Penal Apunte 3
Penal Apunte 3
Penal Apunte 3
Temuco
Septiembre de 2023
Este sencillo, pero fundamental principio se reduce a que solamente serán constitutivos de delito y
de imposición de pena aquellos hechos que la ley haya determinado.
Se reduce en la máxima latina nulla crimen, nulla poena sine legem o que no existe crimen ni pena
sin que una ley así lo haya establecido previamente.
Este principio es, por tanto, formal ya que se refiere a cómo el Estado podrá ejercer su facultad de
castigar, pero ofrece a la vez una de las más poderosas garantías al sujeto toda vez que no se le
podrá castigar más que por los hechos que la ley haya establecido como delito y solo como la pena
establecida en ella misma. Por lo tanto, es un poderoso limite a la autoridad administrativa
llamada a ejercer en forma operativa la facultad estatal de sancionar. Es solo la ley quien señala
qué es delito y qué pena llevara aparejada.
Para satisfacer este principio, se entiende que la ley tiene que reunir tres características básicas:
Lex Praevia: La ley que establece delito y pena debe haber estado establecida con anterioridad a
los hechos que sanciona. Esto se vincula con el principio de irretroactividad de la ley penal el cual
se aplica de forma general siendo la retroactividad la excepción cuando resulte más beneficiosa
para el reo (art 18 del Código Penal).
Lex Scripta: No se refiere a que sea ley escrita sino a que ésta haya sido dictada de acuerdo al
procedimiento para la creación de leyes establecido por la Constitución Política de la República. Se
excluyen en principio todos los preceptos y normas que no se condigan con esta condición como
lo es la costumbre, por ejemplo. Esto se consagra en los artículos 19 Nº 3 incisos finales donde se
establece que solo por ley se podrá tipificar un hecho como delito y en el artículo 1 del Código
Penal el cual señala que son delitos todas acciones u omisiones penadas por la ley.
A esto se le conoce como mandato de determinación o taxatividad y se relaciona con el tipo penal
mismo el cual debe ser preciso y claro en la descripción de su supuesto de hecho para evitar
vaguedades y así los ciudadanos tengan plena claridad respecto de los hechos constitutivos de
delito además de evitarse arbitrariedades en la persecución penal misma por parte de los órganos
encargados de ella.
El principio de legalidad por tanto es la garantía de seguridad jurídica para el ciudadano: solo
podrá ser formalizado, investigado y enjuiciado por los hechos que una ley formalmente dictada
por el poder legislativo del Estado haya tipificado de forma previa y clara los hechos como un
delito y a los cuales les haya asociado con la misma claridad la imposición de una pena
determinada.
Es una de las formas de reacción por parte del Estado junto con las penas, lo que convierte el
sistema chileno en uno de “doble vía” en la respuesta punitiva estatal. Las penas van aparejadas a
los delitos y se le imponen a la persona que los comete en virtud de la determinación señalada en
la misma ley y al principio de culpabilidad que es el baremo que regula la responsabilidad penal en
cuanto a cada sujeto.
1.- Las medidas de seguridad, en cambio, son una forma de reacción por parte del Estado pero no
en virtud del principio de culpabilidad sino que el de peligrosidad de ciertos sujetos. Es por ello
que carecen de duración determinada en el tiempo y son de una constitucionalidad a lo menos
dudosa aunque de plena aplicación y reglada en el Código Procesal Penal respecto de imputados
que cayeren en enajenación mental aunque son precedidas de un debate oral entre los
intervinientes lo que podría dar a entender que son regidas por el principio de necesariedad.
2.- La Aplicación Analógica de la Ley “In Bonam Partem”: Cabe recordar que la analogía implica dos
supuestos: Interpretar una ley a través de los preceptos de otra (interpretación analógica) o bien
derechamente aplicar una ley para un caso no regulado en ella expresamente, supliendo de esa
forma lagunas legales cuando el caso no reglado es similar al de la ley a aplicar (aplicación
analógica).
La interpretación analógica, en principio, es permitida y no habría problemas en su aplicación
frente al principio de legalidad, ya que solo obedece al hecho de aclarar el sentido de una norma.
Sin embargo, cabe detenerse en que esta situación, en realidad, solo se produce respecto de la
llamada analogía “in malam parten”, esto es, aplicar una norma penal para una situación no
reglada en ésta, obteniéndose con ésta operación, resultados jurídicos en contra del imputado, o
bien sancionándolo por hechos que escapan al supuesto de hecho de la norma, o bien, agravando
la responsabilidad aplicando normas relativas a supuestos diferentes. Dicha actividad se encuentra
reñida con el principio de legalidad y por tanto es resistida pues implica la creación de nuevas
figuras penales inexistentes en la ley, las que, de aceptarse lo anterior, pasarían a existir mediante
el proceso de aplicación de la ley penal por los intervinientes o tribunales involucrados en un
proceso penal, sin que se haya respetado todo el trámite previo y formal que garantiza la
formación de la ley penal, norma que, por lo demás, tampoco sería anterior a los hechos que
pasaría a reglar.
En cambio, la analogía “in bonam partem”, esto es, la aplicación de normas penales a situaciones
no regladas en su supuesto de hecho pero que beneficien al imputado, si bien atentaría contra la
reserva legal estricta, no afecta ningún derecho del individuo y además reduce el ámbito de lo
punible por lo que no existen reparos doctrinales a su aplicación. Por lo anterior, si bien se
considera una excepción al principio de legalidad igualmente, su utilización no está vedada.
3.-Tipos Penales Abiertos: Esta técnica legislativa se refiere al requisito de lex stricta propio de las
normas penales. Se refiere a la existencia de ciertos tipos penales en los cuales el legislador, si bien
describe la conducta, lo hace en forma incompleta o vaga por lo que toca a los órganos de
persecución penal o jurisdiccionales entrar a completar la conducta punible y a determinar si cada
caso concreto para el cual el supuesto de hecho es apropiado, obedece o no realmente al tipo
penal respectivo. Esta situación puede darse o por una decisión político criminal en que se desea
reservar cierto margen de libertad para la aplicación del precepto penal o por falencias y defectos
en la técnica legislativa. Ambas situaciones se encuentran reñidas con el principio de legalidad.
4.-Cláusulas Generales: Son ciertas expresiones incluidas en los tipos penales cuyas características
son su alta vaguedad e indeterminación, lo que permite mantener regulado un asunto aun a pesar
de los cambiantes rumbos y exigencias político criminales de cada periodo histórico determinado.
En esto se diferencia de los tipos penales abiertos: en éstos la conducta es la que se encuentra
indeterminada y, en fin, es el tipo penal el que no se encuentra suficientemente acotado. En
cambio, en las cláusulas generales la conducta puede estar perfectamente descrita, pero en su
redacción se incluyen elementos cuyo significado es poco claro y cuyo contenido puede ser
determinado por el intérprete del precepto penal dependiendo del momento histórico o la
posición ideológica desde la cual se haga la interpretación. Se refiere a expresiones como “la
soberanía nacional”, “el honor de la patria”, “el sano sentimiento del pueblo” y similares.
Criticables además de por su vaguedad, también resultan resistidas por contener un alto sentido
valorativo y moralizante.
Las normas básicas al respecto son los artículos 5 y 6 del Código Penal. Principio básico: La
territorialidad de la ley penal
Esta establecida en el art. 5 del Código Penal y señala que la ley penal chilena afecta dentro del
territorio de Chile por igual a chilenos y extranjeros. Aquello es una aplicación del principio de la
soberanía.
Materialización de esto último es el artículo 6 del COT en donde se enumeran una serie de ilícitos
que, aun cuando sean cometidos fuera de las fronteras de Chile, serán de competencia de los
tribunales chilenos. Por vía ejemplar se pueden mencionar ciertos delitos cometidos por agentes o
funcionarios del Estado chileno en el exterior (delitos de diplomáticos, algunos delitos funcionarios
cometidos por chilenos en el extranjero), los que afecten de alguna manera al Estado chileno
(falsificación del sello del Estado chileno, moneda o documentos oficiales), los que afecten a
chilenos (delitos contra chilenos cometidos en el extranjero si el culpable no fue juzgado allá,
algunos delitos sexuales cometidos contra chilenos) y otros hechos que en virtud del derecho
penal internacional fueran de jurisdicción universal (piratería).
Una exposición más sistemática de lo anterior se verá al tratar las excepciones al principio de
territorialidad en particular.
Primeramente, cabe señalar dentro de la noción de territorio real, la porción de tierra limitada por
las fronteras. Sin embargo, es el mismo artículo 5 del Código Penal el que incluye en la noción de
territorio al mar territorial o adyacente. Dentro de este concepto de mar adyacente o territorial se
entiende la porción de océano que va desde las líneas de base costeras hasta 12 millas mar
adentro (art 593 Código Civil). Ahora, respecto de la zona contigua (24 millas desde la línea de
base) se entiende que Chile igualmente ejerce jurisdicción. Respecto del espacio aéreo, es aquel
que se encuentra por sobre su territorio y sobre éste Chile tiene competencia salvo las
excepciones que puedan existir respecto del territorio ficto de otro Estado.
1.1.2.- Territorio ficto
Igualmente se entiende aplicable la ley penal respecto del llamado territorio ficto. Este territorio
lo constituyen las naves chilenas mercantes en alta mar y las naves de guerra chilenas en cualquier
lugar. Cualquier delito cometido en ellas, atendidas las circunstancias señaladas, se entiende
cometido en territorio chileno y, por tanto, es competente la jurisdicción chilena. El concepto de
territorio ficto va determinado por el llamado principio de la bandera a la luz del cual si bien la
nave puede ir en aguas de otra nación o en alta mar, al estar bajo la bandera chilena, se entienden
parte del territorio para estos efectos.
Por último, también se ha entendido que análoga situación ocurre respecto de territorios
extranjeros ocupados militarmente por armas chilenas.
Se suscita porque el Código no tiene normas que permitan determinar cuándo un delito se
entiende cometido dentro de Chile. El problema, puntualmente, puede suscitarse con los delitos a
distancia en donde se da principio a ejecución con la finalidad que la acción se complete en otro
país, como sería enviar una bomba desde España para que estalle en Chile, o bien, en los llamados
delitos de tránsito en que la acción se entiende completa en un país, pero el resultado se produce
en otro, como cuando se hiere a alguien de muerte en Argentina, pero muere en Chile.
Al respecto se han esbozado algunas teorías que pretenden resolver el problema de determinar en
qué Estado, y por tanto qué legislación se aplica, se entiende cometido un hecho que revista
caracteres de delito:
Teoría de la actividad:
El delito se entiende cometido donde se comenzó a ejecutar el delito. Esto es que, por ejemplo,
respecto del caso de la acción matadora realizada en Argentina cuyo resultado se produce en
Chile, el delito se entendería cometido en la República Argentina y serían sus tribunales los
competentes para el juzgamiento del hecho.
El delito se entiende cometido donde produce sus efectos, o más técnicamente, donde se produce
la infracción al bien jurídico tutelado. En el mismo caso, habría que entender que el delito se
entenderá cometido en Chile, pues si bien la acción matadora se realizó en Argentina, no fue sino
en Chile donde se produjeron los resultados lesivos para la bien jurídica vida amparado por el
delito de homicidio: la muerte de la persona.
Teoría de la ubicuidad:
Para esta teoría no tiene mayor relevancia el lugar donde se hubiere realizado la acción ni donde
se produzca el resultado puesto que plantea que para que un Estado ejerza su jurisdicción
respecto de un hecho, bastará que en su territorio se haya producido la acción o el resultado de la
misma. Esta es la teoría más aceptada en doctrina puesto que, por un lado, evita la existencia de
lagunas de punición, y por otro lado, se adapta de mejor manera a los principios de soberanía
nacional ya que a éste le compete proteger los bienes jurídicos al interior de sus fronteras, sea que
en ellos se produzca el daño efectivo o la acción generadora de riesgo.
Principio real o de defensa: atendido que con un delito se ponen en compromiso los intereses de
la nación.
Principio de universalidad: en virtud de los cual ciertos delitos comprometen los intereses de la
comunidad universal en su integridad, usualmente vinculada a violaciones más extremas y
flagrantes de los derechos humanos, los que priman por sobre cualquier soberanía.
1.3.1.- Casos de extraterritorialidad de la ley penal chilena en virtud del principio de personalidad
Se dan principalmente respecto de hechos que se producen en el extranjero, pero donde a la vez
el Estado nacional del autor se niega a extraditarlo a una nación extraña por lo que está obligado a
juzgarlo por un hecho ocurrido fuera de las fronteras. Se basa en el principio de no extraditación
de los nacionales.
Es de escasa aplicación en Chile. Ejemplo: artículo 6 N° 6 del COT señala que los tribunales chilenos
conocerán de los crímenes y simples delitos cometidos en el extranjero si el nacional regresa a
Chile sin haber sido juzgado en el país donde delinquió.
1.3.2.- Casos de extraterritorialidad de la ley penal chilena en virtud del principio de defensa o real
Implica juzgamiento en Chile de hechos cometidos en el extranjero cuando estos comprometan los
intereses de la nación sin importar la nacionalidad de los autores.
Ejemplo: artículo 3 Nº 2 del Código de Justicia Militar: Son competentes los tribunales chilenos de
los delitos cometidos por militares en el extranjero en el ejercicio de sus funciones o en
comisiones de servicio.
1.3.3.- Casos de extraterritorialidad de la ley penal chilena en virtud del principio de universalidad
Sin importar el lugar de comisión ni la nacionalidad del autor, la ley chilena es aplicable para juzgar
hechos que afecten ciertos bienes jurídicos considerados de máxima relevancia,
internacionalmente protegidos y que son patrimonio de todos los Estados.
Es el caso de lo que ocurre con la piratería en el artículo 6 Nº 7 del COT y con el resto de los delitos
incluidos en los tratados internacionales firmados por Chile según el Nº 8 del mismo artículo.
Lo que se busca con esta excepción a la territorialidad es que respecto de ciertos delitos cuya
dañosidad es aceptada a nivel universal por prácticamente todos los Estados de la comunidad
mundial dado que se trata de ilícitos que atentan contra bienes jurídicos de una manera brutal o
derechamente afectan los derechos humanos más fundamentales, el autor de estos no encuentre
lugar donde pueda evadir la persecución penal y el juzgamiento de los mismos. Así, la idea detrás
de esto es que aun cuando el hecho se cometa en un Estado determinado, en cualquier lugar
donde el autor posteriormente se encuentre, la judicatura local pueda juzgarlo por la comisión de
los hechos.
Ahora, de igual manera perder las perspectivas también es simple: La persecución penal universal
debe aplicarse restrictivamente y solo a hechos de una lesividad de tal magnitud que justifique
ignorar las fronteras y pasar por sobre el principio soberano de territorialidad de cada Estado. Sin
embargo, la propuesta de anticipaciones punitivas o de la calificación bajo estas categorías a
delitos que no tienen tal entidad es una tendencia en el mundo actual. Por tanto, es necesario
mantener racionalidad en la calificación de hechos punibles en el marco normativo antedicho.
Problema serio, vinculado con lo anterior, es el que se plantea respecto a qué ocurre si en la
legislación del Estado captor de un sujeto imputado por delitos que justifican la persecución
universal, no existe un tipo penal análogo al que cometió el sujeto en el extranjero.
Obviando los casos en donde los Estados han suscrito tratados internacionales respecto de la
materia (como el Estatuto de Roma que estableció el Tribunal Penal Internacional) se entiende
que aun en el caso de que el delito no exista en el Estado captor, el juez no podrá excusarse de
juzgar por falta de ley en los casos en que el delito sea de tal magnitud como para caber dentro de
los perseguibles a nivel internacional, planteándose como solución al problema la construcción de
marcos comisivos masivos de delitos comunes.
Por ejemplo, el genocidio no está tipificado en Chile como delito. Sin embargo, el homicidio
calificado, la aplicación de tormentos, la acusación de lesiones y el secuestro si lo están y para la
unificación en una sola entidad lógica existen las normas de los concursos de delitos.
La norma fundamental la establece el artículo 18 del Código Penal, el que establece el principio
rector de irretroactividad de la ley penal: Señala que los delitos y las penas deben estar
establecidas en una ley promulgada con anterioridad al hecho al que se aplican. Esto significa que
la ley penal rige para el futuro.
Por ello, la irretroactividad de la ley penal, como forma de evitar la persecución penal con normas
hechas a la medida y dictadas con posterioridad al hecho que han de juzgar, es un derecho
fundamental contenido en la Constitución Política (artículo 19 Nº 3 inciso 7) y en diversos tratados
internacionales de DD.HH.
Ahora, se ha entendido que esta irretroactividad de la ley penal se refiere al derecho penal
sustancial (delitos, penas y medidas de seguridad) ya que, respecto de la ley procesal,
doctrinariamente siempre se ha afirmado que estas rigen in actum, es decir, comienzan a aplicarse
desde que estas entran en vigencia.
Sin embargo, es necesario hacer un alcance a esta afirmación procesal. En materia penal el CPP ha
establecido en su artículo 11 una pequeña excepción: La ley procesal se aplicará a procedimientos
ya iniciados (mantiene el principio de la vigencia in actum de la ley procesal,) salvo cuando a juicio
del tribunal la ley anterior contuviere disposiciones más beneficiosas para el imputado.
2.1.- Determinación del momento en el cual se entiende cometido el delito. Para la correcta
determinación de la ley vigente al momento de los hechos, es necesario, primero, tener claro
cuando se entiende cometido un delito. Sin perjuicio de que la teoría sobre el iter criminis fases de
desarrollo del delito) corresponde al curso de penal II y es una materia de frondoso y complejo
desarrollo dogmático, en este punto se adelantarán algunos simples conceptos.
Existen diversos criterios ante este respecto dependiendo del tipo de delitos de que se trate:
Con esto se establece el principio de ultra actividad de la ley procesal penal más beneficiosa,
comportándose de la misma manera que el derecho penal sustancial, dejando de ser una cuestión
absoluta el hecho que la ley penal rija siempre in actum.
2.1.- Determinación del momento en el cual se entiende cometido el delito. Para la correcta
determinación de la ley vigente al momento de los hechos, es necesario, primero, tener claro
cuando se entiende cometido un delito. Sin perjuicio de que la teoría sobre el iter criminis fases de
desarrollo del delito) corresponde al curso de penal II y es una materia de frondoso y complejo
desarrollo dogmático, en este punto se adelantarán algunos simples conceptos. Existen diversos
criterios ante este respecto dependiendo del tipo de delitos de que se trate:
Delitos formales: Son aquellos que se entienden consumados con la mera realización de una
conducta y una omisión sin que sea necesaria la realización de un resultado producto de la acción.
Ejemplos de este tipo de delitos se encuentran en la conducción de vehículo motorizado en estado
de ebriedad o el falso testimonio. En estos casos, el delito se entiende cometido en el momento en
que el hechor ejecuta la conducta prohibida o cuando debía ejecutarse la acción omitida.
Delitos materiales: Aquellos en donde, a diferencia del caso anterior, se requiere la acusación de
un resultado. Ejemplo de este tipo de delitos es el homicidio, en donde para la consumación se
requiere la muerte del sujeto pasivo de la acción.
Se ha entendido que, para la determinación de la normativa aplicable, hay que atenerse al
momento en que se ejecuta la conducta u omisión aun cuando el resultado se produzca con
posterioridad.
Sin embargo, la solución no es tan sencilla ya que existen ciertos problemas normativos de no tan
simple respuesta como por ejemplo respecto de temas como la prescripción. Piénsese en el caso
de que se produce una acción negligente al construir un edificio que se derrumba 7 años después.
En tal situación podría darse el caso de que la acción prescriba antes de que pueda perseguirse el
delito.
La solución doctrinaria ha sido un tanto ecléctica, aunque apegada al texto de la ley: Se aconseja
dejar que el juez, según las particularidades de cada caso, decida que norma, en caso de duda,
aplicará al asunto.
i.- Delitos permanentes: Son aquellos en donde se crea estadio antijurídico que se mantiene en
constante ejecución desde que se da comienzo a ésta, hasta que cesa la conducta. Ejemplo:
Secuestro (artículo 141 del Código Penal).
ii.- Delitos continuados: Aquella modalidad de comisión que se conforma por una sucesión de
actos, todos punibles individualmente, pero unidos intelectualmente entre si considerando la
forma de desarrollo de los mismos, el fin último querido por el autor y el mismo bien jurídico
afectado. Se crea una sucesión de actos individuales, análogos entre si, que atacan el bien mismo
bien jurídico y, elemento distintivo, se desarrollan dentro del mismo plan y con el mismo objetivo
que es querido por su autor.
Cabe señalar que no es que exista un tipo de delitos que tengan como característica el ser delitos
continuados, sino que es una forma de comisión de delitos comunes. Por ejemplo, en el delito de
malversación de caudales públicos del artículo 233 del Código Penal, la sustracción o distracción
puede hacerse con la idea final de hacer un solo retiro de dineros desde el patrimonio fiscal, el
cual se realiza en varios actos, todos punibles individualmente, pero unidos ideológicamente pues
el autor lo que quiere es realizar una sola apropiación de dineros.
Los delitos en modalidad reiterada se entienden ejecutados desde la realización del primer acto
hasta el último de la serie unida bajo el plan del autor.
iii.- Delitos habituales: Se refiere a la realización continua de una serie de actos, no punibles
individualmente, pero que atendida la reiteración deviene en antijurídica y por tanto en la figura
delictual a la cual están referidos. (Delito de favorecimiento de la prostitución, artículo 367 del
Código Penal, en donde la habitualidad se entiende como una circunstancia que agrava la
responsabilidad penal).
Sin embargo, el mismo artículo 18 del Código Penal establece una excepción a este principio: La
ley penal puede ser aplicada retroactivamente a hechos anteriores a su promulgación si esta es
más beneficiosa para el reo.
b) Si la ley nueva se ha promulgado después de haberse dictado sentencia: En tal caso, el asunto
ya está resuelto por una sentencia firme y la ley, para tal evento, señala que, se haya o no
ejecutado la pena, el tribunal deberá modificar la sentencia de oficio o a petición de parte.
Cabe hacer presente, sin embargo, que esta posición no ha sido indiscutida: Hace un tiempo hubo
una dudosa jurisprudencia de los tribunales superiores de justicia referida al tema en el sentido de
que para que una ley más beneficiosa pueda aplicarse retroactivamente, esta tiene que haber
entrado en vigencia según el artículo 7 del Código Civil, por lo que no basta que esta haya sido
promulgada para su aplicación. Esta argumentación se construyó sobre la base de que, en la época
del Código Civil, la voz “promulgado” era sinónimo de entrada en vigencia previa publicación y por
tanto, considerando el elemento histórico de interpretación se concluyó que era necesaria la
entrada en vigencia efectiva de la norma para que ésta pudiere aplicarse retroactivamente,
interpretación que actualmente se encuentra abandonada.
El inciso final del artículo 18, por su parte, se refiere a que cualquier modificación que pueda
hacerse al fallo de un proceso en el cual se hayan aplicado normas que hayan sido sucedidas por
otras más beneficiosas en la misma materia, no afecta las indemnizaciones civiles pagadas en
razón de la condena o las inhabilidades establecidas en el mismo fallo.
En principio podría parecer sencillo esbozar ideas sobre qué ha de entenderse por “ley más
favorable”. Evidentemente, si una ley despenaliza un hecho, se tratará de una ley más beneficiosa
y nadie se atrevería a plantear dudas a ese respecto. Sin embargo, si el precepto nuevo no
despenaliza, sino que sanciona de una forma diversa un hecho que mantiene su característica de
delito, la situación puede ser más dudosa.
Al respecto existen algunos conceptos más o menos unánimemente aceptados como que si la ley
nueva sanciona la conducta con una pecuniaria (pena de multa) en vez de una corporal (presidio),
en principio puede entenderse que la segunda ley es más beneficiosa. Sin embargo, esto no
siempre es tan claro tampoco.
Del mismo modo, se entiende que, refiriéndose a penas privativas de libertad, siempre será más
beneficiosa aquella de menor duración temporal. Sin embargo, si la nueva ley establece una pena
de mayor duración, pero a la vez estableciendo un modo de cumplimiento en régimen de libertad
controlada respecto de un imputado que ya no tiene derecho a beneficios de cumplimiento
alternativo de la pena, la situación vuelve a ser dudosa.
Por tanto, lo aconsejable sería dejar al juez, atendidas las particularidades del caso, decidir qué se
entiende por ley más favorable.
Una solución interesante al problema es la planteada por Novoa, quien plantea que no basta
analizar solo la pena a aplicar al caso concreto, sino que es necesario hacer una comparación
global de las consecuencias penales que trae la nueva ley respecto de la antigua para el imputado
en particular.
Puede darse el caso de que en el período entre la comisión de un hecho punible y la dictación de la
sentencia se hayan dictado tres o más leyes que reglan el hecho punible. Entonces, puede ocurrir
que existan dos o más leyes que se dictaron después del acaecimiento del hecho pero que
perdieron vigencia antes de la dictación de la sentencia. A estas leyes se les conoce como Leyes
Intermedias.
La pregunta que cabe hacerse es si esas leyes intermedias pueden ser consideradas dentro de las
aplicables al caso concreto si resultan más beneficiosas para el imputado considerando que, ni
estaban vigentes al momento de cometerse el delito, ni tampoco a la hora de fallar el juez el
asunto.
La respuesta que ha dado la doctrina al problema ha sido más menos unánime en el sentido de
que si una ley intermedia, promulgada con posterioridad al hecho, pero derogada antes del fallo
del asunto, es perfectamente aplicable para juzgar el hecho si es que cumple con el requisito
fundamental de ser más favorable al imputado.
La base normativa de ésta solución radica en que el artículo 18 inciso 2º del Código Penal es claro
al señalar que basta con que la ley haya sido promulgada con posterioridad a los hechos a los que
se pretende aplicar, sin referirse en absoluto respecto a su vigencia posterior.
2.5.- Leyes Transitorias: Temporales y Excepcionales. -
Por lo general, estas normas jurídico penales son dictadas para agravar la punibilidad de ciertos
delitos debido a que circunstancias contingentes hacen necesario perseguir de forma más dura las
infracciones que en situaciones normales no ameritan tanto reproche penal (Por ejemplo, el hurto
de energía eléctrica en tiempo de sequía extrema.)
La duda que se plantea es lo que ocurrirá si un hecho se comete durante este período de
contingencia, con el disvalor agravado por las circunstancias fácticas particulares que justificaron
la dictación de la ley transitoria, y luego, al cesar el escenario especial y dejar de tener vigencia la
normativa de excepción volviéndose por tanto a la regulación anterior, menos severa, llega el
momento de dictar el fallo en el asunto: ¿Qué legislación habrá de aplicar el juez? ¿Aquella vigente
al momento de la infracción pues ésta se produjo precisamente en el periodo en que el escenario
justificaba una reacción penal más severa? ¿O por el contrario habrá de primar el principio de que
la legislación a aplicar es la más beneficiosa para el imputado?
La regla general es que todos los habitantes de la nación, chilenos o extranjeros, son susceptibles
de persecución penal por los delitos que cometan ya que en Chile “no hay clases ni grupos
privilegiados que puedan juzgarse por leyes especiales” señala el artículo 19 Nº 2 de la
Constitución Política del Estado.
No se consideran excepciones a este principio de igualdad ante la ley penal ciertos requisitos o
antejuicios que se llevan a cabo, previo a la persecución penal de ciertas personas en razón de sus
cargos toda vez que, una vez realizados estos, la persecución penal se lleva a cabo de forma
ordinaria.
Sin embargo, no es menos cierto que si existen ciertos casos en que algunas personas no son
susceptibles de persecución penal y que, por tanto, se entienden sustraídos del régimen ordinario
de responsabilidad penal, atendidas las causales establecidas en el derecho chileno o de acuerdo
al derecho internacional.
3.1.- Casos de inviolabilidad de acuerdo al derecho chileno.
i.-Parlamentarios:
Según el artículo 58 de la Constitución Política del Estado, son inviolables respecto de las opiniones
que emitan en ejercicio de sus funciones o en sala. Esto para asegurar la libertad de los
parlamentarios. No se excluye la antijuridicidad: el acto sigue siendo delito, pero hay una exclusión
personal de la pena, por lo que los que no tengan la investidura, responden del hecho.
Esto debido a que no habría tribunal superior competente para resolver el asunto. Ante esta
norma, por tanto, cabe afirmar que existe una presunción de infalibilidad de la Corte Suprema.