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Oea-Walter Peralta

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“UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO”

PROGRAMA ESPECIAL POR EXPERIENCIA LABORAL

PEPEL – DERECHO

FACULTAD DE DERECHO

CURSO: DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

DOCENTE: Mg. CARLOS VENTURA BANCES

ALUMNO: WALTER GUILLERMO PERALTA ORTIZ

CHICLAYO, NOVIEMBRE 2018


ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS

- Secretario general: Luis Almagro Lemes “Mi esfuerzo estará centrado en


hacer de la organización un instrumento útil a los intereses de todos los
americanos, sean ellos del centro, sur, norte o del caribe”.

- Sede: Washington, D.C, ESTADOS UNIDOS

- Elegido secretario general de la OEA el 18 de mayo del 2015 con el apoyo


unánime de 33 de los 34 estados miembros y una abstención.

La Organización de los Estados Americanos es el organismo regional más antiguo


del mundo, cuyo origen se remonta a la Primera Conferencia Internacional
Americana, celebrada en Washington, D.C., de octubre de 1889 a abril de 1890.
La Organización fue fundada con el objetivo de lograr en sus Estados Miembros 
"un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración
y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia". Para lograr
sus más importantes propósitos, la OEA se basa en sus principales pilares que
son la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo.

HISTORIA

El 30 de abril de 1948, 21 naciones del hemisferio se reunieron en


Bogotá, Colombia, para adoptar la Carta de la Organización de Estados
Americanos (OEA), con la cual confirmaron su respaldo a las metas comunes y
el respeto a la soberanía de cada uno de los países. Desde entonces, la OEA se
ha expandido para incluir a las naciones del Caribe y también a Canadá.
Los principios que incorpora la OEA en una historia de cooperación regional se
remontan al siglo XIX.

 En 1826, el libertador Simón Bolívar convocó al Congreso de Panamá con


la idea de crear una asociación de estados en el hemisferio.
 En 1890, la Primera Conferencia Internacional Americana, efectuada en la
ciudad de Washington, estableció la Unión Internacional de las Repúblicas
Americanas y su secretaría permanente, la Oficina Comercial de las
Repúblicas Americanas, predecesora de la OEA.

 En 1910 esta organización se convirtió en la Unión Panamericana.

 En 1948, en la Novena Conferencia Internacional Americana, los


participantes firmaron la Carta de la OEA y la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre, la primera expresión internacional de
principios de los derechos humanos. La transición de la Unión
Panamericana a la OEA se realizó sin tropiezos. El director general de la
Unión Panamericana, Alberto Lleras Camargo, se convirtió en el primer
secretario general de la OEA.

Algunos historiadores remontan el origen del sistema interamericano al Congreso


de Panamá convocado por Simón Bolívar en 1826. Sin embargo, recién en 1889
los Estados americanos decidieron reunirse de manera periódica y comenzar a
forjar un sistema común de normas e instituciones. Entretanto, se celebraron
conferencias y reuniones que intentaron dar origen al sistema, pero fue una
invitación del gobierno de Estados Unidos la que desencadenó el proceso que ha
continuado ininterrumpidamente hasta hoy día.

QUÉ PAÍSES FORMAN PARTE DE LA OEA ACTUALMENTE.


La Organización de los Estados Americanos (OEA) está integrada por los 35
países de América, que son Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados,
Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica,
Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Granada, Guatemala, Guyana, Haití,
Honduras, Jamaica.
PRINCIPALES OBJETIVOS Y FUNCIONES DE LA OEA

La declaración de la organización dice que trabaja para fortalecer la paz y


seguridad, consolidar la democracia, promover los derechos humanos, apoyar el
desarrollo social y económico y promover el crecimiento sostenible en América.

Las naciones de las Américas están trabajando más unidas que nunca, avanzando
de común acuerdo en el fortalecimiento de la democracia, la protección de los
derechos humanos, la promoción de la paz y la seguridad, el fomento
del comercio y la lucha contra los complejos problemas causados por la pobreza,
el narcotráfico y la corrupción. Juntos estamos construyendo un futuro mejor para
la próxima generación

La Organización de los Estados Americanos (OEA) desempeña un papel


fundamental en la tarea de alcanzar las metas compartidas por los países de
Norte, Centro y Sudamérica y el Caribe. A través del proceso de la Cumbre de las
Américas, los jefes de estado y de gobierno del hemisferio han dotado a la OEA
de importantes responsabilidades y mandatos.

 Fortalecer la democracia. La OEA ha enviado misiones


de observación electoral en todo el continente a fin de asegurar su
transparencia e integridad.

 Construir la paz. Varias misiones especiales han contribuido a fortalecer


los procesos de paz en Nicaragua, Suriname, Haití y Guatemala.

 Defender los Derechos Humanos. La Comisión Interamericana de


Derechos Humanos, con sede en Washington, y la Corte Interamericana de
los Derechos Humanos, ubicada en San José de Costa Rica, velan por la
protección de los derechos humanos de los ciudadanos del hemisferio.

 Fomentar el Libre Comercio. La OEA ofrece apoyo técnico en la labor


de integración económica. Trabaja con el Banco Interamericano
de Desarrollo y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de
las Naciones Unidas, a fin de establecer un acuerdo sobre el Área de Libre
Comercio de las Américas

 Combatir las drogas. La Comisión Interamericana para el Control del


Abuso de Drogas trabaja con los países miembros para adecuar sus leyes,
ofrecer capacitación para programas de prevención, promover el desarrollo
alternativo y combatir el tráfico ilegal de estupefacientes, químicos
relacionados y armas.

 Promover el desarrollo sostenible. La OEA, con un


importante financiamiento externo, lleva a cabo un programa de
cooperación técnica para abordar las necesidades de los estados miembros
en áreas tales como el desarrollo de cuencas hidrográficas, conservación
de la biodiversidad y proyectos para disminuir los efectos causados por
el cambio global del clima y los desastres naturales.

 Una cooperación efectiva. Compuesta de 35 países miembros, la OEA es


el principal foro político de la región para el diálogo multilateral y la toma de
decisiones. Con cuatro idiomas oficiales—inglés, español, francés y
portugués—la Organización refleja la rica diversidad de la gente y
la cultura de las Américas. Dentro de la OEA, cada estado miembro tiene
derecho a un voto. Las políticas y metas principales son establecidas por la
Asamblea General, que reúne una vez al año a los cancilleres de la región.
El Consejo Permanente, que tiene su sede en la ciudad de Washington, se
reúne periódicamente para examinar temas políticos y administrativos.
Cada país miembro nombra a un embajador para ser su representante en
dicho órgano.
MISION DE OBSERVACION ELECTORAL
ELECCIONES GENERALES REPUBLICA DEL PERU
AÑO 2000

RESUMEN EJECUTIVO DEL INFORME FINAL DEL JEFE DE


MISIÓN

Después de casi tres meses de trabajo continuado en el Perú, la Misión de


Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (MOE/OEA),
emitió su balance final de estas elecciones generales, señalando que, “de acuerdo
a los estándares internacionales, el proceso electoral peruano está lejos de ser
considerado como libre y justo” (Boletín Nº 12). En efecto, la MOE/OEA, desde su
observación, no pudo identificar y comprobar cambios sustantivos que permitieran
remontar y superar los problemas registrados en la primera vuelta electoral,
debidamente consignados en sucesivos boletines de la Misión, arrojando su
balance general del proceso la persistencia de un cuadro de insuficiencias,
irregularidades, inconsistencias e inequidades que condujo a considerar el
proceso electoral en su conjunto como irregular, aplicando una de las  categorías
que para la calificación de las elecciones contempla el “Manual para la
Organización de Misiones de Observación Electoral”, emitido por la Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos. 

En efecto, la MOE/OEA pudo constatar desde un principio que se trató de un


proceso electoral que enfrentó, y enfrenta, una severa crisis de credibilidad.   Las
peculiaridades, problemas  y anomalías observados, señalados tanto interna como
internacionalmente por diversas instituciones, y la decisión, por parte de la
MOE/OEA, de contribuir de manera constructiva al proceso, hicieron necesario
asumir una modalidad de observación activa que fuera formulando públicamente
apreciaciones sucesivas sobre los resultados de su agenda de observación.  Así,
a diferencia de anteriores Misiones convencionales de observación de la OEA,
esta MOE fue presentando por escrito posiciones públicas, críticas y propositivas,
desde un principio.

En ejercicio de su mandato, la MOE/OEA siempre desarrolló una agenda de


observación electoral activa y, con ella, un acompañamiento propositivo
permanente de los resultados de su observación, formulando sugerencias y
acciones facilitadoras que permitieran mejorar algunos aspectos fundamentales
del proceso electoral que acusaban deficiencias, problemas o irregularidades,
colaborando así a que el pueblo peruano pudiera decidir libremente sobre su
destino en estas elecciones. 

A pesar de la persistencia de estos problemas e irregularidades, la MOE/OEA


intentó en todo momento de mantener una cautela que contribuyera a preservar la
viabilidad del sufragio, deseado por  la ciudadanía y buscado por las candidaturas
postuladas y por sus fuerzas políticas. Igualmente evitó, mientras le fue posible,
emitir un juicio anticipado sobre los comicios, en espera de los pasos que faltaban
por consolidarse, como fue por ejemplo la postergación de la segunda vuelta de la
elección presidencial, posibilidad que fue seriamente considerada por todos los
sectores políticos. De concretarse esta postergación, hubiera cooperado
decisivamente a darle un umbral mínimo de credibilidad a estos comicios,
rescatando la confianza ciudadana en ellos y evitando un sentimiento de fatalidad
que parecía haberse asentado sobre gran parte del electorado, que expresaba la
percepción generalizada de un inevitable fraude en relación con los resultados,
cualquiera que estos fueran. 

Desafortunadamente, ciertas garantías cuyo establecimiento la MOE/OEA procuró


motivar entre las instituciones del Sistema Electoral Peruano, fueron desatendidas
y minimizadas por éste.
A pesar de lo anterior, la MOE/OEA fue plenamente consciente desde el inicio de
sus actividades, que correspondía al Jurado Nacional de Elecciones la
fiscalización de la legalidad del proceso electoral y fue por eso que sus actividades
se refirieron  a hechos y procedimientos diseñados para efectuar un seguimiento
minucioso de cada una de las etapas de un proceso electoral. Su objetivo principal
fue el de verificar que el proceso observado cumpliera con ciertas normas y
estándares de legitimidad y transparencia. Consciente de este mandato la
MOE/OEA entendió que su actividad no sustituía a ninguno de los actores  del
proceso electoral y que la única instancia habilitada para calificar el proceso en
cuanto a su legalidad es el Jurado Nacional de Elecciones. Como consecuencia
de lo anterior, la responsabilidad final por el desarrollo del proceso electoral, recae
en las instituciones, los partidos y grupos políticos en contienda.

PROBLEMAS DETECTADOS Y TAREAS REALIZADAS 

Como parte de sus tareas de observación y seguimiento de aquellos temas


directamente vinculados al proceso electoral, y en el marco encontrado
de  polarización y  pérdida de confianza en el proceso y en las instituciones
responsables, la MOE emprendió la detección de temas centrales en los que
podrían realizarse algunos cambios o transformaciones emblemáticas que
pudieran contribuir a devolver confianza al votante.

La MOE identificó dos grandes ámbitos de temas que condicionaron


negativamente el proceso electoral: un primer ámbito histórico de ocho años, en el
que no parecía realista esperar modificación alguna en el corto plazo.  Otro ámbito
de temas inmediatos relativos a este proceso electoral, en los que el gobierno y
los organismos electorales sí podían producir señales concretas de rectificación
para recuperar la grave pérdida de confianza ciudadana en los comicios.

A. Sobre lo primero, la MOE registró temas legislativos e institucionales


modificados durante los últimos ocho años, que son fuertemente
cuestionados por la oposición, y que se podrían agrupar en dos grandes
problemas de legitimidad y credibilidad del proceso:
a. La candidatura del Sr. Presidente Fujimori para un tercer período, y
las modificaciones legislativas e institucionales llevadas a cabo
durante esos ocho años que permitían dicha candidatura, incluyendo
la inhabilitación del Tribunal Constitucional por el Congreso.

b. El presunto control del Ejecutivo sobre los otros poderes del Estado,
en particular la intervención del Poder Judicial, del Ministerio Público
y los consecuentes procesos de nombramiento de judicaturas y de
funcionarios en los entes electorales, comprometiendo la
independencia del sistema de  Justicia y del sistema Electoral. 

B.       Sobre lo segundo, la MOE/OEA concentró su atención en temas inmediatos


y centrales para esta campaña política y la preparación de estos comicios,
en los que los entes gubernamentales y electorales responsables estaban
en capacidad de producir elementos de rectificación.  Estos temas fueron
reiterados en los Boletines de la MOE/OEA y se centraron en:

 El mejoramiento de los procedimientos de cómputo y de manejo del voto (en lo


que la Misión de OEA trabajó intensamente con técnicos propios, con personeros
de los partidos políticos y con técnicos del ente electoral).

La formación del votante y la capacitación de los miembros de mesas de votación,


lo cual fue muy deficiente durante la primera vuelta, y fue una de las causas de los
enormes atrasos en el arribo de las actas a los centros de cómputo.

Una mejor gestión electoral, de manera de alcanzar un proceso más organizado,


particularmente en lo referido a la distribución del material electoral y la
recolección de las Actas de resultados, emitidas por cada mesa. (Cabe recordar
que según la legislación electoral peruana, las cédulas o boletas de votación son
físicamente destruidas en cada mesa electoral, al finalizar la elaboración del acta
correspondiente. A partir de ese momento, el único referente oficial posible en el
futuro, es el acta).

El acceso equitativo de los candidatos a los Medios de Comunicación, en


particular a la TV de señal abierta, para que el elector tuviera acceso a la
pluralidad de la oferta electoral. Sobre este tema, la MOE realizó un seguimiento
de Tv y prensa, que aparece como Anexo del Informe Final.

El uso de recursos públicos en apoyo de candidaturas oficiales, que a pesar de


estar claramente prohibido por la legislación peruana,  fue una práctica
generalizada, según los informes de la Defensoría del Pueblo en todo el país.

El cese del hostigamiento a candidatos de oposición.

Señales concretas de voluntad de esclarecimiento en la presunta falsificación


masiva de firmas (cerca de un millón, según la denuncia), para inscribir a una de
las agrupaciones políticas que postularon la reelección del Sr. Presidente Fujimori.

Este último punto representó para la MOE un tema de particular gravedad pues no
solamente cuestionó la credibilidad del ente responsable de la realización de los
comicios, sino que puso a prueba a todo el sistema electoral, responsable de la
equidad y transparencia de los mismos.

En otras palabras, esta Misión de la OEA insistió en temas en los que se


consideró indispensable que las instituciones gubernamentales y electorales
responsables ofrecieran señales claras y contundentes para rescatar la confianza
ciudadana y permitir acreditar un umbral mínimo de credibilidad en las
elecciones.  Sin embargo, a pesar de que la ciudadanía y las fuerzas políticas
percibían perfectamente que se trataba de temas razonables y posibles de
implementar por las instituciones responsables, las señales fueron tardías y
tibias.  En algunos casos no se produjeron. 

A lo anterior se sumaron serios problemas detectados en el comportamiento del


programa de cómputo, que fueron reportados en su oportunidad, y que estuvieron
a punto de hundir la celebración misma de los comicios en la primera vuelta,
cuando horas antes de la votación el software todavía registraba serias
anomalías. 

Respecto de estos temas la MOE/OEA planteó su voluntad para generar


mecanismos facilitadores que permitieran a los entes electorales corregir las
debilidades presentadas en los puntos mencionados anteriormente. La MOE/OEA
aclaró que, por su condición de misión de observación, no ejecutaría labores de
asesoría que se enmarcan más bien dentro de las características de una
asistencia técnica, e insistió en que eran  las autoridades peruanas las que, dentro
del ámbito de sus competencias, debían establecer los mecanismos para superar
las deficiencias presentadas en el desarrollo del proceso electoral, evidenciadas
durante la primera vuelta, y recurrentes en la segunda.

Como fruto de lo expuesto y de una negociación en la que participaron los


principales actores del proceso electoral, se acogió la propuesta de la MOE/OEA
de establecer un sistema de intermediación que, a través de la Defensoría del
Pueblo, permitiera canalizar las observaciones y sugerencias de la propia Misión y
de otras entidades, tales como los partidos políticos en contienda, hacia
los  organismos electorales.

Por resolución de la entidad encargada de la organización de los comicios, la


Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), se acordó la conformación de
tres grupos de trabajo en las áreas de capacitación de los miembros de mesas de
sufragio, gestión electoral y sistema de cómputo, con la misión de proponer las
acciones necesarias al Jefe de la ONPE para implementar las recomendaciones
formuladas con miras a garantizar una óptima organización de la segunda vuelta
de la elección presidencial.  
CONCLUSIONES

Al expirar el plazo autoimpuesto por la ONPE para la implementación de las


recomendaciones formuladas por parte de los grupos de trabajo (integrados por
representantes de las dos fuerzas políticas participantes en la segunda vuelta
presidencial, de la propia ONPE, de la Defensoría del Pueblo y bajo la observación
de la MOE/OEA), el pasado quince de mayo, el balance entregado por la propia
ONPE mostró un cuadro de avance de esas tareas que exhibió grados de
cumplimiento insuficientes, lo que indicó la imposibilidad, atendido el tiempo
restante para la celebración de la segunda votación presidencial, de alcanzar las
metas propuestas y por tanto, de asegurar la celebración de unos comicios que
resultaran incuestionables para la población respecto de su preparación técnica y
de las garantías a la integridad del voto. 

En estas circunstancias surgió para la MOE/OEA una preocupación fundamental


relativa al calendario electoral: los tiempos que se estimaron necesarios para
implementar las mejoras y rectificaciones propuestas por los grupos de trabajo en
los procedimientos de la segunda vuelta electoral, no resultaron congruentes con
la convocatoria del Jurado Nacional de Elecciones para el 28 de mayo, esto por
cuanto, a pesar de que se produjeron avances en algunos temas, la fecha fijada
para la segunda vuelta impuso plazos extremadamente cortos en los que no era
posible implementar y verificar las tareas propuestas para mejorar algunas de las
condiciones críticas planteadas, de forma que fueran plenamente comprobables
por los actores del proceso:  

 No hubo tiempo suficiente para poner a prueba y verificar el sistema de


cómputo, en su programa aplicativo, en sus sistemas de transmisión de
datos, en sus aspectos de seguridad y en sus aspectos de monitoreo para
personeros y observadores. Esta verificación, que en circunstancias
normales no habría sido necesaria, se tornaba indispensable en el marco
de desconfianza y suspicacias prevalecientes.
 No hubo tiempo para suficiente para que los capacitadores formados por
la ONPE, instruyeran a los más de 520.000 miembros de mesa, entre
titulares y suplentes, que se requería capacitar para todas las más de
87,000 mesas de votación de todo el  país.

 Mientras se procedía a los preparativos de la segunda vuelta, se


mantuvieron incógnitas importantes no aclaradas o no satisfactoriamente
explicadas sobre la primera vuelta, como el exceso de cerca de un millón
cuatrocientos mil  votos por encima del número de personas que sufragaron
(cercano a los once millones), y una total falta de información sobre el
estado de las impugnaciones para la votación al Congreso, sin
proclamación de resultados para el mismo. 

En consecuencia, el balance de la observación de la MOE/OEA arrojó grandes


déficits heredados de la primera vuelta de estos comicios generales, los que
comprometieron la celebración de la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales. Como oportunamente la MOE/OEA señaló, estas deficiencias se
refirieron a los temas de logística electoral (por los problemas, demoras y silencios
no explicados, ocurridos durante la primera vuelta de las elecciones); sistema de
cómputo electoral (por las inestabilidades y problemas que muestra el voto
preferencial al Congreso, los cuales no han sido explicados de manera
convincente por parte de la ONPE y por el desconocimiento del nuevo programa
de cómputo, entregado a la Misión apenas tres días antes de la votación y en
forma incompleta); a la ausencia de capacitación de los miembros de las mesas
de sufragio observada en la primera vuelta y que mantuvo su déficit para la
segunda; a la falta de acceso equitativo entre las candidaturas en contienda a los
medios de comunicación social; a la utilización de recursos públicos con fines
proselitistas y a las investigaciones de los casos denunciados a las autoridades
electorales y judiciales que comprometen la credibilidad del ente electoral a cargo
de las elecciones, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), y del
Jurado Nacional de Elecciones como ente fiscalizador del mismo.

 Igualmente, preocupa a la MOE/OEA que a la fecha de divulgación de este


informe, aún no se haya producido la proclamación de los resultados definitivos de
la elección del Congreso de la República y que la opinión pública desconozca el
estado de las impugnaciones presentadas ante el Jurado Nacional de Elecciones,
tema sobre el cual la MOE/OEA se ha reiterado. Esta Misión es plenamente
consciente de las diferencias de propósito, actores, destino y resultados entre la
votación presidencial y la votación al Congreso, pero tampoco es posible
separarlas como si fuesen procesos absolutamente independientes y autónomos,
que meramente han coincidido en tiempo y procedimiento. Ambas votaciones
fueron parte de un mismo proceso político y comparten las mismas dificultades y
los mismos cuestionamientos.

Es en atención al cuadro de situación anteriormente planteado, compartido con


otras entidades de observación internacional y nacional y por importantes
organizaciones y sectores de la sociedad peruana, que la MOE/OEA  insistió hasta
último momento en la necesidad que las fuerzas políticas contendientes y las
autoridades electorales, buscaran  conjuntamente la vía político-jurídica que
favoreciera la flexibilidad del calendario de forma que permitiera posponer la fecha
de la elección. Se buscó un mayor plazo que permitiera desarrollar a plenitud los
esfuerzos para corregir los problemas encontrados en una primera vuelta muy
cuestionada, para mejorar las condiciones de la segunda y lograr mejores
fundamentos de confianza en sus resultados.  Un mayor plazo que, en términos
inmediatos, hubiese permitido confirmar que el resultado del simulacro de cómputo
realizado satisfactoriamente por la ONPE el día 25 de mayo, a dos días de la
elección, no constituyó un hecho aislado, sino que, al menos en materia
propiamente electoral, constituía una base a partir de la cual habría sido posible
impulsar y concretar mejoras a las deficiencias de organización electoral
observadas a lo largo de todo el proceso.
 La MOE/OEA tuvo conocimiento que en las últimas horas previas a la emisión de
su pronunciamiento definitivo respecto a su evaluación del proceso electoral
peruano, se realizaron intensas gestiones en torno a la posibilidad de lograr una
ampliación del plazo para la celebración de la segunda vuelta, que sin violentar el
orden constitucional, hubiera facilitado al proceso el tiempo mínimo necesario para
procurar algunas mejoras sustantivas en lo que se refería a la organización
electoral.  Igualmente se tuvo conocimiento de la buena fe con que diversas
instancias intentaron contribuir, a muy alto nivel,  a ese esfuerzo facilitador. La
MOE/OEA se lamenta que el mismo haya fracasado en un momento tan crítico.

RECOMENDACIONES 

El tiempo del que se dispuso durante el ejercicio de las tareas de observación, no


permitió ahondar en recomendaciones relativas al marco jurídico que regula los
procesos electorales en el Perú, lo que será, sin duda, materia de análisis y
discusión por parte de las fuerzas políticas y autoridades gubernamentales y
parlamentarias, con posterioridad a este proceso. Sin perjuicio de lo expuesto, la
MOE/OEA recogió la inquietud de numerosas instituciones públicas y privadas y
de distinguidas personalidades del país, en el sentido de que existe la necesidad
imperiosa de restablecer la  plena autonomía de los poderes del Estado,
particularmente del   Poder Judicial y del Ministerio Público, así como de
instituciones fundamentales para el fortalecimiento del estado de derecho como el
Tribunal Constitucional y el Consejo Nacional de la Magistratura. El fortalecimiento
de estos organismos, así como la regulación del acceso de las diferentes
tendencias políticas a los medios de comunicación de masas durante las
campañas electorales, resultan fundamentales para el fortalecimiento del sistema
democrático en el país.  
Dr. Eduardo Stein

Jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA

Washington, D.C.,  2 de junio de 2000

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