Cambios Producir
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A finales del S. XVII y principios del XVIII, se produjeron diversos descubrimientos tecnológico, entre los que destacan:
La Revolución Industrial trajo consigo una serie de cambios a la vida de los habitantes de toda Inglaterra, posteriormente, al
expandirse la industrialización por el resto de Europa y en diferentes medidas durante el siglo XIX por el resto del mundo,
cambiaría la vida de la humanidad. A continuación, presentamos los efectos más resaltantes que trajo consigo la Revolución
Industrial:
• En la producción: Con la introducción de las máquinas el proceso de manufacturación se hizo más rápido, eficiente y
económico, la introducción de máquinas para hilar y tejer en la industria textil, las sembradoras, segadoras y otras máquinas en
el sector agrícola y la máquina de vapor en el transporte revolucionó todo el proceso de producción de bienes en Inglaterra,
esto trajo consigo el cierre progresivo de los talleres manuales y la apertura de fábricas, a su vez, introdujo el trabajo
especializado para lo obreros y el aumento de la población en las ciudades.
Máquina sembradora.
• En la economía: El abaratamiento de los costos y la ausencia de leyes que protegieran a los trabajadores en materia sanitaria
y salarial, le permitió a los dueños de las fábricas, tierras y comercios incrementar su rango de ganancias, esta acumulación de
capitales terminó por impulsar el desarrollo del capitalismo moderno. Al mismo tiempo la Revolución Industrial propició la
interdependencia de los distintos mercados, el crecimiento del mercado global se originó gracias a los avances en materia de
transporte y comunicación.
• En la política: Con la Revolución Industrial terminó por desaparecer en Inglaterra el régimen absolutista, este dio paso a una
monarquía más liberal y sustentada en las bases de una Monarquía constitucional. Gracias a la escaza injerencia que comenzó a
tener la Corona en la economía, la nueva burguesía industrial comenzó a tomar papeles importantes en el aspecto político.
• En la sociedad: Con la Revolución Industrial terminaron en Inglaterra los estratos sociales a los que sólo se podía acceder por
nacimiento, el proceso de industrialización enriqueció a muchos comerciantes, agricultores y emprendedores, que comenzaron
a abrirse espacio en la estructura social. De esta manera, la sociedad comienza a experimentar el surgimiento de la clase
burguesa, compuesta por los dueños de los medios de producción y detentores del poder económico, por otra parte los sin
tierra, los artesanos manuales que no se acercaron a la maquinización e individuos que no tenían más que su fuerza para
vender, representarán un sector obrero; la llamada nobleza detentora del poder político fue mermando su protagonismo en
Inglaterra, a tal punto que hoy en día existe como una representación de la tradición y del pasado imperial.
La industrialización de los procesos aumentó la cantidad de alimentos, con ello el crecimiento de la población, y con la apertura
de fábricas la migración del campo a la ciudad fue en aumento. Como se dijo anteriormente la ausencia de leyes protectoras de
los derechos permitió a los dueños de las fábricas enriquecerse mediante el trabajo de hombres, pero también de niños y
mujeres a quienes se les pagaba menos, e igual trabajaban en condiciones insalubres e inhumanas en horarios de más de 10
horas diarias.
VENTAJAS
1) Lo más positivo del sistema es la increíble capacidad que tiene el capital privado para generar riqueza a través de la
producción.
3) Promueve constantemente la iniciativa individual, es decir la iniciación de una actividad con el fin de obtener beneficios
en el futuro. Puesto que éste es desconocido e imprevisible, existe la posibilidad de obtener ganancias así como el riesgo de
incurrir en pérdidas. Esta iniciativa es la que genera los constantes adelantos tecnológicos que facilitan la producción y el
acceso a una mayor riqueza. Esta ventaja se logra porque el sistema es fuertemente competitivo y arriesgado para el
empresario. Si bien está siempre latente la posibilidad de enfrentar grandes pérdidas, puede obtener una extraordinaria
ganancia con productos innovadores.
4) Los habitantes de una sociedad demoliberal capitalista pueden ejercer sus derechos individuales así como también los
sectoriales.
5) Sostiene y promueve las libertades individuales, tales como mantener la libertad política, el derecho al ingreso y salida del
país, la libertad de opinión y de prensa, el derecho a huelga, a la herencia, etc.
6) La creatividad individual es premiada y alentada. Permite el ahorro acumulado lo que ayuda a promover la inversión
productiva, activa o pasiva.
7) Las naciones que se han desarrollado fuertemente con el capitalismo logran ofrecer a sus habitantes buenos salarios
mínimos, altos seguros de desempleo, niveles aceptables de salud, educación, seguridad y entretenimiento
9) El mercado libre de bienes y servicios regulados, principalmente, según las leyes de la oferta y la demanda, permite el
sinceramiento económico y político de la sociedad y el acceso a innumerables objetos y servicios que mejoran la calidad de
vida de los habitantes de una nación.
10) Modifico las fuerzas del trabajo, pasando de la servidumbre del sistema feudal, al asalariado contratado libremente.
Nadie es obligado a trabajar contra su voluntad en algo que no desea. Las nuevas formas laborales cambiaron drásticamente
a la sociedad, facilitando la aparición de los modernos Estados nacionales que proporcionaron las condiciones necesarias
para el crecimiento y desarrollo del capitalismo.
DESVENTAJAS
1) Por sí mismo, el sistema no provee las necesidades básicas de una población, entendidas como tales a la salud, educación,
alimentación y vivienda, pues el intento intelectual, de encontrar el modo de ofrecerlas se ve frustrado ya que todas esas
ventajas sociales pueden lograrse, principalmente, a través de la distribución compulsiva de la producción, por otra parte
necesariamente estatal y dirigista. Si no fuera así, cada sector estaría reclamando una distribución en función de sus
intereses particulares. La actitud autoritaria y absolutista implícita en la distribución compulsiva choca contra los principios
liberales que sostienen al capitalismo.
2) Permite la explotación laboral y la desocupación pues son medios imprescindibles para que el capitalismo logre y ofrezca
todas las ventajas que recibe el hombre en libertades políticas y desarrollo económico sostenido, virtudes propias de este
sistema.
3) Genera una competencia feroz por obtener el dinero. Si bien la ambición forma parte de las características del ser humano
de hoy, las sociedades capitalistas generaron hombres exageradamente ambiciosos y egoístas.
El éxito de estos es admirado y recicla el círculo de la ambición desmedida como un valor humano en lugar de la enfermedad
que en realidad es. "El ambicioso hace como el mono, que cuando más alto trepa, tanto más muestra el culo (…) sus
cualidades son brillantes pero también es brillante el culo del mono mandril" decía Francis Bacón (1561-1626), el filósofo y
estadista inglés, uno de los pioneros del pensamiento científico moderno y del uso de la analogía.
4) Hasta el momento, el capitalismo no ha logrado satisfacer las necesidades de los excluidos del progreso económico, de los
carentes de casa, comida, servicios de salud y vivienda, de los marginales y los desocupados. No ha mostrado ser un sistema
que pueda garantizar los derechos sociales en su plenitud.
5) El capitalismo internacional financiero ha sido un gran instigador de las guerras y ha mostrado un alto grado de
insensibilidad frente a la miseria de los pueblos.
7) Si bien las leyes anti-monopólicas de la mayoría de las naciones desarrolladas han demostrado su eficacia, no logran
impedir la constante tendencia que tiene el capital hacia el monopolio.
8) Al disminuir el papel del estado en un sistema capitalista, se resta a las clases menos favorecidas la capacidad de
intervenir y participar en la redistribución de la riqueza.
9) Los valores éticos están basados excesivamente en el individualismo quedando disminuidos los valores humanos y el
hombre solidario.
10) Antepone la libertad individual, por encima del resto de los derechos humanos.
Economía mixta desde hambitos de propiedad, consumo de recursos, planificación, control del estado.
Economía mixta
El término economía mixta se refiere a un sistema de organización económica en el que se combina la actuación del sector
privado con la del sector público, que actúa como regulador y corrector del primero.
En una economía mixta la mayoría de las decisiones económicas son resueltas mediante la interacción de vendedores y
consumidores en el mercado (ley de oferta y demanda). No obstante, el Estado tiene un rol complementario esencial.
Por tanto, en este sistema mixto, la mayoría de las decisiones son tomadas por los agentes privados de la economía (los
hogares y empresas), que deciden qué, cómo y dónde producir. Pero al mismo tiempo, la actuación del Estado también está
presente, cubriendo los fallos de mercado, como por ejemplo proveyendo a la población bienes públicos o redistribuyendo la
riqueza a través de impuestos y subvenciones para establecer una sociedad más equitativa.
La economía mixta es una mezcla de los dos extremos de sistemas económicos básicos.
En el primer caso, el libre mercado es el mecanismo esencial para resolver las tres preguntas básicas de la economía (qué, cómo
y para quién producir). En el segundo caso en cambio, es el Estado el que de manera centralizada responde a dichas preguntas.
De este modo y gracias a esta combinación de actores, las limitaciones de los dos sistemas anteriores quedan reducidas o
corregidas.
En una economía mixta, el Estado tiene un rol esencial. A continuación describimos sus principales funciones:
Marco jurídico: El Estado debe crear y asegurar un marco de leyes para que el mercado pueda funcionar bien. Así por ejemplo,
asegura la existencia y defensa de los Derechos de Propiedad privada, establece canales de resolución de desacuerdos, etc.
Regulación: El Estado interviene cuando existen fallas de mercado que impiden lograr un resultado eficiente. Así por ejemplo,
cuando existen bienes públicos como la defensa nacional, el Estado se encarga de la recolectar los recursos y proveer de los
servicios. La regulación debe seguir ciertos principios para ser eficiente.
Mejorar la distribución del Ingreso: El Estado busca alcanzar un sistema de reparto más igualitario o al menos, asegurar un
mínimo para que las personas puedan sobrevivir.
Se encarga de la producción de algunos bienes y servicios: El Estado, ya sea por sí mismo o contratando a empresas privadas,
asegura la provisión de algunos bienes y servicios que son necesarios para las personas pero que no son rentables para las
empresas. Por ejemplo, algunos gobiernos se encargan de la provisión de servicios de telefonía en zonas aisladas.
Fallos de mercado: Son situaciones donde el mercado no es capaz de asignar los recursos de forma eficiente (la luz de las calles,
el alcantarillado, etc)
En el siglo XXI la inmensa mayoría de los países tienen una economía mixta, que puede estar más cerca de la economía de
mercado, o de la economía planificada, pero siempre tendrá un poco de ambas.
Un ejemplo del sistema mixto es el llamado Estado de Bienestar. Bajo este sistema, la mayoría de las decisiones económicas se
toman en el mercado pero, el Estado desarrolla un conjunto de actividades con el fin de alcanzar algunos objetivos sociales y
distributivos. En general, el Estado utiliza parte de su presupuesto para asegurar que todos los ciudadanos alcancen un mínimo
de recursos para poder vivir dignamente. Usualmente, estos recursos incluyen: (i) atención sanitaria, (ii) educación básica, (iii)
vivienda, (iv) alimentación y (v) dinero en períodos de desempleo o vejez.
Después de la Segunda Guerra Mundial y vistas las limitaciones que presentaban los dos sistemas económicos existentes hasta
la fecha: el sistema de economía de mercado y la planificación centralizada, se comenzó a aplicar un nuevo sistema en la mayor
parte de los países de Europa occidental, el sistema de economía mixta, que busca combinar las ventajas de los otros dos.
Actualmente, la mayoría de las economías del mundo han optado por el sistema de economía mixta. Todas combinan
elementos propios de los dos sistemas, aunque el grado de intervención del Estado, es muy diferente en unas que en otras.
Por ejemplo, en las economías europeas, el papel del Estado suele tener un peso mayor que en Norteamérica. En cambio, en
economías como la de China, que se considera planificada, aunque el Estado es el gran protagonista, en ciertas regiones y
sectores, se permite la acción del mercado. Consecuentemente, también acaba combinando elementos de los dos sistemas.
En general, hablamos de economías de mercado cuando nos referimos a aquellas en las que predomina la acción de los
mecanismos de mercado, y planificadas, aquellas donde las mayoría de las decisiones económicas están basadas en la acción
estatal; pero en la práctica, todas (o la gran mayoría) de las economías existentes combinan elementos de ambas y por tanto,
son economías mixtas.
Un sistema capitalista se basa principalmente en que la titularidad de los recursos productivos son de carácter privado. Es decir,
deben pertenecer a las personas y no una organización como el Estado. Dado que el objetivo de la economía es estudiar la
mejor forma de satisfacer las necesidades humanas con los recursos limitados que disponemos, el capitalismo considera que el
mercado es el mejor mecanismo para llevarlo a cabo. Por ello, cree necesario promover la propiedad privada y la competencia.
Los factores fundamentales de producción son el trabajo y el capital. El capitalismo propone que el trabajo se proporcione a
cambio de salarios monetarios y debe ser aceptado libremente por parte de los empleados. La actividad económica se organiza
de manera que las personas que organizan los medios de producción puedan obtener un beneficio económico y aumentar su
capital. Los bienes y servicios se distribuyen mediante mecanismos de mercado, promoviendo la competencia entre empresas.
El aumento de capital, por medio de la inversión ayuda a la generación de riqueza. Si los individuos persiguen el beneficio
económico y la competencia en el mercado, aumentará la riqueza. Y con el aumento de riqueza, aumentarán los recursos
disponibles.
Las economías capitalistas se caracterizan principalmente porque empresas e individuos producen e intercambian bienes y
servicios en el mercado por medio de transacciones económicas a través de determinados precios. De este modo, puede
señalarse que es el individuo el que por medio de organizaciones empresariales o financieras lleva la iniciativa económica y
toma decisiones.
El sistema opuesto en términos de propiedad privada al capitalismo es el socialismo, que básicamente defiende el concepto de
propiedad social de los elementos de producción o de los bienes. De este modo, a raíz de la defensa de la propiedad privada
surgen el resto de características capitalistas: defensa de intereses propios e individuales, los sistemas de precios y la existencia
de competencia en el mercado.
Con el paso de los años, las posturas socialistas han ido evolucionando desde sus premisas más clásicas hasta una postura más
abierta y aceptante del libre comercio. Bajo ciertas premisas básicas como el control de los gobiernos en el ámbito económico y
financiero y la protección del ciudadano para evitar situaciones de desigualdad o abuso social. Se trata de sistemas económicos
mixtos conocidos como socialismo de mercado o socialdemocracia.
Económia latinoamericana
(CNN Español) — Hay razones para ser moderadamente optimistas, con algunos matices, sobre el panorama económico general
de América Latina en este año 2019 que apenas comienza. Si en el año pasado predominó la política electoral, por los comicios
presidenciales y de congreso que tuvieron siete países de la región, en este nuevo año seguramente predominará la economía,
por los grandes retos de crecimiento, endeudamiento, gasto público, reformas e informalidad que viven la gran mayoría de
países de la región. Además, hay gran expectativa sobre el rumbo que tomarán los nuevos gobiernos de tres gigantes
latinoamericanos: Brasil, México y Colombia.
El primer gran desafío económico que enfrentan la mayoría de los países latinoamericanos es el abultado endeudamiento de
sus respectivos estados. El caso más dramático es el de Argentina. Luego de varios años de pésimo manejo económico, el nuevo
gobierno de Macri, aunque reconoció que el país iba por un camino equivocado, no logró implementar a tiempo los ajustes y
reformas necesarias para enderezar el rumbo, atemorizado por la impopularidad de algunas de estas medidas y paralizado por
su falta de liderazgo, viéndose obligado a pedir un enorme rescate de 57.000 millones de dólares al Fondo Monetario
Internacional. Este caso enseña que algunas de las reformas económicas más urgentes hay que aplicarlas pronto, porque de lo
contrario, las cosas pueden empeorar.
Según el Banco Mundial, el endeudamiento de la región latinoamericana, en porcentajes del Producto Interno Bruto, está
liderado por Venezuela (80,9%), Argentina (80,0%), Brasil (78,0%) y el Salvador (76,3%). Le siguen Uruguay (60,6%), Nicaragua
(52,5%), Costa Rica (52,4%), Bolivia (51,6%), Colombia (48,1%), Ecuador (46,4%) y México (45,3%). Al respecto, la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe indica con preocupación un aumento de casi un 80% de la deuda externa bruta de
América Latina entre 2009 y 2017. Es cierto que algunas potencias económicas tienen deudas muy superiores a las de los países
latinoamericanos, entre ellas China con un endeudamiento equivalente al 268% de su PIB. Sin embargo, también es cierto que
el ritmo de crecimiento, la solidez y la dinámica de su economía les permite este tipo de manejos.
Asimismo, la inversión extranjera ha venido cayendo en los últimos años, debido a la disminución de la demanda de materias
primas o commodities, lo cual tiene su razón de ser en la desaceleración económica de las principales potencias económicas,
pero también, en la inestabilidad política y al riesgo-país de una América Latina que, en general, experimenta con mucha
frecuencia el peligro de una izquierda populista que sabe aprovecharse de la desigualdad y la inequidad social para prometer
idilios inviables desde las realidades económicas.
Ahora bien, respecto al reto del crecimiento económico, la agencia Moody’s Analytics destaca 2019 como un año de
recuperación económica general para la región latinoamericana: “Perú será el país con la mayor expansión en 2019, con un
3,7%; seguido de Colombia, con un 3,3%; Chile con un 3,2% y Uruguay con un 3,1%. Brasil, la mayor economía de la región,
podría encaminarse hacia un 2% el próximo año, mientras que México, en el segundo puesto, se desaceleraría a un 1,6%. Por su
parte, la economía de Argentina se contraerá un 0,8% en 2019, mientras que el PIB de Venezuela se reducirá en un 8%”.
La Cepal coincide con Moody’s respecto a un mejor panorama económico para la región, afirmando que el crecimiento será de
1,7%, esto en medio de un ambiente de turbulencia: “los países de América Latina y el Caribe enfrentarán un escenario
económico mundial complejo en los próximos años, en el cual se espera una reducción de la dinámica del crecimiento, tanto de
los países desarrollados como de las economías emergentes, acompañada por un aumento en la volatilidad de los mercados
financieros internacionales. A esto se suma el debilitamiento estructural del comercio internacional, agravado por las tensiones
comerciales entre Estados Unidos y China”.
Por otro lado, existen otros desafíos importantes para América Latina que frenan el crecimiento y que preocupan durante este
nuevo año económico. Uno de ellos es la competitividad. Según el índice de competitividad del Foro Económico Mundial,
América Latina ha perdido competitividad frente al mundo. Con excepción de países que mejoraron su calificación, como Chile
(subió 3 lugares), Honduras (subió 2 lugares) y Paraguay (subió 1 lugar), los demás descendieron en este importante indicador.
Por ejemplo, Colombia, Perú y Brasil cedieron 3 lugares, Panamá bajó 9, mientras que Venezuela continúa su descenso hacia los
últimos lugares de la lista.
A su vez, preocupa la institucionalidad, los altos impuestos, las complejas regulaciones y el cambio de reglas de juego para las
empresas en la región. No es posible tener verdadero desarrollo social sin crecimiento económico, al tiempo que resulta
imposible lograr crecimiento económico sin un sector empresarial amplio, fuerte y dinámico. Es por esto que Latinoamérica
debe hacerse viable y atractiva para las empresas, tanto extranjeras como locales. Sin embargo, en el mundo actual ya no basta
con tener un denso tejido empresarial, también se requiere que las nuevas empresas estén preparadas para afrontar los retos
de la cuarta revolución industrial que está empezando, la de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial. Sin esto, no habrá
futuro para nuestras empresas. Aún con los atrasos que tenemos en términos de infraestructura y tecnología, debemos
acelerar el ritmo en temas como la destrucción y creación de empleos a partir de la nueva revolución económica. Este es el gran
reto.
Por otra parte, la región tendrá que aprovechar de una mejor manera las AlianzasPublico Privadas (APP), las cuales han sido de
gran ayuda para mejorar la infraestructura en los países desarrollados. Nuestros niveles de deuda nos obligan a mirar a las APP
como socios necesarios en la disminución de las brechas sociales, por medio de infraestructura de alta calidad para todos.
Económia europea
La Comisión Europea mantiene sus previsiones de crecimiento del 1,2% para el 2020. Es un porcentaje de mejora muy débil,
pero con ello la zona euro encadenará su mayor periodo de expansión desde la creación de la moneda única en 1999. También
eleva la previsión de incremento del producto interior bruto español (PIB) hasta el 1,6% y lo iguala con la que hace pocos días
efectuó el Gobierno.
La continuidad del crecimiento europeo se sustenta en la demanda interna, especialmente el consumo, impulsado por la
creación de empleo, el aumento de los salarios y los bajos tipos de interés. Los principales países, especialmente Alemania, se
resisten a utilizar sus márgenes fiscales para incrementar la inversión pública, tanto en infraestructuras como tecnología, y ello
hace que el ritmo de crecimiento económico sea tan moderado. Los llamamientos de la nueva presidenta del Banco Central
Europeo, Christine Lagarde, para que se refuerce el impulso positivo de la política monetaria expansiva han caído en saco roto.
El crecimiento económico puede verse afectado por el impacto de la epidemia del coronavirus
La tasa de inflación media de la zona euro se mantendrá también en niveles reducidos por el momento, lo que garantiza el
mantenimiento de la actual política de bajos tipos de interés. Los técnicos de Bruselas han elevado una décima sus previsiones
hasta el 1,3% en el 2020 y el 1,4% en el 2021, pero son porcentajes que todavía están lejos del 2% fijado como objetivo por las
autoridades monetarias. En esa ligera elevación de las previsiones de inflación influyen las subidas salariales registradas en el
conjunto de países europeos y la perspectiva de un moderado encarecimiento del petróleo.
Los países de la zona euro están perdiendo una ocasión de oro, como es la actual, con bajos tipos de interés, para afrontar el
proceso de inversión pendiente para impulsar la innovación tecnológica y la digitalización de la economía que deben
acompañar la ineludible transición ecológica para combatir el cambio climático. Ello es clave, además, para estimular la
productividad, el crecimiento y el posicionamiento de Europa en el conjunto del mundo.
España es uno de los grandes países del euro que todavía crecerán por encima de la media de la Unión Europea. El crecimiento
previsto del 1,6% contrasta con el 0,3% de Italia, que es el país cuya economía crecerá menos, y con el 1,1% que registrarán
Francia y Alemania. Ante ese escenario, España sólo puede confiar en sus propias potencialidades para garantizar la mejora de
su economía y del empleo, ya que poco puede esperar de la demanda de su entorno más cercano.
Pese a lo moderado de las previsiones de crecimiento, no está garantizado que se puedan alcanzar, ya que son varios los riesgos
que amenazan la economía mundial y también la europea. En este sentido, en Bruselas preocupa especialmente el impacto que
pueda tener la epidemia del coronavirus en la actividad económica.
Barcelona, con la suspensión del congreso mundial del móvil, ha vivido ya el primer impacto económico del coronavirus en
Europa. El temor de Bruselas es que el comercio exterior y los flujos de aprovisionamiento puedan verse afectados si la
epidemia se prolonga en el tiempo, se expande y se generalizan las cuarentenas. China ya acusa un menor crecimiento por todo
ello y la incertidumbre es evidente.
Al coronavirus se suma la incertidumbre de los acuerdos post-Brexit que hay que negociar con el Reino Unido y del diálogo con
Estados Unidos para evitar un recrudecimiento de la guerra comercial, cuyo resultado es clave para incrementar la confianza e
impulsar las inversiones. La situación financiera de Argentina y los problemas de otros países de Latinoamérica, el
empeoramiento de las tensiones geopolíticas de Oriente Medio y los eventuales impactos del cambio climático son otros
riesgos que también pesan en el horizonte.
Ideales Nacionalistas
El nacionalismo es una ideología y movimiento sociopolítico que surgió junto con el concepto de nación, propio de la Edad
Contemporánea en las circunstancias históricas de la llamada era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución
burguesa, Revolución liberal) desde finales del siglo XVIII.
También puede designar al sentimiento nacionalista y a la época del nacionalismo. En esta entrada, haremos referencia al
nacionalismo como movimiento sociopolítico.
Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único referente identitario, dentro de una
comunidad política; y parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el Estado:
El principio de la soberanía nacional: que mantendría que la nación es la única base legítima para el Estado.
El principio de nacionalidad: que mantendría que cada nación debe formar su propio Estado, y que las fronteras del Estado
deberían coincidir con las de la nación.
El término nacionalismo se aplica tanto a las doctrinas políticas como a los movimientos nacionalistas: las acciones colectivas de
movimientos sociales y políticos tendentes a lograr las reclamaciones nacionalistas.
En ocasiones también se llama nacionalismo al sentimiento de pertenencia a la nación propia, algo en principio identificable con
el patriotismo, pero distinto si va más allá del mero sentimiento e incorpora contenido doctrinal o acción política en un sentido
concreto.
historiografía también usa el término nacionalismo para referirse la época del nacionalismo: el periodo histórico de formación
de las naciones y el surgimiento de la ideología y movimientos nacionalistas, lo que ocurrió en torno al siglo XIX, coincidiendo
con las revoluciones liberales o revoluciones burguesas. En el siglo XX se produce una renovación del nacionalismo, en el
periodo de entreguerras vinculado al fascismo, y tras la Segunda Guerra Mundial vinculado al proceso de descolonización y al
tercermundismo, cuando surgen numerosos grupos denominados Movimiento de Liberación Nacional.Hay dos conceptos de
nación:
La histórica (también llamada “objetiva“), la romántica (o “subjetiva“) que hace depender la nación de la voluntad de sus
habitantes, una idea de los románticos alemanes (Johann Gottfried Herder, y Johann Gottlieb Fichte) y de Alphonse de
Lamartine a finales del siglo XIX, pero es inaplicable a la teoría del Estado.
El nacionalismo primero, es cultural y corresponde al idealista de los filósofos alemanes, Johann Gottfried Herder, y Johann
Gottlieb Fichte, que posteriormente fue deformado y exagerado, reorientado hacia la conquista del poder y ha dado
fundamento a los grandes proyectos nacionalistas de carácter político que habían conducido al estado fascista en Italia, nazi en
Alemania, al franquismo en España, y al salazarismo en Portugal. El nacionalismo parece, así, la fuente de las dictaduras
modernas. En el comunismo, la derivación nacionalista permitió el triunfo del comunismo en un sólo país (frente al
universalismo de la Primera y la Segunda Internacional).
Johann Gottfried Herder se opone a la idea ilustrada de la razón, porque el hombre es un organismo completo y no se le puede
fragmentar, es un ser unitario y es necesario utilizarlo articuladamente. Para hacer historia es necesario el Einfühlung, que es
sentir dentro del otro, la empatía, y dentro de ella hay dos tipos, una que es posible y otra que es imposible. Por ejemplo:
Para entender la poesía escandinava antigua, es necesario haber cruzado el Mar del Norte y sufrir una tormenta, como él ha
sufrido.
Para conocer los textos de la Biblia, hay que vivir como pastores nómadas, no sirve solo la razón.
Según Herder, una persona no puede separarse de su contexto, por eso predomina el lenguaje, que no nos sirve sólo para
transmitir ideas, sino que es algo vivo que centra sentimientos y razón.
La razón está unida al lenguaje, no se puede pensar sin lenguaje (“lo que no se puede expresar, no se puede pensar”) pero para
Herder no es algo artificial en el hombre, sino que es una creación espontánea y popular. El lenguaje para Herder no es solo un
instrumento. Otra idea sobre esto es que no hay un solo lenguaje, sino varios como el metafórico o incluso otro anterior basado
en gritos o gestos. A medida que el lenguaje se vuelve más reflexivo, pierde interés, y por eso Herder investiga sobre las
primeras literaturas. También buscará otros lenguajes que van a ser un componente del espíritu de un pueblo.
Herder fundará la Filología Eslava. Herder pierde la idea del gusto, con el que se medía la belleza de las obras de arte en el siglo
XVIII, y plantea que no hay ideales del gusto, sino que estos dependen de cada cultura y momento histórico.
Johann Gottlieb Fichte, por su parte, no aceptaba el argumento kantiano sobre la existencia de los noumena o «cosas en sí»,
realidades supra-sensibles más allá de las categorías de la razón humana. Veía la rigurosa y sistemática separación entre las
«cosas en sí» y las cosas «tal y como se nos representan» (phenomena) como una invitación al escepticismo.
En vez de aceptar dicho escepticismo, Fichte sugirió radicalmente que se debía abandonar la noción de mundo noumenal (y la
“cosa en sí“) y en su lugar aceptar el hecho de que la consciencia no tiene su fundamento en el llamado «mundo real»
representado imaginariamente como “afuera” de la consciencia cognitiva. De hecho, Fichte es famoso por su original
argumentación de que la consciencia no necesita más fundamento que ella misma: de esta forma, el conocimiento no parte ya
del fenómeno, sino del Sujeto en cuanto dota de sentido al mismo proceso cognitivo. Es así que se crea el Idealismo: la realidad
epistemológicamente hablando, es un producto del sujeto pensante, en contraposición al realismo ingenuo y al empirismo, el
cual afirma que los objetos a conocer existen independientemente del sujeto que los percibe.
Esta noción finalmente se convirtió en la característica definitoria del Idealismo Alemán y, por lo tanto, en la clave esencial para
la comprensión de la filosofía de Hegel. Fichte aunque en alguna medida rompe con el criticismo de Kant, es al mismo tiempo el
enlace entre Kant, -su maestro-, y el giro hacia el Sujeto que caracterizará a todo el Idealismo Alemán. En este sentido y a pesar
de las opiniones escritas de Kant mismo, Fichte se ve a sí mismo como continuador consecuente de la obra de Kant. Según
Fichte (Fundamento de toda Doctrina de la Ciencia) se trata en última instancia de proseguir las consecuencias epistemológicas
y ontológicas contenidas en la postulación del Sujeto kantiano. Las categorías en Kant no tienen génesis, son dadas, son innatas,
mientras en Fichte las categorías sí tienen génesis, pues son autopoyéticas, se construyen en la interacción universal y necesaria
entre el “Yo” y el No-Yo”, y su síntesis.
En su famoso trabajo Fundamento del derecho natural, Fichte establece que la auto-consciencia es un fenómeno social. Es
decir, él afirma que aunque su existencia depende de los objetos del mundo externo, sin embargo, la mera percepción de estos
objetos externos depende de la auto-consciencia. La solución de esta paradoja, para Fichte, es que un ser racional adquiere su
consciencia plenamente cuando es «evocado» como consciente por otro ser racional fuera de él mismo.
A causa de esta necesidad de relación con otros seres racionales para la consecución de la consciencia, Fichte afirma que debe
haber una «relación de derecho» en la cual haya un mutuo reconocimiento de racionalidad por ambas partes. Fichte siempre
estuvo vinculado a los valores de la Revolución Francesa y a la defensa de su Patria dividida frente a la Invasión de Napoleón y a
la Poliarquía pre-moderna que la gobernaba en desunión y sin Constitución. En economía desconfiaba del Librecambismo, y sus
consecuencias y abogó por llamado “Estado comercial cerrado” que implica una economía regulada y solidaria, con elementos
de proteccionismo frente a la irracionalidad del mercado.
Al final de su vida, y con la Restauración y la Contrarreforma andante en Alemania, se le acusó de Ateísmo y se le expulsó de la
Universidad. De origen humilde, logró estudiar con grandes sacrificios, fue admirador de Kant, pero sus aportes tienen una
originalidad propia. Fue además iniciado en la Francmasonería en Suiza.
El nacionalismo político
El nacionalismo aparece con la idea moderna de estado-nación (antes, los nacionales eran “súbditos del rey”), tras las
revoluciones inglesa y francesa, y la independencia de los EE.UU. En palabras de Karl Marx:
“Antes de la revolución francesa, los pueblos no sabían que podían ser libres”
El nacionalismo político vive su edad dorada a finales del siglo XIX y comienzos del XX. La independencia de las colonias
españolas y portuguesas, la desintegración de los grandes imperios centroeuropeo (Turco y Austrohúngaro) y el inicio de la
descolonización hacen aparecer una miríada de pequeñas naciones ansiosas de reconocimiento y señas culturales e identitarias
propias. Europa es una región de penínsulas.
En la historia del nacionalismo moderno, el primer derecho que es reconocido es el de la libre determinación, con motivo de la
independencia de Grecia en su lucha contra los otomanos (entre 1821 y 1832), una lucha que movilizó a un gran sector de la
intelectualidad europea, bajo la consigna del derecho a la libre determinación de los griegos en una guerra de independencia
contra el imperio otomano.
En la internacional socialista de 1892, los marxistas austriacos (principalmente Otto Bauer), introdujeron por primera vez el
derecho de autodeterminación, y su construcción se hizo por parte de los principales intelectuales dentro del imperio
austrohúngaro, que era un mar de pueblos diferentes. Entre los que lo diseñaron, destacaron los judíos, que en aquel tiempo
estaban sin territorio.
En estados antiguos, la independencia es sólo mediante una guerra civil. Sólo si hay fuerzas para derrotar en el campo de
batalla a tu enemigo (el estado) uno se puede hacer escuchar e independizarse. Al estilo del juicio de Salomón una criatura no
puede tener dos madres, y dos estados no pueden convivir en el mismo territorio.
En EE.UU., por ejemplo, hay un proyecto de independencia y una guerra civil que lo resuelve.
En Escocia, en cambio, hay acuerdo de unión con Inglaterra, por medio del Acta de Unión de 1707 (que une dos naciones en un
único estado). En 1707 el espíritu, el concepto civil de pertenencia a un estado era diferente. La unidad es fruto de un acuerdo,
un contrato. Es el primer precedente moderno de reinos unidos, federaciones y confederaciones. Este acuerdo se hace en el
contexto del reciente Settlement de 1701, que establece la primacía del parlamento, y se trae a un rey de un territorio alemán
casi insignificante (Jorge I). El acta de unión no es más que la aceptación por parte del parlamento escocés, se subsumirse como
parlamento dentro del parlamento inglés. Irlanda siempre había sido una colonia, igual que EE.UU. antes de su independencia.
Karl Marx, por ejemplo, durante su etapa profesional como periodista, publicó para el New York Daily Tribune en 1854 una serie
de artículos, que posteriormente fueron publicados, traducidos por Andreu Nin, como “La España Revolucionaria”. En uno de
estos artículos, dijo que el principio de autodeterminación no era aplicable a países como Francia, Portugal, España (habla en
realidad de “las Españas” como un conjunto heterodoxo de pueblos con una identidad común) e Inglaterra (con la excepción de
Irlanda, que está separada del resto por cuestiones religiosas), porque eran naciones preexistentes, ancestrales, donde no había
habido una ocupación o usurpación del poder. Como han logrado la unidad por razones históricas, no cabe autodeterminación.
La autodeterminación sólo existe para países colonizados por una metrópoli exterior.
En filósofo español José Ortega y Gasset es frecuentemente citado por los movimientos nacionalistas políticos vasco y catalán
y, por extensión, en otros movimientos nacionalistas europeos Según Ortega, en “la España invertebrada“, la nación es “un
proyecto sugestivo de vida en común“) una idea que también toma la Falange. Sin Imperio, sin proyecto exterior, no hay unión
porque falta lo esencial. Según Ortega, el separatismo catalán y vasco derivan del carácter individualista del pueblo español,
que al no tener una gran empresa exterior, un proyecto imperial, se vuelve sobre sí mismo y se hace cainita, enemigos unos de
otros. Por tanto, es culpa de los españoles, de su carácter. “La unidad de destino en lo universal” y “el proyecto nacional” son
concepciones orteguianas, que luego son apropiadas por los nacionalistas. Sin embargo, Ortega ignora que las naciones
antiguas no son proyectos, sino realidades preexistentes. Ser un proyecto requiere depender de la voluntad de alguien que
proyecte.
Actualmente, la autodeterminación es un derecho reconocido por la ONU a los territorios que hayan sido o sean colonias de
países extranjeros.
Un nacionalismo político aspira a un territorio en el que vivir. El nacionalista auténtico está dispuesto a que haya
independencia a cualquier coste, incluyendo una guerra civil. Nacionalismo, militarismo y populismo es una combinación
peligrosa. En palabras de G. M. Taber:
“El nacionalismo demagógico ha incitado durante siglos a los fanáticos culpando de todos sus problemas a otros grupos.”
El nacionalismo es tradicionalmente, una ideología de derechas. La clase obrera es la gran perdedora de todos los procesos
nacionalistas. Los nacionalismos clásicos son ideologías pro-oligarquías locales, de derechas.
Marx dijo también que el nacionalismo es una ideología burguesa y de derechas, jamás de la clase obrera, cuya misión no es
crear ni fundar naciones, sino luchar por la conciencia de clase obrera y favorecer la creación de empresas y fabricas (no
naciones). Literalmente:
La teoría marxista, desarrollada por Lenin ante la I Guerra Mundial, sostenía que los obreros alemanes no iban a disparar contra
los franceses, que la conciencia de clase iba a prevalecer sobre el nacionalismo. Sin embargo, se ve desmontada por los hechos:
el nacionalismo abole la conciencia de clase.
El nacionalismo es la ideología más fuerte jamás inventada. Donde hay nacionalismo, no hay libertad. Un nacionalista no acepta
otro objetivo final que no sea la independencia completa. Se crean enemigos exteriores a los que se hace culpable de los
problemas, un recurso típico del nacionalismo populista. Casi todos los nacionalismos incorporan una visión que tiende al
totalitarismo. En palabras de George Orwell, sobre el nacionalismo:
“Los nacionalistas no sólo no desaprueban los hechos atroces realizados por su bando, incluso tienen una capacidad increíble
para ni siquiera oír hablar de ellos”
Paradójicamente, en los últimos años, las oligarquías económicas y financieras se han globalizado, y las izquierdas adoptan
ahora el nacionalismo como un intento de usar el estado para defender los derechos adquiridos y las conquistas sociales.
Así, Antonio Gramsci habla de patriotismo. El capital no tiene patria, porque va buscando el beneficio por encima de cualquier
otra consideración. El patriotismo verdadero sólo puede venir de quienes tienen el trabajo en el lugar. Por tanto, según
Gramsci, el patriotismo obrero es más de fiar.
En los casos de pueblos humillados, se fomenta fácilmente el nacionalismo y el complejo de inferioridad, y por medio de un
mecanismo inconsciente de compensación, se llega al complejo de “niñitos de oro” (“golden childs”), que es el deseo y la
creencia de ser únicos, especiales y diferentes de los demás en todo. Por eso, los bloqueos comerciales y las sanciones
normalmente favorecen el nacionalismo más cateto y victimista, son contraproducentes y favorecen las relaciones comerciales
ocultas (es decir, la hipocresía).
Los gobernantes explotan el complejo de inferioridad de los gobernados a pesar que el bloqueo sea justo, pues “los trapos
sucios se lavan en casa” pero “mato a quien insulte a mi familia”. Se trata del orgullo de la pobreza, del famoso adagio “soy
pobre pero honrado”. No hay ninguna calidad moral en ello, pues la verdad no importa demasiado a una gente que está cegada
por su orgullo.
En todo tipo de regímenes y circunstancias, toda sanción desde el exterior a una nación se transforma inmediatamente en una
solidaridad y apoyo de la población sancionada a los jefes y gobernantes y un fomento del nacionalismo. En la España
franquista, por ejemplo, existían nacionalismos de derechas (requetés de Conde) y de izquierdas (falangistas de José Antonio).
Franco establece un precedente mediante el decreto de unificación de ambos, uniéndolos en un solo grupo, para evitar que
hubiese conflictividad (entre ellos no se fían, de modo que se vigilan unos a otros).
Las organizaciones campesinas, también llamadas organizaciones locales, comunitarias, rurales o populares son agrupaciones
de base, formales o informales, voluntarias, democráticas, cuyo fin primario es promover los objetivos económicos o sociales de
sus miembros. Independientemente de su situación jurídica o grado de formalización se caracterizan por ser grupos de
personas que tienen por lo menos un objetivo común. Actúan conjuntamente ante las autoridades locales asociadas a la idea
del desarrollo “de abajo hacia arriba” y constituyen mecanismos para la obtención de créditos, insumos, capacitación y otros
servicios promoviendo el bienestar de sus miembros.
Los pequeños agricultores, trabajadores rurales, campesinos sin tierra, y otros grupos desventajados de la población rural no
tienen poder de negociación suficiente para lograr que sus pedidos sean atendidos. De ahí la importancia de agruparse y aunar
esfuerzos para formular ante las autoridades demandas que representen los intereses de la totalidad de sus miembros.
No obstante el bajo nivel organizativo de los agricultores de la Región se observa que existe una gran variedad de grupos de
autoayuda, que van desde los autóctonos a los consejos comunales y sociedades cooperativas registradas. Puede intentarse así
presentar una tipología abierta de organizaciones campesinas, dejando la posibilidad que puedan entrar otros grupos
participatorios.
Comunidades campesinas
Existe en la Región una rica experiencia en organizaciones sociales y de desarrollo comunitario, con caracteres que les han
permitido persistir a través del tiempo y a pesar de la marginación que han soportado. Esos caracteres son, entre otros, la
homogeneidad étnica y cultural, el trabajo en común, la ayuda mutua y el empleo de tecnologías vernáculas.
Las comunidades campesinas, difieren según sus características culturales, ecológicas, evolución histórica, etc., pero todas se
caracterizan por tener relaciones de producción basadas en el trabajo familiar o bajo formas colectivas entre los comuneros.
Producen sus alimentos básicos con sistemas ancestrales y escasa dotación de recursos, siendo los focos donde se concentra la
extrema pobreza.
Las organizaciones comunitarias de base actúan como intermediarias entre los agricultores de escasos recursos y las
instituciones de investigación y extensión externas. Muchas de ellas se agrupan en federaciones u organizaciones de segundo
grado. Como continuidad a las actividades de intermediación, las federaciones adaptan y difunden tecnología en programas
que ellas mismas controlan y administran y constituyen un grupo de presión hacia el sector público y las ONG's agrícolas para
orientar su actuación a las necesidades de las familias rurales pobres.
Trabajar en el sindicato es tomar conciencia de que todo está mediatizado por un sistema de relaciones que es difícil de
analizar, porque tiende a naturalizarse. Hay que subir a la conciencia crítica, desarrollar un pensamiento crítico sobre el sistema
de relaciones entre hombres y mujeres. (Frente al pensamiento único, el pensamiento crítico).
Es cierto que el número de mujeres afiliadas a los sindicatos es inferior al número de hombres (entre 30 y el 50% del total es
afiliación femenina), también es inferior el número de mujeres con empleo. A menudo en el interno del sindicato lo que
percibimos es que se traslada miméticamente la posición que tenemos las mujeres en la sociedad, y se nos trata de igual
manera.
En el interno de la organización, vemos cómo el trabajo de los Departamentos de la Mujer ha tenido que enfrentar las
siguientes características:
Invisibilización
La participación directa de las mujeres sindicalistas a todos los niveles, desde el nivel de delegada sindical. Salen elegidas, son
miembros del Comité, pero no son ellas las que negocian los Convenios Colectivos. La escasez de mujeres en los órganos de
dirección. Se las excluye abierta y deliberadamente.
Los miembros de los pueblos indígenas también son trabajadores, ya sea en las llamadas ocupaciones tradicionales (ligadas a
los derechos colectivos) o, cuando migran fuera de sus territorios tradicionales, empleados o autoempleados en zonas rurales o
urbanas.
Las estadísticas nacionales en América Latina relativas a trabajo forzoso, trabajo infantil, trabajo doméstico y trabajo en la
economía informal muestran que la gran mayoría de trabajadores inmersos en estas situaciones de precariedad y explotación
laboral son trabajadores indígenas.
Solo por este hecho el sindicalismo tiene la obligación de defender y promover sus derechos.
Pero no es solo por ello, también hay un elemento vinculado a la acción política del sindicalismo. El sindicalismo no es solo
reivindicaciones de derechos económicos de sus ailiados, también lucha por un modelo de desarrollo sustentable basado en la
justicia e inclusión social, la igualdad sustancial y por un trabajo digno. Es decir, el sindicalismo lucha contra aquel modelo que
pretende mercantilizar bienes esenciales de las personas: su trabajo, su salud, el agua, la propiedad comunal de los territorios
de los pueblos indígenas, entre otros.
El movimiento sindical y los pueblos indígenas son actores protagónicos en la construcción e implementación de agendas
políticas dirigidas a la consecución de un modelo de desarrollo justo y ambientalmente sustentable. La relación entre ambas
fuerzas políticas no debería ser de subordinación o suplantación entre uno y otro, sino de coordinación entre iguales, en el
marco de un diálogo intercultural, de reconocimiento del otro y de respeto de su identidad.
En tal sentido, para el sindicalismo, el trabajo conjunto con los pueblos indígenas es políticamente estratégico. Se trata de
sumar fuerzas para luchar por un modelo de desarrollo alternativo, por seguir construyendo derechos y para hacerlos vigentes
en la práctica.
Este es el punto de partida para consolidar la incorporación en la plataforma programática de las organizaciones sindicales el
trabajo con las organizaciones indígenas, a in de promover el respeto de los derechos de los pueblos indígenas y fortalecer
procesos de alianzas y articulación de agendas políticas con sus respectivas organizaciones.