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Más allá

del domingo

1
Más allá
del domingo
Conversaciones diarias
para hacer discípulos

COMPILADO POR WOODIE J. STEVENS

Casa Nazarena de Publicaciones

3
Más allá del domingo

Publicado por:
Casa Nazarena de Publicaciones
17001 Prairie Star Parkway
Lenexa, KS 66220 EUA

informacion@editorialcnp.com · www.editorialcnp.com

Título original en inglés:


Beyond Sunday
Autor: Dirli Gschwandtner
Copyright © 2008
Publicado por Beacon Hill Press of Kansas City
A division of Nazarene Publishing House
Kansas City, Missouri 64109 USA.

This edition published by arrangement


with Nazarene Publishing House
All Rights reserved

Publicado en español con permiso de


Nazarene Publishing House de Kansas City, Missouri 64109 USA.
Copyright © 2010 Todos los derechos reservados.

ISBN 978-1-56344-624-5

Traducción: Ramón A. Sierra y Blanca D. Campos


Diseño de portada: Darlene Filley
Diseño interior: Natanael Picavea

Categoría: Discipulado

Excepto donde se indica, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la
Biblia Nueva Versión Internacional, 1999 de Sociedad Bíblica Internacional.

Excepto para breves citas, ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada
o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio sin la previa autorización escrita de la editorial.

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CONTENIDO

Prefacio, Jerry D. Porter 7

Más allá del pasado: Cumpliendo la misión 9


Woodie J. Stevens

Haciendo discípulos por medio del liderazgo pastoral 19


Woodie J. Stevens

Haciendo discípulos por medio de la iglesia local 27


Cheryl Sherwood con Woodie J. Stevens

Haciendo discípulos por medio de los ministerios 33


entre niños
Lynda Boardman

Haciendo discípulos por medio de los ministerios 45


de jóvenes
Gary Hartke

Haciendo discípulos por medio de los ministerios 53


para la familia
Larry Morris

Haciendo discípulos por medio de sistemas 65


Larry McKain

Más allá de lo casual: Ser un discípulo semejante a Cristo 77


Woodie J. Stevens

5
Más allá del domingo

Más allá de la membresía al discipulado 81


Woodie J. Stevens

Más allá de uno mismo para aprender 85


a ser semejante a Cristo
Craig Rench

Ser antes de hacer 95


John Denney

Más allá del iglecrecimiento 103


Woodie J. Stevens

Cinco componentes medulares para hacer discípulos 107


semejantes a Cristo
Hal Perkins

En todas las naciones 119


Erica Ríos

Tres corrientes del discipulado 125


Woodie J. Stevens

Discípulos discipulando discípulos 133


Woodie J. Stevens

Discipulado para toda la vida 139


D. Michael Henderson

Conclusión 143

6
PREFACIO

Somos discípulos de Jesús.“Hacer discípulos semejantes


a Cristo en las naciones” es más que la declaración de misión
para la Iglesia del Nazareno. ¡Es la motivación que impulsa nues-
tras vidas! ¡Nuestra pasión es Jesucristo! Jesús es el Maestro y no-
sotros somos sus discípulos. Cada día estamos aprendiendo de
Jesús y estamos siendo transformados a su imagen. De la misma
manera que Pedro, Santiago y Juan aprendieron del Señor, noso-
tros también aprendemos de las mismísimas palabras de nuestro
Maestro Rabí, Jesús. Nuestro Señor prometió continuar enseñán-
donos y moldeándonos cuando dijo: “el Espíritu Santo, a quien
el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les
hará recordar todo lo que les he dicho” (Juan 14:26).
Somos discípulos de mentores piadosos. Primero y so-
bre todo, somos discípulos de Jesús. Sin embargo, el misterio del
cuerpo de Cristo es que personas de carne y hueso se convier-
ten en ejemplos al enseñarnos, guiarnos y discipularnos. He sido
moldeado, inspirado y mentoreado por muchos líderes maravi-
llosos, incluyendo a mis amados padres. En la actualidad, disfru-
to del consejo sabio y la dirección sabia de un mentor especial
en Cristo, el Dr. Don Owens.
Somos discipuladores. ¡Soy bendecido en ser un discípu-
lo de Jesucristo quien está siendo moldeado en mí por mento-
res maravillosos! Pero necesito ir más allá de ser un discípulo a
ser un discipulador. Jesús nos dijo: “Edificaré mi iglesia” (Mateo
16:18). Él nos comisionó a “ir y hacer discípulos” (Mateo 28:19).
Muchos de nosotros estamos intentando edificar la iglesia, pero
pocos estamos realmente haciendo discípulos. Hacer discípulos
semejantes a Cristo es mi misión personal, al igual que la mi-
sión fundamental de cada seguidor de Jesús. Le he pedido a 12
hombres que, intencionalmente, sigan a Cristo conmigo. Juntos
estamos buscando la semejanza de Cristo al enseñarnos unos

7
Más allá del domingo

a otros, oramos unos por otros y nos rendimos cuentas unos a


otros. ¡Es un peregrinaje maravilloso y desafiante!
Somos llamados a ser discípulos que discipulan disci-
puladores. Tengo el sueño de que cada seguidor de Jesús esté
dispuesto a responder a la pregunta: ¿Quién te está discipulan-
do y a quién estás discipulando? ¡Imagínese el impacto global
en el Reino cuando todos nosotros hagamos lo que el Señor
encomendó! Los 12 hermanos en mi grupo de discipulado han
comenzado a pedirles a otros a seguir a Cristo juntamente con
ellos. Si yo invierto mi vida en estos 12 hombres durante tres
años y ellos hacen lo mismo con 12 más por los tres años si-
guientes, y sus discípulos hacen lo mismo…Dentro de 10 años,
¡más de 20,000 personas estarán en una relación de discipulado!
La base para este tipo de inversión es esto: En última instancia,
somos llamados a ser discípulos que discipulan discipuladores.
Cada uno de nosotros debe invertir más tiempo con menos per-
sonas, quienes a su vez harán lo mismo con sus discípulos. Es el
plan de nuestro Señor para alcanzar al mundo.
Le invito a reflexionar e interaccionar con estas conversa-
ciones inspiradoras sobre el discipulado. Luego juntos, vayamos
gozosamente y ¡hagamos discípulos semejantes a Cristo en las
naciones!

—Jerry D. Porter
Superintendente General, Iglesia del Nazareno

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M Á S A L L Á D E L PA S A D O :
CUMPLIENDO LA MISIÓN
—WOODIE J. STEVENS

Al dejar el Proyecto de SIDA en la prisión de Jimma en


Addis Ababa, Etiopía, la doctora misionera Erica Ríos escribió
en su diario lo siguiente:
Hoy lloré, reí, bromeé, animé y recibí ánimo. Llena de
emociones mixtas, mi corazón fue quebrantado al tener los
bebés en mis brazos, niños cuyas madres eran prisioneras.
Las condiciones eran indescriptibles. Los olores asfixiantes
me amordazaron, no podía respirar. Quería vomitar, pero mi
malestar no era nada en comparación a los adolescentes que
dormían en los dormitorios de los jóvenes sobre el piso sucio.
No puedo imaginar el malestar de los adolescentes convictos
viviendo entre suciedad perenne. Ellos no tienen futuro, ni
esperanza, ni amor, ni padres, ni casa, nada sino la prisión del
SIDA.
De regreso a mi hotel, un palacio en comparación al lugar
en que acababa de estar, reflexioné. Aquellos pequeñitos ab-
sorbieron nuestro cuidado, amor y compasión. Ellos estaban
hambrientos por una gota de amor, tan sólo por una caricia.
Ellos necesitaban desesperadamente mucho más de lo que
yo les podía dar. Observaba como el equipo de Ministerios de
Compasión luchaba valientemente contra sus limitaciones.
Ellos proveyeron todo el apoyo posible, pero todos nuestros

9
Más allá del domingo

esfuerzos parecían tan pequeños. Sin embargo, sé que nuestro


Dios es grande y tiene presente este mundo sufriente.
Un líder en África respondió a mi dolorosa pregunta:
“¿Cómo servimos en áreas de incalculables necesidades y re-
cursos ínfimos?
Él respondió:“En África decidimos quién va a vivir y quién
va a morir. No podemos sostener a todos los niños. Se nos obliga
a priorizar. Sin embargo, uno puede tocar la vida de muchos con
el amor de Dios”.
Nuestros esfuerzos son tan sólo gotas de agua en un balde.
Las necesidades del mundo son tan grandes. Pero, como la Ma-
dre Teresa dijo:“sin gotas individuales, el océano no existiera”.
Al tomar su vuelo de regreso a los Estados Unidos, Erica oró:
Señor, ayuda a mi iglesia a enfocarse en su misión. Ayúdame ha-
blar tu lenguaje de amor. Ayúdame a ver tu corazón sangrando
y a capturar tu sentido de destino. Ayuda a mi iglesia a moverse
como el Cuerpo de Cristo en misión, especialmente a favor de los
pequeñitos.
Como médica, Erica Ríos ha entregado su vida a servir y ayu-
dar a otros. Ella ministra a aquellos en gran dolor, sin embargo, no
estaba preparada para las palabras perturbadoras del líder afri-
cano:“En África decidimos quién va a vivir y quién va a morir”.
Para la mayoría de nosotros, sería abrumador ser forzados a
tomar esa clase de decisión. Ciertamente Jesús está llamando a
su iglesia a ser un ejército compasivo a través de todo el mundo
para que pueda vendar al quebrantado, sanar al enfermo, ves-
tir al desnudo y alimentar al hambriento. A lo largo del mun-
do, nuestra iglesia está haciendo todo lo que puede para ser el
amor de Dios en lugares oscuros donde no hay amor. Podemos y
debemos estar involucrados en la tarea global de servir a Cristo
al servir a los necesitados en nuestro mundo.
Como discípulo de Jesucristo, a lo mejor no pueda ser un
misionero en Etiopía o en cualquiera otra parte del mundo,

10
Más allá del pasado: Cumpliendo la misión

pero sí tiene un campo misionero. Puede ser al lado de su casa,


al cruzar la calle o en el pueblo vecino, pero es un campo mi-
sionero. Su campo misionero es dondequiera que Dios le ha
ubicado. Puede ser residente permanente o quizá tenga una
dirección temporera, pero en dondequiera que viva, usted tiene
una misión.
La misión de los seguidores de Jesús tiene implicaciones
significativas para nuestras vidas diarias. ¿Qué tal si Dios nos ha
puesto a cada uno de nosotros donde estamos con el propósito
de ser el amor de Jesús a aquellos que nos rodean? ¿Qué tal si
las personas con las cuales nos encontramos todos los días son
el campo misionero de Dios para nosotros? ¿Qué tal si usted y
yo estamos realmente decidiendo quién va a vivir y quién va a
morir, espiritualmente?
¿Será eso lo que Jesús quiso decir cuando le dijo a Pedro:“Y
a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares
en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la
tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:19)?
El hombre detrás del mostrador es un alma que nunca mue-
re. Le hablamos frecuentemente. ¿Son las palabras que decimos
palabras de vida o de muerte? ¿Sabe usted si él va a vivir o morir
eternamente? Jesús le dijo a sus discípulos que no temieran al
que puede matar el cuerpo, pero si, “temed más bien a aquel
que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo
10:28).
La nueva declaración de misión de la Iglesia del Nazareno
nos habla directamente sobre esta increíble responsabilidad:
Hacer discípulos semejantes a Cristo en las naciones. ¿Qué sig-
nifica eso? ¿Cómo se aplica eso a usted y a mí? ¿Qué tiene de
diferente esta declaración? ¿Habrá implicaciones escondidas?
¿Requerirá algo nuevo? ¿Requiere esta declaración maneras
frescas de pensar? ¿Qué debemos hacer con una declaración
de misión? ¿No será eso lo que venimos haciendo?

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Más allá del domingo

Una declaración de misión señala a nuestra razón de ser. Ex-


plica lo que estamos intentando hacer. Nos provee parámetros
para acciones y prioridades. Capacita a la iglesia alrededor del
mundo a enfocar sus energías en un objetivo común, uniendo el
ejército de Cristo en la búsqueda de lo que Jesús nos mandó a
hacer. Es fundamental.
La misión nos invita a movernos más allá de que “debemos
ir a la iglesia y a la Escuela Dominical”. Nuestra misión nos está
llamando más allá de “Siéntense quietos y sean salvos”. El Espíri-
tu nos está impulsando a ir más allá de “escuche la lección, oiga
el sermón, cante en el coro y pague sus diezmos”.
La misión abre la puerta de liderazgo más allá del pastor y
de la junta local de la iglesia. La misión nos mueve más allá de
las aulas de escuela dominical. La misión es desatar a los laicos.
Es empoderar a cada miembro de la Iglesia del Nazareno para
que lleguemos a ser lo que Jesús nos llamó a ser. Nos llama a to-
dos nosotros a la participación activa en la misión común. Dios
está llamando a su iglesia más allá del domingo a cada día.

¿Qué ha cambiado? ¿Quién tiene que adaptarse?

Hacer discípulos no es nada nuevo. No es como si no hu-


biéramos estado haciendo discípulos, casi cada congregación
hace discipulado de alguna manera. Cuando el pastor lee el
texto bíblico o un maestro de Escuela Dominical abre la Biblia,
se proveen algunos ingredientes de discipulado. El mandato de
hacer discípulos no es algo nuevo. De hecho, hacer discípulos es
exactamente lo que hemos estado buscando hacer.
El fundamento de nuestra misión no es nuevo. Siempre he-
mos sido una iglesia de santidad, una iglesia de santidad con una
misión. El Espíritu Santo nos sigue impulsando hacia adelante
en la búsqueda de cumplir el Gran Mandamiento y la Gran Co-
misión. Durante los pasados 100 años, los nazarenos han estado

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Más allá del pasado: Cumpliendo la misión

haciendo discípulos en las naciones. El hecho de que usted está


leyendo esto refleja la realidad que de alguna manera alguien
lo influenció a seguir a Cristo. Al acercarnos rápidamente a dos
millones de miembros alrededor del mundo, damos gracias a
Dios por el avance que nuestra iglesia ha visto en estos 100 años
pasados. Nos regocijamos en lo mucho que hemos avanzado
desde Pilot Point, y celebramos lo que Dios ha hecho a través de
los que nos han precedido. Con la ayuda de Dios, hemos hecho
muchas cosas buenas, de la manera correcta y en el tiempo co-
rrecto. Toda gratitud y gloria le pertenecen a Él.
Sin embargo, ya no vivimos en el siglo XX.Ya no es 1908. Cien
años de cambios increíbles nos imponen la pregunta:“¿Y ahora
hacia dónde?” ¿A dónde vamos de aquí? ¿Qué es diferente de lo
que siempre hemos hecho? Los principios de discipulado siem-
pre han existido, pero, ¿qué métodos necesitamos adaptar?
¿Recuerda las actividades de apertura? Esos eran los días
cuando la asistencia de la Escuela Dominical sobrepasaba por
mucho la asistencia al culto de adoración de la mañana. La her-
mana Evelyn oraba: “Señor, bendice el culto que continúa”. ¿El
culto que continúa? Ella estaba orando por el culto de adora-
ción de la mañana. La gran pregunta luego de la Escuela Domi-
nical era:“¿Se quedará para el culto de la mañana?”
¿Sabía usted que hasta 1972 no reportábamos la asistencia
al culto de adoración en la mañana? Anteriormente solo contá-
bamos la membresía y la asistencia a la Escuela Dominical. No
podemos ir a nuestras estadísticas denominacionales y decirles
cuál fue el promedio de asistencia al culto de adoración del do-
mingo en la mañana en 1965, pero sí le podemos decir la canti-
dad de miembros y la asistencia promedio de la Escuela Domi-
nical. Esos eran los números de crecimiento. Eran los fieles los
que se quedaban para el culto de adoración y para el sermón.
En aquellos días, la gente estaba en la iglesia cada vez que
abrían las puertas. ¿Sabe por qué? Porque eran las únicas puertas

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Más allá del domingo

abiertas. Eso fue antes de los supermercados de 24 horas y de las


tiendas de conveniencias. Eso era cuando las tiendas cerraban a
las cinco de la tarde y las calles se vaciaban a las seis de la tarde,
excepto los jueves cuando las tiendas abrían hasta las nueve de
la noche.
La conformidad social requería la membresía de la iglesia
para gozar del estatus de miembro sólido en la comunidad. Lo
primero en su currículo era:“Soy miembro de la Primera Iglesia”.
¿Recuerda los broches por asistencia perfecta? En esos días,
los alumnos regulares sólo faltaban tres domingos en el año.
Pero eso fue antes de las autopistas, de los fines de semanas de
tres días, y de los centros comerciales. La televisión pública tenía
tres canales. Hoy, el alumno que asiste regularmente falta 13 do-
mingos al año. Le digo a los pastores:“Si ellos asisten la mitad del
tiempo, regocíjense y considérelos miembros regulares”.
Gané mi primer vuelo en avión en un modelo Piper Cub
de dos asientos a través de un concurso de Escuela dominical
entre los Rojos y los Azules. Nos apretujamos 17 niños en una ca-
mioneta Ford “Betsy Blue”, modelo 1957. Hoy, mis padres serían
arrestados por algo así.
La pregunta es, ¿qué ha cambiado y quiénes son los que se
deben adaptar?

La Gran Comisión

Hacer discípulos semejantes a Cristo en las naciones signi-


fica desplegar el ejército de nazarenos a cada rincón del glo-
bo. Significa conseguir más tropas en tierra, confrontando a su
mundo con las demandas de Jesucristo. Significa moverse más
allá de la asistencia fiel y el servicio dominical al discipulado
de todos los días. Significa que alrededor del mundo cada na-
zareno tiene una asignación prioritaria: Ser y hacer discípulos
semejantes a Cristo.

14
Más allá del pasado: Cumpliendo la misión

La Gran Comisión define nuestra tarea. Jesús dio esta tarea


poco antes de regresar al Padre. Eugene Peterson expresa las
instrucciones de Jesús:
“Vayan y capaciten en este camino a todos los que encuen-
tren en todo lugar…Instrúyanles en la práctica de todo lo que
les he mandado. Estaré con ustedes mientras ustedes hagan esto,
día a día, hasta lo último de este tiempo” (Mateo 28:19-20).
William Barclay, renombrado teólogo escocés, traduce este
mandato de la siguiente manera:
“Deben por lo tanto ir y hacer de las personas de todas
las naciones mis discípulos. Deben bautizarlos en el nom-
bre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y deben ense-
ñarles a obedecer todos los mandatos que les he dado.Y no
pasará un solo día en que no estaré con ustedes hasta el fin
del tiempo” (Mateo 28:19-20).
Las palabras son directas y personales. Jesús no le está ha-
blando al pastor o al maestro de Escuela Dominical. Él no se
está dirigiendo a líderes congregacionales ni a oficiales deno-
minacionales. Él le está hablando directamente a sus seguido-
res. Si usted está siguiendo a Jesús, entonces por medio de la
Palabra viva de Dios y el poder del Espíritu Santo, usted tiene un
mandato personal. Esta tarea le es asignada a cada cristiano; es
para todo aquel que sigue a Jesús.
En Juan 21, Jesús le dice a Pedro:“Sígueme”.
Pedro miró a Juan y le respondió:“Señor, ¿y éste, qué?”
“¿A ti qué?” Jesús le preguntó,“Tú Sígueme” (Juan 21:19-22).
Jesús no le dio una opción a Pedro.
Si vamos a seguir a Jesús, necesitamos obedecerle; no hay
alternativa. La obediencia en la vida de un discípulo no está
sujeta a nuestras preferencias personales. Sin embargo, pare-
ciera que hemos estado haciendo muchas cosas excepto ha-
cer discípulos. Hemos estado yendo a la iglesia. Incluso, hemos
ido fielmente a la Escuela Dominical y dado nuestros diezmos,

15
Más allá del domingo

pero la misión va más allá; hacer discípulos cada día, va más


allá del domingo.
¿Por cuánto tiempo?
Hasta el fin del tiempo.
¿Cree usted que tenemos miembros de la iglesia que no si-
guen a Jesús? ¿Hay cristianos que no oran, ni leen o escuchan
las Escrituras? ¿Tenemos miembros que no testifican o sirven o
dan? ¿Es posible tener cristianos que no son discípulos? Dietrich
Bonheoffer dice que: Cristianismo sin discipulado es siempre
cristianismo sin Cristo.
No me gustaría escribir esto, pero no hay tal cosa como un
cristiano casual. Aquellos que están “en Cristo” no pueden ser
casuales respecto a seguir a Jesús. Por ejemplo, alguien quizá
dice:“Creo en Jesús pero no necesariamente lo sigo”. El proble-
ma con ese acercamiento es que aun los demonios creen en
Jesús” (Santiago 2:19).
Mucho de nuestro evangelismo moderno parece enseñar
que un cristiano es alguien que cree en Jesucristo por fe, recibe
el don de la vida eterna, es perdonado de todos sus pecados y
al morir va al cielo.
¡Tremendo! ¡Qué buen negocio para mí! ¡Gol! Soy salvo.
Por otro lado, muchos piensan que un discípulo es un cris-
tiano muy bueno. Ellos oran, estudian la Biblia y testifican a sus
vecinos, van a la iglesia el domingo y hasta toman clases sobre
cómo ser un cristiano fructífero.
Sin embargo, no hay tal cosa como seguir a Jesús casual-
mente. Usted y yo estamos cumpliendo obedientemente lo que
Él nos mandó a hacer, o estamos viviendo en flagrante desobe-
diencia. Jesús siempre insiste que sus discípulos le obedezcan.
Una cultura enfocada en sí misma y narcisista busca el
camino más fácil para el beneficio máximo. Tendemos a evitar
cualquier cosa que requiera disciplina y obediencia. Por favor,
entienda que no hay una distinción bíblica entre un cristiano

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Más allá del pasado: Cumpliendo la misión

y un discípulo. No hay dos niveles de seguir a Jesús. O estamos


aprendiendo del Maestro y siguiéndole en comunión obedien-
te, o estamos ignorando y resistiendo las instrucciones claras
de Jesús.
La declaración de misión podría ser un llamado para que
muchos se arrepientan por seguir a Jesús a la distancia. Podría
ser una gran oportunidad para que nosotros experimentemos
una renovación y unción fresca del Espíritu Santo de Dios.

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