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Ensayo CPE - Terapia Centrada en La Persona de Carl Rogers

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Terapia centrada en la persona de Carl Rogers: La importancia de forjar una

relación autentica con el cliente para lograr el cambio y su desarrollo individual

Universidad Científica del Sur

Avila Aguilar Edwin Alexis

29 de Setiembre de 2018

avilaguilar@gmail.com

Es una aproximación psicoterapéutica que se enfoca en como las personas se


perciben conscientemente a sí mismas, en lugar de como el terapeuta entiende o
interpreta sus pensamientos o ideas inconscientes. Guerri (2014, parr 2). Se basa
principalmente en la creencia de que a todos los seres humanos los motiva
fundamentalmente un proceso dirigido al crecimiento, al que denominó la tendencia a
la realización Rogers citado por Cloninger (2003,p.417); de modo que el cliente al
encontrar sus potencialidades podrá solucionar sus problemas. La terapia centrada en la
persona fue desarrollada entre 1940 y 1960 por el psicólogo Carl Rogers, quien fue uno
de los fundadores de la psicología humanista y ganador de distintos premios entre los
cuales estuvo el premio a la Contribución Científica Distinguida de la American
Psychological Association (APA) en 1956; además, fue nominado candidato a premio
nobel de la paz en 1987. Dreher (1995), citado por Fadiman y Frager, (2001).
Esta aproximación terapéutica de la escuela humanista, marca una diferencia
ante las teorías de aprendizaje. Como por ejemplo del aprendizaje conductista, el cual
consiste en un cambio de comportamiento como producto de estímulos provenientes del
medio ambiente y que de acuerdo a su respuesta manifiesta una conducta observable.
Solis (2013, p. 5). Además resalta una distancia frente a la neutralidad en la relación
terapeuta-cliente; donde el terapeuta procura que "sólo haya un mínimo de intromisión
de su propia personalidad, para lo cual se esfuerza todo lo humanamente posible". El
terapeuta trata de "conservar el anonimato en sus actividades; es decir, debe evitar
impresionar al paciente con las características de su propia personalidad individual.
Rogers (1961, p. 26).

1.1. Problema

Existen situaciones en la psicoterapia, donde la relación terapeuta-cliente se da


en un ambiente que no permite llegar a resultados efectivos, impidiendo el desarrollo
constructivo de la persona. Esto debido a que el cliente presenta cierta resistencia –
fenómeno explicado por Sigmund Freud- a reconocer y/o expresar sus sentimientos y
emociones. La resistencia o complicación también puede ser causada por el terapeuta al
juzgar, rechazar o al expresar una comprensión falsa y simulada sobre los pensamientos
y creencias expuestos por la persona Vaine, Lucione y Tagle (2008, parr. 3).

Personalmente, en base a textos leídos y a experiencias propias, deduzco que


los seres humanos tenemos un gran capacidad para analizar, tomar conciencia y
resolver con éxito distintas situaciones internas y externas; pero existen algunas
situaciones internas con determinadas características ante las que quedamos
entrampados, incapacitados y limitados para poder comprenderlas, entenderlas o ser
conscientes de ellas y que por determinadas razones nos podrían estar afectando
negativamente. Estas limitaciones podría deberse a diversos aspectos psicológicos. Se
podría decir que no somos capaces de reconocer o ver que nos puede estar pasando o
que podría estar fallando en nosotros, esta situación también se podría expresar como
negación consciente o inconsciente desarrollado como mecanismo interno de defensa
para mitigar u ocultar alguna dolencia.

Las circunstancias o problemas que una persona adolece podrían ser tan
profundos, o como ya mencioné inconscientes; que, si son expuestos ante un terapeuta
que no logra una real comprensión y empatía, ocasionará que la psicoterapia sea poco
efectiva.

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1.2. Objetivo

Dar a conocer en que consiste la terapia orientada a la persona de Carl Rogers y


su aporte a la psicoterapia, especificando bajo que técnica y condiciones debe realizarse
una relación terapeuta – cliente, de modo que facilite y acelerare el desarrollo
constructivo del individuo.

1.3. Justificación

El presente ensayo lo considero importante a nivel individual porque me


identifico con este tipo de modelo terapéutico. Desde mi punto de vista, la técnica
propuesta por Carl Rogers es fundamental para lograr un trabajo exitoso con los
clientes; además esta idea de cómo percibir y relacionarse con las personas es aplicable
para todas las situaciones y circunstancia de nuestra vida, indiferente de la posición en
la que nos encontremos. Considero que aporta grandes beneficios para estar en
constante desarrollo personal y profesional.

2. Desarrollo temático

Rogers (1978) citado por Fadiman y Frager, (2001, p.422) sostiene que los
seres humanos poseemos, con sólo recibir la oportunidad, una enorme capacidad para
usar el poder personal de manera correcta y benéfica. "Dentro de sí mismo, el individuo
cuenta con vastos recursos para entenderse, para modificar el concepto de sí mismo, así
como sus actitudes y la dirección de su conducta". Lo que impide la realización de esta
tendencia al desarrollo es el control que ejercen otros sobre nuestras decisiones. A
menudo se opone resistencia a esta forma de dominio, el cual alcanza sus consecuencias
más negativas en las dictaduras. Además, Rogers refuerza esta idea con un sustento
que considera un aprendizaje negativo: He aprendido lenta y gradualmente que la ayuda
que puedo prestar a una persona conflictuada no reviste la forma de un proceso
intelectual ni de un entrenamiento. Ningún enfoque basado en el conocimiento, el
entrenamiento o la aceptación incondicional de algo que se enseña tiene utilidad alguna.
Estas maneras de encarar la terapia parecen tan directas y tentadoras que, en épocas

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pasadas, ensayé muchas de ellas. Sin duda alguna, es posible explicar a una persona su
manera de ser, indicarle los pasos que lo ayudarían a progresar, hacerle conocer un
modo de vida más satisfactorio; sin embargo, de acuerdo con mi propia experiencia son
fútiles e inconsecuentes. Toda su eficacia reside en la posibilidad de introducir una
modificación efímera, que pronto desaparece y no hace sino fortalecer en el individuo
la conciencia de su propia inadaptación. Rogers (1961, p.19)

En su libro El proceso de convertir en persona detalla una serie de enseñanzas


significativas que ha ido adquiriendo a lo largo de su experiencia terapéutica, durante
“miles de horas que empleó trabajando en contacto íntimo con individuos”, es decir
durante 25 años de trabajo hasta ese momento, y son las que han forjado su
pensamiento profesional. Con ellas sustenta como a forjado su modelo de psicoterapia,
la cual como el mismo dice: No proporciona las motivaciones del desarrollo o
crecimiento de la persona.. Por el contrario, ellas parecen inherentes al
organismo, de la misma manera en que el animal humano manifiesta la
tendencia a desarrollarse y madurar físicamente, siempre que se den
condiciones satisfactorias mínimas. Pero la terapia desempeña un papel de
gran importancia, pues libera y facilita esta tendencia del organismo hacia el
desarrollo o madurez psicológicos, cuando ella se halla bloqueada. Rogers
(1961, p.33). De todas las enseñanzas mencionaré una que Roger considera como la
más profunda y la que quizá es la base de todas demás, y es la siguiente: La experiencia
me ha enseñado que las personas se orientan en una dirección básicamente positiva. He
podido comprobar esto en los contactos más profundos que he establecido con mis
clientes en la relación terapéutica, aun con aquellos que padecen problemas muy
inquietantes o manifiestan una conducta antisocial y parecen experimentar sentimientos
anormales. Cuando puedo comprender empáticamente los sentimientos que expresan y
soy capaz de aceptarlos como personas que ejercen su derecho a ser diferentes,
descubro que tienden a moverse en ciertas direcciones. ¿Cuáles son estas direcciones?
Las palabras que, a mi juicio, las describen de manera más adecuada son: positivo,
constructivo, movimiento hacia la autorrealización, maduración, desarrollo de su
socialización. He llegado a sentir que cuanto más comprendido y aceptado se siente un
individuo, más fácil le resulta abandonar los mecanismos de defensa con que ha
encarado la vida hasta ese momento y comenzar a avanzar hacia su propia maduración.
Rogers (1961, p. 17).

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Para poder aplicar este modelo de terapia, Rogers desarrollo gradualmente un
método de trabajo que permite en futuras investigaciones verificarlo, modificarlo o
perfeccionarlo. Este modelo de trabajo responde a la pregunta "¿Cómo puedo crear una
relación que esta persona pueda utilizar para su propio desarrollo?". Lo realizo
basándose en la siguiente Hipótesis “Si puedo crear un cierto tipo de relación, la otra
persona descubrirá en sí mismo su capacidad de utilizarla para su propia maduración y
de esa manera se producirán el cambio y el desarrollo individual” Rogers (1961, p.19).
Está constituida por las siguientes tres fases. La primera fase es la relación de ayuda de
la que dice: Sólo cuando comprendo los sentimientos pensamientos que al cliente le
parecen horribles, débiles, sentimentales o extraños y cuando alcanzo a verlos tal como
él los ve y aceptarlo con ellos, se siente realmente libre de explorar los rincones ocultos
y los vericuetos de su vivencia más íntima y olvidada. Esta libertad es una condición
importante de la relación. Se trata de la libertad de explorarse a sí mismo tanto en el
nivel consciente como inconsciente, tan rápidamente como sea posible embarcarse en
esta peligrosa búsqueda. El cliente también debe sentirse libre de toda evaluación moral
o diagnostica, puesto que, a mi juicio, las evaluaciones de ese tipo son siempre
amenazadoras, Rogers (1961, p.20). La segunda fase es la motivación del cambio, que
se base en la idea que el propio individuo tiene una tendencia innata de utilizar la
relación de ayuda (fase 1) para su propio desarrollo logrando así avanzar en la dirección
de sus propia madurez, si se da el ambiente adecuado esta tendencia pasará de ser una
potencialidad para convertirse en una realidad. Esta se manifestará cuando el individuo
sea capaz de comprender y explorarse a sí mismo entre el dolor o la insatisfacción
llegando más allá de lo conocimiento consciente. “Esta tendencia puede hallarse
encubierta por múltiples defensas psicológica sólidamente sedimentadas. Puede
permanecer oculta bajo elaboradas g' fachadas que nieguen su existencia; sin embargo,
opino que existe en todos los individuos y sólo espera las condiciones adecuadas para
liberarse y expresarse.” Rogers (1961, p. 20). La tercera fase son los resultados,
sustenta que si se da una relación como la que hemos descripto, el individuo
reorganizará su personalidad, tanto en el nivel consciente como en los estratos más
profundos; de esa manera, se hallará en condiciones de encarar la vida de modo más
constructivo, más inteligente y más sociable a la vez que más satisfactorio. En este
punto, puedo abandonar el terreno de la especulación, para introducir parte del creciente
conjunto de conocimientos originados en sólidas investigaciones. Hoy sabemos que los

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individuos que viven relaciones como la que acabamos de describir, aunque no sea sino
durante períodos relativamente limitados, acusan modificaciones profundas y
significativas de su personalidad, actitudes y conducta, y que tales modificaciones no se
observan en los grupos de control que se utilizan con propósitos de comparación. En
nuestra relación el individuo se convierte en una persona más integrada y eficiente;
muestra menos características de las generalmente consideradas neuróticas o psicóticas,
y más rasgos de la persona sana que funciona de manera normal. Cambia su
autopercepción y se torna más realista en su modo de conceptuarse a sí mismo.
Comienza a parecerse a la persona que querría ser y se valora más;, se tiene más
confianza y adquiere mayor capacidad de adoptar sus propias decisiones. Alcanza una
mejor comprensión de sí mismo, llega a ser más abierto a su experiencia, con lo cual
disminuye su tendencia a negar o reprimir algunos aspectos de ésta y comienza a
aceptar mejor sus actitudes hacia los otros, pues advierte las semejanzas que existen
entre él y los demás.
En base a distintos experimentos Rogers sostiene que el cambio personal se ve
facilitado cuando se dan determinadas condiciones, la primera de ellas es que el
terapeuta es auténtico en su relación con el cliente y está sin escudarse tras falsas
fachadas, y cuando manifiesta libremente los sentimientos y actitudes que en distintitos
momentos van surgiendo en sí. El terapeuta debe ser coherente, es decir que pueda
acceder a los sentimientos que experimente, ser capaz de vivir esos sentimientos y
comunicarlos. Esto no es posible lograrlo a la percepción; pero el grado de coherencia
será mayor, cuanto más logre el terapeuta aceptar lo que sucede en él. El cambio
también se verá facilitado cuando el terapeuta siente y experimenta una actitud de
aceptación cálida y positiva hacia lo que existe en el cliente. La tercera condición es la
comprensión empática, que significa percibir los sentimientos y significados personales
que el cliente va experimentos a cada momento. Si el terapeuta logra percibirlos desde
“adentro” tal como se le aparecen al cliente y es capaz de comunicar a este último una
parte de esta comprensión, ello implica que esta tercera condición se ha cumplido.
Rogers (1961, p. 34)
Finalmente el cambio operará en la persona a medida que descubre que alguien
puede escucharlo y atenderlo cuando expresa sus sentimientos, poco a poco se tornará
capaz de escucharse a sí mismo. Se dará cuenta si está enojado o no, reconocerá si lo
que experimenta es temor o ira. A medida que se abre a lo que sucede en él, adquiere la

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capacidad de percibir sentimientos que siempre había negado y rechazado. Comienza a
tomar conciencia de los sentimientos que antes le habían parecido tan terribles,
caóticos, anormales o vergonzosos, que nunca había osado reconocer su existencia. Al
escucharse y ser consciente de lo que pasa en el, aprenderá a aceptarse, mientras mas
preciso sea en captarse a si mismo, mayor será su coherencia. Al operarse estos
cambios, que le permiten profundizar su autopercepción y su autoaceptación y volverse
menos defensivo y más abierto, descubre que finalmente puede mortificarse y madurar
en las direcciones inherentes al organismo humano. Rogers (1961, p. 35).

3. Conclusiones

Existen situaciones en las que las terapias podrían ser como efectivas y fracasar debido
a la comunicación poco empática entre el cliente y el terapeuta. Para lograr superar esta
dificultad Carlos Rogers desarrollo un modelo de psicoterapia que proporciona una
serie de fundamentos orientados a aceptar, comprender y empatizar con el cliente. A
medida que esto último se dé, el cliente ira adquiriendo la destreza y capacidad de
profundizar en si mismo, se podrá explorar, encontrará aquello que le dolía o que
ocultaba de forma consciente e inconsciente. Al logar esto, el cliente podrá aceptar lo
que hay en él y con su tendencia innata a superarse y desarrollarse como persona
modificará aquello que vaya encontrando, aquello que le ocasione dolor o sufrimiento.
El terapeuta debe ser quien lo acompañe en este proceso; de modo que el cliente se
sienta fortalecido. Este modelo de terapia orientada a la persona podría adaptarse o ser
combinada con cualquier enfoque o terapia psicológica.

4. Referencias bibliográficas

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https://mmhaler.files.wordpress.com/2010/06/el_proceso_de_convertirse_en_pe
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https://www.topia.com.ar/articulos/las-resistencias-en-el-an%C3%A1lisis

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https://es.slideshare.net/javiersolisp/el-conductismo-teora-del-aprendizaje

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Guerri M. (2014). La terapia centrada en el cliente. Obtenido de


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de la psicoterapia a medio siglo de existencia. Obtenido de
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Celis A. (2006). Congruencia, integridad y transparencia. El legado de Carl Rogers.


Obtenido de https://journals.openedition.org/polis/4857

Fadiman J. y Frager R. (2001). Teorías de la personalidad. Obtenido de


https://edoc.site/285065769-teorias-de-la-personalidad-fadiman-frager-0pdf-
pdf-free.html

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