Revista Arquitectura 2006 n344 Pag94 97 PDF
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TORRECILLAS
~ rehabilitación
~ de la muralla de
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94 arquitectura
ARQUITECTOS
Antonio J1ménez Torrecillas
COLABORADORES:
Michele Panella, arquitecto
Maylis Vignau, arquitecta
Miguel Dumont Mingorance, arquitecto
Manuel Guzmán Castaños. ingeniero
Miguel Angel Ramos Puertollano. arquitecto técnico
Maria Jesús Conde Sánchez. arquitecta técnica
Alberto García Moreno, arquitecto
David Arredondo Garrido, arquitecto
Constructora: Entorno y Vegetaoón S.A.
Consultores: Emilia García Martínez. geógrafa. Nicolás
Torices Abarca, historiador del arte. Carlos Misó Esclapés,
escultor
PROMOTOR:
Fundación Albaicín Granada.
Programa Operativo Local 2000-2006.
Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
Ayuntamiento de Granada
FOTÓGRAFOS:
Vicente Del Amo Hernández
David Arredondo Garrido
Antonio Jiménez Torrecillas
Frente a la colina de la Alhambra y del Generalife, los cerros Perfectamente visible desde la Alhambra, el brazo norte de la
de San Miguel y del Sacromonte enmarcan los últimos tra· muralla nazarí ofrecía una rotura de unos cuarenta metros,
mos del valle del Darro y de su Vega, milagrosamente intac· iniciada a raíz del terremoto que azotó la ciudad a mediados
ta. Ha sido precisamente la fragilidad de este singular paisa· del siglo XIX. Con objeto de restablecer la continuidad lineal
je, su aparentemente insignificante escala y la pequeña de la muralla y restaurar la primitiva protección de su interior,
dimensión de su vega, las causas que han propiciado su pre· se levanta, en el tramo desaparecido, un nuevo lienzo.
servación. Un paisaje, a la vez que natural y salvaje, absolu· Adosado al elemento histórico, se distancia de él lo preciso
tamente próximo y vinculado a la ciudad. para evitar el contacto con el Monumento, y garantizar así la
conservación de los paños y de sus cimientos originarios. Un
El vacío del Cerro de San Miguel actúa como una articula· nuevo muro que, a modo de ·apósito", se adosa a la herida
ción, una rótula entre los territorios habitados y el entorno abierta. El granito común, muy utilizado en nuestra tradición
natural. Una loma desnuda que, cargada de tiempo y de his· urbana, es el material empleado para su construcción. Este
toria, vincula la ciudad a su geografía. Su emplazamiento le material se encarga de aportar la granulometría y los tonos
otorga una relevancia excepcional: sus campos de pitas y de que armonizan con los ocres, rojizos y pardos del tapial
chumberas se convierten en jardines lejanos del Generalife y empleado en la construcción de la muralla.
en fondos naturales desde el interior de los palacios nazarí-
es de la Alhambra. También, cómo no, constituyen un final de Se apilan, pues, 112 metros cúbicos de granito como si de un
perspectiva desde el mismo corazón de la ciudad. gran almacenaje se tratara: grandes lajas sin tratar, de sec-
El objetivo de esta intervención se fundamenta en la adecua· ción y longitud normalizadas, las más económicas, dispues-
ción paisajística del entorno que bajo la ermita de San tas sobre un lecho inmerso bajo la tierra. Un milímetro de
Miguel Alto queda definido entre los brazos de la muralla de espesor aporta el mortero de alta resistencia que traba las
época nazarí. La superficie del ámbito es de 49.358 m2. Este lajas. Se elimina así la presencia de la llaga y la apariencia de
proyecto incluye también el acondicionamiento del entorno construcción consolidada, de fábrica. Se trata de dar la sen-
extramuros junto al conjunto residencial Cármenes de San sación de material apilado, acopiado, con el objetivo de
Miguel, con una superficie de 17.180m2. La restauración de subrayar, aún más si cabe, el carácter permanente e histórico
la muralla en sí es objeto de un proyecto posterior e indepen· del Monumento.
diente a éste.
El concepto del "sólido capaz" ha sido principio rector de
El objetivo primordial de la intervención se marcó desde el esta intervención. Recogido en las teorías sobre restauración
inicio: preservar este paisaje para evitar que pueda ser urba· e intervención de monumentos, este principio fue utilizado
nizado, entendiéndolo como un paisaje vegetal humanizado, magistralmente por D. Leopoldo Torres Balbás en la
punto de comprensión de la ciudad en la estructura monta· Alhambra de Granada, en concreto en el pórtico norte de de
ñosa que la determina. Así pues, en esta primera actuación los jardines del Partal, allá por los años veinte, y viene a
se han acometido, entre otros aspectos, la limpieza general resumir que cuando en un Bien de Interés Cultural falta una
del conjunto. Toneladas de basura, la mayoría alojada en las parte, ésta se rehace de modo que quede confinada a una
cuevas y en las inmediaciones de la muralla, han sido susti- intervención volumétrica o geométrica que recupere la ima·
tuidas por plantaciones de pitas y chumberas. Se ha interve- gen de continuidad originaria, pero desprovista de cualquier
nido también en la ermita de San Miguel Alto, restaurando elemento que entre dentro de la categoría de falso histórico
sus fachadas, y se han mejorado las comunicaciones que la (reconstrucción). La reconstrucción por anastilosis en el pro·
conectan con la ciudad: en aquellos tramos donde existía el yecto que nos ocupa es imposible por la naturaleza cons-
empedrado granadino, éste ha sido restaurado, y donde no tructiva de la fábrica, puesto que ya se ha desintegrado la
existía pavimentación alguna se ha empleado un pavimento fábrica de la muralla de tapial calicastrado, formada por
blando de tierra apisonada. Los tramos de mayor desnivel se arena, mortero y cal.
han resuelto mediante escalinatas de piedra.
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El último acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Granada aprobó la demolición meter la rehabilitación de un pequeño paño de muralla (derribado por un movimiento sísmi-
de la intervención en la Muralla Nazarí de Antonio Jiménez Torrecillas, cuyo co en el siglo XIX) desde una óptica contemporánea?
principal argumento acaba siendo la inviolabilidad de un patrimonio contra el
que parece atentar el presente proyecto. La irresponsabilidad de esta afirmación La restitución mural propuesta tiene como fin dar continuidad visual (especialmente en una
vuelve a arremeter contra cualquier atisbo de contemporaneidad en esta ciudad visión lejana) al lienzo de muralla, redefiniendo el límite histórico perdido y protegiendo los
sin ahondar en un verdadero análisis de los valores que el proyecto propone. restos originales que perviven. Desde lejos, la parte nueva entona su aspecto con el resto, res-
Paradójicamente el propio Ayuntamiento, promotor de la obra, es el que ahora petando su secuencia lineal, mientras en una mirada corta, se evidencia a la perfección la dife-
propone su demolición. rencia entre la actuación y el muro original. La intervención cierra la brecha que hiere la mura-
lla nazarí mediante un apósito exterior que se adapta estrictamente a su grosor sin tocar los
Si atendemos a la polémica levantada en la ciudad de Granada por el proyecto de interven- restos históricos, garantizando asi su óptima conservación. Estructuralmente la presencia
ción en la Muralla Nazarí de San Miguel, hemos de volver la vista sobre un digno preceden- masiva y maciza se hace innecesaria, por lo que la restitución alberga en su interior un espa-
te: el Auditorio Manuel de Falla, de José María García de Paredes. Ambas obras tienen en cio vacío, auténtico punto singular del proyecto: un pasaje calado que nos permite pasar den-
común su calidad y la airada oposición de un ruidoso grupo ciudadano que vela por los idea- tro de la muralla y que remite al sueño arquetípico de caminar dentro de un muro, del pasa-
les inexistentes de una tradición inalterable. dizo secreto. Un sencillo apilamiento de lajas de piedra dejan, al disponerse unas sobre otras,
una serie de mínimos huecos aleatorios que, frente al tapial, pesado y patrimonial, y la fábri-
La intervención en la muralla comienza con la recuperación paisajística del Cerro de San ca de ladrillo de otras restauraciones anteriores, pone en valor la muralla nazarí contraponien-
Miguel, un vacío que permite observar el límite entre la ciudad intramuros y el territorio exte- do a una imagen histórica de permanencia, otra actual mucho más leve. En el interior, un sen-
rior. La zona, sumida en un estado de total dejadez, presenta rasgos muy complejos: por un sacional paseo arquitectónico permite volver a mirar la ciudad desde una óptica fragmenta-
lado, ciudad sin colmatar, espacio libre pero a la vez residual y casi marginal; por otro, la ciu- da y abstracta que se revela similar a la que se tiene del Albaicín desde la Torre de (ornares.
dad nueva, hecha de adosados con un importante impacto visual y ambiental. Y en medio del A la vez se recrea un juego luminoso de gran tradición en Granada, las celosías, y se actuali-
desorden, la muralla incompleta, fracturada. zan, casi un siglo después, las avanzadas tesis de restauración que Leopoldo Torres Balbás
aplicara, por ejemplo, en los jardines del Partal.
La estrategia de actuación limpia (física y conceptualmente) el lugar, recuperando el empe-
drado allí donde existe, respetando la tierra allí donde aparece y, cuando los caminos se des- Sin embargo, las intervenciones contemporáneas siguen suscitando violentas críticas, al mar-
vanecen, trazando de nuevo su dibujo con unas elegantes losas de piedra que sobre el terre- gen de su interés y adecuación. Mientras tanto, se hace cada vez más palpable que la presen-
no salvan la pendiente. Una vez esencializado el entorno de San Miguel, el proyecto comien- cia de la nueva arquitectura colocada de manera natural y respetuosa junto a la antigua
za a indagar acerca del significado histórico de la muralla y su sentido actual. El límite defen- garantiza que las ciudades sigan enriqueciendo y construyendo activamente su tradición
sivo y organizativo de un ámbito que podía llegar a ser ciudad ha cambiado por completo y, arquitectónica. La intervención en la Muralla Nazarí y su entorno materializa perfectamente
sin embargo, sigue sirviendo como guía de lectura de un modelo urbano, resultando un ele- esta irrenunciable oportunidad.
mento clave a la hora de aprehender el territorio y adecuar el paisaje. Por tanto, ¿cómo aco- José Miguel Gómez Acosta
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