La Clonacion
La Clonacion
La Clonacion
¿Qué es clonar?
La clonación puede definirse como el proceso por el que se consiguen copias idénticas de un
organismo ya desarrollado, de forma asexual. Estas dos características son importantes:
Se parte de un animal ya desarrollado, porque la clonación responde a un interés por obtener copias
de un determinado animal que nos interesa, y sólo cuando es adulto conocemos sus características.
Por otro lado, se trata de hacerlo de forma asexual. La reproducción sexual no nos permite obtener
copias idénticas, ya que este tipo de reproducción por su misma naturaleza genera diversidad.
Sin embargo, pronto se comprobó que no es en absoluto fácil conseguir un nuevo ser a partir de una célula
cualquiera del organismo adulto. La clonación, por el contrario, presentaba dificultades aparentemente
insuperables. Las células de distintos tipos que constituyen el ser vivo pueden vivir y crecer en cultivo, pero es
muy difícil que den lugar a un nuevo individuo: se limitan a dividirse y producir más células especializadas
como ellas. Aunque tienen la información de cómo hacer el ser vivo, la especialización ha hecho que “pierdan
memoria”: sólo recuerdan la parte de información que usan habitualmente, y no pueden reprogramarse y
empezar de cero a producir un nuevo ser. O al menos esto se pensaba hasta que se publicó la existencia de
Dolly.
Dolly ha sido el primer animal clonado, es decir, generado a partir de una célula diferenciada o somática, sin
que hubiese fecundación. Esa célula procedía de un cultivo de células obtenidas a partir de la ubre de la oveja
que se quería clonar. Como hemos dicho antes, las células de un determinado tejido cuando se mantienen
vivas fuera del cuerpo -en cultivo-, no dan espontáneamente embriones, sino más células diferenciadas como
ellas: no “recuerdan” cómo se lleva a cabo el programa embrionario.
Para lograr que una de esas células “recuperase la memoria” y diera lugar a un nuevo ser, se recurrió a una
técnica denominada transferencia nuclear : se tomó el núcleo de esa célula, que es la parte que contiene el
ADN y por tanto la información, y se fusionó con el citoplasma de un óvulo procedente de otra oveja, al que
previamente se había eliminado el núcleo. Se utilizó un óvulo porque es una célula equipada para el
desarrollo embrionario, y su citoplasma (el contenido que rodea al núcleo) vendría a ser de algún modo el
entorno adecuado para que el núcleo de la célula adulta se reprogramara. Y, en efecto, así fue: esa célula se
transformó en un embrión unicelular y comenzó el sofisticado programa embrionario, de manera idéntica al
que se obtiene por la fusión de un óvulo y un espermatozoide. Tras unos días de crecimiento in vitro el
embrión se implantó en una madre de alquiler y 148 días después nació Dolly, una oveja genéticamente
idéntica a la de partida.
El proceso de obtención de Dolly fue muy costoso, y en la actualidad no se ha mejorado mucho. Dolly fue el
único resultado positivo de 277 intentos, a partir de los cuales se consiguieron 29 embriones, muchos de
estos no llegaron a desarrollarse y otros murieron al poco de nacer. Con todo, Dolly fue un logro científico
muy importante. Demostró que hay más de un modo de obtener nuevos animales. Por un lado tendríamos la
reproducción natural, que es sexual y que produce diversidad; y, por otro, la clonación: una reproducción
artificial, asexual, y que da lugar a individuos idénticos. Desde el punto de vista técnico, los animales clonados
también han presentado problemas: además de presentar un porcentaje mayor de malformaciones, padecen
con frecuencia un síndrome que se manifiesta en que su tamaño es mayor de lo normal, y que tiene
consecuencias negativas para su salud y desarrollo.
Son muchas las consideraciones éticas que pueden hacerse en torno a la clonación humana. Una
aproximación sería considerar el fin de la clonación : si es obtener un nuevo ser desarrollado (clonación con
fines reproductivos) o un embrión que será destruido para proporcionar células o tejidos (clonación humana
con fines terapéuticos).
Existen alternativas a la clonación humana con fines terapéuticos que no presentan objeciones éticas tan
serias. La más interesante es la posibilidad de conseguir células madre de origen no embrionario.
En el cuerpo humano existen células madre de adulto que son precursoras de otros tipos celulares: células
menos especializadas que podrían dar lugar a varios tipos de células. En los últimos años se ha descubierto
que estas células son mucho más versátiles de lo que se pensaba. Si se ponen en cultivo y se tratan con
diversos factores puede hacerse que se diferencien hacia tipos celulares muy diferentes de aquellos a los que
habitualmente dan lugar en el cuerpo. Por ejemplo, a partir de células de médula ósea se han conseguido
células de músculo, hueso, células nerviosas, hepatocitos, etc...Las células madre se encuentran en el adulto
en la médula ósea, el sistema nervioso y órganos diversos.
También pueden obtenerse células madre del cordón umbilical y de la placenta del recién nacido. Como ya
hemos indicado, placenta y cordón umbilical proceden del embrión y sus células tampoco provocarían
rechazo.
Utilizar esas células para auto-transplantes no presentaría ningún inconveniente ético, ya que no habría una
nueva vida implicada. Otras posibilidades serían la modificación genética de células madre procedentes de
otras personas para que no provocaran rechazo, o la existencia de bancos de células a los que se pudiera
acudir para buscar células compatibles con la persona que las va a recibir.
En definitiva: hay muchas vías terapéuticas que van haciéndose posibles por el desarrollo de la ciencia y que
no vulneran el respeto debido a la vida humana en todas las fases de su desarrollo. Es deber de todos
defender la vida humana y fomentar que se canalicen los esfuerzos de la investigación hacia lo que son
verdaderos avances.