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VILLEGAS SAMUEL Dionisio Inca Yupanki

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1

La participación de Dionisio Inca Yupanqui en las


Cortes de Cádiz, 1810-1814

Samuel A. Villegas Páucar1

Resumen. Inca Yupanqui fue uno de los diputados representantes del Perú en las Cortes
Extraordinarias de Cádiz, personaje poco estudiado en la historiografía peruana, a pesar de la
importancia de su participación en los años previos a la independencia peruana.
Se explica los orígenes familiares de Dionisio Inca Yupanqui, contribuyéndose a corregir la
versión errada acerca de su lugar de nacimiento. Se destaca su formación en la armada española y
el Colegio de Nobles de Madrid, donde recibe una educación ilustrada. Como parte central, se
destaca los aspectos principales de los discursos políticos liberales del Inca, su defensa cerrada de
la ciudadanía indígena, la exigencia de mejorar las condiciones económicas de las parroquias y su
peculiar argumentación a favor de la igualdad de negros, criollos y españoles.
Palabras claves: Inca Yupanqui, Cortes de Cádiz, Ilustración, ciudadanía indígena.

La primera representación política americana que inauguró en 1810 las Cortes de Cádiz, ha
provocado siempre una atención historiográfica dividida, debido a sus implicancias
ideológicas. Uno de estos participantes viene a ser sin duda alguna el diputado Dionisio
Inca Yupanqui, famoso por una frase pronunciada en las Cortes el 16 de diciembre de 1810
y fascinante por su misma presencia en la representación criolla. Se trata sin embargo de
un personaje cuya biografía es casi desconocida.
En el contexto europeo, Napoleón había decretado el bloqueo continental de
Inglaterra, para lo cual se hizo necesario el control de la península. Luego de la derrota
española ante los ingleses en Trafalgar (1805), el Tratado de Fontainebleau (1807) firmado
por Godoy ante Bonaparte, permitió el reparto de Portugal y la entrada del ejército francés
al territorio hispano. Esto ocasionaría la “primera oleada revolucionaria y la guerra de
independencia española” (Marx, 1960: 96).
Con la abdicación de Bayona2 (1808), Fernando VII cede la Corona a favor de su
padre Carlos IV. Éste a su vez se lo entrega a Napoleón, quién termina dejándoselo a su
hermano José. A la par, casi toda España se encontraba ocupada por los franceses.

1
Licenciado en Historia; magíster en Política Social (UNMSM). Es docente de la Universidad Nacional
Federico Villarreal. Correo electrónico: fotossamu@hotmail.com
2
Primer acontecimiento “que marca de una manera definitiva a todo el mundo hispánico” (Guerra 1992:
118).
2

En Caracas, Chuquisaca y Quito se producen las primeras reacciones vecinales. El 22


de enero de 1809, la Junta Central erigida con urgencia y refugiada en Cádiz, resuelve que
los dominios de España son parte de la monarquía española. El 22 de mayo, la Junta, a
nombre del rey ausente aprueba la convocatoria a Cortes representativas de los reinos de
España, cuyos integrantes se elegirían en base a la igualdad representativa de americanos y
españoles. Tal proceso electoral daría 36 diputados españoles y diez americanos.
El criterio liberal igualitario sopesó una representación indígena correspondiente a su
numerosa población, dado que los asuntos a tratar en las Cortes tocarían inevitablemente
los intereses de dicha población. Y así fue: “la causa indígena americana ocupó muchas y
muy apasionantes sesiones” (Armellada 1979: 69). Pero, ¿cómo un indígena llegó a
participar en las Cortes? ¿Quién fue Dionisio Inca Yupanqui? ¿fué un “indígena”?
“Inga”, Inca “Yupangui”, Dionisio Ucho Inca Yupanqui, Demetrio, “Inca y Bernal”.
Los historiadores difieren al llamarlo “indio”, “inca”, “indígena”, “indio noble”, “cacique”
o “curaca”. Un expediente personal de Dionisio indica que es el “nieto legítimo por línea
recta de Varón del Inca Huayna Cápac duodécimo y último Emperador del Perú”3. “El
Consejo Real de Indias nos ratifica” el testimonio de Dionisio. Dionisio reclama ser
“primer Vasallo” del rey, denominación lograda “mas por premio de la virtud y habilidad
que de la sangre”, incidiendo en el papel cumplido por sus antecesores familiares en
defender la autoridad del rey. En su reseña familiar, afirma que su padre fue don Domingo
Inca, capitanes su abuelo don Ucho Quispe Topa Inca. Fue miembro de una familia muy
ligada a las armas. Es muy probable que según indica una fuente del Museo Naval
español4, naciera en 1760.
Se ha afirmado que Inca nació en el Cuzco5, pero O’Phelan señala que la familia del
padre de Dionisio había residido en Lambayeque “hasta que su abuelo, don Juan Ucho
Quispe Topac, decidió establecerse en Lima” (2009: 94). Cuando Domingo solicitó al
virrey conde de Superunda le confiriera una encomienda, el virrey lo nombró alférez de
una compañía del presidio del Callao. Los datos biográficos de las probanzas del Museo
Naval de Madrid, refieren no solo que Dionisio nació en Lima el año de 1760, sino que sus

3
Expediente del teniente de navío Dionisio Ucho Inca Yupanqui, Cuerpo General, Archivo-Museo don
Álvaro de Bazán, El Viso del marqués, Madrid, citado por García 1994.
4
Catálogo Real Compañía de Guardias Marinas: Probanzas. Año: 1776, Nº de catálogo 2065, en Fondo
Documental y Bibliográfico, CD-ROM, Fundación Histórica Tavera, DIGIMAP, Madrid, 1997.
5
Mendiburu, Manuel de. Diccionario histórico biográfico del Perú, t. VI, Lima, 1933, p. 329. También
Alayza y Paz Soldán, Luis. La Constitución de Cádiz. 1812. El egregio limeño Morales y Duárez, Lima,
1946, p. 28.
3

padres fueron “Domingo Ucho-Inca, Lima, Teniente Coronel. Abuelos: Juan Ucho-Inca,
Lambaiegua. Madre: Isabel Bernal y Cañas, Lima. Abuelos: José Bernal, Lima”6.
Información complementaria puede extraerse del Archivo General de Simancas, de
donde O’Phelan habría recogido datos relativos a la gestión del padre de Dionisio para
lograr el marquesado de Oropesa.
El padre de Dionisio, “sirviendo de teniente de infantería de la Guarnición del
Callao”, se traslada o es trasladado (seguramente en 1767) a España con sus hijos. ¿Fue
para gestionar la obtención del marquesado de Oropesa, como parece decir O’Phelan, y no
para emplearse en el Real Servicio? Alaparrine afirma que Domingo vino a España por
orden de S. M. “comunicada al virrey que fue del Perú don Manuel de Amat”, reforzando
esta hipótesis un documento del Archivo General de Indias, donde se le concede la pensión
a Domingo “sin permitir a uno ni a otro su regreso a la América por dictarlo la prudencia y
la política” (Alaparrine 2001: 504). De ser ciertas las sospechas de rebelión sobre el padre
de Dionisio, según sugiere Alaperrine, su viaje a España habría sido más de resignación
que “de conformidad”.
Pasado un año de su llegada a España, Domingo alcanza el grado de “teniente
coronel agregado a la Plana Mayor de Denia” (García 1994: 20). Según García, Manuel, el
hijo mayor, obtuvo la gracia de que se le mantuviese en el Seminario de Nobles de Madrid
y en 1774 se mandó su pase a Cadete de Reales Guardias de Infantería Española, además
que continuara gozando la pensión de 470 ducados anuales hasta que llegase a ser Oficial,
y lo mismo para Dionisio, hasta que llegase a teniente de navío. Efectivamente, según el
catálogo antes citado, Dionisio fue nombrado cadete de las Reales Guardias de Infantería
en 1774 (quizá a los 24 años). Este catálogo también refiere su descendencia “del Tronco
Real de los Embajadores Incas reconocido y aprobado por el Consejo de las Indias”.
El prestigioso Seminario de Nobles de Madrid formó a los hijos de Domingo.
O’Phelan ha esbozado ciertas características de dicha institución (2002: 855). Nos parecen
significativos tres elementos: el acceso a la lectura de Garcilaso de la Vega, autor que el
mismo Dionisio se encargará de nombrar, la formación de los alumnos en las armas, la
ciencia y la lectura del francés, y el contacto que habría tenido con los criollos americanos
en un ambiente intelectual Ilustrado permitido cuidadosamente por el Seminario.
Ya en la armada, Dionisio llega a participar en diversas acciones de guerra,
destacando en Argel (1778), Gibraltar (1780), y sobre todo en el ataque a las fuerzas

6
Catálogo Real Compañía de Guardias Marinas: Probanzas. Año: 1776, Nº de catálogo 2065, en Fondo
Documental y Bibliográfico, CD-ROM, Fundación Histórica Tavera, DIGIMAP, Madrid, 1997.
4

británicas defensoras de la plaza de Pensacola. Incluso, resalta García, varios castillos son
rendidos “con tan sólo el sugestivo poder de su palabra”.
La muerte de Domingo en 1782 debió significar un duro golpe al ánimo de Dionisio,
pero éste ya se encontraba listo para continuar los esfuerzos de su padre, quien habría
dejado una pensión de 18 000 reales de vellón. Llegado el año de 1787, Dionisio tiene el
grado de teniente coronel agregado al Regimiento de Villaviciosa.
Tras el fallecimiento de don Domingo, el Consejo de Indias resolvería ampliar estos
pagos a sus descendientes. Aquí es necesario acotar lo siguiente. Refiere García que el año
de 1786 Dionisio Inca, ya con el grado de teniente de navío de la Real Armada, escribe a S.
M., con la “salud quebrantada” por tantos servicios al Rey, al igual que su padre, quien por
treinta años sirvió a la Corona con “zelo, e interés y buen desempeño”, solicitando la
concesión del “bastón de Exento” que, justificado por la estirpe, los servicios al Reino y
enfermedades padecidas, permitía a sus privilegiados poseedores el digno apartamiento de
la Armada, gozando del Real favor, materializado en pensiones vitalicias, ya antes
dispensadas al padre de Dionisio Inca.
Sin embargo, el ministro José de Gálvez resolvió que “S. M. atenderá el merito y
circunstancias de este oficial si le acordare agregación á alguno de los cuerpos de
Infantería, caballería, ó Dragones, ó los empleos de Plana mayor en plaza”. Dionisio
acordó su “agregación de Coronel vivo al Regimiento de Dragones de la Reina para poder
vivir con la decencia que V. M. tiene recomendada”, ya que oficialmente se conceptuó que
no podía continuar en la Armada “por la falta de robustez”.
Siendo teniente coronel agregado al Regimiento de Villaviciosa, Dionisio Inca
solicitó la encomienda vacante de “Lopera y Grandeza de Vuestra Majestad”, pues decía,
“el porte y decoro de su persona” así la llenaría. Aquí se corta la información sobre
Dionisio. García infiere que debido a los años de turbulencia política, se le habría
denegado el pedido de regreso a América. El expediente “Funciones de Guerra” de
Dionisio culmina así:
Débesele á esta Oficial la estimación y honor a que es acreedor por su
aplicación, talento, desempeño al Servicio, en honor y defensa de la Patria;
solicitando otras que no correspondieron a su intención, por no haberse
realizado, acreditando siempre lo delicado de sus Obligaciones, su anhelo de
distinguirse y merecer el aprecio del Rey. Real Isla de León. 30 de Enero de
1789.

La participación de Dionisio Inca en las Cortes de Cádiz.


Después de 1789, Dionisio se dedica a otras labores como el comercio. Con los
acontecimientos ocurridos en 1808, nuestro personaje reaparece en las elecciones de 1810.
5

En la documentación electoral correspondiente, unos 32 electores eligen al “Sr. Inca”


(figurando como profesión el de Teniente Coronel disperso de Dragones), como diputado
suplente, por el procedimiento para América y Filipinas7.
La elección y adquisición de poderes se realizó el 20 de septiembre de 1810, por un
periodo de tres años. El 24 de septiembre, en la Real Isla de León, el Presidente del
Supremo Consejo de Regencia hizo la oración exhortatoria. Todos los diputados juraron y
pasaron a tocar el libro de los Santos Evangelios (Belda; Labra y Martínez 1912: 44). Se
entonó el himno Sancti Spiritus y el Te Deum. Finalmente, los diputados y la Regencia
salieron de la Iglesia y pasaron a la sala de las Cortes.
La representación política peruana fue inferior en número, comparado a la
representación mexicana. Los nuestros fueron en su mayoría suplentes8. Los diputados
americanos eran criollos. Los diputados suplentes eran en su mayoría militares, mientras
que los diputados propietarios fueron en su mayoría eclesiásticos (Berruezo 1989: 213).
En relación a los diputados españoles, Martínez (2001) considera que ellos mostraron
cierto desconocimiento de la realidad colonial, motivando el rechazo a las peticiones
americanas y “haciendo ejercicio permanente del más radical y vergonzoso racismo”
cuando se debatieron los problemas afectos a los indios, negros, mestizos y castas.
Los diputados americanos presentaron el 14 diciembre de 1810 sus proposiciones,
redactadas en once artículos. Es el primer cuerpo legal reivindicativo organizado de los
criollos, pero no aborda el “problema indígena”. Los artículos recogen básicamente viejas
aspiraciones criollas, como la igualdad para los empleos y ciertas libertades económicas.
Hay dos alusiones a los indígenas. El artículo 8 dice que los americanos, españoles e
indios, y los hijos de ambas clases, tienen igual opción que los españoles europeos para
toda clase de empleos y destinos, en cualquier lugar de la monarquía, sea de la carrera
eclesiástica, política o militar. El artículo 1 pedía para América la misma representación en
Cortes que la de España, calculada sobre la base de la población “española”, indígena y
mestiza, proposición consecuente del decreto del 15 de octubre de 18109.
Los artículos oscilan entre una política de integración civil, (artículos 1 y 8) y la
política tradicional de protección legal. En cuanto a los privilegios, se ordena que los
protectores de los indios se esmeren en cumplir debidamente el sagrado cargo de defender

7
El número de electores figura en la lista de naturales o vecinos del Perú emigrados a Cádiz y la Isla de
León. Archivo de la Cámara de Diputados de Madrid (A. C. D.). Serie General, legajo 124, Nº 35. También
Serie Documentación Electoral: 3, Nº 22.
8
Entre titulares y suplentes figuran Suazo, Ostolaza, Inca, Olaguer Feliú, Morales, Navarrete, Salazar y
Carrillo, García, Bermúdez, Andueza, Fernández de Leiva.... Sin embargo, con respecto al total de diputados
peruanos que arribaron a las Cortes hasta 1814, “el número exacto no es conocido” (Durand 1974, XVI).
9
El 15 de octubre de 1810 se aprueban básicamente tres propuestas: igualdad de representación, igualdad de
derechos y amnistía a los insurgentes americanos.
6

la libertad personal del indio, sus privilegios y demás exenciones. El decreto sería
aprobado el 5 de enero de 1811, siendo la primera disposición indigenista de las Cortes, sin
restar la importancia de las otras (Armellada 1959: 30).
Inesperadamente, en la sesión del 16 de diciembre de 1810, Dionisio Inca pidió la
palabra y leyó un discurso, manifestando a los diputados su percepción de todo lo ocurrido
hasta la fecha, resaltando una frase del cual no se ha mostrado antecedente: “nuestras
presentes calamidades son el resultado de tan larga época de delitos y prostituciones... Un
pueblo que oprime a otro no puede ser libre. V. M. toca con las manos esta terrible
verdad.” Al decir esto, Dionisio se refiere tanto a Napoleón, “tirano de la Europa”, que ha
esclavizado a España, y a ésta, que es castigada “con la misma pena que por el espacio de
tres siglos hace sufrir a sus inocentes hermanos”.
En el mismo discurso, Dionisio expresa otra afirmación altamente significativa:
“Como Inca, indio y americano, ofrezco a la consideración de V. M. un cuadro sumamente
instructivo…”. Acto seguido, presentó una fórmula de decreto que mandaría a los virreyes
y presidentes de las Audiencias de América que con suma escrupulosidad “protejan a los
indios, y cuiden de que no sean molestados ni afligidos en sus personas y propiedades, ni
se perjudique en manera alguna á su libertad personal, privilegios, etc.”
Tras los aplausos, sintomáticamente, dijo Espiga: “Me parece muy laudable la
proposición del señor preopinante, pero lo encuentro demasiado general”. El presidente y
el vicepresidente dijeron que este sería el fruto de la discusión, siendo admitida dicha
proposición por unanimidad de votos. Villanueva dijo: “Creo que la proposición no debía
discutirse, sino aprobarse por aclamación, no siendo más que un extracto de la legislación
de Indias en esta parte.” Y Arguelles culminó: “Admiro el celo filantrópico del Sr. Inca;
pero soy de dictamen que conforme al Reglamento se deje para otro día la discusión,
porque acaso el Sr. Inca convendrá conmigo en que pueda variarse o modificarse alguna
expresión”. Inca presentaría en adelante varias proposiciones en el mismo tenor,
provocadores y urticantes, sobre todo relativas a la libertad e igualdad de los indígenas,
pero no consiguería la adhesión de sus colegas.

Justicia, igualdad y sabiduría indigena


Varios diputados como García defendieron la capacidad indígena, aunque más quizá por
un sentimiento de compasión al padecimiento de “esos pobrecitos indios” (11 de enero de
1811). Para Inca se trataba de justicia. Atacó sin dudar las injusticias “sufridas por siglos”.
Sus discursos refieren un mundo liberal indígena, sabio, paciente y leal en su esencia
(aunque un mayor estudio de su formación educativa podría corregirnos). Sus palabras
7

rebosan de elogios al indio, identificándose a veces como uno más, otras no tanto: “los
indios”, “nuestros hermanos europeos”.
El estilo directo y provocador de Dionisio seguro que le habría hecho ganar
enemigos por doquier. El 18 de enero de 1811, Inca decía: “Señor, los americanos… no
apetecemos lisonjas, sino que se nos haga justicia…”. Dionisio intensificaba así sus
argumentos: “Los indios, esos dignos ciudadanos en quienes se desdeña pensar el hombre
engreído y satisfecho con su vano saber, los tienen y los producen tan antiguos como lo es
el tiempo en que fueron conocidos. En aquella época eran ya sabios. Sus gobiernos,
constituidos sobre bases liberales y paternales,…”. Compara las instituciones religiosas,
políticas y civiles, las virtudes morales incas a los romanos, y la austeridad de sus
costumbres, mas tarde practicadas por la “Santa Religión”. Pero “Desapareció todo con la
insana reducción al más lamentable cautiverio que ha conocido la tierra, y con la cabal
usurpación de sus imprescriptibles derechos”. Denuncia “la disminución escandalosa de su
generación desde 8 millones a 900.000 almas solo en este imperio”, derramada “en la
elaboración de la minas”. Y concluye que los indios “son muy capaces de ocupar
dignamente sus asientos en el Congreso”.
Apela al “sistema de suprema equidad liberal e ilustrada política… en ejercicio”, a
los principios de “justicia universal”. Pero repara “sobre las consecuencias que se han
querido sacar del decreto de 15 de Octubre… V. M. está lastimosamente engañado si juzga
que á los indios les falta talento….”. Tal pronunciamiento no recibía respuesta. Quien
transcribe solo atina a ocuparse de Mendiola, el cual habla de otro tema.
En ocasiones, el tema indígena podía levantar al unísono la respuesta criollo. El 23
de enero de 1811 el diputado sevillano Valiente llamó “infelices” a los indios. El indio es,
según Valiente, incapacitado, estúpido y legalmente menor, no puede ejercer el derecho al
voto. Los criollos americanos intentaron refutar los argumentos de Valiente, pero sin
apoyar al diputado García Quintana, ni al suplente de Buenos Aires, López Lipegüe,
quienes afirmaban que los indios debían ser representados por los mismos. Morales Duárez
prefirió defenderlos (para refutar al Obispo Arias y Quevedo), citando a Bartolomé de las
Casas, Garcilaso de la Vega o autores eclesiásticos.

La abolición del tributo indígena


La abolición del tributo fue aprobada por las Cortes el 12 de marzo de 1811. Adoptada
antes por el virrey de México, la extendieron a toda América (Maticorena 2007: 248).
Como el tributo indígena proporcionaba gran parte de los recursos financieros, sobre todo
de las provincias andinas, pronto resintieron de su eliminación.
8

Las autoridades coloniales se opusieron. El virrey Fernando de Abascal aplicó el


decreto, pero se quejó a las Cortes por la falta de medidas a cambio. Por ello el virrey
creará una “contribución provisional” y voluntaria aprobado por la Junta de Tribunales en
julio de 1812, de un monto idéntico al tributo, pagada por los indios tributarios.
También se propuso eximir al indio de los servicios personales al cura y a otros
funcionarios públicos, de los trabajos municipales colectivos, mantenimiento de edificios
públicos o de caminos; que no se les empleara demasiado en el servicio de las cofradías y
sacristías. Este decreto causó serias divergencias en el grupo criollo, a favor y en contra.
Pero Inca estaba entusiasmado con la medida. El 20 de junio de 1811 dijo: “Señor, el
decreto de V. M. de abolición del tributo personal de los indígenas americanos ha
derribado hasta los cimientos aquel muro fuerte que por espacio de tres siglos puso en
inmensa separación á los habitantes del antiguo y nuevo mundo…”. En nombre del
imperio de los quechuas, felicita
… á V. M. por una providencia tan sabia y liberal, ni puedo desentenderme
del interés que me cabe en que tenga pronta y expedita ejecución el decreto
o ley abolitiva del tributo, porque de lo contrario se frustraría su objeto, y
continuaría verificándose literalmente la observación de Solórzano, quien
dice que los mayores beneficios para el indio se convierten en su daño...

La abolición del servicio de la mita


La disposición de las Cortes para liberar a los indígenas de los servicios forzados y de los
castigos corporales, como ciudadanos de pleno derecho, buscaba liberarlos de las tareas
que los apartaban del trabajo agrícola. Frente a esa corriente, los propietarios de minas
reclamaron el derecho a emplear más mitayos, debido a la escasez de mano de obra. Las
Cortes recibieron una representación del apoderado del Tribunal de Lima en España, que
pedía una extensión territorial de la mita.
El suplente Blas Ostolaza propuso que cada partido mandase obligatoriamente un
numero determinado de mitayos. Todos los habitantes estarían sometidos a esa leva
forzosa, no solamente los indios. La Regencia presentó un informe contrario a esa
propuesta, recordando las leyes existentes para procurar moderar la crueldad de la mita,
“servicio insoportable y destructor”. La Regencia recriminó a Ostolaza citando la ley XII,
libro VI, titulo 12 de la Recopilación, que recomendaba velar sobre la conservacion de los
indios, más que sobre el rendimiento de las minas.
9

El primer decreto de la abolición de la mita, aprobado el 21 de octubre de 1812


(excepto la cuestionada observación de Ostolaza)10 fue modificado para abarcar todas las
variedades de este servicio. El 24 de ese mes, el representante de Piura, José Antonio
Navarrete, pidió la abolición de la “mita de faltriquera”. Muchos partidos pagaban este
impuesto a los dueños de minas. Navarrete indicaría que esta exacción pecuniaria fue
siempre ilegal, impuesta por particulares, y además en monto excesivo. El diputado obtuvo
la abolición de esta mita y la promesa de que los pueblos que pagaban este tributo serian
compensados en lo posible por las distribuciones de tierras.

La Iglesia y la congrua de los curas


El mantenimiento de las parroquias fue un tema urgente a Dionisio. Propone varias
medidas que durante tres meses venía trabajando. Estableciendo como base principal el
repartimiento de tierras en propiedad individual, halla “en el vuelo rápido que debe tomar
la agricultura, la industria y el comercio, los arbitrios más seguros, justos y constantes de
cumplir todas las obligaciones”. El desfalco de las sumas que rendía el tributo,
… se llenaría sobreabundantemente igualando en gabelas á los naturales con
los españoles de aquel hemisferio; así es que hallándose exentos de pagar el
diezmo, y debiendo desde luego sufrir una pensión que grava generalmente
sobre todos los súbditos, juzgo que el aumento que debe de tomar en lo
sucesivo la masa decimal será tal, que baste por sí sola a dotar a los
párrocos.

Pero considerando que el atraso de la agricultura en algunas provincias, y las trabas


que experimenta la industria, “no pueden ofrecer en los dos ó tres primeros años efectos
tan aventajados, pienso que colectándose separadamente el diezmo que satisfagan, el fondo
que resulte servirá de primer medio ó arbitrio para integrar la congrua de los curas.”
Al hablar de los deberes del patronato Real y el sistema de tributos, se concentra en
la dotación de los ministros y del culto religioso. Dionisio no se refiere a las catedrales,
cuyos prelados y cabildos disfrutaban casi todo el diezmo, “a excepción de los novenos
que se reservan los Reyes para sí y los hospitales”. Habla de las parroquiales y de los
pastores del segundo orden,
… que no perciben porción alguna del diezmo, estando su subsistencia
radicada en el ramo de tributos. En ellos tenia cada párroco asignada una
cuota proporcionada al censo de feligreses indígenas que se llama Sínodo,
con el fin, no solo de cumplir las obligaciones del patrono, sino también de
que no fuesen gravados los naturales con crecidos derechos de obvención.

10
Es ilustrativo la sesión del 13 de agosto de 1813, cuando se dijo que los curas sometían a los indios de
Lambayeque a castigos corporales y la cárcel si no asistían a la catequesis, siendo tratados “como niños de
escuela”. Los castigos corporales fueron abolidos el 5 de septiembre de 1813.
10

Sostiene que hay curatos que rinden anualmente cantidades suficientes para vivir
… con arreglada decencia; pero también los hay tales, que el párroco no
cuenta más que con el Sínodo, y es tan escaso, que no sufraga para mantener
un teniente. En la serranía, el clima frío impide la vegetación, y sus
habitantes viven del tráfico de sus pobres manufacturas, o del servicio
personal; la primicia y la obvención, ó no la hay, ó es sumamente pequeña,
resultando de todo que el ministro del altar queda sin recursos,….

La cesión de diezmos tiene la condición


… de fundar iglesias, congruas, y sustentar competentemente á los ministros
eclesiásticos, en la cual se le pone al Rey la obligación de dotar á los
rectores de las iglesias de sus propios bienes; de suerte que seria dueño de
los diezmos en cuanto estos no fuesen necesarios para el debido
señalamiento de sus rentas, por suponerse que se les proveía suficientemente
del Erario, siendo inconcuso en el derecho canónico, que faltando la
congrua no se les puede de modo alguno privar de los diezmos que les
corresponden, sin que el mismo Papa, que no es Señor, sino administrador,
pueda obrar en contrario.

Así, halla más justo y conveniente que el rey como patrono “debe llenar y cubrir el
déficit con los novenos, y la Hacienda Real en calidad de segundo y tercer arbitrio”,
oponiéndose á que se quieran considerar como tales la caja de censos y las rentas de los
Obispos. Acto seguido Inca leyó tres proposiciones:
1. Los indígenas no pagaban el diezmo, pero quedando ahora obligados como los
españoles a hacerlo, se destinaría primero el total de aumento que esta tenga para dotar a
los párrocos. Segundo, si del aumento resultante no hubiese la cantidad necesaria, se
completaría el déficit de la parte decimal que percibe el rey con el nombre de novenos.
Tercero, y si aún no quedase cubierta la dotación, la auxiliaría la Hacienda Real.
2. Como hay pueblos en donde los curas no tienen otra renta que el Sínodo y encima
escaso, se les ampliaría prudentemente la dotación adonde constase que no asiste la
feligresía, ni mantiene un teniente por la escasez de sus rentas.
3. Se colectaría separadamente el diezmo que satisfagan los naturales, para conocer el
déficit, que supliría el rey de sus novenos y de la Real Hacienda.
4. Para la ejecución de la ley de abolición del tributo, se crearía en las capitales de los
cuatro virreinatos que lo necesiten, una Junta, compuesta del virrey, arzobispo ú obispo, un
regente, un intendente, un fiscal, el protector de naturales y el cura más antiguo de la
catedral. Esta junta resolvería las dudas ocurrentes en las provincias, y harían ejecutar lo
dispuesto. Dicha Junta cesaría en sus funciones luego de cumplido el decreto, debiendo los
virreyes noticiarlo sin la menor dilación al Gobierno.
Es evidente que sus referencias a la monarquía no debieron agradar a los diputados
monarquistas. El 9 de abril de 1911, Inca manifestó:
11
En la América del Sur, por lo menos en el Perú, no hay las riquezas que he
oído ponderar de Méjico. En otro tiempo tuvo el Cuzco su templo del Sol, y
Lima su Pachacamac, cubiertos de estos preciosos metales; pero
habiéndolos disfrutado ya Carlos V y Felipe II, no nos han quedado más que
las ruinas. Las pocas que hoy existen, deben exigirse de un modo que no
choque con las ideas religiosas de los indígenas y demás clases...

El desaire constante de Villanueva no lo desanimó. Al día siguiente, Inca reprodujo


la observación hecha por la comisión eclesiástica sobre la enorme desigualdad en el
número de prebendas de la Península y de las Américas, pidiendo que, desatendida la
escala, se provean las prebendas de América con preferencia en los naturales de aquel país.
El 14 de febrero de 1812 se continuó la discusión del dictamen de la comisión
Ultramarina sobre el sínodo ó congrua alimentaria de los curas de Indias en el Perú, en la
que dijo Inca:
Los naturales están relevados del tributo, y deben pagar el diezmo. Este,
colectado separadamente, es el primer arbitrio destinado á reponer á los
curas el sínodo que tenían consignado en aquel; y como no puede ser
suficiente en el estado actual de la agricultura del Perú, para completar la
cantidad señalada á cada párroco, es preciso que el déficit lo llene la parte
decimal que percibe el Rey, como segundo arbitrio, y la Hacienda pública
como tercero…

Al advertir el temor de que este nuevo diezmo a pagar el indígena deje algún
sobrante que aumente “la masa” de las catedrales. Dionisio asegura que aunque en las
… provincias marítimas, cuyo estado de agricultura es mejor, resultase
alguno, buen cuidado tendrá el Gobierno de aplicar su valor a las
necesidades de los párrocos de la sierra,… no pudiendo ofrecer primiciones
ni obvenciones, el pastor sufre también las mismas privaciones que las
ovejas, por lo que es muy importante, como he propuesto á V. M., se le
señale mayor congrua para que sostenga un teniente,….

Rechazó el tocar la caja de censos.


Los fondos de la de Lima, dimanados de tierras que pertenecían antes a
pueblos de indios, a quienes ha consumido la opresión y tiranía, son
propiedad de estos,... Sobran y sobrarán siempre atenciones piadosas y muy
propias de su origen á que dedicarlos, y seria una injusticia divertir de su
objeto unos fondos que están reclamando ejecutivamente las notorias
necesidades de estos hermanos nuestros.

Al ver que la comisión insiste en su opinión, sin tener presente en el nuevo dictamen
su exposición, Dionisio expresa su inconformidad, y como “no hay ninguno más interesado
que yo” en que los naturales de la América empiecen a gozar de sus derechos, se inclina a
que vuelva el expediente a la comisión y se rectifique su parecer.
Terminado de hablar Inca, Foncerrada pasa a otro tema. El 16 de febrero de 1812
propuso Inca que para evitar reclamaciones, dilaciones y quejas en la ejecución de la
12

resolución de las Cortes de 14 del corriente sobre el sínodo de los curas en el Perú,
interviniesen también en la junta que arreglaría este asunto, el canónigo doctoral, el cura
mas antiguo de la catedral, y el fiscal protector de naturales, como representantes de estos,
de los curas y de los cabildos eclesiásticos. Aprobaron las Cortes esta proposición, y
mandaron que del mismo modo que la resolución a que se refiere, se hiciesen extensiva á
todos los pueblos de la América, que á juicio de los virreyes se hallasen en igual caso.

La igualdad y la libertad de los negros, las castas y los indígenas


Sobre la representación, el 7 de setiembre de 1811 Inca dijo: “El 25 de setiembre la pedí
para todo hombre libre. Se escandalizo el Congreso”. El 29 repitió el pedido, surgiendo
una discusión que produjo el decreto de 15 de Octubre;
… en la noche del 14 insistí en que se declarase la igualdad de
representación comprensiva de todo hombre libre para estas presentes
Cortes, manifestando á V. M. que el desentenderse de esta medida
ocasionaría disgustos, inquietudes y reclamaciones. El decreto de 15 de
Octubre no hace mención alguna de ellas, y de consiguiente no las
excluye,…

Asume que todos convienen en que la justicia y la política dictan


… la igualdad de aquellos súbditos con el resto de los ciudadanos; y siendo
esta igualdad un derecho para cuyo pleno goce tienen la aptitud necesaria,…
es consiguiente que se les declare integro sin restricción alguna y que sea
asimismo a todos los que sean libres... Si todo hombre nace libre; si de esta
libertad no puede ser despojado sino por la fuerza ó la malicia de otros…

Según Iwasaki, Inca Yupanqui decidió intervenir después de soportar más de dos
semanas de empobrecedoras discusiones (2008: 79) ¿Cómo era eso de la inmoralidad que
los negros mamaban con la leche? Ejemplarizando a Lima, dice: “Todo el que ha estado en
aquel país, (…) sabe la general costumbre o corruptela de no lactar las madres por sí a los
hijos, sino entregarlos a nodrizas negras, o de color, que los crían; y pregunto: ¿Qué
distancia puede haber entre un blanco y una negra que lo alimentó…?”
La misma distancia encuentra en la Armada, en el arte de la cirugía, y también el de
la medicina. La universidad de Lima tiene
… muchos bachilleres de color, conociendo aquellos literatos que las almas
no son blancas ni negras: así es que en Panamá y otros países se ven muchos
de las castas admitidos al sacerdocio y al ministerio parroquial, sin escándalo
de los blancos, desempeñándole conforme a sus deberes, y que pudieron ser y
fueron pastores del segundo orden, no seria extraño que llegasen á serlo del
Primero.
Consultando los pocos libros que dan idea de aquellos habitantes de la
América, vería este señor que las castas son de un talento despejado, feliz
aplicación, imaginación muy fecunda, capaces de todo, como lo hacen, Y
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muy dedicados á lo que en rigor se llama literatura. Si llegase el tiempo de
que algunos representasen personalmente sus castas en las Cortes, o á los de
su pueblo, ya sentiría La Nación palpablemente esta verdad.

Según Iwasaki, Inca reconvino a los diputados: “Señores, es muy abultada la idea
que se tiene de la poca moralidad de las castas, y no existe la supuesta depravación de sus
costumbres. Las hay malas como en todas partes, y este defecto no es tanto de ellos como
del gobierno que lo consiente, y no lo reforma” (Iwasaki 2004).
Respecto a si declarados ciudadanos, tendrían opción a las mitras, a los virreinatos, y
a otros destinos de alta jerarquía, Dionisio responde con ironía:
… no solo a los expresados, sino también al ministerio, si alguno llega a ser
tan aventajado que pueda servirlo con más utilidad de la Nación que otros;
pero como para ponerse en este pie son necesarios otros mil requisitos, que
generalmente no están al alcance de aquellos por la desigualdad de
facultades, se infiere que no serán muchos.

El del Perú, hecho en 1794,


… nos da 41.404 de color libre, número insuficiente para el cupo de un solo
Diputado. Luego por todos los de América cuando más tendríamos un
exceso de tres o cuatro diputados; ¿y que son estos para que puedan influir
en la balanza de las deliberaciones del congreso? La América (…) necesita
que cuantos pueblan su territorio sean considerados con igualdad.

Increíblemente, a esta inteligente participación de Inca que requería una respuesta,


Garóz la evade pasando a otro asunto.

El indígena y la propiedad de la tierra


Las Cortes distinguieron cuatro tipo de tierras: los ejidos, baldíos, realengos y comunales11.
La distribución de tierras, propuesta por Florencio del Castillo (4 de abril de 1812) tendría
por objeto estimular al trabajo. Las Cortes habían discutido un decreto de la Regencia,
autorizando distribuir las tierras a los indígenas. Se decidió por las de baldíos y realengos,
y que las tierras de los pueblos de indios solamente se distribuirían a los habitantes
desprovistas de ellas. El diputado español García Herreros propuso que las tierras
distribuidas a los indígenas fuesen inalienables.
Pero Argüelles adujo que se atacaba “directamente el derecho de propiedad”. El
peligro era que estas tierras volvieran a vincularse: “que se amayorazgasen, quedando así
excluidos de la circulación”. Las tierras en manos de indios sin capital “son inútiles”.

11
Armellada las define así: “ejidos: campo o tierra que esta a la salida del lugar, que no se planta ni se labra,
es común para todos los vecinos y suele servir de era, pastizal, lugar de solaz, etc. Baldío, terreno que no
siendo propiedad particular, sino de dominio público y de disfrute o aprovechamiento común, no se cultiva,
ni está adehesado. Realengo; terreno perteneciente al rey o Estado. Común, comunal, de comunidad: terreno
de disfrute o aprovechamiento común por los vecinos del pueblo” (1959: 46).
14

Como no se preveían repartos de instrumentos o animales de labranza, “es indispensable


que recurran a la enajenación de alguna parte de ella para invertir su producto en la compra
de aperos y animales con que hacer fructificar la que se reserva”. Así, las tierras de los
pueblos de indios, podían ahora pasar legalmente a manos de los grandes propietarios. Las
ideas de Argüelles serían recogidas en el decreto del 4 de enero de 1813.
Sobre este tema el 21 de abril de 1812, alaba Inca a las comisiones de Agricultura y
Premios por su espíritu justo y conveniencia pública en el dictado de las leyes vigentes,
previendo “el modo con que deben practicarse en Ultramar los repartimientos,
enajenaciones, ventas y corporaciones de las tierras”. Dionisio sugiere lo siguiente: si las
Diputaciones provinciales proponen e informan a las Cortes los términos en que se efectúa
la disposición, las Cortes que “resuelvan lo que sea adaptable a cada territorio; teniendo
presente las Diputaciones ultramarinas, al realizar sus exposiciones y consultas, cuanto
disponen las leyes de Indias sobre repartimientos, ventas, enajenaciones y composiciones
de tierra”. Esta vez Creus afirma que la discusión se ha prolongado mucho. Finalmente, la
comisión presenta su dictamen el 21 de octubre de 1812, aprobando el reparto de tierras.
¿Como “recuperar a Dionisio Ucho Inca”, ninguneado por la historiografía oficial?
Melgar coincide con Iwasaki al encontrar en la intervención sobre la libertad a los negros
esclavos “una de las razones ocultas por parte del ala conservadora en las Cortes para
maniobrar hasta lograr su exclusión del derecho a voz en los debates, arguyendo su frágil
condición de diputado suplente. Literalmente fue silenciado” (2010: 27-31). Recordemos
que Morales Duarez desacreditó a Dionisio cuando lo acusó de no conocer América.
Durand destacó de Dionisio su mesura e intervenciones “generalmente leídas”. Le
pareció que su papel fue “secundario” (1974: XVI). Para Iwasaki, Morales pertenecía a la
“más rancia aristocracia criolla limeña”, Ostolaza era “enemigo de los liberales” y Olaguer
un “radical” dentro de las esmirriadas filas del liberalismo criollo.
Dos dimensiones, una ideológica y otra cultural de Dionisio guardan una serie de
ingredientes que hemos acentuado apenas: en lo ideológico, los principios igualitarios, su
conservadurismo religioso y su indigenismo. En lo cultural existe un proceso que juega con
elementos a veces contrarios, quizá en proceso de definición, ya que no se trata de ninguno
en exclusivo (indio, inca o americano). Su personalidad excepcional, inspirada y
perturbadora, procedencia, trayectoria militar y política, amerita estudiarlo, por encima de
cualquier trasfondo político recuperado años más tarde por los marxistas12.

12
Lenin, por ejemplo, en un discurso del 29 de abril de 1917 manifestará: “No, pueblo ruso, no te atrevas a
avasallar a Finlandia; el pueblo que oprime a otros pueblos no puede ser libre”. esta frase o aforismo ha
generado toda una literatura al respecto (Scaron 1972: 100-103).
15
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16

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