Von Balthasar
Von Balthasar
Von Balthasar
RESUMEN: H. U. von Balthasar, uno de los más grandes teólogos del s. XX,
es al mismo tiempo una de las figuras más emblemáticas del pensamiento con-
temporáneo. Su comprensión de la realidad como una unidad orgánica y total,
se traduce en una visión de la teología inseparable de la espiritualidad, accesi-
ble tan solo tras haber rebasado el umbral mediador de la doctrina del ser.
PALABRAS CLAVE: espiritualidad universal, espiritualidad cristiana, pregun-
ta por el ser, relación teología-espiritualidad.
1
O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Ranher y Balthasar, Tercera de ABC del
20/10/2005, 3.
2
H. U. VON BALTHASAR, “Discurso con motivo de la recepción del Pre-
mio Pablo VI”: Communio 4 (1988) 290.
H. U. VON BALTHASAR: EL PENSAMIENTO QUE SE DESBORDA 163
12
El Ser Absoluto es por naturaleza No-otro (Nicolás de Cusa), porque
contiene en sí todas las manifestaciones posibles del ser.
13
Intento de resumir mi pensamiento, 285.
14
Ibidem.
15
Ibidem.
H. U. VON BALTHASAR: EL PENSAMIENTO QUE SE DESBORDA 167
16
Ibidem.
17
Ibidem.
18
A. SCOLA, Hans Urs von Balthasar: un estilo teológico, Encuentro,
Madrid 1997, 34.
19
H. U. VON BALTHASAR, Teología de la historia, Encuentro, Madrid
1992, 13.
20
Ib., “Caracteres de lo cristiano” en Ensayos teológicos I. Verbum caro
(en adelante: VC), 173-193, aquí 175.
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21
Que no niega las anteriores sino las abarca y consuma desde la revela-
ción del amor absoluto de Dios en Cristo. Cf. Ib., Solo el amor es digno de fe,
Encuentro, Salamanca 2001.
22
"En el hecho de que en el ente puede hacerse presente y desvelarse el
ser, de que... el ente se encuentra en la luz absoluta y así puede ser leído e in-
terpretado, y de que precisamente el carácter único de un ser hace brillar de
modo particularmente evidente la indivisible irrepetibilidad del ser en su con-
junto, radica... el fundamento de la revelación de Dios en la figura singular de
Cristo y la posibilitación transcendental para que el hombre pueda percibir-
la": TD 2, 26.
H. U. VON BALTHASAR: EL PENSAMIENTO QUE SE DESBORDA 169
b) Dimensiones de la espiritualidad
23
H. U. VON BALTHASAR, “El evangelio, norma y criterio de toda espiri-
tualidad en la Iglesia”, en Ensayos Teológicos III, Spiritus Creator (SC). En-
cuentro, Madrid 2004, 233-247, aquí 234. Cf. Epílogo, 93-95.
24
Entendido por el autor en un sentido amplio capaz de abrazar desde el
nous de la antigüedad, hasta el pneuma-spiritus cristiano a la idea filosófica
moderna de Hegel.
25
SC, 234.
26
Ibídem.
27
Ibídem., 236
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28
Ibídem., 234.
29
Ibídem. Aquí sitúa Balthasar a Platón, Plotino, Agustín, Descartes,
Fichte y el camino de búsqueda de la India.
30
Ibidem., 235.
31
Ibidem.
32
Ibidem.
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33
Es decir, no sólo como máxima formal en mi espíritu concreto (Aristó-
teles, Kant), sino como razón absoluta concreta (logos)” frente a la cual mi
razón limitada sería todavía “formal y abstracta”.
34
Ibidem.
35
Ibidem., 236.
36
Ibídem.
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37
Ibídem., 236-237.
38
Ibidem., 237.
H. U. VON BALTHASAR: EL PENSAMIENTO QUE SE DESBORDA 173
a) La espiritualidad de la Biblia
39
Ibidem., 238-239.
40
Ibidem, 239.
41
Ibidem.
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42
Ibidem.
43
Ibidem.
44
Ibidem.
H. U. VON BALTHASAR: EL PENSAMIENTO QUE SE DESBORDA 175
45
Ibidem 239-240.
46
Cf. “El lugar de la teología” en VC, 159.
47
SC, 240.
48
Ibidem.
49
Cf. Ibidem.
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53
A. CORDOVILLA, Gramática de la encarnación. La creación en Cristo
en la teología de K. Rahner y Hans Urs von Balthasar, UPComillas, Madrid
2004, 257.
54
Ibidem., 254.
55
Ibidem., 255.
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56
“Espiritualidad” en VC, 225-242, aquí 226.
57
“Teología y santidad” en VC 195-224, aquí 217.
58
Ibidem., 196.
59
Ibidem, 221.
60
“Teología y santidad” en VC, 195-223.
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61
Ibidem., 209.
62
Ibidem..
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Dios ha de estar en íntima conexión con esa otra actitud última del
hombre que denominamos filosofía80. Pero al mismo tiempo sólo con
la gracia de Dios el ser humano será capaz de percibir y acoger dicha
autorrevelación81, es decir, “mediante una participación en esa misma
profundidad divina que le ponga en consonancia con la dimensión
completamente nueva del fenómeno de la forma que encierra en sí a
Dios y al mundo”82: la forma Christi.
Pero si lo más precioso que hay que reconocer en el ser sólo pue-
de ser percibido “con Dios” -su carácter admirable y magnífico- ¿no
deberá ser entonces Dios -se pregunta Balthasar - el redil y el pastor
por excelencia de esa gloria del ser, enseñando a rechazar lo que el
espíritu finito se imagina que es una necesidad o una absolutividad?
Para responder, el suizo nos introduce en lo más hondo de su pro-
puesta metafísica: la metafísica del amor.
“Si Dios libremente crea el mundo, al conferirle su no-
necesidad gratuitamente, algo del estilo de su libertad, de su
capacidad donante, libre y sosegada, y si esta libertad dadora
no merece otro nombre que amor: ¿de qué otra «materia» po-
dría entonces «ser» Dios, sino de «amor»? Cualquier otro in-
tento de aproximarse al absoluto, más allá de la diferencia on-
tológica, distinto de éste, tendría que valorar al Absoluto me-
nos que a sus derivados”83.
El acto fundamental metafísico es el amor dentro de la diferencia
del ser, y el acto fundamental cristiano, es el amor dentro de la dife-
rencia Dios-mundo. Amor significa aquí para nuestro teólogo, “el ac-
to total del hombre, que incluye en sí tanto la totalidad corpóreo-
80
Cf. Gloria 1, 134.
81
En palabras de nuestro teólogo: “«En el principio» no era la razón
práctica y su acción y operación, sino una aptitud que viene de la gracia”:
Gloria 5, 599.
82
Gloria 1, 143.
83
Gloria 5. Metafísica. Edad Moderna, Encuentro, Madrid 1988, 586.
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y vida, tal como fuera vivida por los Padres de la Iglesia, haya sido
condición de posibilidad para un testimonio veraz y por ello signo de
santidad, poniendo en evidencia la necesaria unidad entre teología y
santidad, entre teología y espiritualidad (aún cuando el término en sí
sea más tardío). Una unidad en la que vivió la Iglesia antigua y la pa-
trística hasta santo Tomás y que comienza a romperse en el siglo
XIII. Esta ruptura es considerada por Balthasar como uno de los ma-
yores dramas de la historia de la Iglesia94.
El cambio de situación tuvo su origen en el proceso de creciente
escolarización de la teología en forma de escolástica y en la recepción
del aristotelismo, que fue al mismo tiempo “el comienzo de la justifi-
cada autonomía de las ciencias de la naturaleza y del espíritu”95. Pese
a las ganancias en claridad, orden y dominio, que aportó dicha recep-
ción, el entusiasmo que embargaba a los pensadores cristianos les
condujo a hacerse con lo que Balthasar llamará “un botín filosófico”
que, sólo indirectamente, fue también teológico. Así las cosas, la filo-
sofía comenzará a separarse de la teología, y a manejar un concepto
de verdad distante a la idea revelada. El peligro cristaliza cuando la
propedéutica filosófica pretende erigirse juez de los contenidos de fe,
exigiendo que la revelación se adaptase a “los recipientes fijos de los
conceptos filosóficos”96. Por otra parte, “el recargamiento exagerado
de la teología con filosofía profana alejó de aquella a los hombres es-
pirituales”97. De este modo surge al lado de la dogmática una ciencia
nueva de la «vida cristiana», que hundiendo sus raíces en la mística
medieval, se independiza definitivamente con la devotio moderna.
Aún habrá en la Iglesia doctores santos (Juan de La Cruz, Canisio,
Belarmino, Ligorio…) pero ninguno tendrá en la dogmática el centro
de su vitalidad. “Esto puede afirmarse incluso de san Francisco de Sa-
les, que es -a juicio de Balthasar- el verdadero fundador de la espiri-
tualidad”98. La división del pensamiento cristiano en dogmática, por
una parte, y ascética y mística, por otra, se convierte en un hecho. Pa-
94
«Discurso por la recepción del premio Pablo VI»: Communio 4 (1988)
290.
95
“Teología y santidad” en VC, 200.
96
Cf. VC, 199-201, aquí 201.
97
VC, 201. Cf. Ib., Con occhi semplici. Verso una nuova coscienza
cristiana, Morcelliana, Brescia 1970,22.
98
VC, 201-202. Aquí 202.
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99
VC, 202-206.
100
VC, 207.
101
Ibidem.
102
VC, 267
103
“El lugar de la teología”, en VC, 171
104
Cf. Sólo el amor es digno de fe, 17.
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105
CV, 121 y 122.
106
Ibidem, 384.
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