Lostalo. El Por Qué de Una Psicología Forense.
Lostalo. El Por Qué de Una Psicología Forense.
Lostalo. El Por Qué de Una Psicología Forense.
En 1948 de la asamblea de las naciones unidas, surge la declaración de los derechos humanos,
como el reconocimiento en una normativa universal, que otorga amparo a los derechos de las
personas, que fue y sigue expandiéndose conceptualmente, y extendiéndose para ser
adoptada por todos los estados.
En 1980, se plantea por primera vez la cuestión del desarrollo humano y más tarde en los 90, la
cuestión de la sustentabilidad, entendiendo que el desarrollo económico no sólo no da
respuesta de por sí a las necesidades integrales del ser humano de una generación, sino que
también puede comprometer la reproducción misma de la vida.
En este contexto global, América Latina construye su lugar en el mundo como la mayor
experiencia inédita de integración y mestizaje de razas que, desde hace tan solo 500 años,
continua elaborando un universo étnico, cultural, simbólico y de sentido, en una geografía de
peculiar riqueza y diversidad, dando lugar a un universo cultural que aún hoy no ha terminado
de adquirir su fisonomía definitiva.
Pensando desde aquí, desde nuestra experiencia, tenemos como objetivo llegar a la
resignificacion de los tres enfoques en una nueva síntesis que, a la vez sea operativa y brinde la
oportunidad de dar consistencia y desarrollo a un nuevo marco doctrinario y metodológico,
apto para ser asimilado y reelaborado, a través de la acción y el pensamiento cotidianos de los
habitantes de América latina.
“…la seguridad humana conecta de manera natural diversos tipos de libertad: la libertad de no
tener necesidades, la libertad de no tener miedo, así como la libertad de poder obrar por su
propia cuenta” (Comisión de naciones unidas de seguridad humana)
Llegada la década del 90, surge un planteo complementario al de los derechos humanos y el
desarrollo humano y sustentable, cuya consolidación se halla en fase de desarrollo, el de la
seguridad humana, que da cuenta de una nueva expansión del reconocimiento de los derechos
de las personas.
No hay paz sin desarrollo y justicia y no hay desarrollo integral ( o sea humano) ni justicia
integral sin impunidades, sin participación de los habitantes en forma comunitaria.
Hablamos entonces de un concepto: Seguridad Humana pero de los habitantes, ya que incluye
a todos, por el hecho de nacer y habitar en un territorio, no sólo a los que son tributarios de la
condición jurídica, política o económica social del ciudadano.
La condición de habitante de un territorio, hace a todas las personas sujetos de derecho, sin
discriminación alguna, independientemente de la rémora y el atraso de las organizaciones
políticas para dar a la formación jurídica de cada Estado la necesaria actualización que las
ponga a tono con las convenciones internacionales.
Una primera precisión es posible y necesaria: la cuestión de control social (y por consiguiente
su aspecto modelador y constitutivo en la construcción de subjetividad) no puede ser analizada
al margen de una coyuntura socio historica determinada. Por ello, esta justificación de por qué
lo forense en lugar de lo jurídico es un requisito sine qua non, para el estudio de la
problemática actual del ejercicio de la psicología en América Latina.
Emilio García Méndez presenta esta definición para el control social: “El concepto de control
social admite, sin duda, más de una interpretación. Si se lo considera abstractamente como
toda actividad que ayuda a regular las interacciones humanas y que puede tomar la forma de
la cooperación o del conflicto”, o en forma más concreta “como las medidas tendientes al
mantenimiento y reproducción del orden socioeconómico y político establecido.
No existe una subjetividad que pueda aislarse de la cultura y de la vida social, ni tampoco
existe una cultura que pueda aislarse de la subjetividad que la sostiene. Esta mutua
determinación (mutua producción) debe ser nuestro puto de arranque, ya que la subjetividad
es cultura singularizada tanto como la cultura es subjetividad objetivizada (en los productos de
la cultura, la forma de intercambio y las relaciones sociales concretas que la sostienen, pero
también en las significaciones y sentidos que organizan la producción cultural).
Hablar de una psicología jurídica, teniendo en cuenta lo hasta aquí señalado, nos coloca en la
clásica actitud de reducir los hechos sociales a mecanismos psicológicos, como forma de
soslayar la corresponsabilidad social del Estado en la determinación de la vulnerabilidad
psicosocial de los habitantes.
Freud abre las posibilidades de pensar la conducta del hombre en el campo de mayor densidad
significativa, dentro de la cual encuentra su sentido y nos muestra a la psicología incluyéndola
como ciencia histórica, es decir, constituyendo al individuo como el lugar donde se verifica y se
debate el sentido de la historia, sin lo cual la conducta se convierte y convierte al sujeto
humano en insignificante.
EL DESAFÍO PROFESIONAL
El final del milenio presenta desafios severos a la clásica formación de los psicólogos, exigiendo
una readaptación de los instrumentos ético profesionales para abordar temas sociales que nos
afectan, tales como la venta y trafico de niños, la congelación embrionaria para los trasplantes,
la industria de juicio por mala praxis, las secuelas en su dimensión psíquica de catástrofes
naturales y provocadas, terrorismo internacional, maltrato infantil, crisis del sistema de
justicia, violencia social y sus consecuenicas, cuestionaiento del accionar policial, etc.