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Pastoral Familiar Santuario

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1. Necesidad del documento

En la exhortación apostólica Familiaris Consortio en el punto 65, nos dice: «hay


que subrayar una vez más la urgencia de la intervención pastoral de la Iglesia
en apoyo de la familia. Hay que llevar a cabo toda clase de esfuerzos para que
la pastoral de la familia adquiera consistencia y se desarrolle, dedicándose a
un sector verdaderamente prioritario, con la certeza de que la evangelización,
en el futuro, depende en gran parte de la iglesia doméstica».

Dando respuesta al Plan de Pastoral para este año, ponemos acento en «La
transmisión de la fe en la familia y en la juventud», se hace necesario un
documento que facilite el conocimiento de la Pastoral Familiar y al mismo
tiempo la desarrolle y sirva de referencia de cómo llevarla a cabo en la
parroquia. De esta manera dando respuesta a las preguntas: ¿Cómo iniciar en
la fe a los novios, matrimonios jóvenes y familia en general? ¿Cómo convertirla
en transmisora de la fe? ¿Cómo llegar a que sea fermento en el mundo?.
Propiciar el primer anuncio de Jesucristo en el seno de las familias debe ser
hoy una prioridad para nuestra Iglesia.

Conociendo las necesidades de nuestras parroquias para poder desarrollar este


plan de pastoral familiar, ofrecemos este documento para que pueda servir de
guía y ayuda.

Misión y Visión.

La Pastoral Familiar busca impulsar, promover y aprovechar la evangelización


integral de las familias, para que vivan su identidad y misión, como parte de la
sociedad y de la Iglesia, según el proyecto de Dios, a partir de la propia
experiencia de comunión familiar (Iglesia Doméstica) siendo así formadores de
Valores Humanos y Cristianos. También busca avivar el espíritu apostólico de
todos los miembros de la comunidad diocesana, para que inspirados en el
ejemplo de Cristo -nuestro Buen Pastor- y teniendo como centro a la persona
en su situación concreta, impulse la nueva evangelización al servicio de la
promoción humana, especialmente de los más pobres y necesitados; promueva
la presencia de los valores evangélicos en la cultura y crezca el Reino de Dios
en la realidad en que se vive.

El objetivo central, es la evangelización de la familia. Es decir, la pastoral


familiar es una acción organizada y planificada, que se realiza en la Iglesia y
como Iglesia, por medio de agentes específicos, capaces de ofrecer los
instrumentos necesarios para la formación de la familia. Parte del objetivo es
ofrecer orientaciones en la vivencia familiar, para llevar a todos la Buena Nueva
del Sacramento del Matrimonio, para transformar la sociedad por obra de la
evangelización humana y cristiana, así como para defender y promover la vida
y el amor, como valores esenciales de la dignidad humana. La pastoral familiar
debe ser una pastoral diferenciada, preventiva, emergente, progresiva y
permanente.
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La pastoral familiar incluye y desea lo siguiente: EVANGELIZAR a la familia,
con la familia y para la familia. OFRECER instrumentos necesarios para la
formación y promoción de la familia. ENTREGAR orientaciones para la vivencia
y misión familiar. LLEVAR a todos la Buena Nueva del Sacramento del
Matrimonio. TRANSFORMAR la sociedad por medio de la evangelización
humana y cristiana.

2. ¿Qué es la Pastoral Familiar?

Se define la pastoral familiar como «la acción evangelizadora que realiza la


Iglesia, orientada por sus pastores, en la familia y con la familia como
conjunto, acompañándola en todas las etapas y situaciones de su camino». «El
modo cómo la Iglesia es fuente de vida para las familias cristianas y, a su vez
cómo las familias son protagonistas de la evangelización de la Iglesia. Por
tanto, no se reduce a una serie de actividades a realizar con los matrimonios y
la familia. Su finalidad es ayudar a la familia a alcanzar su plenitud de vida
humana y cristiana»

También se podría definir como la acción evangelizadora que realiza la Iglesia


para que las familias puedan responder a su vocación y su misión. Es decir,
para que la familia sea lo que está llamada a ser: testigo del amor fiel de Dios,
manifestado en Cristo Jesús.

“Tener un lugar a donde ir, se llama Hogar. Tener personas a quien


amar, se llama Familia, y tener ambas se llama Bendición.”
Papa Francisco.

2.1. ¿En qué consiste?

Podríamos decir que la Pastoral Familiar es una dimensión esencial de


toda evangelización.

«No se trata de una pastoral sectorial que se puede reducir a unas


acciones concretas en un momento determinado y sobre personas en una
situación específica. Por el contrario, ha de ser una pastoral integral,
porque en ella está en juego la globalidad de la verdad del hombre y de
su despertar religioso, una pastoral progresiva que ha de guiarse según
el proceso de la vida en la que el hombre crece, en y a través de la
familia, como taller de humanidad».

«El trabajo pastoral con la familia no es en modo alguno una «pastoral


sectorial» sino una dimensión esencial de toda evangelización. La
Pastoral Familiar no consiste en una serie de actividades ajenas a lo que
es la vida normal de la familia, sino que se dirige fundamentalmente a
que ésta adquiera conciencia de su propio ser y misión, y obre en
consecuencia».

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En resumen, la Pastoral Familiar se preocupa de la familia como tal,
como realidad indivisible, con atención a sus relaciones internas y a su
proyecto de vida. Diferenciándose en esto de las otras pastorales, que
abordan a la familia desde unos puntos de vista más sectoriales,
ocupándose de los miembros de la familia por separado (catequesis,
jóvenes, enfermos, tercera edad), o por situaciones o circunstancias
concretas (pobreza, emigración, recepción de sacramentos, etc.) Por ello,
la Pastoral Familiar deberá coordinarse y complementarse con el resto de
pastorales sectoriales y con la catequesis.

2.2. ¿Cómo debe ser?

La Pastoral familiar debe ser:

 Realista: Supone una comprensión real del plan de Dios sobre la


familia, que se realiza en las condiciones concretas en que cada familia
vive.

 No sectorial: Teniendo en cuenta lo anterior, la Pastoral Familiar no


debe reducirse a unos momentos concretos (recepción de
sacramentos), ni a un grupo específico de fieles (preparación al
matrimonio).

 Integral: Debe abarcar todos los momentos del desarrollo familiar y


desde una perspectiva familiar. La familia es la única institución que
está presente en todas las etapas de la vida humana, siendo su lógica
interna de no especialización a la vez que de una profunda formación
afectiva, moral, espiritual comprometida en la vida de cada día.

 Progresiva: Es consecuencia de lo anterior. Si la Pastoral Familiar


debe seguir los momentos del desarrollo del hombre y de la familia, es
necesario que se adapte a las distintas etapas en las que se configura
una familia.

«La acción pastoral de la Iglesia debe ser progresiva, incluso en el sentido


de que debe seguir a la familia, acompañándola paso a paso en las
diversas etapas de su formación y de su desarrollo».

3. Objetivos

1. Acompañar y sostener a la familia en todas las etapas y circunstancias de


su camino para llevar a cabo el Plan de Dios sobre ella, teniendo como
motor la vocación al amor.

2. Ayudar a las familias a profundizar en el sentido cristiano del matrimonio y


de la familia para que puedan ahondar en su fe, desarrollar su dimensión
misionera y cumplir su misión como transmisora de la fe. La familia es

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sujeto y objeto de evangelización. La familia necesita ser evangelizada e
incorporada a la evangelización y transmisión de la fe.

3. Ayudar a que la familia sea, en sí misma, lugar de acogida, encuentro,


servicio. Se ha de conseguir que la vida familiar sea «acogida cordial,
encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y
solidaridad profunda». De esta forma se constituye en referente para otros
modos de entender la relación familiar.

4. Tratar de que la familia cristiana sea célula viva de la sociedad. Ella ha de


influir en la sociedad para que progrese en el respeto a la dignidad de las
personas, de las familias y de los pueblos.

5. Renovar la vida de los matrimonios y las familias.

4. Sujeto y agentes de la Pastoral Familiar

4.1. Sujeto

El sujeto de la Pastoral Familiar es la familia y, en primer lugar, el


matrimonio, pues éste es, no sólo el fundamento de la familia, sino el
responsable primero de su desarrollo para que responda al plan de Dios
sobre ella.

4.2. Agentes

Los agentes de Pastoral familiar no deben ser, en primer lugar, expertos en


determinadas acciones, más bien les corresponde transmitir a los
matrimonios el horizonte propio del plan de Dios que les devuelva la
responsabilidad en la propia familia.

De lo anterior se desprende que un número importante de agentes de


pastoral familiar han de ser matrimonios. Sin embargo, en toda acción
pastoral es importante reflejar la imagen de la Iglesia, por ello es necesaria
la presencia del sacerdote, de tal manera que se forme un equipo pastoral.

Además de la familia —objeto y sobre todo sujeto de la pastoral familiar—


hay que recordar también los otros agentes principales en este campo
concreto. Dentro de la responsabilidad propia de toda la comunidad eclesial
se ha de proveer para que haya personas y equipos o grupos sólidamente
formados que se dediquen a esta área de pastoral.

• El Obispo: Es el primer responsable de la pastoral familiar en la


diócesis. Como pastor, es el responsable primero de la fidelidad en el
anuncio del Evangelio del matrimonio y la familia y es el que ha de
cuidar que toda esta pastoral sea una manifestación específica de la
comunión de la Iglesia.
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• Los presbíteros: Como colaboradores directos del Obispo tienen sobre
sí la responsabilidad de anunciar el «evangelio de la familia» y el
«evangelio de la vida», tanto a las familias como a la comunidad entera.

A los sacerdotes encargados de la pastoral parroquial les corresponde


velar y cuidar de que las estructuras y agentes de pastoral de su
comunidad realicen con fidelidad y eficacia su labor. Por otra parte,
además de alentar las iniciativas que puedan surgir a favor de la
familia, procurarán, donde todavía no existan y según sean las
posibilidades, organizar el grupo parroquial de matrimonios y
promover la formación de responsables especializados en la pastoral
familiar.

• Matrimonios y familias: la familia es el sujeto primero y principal de


la acción pastoral familiar. Es también responsable insustituible de
esa pastoral. Los esposos y las familias cristianas desempeñan esa
función en virtud de la gracia recibida en el sacramento. Esa es
también la razón de que la pastoral familiar consista
fundamentalmente en acompañar a las familias en el cumplimiento de
su responsabilidad. La familia ha de ejercer esa función, tanto hacia
dentro como hacia fuera de sí misma, sobre todo con el testimonio de
una vida coherente con el Evangelio, de una manera especial en
relación con la fidelidad al amor conyugal, la transmisión responsable
de la vida y la educación de los hijos.

• Religiosos y religiosas: De acuerdo con los propios carismas, además


del testimonio de fidelidad a la propia vocación y la oración ferviente
por toda la Iglesia, pueden prestar un servicio muy valioso a esta
pastoral. Individualmente o asociados, el servicio que ofrezcan debe
abarcar los ámbitos más diversos de la vida familiar.

• Laicos especializados: Mucha es la ayuda que los fieles laicos pueden


dar a la familia desde el ámbito de su profesión y de su experiencia. Su
aportación puede ser de gran valor en la superación de las dificultades
y problemas familiares. Profesionales de la medicina y la salud, de la
moral, del derecho y de la educación, del mundo empresarial, de la
información, políticos, etc.

Dada la complejidad de los ámbitos en los que está implicada la


pastoral familiar y la ambigüedad creciente de los valores culturales
respecto al matrimonio y la familia, se debe cuidar, en todos los niveles
de la pastoral familiar y en todas sus acciones, la formación de las
personas que intervengan en ella. No basta para ello solamente, una
buena formación cristiana, es necesario proveer de una enseñanza
específica en el evangelio del matrimonio y la familia.

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5. Los tiempos de la Pastoral Familiar

La Familiaris Consortio divide la Pastoral Familiar en tres tiempos, según los


tiempos propios de la familia y los del propio desarrollo personal. Estos son:
preparación al matrimonio, celebración del matrimonio y pastoral postmatrimonial.
Si el hilo conductor de toda Pastoral Familiar es la vocación al amor, cada uno
de estos tiempos se corresponde con uno de los elementos de identidad que se
destacan en esta vocación al amor: ser hijo, para ser esposo y llegar a ser
padres. Ser hijos es el primer momento de la vocación al amor, en él se vive la
recepción del amor que nos identifica, nos constituye como hombres y nos abre
un camino de identificación progresiva dentro de un ámbito familiar. Igualmente
ser esposos y ser padres son dimensiones de una misma vocación.

5.1. Preparación al matrimonio

La preparación al matrimonio se correspondería con el SER HIJOS.

La Familaris Consortio, nos dice, que la preparación al matrimonio ha de


ser vista y actuada como un proceso gradual y continuo. En efecto,
comporta tres momentos principales: una preparación remota, una
próxima y otra inmediata.

Estas etapas están dependiendo, a su vez, de una iniciación cristiana que,


inspirada en el catecumenado antiguo promueva sujetos cristianos capaces
de vivir la vocación al amor como seguimiento de Cristo. Sin la renovación
de la iniciación cristiana de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, la
preparación al matrimonio y la misma vida matrimonial se ve privada de la
base sólida que la sustenta.

La pregunta que surge, en primer lugar, es si los novios que van a contraer
matrimonio están realmente, bien preparados para ello. Por ello la cuestión
de la preparación al sacramento del matrimonio y a la vida subsiguiente,
adquiere una especial relevancia y nos aparece como una necesidad
pastoral de cara al bien de los esposos, de la Iglesia y de la sociedad.

La finalidad de esta preparación es ayudar a cada persona a encontrar su


vocación y a disponer su vida como respuesta a esta llamada divina a un
amor conyugal como un camino de santidad.

Desde esta perspectiva la pastoral de preparación al matrimonio habrá de


realizarse de manera que podamos calificarla como:

• De anuncio: capaz de mostrar la excelencia de la vocación matrimonial.

• De ayuda y acogida: que ofrezca un camino de seguimiento para una


auténtica formación en la madurez de la persona.

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• Diferenciada: acomodada a la diversa condición y formación de las
personas.

• Progresiva: según el plano de superación y exigencia que comporta


siempre la fidelidad al designio sobre las personas.

• Práctica: que tenga en cuenta todas las posibilidades de actuación en este


ámbito y la coordinación de las mismas.

De la profundidad y solidez de esta preparación van a depender, en gran


medida, las sucesivas etapas de la pastoral familiar. «Es necesario
profundizar y renovar la preparación al matrimonio». Se ha de dar un
cuidado especial a esta preparación, proporcionando medios, personas y
actividades significativas que sean, en su conjunto, claro y vivo anuncio de
la verdad del Evangelio del matrimonio y de la familia.

5.1.1. Remota

Se inicia desde el bautismo y es la respuesta a un amor que se ofrece.


Comprende la infancia y la adolescencia.

Es una etapa muy importante de la educación humana y cristiana.


«Debe considerarse como un proceso gradual y continuo que permita,
en la maduración de la persona, tener como centro la vocación al
amor».

El lugar propio de esta primera etapa es la familia. Corresponde a los


padres, en su misión de ser los primeros y principales educadores de
sus hijos, cuidar este momento inicial de la vocación al amor.

Tiene como objetivos, descubrir la VIDA como vocación, como


llamada, al AMOR, una comprensión cristiana de la sexualidad y la
formación de los padres.

Como acciones principales estarían, la escuela de padres, la


catequesis familiar, las celebraciones familiares y los cursos de
educación afectivo – sexual.

En esta etapa debe existir una coordinación con otras pastorales


como: Catequesis, juventud y pastoral vocacional.

5.1.2. Próxima

Se correspondería con el tiempo del noviazgo, coincide generalmente


con la época de la juventud en la que aparece la cuestión de la elección
de estado. El noviazgo es el centro de esta etapa. Se ha de entender
como el tiempo en el que la persona descubre la vocación específica del
matrimonio y se orienta hacia ella.

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Sus objetivos serían, ayudar a que los jóvenes alcancen su madurez
personal y la capacidad de entrega al otro, al descubrimiento de la vida
matrimonial, su belleza y el plan de Dios sobre el matrimonio;
prepararse para asumir las responsabilidades que conlleva el
matrimonio; fortalecer la vocación matrimonial de los jóvenes; que los
novios descubran y reconozcan la presencia de Dios en su relación. No
debería faltar un acompañamiento dirigido hacia una educación
cristiana integral, donde esta preparación próxima pueda ser efectiva.

Las acciones principales serían las escuelas de novios y los


«itinerarios de fe», a modo de catecumenado, dedicados a grupos de
novios, en el que de manera gradual y progresiva, se acompañarán a
los que se preparan para el matrimonio.

El lugar adecuado de esta pastoral, es la comunidad cristiana, en


especial, la parroquia.

Otras pastorales con las que coordinar, sería, la pastoral de jóvenes y


vocacional.

5.1.3. Inmediata

Tiene como destinatarios a los que están comprometidos, a contraer


matrimonio en un futuro inmediato.

Los objetivos de esta etapa son: atender a la formación novios para


que sean sujetos capaces de sostener la decisión que van a tomar;
proporcionarles un conocimiento más profundo de los compromisos
que se derivan del matrimonio; favorecer la disposición para recibir el
sacramento del matrimonio; hacer presente a Jesucristo y a la Iglesia
para que se sientan acompañados y atendidos en estos momentos de
tanta importancia.

Esta etapa se centra en las catequesis o cursos de preparación al


matrimonio, que se conciben como un tiempo de catecumenado o
evangelización que ilumina la vida entera y, específicamente el
matrimonio, así como la explicación de la liturgia del Sacramento y las
entrevistas que los contrayentes tendrán con el sacerdote.

La acción primordial serían los cursos de preparación al matrimonio.

5.2. Celebración del matrimonio

La esencia de la pastoral familiar está en la celebración del sacramento del


Matrimonio. El nexo entre el antes y el después del sacramento consiste en
entender el matrimonio como un don y una vocación a la santidad por
medio del amor conyugal.

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La celebración del sacramento ha de cuidarse para que, por encima de los
condicionamientos sociales, resplandezca como un acontecimiento de la
historia de la salvación para los cónyuges y, a través de su sacerdocio
común, sirva al bien de la Iglesia y de la sociedad.

La celebración del matrimonio se deberá preparar cuidadosamente, con la


participación de los contrayentes, que son los ministros del sacramento y
los protagonistas del mismo. Con este fin, los pastores prepararán, en un
diálogo personal con los contrayentes, las diversas partes y ritos de la
celebración.

Se correspondería con SER ESPOSOS y como elementos de este momento


hay que señalar: la participación activa de los novios, los asistentes a la
ceremonia y la comunidad parroquial; la liturgia de la celebración; la
vivencia de un sacramento permanente y los aspectos jurídicos y
pastorales.

Coordinación con Delegación de Liturgia

5.3. Pastoral postmatrimonial, Pastoral del matrimonio y la familia

Con la celebración del matrimonio la vocación de los esposos se abre a la


tarea de construcción de la propia familia que, como comunión de
personas, es una imagen del «Nosotros» Trinitario.

Se corresponde con el ser padres.

Empieza una nueva etapa de la pastoral familiar. La necesidad y urgencia


de la preparación al matrimonio no puede hacer olvidar que es en la tarea
de la construcción de un hogar cuando surgen más dificultades, y cuando
más necesitados están los esposos de una ayuda por parte de la Iglesia que
debe mostrar que es Madre.

No es una pastoral de casos patológicos sino una pastoral de santidad,


ayuda a construir un hogar donde los protagonistas son matrimonios.

Una de las etapas de importancia decisiva en la pastoral matrimonial es la


que viene determinada por los primeros años que siguen a la celebración
del matrimonio.

Una ayuda que, siendo siempre necesaria, es tanto más urgente y reviste
una mayor necesidad si, como es frecuente, existen carencias en su vida
cristiana y su formación. Se trata fundamentalmente de una tarea de
acompañamiento, para que no se encuentren solos sino apoyados en esta
tarea y en la superación de las dificultades de la convivencia y de la vida.
Es hacer efectiva la presencia eclesial como el «lugar» de la vida que les
permite renovar la vida familiar que han comenzado.

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Se deberá prestar atención de manera particular a los acontecimientos que
se van sucediendo en el desarrollo de la familia.

En estos primeros años se ha de asentar un modo de acercamiento a la


Iglesia que luego se asentará en los momentos más decisivos: unas veces
será el Bautismo, la Primera Comunión y la Confirmación o la elección de
estado de los hijos. Otras serán situaciones provocadas por el devenir de la
vida: el nacimiento y la educación de los hijos, el trabajo, la enfermedad, la
muerte, etc. En ocasiones será la relación conyugal la que necesita ser
apoyada.

Unas realidades que, actualmente, necesitan ser acompañadas son los


matrimonios separados, personas divorciadas, divorciados vueltos a casar,
parejas de hecho.

Como acciones que corresponden a esta etapa pueden ser: formación de


grupos de matrimonios y movimientos, acompañamiento en los primeros
años de casados, las jornadas familiares, jornadas y escuelas de formación
de agentes de pastoral, retiros para matrimonios, convivencias o
encuentros familiares, cursillos prebautismales, acompañamiento a
familias en situaciones especiales, espacios para el ocio familiar dentro de
las parroquias, cursos de métodos de conocimiento de la fertilidad etc.

6. Parroquia y pastoral familiar

La parroquia desempeña un papel específico en la pastoral familiar y, por ser el


lugar más cercano a las familias concretas, puede conocer más directamente
sus necesidades y por ello prestar una atención mucho más cercana y eficaz.
Además de los objetivos a los que nos hemos referido anteriormente (Punto 3),
uno de los objetivos específicos debe ser buscar que las familias sientan su
pertenencia a la parroquia y que no pueden vivir su ser familia cristiana si
no se encuentran enraizadas en ella, y no la perciban como un mero
dispensador de servicios y ayuda. Que vean natural acercarse a la parroquia, no
sólo para la celebración de sacramentos sino para compartir la fe y la vida con
otras familias y para encontrar la ayuda necesaria para solventar determinados
problemas que le pueden superar.

6.1. Organización

El gran obstáculo para organizar una pastoral familiar parroquial es el


considerarla imposible de ser llevada a cabo.

El poder llevar a cabo la pastoral familiar en una parroquia supone una


organización interna básica que hay que ir consiguiendo poco a poco.

Convendría un análisis de la situación concreta de la parroquia. Puede


ser útil el apoyo de la delegación de pastoral y de sus colaboradores.
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Se pueden distinguir tres etapas dentro de la pastoral familiar parroquial,
en un plan que debe ser evolutivo en el tiempo. Teniendo en cuenta que no
todas las parroquias tienen el mismo nivel de desarrollo en esta pastoral.
Así mismo hay que tener en cuenta los tiempos de la Pastoral Familiar,
punto 5 de este documento, ya que son los tiempos de la vida de las
familias.

6.1.1. Iniciación

Es el momento de poner las bases de la Pastoral familiar.

En primer lugar hay que plantearse qué recursos y qué


posibilidades concretas tiene la parroquia. Hay parroquias que
cuentan con algunos elementos, como grupos de matrimonios,
cursos de preparación al matrimonio o movimientos de familia.
Otras, por sus circunstancias tienen dificultad para encontrar
matrimonios que puedan colaborar con la parroquia en una pastoral
familiar.

Constitución del Equipo de Pastoral Familiar

El primer objetivo en la pastoral familiar parroquial será la creación


y formación de un equipo parroquial de Pastoral Familiar.

¿Quiénes componen el equipo de pastoral familiar?

Dependiendo de los recursos humanos con los que cuente la


parroquia: un equipo de pastoral familiar, podría constar de un
sacerdote, un matrimonio responsable o coordinador de pastoral
familiar, que constituirían la estructura básica, matrimonios que
representen las distintas realidades de la parroquia (movimientos de
familia, grupos de matrimonios parroquiales, cursos de preparación
al matrimonio, cursos prebautismales), matrimonios o personas que
representen otras realidades de la familia en la parroquia.

¿Cómo iniciar este equipo?

Proponiéndoselo a matrimonios que se muevan en el entorno


parroquial, teniendo en cuenta si existen ya grupos de matrimonios,
movimientos de familia o que puedan estar interesados en apoyar
esta iniciativa, a ser posible, de distintas edades.

En caso de que no exista un equipo de pastoral familiar, es posible


que haya familias que sientan la llamada del apostolado con otras
familias en las cuales se podrán apoyar el sacerdote y la parroquia.
La formación de estas familias será fundamental para que se
impliquen en la pastoral familiar. Es conveniente contar con un plan

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de formación integral, en el cual se tengan en cuenta las siguientes
dimensiones:

• Espiritual, cuidando que fe y vida no queden disociadas.

• Doctrinal, profundizando en la verdad del matrimonio y la familia.

• Humana, ayudando a la maduración de la persona.

• Pastoral, desarrollar aquellos elementos más necesarios para el


crecimiento familiar en la parroquia.

En esta tarea se pude contar con otras parroquias cercanas,


arciprestazgos y Delegación de Pastoral familiar.

Un arciprestazgo o decanato, es un conjunto de parroquias, vecinas entre sí, en


que se divide una diócesis, para organizar su acción pastoral con criterios comunes
y facilitar el crecimiento de sus comunidades.

Otros elementos

 Creación de grupos parroquiales de matrimonios, que se podrían


considerar como un segundo elemento. Integrados por varias
familias o matrimonios que se reúnen para formarse, compartir
experiencias y crecer en su vida cristiana y familiar. La
participación en estos grupos tiene como fin a los matrimonios y
a las familias en su vida. La ayuda que pueden ofrecer a la
parroquia se derivaría de lo anterior.

 Impulsar la presencia de movimientos matrimoniales o familiares


en la parroquia con el mismo fin que los grupos parroquiales de
matrimonios y como agentes de esta pastoral.

Resumiendo, la fase de iniciación parte del análisis de la situación


parroquial. Es el momento de la constitución del equipo parroquial
de PF, la puesta en marcha de un proceso de formación, teniendo en
cuenta lo ya existente a nivel parroquial, el comienzo de los grupos
parroquiales de matrimonios donde no existan y/o el impulso de la
presencia de movimientos matrimoniales o familiares y el
establecimiento de la base de lo que será el proyecto parroquial de
PF.

6.1.2. Consolidación

El objeto de esta etapa es consolidar lo realizado en la etapa anterior


y ampliar el recorrido de la pastoral familiar. Es el momento de
madurar el proyecto de pastoral familiar a medio y largo plazo.

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En esta etapa el equipo de PF, puede realizar dos acciones
fundamentalmente:

1. Intensificar la formación.
2. Organizar las actividades propias de un grupo de PF.

En esta fase, para la consolidación y crecimiento del propio equipo


parroquial, éste comenzará a trabajar en la coordinación y
organización de la pastoral parroquial para la familia. Algunas de
las actividades que se pueden llevar a cabo, pueden ser: retiros o
convivencias familiares, cursos de formación para las familias,
jornada o semana de la familia, catequesis de adultos, escuelas de
padres, cursos de preparación al matrimonio.

Si es necesario se puede solicitar ayuda a otras parroquias o


servicios diocesanos para la realización de dichas actividades.

A la vez que reciben una formación cuyo primer fruto es el


crecimiento del matrimonio y de la familia, la organización de estas
actividades es también una fuente de crecimiento y la manifestación
de una fecundidad que no termina en la propia familia, sino que se
comunica de modo natural a las demás.

En resumen, en esta etapa de consolidación se intensifica la


formación del equipo parroquial de pastoral familiar, a la vez que
comienza la organización de actividades para la familia donde tanto
el equipo que lo organiza, como las familias que participen en ellas,
puedan crecer en su vida cristiana.

6.1.3. Extensión

En esta fase comienza el desarrollo pleno de la misión pastoral del


equipo.

Además de las actividades propias de la PF, éste grupo debe abrirse


a la colaboración con otras actividades pastorales de la parroquia,
de este modo, la PF será verdaderamente una dimensión esencial de
toda evangelización.

En este sentido, es conveniente la presencia de un matrimonio del


equipo parroquial de PF en el consejo parroquial de pastoral.

El equipo en esta etapa podrá integrar a nuevos colaboradores, con


la necesaria formación, de este modo se podrán realizar actividades
que requieran una capacitación más específica dentro de PF, por
ejemplo, enseñanza de los métodos de conocimiento de la fertilidad,
cursos de preparación al matrimonio, escuelas de padres, cursos de
educación afectivo – sexual, etc. Es necesario garantizar la

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formación específica de las personas o matrimonios que vayan a
asumir dichas actividades.

En resumen, la etapa de extensión marca la madurez pastoral del


equipo de PF. Este equipo, contando con la colaboración de familias
que se vayan integrando en la PF, irá desarrollando las actividades y
procesos que las familias de la parroquia necesiten para su
crecimiento matrimonial y familiar.

6.2. Proyecto parroquial de Pastoral Familiar

Una vez constituido el equipo de pastoral familiar parroquial tiene que


definir cuál debe ser su misión, cómo debe organizarse, en resumen cómo
mantener vivo este proyecto.

La elaboración de un proyecto de Pastoral Familiar parroquial es necesario,


a fin de que ésta no se quede en una atención a las «urgencias», sino que
sea un instrumento válido para dar respuesta a las necesidades de las
familias y a los retos que plantea nuestra sociedad.

6.2.1. Elementos

Este proyecto debería tener los siguientes elementos:

1. Análisis de la situación: Una mirada a nuestro entorno, y a la


realidad familiar, tanto desde el punto de vista humano como
desde el punto de vista cristiano.

2. Fines: Tendrá que ir respondiendo a los objetivos descritos. La


parroquia debe presentarse como centro para la puesta en común
de las inquietudes de las familias.

3. Marco global: Teniendo en cuenta el plan pastoral de la diócesis y


el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España.

4. Prioridades: Habrá que evaluar cuáles son las necesidades que


deben atenderse en primer lugar para luego seguir ampliando el
campo pastoral.

5. Coordinación: Establecer contacto y coordinación con el


arciprestazgo y con la Delegación diocesana de Pastoral Familiar,
así como con otras actividades pastorales de la parroquia.

6. Tiempo: Hay que marcarse unos tiempos reales.

7. Agentes: Es importante contar con todos aquellos que se sientan


llamados en esta empresa. Además del equipo, puede haber un

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grupo de apoyo, sobre todo en temas que sean más
especializados.

8. Formación: Los matrimonios implicados deben formarse


utilizando todos los medios que tengan a su alcance: la formación
que se pueda recibir en el propio grupo de matrimonios, en la
parroquia, en el arciprestazgo, aquella que se pueda brindar
desde la diócesis y aquella otra que puedan ofrecer distintas
instituciones. Es importante apoyar económicamente, si es
necesario, la asistencia a actividades de formación sobre estos
temas de matrimonio y familia.

9. Programación: Definiendo las acciones que se van a realizar,


teniendo en cuenta los tiempos de la pastoral familiar, el objetivo
que se pretende conseguir con cada una de ellas, las personas
que las van a llevar a cabo, los sujetos a los que se dirige…….

10. Recursos: Es importante tener en cuenta los recursos,


humanos y materiales, con los que se cuenta. Posibles acciones
a realizar: Hemos de procurar programar y organizar una
variedad de acciones que puedan abarcar los distintos momentos
de la vida de una familia, teniendo en cuenta, que en aquellas
acciones que organicemos es fundamental la atención adecuada a
los hijos, pudiendo hacer coincidir las distintas actividades de
todos los miembros de la familia o en su defecto organizando
guarderías que atiendan a los niños durante las actividades de los
padres, estas actividades pueden ser las siguientes:

• Jornadas o encuentros familiares: Se deberían configurar


como una celebración familiar dentro de la parroquia. El
objetivo sería, por un lado mostrar la importancia que la
familia tiene dentro de la Iglesia y por otro lado abrir la familia
a la realidad de la Iglesia. Al aspecto celebrativo se une la
convivencia. Por ejemplo, el día de la familia.

• Celebraciones familiares: En las que se den un contenido


religioso explícito con un sentido cristiano de fiesta a los
acontecimientos familiares más destacados. Como pueden ser
las bodas de oro y plata, la muerte de un ser querido o un
acontecimiento especial para la familia, etc.

• Celebración de Eucaristía dominical en familia, visitas al


Santisimo.

• Catequesis familiar: Los padres son los primeros educadores y


transmisores de la fe. Para llevar a cabo esta misión, la
parroquia ha de prestarles la ayuda y medios con el fin de que
sean catequistas de sus hijos, sobre todo, en los primeros

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años. Deberá hacer frente a las diversas situaciones en que se
encuentren en relación a la fe. A unos, deberá animarlos a
que se inicien en la fe y así puedan hacer el camino con sus
hijos. A otros, que poseen una fe, consciente y libremente
aceptada, les deberá proporcionar unas catequesis adecuadas
que le doten de recursos para acompañarlos. A otros, tendrá
que fortalecerlos en la fe para que continúen siendo en la
parroquia catequistas de sus propios hijos y de otros. A todos,
en suma, deberá alentarlos y fortalecerlos en la fe para que la
familia agradezca ser escuela donde se aprende a hablar con
Dios, a conocerlo y amarlo.

• Escuelas de padres: Con el fin de formar y apoyar a los padres


en la educación de sus hijos (implicaciones pedagógicas y
problemas psicológicos, humanos, morales, etc.) se trata de
una serie de reuniones, a modo de cursos, que abordan los
temas principales de esa educación. Se ha de seguir una
metodología activa en la que los padres participen de hecho y
no sean, solo, meros receptores de información.

• Itinerarios de fe para novios: para grupos de novios como


preparación próxima al matrimonio. Se trata de programar, a
modo de catecumenado, «un itinerario de fe» en el que de
manera gradual y progresiva se acompañará a los que se
preparan para el matrimonio. Ha de ir más allá de la
transmisión de unas verdades y consistir en una formación
integral.

• Cursos prematrimoniales: Como preparación inmediata para


el matrimonio.

• Situaciones especiales: La atención pastoral ha de tener en


cuenta la realidad de las familias. Hay situaciones que
reclaman una atención pastoral específica, como son:
matrimonios sin hijos, matrimonios con hijos con
discapacidad o determinadas enfermedades, familias
monoparentales, personas en situación de viudedad,
matrimonios de edad avanzada, malos tratos, etc.

• Otros acompañamientos:
En la sociedad actual, cada vez más, se plantean situaciones
que requieren una respuesta pastoral: separados, divorciados,
divorciados vueltos a casar, uniones de hecho.

• Otras posibles iniciativas que pueden favorecer el


conocimiento, intercambio de experiencias, formación, etc.
Serían:

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 Semana de la familia: En las que se pueden incluir temas
familiares de actualidad.

 Encuentros de espiritualidad matrimonial y familiar.

 Retiros o convivencias familiares, se pueden realizar a nivel


arciprestal o diocesano.

 Espacios para el ocio familiar dentro de las parroquias.

 Programación de actividades para la familia fuera del


ámbito de la Parroquia.

 Verano en familia con otras familias, peregrinaciones.

6.2.2. Formación

Para darle operatividad al grupo y ayudar a la formación integral de


los miembros del mismo, a través de:

1. Escuelas de agentes de Pastoral Familiar o cursos de formación de


agentes de Pastoral Familiar: Se trata de procurar que todos los
agentes de Pastoral Familiar, cuyo núcleo principal es el equipo
parroquial, tengan la formación adecuada para poder llevar a
cabo su labor. No basta con una mera adaptación de las escuelas
de catequistas, debido a la especificidad propia de la Pastoral
Familiar.

2. Centros de estudios sobre el matrimonio y la familia y sobre


bioética: Es el complemento necesario del anterior. Debe servir,
sobre todo, para formar a los que luego han de formar a los
demás en las escuelas de agentes de pastoral y en los
movimientos matrimoniales. A nivel nacional existen varios
centros de estudios y muchos de ellos están relacionados con
universidades católicas.

3. Cursos de monitores de educación afectivo–sexual:

Esta educación afectivo-sexual forma parte del proceso ordinario


de formación al matrimonio como elemento propio en la
preparación remota. Los padres son los primeros responsables
para llevar a cabo esta educación afectivo- sexual; para ello es
importante contar con personas y materiales que proporcionen
una ayuda eficaz a los padres en esta tarea.

La educación afectivo-sexual de los hijos será uno de los


contenidos necesarios en toda escuela de padres.

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4. Formación de monitores para la preparación al matrimonio:
Conviene cuidar su formación permanente.

7. Conclusión

Como hemos visto a lo largo de todo el documento, se transmite que la Pastoral


Familiar no es una pastoral aislada dentro de la parroquia, sino que es una
pastoral que es transversal a todas las demás pastorales, pues todos
pertenecemos a una familia, tanto cuando vamos a recibir un sacramento como
cuando nuestra situación familiar necesita de un apoyo afectivo, moral y/o
económico o cuando nuestra salud esté deteriorada o seamos mayores.

La Pastoral Familiar presta un servicio a la familia en su conjunto,


acompañándola en todas las etapas de su camino y es fundamental dentro de la
parroquia, por eso es importante que dentro de la pastoral parroquial, exista un
proyecto de Pastoral Familiar que vertebre todo lo dicho anteriormente y ayude a
las familias a que sean lo que están llamados a ser: «Testigo del amor fiel de
Dios, manifestado en Cristo Jesús».

Consideraciones finales:

 La misión de la Iglesia con respecto a la familia


La misión de la Iglesia es la misma que Jesucristo nos dejó, que es anunciar
el Evangelio. Sobre todo, dos cosas muy importantes: la primera, que Dios
está cerca de cada una de las familias, y la segunda, que el mal no es más
fuerte que la bondad que Dios quiso poner en cada una de ellas. La misión de
la Iglesia es fortalecer, confortar, ayudar a la familia. Es importante darnos
cuenta de que la familia, como concepto general, no existe; lo que existen son
cada una de las familias particulares, y la Iglesia, mediante la parroquia, el
magisterio de los pastores y algunas iniciativas va ayudando a su
fortalecimiento y, por lo tanto, al encuentro con Dios nuestro Señor.

 Los objetivos de la Pastoral Familiar en la parroquia


Los objetivos son varios, pero el más importante es ayudar a encontrar la
plenitud de todos los miembros de la familia. Todo lo que sea ayudar a la
familia a fortalecer su camino para que logre vencer las dificultades que la
sociedad moderna le pone día con día, será parte de los grandes objetivos que
tendremos.

 Los obstáculos que se encuentran al realizar esta labor


Hay varios y se enlazan en círculos concéntricos. Por ejemplo: un círculo es el
tipo de cultura en que nos encontramos, fundada sobre todo en el
individualismo; una cultura subjetivista y relativista donde no hay bien ni
mal, donde las cosas son como las queramos ver y entender. En el
individualismo cada uno busca su interés. Esto nos va llevando a una
problemática grave dentro de la familia.

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 Las armas con que cuenta la Iglesia para la defensa de la familia
La Iglesia tiene como principal arma su predicación, con la que trata de hacer
conciencia. Conjuntamente con esto hay iniciativas que van ayudando:
programas concretos de trabajo; núcleos de vida cristiana que ayudan a las
familias para que se reúnan entre ellas y sean capaces de enfrentar
dificultades; movimientos laicales de familia; servicios de tipo espiritual y
social; cursos para matrimonios, incluso centros de terapia.

 ¿Cuál es el compromiso de la familia en su propia defensa?


El punto central es trabajar. Los padres de familia tienen que trabajar en
asumir su responsabilidad. Luego un trabajo por la formación de la familia en
el sentido auténtico, del cual tiene que nacer un compromiso, primero en el
hogar, después con la comunidad para ser promotor de los valores en los que
se cree: responsabilidad, formación, compromiso asumido por parte de los
laicos; la familia tendría un mayor sustento y fortalecimiento ante la cultura
en la que nos encontramos.

Reflexión final:

Quien realmente va a ayudar a la familia es la familia. No podemos pensar


simplemente que es tarea de la Iglesia. Hay que tomar cada quien su papel. Por otro
lado, tenemos que formarnos para enfrentar los retos a los cuales la familia actual
se ve sometida. No tenemos que desanimarnos ante leyes permisivas y agresiones
de todo tipo; vale la pena tener una familia evangelizada e integrada a la sociedad.
Hay que buscar contactar a la parroquia o diócesis y saber qué iniciativas en pro de
la familia existen para poderse integrar y aprovecharlas positivamente.

Esperamos que este documento sirva de ayuda a la consecución de este objetivo en


nuestra parroquia.

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