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Edu Valores Universidad

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INTRODUCCIÓN

La educación de valores es una exigencia clave para el siglo XXI como proceso
que sirve para adaptarse a los imperativos del mundo en constantes cambios,
transformaciones, particularmente en las universidades como expresión del
desarrollo social, por lo que debe exigirse el derecho a ella y asumir el deber de
integración para su cuidado.1

Cuba desde el triunfo revolucionario en 1959 ha sostenido como pilar


indiscutible consolidar el desarrollo de la educación, para ello llevó a cabo una
campaña de alfabetización en la que se declaró a la nación el 22 de diciembre
de 1962 Territorio libre de analfabetismo, lo que constituyó un paso esencial en
el logro de la justicia social y la equidad.

Educar en valores desde el punto de vista filosófico no es más que liberar las
fuerzas existentes en la persona, despertar o avivar su capacidad de elegir
opciones libremente, considerando la responsabilidad inherente a cada
elección, en definitiva, ayudarle a descubrir los valores que viven, a analizarlos,
criticarlos, hasta que lleguen a ser verdaderamente suyos. 2 Para ello se cuenta
con los centros de enseñanza que constituyen instituciones relevantes de la
educación axiológica.

La educación de valores no es estática, sino que es un proceso sistémico,


dependiente de las circunstancias sociales, económicas, políticas y del entorno
físico; consecuentemente debe concebirse en acciones sistemáticas, oportunas
y viables para mejorar continuamente la situación biopsicosocial de la
población en cada contexto.3,4

Los estudiantes que se forman en las universidades deben caracterizarse por


su competitividad en el desempeño laboral científico técnico con sólidos
principios éticos, políticos e ideológicos acorde a las exigencias de la profesión.

Algunos afirman que se vive en una sociedad sin valores; otros advierten que
han aparecido nuevos asociados al actual paradigma socioeconómico y
cultural; también hay quienes expresan que el problema está en la existencia
de multivariedad de valores, lo que produce confusión y desorientación en la
actuación y valoración de los seres humanos.

Se requiere entonces de la contextualización y personalización sistemática en


cuanto a conocimientos y valores para el perfeccionamiento del proceso de
enseñanza aprendizaje y por tanto, la formación como profesionales con las
exigencias que demanda la sociedad actual. 5 Integrar los valores al aprendizaje
de manera intencionada y consciente significa no sólo pensar en el contenido
como conocimientos y habilidades, sino en la relación que ellos poseen con los
valores.

Para analizar el estado de la temática se llevó a cabo un estudio a partir de los


criterios de autores y resultados que se expresaron en artículos publicados en
las bases de datos SciELO, Medline y Lilacs, en las que se accedió a
información relacionada con la educación en valores en estudiantes
universitarios. Fueron empleados además referencias de artículos y otros
documentos publicados en revistas cubanas y textos nacionales e
internacionales dirigidos a dicha temática. Asimismo se consideraron
documentos rectores como el Programa Director para la educación en el
sistema de valores de la Revolución Cubana, 6 se hace referencia a que la
educación en valores es una prioridad del Estado y el Gobierno cubano, en
especial en la formación integral de las nuevas y actuales generaciones de
cubanos por diversas vías.

Se destacan las contribuciones de Bujardón Mendoza, 7 Socarrás


Sánchez,8 Mugarra Romero.9 En la Universidad de Ciencias Médicas de
Camagüey se implementó el proyecto de investigación institucional
Perfeccionamiento de la educación en valores en la Educación Médica
Superior.

Para acometer los retos que se propone la educación superior sobre la


educación en valores humanos es evidente la necesidad de propiciar el
desarrollo de este proceso para su incidencia en los estudiantes.

A partir de lo expresado se realizó el presente trabajo con el objetivo de


determinar los presupuestos teóricos de la educación en valores en estudiantes
universitarios.

DESARROLLO

El proceso docente educativo está concebido para educar valores,


particularmente en estudiantes universitarios; para lograrlo se necesita
encaminar el mismo hacia el modelo ideal de formación, desarrollar el vínculo
con la realidad a través de la formación socio humanista y determinar
estrategias didácticas que involucren a los galenos en una actividad
consciente, protagónica y comprometida.

En uno de los trabajos de Bustamante y Camejo 10 se aborda la necesidad de


formar un hombre nuevo en el período de construcción de la sociedad y expone
como fundamentos que la imagen de ese hombre que se quiere con los nuevos
valores y conciencia socialista, todavía no estaba formada, por lo que desde los
escenarios docentes debe fomentarse la educación de estos procesos para
poder desarrollar y transformar el futuro.

En ocasiones existen factores o condiciones que afectan, de alguna forma, los


procesos educativos de valores en estudiantes universitarios; por ello es
esencial colocar en el centro del objetivo el papel del profesor universitario
como protagonista, transformador, cultivador y principal responsable; sin duda,
un tema que responsabilizan a todos los que laboran en este empeño, 11 lo que
exhorta a la adecuada formación científica y de superación de los
profesionales, así como al empleo de adecuadas herramientas en aras de
brindar una educación de valores de manera progresiva.
Actualmente los valores deben ser contextualizados y dirigidos hacia los
estudiantes universitarios; son cualidades de la personalidad profesional que
expresan significaciones sociales de redimensionamiento humano y que se
manifiestan relacionadas a los modos de actuación. 12 Sus principios
interiorizados conforman la esencia del modelo de representaciones
personales, constituyen el contenido del sentido de vida y de la concepción del
mundo, permiten la comprensión, interpretación y valoración del sujeto; brindan
la posibilidad de definir el proyecto de vida integrado por objetivos y finalidades
para la actividad estudiantil, profesional y social.

La educación en el trabajo en la enseñanza universitaria tiene como objetivos


la contribución a la reafirmación de conocimientos y enseñanza de valores, el
fortalecimiento de habilidades y hábitos prácticos que caracterizan las
actividades de los estudiantes universitarios, se le dedica un cúmulo de horas
importantes dentro del diseño curricular.13

Las condiciones que se emplean en dicho proceso no se enseñan o aprenden,


ya que la educación de valores debe poseer un carácter intencional y
consciente, no sólo por parte del educador, sino también del educando, quien
debe asumir dicha influencia a partir de las exigencias sociales y profesionales.

Dentro de las condiciones necesarias para la educación de valores se


destacan:

1. Caracterizar al estudiante en cuanto a determinantes internas de la


personalidad como intereses, valores, motivación, actitudes y proyecto de vida. 
2. Conocer los entornos familiar, universitario y social donde se desempeñan
los estudiantes para poder determinar sus actuaciones y necesidades
formativas de valores. 
3. Definir modelos de educación de valores para los estudiantes universitarios.

Para lograrlo se necesita el desarrollo de la capacidad valorativa en el


estudiante, permitiéndole reflejar adecuadamente el sistema objetivo, así como
desarrollar la capacidad transformadora con significación positiva hacia la
sociedad.

La educación de valores en los estudiantes universitarios está dirigida hacia el


desarrollo de la profesión y constituye un pilar fundamental dentro de la
enseñanza profesional. Las universidades tienen el reto de tener en cuenta las
condiciones positivas que favorezca dicha enseñanza. 14 Dichos elementos son
componentes esenciales de cada estudiante, donde sus contenidos y formas
de expresión se resumen a través de conductas y comportamientos.

Es importante para educar valores la acción planificada, intencionada y


orientada que ejercen la familia, escuela y comunidad mediante el ejemplo
personal en las actuaciones de los adultos responsabilizados con el encargo
social de la formación de las nuevas generaciones, 15 las cuales garantizarán el
progreso y desarrollo justo de la sociedad, así como la enseñanza y
transmisión de experiencias a las futuras generaciones.
Las universidades han obtenido valiosos resultados en el logro de la
vinculación entre las actividades académica, laboral e investigativa. Para poder
convertir a Cuba en una gran universidad, es necesario que todo profesional
sea, potencialmente, un profesor universitario. 16 Por lo que se debe fomentar
desde etapas tempranas del pregrado, la formación pedagógica y de valores en
los estudiantes.

En la actualidad se requiere como complemento de la profesionalidad docente


el empleo frecuente de las tecnologías y coberturas informativas de
actualización mediante iniciativas y creatividades, así como estrategias para la
solución de problemas para perfeccionar el proceso docente, implementar el
trabajo en equipo en función de colegiar el progreso exitoso de su gestión. 17 Se
aspira entonces a un ser humano con una moral superior de estudio y trabajo,
de relaciones con la sociedad en la actividad profesional a desempeñar, ajena
a toda manifestación individualista.

En la búsqueda de la excelencia profesional y de valores es necesario alcanzar


un desarrollo continuo de la enseñanza universitaria sobre bases científicas
que sustenten la toma de decisiones y el quehacer diario de la educación
superior. En ese proceso, el trabajo educativo resulta ser un elemento esencial
donde se planifica, organiza, regula y controla el proceso
18
curricular  involucrando no solamente a estudiantes y profesores, sino también
el impacto de medios de enseñanza y tecnológicos aplicados hacia la
educación de valores de manera racional y consciente.

Se coincide con Serra Valdés 19 donde ilustra distintas realidades de la


dimensión ética de la atención médica cubana, así como la concepción de
valores, dejando claro el rol de las universidades y sus claustros profesorales
en la solución de estas como legítimo reclamo de la sociedad.

Autores como Amaro20 y Pernas et al21 han resaltado la importancia del ejemplo


de los docentes y estudiantes, porque las potencialidades para el
convencimiento que tiene el ejemplo que ofrece sistemáticamente cada
profesor dentro y fuera de los escenarios mediante su actuación profesional y
humana son inagotables; y si se trata de la interacción que se establece entre
los estudiantes universitarios y sus profesores, no solo se convence sino que
se pueden lograr transformaciones relevantes en la personalidad del educando.

A pesar de que el Nuevo Modelo Pedagógico pretende la construcción de


valores, principios, conocimientos prácticos y científicos como señala
Amaro20 son muy pocos los programas actuales de disciplinas y asignaturas en
la carrera de medicina que declaran su sistema de valores como parte de los
contenidos, incluso en aquellas que lo tienen no aparecen orientaciones
metodológicas específicas para trabajarlos, a pesar de la complejidad
pedagógica y psicológica de ese proceso, y menos aún cómo evaluar su
aprendizaje, lo que constituye una insuficiencia en el tránsito necesario del
macro al micro currículo.

Es válido mencionar la experiencia de Castro Bosch et al, 22 los cuales


consideran que el proceso de integración de lo social se analiza como
interacción con los miembros de la comunidad, y tiene como eje esencial y
mediador a la comunicación en los procesos educativos de valores, la cual
cumple el rol de ser un mediador sociocultural.

La conformación del banco de valores constituye según Bujardón Mendoza 7 un


tipo de trabajo metodológico que se diseña a partir del estudio de
caracterización de las etapas de desarrollo de la personalidad del individuo. El
mismo tiene por base el reconocimiento de los diferentes tipos y niveles de la
enseñanza en el proceso formativo de valores; hace énfasis en el papel de las
disciplinas y asignaturas dentro de la dimensión curricular y reconoce el lugar
significativo que corresponde a los objetivos de las actividades
extracurriculares. Se destaca aquí la importancia de las actividades
extracurriculares que juegan un papel fundamental en la formación integral de
los estudiantes.

Los universitarios requieren que los vean, los escuchen, los sientan pensar.
Una vez que esos ellos entran en contacto con profesores de elevada
preparación científica y humanística, que han visto, oído, y sentido el fervor de
aquellos que buscan desinteresadamente la verdad, estarán motivados para
continuar incorporando y desarrollando valores. Por el resto de sus vidas, o de
sus carreras, esas personas llevarán dentro de sí alguna defensa contra el
vacío interior y eso también significa expresar valores 23 y mantener un
compromiso permanente con la verdad y con el bien.

Si la universidad es ejemplo en la construcción de valores, se estará en el


camino de formar un estudiante activo, motivado, interesado por aprender
durante toda la vida. Se necesita entonces de una pedagogía estimulante de la
discusión, aunque la sustancia del debate no refleje más que la ignorancia
acerca de los aspectos más elementales de lo que se discute. 24 Solo así se
formarán estudiantes universitarios entrenados en comprender la complejidad,
enfrentados con la dificultad y ejercitados en la abstracción, siempre dotados
de un profundo sentimiento humanista.

El profesor sirve de modelo profesional a reproducir por el alumno, dirige y


corrige su interacción con el objeto y la búsqueda y asimilación de la teoría
pertinente, asume principalmente una tarea paradigmática, sirve de modelo
profesional a los estudiantes y también de orientación y dirección de su
aprendizaje, fundamentalmente de la formación de valores. 24 Es por ello que
profesores, escuela, familia y sociedad constituyen referentes que necesita el
estudiante universitario para formar y desarrollarse integralmente.

Se aspira a estudiantes integrales que practiquen la honradez, bondad,


modestia, solidaridad, responsabilidad, amistad, fortaleza, respeto, prudencia,
fidelidad, pertenencia, honestidad, tolerancia, ética y justicia. Se mencionan
estos valores sin otorgarle ningún grado de prioridad, considerando que lo
importante es que el estudiante universitario los aplique en las diversas
circunstancias en que se encuentre. La integralidad origina que la vida social
de dichos estudiantes alcance los más altos elogios que una sociedad puede
brindar.
En Cuba se han puesto en práctica múltiples experiencias para educación en
valores desde la Educación Superior. García Chediak et al 25 han insistido en la
necesidad de desarrollar el deber ser, el cual definen como la actitud, el
comportamiento y la voluntad de los individuos para realizar de forma particular
los actos, deseos y otras especificidades del orden psicológico, los que
cualifican y constituyen rasgos representativos y específicos en los que se
manifiesta el carácter de la persona ante lo positivo y lo negativo, en el proceso
formativo de los futuros profesionales en el nivel superior. Se consideran
interesantes sus postulados si se parte del hecho de que el proceso formativo
de los futuros profesionales en el nivel superior tiene como principal deber ético
el formar hombres para la vida.

Lo anterior significa lograr en los educandos cualidades morales y políticas que


les permitan asumir las actitudes y los deberes exigidos por cada escenario y
momento histórico. Lo cual debe lograrse a través de un proceso de
crecimiento personal sistemático que los aproxime al modelo de ciudadano que
requieren los actuales y los futuros tiempos, para ellos mismos y para el país y
el resto del mundo, recordar que la solidaridad es uno de los valores
esenciales. Se coincide con el bioeticista Smith 26 cuando expresa que el
ejercicio de la solidaridad es la acción que más satisface cuando se práctica
adecuadamente.

El proceso formativo de los estudiantes universitarios tiene que ser un modelo


de las cualidades humanas y las capacidades que deben caracterizar al
profesional cubano. Dichas cualidades morales estarán realzadas por la actitud
y los conocimientos profundos, sistemáticamente perfeccionados. Los
profesionales cubanos estarán comprometidos con su deber y serán
incondicionales, dispuestos, innovadores activos y conscientes cumplidores de
su compromiso esencial.27

Socarrás Sánchez8 ha propuesto un manual para el trabajo educativo del


profesor guía. La importancia de este material consiste en que contribuye a
elevar la preparación de los docentes para perfeccionar el proceso de
educación en valores. Cabe resaltar además los planteamientos de los autores
De Armas García et al28 cuando esgrimen que la calidad en la formación
integral no solo depende de los conocimientos y habilidades que desarrolle en
el currículo universitario, sino también de los intereses y valores que regulan su
actuación profesional a través de acciones planificadas en el proyecto integral
de trabajo educativo.

Por otra parte Mugarra Romero et al9 hacen énfasis en la dimensión curricular


como el proceso fundamental de la vida universitaria, en la cual se desarrolla la
labor educativa sobre la base del carácter científico del conocimiento, con el
propósito de formar un profesional de excelencia académica, de valores
revolucionarios y con una sólida formación social humanística. En concordancia
con lo anterior se considera que la dimensión curricular es la más efectiva para
llevar a cabo la educación en valores, pues permite que la labor educativa que
realiza el profesor penetre más directamente por medio de las asignaturas que
explica, por su consagración, su ejemplo personal, decoro y compromiso social.
Educar en valores sin lugar a duda constituye un proceso continuo que
comienza en la familia y se extiende más allá de la universidad. Para un
estudiante universitario no solo es importante recibir una cultura que contribuya
al fortalecimiento de su concepción humanista, sino también una mejor
comprensión de la valoración de la relación profesional. 29

La sensibilidad por la actividad profesional, así como la satisfacción por la obra


a realizar por parte de los estudiantes universitarios, se logra a través de
valores como el altruismo, colectivismo, compañerismo, la correcta conducta
social, el estudio consciente y sistemático, la honestidad, el mérito, el
patriotismo, la fidelidad a la Revolución, la solidaridad y la virtud.

CONCLUSIONES

La educación de valores en estudiantes universitarios constituye un proceso


sistemático, pluridimensional, intencional e integrado que garantiza la
formación y desarrollo de la personalidad del futuro profesional; lo cual se
concreta a través de lo curricular, extracurricular, extensionista e investigativo,
la educación en el trabajo y en toda la vida. La interrelación entre ciencia,
docencia y profesión, desempeña un importante papel en su formación.

Las universidades tienen la responsabilidad de potenciar su función formativa


con un carácter educativo para lograr profesionales integrales y competentes.
Ello constituye un reto para los profesores y trabajadores de las instituciones,
los cuales deben exigir la interdisciplinariedad desde el propio proceso docente
educativo, centrado en los estudiantes; lograr integración coherente de todos
los componentes didácticos, lo cual es muy importante en la dinamización de la
actividad.

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