La Columna de Los Ocho Mil
La Columna de Los Ocho Mil
La Columna de Los Ocho Mil
Introducción
Durante la guerra civil hubo numerosos éxodos de gentes que huían sus poblaciones
ante las noticias que llegaban de las atrocidades que iban cometiendo las tropas
sublevadas en su avance. Posiblemente el más conocido de estos éxodos fue el que
protagonizaron miles de personas que huyendo de Málaga iniciaron una trágica huida
hacia Almería, este éxodo es conocido como La Desbandá. Menos conocido, pero
también con trágicas consecuencias fue el protagonizado por personas provenientes de
varios pueblos de Badajoz y del norte de Huelva en su intento de llegar a una zona
controlada aún por la República. La columna que formaron estas gentes es conocida
como la Columna de los ocho mil.
En la segunda quincena de Agosto –el día 15 había caído la capital- son conquistados
varios pueblos al sur de Badajoz: Santa Marta, feria, Almendral, Barcarrota, Villanueva
del Fresno, Salvatierra de los Barros. El 14 de septiembre son tomados Segura de León
y Burguillos del Cerro, con la caída de estos pueblos toda la parte oeste de la provincia
de Badajoz estaba en manos de los sublevados, solamente quedaba en poder de la
República una bolsa formada por las comarcas de Jerez de los Caballeros y Fregenal de
la Sierra.
Primeras columnas
En Huelva, durante el mes de agosto, son tomados Aracena, Corteaga, Zalamea la real,
Nerva y Ríotinto. Esto provoca que miles de onubenses partieran, primero hacia el sur
de Badajoz y posteriormente a Madrid. En este primer éxodo iban varias columnas de
mineros bien armadas; como la Columna Espartaco que logró llegar a Madrid. Esta
columna estuvo un par de días en Segura de León, como recuerda Miguel Santana
Sánchez, vecino de esa localidad: la columna de mineros estuvieron un día o dos en
Segura y luego se marcharon.
A finales de agosto y primeros de septiembre las columnas onubenses hacen una breve
parada, principalmente para abastecerse, en Fregenal de la Sierra y Valencia del
Ventoso. A estas columnas provenientes de Huelva se unieron habitantes de algunas
poblaciones pacenses.
De los concentrados en Fregenal, un primer grupo de unas 700 hombres a caballo y bien
armados se dirigen a Azuaga, cruzando la Vía de la Plata por una lugar cercano a Fuente
de Cantos. Sobre el 15 de septiembre pasan por una zona próxima a Fuente del Arco.
Justo Vila1habla de una columna que al cruzar las vías del ferrocarril Sevilla-Mérida se
encontraron con una patrulla de regulares; estos dispararon causando algunas bajas en la
retaguardia de la columna –la conformaban unas 2500 personas-. Finalmente los
milicianos, armados básicamente con escopetas hicieron huir a la patrulla causándoles
una baja. Posiblemente esta columna que menciona Vila fuera la que partió de Bodonal
de la Sierra.
Algunos de los que huían optaron por pasarse a Portugal, mala decisión, ya que el
régimen de Salazar solía devolverlos a España entregándolos a las tropas franquistas
que solían ejecutarlos al instante. Uno de los que lo intentó fue Francisco García Girol
(vecino de Valencia del Ventoso y miliciano) que nos dejó su testimonio los vecinos de
los pueblos fronterizos portugueses les avisaron ahí no se metan ustedes, y nos volvimos
atrás.
Hubo algunos que tuvieron más suerte gracias a la intervención del teniente Antonio
Augusto Seixas, que estaba al mando de un campo de confinamiento-. Este noble oficial
logró salvar a 1435 refugiados a los que embarcó en el buque Nyassa rumbo a
Tarragona. Este buque estuvo a punto de ser atacado por los facciosos, siguiendo las
instrucciones que se explicitaban en una nota del Cuartel General de Franco el 11 de
octubre: Sobre Jefes, Oficiales y Suboficiales huidos de Badajoz al ser ocupada y que
se encontraban detenidos en el Fuerte de Caixas (Portugal), que se trata de reintegrar
a España, debiendo impedirse que pasen a zona enemiga 2. Seguramente no se llegó a
1
pp. 111-112.
2
Citado Espinosa: 122.
atacar al buque porque en el iban custodiando a los prisioneros, 58 miembros de la
Policía de Seguridad Pública y cuatro agentes de la PIDE. Además iba escoltado por el
contratorpedero Douro3.
Las gentes se iban concentrando en lugares como Burguillos del Cerro, jerez de los
Caballeros, Fregenal de la Sierra y Valencia del Ventoso. En esta última localidad se
reunió una especie de comité que se encargó de organizar las columnas que partirían
hacia zona republicana. Allí se reunieron José Sosa Hormigo, diputado socialista a
Cortes, y que parece ser que fue el llevó el peso de la reunión; el alcalde de Zafra José
González Barrero; y José Lorenzana Macarro, alcalde de Fuente de Cantos. Algunas de
estas personas pasaron a formar parte de la columna de los 8000. De lo ocurrido en esos
días en la población pacense nos ha dejado recuerdo Francisco Gómez Rodríguez,
secretario del Ayuntamiento de Almendralejo: De Valencia, todo perdido, organizamos
la salida a zona republicana, guiados por el compañero Peñas, minero de Ríotinto, que
conocía bien el terreno, y por mí que por haber realizado inspecciones de trabajo
durante más de dos años conocía la región. A las 10 de la noche requisionando (sic)
cuantas mulas y caballos había, para mujeres, responsables y viejos, salimos de
Valencia en dirección Llerena, modificando luego el itinerario hacia Azuaga y Fuente
del [Arco]4. Esta columna se unió a la que partió de Fregenal.
3
Ver Espinosa, pp.121-122.
4
Citado Lama: 433.
5
Mena: 318.
La columna partió de Fregenal de la Sierra el 15 de septiembre de 1936. Nunca se sabrá
el número exacto de integrantes. Francisco Espinosa y José María Lama –los que
primero y más en profundidad han estudiado el tema- hablan de 8.000 personas.
Realmente se podría decir que eran dos grupos, el primero compuesto por unas 2.000
personas y un segundo con el grueso de la columna con unos 6.000 huidos.
Detalle de la columna
Se inició el éxodo por el camino viejo de Fregenal; tras pasar Segura de León, la
columna entra en la Cañada Real Leonesa Occidental dirección Fuente de Cantos. A
unos tres kilómetros al sur de Fuente de Cantos, la columna abandona la cañada
dirigiéndose campo a través hacia la carretera. Tras cruzar la Vía de la Plata se internan
en un camino conocido como la Senda, que atraviesa Montemolín, Puebla del Maestre y
Llerena. En la tarde del 17 se internan en la Cañada Real del Pencón. Ya estaban muy
próximos a la zona controlada por el gobierno de la República.
Cañadas reales8
La emboscada
7
Citado Lama: 432.
8
Mena: 317.
Los mandos de los sublevados en Sevilla conocían de la existencia de la columna.
Habían recibido informes de gentes de la zona y de un avión de reconocimiento que les
sobrevoló. Sabían perfectamente que no era una columna de milicianos sino de gentes
que huían de sus lugares de origen. A pesar de todo decidieron atacar la columna una
vez que se interna en la Cañada del Pencón. Era el 18 de septiembre de 1936.
Las tropas escogidas para el ataque fueron una compañía del regimiento Granada,
apoyada por guardias civiles y falangistas. Formaban parte de las tropas estacionadas en
Llerena, al mando del comandante Alfonso Gómez Cobián 10. El ataque se llevó a cabo
entre Fuente del Arco y Llerena. Antonio Perozo, vecino de Llerena recuerda la
preparación de las tropas: Cuando vi pasar un escuadrón de caballería, decían que iban
a Fuente del Arco; y los que estaban allí de guardia ya sabían a lo que iban; que iban a
por una columna que venía de Fuente de Arcos, que no era una columna, que eran
huidos […] que pretendían llegar a Azuaga.
Los atacantes colocaron ametralladoras en la parte alta del cerro. En cuanto la columna
estuvo a tiro iniciaron el ataque. Era como tirar al tiro al blanco. Masacraron por igual a
milicianos y civiles. Un superviviente recordaba el ataque: El monte aquel era como un
fuego; allí no se veía na (sic) más que cuando tiraban con las ametralladoras […] allí
murieron mucha gente. Eso no se puede contar. Eso no se puede imaginar nadie lo que
pasó allí.
Debido al ataque muchos huyeron en desbandada, unos a la sierra, otros para atrás. Se
separaron familias que nunca más volverían a reunirse. Según los datos oficiales hubo
ochenta muertos y treinta heridos, pero nunca se sabrá la cifra real. Para rematar la
masacre los franquistas incendiaron los montes cercanos para acabar con los que habían
huido hacia la sierra. De los supervivientes unos continuaron hacia la zona republicana,
9
Mena: 319.
10
Ian Gibson le relaciona con el asesinato del teniente Castillo. También participó en la Sanjurjada.
mientras otros volvían a sus poblaciones de origen, donde a muchos les estaba
esperando su asesinato ante un paredón.
Días después del ataque aún había cadáveres sin enterrar. Vecinos de Reina y de cortijos
cercanos fueron obligados a enterrar o incinerar los cadáveres. Otros fueron arrojados al
pozo san Antonio, un pozo minero situado a poca distancia de donde ocurrió la
encerrona. Los huidos por la sierra eran constantemente acosados por soldados y
guardias civiles, muchos fueron hechos prisioneros, otros murieron, sin que lleguemos a
saber el número de estos. Uno de los ataques que sufrieron estos huidos los dirigió el
teniente de la Guardia Civil, Antonio Miranda Vega, acompañado de algunos
falangistas como Julio Burgueño y Victoriano Maesso, dejando un balance de 25
muertos y 50 detenidos, entre ellos 10 mujeres. El ataque se produjo en un lugar
conocido como Zanje. Los muertos fueron enterrados allí mismo.
Al día siguiente tanto el ABC de Sevilla como el granadino Hoy publicaron la noticia,
transformando la encerrona en gloriosa victoria.
A los que continuaron ya sólo les quedaba atravesar la vía del tren, situada a 2 o 3
kilómetros del lugar de la emboscada. Allí los franquistas habían instalado una
locomotora con dos vagones con soldados que se dedicaron a ametrallar a los que
intentaban cruzar la vía. Unos cuantos lograron llegar a Valverde de Llerena y a
Azuaga, muchos de ellos malheridos. Desde Azuaga fueron trasladados a Madrid, a
través de Peñarroya, en trenes que pertenecían a la línea de ferrocarril de vía estrecha
que unía Fuente del Arco, Azuaga y Peñarroya. Algunos de los que llegaron a Madrid
formaron un batallón, conocido como el Batallón de los Castuos, formado
exclusivamente por extremeños.
El engaño
Además de la emboscada los huidos sufrieron otra actuación que provocó que unas
2.000 personas cayeran en poder de los sublevados. Un incidente sobre el que hay varias
versiones, pero que coinciden en un trágico fin.
Otra versión señala que un avión, simulando ser republicano, pidió por los altavoces que
los fugitivos se concentraran en el cortijo Los Tejares, allí el capitán Tassara y un
puñado de falangistas disfrazados de milicianos y enarbolando la bandera republicana
les dijeron que les acompañarían a Fuente del Arco donde les proporcionarían comida y
armas.
Represión
Desde Fuente del Arco fueron traslados a Llerena, en donde se habilitó la plaza de toros
y un almacén conocido como La Maltería (utilizado por la fábrica de cervezas de la
localidad). Una vez identificados los refugiados se pidieron informes a sus pueblos de
origen. La vida o la muerte de los prisioneros dependían de esos informes. En ocasiones
se desplazaron a Llerena autoridades de los pueblos de origen para hacer la criba y
llevarse a los considerados «rojos» a sus poblaciones de origen, en donde la mayoría
fueron asesinados a su llegada.
Otros fueron asesinados en la propia Llerena. Todos los días un camión cargado de
prisioneros iba al cementerio, allí eran asesinados con una ametralladora – después de
ser obligados a cavar su propia tumba-.Los vecinos oían desde sus casas los lamentos de
los que eran conducidos hacia su muerte. Estos siniestros viajes duraron un mes.
Antonio Perozo, vecino de Llerena, recuerda aquellos trágicos días: El que manejaba la
ametralladora estaba un día ahí en la puerta dándoselas…, como una valentía. Otra
vecina también recordaba aquellos momentos: Como que tengo cuatro hijos, que me
sueño muchas veces con eso todavía. Ahí murió mucha gente. Se habla de más de 1.000
personas asesinadas en Llerena. Nunca fueron inscritos en ningún registro por lo llegar a
saber el número exacto es prácticamente imposible.
13
Citado Lama: 436.
Homenaje a las víctimas de Llerena
A los andaluces que estaban en Llerena los trasladaron al barco prisión Cabo Carboeiro,
anclado en el puerto de Sevilla. De este buque se decía que era fácil entrar pero muy
difícil salir. Los hacinaron en las bodegas del barco, soportando sed, hambre y unas
terribles temperaturas. Llegaron a estar confinadas 500 personas. Todos los días
aparecían cadáveres flotando en las aguas.
Una muerte especialmente cruel fue la del alcalde de Fuente de Cantos, Modesto José
Lorenzana Macarro. Según Pons Prades14; Arenzana, que iba en la columna de los 8000,
al pasar cerca de su pueblo «enloqueció» y se dirigió a su pueblo en donde se entregó a
los falangistas. Al día siguiente le ataron por los pies a la cola del caballo de un
terrateniente y lo arrastraron a galope por el pueblo hasta que murió.
Según Cayetano Ibarra15, Lorenzana se enteró de que su mujer y sus hijos estaban
prisioneros en el ayuntamiento. Él pensó que si se entregaba liberarían a su familia. A
pesar de que algunos compañeros intentaron impedírselo, Lorenzana abandonó la
columna. Una cuadrilla de falangistas de Fuente de Cantos bajo el mando de Sixto
Castillón Fernández le encontró escondido en una especie de alcantarilla, cerca de un
14
Pons Prades: 459.
15
Es el mayor especialista en la historia de Fuente de Cantos.
lugar conocido como La Gallega. Lorenzana se entregó arrojando su arma a Sixto y
pidiéndole que le matara allí mismo.
Lorenzana fue conducido, junto a otras personas que habían sido apresadas al
descolgarse de la columna, a Fuente de Cantos. Al entrar en el pueblo lo amarraron al
caballo de un tal Diego Pérez. Al llegar a la plaza el caballo se encabritó y arrastró unos
metros a Lorenzana. A empujones le metieron en el ayuntamiento, sacándole al poco
tiempo a la plaza, sentándole en una silla. Allí le pegaron puñetazos, le dieron patadas,
le insultaron. Cuando se cansaron, le trasladaron a la plaza de la iglesia y allí lo
asesinaron, era el día 26 o 27 de septiembre de 1936 16. Su cadáver estuvo tirado toda la
noche en la plaza de la iglesia.17
Conclusiones
Un ejemplo más de la violencia gratuita ejercida por los sublevados desde el inicio de la
guerra y que se prolongó durante casi cuarenta años hasta la muerte del dictador, y por
qué no decirlo, genocida, Francisco Franco.
16
En el Registro aparece inscrito el día 27.
17
Ver Ibarra, pp. 351-358.
Para saber más
Documental La columna de los 8.000, dirigido por Antonio Navarro Millán, Fernando
Ramos Mena, Paco Freire Magariños y Ángel Hernández García. 2005. Puede
visionarse en http://www.guerracivilbadajoz.com/videoteca/51-la-columna-de-los-ocho-
mil
Hernández, Miguel: Los evadidos del infierno fascista, publicado en Frente Sur, nº 3
el 28 de marzo de 1937, reproducido en La obra completa de Miguel Hernández, pp.
1506-1508, Madrid. 2017.
Ibarra, Cayetano: La otra mitad de la historia que nos contaron. Fuente de Cantos.
República y guerra 1931-1939, Badajoz, 2005.