El Individuo y El Grupo
El Individuo y El Grupo
El Individuo y El Grupo
Una o varias personas pueden crear deliberadamente un grupo para lograr algún
objetivo. Los individuos que deciden crearlo juzgan que por medio de él
conseguirán determinados propósitos que no serían posibles sin su existencia.
Este juicio no tiene por qué ser correcto para que se llegue a formar el grupo. Los
propósitos que se quieren lograr a través del grupo pueden ser muy variados. Hay
grupos que se crean para llevar a cabo una tarea de forma más eficiente, otro para
resolver problemas…
Un grupo puede formarse espontáneamente porque las personas se asocian para
satisfacer alguna necesidad. Es el caso de los grupos informales dentro de las
organizaciones, los clubes sociales o las pandillas juveniles. La función suele ser
la satisfacción de alguna necesidad de sus miembros. Su formación se basa en
elecciones interpersonales voluntarias. Algunos determinantes de este tipo de
elecciones son la semejanza percibida en las personas, la complementariedad, la
reciprocidad, la proximidad o el balance positivo entre ventajas e inconvenientes
de pertenecer al grupo.
Un conjunto de individuos puede convertirse en grupo porque otras personas los
traten de un modo homogéneo. En este caso está funcionando el proceso de
categorización social que consiste en clasificar a las personas en grupos en
función de alguna característica compartida. Hay atributos que son más relevantes
que otros como criterios de categorización. Dichos individuos se consideran a sí
mismos como miembros de ese grupo, y tanto su comportamiento como el de los
demás hacia ellos vendrá determinado en muchos casos por esa pertenencia
grupal designada desde fuera. No es necesario que los individuos interactúen
entre sí para ser miembros de este tipo de grupos. Muchas veces ni siquiera se
conocen. Que un grupo se haya formado por designación externa no excluye la
posibilidad de que cumpla también las mismas funciones que los grupos
espontáneos o los creados para alcanzar un objetivo
Moreland (1987) define la formación de un grupo como un fenómeno continuo que
implica un desplazamiento de un conjunto de personas a lo largo de una
dimensión de "grupalidad" más que un fenómeno discontinuo que suponga la
transformación de un no-grupo en un grupo. La formación de un grupo (al menos
de un grupo espontáneo) es un proceso que lleva tiempo ya que implica un
fortalecimiento progresivo de los lazos entre las personas que serán miembros de
ese grupo, es decir, debe producirse una "integración social" de estos individuos.
Moreland distingue cuatro tipos de integración social: ambiental, conductual,
afectiva y cognitiva. No son causas de la formación de los grupos sino variedades
que puede adoptar el proceso de formación. Se dice que un grupo se ha formado
mediante la integración ambiental de sus miembros cuando el ambiente ha
proporcionado los recursos necesarios para que se forme. El término "ambiente"
abarca tanto el ambiente físico como el social y cultural. Ej: cuando se forman
grupos de personas que mantienen proximidad física o comparten determinadas
aficiones.
La integración conductual se produce cuando las personas se unen o se hacen
dependientes unas de otras para satisfacer sus necesidades. Esta integración ha
sido considerada por muchos autores como la clave de formación del grupo. El
grupo puede ser experimentado por el individuo como un medio para logar un
objetivo o como un modelo de comparación para valorar lo adecuado de sus
actitudes o conductas personales o como un medio para lograr una identidad
social positiva. Este último caso se diferencia de los dos anteriores en que lo
importantes para la satisfacción de la necesidad no es la interdependencia de los
miembros, sino la simple pertenencia grupal.
La integración afectiva se refiere a que un grupo puede formarse cuando las
personas desarrollan sentimientos compartidos. La experiencia psicológica del
individuo es de atracción hacia los demás miembros del grupo, hacia el grupo
como un todo o hacia sus objetivos. La integración cognitiva se refiere a que un
grupo puede formarse cuando las personas se dan cuenta de que comparten
importantes características personales. No se trata de que sean semejantes sino
de que sean conscientes de esa semejanza. El grupo se forma cuando los
individuos empiezan a pensar en sí mismos como grupo.
Lo más probable es que la integración ambiental proporcione el potencial para la
integración conductual, que llevará a su vez a la integración afectiva y a la
cognitiva. Según los psicólogos sociales la integración conductual es la clave para
la formación el grupo. Para Turner la integración cognitiva es la esencial, ya que
se puede crear un grupo por el mero hecho de que ellos se consideren como
grupo.
El desarrollo del grupo
El grupo no es más que el contexto o el escenario donde se producen
determinados efectos, como la influencia, el conflicto o la polarización. Sin
embargo, los grupos van cambiando, atraviesan distintas fases de desarrollo, y su
evolución interactúa con esos efectos que ocurren dentro de ellos, produciendo
consecuencias diferentes según el momento en el que se encuentre el grupo.
El estudio sistemático del desarrollo del grupo se remonta a los años 50 del siglo
pasado y se llevó a cabo en dos contextos diferentes:
Los grupos de solución de problemas
Los grupos de formación (T groups: grupos experienciales caracterizados por
carecer de estructura y de un líder que oriente a los miembros sobre cómo actuar
o qué metas perseguir). Ambos tipos de grupo proporcionaban buenas
condiciones para el estudio de su evolución temporal, ya sea a lo largo de una
sesión de discusión o a través de diversas sesiones.
Tenían en común, entre otras cosas:
El ser más prescriptivo que descriptivos (decían cómo debe ser el proceso más
que cómo es realmente, ya que no contaban con un apoyo empírico suficiente)
El referirse a tipos de grupos bastante específicos (experienciales, terapéuticos o
de tarea, es decir, formados artificialmente para un fin concreto)
El ser lineales, en el sentido de que las distintas fases de desarrollo grupal
propuestas se seguían unas a otras de acuerdo con un patrón secuencial y
progresivo de principio a fin común.
En los 80 surgió un nuevo interés por los aspectos dinámicos del grupo, debido a
la necesidad de crear equipos de trabajo eficaces en las organizaciones; así,
aparecieron algunos modelos interesantes, como:
Wheelan (1994), que pretende ser una integración de los modelos anteriores
aplicable a cualquier tipo de grupo
Morgan, Salas y Glickman (1994), con su énfasis en la cooperación entre los
miembros para alcanzar las metas propuestas
Modelo del equilibrio puntuado de Gersick (1988), que sostiene que el desarrollo
de los grupos no es un proceso uniforme, sino que se caracteriza por periodos de
estabilidad interrumpidos por breves periodos de cambio brusco.
El modelo cíclico de Worchel
Las características más importantes de este modelo de desarrollo de grupo son:
Es un modelo cíclico, no lineal, ya que considera que muchos grupos continúan
existiendo después de que sus miembros originales se hayan ido.
No se circunscribe sólo al grupo, sino que lo considera en relación con otros
grupos.
Presta especial atención al conflicto entre el deseo de pertenecer al grupo e
identificarse con él y la necesidad de independencia y distintividad de los
miembros.
Considera el grupo como una entidad fuera del individuo que ejerce una presión
real sobre sus miembros.
El modelo cíclico de Worchel en su primera versión distingue seis estadios en la
vida del grupo: dos de formación y cuatro de desarrollo. Los estadios representan
cuestiones dominantes para el grupo durante periodos temporales concretos.
Aunque no se especifica la duración de los periodos, los estadios transcurren en
un orden predecible que se repite muchas veces a lo largo de la vida del grupo.
El primer estadio (que puede ser también uno de los últimos porque el proceso es
circular) es la fase de descontento. El grupo al que se pertenece ha dejado de
satisfacer las necesidades de sus miembros. Éstos se vuelven pasivos o violentos
y lo frecuente es que sean expulsados o que abandonen voluntariamente el grupo.
Esto suele ocurrir a raíz de un acontecimiento desencadenante que da comienzo
al segundo estadio. El acontecimiento provoca una división en el grupo original
entre los que permanecen leales y los que se apartan o son apartados de él.
En ese momento comienza el tercer estadio o fase de identificación grupal en la
que los individuos que han salido del grupo anterior desarrollan un sentido de
identidad como grupo separado. Las características de este estadio son:
Se delimitan las fronteras entre el propio grupo y los ex grupos, acentuándose las
diferencias con respecto a otros grupos y se fomenta el conflicto con ellos.
Se acentúan las semejanzas intergrupales, anulando los rasgos individualizadores
de los miembros. Esto produce un efecto de cohesión dentro del grupo.
Las actitudes sobre temas importantes para el grupo son extremas. Se bloquea la
entrada de nuevos miembros, no se toleran las posiciones minoritarias y hay una
fuerte presión para que los miembros se conformen a las normas del grupo.
El liderazgo está centralizado.
El objetivo es centrar a los miembros en su identidad social frente a su identidad
personal y establecer la identidad del grupo como tal. El grupo se convierte en
parte importante de la identidad del individuo.
Una vez establecida la identidad, los miembros del grupo empiezan a ocuparse de
los objetivos grupales: comienza el estadio de productividad grupal. Aunque la
orientación sigue siendo hacia el engrupo, el centro de interés ya no es la
identificación sino la productividad:
El antagonismo hacia los ex grupos se debilita y se utiliza la comparación con ellos
para determinar lo productivo que es el grupo.
Las fronteras del grupo se abren de forma selectiva y se reclutan nuevos
miembros para tareas concretas.
Las minorías pueden influir en cuestiones relacionadas con la tarea, pero se las
sigue rechazando si amenazan la identidad grupal.
El liderazgo está más orientado a la tarea que a los aspectos socioemocionales
del grupo.
Los fracasos del grupo se atribuyen a fuentes externas. Los éxitos se atribuyen a
factores grupales internos. La norma imperante en el grupo es la igualdad. Se
permite a los miembros centrarse en su identidad como elementos buscando en
ellos habilidades específicas que puedan ser útiles, pero sólo en relación con la
productividad del grupo.
Una vez que se ha permitido a los miembros dejar de centrarse exclusivamente en
su identidad social comienza el estadio de individuación que consiste en:
Los individuos comienzan un proceso de comparación social con los miembros del
engrupo, evaluando sus contribuciones al grupo y lo que obtienen a cambio y
exigen equidad en función de esas contribuciones en lugar de la igualdad basada
en la simple pertenencia grupal.
Se establecen comparaciones con los ex grupos. Se da una tendencia a exagerar
la calidad de vida y el éxito de éstos, que se utiliza como evidencia de que el
engrupo no satisface las necesidades individuales y de que es necesario introducir
cambios para mejorar. Los individuos empiezan a negociar con el grupo la mejora
de su posición personal.
Comienzan a aparecer subgrupos, primero en relación con roles semejantes y
después en función de semejanzas en actitudes y otros aspectos no relacionados
con la productividad. Las interacciones entre los miembros se hacen más
selectivas e íntimas.
Se anima la participación de los miembros minoritarios.
Se trabaja menos para las metas grupales y más para las personales.
Los fracasos del grupo se empiezan a atribuir a la ineficacia del líder.
Se ponen en duda las normas del grupo y se exige una mayor libertad personal.
Este desplazamiento hacia la individualidad desemboca en el estadio de declive.
Algunos miembros empiezan a explorar la posibilidad de pasarse a otros grupos y
poco a poco se van marchando, y los que se quedan exigen cambios en el grupo.
Existe un estado general de disconformidad como modo de demostrar el malestar
personal. Los ex grupos perciben la vulnerabilidad del grupo e intentan desde
fuera fomentar el abandono.
Tras la decadencia del grupo, los individuos que se sienten más a disgusto en él lo
abandonan, con lo que vuelve a producirse la fase de identificación y todas las
demás. Los miembros que quedan en el grupo original prestan atención al grupo
original y a su reconstrucción. Se consideran los abandonos como una depuración
del grupo y se mantienen actitudes muy negativas hacia los desertores, lo que
favorece la cohesión grupal. En definitiva, comienza un nuevo estadio de
identificación. Esta es la característica más distintiva de este modelo, dar cuenta
de lo que ocurre tras la decadencia de un grupo.
Cada estadio puede ser identificado por el tema de discusión y por la conducta
que domina en el grupo. La duración de cada estadio puede diferir mucho según
los grupos. Aunque la progresión natural es la descrita, algún suceso inusual
puede alterarla. P.ej., la aparición de una amenaza externa puede hacer que el
grupo avance o retroceda a la fase de identificación para protegerse del peligro
potencial. No obstante, cuando esto ocurre y el grupo es impulsado a algún
estadio anterior o posterior, el desarrollo continúa a partir de ese nuevo estadio.
La determinación del estadio concreto en que se encuentra un grupo debe
hacerse a posteriori tras observaciones cuidadosas. No podemos basarnos sólo
en el tiempo de existencia del grupo para determinar en qué estadio se encuentra
debido al distinto ritmo de desarrollo de cada uno
Relaciones entre el individuo y el grupo
grupos desarrollo
La socialización grupal es un proceso que implica cambios a lo largo del tiempo en
la relación entre el grupo y sus miembros. Al igual que los grupos, también los
individuos pasan por diversas fases de pertenencia grupal; en un mismo grupo
puede haber miembros que se encuentren en fases distintas en un momento
dado.
La evolución de la pertenencia de los miembros afecta al desarrollo global del
grupo y, a su vez se ve afectada por la fase en que se encuentre el grupo en cada
momento. El grupo no es una entidad fija y unitaria, sino que está formado por
individuos que entran y salen y tienen su propia dinámica de relaciones con el
grupo al que pertenecen.
El modelo de Levine y Moreland
El objetivo de este modelo es determinar los cambios afectivos, cognitivos y
conductuales que los grupos y los individuos se producen entre sí, desde el
principio hasta el final de su relación. Se parte de una situación en que el grupo ya
está formado y los individuos entran y salen de él. Para entender el modelo
debemos tener en cuenta que el grupo no se considera como una entidad aparte
de los individuos que lo forman.
Procesos implicados
Son tres los procesos implicados. El primero es la evaluación. Implica esfuerzos
por parte del individuo y del grupo para valorar el grado en que la otra parte puede
satisfacer y satisface las propias necesidades. Se desea aumentar al máximo esa
satisfacción. El grupo decide qué tipo de contribución se espera el nuevo miembro
y se generan unas expectativas normativas sobre ello, comparando la conducta
esperada con la conducta real de la persona. El individuo también hace una
evaluación sobre si el grupo responde a sus necesidades.