Tu Servicio Sacerdotal
Tu Servicio Sacerdotal
Tu Servicio Sacerdotal
1Pe 2:5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados
como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo.
Pedro identificó a los creyentes como sacerdotes santos, pero
muchos cristianos no saben realmente lo que significa porque
los sacerdotes no son parte de nuestra cultura como tal.
El propósito principal de un sacerdote del Antiguo Testamento
era ofrecer sacrificios aceptables a Dios en nombre del
pueblo. Los sacerdotes eran escogidos por Dios mismo,
limpiados especialmente a través de ceremonias prescritas,
vestidos de una manera prescrita y ungidos con aceite
simbolizando el Espíritu de Dios sobre de ellos. Se esperaba
que ellos obedecieran a Dios, amaran Su Palabra y caminaran
con Él.
Los sacerdotes fieles tenían un impacto positivo en los
creyentes y en los incrédulos por igual. Malaquías 2:6 dice
que muchos hicieron apartar de iniquidad. El verso 7 añade
que los labios de un sacerdote deben guardar la sabiduría y
que de su boca el pueblo buscará la ley porque es mensajero
de Jehová de los ejércitos.
Esas cualidades son paralelas en los cristianos a quienes Dios
considera los únicos sacerdotes verdaderos. Tú fuiste
escogido por Él desde antes de la fundación del mundo y
limpiado por el lavamiento de la regeneración y la renovación
por el Espíritu Santo. Estás vestido de la justicia de Cristo y
ungido por el Espíritu Santo. Tu propósito es ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios a través de Jesucristo (1 Ped
2:5)
La Escritura te dice por lo tanto que presentes tu cuerpo como
sacrificio vivo, aceptable a Dios, el cual es tu servicio
espiritual de adoración (Rom 12:1) Obediencia, amor a la
Palabra y comunión con Dios deben caracterizar tu vida,
santos y pecadores al igual, deben ver a Cristo en ti y ser
afectados por lo que ven.
El sacerdocio de los creyentes es un llamado elevado y santo
al cual nadie se adapta aparte del poder y la gracia de Dios.
Pero está seguro de que Él, quien te llamó, cumplirá Su buena
voluntad en ti. Comprométete a esa meta cada día al tomar
de Sus recursos y confiar en Su suficiencia.
Por John MacArthur
No temas 2
Jehová perdona
Jeremías 50:20 “En aquellos días y en aquel tiempo, dice
Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y
los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los
que yo hubiese dejado.”
¡Esta es en verdad una palabra gloriosa! ¡Qué perdón tan
perfecto es prometido aquí para las naciones pecadoras de
Israel y Judá! El pecado será quitado de tal manera que no
será encontrado, será tan borrado que no habrá ninguno.
¡Gloria sea dada al Dios de los perdones!
Satanás busca pecados con los cuales acusarnos y nuestros
enemigos los buscan para poder ponerlos a nuestro cargo, y
nuestra propia conciencia los busca incluso con una avidez
mórbida. Pero cuando el Señor aplica la sangre preciosa de
Jesús, no tememos ninguna forma de búsqueda, pues “no
aparecerá”, “no se hallarán”. El Señor ha hecho que los
pecados de Su pueblo cesen de existir: ha acabado con la
transgresión, y ha puesto un término al pecado. El sacrificio
de Jesús ha arrojado a nuestros pecados a las profundidades
del mar. Esto nos hace danzar de alegría.
La razón de la desaparición de nuestros pecados se basa en el
hecho que el propio Jehová perdona a Sus elegidos. Su
palabra de gracia no sólo es real, sino divina. Él habla
absolución, y nosotros somos absueltos. Él aplica la expiación,
y a partir de esa hora Su pueblo está más allá de todo temor
de condenación. ¡Bendito sea el nombre del Dios aniquilador
del pecado!
Por Charles Spurgeon
Elegido en Cristo 3
Apartado para Dios 5
1 Ped 2:9 mas vosotros sois… nación santa
Los cristianos son una nación santa, un pueblo apartado del
pecado y del infierno para una relación íntima con Dios.
Originalmente Israel era la nación santa de Dios, pero por la
incredulidad perdió ese privilegio. Ahora la iglesia, la que
consiste tanto en judíos como en gentiles, es Su pueblo único
y permanecerá así hasta que la nación de Israel se arrepienta
y reciba a su Mesías en Su regreso (Zac 12:10)
La santidad bíblica (santificación) muchas veces es
malentendida, pero no debe ser así. Cuando el Espíritu Santo
te liberó del dominio de las tinieblas y te transfirió al reino de
Cristo, te volviste Su posesión especial. Eso no significa que
eres perfecto y sin pecado, pero sí significa que ya no eres
esclavo del pecado, del diablo o de la muerte. Esa es la
santificación posicional. La santificación práctica es la
frecuente decreciente del pecado y la frecuente creciente de
justicia al tú progresar en tu caminar en Cristo.
La santificación no debe confundirse con falsos estándares de
santidad adoptados por aquellos, que como los fariseos,
intentan ser santos a través de medios externos o como los
estoicos, tienen una devoción sin pasión al deber o como los
monjes, que se aíslan a sí mismos del mundo o como los
psicólogos cuasi-cristianos que reemplazan la santificación
con la introspección, autoanálisis y la mejora de la imagen de
uno mismo.
La santidad comienza con amor por Cristo mismo. Eso es lo
que te impulsa a una mayor santificación. Pedro dijo que
fuiste escogido según la presciencia de Dios Padre por la obra
santificadora del Espíritu, para que puedas obedecer a
Jesucristo (1 Ped 1:2) Cristo mismo se convirtió para ti en
sabiduría de Dios y justicia y santificación y redención (1 Cor
1:30) En Él fuiste salvo, que es el comienzo de la santificación
y en Él tienes todo recurso necesario para progresar en la
santidad.
Por John MacArthur
Posesión de Dios 6
1Pe 2:9 Mas vosotros sois… pueblo adquirido por Dios
Cuando Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis
ovejas, y las mías me conocen” (Jn 10:14), dijo una verdad
que ha sido especialmente querida por mí desde los primeros
años de mi formación teológica. Uno de los recuerdos
agradables de mis días de seminario era sentarme en la
capilla cantando el himno por el letrista del siglo XIX Wade
Robinson “Yo soy de Él y Él es mío” quizá nunca llegue a
comprender completamente las profundidades de lo que
significa pertenecerle a Cristo, pero siempre me gloriaré en
ello.
La palabra griega traducida “adquirido” en 1Ped 2:9 significa
comprar o adquirir por un precio. Pablo la utilizó en Efesios
1:14 para hablar de la redención de la posesión adquirida por
Dios. Todos son de Él por creación, pero nosotros como
cristianos somos exclusivamente Suyos porque Él pagó el
precio para redimirnos de la esclavitud del pecado y de la
muerte.
La propiedad de Dios de los creyentes se enfatiza a lo largo de
las Escrituras. Pablo amonestó a los ancianos a pastorear a la
iglesia de Dios que Él compró con Su propia sangre (Hch
20:28), le dijo a los corintios “¿O ignoráis que vuestro cuerpo
es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Cor
6:19-20), Tito 2:14 dice que Cristo se dio a sí mismo por
nosotros para redimirnos o comprarnos de toda iniquidad y
purificar para sí un pueblo propio.
Isaías 43:21 dice: “Este pueblo he creado para mí; mis
alabanzas publicará” Ese era el propósito de Israel y también
tuyo. Dios te escogió como posesión Suya y dio a Su Hijo para
comprar tu salvación. Eres de Él eternamente, así que vive de
acuerdo a ello y ¡regocíjate en tal privilegio glorioso!
Por John MacArthur