5 Ergonomia
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Dionisio tiene 20 años y está fuerte como un roble. Una empresa mayorista de pescado, llamada “El
salmonete”, lo ha contratado por medio año para realizar tareas de manipulación de cargas y también,
cómo no, para ayudar en todo aquello que haga falta.
Después de estar un tiempo en el mercado central cargando camiones distribuidores de pescado, la
empresa lo ha enviado a una de sus propias pescaderías.
Tiene que sustituir a Loli, una compañera que renunció aquejada de fuertes dolores de espalda.
El trabajo de Dionisio consiste en ayudar a Berta, la encargada del local, en las tareas diarias de la
pescadería: cargar las neveras, picar el hielo, preparar los mostradores con el pescado, atender a los
clientes, limpiar el local, etc.
A Dionisio le encantó el cambio. “¡Esto está mejor!; será más variado y descansado que trabajar todo el día
con las cajas arriba y abajo”, pensó.
Después de un mes, se encuentra cansado y ha cambiado de opinión... y para muestra, un botón.
Hoy el camión que reparte el pescado ha llegado con retraso y en la tienda ya hay clientes. Berta les está
atendiendo, mientras Dionisio comienza a descargar las cajas. Para no pasarlas por en medio de la tienda y
molestar a los clientes, Dionisio las coge de la camioneta una por una y las deposita en el suelo, justo a su
lado. Este movimiento lo realiza rápidamente porque tiene prisa, y sin girar los pies porque le resulta más
cómodo.
Mientras tanto, Berta está abalanzada sobre una merluza que le ha pedido un cliente y reniega de la
amplitud del Mostrador:
“Nunca tienen en cuenta a los bajitos cuando hacen las cosas. Piense que esto tenemos que hacerlo un
montón de veces cada día, y ni siquiera tenemos un gancho para alcanzar el pescado”- le explica al cliente.
Aprovechando un momento en que no hay gente en la pescadería (cosa poco frecuente), Berta le echa una
mano a Dionisio. Empieza a recoger las cajas del suelo y las traslada hasta la nevera que está en el fondo de
la tienda. Allí las vuelve a dejar en el suelo y le dice al chico:
-¡No hay manera de que arreglen las guías de los estantes de la nevera! ¡Con el trabajo que hay, es el colmo
que tengamos que levantar todas las cajas cada vez que necesitamos coger una!
Acuérdate de poner el calamar, la merluza y el atún encima de todo.
Dionisio asiente y comenta:
-¿Cómo es posible que una cosa tan fácil de arreglar lleve así más de un año? No me extraña que Loli esté de
baja; de Tanto doblar la espalda, y en este caso sin necesidad, los dos acabaremos como ella.
Mientras está haciendo estos comentarios, Dionisio, que lleva puestos guantes de goma, coge sin mirar una
de las últimas cajas que le quedan por transportar y se hiere con la punta de un clavo que sobresalía de la
madera. La lesión no es muy profunda, pero Dionisio tiene que acudir a un centro hospitalario para que lo
atiendan.
Berta se queda sola en la pescadería, y decide levantar de forma incorrecta una carga: realizando
movimientos bruscos y rápidos, doblando la espalda, etc.