La Originalidad Del Discurso Filosófico
La Originalidad Del Discurso Filosófico
La Originalidad Del Discurso Filosófico
I Las
opinioncs en tomo al lema varían, desde las que scparan dcfinitivamente a Hesíodo de los
filósofos prcsocráticos hasta las que lo proponen como inagurador del pensamiento filosófico
occidental. Compiírese los siguientes extractos a modo dc ejcmplo sobre este punto: "También
Hcsíodo, a pcsar de ser un manifiesto provisor de una imagen mítica y, por tanto, irracional
en su raí7, cmpleó un género útil de racionalidad, cuando clasificó y sintetizó cuentos
procedentcs de diferenles rcgiones y con énfasis difcrcntcs. Hizo incluso mucho más que eso,
más incluso que reunir los temas cosmogónicos intcrcsantes (...) Porque el plan de compilar
una cosmogonía y una teogonía sistemáticas, por un lado, seguido, por otro, de un examen de
la norma dcl ordcn (o su ruptura) en cl mundo dcsarrollado, presupone una comprensiva
visión del mundo (...) que deja de ser filosóJica sólo porque se expresa en el lenguaje
simbólico de los mitos y es concebida, sin duda, desde ellos en cierta medida." (G. S. Kirk, J.
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Byzantion Nea Hellás, 21,2002
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Patricio Jeria, La originalidad del discurso filosófico
VIII a. C. constituye un espectáculo ver cómo la forma sigue siendo todavía tradicional, pero
ya con un pensamiento en su seno que está creciendo inconteniblemente sobre ella y a punto
de estallar en idea (...) frente al mito homérico se coloca la verdad. Y por eso surge la
filosofía. (...) siempre que los filósofos posteriores opongan su verdad a la apariencia de
verdad, cuando traigan en sus manos logos y no mito, nos hallamos ante herederos de
Hesíodo, tomando con él parte en la batalla contra la poesía." (Los orígenes de la filosofia
griega, Gredos, 1985, pp. l4-15).
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En Grecia el mito siempre se mantuvo, manipulado y transformado, como una fuente de
conocimiento "Sin duda no es exÍtgerado --apunta Piene Grimal-- sostener que tal
generali<ación del mito y la liberación de sus fuerzas, han sido una de las aportaciones
fundamentales -fal vez incluso la aportación más esencial- del helenismo al pensamienlo
humnno. Gracias al mito, lo sagrado ha dejado de ser terrible; toda una región del alma se
ha abierto a la reJlexión; gracias a é1, la poesía ha podido convertirse en sabiduría." En el
caso de Hesíodo podemos ver rastros de ese pensamiento que se desprende del mito y, al
mismo tiempo, encontramos atisbos, embriones de reflexión filosófica; hay en ese afán
ordenador del poeta beocio una primera aproximación a los conceptos racionales, Hesíodo
quiere presentar una imagen ordenada del universo, a partir de los orígenes y que incluya a lo
divino, la naturaleza y al hombre. Las sucesivas generaciones de dioses, con sus luchas y
caídas, poseen un sentido coherente aglutinado en tomo a la idea de justicia, u orden,
encamado en Zeus sobcrano de dioses y hombres.
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Byzantion Nea Hellás, 21,2002
Sin embargo, junto, y por detrás también, a esta recubierta mítica más o menos traducible a
conceptos, se nos muestra algo que sin ser inefable por completo, es esquivo a la palabra
racional. Probablcmcnte, el hecho de que Hesíodo rccoja y divulgue una tradición mítico-
rcligiosa muy antigua, y dc raigambrc popular, ayude a teñir su discurso de un cicrto
arcaísmo; no obstante, no nos encontramos frcnte a los 'mitos lllosóficos' de un Platón.
Ciertamente Hesíodo elaboró y retocó ciertos aspectos de su relato, el solo hecho de seguir un
esquema métrico implica un trabajo estético de no poca monta, pcro también podemos pensar
que el poeta dispuso algunos elemnetos, ciertos 'conceptos' estaríamos tentados a decir, con
unfin discursivo y expositivo, que obedece a una lógica de pensamiento mítico y simbólico
que ya M. L. West trató dc dilucidar. Así, podemos descubrir quc cn este discurso subyaccn
ciertas contradicciones, ciertos desajustes que no hacen posible catalogar a\a Teogonía, por
ejemplo, en el lado del discurso del logos, o sea de una ragumentación basada en una
demostración lógica rigurosa; en Hesíodo hay mucho de la belleza y el refinamiento del
mythos que busca acceder por otras vías al ser del universo, por cso cuando hoy leemos sus
versos podemos sentirlos preñados de significación y, tal vez por lo mismo, cuando los
acometemos desde una óptica filosófica y conceptual tenemos la sensación dc que algo se nos
escapa, "No obstante el esfuerzo de delimitación conceptual que se acusa en é1, el
pensamienlo de Hesíodo continúa prisionero de su cuadro mítico (...) Para romper con el
vocabulario y con la lógica del mito, hubiese necesitado Hesíodo una concepción de conjunto
capaz de suplantar al esquema mítico de una jeraquía de poderes dominada por un soberano.
Lo que le faltó fue poder representarse un universo sometido al reino de la ley, un kosmos
que se organizara imponiendo a todas sus partes un mismo orden de 'isonomía', hecho de
equilibrio, reciprocidad y simetría." (J. P. Vemant, Los Orígenes del Pensamiento Giego,
Eudeba, Buenos Aires, 1970, pag.94). Con todo, Hcsíodo indudablementc cstá ya en una
esfera distinta de la homérica, aun cuando persiste la'paradoja de Hesíodo', que consiste en
que, cronológicamente, el material que el poeta de Ascra trabaja es mucho más antiguo que lo
que nos ofrecen la llíada o la Odisea, pcro a la vez, cl tratamiento de este sustrato está mucho
más cercano a los primeros ftlósofos. Hcsíodo posce cl mérito, desde este punto de vista, de
rescatar y reactualizar en una nueva perspectiva los contenidos de base dc la mitología griega.
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Nuestras fuentes para acceder al pensamicnto de los primeros filósofos son siempre indirectas,
basadas en los testimonios recogidos por hlósofos y doxógrafos de épocas posteriores, no
poseemos ningún texto original complcto y muchas veces la tarea de espigar entre los
fragmentos, para determinar cuanto de interpretación hay en cada uno de ellos, es tarea ardua.
Las fuentes de las extraemos noticias de los presocráticos abarcan un arco de tiempo que va
desde el siglo IV a. C. hasta el VI d. C., partiendo dc Platón y Aristóteles hasta llegar a Juan
TzeLzes; los textos que sc considera poscen citas directas incluyen, además de los pensadores
ya mencionados, a Teofrasto, Plutarco, Scxto Empírico, Clementc de Alejandría, Hipólito
(teólogo del siglo III d. C.), Diógenes Laercio y Juan Estobeo (antologista del siglo V d. C.).
En cuanto a los comentarios y comentaristas de la filosofía primera nuevamente Platón y
Aristóteles aparecen como los primeros en ocuparse de tales tareas, mención aparte mercce
Tcofrasto (cfr. nota 4), discípulo del estagirita, quicn se propuso historiar la filosofla desde
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Patricio Jeria, La originalidad del discurso filosófico
Tales hasta Platón. Rcspccto a los datos biográficos dc los presocráticos, sc considera escncial
la obra de Diógenes Laercio Vi¡la de los filósolos famosos en diez libros. Las dos obras
modernas que se han vuelto documentos dc consulta obligada pertenecen a H. Diels:
Doxographi graeci se ocupa dc la organización del corpus doxográfico relativo a la
producción de los prcsocráticos, por su pafe Die fragmente der vorsokratiker, en
colaboración con W. Kranz, se ocupa de textos originales, noticias, comentarios e imitaciones
de los pcnsadorcs gircgos arcaicos.
a
Aristóteles redactó cn el libro alfa de st Metafisica un compendio de las opiniones de los
f,rlósofos que lo antccedieron, cl tcxto constituye una exposición sistemática, pero está
permeada por los principios aristotélicos de las cuatro causas y, casi, puede entenderse como
una especic de intento dc demostración del camino que sigue el pensamiento filosófico, desde
sus orígcnes hasta alcanzar la cúspide en el propio Aristóteles; este problema lo abordó ya en
1935 H. Cherniss cn su libro Aristotle's Criticism of Presocratic Philosophy. Por otra
parteTcofrasto, discípulo y continuador de la obra del gran sabio, al componer lts Doctrinas
de los Físicos, mantuvo como bucn aristotélico cl esquema básico del maestro basado en
criterios y problcmáticas particularcs del sistcma de Aristótcles; H. Friinkel apunta la
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Byzantion Nea Hellás, 21,2002
rcspecto: "Ni Aristóteles ni Teofrasto quisicron exponcr una historia de la filosofía en cuanto
tal; y su intención no era rcproducir los pensamicntos de los viejos investigadores
cxactamente como habían sido propuestos por sus autores, sino utilizarlos como materialcs
pwalarealización de las doctrinas aristotélicas. Tcofrasto era consciente de que distorsionaba
los antiguos sistemas al proyectarlos en cl plano aristotélico, y, en ocasiones, nos suministra
indicaciones de gran ayuda." ( Poesía y Filosofia de la Grecia Arcaica, Visor, Madrid, 1993,
pag. 114). Kirk , en la obra citada pp.22-23, cs un tanto más crítico con Teofrasto: "Lafuente
principal de información sigue siendo Teofrasto y su obra nos es conocida a través de los
doxógrafos, las citas de Simplicio y el De Sensu, cuya tansmisión ha llegado hasta nosolros.
De todo ello se deduce, con absolula evidencia, que experimentó un intenso inJlujo
aristotélico --quien, como ya se ha dicho, no pretende, como debió pretenderlo Teofrasto, una
e.d rema obj e rividad histó rica.
No tuvo Teofrasto un éxito mayor que el que cabría esperar en la inteligencia de los móviles
de un período anlerior al suyo y con un mundo de pensamiento diferente. Otro defecto suyo
consistió en que, una vez acuñado un canon general de explicaciones, en especial para los
hechos cosmológicos, propendió a imponerlo, lal vez con demasiada audacia, en casos en
que carecía en absolulo de pruebas, casos que no parecen haber sido infrecuentes."
Sin embargo, anótesc la opinión de A. Escohotado al respecto: "No obstante, este tipo de
vcrdad y falsedad [referente a los testimonios y su exposición] jamás ha interesado lo más
mínimo al pensamiento filosófico, y todavía menos a los presocráticos mismos, ajenos del
todo a problcmas de propiedad intelectual y a la prccisión fáctica en términos generalcs. En
realidad, esta orientación ha llevado a considerar digno de poco crédito al único cucrpo
coherente de criterios filosóficos sobre los presocráticos y al más antiguo también, que es la
obra de Aristóteles. Según los eruditos, A¡istóteles aplica sus propias categorías a quienes le
precedieron, como si tal cosa fuera exclusiva de é1, y no de todo el mundo con excepción de
los notarios. además, es manifiesto que Aristóteles construyó su pensamiento a partir de una
meditación sobre la lllosofía precedente, y que ningún otro pensador antiguo toma más en
cuenta la historia de la reflexión a la hora de reflexionar. Por lo mismo, el tipo de obras que se
consideran dignas de crédito son las menos conceptuales, las más scmcjantes al trabajo de los
eruditos." (De Physis a Polis, Anagrama, Barcelona, 1975, pp. 13-14)
5
DK 81 (12 A) A ... op2¿r¡v ... €rpqKs rtrlv ovrrrlv ro on€tpov ... . Donde arkhé viene a
equivaler a origen y fundamento dc lo ente, Anfang y Ursprung en la traducción alemana. Sin
embargo, veáse la anotación de Kirk, op. cit. pp. 164-165, dondc se sugiere que Anaximandro,
o mejor dicho que Teofrasto dijo que Anaximandro, no usó el término con un sentido
específico ni mucho menos como término técnico.
7l
Patricio Jeria, La originalidad del üscurso filosófico
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Obviamente, la afirmación anterior debe matizarse y considerar que, probablemente, debido al
carácler fragmentario dc los tcstimonios se eche de menos una precisión léxica, fenómeno
que, por otra partc, cs caldo de cultivo para los numerosos, abultados y, a veces, oscuros
comentarios de los doxografos antiguos y los comentaristas modernos.
Sin embargo una ojeada, rápida y brevc, al indcx de la obra de Diels-Kranz, permite constatar
la recurrencia de los términos y la va¡iedad de sentido. Las siguientes indicaciones no
pretenden, con mucho, scr cxhaustivas sino meramentc representativas: DíkA: Heráclito B23,
828,894, como erin B80; Anaximandro Bl; Anaxágoras A1; Díké como ananké,
heimnrmené y prónoia Parmenides A32; Empédocles B2,4; y sus derivados díkaios (m)
Jenófanes 82,13; díktios (f-) Empédocles B l3l, 8135; tó díkaion Jenófanes B l, 15; Heráclito
Bl02;Tales Al;dikaiosyné Anaxágoras A1.Nómos: HeráclitoB23; Empédocles89,5;theios
nómos'. Hcráclito Al4a, Bl14,844. Physis: como origen y géncsis: Empédoclcs 88,1,4, B10,
Bll, 863; como Naturaleza y fuerza crcadora: Empédocles 827, 8126; Anaxágoras 41,
Hcráclito B112; como Ser, csencia: Heráclito Bl,8123, Bl0; Parménides B18; aitherían
physin: Parménides 810,1; Heráclito B106; physis... heknstói: Empédoclcs B110,5; meléón
physis: Parménides B16,3; Empédocles 863. Afihár: como elemento, aílhera: Empédocles
B37, B7l,858,2,8109,2, Bl7,l8; como kosmos=ouranós=hymén: Parménides Bl0, como
origen de... Parménidcs Bll,824. Theós: lenóÍanes 825, 824,B23: Empédocles 8134,4;
Heráclito 8108,850; en relación con el aire y el fuego: Heráclito 818,8, Bl6, B67.Theíon:
Empédocles Bl33; Hcráclito 886. Theíos, como opucsto a lo humano: Hcráclito B114, B78
(Theios nómos).
Por último, J. P. Vcmant ha escrito lo siguicntc rcspecto al problema lexicológico en los
presocráticos. "Con igual título que el adivino y cl poeta, todavía mezclado a ellos, el Sabio se
define en el origen como el ser excepcional que l.iene el poder de ver y hacer ver lo invisible.
Cuando el filósofo intcnta precisar su propio camino, la naturaleza de su actividad espiritual,
cl objeto de su invcstigación, utiliza el vocabulario religioso de las secta y las comunidades:
él mismo se prcscnta como un elegido, un 0etoo clvlp , que se bcneficia dc una gracia
divina; efectúa en el más allá un viaje místico, a través de un camino dc escudriñamiento que
recuerda la vía de los misl.crios y a cuyo término obtiene, por una especie dc époptia, esta que
confiere el último grado dc la iniciación." (Mito y Pensamiento en la Grecia Antigua, Ariel,
Barcelona, 1985, pag. 348. El subrayado es mío)
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Byzantion Nea Hellás, 21,2002
7
Marcel Detienne, lns Maestros de Verad en la Grecia Arcaica, Taurus, Madrid, 1983.
'Así como lo ha mostrado W. Jaeger en l,a Teología de los Primeros Filósofos Giegos: "...
queda el hecho de que las nuevas y revolucionarias ideas que desarrollaron estos primeros
pensadores griegos acerca de la naturaleza del universo tuvieron un efecto directo sobre su
manera de concebir lo que llamaron --en un sentido nuevo-- Dios, lo Divino (...) la historia de
la teología filosófica de los griegos es la historia de su manera racional de acercarse a la
naturaleza de la realidad misma en las sucesivas fases de esta manera." (op. cit. pag. 5) Según
apunta el propio Jaeger, la 'teología natural', concepto griego latinizado por Varrón y,
posteriormente, transmitido y acomodado a la tradición cristiana por San Agustín, üene como
obejtivo "... la teoría de la naturaleza de lo divino tal como se revela en la naturaleza de la
realidad" (op. cit. pag. 8) y agrega refiriéndose ahora específicamente a los presocráticos: "...
las al'irmaciones filosóñcas sobre lo divino se encuentran en los pensadores preplatónicos
desde un principio (...) vamos a encontrar que el problema de lo Divino ocupa en las
especulaciones de los primeros filósofos naturales un puesto mucho más amplio de lo que con
frecuencia estamos dispuestos a reconocer y que en realidad recibe una parte de su atención
mucho mayor de lo que pudiera llevarnos a esperar el cuadro que trata Aristóteles dcl
desarrollo de la Iilosofía en el libro primero de la Metafisica." (pag. l2). Ello no obstante, no
implica una sistematización del tema ni una discusión acabada y clara del problema, sino que
más bien se presenta en los presocráticos un rasgo germinal de la 'teología' que desarrollarán
Platón Y Aristóteles con mayor precisión y amplitud, en tanto una rama diferenciada dentro
de sus sistemas filosóficos.
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Patricio Jeria, La originalidad del discurso filosófico
Cabe todavía una pregunta general más, ¿en qué consiste la sabiduría
presocrática? o sea, ¿qué tipo de conocimiento es propio del hombre que
investiga? Una historia del concepto de Sophía sería un intento vano, y por
completo contraproducente, en un trabajo tan breve como éste, pero no estará
demás anotar ciertas coordenadas básicas que nos ayuden en el recorrido que,
de todas maneras, ya emprendimosl0. Ante todo, en el siglo VI a. C. se perfila
un concepto de sabiduría como 'inteligencia práctica'; el sabio posee una areté
téknes, que incluye habilidades políticas, morales y prácticas que se traducen
en una suerte de visión de mundo realista, escéptica y prudente, que bien
podríamos denominar racional y pragmática. ¿Qué lugar ocupa aquí el
filósofo?. Obviamente, el tipo de sabio excéntrico que se cae a un hoyo por
mirar el cielo, no es un sujeto práctico..., pero Tales de Mileto pasa por ser,
precisamente, uno de los 'Siete Sabios de la antigüedad', prototipos de este
nuevo hombre del siglo VL ¿Cuál es, pues, el rol y la categoría de la sabiduría
filosófica? Con esto nos encaminamos a una definición plausible, al menos,
del discurso filosófico. Se le puede caracterizar, frente al discurso mítico y
poético, por su afán de abstracción respecto de las nociones básicas, o
primeros principios, del ordenamiento de la realidad. Se busca respuestas
racionales, causales, a preguntas sobre el mundo, a fin de sacat a la luz ciertas
leyes inteligibles, comunicables y aprensibles para todo sujeto racional que
observa; por oposición al relato mítico, cargado de símbolos, equívoco en su
interpretación y opaco respecto del lenguaje, el discurso filosófico se plantea
como unívoco y claro en su lengua lógica. Por otra parte, la sabiduría práctica
e
Tiene Jenófancs, un concepto de la divinidad liberado de elementos de religiosidad popular,
sobre todo la antropomorltzación de los dioses y la atribución de una dudosa conducta ética.
La desa¡ticulación dcl 'dios popular', tiende a resaltar la absoluta trascendencia de lo divino
que se define como lo 'otro' respccto al hombre y sus represcnlaciones: "Un Dios, el mayor
enlre los dioses y los ltombres, sin parecido, en pensamienfo ni figura a los mortales" (B 23).
Tambión cs fundamental cn esta concepción de 1o divino la noción dc'unidad', quc se plantea
como absoluta en el Dios, unidad de pcnsamiento, unidad de ser e inmovilidad son los
atributos de Dios, scgún Jenófancs (B 24, B 26). Apunta Fránkel (op. cit. pag.314): El
proceso mental que comenzó con la cítica de las representaciones antropomórficas de los
dioses ha conducido a Jenófanes primero al monotcísmo, y, después, a una idea de Dios que
supera la fuerza humana de reprcsentación."
'0 Carlos García Gual ha dedicado a este tcma un breve libro: I-os Siete Sabios (y tres mtís),
Alianza 1989. Posec una concisa y csclarccedora introducción que, por lo demás, seguiremos
en cste apartado.
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Byzantion Nea Hellás, 21,2fJil.2
'rJ. P. Vemant escribió en 1962 un libro, l*s Origines de ln Pensée Grecque, donde se ocupó
específicamentc de cstos tcmas, tcxto que fue traducido y publicado por Eudeba (Bs. Aires
1965). En dicha obra cl sabio francés abordó las complcjas relaciones políticas y sociales que
se conjugaron cn cl nacimicnto dc la fllosofía griega; también había tratado el tcma, de
manera breve y gencral, cn el artículo Del Mito a la Razón, contcnido en su versión española
en Mito y Pensamiento en la Grecia Antigua, Ariel 1965. Respecto a lo apuntado aquí, cabe
destacar el siguiente trozo: "... Ia filosofía en su progreso, rompe el marco de la comunidad en
el quc ella ha nacido. Su mensaje ya no se limita a un grupo o a una secta. Por medio de la
palabra y del escrito, el filósolo se dirige a toda Ia ciudad, a todas las ciudads. Manifiesta sus
relaciones a una publicidad completa y total. Trasladando el mislerio a la plaza, en plena
ágora, lo erige en objeto dc debatc público y contradictorio, donde la argumentación dialéctica
acabará por tomar la iniciativa sobre la iluminación sobrenatural" ( Mito y Pensamiento...
pag.352). También M. Dcticnne, cn la obra mencionada en nota 7, insiste en la importancia
de la apertura dc un espacio público y común de discusión, como un factor relevante de la
modificación del estatuto de la palabra y su consiguiente influencia en el desarrollo de un
esquema mental que ayuda al nacimienl.o de la filosofía; Detienne habla de una
'secularización' del logos, en general, que es definitorio para el desarrollo del pensamiento
filosóflco.
12
Téngase en cuenta la moderada afirmación de Jaeger al respecto: "... nadie que tenga un vivo
sentimiento religioso se rehusará a considcrar la pura ontología de Parménides como un
misterio y revelación; ni dcjará de conmoverse profundamcnte al vcr cu:ínto significó para
Parménides la experiencia de la naturaleza dcl Scr. Para decirlo de otra manera, el clemcnto
rcligioso está más en la forma en que al hombre le ha afectado su descubrimiento, y en su
firme y resuelta manera de tratar la alternativa de la veradd y la apariencia, que en ninguna
clasificación del obejto de su indagación como divino." (op. cit. pag. I 10). En contraste,
Friinkel (op. cit. pp. 344-345-346) da énfasis al 'trasfondo cmocional' del pensamienro
parmenídeo y a la rclcvancia de una posible expericncia de unio mystica con el Ser. Vernat,
en cambio, es más cauto y dice al respecto: "Diwlgando lo que se oculta en las profundidades
del tiempo, el pocta suministra en la forma misma del himno, del sortilegio y dcl oráculo, la
revelación de una vcrdad esencial que tiene el doble carácter de un misterio religioso y de una
doctrina de sabiduría. Esta ambigüedad, ¿por qué no habrá de encontrarse de nuevo, en el
mensaje del primer lllósofo? Tiene por objeto, éste también, una realidad disimulada detrás de
las apariencias y que escapa al conocimiento vulgar. La forma de poema bajo la cual se
expone todavía una doctrina tan abstracta como la de Parménides, traduce este valor de
revelación religiosa que conserva la filosofía naciente." (Mito y Pensamiento... pag. 348).
Finalmente, G. S. Kirk (op. cit. pag. 352) al referirse al clemento místico del poema de
Parménides rechaza la posibilidad dc una identihcación 'chamiínica'en la imagen del viajc del
poeta y su encucntro con Díká.
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Byzantion Nea Hellás, 2112002
13
Jenófanes planteó, en efecto, la limitación de la capacidad cognoscitiva del hombre a partir
de su referencia innegable a Ia experiencia sensible, que es contradictoria y mutable; por ello
el 'mundo'queda reducido a la percepción que de él se tenga. En este sentido el filósofo
concluyó por separar lo trascendente de lo inmanente. A lo trascendente obviamente
corresponde lo divino, pero en ello tampoco se adentró Jenófanes, pues su discurso se topa
con lo inefable de la esencia divina. La trascendencia absoluta de Dios hace imposible gener¿r
un discurso acerca de su esencia, sin que éste sea considerado como algo meramente plausible
o simple suposición, ya que carece este intento de la base 'objetiva' proporcionada por la
información de los sentidos. En cambio, rehriéndose a Dios afirma Jenófanes: "Ve como un
todo, piensa como un todo y oye también asf' (B 24) y en B 25 y B 26 refuerza esta noción: "
Siempre pernnnece en el mismo sitio, sin moverse. No le coresponde cambiar de un sitio a
otro. Sino que, sin esfuerzo, con el querer de su espíitu ( voou Qpevt ) todo lo mueve.", con
lo que no hace otra cosa que rcalzu la separación entre lo humano y lo divino.
'o Acerca del proceso gcneral de creación de un lenguaje lógico, en le marco de las condiciones
intelectuales y religiosas de la época, véase M. Detienne, op. cit. pp. 109 a 147. W. Capelle
agrega: "Una gran dificultad presentó a Parménides el punto en el que se encontraba el
desarrollo de la lengua griega, que precisamente en aquel momento comenzaba en gran escala
a pensar en conceptos abstractos y, de acuerdo con esto, a formar palabras, puesto que para
lasa complejas ideas metafísicas tenía que ser creada la palabra, o, mejor aún, la expresión
técnica. Así es también Parménides para la historia del idioma griego un importante precursor
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Patricio Jeria, La originalidad del discurso filosófico
¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto? Primero que nada que
la filosofía no tiene que ver con fechas de nacimiento calendarizables al
dedillo, sino más bien con procesos de pensamiento, que, a su vez, se
relacionan tanto con problemas del lenguaje como con cambios de estructuras
mentales, sociales, jurídicas y políticas; es precisamente en la Polis, espacio
del ejercicio de la vida democrática que exige estas modificaciones, donde se
gestará y desarrollará este nuevo saber. Segundo, si bien la filosofía rompe
con las formas de pensamiento anteriores, no se propone en una dinámica de
negación rotunda. El discurso filosófico en su originalidad y particularidad, en
su lógica de contradicción, es un análogo al discurso religioso en lenguaje y
contenidos incluso; pero en su organización conceptual y en el armazón
mental se distingue, pues apunta a la separación clara y distinta de la verdad,
por un lado, y de la apariencia por otrol5. Exigencia que excluye del ámbito
del Ser a la ambigüedad y al cambio oscilante, idea que tomará fuerza en
Platón y que encontrará su plasmación definitiva en la lógica aristotélical6. En
que supo dar al pensamiento filosóllco la forma idiomática conveniente" (op. cit. nota l, pag.
87)
rsRepiírese
cn la frase de Hesíodo (Teogonía vv. 26,27) puesta en boca de las Musas: "...
sabemos decir muchas mentiras a verdad parecidas, mas sabemos también, si queremos,
cantar la verdad." Compárcsela con la afirmación de Parménides, también emanada del
ámbito de lo divino (Dífrá): "Es tu destino probar todo, tanto el corazón sin falta de la
verdad envolvente, como las suposiciones, no fiables, de los hombres." (B l, 28,30). El
abismo intelectual que separa ambas frases es el tema tratado por M. Detienne y a él nos
ceñimos en las conclusioncs.
t6
República 436b,...: "Es claro que un mismo ser no admitirá el hacer o sufrir cosas contrarias
al mismo tiempo, en la misma parte de sí mismo y con relación al mismo objeto; de modo
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Byzanüon Nea Hellás, 21,2002
que, si hallamos que en dichos elementos ocurre eso, vendremos a saber que no son uno solo,
sino varios."
MetaJísica IV, 3,..... : "Es imposible que el mismo atributo pelenezca y no pefenezca al
mismo sujeto en un mismo tiempo y en la misma relación."
79
THE ORIGINALITY OF PTilLOSOPHICAL DISCOURSE
This paper reflects about sources and traits that particularize the
question and philosophic answer. The autor asserts that the emerge of
philosphy is connected with progressive secularization of word and opening
of public space, both process related with social and political changes that
makes possible the birth of new mental and discursive systen¡ based upon a
logic of exclusion-contradiction.