Trabajo Resilencia Toribio Maya PDF
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DIRECTORA:
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ARTICULO 23 de la Resolución
No. 13 del 6 de Julio de 1946, del
Reglamento de la Pontificia
Universidad Javeriana.
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4
TABLA DE CONTENIDO
pág.
INTRODUCCIÓN 8
CAPITULO I
1.- PROBLEMA 11
1.1.- DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA 11
1.2. FORMULACIÓN DE LAS PREGUNTAS DEL PROBLEMA 12
1.3.- OBJETIVOS 12
1.3.1. Objetivo General 12
1.3.2 Objetivos específicos 12
1.4- JUSTIFICACIÓN 13
CAPITULO II
2.- MARCO REFERENCIAL 15
2.1. ESTADO DEL ARTE 15
2.2.- MARCO TEÓRICO 22
2.2.1. La resiliencia 22
2.2.2 Resiliencia comunitaria 23
2.2.3. Delincuencia juvenil 24
2.2.3.1. Causas de la Delincuencia Juvenil 26
2.2.4. Responsabilidad Penal Juvenil en Colombia 27
2.2.5. Reincidencia en el delito 30
2.2.5.1 Causas o factores de riesgo 32
2.2.6. La Resiliencia en el campo de la delincuencia juvenil 34
2.2.7 La víctima y el menor infractor en el proceso de resiliencia 35
2.2.8. Desvictimizar a la víctima 38
2.2.9. Justicia restaurativa 40
2.2.10. La justicia restaurativa y la Víctima 41
2.2.11. Restitución 42
2.2.12 Servicio Comunitario 42
2.2.13 Derechos humanos y cultura de paz 42
2.2.14 Derecho a la Paz 44
2.3.- MARCO CONCEPTUAL 45
5
CAPITULO III
3.- METODOLOGÍA 49
3.1 TIPO DE ESTUDIO. 49
3.2 TECNICAS DE RECOPILACIÓN DE DATOS 49
CAPITULO IV
4. RESULTADOS 51
4.1. CATEGORÍAS 51
4.1.1 Relaciones familiares 51
4.1.2 Relaciones institucionales 56
4.1.3 Proyecto de vida 61
4.1.4. Entrevista al director del Instituto de formación Toribio Maya 65
4.1.5. Entrevista a los fiscales 66
4.1.6. Entrevista a psicólogo y/o trabajador social 66
4.1.7. Entrevista a funcionarios ICBF. 67
4.1.8. Entrevista a Policía de Infancia y Adolescencia 68
4.1.9. Datos estadísticos: Policía de Infancia y Adolescencia. 2014-2015 68
4.1.10. Entrevista a víctimas 71
4.1.11. Entrevista a menores resilientes 72
4.2. ANÁLISIS DE RESULTADOS 72
4.2.1. Jóvenes resilientes 77
4.2.2 Análisis respuesta de fiscales 80
4.2.3 Análisis Entrevista a psicólogo y/o trabajador social 83
4.2.4 Análisis de la Entrevista a funcionarios ICBF 85
4.2.5 Análisis de la entrevista a Policía de Infancia y Adolescencia 87
4.2.6 Análisis de la entrevista a víctimas: Percepción 89
CAPITULO V
5.- CONCLUSIONES 97
BIBLIOGRAFÍA 102
ANEXOS 112
6
LISTA DE CUADRO
Pág.
Cuadro 1. Delitos 11
Cuadro 2. Relación con las personas que viven contigo en la casa 51
Cuadro 3. Quién consideras que da las ordenes y que manda en la familia 52
Cuadro 4. De qué forma influye tu familia en las decisiones que usted toma 53
Gráfica 5. Comunicación que existe entre tú y los miembros de tu familia 54
Cuadro 6 Tiempo conectado con tus amigos 54
Cuadro 7 Cómo crees tú, que se sienten papá, mamá, hermanos 55
Cuadro 8 Qué opinión tiene tu familia de tu actual comportamiento 55
Cuadro 9 Correrías el riesgo de volver a cometer algún delito 56
Cuadro 10 Cuantas veces has estado en este lugar 56
Cuadro 11 El estar interno aquí, ayuda a no volver a cometer otro delito 57
Cuadro 12 Tienes amigos aquí en el Centro 57
Cuadro 13.- Reflexionar sobre tu pasado, presente y futuro 58
Cuadro 14.- Como consideras el trato que te brindan en el Centro 58
Cuadro 15.- Has tenido orientación psicológica 59
Cuadro 16.- El ingreso al Centro ha permitido disminuir conductas negativas 59
Cuadro 17.- Te has vinculado al sistema educativo 60
Cuadro 18.- El Centro te ha brindado herramientas para hábitos de vida saludables 60
Cuadro 19.- Crees que el Centro logró que te recuperaras positivamente 61
Cuadro 20.- Estas motivado para salir adelante y cumplir tus sueños 61
Cuadro 21.- Crees tú que durante la permanencia en el Centro pudiste fortalecer 62
Cuadro 22.- ¿En tu proyecto de vida, incluyes a tu familia? 62
Cuadro 23.- Que tan importante es tu familia para tu proyecto de vida 63
Cuadro 24.- Conoces a la familia a quien causaste el daño con tu actuar delictivo? 63
Cuadro 25.- Cuales son tus metas para el futuro 64
Cuadro 26.- Cosas por las que lucharías para tener un presente y futuro feliz 64
Cuadro 27.- Como te ves dentro de cinco años 65
Cuadro 28 Entrevista al director del Instituto de formación Toribio Maya 65
Cuadro 29 Entrevista a fiscales 66
7
Cuadro 30 Entrevista a psicólogo y/o trabajador social 66
Cuadro 31 Entrevista a funcionarios 67
Cuadro 32 Entrevista a Policía de Infancia y Adolescencia 68
Cuadro 33. Clase de Delitos cometidos por menores en el año 2014. 68
Cuadro 34. Número de Delitos cometidos por menores en el año 2014. 69
Cuadro 35 Clase de Delitos cometidos por menores en el año 2015. 70
Cuadro 36. Cantidad de delitos cometidos por menores en el año 2015. 70
Cuadro 37 Entrevista a víctimas 71
Cuadro 38 Entrevista a menores resilientes 72
8
LISTA DE GRÁFICAS
Pág.
9
LA RESILIENCIA EN LOS MENORES INFRACTORES DE LA LEY PENAL Y LA
VINCULACIÓN DE LA VÍCTIMA EN ESTE PROCESO. INSTITUTO DE
FORMACIÓN “TORIBIO MAYA”. POPAYÁN. CAUCA
INTRODUCCIÓN
10
Este trabajo investigativo se centra en encontrar respuestas a esta problemática
social y conocer cuál es el papel de los tutores de resiliencia en el proceso de
reconstrucción del proyecto de vida de los menores de edad infractores de la ley penal.
Instituto de formación “Toribio Maya”. Popayán. Cauca, que pueden incidir
positivamente en este cambio.
También se tendrá en cuenta la actitud y la ruta que toma la red de apoyo frente
a la conducta delictiva del adolescente, para que se pueda encontrar el camino propicio
para que éste, logre su rehabilitación, además de su incorporación social y el
fortalecimiento de su proyecto vital a través de un proceso de resiliencia floreciente,
teniendo presente a la víctima como parte de esta red de apoyo, porque se vinculará
al proceso de resiliencia, solucionando así, el conflicto intersubjetivo existente entre el
agresor y la víctima, buscando siempre la resiliencia de forma multilateral.
Para obtener los resultados esperados en la investigación se elaboraron
entrevistas Semi-estructurada a los menores que se encuentran bajo la vigilancia del
Instituto Toribio Maya de la ciudad de Popayán, con el consentimiento informado de
su director (anexo A), partiendo de un listado de preguntas abiertas previamente
establecidas por el investigador siguiendo un orden, aunque su aplicación es flexible
dependiendo del desarrollo de la conversación que se establece entre entrevistador y
entrevistado. Las entrevistas se realizaron a: Menores que se encuentran en el Instituto
de Formación Toribio Maya. A dos adolescentes que superaron el proceso y son
resilientes. Al rector del Centro del Instituto de Formación “TORIBIO MAYA” de
Popayán / Cauca. A un psicólogo y a dos Trabajadores sociales uno en el Instituto de
Formación Toribio Maya y dos en la URI Popayán. A funcionarios de la Policía de
Infancia y Adolescencia y a dos funcionarios del ICBF: URI-Popayán. A dos fiscales
del área. A dos víctimas que participaron en el proceso de resiliencia del menor
infractor.
La observación directa no participante, y las técnicas de recopilación de datos,
se hicieron directamente desde la oficina del investigador y se llevó a cabo una
minuciosa revisión bibliográfica, las entrevistas se diseñaron de acuerdo a las variables
que se establecieron para la presente investigación, para sistematizarlas y priorizar
necesidades.
El trabajo se encuentra dividido en cuatro capítulos:
11
En el primer capítulo se presenta la descripción y formulación del problema, los
objetivos y la justificación
El segundo capítulo desarrolla el marco referencial que comprende el estado
del arte, el marco teórico que describe las diferentes categorías empleadas entre las
que se encuentran: la resiliencia, la delincuencia juvenil, sus causas y las
características, se habla acerca de la red de apoyo, responsabilidad penal juvenil, la
reincidencia en el delito, los factores de riesgo, la resiliencia en el campo de la
delincuencia juvenil, la víctima y el menor infractor, la justicia restaurativa y la víctima,
la importancia de la restitución, los derechos humanos y la cultura de la paz.
El tercer capítulo describe la metodología empleada para el trabajo de campo,
el tipo de estudio y las técnicas empleadas para la recopilación de datos, señalando la
muestra que se tomó para obtener los resultados esperados.
En el cuarto capítulo se describen los resultados de la investigación precedido
por el análisis de los mismos a partir de una matriz construida para este fin.
El quinto capítulo contiene las conclusiones y recomendaciones para futuras
investigaciones en esta temática.
12
CAPITULO I
1.- PROBLEMA
13
las instituciones (ICBF), encargadas de velar por las buenas condiciones de vida de
este grupo social y si realmente hay una red de apoyo, encargada de fortalecer la
resiliencia de estos menores.
Esta investigación quiere encontrar la influencia que puede ejercer la red de
apoyo en el proceso de resiliencia en estos menores infractores, y cómo la víctima de
sus delitos puede hacer parte de alguna forma en esta red de apoyo siendo también
motivadores y ejemplo para otros menores de edad que se encuentran sumidos en
este conflicto.
De igual forma, es importante resaltar que es una problemática poco explorada,
en lo concerniente a la incorporación de la víctima a la red de apoyo y que seguramente
será positivo para entender y comprender si esta interrelación, puede repercutir en la
modificación conductual del joven delincuente.
Por lo tanto, es necesario entender y analizar de manera cuidadosa la
interrelación del menor con la red de apoyo, víctima e instituciones para saber a ciencia
cierta si la red de apoyo contribuye de manera eficaz al proceso de resiliencia de estos
menores.
1.3.- OBJETIVOS
1.3.1. Objetivo General
14
Describir las relaciones institucionales implicadas y su influencia, en proyecto
de vida de los jóvenes infractores de la ley penal.
Entender los elementos que contribuyen a la construcción del proyecto vida de
los jóvenes infractores de la ley penal, incluidos en la investigación.
Comprender el papel que puede tener la víctima en el la reconstrucción del
proyecto de los jóvenes infractores.
1.4- JUSTIFICACIÓN
Son muchos los factores que contribuyen al incremento de la criminalidad entre
los menores (reincidentes o no), y la posible falta de seguimiento a este grupo social,
por parte de las redes de apoyo (Estado y la sociedad), por lo que se hace necesario
buscar pautas que contribuyan a aminorar esta situación, por lo que esta investigación
se centra en estudiar el entorno de estos menores, su comportamiento social y los
procesos logrados exitosamente para hacer de la resiliencia un proceso positivo, para
ellos, la familia, la sociedad y la misma víctima, con la intervención positiva de las redes
de apoyo.
Es importante conocer el papel que desempeñan estas redes, en la resiliencia
de estos menores, porque instituciones como el ICBF., el Instituto de Formación
“TORIBIO MAYA” de Popayán/Cauca, el mismo Estado y familia, hacen seguimiento
de estos menores infractores, de forma responsable, ética y eficaz, por cuanto tiempo
lo hacen, si hay una interrelación efectiva de ellas con el seguimiento de los menores
hasta que cumplan el proceso o si por el contrario, hay falencias que hace que el
proceso de resiliencia sea bajo o nulo.
Es justificable además, porque se quiere conocer si la víctima de los delitos
cometidos por estos menores infractores puede contribuir al proceso de resiliencia,
formando parte de las redes de apoyo, cómo se puede lograr y si se ha tomado en
cuenta por parte de las instituciones comprometidas, para que ellas intervengan en
este proceso. Por lo tanto, es una investigación que puede brindar elementos teóricos
y prácticos, para entender la importancia que tienen las redes de apoyo para la
resiliencia en caso de estos menores, entendiéndola como “consistente de atributos
disposicionales, uniones familiares afectivas y apoyo externo” (Wagnild y Young,
1993).
15
Por lo tanto, se considera necesaria realizar este trabajo, porque al indagar
sobre la problemática expresada conociéndose además los elementos que pueden
contribuir a que el investigador ahonde la comprensión de la resiliencia desde su propia
mirada y encuentre explicación a los elevados índice de menores infractores de la ley
penal, que reinciden en el delito y los motivos y los factores existentes para que hayan
menores infractores resilientes gracias a la contribución de las redes de apoyo.
16
CAPITULO II
2.- MARCO REFERENCIAL
17
zonas geográficas, investigó los factores que favorecen una respuesta sana y
adaptativa frente a los factores adversos de la pobreza. El resultado fue sorprendente:
en un 80% de los casos esos factores brindaban una protección alta entre los
encuestados. El estudio investigó, dentro del conjunto de los factores protectores, la
resiliencia (Amar, Kotliarenko, & Abello, 2003).
En la revista Psicología y Salud, Vol. 22, Núm. 1: 49-62, enero-junio de 2012:
“Resiliencia y factores protectores en menores infractores y en situación de calle”, se
examina las características de resiliencia y su relación con algunos factores
protectores, (hábitos de salud, autoestima, locus de control, enfrentamiento a los
problemas, relaciones intrafamiliares) en menores infractores y en situación de calle,
con el propósito de identificar factores de personalidad con los que cuentan estos
jóvenes para vivir bajo tales circunstancias.
Se trabajó con adolescentes que vivían en la calle y otro grupo de adolescentes
de una escuela de readaptación de menores infractores, de entre 11 y 23 años de
edad. Se evidenció diferencias estadísticamente significativas entre ellos. A mayor
resiliencia, mayor locus de control interno y estilo de enfrentamiento directo; mientras
que una menor resiliencia se asocia con mayor inseguridad, devaluación, expectativas
sociales y aspectos negativos de la autoestima. Se concluye que mientras que algunos
individuos muestran más factores protectores que pueden mitigar los efectos de los
factores de riesgo a los que están expuestos, se requiere seguir explorando la manera
en que los mismos se interrelacionan con la resiliencia.
Por otro lado, la resiliencia está relacionada a situaciones específicas y
particulares de riesgo, que aparentemente no tienen nada en común entre sí (de
privación económica, divorcio de los padres, desastres nucleares, maltrato,
delincuencia o psicopatologías de los padres, institucionalización). Sin embargo, los
indicadores de resiliencia que aparecen en los estudios al respecto, muestran que
existen aspectos comunes en esta diversidad de situaciones (Fonagy et al., 1994)
Estos autores señalan que los niños y niñas resilientes presentaban los
siguientes atributos:
Nivel Socio-económico más alto
Género femenino en el caso de los pre-púberes, y género masculino en etapas
posteriores de desarrollo
18
Ausencia de déficit orgánico
Temperamento fácil
Menor edad al momento del trauma
Ausencia de separaciones o pérdidas tempranas
Como características del medio social inmediato señalan las siguientes:
Padres competentes
Relación cálida con al menos un cuidador primario
Posibilidad de contar en la adultez con apoyo social del cónyuge, familia u otras
figuras
Mejor red informal de apoyo (vínculos)
Mejor red formal de apoyo a través de una mejor experiencia educacional y de
participar en actividades de instituciones religiosas y de fe
Dubow y Tisack (1989, en Milgran y Palti, 1993) señalan que, tanto el apoyo
social como la habilidad para resolver problemas sociales, mejoran el funcionamiento
de los niños, desdibujando los efectos detrimentales que tienen las formas de vida
estresantes. Estos autores sostienen que el apoyo social actúa como un "recurso
ambiental", entregado por otras personas mientras que la capacidad de resolución de
problemas es un "recurso personal", activado por los niños y niñas.
En cuanto a los tutores, Boris Cyrulnik, señala que se le atribuye a una
persona que acompaña de manera incondicional, convirtiéndose en un sostén,
administrando confianza e independencia por igual, a lo largo del proceso de
resiliencia. (Puig y Rubio, 2010). Cyrulnik dice que “un tutor en Resiliencia puede
ser implícito o explícito, el primero es aquel que cuenta con cierta preparación para
brindar apoyo como un trabajador social o un psicólogo, el segundo puede ser una
figura de otros horizontes como un sacerdote, un artista o deportista”
Para este autor, la resiliencia “se teje”: hay que buscarla no solo en la
interioridad de la persona ni en su entorno, “sino entre los dos, porque anuda
constantemente un proceso íntimo con el entorno social”, elimina así, la noción de
fuerza o debilidad del individuo; y por ello, Cyrulnik , le da importancia a los grupos de
apoyo, que debe construirse entre todos; sociedad, instituciones, familia, víctima, para
poder construir entre todos la resiliencia que necesita este menor infractor, como es el
caso del presente estudio.
19
Para él, un tutor de resiliencia es
20
La visión de estos autores resulta interesante, en tanto sostienen que los niños
son más capaces intelectualmente y rinden, en términos generales, mejor en el plano
académico; pero que si bien estas características son necesarias, no son suficientes
para un desarrollo sano. Esto en tanto agrega que se requieren habilidades para
resaltar la capacidad intelectual
Una serie de estudios conducidos por Werner (1982,1989) y Garmezy (1993),
han dado cuenta de algunos de los factores que se observan comúnmente en los niños
que, estando expuestos a situaciones adversas, se comportan en forma resilientes.
De acuerdo a estos autores, se distinguen cuatro aspectos que se repiten en
forma recurrente, siendo éstos últimos los que ayudan a promover los
comportamientos resilientes.
1.- Apunta a las características del temperamento, en las cuales se observan
manifestaciones tales como un adecuado nivel de actividad, capacidad reflexiva frente
a otras personas
2.- La capacidad intelectual y la forma en que ésta es utilizada.
3.- La naturaleza de la familia, respecto de atributos tales como su cohesión, la
ternura y preocupación por el bienestar de los niños
4.- Apunta a la disponibilidad de fuentes de apoyo externo, tales como contar
con un profesor, un padre/ madre sustituta, o bien, instituciones tales como la escuela,
agencias sociales o la iglesia, entre otros
Rutter (1993), también postula que la presencia de eventos vitales
neutralizantes puede constituirse en elementos de protección. Estos eventos son
experiencias que contrarrestan o neutralizan una situación negativa. Sin embargo, no
cualquier experiencia positiva puede actuar como neutralizante, sino sólo aquellas que
tienen la característica de disminuir el impacto negativo de una amenaza o dificultad.
Por otra parte, Baldwin et al. (1992) reportan la importancia que reviste para los
hogares que se desenvuelven en ambientes de alto riesgo, la participación en algún
grupo religioso. Se sugiere que la iglesia, como grupo de apoyo social, refuerza las
políticas parentales de crianza y provee a los niños de influencias con pares que
refuerzan los valores familiares, constituyéndose por tanto, en un elemento relevante
dentro del desarrollo positivo de estos niños (Baldwin, Baldwin & Cole, 1992
21
Grotberg (1995 b) realizó un estudio en el que se analizó la competencia
intelectual de personas de distintos grupos sociales de diferentes países, con escaso
nivel de escolaridad, o bien otro tipo de indicadores que dieran cuenta de un bajo nivel
intelectual. Los resultados obtenidos por la autora fueron distintos a los estudios
anteriores e indicaron que, a pesar de la aparente limitación intelectual, estas personas
estaban realizando acciones que promovían comportamientos resilientes en los niños
En Santiago de Chile, durante los años 1995, 1996 y 1997 se desarrolló el
Proyecto “Programa de Intervención-Evaluación: Reforzamiento de aspectos
resilientes en niños y niñas de sectores rurales”, que contó con el financiamiento de la
Fundación Bernard Van Leer. Este programa se implementó, específicamente, en la
Provincia de Melipilla, en los sectores rurales de extrema pobreza, el rango atareo foco
del proyecto, fueron los niños(as) menores de tres años de edad y su familia.
El objetivo general estuvo orientado a contribuir, desde el enfoque conceptual
de la resiliencia, a mitigar los efectos de la pobreza y aislamiento geográfico de los
niños(as) y sus familias, pertenecientes a sectores rurales, a través de una
intervención preventiva de carácter innovador, tanto en el diseño, gestión e
implementación, como también, en los contenidos trabajados.
La resiliencia abre un abanico de posibilidades, en tanto enfatiza las fortalezas
y aspectos positivos, presentes en los seres humanos. Más que centrarse en los
circuitos que mantienen las condiciones de alto riesgo para la salud física, mental de
las personas, se preocupa de observar aquellas condiciones que posibilitan un
desarrollo más sano y positivo (Kotliarenco et al., 1997)
En Colombia, la Universidad del Norte a través del Centro de Investigaciones
en Desarrollo Humano –CIDHUM–, en colaboración con la Fundación Bernard van
Leer de Holanda y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Gómez et. Al. 2009),
han trabajado por más de 25 años dentro de la línea de investigación Infancia y Calidad
de Vida para responder los siguientes interrogantes:
¿Cómo es posible que a pesar de una vida de privaciones muchos niños logren
sobrevivir? ¿Qué factores contribuyen a que niños sometidos a las condiciones
adversas de la pobreza puedan no sólo sobrevivir sino enfrentar con éxito su situación?
Las investigaciones concernientes a los factores que protegen a los niños de
riesgos y adversidades adelantadas por este grupo de investigadores se han dirigido
22
hacia: Las características personales de los niños resilientes: Estas características se
identificaron mediante el estudio de la comprensión del sentido de la realidad de los
niños vulnerables a través de la exploración de los conceptos que ellos consideran
cercanos a su mundo: la autoridad, la amistad, la alegría, el trabajo, la familia, etc., los
cuales explican el desarrollo adecuado que logran a pesar de sus situaciones
adversas.
Por otra parte, se ha investigado además sobre la toma de perspectiva
cognitiva, comunicativa y afectiva de estos niños, que nos permite tener una idea de
cómo al colocarse en el lugar del otro desarrollan conductas resilientes.
Las condiciones familiares que promueven la resiliencia: Mediante varios
proyectos de investigación, estudiaron el transcurrir cotidiano de las familias pobres,
incluyendo aquellas en que la madre cabeza de familia trabaja fuera del hogar, y
encontraron que los elementos que identifican la cotidianeidad de la pobreza son de
dos clases: los de carácter negativo, referidos a las carencias, y los de carácter
afirmativo: la recursividad, la lucha y el trabajo diario, que se expresan para
contrarrestar a los anteriores.
El estudio “Factores que intervienen en las conductas delictivas de los menores
infractores: una mirada a los aspectos relacionados con el razonamiento moral”.
(Londoño y Martínez (2004), se analiza que la infracción por parte de los menores es
uno de los fenómenos sociales más importantes dentro de nuestra sociedad y se ha
convertido en un problema, que es el centro de atención internacional.
También se puede observar que las manifestaciones de la conducta que llaman
socialmente la atención de forma negativa pueden buscarse, por lo general, más
dentro de los jóvenes que en la población adulta. Es de gran importancia tratar la
delincuencia juvenil de hoy como posible delincuencia adulta mañana. Así mismo, uno
de los hallazgos que arroja esta investigación es que la infracción juvenil es sensible
a los cambios sociales, a los conflictos que se generan en el medio, a los fenómenos
del urbanismo, a los desajustes familiares, a la influencia de los medios de
comunicación que día tras día están tomando fuerza dentro de las nuevas sociedades
y tienen una gran influencia en las formas de pensar y actuar de los jóvenes.
Es así, que la delincuencia juvenil no se debe estereotipar, que esta situación
solo se presenta en países sub desarrollados, sino que está atacando a toda la
23
sociedad, sin importar raza, la cultura, la condición social, el nivel intelectual, esta
problemática afecta a todas las regiones del mundo y es universal.
En la investigación “La influencia familiar en el comportamiento del menor
infractor en el municipio de Yarumal” Arboleda et al. (2003), da cuenta de la influencia
del núcleo familiar en el comportamiento del menor infractor. La familia es el principal
dinamizador en la reeducación y resocialización del menor, pues al detectar los
aspectos que han contribuido al comportamiento irregular, puede asumir un papel de
cambio y fijarse en compañía de este unas metas que llevan a reemplazar las
dinámicas que se han presentado como dañinas en el desarrollo psico-afectivo del
joven.
Las infracciones de la ley penal que más incurren los menores es el hurto,
lesiones personales, conductas delictivas y asesinato dado que se convierte en una
forma de satisfacción de sus necesidades básicas y como medio de ingresar al modelo
mundial de competitividad y consumismo. La familia debe asumir un papel activo en la
reeducación del menor y fijarse en compañía de este unas metas que llevan a
reemplazar las dinámicas que se han presentado como dañinas en el desarrollo psico-
afectivo social del menor por alternativas de crecimiento personal y toma de conciencia
por la importancia de un debido comportamiento e integración familiar y social.
La resiliencia es una manera de ver el mundo, tan singular como cada persona;
por lo que no puede ser medida objetivamente. Tampoco es un estado de
supuesta perfección en que nada afecte a la persona, se trata de la proyección
de sí mismo más allá de un pasado doloroso a sabiendas que las cosas no
pueden ser como antes. “Ser resiliente no significa recuperarse en el sentido
estricto de la palabra, sino crecer hacia algo nuevo. Volver a un estado inicial
es ahora imposible, más bien hay que saltar adelante, abrir puertas, sin negar
el pasado doloroso, pero superándolo” (Vanistendael y Lecomte, 2002)
24
manteniendo un comportamiento socialmente aceptable en ambientes de adversidad,
y rechazar conductas inadaptadas.
Para que haya resiliencia, deben existir situaciones o factores de riesgo así
como de protección que ayuden a reducir o evitar un resultado negativo, porque la
resiliencia se centra en la exposición al riesgo, y en este contexto de riesgo se basa
más en las fortalezas que en los déficits. Por ello, se puede entender la resiliencia
como un mecanismo adaptativo básico que tienen todos los seres humanos ante
acontecimientos traumáticos, estresantes o dolorosos.
El concepto de resiliencia ha sido estudiado en diversas investigaciones, pero
lo más habitual es el estudio y la definición de la misma como resultado positivo en
contexto de riesgo (Luthar, Cicchetti y Becker, 2000), por lo tanto aquellos niños
vulnerables obtienen resultados mejores de los que se esperaban en su pronóstico
inicial; o bien debido a intervenciones o procesos concretos, que contienen o moderan
la exposición al riesgo (Smokowski, Reynolds y Bezrucho, 1999).
Estudiar a fondo estos elementos es el objetivo prioritario de las investigaciones
actuales sobre la resiliencia ya que no tan solo tiene implicaciones para el desarrollo
del niño o adolescente, sino también para los esfuerzos de prevención y de
intervención dirigidos a orientar las políticas públicas y los programas sociales
(Masten, 2001).
2.2.2 Resiliencia comunitaria. La Federación Internacional (2014), considera
que el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria es un proceso integrador,
multisectorial, en el que participan múltiples agentes, cuya consecución por parte de
los gobiernos, las organizaciones o las personas no es posible si actúan por sí solos o
de forma aislada. El fortalecimiento comunitario es posible cuando se fortalece la
resiliencia, reconociéndose la importancia de capacitar a las personas y las
comunidades para que puedan acceder a los medios que necesitan para mejorar sus
vidas. Este fortalecimiento se puede dar cuando existe suministro de capacidad técnica
y recursos apropiados; la vinculación entre las acciones comunitarias y de las
Sociedades Nacionales con los esfuerzos de las autoridades públicas, otros asociados
y agentes de la sociedad civil; y la sensibilización con respecto a la situación de las
personas más vulnerables en las comunidades.
25
Por otro lado, Uriarte A. J. D (2013), en el texto “La perspectiva comunitaria de
la resiliencia” expresa que “la resiliencia comunitaria es aún un concepto más reciente
que la resiliencia individual y se refiere a aspectos de afrontamiento de los traumas y
conflictos colectivos por los grupos humanos en los cuales influyen otros aspectos
psicosociales, además de las respuestas individuales al estrés”, refiriéndose por lo
tanto a la capacidad del sistema social y de las instituciones para hacer frente a las
adversidades y para reorganizarse posteriormente de modo que mejoren sus
funciones, su estructura y su identidad. Identifica la manera en que los grupos
humanos responden a las adversidades que como colectivo les afectan al mismo
tiempo y de manera semejante: terremotos, inundaciones, sequías, atentados,
represión política y otras, al tiempo que muestra cómo se desarrollan y fortalecen los
recursos con los que ya cuenta la comunidad. La resiliencia implica una cualidad
inestable, dinámica, que se desarrolla, que se crea en el tiempo y se mantiene en la
dialéctica de las personas y el contexto.
2.2.3. Delincuencia juvenil. Son numerosos los estudios e investigaciones que
a nivel academia o institucional se ha llevado a cabo sobre este tema, sin que haya
una verdadera coherencia entre todos sobre la responsabilidad que le cabe a los
mayores por la delincuencia juvenil que se está generalizando alarmantemente en
Colombia y que debe ser analizada desde diferentes ángulos, empezando por sus
hogares, sitios de residencia y establecimientos educativos, porque muchas veces el
contexto donde se desarrolla estos menores influye en su comportamiento.
La delincuencia juvenil es concebida como algo diferente a la criminalidad, ya
que tiene como protagonista a un niño o joven. López Rey Arrojo M (2010). Razón por
la cual se estableció el primer tribunal de menores en Chicago en 1899, a través del
cual se favorece al menor mediante la obtención de facilidades educacionales y
pedagógicas formativas, mejores condiciones de vida y fomento de la libertad
individual, incluyendo en este proceso no solo al menor sino también a su familia y la
responsabilidad que esta adquiere frente a la conducta del menor
Sobre este problema se han dictado leyes, decretos y resoluciones; formado
asociaciones, fundaciones y hogares de paso, para los menores que por alguna
circunstancia caen en la jurisdicción de la justicia penal, y para que encuentren
26
respuesta adecuada y ayuda para descubrir las causas y las consecuencias de sus
actos y que en lugar de ser discriminados, puedan ser útiles a la sociedad.
Se conoce que en el 2006, se dictó la Ley 1098, (Código de Infancia y
adolescencia), que no ha sido del todo exitosa frente a la delincuencia juvenil, porque
a pesar de contar con presupuestos asignados por ley no se han encontrado
resultados positivos que puedan demostrar que la delincuencia juvenil se está
acabando, todo lo contrario, es ya una problemática social, porque como se ve a diario
ya sea en Tv., radio o periódicos, la delincuencia juvenil está asfixiando a la comunidad
de bien, sin que se encuentre el “remedio más adecuado para estos males”.
Por consiguiente, se requiere que los gobiernos nacional, regionales y locales,
adapten medidas urgentes con el fin de contrarrestar este flagelo que prácticamente
tiene en jaque a miles de hogares de diferentes estratos sociales que padecen en
carne propia el drama de sus hijos recluidos en diferentes centros carcelarios del país
por diferentes delitos y siendo menores de edad, que ya se han convertido en
“delincuentes juveniles”.
¿Qué significa entonces ser “Delincuente juvenil? Este término fue acuñado en
Inglaterra en el año 1815, “Se entiende por delincuencia juvenil el conjunto de delitos,
contravenciones o comportamientos socialmente reprochables, que cometen las
personas consideradas como jóvenes por la ley” Defensoría del Pueblo (2000).
Aunque cada Estado está sujeto a su propio sistema jurídico, para algunos es
delincuente juvenil el adolescente que comete acciones sancionadas por la ley sin
importar su gravedad, otros Estados sólo consideran como delincuente juvenil al joven
que comete un acto delictivo grave. El problema de la delincuencia juvenil se hace
cada día mayor, y en muchos casos se encuentra con mayor porcentaje en sectores o
zonas caracterizadas por la marginalidad, el desempleo, la falta de vivienda, la
desintegración familiar, la carencia o insuficiencia de servicios públicos y una mezcla
de patrones culturales muy singulares. Aunque no siempre es así. Según Montalvo
Cristina (2011),
“la delincuencia juvenil es un fenómeno de ámbito mundial, pues se
extiende desde los rincones más alejados de la ciudad industrializada hasta los
suburbios de las grandes ciudades, desde las familias ricas o acomodadas
hasta las más pobres, es un problema que se da en todas las capas sociales y
en cualquier rincón de nuestra civilización. En las grandes ciudades
27
latinoamericanas, la delincuencia juvenil está ligada a la obtención delictiva de
bienes suntuarios de consumo y por lo general no practican la violencia por la
violencia misma sino como medio de obtener sus objetivos materiales”.
Estas son sin duda las referencias teóricas más indicadas para esta
investigación, porque se logró identificar a la delincuencia juvenil y su impacto en
cualquier sociedad como una problemática social a la que se debe analizar y
desarrollar políticas de Estado, revisar de manera juiciosa y sería el sistema penal
juvenil colombiano, dando como resultado el nuevo Código de Infancia y Adolescencia,
en donde el punto más sensible fue y sigue siendo, el relacionado con la
responsabilidad penal del menor y la privación de la libertad de éste.
“Los estudios criminológicos sobre la delincuencia juvenil señalan el
carácter multicausal del fenómeno, pero a pesar de ello, se pueden señalar
algunos factores que parecen decisivos en el aumento de la delincuencia
juvenil desde la II Guerra Mundial. Así, son factores que se encuentran en la
base de la delincuencia juvenil la imposibilidad de grandes capas de la
juventud de integrarse en el sistema y en los valores que éste promociona
como únicos y verdaderos (en el orden material y social, por ejemplo) y la
propia subcultura que genera la delincuencia que se transmite de pandilla en
pandilla, de modo que cada nuevo adepto trata de emular, y si es posible
superar, las acciones violentas realizadas por los miembros anteriores del
grupo” Dinitz S. (1982).
28
2. Características Psicológicas y del Comportamiento: Muchos de estos
menores delincuentes, presentan conflictos internos: esquizofrenia, hiperactividad,
impulsividad, control deficiente del comportamiento y problemas de atención.
3. Sociológicamente: Se puede presentar en combinación de las dos
anteriores, influyendo mucho el entorno o el ambiente en que se encuentra el menor
delincuente, cuando se produce desigualdades sociales, o racismo, o por existir otro
factor interesante como es la desintegración familiar, o simplemente se estigmatiza a
ciertos jóvenes por pertenecer a otras etnias. Muchos de estos factores están
directamente asociados con las relaciones interpersonales de los jóvenes con su
familia, amigos y compañeros, que son influyentes en el comportamiento agresivo o
violento de estos.
Las directrices de la ONU para la prevención de la delincuencia juvenil,
(resolución 45/112 del 14 de dic. De 1990) señala en el Capítulo IV, inciso B punto 21
inciso a: “Enseñar los valores fundamentales y fomentar el respeto de la identidad
propia y de las características culturales del niño, de los valores sociales del país en
que vive el niño, de las civilizaciones diferentes de la suya y de los derechos humanos
y libertades fundamentales”, en pocas palabras, inculcar valores y practicar virtudes
de valor universal, pero en Colombia, a este tema poco le han dado importancia.
De los 16,5 millones de niños y niñas colombianos, el 67% crece en
medio de las dificultades de la pobreza. Como lo afirma la revista Criminalidad,
de la Policía Nacional, “Si hay niños infractores es porque hay carencias. Si
hay carencias es porque hay desigualdades estructurales”. Y si esto es de
conocimiento del Estado, ¿Por qué su respuesta a la vulneración de los
derechos a la salud, a la vida, al desarrollo en un ambiente sano, a la
educación, al amor, al buen trato, a la alimentación, es una respuesta penal?
Más años en los centros de detención” Holguín G. G. (2010)
Según este autor, la delincuencia no se termina imponiendo penas para estos menores,
lo que realmente se necesita es que se aseguren los recursos económicos, humanos y
técnicos para su cumplimiento, y sean manejados con honradez y eficacia, dejando de
lado los discursos politiquero, y de “tirarle” la toalla a la niñez colombiana, en lo que se
relaciona con la violencia de Colombia.
2.2.4. Responsabilidad Penal Juvenil en Colombia Con la expedición de la
Ley 1098 de 2006, mediante la cual, se pretendió actualizar la legislación colombiana,
de acuerdo a instrumentos internacionales relativos a la responsabilidad penal de los
29
menores de edad, se cambia la visión proteccionista y simplemente educativa para el
tratamiento de menores infractores por “un modelo de responsabilidad penal por sus
actos y las consecuencias de éstos”. Sentencia C-203 de 2005.
“El desarrollo reciente del derecho penal internacional proporciona
elementos de juicio adicionales para concluir que los menores de edad si
pueden ser sujetos de responsabilidad penal, en este caso, por la comisión
de hechos ilícitos internacionales, siempre y cuando se respeten las
garantías mínimas a las que tienen derecho por su condición de menores”.
Sentencia C-203 de 2005.
30
catorce años. Este cambio de filosofía obedece principalmente a estándares
internacionales.
Se aborda el tema de la responsabilidad penal del menor en el ámbito
internacional, principalmente con la Convención sobre los Derechos del Niño. Es
preciso destacar que esta convención otorga la facultad a los Estados miembros, para
el establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños no
tienen capacidad para infringir las leyes penales.
Las reglas de Beijing (que per se no son vinculantes por tratarse de una
resolución de la ONU pero que por provenir de tratados internacionales sobre derechos
humanos debidamente ratificados se hacen obligatorios en el ordenamiento interno
colombiano), vislumbran al menor como “Todo niño o joven que, con arreglo al sistema
jurídico respectivo, puede ser castigado por un delito en forma diferente a un adulto”
.También consagra la figura del menor delincuente como: “Todo niño o joven al que se
ha imputado la comisión de un delito o se le ha considerado culpable de la comisión
de uno”. De igual forma, sin expresar una edad mínima para fijar la mayoría de edad
penal, la regla número 4.1 aboga por que ese límite no comience a una edad
demasiado temprana habida cuenta de las circunstancias que acompañan la madurez
emocional, mental e intelectual. Esa edad mínima según comentario a la regla 4.1
puede variar considerablemente en función de factores históricos y culturales para lo
cual se debe examinar si puede considerarse al niño en virtud de su discernimiento y
comprensión individuales, responsable de un comportamiento esencialmente
antisocial.
En Colombia, se creó en Colombia el Sistema de Responsabilidad Penal para
Adolescentes consagrado en el Código de Infancia y Adolescencia (Libro II, Título I)
expedido mediante ley 1098 de 2006 del 8 de Noviembre del 2006:
ARTÍCULO 139. SISTEMA DE RESPONSABILIDAD PENAL PARA
ADOLESCENTES. El sistema de responsabilidad penal para adolescentes es
el conjunto de principios, normas, procedimientos, autoridades judiciales
especializadas y entes administrativos que rigen o intervienen en la
investigación y juzgamiento de delitos cometidos por personas que tengan
entre catorce (14) y dieciocho (18) años al momento de cometer el hecho
punible.
ARTÍCULO 140. FINALIDAD DEL SISTEMA DE RESPONSABILIDAD
PENAL PARA ADOLESCENTES. En materia de responsabilidad penal para
adolescentes tanto el proceso como las medidas que se tomen son de carácter
31
pedagógico, específico y diferenciado respecto del sistema de adultos,
conforme a la protección integral. El proceso deberá garantizar la justicia
restaurativa, la verdad y la reparación del daño. (..).
PARÁGRAFO. En ningún caso, la protección integral puede servir de
excusa para violar los derechos y garantías de los niños, las niñas y los
adolescentes.
ARTÍCULO 141. PRINCIPIOS DEL SISTEMA DE RESPONSABILIDAD
PENAL PARA ADOLESCENTES. Los principios y definiciones consagrados en
la Constitución Política, en los instrumentos internacionales de derechos
humanos y en la presente ley se aplicarán en el Sistema de Responsabilidad
para Adolescentes.es
ARTÍCULO 142. EXCLUSIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL
PARA ADOLESCENTES. Sin perjuicio de la responsabilidad civil de los padres
o representantes legales, así como la responsabilidad penal consagrada en el
numeral 2 del artículo 25 del Código Penal, las personas menores de catorce
(14) años, no serán juzgadas ni declaradas responsables penalmente, privadas
de libertad, bajo denuncia o sindicación de haber cometido una conducta
punible.
La persona menor de catorce (14) años deberá ser entregada
inmediatamente por la policía de infancia y adolescencia ante la autoridad
competente para la verificación de la garantía de sus derechos de acuerdo con
lo establecido en esta ley.
La policía procederá a su identificación y a la recolección de los datos de
la conducta punible. Tampoco serán juzgadas, declaradas penalmente
responsables ni sometidas a sanciones penales las personas mayores de
catorce (14) y menores de dieciocho (18) años con discapacidad psíquico o
mental, pero se les aplicará la respectiva medida de seguridad.
Estas situaciones deben probarse debidamente en el proceso, siempre
y cuando la conducta punible guarde relación con la discapacidad.
32
Entre las no económicas: el incremento de los grupos al margen de la ley. Estos
grupos aprovechan para reclutarlos.
Y podría establecerse una tercera que sería la ineficiencia de la justicia y la
inoperancia del ICBF y su sistema. En este punto es bueno aclarar que las instituciones
encargadas de los menores, el Estado y el mismo sistema no ha podido comprender
cuándo un adolescente que ha trasgredido la ley penal debe ser castigado realmente
y cuando no.
El tema no es aumentar penas, sino que haya una flexibilidad dependiendo del
delito. Por ejemplo, cuando utilizan a un menor para accionar una bomba para matar
a una persona, ya con 16-17-18 años, seguramente se lo podría castigar con la pena
máxima como un adulto. Pero si este mismo menor que a esa misma edad participe
en la sustracción de un celular o de una cartera. Aquí el delito es de menor impacto.
Por lo que sería bueno revisión de las leyes en este sentido. Sería interesante
investigar más al respecto, porque según estadísticas de la Policía Nacional, la
reincidencia está en el 96% y las edades entre 14 a 16 años. Convirtiendo a estos
menores en punto clave para la delincuencia organizada porque el castigo es menor
para un delincuente juvenil que para un adulto.
Según el ICBF (2014) desde el 2007, cuando el Sistema empezó a
implementarse en el país, y hasta la fecha, más de 133.000 adolescentes han pasado
por este sistema por infringir la ley.
En lo corrido del año 2013, 18.559 menores de edad han ingresado al Sistema
de Responsabilidad Penal para Adolescentes. En el 2012 fueron 29.457, mientras en
el 2011 fueron 27.309, lo que deja ver un incremento.
La mayor incidencia de delitos se concentra en las edades de 16 a 17 años. El
grupo de aquellos que tienen 16 años es del 30%, y el de 17 años, el 36%. En el
Sistema hay actualmente 1.264 jóvenes que ya cumplieron la mayoría de edad. El
Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá son las regiones con mayor número de menores
de edad en esta situación.
El porcentaje de reincidencia en el delito es bastante preocupante: En el 2011
fue del 18%; en el 2012, del 20,8%, en el 2013, del 20,9% (Hasta septiembre). Los
hombres son mayoría, con el 88%.
33
Los anteriores datos fueron suministrados por la señora Adriana González,
directora encargada del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) al
Tiempo.com (2012) calificando la situación de “muy preocupante para el país y la
sociedad”. Insiste en que se debería establecer un sistema rector del Sistema de
Responsabilidad Penal que oriente la política y articule la Rama Ejecutiva con la
Judicial, con un cuerpo de custodia y vigilancia “diferente al trabajo que vienen
haciendo el ICBF”, porque según ella, el ICBF., no tiene la capacidad de vigilar a estos
jóvenes en los Centros de acogida, “que ingresen sustancias, que se peleen o que se
fuguen, al mismo tiempo que desarrollamos un marco pedagógico”. El ICBF., deberá
fortalecer la atención en sanciones no privativas de la libertad, para que se garantice
el cumplimiento de los fines del sistema y su carácter pedagógico, formativo y
restaurativo, procurando el reforzamiento de los programas pedagógicos para que
puedan desarrollar un proyecto de vida cuando cumplan con sus penas.
2.2.5.1 Causas o factores de riesgo: Se podría determinar que las principales
causas de la reincidencia en actos delictivos el mayor porcentaje está en la
desescolarización como ya se dijo anteriormente, así como la continuidad del consumo
de sustancias sicoactivas y la presencia de “parches” en sectores vulnerables.
Se encuentra ocasiones en que según el ICBF. (2014), los jóvenes que han
presentado la conducta delictiva por primera vez, están expuestos a ser reincidentes,
“debido a que los niveles de ansiedad no son tan altos como los experimentados por
primera vez; sin embargo, a nivel de reforzadores es una conducta altamente
compensatoria, ya que una vez liberados los neurotransmisores que producen la
dopamina, sustancia gratificante, se constituye en un reforzador altamente poderoso
lo que a la postre se convierte en una realización constante y repetitiva de la conducta
delictiva”.
Otro factor de riesgo puede ser los rasgos de personalidad, debido a que esta
serie de antecedentes familiares, médicos y psicológicos, juegan un papel fundamental
en la predisposición de las conductas delictivas, en especial aquellos factores
relacionados con la impulsividad, ansiedad, tensión, rasgos de personalidad
enérgicos, que influyen en la realización de dichos actos.
34
También el relacionado con actitudes y creencias, que juegan un papel
determinante en la verbalización que como padres o cuidadores realizan frente a los
menores que realizan este tipo de conductas.
Se podría asociar a los estilos de crianza de tipo permisivo, que se caracteriza
por tener padres flexibles, que facilitan a los menores permanecer en un ambiente libre
de control, de responsabilidades, reforzadores de las conductas efectuadas por los
niños sean adecuadas o no, finalmente asumen las responsabilidades de las acciones
de sus hijos independientemente de las consecuencias de las mismas.
Otros factores de riesgo identificados como “moderados” se tienen al Consumo
de sustancias psicoactivantes (SPA), recreación y tiempo libre (ocio y diversión),
educación y empleo.
Gualtero y Solano (2013), en el texto: “El adolescente cautivo”, hace una
reflexión acerca de cómo es el mundo de los adolescentes y de tratar de encontrar
respuesta a: ¿qué es lo que hace a los adolescentes ser como son? Llama la atención
este texto en esta investigación porque trata de las dificultades que los jóvenes en
general encuentran para hacer frente a su futuro y de los problemas que los padres
tienen para comprender sus dificultades. La forma de relacionarse con ellos que no
siempre es la adecuada, porque ellos, están aprendiendo a ser parte de esta sociedad.
Soriano (2009) dice que.
“El lento y a veces penoso recorrido del adolecente en pos de la
construcción de su identidad, requiere, además de la presencia de los adultos,
para que actúen ofreciendo una especie de canal, con los márgenes amplios
por donde el joven vaya transitando, y haciéndose así mismo. Durante el
proceso hay muchos momentos en que el adolescente se siente “nadie”, y aquí
es importante el apoyo ya que la alternativa a la búsqueda de identidades
rápidas es, frecuentemente una de las razones que pueden estar detrás de
ciertas conductas violentas o transgresoras” (pág. 132).
“..No son pocas las dificultades y amenazas que en ese momento de doble
transición (social y personal) acechan a los adolescentes hoy en día. (..) Habrá
pues que favorecer el crecimiento, la capacidad de espera, la preparación “el
tiempo necesario” a la vez que ofrecer un camino abierto y esperanzador para
que el nuevo candidato a adulto encuentre su lugar en un mundo cada vez más
globalizado e incierto. (pág. 150).
35
transformaciones en el ámbito familiar; la emancipación y el acceso al mundo laboral,
y la adolescencia y el proceso hacia la edad adulta a nivel emocional”.
2.2.6. La Resiliencia en el campo de la delincuencia juvenil. En el campo de
la delincuencia juvenil buena parte de los investigadores reclaman que para mejorar el
desarrollo de programas de intervención que puedan reducir la delincuencia en la
adolescencia se necesitan investigaciones, de tipo longitudinal respecto a los factores
protectores (Farrington, 1995).
Aunque las investigaciones son limitadas, se encuentran varias teorías e
hipótesis sobre la mesa cuando se intenta relacionar la inteligencia emocional o un
funcionamiento incipiente de la misma con la conducta delictiva. Los jóvenes
delincuentes constituyen un grupo de personas con dificultad aparente para anticipar
las consecuencias de sus acciones, demorar la gratificación inmediata, enfrentarse a
las frustraciones, o al menos respetar, las necesidades y sentimientos de las víctimas,
y controlar la conducta (Garrido, 2005).
Existen algunas investigaciones centradas en las áreas competenciales en el
campo de la delincuencia juvenil, que hagan referencia a las competencias
emocionales, deben permitir observar qué papel juegan como elementos mediadores
de la no delincuencia y estudiar de qué manera se pueden introducir en la prevención
y el tratamiento de la delincuencia juvenil.
Por otro lado, el hecho de que jóvenes en conflicto social abandonen su
trayectoria delictiva es una realidad que desafortunadamente ha sido poco estudiada
a pesar del interés que despierta. Un número limitado de estudios va dirigido hacia la
“resiliencia y los delincuentes juveniles”, probablemente para averiguar el porqué y el
cómo de la conducta criminológica, y que puedan ser vistos como supervivientes de
situaciones altamente complejas de su entorno, “y ser capaces de adaptarse y
perseverar a pesar del estrés y la adversidad” (Mowder, Cummings, Mckinney, 2010).
Por ello, hay que entender la resiliencia como un mecanismo adaptativo básico
que tienen todos los seres humanos ante acontecimientos traumáticos, estresantes o
dolorosos. Pero apegándose a la teoría de la resiliencia, las “capacidades” del
individuo son importantes, porque se le da importancia al desarrollo satisfactorio del
ser humano, a pesar de condiciones de vida difíciles, acontecimientos vitales
estresantes o experiencias traumáticas.
36
Por lo tanto, es innegable que el aumento en el conocimiento de las propias
capacidades permita al individuo enfrentarse mejor a las dificultades futuras y utilizar
los recursos disponibles. El concepto de competencia así como el de resiliencia es
dinámico, y se diferencia del de capacidad, mucho más estático y que se podría
entender como la potencialidad para hacer algo.
2.2.7 La víctima y el menor infractor en el proceso de resiliencia. Por otro
lado, y si este trabajo quiere conocer el impacto o efecto que pudiera tener el involucrar
a la víctima en el proceso de resiliencia, con el menor infractor, se debe conocer o
encontrar mecanismos que ayuden a descubrir o promover herramientas que se
puedan utilizar para promover entre las víctimas, para que comprendan que este
proceso de resiliencia es importante para todos, porque a través de la interacción se
logrará tener una concepción integral de ese ser humano (menor infractor), dándole
todo el valor que tiene para que pueda ser incorporado nuevamente en sociedad.
En estos casos puntuales, dónde el menor infractor tiene relación con su
víctima, podría darse un proceso favorable para que la resiliencia sea una herramienta
que contribuya al rescate de estos jóvenes, y que sean reconocidos dentro de la
sociedad, como parte del capital humano y actor protagónico de su propio desarrollo,
con derechos y capacidades para intervenir en su presente y lograr una participación
efectiva en sus propios destinos y en el desarrollo colectivo.
Es importante destacar que la materia prima de la resiliencia no son los recursos
que desarrolla un niño, adolescente o joven sino los apoyos y espacios que encuentra
en su entorno para poder manifestarlos; por consiguiente, es responsabilidad colectiva
ofrecerles contextos sensitivos y permeables a las respuestas positivas que buscan y
generan para solucionar sus problemas. Y se considera que aquí la víctima
desempeña un papel importante.
Por lo tanto, es fundamental entender que estimular una actitud resiliente,
implica potenciar las fortalezas humanas involucrando a todos los miembros de la
comunidad en el desarrollo, la implementación y la evaluación de los programas de
acción.
De Pedro y Muñoz (2005) afirman que: “
La resiliencia constituye un conjunto de procesos sociales e intra-
psíquicos (cognitivos, afectivos, conativos y sociales) que permiten tener una
37
vida sana en contextos que se caracterizan por ser estresantes, problemáticos
y desfavorables. Estos procesos tienen lugar a través del tiempo, en la
interacción del sujeto con su ambiente familiar, social y cultural. Pero los
investigadores insisten una interesante novedad: la resiliencia no puede ser
concebida como un atributo del sujeto, pues constituye un proceso interactivo
entre la persona y su medio”
38
2.- Dotar de protagonismo a la víctima en la resolución, atendiendo a sus
necesidades individuales y transformación del conflicto.
3.- Enriquecer el proceso resolutivo mediante la comunicación entre las partes y la
introducción por ellas de aspectos subjetivos que suelen quedar al margen del
procedimiento penal formal, consiguiendo así una mayor profundidad en la solución
consensuada respeto a la mera sanción penal.
4.- Conseguir que las partes implicadas comprendan mejor las causas y
consecuencias del hecho cometido, evitando trivializarlo o dramatizarlo.
5.- Proporcionar una nueva forma de respuesta penal con sentido educativo y
resocializador.
6.- Prevenir la reincidencia.
7.- Acercar la justicia a los ciudadanos mediante la pacificación social y jurídica a
través de mecanismos participativos e informales.
8.- Disminuir la carga de trabajo de la Administración de Justicia.
Lo que se puede lograr a través de la mediación entre las partes, porque se
favorecerá la aceptación de la víctima para que logren o acepten la capacidad de
resiliencia, y puedan generar una respuesta adaptativa frente a la situación
victimizante, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos
desestabilizadores o condiciones adversas.
Se logrará también, la toma de conciencia de los propios actos ya que se trata
de un ejercicio de introspección y permite que el menor vea la dimensión de sus
acciones. Es una salida para la culpa, permite que se restaure la imagen dañada del
ofensor y rescata los aspectos sanos del individuo.
Para la víctima es una ayuda para aliviar y solucionar los daños emocionales
causados por el hecho y una forma de ser atendida y escuchada, lo cual le permite
reducir su situación de tensión siendo parte activa del proceso de resolución del
conflicto. Le permite encontrarse voluntariamente con el autor del delito y escuchar sus
circunstancias, al igual que ella puede exponer sus sentimientos, temores,
demandas...
Da la oportunidad a las partes de definir y resolver satisfactoriamente el conflicto
y recuperar el protagonismo del mismo. Promueve el desarrollo de actitudes
39
individuales responsables y la recomposición de las interacciones sociales dañadas o
en conflicto sin un ganador y un perdedor, sino con dos ganadores.
Desde el punto de vista de la administración de la justicia, supone una descarga
de la ardua tarea de labor jurisdiccional.
En resumen, representa un proceso de responsabilización, un compromiso, y
mejora la convivencia. Por último, se podría decir que es un proceso que exige tiempo
y esfuerzos, así como aproximación, diálogo, comunicación y negociación entre partes,
aspectos que deben ser guiados por un grupo equipado y profesional. Beristain (1994:
283).
Ante las infracciones, cuando provienen de los menores, y según Beristain
(1994: 283) se aboga por una respuesta al delito y a la violencia “con talante no
expiacionista, ni vengativo, sino restaurativo, y mejor aún, creativo y recreativo”,
reclamando una mayor atención a las “facetas axiológicas en la pedagogía de los
jóvenes, especialmente de los infractores” (Beristain, 2004: 198), con la esperanza de
que “su experiencia del vivir ético, generoso, les muestre el camino para ser felices”.
Germán M. E. (2009).
Se podría entonces concluir que la resiliencia actúa entonces, como
herramienta para rescatar a los jóvenes frente a la adversidad, y que por medio de
modelos positivos, van a ser reconocidos como líderes para bien de su comunidad, y
parte inherente del capital humano de su comunidad, porque se convierte en actor
protagónico de su propio desarrollo, con derechos y capacidades para intervenir en su
presente y lograr una participación efectiva en sus propios destinos y en el desarrollo
colectivo. Por esto, estos jóvenes se constituyen en agentes óptimos de mediación.
2.2.8. Desvictimizar a la víctima. En este enunciado el CEIC, (2002), hace la
diferencia entre víctima y posesión de víctima, en la que Ma E. Colmenares (2002: 78),
expone: “Se encuentran campos de reflexión y análisis entre la representación de sí,
que puede tener la persona como víctima de circunstancias diversas, que la
victimización y la representación social sobre la víctima y cómo en estas diferencias
se organizan nuevos problemas de victimización por la pérdida de referentes para
situarse cada uno de los actores en sus responsabilidades respectivas”.
Más adelante Oscar Rojas dice: Para que la resiliencia sea una capacidad de
desarrollo y no sólo un mecanismo de supervivencia, es necesario que creemos las
40
oportunidades de interrelación pacífica, en nuestra sociedad a fin de que el niño, y
posteriormente el adolescente y el adulto, se puedan incorporar como miembros
activos de una sociedad sin afectar su equilibrio y de acuerdo con una capacidad de
actuar propositivamente en la construcción de lo colectivo. (Pág. 180).
Gustavo Zafra (2002) expresa: Al presentarse casos de violación de derechos,
por actos del Estado, autoridades o particulares, la constitución y distintas leyes
establecen la obligación de reparar el daño causado (..) se asemejaría a lo que
podríamos llamar la resiliencia jurídica (..) reacción que el Estado democrático
establece en el caso de que una persona sea víctima de una injusticia no tolerada por
el derecho lo que en lenguaje jurídico se llama “daño antijurídico”. (Pág. 260).
Michel Manciaux (2002), dice al respecto de la resiliencia: La resiliencia es algo
original que observamos a título personal, por poco que sepamos abrir los ojos sobre
las personas que nos rodean, o sobre las personas de la cuales nos ocupamos. (..)
Hay que saber que la resiliencia tiene sus límites, no se es resiliente solo, y una de las
capacidades de los factores de protección de los sujetos resilientes es ante todo saber
encontrar alrededor de ellos, personas que confían en ellos y en quien pueden confiar,
(..) “tutores de resiliencia”. No se es resiliente para siempre. No es porque se dio
prueba de resiliencia una vez (..) que esta capacidad va a durar toda la vida. (Pág.
302).
Al finalizar el texto, en sus conclusiones se encuentra lo siguiente: La
Resiliencia, responsabilidad del sujeto y esperanza social, estudia la resiliencia desde
lo individual y lo social, en la relación de os sujetos desde la cultura y su sociedad. Las
personas que sobrepasan su condición de víctimas y construyen nuevas existencias
en referencias a su dignidad humana, que fundan en valores éticos de respeto, por
ellas mismas y la vida. Esta construcción individual frente a la barbarie que desconoce
los valores humanos de la identidad, exige de la sociedad una actitud que respete e
integre los valores éticos sobre los cuales se construye la acción resiliente de los
sujetos que la conforman. (Pág. 416)
Es importante aclarar el concepto de “victimización y víctima”: entendido que la
victimización es “la forma en que un delito afecta a una persona o a un hogar”. Mientras
que víctima “es la persona que, de manera individual o colectiva, ha sufrido daños,
incluidos los físicos y los mentales, el sufrimiento emocional, pérdidas económicas o
41
la disminución sustancial de sus derechos fundamentales mediante actos u omisiones
que violan las leyes penales vigentes”.
2.2.9. Justicia restaurativa. Es un este tipo de justicia que será también
conciliadora, reparadora o restitutiva, buscando restablecer el vínculo social que ha
sido quebrantado por el acto trasgresor de la ley. Podría decirse que es un esfuerzo
por llegar a una situación similar a la que se tenía antes de la vulneración de la ley,
antes de afectar a la víctima y a la comunidad. Esta justicia restaurativa se centra en
las consecuencias que el delito ha supuesto para una persona en concreto y la
necesidad de repararlo, buscando, que el ofensor se haga responsable de las
consecuencias de su acto, procurando que en el encuentro con la víctima haya una
reconciliación basada en la restitución del daño y el perdón; y que se restituya el
vínculo social, procurando la reintegración del infractor en la comunidad, fortaleciendo
así el sentimiento de seguridad quebrantado.
Se puede decir entonces que la Justicia Restaurativa es un conjunto de valores
y creencias acerca de lo que significa la justicia.
Esta teoría busca como objetivos primordiales:
1. Invitar a la completa participación y al consenso
2. Sanar lo que ha sido roto
3. Buscar completa y directa responsabilidad
4. Reunir lo que ha sido dividido
5. Fortalecer a la comunidad para prevenir daños mayores.
6. Buscar el esfuerzo cooperativo de la comunidad y del estado
7. Buscar la reintegración de la víctima y el ofensor en la comunidad.
La justicia restaurativa se basa en los siguientes principios:
1. La participación activa del ofensor, de la víctima y de la comunidad.
2. La reparación material y simbólica del daño.
3. La responsabilidad completa y directa del autor.
4. La reconciliación con la víctima y con la comunidad.
5. El compromiso comunitario para enfrentar integralmente el conflicto social
y sus consecuencias.
Según el peruano Oscar Vásquez B. (2006), es importante precisar que la
justicia restaurativa no se limita sólo a la reparación material, sino que busca, sobre
42
todo, la reparación simbólica. Esto es, la restauración de los lazos comunitarios,
víctima-ofensor-comunidad.
La justicia restaurativa es altamente recomendada para la justicia juvenil, por
las siguientes razones:
Porque para los adolescentes la ley puede resultar muy abstracta. Es más fácil
para un adolescente entender las consecuencias de su acto cuando puede
apreciar la aflicción de la víctima.
Porque ser encausado judicialmente o verse privado de su libertad, puede
resultar estigmatizador para el adolescente.
Porque la reparación tiene efectos educativos y resocializadores. La reparación
puede ayudar al adolescente a comprender las consecuencias de su acto, pero
también le da la oportunidad de reivindicarse y de restituirse él mismo como
persona.
Porque trabajar sobre la base de la responsabilidad del adolescente es clave
para su educación como ciudadano, por cuanto se le considera sujeto de
derechos, capaz de responder por sus actos.
Porque no importa tanto la sanción en sí como la forma de aplicarla. Debe
elegirse una sanción que signifique para el adolescente algo nuevo y distinto,
que tome en cuenta sus inquietudes y preguntas, que lo motive y sea un reto
para querer cambiar.
2.2.10. La justicia restaurativa y la Víctima. Para la víctima, representa una
oportunidad de obtener reparación, sentirse seguro y buscar el cierre de sus heridas.
Y hay muchos beneficios como:
Permite a la víctima negociar soluciones satisfactorias (recuperando la
sensación de control al tener capacidad de participar en la decisión del modo de
resolver la situación).
Seguramente va a ser escuchada, reparada y va a obtener respuesta a muchas
preguntas (va a poder pasar página de la experiencia negativa-razones profundas del
comportamiento delictivo, recuperando la tranquilidad personal con la oportunidad de
encontrar respuestas a las incógnitas generadas por el delito).
Los procesos de la justicia restaurativa (mediación de víctima e infractor,
conferencia de grupo familiar o de comunidad, y el tratado de paz o ciclos de
43
sentencia), finalizan con un acuerdo sobre como el infractor enmendará por el daño
causado por el delito, para ello se utiliza dos sanciones de justicia de delito
tradicionales: la restitución y el servicio a la comunidad. Centro Justicia y
Reconciliación (2005).
2.2.11. Restitución es el pago por parte del infractor de una suma de dinero
para compensar a la víctima por las pérdidas financieras causadas por el delito. Es
justificada desde una perspectiva restaurativa como un método de mantener a los
infractores responsables por sus malas acciones, y como un método de reparar el daño
a la víctima. La restitución puede ser determinada en el curso de la mediación,
conferencia o los ciclos; puede también ser ordenado por un juez. En otras palabras,
es un resultado potencialmente restaurador que puede resultar ya sea de un proceso
restaurador o de un proceso de justicia convencional. Centro Justicia y Reconciliación
(2005).
2.2.12 Servicio Comunitario es el trabajo realizado por un infractor para el
beneficio de la comunidad. Es justificada en una perspectiva restaurativa como un
método de dirigirse al daño experimentado por la comunidad cuando ocurre un crimen.
Sin embargo, puede ser utilizado en cambio y por razones compensatorias o como una
manera de rehabilitar al infractor. ”Lo que distingue su uso como respuesta restaurativa
es la atención dada para identificar el daño particular sufrido por la comunidad como
resultado del crimen por parte del infractor, y el esfuerzo para asegurar que los
servicios a la comunidad por parte de los infractores reparen ese daño particular. Así,
por ejemplo, a los infractores que ponen graffiti en los edificios de un vecindario les
puede ser asignado el servicio comunitario de remover el graffiti de los edificios en
aquel vecindario”. Centro Justicia y Reconciliación (2005).
2.2.13 Derechos humanos y cultura de paz. Según las Naciones Unidas
(1998), “la cultura de paz consiste en una serie de valores, actitudes y
comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de
atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación
entre las personas, los grupos y las naciones” Por ello, se debe pensar siempre que
esta cultura de paz es la encargada de superar la violencia y las injusticias,
implementando un nuevo modelo de convivencia, que se fundamente en el respeto de
la diversidad, la tolerancia y resolución pacífica de conflictos.
44
¿Por qué se habla de paz, derechos humanos y cultura de la paz?
Tal vez porque entre estos conceptos que se volverán acciones se promueve la
comprensión, el respeto y la solidaridad, para hacer de Colombia un país donde todos
convivan de manera más justa, libre y respetuosa de la dignidad humana, donde las
diferencias por raza, religión o política sean cosas del pasado. Será una tarea difícil y
compleja que requiere el compromiso de parte de todos: autoridades, políticos,
religiosos y escuela, pero sobre todo, se necesita el apoyo de toda la comunidad, para
generar cambios significativos que faciliten la convivencia en un contexto de plena
vigencia de los derechos humanos.
Se debe tener claro que la paz, no es un paraíso al que se llega fácilmente,
donde ya la guerra no existe, no va mucho más allá, requiere que la sociedad viva en
equidad, libertad, igualdad y solidaridad, entre otros valores.
Por ello, la construcción de paz, es un proceso arduo que va a tener muchos
contradictores que por razones políticas o particulares, no quieren la paz, por lo que el
trabajo debe ser más agresivo en la forma cómo se promueva la cultura de paz, ojala,
se inicie en las escuelas, para que a través de la educación se instauren todos esos
valores asociados que permitan alcanzar la meta. Tal como dijo Eleonor Roosevelt "No
basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla".
Es así como la cultura de paz, debe ser ese movimiento en el que se encuentran
fuertemente fortalecidos un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que
reflejan el respeto a la vida, al ser humano y a su dignidad, y que colocan en primer
plano los derechos humanos, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la
adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia, así como la
comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas, liberando la generosidad,
escuchando para comprender, preservando el planeta y reinventando la solidaridad.
En este contexto, puede incluirse al delincuente juvenil, cuando se ha
“reinventado”, cuando ha comprendido los valores anteriormente descritos, y que entra
en un nuevo proceso, para bien suyo, de su familia y de su comunidad: el joven
resiliente. Se hace énfasis, en este punto, puesto que la Resiliencia, forma parte
directa de la paz y la reconciliación, y busca, ser el puente (a opinión propia), entre la
cultura por la paz, los derechos humanos y la reconciliación.
45
2.2.14 Derecho a la Paz. Según la UNESCO (1997):
“La paz duradera es premisa y requisito para el ejercicio de todos los
derechos y deberes humanos. (...) “La renuncia generalizada a la violencia
requiere el compromiso de toda la sociedad. No son temas de gobierno sino de
Estado; no de unos mandatarios, sino de la sociedad en su conjunto”
“Artículo 1: La Paz como derecho humano. “Todo ser humano tiene derecho
a la paz que es inherente a su dignidad como persona humana. “La guerra y todo
conflicto armado, la violencia en todas sus formas, sea cual sea su origen, así
como la inseguridad de las personas, son intrínsecamente incompatibles con el
derecho humano a la paz “El derecho humano a la paz debe ser garantizado,
respetado y puesto en práctica sin ninguna discriminación, tanto en el ámbito
interno como internacional por todos los estados y todos los miembros de la
comunidad internacional.
“Artículo 2: La Paz como un deber “Todos los seres humanos, todos los
estados y los otros miembros de la comunidad internacional y todos los pueblos,
tienen el deber de contribuir al mantenimiento y a la construcción de la paz, así
como a la prevención de los conflictos armados y de violencia bajo todas sus
formas. Es de su incumbencia favorecer el desarme y oponerse por todos los
medios legítimos a los actos de agresión y a las violaciones sistemáticas,
masivas y flagrantes de los derechos humanos que constituyen una amenaza
para la paz.
Las desigualdades, la exclusión y la pobreza son susceptibles de
comportar la violación de la paz internacional y de la paz interna, y es deber de
los estados promover y estimular la justicia social, tanto en su territorio como en
el ámbito internacional, particularmente por una política adecuada al desarrollo
humano sostenible” Declaración de Oslo (1997).
46
vigencia de un orden. “La paz debe comenzar pasando por el Estado, la Sociedad y
especialmente en la familia”.
Por lo tanto, en el Derecho Internacional como en la Constitución Política, la Paz
tiene un carácter multifacético, siendo un fin que anhela todo el mundo: la comunidad
internacional y la nacional, por ser un derecho colectivo (tercera generación) y bajo
ciertos aspectos un derecho subjetivo fundamental al que corresponde un deber
personal.
A esta realidad se ha referido la Corte Constitucional (Sentencia C-370/06), de
la siguiente manera:
“Una característica peculiar del derecho a la paz es el de la multiplicidad
que asume su forma de ejercicio. Es un derecho de autonomía en cuanto está
vedado a la injerencia del poder público y de los particulares, que reclama a su
vez un deber jurídico correlativo de abstención; un derecho de participación, en
el sentido de que está facultado su titular para intervenir en los asuntos públicos
como miembro activo de la comunidad política; un poder de exigencia frente al
Estado y los particulares para reclamar el cumplimiento de obligaciones de
hacer. Como derecho que pertenece a toda persona, implica para cada
miembro de la comunidad, entre otros derechos, el de vivir en una sociedad
que excluya la violencia como medio de solución de conflictos, el de impedir o
denunciar la ejecución de hechos violatorios de los derechos humanos y el de
estar protegido contra todo acto de arbitrariedad, violencia o terrorismo. La
convivencia pacífica es un fin básico del Estado y ha de ser el móvil último de
las fuerzas del orden constitucional. La paz es, además, presupuesto del
proceso democrático, libre y abierto, y condición necesaria para el goce efectivo
de los derechos fundamentales”
47
Factores de protección. Son definidos por Rutter (1979) como aquellos rasgos
de las personas, entornos, situaciones y/o acontecimientos que parecen moderar las
predicciones de psicopatología basadas en niveles de riesgo individual. Los factores
de protección, si están presentes, favorecen la resistencia ante el riesgo y fomentan
resultados caracterizados por patrones de adaptación y competencia. Sin embargo, la
ausencia de estos factores, como por ejemplo el compromiso de la familia, la escuela,
la religiosidad, el deporte, el trabajo, la falta de valores morales y éticos, de capacidad
de resolución de problemas, o de gestionar adecuadamente las emociones, así como
la falta de autoestima, son precursores de la delincuencia y de conductas antisociales
(Palermo, 2009).
Individuos resilientes: Son aquellos que al estar insertos en una situación de
adversidad, es decir, al estar expuestos a un conglomerado de factores de riesgo,
tienen la capacidad de utilizar aquellos factores protectores para sobreponerse a la
adversidad , crecer y desarrollarse adecuadamente, llegando a madurar como seres
adultos competentes, pese a los pronósticos desfavorables
La resiliencia es el resultado de un equilibrio entre factores de riesgo, factores
protectores y la personalidad del ser humano. Esto último permite elaborar, en sentido
positivo, factores o circunstancias de la vida que son desfavorables. Uno puede estar
más que ser resilientes. Es necesario insistir en la naturaleza dinámica de la resiliencia.
(Munist Mabel et. al. 1998)
Mediación. Método de gestión de conflictos, con la función de ayudar a las
partes involucradas en un conflicto para que puedan negociar una solución
satisfactoria para ambos. Equivale a poner en contacto a la víctima y al infractor, y
supone la intervención de una tercera persona, que trata de alcanzar un acuerdo y
compromiso en el conflicto que opone al infractor y a la víctima, atendiendo
adecuadamente a los derechos e intereses de ambos
Menor infractor: En opinión de Cruz (2007), los menores infractores son aquellas
personas menores de 18 años que llevan a cabo conductas tipificadas como delitos
por las leyes penales vigentes.
Perspectiva de derechos: asume a las personas como sujetos sociales, de
derechos, ciudadanos y ciudadanas, agentes de cambio capaces de transformar su
realidad social.
48
Redes de apoyo. Ofrecen la oportunidad de cultivar una verdadera cohesión,
que aporta seguridad. Estas iniciativas brindan ocasiones de ayudar ayudándonos, co-
crear y alimentar esa capacidad de vencer los obstáculos y hacer avanzar en proyectos
de vida, contribuyendo al bienestar de un determinado núcleo social. Es una apuesta
por la cooperación y la solidaridad, fortaleciendo la resiliencia personal y comunitaria.
Resiliencia tiene su origen en el latín, en el término resilio que significa volver
atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término fue adaptado a las ciencias
sociales para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en
situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos (Rutter,
1993).
Resiliencia. el resultado de la combinación o interacción entre los atributos del
individuo (internos) y su ambiente familiar, social y cultural (externos) que posibilitan
superar el riesgo y la adversidad de forma constructiva (González-Arratia, 2007).
Se refiere tanto a los individuos en particular como a los grupos familiares o
escolares que son capaces de minimizar y sobreponerse a los efectos nocivos de las
adversidades y los contextos desfavorecidos y deprivados socioculturalmente (Uriarte,
2005).
Resiliencia comunitaria. No es una intervención específica o delimitada a
responder a un determinado acontecimiento adverso. Es la capacidad por parte de la
comunidad de detectar y prevenir adversidades, la capacidad de absorción de una
adversidad impactante y la capacidad para recuperarse tras un daño, esto es en
definitiva lo que define a la resiliencia comunitaria (Twigg, 2007). Se construye en el
día a día, cuando las personas se implican en mejorar las condiciones
medioambientales de su comunidad, participa en la reducción del cambio climático, en
el consumo responsable, en la implantación de los derechos humanos y la justicia
social, en la resolución no violenta de los conflictos, etc.
Vulnerabilidad. Reichters y Weintraub (1990) consideran importante distinguir
entre lo que ellos denominan desadaptación y el concepto de vulnerabilidad.
Argumentan que, un comportamiento desadaptado en edades tempranas no es
sinónimo de ser vulnerable a algún desorden, sea éste adquirido o heredado. Quizás,
sostienen las autoras, sea necesario considerar las características de las personas
49
para lograr una adecuada comprensión de los factores y/o procesos que ya sea las
protegen o bien aumentan su vulnerabilidad.
Es importante destacar que Rutter (1990) señala que, una misma variable
puede actuar bajo distintas circunstancias, tanto en calidad de factor de riesgo como
de protector
50
CAPITULO III
3.- METODOLOGÍA
51
La investigación jurídica se puede definir como: “el conjunto de procedimientos
de carácter reflexivo, sistemático, controlado, crítico y creativo, cuyo objetivo es la
búsqueda, indagación y el estudio de las normas, los hechos y los valores,
considerando la dinámica de los cambios sociales, políticos, económicos y cultura-les
que se desarrollan en la sociedad”. Álvarez U. Gabriel. (2002).
A partir de la observación y de entrevistas realizadas en comunidades que han
tenido que atravesar por situaciones catastróficas y dolorosas, la sistematización de la
información ha permitido determinar a los investigadores latinoamericanos los
siguientes pilares de la resiliencia comunitaria, en forma análoga a lo establecido en
torno a la resiliencia individual.
Ahora bien, todo instrumento de recolección de datos debe poseer dos
elementos esenciales como son: validez y confiabilidad, porque con la validez se
determina la revisión de la presentación del contenido, se hace el contraste de los
indicadores con los ítems (preguntas) que son los que miden las variables
correspondientes. Se estima también que la validez es la que hace que un determinado
instrumento haya surtido el efecto necesario, y haya sido al mismo tiempo indicado
que una prueba sea de tal manera concebida, elaborada y aplicada y que mida lo que
se propone medir.
Por su parte la confiabilidad de los instrumentos es necesario e indispensable,
cuando éste, permite determinar que mide lo que se quiere medir, y después de
haberse aplicado varias veces, indique el mismo resultado.
Hernández et al (2003:243), indican que la confiabilidad de un instrumento de
medición se refiere al grado en que su aplicación repetida al mismo sujeto u objeto,
produce iguales resultados.
Entrevista Semi-estructurada Esta técnica se caracteriza porque permite
recopilar información a partir de un diálogo interactivo (entrevistador – entrevistado).
Se parte de un listado de preguntas abiertas previamente establecidas por el
investigador siguiendo un orden, aunque su aplicación es flexible dependiendo del
desarrollo de la conversación que se establece entre entrevistador y entrevistado
Las entrevistas se realizaron a: Menores que se encuentran en el Instituto de
Formación Toribio Maya (12).
A dos adolescentes que superaron el proceso y son resilientes.
52
Al rector del Centro del Instituto de Formación “TORIBIO MAYA” de Popayán /
Cauca
A un psicólogo y a dos Trabajadores sociales uno en el Instituto de Formación
Toribio Maya y dos en la URI Popayán.
A funcionarios de la Policía de Infancia y Adolescencia (2) y a dos funcionarios
del ICBF: URI-Popayán.
A dos fiscales del área.
A dos víctimas que participaron en el proceso de resiliencia del menor infractor.
Estas entrevistas se diseñaron de acuerdo a las variables que se establecieron
para la presente investigación, para sistematizarlas y priorizar necesidades.
53
CAPITULO IV
4. RESULTADOS
En este capítulo se grafican y sistematizan los resultados del trabajo de campo:
para posteriormente llegar al análisis de resultados. La encueta realizada a los jóvenes
que se encuentran en el Centro de Formación Toribio Maya, son las que a continuación
se grafican y sistematizan:
4.1. CATEGORÍAS
4.1.1 Relaciones familiares
Cuadro 2. Cómo es la relación con las personas que viven contigo en la casa
Regular
25%
Buena
75%
Se aprecia que la relación que estos jóvenes tienen con su familia en su mayoría
e buena (75%) que corresponde a nueve de ellos y para 3 de los menores es regular
(25%)
54
Gráfica 2. Quién consideras que da las ordenes y que manda en la familia
Hermano
mayor
8%
Papá
25%
Mamá
67%
Son hogares donde la madre tiene la autoridad (67%), seguido del padre (25%)
involucrándose también el hermano mayor con un 8%.
Cuadro 4. De qué forma influye tu familia en las decisiones que usted toma
Gráfica 3. De qué forma influye tu familia en las decisiones que usted toma
Ninguna
8%
Bastante
Muy poco 50%
42%
Esta pregunta tienen dos respuestas: para el 50% influye bastante y para el 42% muy
poco, y para uno de ellos, la familia no tiene ninguna influencia.
55
Cuadro 5. Comunicación que existe entre tú y los miembros de tu familia
No hay comunicación
8%
Mala
17%
Regular
8%
Buena
67%
Aunque el 67% manifiesta que es buena, (ocho jóvenes), es preocupante que para los
otros esa sea regular (8%), mala (17%) o no existe (8%)
Cuadro 6. Tiempo conectado con tus amigos (redes, Internet, celular, Tablet, etc.)
Gráfica 5. Tiempo conectado con tus amigos (redes, Internet, celular, Tablet, etc.)
Mucho
No lo hago 25%
33%
Poco
42%
Se puede apreciar que estos jóvenes casi no están en relación directa con la
tecnología, solo el 25% o sea tres de ellos, dicen que si lo hacen “mucho” tiempo, pero
para el 42% lo hacen muy poco y para el 33% no se conectan con sus amigos.
56
Cuadro 7 Cómo crees tú, que se sienten papá, mamá, hermanos y otros familiares
por el hecho de que estés en la institución
Gráfica 6 Cómo crees tú, que se sienten papá, mamá, hermanos y otros familiares
por el hecho de que estés en la institución
No les importa
8% Preocupados
25%
Me acompañan
67%
El 67% respondieron que sus padres les acompañan en este proceso y el 25% se
encuentra preocupado
Cuadro 8 Qué opinión tiene tu familia de tu actual comportamiento
No dicen nada
8% Se sienten
confiados en mi
cambio
Están temerosos 42%
que vuelva a incidir
33%
No confían en mi
cambio
17%
Cinco de ellos (42%) no confían en el cambio y el 33% están temerosos que vuelvan
a incidir en el delito.
57
Cuadro 9 Correrías el riesgo de volver a cometer algún delito
Si
Posiblemente 17%
25%
No
58%
El 58% afirma no volver a cometer el delito, (7jóvenes), para tres de ellos es posible
(25%) y dos fueron directos y dijeron que sí (17%).para
Primera vez
42%
De esto jóvenes el 50% ya han estado en la institución dos o tres veces. Uno de ellos
(8%) cuatro o más veces, y cinco es la primera vez (42%).
58
Cuadro 11 El estar interno aquí, ayuda a no volver a cometer otro delito
Si
Posiblemente 17%
25%
No
58%
De estos jóvenes el 58% dice que no, para 7 de ellos, “posiblemente” con el 25% y al
17% si les ayuda un poco.
Cuadro 12 Tienes amigos aquí en el Centro
Muy pocos
33%
Si
50%
No
17%
El 50% si tiene amigos, pero para cuatro de ellos (33%) no los tienen, y no los tienen
dos de ellos que corresponde al 17%
59
Cuadro 13.- De qué forma la permanencia aquí te ha llevado a reflexionar sobre tu
pasado, presente y futuro
Dedicarme a
estudiar Recibir y aceptar
8% consejos
34%
El 34% dice que para recibir y aceptar consejos, para tres de ellos para escoger bien
a los amigos (25%) y para el 33%, para ser más respetuosos.
Bueno
50%
El 50% lo considera bueno para tres de ellos es regular (25%, para dos es excelente
17%).
60
Cuadro 15.- Has tenido orientación psicológica durante el tiempo que has estado acá
Gráfica 14.- Has tenido orientación psicológica durante el tiempo que has estado acá
Muy poca
33%
Si
67%
El 67% responde o sea ocho jóvenes. Cuatro de ellos dicen que “muy poca” (33%).
Muy poca
8%
Si
No 50%
42%
Para el 50% si creen que han disminuido (6). Cinco de ellos dicen que “no” (42%) y
uno de ellos dice que muy poco (8%).
61
Cuadro 17.- Te has vinculado al sistema educativo para dar continuidad a sus
estudios académicos
Gráfica 16.- Te has vinculado al sistema educativo para dar continuidad a sus
estudios académicos
No
8%
Si
92%
El 92% si lo ha hecho, solamente uno de ellos no está vinculado (8%).
Muy poco
8%
No
17%
Si
75%
Nueve jóvenes dicen que sí (75%). Dos dicen que no (17%) y el 8% que corresponde
a uno de ellos dice que muy poco.
62
4.1.3 Proyecto de vida
Cuadro 19.- Crees que el Centro logró que te recuperaras positivamente para tu
futuro
Gráfica 18.- Crees que el Centro logró que te recuperaras positivamente para tu
futuro
Muy poco
17%
No Si
25% 58%
Siete de ellos dicen que si (58%), muy poco el 17% y para tres de ellos no lo logró
(25%)
Cuadro 20.- Estas motivado para salir adelante y cumplir tus sueños
Gráfica 19.- Estas motivado para salir adelante y cumplir tus sueños
Muy poco
8%
No
25%
Si
67%
El 67% dice que si está motivado. El 25% dice que no lo está y uno de ellos (8%) dice
que muy poco.
63
Cuadro 21.- Crees tú que durante la permanencia en el Centro pudiste fortalecer
valores que posibiliten tu participación en el contexto social?
No
33% Si
59%
Para siete de ellos, si se fortalecieron (59%). Cuatro responden que no (33%) y uno
dice que muy poco (8%).
No
17%
Si
83%
Diez jóvenes dicen que sí (83%). Dos de ellos responden que no (17%), porque no
tienen familia.
64
Cuadro 23.- Que tan importante es tu familia para involucrarlos en tu proyecto de
vida
Gráfica 22.- Que tan importante es tu familia para involucrarlos en tu proyecto de vida
Poco importante
8%
Muy importante
92%
Muy importante para once de ellos (92%) y para uno con el 8%, poco importante.
Cuadro 24.- Conoces a la familia a quien causaste el daño con tu actuar delictivo?
Gráfica 23.- Conoces a la familia a quien causaste el daño con tu actuar delictivo?
Muy poco
17%
Si
33%
No
50%
El 50% no la conoce. Cuatro de ellos si la conoce (33%) y muy poco el 17% que
corresponde a dos de ellos.
65
Cuadro 25.- Cuales son tus metas para el futuro
Ítems frecuencia Porcentaje
No volver a cometer ningún delito 0 0
Estudiar y salir adelante 7 58%
Ser útil para mi familia 3 25%
Ser una buena persona 2 17%
Total 12 100%
Cuadro 26.- Cuales son las cosas por las que lucharías para tener un presente y
futuro feliz
Ítems frecuencia Porcentaje
Por mi familia 9 75%
Por ser buena persona 2 17%
Ser ejemplo positivo para otros 1 8%
Total 12 100%
Gráfica 25.- Cuales son las cosas por las que lucharías para tener un presente y
futuro feliz
Ser ejemplo
positivo para otros
8%
Por mi familia
75%
El porcentaje más alto corresponde a la lucha por su familia que lo afirman 9 de ellos.
66
Cuadro 27.- Como te ves dentro de cinco años
Ítems frecuencia Porcentaje
Terminando secundaria 2 17%
Ser buen ejemplo 1 8%
Trabajando 2 17%
Ayudando a los míos 6 50%
No lo sé 1 8%
Total 12 100%
No lo sé Terminando
8% secundaria
17%
Ayudando a los
Trabajando
míos
17%
50%
Para el 50% se ven ayudando a los suyos, trabajando y estudiando tienen el mismo
porcentaje (17%).
PREGUNTA RESPUESTA
1.- Como considera Usted, la contribución del Instituto de Desde la reformulación del Proyecto de
Formación Toribio Maya, en la construcción de un Vida y con el aporte de las diferentes
Proyecto de vida de estos menores y adolescentes áreas de atención.
2.- ¿El aporte dado por la Casa Juvenil fray Luis Amigó, Ya no existe la Casa Juvenil en Popayán
perteneciente al Instituto de Formación Toribio Maya por falta de presupuesto
tiene apoyo institucional?
3.- Conoce usted menores y adolescentes que haya Si varios
reincidido varias veces en delitos?
4.- Cuál es el delito con más alto porcentaje de estos Hurto simple, Hurto calificado y agravado
menores y adolescentes
5.- Conoce usted menores o adolescentes que hayan Si hay varios que han optado por salir
optado por la resiliencia para cambiar sus proyectos de adelante pese a sus condiciones
vida y ser útiles a su comunidad y sociedad en general? desfavorables.
67
4.1.5. Entrevista a los fiscales
68
relaciones con su víctima mismo. No hay elemento de red familiar de apoyo
y la comunidad? reparación y verdad. sólido.
4.- Cuál cree usted que No apoyo socio-familiar Ausencia de una red Situación
son las causas para que el Constantes ideas familiar de apoyo económica familiar.
menor delincuente vuelva irracionales que son sólida, pautas de El deseo de no
a reincidir en el delito? reforzadas por la crianza inadecuadas, cambiar y continuar
negligencia del Estado. No poco manejo de con lo mismo.
hay conciencia de daño. autoridad por parte
los progenitores,
pares inadecuados,
consumo de SPA,
poca capacidad de
reflexión por parte del
adolescente.
5.- Cómo intervenir con Evaluar condiciones de Fundamental que los Tener
este grupo social para que ingreso de NNA, adolescentes responsabilidad y
su Proyecto de vida”, sea enfatizando los aspectos reflexionen y compromiso de las
confiable, constructivo y más importantes del comprendan la familias con
valorado por la comunidad desarrollo de la conciencia importancia que tiene normas, valores y
a la que pertenece? moral y orientarlos al el proyecto de vida principios morales.
desarrollo de habilidades para el mejoramiento
sociales. de la calidad de vida
que se apropien para
que se vea reflejado y
sea valorado por la
comunidad.
3.- ¿Existe en Popayán, un centro Solo Toribio Maya, los Los que conozco son: Toribio Maya,
de acogida para estos menores, con demás son de protección y Fumcam, Fundacer.
funcionarios expertos en el restablecimiento de
comportamiento delincuencial derechos
juvenil?
4.- Su institución está de acuerdo No hay plata suficiente. No conozco sin embargo por medio
con reformar el Código de Infancia y de este, se logra que los jóvenes
Adolescencia, así como el Sistema salgan de diferentes problemáticas
de Responsabilidad Penal. en las que se encuentran inmersos.
Justifique su respuesta
69
4.1.8. Entrevista a Policía de Infancia y Adolescencia
70
Cuadro 34. Número de Delitos cometidos por menores en el año 2014.
DELITOS N°
Hurto 189
Trafico, fabricación o porte de estupefacientes 48
Daño en bien ajeno 15
Lesiones personales 15
Violencia intrafamiliar 15
Violencia contra servidor publico 10
Fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones 13
Receptación 5
Tentativa de homicidio 2
Imitación o simulación de alimentos 1
Abuso de confianza 1
Homicidio 3
Uso en documento falso 3
Falsedad marcaria 3
Injuria por vía de hecho 1
TOTAL 324
Fuente: marco.papamija@correo.policia.gov.co>
HURTO
200
TRAFICO, FABRICACION O PORTE
180 DE ESTUPEFACIENTES
160 DAÑO EN BIEN AJENO
140
LESIONES PERSONALES
120
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
100
VIOLENCIA CONTRA SERVIDOR
80 PUBLICO
60 FABRICACION, TRAFICO Y PORTE
DE ARMAS DE FUEGO O
40 MUNICIONES
RECEPTACION
20
TENTATIVA DE HOMICIDIO
0
ACTOS URGENTES 2014
Fuente: marco.papamija@correo.policia.gov.co>
71
Cuadro 35. Clase de Delitos cometidos por menores en el año 2015.
Delitos N°
Hurto 148
Trafico, fabricación o porte de estupefacientes 39
Daño en bien ajeno 8
Lesiones personales 12
Violencia intrafamiliar 17
Violencia contra servidor publico 16
Fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones 12
Receptación 2
Falsedad en documento publico 1
Homicidio 4
Uso en documento falso 3
Falsedad marcaria 1
Total 263
Fuente: marco.papamija@correo.policia.gov.co>
72
Gráfica 28. Número de Delitos cometidos por menores en el año 2015
160
140
120
100
80
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Fuente: marco.papamija@correo.policia.gov.co>
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4.1.11. Entrevista a menores resilientes
74
lado de su madre, y esta sea la influencia para “salir adelante”, “cueste lo que cueste”,
siendo la familia en estos casos la que influye en las decisiones que toman (50%),
aunque para otro porcentaje del 42%, la familia no tiene nada que ver con sus
decisiones. Por ello, hay que entender que es perjudicial tanto una actitud demasiado
laxa o falta de interés de los padres como una actitud autoritaria que anule la
comunicación y que haga que el menor se vuelva vulnerable al delito.
Por otro lado, se pudo constatar que estos menores, casi no se contactan con
sus amigos por medios como redes, Internet, celular, Tablet, etc, un poco lo hace el
42%, y nunca lo hacen el 33%, lo que se podría deducir que no son las redes, ni los
medios tecnológicos los que han llevado a estos menores a delinquir. Lo que se podría
traducir en que son las amistades, las que influyen negativa o positivamente a estos
menores, y estas “malas influencias” son las que aumentan el riesgo, aunque el menor
proceda de un ambiente socializado.
Los jóvenes tienden a imitar las conductas más cercanas, pero otros medios
ambientales y también los hábitos pueden fomentar la violencia y la agresividad, la
incomunicación y la pérdida de relaciones sociales.
En relación a su familia, se pudo comprobar que a muchos de estos menores la
familia los apoya y se sienten preocupados por la situación por la que están pasando,
pero es preocupante que al preguntarles “correrías el riesgo de volver a cometer algún
delito”, varios de ellos respondieron “Si” el 17%), “posiblemente” “el 25%), lo que hace
pensar que hace falta, no correctivos, sino herramientas pedagógicas que les ayude a
visualizar la problemática en que se encuentres y lograr sensibilizarlos para que
cambien esa actitud negativa en positiva (resiliencia).
Aquí se puede comprobar con la pregunta que se les hizo en relación a las
veces que han estado en la institución: dos o tres veces (50%), cuatro veces o más
(8%), aunque el 42% es la primera vez, y en cuanto a no volver a cometer el delito,
tampoco son muy convencidos de no volverlo a hacer.
En este punto es bueno anotar que estos jóvenes manifestaron que ellos tienen
“un combo”, y aunque la encuesta fue personalizada, todos o la gran mayoría
coincidieron en que pertenecen a “pandillas”, por lo que les será difícil salir de ella, una
vez haya cumplido con el castigo. Por lo que quedó claro que para la mitad de los
encuestados 50%, o no tienen amigos o son muy pocos. De aquí, el peligro de la
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reincidencia de estos menores, y aquellos que están en el Centro por primera vez,
están propensos a repetirla para ser reconocidos por 2los combos”. Es así como la
reincidencia, les lleva a imitar a los demás por lo tanto, vuelven al centro en repetidas
ocasiones.
Según la investigación de Vizcaíno Gutiérrez Milcíades (2008), estos menores
constituyen “parches”, en esquinas y calles; que luego se convierten en pandillas,
combos y bandas, en las cuales los niños encuentran afecto, lealtad, pertenencia y
reconocimiento social.
“Mientras los muchachos de estrato alto acuden a bares y discotecas, los
de estratos medio se ubican en centros comerciales y los de estratos bajo lo
hacen en la esquina del barrio. Los menores actúan como informantes, y
vigilantes para pasar luego a actuar en hurtos o actividades de sicariato y
secuestro. Los menores tienen una característica aprovechable y es su
capacidad de camuflaje y de evasión ante la justicia. En una organización son
muy útiles en su contribución a los objetivos delincuenciales”.
En esta parte, y desde el punto de vista del Director del Toribio Maya, estos
jóvenes reinciden generalmente por: Hurto simple, Hurto calificado y agravado, siendo
“varios”, los jóvenes que llegan dos, tres, cuatro veces.
Cuando se le preguntó al director acerca de “la contribución del Instituto de
Formación Toribio Maya, en la construcción de un Proyecto de vida de estos menores
y adolescentes”, expresó que “Desde la reformulación del Proyecto de Vida y con el
aporte de las diferentes áreas de atención”, pero también es necesario dar a conocer
que el Instituto, desde hace varios años, no maneja la “casa Juvenil”, que bien podría
ser un mecanismo positivo, para que estos menores tengan supervisión por parte del
Estado, implementando así el componente psicológico y educativo, a través de unas
estrategias que permitan una adecuada intervención integral, en aras de prevenir todo
tipo de conductas delictivas en la población juvenil.
Se tuvo conocimiento que el padre Levi (director Toribio Maya), ha diseñado
una cartilla “Construyendo mi Futuro”, que sirve de guía al proceso que se lleva con
los jóvenes en torno al proyecto de vida de estos jóvenes, que contribuye a que se
sensibilicen de su actuar para que se pueda contribuir a darles una oportunidad para
mejorar las expectativas de vida del adolescente, es decir, para que puedan construir
el proyecto de vida desde este punto de vista de un proceso en el que van a intervenir
76
los diferentes factores institucionales y familiares, “evidenciando la importancia del
acompañamiento integral en la elaboración y cumplimiento del proyecto de vida”.
Según el director del Instituto, los adolescentes que ingresan a este Centro,
presentan limitaciones en su condición y bienestar de vida, ya que provienen de barrios
de estrato medio y bajo, donde hay un alto índice de consumo y expendio de SPA.
Es aquí donde adquiere importancia la reincidencia, porque también se
encuentra relacionada con patrones de aprendizaje, ya que algunos de estos jóvenes
presentan conductas imitativas de sus familias, especialmente de aquellas con las que
se mantiene un vínculo fuerte y por lo general, estas conductas son: Microtráfico de
drogas, Hurto simple, Hurto calificado y agravado y en la gran mayoría, pertenecen a
las pandillas o “combos”. En relación al “proyecto de vida” de estos menores
infractores, se pudo conocer que el haber estado o estar en estos centros de reclusión,
les ha ayudado en parte a ser más respetuoso con los demás (33%), y a recibir y
aceptar de algún modo consejos, (34%), reconociendo además que el Centro les ha
orientado “bien” (50%), y que también han recibido orientación psicológica (67%), pero
que influye en su comportamiento su entorno.
Según Mesa J. y Arango (2008) “la creación del proyecto personal responde al
momento en el que la persona hace un análisis de la historia vivida para captar las
grandes cuestiones vividas (sentido de la existencia, historia familiar, experiencias y
acontecimientos significativos, tendencias psicológicas relevantes y problemáticas
existenciales en relación con los ciclos vitales) lleva al discernimiento del momento
actual en donde el individuo emerge desde dentro superando aquello que le entorpece
en su crecimiento como persona”.
El Proyecto de vida de estos menores, construido desde la experiencia de haber
estado en un centro de formación, en muchos casos, lo hacen basándose en su propia
realidad, en su propia historia, y construyen su proyecto a partir de sus realidades y
valores de cada uno, relacionando su contexto y posiblemente la influencia que tiene
para cada uno de ellos, el aspecto económico, cultural y familiar. Por lo tanto, es
importante entender que el proyecto de vida, le permite a estos jóvenes tener una
visión de lo que quieren hacer en su futuro, desde la dimensión personal, familiar y
social, de acuerdo a las expectativas que tiene cada uno y con el respaldo de su
familia, sin dejar de lado las condiciones que tengan para lograr lo que se plantean,
77
las oportunidades y reivindicaciones que hace la sociedad, que pueden en muchos
casos a que lo que se plantean no lo puedan realizar a plenitud, sin demeritar que el
proyecto de vida les va a posibilitar reflexionar y organizar en cierta medida algunas
de las actividades, metas y sueños que pueden cumplirlas, si realmente se lo
proponen.
También estos menores, reconocen que se han vinculado al sistema educativo
pero que no ha sido suficiente para pensar positivamente en el futuro, porque en
muchos casos las condiciones de vida (familiar y de su entorno), no es propicio ya sea
por falta de interés de su misma familia o porque se sienten excluidos socialmente. Por
lo tanto, se debe repensar cómo generar condiciones de desarrollo humano para
prevenir la ocurrencia de nuevas infracciones por parte del adolescente y así pueda
desarrollar a plenitud su proyecto de vida. Muchos de estos menores infractores
reconocen que el Centro de Formación ha contribuido a mejorar sus condiciones de
vida y a desarrollar nuevamente los lazos afectivos con los suyos, a desarrollar de
nuevo las habilidades de comunicación y estar dispuestos a solucionar de manera
pacífica los conflictos, fortaleciendo al mismo tiempo su autoestima y tolerancia,
luchando por su familia (75%), y ser reconocido como una buena persona (17%),
viéndose en un futuro “ayudando a los suyos” (50%) terminando sus estudios y
enfrentándose a una nueva vida.
Lo anteriormente descrito, da pie para pensar que muchos de los menores
infractores, pueden convertir sus comportamientos negativos en algo positivo para
ellos y para su comunidad, por lo que hay que propiciar estrategias que logren prevenir
todo tipo de conductas delictivas en la población juvenil, como las estudiadas aquí.
Entonces, es interesante comprender cuál va a ser “su proyecto de vida”, que
en últimas es el núcleo central del sujeto, y que a su vez estructura su identidad. En
este proyecto de vida se manifiesta la calidad de vida que el adolescente persigue
como un bien necesario, constituido, entre otras, por el conjunto de cosas o realidades
que son importantes para la ellos, ya sea por sus valores y por su modo de vida.
78
acontecimientos significativos, tendencias psicológicas relevantes y
problemáticas existenciales en relación con los ciclos vitales) lleva al
discernimiento del momento actual en donde el individuo emerge desde dentro
superando aquello que le entorpece en su crecimiento como persona. Mesa y
Arango (2008).
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resaltar, ya que este joven también proviene de un hogar desplazado por la violencia
del sur del departamento. “Podría considerarse que así como los factores de riesgo no
son el resultado del azar ni surgen espontáneamente, lo mismo ocurre con los factores
protectores. Ambas clases de factores son muchas veces el resultado de procesos
iniciados tiempo atrás, los que en ocasiones se han incorporado a los valores
culturales” (Rojas, 2007).
Estos menores se involucraron en el delito por el abuso de la droga, que los
llevó a “robar y atracar”, pero con la plena convicción de haber superado esa etapa y
saber que hoy en día se sienten satisfechos y siendo “mejor persona”, según lo afirma
el joven 1: El saber que hoy en día soy una persona útil y que puedo ser ejemplo de
vida para otros jóvenes que están pasando por las dificultades que yo pasé. Me dedico
de tiempo completo a velar por otros jóvenes para que salgan de esos problemas y
podamos ayudar a otros a salir de este laberinto. Y también lo dice el joven 2: Saber
que cuento son el apoyo de mis vecinos y que en la escuela no me discriminan.
Partiendo de lo expresado por estos menores, aparentemente han logrado el
equilibrio deseado entre sociabilidad y autonomía, y se sienten amparados y
aceptados, tanto por su grupo familiar como por su comunidad, (amigos, compañeros
de trabajo) y han podido incluirse y demostrar sus habilidades de cooperación y ayuda,
así como han podido adquirir la autorregulación de sus conductas, el control de la
ansiedad, el dominio del espacio relacional, las habilidades necesarias para resolver
problemas comunes, para realizar planes de futuro (proyecto de vida), y están
capacitados para tomar decisiones, lo que les hace que posean esa capacidad
"resiliente".
Lo anterior se puede sustentar en Krauskopf (1999) que explica que: “la
resiliencia, es un factor importante que se refleja en la sorprendente capacidad que
muestran muchos seres humanos de crecer y desarrollarse en medios adversos y
alcanzar niveles de competencia y salud, que, en otros casos, no alcanzan individuos
que no fueron sometidos a situaciones severamente traumáticas ni negativas”.
En el mismo sentido, este mismo autor cita a Suárez (1993) quién conceptualizó
a la resiliencia como “a la capacidad del ser humano de recuperarse de la adversidad
y, más aún, transformar factores adversos en un elemento de estímulo y desarrollo”.
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Es lo que podría decirse de estos jóvenes resilientes, han logrado tener o
adquirir la capacidad de afrontar de modo efectivo los eventos adversos a que se han
visto sometidos, demostrado así que estos eventos han sido incluso un factor de
superación, porque en estos casos, la resiliencia les está proporcionando una
susceptibilidad menor al estrés, disminuyendo en ellos la potencialidad de verse
afectado por estos eventos negativos. Se refleja en el hecho que en momentos
diferentes de la vida de estos jóvenes han mostrado mayor capacidad para enfrentar,
resistir y recuperarse de factores que pudieron ser destructivos.
Entre los factores que incrementan la resiliencia, Rutter (1992)
[mencionado en Krauskopf, 1999) destaca la exposición previa a la adversidad
psicosocial con un enfrentamiento exitoso con la tensión y el peligro. Las dosis
graduales de enfrentamiento de dificultades pueden operar de modo similar a las
inmunizaciones. En cambio, la sobreprotección actúa en sentido contrario. Una
posible explicación de ello está que, en la sobreprotección, las decisiones y sus
consecuencias están en manos de otros, lo que fomenta un locus de control
externo y el individuo no consolida su autoestima con la puesta a prueba de sus
destrezas y el reconocimiento personal y social del resultado de sus
responsabilidades, por lo cual se siente más a merced de los eventos externos.
Esta es la situación vivida por estos jóvenes, dado que el haber estado
sometidos a adversidades, malas compañías, situación económica negativa,
vulnerabilidad social (pobreza y maltrato), estrés, y toda clase de eventos adversos
tanto internos como externos, les ha hecho reflexionar y han logrado superar las
adversidades y “desarrollar flexibilidad cognitiva, capacidad creativa, capacidad para
resolver problemas interpersonales, autoestima y vínculos de apego” Figueroa y
Schufer (2006). (Emociones positivas).
En este sentido y de acuerdo con Figueroa y Schufer (2006) las
emociones "positivas" son un recurso que pueden fortalecer o desarrollar el
comportamiento resiliente en edad infantil. Experimentar emociones positivas
favorece el pensamiento creativo para la solución de problemas
interpersonales, promueve la flexibilidad cognitiva, reduce el riesgo en la toma
de dediciones, promueve respuestas de generosidad y altruismo, aumenta los
recursos intelectuales y contrarresta las tendencias depresivas, etc. Por eso se
cree que las emociones positivas son uno de los recursos y herramientas
psicológicas necesarias para el desarrollo del comportamiento resiliente en la
infancia.
Se puede concluir entonces que estos jóvenes, han tenido importantes factores
de riesgo y no obstante presentan un desempeño por encima de lo esperado y se
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considera entonces que son resilientes porque ambos tienen características como:
desplazamiento por la violencia y el haber padecido hambre y violencia intrafamiliar y
ambos han tenido que afrontar el desplazamiento forzoso y porque ambos muchachos
se han superado psicológica y socialmente y han superado sus traumas y están
estudiando. Estos jóvenes actualmente se encuentran socialmente competentes, y
han demostrado que poseen habilidades para la vida, tienen la capacidad para resolver
problemas y conflictos y lo más importante han demostrado firmeza en su nuevo
actuar, son firmes en sus propósitos y tienen una visión positiva del futuro.
Pasar de una vida con tales características a una de convivencia en
sociedad es un proceso que no es fácil ni indoloro. Tampoco puede ser un
proceso individual, aunque sí es personal. Requiere del apoyo de pares,
familia y comunidad. Duque LF, Klevens J, Montoya NE. (2007)
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La justicia restaurativa (…) Se caracteriza por involucrar a la víctima como una
parte indispensable dentro del proceso penal, y que cuenta con diversos
métodos o prácticas que buscan la interacción entre el ofensor, la víctima, la
comunidad y el Estado en un marco de igualdad y respeto por los derechos
fundamentales (..). se centra en los efectos dañinos producidos por el delito e
involucra activamente a las víctimas y los delincuentes, en el proceso de
reparación y rehabilitación, y tres principios fundamentales guían su
implementación: a) La justicia requiere que trabajemos a fin de que se ayude a
volver a su estado original a aquéllos que se han visto perjudicados; b) De
desearlo, aquéllos que se han visto más directamente involucrados o afectados
por el delito, deben tener la posibilidad de participar de lleno en la respuesta; c)
El rol del Gobierno consiste en preservar el justo orden público; la comunidad
debe construir y mantener una justa paz.
83
diversas tipologías y escenarios de aplicación. No obstante esta diversidad, la
oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Crimen (ONUDC, 2008)
establece cinco preceptos generales para otorgar unidad a las diversas
metodologías, así:
• El tratamiento dado al delito debe reparar el daño sufrido por la víctima
• Los programas deben propiciar que el ofensor comprenda que su
comportamiento delictivo no es aceptable y tiene consecuencias para la víctima y la
comunidad
• Deben generarse acuerdos de reparación o resultados restaurativos
• La víctima debe poder expresar sus necesidades y contribuir a determinar la
mejor forma de reparar los daños, además de recibir asistencia
• Facilitar la participación de la comunidad en los procesos de justicia
• Prevenir la reincidencia facilitando la reinserción del ofensor en la comunidad
• Determinar los factores subyacentes al delito, mediante la práctica y la
investigación y revertir esta información en políticas sociales.
La siguiente gráfica resume lo anteriormente descrito:
84
4.2.3 Análisis Entrevista a psicólogo y/o trabajador social. En este caso, se
le da importancia a los factores resilientes de los menores, “directamente trazando una
estructura de acción frente a su necesidad de explorar su propia vida”, según lo dice
el psicólogo 1, y para que valoren esos factores, “para el mejoramiento de la calidad
de vida” concepto del psicólogo 2. La trabajadora social también está de acuerdo con
estos conceptos “Es importante que los conozcan y aprendan a valorar y sean puestos
en práctica en la elaboración de su proyecto de vida”
Haciendo referencia a las responsabilidades de las instituciones encargadas de
estos menores infractores, según los entrevistados, les “falta mucho”, para poder servir
plenamente, puesto que en muchas entidades se carece de herramientas básicas o
de recurso humano que se comprometa más con estas problemáticas. Psicólogo 1:
Considero que aunque hay una estructura interventiva a este respecto las instituciones
aún se quedan cortas con el resarcimiento de la víctima ya que los espacios no
permiten la interacción: víctima-victimario. Psicólogo 2. No todas las instituciones
cuentan con herramientas adecuadas para que el adolescente reeduque su conducta,
pensamientos y sentimientos. La mayoría de las veces el daño no se puede resarcir.
Y es que la sociedad, como afirma Beristain (1996: 180), no encuentra
fácilmente soluciones adecuadas para comprender, descifrar y solucionar los
conflictos generados por los menores. La reacción social frente a los actos delictivos
cometidos por un menor adolescente no puede consistir en un mero castigo, sino que
debe procurarse su integración social, a lo que está lejos las instituciones colombianas,
frente a ofrecerle al menor medios para resarcir el daño ocasionado. “Las infracciones
cometidas por los jóvenes tienen unas causas concretas para cuyo abordaje es
necesaria una política social específica (Ottenhof, 2001: 676), dirigida a los menores
que entren en contacto con la ley, que atienda al interés superior del niño y, en
consecuencia, de la sociedad en general”
Frente a la pregunta: ¿Puede el menor delincuente a través de la reparación del
daño superar el estigma del delito y logre restaurar las relaciones con su víctima y la
comunidad? El psicólogo 1 responde: No necesariamente, ya que la sociedad actual
estigmatiza el delito aseverando la repetición del mismo. No hay elemento de
reparación y verdad. Psicólogo 2: Es un proceso bastante arduo, de perseverancia,
85
trabajo en equipo y red familiar de apoyo sólido. Y el trabajador social responde: “Lo
hace el que se lo propone y quiere cambiar y tener un nuevo estilo de vida”.
En teoría se confirma lo dicho por estos tres profesionales:
“parece firmemente establecido en la literatura el hecho de que una
buena actitud y apoyo familiar ante los problemas del menor contribuyen de
manera clara al desarrollo de conductas adaptativas y prosociales (Amezcua,
Pichardo y Fernández, 2002), de la misma manera que una familia disfuncional
influiría de manera muy notable en el desarrollo de actividades delincuenciales
precoces (Pacheco y Hutz, 2009). Ello indica que las intervenciones –
preventivas o de tratamiento- que sólo tengan por objeto al menor tienen mayor
probabilidad de fracaso que otras de corte más global que incluyan el elemento
familiar”.
Por otro lado se tiene el concepto de Suárez (1993) quién concibe la resiliencia
como
“la capacidad del ser humano de recuperarse de la adversidad y, más aún,
transformar factores adversos en un elemento de estímulo y desarrollo. Se trata
de la capacidad de afrontar de modo efectivo eventos adversos, que pueden
llegar, incluso a ser un factor de superación. La resiliencia aporta una
susceptibilidad menor al estrés y disminuye la potencialidad de verse afectado
por eventos negativos, incluso, algunos daños. Se refleja en el hecho que en
momentos diferentes de la vida de las personas muestran mayor capacidad para
enfrentar, resistir y recuperarse de factores que pueden ser destructivos.
86
familias y un deficiente desempeño de las funciones socialmente atribuidas a este
sistema social que no contribuye para nada a la superación del problema, sino que los
expone a la reincidencia.
4.2.4 Análisis de la Entrevista a funcionarios ICBF. Frente a la pregunta:
Como considera el actual sistema de responsabilidad penal para adolescentes
consagrado en la Ley 1098 de 2006, el funcionario 1 dijo sencillamente que era “muy
laxo”. El funcionario 2, expone que “El Sistema de Responsabilidad penal para
adolescentes permite que al joven no se vulneren sus derechos. Además por un
estudio socio familiar se busca conocer el entorno donde están”.
En Colombia, el CESPA centro de operaciones de responsabilidad penal para
menores, pone en funcionamiento el Sistema de Responsabilidad Penal para
Adolescentes, en Colombia, apoyando su trabajo en la ley 1098/06 Código de infancia
y adolescencia, que rige los menores entre 14 y 18 años, estableciendo que si un
menor comete delito, este deberá ser procesado y cuya responsabilidad tendrá
consecuencias penales. En este proceso están involucrado varios estamentos
estatales como: la Fiscalía, Judicial, Defensoría de familia, Defensoría pública, a fin de
llevar los procesos jurídicos en los cuales se encuentran involucrados los menores
infractores. Se trabaja por y para los adolescentes bajo la observación minuciosa de
sus vidas, las razones que los llevan a estos delitos y/o cuales derechos se les están
vulnerando, y así poder contribuir con el debido proceso de su restablecimiento de
derechos.
En este sentido según respuesta dada por los entrevistados existen programas
de “Programas de Infancia y Adolescencia. Prevención y Responsabilidad penal”
(Funcionario 1) y se hace seguimiento y estudio socio familiar, Internamiento
preventivo (dado el caso), Asesorías individuales y familiares y Seguimiento a las
familias” ((funcionario 2).
Desafortunadamente en Popayán, existe solo el Centro de Formación Toribio
Maya, porque los demás centros “son de protección y restablecimiento de derechos
como: FUMCAM, FUNDACER.
Los funcionarios también hacen referencia a “la modificación o reforma del
Código de Infancia y Adolescencia, así como el Sistema de Responsabilidad Penal,
expresando que no existe presupuesto.
87
En este sentido, son muchas las voces y los debates que se han dado al
respecto además de debatir también acerca de la reforma y aplicación del Sistema de
Responsabilidad Penal Adolescente, debatiéndose la crisis de institucionalidad del
Estado, la ineficacia del sistema judicial o la ausencia de políticas sociales que aporten
a la solución de los problemas de los niños y adolescentes que infringen la ley. Estas
y otras divergencias son siempre tema de debate, proponiendo también acerca de la
edad para la aplicación de penas a estos menores. Unos están de acuerdo a que la
ley sea más dura, otros defienden los derechos de los menores, amparándose en los
tratados internacionales que los protegen y establecen medidas de prevención y
sanción apropiadas para su adecuado desarrollo.
Lo más desconsolador es que estos debates se presentan cuando se agudizan
los problemas de violencia y se encuentra que hay muchos menores involucrados,
participando de homicidios, extorsiones, hurto agravado, etc., proponiendo toda serie
de medidas, generado la necesidad de evaluar la aplicación del Código, conformado
por principios, normas y procedimientos en los que participan autoridades, entes
judiciales, de investigación y policía especializados, que rigen las investigaciones y
juzgamiento de adolescentes infractores entre 14 y 18 años, pero siempre se termina
retóricamente y todo sigue igual……..no pasa nada….no se toman medidas…
Siguen estos menores delincuentes cumpliendo sanciones de carácter
pedagógico, protector y restaurativo, con imposición de normas de conducta,
amonestación, prestación de servicios a la comunidad, libertad asistida, aislamiento
en medio semicerrado y privación de la libertad en un centro especializado, a cargo
del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Pero siguen los menores
delinquiendo.
Cuando se plantean medidas, se presenta una disputa insalvable por las
posiciones antagónicas que polarizan el debate y la reflexión y que neutralizan
salidas efectivas a los problemas. Estas posiciones se debaten entre una política
criminal y una política social. Las dos caracterizan el problema de manera distinta
y, por tanto, apuntan a soluciones diferentes. Aquí sostenemos que habría
necesidad de ir al centro y conjugar las dos propuestas, articuladas con un fuerte
trabajo individual desde perspectivas antropológicas, psicológicas y sociológicas,
es decir, esos individuos comprendidos dentro de un contexto colectivo. Vizcaíno
Gutiérrez Milcíades (2008),
88
4.2.6 Análisis de la entrevista a Policía de Infancia y Adolescencia. Estos
agentes respondieron de manera similar a los otros entrevistados respecto al actual
sistema de responsabilidad penal para adolescentes consagrado en la Ley 1098 de
2006, añadiéndose que la Policía “cumple una función con su grupo de infancia y
adolescencia y cuenta con un grupo de prevención, los cuales son los encargados de
concientizar a los niños, niñas y adolescentes en la No comisión de delitos y consumo
de sustancias” (Policía 2), y con “diferentes actividades que realiza la policía con
campañas en las diferentes comunas o lugares más afectados”. También están de
acuerdo con los otros funcionarios que en Popayán, solo hay un centro de formación
y es el Toribio maya, y con cupos muy limitados.
También están de acuerdo en que al Código de Infancia y Adolescencia, así
como el Sistema de Responsabilidad Penal, le hace falta unas reformas en cuanto a
las sanciones, porque en muchos casos, los menores están sometidos por adultos,
para cometer los delitos conocedores de las penas mínimas que se les aplica “porque
los adolescentes infractores ven esto como un juego y el decir es que la ley 1098 los
protege. La protección está bien, pero que en el momento en que incurran en un delito
la sanción sea de acuerdo a lo cometido” (Agente 1) Y también hay que hacer unas
reformas, que las sanciones sean un poco más drásticas para que la resocialización
sea efectiva” (Agente 2). A estas respuestas cabe añadir otras de estudiosos e
investigadores:
Expertos como Humberto Vergara, abogado de la Universidad Nacional, señala
que el SRPA no funciona como debería ser: “El tema se improvisa creyendo que todo
se resuelve con la ley. Es una fuga hacia el derecho penal que no ataca el fondo del
problema, cuyas causas son sociales”. El ICBF., a través de un alto funcionario
asegura que no hubo suficiente preparación para la implementación de la ley, “implicó
nuevos desafíos y protocolos para los menores pero no tuvo en cuenta la asignación
de recursos para prevenir sus problemas y utilizar el sistema correctamente”.
Por otro lado, un estudio sobre la aplicación del SRPA, realizado por las
abogadas especialistas en derechos de niñez y adolescencia Beatriz Linares y María
Eugenia Gómez, para la Fundación por la Niñez Colombiana, (2010), señala que:
“más del 80% de los municipios del país carecen de medios para construir
infraestructura y levantar centros especializados donde confluyan los
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adolescentes. Ante la ausencia de lugares físicos y programas para internar a
los capturados en flagrancia, la Policía se ha visto obligada a entregarlos a sus
padres o conducirlos a las Comisarías de Familia. Además, se observa
desentendimiento sobre el papel de los defensores e inspectores de Policía,
desconocimiento sobre la responsabilidad penal y falta de claridad en el Código”.
“La pena más alta es la privación de la libertad por 8 años, pero en ningún caso
se aplica porque el muchacho no puede ingresar antes de los 14 y sale máximo
a los 21. Ese es el primer error. Un joven que cometa un delito atroz a los 17
años y medio, por más grave que sea, sale a los 21. Además, se exige tener
centros preventivos, de privación de libertad y transitorios aparte. También, que
los jóvenes de 18 a 21 años sean separados de los demás. Eso no sucede, la
realidad es otra”. “Es necesario que la intervención del Estado se focalice en la
prevención. La sociedad, el colegio y las familias, que fueron quienes los
expulsaron, no están intervenidas; por eso cuando los adolescentes terminan el
proceso reeducativo y terapéutico tienen que volver al mismo sitio de donde
salieron y se encuentran con un medio más hostil del que dejaron”.
Son voces de personas muy representativas, que abogan por los niños, niñas y
adolescentes que de una u otra forma se ven involucrados en el delito. Pero que
también hace que se busquen soluciones a corto plazo como por ejemplo, no solo
pensar en el castigo, sino comprender cómo este menor llegó a este delito, encontrar
las raíces de esta problemática, planteando políticas para prevenir que los jóvenes
sigan delinquiendo, porque el aumento de penas, seguramente no solucionará el
90
problema, porque no se buscan estrategias para proteger al menor y evitar que infrinja
la ley, a través de mecanismos en que se involucre a la familia ya la misma sociedad.
El problema con estos menores es un problema social y se debe atacar no con
sanciones sino desde lo social, desde el fondo: La pobreza, el hambre, los problemas
de violencia intrafamiliar que viven muchos de estos delincuentes juveniles, en la
esencial de los conflictos de estos jóvenes, por lo que hay que hacer un seguimiento
real estos problemas. Con o sin voluntad política, se puede construir “una nueva
cultura de paz”, donde se involucre a estos jóvenes y se les sensibilice acerca de su
rol como ser humano, como parte de una familia y como persona que será útil a la
misma sociedad. Si hay que reformar, ero las instituciones, como por ejemplo, las
comisarías de familia, para que se identifiquen más con la problemática social y
encuentren soluciones involucrándose con la misma sociedad. El problema, no son las
penas, el problema es la falta de oportunidades para que estos jóvenes tengan una
verdadera reinserción a la sociedad.
4.2.6 Análisis de la entrevista a víctimas: Percepción: Son muchachos que
les falta afecto, porque particularmente del que hablo, viene de una familia destrozada
(Víctima 1) Desafortunadamente es un niño que le han dejado hacer lo que quiera, sin
corregirle nunca, solamente cuando se dieron cuenta de que era ya un delincuente
reconocido, optaron por pedir ayuda. (Víctima 2). Estas dos mujeres víctimas de
delincuentes juveniles, conocieron a sus victimarios a raíz de un proyecto que hizo el
municipio de Popayán, sobre convivencia realizado en el Barrio El Ortigal”, ha mediado
del año 2015, por los múltiples conflictos que se presentaban en ese sector.
La víctima 1: conoció a su victimario durante un encuentro de familias (festival),
organizado por un grupo de trabajadoras sociales de la FUP., y porque la madre del
joven delincuente, trabajó en esa oportunidad. El comentario sobre los delincuentes
juveniles del sector, hizo que la señora (víctima 1) conociera al joven “Se quedó
callado, solamente al final de la conversación, (frente a una trabajadora social de la
FUP), me pidió perdón, enseguida lo abracé”. El asombro fue grande cuando supo que
ese joven hacia parte de los líderes juveniles del sector: “Es un joven que colabora con
nosotros en la prevención de delitos, se ha convertido en parte de nuestra organización
y ejemplo para otros jóvenes. En el momento forma parte de RED de UNIDOS de la
Alcaldía Municipal de Popayán, tiene sueldo por parte de la administración municipal”
91
La víctima 2, conoció a su victimario por “insistencia de su hija”, porque después
de conocerlo como delincuente ahora forma parte de los jóvenes que entretienen a los
niños de un sector del sur de Popayán. Cuando lo conoció, el joven reaccionó “Con
vergüenza, porque conocía a mi familia. Prometió no volver a cometer ningún delito y
que se iba a poner a estudiar”. Pero desafortunadamente “No he vuelto a saber de él,
parece ser que su familia lo envió a otra parte”
Es un paso muy importante que deben dar ojala gran parte de las víctimas de
la delincuencia juvenil, porque pueden ser multiplicadores de paz, porque se genera
así una verdadera inclusión social, que es lo que necesitan estos jóvenes para poder
resarcir su deuda, con la sociedad y con ellos mismos.
Para el derecho penal, la víctima que interesa, es la que sufre el perjuicio:
“de suerte que para la criminología clásica, ésta se circunscribía a la
persona humana, en este sentido se expresa Neuman; pero creemos, y con
mayor razón, cuando en el derecho moderno, se ha introducido la figura de los
delitos societarios, que la persona jurídica debe adquirir tal connotación, pues
frente a la definición aceptada de víctima, nada se opone conceptualmente a
rechazarla, dado que aquella padece el daño o perjuicios derivados de la acción
delictiva, aunque casi siempre tengan, desde luego, en una sociedad
comercializada al extremo, una connotación puramente económica”.
(BERISTAIN: 1995)
92
información sobre la sanción y la forma de una resolución o de un acuerdo restaurativo,
pero en el caso que se está estudiando, las víctimas acudieron a la comunicación con
su víctima, de manera casual (por insinuación de su hija como fue el caso de la víctima
2) y en el otro caso por ser el joven resiliente y líder de la comunidad donde la víctima
vive.
En estos casos, la víctima le pudo expresar a su agresor cómo se sintió afectada
por su delito, pero al ver que estos jóvenes son ejemplo de vida, por haber superado
estas adversidades, no hubo necesidad de mediación alguna, y las víctimas asumieron
de manera positiva el nuevo comportamiento de sus victimarios.
“El proceso de mediación, en lo posible, provoca la reparación y
alguna forma de compensación para las pérdidas de las víctimas. El proceso
de mediación no siempre implica el contacto directo entre el delincuente y la
víctima. Cuando hay contacto directo, la víctima es a menudo invitada a
hablar primero durante la mediación, como forma de fortalecerle”. UNODC
(2006).
93
reincidencia, la celeridad en los procesos de administración de justicia y los
beneficios colectivos que se le atribuyen en términos de la recomposición del
tejido social. Bogotá Humana (2012)
94
delincuencia, que se dedicara a estudiar y vivir dignamente. Sería importante hablar
con sus padres y lograr que entre todos saliera adelante. Es importante entender que
la conducta antisocial se presenta a edades muy tempranas, de las cuales debemos
estar atentos.
La última pregunta fue acerca de la aproximación con su victimario: ¿Sería capaz
de dialogar con la persona que la robó y qué estaría dispuesta a hacer por él?:
Al respecto y de manera sincera respondió: Como dije anteriormente, si fuera de
mi familia, haría lo imposible por encontrar los medios para su rehabilitación. Pero si
es un adolescente “común y corriente”, si creo que sería un poco difícil. La razón es
que son muchos los delincuentes juveniles que hay en la sociedad y a diario se ve
como a pesar de ser capturados por la policía, a las pocas horas salen libres para
volver a delinquir. Creo que no estoy preparada para “ayudarle” dado el caso.
Es entendible que no todas las víctimas están dispuestas a perdonar a sus
victimarios, porque son actos delictivos que afecta a la sociedad en general, y ya la
gente está cansándose de esta situación.
Se ha constatado que un tratamiento efectivo a los adolescentes que delinquen
sería el ideal, porque no sólo beneficia a este grupo poblacional, sino también a sus
familias; además, este tipo de intervención ayuda a mantener a salvo de convertirse
en víctimas al resto de la comunidad.
Al hacerle la pregunta a la victima de robo, sobre la posibilidad de que el
delincuente juvenil que la robó, quisiera acercase a ella para “hacer las paces”,
respondió: Tampoco soy una persona inflexible. Muy seguramente me pondría en
contacto con alguna dependencia de ayuda psicológica y educativa para que le
colaborara, porque eso sería parte de la solución que se está buscando actualmente,
que estos jóvenes tengan oportunidades de estudiar y de mejorar su calidad de vida.
¿Cree que un delincuente juvenil se puede rehabilitar? Es posible, pero con la
ayuda y la intervención de muchos grupos; familia, instituciones estatales, y sobre
todo, que se les garantice el estudio que es parte vital para que cambien su vida y se
proyecten.
Analizando estas respuestas, se llega a la conclusión de que no todas las víctimas,
desean estar en contacto con su victimario. De allí, que es importante entender que la
95
delincuencia es un problema social muy grave y se debe tomar medidas inmediatas
para superarlo o al menos disminuirlo.
La última pregunta tiene que ver con: ¿Cree usted que estos jóvenes
delincuentes una vez rehabilitados, serían personas útiles a la sociedad y en
qué la beneficiarían? Es difícil decirlo o asegurarlo: Si conozco a uno o dos jovencitos
que alguna vez cometieron delitos y que ahora, terminaron sus estudios y trabajan y
son ejemplo para sus familias. Pero no estoy segura que esta “rehabilitación” sea
permanente. Creo que lo más importante, es que sus mismas familias, estén
pendientes del entorno que les rodean, de la clase de amigos, que, en muchas
oportunidades, son los que les hacen cometer estos delitos y también estar pendientes
del contacto con el mundo de las drogas, porque aquí en la ciudad, hay
desafortunadamente mucho microtrafico y mucho narco endiente de involucrar a estos
menores para que trabajen con ellos. Es difícil que estos jóvenes puedan olvidarse
de sus hábitos.
Se podría concluir diciendo que:
Es cierto que la resiliencia no es permanente, que mucho tiene que ver el entorno
familiar y social. Son muchas las cosas a considerar para poder contribuir a resolver
el problema de la delincuencia juvenil y si inclusión social.
La afiliación a pandillas es un problema social complejo, pero entre sus
causas comunes figuran elevados niveles de desempleo y pocas
oportunidades de formación para los jóvenes, sistemas de administración
de justicia inadecuados, la fácil obtención de armas de fuego, la
disfuncionalidad familiar y niveles elevados de violencia doméstica, así
como la presencia de zonas urbanas con una elevada marginación. La
proporción actual de jóvenes en la población exacerba este problema
(Salazar, 2008).
Por último, uno de los principales hallazgos que arroja esta investigación es que
la infracción juvenil es sensible a los cambios sociales, a los conflictos que se generan
en el medio, a la problemática familiar, a la influencia de los medios de comunicación,
96
al narcotráfico y a las drogas que tienen una gran influencia en las formas de pensar
y actuar de los jóvenes.
Pero también es importante entender que la delincuencia juvenil no se debe
estereotipar, diciendo que solo se presenta en países sub desarrollados, sino que está
atacando a toda la sociedad, sin importar raza, la cultura, la condición social, el nivel
intelectual, esta problemática afecta a todas las regiones del mundo y es universal.
Por ello, es importante el papel que juega la familia como principal dinamizador en
la reeducación y resocialización del menor, porque pueden contribuir a que este menor
asuma papeles de cambio y contribuir con él mismo menor a fijarse metas que le lleven
a reemplazar las dinámicas que hasta el momento han tenido.
Para concluir este capítulo, se puede decir que “Ser resiliente no significa
recuperarse en el sentido estricto de la palabra, sino crecer hacia algo nuevo. Volver
a un estado inicial es ahora imposible, más bien hay que saltar adelante, abrir puertas,
sin negar el pasado doloroso, pero superándolo” (Vanistendael y Lecomte, 2002). Y
esto lo demuestran estos menores entrevistados, que han salido fortalecidos de este
proceso, y se han convertido en líderes de su propia comunidad.
Pero no se puede olvidar que la resiliencia tiene implicaciones tanto para el
desarrollo del niño o adolescente, sin dejar de lado los esfuerzos de prevención y de
intervención dirigidos a orientar las políticas públicas y los programas sociales
(Masten, 2001) de cualquier Estado, priorizando estas necesidades por encima de
cualquier otra. De esta manera se evitará que la delincuencia juvenil se apodere de
los menores de edad, mejorando por ende las condiciones de vida, fomentando al
mismo tiempo la libertad individual, incluyendo en estas políticas públicas proyectos
no solo para el mejoramiento de la calidad de vida del menor, sino también de su
familia.
Se requiere entonces que a nivel Estado, (gobiernos nacional, regionales y
locales), adapten medidas urgentes con el fin de contrarrestar este flagelo que
prácticamente tiene en jaque a miles de hogares de diferentes estratos sociales que
padecen en carne propia el drama de sus hijos recluidos en diferentes centros
carcelarios del país por diferentes delitos y siendo menores de edad, que ya se han
convertido en “delincuentes juveniles”. Porque el problema de la delincuencia juvenil
es cada día mayor, y es obligación del Estado velar por estos menores en riesgo,
97
porque se ha detectado con certeza que en muchos casos, estos “delincuentes
juveniles” provienen de sectores o zonas caracterizadas por la marginalidad, el
desempleo, la falta de vivienda, la desintegración familiar, la carencia o insuficiencia
de servicios públicos y una mezcla de patrones culturales muy singulares. Aunque no
siempre es así. Montalvo Cristina (2011).
Así mismo se pudo conocer que los menores que tuvieron contacto con sus
víctimas, lograron ser más conscientes de sus actos por lo que se hace necesario
seguir fortaleciendo este proceso, encontrando mecanismos que ayuden a descubrir o
promover herramientas que se puedan utilizar para promover entre las víctimas, para
que comprendan que este proceso de resiliencia es importante para todos, porque a
través de la interacción se logra una concepción integral de ese ser humano (menor
infractor), dándole todo el valor que tiene para que pueda ser incorporado nuevamente
en sociedad.
Cabe aquí repetir la concepción de Pedro y Muñoz (2005) cuando afirman que:
La resiliencia constituye un conjunto de procesos sociales e intra-
psíquicos (cognitivos, afectivos, conativos y sociales) que permiten tener una
vida sana en contextos que se caracterizan por ser estresantes, problemáticos
y desfavorables. Estos procesos tienen lugar a través del tiempo, en la
interacción del sujeto con su ambiente familiar, social y cultural. Pero los
investigadores insisten una interesante novedad: la resiliencia no puede ser
concebida como un atributo del sujeto, pues constituye un proceso interactivo
entre la persona y su medio”
98
5.- CONCLUSIONES
99
guiándoles acerca de las decisiones que quieren tomar y les hace reflexionar acerca
de las repercusiones que pueden tener estas decisiones, haciéndoles entender
además, la importancia de la comunicación entre ellos, para que esos lazos que una
vez estaban debilitados y que les propiciaba ese comportamiento negativo queden en
el pasado e inicien un verdadero proceso de formación positiva.
Las entrevistas logradas tanto con los menores resilientes como con sus
víctimas demuestran que la inclusión social les ha permitido ser personas útiles,
permitiéndoles a la vez replantear o pensar un su proyecto de vida para cumplir sus
expectativas futuras, así mismo para lograr el buen desarrollo y procesos futuros.
Haciendo referencia a las entrevistas logradas a los funcionarios (fiscales,
trabajadores sociales, psicólogo, policía de infancia y adolescencia), se encontró que
en muchos casos no hay una verdadera política institucional para lograr la inclusión de
estos menores a la vida social, ya sea por la ausencia de aplicación de normas, por
ser muy “laxas”, por falta de controles o por la poca responsabilidad o compromiso de
las propias familias, trayendo como consecuencias que esa inexistencia de planes o
compromisos (institucionales y familiares), reduzca las posibilidades de incluir a estos
jóvenes en un nuevo ámbito social.
Estas dificultades para prevenir los problemas o evitar su agravamiento, para
detectarlos tempranamente y responder con rapidez a estas problemáticas de la
delincuencia juvenil, constituyen, a juicio propio, uno de los retos más importantes de
los sistemas de atención institucional y que pueden ser el origen de muchos de los
problemas que afectan a niños, niñas y adolescentes que se encuentran inmersos en
la criminalidad. Estas dificultades se presentan por ejemplo, con la falta de recursos
destinados a la formación de los menores delincuentes, y a la poca colaboración de
las instituciones gubernamentales, como se pudo constatar (un solo centro de
formación en Popayán).
Es por ello, importante tener una visión global de la problemática, lograr la
coordinación entre las instituciones encargadas de la prestación de estos servicios a
los menores y efectuar el seguimiento de las trayectorias personales de este grupo
social, para facilitar la mejor evolución posible, y la construcción de un proyecto de vida
positivo y duradero.
100
En cuanto a la construcción de la paz queda claro que con grupos sociales como
los analizados, que han logrado superar sus conflictos, reconociendo la
responsabilidad de sus actos, siendo partícipes de programas que los convierten en
líderes sociales, reconociendo al mismo tiempo el daño que han ocasionado a sus
víctimas hacen que la paz en Colombia, se torne cada vez más cercana.
Es un grupo social que ha logrado adquirir e interiorizar determinados
conocimientos y saberes que les ha permitido o les está permitiendo la construcción
de una nueva identidad individual y social y lazos imprescindibles para que puedan
desarrollar y mantener de forma positiva su tejido social.
Por otro lado, estos jóvenes han logrado visibilizarse y están utilizando su
cotidianidad y sus experiencias, para transformar su entorno social, que es bastante
difícil también, y están liderando proyectos que contribuyen a la construcción de la paz,
la concordia y la solidaridad.
Por lo tanto, y logrando afianzar este proceso, son jóvenes que han encontrado
mayor autoestima y aceptación social, aportando sus propias herramientas (sus
historias y experiencias), para facilitar procesos en que involucren más jóvenes
infractores y asuman el proceso para bien de todos.
Es importante entender la resiliencia como un proceso de superación de la
adversidad y de responsabilidad social, ya que puede ser promovida con la
participación de todas las personas que trabajan con la infancia y en la implantación
de programas de protección teniendo en cuenta que la importancia de este modelo
conceptual reside en la posibilidad de que una observación analítica de cada uno de
los mecanismos subyacentes a los comportamientos resilientes conduce al diseño de
acciones preventivas tanto individuales como grupales.
La importancia de las redes de apoyo es fundamental para el proceso de
resiliencia de estos menores, y los tutores deben ser más proactivos en la toma de
decisiones frente a los procesos para la reconstrucción de los proyectos de vida de
estos menores.
Se pudo concluir también que en lo referente a la víctima es un sofisma que no
se aplica dentro del contexto efectivo de una red de apoyo, porque casi nunca es tenida
en cuenta, para que forme parte de las redes de apoyo. Todavía se tiene el concepto
que el menor que ha cometido la infracción “debe” ir a la cárcel para que pague su
101
delito y se deja de lado la intervención de la víctima dentro de las redes de apoyo, para
fortalecer la resiliencia y contribuir a la socialización del menor.
También se tiene la percepción de que los tutores no desempeñan con
compromiso su papel (llámese fiscalía, jueces, ICBF., instituciones educativas,
familia), se asumen como una estadística más, sin involucrarlos realmente en el
proceso y sin ser gestores de apoyo para el restablecimiento de los derechos del
menor, siendo numéricamente atractivo para la ley que creó esta política pero que
realmente no existe una concientización particularmente por parte de ICBF, que no
busca una resiliencia efectiva de ese adolescente infractor.
Es así que se debería propiciar espacios para que tanto el tutor como las redes
de apoyo, hagan un seguimiento genuino a estos menores, y que la institucionalidad
(fiscalía, jueces) solo se centra en sancionar a los adolescentes porque actualmente
está totalmente desligada de este problema y no toma parte de la justicia restaurativa,
existiendo una barrera que impide que los actores judiciales opten por herramientas
jurídicas que abran canales al proceso judicial de los menores infractores que ayuden
al proyecto de vida de estos adolescentes infractores.
En notable que existe una gran debilidad del entorno familiar y social en torno
al apoyo a estos menores, por lo que se podría proponer que haya una verdadera
vinculación de esta red de apoyo, que propenda realmente por la resiliencia del
adolescente, más no por el castigo de la acción cometida, porque se está pensando
más en que ese adolescente se resocialice por medidas coercitivas alejando así a
estos menores del proceso de resiliencia.
Por otro lado, es importante incentivar a la víctima a que se vincule al proceso
partiendo de la concientización de que su victimario adolescente no volverá a reincidir
en conductas delictivas, y que a través del perdón habrá una verdadera resiliencia y
este adolescente probablemente no volverá a delinquir. Pero lo que resulta atractivo a
esta respuesta es que se verían avocados un proceso de resiliencia multilateral
víctima – infractor.
Esta red de apoyo bien estructurada podrá realizar lo que se podría llamar un
trabajo de “rescate” de estos menores que por su situación en que estuvieron son
vulnerables, reconstruyendo su identidad, su personalidad y el rol social que podrán
desempeñar. Se trata de eliminar los factores que son excluyentes, como los
102
estereotipos y la falta de apoyo social, e incrementar los transformadores, como la
integración en el sistema educativo y la creación de un espacio de interacción y
afectividad con una persona de referencia.
En esta red de apoyo debe sobresalir de manera esencial el tutor resiliente
como figura clave para proyectar hacia el futuro, con paso firme, al menor infractor en
su proceso resiliente reconociéndose de esta forma que se está frente los derechos
humanos, y que el fortalecimiento y la vinculación del rol de los tutores, son
especialmente la víctima, generadores de una cultura de paz. Que sin duda permitiría
reducir drásticamente la reincidencia de los menores infractores, resultados
provenientes del proceso de resiliencia de la cual provine el perdón y la esperanza de
una generación que se merece la atención y los esfuerzos necesarios que contribuyen
a la paz.
103
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113
ANEXOS
114
115
ANEXO B. MODELO ENTREVISTAS: ADOLESCENTES
OBJETIVO: Analizar los factores familiares e institucionales que inciden en el proyecto de vida
de adolescentes en programas del Centro de Formación “Toribio Maya” – Popayán, Cauca e
identificar de qué manera influye la relación de los adolescentes con su familia en la
construcción de su proyecto de vida (resiliencia).
1.- Cómo es la relación con las personas que viven contigo en la casa
a). Bueno ____b). Regular ____ c). Malo ____ d). No existe ninguna relación _____
3.- De qué forma influye tu familia en las decisiones que usted toma
a). Bastante _____ b). Muy poco _____ c). Ninguna d). Con indiferencia ______
4.- Cómo consideras la comunicación que existe entre tú y los miembros de tu familia
a). Buena ____b). Regular ____ c). Mala ____ d). No hay comunicación _____
5.- Podrías decirme cuanto tiempo estás conectado con tus amigos (redes, Internet, celular,
Tablet, etc.)
a). Muchos ____b). Pocos ____ c). No ____
6.- Cómo crees tú, que se sienten papá, mamá, hermanos y otros familiares por el hecho de
que estés en la institución
a). Preocupados __b). Indiferentes __ c). Me acompañan ____ d). No les importa ___
Categoría: INSTITUCIONALES
2.- Consideras que el estar interno aquí, te ayudará a no volver a comete otro delito
a). Si ____b). No ____ c). Posiblemente ____
4.- De qué forma la permanencia aquí te ha llevado a reflexionar sobre tu pasado, presente y
futuro
116
a). escoger bien a los amigos ___ b). No lo he pensado _____ c). Recibir y aceptar consejos
____
d). Dedicarme a estudiar e). Ser más respetuoso con los otros ___
6.- Has tenido orientación psicológica durante el tiempo que has estado acá
a). Si ____b). No____ c). Muy poca ____ d). Nunca he asistido ____
7 El ingreso al Centro ha permitido disminuir conductas negativas en tu entono social
a). Si ____b). No____ c). Muy poco ____
8.- Te has vinculado al sistema educativo para dar continuidad a sus estudios académicos
a). Si __b). No__ c). Ha sido difícil __ d). Mis padres no me apoyan en el estudio ___
1.- Crees que el Centro logró que te recuperaras positivamente para tu futuro
a). Si ____b). No____ c). Muy poco ____
3.- Crees tú que durante la permanencia en el Centro pudiste fortalecer valores que posibiliten
tu participación en el contexto social?
a). Si ____b). No____ c). Muy poco ____
117
ANEXO C. MODELO ENTREVISTAS: FISCALES
118
ANEXO D. MODELO ENTREVISTAS: PSICOLOGO Y/O TRABAJADOR SOCIAL
1.- ¿Considera usted importante que los menores delincuentes, valoren los factores
resilientes para que contribuyan a su proyecto de vida?
2.- ¿Cree usted que las instituciones responsables de estos menores, tienen las
herramientas básicas para que el menor delincuente pueda resarcir el daño
ocasionado a su víctima?
3.- Puede el menor delincuente a través de la reparación del daño superar el estigma
del delito y logre restaurar las relaciones con su víctima y la comunidad?
4.- Cuál cree usted que son las causas para que el menor delincuente vuelva a reincidir
en el delito?
5.- Cómo intervenir con este grupo social para que su Proyecto de vida”, sea confiable,
constructivo y valorado por la comunidad a la que pertenece?
119
ANEXO E. MODELO ENTREVISTAS: POLICÍA DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Y/O FUNCIONARIOS ICBF
Justifique su respuesta
120
ANEXO F. MODELO ENTREVISTA: DIRECTOR DEL INSTITUTO DE FORMACIÓN
TORIBIO MAYA
1.- Como considera Usted, la contribución del Instituto de Formación Toribio Maya, en
la construcción de un Proyecto de vida de estos menores y adolescentes
2- Conoce usted menores y adolescentes que haya reincidido varias veces en delitos?
3.- Cuál es el delito con más alto porcentaje de estos menores y adolescentes
4.- Conoce usted menores o adolescentes que hayan optado por la resiliencia para
cambiar sus proyectos de vida y ser útiles a su comunidad y sociedad en general?
121