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Interpretación - 2 Pedro

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

ASAMBLEAS DE DIOS DE VENEZUELA


MINISTERIO DE EDUCACIÓN CRISTIANA
INSTITUTO BIBLICO JUAN ALFARO

INTERPRETACIÓN
2 Pedro 1:8-12

Gabriel Delgado
Maracay, abril 2020
Fondo Histórico

La persecución, aún prosigue aún más es este tiempo. No obstante, no se


menciona aquí pues hay un nuevo peligro, aún mayor, que preocupa a Pedro: la
amenaza de los falsos maestros y su doctrina. Salir al paso de la doctrina de los
Gnósticos. Enseñaban que bastaba con la inteligencia para conocer la salvación en
Jesucristo (“gnosis” es “conocimiento” en griego). Era posible aprender una
sabiduría superior por medio de una serie de iniciaciones sucesivas hasta alcanzar
la perfección.
Si el evangelio desafió hasta las manifestaciones más elevadas de la cultura
pagana, mucho más desafió a aquellas manifestaciones que eran ofensivas
especialmente a los ojos de los judíos y cristianos monoteístas, es decir, las varias
formas de la idolatría pagana.
Pedro, sabe que su muerte era inminente y él quiere asegurarse que su ausencia
la iglesia seguirá aferrada a la palabra de Dios que le fue dejada por medio de los
apóstoles y profetas.
Pedro dirige dos cartas a los cristianos del Asia Menor de la misma manera que
Pablo escribe dos cartas a los tesalonicenses y a los corintios mostrando su interés
y preocupación espiritual, Pedro también manifiesta ser un padre espiritual de sus
lectores de la primera carta, completando otra epístola en la cual alerta a los
creyentes contra los peligros de los falsos maestros que se han infiltrado en las
comunidades cristianas.
El problema que Pedro enfrentaban aquí era distinto a la persecución que llevó
al apóstol a escribir su primera carta. Pedro escribió la carta con un sentido de
urgencia (2 Pedro 1:5,10,15), sabiendo que los “falsos maestros” pretendían atraer
a los cristianos a la apostasía, el pecado que ellos mismos habían cometido. El
peligro surgió dentro de las congregaciones mismas, y no fuera de ellas. En 2 Pedro
1:9 los denuncia como “ciegos” que «han olvidado la purificación de sus antiguos
pecados».
Contexto

En estos versículos que expondremos a continuación (2 Pedro 1:8-12), el apóstol


pues le habla con mucha propiedad y convicción a los destinatarios pues él había
tenido una larga experiencia en las cosas divinas. Su fe en el poder salvador de
Dios se había fortalecido con los años, hasta probar, más allá de toda duda, que no
hay posibilidad de fracasar para aquel que, avanzando por fe, asciende escalón tras
escalón, siempre hacia arriba y hacia adelante hasta el último peldaño de la escalera
que llega a los mismos portales del cielo. Por muchos años Pedro había recalcado
a los creyentes la necesidad de un crecimiento constante en gracia y en
conocimiento de la verdad; y ahora, sabiendo que pronto iba a ser llamado a sufrir
el martirio por su fe, llamó una vez más su atención al precioso privilegio que está
al alcance de cada creyente. En la completa seguridad de su fe, el anciano discípulo
exhortó a sus hermanos a tener firmeza de propósito en la vida cristiana.
“Procurad— rogaba Pedro—tanto más de hacer firme vuestra vocación y elección;
porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será
abundantemente administrada la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo.” Gloriosa es la esperanza del creyente mientras avanza por fe
hacia las alturas de la perfección cristiana “Yo no dejaré de amonestaros siempre
de estas cosas—les decía, —aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en
la verdad presente.
Pedro está escribiendo para alentar a los cristianos a vivir vidas piadosas (2
Pedro 1:3) para que "puedan convertirse en participantes de la naturaleza divina,
habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por la lujuria" (2 Pedro
1:4). Los alienta a vivir de acuerdo con una lista de virtudes que comienza con la fe,
avanza hacia la excelencia moral y termina en afecto fraternal y amor (2 Pedro1:5-
7). Él les asegura que, si ellos “hacen estas cosas, (ellos) nunca tropezarán” y serán
“ricamente abastecidos con la entrada al Reino eterno de nuestro Señor y Salvador,
Jesucristo” (1:10-11).
Análisis

En un simple análisis de estos primeros versículos del libro de Pedro exhortó


a sus lectores a aumentar su conocimiento del Salvador y a procurar obtener los
atributos divinos, a fin de poder participar de la “naturaleza divina” (2 Pedro 1:4–8).
Les aseguró a que ese crecimiento espiritual les ayudaría a “hacer firme [su]
vocación y elección” (2 Pedro 1:10). “Pedro reafirma que el Señor vendrá del cielo
en gran gloria y en juicio sobre la tierra”
Un tema predominante es la importancia de obtener conocimiento acerca de
Jesucristo. Pedro prometió que si ellos procuraban obtener los atributos de Dios y
desarrollar una naturaleza divina, “no [los dejarían] estar ociosos ni sin fruto en
cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 Pedro 1:8) y harían “firme
[su] vocación y elección” (2 Pedro 1:10).

MEDIR TU CAMINAR CRISTIANO (vv. 8 y 9).

1. A continuación (vv. 8 y 9), el autor sagrado expone las razones principales


por las que debemos esforzarnos en la práctica de todas esas virtudes. Esas
razones son dos: una, de aspecto positivo; la otra está expresada
negativamente.
A. Dice así el versículo 8 en la RVR1960: «Porque si estas cosas están en
vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al
conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.». En otras palabras, el
conocimiento pleno (gr. epígnosis), experimental, del Señor depende del
progreso en la virtud; y este progreso, por ser una constante andadura en
el camino de la santidad, preserva de la inoperancia (el griego argós
indica el «desocupado inútil» o «estéril social», como en 1 Ti. 5:13; Tit.
1:12 y Stg. 2:20) y, por tanto, de la infructuosidad (gr. akárpous, sin fruto),
que es la lógica consecuencia de la esterilidad. El conocimiento pleno de
Jesucristo es así el término de este crecimiento, como fue también su
principio, ya que todo conocimiento de Cristo ha de comenzar por esa
verdad fundamental que Pablo expresa así en Tito 2:14: «Él se entregó
por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo
elegido, dedicado a hacer el bien». Nótese ese «anhelando obrar el bien».
Dice Matthew Henry: «Ésta es la consecuencia necesaria de añadir una
gracia a otra; pues cuando todas las gracias están en el corazón, se
mejoran y fortalecen la una a la otra. Y dondequiera que la gracia abunde,
allí habrá abundancia de buenas obras».
B. El aspecto negativo se pone de relieve en el versículo 9: «Pero el que no
tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la
purificación de sus antiguos pecados». Estos pecados son los cometidos
antes de la conversión. El pensamiento de Pedro es aquí el siguiente: El
que carece de las cualidades enumeradas en los versículos 5–7 tiene una
miopía que es prácticamente una ceguera; no ve hacia delante, con lo
que su conocimiento de Cristo es un fatal espejismo, ni ve hacia atrás,
pues si recordase el momento en que le fueron perdonados sus antiguos
pecados, recordaría también que la comunicación de la divina naturaleza
produce espontáneamente la práctica de la virtud.
a. Un hombre ve las cosas de tiempo y es incapaz de discernir
aquellos de la eternidad, se ve a sí mismo y sus semejantes, pero
no a Dios. Esta miopía es destructiva de una verdadera experiencia
cristiana y por lo tanto, hace imposible el avance.”
b. La razón para esta condición también está establecida; Uno así ha
olvidado la purificación de sus antiguos pecados. “Eso es para
decir que, ha fallado al responder toda la ampliación de la vida y la
visión que vino a él cuándo recibió la limpieza de su naturaleza al
principio de su vida cristiana.”
c. Quizás ha olvidado lo malo que era, y cuanto necesitaba esta
limpieza. Quizás ha olvidado el gran costo de la mancha por la
purificación de sus grandes pecados. Quizás ha olvidado cuán
grande y completo es la purificación, haciendo a un pecador
culpable ahora tan puro y blanco como la nieve (Isaías 1:18).
HACIENDO NUESTRA VOCACIÓN Y ELECCIÓN FIRME (vv. 10 y 11)

2. Termina Pedro esta sección (vv. 10, 11) con una nueva exhortación a lo
mismo, y añade otros dos motivos para que sean diligentes en lo que acaba
de inculcar a sus lectores: «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer
firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis
jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada
en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo».
a. La primera parte del versículo 10 necesita una aclaración especial,
pues hay quienes ven aquí una indicación de que ni la vocación ni la
elección son de tal manera definitivas que no sea necesaria la
cooperación humana. El propio Pedro se ha encargado de refutar este
concepto antibíblico al decir (v. 3) que «todas las cosas que
pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino
poder». Nótese lo de «nos han sido dadas». Nadie se salva a sí
mismo. La salvación es de gracia mediante la fe de punta a cabo; es
un ¡don de Dios! (Ef. 2:8). «Consolidar el llamamiento y la elección»
no significa de ningún modo que nuestras obras hagan más segura,
objetivamente, nuestra salvación; la hacen, subjetivamente, más
cierta; que no es lo mismo. En otras palabras, todo creyente genuino
tiene asegurada la salvación; pero el que no cultiva las virtudes que
Pedro enumera en los versículos 5–7, al quedar así sin frutos que
evidencien la vitalidad de su fe, se priva a sí mismo del testimonio
seguro de su propia conciencia de que su elección es segura; ¡tiene
motivos para dudar de ello! Y Pedro tiene deseos de que sus lectores
no sufran inquietudes a este respecto, sino que posean, no sólo la
salvación, sino también el gozo de la salvación.
b. Por eso dice que, al pisar un terreno tan sólido, no caerán. También
aquí puede haber quien halle otra dificultad, al pensar que Pedro
enseña que podemos llegar a una perfección absoluta en esta vida.
No es eso lo que dice, sino que, en la medida en que lleven una vida
santa, protegerán sus pies de caer ante los errores que los falsos
maestros tratan de inculcarles. Este caer (comp. con Stg. 2:10; 3:2) se
entiende en sentido moral. El autor conserva aún en la imaginación la
imagen de la ceguera del versículo anterior. Hay un largo camino que
recorrer, donde el ciego necesariamente tropieza y cae.
c. Pero el autor no se limita a decir que, por el camino de la santidad, no
hallaremos tropiezo, ocasión de caer en el error y en el pecado, sino
que asegura que, «así os será provista (el mismo verbo del v. 5)
ricamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo». Quizás una mirada a Mateo 7:13, 14 nos ayude a
entender mejor este versículo 11. De nuevo hemos de repetir aquí que
todo creyente genuino tendrá entrada en el reino eterno de los cielos,
pero sólo quienes hayan consolidado su llamamiento y elección con
una vida santa tendrán amplia entrada en dicho reino. Los que vayan
arrastrándose lentamente, sin buenas obras que son fruto de la fe
tanto como del Espíritu Santo, encontrarán angosta la entrada; se
salvarán, pero con dificultad.
d. También ha de notarse que Pedro llama al cielo el reino eterno de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Ese reino ha sido preparado
desde la eternidad para los que aman al Señor. Los que están
vitalmente unidos a Cristo reinarán mil años con Él (Ap. 20:4), porque
el reinado mesiánico será todavía un reinado de conflicto y de juicio,
al final del cual, vencidos ya todos los enemigos, Cristo entregará
dicho reino al Padre (1 Co. 15:24), pero no por eso se despojará Cristo
de su corona (Lc. 1:32,33), ni los creyentes de las suyas respectivas,
puesto que «reinarán por los siglos de los siglos» (Ap. 22:5). Por último
observemos que «éste es el único sitio del Nuevo Testamento en que
se encuentra la expresión “reino eterno”. También la expresión Señor
y Salvador, es exclusiva de la 2 P. 2:20; 3:2,18).
LA NECESIDAD DE SER RECORDADOS (v. 12).

3. Después de hablar del crecimiento de nuestra fe, Pedro pasa a tratar del
cimiento de dicha fe, el cual no es otro que la Palabra de Dios (v. 19). Pero
antes de exponer dicho cimiento, antepone una nota de afecto y diligencia,
en la que dice a sus lectores lo mucho que desea el que no olviden ninguna
de estas cosas. Dicen el versículo 12 «Por esto, yo no dejaré de recordaros
siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la
verdad presente.»
a. Basta leer estos versículos para percatarse del interés de Pedro en
que los lectores no olviden jamás lo que acaba de decirles en los
versículos anteriores. No menos de tres veces repite, con tres
vocablos diferentes, la idea de refrescarles la memoria. La razón es
doble:
i. La suma importancia de la materia que está tratando: No es
cosa leve, fútil, periférica, sino que está hablando de lo más
importante en el campo de la santificación cristiana.
ii. La suma facilidad que los seres humanos tenemos para olvidar
aun las cosas más importantes. Tras de unos meses (quizá,
días) de gozo en la salvación adquirida y en la comunión con el
Señor, la tensión se relaja la costumbre hace decaer el valor de
las cosas y se pierde el primer amor (Ap. 2:4). La pérdida de la
memoria va de la mano con la pérdida de interés. Por eso, la
táctica primordial que Pedro emplea aquí es recordar a sus
lectores la enorme magnitud, en cantidad, calidad e importancia
(v. 4), de las cosas que está tratando. ¡Son cosas que no deben
caer en el olvido!
b. Por eso, a pesar de que no son cosas nuevas, sino sabidas (v. 12),
les dice que: «estoy dispuesto a refrescaros siempre la memoria
acerca de estas cosas». A pesar de que ya pisan terreno firme (gr.
esterigménous, en participio de pretérito perfecto; el mismo verbo de
Santiago 5:8; 1 Pedro 5:10, entre otros lugares), es menester que no
se fíen, pues los falsos maestros (2:1–3, 12–14) están siempre
dispuestos a lo contrario que Pedro intenta: a hacerles olvidar la sana
doctrina y a precipitarles en el error y en la disolución.

Mensaje Actualizado

Podemos decir con toda propiedad que al igual que Pedro que sabía que le
quedaba poco tiempo para estar en la presencia del Señor (2 Pedro 1:14-15), en la
actualidad el pueblo de Dios debe adquirir ciertas actitudes expresadas por Pedro
en la carta y sabiendo que la venida del Señor está cerca ya que no se conoce el
día ni la hora, podemos aplicar las enseñanzas de 2 Pedro 1:8-12 de la siguiente
manera:

 Estimular el conocimiento cristiano: Los verdaderos cristianos poseen


grandes bendiciones recibidas por el conocimiento de Jesucristo, en este
tiempo en el que vivimos actualmente la iglesia debe hacer énfasis día a día
y exhortar a todo el pueblo de Dios a crecer en gracia, vivir dignamente de
acuerdo a ese conocimiento y así afirmar su llamamiento y elección, para
que el propósito de Dios se cumpla en ellos y al final de la carrera puedan
disfrutar de ese regalo merecido como lo es la vida eterna.

 Que el ancla firme de la iglesia sea la palabra revelada: En vista de los


peligros que surgen para los creyentes por las falsas enseñanzas y el
ejemplo resultante de una vida libertina e inmoral, debemos proclamar y
difundir un cristianismo que esté bien fundado en la verdad que es Cristo. Un
cristianismo sin doctrina no puede mantenerse contra los errores, sino que
sucumbirá ante las fuerzas de tinieblas, no logrando cultivar una vida
espiritual noble y pura y conformándose a la vida del mundo. En particular la
carta nos recuerda que la fe en el regreso de Cristo debe motivarnos a una
santa conducta. Pedro nos dio la misma receta para crecer en la fe (2 Pedro
1:5-11); cuando es aplicada en nuestras vidas, nos asegurará también una
gran recompensa, y que “será otorgada amplia y generosa entrada en el reino
eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2 Pedro 1:10-11)

 Tener siempre presente a que fuimos llamados, preservar la palabra y


mantenernos firmes en Cristo Jesús: Pedro es consciente de su tremenda
responsabilidad como sacerdote, lo cual igualmente nosotros debemos ser
firmes en el ministerio que nos fue encomendado, tener el mismo interés que
tuvo Pedro para que las ovejas de Cristo encomendadas a nuestro cargo se
mantengan firmes en la verdad y amonestadas como Dios quiere.
Ciertamente, como cristianos del siglo 21, estamos más cerca del regreso de
nuestro Señor que los cristianos del primer siglo, para quienes fue escrita
esta epístola. Pero a través de la televisión y otros medios masivos de
comunicación, los cristianos maduros están conscientes de que muchos
charlatanes están desfilando como verdaderos líderes cristianos, y que
cristianos inmaduros están siendo “llevados” por su charlatanería y falsa
interpretación de las Escrituras. Es de suma importancia, que todos los
cristianos nacidos de nuevo, estemos bien cimentados en la Palabra para
que seamos capaces de discernir entre la verdad y el error ya fundamento
de nuestra fe está y siempre estará en la misma Palabra de Dios que predicó
Pedro.

.
Bibliografía

 Santa Biblia Reina Valera (1960). EE.UU. Holman


 Martínez, José M. (1989). Hermenéutica Bíblica. Editorial Clie.
 Meyer, F.B. (noviembre 12, 2006) Grandes Hombres de la Biblia. Tomo I
 Matthew Henry (1999). Comentario Bíblico. Editorial Clie.
 TTB - Thru the Bible, RTM - Radio Transmundial, EEA - Evangelismo en
Acción. (2020) Recuperado de https://www.escuelabiblica.com/estudio-
biblico.php?id=1073
 Got Questions Ministrie (2020). Recuperado de
https://www.gotquestions.org/Espanol/Libro-de-2-Pedro.html
 Blue Letter Bible (2020) Recuperado de
https://www.blueletterbible.org/Comm/guzik_david/spanish/StudyGuide_2Pe
/2Pe_1.cfm

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