the relational psychomotricity within the school frame,
trying to give answer to some difficulties that hinder the children’s evolutiona-
ry and educational development.
During this period, a series of parallel experiences happened from two diffe-
rent surroundings: from the therapeutic space and from the daily surroun-
ding, this will make to have a series of significant changes in Jorge’s behaviour
and psycho-corporal image.
With this presentation, we try to show the importance that supposes the
coordinated work between different therapeutic routes, in the presentation of
specific attention with this type of problematic. The glance on Jorge has allo-
wed to find aid routes, as well as answers to situations lived like limit. To know
how to read in the image of the body is to accept that is not only skin, mus-
cles, bones, organs and cognition, but also a body worked in the interaction
not only adaptive to the surroundings, but deposit taker of the anguishes,
fears, joys and fascinations about the hidden and the incommensurability,
which are animated from the inside and whose indescribable
ra, para continuarse con encuentros con la familia en donde conocemos sus
necesidades, sus expectativas, sus dificultades y sus posibilidades. Cuando el
bebé sale del hospital, continúa siendo atendido por el equipo, en dos sesiones
semanales individuales, que se harán grupales en función de la evolución de
los bebés, el último semestre del segundo año.
ABSTRACT: Premature babies’ cares have been progressing in our communi-
ty due to investigation and medical and technical advances, which obtain a
high percentage of successful in the maintenance and life’s develop. Hospital’s
cares are even more tender and humane, permitting flexible timetables, the
contact between the baby with his mother and father, the elimination of the
noisy and lights, and the adjustment of the incubator to the foetal position of
the intrauterine baby.
However, we think that the premature baby’s life can improve in quality if we
do an educative intervention which promote baby and his family corporal and
emotional develop. That is why we have implemented an investigation pro-
ject, where we treat to incise and develop a early attention el based in the
psychomotor education and an intervention concentrated in family to be ba-
sed on the systemic model. Our team is made up by differents professionals
took charge of the psychologist education, hospital staff who does a clinic
valoration to the baby’s state and evolution, professors specialized on familiar
attention and psychomotricians.
This work has a two years length and it’s going to be focused to children with
a high risk, with weight lower than 1.5 Kg., with or without neurological pain.
The attention to every child and his family start the day after birth, with the
project’s presentation and the intervention with the baby un the incubator, to
continue with meetings with the family where we know their necessities, their
expectations, their difficulties and their possibilities. When the baby leaves the
hospital, he continues been attended by the team, in two individuals sessions
per week, which begin in groups, the last semester of the second year, accor-
ding to the baby’s evolution.
MONOGRÁFICO
IV Jornadas Canarias
de Psicomotricidad
Número 19
Agosto de 2005
vol. 5 (3)
Revis
Número 19
Agosto de 2005
taIber
oamer
icana
O
d eICPiicciidsdaadd i
www.iberopsicomot.net F
cÁoccoom oo o t
trr
t
R r
G aass ddeei
mm
PP c i d a
s
sii
O n
naarii d y T é c
N ss CCaa n i c a s
r
Onnaaddaa
M JJoorr
Editan:
C o r p o
IIVV
Asociación de Psicomotricistas
r a l e s
del Estado Español y Red
Fortaleza de Psicomotricidad
ISSN: 1577-0788