Eutanasia
Eutanasia
Eutanasia
Este proceso artificial e inducido por las élites se conoce en las ciencias
políticas como ‘ventana Overton’ y consta de cinco etapas: primero, de lo
impensable a lo radical; segundo, de lo radical a lo aceptable; tercero, de lo
aceptable a lo sensato; cuarto, de lo sensato a lo popular y quinto, de lo
popular a lo político. Un sexto paso podría entenderse como de lo político a
lo legal.
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HILEFACULTAD
DEMEDICINA
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La Eutanasia es un proceso que consiste en quitarle la vida a alguien mediante
ciertos procesos clínicos con el fin proporcionarle a una persona el fin de sus
sufrimiento con la muerte. De la Eutanasia se sabe que hay muchos tipos, pero los
dos principales son por «Acción» y por «Omisión«. La primera de estas consiste en
administrarle al paciente una serie de medicamentos a fin de que el mismo muera
sin sufrimiento alguno, sin que sienta un trauma por dejar la vida atrás, en mucho
casos, la eutanasia por acción se le proporciona a personas sin remedios alguno y
que deseas dejar de sufrir, es en casos en los que la vida es sinónimo de dolor. La
eutanasia por acción puede ser autorizada por los familiares en los casos en los
que el paciente se encuentre en un estado vegetativo y que se sepa que no despertara
jamás.
La eutanasia: perspectiva ética, jurídica y médica Introducción La palabra eutanasia procede del
griego eu= bueno y thanatos= muerte. La utilización de este término, “buena muerte”, ha
evolucionado y actualmente hace referencia al acto de acabar con la vida de una persona enferma,
a petición suya o de un tercero, con el fin de minimizar el sufrimiento. Algunos sectores que tratan
de imponer en la sociedad contemporánea una determinada idea del “progreso”, asociada
únicamente al aumento del confort en el ámbito material o a una sofisticación tecnológica, la
empujan, casi inconscientemente, a aceptar como “buenas” las actuaciones encaminadas a
terminar con la vida de individuos cuyas condiciones vitales no sean consideradas suficientemente
aceptables. Al igual que ocurrió con el aborto, actualmente se pretende despenalizar la eutanasia
justificándolo como forma de evitar sufrimiento físico o moral a determinadas personas. Es
fundamental afrontar esta amenaza, mostrando las consecuencias negativas y destructivas que la
eutanasia y el suicidio asistido tienen para la sociedad, así como potenciando el papel de los
cuidados paliativos como prestación sanitaria, ya que los ciudadanos deben tener claro que
eutanasia y cuidados paliativos son realidades opuestas. El objetivo de este documento es
reflexionar sobre la eutanasia y sus implicaciones éticas y jurídicas, desde la perspectiva de la
filosofía moral cristiana que se fundamenta en la dignidad de toda persona. Tras algunas
reflexiones sobre la vida, la muerte y el concepto de dignidad, abordamos los criterios
comúnmente utilizados para el diagnóstico de muerte, los problemas éticos que plantea el
adelantamiento de la muerte por compasión, y el enfoque de este problema desde la perspectiva
del Derecho. Concluiremos con algunas reflexiones sobre los cuidados paliativos, es decir las
atenciones al final de la vida que, en nuestra opinión, representan la única opción moralmente
aceptable ante el final natural de los seres humanos. Este documento ha sido elaborado por
profesores universitarios de Madrid, especialistas en diversas cuestiones relacionadas con la
eutanasia y La eutanasia: perspectiva ética, jurídica y médica comprometidos con la defensa de la
dignidad humana hasta el final natural de la vida. Confiamos en que su lectura contribuya a
clarificar algunas ideas y conceptos, muy utilizados en las argumentaciones a favor y en contra de
la práctica de la eutanasia, y que anime a los lectores a adoptar una postura firme y libre de
complejos a favor de la vida y en contra de la eutanasia. Madrid, 23 de septiembre de 2008
PRESENTACIÓN
La reciente legalización de la eutanasia en Holanda ha provocado la solicitud por
parte de algunos partidos políticos de la legalización de la eutanasia en España.
Con este documento la Associació Catalana d’Estudis Bioètics (ACEB) quiere
aportar al importante debate social reflexiones fundamentales ante un asunto tan
delicado como la despenalización de acciones contra la vida humana.
1- ¿QUÉ ES LA EUTANASIA?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la eutanasia como aquella
«acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente».
Esta definición resalta la intención del acto médico, es decir, el querer provocar
voluntariamente la muerte del otro. La eutanasia se puede realizar por acción
directa: proporcionando una inyección letal al enfermo, o por acción indirecta: no
proporcionando el soporte básico para la supervivencia del mismo. En ambos
casos, la finalidad es la misma: acabar con una vida enferma.
2- EL DEBATE ACTUAL
La eutanasia es un acto que busca provocar la muerte a una persona enferma que
conlleva graves consecuencias familiares, sociales, médicas, éticas y políticas. Su
despenalización modificará en su propia raíz la relación entre las generaciones y
los profesionales de la medicina. El Informe Remmelink sobre la práctica de la
eutanasia en Holanda arroja a la luz 1.000 muertes por eutanasia involuntaria (sin
consentimiento) en 1990. Estos 1.000 pacientes eutanasiados se convierten en
1.000 poderosísimas razones para oponerse a la eutanasia activa. Igualmente en
los casos en los que la eutanasia es solicitada por el enfermo existe un grave
problema ético porque se trata de una derrota social y profesional ante el
problema de la enfermedad y de la muerte. Los casos extremos y la autonomía
personal, siempre aludidos por los partidarios de la eutanasia para su
despenalización, no deben generar leyes socialmente injustas, que enfrentan el
deseo individual con el ineludible deber del Estado a la protección de la vida física
de cada ciudadano.
Hay que eliminar el sufrimiento humano, pero no al ser humano que sufre.
El consenso:
Los derechos humanos no son otorgados por el número de votos obtenidos, ni por
la sociedad, ni por los partidos políticos, aunque deben siempre reconocerlos y
defenderlos. No se basan tampoco en el consenso social, ya que los derechos los
posee cada persona, por ser persona. Las votaciones parlamentarias no modifican
la realidad del hombre, ni la verdad sobre el trato que le corresponde.
El hecho de nacer y el de morir no son más que hechos y sólo hechos, adornados
naturalmente de toda la relevancia que se quiera. Precisamente por ello no
pueden ser tenidos como dignos o indignos según las circunstancias en que
acontezcan, por la sencilla y elemental evidencia de que el ser humano siempre,
en todo caso y situación es excepcionalmente digno, esté naciendo, viviendo o
muriendo. Decir lo contrario es ir directamente en contra de lo que nos singulariza
y cohesiona como sociedad.
La autonomía personal.
Todos queremos ser tratados eficazmente del dolor, tener la ayuda necesaria y no
ser abandonados por el médico y el equipo sanitario cuando la enfermedad sea
incurable.
Sin dolores.
La solución pasa por dar un cuidado integral a quien pronto va a morir, tratándole
tanto los sufrimientos físicos como los sufrimientos psíquicos, sociales y
espirituales.
El verdadero respeto a los derechos del paciente pasa por hacerlo partícipe de las
decisiones sobre su cuidado, aunque éstas hayan de pasar por una información
desagradable.
No haya ningún tratamiento alternativo que consiga los mismos efectos principales
sin el efecto secundario que sería el acortamiento de la vida. Entonces la acción
es correcta y éticamente aceptable.
Se habla del control absoluto del acto eutanásico ante su despenalización pero la
evidencia es muy distinta pues el médico, si se despenaliza la eutanasia, tendrá
impunidad para matar sin que nadie se entere.
En Brasil, publicó ABC (11/05/99) «investigan a las funerarias por el nuevo «ángel
de la muerte». El auxiliar de enfermería Edson Izidoro, sospechoso de haber
matado a 131 pacientes en estado grave, confesó haber recibido comisión de las
funerarias y de haber actuado por dinero.
P.J. van der Maas y G. van der Wal, catedráticos de Salud Pública de la
Universidad Erasmus de Rotterdam y de la Universidad Libre de Amsterdam,
realizaron un informe a petición de las ministras de Justicia y Sanidad para evaluar
la aplicación de la legislación. Sus conclusiones permiten comparar la práctica
actual de la eutanasia con la que reflejó otro informe realizado en 1991 por una
comisión, presidida por el fiscal general del Estado Jan Remmelink.
Los dos estudios se basan en dos informes separados: uno basado en entrevistas
con médicos y otro en el procedimiento de notificación.
Las muertes por eutanasia han aumentado de 2.300 casos en 1990 a 3.120 casos
en 1995;
Las eutanasias con consentimiento son una gran derrota familiar, social, médica y
política que debe movernos a reflexionar sobre la voluntad de morir de estos
pacientes que dicen: «Doctor, quiero morir», que significa: «Doctor, quiero vivir,
pero ¿estará también a mi disposición cuando no pueda más?». Los 1.000 casos
de eutanasias sin consentimiento explícito, son una poderosa razón para no
permitir esta práctica ya que estamos hablando de homicidios involuntarios.
Moral: regula los actos individuales. El presunto derecho al suicidio asistido es una
opinión o deseo personal. Una cosa es el deseo que todos tenemos de morir bien
y otra bien distinta despenalizar el acto intencionado de supresión de una vida: el
homicidio.
Camilo José Cela. Premio Nobel de Literatura (1989). El Mal Camino. ABC.
«Por el mundo adelante se extiende cada vez más la idea de la licitud del
exterminio cuanto pueda frenar la marcha triunfal del vencedor, y eso es peligroso.
El retrasado, por la razón que fuere, el tonto, el débil, el enfermo, el viejo, el negro,
el paria y el perdedor, también tiene derecho a seguir viviendo, aunque sea mal. Si
el hombre no es capaz de adecuar su vida a la justicia -y lleva demasiado tiempo
intentándolo sin conseguirlo- no va a tener más remedio que volver a la
caridad…….. La energía del fuerte debe encauzarse hacía la regeneración del
débil, que siempre será posible si se prueba seriamente a hacerlo»
«Lo que no se puede admitir que los superdotados quieran hacer jabón con los
infradotados; un trozo de carne con figura humana, por poco que discurra, sigue
siendo un hombre y, por el solo hecho de serlo, es digno de absoluto respeto».
8- DISPOSICIONES INTERNACIONALES
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en su recomendación 1.418,
aprobada el 25 de junio de 1999 pidió que se garantice el acceso de los enfermos
terminales a los cuidados paliativos y recuerda que la eutanasia, aún voluntaria,
contraviene el artículo 2 del Convenio Europeo de Derechos Humanos que afirma
que «la muerte no puede ser inflingida intencionalmente a nadie». Los 41
diputados exhortaban a los Gobiernos a mantener «la prohibición absoluta de
poner fin intencionalmente a la vida de los enfermos incurables y de los
moribundos».
La solución pasa por practicar una buena medicina, es decir, dar un cuidado
integral a quien pronto va a morir, tratando tanto los sufrimientos físicos como los
sufrimientos psíquicos, sociales y espirituales del enfermo.
Hay que ser respetuosos con la vida y también con la muerte. Al final de la vida,
se deben suspender los tratamientos que según los conocimientos científicos no
van a mejorar el estado del paciente; y únicamente se deben mantener los
calmantes, la hidratación, la nutrición y los cuidados ordinarios necesarios, hasta
el fin natural de la vida.