Unidad 6
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Logística inversa
1. Definición de logística inversa.
Logística inversa es el proceso de planificación, implantación y control eficiente del flujo
efectivo de costes y almacenaje de materiales, inventarios en curso y productos terminados,
desde el punto de consumo al punto de origen, con la finalidad de recuperar valor o asegurar su
correcta eliminación.
La logística inversa tiene cada vez más relevancia, por distintas razones:
Logística de devoluciones.
o Para las empresas, las devoluciones suponen un 7 % del total de ventas, o más
según los sectores. La mitad de estas devoluciones son debidas a que el producto
tiene defectos, desde el proceso de fabricación o distribución. En otras situaciones
se debe a incumplimientos contractuales o cambios de opinión.
Logística de recuperación.
Las dos principales razones para la recuperación de productos desechados: son
medioambientales y económicas. Dentro de las primeras debemos considerar las razones
basadas en la normativa comunitaria y nacional. De este modo tenemos:
Almacenaje. Como cualquier otro artículo, las devoluciones o los productos fin de vida
deben ser almacenados en instalaciones adecuadas. Las devoluciones pueden tener un
área específica en un almacén ordinario. En otras ocasiones todas las devoluciones de
clientes pueden llevarse a centros centralizados de devoluciones, para su posterior
comercialización en mercados secundarios. En el caso de productos que han llegado al
fin de su vida útil, el almacenaje puede precisar instalaciones específicas para, por
ejemplo, líquidos, material eléctrico, metales o productos peligrosos.
Manipulación de las mercancías. En el caso de productos fin de vida el tratamiento es
complejo, ya que es preciso analizar cada componente y el posible tratamiento.
Gestión de embalajes y contenedores. En la logística inversa no se hace referencia a
los embalajes de artículos, sino más bien, a contenedores de residuos, devoluciones o
productos fin de vida. En estos casos es especialmente importante contar con
contenedores adecuados a cada tipo de artículo o componente.
Recogida. Es preciso planificar los puntos de recogida de devoluciones, residuos, etc.
De esta forma se ajustarán las redes de transporte, reduciendo costes y proporcionando
el mejor servicio posible.
Programación de los tiempos de entregas. Esta actividad se responsabiliza de los
flujos de salida de mercancías y recogida de residuos o devoluciones, por lo que tiene la
misma importancia que en la logística directa.
Gestión de la información. Es muy importante que todos los implicados en la cadena
logística utilicen métodos y herramientas que les permitan obtener toda la información
que necesiten.
Para que los operadores logísticos puedan hacerse cargo de determinados residuos, han de
ser gestores autorizados, aunque se limiten a trasladarlos a los centros de tratamiento, ya que
muchos de estos residuos son considerados peligrosos y exigen un tratamiento diferenciado en
cuanto a transporte y almacenamiento.
*¿Qué diferencia a un operador de logística inversa de uno de directa? Las características de
los productos, ya que en muchos casos se trata de residuos peligrosos o tóxicos. El resto de
actividades son muy similares salvo, evidentemente, que el proceso a desarrollar es básicamente
de recogida y traslado a almacenes o centros de tratamiento.
1.6. Costes de la logística inversa.
Todo el proceso desde que dejas un aparato viejo en un punto limpio o devuelves un
producto que no funciona supone un coste. No se puede hablar de un coste común, puesto que
cada artículo es diferente, al igual que cada devolución (la venta por Internet no tiene el mismo
tratamiento que la venta en tienda, a efectos de atención al cliente).
Gestión de devoluciones.
La gestión de devoluciones tiene unos costes similares a la logística directa, con algunas
diferencias:
Los ingresos que se obtienen se derivan de los diferentes materiales recuperados, con
los siguientes valores aproximados: metales (0,06 €/ kg), plásticos (0,18 €/Kg), cables (0,42
€/Kg) o circuitos impresos (0,60 €/Kg).
2. Sistemas de logística inversa.
Las posibilidades de recuperación no son las mismas para todos los productos fuera de uso,
e incluso las opciones existentes para la gestión de los productos recuperados, difieren según el
producto de que se trate, los mercados de destino, los canales de distribución existentes, etc.
La diversidad es tal que puede hablarse de un sistema diferente para cada empresa en
cuestión, por lo que se suele decir, que el diseño de la función logística se realiza a medida. No
obstante, en determinados elementos de esta función inversa podemos encontrar puntos de
encuentro que nos ayuden a simplificar esta tarea, por ejemplo, con las redes logísticas.
Existen distintos tipos de redes logísticas. Una de ellas se centra en el proceso de
distribución de los productos recuperados, desde el consumidor hasta el fabricante o el gestor,
distinguiendo, así, tres sistemas de recuperación:
Redes para el reciclaje. Suelen ser estructuras descentralizadas que se caracterizan por
requerir un elevado volumen de entradas (productos recuperados), generalmente de
escaso valor unitario. Los altos costes de transformación determinan la necesidad de
altas tasas de utilización de estas redes y la búsqueda de economías de escala.
Redes para la refabricación de productos. Su principal objetivo es la reutilización de
partes y componentes de productos con alto valor añadido en las que los fabricantes
originales suelen desempeñar una labor muy importante, siendo en ocasiones los únicos
responsables del diseño y la gestión del sistema de logística inversa.
Redes de productos reutilizables. Los productos recuperados se reintroducen en la
cadena de suministro una vez realizadas las necesarias operaciones de limpieza y
mantenimiento. Suelen ser estructuras descentralizadas por las que circulan
simultáneamente productos originales y reutilizados.
Otro criterio para la clasificación de los sistemas de logística inversa en la empresa se basa
en quién desarrolla y gestiona dicho sistema:
Sistemas propios de logística inversa. En este caso es la propia empresa la que diseña,
gestiona y controla la recuperación y reutilización de sus productos fuera de uso.
Sistemas ajenos de logística inversa. La empresa responsable de la introducción del
producto en el mercado no gestiona directamente el proceso de recuperación, sino que
esta función es realizada por terceros ajenos a la empresa. Dos opciones:
o Adhesión a un sistema integrado de gestión. Un SIG es una organización que
promueve y gestiona la recuperación de productos fuera de uso para su
posterior tratamiento o su adecuada eliminación.
o Profesionales u operadores logísticos. La contratación de empresas
especializadas para la prestación de servicios de logística inversa.
Comunicación del retorno. El cliente informa al proveedor del producto a devolver. Esta
situación se da siempre que el producto es defectuoso y en muchos casos en los que ha
llegado al final de su ciclo de vida (incentivado por el proveedor o forzado por la normativa,
por ejemplo).
Recogida del retorno. A través de los sistemas de recogida se realizan las actividades de
recogida selectiva de productos. Todo producto retornado dispondrá de un documento que
contendrá los datos necesarios para la correcta gestión en la cadena de suministro y que
indicará el motivo del retorno.
Transporte. Distribuidor y proveedor acordarán las condiciones de transporte de los
productos. Los que hayan superado la fecha de caducidad o consumo preferente, pueden ser
transportados con otros productos aptos para el consumo, siempre que no contaminen ni
alteren a los mismos.
Tratamiento. Se examina la funcionalidad y calidad residual y se toman decisiones que
maximicen en valor de los productos o envases recuperados: reacondicionamiento,
refabricación, reutilización, reciclaje, eliminación o depósito en vertedero. Fabricante y
cliente se pueden poner de acuerdo previamente, en cuanto a procedimientos que faciliten
este tratamiento. Estos acuerdos del fabricante giran en torno a los siguientes aspectos:
o Rediseño de piezas. Diseño de piezas y procesos que posteriormente faciliten la
eficiente separación de componentes al final de la vida útil.
o Diseño de máquinas específicas para el tratamiento de los materiales residuales.
o Nuevo diseño o uso de los envases y embalajes. Envases confeccionados con
materiales menos nocivos, que incorporen sistemas que faciliten su reutilización y
eliminación.
o Empaquetado y etiquetado adecuado de los productos y los envases que facilite
posteriormente, la tarea de despiece y clasificación.
Almacenamiento. Creación de sistemas de almacenamiento adecuados para los materiales
recuperados y los materiales peligrosos.
Redistribución. Actividades logísticas necesarias para introducir el producto recuperado en
el mercado.
Eliminación. Proveedor y distribuidor pueden decidir eliminar el producto si los costes son
mayores que el valor de la propia mercancía.
Medición y Control. Esta última etapa es de gran importancia, ya que permite tener un
control riguroso en cada una de las etapas, evaluar las mismas a través de indicadores y
plantear diferentes alternativas de solución en cada momento. Una propuesta de indicadores
es la siguiente:
o Cantidad de pérdidas o residuos.
o Coste total de gestión.
o Coste por pérdidas y residuos.
o Frecuencia de generación.
o Cumplimiento de la frecuencia de recogidas.
o Estructura de la composición de los residuos.
o Coste de almacenamiento y transporte.
o Comparación de los volúmenes potenciales a recuperar, en comparación con lo que
realmente se recupera.
* La fase que mayor complejidad tiene es el tratamiento. Es preciso que los productos estén
diseñados para facilitar el desmontaje y tratamiento. Cada artículo recibido puede tener distintos
grados de reutilización o aprovechamiento y, si el número de piezas es alto, se complica aún
más.
Aceites usados.
Envases y residuos de envases.
Vehículos fuera de uso.
Pilas y baterías.
Estos sistemas integrados suponen acuerdos voluntarios o convenios de colaboración con
las administraciones públicas competentes, para garantizar la recogida y gestión de residuos de
acuerdo con lo establecido en la Ley 10/1998 de residuos. Estas organizaciones tienen las
siguientes obligaciones:
Estar constituidas por entidades sin ánimo de lucro con personalidad jurídica propia.
Estar autorizadas por las comunidades autónomas en las que se instalen.
Permitir la participación de cualquier entidad local.
Los SIG tienen autorizaciones temporales para desarrollar sus actividades, normalmente de
cinco años. Se financia mediante las aportaciones del propio sector fabricante. Las cantidades de
las aportaciones variarán con la cantidad o tipo de residuo. Los principales sistemas son:
El sistema se financia mediante una aportación, que deben realizar los envasadores por
cada unidad de producto envasado que pongan en el mercado. Este sistema no incluye
productos como los envases industriales, envases reutilizables de cervezas, refrescos o agua
y envases incluidos en el SDDR.
3.2. Vehículos fuera de uso.
La normativa que lo rige es la Directiva 2000/53/CE y el Real decreto 1383/2002 sobre
gestión de vehículos al final de su vida útil.
Los componentes que son susceptibles de tratamiento son:
Metales: se utiliza la chatarra de hierro, aluminio (se aprovecha el 95 %), cobre y acero.
Neumáticos, baterías y aceite: tienen un tratamiento separado debido a las
características de sus componentes.
Plásticos: el porcentaje de plástico es cada vez mayor, lo que podría suponer una
dificultad para su tratamiento. Sin embargo, la mayoría de las marcas tienen planes de
reciclaje de estos materiales.
Recambios: muchas piezas son reutilizables. Se almacenan en los centros de
tratamiento para su puesta a disposición de los consumidores.
Los centros que pueden recoger los vehículos al final de su vida útil son:
4. Gestión de devoluciones.
Motivos de las devoluciones.
Existen diversos motivos que pueden llevar a que las mercancías sean devueltas por el
distribuidor y variarán con el tipo de producto y las relaciones contractuales con el proveedor.
Una clasificación puede ser la siguiente: