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AGUAZUL

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Desarrollo, extractivismo petrolero y

transformaciones socioterritoriales
en el municipio de Aguazul,
Casanare (Colombia) 1990-2015

Juliana Duarte Ospina

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía
Bogotá, Colombia
2018
Desarrollo, extractivismo petrolero y
transformaciones socioterritoriales
en el municipio de Aguazul,
Casanare (Colombia) 1990-2015

Juliana Duarte Ospina

Tesis o trabajo de investigación presentada(o) como requisito parcial para optar al título
de:
Magister en Geografía

Director (a):
PhD. Astril Ulloa Cubillos

Línea de Investigación:
Cultura y Ambiente
Grupo de Investigación:
Semillero de Investigación en Minería, Ambiente y Cultura (SIMAT)

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía
Bogotá, Colombia
2018
Sin duda, tenemos la fuerza de un vendaval. Frase de un campesino en el marco del
paro agrario del 2014.

Para los U ́wa, dice, el petróleo es ruiría, es la sangre


de la madre tierra. ¿Y si la sacan de la tierra, qué
pasa? ¿Qué podríamos hacer si no tuviéramos sangre
en nuestros cuerpos?

Intervención en Asamblea Oilwatch, 2002,


Ecuador.

A la memoria de Daniel Abril, a todos los defensores


y defensoras de la vida en el Casanare. A los jóvenes
que apuestan con vehemencia a un mundo mejor,
libre de petróleo y de violencia. A quienes están
privados de la libertad. A las mujeres campesinas
protectoras del agua y el territorio de la vereda Plan
Brisas – Cunamá.
Agradecimientos
A todo equipo de COSPACC, principalmente a Martín, Ninfa, Fabián y Julián por abrirme
las puertas del Casanare, ayudarme a comprender sus conflictos y enseñarme su
trayectoria en la búsqueda de la justicia. Gracias por hacerme partícipe de esta bella y
gratificante experiencia, pues fue mi inspiración para realizar este trabajo y continuar con
la defensa del territorio. A todas las personas de la vereda Plan Brisas y Cunamá, quienes
siempre me brindaron con mucho afecto su confianza y su cariño. Gracias por los festines,
las cervezas, las salvadas en lugares recónditos y por miles de espacios colectivos
compartidos entre las risas y la complicidad. Cada persona está en mis más bellos
recuerdos y en mis más profundos afectos. Sin ustedes, este esfuerzo no sería posible.

A la profesora Astrid Ulloa, quien no sólo fue mi directora en este camino sino una maestra
de tiempo completo. A ella mi admiración por sus enseñanzas, dedicación y las largas
horas de terapia con base en la escucha y discusión sobre el territorio, los feminismos y
nuestras preocupaciones cotidianas. Gracias por su tiempo, su enorme confianza y
disposición para las miles de reuniones tratando de pulir a este diamante en bruto en medio
de altos y bajos.

A Cata, mi consejera académica y moral en este proceso. Le agradezco mil veces por el
ánimo brindado, sin sus consejos y sus lecturas esto no hubiera sido posible. Gracias por
creer en mi en este largo esfuerzo. A mi mamá quien siempre estuvo pendiente, a su
comprensión y apoyos incondicionales para culminar este proceso. A mi papá por siempre
estar ahí. A Memo, sin su solidaridad y apoyo en los momentos más difíciles, no hubiera
alivianado las cargas para terminar en este proceso. Al grupo Cultura y Ambiente, que me
ha brindado espacios de formación académica y personal increíbles. A Gato, por
acompañarme en las frías noches y madrugadas de escritura. A Rafa, por su apoyo, su
confianza y ese último empujón desinteresado, sin eso este esfuerzo no hubiera sido
posible.
Resumen y Abstract IX

Resumen
La extracción petrolera, la construcción de infraestructura y la imposición de un modelo de
desarrollo extractivo son elementos que generan un impacto sobre los territorios locales e
intensifican las contradicciones del modelo de desarrollo capitalista. Desde 1990 en
Casanare, uno de los departamentos ubicado al oriente de Colombia de mayor producción
de petróleo, la llegada y el fortalecimiento de un modelo de extracción petrolera no sólo
configuró una forma de desarrollo específica que responde a las demandas del capitalismo
internacional, sino que también construyó una noción y una relación entre la sociedad y la
naturaleza que está mediada por el trabajo y el usufructo de los recursos naturales.

No obstante, luego de 20 años de extracción intensiva y debido a la crisis del petróleo que
se da cerca del 2008, se evidenciaron los efectos socioterritoriales y ambientales en el
territorio. Estas problemáticas están asociadas con derechos territoriales e impactos
ambientales sobre los ecosistemas que dichas actividades generan y apuestas
organizativas que las comunidades tienen para manejar su propio territorio. Así la defensa
por el territorio y el agua se convierte en una bandera protagonista de reivindicación de los
movimientos socioterritoriales que emergen debido a la descontrolada explotación de la
naturaleza en el territorio.

Esta tesis analiza la construcción de territorios petroleros a partir de la implementación de


un modelo extractivo. Desde una perspectiva geográfica y social, analiza los cambios
políticos, económicos, culturales y socioambientales en territorios que las comunidades
del piedemonte aguazuleño han habitado a lo largo de la intensa extracción petrolera allí.
Con ayuda de los postulados de la ecología política y la geografía crítica se analizan y
comprenden las relaciones de poder que se desarrollan en el territorio en el marco de un
modelo extractivista, así mismo sus territorialidades y disputas frente al territorio.

Palabras clave: Territorio, extractivismo, territorialidades, petróleo, movimientos


socioterritoriales, Casanare.
X Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Abstract
Oil extraction, the construction of infrastructure and the imposition of a model of extractive
development are elements that generate an impact on local territories and intensify the
contradictions of the capitalist development model. Since 1990 in Casanare, one of the
departments located in eastern Colombia with higher oil production, the arrival and
strengthening of an oil extraction model not only configured a specific form of development
that responds to the demands of international capitalism, but also He also built a notion
and a relationship between society and nature that is mediated by work and the usufruct of
natural resources.

However, after 20 years of intensive extraction and due to the oil crisis that occurred around
2008, the socioterritorial and environmental effects on the territory were evident. These
problems are associated with territorial rights and environmental impacts on the
ecosystems that these activities generate and organizational bets that communities have
to manage their own territory. In this way, the defense of territory and water becomes a
protagonist banner of vindication of the socioterritorial movements that emerge due to the
uncontrolled exploitation of nature in the territory.

This thesis analyzes the construction of oil territories based on the implementation of an
extractive model. From a geographical and social perspective, analyzes the political,
economic, cultural and socio-environmental changes in territories that the communities of
the piedmont of Aguazuleño have inhabited throughout the intense oil extraction there. With
the help of the postulates of political ecology and critical geography, the power relations
that are developed in the territory within the framework of an extractivist model are analyzed
and understood, as well as their territorialities and disputes vis-à-vis the territory.

Key words: Territory, extractivism, territorialities, oil, socioterritorial movements,


Casanare.
Contenido XI

Contenido
Pág.

Resumen ............................................................................................................................. IX

Tablas ................................................................................................................................XIV

Gráficos .............................................................................................................................XIV

Ilustraciones ......................................................................................................................XV

Mapas .................................................................................................................................XV

Fotografías........................................................................................................................XVI

Introducción .........................................................................................................................1
Tierra de montañas y sabanas .......................................................................................3
Objetivo general y específicos de la investigación ........................................................9
Enfoque Teórico y conceptual ..................................................................................... 11
La Geografía Crítica ............................................................................................. 11
La Ecología política: re-pensar la naturaleza, desarrollo y poder. ...................... 13
Territorio, territorialidad y extractivismo ............................................................... 17
Extractivismo ........................................................................................................ 22
Enfoque metodológico y desarrollo de la investigación.............................................. 27
Estructura de los capítulos de la tesis ................................................................. 30
Casanari, tierra de aguas negras: la configuración del modelo de hacienda ............ 35
La búsqueda del oro negro: del Catatumbo a los llanos orientales ........................... 40
La llegada del petróleo y la promesa del desarrollo ................................................... 45
Campesinos de montaña y sabana ..................................................................... 47
La llegada de los cascos blancos: la petrolización del llano ............................... 54
Casanare ¿para el mundo? ................................................................................. 64
XII Título de la tesis o trabajo de investigación

Se rompe la comunidad, se fragmenta el territorio ............................................. 67


Fracturas petroleras en el Casanare........................................................................... 71
Los hilos del despojo: la promesa del desarrollo ................................................ 73
El Petróleo se viste de sangre ............................................................................. 82
Territorialidades de tierra y petróleo .................................................................... 90

Capítulo II: emergencia y configuración de movimientos socio-territoriales frente al


extractivismo: una propuesta territorial frente al petróleo ......................................... 95
Exigiendo la tierra, apretando la pala: primeras experiencias organizativas
campesinas en el Casanare (1970-1990) ................................................................... 99
Las primeras secciones campesinas organizadas contra las petroleras: reflejando un
ecosistema muerto .................................................................................................... 102
Emergencia ambiental y laboral: del campesinado al obrero ........................... 106
Primer giro ambiental: la movilización por el medio ambiente .......................... 109
Primero la esperanza: rearticulación de algunas Juntas veredales y emergencia de
nuevos movimientos socioterritoriales ...................................................................... 112
Une tu mano a nuestras manos: acompañamiento de organizaciones sociales
113
Escasez y territorio: la muerte de los chigüiros y la sequía de la montaña ...... 118
De la estrategia a la propuesta: nuevos escenarios organizativos y acciones
colectivas ............................................................................................................ 120
¿Y el agua? La montaña como el hilo del agua ................................................ 124

Conclusiones y reflexiones finales .............................................................................. 133


Importancia del trabajo en la consolidación del extractivismo ................................. 135
El auge de la violencia............................................................................................... 136
¿y el estado? ............................................................................................................. 137
Propuestas locales campesinas para la vida ............................................................ 137
A modo de cierre ....................................................................................................... 139

Bibliografía ...................................................................................................................... 141


Prensa nacional e internacional ................................................................................ 150
Informes nacionales e internacionales ...................................................................... 152
Documentos de campo.............................................................................................. 153
Archivos 153
Contenido XIII
Contenido XIV

Tablas
Pág.
Tabla 1. Legislación del sector petrolero en Colombia. .................................................... 42
Tabla 2. Producción agrícola reportada por el Censo Agropecuario 1960 (DANE).
Explotaciones informantes en Aguazul. ............................................................................. 47
Tabla 3. Producción pecuaria reportada por el Censo Agropecuario 1960 (DANE).
Explotaciones informantes en Aguazul. ............................................................................. 48

Gráficos

Gráfico 1. Crecimiento poblacional del municipio de Aguazul, Casanare. Población


urbana, rural y total años 1985, 1993 y 2005. (En número de personas) ......................... 56
Gráfico 2. Origen poblacional de las personas del municipio de Aguazul, Casanare
(2005) .................................................................................................................................. 57
Gráfico 3. Escolaridad promedio del jefe del hogar, Censo DANE 1993 ......................... 59
Gráfico 4. Establecimientos según actividad económica en el municipio de Aguazul,
Casanare (2005) ................................................................................................................. 61
Gráfico 5. Tasa de crecimiento Exponencial anual por sectores (1990-2001) ................ 65
Gráfico 6. Participación en la producción de petrolero por municipio, 2003. ................... 66
Gráfico 7. Participación departamental en el PIB de la Orinoquía 1990-2007................. 74
Gráfico 8. Participación PIB diferentes sectores (agropecuario, minero, industrial y
contrucción) en los departamentos de Arauca, Casanare y Meta, 1990-2007 ................ 75
Gráfico 9. Homicidios estimados y observados por año en el Casanare (1998-2007) .... 86
Gráfico 10. Desapariciones estimadas y observadas por año en el Casanare (1998-
2007) ................................................................................................................................... 86
Gráfico 11. Desapariciones estimadas y observadas por año en Aguazul y Yopal (1998-
2007) ................................................................................................................................... 87
Contenido XV

Ilustraciones
Pág.

Ilustración 1. Paisaje de la provincia del Casanare. ........................................................ 37

Mapas

Mapa 1. Departamento del Casanare .................................................................................. 4


Mapa 2. Municipio de Aguazul. .......................................................................................... 28
XVI Título de la tesis o trabajo de investigación

Fotografías
Fotografía 1. Guías militares por la carretera marginal de la selva (sin año) .................... 6
Fotografía 2. Trabajador de una estación petrolera camino a Sácama, Casanare. (2012)
............................................................................................................................................. 27
Fotografía 3. Foto en el marco de una escuela de formación con comunidades
campesinas en Plan Brisas – Aguazul, Casanare (2012). ................................................ 32
Fotografía 4. Pancarta de las organizaciones sociales en el marco de paro agrario de
mayo de 2014. Sector Charte entre Aguazul y Yopal, Casanare. ..................................... 97
Fotografía 5. Mural realizado en el marco del “Foro Regional Petrolero” en Yopal,
Casanare (2011) ............................................................................................................... 106
Fotografía 6. Talleres realizados con jóvenes sobre necesidades territoriales de los
campesinos y campesinas, Plan Brisas – Aguazul, Casanare (2012). ........................... 116
Fotografía 7. Tanques rebosados de crudo y oleoducto, afectaciones al ecosistema en
Cunamá-Plan Brisas, Aguazul, Casanare (2012) ............................................................ 119
Fotografía 8. Bloqueo campesino sobre la “marginal de la Selva” a la altura del río
Charte. Comunidades del piedemonte en Aguazul en el marco del paro agrario de 2014,
Casanare. .......................................................................................................................... 120
Fotografía 9. Amanecer en el piedemonte en Plan Brisas, Aguazul, Casanare (2014) 124
Fotografía 10. Alimentos y cítricos recolectados en Plan Brisas – Cunamá, Aguazul,
Casanare (2014) ............................................................................................................... 127
Fotografía 11. Cielo de la Vereda Plan Brisas – Cunamá, Aguazul, Casanare (Colombia)
........................................................................................................................................... 131
Contenido XVII
Introducción
“En Casanare hay un horizonte abierto
santuario inmenso lleno de fauna y de flora
es Casanare entre los llanos mi llano.”
Canción “Mi Casanare”, El Cholo Valderrama.

Cuando se escucha hablar del Casanare es inevitable pensar en sus extensas sabanas
llenas de ganado, chigüiros y agua. Este departamento es una muestra de la diversidad
geográfica de Colombia, en cuestión de horas se puede transitar del clima que provoca un
ardor en la piel en Trinidad a la niebla frío de montaña en La Salina. También se puede
notar la cantidad de ríos y quebradas que bajan del piedemonte como líneas que se
desploman nutriendo la sabana. Casanare es una muestra cómo las territorialidades
vecinas de montaña y sabana que alberga el país convergen y se vuelven un solo territorio
que al recorrerlo, encontramos la amabilidad del campesino jornalero que trabaja en la
finca de sol a sol, y el empuje de las mujeres quienes defienden su terruño con vehemencia
o brindan un guarapo calmar la sed del caminante. Eso es Casanare: sábana, montaña,
agua y vida.

La primera vez que visité Casanare en el año 2012, me bajé en el terminal de Yopal,
nuestro destino era una vereda llamada Plan Brisas ubicada en el sector de Cunamá.
Inmediatamente tomamos un bus que nos llevó hasta el paso del río Charte, lugar donde
había una tiendita y un puesto de mando del ejército. Nos bajamos allí, al frente de una
amplia trocha por donde estaban entrando mulas y camiones. En ese punto esperamos
hasta que bajaron unos jóvenes que venían en moto 1, sin pensarlo subimos con ellos y
empezamos nuestro camino. La trocha amplia y sin pavimentar se hacía cada vez más

1
A lo largo de esta investigación los y las habitantes de la región serán anonimizados por motivos
de seguridad.
2 Introducción

angosta y las condiciones de la vía iban empeorando a medida que subíamos la montaña.
Fueron casi cuarenta y cinco minutos en moto, pasando por montaña, planos entre espesa
vegetación, hasta que finalmente llegamos al pequeño caserío.

A este pequeño lugar lo atravesaba una vía sin pavimentar, a lado y lado de esta se
ubicaban algunas casas, el polideportivo, la tienda y el salón comunal. Este último lugar,
el primero que visitamos, era un espacio abierto donde las personas se reunían y hacían
los festines en la noche. Nuestra llegada no pasó desapercibida, pues las personas del
pueblo sacrificaron una novilla e hicieron una gran comilona durante esos días. Fueron tres
días de festín comiendo carne. Ese es uno de los rasgos que más recuerdo de Plan Brisas:
la amabilidad de su gente, la confianza para compartir cualquier tipo de conversación y la
solidaridad con la que brindaban cualquier palabra o gesto de afecto.

Así como Plan Brisas, otros municipios del piedemonte aguazuleño se han caracterizado
por su intensa actividad petrolera. Sin embargo, detrás de esa montaña y esos caminos
polvorientos se encuentran comunidades que a pesar de su fuerte relación con las
petroleras se han resistido a la imposición del modelo extractivista en su territorio. Es
normal encontrar al interior de las casas de estas veredas cascos de dotación, overoles y
botas que las empresas petroleras les brindan a los obreros cuando trabajan allí. Muchos
de los jóvenes de la zona con los que compartí han trabajado como mano de obra estas
empresas, principalmente en Equion 2 (antes la British Petroleum Company) 3, y en sus ratos
libres se dedican a cuidar algún ganado o sembrar cultivos de pan coger.

2
Equion o Equion Energy es la compañía petrolera que opera en algunos municipios del Casanare
como Aguazul, Tauramena y Yopal. EQUION ENERGY es la nueva razón social y nueva sucursal
que asumió la British Petroleum Company para continuar la explotación de hidrocarburos en
Colombia, cuyos accionistas son, a partir del 24 de enero de 2011: Ecopetrol S.A. (51%) y desde
abril de 2015 Repsol (49%).
3
La British Petroleum Company es una compañía de Gran Bretaña que inició actividades de
exploración y explotación en Colombia desde 1986. La BP como la nombran a nivel mundial ha
realizado actividades en regiones como el medio oriente, desde 1987 la BP ha realizado
perforaciones en Colombia y se caracteriza por ser uno de los principales accionistas en el hallazgo
de Cusiana y Cupiagua en Casanare durante la década de 1990. En el capítulo 1 se desarrollará
con más precisión el papel de la BP en el Casanare.
Introducción 3

Recuerdo que desde el salón comunal que visité en Plan Brisas se puede observar el
machín4 o la quema de combustible que a veces se hace en las noches. Si bien este lugar
es un pequeño caserío compuesto por familias campesinas que se sustentan de la
economía familiar, su alrededor está rodeado de lugares y elementos propios del
extractivismo: los camiones que pasan con material por las empolvadas vías, la
disminución de fuentes de agua, el aumento de trabajadores de la empresa, el aumento
de locales de servicios y los machines que se alcanzan a ver en la punta de la montaña.
Particularmente para el Casanare otra característica consistió en el aumento de miembros
la fuerza pública haciendo rondas por los caminos. Todos estos elementos han configurado
un paisaje petrolero en medio del espeso piedemonte llanero, entendiendo el concepto de
paisaje como una forma de abordar las transformaciones en el espacio (Barrera, 2014; 30).

Tierra de montañas y sabanas


El Casanare es un departamento que se encuentra al oriente de Colombia, comprende una
extensión de 44.460 km 2 aproximadamente, cuenta con 19 municipios y su capital es
Yopal. Su nombre viene de la lengua sáliba Casanari, que significa Río de Aguas Negras.
Dentro de su territorio se encuentra el sistema montañoso de la Cordillera Oriental más
conocido como el piedemonte Casanareño que comparten los municipios de Aguazul,
Tauramena, Chámeza, Nunchía, Sácama, La Salina, Támara y Monterrey. A su vez colinda
con el departamento de Boyacá al norte y una extensa sabana que lo integra a la región
de los Llanos Orientales al oriente con el Departamento de Arauca y la Orinoquía
colombiana. Hacía el sur limita con los departamentos de Vichada y Meta.

Esta ubicación geográfica permite el desarrollo de una actividad agrícola diversa que se
basa en varios cultivos de pan coger como yuca, arroz, maíz y algodón. Este factor
geográfico ha permitido que en este departamento se desarrollen actividades agrícolas en
sus zonas de montaña y ganaderas en la sabana. Además, el piedemonte alberga
nacimientos de varios ríos que bajan hasta la sabana dando cuenta de la riqueza hídrica

4 El machín o la bomba de varilla, es conocida como la válvula de bombeo para los pozos petroleros.
Es la parte superficial de una bomba que se encarga de levantar el líquido encontrado en el pozo
cuando no hay suficiente presión, esta es instalada en la perforación petrolera o en los yacimientos
petrolíferos.
4 Introducción

de este lugar. Entre sus ríos más significativos están el Meta, Upía, Cusiana, Cravo Sur,
Pauto, Casanare y Ariporo.

Mapa 1. Departamento del Casanare

Fuente: Sistema de Información Geográfica Agustín Codazzi –SIGAC-


Introducción 5

El Casanare se configura como departamento después de la Constitución Política de 1991,


la cual le dio autonomía frente al departamento de Boyacá y lo cual coincide con el
descubrimiento de los pozos más importantes de la historia petrolera en Colombia: Cusiana
y Cupiagua. Esta decisión política y administrativa permitió el desarrollo de la actividad
petrolera a lo largo de los noventa como se abordará en este trabajo.

La vida de estas veredas alrededor del petróleo se enlaza con el hallazgo de Cusiana y
Cuapiagua en 1989. El descubrimiento de estas zonas petrolíferas, dos de las más grandes
del país, representó una forma de desarrollo capitalista para la economía del país. El
andamiaje construido por el estado5 alrededor de estas reservas de hidrocarburos permitió
la llegada de empresas petroleras en búsqueda del tesoro negro y posicionó al Casanare
como uno de los mayores productores de petróleo del mundo durante 1990 y 2002. La
extracción petrolera, la construcción de infraestructura y la imposición de un modelo de
desarrollo extractivo son elementos que generan un impacto sobre los territorios locales
en Colombia e intensifican las contradicciones internas del modelo capitalista, provocando
efectos localizados en los territorios donde se realiza la actividad. El Casanare que había
sido históricamente relegado de la dinámica económica nacional (ver Fotografía 1) fue
vinculado a las demandas nacionales e internacionales a partir del petróleo.

Para el Casanare la llegada de las empresas petroleras y el auge de su actividad significó


el arribo de la promesa del desarrollo alrededor del extractivismo. Este lugar había sido
hasta ese momento relegado de las dinámicas nacional, el petróleo crearía una dinámica
de articulación con otras escalas y la introducción de la economía extractiva por actores
trasnacional y nacionales. El mayor impacto de esta actividad fue sobre el territorio: sobre
las relaciones sociales que allí se desarrollaban y sobre la concepción misma de la noción
de naturaleza. Desde la perspectiva de Fernandes, las relaciones sociales son

5
Para el desarrollo de esta investigación se abordará el concepto de estado no como una figura
monolítica con el monopolio de la fuerza como lo afirma Weber. Se comprenderá el estado como
un sujeto, desde la geografía crítica Raffestin cuestionó que el territorio sólo sea definido por el
poder estatal, exponiendo que hay múltiples poderes que se expresan en estrategias regionales y
locales, el poder no sólo reside en el estado (Schneider y Peyré Tartaruga 2006). Por esa razón en
el desarrollo de este trabajo el concepto de estado se abordará desde un actor más que está
presente en el territorio, se usará en minúscula.
6 Introducción

consideradas procesos geográficos puesto que se desarrollan es un espacio específico.


Además, según el autor: “relaciones sociales se materializan y se reproducen en el
espacio, produciendo espacios y territorios en movimientos desiguales, contradictorios y
conflictivos. Denominamos esos movimientos como procesos geográficos” (Fernandes, s.f,
5).

Con el hallazgo de Cusiana y Cupiagua la actividad petrolera inicia su pico de crecimiento


a lo largo de la década de 1990. Esto trae varios cambios sociales, económicos, culturales
y ambientales que se empiezan a gestar en el territorio, uno de ellos es la llegada de
trabajadores foráneos a los municipios petroleros como Aguazul y la introducción de
prácticas que no correspondían al territorio. Estos elementos introducirían cambios a las
territorialidades que anteriormente existían allí: la de las comunidades campesinas. La
introducción de un modelo extractivista generaría procesos de desterritorialización de las
comunidades a partir de la introducción de nuevas prácticas productivas asociadas al
extractivismo. Además, la territorialidad de la empresa se verá reflejada en la creación de
territorios petroleros, proceso que se abordará a lo largo del Capítulo I.

Fotografía 1. Guías militares por la carretera marginal de la selva (sin año)

Fuente: Archivo Centro de Historia de Casanare


Introducción 7

Otro de los cambios corresponde a los campesinos del piedemonte que vieron en el
petróleo una opción para mejorar su calidad de vida, desde entonces se empiezan a
generar cambios alrededor de la territorialidad del campesino pasando a construir una
territorialidad basada en el petróleo. Uno de los efectos más contundentes de la
consolidación del modelo extractivista en el Casanare es la desintegración de la economía
familiar, lo que generaría el abandono de prácticas propias del campesino quien ahora se
dedicaría a ser mano de obra en las empresas.

Otro de los conflictos que se empieza a gestar con la llegada del petróleo es la pugna entre
las personas que ven a la empresa como una oportunidad de mejorar sus condiciones de
vida y quienes no están de acuerdo con su presencia. El ejercicio de poder por parte de la
empresa agudiza las desigualdades frente a las comunidades campesinas, además
propicia afectaciones e impactos socioterritoriales como los daños ambientales. Debido a
esta situación las comunidades campesinas empiezan a organizarse para oponerse a la
empresa y exigirle la reparación por los daños socioambientales ocasionados; de la mano
de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos –ANUC- Casanare, lograron
desarrollar varias acciones colectivas de hecho y litigio estratégico para defender sus
derechos.

Es en este punto donde la agudización de los conflictos entre la empresa y las


comunidades alcanza su punto más crítico. A pesar de ello, el estado siempre estuvo
presente, pues permitió la entrada de las empresas y fue otro actor que sostuvo dialogo
con las comunidades que estaban protestando. Alrededor de 1998 empieza a suceder un
fenómeno de escalamiento del conflicto que llega a su punto culmen en el 2001 con
asesinatos selectivos, allí la movilización alrededor del petróleo desaparece. Esta violencia
es desencadenada por la presencia de grupos paramilitares que presuntamente tienen
vínculos con las empresas petroleras, especialmente la British Petroleum.

Posteriormente con la crisis internacional de petróleo en el año 2008, el sector sufre una
baja que ocasiona una serie de despidos. Las personas vuelven a cultivar en un panorama
de sequía y daños ocasionados por veinte años de actividad extractiva. En este punto, las
comunidades campesinas del piedemonte aguazuleño buscan la reivindicación de su
territorio, generando la configuración de movimientos socioterritoriales alrededor de la
extracción que se da en el 2010 y desde los cuales se define una propuesta de
8 Introducción

ordenamiento territorial basada en la economía familiar y el reconocimiento del campesino


como sujeto afectado por el extractivismo. Además, modificó las formas y nociones como
las comunidades campesinas del Casanare comprendían el territorio y la naturaleza. Esta
implementación de un modelo extractivista alrededor del petróleo generó respuestas de
las comunidades frente a los excesos de la actividad generando conflictos socioterritoriales
asociados al territorio y al control de los recursos naturales.

El modelo de desarrollo basado en la actividad petrolera implementó una noción específica


de la naturaleza en la cual los recursos naturales deben ser apropiables, controlados y
explotables. Alrededor de este fenómeno se configuraron prácticas, discursos y acciones
locales propiciando efectos en el territorio. El trabajo fue un elemento central para la
configuración de sujetos apropiables y disponibles al modelo extractivista en el Casanare,
pues el cambio de actividad productiva por parte de los campesinos generó cambios en
sus prácticas y discursos. Además, las empresas que ejercieron su territorialidad
desarrollaron una serie de dispositivos como la violencia, la cual trató de invisibilizar otras
territorialidades e iniciativas existentes frente al desarrollo. La consolidación del modelo
extractivo fragmentó comunidades e impactó significativamente las territorialidades,
configurando nuevos territorios alrededor del petróleo.

La crisis petrolera agudizó los conflictos sociales que se han presentado en el territorio,
además generó escasez de fuentes de agua y alimentos en el territorio. Antes el petróleo
daba una noción de desarrollo y progreso en el territorio. A partir de su crisis empiezan a
verse los despidos y las comunidades empiezan a notar los daños ambientales generados
por la empresa. La contaminación, la afectación de predios y el despojo a las comunidades
campesinas basados en la desterritorialización de estas, fueron consecuencias de la
actividad petrolera que provocó una serie de limitaciones al uso y acceso a los recursos. A
partir de ellos surge de nuevo la movilización en contra del extractivismo, con acciones
colectivas situadas y localizadas, y reivindicaciones territoriales que buscaban el acceso al
agua y la defensa del territorio. Así, la organización social en el Casanare ha estado ligada
a los tiempos de la extracción: el ejercicio de poder de las empresas frente al territorio
provoca la disminución o el fortalecimiento de iniciativas organizativas frente al
extractivismo.
Introducción 9

Objetivo general y específicos de la investigación


En este contexto, la pregunta que articuló el desarrollo de esta tesis fue ¿Cómo la
introducción de un modelo extractivo petrolero en el Casanare introdujo una serie de
transformaciones territoriales y socio ambientales? Para resolver esta pregunta de
investigación, este trabajo tiene el objetivo general de presentar el proceso de
implementación de un modelo extractivista en el piedemonte de Aguazul (Casanare), sus
efectos socioterritoriales y los impactos que este tuvo en el territorio. Para ello, el objetivo
consistió en analizar cuáles fueron las principales transformaciones que se generaron a
partir del modelo extractivo en Aguazul Casanare durante 1990-2015. De igual manera,
cómo la implementación de un modelo extractivo configuró una serie de cambios
socioterritoriales en este lugar.

Como objetivos específicos, identifiqué cuales fueron los principales actores durante este
proceso de transformaciones socioterritoriales en el marco de la implementación de un
modelo extractivista petrolero. Así mismo, identifiqué cuales eran los conflictos existentes
en el territorio, antes y durante la implementación de un modelo extractivista. Y finalmente
analizar las transformaciones provocadas por este modelo y la emergencia de movimientos
sociales con propuestas territoriales frente al extractivismo.

Argumento que la implementación de la extracción petrolera como modelo de desarrollo


modificó las relaciones socioterritoriales de las comunidades campesinas afectadas en el
municipio de Aguazul, quienes a su vez han respondido con propuestas de defensa del
territorio con el surgimiento de un movimiento que reivindica el agua, el territorio y la
identidad a través de “los territorios agroalimentarios campesinos”. La emergencia de
nuevos movimientos sociales con reivindicaciones socioterritoriales se da como respuesta
a la crisis y la escasez que se presenta en el territorio, además son movimientos que están
situados y anclados a un espacio concreto. En esta tesis argumento que en Casanare el
modelo de desarrollo capitalista basado en la lógica extractivista configuró nuevos
espacios provocando procesos geográficos de des-territorialización y re-territorialización
de las comunidades campesinas del piedemonte aguazuleño. Pero a la vez, se dio la
emergencia de movimientos socio-territoriales que permitieron articular una propuesta y
una preocupación colectiva alrededor del agua y el territorio.
10 Introducción

Este capítulo explica el proceso de construcción de formas de resistencia locales basadas


en una postura frente al extractivismo, mediante las cuales se buscaba el reconocimiento
de una territorialidad campesina y sus formas de producción. Igualmente, estas formas de
resistencia pasan por cuestionarse la relación entre la sociedad y la naturaleza, y re-
significar nuevas nociones de esta, lejos de la premisa del desarrollo capitalista. En ese
sentido, las luchas campesinas alrededor del territorio, el acceso al agua y el
reconocimiento “del campesinado” como sujetos políticos se consolidan como ejes
articuladores de acciones organizadas para reconocer los daños y las desigualdades
socioambientales que ha provocado el extractivismo. Como se evidencia en el capítulo I,
las formas de consolidación de un modelo extractivo en el Casanare se apoyaron en el
ejercicio de la violencia, así, la creación de territorios anclados al petrolero y la
invisibilización de una territorialidad campesina por medio de mecanismos de violencia es
uno de los efectos de 20 años de extractivismo.

Los actores que se hacen presentes a lo largo del desarrollo de esta problemática asociada
con la extracción de petróleo y las transformaciones territoriales son las comunidades
campesinas de las veredas del piedemonte de Aguazul (Plan Brisas – Plan Cunamá), la
empresa representada específicamente por la British Petrleum Company y el estado. La
British Petroleum es fundada por William Knox D’Arcy en 1901, un empresario con
negocios mineros en Australia. A principio de Siglo XX se firma un acuerdo entre la BP y
el Sha de Irán para la exploración y explotación de hidrocarburos por 60 años.

En términos territoriales para el caso del extractivismo petrolero, el estado cumple un papel
fundamental como facilitador en la subasta del subsuelo para la exploración y explotación
de hidrocarburos. Igualmente, su visión y noción frente a los recursos naturales y el
desarrollo genera que este ordene el territorio de tal forma que por medio de sus Planes
Nacionales de Ordenamiento Territorial se ordene y administre las zonas de un lugar
específico para su explotación, producción y usufructo. En ese sentido, el estado para fines
de esta tesis cumple con un ejercicio de poder sobre el territorio, donde “la naturaleza es
cosificada, desnaturalizada de su complejidad ecológica y convertida en materia prima de
un proceso económico; los recursos naturales se vuelven simples objetos para la
explotación” (Leff, 2009; 1). Además, complejiza las problemáticas extractivistas asociadas
a la multi-escalaridad de conflictos, ya que este interés se ve reflejado con políticas,
discursos y acciones (Svampa & Viale, 2014).
Introducción 11

Enfoque Teórico y conceptual


A lo largo de esta tesis se abordarán los conceptos de extractivismo, territorio y
territorialidades y movimientos socioterritorales bajo la perspectiva de la Ecología Política
y la geografía crítica, ya que ayudan a comprender analíticamente las relaciones históricas
y de poder entre los actores y las formas de producción de territorio que cada uno ha
abordado desde sus prácticas, acciones y discursos. Asimismo, para la compresión
socioterritorial como las desterritorialización y re-territorialización como sucede en el
segundo capítulo con la emergencia de nuevos movimientos socioterritoriales.

La Geografía Crítica
Los postulados de Geografía Crítica o Geografía radical se interrelacionan con la economía
política y la geografía desde el reconocimiento de la dimensión política y económica de los
problemas ecológicos y geográficos (Alimonda, 2011). La geografía ha estado en
permanente redefinición y discusión, igual que otros campos del conocimiento. Una de sus
corrientes, la geografía crítica, ha estado particularmente preocupada por resaltar el
carácter político de la geografía6.

Zaragocin (2018), plantea que la re apropiación de la geografía crítica hacía América Latina
ha estado determinada por los debates alrededor de la movilización social y la lucha por el
territorio, razón por la cual esta rama de la geografía ha profundizado en la comprensión
del territorio como “el producto de las relaciones de poder expresadas como
territorialidades que pretenden imprimirse en el terreno” (Zaragocin, 2018; 14), así
cuestionando la producción de territorio por parte de diversos actores como mencionan
Agnew y Oslender (2010), quienes critican la hegemonía del estado en este ejercicio. La
autora señala que la riqueza de la re apropiación de la geografía crítica hacía América
Latina ha recogido diferentes enfoques teóricos y metodológicos interdisciplinarios que
permiten cuestionar el pensamiento geográfico tradicional y ahondar en la comprensión
histórica y social del mundo desde la espacialidad y lo localizado. Además, ayuda a
abordar de manera crítica el desarrollo geográfico desigual construido a partir de relaciones

6
Porto Gonçalves (2001) afirma que la geografía desarrolla formas de apropiación material y
simbólica del espacio que se relaciona con un ejercicio político.
12 Introducción

de poder presentes en el espacio y que inciden en la configuración de espacio y en la


producción social de la naturaleza.

Lefebvre (1976) es uno de los pioneros de esta corriente, pues abordó el espacio como eje
central para analizar el mundo moderno, además de proponer el concepto de producción
del espacio el cual muestra un enfoque dialéctico como resultado de las prácticas,
relaciones y experiencias sociales ligadas a un espacio. Posteriormente, este autor
influencia a pensadores de la geografía crítica como Harvey o Milton Santos, quienes
incorporan una noción sobre cultura y de poder alrededor del estudio espacial relevando
las diferencias de clase, género y raza. La geografía crítica plantea el análisis y la
existencia de las contradicciones entre grupos, sectores y grupos sociales puesto que el
proceso de producción espacial genera conflictos.

Para Santos (2000) el espacio no puede reducirse a sus formas y flujos, sino que debe
proponerse desde su configuración histórica. En primer lugar, para el geógrafo Milton
Santos el espacio es un sistema conformado por una realidad relacional, diferente a lo que
plantea Henri Lefebvre, quien afirma que el espacio es el escenario producto de procesos
ideológicos y objeto por el cual se desarrollan los conflictos políticos. Es en ese sentido
como para Lefevre el espacio no es “un objeto científico a la ideología o la política, siempre
ha sido político y estratégico. Si el espacio tiene un aura de neutralidad e indiferencia en
relación con sus contenidos y de esta forma parece ser puramente formal, el epitome de
la abstracción racional, es precisamente porque ya ha sido ocupado y usado, y ya ha sido
el centro de procesos pasados cuyas huellas no con siempre evidentes en el paisaje. El
espacio ha sido moldeado y determinado a partir de elementos históricos y naturales, pero
esto ha sido un proceso político. El espacio es político e ideológico. Es un producto
literalmente lleno de ideologías.” (Lefebvre, 1976, 31).

A partir de las anteriores definiciones podemos entender que el espacio no es sólo un lugar
físico, sino que comprende varias dimensiones de la sociedad, al igual que los conflictos
que allí se desarrollan. De una u otra forma el espacio se puede conceptualizar en la
medida que está formado por un “conjunto indisociable, solidario y también contradictorio,
de sistemas de objetos y de sistemas de acciones, no considerados aisladamente, pero
como el cuadro único en lo cual la historia pasa.” (Santos, 1999, 51). Por otro lado, para
Giménez el espacio puede ser entendido como la “materia prima” del territorio o como la
Introducción 13

“realidad material preexistente a todo conocimiento y a toda práctica” (Giménez, 1999, 26).
Es así como el espacio tiene una relación directa con el territorio por su valor de uso,
igualmente el territorio sería el resultado de la apropiación y valorización del espacio
mediante la representación y el trabajo, inscrita en el campo del poder. Entonces el espacio
es un concepto amplio que puede arrojar elementos para la comprensión estructural y de
relaciones de poder de un lugar físico determinado.

El territorio ha sido elemento de discusión por parte de muchas disciplinas, desde la


geografía el territorio tiene una connotación más relacionada con la proyección espacial
del poder, es un concepto de análisis de la realidad social. Para esta disciplina puede ser
definido como una parte del espacio con límites y propias regulaciones, para Raffestin es
una manifestación espacial del poder fundamentada en relaciones sociales, acciones y
estructuras simbólicas como mencionan Schneider e Iván G. Peyré Tartaruga (2006). Por
otro lado, para el geógrafo Marcelo Lopes de Souza el territorio es un espacio determinado
y delimitado a partir de las relaciones de poder que lo definen.

Por su parte Harvey (2007) ayuda a comprender la relación entre espacio y capital, el cual
genera procesos de ampliación de fronteras para la reproducción del capital y mecanismos
de acumulación a partir del despojo. Para este autor el capitalismo ha sido uno de los
principales factores que explican la transformación del espacio, la cual es inherente al
modo de producción, planteamiento que ayuda a comprender las transformaciones
radicales de modelos tan abruptos como el extractivista. Por esa razón, para esta corriente
el espacio es considerado como un escenario de disputas entre actores.

La Ecología política: re-pensar la naturaleza, desarrollo y poder.


La Ecología Política retoma elementos para el análisis histórico de las relaciones de poder
entre actores que interactúan en un territorio, además establece elementos para la
interpretación de los sentidos frente al territorio y para este caso de sus territorialidades.
Retomando a Zaragocin (2018), dentro de la geografía humana, la Ecología Política “nace
como una ciencia crítica que resalta las relaciones de poder que producen el cambio
ambiental y las socionaturalezas (2018; 16). En primer lugar, la ecología política se
alimenta de los postulados de la economía política, del materialismo histórico y del
marxismo. A su vez, se alimenta del posestructuralismo cuyas bases son el análisis de los
14 Introducción

discursos y la importancia de lo simbólico7 (Biersack 2011). Estas bases epistemológicas


permiten analizar no sólo relaciones desiguales de clase y relaciones de producción,
también desigualdades de raza, género y etnia. A continuación, desarrollaré cómo este
marco brinda elementos conceptuales para el análisis de los procesos de re-
territorialización y desterritorialización, y transformaciones socioterritoriales a partir de las
actividades extractivas.

Los elementos conceptuales que brinda la ecología política ayudan al análisis de las
dinámicas en el territorio en diferentes escalas. En ese sentido, el análisis de prácticas y
discursos cotidianos alrededor del petróleo se enmarcan en otra de las escalas que ayudan
a comprender el desarrollo del modelo extractivista. Así, brinda elementos para desarrollar
un análisis complejo de la interrelación de las escalas de un mismo fenómeno, igualmente
la interrelación de lo simbólico y lo material con base en las relaciones de poder. Esto en
palabras de Dietz y Losada:

“los análisis dentro de esta área de investigación se concentran en las microdinámicas de


la transformación socionatural, las resistencias diarias y las construcciones de sujetos, así
como también en las diversas articulaciones culturales y discursivas, prácticas y
significados” (Dietz & Losada, 2014).

De acuerdo con lo anterior, la Ecología Política incorpora una noción de lo político, lo social
y lo ambiental al análisis de las relaciones de poder y las desigualdades que se dan bajo
el extractivismo y los conflictos alrededor de la apropiación de la naturaleza (Leff, 2006).
En ese sentido y siguiendo a Biersack (2006), la ecología política es un campo
interdisciplinario que analiza la política de apropiación de la naturaleza como un proceso
histórico, social y cultural; en otras palabras, Dietz y Losada (2014) afirman que los
ecologistas políticos plantean que el acceso al control de la naturaleza y al conocimiento
se encuentran mediados por relaciones de poder basadas en la desigualdad y la exclusión
(Dietz y Losada 2014, 57).

7
Biersack (2006) en su texto Re-imagining Political Ecology, plantea dos generaciones de la
ecología política. La primera con una fuerte influencia marxista y un enfoque desde la geografía, la
cual estableció relaciones entre la ecología y el sistema mundo. La segunda, más influenciada por
el postestructuralismo, poscolonialismo, postmarxismo y el feminismo después de 1980.
Introducción 15

Martínez Allier (2002), define la ecología política como el estudio de los conflictos de
distribución ecológica, menciona que los conflictos sobre el acceso y control de los
recursos naturales y los costos de destrucción sobre el medio ambiente los cuales define
como desigualdades socioambientales. No obstante, es importante resaltar que no sólo la
ecología política define las desigualdades ambientales. En el marco de esta investigación
las desigualdades socioambientales se sitúan en un escenario de desigualdad de ingresos
y de pobreza, un por lado. Esta desigualdad es ocasionada por un crecimiento y aumento
de los ingresos a partir de una actividad extractivista. La discrepancia entre la abundancia
de los recursos naturales, la persistencia en las desigualdades sociales y efectos
ambientales como sucede en el Casanare, es una característica de las desigualdades
socioambientales según lo plantean Göbel, Góngora y Ulloa (Göbel, Góngora & Ulloa,
2014, 14). Además, plantean que las desigualdades socioambientales tienen un carácter
multi-escalar que “permite la conexión de actores sociales e institucionales con prácticas,
intereses, valores y conceptualizaciones de la naturaleza diferentes” (Göbel, Góngora &
Ulloa, 2014, 15). Estas nociones de la naturaleza determinan los mecanismos de acceso
y de control sobre esta, en ese sentido la noción de la naturaleza y la relación con la
sociedad son claves en la producción y reproducción de estas desigualdades
socioambientales. Para Dietz (2014), las desigualdades sociales son parte integral de las
crisis ambientales, debido a que manifiesta asimetrías entre distintos actores y
colectividades.

También las nociones de naturaleza direccionan la comprensión de discursos y situaciones


relacionadas con el uso, control, toma de decisiones y derechos, frente al acceso a los
recursos y al control de la naturaleza, “la cual se encuentra mediada por las relaciones de
poder, basadas en la desigualdad y las relaciones de diferencia” (Dietz & Losada, 2014).
Con relación a lo anterior, para efectos de esta investigación la Ecología Política brinda un
marco analítico para la producción de otras naturalezas, se cuestiona la dicotomía entre la
sociedad y naturaleza e invita a abordarla el análisis de la colonialidad, entendida como la
corriente que justifica la producción de desigualdades a partir de la exclusión de un “otro”.

Con respecto al colonialismo, Alimonda (2011) afirma que ha existido una persistente
colonialidad en cómo se relaciona con la naturaleza que “aparece ante el pensamiento
hegemónico global y ante las elites dominantes de la región como un espacio subalterno,
16 Introducción

que puede ser explotado, arrasado, reconfigurado, según las necesidades de los
regímenes de acumulación vigentes” (Alimonda, 2011; 22), lo anterior refiriéndose a
América Latina. Entonces la colonialidad se configura como un discurso y una práctica
necesaria para la consolidación del capitalismo en los territorios y la imposición del
discurso del desarrollo, esto se ve reflejado en los discursos de los estados y las empresas
extractivistas donde suele asociarse el progreso, el desarrollo y lo moderno. Para Leff, este
campo permite establecer el encuentro y la confrontación de diversas nociones
desemejantes y heterogéneas sobre la apropiación y la relación con la naturaleza (Leff,
2006; 6).

Para esta investigación el discurso del desarrollo es un eje central para la imposición y
consolidación de un modelo extractivista el cual es implementado y reproducido por la
empresa y el estado. Este discurso, anclado a un régimen capitalista de apropiación, está
acompañado de un pensamiento colonial de la naturaleza. El discurso del desarrollo con
relación a la colonización de la naturaleza es analizado por autores como Escobar (2011),
quien busca reconocer otras experiencias de desarrollo y propuestas desde comunidades
subalternas. Por otro lado, Peets y Watts (1996) plantean el potencial que las teorías del
discurso brindan para comprender las relaciones entre actores desde su espacio
geográfico, comprendiendo la dimensión geográfica del poder desde la formación regional
discursiva: nociones, formas de pensar, discursos sobre una región, etc. Para Fernandes
(s.f) las relaciones sociales se materializan y se reproducen en el espacio lo que genera
que la producción de estos espacios geográficos y territorios sean desiguales. Para el
autor, las relaciones sociales son procesos geográficos debido a que estas a partir de sus
intencionalidades producen espacios, paisajes y relaciones de poder (s.f, 5). Para efectos
de esta investigación se tomarán los discursos locales y de otros actores, las relaciones
sociales y productivas que allí se desarrollan, y las formas de articulación organizativa para
la comprensión de estos procesos geográficos alrededor del territorio.

Las diferentes territorialidades están articuladas a visiones culturales y de relación con la


naturaleza. Y en este contexto se asocian al desarrollo, el cual se comprende como un
discurso de poder (Escobar, 2007). En ese sentido, el discurso del desarrollo es uno de los
ejes centrales que configura la noción de la naturaleza, así como la relación que la
sociedad establece con ella. Es así como las nociones sobre la naturaleza reflejan una
concepción sobre su uso y control, además desarrollan dispositivos para legitimar estas
Introducción 17

nociones por medio de políticas, estrategias jurídicas e instituciones que regular esta
relación. Vemos que la implementación de un modo de producción que convierte la
naturaleza en algo modificable y explotable como el extractivismo, configura relaciones de
poder que contribuyen al desarrollo de tecnologías de procesamiento para acelerar la
producción, distribución y ventas de materias que se extraen (Soluri, 2013).

La intención del discurso de desarrollo es crear las condiciones necesarias para reproducir
los rasgos característicos de las sociedades avanzadas de la época: altos niveles de
industrialización y urbanización, tecnificación de la agricultura, rápido crecimiento de la
producción material y la reproducción de valores culturales modernos (Escobar, 1999). Es
con este modelo que se permite construir un foco de dominación y de control sobre la
naturaleza. En ese sentido la Ecología política brinda un marco de comprensión amplio
para abordar la problemática del extractivismo en relación con el desarrollo y la noción de
la naturaleza, así ayuda a la re-conceptualización entre sociedad y naturaleza para debatir
la noción colonial que el capitalismo ha desarrollado alrededor de esta, la cual se concibe
como un objeto que se puede dominar y es ajena a la sociedad.

Los planteamientos de la ecología política ayudan a comprender la relación dialéctica entre


la sociedad y naturaleza la cual comprende discursos y prácticas, y la necesidad de
replantear el concepto de naturaleza como inter-relacional con la sociedad. La naturaleza
y la cultura se plantean como construcciones sociales “que implican que los humanos no
son determinados por el medio ambiente y a su vez que la naturaleza no es determinada
por los intereses individuales” (Ulloa, 2009; 215). Así mismo las relaciones de poder que
se desarrollan en el territorio por parte de las empresas, el estado y las comunidades de
Aguazul, específicamente de la vereda de Plan Brisas, y su relación con la naturaleza;
igualmente las propuestas que se dan sobre el territorio por parte de sus habitantes.

Territorio, territorialidad y extractivismo


Los planteamientos de la geografía crítica enfatizan que el territorio no sólo es un
constructo social que refleja las relaciones de poder que se desarrollan en un espacio,
también confluyen allí los elementos físicos y de la naturaleza. Afirma que el territorio es
un espacio geográfico como la región o el lugar, y contiene cualidades composicionales de
los espacios. En ese sentido, la configuración del territorio se refiere a las dimensiones de
poder y control social por lo que es un espacio político, donde los actores a su interior
18 Introducción

ejercen poder. En ese sentido, tanto para la geografía crítica como para la ecología política
territorio ha sido una de las preocupaciones centrales. Para Haesbaert (2013) el territorio
“está vinculado siempre con el poder y con el control de procesos sociales mediante el
control del espacio” (Haesbeart, 2013; 13), este autor propone que el territorio es una
dimensión del espacio cuando su enfoque corresponde en las relaciones de poder.

Continuando con la idea, Sánchez afirma que el concepto de territorio se articula con el
concepto de espacio geográfico con la necesidad de apropiación de este, que tienen
diversos grupos y/o clases sociales en disputa en el marco de la sociedad capitalista”
(Sánchez, 2016; 111). Complementando, Fernandes (s.f) plantea que el Territorio es el
espacio geográfico apropiado por una determinada relación social, esta apropiación
produce y reproduce relaciones de poder. Afirma que “territorio es, al mismo tiempo, una
convención y una confrontación. Precisamente porque el territorio posee límites, posee
fronteras, es un espacio de conflictualidades” (Fernandes, s.f, 3).

Por otro lado, existen corrientes de la nueva geografía crítica latinoamericana inclinada
hacia los estudios feministas que optan por abordar el cuerpo como territorio. Como
menciona Zaragocin (2018), los debates feministas han construido acercamientos teóricos
que relacionan espacio con los cuerpos, así posicionando los conceptos de cuerpo-
territorio como lugar priorizado para las resistencias feministas (Zaragocin, 2018; 19). La
autora reitera, que estos debates al interior de la geografía crítica han sido fundamentales
para posicionar el análisis geográfico desde la escala del cuerpo; en ese sentido, aunque
en este trabajo no se aborda con mayor profundidad, el extractivismo construye y moldea
cuerpos sumisos para su explotación. Así, la construcción de cuerpos en un escenario
extractivista responde a la constitución de identidades a partir de una injusticia territorial.
Asimismo, desde las ciencias sociales el cuerpo se ha constituido como una categoría de
interpretación que obliga a reconocer la materialidad, así como lugares de apropiación y
para el ejercicio de poder (CNMH, 2017; 23).

En ese sentido la territorialidad para Agnew y Oslender (2010) representa una estrategia
que se ha desarrollado de manera diferencial en contextos histórico-geográficos, como un
resultado secundario de resolver los conflictos y tensiones que enfrentan los grupos
sociales al redistribuir bienes. Además, es una construcción basada en la producción de
nociones sobre el territorio que responde a un proceso de organización, acciones
Introducción 19

colectivas, discursos, prácticas y permanencia en el mismo. Para Montañez Gómez la


territorialidad es “el grado de dominio [sobre el espacio] que tiene determinado sujeto
individual o social en cierto territorio o espacio geográfico, así como el conjunto de
prácticas y sus expresiones materiales y simbólicas, capaces de garantizar la apropiación
y permanencia de un territorio bajo determinado agente individual o social” (Montañez
Gómez, 2001; 22). La territorialidad no es singular, son tipos generales en los que pueden
ser clasificados los territorios por sus propiedades y dinámicas (Lopes de Souza, 2005).

Por otro lado, Fernandes plantea que existen dos tipos de territorialidad: la local y la
disociada. La primera propone que puede ser simple o múltiple, y algo que está allí de
manera permanente como un hospital, una calle o un lugar donde se realizan reuniones
comunitarias. Mientras que la territorialidad dislocada son relaciones o expresiones propias
que pueden darse en otros territorios, como la interacción. Mientras que Sack (1986)
plantea que la territorialidad, representa “la intención de un individuo o colectividad de
afectar, influir o controlar personas, fenómenos y relaciones, delimitando y clasificando un
área geográfica” (Sack, 1986; 16).

En este trabajo se abordará este concepto de territorialidades superspuestas de Agnew y


Oslender para comprender el conflicto entre las territorialidades existentes en el
departamento de Aguazul alrededor del territorio, tensión que existe entre las comunidades
campesinas que históricamente han habitado el piedemonte y las empresas petrólera, en
especial la British Petroleum que ejerce de manera contundente después de 1990 con el
hallazgo de Cusiana y Cupiagua, y simultáneamente el estado quien ve al Casanare como
un lugar propicio para el desarrollo de un modelo extractivista. Los autores plantean este
concepto para “analizar la intersección de fuentes de autoridad territorial, diferentes de la
autoridad del estado-nación” (Agnew & Oslender, 2010, 193). Esta noción de
superposisicón implica una disputa entre territorialidades, que cada una expresa procesos
de territorialización.

Para el Casanare hablaremos de su presencia diferenciada del estado. Pues en el marco


de este trabajo se abordará no como una entidad que comprende un monopolio como lo
afirma Weber, sino como otro actor quien ejerce una territorialidad concreta sobre el
territorio. Esto se evidencia en las políticas petroleras o en las entidades que administran
o regulan los recursos naturales como el Ministerio de Ambiente, Ecopetrol o
20 Introducción

posteriormente la Agencia Nacional de Hidrocarburos. Para efectos de este trabajo el


estado está expresado en su institucionalidad, en sus prácticas, acciones y discursos frente
al petróleo y el conflicto en la región.

El territorio en el Casanare es apropiado, transformado y reproducido por parte de las


comunidades campesinas del piedemonte aguazuleño, el British Petroleum y el estado,
cada uno de ellos con intereses diversos y proyectos territoriales que se contraponen y a
veces, convergen. Estos procesos territoriales están atravesados por escalas locales,
regionales, nacionales y globales. Así, el concepto de territorialidades superpuestas ayuda
a comprender el ejercicio de poder y control que contribuye a la configuración territorial por
parte de cada uno, con intencionalidades diferentes y proyectos territoriales que se
contraponen lo cual genera conflictos multidimensionales y socioambientales, que se
expresan en proyectos geográficos construidos desde diferentes lógicas territoriales
(Bebbington, 2011).

El concepto de territorio, entendido como el espacio controlado y apropiado


simbólicamente y materialmente, permite visualizar el posicionamiento de diferentes
actores en disputa (Svampa y Viale 2014) y sus relaciones de poder, es un concepto que
permite entender conflictos que se derivan de disputas territoriales por diferentes maneras
de entender el territorio, partiendo que éste es dinámico y se encuentra en constante
cambio y disputa (Mançano Fernandes, 2013). De acuerdo con Mançano (2013) el uso del
concepto de territorio es de importancia para analizar conflictos y contradicciones del
modelo de desarrollo capitalista.

De acuerdo con lo anterior, el territorio tendría relación con la autonomía que ejerce cada
actor sobre este, por su parte Lopes de Souza (2005) considera el territorio como el camino
a la autonomía. Para él “una sociedad autónoma es aquella que logra defender y gestionar
libremente su territorio, catalizador de una identidad cultural y al mismo tiempo, continente
de recursos, recursos cuya accesibilidad se da, de manera igual para todos” (Lopes, 2005;
106). El autor aclara estas autonomías territoriales son incompatibles con el ejercicio de
poder del estado, entendido como instancia de poder centralizadora y separada del resto
de sociedad. En el marco de este trabajo abordaré el ejercicio de la territorialidad desde el
concepto de poder propuesto por Haesbaert, quien retomó los planteamientos propuesto
por Foucault frente al concepto de poder, definiéndolo esta manera: “En un sentido
Introducción 21

relacional, el poder no se considera como una capacidad o un objeto —como algo que se
pueda tener—, sino como una relación de fuerzas, aunque muy desigual” (2013, 25).

A lo largo de este trabajo se denominarán las transformaciones por parte de la actividad


extractiva petrolera en el territorio a partir de dos términos: territorios petroleros y paisajes
petroleros. El primero se relaciona con la materialización de las relaciones sociales y los
ejercicios de poder por parte de los actores que están presentes en el territorio, en los
cuales especializan intenciones y representaciones.

El segundo término se asocia más a la noción de paisaje, Budds (2010) propone que los
paisajes son la articulación histórica y situada de representaciones derivadas de prácticas
y discursos. Estas se expresan en paisajes físicos. Para este caso, los paisajes petroleros
reflejan las relaciones sociales que se establecen y se desarrollan a partir de la actividad
petrolera, igualmente también articulan nociones sobre la naturaleza debido esta se ve
reflejada y perceptible en lo que la autora denomina el paisaje físico. Para Santos (2000),
el concepto de paisaje, permite al geógrafo analizar el espacio desde variables naturales
y sociales que son dinámicas. Por otro lado, Barrera (2014) plantea que hay elementos
indispensables para la comprensión de la transformación de los paisajes como: 1) la
existencia de una realidad ecológica, 2) la necesidad de análisis multiescalares y de los
aspectos de conectividad para comprender las dinámicas locales, c) el contexto temporal
y espacial en el que se transforman los paisajes, 4) las dinámicas sociales, políticas,
culturales y económicas que lo configuran, 5) y el enfoque bajo el cual se basa el análisis
de las transformaciones. Así mismo, la autora plantea que “tampoco es posible comprender
las transformaciones de los paisajes sin acercarse a la dinámica y estructura de la
población que los habita y la relación que esta población teje con la naturaleza” (Barrera,
2014; 31); y reitera que el paisaje como espacio se aproxima a la concepción de territorio,
el cual integra las relaciones de poder que se presentan a su interior y la multiplicidad de
escalas que interactúan en la transformación de paisajes.

Aunque ambos conceptos evidencian las transformaciones y las relaciones de poder, es


el territorio, pues el territorio hace parte de las formas de apropiación por parte de las
comunidades y que se construye desde lo cotidiano y lo local, además permite comprender
el proceso histórico y político de las transformaciones generadas por el extractivismo;
mientras el paisaje será abordado como concepto analítico y lo que permite evidenciar las
22 Introducción

transformaciones. Así el territorio será la base del análisis de las transformaciones del
espacio y de las relaciones sociales existentes en el piedemonte en Casanare, el auge o
emergencia de un movimiento social de cara al extractivismo será analizado bajo el
concepto propuesto por Fernandes Mançano: movimientos socioterritoriales. Para este
autor, los procesos sociales son procesos geográficos dado que se presentan un espacio
concreto. En es sentido y teniendo en cuenta que el territorio es un continuo dinámico:

“los movimientos socioterritoriales para alcanzar sus objetivos construyen espacios


políticos, se espacializan y promueven otro tipo de territorio, de modo que la mayor parte
de los movimientos socioterritoriales se forma a partir de los procesos de territorialización
y desterritorialización.” (Fernandes, s.f, 7)

Para efectos de esta tesis el concepto de movimientos socioterritoriales brinda una


comprensión territorial de los movimientos sociales en el Casanare, además brinda
elementos para entender que sus acciones colectivas y estrategias del movimiento se
espacializan y promueven una propuesta territorial frente al extractivismo, como sucede
con los Territorios Campesinos Agroalimentarios. En ese sentido, en un escenario de
disputa frente a un actor extractivista, la construcción de una propuesta territorial es
interpretada como una acción política, puesto que tiene como intención la transformación
de realidades. Concluyendo con Fernandes, la esencia de estos movimientos es que su
identidad está ligada al territorio, entonces el territorio es un espacio de vida y resistencia,
como de procesos de significación, re-territorialización y desterritorialización del mismo
movimiento (Fernandes, s.f).

Extractivismo
Este modelo implica la re-primarización de la economía nacional, lo cual genera efectos en
lo local dejando de lado otros sectores de la economía, lo que implica una explotación
sistemática de recursos naturales no renovables y un patrón de acumulación de los mismos
en rentas. En ese sentido Astrid Ulloa menciona que el extractivismo genera “cambios
sociales y territoriales con altos grados de transformación ambiental y territorial” (Ulloa,
2014), además de generar transformaciones socio-territoriales a nivel local en su mayoría
irreversibles como las afectaciones en el ambiente, la acentuación de desigualdades
socioambientales y la desarticulación social del territorio.
Introducción 23

Para autores como Gudynas (2012) y Svampa (2011) el extractivismo consiste en un


patrón de acumulación caracterizado por la explotación de los recursos naturales y que
dependen de economías de enclave. Así, este se puede desarrollar, para el caso concreto
de esta investigación, en campos petroleros 8 como una actividad intensiva y con un alto
impacto sobre el territorio. Estos dos autores señalan que dentro del extractivismo se
encuentran dos corrientes: el extractivismo neoliberal y el neo-extractivismo. El primero
está caracterizado por la presencia de empresas transnacionales y el papel del estado
como ente regulador bastante limitado. El neo-extractivismo está argumentado bajo el
precepto de que el estado asume un rol más activo frente a la regulación, control y
operación de la actividad extractivista dentro de su territorio, donde actualmente el neo-
extractivismo hace referencia a políticas neoliberales de algunos gobiernos actuales
(Gudynas, 2012; Svampa, 2011).

Por otro lado, para Burchardt y Dietz (2014) el neo-extractivismo no es meramente una
configuración económica a corto plazo sino un proyecto de desarrollo integral, debido
relación entre extracción y estado es fundamental para comprender este fenómeno. Los
autores plantean que el fortalecimiento del estado no sólo es evidente en la creciente
regulación de las economías extractivas y en la re-apropiación de sus ingresos a través de
las instituciones estatales, y la expansión de la infraestructura pública, acompañada de
una narrativa de soberanía nacional y desarrollo como una forma de legitimidad para el
estado (Burchardt y Dietz, 2014, 470). En ese sentido el neo-extractivismo latinoamericano
se caracteriza por un estado que propone un modelo de desarrollo alrededor de la
administración y regulación de las economías de extracción. Así, el estado actúa como un
agente de desarrollo y resarce las demandas sociales a través de apoyo a proyectos de
desarrollo en la región, de esta manera genera una legitimidad política para sí mismo y su
narrativa de desarrollo (Ibíd, 2014, 271). Para el caso del Casanare se puede afirmar que
hace parte un modelo de extractivismo en el marco de un modelo de desarrollo neoliberal,
donde la actividad está regulada de manera limitada por el estado y la exploración y
explotación está liderada por empresas transnacionales, y su acción no genera desarrollo
local, ni legitima al estado.

8
Para autores como Gudynas (2013) el extractivismo se puede desarrollar en la minería y campos
petroleros.
24 Introducción

Mientras que el escenario neo-extractivista se considera una profundización del modelo


extractivista desde una lógica colonial capitalista abanderada por el estado, autoras como
Göbel y Ulloa proponen otros elementos para comprender el extractivismo. Las autoras
consideran que el extractivismo es un modelo de producción a gran escala, instalado en
un enclave transnacional (usualmente en un lugar periférico), enfocado en la exportación
de materias primas y desarrollo de elementos como la infraestructura, aunque no toma en
cuenta los costos ni los riesgos socioambientales de los lugares donde se desarrolla la
actividad, ya que su propósito es la explotación de recursos y satisfacer la demanda
mundial de los mismos. Es decir que el extractivismo “responde a una visión de desarrollo
que privilegia lo económico en un sentido de acumulación de riqueza” (2014, 16). Sumado
a ello, las autoras plantean que el extractivismo valoriza ciertos bienes y servicios
ambientales y genera re-configuraciones asociadas con el uso, control y significación del
territorio, debido a que se modifican espacios en diferentes escalas. En este escenario es
muy importante el análisis de los conflictos y las desigualdades asociadas y generadas por
la actividad extractiva, pues las autoras manifiestan que esta actividad perpetúa las
desigualdades.

Usualmente estos procesos se sitúan en lugares donde son considerados vacíos o


improductivos (Svampa, 2011), el capital del extractivismo es de carácter colonial y
evidencia una percepción mercantilista de la naturaleza e invisibilizadora de otras
territorialidades. Por esa razón para el desarrollo del extractivismo existen territorios que
se pueden sacrificar o son socialmente vaciables, lo que otorga un carácter vertical
(Svampa & Viale, 2014), basado en la colonialidad de la naturaleza como pensamiento que
justifica la ampliación de fronteras para la expansión de industrial extractivas.

La importancia de este ejercicio es que el extractivismo se construye y se desarrolla bajo


una lógica multiescalar. Bebbington (2011) plantea que la escala es una categoría
fundamental para abordar en análisis del extractivismo, por un lado, este autor menciona
que la problemática extractivista produce territorios que tienden a una construcción
localizada y globalizada a la vez, lo que él llama glocalización. Con la exploración y
explotación de hidrocarburos se producen zonas de influencia que están definidas por
intereses económicos, políticos e institucionales a nivel local y global, permitiendo la ronda
y la extracción por parte de empresas multinacionales (Bebbington, 2011; 65). Un ejemplo
Introducción 25

de ello es cómo la extracción y exportación de petróleo se ve influenciada por dinámicas


globales como el precio del petróleo y la presencia de transnacionales que buscan recursos
y a nivel local, con las políticas que permiten la extracción.

En este caso Bebbington afirma que los territorios son “coproducidos por las estrategias y
los intereses de diferentes actores (empresas, estado, gobierno, movimientos sociales,
comunidades locales, etc.), por la interacción entre lo económico y lo político, por la
articulación entre procesos que operan a distintas escalas y por la interacción entre
desarrollo y medio ambiente” (Bebbington, 2011, 65). Por otro lado, Göbel, Gongora y Ulloa
(2014) plantean que el extractivismo configura nuevas dinámicas económicas globales y
que los procesos de extracción se basan en desigualdades preexistentes en el territorio.
Por esa razón, desatacan que el extractivismo no sólo se traduce en la extracción de
minerales o hidrocarburos, sino toda aquella extracción y apropiación de la naturaleza
como es el caso de la agroindustria.

Antony Bebbington que planea la escala como una categoría fundamental para abordar
este problema, por un lado, menciona que la problemática extractivista implica que la
construcción de territorios tiende a una construcción localizada y glocalizada a la vez:
glocalización. Con la exploración y explotación de hidrocarburos se producen zonas de
influencia que están atravesadas por la economía, discursos, políticas e instituciones a
nivel local y global; un ejemplo concreto es cómo la extracción y exportación de petróleo
se ve influenciada por dinámicas globales y cómo la política extractivista en Colombia está
atravesada por intereses económicos globales, permitiendo la ronda y la extracción por
parte de empresas multinacionales (Bebbington, 2007, 65). En este caso Bebbington
afirma que los territorios son “coproducidos por las estrategias y los intereses de diferentes
actores (empresas, Estado, Gobierno, movimientos sociales, etc.), por la interacción entre
lo económico y lo político, por la articulación entre procesos operando a distintas escalas
y por la interacción entre desarrollo y medio ambiente” (2007).

Según Fontaine gracias a la gran dependencia de países latinoamericanos hacia este


recurso, “el petróleo se volvió uno de los mayores factores de la rigidez estructural del
comercio de importación, estimulando las tendencias a la creación de problemas crónicos
de balanza y, a menudo, las tendencias inflacionarias en las economías afectadas”
(Fontaine, 2003, 51), lo que ha provocado en los territorios de influencia la llamada
26 Introducción

enfermedad holandesa o el reemplazar otras actividades productivas por la actividad


extractiva. Según Fontaine, al volverse productor mediano de petróleo, Colombia entró en
una nueva forma de dependencia tecnológica y económica hacia los mercados
internacionales, lo que llevó a la aceleración de la liberalización y de la desregulación del
sector petrolero para atraer las inversiones directas internacionales. Además el autor
reconoce a las multinacionales petroleras como un actor económico sumamente poderoso
que toma lugar en un territorio determinado debido a las relaciones de producción
enmarcadas en la globalización, así es como la actividad petrolera se convierte en “un
hecho político debido a la globalización de los intercambios y las transformaciones de
tecnologías, un hecho social debido a los impactos socio ambientales y un hecho ético en
la medida que es vinculada con el desarrollo sustentable” (Fountaine, 2004, 513).

Para Margarita Serje la actividad petrolera ha marcado de manera contundente la vida,


afectando poblaciones y paisajes donde se establece, no obstante, el petróleo se configura
como uno de los recursos más importante del siglo XX, siendo de los “peores males del
capitalismo y del imperialismo parecen encontrar en este recurso el nicho adecuado para
desarrollarse” (Serje, 2011, p. 319). Para la autora la explotación de hidrocarburos conlleva
a nefastos impactos ecológicos, culturales y sociales, donde el petróleo acarrea toda una
corrupción por partes de los gobiernos y las instituciones competentes, y revisar los
impactos socio ecológicos es comprender el complejo entramado de lo que ella denomina
“La historia social de petróleo”. No obstante, a pesar de diversidad de modalidades que
presenta el extractivismo, las autoras en su texto señalan que existen diferentes
modalidades que el extractivismo comparte, ellas lo denominan elementos característicos
del extractivismo. Algunos de ellos comprenden la producción a gran escala muchas veces
con el propósito de exportar, otro elemento es la explotación de recursos y bienes
ambientales con alta demanda global, así mismo la valorización de ciertos bienes y la
desvalorización de otros.
Introducción 27

Fotografía 2. Trabajador de una estación petrolera camino a Sácama, Casanare. (2012)

Foto tomada en el marco de una misión con COSPACC (2012). Archivo personal.

Enfoque metodológico y desarrollo de la investigación


El municipio que se abordará en esta investigación es Aguazul. Ubicado a 28 kilómetros
de Yopal, este lugar se ha caracterizado por la actividad petrolera que se ha desarrollado
desde de la década de 1990. La riqueza de Aguazul se da a partir de la riqueza de su
geografía, por un lado, hace parte del sistema montañoso del piedemonte llanero, el cual
alberga varios nacimientos de ríos, uno de ellos es el Río Charte. Por otro lado, cuenta con
una gran extensión de sabana donde se ha desarrollado históricamente la actividad
ganadera y posteriormente en la década de 1980, la implementación de grandes
extensiones de cultivos de arroz.
28 Introducción

Mapa 2. Municipio de Aguazul.

Elaboración por: Natalia Caro, 2016.

Si bien el desarrollo de esta investigación se aborda desde varios lugares del municipio
ubicados en el piedemonte casanareño en su gran mayoría, el segundo capítulo abordará
las experiencias organizativas de la vereda Plan Brisas – Plan Cunamá, que está ubicada
al nororiente del municipio, subiendo por una carretera que no está pavimentada desde la
marginal del llano. En su territorio de influencia existen varios pozos petroleros que han
emergido a partir del hallazgo de Cuapigua y Cusiana en 1989. Esta vereda está ubicada
en medio del piedemonte aguazuleño, cerca de ella cruzan las quebradas Cunamá y Las
Clavelinas. Muchos de sus habitantes fueron familias que se desplazaron de lugares de
Boyacá como Pajarito o Labranzagrande, por ello sus tradiciones están asociadas con la
economía agrícola familiar en una escala pequeña. En su área de influencia están algunos
Introducción 29

pozos como Cup.YR, Cup.YD, Cup.YD 9, entre otros que son influencia del CPF Cupiagua
que está ubicado entre las veredas de Cupiagua y Únete.

Este trabajo se realizó a partir de un interés que surgió con un trabajo preliminar en el
Casanare, específicamente en la vereda Plan Brisas del municipio de Aguazul. Durante los
años de 2012 al 2014 realicé un acompañamiento a las comunidades campesinas,
asociaciones de jóvenes y Juntas de Acción Comunal de este lugar. A partir de esta
actividad empezaron a emerger preguntas sobre el rol del petróleo en la configuración
histórica del Casanare, así que en un inicio me interesé por ahondar e indagar sobre los
efectos locales de las petroleras (la British Petroleum Company posteriormente Equion
Energy) y su relación con el conflicto armado.

Esta información se abordó a partir de entrevistas abiertas, la construcción de un diario de


campo y a partir de la observación participante y la Investigación Acción Participativa (IAP)
la cual, según Fals Borda genera conocimientos en función de los intereses de las clases
subalternas, y que se enfoca en la construcción de herramientas para el análisis de los
conflictos sociales. Así empecé a indagar sobre las alternativas que proponían las
organizaciones campesinas frente al territorio. Las visitas a territorio y la recolección de
fuentes primarias se realizó entre el año 2012 y 2014 con periodos cortos de estancia en
el territorio, dio cuenta de los conflictos socioterritoriales a partir de los testimonios de las
personas que habitaban el territorio en la década de 1990 y la llegada de las petroleras.
Por motivos de confidencialidad, muchas de las conversaciones y talleres no fueron
grabados, no obstante, se tomaron notas de campo fieles al desarrollo de los espacios.

Igualmente, durante este periodo aprendí de las experiencias de los campesinos a partir
de los espacios colectivos como talleres, foros y ejercicios de capacitación alrededor del
tema minero-energético y territorial, compartidos con la Corporación para la Capacitación
Social y Comunitaria –COSPACC-, quienes brindaron su acompañamiento para ahondar
en las problemáticas sociales del departamento y el acompañamiento a los procesos
organizativos.

9
Estos pozos petroleros corresponden al complejo de Cusiana que está ubicado en el municipio de
Aguazul, Casanare. En estos pozos actualmente se reporta actividad de explotación de crudo y
extracción de gas natural por parte de las compañías Equion, Triton y Ecopetrol.
30 Introducción

El trabajo de campo se desarrolló en la vereda Plan Brisas – Plan Cunamá del municipio
de Aguazul, Casanare10. La construcción histórica del departamento del Casanare se
construyó a partir de literatura secundaria de varios académicos que han trabajado este
tema como Jean Raush, este trabajo de recolección de fuentes secundarias también fue
apoyado por trabajos previos realizados por esta corporación.

Finalmente, para complementar lo que ha sucedido en los últimos años en el Casanare, el


estudio se basó en la búsqueda de fuentes primarias como comunicados y documentos
con las propuestas territoriales de las organizaciones que habitan el territorio como la
Asociación Nacional Campesina –ASONALCA-. Muchas de las entrevistas y notas de
campo se realizaron en el marco de las visitas del 2012 al 2014, en el marco del
acompañamiento a las misiones de la corporación.

Estructura de los capítulos de la tesis


Esta tesis está dividida en dos grandes capítulos. El Capítulo I consiste en la historia del
Casanare, la formación de un modelo de hacienda que configuró relaciones y conflictos
socioterritoriales desde antes del petróleo. También describe cómo la búsqueda del
petróleo se desarrolla a lo largo del Siglo XX y toma lugar a nivel nacional, lo que configura
instituciones alrededor de la extracción de petróleo y su importancia económica a nivel
nacional, como ECOPETROL. En ese mismo capítulo se aborda la llegada de las
empresas petroleras sobre la década de las noventa con el hallazgo de los pozos de
Cusiana y Cupiagua por parte de las empresas Trintón y British Petroleum Company. Esta
llegada trae consigo la migración de trabajadores del petróleo al municipio de Aguazul y la
vinculación de campesinos a las petroleras, lo cual generó cambios en la relación
socioterritorial del campesino con su territorio. Igualmente, la llegada de las petroleras al
Casanare atrajo la atención nacional y fortaleció el discurso del desarrollo alrededor de la
extracción de recursos naturales.

10
Los testimonios recolectados me inspiraron para ahondar en los efectos producidos por la
actividad extractiva en el territorio, por razones de seguridad ningún nombre será brindado en este
trabajo, pues algunas personas han sido víctimas de persecución y amenazas.
Introducción 31

En este capítulo expone, además, cómo la llegada de las empresas petroleras a Aguazul
generó una serie de cambios en el territorio: la proletarización del campesinado, el cambio
de actividades productivas y los intereses del estado y las empresas en el Casanare.
También explico la forma en que el fortalecimiento de la extracción agudizó conflictos entre
las comunidades campesinas, el estado y las empresas petroleras alrededor de la
construcción de territorio. En este apartado desarrollaré el concepto de los bienes comunes
y el modelo de acumulación que la extracción petrolera configuró.

Se presenta cómo la consolidación y el fortalecimiento de la actividad petrolera, como


principal motor socioeconómica del departamento, empieza a generar efectos
socioambientales, conflictos y desigualdades. Así mismo la confrontación de nociones y
formas de construcción territorial que se contraponen entre los campesinos, el estado y las
empresas, y que reflejan una disputa de poder frente a la producción del territorio. Estos
conflictos ocasionaron que los habitantes de las veredas de Aguazul, cercanos al
piedemonte casanareño, cambien sus formas tradicionales de producción y sus nociones
frente a la naturaleza. Para este subapartado es fundamental el desarrollo del concepto de
conflictos socioambientales y desterritorialización.

Luego de 20 años de extracción intensiva, se empezaron a evidenciar graves efectos


medioambientales y socioterritoriales en el territorio y en relación con las comunidades que
allí habitan. Al mismo tiempo la caída de los precios del petróleo a finales de la primera
década del Siglo XXI en el 2008 generó una crisis económica en el departamento que
evidenció los efectos de la bonanza petrolera: una economía débil, escándalos de
corrupción, alianzas de empresas y políticos regionales con grupos de autodefensa, la
disminución de fuentes hídricas, y la marginalidad y el empobrecimiento de las
comunidades campesinas.

El Capítulo II se centra en el desarrollo del contexto organizativo del Casanare, sus


movimientos y reivindicaciones históricas alrededor del territorio. Este capítulo se
desarrolla en varios apartados. Primero se describe la historia del movimiento social en el
Casanare con el objetivo de evidenciar que la movilización social en esta región no surgió
con la actividad petrolera, sino que surge a partir de las desiguales sociales y los conflictos
socioterritoriales desde la configuración territorial de la propiedad con el hato.
Posteriormente se abordará la emergencia de un carácter más ambiental de este
32 Introducción

movimiento, que en su momento respondía más hacia la exigencia del acceso a la tierra
con la ANUC. Esta respuesta se da a partir de los efectos ambientales provocados por la
actividad petrolera a partir de 1997.

Luego se desarrollará la disminución del movimiento social debido al incremento de la


violencia en el territorio, el cual está asociado al fortalecimiento de la actividad petrolera.
Así, con la caída del petróleo emergerá nuevamente un movimiento que responde al daño
sociambiental y las desigualdades socioambientales provocadas por el extractivismo
petrolero. Este movimiento denominado como socioterritorial, responde a los intereses de
proponer un territorio libre de extractivismo. Finalmente se abordará un tercer capítulo que
responde a las conclusiones de esta tesis.

Fotografía 3. Foto en el marco de una escuela de formación con comunidades


campesinas en Plan Brisas – Aguazul, Casanare (2012).

Foto tomada en el marco de un taller con COSPACC (2012). Archivo personal.

Finalmente, de las conclusiones debo resaltar que el modelo extractivista basado en el


petróleo tiene la capacidad de transformar las geografías y las relaciones territoriales de
una región a partir de la imposición de un modelo de desarrollo. Este modelo de desarrollo
transforma la noción de la naturaleza por parte de las comunidades y la convierte en un
recurso apropiable, explotable y con una relación hacia el mercado. Estas
Introducción 33

transformaciones afectaron de manera significativa las prácticas cotidianas de las


comunidades del piedemonte casanareño generando una serie de transformaciones en las
relaciones sociales de las mismas: cambios de prácticas asociadas a lo laboral, relación
con las empresas petroleras, entre otras. Así mismo, el proceso extractivista es un
constante movimiento de desterritorialización y re-territorialización, que no sólo se ve en el
desplazamiento de comunidades o su arrinconamiento para el funcionamiento del modelo,
sino el cambio de prácticas y relaciones que determinan la relación que existía entre el
campesinado y el territorio. Por último, muestra cómo los movimientos socio-territoriales
en el Casanare son una respuesta ante la escasez que provoca la extracción de petróleo
y sus consecuencias al ambiente.

Con este trabajo busco brindar dos aportes. El primero es identificar los efectos y las
transformaciones brindadas por el aumento de la actividad extractiva petrolera en el
Casanare, debido a que en el marco de mis viajes escuché varias posiciones frente a la
extracción. Los efectos de la extracción han sido documentados por varios autores como
Guzmán (1994) o los documentos del Banco de la República (2012). donde se documentan
estas transformaciones. No obstante, están no están enmarcadas desde una perspectiva
social, geográfica y ambiental.

Otro aporte que quisiera brindar con este trabajo es el reconocimiento a las comunidades
campesinas en el Casanare y su propuesta territorial. También, a partir de la identificación
de afectaciones de la extracción, hay que reconocer que las comunidades campesinas
ejercen una territorialidad que es afectada, a pesar de que esta no es reconocida por
diferentes entidades del estado. Con este trabajo quisiera aportar al reconocimiento de las
propuestas territoriales y, ejercicios de territorialización y re-territorialización de las
comunidades campesinas en el Casanare. Asimismo, sus manifestaciones frente al
modelo extractivo y las consecuencias que ha tenido su fortalecimiento como la violencia.

Finalmente, quiero destacar que el aporte de esta tesis a la geografía es la descripción y


el análisis de los procesos de desterritorialización y re-territorialización provocados por una
actividad extractiva. Además, los cambios y los conflictos territoriales que se generan a
partir de la introducción de este modelo, entendiendo la territorialidad de los actores
involucrados como una forma de ejercicio de poder y construcción espacial. En ese
sentido, estos procesos son entendidos como procesos geográficos, al igual que la
34 Introducción

emergencia de movimientos sociales alrededor del territorio pues estas son relaciones
sociales que se espacializan, territorializan y producen territorios.
Capítulo I: Historia del Casanare,
configuración territorial y petrolera
El Casanare no sólo ha sido un departamento petrolero. Durante los siglos XVIII y XIX se
caracterizó por la presencia de haciendas y grandes hatos ganaderos, consecuencia del
proceso de colonización campesina y de la consolidación de una élite terrateniente. Sus
primeros pobladores fueron los indígenas Tunebos, Achguas, Guahibos, Sálibas,
Cusianas, Caquetíos, Piapocos y Támaras, entre otros. Pueblos que fueron exterminados
por misiones religiosas (Caribabre, Julio 1990). Las primeras misiones de colonización que
se llevaron a cabo en el piedemonte llanero, específicamente cerca de Aguazul, ocurrieron
en el Siglo XIX. Para ese entonces el paisaje del Casanare consistía en grandes
extensiones de sabana inundable y tierras aún por conocer.

Este capítulo desarrolla la historia de la llegada de las empresas petroleras y el auge de la


actividad petrolera en el Casanare a finales de la década de los 1980 y principio de 1990.
Para comprender los impactos de este fenómeno, se partirá de una breve contextualización
de la historia de la configuración territorial del Casanare, la cual se basó en un proceso
arduo de colonización por parte de misiones religiosas que se encargaron de evangelizar
a los pobladores indígenas que habitaban esta región. Se explicará también la imposición
del hato ganadero y su papel central en la configuración del territorio casanareño con base
en la ganadería y la construcción de un campesinado dedicado a las actividades agrícolas
y ganaderas. El hato ganadero permitirá entender la estructura social y cultural del
Casanare, asimismo, la configuración de los primeros conflictos territoriales basados en la
acumulación y el poco acceso que el campesinado tendría a la tierra.

Casanari, tierra de aguas negras: la configuración del


modelo de hacienda
Jean Raush (1999) menciona que la configuración poblacional de los llanos orientales
responde a una tensión desencadenada por la colonización española frente a los mestizos
e indígenas que habitaban estas tierras. La llegada de los españoles impuso el modelo de
36 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

hacienda en el departamento el cual no sólo generó cambios en la estructura de la


propiedad de la tierra y la relación que las comunidades tenían con el territorio, sino la
introducción de prácticas religiosas y nociones frente a la naturaleza basadas en el trabajo,
la búsqueda de recursos y la dominación de la naturaleza.

Antes de esta configuración administrativa, el departamento del Casanare tuvo una


relación estrecha con el departamento de Boyacá, no sólo por ser una de sus provincias,
sino que la mayoría de pobladores del piedemonte casanareño se compone de personas
provenientes de Boyacá. Muchas de ellas se instalaron en Aguazul, Tauramena y Nunchía
después de La Violencia de mediados de Siglo XX. Estas familias trajeron consigo una
gran tradición de economía familiar, por esa razón al caminar por algunas veredas del
piedemonte Casanareño es evidente ver pequeñas fincas campesinas donde hay
pequeños cultivos de maíz, yuca o plátano.

Antes de esta ola de colonización campesina, los primeros habitantes del Casanare fueron
pueblos indígenas los cuales fueron exterminados por los procesos de colonización y
evangelización. Raush (1999) afirma que la configuración inicial de los Llanos Orientales
en general, se produjo a partir de la tensión que se desarrolló entre españoles, mestizos e
indígenas que configuraron las prácticas agropecuarias como la ganadería y el hato. Estos
primeros procesos de territorialización y desterritorialización se abordarán en el primer
capítulo de este documento.

Este proceso de colonización y evangelización demuestra que la transformación de las


relaciones con la naturaleza va de la mano con el cambio de las comunidades indígenas
que allí habitan. Como lo menciona Ricardo Villamarín (2002), las misiones de
evangelización, especialmente las de los Jesuitas, facilitaron este proceso de
consolidación por medio de la imposición de trabajo forzoso a los indígenas en los hatos.
Los indígenas tenían sus resguardos y los lugares donde habitaban y con la entrada de
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 37

misiones de evangelización los indígenas fueron tomados para ejercer trabajo dentro de
las haciendas11.

Raush (1999) afirma que este proceso de configuración territorial basada en el poblamiento
y la colonización produjo tensiones entre los españoles, mestizos e indígenas que
habitaban este lugar. Estos procesos ayudarían a configurar el hato como estructura
principal del llano, con él una serie de conflictos por el acceso y la tierra, y la privación de
la naturaleza en pocas manos. El Casanare anteriormente se caracterizaba por sus
grandes sabanas inundables, donde se podía transitar sin ninguna restricción, como
muestra la ilustración 1.

Ilustración 1. Paisaje de la provincia del Casanare.

Pintura de la provincia del Casanare, siglo XIX. Archivo: Banco de la República (sin año).

11
Guzmán (1994) afirma que el sometimiento a indígenas a largas horas de trabajo
configuró una estructura social alrededor del acceso a la tierra, lo cual empezó a gestar
conflictos socio-territoriales por el uso y la propiedad.
38 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Por otro lado, los cambios introducidos por las prácticas religiosas generarían alteraciones
en la interrelación entre la naturaleza y los pobladores que anteriormente habitaban el
Casanare. En palabras de Escobar (1999) los regímenes de la naturaleza son resultado
de las situaciones históricas especificas en las que la sociedad se relaciona con la
naturaleza y su espacio. El modelo de hacienda consistió no sólo en la acumulación de
grandes extensiones de sabana, sino también en la configuración de relaciones serviles a
través del trabajo y cambios en el paisaje. Los indígenas que habitaban allí fueron
obligados a trabajar en los hatos ganaderos, lo cual “determinó relaciones sociales de
producción ligadas a la hacienda y actividades pecuarias” (Duarte, 2016). En ese sentido,
Vega afirma que “el hato puede definirse como una estructura territorial, social y económica
dentro de la cual cobra forma el llanero, [junto con] sus referentes de sentido, prácticas y
todos aquellos elementos que atan material y simbólicamente a la sociedad casanareña”
(Vega, 2010).

Con este modelo se introdujeron animales como el caballo o ganado bovino. La relación
impuesta a partir del hato contribuyó a la transformación de estos indígenas en hábiles
jinetes que configuraron lo que hoy se conoce con la imagen del “llanero”. Para Díaz (2016)
algunas manifestaciones de “lo llanero” comprenden las “coplas, contrapunteo, bailes y
cantos de joropo y coleo que hacen referencia al trabajo de llano, al ganado, al paisaje, a
las mujeres y a la forma de vida del llanero” (Díaz, 2016; 2). A su vez, con la introducción
de ganado se estableció un modelo económico que identificó al llanero como un sujeto que
asocia sus actividades culturales y productivas a la ganadería y la domesticación de estos
animales. Este proceso de colonización alrededor del hato implicó un ejercicio de poder
sobre la naturaleza misma: la dominación de “bestias” o animales para dar la ganadería.
Este proceso de colonización y los cambios de la noción sobre la naturaleza se agudizarían
con la entrada de las empresas petroleras, tema que se abordará más adelante.

El proceso de “llanerización” de los indígenas del Casanare a partir del desarrollo del hato
implicó un cambio en las relaciones con la naturaleza. Esto puede entenderse mejor en las
siguientes palabras de Arturo Escobar: “con la llanerización de los indígenas y la
introducción de estas prácticas se rompe un régimen de naturaleza orgánica y se introduce
una noción de naturaleza capitalista donde la naturaleza pasa a ser una mercancía
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 39

regulada, simplificada, disciplinada, administrada, planificada, etc.” (Escobar, 1999; 288-


290).

Así, abordar la historia que precede a la extracción de petróleo en Casanare es ver la


historia de la transformación de la naturaleza en mercancía, además permite identificar la
existencia de conflictos socioterritoriales entre las comunidades que ya estaban asentadas
allí. La comprensión de los conflictos por la tierra previos a la llegada de las petroleras
permite entender cómo la llegada de estas agudizó los conflictos que ya estaban
presentes. La introducción de modelos productivos como el “hato ganadero” contribuyó a
la construcción de una identidad llanera y una noción de la naturaleza configurando una
identidad campesina, la cual será clave para comprender el proceso de desarrollo de la
actividad petrolera en el Casanare y su proceso de desterritorialización.

La transformación de los indígenas en campesinos generó un cambio en la noción de la


naturaleza, que en palabras de Shiva (1992) fue despojada de su poder generador
convirtiéndola en un depósito de materias primas que se transforman en insumos para la
producción (Shiva, 1992; 293). El hato ganadero configuró una naturaleza que pudiera ser
controlada y usufructuada. Así, la configuración de los paisajes del llano cambió: ya no se
observan esas sabanas extensas sino haciendas rodeadas por cercas. Junto a la
introducción del ganado los hatos empiezan a ser característicos de dicho paisaje,
configurando así un paisaje ganadero. Para Díaz (2015) la construcción de paisajes se
entiende como la articulación histórica entre representaciones, paisajes físicos y relaciones
sociales asociados a la producción de un recurso natural. En ese sentido y retomando a
Barrera (2014), la comprensión y el análisis de los paisajes permite la posibilidad de
comprenderlos y transformarlos, debido a que los paisajes están atravesados por
dinámicas, causas y consecuencias de eventos que los transforman.
40 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

La búsqueda del oro negro: del Catatumbo a los llanos


orientales
El petróleo en Colombia es uno de los “recursos naturales 12” más significativos. La
demanda mundial de este producto lo constituye como el motor de la modernidad. Esto
llevó a su búsqueda en varios departamentos de Colombia, entre esos el Casanare. No
obstante, antes del Casanare se desarrollaron otras búsquedas petroleras, entre ellas, la
Concesión de Mares en Magdalena Medio durante 1917 y la Concesión Barco de 1920 en
el Catatumbo, siendo estas dos las primeras acciones del estado colombiano frente a la
búsqueda de petróleo a principio de Siglo XX.

La búsqueda del petróleo y la necesidad de su explotación en Colombia se convirtieron en


la búsqueda del desarrollo mismo. Santiago (2013) plantea que el debate sobre el petróleo
en el Siglo XX se da en términos de la noción de desarrollo que subyace a esta actividad.
Durante este periodo la vida cotidiana moderna se configuró alrededor de los derivados
del petróleo, lo cual generó una dependencia de la sociedad moderna a este recurso que
persiste hasta la actualidad. Esto produjo un auge de la actividad extractiva y la industria
petrolera a nivel mundial, Colombia no fue ajeno a estas demandas. Para Roa (2002) la
historia del petróleo sólo aborda el fenómeno social y económico dejando de lado los
impactos en la naturaleza, pues los estudios que han abordado el tema describen las
implicaciones socioeconómicas de las concesiones. Con este argumento, la autora justifica
la necesidad de analizar las deudas ambientales que produce esta actividad en los
territorios desde años atrás.

Por otro lado, Mayorga (2012) menciona que las primeras concesiones que se
desarrollaron a principio del siglo XX abrieron un camino para la presencia de compañías
petroleras en el país. Además, la historia del petróleo se remonta a la historia de la
colonización de varias regiones “selváticas” del país, y con ello al montaje de
infraestructura y el ordenamiento del territorio alrededor de esta actividad. El estado
colombiano empezó a construir un engranaje para que la búsqueda y la extracción fueran

12
Entendidos como la parte de la naturaleza requerida para el desarrollo industrial, comercial y
capitalista
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 41

posible. Fue así como en 1919 se expide la Ley 120, la cual dio lugar a la Ley 27 de 1931,
con la cual se empezó a definir el panorama petrolero en el país declarando el petróleo
como utilidad pública en todos sus momentos (exploración, explotación, refinación,
transporte y distribución), y se crean las disposiciones para que privados puedan explotar
este recurso en territorio nacional. Además de regular la actividad en territorio nacional
esta ley define el petróleo como:

“(…) las mezclas naturales de hidrocarburos que se encuentran en la tierra,


cualquiera que sea el estado físico de aquéllas, y que componen el petróleo crudo,
lo acompañan o se derivan de él. Para los efectos de la presente ley, las mezclas
naturales de hidrocarburos a que se refiere el inciso anterior se denominan petróleo”.
(Ley 27 de 1931)

Esta legislación propuso la figura de concesión, la cual permitió la apertura a compañías


transnacionales para que emprendieran la búsqueda de petróleo en territorio colombiano.
Esta figura ya estaba estructurándose por medio de la Ley 110 de 1912, la cual estableció
la posibilidad de otorgar concesiones temporales para la explotación de crudo.
Posteriormente en 1953 estas legislaciones darían cuerpo al Código de Petróleos que
regularía la actividad petrolera en el país.

En 1974 con el decreto 2310 se abolió el sistema de concesiones, sólo se mantuvieron las
concesiones vigentes y se determinó que los contratos para la exploración y explotación
de hidrocarburos sólo podría celebrarse si se suscribían con la Empresa Colombiana de
Petróleos -ECOPETROL (Cuervo Pontón, 2001; 24). Para López (2012) la importancia de
esta legislación radica en la consolidación de hitos importantes para la actividad petrolera
en el país, por ejemplo, la configuración del término hidrocarburo como todos aquellos
derivados del petróleo, lo cual amplió la connotación de las posibilidades que brindaba la
extracción de este recurso.

El engranaje legal que configuró el estado alrededor de la explotación no sólo permitió la


entrada de empresas transnacionales a los territorios, sino que configuró una noción de
los “recursos naturales” alrededor de las rentas económicas que estos producen. Además,
el avance de esta legislación por parte del estado permitió el engranaje para la búsqueda
42 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

de los hidrocarburos: la construcción de infraestructura, la configuración de las regalías y


el papel activo del estado para la administración de esta actividad. Para ello, en 1948 se
dio la creación de la Empresa Colombiana de Petróleos, actualmente ECOPETROL13,
como propuesta del estado para la administración de la actividad petrolera en el país:

“La Empresa Colombiana de Petróleos, nace con el fin de hacerse cargo de las
concesiones petroleras, oleoductos y demás instalaciones referentes a la
explotación, refinación y transporte da petróleo y derivados que revertieran a la
Nación” (documento Ecopetrol14, sin año).

A lo largo del Siglo XX esta legislación ha sufrido modificaciones de acuerdo a la entrada


de empresas transnacionales en el país, lo que le ha restado autonomía al estado frente a
esa actividad. A pesar de estas modificaciones, el estado sigue siendo propietario del
subsuelo colombiano y de los recursos naturales no renovables como menciona en el
artículo 332 de la Constitución Política de 1991, donde también se afirma que la
explotación de recursos naturales es fundamental para el bien de la nación. A continuación,
se presentarán las principales legislaciones con relación al sector de hidrocarburos en
Colombia:
Tabla 1. Legislación del sector petrolero en Colombia.
Legislación Contenido.
Artículo 102, CP Estableció como principio la propiedad del estado sobre el subsuelo
1886. y los recursos naturales que dan origen al pago de regalías
Ley 30 de 1903 Trata de asuntos fiscales y de minas, se establecen impuestos sobre
el oro.
Ley 6 de 1905 Da origen a las concesiones de Mares y Barco, base de la actividad
petrolera colombiana
Ley 110 de 1912 Establece la posibilidad de otorgar concesiones temporales para la
explotación, pero con aprobación del Congreso.

13
Posteriormente con el decreto 1760 del 26 de junio de 2003, se restará autonomía al estado en
temas petroleros.
14
Documento Ecopetrol (sin año): http://www.bdigital.unal.edu.co/1477/13/189_-_12_Capi_11.pdf
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 43

Ley 120 de 1919 En temas de regalías el territorio se dividió en tres zonas las cuales
pagarías impuestos de explotación del producto de acuerdo con su
cercanía a la zona costera. Implementación de oleoductos como
utilidad pública.
Ley 37 de 1931 Determina que el petróleo es propiedad de la nación y de utilidad
pública y sólo podrá explotarse en virtud de contratos.
Ley 160 de 1936 Fija un nuevo marco para la normatividad sobre el petróleo, la
reglamentación sobre la actividad de exploración, explotación y
contratos de concesión
Ley 165 de 1948 Creación de ECOPETROL
Ley 18 de 1952 Se construye un código de petróleo que estipula la propiedad
privada sobre el petróleo.
Ley 10 de 1961 Establece e mejora las condiciones del estado sobre los contratos.
Se introduce la reducción de la fase exploratoria, el mejoramiento
del uso del gas natural y el aumento de la participación del estado
en la producción.
Ley 20 de 1969 Se regulan los derechos de propiedad pre-republicanos.
Artículo 332, CP El estado es propietario del subsuelo y de los recursos naturales no-
1991 renovables, sin prejuicio de los derechos adquiridos y
perfeccionados con arreglo a leyes pre existentes.
Artículo 360, CP Reconoce como beneficiarias directas de regalías a las entidades
1991 territoriales en las cuales se explota y a los puertos marítimos y
fluviales por donde se transportan los recursos no renovables.
Artículo 361, CP Se crea el Fondo Nacional de Regalías y determina los sectores de
1991 inversión: promoción de la minería, protección del medio ambiente y
proyectos regionales de inversión.
Ley 141 de 1994 Se establece el régimen de regalías del 20%, se da origen al Fondo
Nacional de Regalías para la liquidación, distribución y uso del
recurso explotado.
Ley 756 de 2002 Se modifica la Ley 141 de 1994, donde se establecen criterios de
distribución y cálculo de las regalías.
44 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Decreto 1760 de Creación de la Agencia Nacional de Hidrocarburos y modifica a


2003 ECOPETROL S.A.
Creación propia. Fuente: Ministerio de minas y energía, ECOPETROL.

La legislación petrolera existe desde 1886, esta marcó una relación permanente del estado
frente al petróleo. A partir de esta legislación se planteó un punto clave: la regulación del
petróleo constituye un factor de “utilidad pública” para la nación. Tanto la noción de
propiedad como la administración de este recurso ha ido cambiado a lo largo de los años,
en este tránsito se ha generado una flexibilidad que ha permitido a empresas entrar a
explotar el recurso.

Para Jaramillo los regímenes de propiedad están marcados por escenarios de apropiación
que cada actor tiene con los recursos, agrega que estos “múltiples conceptos de propiedad
a través del cual es usado un elemento del entorno se establecen, sin embargo, no sólo
localmente, sino a través de una red de prácticas, discursos y relaciones que involucra
actores (institucionales o no), locales, nacionales, regionales y transnacionales, que actúan
en nombre del estado o entidades privadas” (Jaramillo, 2004; 18).El reconocimiento de
figuras que comprenden el ordenamiento y la administración de los recursos de la
naturaleza, posicionan el control de la naturaleza como algo fundamental y dejan explícita
la noción de propiedad que ejerce el estado sobre los recursos naturales. En palabras de
Ojeda esto parte de la “la importancia de las coyunturas particulares de fuerzas
económicas y geopolíticas dentro de las cuales la naturaleza se convirtió en un lugar
fundamental de poder y legitimidad estatal” (Asher y Ojeda, 2009; 292).

El hecho de que el estado reconozca su propiedad sobre el subsuelo está determinado en


una noción de apropiación de los recursos naturales basada en una hegemonía sobre la
que se media la relación entre la naturaleza, las empresas y las comunidades. Para ello
hay que reconocer al estado como un actor que está presente en el territorio con su
ejercicio de poder propio. Díaz define al estado, citando a Wendy Brown no como un
sistema o un sujeto, “sino como un terreno significativamente ilimitado de poderes y
técnicas, un ensamblaje de discursos, reglas y prácticas” (Díaz, 2016; 19).
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 45

La llegada del petróleo y la promesa del desarrollo


Durante la década de 1980 se realizaron varias exploraciones petroleras en Trinidad,
municipio ubicado al sur del Casanare, sin mayor éxito. Si bien ahí comenzaron las
primeras extracciones de petróleo en el departamento, esto no fue relevante para el
estado, debido a que los pozos que se encontraban allí no representaban un hallazgo
significativo para las exportaciones del país. Jean Raush (2003) relata cómo la Richmond
Petroleum Company realizó varias exploraciones en el municipio de Trinidad en 1983. Esta
búsqueda generó una incipiente inversión en vías de comunicación, la cual no fue
suficiente para la necesidad de encontrar petróleo.

Cuando estas búsquedas empezaron en el Casanare, Aguazul era un pequeño poblado


donde los campesinos de la parte bajan se dedicaban a finquiar, mientras quienes vivían
en la parte de la montaña sembraban algunos productos de pan coger como la yuca y el
maíz. Las personas que vivían en las veredas de Plan Brisas y Cunamá recuerdan que era
un clima fresco el que golpeaba sus fincas y que la neblina llegaba en las madrugadas a
saludar. El paisaje que los rodeaba era boscoso, tupido como mencionan y monte adentro
podían encontrar algunos faras, armadillos y tinajos 15. También recuerdan que no existían
acueductos, pero el monte les brindaba chorreras que son una especie de pequeñas
quebradas por donde bajaba el agua. El vivir era precario y los campesinos del piedemonte
no ostentaban muchos lujos, pero contaban con lo necesario, así que cuando empezaron
a ver la construcción de vías a finales de la década de los ochenta, los tomó por sorpresa.
A pesar de que las personas de Aguazul recuerdan la llegada de pequeños grupos de
ingenieros, la existencia de grandes cantidades de petróleo era sólo un rumor. Para ese
entonces un habitante del municipio de Aguazul recuerda:

Este era un lugar pequeño, si usted quería hacer algo importante tocaba hasta
Villavicencio. Yopal tampoco es que fuera muy grande y si aquí había cinco calles,
eso ya era mucho. La gente de las veredas no tenía acueductos, el agua la recogían

15
Los faras es el nombre coloquial que se le da a un roedor un poco más grande que el ratón; los
Tinajos son pequeños pájaros que se encuentran en zonas boscosas.
46 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

en pozos; la luz era de planta y tocaba prenderla por horas. (Hombre adulto, Notas
de Campo, 2012)

La marginalidad y la noción de ausencia estatal era una característica del discurso del
campesino en Aguazul. La situación de olvido y marginalidad del piedemonte es descrita
por los campesinos como “la ausencia del gobierno” en su región, afirmación que a su vez
guarda una gran expectativa frente a alguna presencia institucional. Esta afirmación deja
entrever la percepción que tienen los habitantes de la zona por la presencia del estado,
donde antes de la explotación del petróleo la institucionalidad no era visible, ni en
infraestructura ni en mercados. En palabras de Serje (2012), las regiones periféricas
representan “una falsa dicotomía, pues la riqueza producida en estas periferias olvidadas
ha permitido el desarrollo de las regiones centrales” (Serje, 2012, 97). Para el caso del
Casanare, el estado empieza a contemplarla como región estratégica desde el boom
petrolero, sin embargo, esta atención no representó la solución a las necesidades del
campesinado. Esta relación de “no presencia” del estado determinaría las relaciones de
poder por parte de otros actores como la empresa petrolera o los grupos armados, y la
tensión con comunidades campesinas.

Esta noción de “ausencia del estado” Serje la describe como algo que va más allá de la
descripción de condiciones concretas de una situación social y política de un lugar, sino
que parte de un conjunto de categorías que ayudan a la comprensión e interpretación
“sobre la naturaleza del territorio y de sus poblaciones que son condición de posibilidad de
una serie de prácticas, de políticas y de formas de intervención: es decir, de un cierto tipo
de orden social” (Serje, 2012, 98). Además, la autora explica cómo algunas regiones y
lugares de Colombia se han configurado desde una geografía política como “espacios
salvajes”, considerados por el estado como “espacios vacíos” donde territorialidades
diferentes a la estatal no son reconocidas, de esta forma se comprende cómo el estado y
las empresas entienden al Casanare como una tierra de nadie. Esta noción de tierras de
nadie o tierras vacías expresa la colonialidad sobre la naturaleza que justifica su
dominación y el control de la misma En ese sentido Bebbington (2007) plantea que esta
noción legitima la ampliación de fronteras con el argumento de expandir la actividad
extractiva, pues estas tierras son espacios que han sido apropiados previamente por
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 47

comunidades con prácticas y significados diferentes que justifican procesos de despojo y


desplazamiento.

Campesinos de montaña y sabana


Antes de la llegada del petróleo las comunidades campesinas en el municipio de Aguazul
se dedicaban a la ganadería y a la agricultura. Algunos habitantes recuerdan que la
mayoría de personas se dedicaban al “pan coger” y los productos restantes se
comerciaban en el pueblo de Aguazul o Tauramena (hombre adulto, Notas de campo,
2012). La producción agropecuaria se concentraba en la ganadería, el maíz, la caña de
azúcar y la yuca. Para 1960 en Aguazul (que para ese entonces hacía parte de Boyacá)
concentraba su producción agropecuaria en los siguientes productos:

Tabla 2. Producción agrícola reportada por el Censo Agropecuario 1960 (DANE).


Explotaciones informantes en Aguazul.
Producto agrícola. Explotaciones informantes Superficie cosechada en
1960 (Has.)
Algodón 1 0, 5
Arroz 152 197, 0
Caña de azúcar 156 229,5
Fríjol 2 0,5
Maíz 825 2408,6
Trigo 1 1,0
Yuca 586 697,1
Banano 39 24,6
Cacao 8 5,0
Café 271 347,3
Fique 4 2,9
Plátano 759 1059,8
Fuente: Tabla construida a partir de datos del Censo Nacional de explotaciones agropecuarias de 1960, Boyacá (Aguazul era par te de Boyacá en ese
entonces) – Departamento Administrativo Nacional de Estadística.
48 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Tabla 3. Producción pecuaria reportada por el Censo Agropecuario 1960 (DANE).


Explotaciones informantes en Aguazul.
Actividad pecuaria Explotaciones informantes Total
Vacunos 2332 11248
Ovinos 7 82
Porcinos 837 3026
Caballares 828 4698
Mulares 488 1028
Asnales 197 332
Caprinos 5 88
Colmenas 1 1
Aves de corral 3375 29000 (pollos, gallos,
gallinas) – 3131 (patos,
pavos, gansos)
Fuente: Tabla construida a partir de datos del Censo Nacional de explotaciones agropecuarias de 1960, Boyacá (Aguazul era parte de Boyacá

en ese entonces) – Departamento Administrativo Nacional de Estadística.

A partir de la información que nos brinda el censo agropecuario de 1960, Aguazul se


caracterizaba por tener una alta actividad de vacunos con 11.248 cabezas para ese
entonces. Con respecto a la actividad agrícola el maíz estaba a la cabeza con 825
explotaciones 16, seguido del plátano, la yuca y el café. Las personas mayores de este
municipio recuerdan que sacar una carga de yuca era bastante difícil y comercializarla aún
más, por esa razón los productos se vendían en los centros poblados más cercanos. No
obstante, a pesar de las dificultades, los campesinos de las veredas de Cunamá y Plan
Brisas recuerdan con nostalgia aquella época, como un tiempo de abundancia y
tranquilidad, sus historias alrededor de su relación entre vecinos era fraternal y los
conflictos que se presentaban entre ellos se debía a alguna riña producida con el alcohol
(Notas de campo, 2012).

16
Término que se encuentra en el censo de 1960 que hace referencia a la productividad
agropecuaria.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 49

“Por ejemplo en el caso mío la historia mía está de los 70, mi mamá que conoció en
los años 50 y 60 que vivió aquí cuando no había nada, todo eso que ella cuenta que
se hace, de la abundancia esa que está allá, de la abundancia bonita, esa es una
época de paz entre comillas porque aquí llegó mucha gente que venía huyendo de
la violencia política de otras regiones del país, es así que esto es una “tierra de
todos”. (mujer adulta, intervención taller Plan Brisas, Aguazul, 2012)

Además, el paisaje de ese momento no se observaba ninguna infraestructura relacionada


con el petróleo: las torres y los machines eran estructuras desconocidas entre las
comunidades campesinas del piedemonte Aguazuleño antes de 1980. Se podría afirmar
que el paisaje era de montaña y sabana. Fue a finales de la década de los ochenta cuando
inició la búsqueda de Petróleo en Cusiana (Tauramena). En particular, fue el hallazgo del
pozo Cusiana A2 en 1990, ubicado en el piedemonte llanero, el que reveló el alto potencial
extractivo que tendría este lugar. Así fue como entre 1989 y 1990 las petroleras Triton
Energy (Estados Unidos) y British Petroleum Company (Inglaterra) empezaron
exploraciones cerca al piedemonte Aguazuleño encontrando el pozo de Cupiagua, el cual
empezaría su actividad y comercialización en 1992.

Después del hallazgo de Caño Limón en diciembre de 1984 en Arauca, Cusiana y


Cupiagua se configuraron como un hito en la historia petrolera y económica del país. El
hallazgo de estos dos yacimientos generó gran expectativa alrededor de la promesa del
desarrollo y la inversión de capital extranjero en el país. Si bien existieron exploraciones
anteriores, no fueron del todo exitosas. En 1973 la British Petroleum perforó un pozo al sur
de estos yacimientos, el cual tampoco representó un hallazgo importante para la empresa,
razón por la cual la BP continuó con varias exploraciones en el Casanare hasta el hallazgo
de Cusiana y Cupiagua. Además, la empresa Triton estaba realizando exploraciones en la
zona desde mediados de los ochenta, las cuales tampoco tuvieron éxito.

Pensar la historia del petróleo es reflexionar sobre su importancia en la configuración de


la modernidad, para Ferrier (2009) la BP empieza a tener relevancia a nivel internacional
luego de la Segunda Guerra Mundial con la demanda de petróleo para la guerra. Conocer
la historia de la BP y su configuración es analizar las relaciones de poder entre estados
(Inglaterra y sus colonias) y la monopolización del mercado de los derivados del petróleo
50 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

a nivel mundial. La BP ha hecho presencia en varias regiones de conflicto como menciona


la Comisión de Derechos Humanos del Consejo Económico y Social de las Naciones
Unidas en el 2005.

Para 1987 la BP se fortalece gracias a la compra de la empresa norteamericana Standard


Oil y durante los años posteriores pasó a ser una de las empresas petroleras más
poderosas a nivel mundial (Vega, 2010; 165). La presencia de la BP está documentada
desde antes de la década de 1990. En 1982 se asoció con la petrolera estadounidense
Trinton, la cual estaba en proceso de exploración de un campo petrolero en cercanías al
municipio de Tauramena en Casanare (El Tiempo, 3 julio 1997). Conjuntamente estas dos
empresas fueron las que hallaron el pozo de Cusiana y posteriormente el de Cupiagua.

Con el boom petrolero se puede afirmar que hay una petrolización del llano como menciona
Franco (1997), pues los llanos orientales en especial Casanare y su piedemonte quedaron
en la mira de varias empresas transnacionales ante la existencia de crudo. Fue así como
los campesinos y campesinas de Aguazul recuerdan la llegada de varias empresas y
maquinaria buscando el preciado hidrocarburo. Recuerdan que vinieron varias personas a
probar la sísmica, que es el primer paso para la extracción de petróleo. Para CENSAT la
sísmica consiste en:

“un proceso geofísico de intervención directa sobre la naturaleza, que consiste en


crear temblores artificiales de tierra, mediante explosivos que causan ondas. El
resultado de estas detonaciones se extienden mediante un cable por geófonos y con
ellas los geólogos conocen las estructuras de la tierra para saber si hay probabilidad
de que existan hidrocarburos o no en el subsuelo. Con la información obtenida se
producen mapas del subsuelo donde aparecen las diversas estructuras presentes en
el área objeto de estudio, incluidas aquellas que potencialmente pueden almacenar
hidrocarburos, información fundamental a la hora de tomar la decisión en donde
perforar.” (CENSAT, 2014; 4).

Lo que se produce de allí es una “radiografía” sobre el subsuelo en la cual se determina si


existe petróleo. Un campesino de la vereda el Paraíso en Aguazul recuerda que “llegaron
con taladros y eso sólo se sentía la dinamita”, también algunas casas que estaban
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 51

cercanas al área de exploración sufrieron algunos impactos de la actividad sísmica que allí
se realizaba. Durante los primeros años de la década de 1990 estas empresas realizaron
varias exploraciones. Es importante mencionar que éste gran hallazgo ubicó el debate del
petróleo no sólo a nivel regional sino nacional, su importancia y la promesa del desarrollo
fueron algunos temas que despertaron estos hallazgos

Durante esos años empezó el montaje y la llegada de maquinaria para la extracción de


hidrocarburos. Una de las características que más impacto produjo para las comunidades
cercanas a los pozos fue el cercamiento de los lugares a través de la mallas perimetrales 17.
La introducción de elementos o infraestructura a un territorio empezó a generar cambios
en el paisaje habitual del Casanare que generó la configuración de otro alrededor del
petróleo. Este nuevo espacio estaba marcado por la infraestructura asociada a la
extracción petrolera, los carro tanques subiendo por los caminos, el ruido, el polvo, el gas
que se enciende en las torres y las relaciones sociales que se generan a partir de esta
actividad.

La construcción de infraestructura alrededor de un proyecto extractivo cambió el paisaje


agrícola y ganadero que caracterizaba al Casanare. La introducción inmediata de la
infraestructura necesaria para incentivar la extracción de petróleo a partir de éste hallazgo
generó la construcción de torres, pozos, mallas y oleoductos para el transporte del crudo.
Un elemento significativo fue la construcción de vías para el transporte del petróleo. La
construcción de la marginal del llano fue un elemento que cambió el paisaje del piedemonte
casanareño desde los primeros años de 1990. La introducción de estos elementos físicos
empezaron a articular nociones y relaciones alrededor de la actividad petrolera las cuales
generaron paisajes petroleros. Mediante la introducción de estos paisajes el estado y las
empresas territorializaron su ejercicio de poder y control sobre las comunidades que
históricamente habían permanecido allí. En ese sentido, como afirma Quiroga (2016), la
noción de paisaje se concibe como un proyecto político el cual es un proceso inacabado
de poder que se determina a partir de las relaciones concretas entre la sociedad y la
naturaleza. Por su lado, Barrera (2014), menciona que el reconocimiento de la realidad

17
Nombre que se les da a las mallas que protegen los pozos petroleros y que cierran el perímetro
del pozo.
52 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

contextual en la cual se transforman los paisajes abre la posibilidad de entender los flujos
de poder y las dinámicas económicas, sociales, culturales y políticas que se presentan allí.

Así es como el hallazgo de Cusiana y Cupiagua provocó la configuración de paisajes


petroleros en el piedemonte aguazuleño y el cambio de relaciones territoriales en esta
región. Cusiana y Cupiagua se ubican en los municipios de Tauramena y Aguazul
respectivamente, en medio de la espesa vegetación del piedemonte llanero. Las personas
recuerdan los árboles que no permitían pastar el poco ganado que los campesinos tenían.
La configuración de este paisaje se reflejó en la intervención de las empresas (British
Petroleum y Trinton) y del estado para la exploración, producción y transporte del petróleo.
Así, la magnitud de este hallazgo provocó la rápida intervención por parte de estos actores
para la construcción necesaria para desarrollar la actividad. Por ejemplo, el diario El
Tiempo llamó a este hallazgo “El Gran Hallazgo”, y describía cómo estos pozos iban a
ubicar a Colombia como exportador de petróleo a nivel mundial (El Tiempo, 9 de julio de
1991), además de mencionar que:

“(…) entre tanto, Cusiana comenzó a bombear con rapidez, con una producción de
185.000 barriles diarios de crudo de alta calidad. Y a pocos kilómetros de Cusiana,
un inmenso yacimiento llamado Cupiagua comenzará a producir en unos tres
meses. Se pronostica que la producción combinada aumente a más de 500.000
barriles diarios en los próximos años.” (El Tiempo, 3 de enero de 1996).

Estas cifras generaron una promesa del desarrollo alrededor del petróleo por parte del
estado y de otros países importadores de petróleo. La llegada de las petroleras al municipio
de Aguazul estuvo acompañada de la presencia de la fuerza pública para la protección de
la infraestructura petrolera y de las empresas inversoras. Para Jenny Pierce la llegada de
la British Petroleum Company y la extracción de petróleo cambiarían el panorama del
conflicto en la región, debido que se generó “un proceso de militarización en el Casanare
y su relación con las reivindicaciones territoriales, la búsqueda de rentas y la acumulación
de riqueza. Esta militarización interactuó con la vida civil y las instituciones, sobre todo
después de la llegada del petróleo” (Pierce, 2004; 22).
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 53

Históricamente Aguazul ha contado con la presencia del Ejército de Liberación Nacional


con el frente José David Suárez, el cual ha ejercido control sobre la zona, fenómeno que
en un principio dificultó la entrada y permanencia de empresas petroleras en el piedemonte
casanareño18. Fue así como la presencia permanente de empresas como la British
Petroleum contribuyó al escalonamiento del conflicto armado en ambos sentidos: por la
presencia de hostigamientos y amenazas relacionadas con estructuras del ELN 19, tema
que se ahondará más adelante.

Las personas de las comunidades campesinas de Aguazul que estaban cercanas a estos
pozos petroleros recuerdan que alrededor de estos lugares habían soldados, trincheras
con bolsas de arenas y ametralladoras (Notas de Campo, 2012). La presencia de las
empresas en el territorio generó una lógica de cercamiento y privación de lugares que las
comunidades antes no reconocían, este ejercicio de control por parte de la empresa sobre
los espacios generó un proceso de restricción en el acceso de las comunidades
campesinas del piedemonte a ciertos lugares donde anteriormente se podía transitar sin
preocupaciones. Con respecto a esto, Quiroga (2016) menciona que la privatización de
espacios genera procesos de despojo, entendiendo el anterior concepto como el proceso
mediante el cual se transforman cotidianidades que para este caso es la negación a la libre
circulación y al acceso de los recursos.

De igual manera, la militarización de la zona se puede interpretar como una forma en que
la empresa ejerce su territorialidad a partir del ejercicio de control sobre el territorio y
comunidades, pues la implementación de un proyecto extractivista viene de la mano con

18
Durante la década de 1990 se registraron varias noticias donde el ELN realizó hostigamientos a
la infraestructura petrolera en el Casanare. Ver noticia en:
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-72761 . Igualmente informes de ACNUR
describen la presencia de este actor armado: http://www.acnur.org/t3/uploads/media/COI_2169.pdf
19
Una de las reivindicaciones políticas del Ejército de Libración Nacional ha sido la defensa de la
soberanía nacional, en ese sentido el ELN ha hostigado militarmente a empresas y proyectos que
explotan recursos naturales en el país, un caso emblemático han sido los ataques al oleoducto Caño
Limón – Coveñas desde la década de 1980.
54 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

la implementación de una serie de dispositivos 20, en este caso, la violencia. Además de la


llegada de la fuerza pública, la regulación sobre el espacio fue otro elemento que
caracterizó la privación del territorio. En palabras de Agnew y Oslender (2010), una de las
formas de imponer una territorialidad es mediante la imposición del control sobre el espacio
la cual puede ser por medio de la vigilancia a través de la disposición de cuerpos de policía
o la construcción de barreras o normas de comportamiento, como lo realizó la British
Petroleum en su momento. En ese sentido la imposición de un modelo de extracción es la
suma de intereses y formas de poder que modifican el territorio, y por lo tanto, las
territorialidades.

La llegada de los cascos blancos: la petrolización del llano


Otro cambio que generó el auge de la actividad petrolera y tuvo un impacto significativo en
el territorio fue la llegada de los ingenieros o trabajadores de la empresa petrolera. A
principios de la década de 1990 empezaron a llegar trabajadores de las empresas a
quienes las comunidades campesinas de Aguazul llamaban ingenieros o dotores y quienes
eran reconocidos por usar cascos blancos. Para los campesinos de las veredas de
Cunamá y Plan Brisas, el ingeniero era todo aquel que trabajaba en las empresas
petroleras, y quien además no era de la región:

“empezaron a llegar esos dotores e ingenieros que no eran de aquí. Esos señores
tenían cascos blancos y trabajaban en las empresas. Algunos empezaron a alquilar
lugares en Aguazul, esos no eran de por acá y eran los que trabajaban dentro de la
malla (…), esos sólo se les veía tomando en las cantinas que empezaron a poner los
fines de semana. Eso eran puros hombres.” (Mujer Campesina, Notas de campo,
2012)

20
El concepto de dispositivo comprendido desde Foucault (1984) como todo aquello que comprende
discursos, instituciones, legislaciones, proposiciones científicas y filosóficas, etc. Que un sujeto o
actor determinado desarrolla en su ejercicio de poder.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 55

La llegada de personas foráneas a la región provocó un aumento en la población de


municipios como Tauramena, Aguazul y Yopal a lo largo de la década de 1990, pues esta
“bonanza petrolera” generó que personas de otras regiones del país llegaran en búsqueda
de un trabajo en alguna empresa. En el 2006, El Tiempo registró el gran aumento que se
presentó en estos municipios bajo la nota “En 123.145 personas creció la población
Casanare entre 1993 y el 2005”, en ella describe el contundente aumento poblacional que
se presentó en los municipios de Tauramena, Aguazul y Yopal debido al boom petrolero:

“El descubrimiento y explotación de petróleo en su territorio figura como uno de los


factores determinantes para alentar el crecimiento de la población urbana. Los tres
municipios están entre los principales productores de petróleo del departamento.
Tauramena pasó de 5.882 personas que había en 1993 a 15.896, según el censo de
2005, lo que significa un aumento de 10.014 habitantes. "El aumento de población
comenzó en 1994 cuando apareció la producción de crudo", manifestó Julio Roberto
Molano, secretario de Desarrollo de Tauramena. Una cifra que refleja el impacto
petrolero en este municipio es el número de viviendas. En 1993 eran 200 en el sector
urbano y en el 2005 la cifra subió a 3.878, donde viven 10.050 habitantes. El resto
de personas (4.964) habita en el campo. Desde ese año y hasta el 2004 Tauramena
era el mayor productor de crudo por el yacimiento de Cusiana. Hoy en día es
Aguazul. En los tres municipios el mayor incremento de población ocurrió en la parte
urbana” (El Tiempo, 26 de octubre de 2006).

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) entre 1993 y 2005


la población pasó de 170.238 habitantes a 295.353, lo que significa que casi 125.000
personas aproximadamente, migraron a los cascos urbanos en búsqueda de trabajo. Las
personas que llegaron no sólo venían detrás de un puesto en una petrolera, los habitantes
de Aguazul recuerdan que muchas de estas se ubicaron y empezaron a construir hoteles,
bares y otros lugares necesarios para que los trabajadores pasaran sus fines de semana.
Algunos recuerdan que estas personas venían de todos lados: “paisas en su mayoría,
personas de Boyacá y de los Santanderes” menciona una mujer habitante de Aguazul que
recuerda la llegada de varias personas después de 1992.
56 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

A continuación se presentarán los datos de los censos poblacionales de 1985, 1993 y 2005
para comparar el crecimiento demográfico en el municipio de Aguazul. En este veremos
que la población de 1993 a 2005 de duplicó en el área urbana de Aguazul, mientras que
en la población fue rural el aumento fue significativamente menor. Igualmente, la totalidad
de la población se duplicó en estos dos años que corresponden al boom petrolero.
Asimismo se mostrará la población 2005 según su origen, el cual es representativo de las
personas que vienen de otros municipios.

Gráfico 1. Crecimiento poblacional del municipio de Aguazul, Casanare. Población


urbana, rural y total años 1985, 1993 y 2005. (En número de personas)

30,000
27,443

25,000

19,986
20,000

14,615
15,000 14,047

9,555 9,369
10,000
7,457

5,060 4,678
5,000

0
Censo 1985 Censo 1993 Censo 2005

Total Urbano Rural

Fuente: DANE censo 2005 y Gobernación del Casanare Censos 1985-1993. Construcción propia.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 57

Gráfico 2. Origen poblacional de las personas del municipio de Aguazul, Casanare


(2005)

70%

60%
60% 58%

52%
50% 48%

42%
40%
40%

30%

20%

10%

0%
Cabecera Resto Total

Del municipio Otro Municipio

Fuente: DANE censo 2005 y Gobernación del Casanare Censos 1985-1993. Construcción propia.

La llegada de personas de otros municipios a partir del petróleo fue tanta que para el 2005
el 58% de las personas de la región provenían de otros lugares y vivían en Aguazul por
motivos laborales, mientras que el 41% eran personas del municipio. Sólo en el casco
urbano de Aguazul, el 60% de sus habitantes eran personas foráneas. Esta migración de
otros lugares generaría conflictos alrededor del trabajo y los puestos que brindaban las
petroleras, lo cual se abordará más adelante. Posteriormente, el aumento de personas
foráneas permitiría el establecimiento del modelo petrolero, igualmente dificultaría la
defensa de las territorialidades de las comunidades campesinas amenazas por el modelo
extractivo, pues las prácticas tradicionales de las comunidades campesinas serían
desplazadas por las demandas del modelo extractivo.
58 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

La construcción de paisajes de acuerdo a la extracción petrolera es la materialización de


las relaciones sociales alrededor de esta actividad y de la construcción de prácticas,
discursos y relaciones que involucran actores en diferentes escalas (local, regional y
nacional). El crecimiento de la ciudad de Aguazul, al igual que la construcción de
infraestructura para que las personas que tienen un vínculo con la empresa pueda
permanecer allí es un ejercicio de territorialización que se materializa en incentivos por
parte de la empresa y el estado.

Elementos como la llegada de empresas, maquinaría y el boom alrededor del hallazgo


petrolero generó expectativas de mejoramiento de condiciones de vida a local, e
incentivaron a las comunidades campesinas a vincularse a la empresa. A partir de este
boom se estima que durante el gobierno de Gaviria la bonanza produjo entre 1994 y 1996
alrededor de 12.000 puestos de trabajo (Gaviria, 2002), además las personas seguían
llegando a los municipios petroleros en busca de una opción laboral. La competencia que
se generó a partir de los puestos que ofrecía la empresa se puede considerar uno de los
conflictos que la presencia del petróleo generó. La cooptación de las comunidades por
parte de la empresa generó rupturas vecinales y comunitarias debido a la mercantilización
de sus prácticas.

Una de las alianzas que la British Petroleum generó con la administración municipal fue la
creación del ofrecía sus empleos del Centro de Información Laboral (CILA). A través de
este lugar, la empresa ofrecía sus puestos de trabajo para favorecer a los casanareños
para tareas específicas en cada una de las etapas de la cadena de extracción petrolera.
Los CILA ubicaba según su grado de estudio a las personas. Sin embargo, para 1993 la
situación escolar de los “jefes de hogar” en Aguazul era la siguiente:
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 59

Gráfico 3. Escolaridad promedio del jefe del hogar, Censo DANE 1993

35.00% 33.17%

30.00%
26.54%
25.00%

20.00%
15.48%
15.00%
11.79%
10.00% 9.09%

5.00% 2.70%
0.74% 0.49%
0.00%

Nivel educativo del jefe del hogar

Fuente: Elaboración propia con datos del Censo 1993 –DANE-.

Para 1993 la mayoría de “jefes de hogar” del municipio de Aguazul contaban con la
primaria completa e incompleta, lo cual generaba que la mayoría de población estuviese
disponible para puestos de trabajo relacionados con la mano de obra no cualificada,
mientras que personas con niveles más altos de educación que llegaban de otros lugares
se quedaban con los mejores puestos. Las personas del municipio, que en su mayoría
eran hombres, se dedicaron a la construcción de la infraestructura de los pozos. Así, el
trabajo que se generó alrededor del petróleo era que el trabajo era esencialmente
masculino, lo cual configura espacios diferenciados para hombres y mujeres, donde los
hombres eran los que tenían alguna relación con la actividad petrolera.

La territorialidad entendida como “el dominio -sobre el espacio- que tiene determinado
sujeto individual o social en cierto territorio o espacio geográfico, así como el conjunto de
prácticas y sus expresiones materiales y simbólicas, capaces de garantizar la apropiación
60 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

y permanencia de un territorio dado bajo determinado agente individual o social”


(Montañez, 2001; 22), tiene varias manifestaciones sobre el territorio que se configuran a
partir de la actividad petrolera, algunas de ellas comprenden las masculinizadas en
espacios públicos: el trabajador de la empresa, el conductor o el ingeniero. Mientras que
el papel de las mujeres se acentuó en los espacios familiares o en la atención de los
negocios, en espacios privados no tan cercanos a las lógicas del petróleo.

Muchos campesinos con la expectativa de ser recibidos dentro de la empresa esperaban


tras la malla perimetral por un puesto en la empresa, a estos se les denominó malleros. El
trabajo desató varias tensiones entre las comunidades. Una fue entre las personas que
querían trabajar de la región y las personas que llegaban de afuera, como mencioné
anteriormente, profesionales y técnicos devengaban mejores puestos en las empresas, lo
que les brindaría un nivel socioeconómico superior a los trabajadores locales (estudio
FEDESARROLLO). Otras personas de Aguazul que no conseguían un lugar con las
petroleras, vieron una opción en el comercio y la prestación de servicios para los
trabajadores, como se muestra en la gráfica no. 4 donde se presenta el aumento de
actividades económicas relacionadas con el comercio y los servicios. Algunas personas de
la región recuerdan que las mujeres eran quienes atendían estos negocios en su gran
mayoría, “eso empezó a llegar un poconón de gente. La gente que no se pude meter en
la industria del petróleo montó su negocio, entonces eso hubieron un montón de
restaurantes, hoteles, negocios de chécheres y labores así de casa y aseo así para
atender, pero de esos muchos no eran de aquí de la región” (Mujer adulta, notas de campo,
2012).

A nivel local también se generaron algunas expectativas frente a la llegada de estas


empresas, pues campesinos que bajaban al casco urbano de Aguazul recuerdan que la
plata empezó a verse (Notas de campo, 2012). En Aguazul empezó a crecer el aumento
del comercio en aras de satisfacer el tiempo libre de los trabajadores que frecuentaban
este el pueblo en sus horas libres, el comercio creció en el casco urbano con negocios de
cerveza, billares, abarrotes y servicios. El censo del DANE del año 2005 mostró
significativamente que la actividad económica de este municipio se volcó al área de
servicios y de comercio, como muestra el siguiente gráfico
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 61

Gráfico 4. Establecimientos según actividad económica en el municipio de Aguazul,


Casanare (2005)

70.00%
60.10%
60.00%

50.00%

40.00%

30.00% 26.70%

20.00%

9.60%
10.00% 6.30%

0.00%
Industria Comercio Servicios Otras Actividades

Fuente: DANE censo 2005 y Gobernación del Casanare Censos 1985-1993. Construcción propia.

Muchas personas empezaron a montar su tienda en el casco urbano, recuerda una mujer
de Aguazul. Ella recuerda que las personas empezaron a mudarse al casco urbano de
Aguazul o a Yopal, por su lado ella se quedó en la vereda pues así ella no trabajara con
las petroleras, ella afirmaba que el hecho de moverse de su finca ya era trabajar para el
negocio del petróleo (mujer adulta, Notas de Campo, 2012). En el censo de 2005 se
muestra de manera significativa el aumento en el sector de comercio y de servicios, la
mayoría de los habitantes se dedicaban a estas actividades. Quienes no montaron su
negocio no negaban la posibilidad de trabajar dentro de la petrolera, así fue como poco a
poco los campesinos de la zona empezaron a acercarse a la malla perimetral en búsqueda
de algún puesto:

“Recuerdo que tocaba ir hasta allá, hasta cerca del pozo. Muchas personas se
conglomeraban alrededor de la malla para solicitar un puesto. Y pues uno se
quedaba allá a ver si daban algún puesto, manejando máquinas o cualquier trabajo
de fuerza allá en la petrolera, la gente se dio cuenta que eso daba más plata que
seguir cultivando la yuca” (hombre adulto, Notas de campo, 2012)
62 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Varios campesinos de la zona empezaron a vincularse en las empresas en trabajos


relacionados con la mano de obra relacionada con la construcción de infraestructura o en
mantener el bienestar de los trabajadores de la empresa. El trabajo en las petroleras, como
era más que todo masculino, la personas recuerdan que varios jefes de familia dejaron sus
trabajos en las fincas y en los jornales con la promesa de mejorar sus condiciones de vida.
Este proceso puede entenderse como un proceso de desterritorialización del campesino
ya que sus prácticas se ven transformadas y subordinadas por las dinámicas extractivista,
pues la desterritorialización no sólo es la destrucción o abandono de un territorio, puede
ser también la precarización territorial de grupos subalternos como menciona Montañez
Gómez (2001).

Además el proceso de transformación territorial y del paisaje generó que este proceso de
desterritorialización por parte de las comunidades campesinas se intensificara. Un ejemplo
de ello es cómo la gente recordaba que no existían vías y hacía Yopal habían algunas
fincas. Cuando empezaron a llegar las empresas petroleras, las vías y el cableado eléctrico
llegaron con ellas, en ese momento algunos campesinos que creyeron en la promesa del
desarrollo y apoyaron su permanencia:

el trabajar en la petrolera se volvió una opción para el campesino, pues eso da plata
y usted sabe que de campesinos siempre hemos sido pobres, con lo justo para
comer. Uno aquí no veía la plata, pero siempre tenía su mata de algo para comer.
Con las petroleras y ‘copetrol eso se empezó a ver la plata y la gente intentó colarse
en algún puesto, luego con los años llegó eso del SENA y otro institutos para formar
en maquinaria. Eso hizo que los jóvenes ya no quisieran trabajar en el campo y se
fueran para las petroleras, eso antes era muy sano aunque no habiese estudio, ni
cultura. Cuando empezaron en las petroleras como eso da plata y unos días libres,
eso se venían al estanco del caserío a jartar. Al principio estuvo muy bueno luego la
cosa después se puso dura. (Hombre joven, Notas de campo, 2012).

Para aquel entonces las petroleras brindaban un esquema de trabajo al que el campesino
le llamaba el veintiochazo, pues era trabajar alrededor de veintiún días del mes y
descansar nueve. Además, varios recordaban que las empresas daban elementos de
dotación como botas, overoles, cascos, etc. Esto generaba que las personas quisieran
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 63

vincularse con la empresa y así poco a poco los jóvenes fueron perdiendo interés en las
actividades tradicionales del campo. La primera demanda que las empresas generaron a
la población campesina del piedemonte tuvo que ver con el montaje de la infraestructura
de los pozos y los lugares de extracción, así fue como muchos campesinos vieron la
oportunidad de trabajar en la empresa como mano de obra no cualificada en un corto
tiempo.

No obstante la mayoría de estas personas que accedían al veintiochazo bien remunerado


fueron personas foráneas de la región. Como se mencionó anteriormente, la migración que
provocó el auge petrolero duplicó la población de Aguazul después de 1993. Las tasas de
crecimiento poblacional que se produjeron en la década de los noventa fue consecuencia
de la oferta laboral que se creó por parte de las empresas a partir de la actividad petrolera.
En palabras de Dureau & Flórez:

“el sistema de remuneración para la contratación en cadena de las petroleras


estaba determinada por una convención petrolera que reglamentaba todo lo
referente a prestaciones, salarios por cargo, liquidación de vacaciones. Dentro de
estos sistemas de remuneración el más conocido fue el “veintiochazo”, que
funciona trabajando 21 días y teniendo nueve de descanso para completar un ciclo
de trabajo, luego de los nueves días de descanso no se renovaba el contrato”
(Dureau & Florez, 2000; 12).

Para el autor algunos elementos que contribuyeron a la llegada masiva de personas


foráneas a la región fueron los altos salarios que brindaban las empresas, las condiciones
del veintiochazo y la baja oferta de profesionales que existía en los municipios petroleros
(Dureau & Florez, 2000; 14). Por su parte Pierce firma que “el proceso de construcción de
una instalación de producción de petróleo es el período de mayor intensidad de mano de
obra para la industria petrolera, en el que se construye infraestructura y se requieren
servicios para mano de obra calificada y no calificada” (Pierce, 2004; 30). Complementa
afirmando que durante los años 1993 a 1998 en Casanare tuvo varias fases de
construcción de la infraestructura petrolera, una de ella fue el Centro de Facilidades de
producción –CFP- en Cuapiagua, en el piedemonte Aguazuleño.
64 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

En ese sentido otro recuerdo que se asocia con la bonanza fue el incremento del ocio.
Desde la llegada de las petroleras, los bares y billares aumentaron. Personas que se vieron
afectadas por la actividad petrolera relacionan todas estas actividades como efectos en el
territorio, una mujer que habitaba Aguazul comentaba: “es que usted asocia el color negro
a lo malo y así fue el petróleo, con el petróleo llego mucho trabajo y se vio plata, pero plata
que no es para usted. Plata que se fue para drogas, para grupos sinlicitos, para esas
prostitutas, para mucho trago… eso era la madrugada y seguía de días, eso fue lo que
empezó a cambiar todito” (mujer adulta, Notas de Campo, 2012).

Casanare ¿para el mundo?


El informe de la Contraloría general de la República (2014), confirma la importancia del
sector de hidrocarburos y la participación de los dos departamentos que más aportan a la
economía de la nación: Casanare y Meta . Para entender un poco más la importancia del
desarrollo de este sector para la economía colombiana hay que relacionarlo con dos
procesos que caracterizan el desarrollo del capitalismo contemporáneo. Por un lado, las
economías regionales se enfrentan al desarrollo de un régimen de acumulación bajo el
cual muchos países latinoamericanos, entre ellos Colombia, intentaron disminuir la
participación del sector primario y la vocación agroexportadora a partir de un régimen de
sustitución por importaciones 21.

En segundo lugar, los últimos gobiernos de turno han impulsado el sector minero
energético y extractivo bajo las llamadas “locomotoras”, generando un proceso de
reprimarización de las economías impulsado por las demandas del capitalismo global y el
mercado internacional. Como lo afirma Rudas en el artículo que escribió para el informe
sobre minería que publicó la contraloría para el año 2014:

“el sector de minería e hidrocarburos sigue consolidándose como el más dinámico


de la economía colombiana. Entre 1975 y 2013 incrementó su participación en el

21
Esta lógica también ha fortalecido las condiciones de desarrollo en países altamente
dependientes y reforzando las dinámicas centro-periferia.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 65

PIB en 5,3 puntos porcentuales, alcanzando a diciembre de este último año una del
7,7 por ciento. En contraste, la industria manufacturera y el sector agropecuario
perdieron durante el mismo período 7,3 y 3,9 puntos porcentuales,
respectivamente, quedando con participaciones en el PIB, respectivamente, del
11,3 y 6,2 por ciento; en tanto que la construcción perdió medio punto para quedar
en una participación del 6,8 por ciento del PIB. Además, el sector extractivo
presenta un dinamismo mayor que el comercio y el resto de los servicios, los cuales
incrementaron en su conjunto su participación dentro del PIB en 4,7 puntos
porcentuales durante el período.” (Rudas, 2014; 315)

Por su lado el hallazgo de Cusiana y Cupiagua en Casanare trajo un auge económico en


este sector. Históricamente Casanare reporta regalías desde 1990, donde 9 municipios
son productores, permitiendo que este departamento sea uno de los que más adquiere
regalías a nivel nacional. En términos económicos, estos cambios produjeron un
posicionamiento del departamento del Casanare a nivel nacional por encima de Arauca en
producción de crudo, sin embargo el crecimiento del petróleo perjudicó la actividad de otros
sectores como el agropecuario como se puede ver en la siguiente gráfica:

Gráfico 5. Tasa de crecimiento Exponencial anual por sectores (1990-2001)

Fuente: DANE – Cuentas regionales.


66 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Gráfico 6. Participación en la producción de petrolero por municipio, 2003.

2% 1%
2%
3%
4%
Aguazul
Yopal
14%
Tauramena
48% Maní
Trinidad
San Luis de Palenque
Paz de Ariporo
Orocue
26%

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de ECOPETROL (2003)

Luego de 1990 la actividad económica en el Casanare se concentró en la consolidación


de un modelo extractivista alrededor del petróleo, que si bien esto se consideró un progreso
en términos económicos, este proceso tuvo varias consecuencias en otros aspectos. Con
base en las anteriores gráficas se puede afirmar que el petróleo se configura como un eje
central de la economía nacional. La concentración en estas formas de economía deja de
lado otro tipo de alternativas que históricamente se desarrollaba en los territorios donde
los modelos extractivistas se implementan.

La importancia de analizar los impactos y efectos de la actividad petrolera ayuda a


comprender las transformaciones socioambientales que se generaron en el territorio a
partir de este modelo. Además brinda elementos para la deconstrucción y análisis del
discurso del desarrollo basado en las ganancias económicas. Estos modelos de desarrollo
basados en el extractivismo permiten la agudización de conflictos socioterritoriales y
procesos de despojo a nivel local. Estos procesos y conflictos son los que se abordarán a
continuación.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 67

Se rompe la comunidad, se fragmenta el territorio


Algunos campesinos empezaron a ver la presencia de las empresas como nociva. Otros
no estaban conformes con la presencia de nuevas personas con la introducción de nuevos
pasatiempos, ni mucho menos los daños que estas empresas estaban provocando con la
sísmica y el aumento de dinero. Vega (2010) documenta cómo existieron algunas acciones
de campesinos que se resistieron a las empresas, algunos se quedaron en sus fincas las
cuales estaban cerca de los pozos y empezaron a interponer quejas por las acciones de
las empresas.

Algunas de estas quejas se relacionaban con el ruido, la luz a altas horas de la noche y
los efectos de la sísmica en sus fincas como el autor muestra en una acción popular
interpuesta por una mujer en mayor de 1997. Con esta se buscaba impedir la continuación
de actividades por parte de la British Petroleum debido a que estaba ocasionando daños
en su propiedad, contaminación en su predio y trastornos en el sueño de los habitantes del
sector (Vega, 2010; 402). Igualmente, El Tiempo en octubre de 1998 hizo explícita la
molestia de varios campesinos de Aguazul y Tauramena, quienes manifestaban que la
entrada de la empresa había ocasionado “cambios muy fuertes en sus vidas y sus
costumbres” (El Tiempo, 22 de octubre 1998).

Esto provocaría una de las mayores tensiones y conflicto entre las comunidades que
estarían de acuerdo con la presencia de la empresa y quienes no quería su presencia en
el territorio, este caso se ahondará más adelante. A medida que se fortalecía la presencia
de la empresa en el territorio las dinámicas sociales y comunitarias se iban fragmentando
cada vez más a partir de la imposición de su territorialidad. Por un lado algunas
comunidades se resistían a la presencia de las empresas, pues no compartían la idea de
fuesen expulsadas o “reubicadas” de sus fincas por ceder terrenos a la empresa, tampoco
estaban de acuerdo a que la actividad de la empresa los perjudicara. Por otro lado las
empresas se fortalecían no sólo con base en la necesidad laboral de las personas que
llegaban a Aguazul y algunos campesinos de la zona, el apoyo del estado fortalecía su
presencia a partir de discursos sobre el crecimiento económico y legislaciones que
incentivaban la expansión su capital. Elementos como el aumento de la fuerza pública y la
construcción de infraestructura son elementos que respaldan el ejercicio de poder de la
empresa petrolera.
68 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Esta tensión la podemos analizar en los intereses de cada uno de los actores -campesinos
y empresas-, que se expresa en proyectos territoriales. Agnew y Oslender (2010) plantean
que sobre el territorio pueden existir varias intencionalidades, algunas veces estas se
yuxtaponen, otras veces entran en conflicto. Lo que deja entrever esta situación es la
existencia de relaciones de poder frente a cómo se concibe el territorio. Para este caso las
empresas y el estado tienen un modelo petrolero; diferente al de las comunidades
campesinas, que implica una relación más cercana con sus cultivos, la soberanía
alimentaria, la economía familiar y la actividad alrededor de lo agrícola y lo ganadero. Cada
uno de los actores presenta una intencionalidad con el espacio, lo que genera
conflictividades. Para Bebbington (2011) los proyectos geográficos que cada actor expresa
son construidos desde diferentes lógicas territoriales.

Estas tensiones a veces generan fracturas entre actores, para el caso de las comunidades
campesinas que habitaban algunas veredas de la parte del piedemonte de Aguazul existió
una división entre quienes apoyaban la extracción y quiénes no. Como se mencionó
anteriormente, la destrucción de los ámbitos de comunidad es necesaria para la creación
de escenarios extractivistas. Shiva (1992) afirma que para que estos ámbitos se
fragmenten deben ser privatizados y apropiados por la empresa bajo la premisa del
desarrollo y para la acumulación de capital, lo que genera choques entre las comunidades.
Para Harvey este proceso de “depredación de los bienes ambientales globales (tierra,
aires, agua)” genera una degradación ambiental que impide cualquier otra actividad, esto
es resultado de la transformación de la naturaleza en mercancía (Harvey, 2005; 114).

Al momento en que las empresas mercantilizan la naturaleza se pueden fragmentar las


lógicas comunitarias de estos lugares pues “la destrucción de los ámbitos de comunidad
fue esencial para la creación de los recursos naturales como fuente de materias primas
para la industria” (Shiva, 1992; 326). Así uno de los ejercicios de control más contundentes
que generó la British Petroleum Company sobre las comunidades fue la cooptación y
fragmentación de sus relaciones comunitarias a favor de su permanencia en el territorio. A
partir de esta situación algunas veredas empezaron a movilizarse en Juntas de acción
comunal y veredal, con el propósito de frenar la extracción, esta movilización se abordará
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 69

a profundidad en el siguiente capítulo. Una campesina de Aguazul que fue desplazada


años después por grupos paramilitares comenta que:

“Todo cambió mucho porque nosotros éramos gente que trabajaba el campo, pero
como se dio el trabajo de las petroleras la gente se fue yendo (….). Las empresas
compraron predios y luego hicieron unas vías ahí y los hombres se fueron para allá,
nosotras nos quedamos en la casa con nuestros hijos (…). La comunidad antes era
muy unida.” (Mujer adulta, Notas de campo, 2014).

Por otro lado, lo que ocurrió con la llegada de las empresas fue que no sólo se configuró
el territorio en provecho de la extracción, sino que empezó a gestarse una fractura
socioterritorial con las comunidades que allí habitaban. Estas constantes
transformaciones, como se mencionó anteriormente, pueden entenderse como
desterritorializaciones, lo que comprende un cambio en las territorialidades que se crean y
recrean históricamente como menciona Montañez Gómez (2001). Para comprender la
ruptura de estas comunidades es importante entender el papel del trabajo como medio por
el cual el campesino se desprendió de sus prácticas y discursos asociados con el territorio.
Entonces el trabajo es un eje estructurante de las prácticas y discursos de las comunidades
con el territorio, como sucedió anteriormente con la hacienda.

Para el caso de las empresas, el modelo extractivo impone otra lógica de trabajo más
desarraigada del territorio, la cual transforma la relación entre sociedad y naturaleza. Leite
Lopes (2014) muestra que en estos procesos se evidencia una eventual proletarización,
puesto que elimina las formas anteriores de producción, las costumbres y las cargas de
trabajo. De esta forma, la introducción de nuevas formas de trabajo asociadas al petróleo
cambia sus hábitos frente al trabajo agrícola y las relaciones que se tejían con base en
ello, pues mercantiliza la producción de la naturaleza por medio de la extracción de
recursos naturales.

El trabajo se convierte en una forma de establecer un nuevo orden, que establecería una
relación con la empresa. Así mismo la consolidación del modelo extractivista en el
Casanare incorporaría a esta región a un orden de demandas mundiales, en un lugar que
prometía riqueza a partir de su petróleo, como menciona Serge (2012). Así, el trabajo actúa
70 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

en varias escalas: 1) localmente transformando las prácticas de las comunidades, 2)


consolidando un modelo extractivista a partir de la producción de empleo, 3) justificando la
expansión de capital para la búsqueda y explotación de recursos naturales. En ese sentido
el estado juega un papel importante en la consolidación de este modelo, pues su ejercicio
de poder local contribuye a la obtención de utilidades y configuración del extractivismo.

Además, a medida que los hombres que anteriormente se dedicaban al jornal en la parte
del piedemonte fueron convirtiéndose en la fuerza laboral de las empresas petroleras,
estas relaciones que se basaban en la producción de alimentos se fueron desvaneciendo.
En ese sentido la entrada de las petroleras no sólo fragmenta las relaciones sociales
agrícolas que se desarrollaban entre los campesinos del piedemonte, sino que rompe su
vínculo directo con el territorio contratándolos en la empresa. La economía familiar de
algunas personas se volcó a satisfacer las necesidades de quienes trabajaban en la
empresa, ya no era una economía agrícola familiar sino que se dedicaron a trabajar en la
parte comercial. Una mujer contaba cómo en los primeros años de la década de 1990 un
jugo costaba casi tres mil pesos.

Este aspecto laboral fue determinante para la consolidación de un proyecto extractivo y la


permanencia de las empresas petroleras en el territorio, pues las comunidades locales que
estaban allí generaron un vínculo de dependencia con la presencia de las empresas.
Agnew y Oslender definen este proceso como una forma de ejercer la territorialidad por
medio de la aceptación popular de “las clasificaciones de espacio” (Agnew y Oslender,
2010; 123), donde la empresa genera condiciones de aceptación y legitimidad que
transforma la presencia de la empresa como un beneficio colectivo.

Este tipo de conflictos generados por la presencia de la empresa en el territorio la cual


complejiza las relaciones que se desarrollan en el territorio y su conflictividad, la cual es
multiescalar. Un ejemplo de ello es como el estado ha combinado su accionar frente al
extractivismo petrolero con políticas, acciones y discursos; igualmente las comunidades
campesinas reconocen prácticas, discursos y relaciones en diferentes escalas (Svampa &
Viale, 2014). Asimismo estos conflictos producidos por el extractivismo son
multidimensionales, socioambientales y territoriales.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 71

Fracturas petroleras en el Casanare


El aspecto laboral fue uno de los tantos que se manifestó con el desarrollo del modelo
extractivista alrededor del petróleo en Casanare. También empezaron a presenciarse
algunos efectos en lo ambiental, como las afectaciones a territorios aledaños donde se
producía la exploración y la explotación; campesinos de la zona comentaban que las casas
se hundían o que se producían grietas por el taladrar de la maquinaria.

En lo ambiental, también hubo quejas de las comunidades campesinas ante las empresas
y las autoridades ambientales sobre la deforestación y la cooptación de fuentes hídricas
para la actividad de las empresas. En 1996 la British Petroleum Company emprendió una
campaña dedicada al medio ambiente en Casanare debido a que se presentaron varias
quejas frente al uso que la compañía tenía con fuentes hídricas como filtraciones a aguas
y contaminaciones de fuentes. También se denunciaron malos manejos del agua, lo cual
generó una tensión entre el Ministerio del Medio Ambiente con la empresa imponiéndole
una restricción a la empresa sobre el uso del agua y la emisión de licencias ambientales
(noticia el tiempo). No obstante, ese mismo año a pesar de las quejas Corporinoquía le
otorgó a la British Petroleum una licencia ambiental para ocho pozos ubicados cerca de
Cusiana y Cupiagua (El tiempo, 6 de enero de 1996). Para estas licencias la empresa
debía cumplir con un plan de manejo ambiental que incluía el manejo de aguas residuales,
la construcción de tanques de almacenamiento y la reforestación de zonas donde hubiese
estado presente.

La actividad extractivista en el Casanare, especialmente en el municipio de Aguazul


empezó a gestar un conflicto socioambiental entre las comunidades, la British Petroleum y
el estado representado en el Ministerio de Ambiente y Corporinoquía. Desde 1996 se
empezó a gestar un conflicto frente al uso del agua y el cuidado del medio ambiente,
habitantes de la zona denunciaban que las empresas se ubicaban en los linderos de sus
fincas y extraían material del río Cusiana sin permiso para sus actividades (Notas de
campo, 2014).

Las personas que empezaron a denunciar las irregularidades de la empresa fueron


quienes se quedaron en sus fincas y no trabajaban para la petrolera. Una mujer que
posteriormente fue desplazada por enfrentar a las petroleras, recuerda que el ruido era
72 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

casi insoportable y se realizaba quema de gas en horas de la noche. Producto de estas


acciones irregulares por parte de la empresa, algunas juntas de acción comunal de
Aguazul, Yopal y Tauramena se organizaron para denunciar:

“La extracción petrolera amenaza las reservas hídricas y el suministro de agua a las
comunidades, así como genera alto índices de contaminación. Las zonas en las que
esta se desarrolla dejan de un lado otras actividades económicas como la agricultura,
por ejemplo, que es practicada en otras regiones del país de manera extensiva y con
efectos también negativos como el uso de agroquímicos” (Memorias del Foro
Petrolero, Yopal, 2014)

El agua se convertiría en un eje estructurante en las reivindicaciones de las comunidades


campesinas del piedemonte como lo veremos en el siguiente capítulo. Además su escases
con el incremento de la actividad petrolera provocaría que los conflictos se configuren
como sociales y ambientales, pues presentan un conflicto de intereses, vulneran el
bienestar de las comunidades y afectan la naturaleza. En ese sentido el Agua se convertiría
en uno de los ejes de los conflictos socioambientales en el territorio. Para esclarecer,
Fountaine cita a René Orellana y menciona que estos conflictos se relacionan con la
naturaleza y los recursos naturales a partir de la confrontación de actores frente a su uso
y acceso. En palabras de Fountaine (2004) no existe un conflicto ambiental sin la
dimensión social del mismo.

Esta noción de lo social se complementa con los planteamientos de Martínez Allier (2004),
quien afirma que estos conflictos son de orden distributivo debido a que se asocian con
una desigualdad que se presenta en términos de acceso, consumo y uso de los recursos
naturales. Estos conflictos también se presentan cuando los residuos productos de una
actividad, en este caso extractiva, son removidos hacia lugares de periferia, lo que genera
“las asimetrías o desigualdades sociales, espaciales, temporales en el uso que hacen los
humanos de los recursos y servicios ambientales, (…) la disminución de los recursos
naturales (incluyendo la pérdida de la biodiversidad) y las cargas de contaminación”
(Martínez Allier, 1997). En ese sentido, los conflictos son producto de la apropiación
desigual de los recursos naturales por parte de los actores que están en un territorio.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 73

Otro elemento es que estos conflictos producidos por el extractivismo petrolero fueron y
son de orden distributivo, pues la dimensión ambiental del territorio se ve afectada debido
a la contaminación de la actividad lo que afecta el bienestar de la gente que habita lugares
cercanos a donde se desarrolla la actividad. Por otro lado la degradación del bienestar de
las comunidades campesinas se hizo notar con la falta de acceso a bienes y servicios que
producía la actividad.

Además, los conflictos por el territorio se manifiestan en visiones antagónicas de cómo


habitar el mismo, de la noción de naturaleza y su relación con la sociedad. En ese sentido
los conflictos por extractivismo pueden entenderse como conflictos por la producción del
territorio donde se disputa su control, uso y acceso a los recursos. Esta disputa se
manifiesta en varios ejercicios como el de la violencia. En Casanare en 1998 los conflictos
entre pobladores y la British Petroleum se hicieron evidentes con el auge de las protestas
en contra de la empresa y el surgimiento de alianzas con grupos de seguridad privada en
el territorio. Esto en palabras de Machado Araóz (2014) puede comprenderse en procesos
de violencia que se exteriorizan a partir de las transformaciones y conflictos alrededor del
territorio y la permanencia de las comunidades en el mismo.

Los hilos del despojo: la promesa del desarrollo


En 1992 empieza el bombeo de crudo en el campo de Cusiana, años después inicia la
instalación y la producción en el campo de Cupiagua. La producción estimada de ambos
campos volcaría al Casanare a una economía petrolera, transformando su paisaje y las
actividades agropecuarias que se registraban anteriormente en la región. La actividad
petrolera en el Casanare no sólo convertiría a Aguazul en uno de los enclaves más
importantes para la extracción de petróleo, también volcaría el interés nacional a la
extracción de este recurso y su papel en el fortalecimiento de rentas económicas. Este año
marcaría el hito en la historia petrolera del Casanare.

La consolidación de un modelo extractivista propone la contribución de un modelo de


desarrollo capitalista en diferentes escalas. Para los municipios petroleros del Casanare
este modelo se concentró en la re primarización de economías y la extracción de recursos
naturales. Gudynas (2013) afirma que la actividad extractiva genera impacto en lugares
concretos y deriva un esquema de acumulación que se caracteriza por la explotación de
74 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

grandes volúmenes de recursos naturales exportados como commodities, los cuales


dependen de una economía de enclave. El fortalecimiento del modelo extractivista se basa
en la configuración de relaciones y flujos multiescalares que dependen de estas
commodities, y la disminución de otras territorialidades que no alimenten el modelo.

Para Aguazul y Tauramena el hallazgo de estos pozos petroleros significó uno de los
mayores hallazgos petroleros. A nivel nacional las exportaciones de petróleo aumentaron
generando un crecimiento en el PIB después de la mitad de la década de 1990. A nivel
regional el Casanare se posicionó durante los primeros años de la década del noventa
como el productor más importante de petróleo conjuntamente con Arauca. Para Joaquín
Vilora las variaciones del petróleo se pueden entender en dos periodos: 1990 a 1999, y
2000 a 2007. El primer periodo se caracteriza por un aumento significativo de la
participación del Producto Interno Bruto del 4,1% al 5,9%. En la siguiente gráfica se
muestra la participación por departamento del PIB, en el cual Casanare tiene un aumento
significativo durante la década de los noventa, especialmente en 1994 y posteriormente en
1998 que es cuando empieza la producción en Cupiagua. Posteriormente se evidencia un
pico para el 2000 el cual va disminuyendo para los años siguientes.

Gráfico 7. Participación departamental en el PIB de la Orinoquía 1990-2007

Fuente: Documentos de trabajo sobre economía regional – Geografía económica de la Orinoquía, Joaquín Vilora de la Hoz (2009)
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 75

Así mismo en las siguientes gráficas realizadas por el mismo autor se evidencia el
movimiento del PIB durante los mismos años en diferentes sectores: agropecuario, minero
(que incluye petróleo), industrial y construcción. Estas gráficas muestran el decrecimiento
significativo de la actividad agropecuaria en el Casanare durante 1999 al 2006, mientras
que la actividad minera tiene un pico al igual que el sector de construcción en la década
del noventa, lo cual nos puede dar una relación entre la llegada de migrantes y la necesidad
del crecimiento de las áreas urbanas de los municipios petroleros. Además el petróleo en
el Casanare se constituyó como una fuente de rentas económicas para el estado, las
empresas y los poderes locales que allí estaban.

Gráfico 8. Participación PIB diferentes sectores (agropecuario, minero22, industrial y


contrucción) en los departamentos de Arauca, Casanare y Meta, 1990-2007

Fuente: Documentos de trabajo sobre economía regional – Geografía económica de la Orinoquía, Joaquín Vilora de la Hoz (2009)

22
En este sector se incluyó la actividad petrolera en cada departamento.
76 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

El autor señala que a partir de esta fuerte dependencia del sector petrolero, la economía
de la Orinoquia y del Casanare con su participación en el PIB dependía aproximadamente
en el 80% de esta actividad, lo cual desplazaría otras actividades económicas23. Para la
comprensión del boom petrolero es importante comprender el carácter multi-escalar del
extractivismo, pues una actividad localizada tiene todo un engranaje nacional e
internacional donde confluyen actores, políticas, discursos y prácticas. Además la
producción de rentas y sus efectos si bien es localizada, tiene un impacto a nivel mundial
en la dinámica petrolera por tal razón debido a este auge, Colombia se posiciona como un
país exportador de petróleo a nivel nacional. Entre enero y abril de 2015 se reportó
aproximadamente la producción de 182.051 barriles diarios, según cifras de la Agencia
Nacional de Hidrocarburos.

La demanda mundial del petróleo más la apertura del mercado de los noventa en Colombia
permitió que el Casanare, especialmente los municipios de Aguazul y Tauramena se
convirtieran en focos de interés a nivel mundial. Jorge Garay en su investigación
Descentralización, bonanza petrolera y estabilización (1994) afirma que la política petrolera
fue una causa y consecuencia de la crisis de la deuda y visibiliza una dependencia hacia
los recursos naturales a nivel mundial, en este caso los hidrocarburos. Por esta razón el
estado colombiano genera una fuerte dependencia y confianza en inversiones extranjeras
por lo cual la “apertura económica de los noventa” y la flexibilización de las condiciones
reglamentarias, configuran un escenario para atraer empresas transnacionales para
estimular la exploración y la extracción de recursos naturales.

El auge petrolero del Casanare generaría una dependencia de cada uno de los actores del
territorio hacia la actividad petrolera. La presencia de la empresa brindaría una noción de
progreso a lugares como Aguazul: las personas recuerdan que fue durante estos años
donde empezaron a construirse vías y cableado eléctrico, entre otros. Durante estos años

23
Las personas recuerdan que actividades relacionadas con los cultivos de pan coger empezaron
a disminuir considerablemente y los alimentos empezaron a llegar de otros lados, especialmente
del Meta y Boyacá (mujer adulta, Notas de campo, 2012).
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 77

se daría lugar a la construcción a la marginal de la selva, la vía que conecta la Orinoquia


con la Amazonía.

Es de esta manera como la actividad petrolera se configura no sólo como un símbolo de


aquel progreso en Aguazul, sino en un factor de dependencia para las comunidades, el
estado y las empresas. Para Myrna Santiago el petróleo se configura como uno de lo
motores de la modernidad, “la dependencia de la sociedad moderna del petróleo, junto con
el auge de la industria electrónica de alta tecnología y el crecimiento del capitalismo de
consumo – en el mundo y en América Latina- dispararon la oferta de productos extractivos”.
La noción capitalista sobre el petróleo configura una noción de colonización de la
naturaleza, el petróleo pues se convierte en un bien transable e indispensable para el
funcionamiento de la sociedad capitalista. Es importante tener en cuenta que el petróleo
funciona en varias escalas y así como en Aguazul se convirtió en un símbolo de progreso
así sucedió a nivel nacional, mientras que a nivel internacional la búsqueda por el petróleo
ha configurado nuevas fronteras de control y búsqueda extractivista.

La búsqueda por reservas de hidrocarburos a nivel mundial ha generado la expansión


espacial del capitalismo (Harvey, 2003), en este proceso las fronteras físicas han
desaparecido para contribuir a la acumulación de capital en diferentes escalas. La
extracción de petróleo se ha configurado a nivel mundial como una actividad económica
que tiene un intercambio, valor y eso a nivel internacional pues el sistema que regula la
actividad petrolera consiste en una lógica de oligopolio donde los actores se reparten zonas
de producción y acuerdan fijar precios para su comercialización, en ese escenario la
Organización de Países Exportadores de Petróleo24 –OPEP- es la organización que
controla aproximadamente el 40% de la producción de petróleo a nivel mundial. Las
relaciones que se generan a partir de la extracción petrolera no sólo son de carácter
económico, también son políticas pues se establece un equilibrio de poderes de quienes

24
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fue fundada el 14 de septiembre
de 1960 resultado de unos acuerdos previos establecidos en el primer Congreso Petrolero Árabe
realizado en El Cairo (Egipto), a iniciativa del Gobierno de Venezuela presidido por Rómulo
Betancourt, por el entonces ministro de Minas e Hidrocarburos venezolano Juan Pablo Pérez
Alfonzo y por el ministro de Petróleo y Recursos Minerales de Arabia Saudita, Abdullah al-Tariki.
78 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

participan en esta actividad, lo que genera que se desarrolle una integración basada en
una actividad extractiva en varias escalas y con demandas mundiales.

No obstante la expansión del capital y la búsqueda de territorio de extracción genera


procesos de despojo en varias escalas, ya mencionamos los procesos locales de despojo,
en otra escala este proceso de despojo se desarrollará para la expansión y acumulación
de capital. En ese sentido, el modelo extractivista busca ejercer control sobre lugares de
producción, para ello ejecuta las formas que Marx en la Acumulación originaria mencionó
como procesos de acumulación acompañados de múltiples formas de violencia, lo que
Harvey (2003) llamaría acumulación por desposesión25. Para el Casanare estas formas de
violencia se verán expresada en la reubicación de familias o el desplazamiento forzado de
las mismas, también en las alianzas con policía, otros grupos y políticos como veremos
más adelante. Además estos procesos de desterritorialización ejercidos por la empresa
usualmente son violentos en muchas formas.

Otras formas de despojo y acumulación se desarrollaron por medio de los derechos de


propiedad y concesiones del territorio que obtuvo la empresa después de la segunda mitad
de la década de 1990. Este proceso responde a las necesidades que el capital tiene de
expandirse, instaurarse en lugares estratégicos y responder a las crisis económicas con
manifestaciones complejas. El modelo extractivista se sustenta sobre concepción
colonialista de un tipo de naturaleza que valida la dominación de la misma bajo una
concepción de inferioridad; así, la expansión de fronteras en la búsqueda de petróleo y sus
reservas, es entonces un es una forma por la cual modelo cumple con la demanda
energética mundial como lo menciona Svampa (2011).

No obstante, Sabatini y Sepúlveda (1996) se refieren a esta fase de acumulación como un


periodo que representa el aumento de las presiones sobre los recursos naturales, lo que

25
Para el autor el proceso de acumulación por disposición es un método del capitalismo para
enfrentar crisis de sobreacumulación, cuando excedentes de capital (o fuerza de trabajo)
permanecen ociosos sin rentas. En ese sentido, el capital “sobreacumulado” se invierte en activos
(como una tierra vacía o fuentes de materias primas) que si no están disponibles, se producen de
algún modo, se generan activos a un precio muy bajo para tomar estas fuentes o rentas.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 79

genera y contribuye a la degradación, escasez y limitaciones por parte de las comunidades


a ellos. El petróleo pasó a ser administrado por las empresas y el estado, las rentas que la
actividad producía no estaban al alcance de las comunidades, ni reflejado en una mejoría
de sus condiciones socioeconómicas, ni ambientales. Uno de los temas más
representativos de esta fase de acumulación y posteriormente, de conflicto, fueron las
regalías. El Casanare y especialmente los municipios petroleros recibieron miles de
millones en regalías las cuales no se veían reflejadas en las condiciones socioeconómicas
de su población.

A partir de la actividad extractivista se impone el concepto de desarrollo como construido


sobre la base de un crecimiento económico y el deterioro ambiental, de la mano con la
expansión de la acumulación capitalista y sus específicas configuraciones espaciales y
territoriales (Biersack, 2011: citado en Duarte, 2016). El discurso del desarrollo justificó la
ocupación de territorios y el desplazamiento de varias comunidades campesinas de sus
lugares, este discurso fue validado principalmente por el estado quien otorgó a la actividad
la noción de utilidad pública lo que permitiría la presencia de las empresas petroleras y su
actividad en cualquier parte que ellas consideraran como estratégica. Fountaine afirma que
“cualquier bloque petrolífero es el escenario de una confrontación entre quienes defienden
el medio ambiente, por un lado y quienes defienden el desarrollo por otro” (Fountaine,
2004, 26), lo cual indica que esta superposición o confrontación de territorialidades no sólo
provoca una disputa por el control de los recursos sino por las nociones sobre la naturaleza
que se encuentran. De esta forma es como se desarrolla el modelo extractivo neoliberal.

Como se mencionó anteriormente desde principios de Siglo XX se establecieron una serie


de legislaciones y políticas que permitieron el asentamiento de empresas transnacionales
en busca de petróleo e incentivar su actividad. Una de las legislaciones más contundentes
para la consolidación y el ejercicio de poder de las petroleras con las comunidades es lo
que se consolidó como las Servidumbres petroleras, que legitima una lógica de poder del
estado y la empresa sobre las comunidades, pues brinda poder sobre el subsuelo. En este
decreto se plantea frente a la ocupación de terrenos:

La industria de los hidrocarburos está declarada de utilidad pública en sus ramos de


exploración, producción, transporte, refinación y distribución. Los predios deberán
80 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

soportar todas las servidumbres legales que sean necesarias para realizar las
actividades de exploración, producción y transporte de los hidrocarburos, salvo las
excepciones establecidas por la ley. Se entenderá que la servidumbre de ocupación
de terrenos comprenderá el derecho a construir la infraestructura necesaria en
campo e instalar todas las obras y servicios propios para beneficio del recurso de los
hidrocarburos y del ejercicio de las demás servidumbres que se requieran. (Artículo
1, Ley 1274 de 2009).

Igualmente el decreto 1056 de 1953 establece que el petróleo o “las mezclas de naturales
de hidrocarburos que se encuentran en la tierra, cualquiera sea el estado físico de aquellas,
y que componen el petróleo crudo, lo acompañan o se derivan de él” (Artículo 1), son
propiedad de la nación y es de utilidad pública en todas su fases de producción,
procesamiento y distribución, al igual que el subsuelo. Lo anterior brinda un elemento
característico de las actividades extractivas: el territorio no sólo se plantea desde la
horizontalidad sino desde la verticalidad. Elden plantea que es necesario considerar que
el territorio contiene una dimensión que funciona verticalmente mediante políticas y
técnicas de control del subsuelo, la cual para el caso petrolera es fundamental para
comprender las lógicas de poder y los alcances que tiene cada uno de los actores
involucrados en esta actividad. El autor afirma que “la verticalidad es significativa en la
medida que le agrega peso y profundidad al plano horizontal, lo que magnifica la posibilidad
de una locación relativa, lo que significa mayor control” (Bridge, 2013). En ese sentido
Elden obliga a pensar la problemática del extractivimo en un sentido vertical, considerando
el subsuelo en una lógica donde “la verticalidad introduce un problema de acceso donde
el subsuelo implica el derecho al subsuelo estatal” (Bridge, 2013)

La profundización del modelo extractivista puso sobre la mesa de las comunidades


campesinas de Aguazul, la empresa y el estado el debate sobre el subsuelo, la figura de
Servidumbres petroleras (y actualmente el decreto 1274 de 2009) le otorga un número de
beneficios sobre la administración del subsuelo al estado y a las empresas petroleras,
debido a que brinda a la actividad extractiva petrolera el estatus de utilidad pública e
impone territorialidades sobre el subsuelo: la del estado y las empresas, lo cual arrebata
agencia a las comunidades campesinas sobre esta dinámica.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 81

El subsuelo pasa a ser un elemento ineludible a la hora de comprender el conflicto


socioterritorial que se gesta entre la empresa y la comunidad por la permanencia en el
territorio, los conflictos ecológicos y distributivos que genera la actividad petrolera. Para
Agnew y Oslender (2010) la imposición del modelo extractivista petrolero consolida una
“soberanía excepcional” por parte de las empresas y el estado frente al territorio, por un
lado el estado figura como dueño y soberano de su territorio y la población que allí habita.
Para el caso de Aguazul esta “soberanía excepcional” del estado solo reconoce la
territorialidad de las empresas, el no reconocimiento de una territorialidad campesina
despoja de derechos sobre el acceso y uso de los recursos a las comunidades que estaban
asentadas allí anteriormente. Las Servidumbres Petroleras no reconocen el campesinado
como un sujeto de derechos, razón por la cual “Se entenderá que la servidumbre de
ocupación de terrenos comprenderá el derecho a construir la infraestructura necesaria en
campo e instalar todas las obras y servicios propios para beneficio del recurso de los
hidrocarburos y del ejercicio de las demás servidumbres que se requieran.” (Artículo 1)

Lo que permite el “reasentamiento”, desplazamiento o despojo de las familias campesinas


que habitan en zonas de interés estratégico, la ley no otorga beneficios y limita las acciones
de las comunidades campesinas frente al accionar de la empresa pues estas están
obligadas a negociar. En el piedemonte Aguazuleño familias han denunciado que las
empresas obligan a firmar papeles o no siguen los pasos que la ley les exige para el
reasentamiento, habitantes han denunciado que se les obliga a dar consentimiento sin
saber leer o escribir (notas de Campo, 2014). Como se había mencionado anteriormente,
estos procesos se justifican bajo la expansión y el control territorial de la empresa, con el
no reconocimiento de las comunidades campesinas del piedemonte aguazuleño
(Bebbington, 2007).

La permisividad de las legislaciones de la actividad petrolera permiten que la empresa


tenga una territorialidad mayormente reconocida a la campesina frente al estado, actor que
administra la actividad petrolera en el país. La presencia de las empresas y la
consolidación de su actividad promovió una serie de relaciones con las comunidades como
se mencionó anteriormente. En palabras de Harvey (2007) estas empresas generan
apropiaciones particulares frente al territorio fundamentadas en la acumulación de capital
por desplazamiento, junto con la imposición de un modelo territorial o la expropiación la
82 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

tierra, como sucede con los beneficios que las Servidumbres Petroleras brindan a las
empresas, como un proceso de desterritorialización que se da por la vía legal. Además
con la llegada de las petroleras se establecieron nuevas relaciones dentro del territorio, de
la comunidad con la empresa. Esta relación podía establecerse por medio de lo laboral, no
obstante la British Petroleum empezó a desarrollar una política del buen vecino para dirimir
algunos conflictos con la comunidad ante su presencia.

Si bien el proceso extractivo tuvo su auge en los noventa y parte de la década del 2000,
acompañado por una serie de procesos y dispositivos que fortalecieron el ejercicio
territorial de la empresa, debido a estas dinámicas multi-escalares el petróleo empieza a
tener una caída en el 2008 a nivel mundial (prensa). Como se observa en la gráfica 5 y 6
el proceso de producción petrolera empieza a tener un decrecimiento a finales de la década
del 2000, el cual tuvo sus repercusiones a nivel local. Una de ellas fue el despido de varios
trabajadores de las empresas petroleras, que en su mayoría eran obreros que
antiguamente eran campesinos de la zona (nota). De esta forma las personas del
piedemonte aguazuleño no encontraron más oportunidades de empleo en la empresa, así
mismo la noción de abundancia que la empresa brindaba empezó a desvanecer.

Muchas de estas personas intentaron retomar las actividades productivas que se


realizaban anteriormente, sin embargo todo era muy distinto: “la tierra se secó”, “todo se
lo llevó el petróleo”, “esos jóvenes no saben coger una guadaña” (Notas de campo, 2014),
fueron algunas expresiones con las que algunas personas hacían referencia a la escases
que dejó la actividad petrolera luego de su auge. Esto sumado a los procesos de despojo
que la empresa provocó durante su auge, se sumaron a una serie de reivindicaciones de
los movimientos comunitarios que resurgirían después del 2010.

El Petróleo se viste de sangre


La violencia y su escalamiento funcionó como un dispositivo para que la empresa petrolera,
en este caso la British Petroleum Company se posicionara en el piedemonte aguazuleño.
Como se mencionó anteriormente, la presencia de empresas transnacionales y el auge
petrolero en Aguazul provocaría el escalamiento del conflicto y la militarización en la región,
ya se había mencionado que en el Casanare existía la presencia del Ejército de Liberación
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 83

Nacional con el Frente José David Suárez perteneciente al Frente de Guerra Oriental,
especialmente en los municipios que hacen parte del piedemonte: Aguazul, Tauramena,
Yopal, Hato Corozal, Paz de Ariporo y Sácama. Por parte de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia –FARC- ha contado con la presencia del Frente 56
perteneciente al Bloque Oriental en los municipios de Chámeza, Tauramena, Maní y
Recetor.

Según el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH de la


vicepresidencia de Colombia, la presencia de actores armados en el Casanare “esta
relacionada con la economía del petróleo, la situación del oleoducto y su geografía” (Junio
2002; 1), también la presencia de las guerrillas liberales de mitad de Siglo XX es un
antecedente para la existencia de grupos armados. La presencia del ELN viene de un
despliegue desde Arauca donde tenían una fuerte presencia a partir de 1980 por el auge
petrolero de Caño Limón, por otro lado la presencia de las FARC emerge de un proceso
de expansión de sus frentes en 1990 a partir del ataque a Casaverde.

Con el auge del petróleo y la llegada de las empresas, el conflicto armado en la región
toma otra perspectiva debido a la presencia de grupos insurgentes, las petroleras vienen
acompañadas con ejército para proteger los pozos y su infraestructura. Desde entonces
empieza a fortalecerse una confrontación territorial que se expresa en el plano militar, la
cual no sólo comprende a los pozos y las zonas de extracción, sino todo el andamiaje que
permite la extracción de petróleo en el piedemonte. La consolidación del modelo extractivo
no hubiese sido posible sin un proceso de militarización del territorio (entendido desde el
papel de todos los actores armados que confluyen allí). Pierce menciona que lo que sucede
con la llegada de las petroleras y el escalamiento del conflicto es un “proceso de
militarización multipolar en Casanare y su relación con las reclamaciones territoriales, la
búsqueda de rentas y la acumulación de riqueza” (Pierce, 2004; 22).

Por su parte los grupos paramilitares surgieron de grupos campesinos de autodefensa,


quienes con ayuda de terratenientes se fortalecieron para “protegerse” de la guerrilla. La
creación de la legislación por parte del gobierno que permitía la creación de grupos de
seguridad privada como las Convivir en 1994, facilitó el proceso de fortalecimiento de estos
grupos. En su momento la British Petroleum estaba al tanto de los riesgos de extracción
84 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

de petróleo en el Casanare, con su presencia el ELN los declaró objetivo militar (Pierce,
2004; 23), la presencia de grupos paramilitares no era tan fuerte a principios de la década
de 1990 pues algunos sólo cobraban vacunas a algunos contratistas de la empresa.

Durante los primeros años de actividad de Cupiagua (Aguazul) el ELN hizo varios ataques
al pozo petrolero (El Tiempo, 8 de octubre de 1996), en su momento la XVI Brigada del
Ejército custodiaba las zonas aledañas a los pozos. Sin embargo, el ELN continuaba los
ataques y hostigamientos hacia la BP y su infraestructura. Según archivos de prensa para
1996 los hostigamientos realizados por parte del ELN hacia la empresa, su infraestructura
y contratistas había aumentado considerablemente. En junio de 1997 la BP suspendió
actividades de extracción debido a que el ELN declaró “objetivo militar” al personal de las
instalaciones de Cupiagua y su infraestructura (Inter Press Service, 2 de junio 1997), pues
afirmaban que la extracción atentaba contra la soberanía nacional.

A partir de estas acciones la BP empieza a hacer alianzas con la brigada del Ejército con
presencia en la zona la cual consistía en prestar servicios de vigilancia permanente,
además, realizar inteligencia a quienes protestaban en contra de la presencia de la
petrolera en la región. Para Julio de 1997 se presentaron denuncias del Parlamento
Europeo acusando a la BP de participar en graves violaciones a los derechos humanos en
el Casanare (El Tiempo, 3 de julio de 1997), donde señalaba la participación del Ejército
en graves afectaciones sociales y ambientales en los lugares donde hacía presencia.

Para ese entonces, las denuncias implicaban a la BP en el entrenamiento de grupos de


justicia privada –paramilitares- con complicidad de la Policía Nacional. La denuncia que
empezó a mediados de 1997 a través de un programa de periodismo de investigación
llamado “World in Action” afirmaba que “la BP firmó un contrato con Defense Systems
Limited para asegurar la formación paramilitar de la unidad de policía encargada de la
protección de las instalaciones de BP en el Casanare, específicamente en la protección
del personal y la infraestructura de los campos de Cusiana y Cupiagua” (El Tiempo, 2 de
Julio de 1997).

Igualmente, Amnistía Internacional puso la misma denuncia contra la empresa. Por su


parte las comunidades recuerdan que sí había hombres vestidos con “botas Brahma y
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 85

ponchos” (Mujer adulta, notas de Campo, 2014) en los alrededores de los pozos
hostigando las personas, quienes también realizaban rondas durante las horas de la noche
y la madrugada. Así, el rumor de la articulación de ejércitos privados para defender la
infraestructura y el personal de la empresa petrolera British Petroleum. Estas denuncias
por parte de la comunidad fueron aumentando generando que lo lugares cerca de los
pozos petroleros se configuraran en lugares de horror.

El paramilitarismo en el Casanare tiene su origen en las familias terratenientes de la parte


plana del departamento, quienes tradicionalmente han controlado la tierra y los bienes de
este lugar, estas familias tienen fuertes vínculos con familias poderosas de Boyacá (Pierce,
2004; 26), lazo que es particular con los grupos paramilitares en el Casanare para la
protección del latifundio. Según la autora durante 1980 el Departamento Administrativo de
Seguridad –DAS- órgano de inteligencia colombiano había creado en Casanare escuelas
de entrenamiento especializadas en prevenir el abigeato, ella afirma que estos fueron los
inicios de los ejércitos privados y de inteligencia en el departamento.

Complementando, Verdad Abierta (2009) y (CINEP/PPP, 2011) este contexto petrolero se


presentó para que en el Casanare se crearan varios grupos paramilitares, como las
Autodefensas Unidas de Colombia: Norte y Centro del Casanare 26, las Autodefensas
Campesinas del Sur de Casanare quienes operaban en Villanueva, Monterrey y
Tauramena27. La creación de estos grupos se justificó antes la presencia de las FARC y
ELN con sus respectivos ataques, los primeros con acciones como “paros armados” (El
Tiempo, 5 de abril de 2002) y los segundos por sus acciones contra la industria petrolera.
A partir de esta situación se genera un escalamiento del conflicto a finales de la década de
1990, lo que generó un aumento en homicidios y desapariciones en el departamento.

26
Grupo apoyado por Carlos Castaño, máximo líder paramilitar de las Autodefensas de Córdoba y
Urabá.
27
Estos grupos fueron fundados por el esmeraldero boyacense Víctor Carranza, que menciona que
tenía vínculos con los terratenientes tradicionales de la región quienes trabajaban en las minas de
esmeraldas y laboratorios de coca en el Guaviare y Vichada.
86 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Gráfico 9. Homicidios estimados y observados por año en el Casanare (1998-2007)

Fuente: Benetech Human Rights Program. Los que faltan por contar: Una estimación de la violencia letal en Casanare, Colombia. Febrero

de 2010.

Gráfico 10. Desapariciones estimadas y observadas por año en el Casanare (1998-


2007)

Fuente: Benetech Human Rights Program. Los que faltan por contar: Una estimación de la violencia letal en Casanare, Colombia. Febrero

de 2010.
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 87

Gráfico 11. Desapariciones estimadas y observadas por año en Aguazul y Yopal (1998-
2007)

Fuente: Benetech Human Rights Program. Los que faltan por contar: Una estimación de la violencia letal en Casanare, Colombia. Febrero

de 2010.

A partir de las anteriores gráficas el escalamiento del conflicto empieza en el año 2000,
para Aguazul y Yopal el aumento de homicidios desde el 2000 es considerable y se
mantiene hasta el 2005, periodo que concuerda con el accionar de los grupos paramilitares
y el auge de la actividad petrolera. Varias personas sufrieron procesos de despojo por parte
de la BP, pues muchos de los desplazamientos se provocaron en área de interés del
proyecto extractivo:

“Como nosotros hubieron otras personas que salieron de la región por culpa de las
amenazas de los paracos. Nosotros tuvimos que desplazarnos a Bogotá y dejar la
finca en Aguazul, nosotros hacíamos parte de la ANUC departamental de ese
entonces. Es que los paracos estaban en todos lados, desde las alcaldías hasta en
las empresas. Allá donde estábamos era Martín Llanos que era el que pedía vacuna
y uno no podía hablar, ni decir nada, ni de riesgos” (Mujer adulta, Bogotá, 2014).
88 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Para CINEP (2011) con el fortalecimiento de estos grupos la persecución a personas que
se oponían a la presencia de las empresas aumentó, las alianzas que existían entre la
empresa y los grupos paramilitares permitieron la persecución, amenazas y
desplazamientos de personas que se oponían al modelo de desarrollo extractivista.
Aproximadamente para este periodo se cuenta con 1.029 personas desaparecidas en el
departamento según el Centro de Investigación y Educación Popular –CINEP- (CINEP/PPP,
2011). La violencia y la vigilancia son formas en que la empresa fragmenta éticas locales
e impone formas de cómo habitar el territorio. Para las personas del Casanare que se
desplazaron a Bogotá, recuerdan que aquella fue de las épocas más violentas que se vivió
en el territorio (Mujer adulta, Conversación, Bogotá).

En ese sentido la búsqueda por los recursos naturales cumple un rol en el escalamiento
del conflicto armado, pues el petróleo se configura como una renta para los mismos actores
armados y la empresa. También los grupos paramilitares vigilaban y protegían la
infraestructura petrolera como por ejemplo la protección del oleoducto OCENSA, esta
presencia les facilitaría llevar a cabo una estrategia de estigmatización y señalamiento
hacia las comunidades campesinas por ser presuntamente colaboradoras de la guerrilla
como lo señaló el ex comandante paramilitar Mejía Muñera en su versión libre (Verdad
Abierta, 2012). Las alianzas entre estos grupos, la empresa y los políticos locales 28 generó
una agudización en la tensión que se presentaba con la comunidad. Durante este proceso
la BP logró consolidar aliados para el desarrollo de la actividad extractiva en lo político,
económico y territorial. Lo anterior se ve expresado en las rentas que la BP brindaba a los
grupos paramilitares para mantener su vigilancia, por ejemplo, Martín Llanos quien definía

28
Un caso concreto: en versión libre ante la Fiscalía, en el marco de la Ley de Justicia y Paz, alias
“El Diablo”, miembro de las Autodefensas Campesinas del Casanare, este afirma que la British
Petroleum aportaba 200 millones de pesos anuales a los paramilitares, además que hubo políticos
que pidieron su apoyo para subir a puestos públicos, como sucedió con Raúl Cabrera, alcalde de
Villanueva, en el 2003, quien hacía parte del Pacto del Casanare (Verdad Abierta, 2009), lista de
seis alcaldes del departamento que tuvieron nexos con grupos paramilitares28 (Verdad Abierta,
2012).
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 89

las obras a ejecutar y de las cuales recibía un 10% por adelantado 29 (Nota el Espectador,
2008).

El conflicto armado en la región y su escalamiento está fuertemente relacionado con el


desarrollo extractivista, la confrontación armada y la imposición de territorialidades a partir
de la violencia fue un determinando para la consolidación del modelo y la disminución de
protestas u otras territorialidades que exigían su reconocimiento. No obstante, estos
conflictos socioterritoriales desarrollan escenarios de resistencia como las movilizaciones
que fueron encabezadas por comunidades campesinas y organizaciones 30 como la
Asociación Departamental de Usuarios Campesinos (ADUC), quienes exigían soluciones
a las necesidades del campesinado y al deterioro ambiental que estaba provocando la
extracción de petróleo en el piedemonte aguazuleño. El informe de 1998 realizado por la
Defensoría del Pueblo sobre la explotación petrolera en el Casanare y Problemas
Ambientales 31 en el departamento menciona que las quejas de las comunidades
campesinas son sobre la sísmica y “la dinamita que se coloca alrededor de los ríos,
barrancos y manantiales, secando, en muchos casos, la fuente de agua, fracturando la
tierra, talando los bosques y afectando a la fauna”, después de las protestas contra la BP
varias personas fueron amenazadas 32.

Estas movilizaciones empezaron a ser señaladas de ser infiltradas por la guerrilla, razón
por la cual varias personas fueron amenazadas, asesinadas o confinadas por grupos
paramilitares, como sucedió en 1995 con la muerte de Carlos Arriguí, líder de la Asociación
Departamental de Usuarios Campesinos – ADUC- y opositor de la extracción petrolera en

29
Otro caso es el de Raúl Cabrera. En el marco de las versiones libres adelantadas por Justicia y
Paz, alias El diablo, miembro de las Autodefensas Unidasde Casanare, afirmó que la British
Petroleum Company aportaba alrededor de doscientos millones de pesos anuales a este grupo
paramilitar.
30
Algunas de estas organizaciones fueron ASOCCOCHARTE -Asociación de las Juntas de la Unión
Charte-, ACDAINSO –Asociación Comunitaria para el Desarrollo Agroindustrial de El Morro- y
ASOVEC –Asociación de Juntas Veredales de Cunamá-. El papel de estas organizaciones se
abordará en el siguiente capítulo.
31
Defensoría del Pueblo, (1998) Informe sobre la explotación petrolera en el Casanare y Problemas
Ambientales Casanare, febrero.
32
Ver ‘El Diablo’ de ‘Martin Llanos’ en Cundinamarca, articulo del 19 de Junio de 2012. Ver artículo
completo en: http://www.verdadabierta.com/justicia-y-paz/versiones/525-autodefensas-
campesinas-de-casanare/4063-el-diablo-de-martin-llanos-en-cundinamarca
90 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

el piedemonte33. La implementación del miedo a partir de la violencia configura escenarios


de poder y lugares de terror, lo que generó una disminución en las protestas frente a la
empresa y un no tránsito por lugares donde esta permanecía. Estas estrategias
contribuyeron no sólo a la desarticulación de iniciativas colectivas34, sino a la
desarticulación de la territorialidad campesina en sí.

Este escenario de violencia contribuyó a la consolidación de territorios petroleros debido a


que se acentuaron relaciones territoriales y configuraron paisajes alrededor del
extractivismo petrolera que fortalecieron “relaciones de poder, por definición desiguales,
desempeñan un papel en determinar como se transforma la naturaleza: quién explota los
recursos, en virtud de qué regímenes y con qué resultados para las estructuras sociales y
paisajes físicos” (Budds, 2010). Por parte de los campesinas, no sólo sus iniciativas de
vieron desarticuladas, también su relación con la naturaleza, mientras que las rentas se
concentraban en la empresa.

Territorialidades de tierra y petróleo

El campesino casanareño siempre se reconoció por su hospitalidad, el amor con el


que trataba la tierra y a su ganado, incluso en sus últimas horas. Todo eso se fue
“yendo” con el petróleo. El petróleo no sólo transformó el paisaje, sino nuestras
personalidades. La personas del piedemonte llanero era una persona de bosque y
niebla, de sabana y río; ahora es una persona de crudo en sus manos.
Fragmento diario de Campo, 2014.

33
Carlos Arriguí fue un líder campesino de la ADUC en el Casanare que se opuso al desarrollo
extractivista y la presencia de empresas petroleras en el departamento. Su asesinato se llevó a
cabo en Abril de 1995 después de una protesta cívica en El Morro (Yopal) contra la British
Petroleum.
34
A partir de esta violencia las propuestas de desarrollo del campesinado se debilitaron, al igual
que la capacidad organizativa y el tejido social comunitario. Algunas organización que
desaparecieron fueron de la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos del Casanare
(ADUC), la Asociación Comunitaria para el desarrollo Agroindustrial y social del Morro y la
Asociación de Veredas de Cunamá (ASOVEC) (Pueblos, 2007)
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 91

Antes de la llegada del petróleo el campesino del Casanare se reconocía por ser una
persona humilde. La relación que tenía el campesino aguazuleño con lo agrícola era
estrecha, se cultivaba yuca, maíz y otros productos para sostener las familias; tradición
también del campesino de los andes. Si se pudiera afirmar en qué consiste la territorialidad
campesinas luego del auge petrolero en Aguazul se podría decir es fragmentada, débil y
despojada. La empresa por medio de la violencia y el trabajó logró disponer del
campesinado: de su fuerza de trabajo, de sus relaciones socioterritoriales e identidad. Una
de las mayores formaciones de este proceso extractivo es un poblador rural sin relación
con su territorio, por ejemplo como sucedió con los jóvenes:

Eso llegó el SENA y pues lo que ofrecían eran carreras técnicas de manejar
máquinas o certificarse en temas petroleros, para nosotros los jóvenes fue una
opción de trabajo de mantenernos, pero ninguna de ellas era trabajar en la tierra,
estar en la finca. Todo era por el petróleo. Incluso hoy hay muchos jóvenes que por
ahí cuidan ganado pero no saben nada de lo que es el sembrar y trabajar en jornales,
tienen su moto, sus cosas y ya.(Joven, vereda Plan Brisas, Notas de campo, 2012).

Los procesos de desarticulación comunitaria y campesina que se desarrollaron cerca de


los lugares de extracción petrolera, se caracterizaban por que las personas estaban a
disposición de la demanda de la empresa y la regulación de actividades sociales que
coincidan por el proyecto extractivista. Este procesos de desterritorialización e identidad
frente al trabajo en los pozos es uno de los ejercicios de control sobre el espacio que
desarrolló la empresa, además el despojo que produjo frente a las prácticas cotidianas del
campesinado del piedemonte.

Esto se acentuó con la caída de los precios después del 2008, la cual como se había
mencionado anteriormente produjo una serie de despidos masivos en el departamento,
reflejándose en la desarticulación y la pérdida de prácticas del campesinado frente a lo
agropecuario. Las comunidades campesinas ante esta caída encontraron el despojo como
uno de los resultados de la presencia de la BP, “nos quedamos sin nada” las personas
recuerdan. El despojo para estas comunidades no sólo se entiende frente a la propiedad
o el desplazamiento, sino a pérdida de prácticas tradicionales que los configuraban como
comunidad campesina, un rasgo importante es que las comunidades cambiaron pues
92 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

muchos vecinos se desplazaron frente al conflicto que se vivió en la región (notas de


campo, 2014). Frente a esto la BP empezó a perder legitimidad en las comunidades y
empezó a desplegar otra serie de dispositivos para resarcir los daños sociales y
ambientales ocasionados durante los años de extracción.

Otro resultado de la fuerte presencia de la empresa en el territorio es que esta reem plazó
a estado en el diálogo con las comunidades, si bien la presencia de la empresa en su
mayoría fue nociva para varias comunidades campesinas, muchas de ellas aceptan la
construcción de vías o alguna infraestructura, acción que para las comunidades le compete
al estado.

Otro ejemplo de las desigualdades que provocó la actividad petrolera fue la escases de
agua, ya anteriormente se había mencionado la importancia del agua para las
comunidades campesinas, para sus prácticas y subsistencia. Las sequías que se
desarrollaron a partir del auge petrolero promovieron la configuración de nuevas
reivindicaciones colectivas alrededor del ambiente. Además, a partir de la crisis del
petróleo la empresa debilitó uno de los vínculos que promovía su legitimidad en las
comunidades: el trabajo. Lo anterior genera en las comunidades el retorno a las pequeñas
charlas entre vecinos, ya no alrededor de la llegada de la petrolera sino su salida, la
necesidad de reconstruir el vínculo con la naturaleza y la necesidad de exigir a la empresa
medidas para resarcir los daños socioambientales provocados durante los últimos veinte
años.

Las múltiples transformaciones generadas sobre el territorio y las formas de trabajo de la


población en el Casanare a causa de la explotación de petróleo significaron el avance de
formas de resistencia por parte de las comunidades afectadas por estos cambios. Como
se verá en el siguiente capítulo, frenar el detrimento causado por la excavación de pozos
y la sustracción de hidrocarburos frente a la producción de otros recursos constituyó una
de las banderas más importantes de las manifestaciones comunitarias frente al modelo
extractivista instaurado.

La organización y la fuerza que tuvieron las formas de resistencia variaron lo largo de la


década del 90 y el 2000. Las respuestas frente al rápido aumento de los impactos
Capítulo I: Historia del Casanare, configuración territorial y petrolera 93

negativos de la explotación del petróleo incluyeron desde pequeñas peticiones planteadas


por juntas veredales, hasta propuestas de mayor alance lideradas por organizaciones
campesinas, ambientales y obreras que buscaban redefinir el modelo de explotación y
readaptarlo en función de las necesidades del campesinado y el medio ambiente.

Se presentaba un panorama luego de fortalecimiento y la consolidación del escenario


petrolero en el Casanare: no sólo se había transformado la vocación alrededor de la
economía campesina, sino que los territorios petroleros fueron una nueva configuración
para finales de 1998. El posicionamiento de un modelo extractivo alrededor del petróleo
cambió las relaciones sociales en las comunidades del piedemonte casanareño. A partir
de lo descrito en el capítulo anterior se puede afirmar que el petróleo ayudó al
debilitamiento de las relaciones comunitarias.

Además los territorialidades alrededor del petróleo cambiaron su relación de manera


tajante con la naturaleza. En ese sentido la noción de la misma pasó a ser un recurso
natural que puede ser apropiado y explotado a través de su extracción y transformación.
La emergencia de un movimiento socioterritorial, que se abordará en el capítulo a
continuación hará frente a esa postura extractivista. Al ver la escasez provocada por la
extracción petrolera, las comunidades campesinas plantearon que la naturaleza es un bien
común que debe preservarse, la escasez de agua permitió comprender la importancia de
frenar las proyectos extractivistas para permitir una conexión entre la sociedad y la
naturaleza.

El extractivismo configuró un panorama social adverso, pues junto con los territorios
petroleros también emergió el campesinado de agua y petróleo. Describo este sujeto como
el campesino que cambió sus actividades productivas, sus relaciones sociales y su
comprensión hacia el territorio por la necesidad y las demandas del modelo extractivista
en el Casanare. No obstante a pesar de estar permeado por un modelo extractivo, no lo
toma como propio. Este sujeto sigue siendo un campesino en sus prácticas cotidianas, con
una relación material con su territorio. Sin este sujeto no hubiese sido posible la re-
emergencia de un movimiento social en el Casanare.
Capítulo II: emergencia y configuración de
movimientos socio-territoriales frente al
extractivismo: una propuesta territorial frente
al petróleo

En cuidados intensivos y el ecosistema en coma, de las fértiles praderas ya no


queda ni el aroma, lo que antes estaba aquí tristemente se desloma. Yo le recuerdo
al gobierno que el petróleo no se toma (…) ¡hay que ir al Casanare a recuperar el
caudal y recuperar el buen trato al reino animal! Canción el Petróleo no se toma,
canto popular.

La década de 1990 y los primeros años del Siglo XXI se caracterizaron por un incremento
en la actividad petrolera. Como se mostró en el capítulo I, durante este periodo se presentó
la llegada de las empresas al territorio, transformando la vida de las comunidades que
habitaban allí. Algunas de las transformaciones que se presentaron debido a la entrada de
las petroleras y la consolidación de un modelo de desarrollo extractivista en el territorio
fueron el cambio de actividades laborales, la desarticulación de la economía familiar
basada en la pequeña ganadería y los cultivos de pan coger, el aumento de población
foránea y los impactos ambientales sobre las montañas y las fuentes de agua.

Además, para su consolidación, las empresas implementaron dispositivos como la


violencia, el escalamiento de homicidios y el desplazamiento forzado caseríos que
coincidían con lugares para la explotación; esta fue una característica que se presentó
desde 1998 hasta el 2003. El incremento de la violencia no sólo generó rupturas de las
comunidades con su territorio, el despojo y el desplazamiento de algunas personas,
también provocó la disminución y desarticulación de iniciativas organizativas como la
96 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Asociación Nacional de Usuarios Campesinas (ANUC) – seccional Casanare, y otras


asociaciones de juntas que estaban presentes para ese entonces.

En ese sentido, la consolidación del modelo extractivista en el Casanare trajo consigo el


cambio de prácticas económicas de las comunidades campesinas del piedemonte
casanareño. Como observamos en el anterior capítulo, las comunidades se dedicaban
principalmente a actividades agropecuarias. Pero con la oferta brindada por parte de las
empresas estas actividades fueron transformándose a labores relacionadas con el trabajo
en la petrolera o la prestación de servicios.

Así como la violencia generó desarticulación en las asociaciones y organizaciones


sociales, también la provocaron las relaciones laborales alrededor del extractivismo. En
ese sentido la desterritorialización no sólo se comprende por los procesos de despojo
asociadas a la actividad petrolera, sino por la introducción de otras prácticas que indujeron
cambios en los hábitos y prácticas cotidianas de las comunidades campesinas. Para
comprender este fenómeno Haesbert se refiere a la desterritorialización no sólo como la
destrucción o el abandono de un territorial, sino en la precarización territorial de grupos
subalternos (Haesbert, 2013).

En este capítulo se aborda la historia de la organización social y comunitaria en el


Casanare con el objetivo de evidenciar la trayectoria organizativa del departamento desde
la perspectiva del territorio; asimismo sus transformaciones y quiebres con la introducción
del modelo extractivista. Retomando lo propuesto en la introducción de este trabajo y lo
planteado por Haesbert frente a la definición de territorio, la comprensión del alcance de
las acciones desarrolladas por las comunidades campesinas y las empresas petroleras,
son formas de apropiación de un espacio geográfico que configura realidades y
trayectorias. Por lo tanto, en el territorio convergen relaciones de poder que hacen que sea
dinámico y se desarrollen conflictos alrededor de este como sucede con las empresas
petroleras y las organizaciones campesinas, durante finales de la década de 1990 y desde
2008.
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Fotografía 4. Pancarta de las organizaciones sociales en el marco de paro agrario de


mayo de 2014. Sector Charte entre Aguazul y Yopal, Casanare.

Foto tomada en el marco de una misión con COSPACC (2012). Archivo personal.

Comprendiendo la importancia del territorio, en este capítulo se aborda la emergencia de


la movilización social en el Casanare en respuesta a los efectos de la actividad petrolera,
bajo el concepto de movimiento socioterritorial. Este concepto propuesto por Fernandes
plantea un movimiento que “construye espacios políticos, se espacializa y promueve otro
tipo de territorio” (Fernandes, sf, 8), como sucede con la propuesta alrededor de los
territorios campesinos agroalimentarios, como alternativa territorial propia frente al
extractivismo,

El punto de quiebre es la caída de los precios del petróleo desde 2008, evento que
evidencia que la extracción tiene un límite y que la economía local del Casanare dependía
de esta actividad. La escasez es la piedra angular de la emergencia de este movimiento,
asociaciones y organizaciones que exigen su derecho al territorio libre de extractivismo y
98 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

el rescate de la economía campesina. La emergencia de un movimiento socioterritorial


frente al extractivismo se integra a un discurso y a una práctica de las luchas territoriales
mediante la defensa del ambiente, las discusiones sobre la propiedad y la identidad, y la
integración del ámbito cotidiano a las luchas colectivas. Para este capítulo se desarrollará
el análisis a una escala local alrededor de la emergencia de un movimiento campesino
socioterritorial en la vereda de Cunamá-Plan Brisas en el municipio de Aguazul.

En este contexto, el territorio es el eje que articula las forma en que las comunidades
habitan y transforman el espacio, asimismo se organizan alrededor de este. Sus dinámicas
integran formas en que las comunidades se asocian y responden a sus necesidades y
problemáticas, razón por la que los territorios campesinos agroalimentarios se configuran
como una propuesta frente al territorio extractivista. La introducción de un modelo petrolero
ha generado que las comunidades se organicen de determinadas formas, ha desarticulado
la economía campesina y ha concentrado la relación de las comunidades alrededor del
trabajo. No obstante, el petróleo generó también otras formas de organización como fueron
los sindicatos.

Esta emergencia de los movimientos sociales y la configuración de organizaciones


comunales locales vienen acompañadas de procesos de resistencia ligados a la defensa
del territorio. El control que obtuvo la extracción de petróleo en Casanare generó la
escasez de otros productos agrícolas que se producían anteriormente y de recursos
naturales, debido a la disminución de las actividades agropecuarias; como el uso extensivo
y la contaminación del agua y del suelo para la exploración. Esta situación dio lugar a que
las reivindicaciones que se configuraron contra la economía extractiva estuvieran
asociadas al agua y la necesidad de retornar a prácticas relacionadas con la economía
campesina, como estrategias de lucha para el fortalecimiento de las organizaciones
comunales que se materializaron en marchas, campañas en contra de las empresas y
consultad populares.

Así, la propuesta alrededor de los territorios campesinos agroalimentarios se puede


interpretar como una propuesta de ordenamiento de territorio regional desde iniciativas
locales, que tiene como propósito la reactivación de la economía campesina y la defensa
del territorio. Además, es una propuesta de re-territorialización por parte de las
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comunidades y re significación de su territorio. Estas estrategias que Fernandes describe


como procesos geográficos se pueden interpretar como formas de re-significar el territorio
a partir de los procesos colectivos de rescate de la identidad y prácticas de la economía
campesina.

La historia de la organización campesina en el Casanare se desarrolla en este capitulo en


tres partes: la primera relata las primeras experiencias organizativas campesinas, entre
estas la ANUC y las juntas de acción veredal que tuvieron lugar entre 1970 y principios de
la década de 1990. La organización de estos grupos se articulaba alrededor del acceso a
la tierra. La segunda consiste en las primeras acciones organizadas en contra de las
petroleras, también encabezadas por la ANUC, donde la razón de estas acciones era
frenar “el daño ambiental ocasionado”.

Las reivindicaciones generadas se vieron rápidamente interrumpidas debido a que las


organizaciones empezaron a debilitarse, para luego desarticularse, por lo que la tercera
parte tiene comprender la re-articulación de algunas juntas veredales y la emergencia de
nuevos movimientos socioterritoriales, los cuales retoman reivindicaciones de las
organizaciones campesinas de 1970 con nuevos matices como la defensa del territorio y
la construcción de nuevos espacios. Estas reivindicaciones se vieron materializadas en las
propuestas de “Territorios Campesinos Agroalimentarios”, las cuales lograron anclar una
propuesta alrededor del territorio, el acceso a los recursos y el reconocimiento del
campesinado.

Exigiendo la tierra, apretando la pala: primeras


experiencias organizativas campesinas en el Casanare
(1970-1990)
La historia de la movilización social en el Casanare se remonta al auge petrolero en
Aguazul, Tauramena y Yopal. Desde mediados de 1980 se conformaron las Juntas de
Acción Comunal. Estas organizaciones que tuvieron lugar a nivel veredal y municipal se
crearon con la Ley 19 de 1958 en todo el territorio nacional. Con esta legislación, las Juntas
de Acción Comunal empezaron a ser reconocidas como las formas de organización
comunitaria en aras de la planeación y organización de las comunidades en un lugar
específico. Luego de esta ley se organizan una serie de implementaciones para
100 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

reglamentar las JAC y los alcances legales que estas podían ejercer. Finalmente, a través
del decreto 1930 de 1979 se empieza a reglamentar el funcionamiento de las JAC y
posteriormente su potestad en la asignación de tareas frente a solucionar problemas y
necesidades de las comunidades en varios lugares del país. Puede afirmarse que las
juntas se configuraron como el corazón de la organización comunitaria en Colombia y el
Casanare no fue la excepción.

En el piedemonte se formaron una serie de juntas veredales como Asociación de Veredas


de Cunama –ASOVEC-, quienes tendrían un papel importante en los años posteriores para
la re-articulación de las comunidades. Según Vega (2010) para 1988 el Casanare contaba
con aproximadamente 500 Juntas de Acción Comunal, en un departamento donde, para
ese entonces, la mayoría de su población era rural. Lo anterior indica que la mayoría de
las Juntas se situaban en las zonas rurales del departamento, especialmente en los
municipios de Yopal, Aguazul, Villanueva, Monterrey y Trinidad. Antes del auge petrolero
ocurrido en 1990 y como se describió en el capítulo anterior, el campesino vivía en
condiciones de marginalidad, donde los programas de gobierno de aquel entonces no
llegaban en su totalidad al territorio. Como cuenta un campesino de Aguazul: “ni el IDEMA,
ni la Caja Agraria, ni nadie se acercaba por aquí” (Hombre adulto, notas de campo 2014).
Para la década de 1980 el gobierno nacional impulsó varias estrategias hacia el sector
agrario, en su mayoría fallidas, pero estás proponían mejorar las condiciones del
campesinado. El Plan Nacional de Rehabilitación es una de las más recordadas, junto con
algunos programas impulsados por el Incora.

En 1968 el gobierno impulsó la creación de la Asociación Nacional de Usuarios


Campesinos 35 –ANUC-, organización que agrupaba los sectores campesinos en diferentes
regiones del país. En el caso del Casanare, la creación de la “ANUC departamental” se
llevó a cabo el 28 de julio de 1970, momento en el que se realizaría el Primer Congreso
Campesino Departamental de Casanare 36. Años después la asociación tendría sus

35 La Asociación Nacional de Usuarios Campesinos fue creada por el gobierno de Carlos Lleras
Retrepo a partir del decreto 755 de 1967 y la resolución 061 de 1968. Según Silvia Rivera (1982) el
propósito de esta organización era incorporar al campesinado y brindarle alternativas frente a la
crisis política que se vivía a partir del bipartidismo.
36 Tomado del Archivo de la Corporación Social para la Capacitación Comunitaria –COSPACC-.
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órganos municipales (AMUC) en Yopal, Aguazul, Paz de Ariporo y Villanueva. Las


memorias de las personas que integraban estas organizaciones recuerdan que en el
Casanare se realizaron tomas por parte de grupos campesinos: la primera fue en 1979
donde se fundó un caserío conocido como San José del Bubuy en Aguazul un poco más
al sur del casco urbano y otra en 1981 con una adjudicación que realizó el Incora. En los
años siguientes se desarrollarían otras en otros lugares del departamento.

A partir de lo anterior se puede afirmar que el Casanare ha tenido una trayectoria


organizativa anterior a la extracción petrolera, estas primeras formas organizativas se
configuraron alrededor de la tierra y la propiedad. Como se mencionó en el Capítulo I, la
formación del hato ganadero y de haciendas en la parte baja del municipio contribuyó a
formas de acumulación de tierras en el departamento, además configuró formas de trabajo
asociadas a la ganadería y al jornal. En ese sentido la formación de juntas de acción
veredal y comunal fueron las primeras formas organizativas en que el campesinado exigió
su derecho sobre la tierra y el trabajo.

Llama la atención que estás primeras formas organizativas resaltan la importancia de la


propiedad de la tierra y el acceso a la misma, también al desarrollo de diversas formas de
economía campesina. Es interesante resaltar que la disputa que se ejercía era con el
estado (instituciones relacionadas con el acceso a la tierra) y los grandes propietarios de
tierras. Para ello, “las tomas” se configuraron como una estrategia de exigencia y acción
colectiva por parte del campesinado.

Después, con la llegada de las petroleras, la empresa se configura como un nuevo actor
que entra en el campo de disputa, lo que obliga a la organización campesina a construir
otras estrategias, teniendo en cuenta que surgen otras organizaciones relacionadas con la
actividad petrolera: los sindicatos petroleros. Estos últimos recogían las banderas
alrededor del acceso al trabajo y mejora de las condiciones laborales y en sus inicios no
abogaban por la no presencia de las empresas, ni denunciaban sus afectaciones
socioambientales en el territorio, pues las denuncias frente a las afectaciones a la
naturaleza y el medio ambiente no eran reivindicaciones en ese momento.

La llegada de las empresas petroleras al Casanare representa la expansión del capitalismo


en el territorio. La creación de nuevas formas de producción y relacionamiento entre las
102 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

comunidades, y la imposición de un modelo de desarrollo basado en la extracción. Para


Fernandes, “la territorialización del capital significa la des-territorialización del
campesinado y viceversa” (Fernandes, 2008, 337). Este autor afirma que dentro del
proceso de territorialización del capital está la desarticulación del trabajo familiar, puesto
que es a través de su trabajo que se reproduce el capitalismo. La consolidación de un
modelo extractivo rompió las relaciones tradicionales de la economía familiar y obligó a las
personas que habitaban en Aguazul a vincularse a este nuevo modelo, relegando su
vinculación o trabajo con el movimiento campesino a partir de 1998. Por esta razón, varias
personas en el territorio identificaron la presencia de la empresa petrolera como una de las
razones de la desarticulación del movimiento campesino después de 1998 (Notas de
campo, 2014).

Las primeras secciones campesinas organizadas contra


las petroleras: reflejando un ecosistema muerto

La explotación de petróleo es un magnifico acierto, pero su costo lo refleja un


ecosistema muerto. Que la inversión extranjera paga impuestos, es muy cierto, pero
ganan y se van y nos dejan el desierto. La muerte de los chigüiros fue un terrible
suceso y que las vacas están de ruñir un hueso, mientras que en Bogotá los
lagartos ganan pesos y se reproducen como tal en las sillas del congreso. Canción
el Petróleo no se toma.

Cuando empezó la explotación petrolera en Aguazul, la Asociación Municipal de Usuarios


Campesinos –AMUC- realizó varias peticiones dirigidas al estado y a ECOPETROL, entre
estas estaban la necesidad de regular los títulos de propiedad de las comunidades
campesinas, la legalización de las juntas de acción comunal en las veredas, la inclusión
de programas agrícolas y la asignación de docentes (Archivo COSPACC, 1990-1989). Las
denuncias de estas comunidades pasaban por la solución de sus necesidades básicas
hasta quejas por talas indiscriminadas de bosques 37, aunque la mayoría de estas acciones

37
Carta Junta de Acción comunal La Victoria, Aguazul, 19 de enero 1990. Archivo COSPACC.
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se concentraban en exigencias de tipo agrario frente a la regulación de la propiedad y la


asignación de predios para que las comunidades campesinas pudieran ejercer sus
actividades agrícolas:

“En ese entonces el alcalde era este señor Luis María Jiménez y todo el tiempo a
uno le tocaba decir qué quiubo, que donde está el Incora, qué cuales eran las tierras
pa’ los campesinos y cosas así, pero no, eso al parecer había un interés más grande
que el campesinado. Luego pues tocó ir a Yopal a tomarse las oficinas” (Líder,
Bogotá, 2015).

Una estrategia utilizada por las organizaciones campesinas para ejercer presión ante
alguna entidad fue la realización de varias acciones de hecho, entre ellas la toma a la
oficina del Incora en Yopal el 15 de abril de 1991 en la cual campesinos de veredas de
Aguazul y Yopal exigieron el acceso a créditos y “tierra para trabajar”. Para Fernandes
(2008) esta disputa por la tierra es una dimensión central en las estrategias de las
organizaciones campesinas, pues comprende una acción de resistencia inherente a la
formación del campesinado en el marco del proceso de fortalecimiento del capitalismo.

Estas acciones se pueden entender como acciones colectivas. Charles Tilly (1978) las
define como una acción ejercida por una colectividad que comparte intereses comunes, en
este caso el acceso a la tierra y también organiza estructuras formales para desarrollar
acciones de movilización. Las primeras acciones colectivas de los campesinos
organizados en Juntas y asociaciones fue la exigencia de derechos alrededor de la tierra
y el acceso a la misma. Igualmente, otras acciones que se relacionaron con esta
organización se relacionaban con la necesidad de visibilizar elementos de identidad del
campesinado, como fueron las tiendas comunitarias, cooperativas y otras actividades
agrícolas en las veredas donde las JAC tenían incidencia.

En la década de 1990 la llegada de las petroleras y el fortalecimiento de su presencia se


dio a través de la solicitud de predios para la exploración y explotación de petróleo. Ante
este panorama las organizaciones aumentaron sus exigencias y convergieron frente a la
presencia de las empresas y la actividad petrolera. Las organizaciones campesinas
empezaron a denunciar las irregularidades y daños que estaba ocasionando esta
actividad. Sus estrategias fueron varias, desde tomas a la sede del Incora en Yopal para
104 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

exigir la legalización de predios a campesinos, hasta cartas a funcionarios del gobierno y


Ecopetrol exigiendo alternativas para resarcir los daños ocasionado. Por esta razón la
confrontación entre estos actores empezó a ser cada vez mayor. Las propuestas de los
campesinos que se oponían a la actividad petrolera y la empresa eran cada vez más
antagónicas, lo que ocasionó varios choques entre campesinos, actores de gobierno local
y fuerza pública, pues esta última estaba ejerciendo desalojos hacia comunidades
campesinas del piedemonte en 1991 (Archivo COPSPACC, 17 de abril 1991).

Esta situación permitió que la ANUC se fortaleciera en el departamento y recogiera varios


argumentos en contra de las petroleras, acciones que generaron una gran acogida por
parte de las juntas que no estaban de acuerdo con la actividad, en Aguazul su asociación
municipal (AMUC) fue creada en 1989, fecha que coincide con el hallazgo de Cusiana y
Cupiagua. Este hecho también se configuró como un hito para la configuración de nuevas
luchas del campesinado aún bajo la reivindicación de la tierra. La protección de predios, la
permanencia en las fincas, el impedir desalojos y proteger la tierra de los campesinos
frente a las empresas se convirtieron en varias de las reivindicaciones que ejercería esta
organización en Aguazul.

La entrada de las empresas petroleras también otorgó un rol significativo a las JAC,
quienes articulaban varias familias campesinas de las veredas del piedemonte. Para las
empresas, especialmente para la British Petroleum, las JAC representaban el primer
escenario organizado para mediar con los campesinos que habitaban lugares estratégicos
para la extracción. Por otro lado, las JAC empezaron a denunciar los daños ocasionados
por la actividad petrolera en sus fincas, al igual que el uso y la apropiación de predios por
parte de la empresa.

La tierra siguió siendo un eje articulador de los discursos, prácticas y acciones de las
comunidades campesinas frente a las empresas petroleras, pues como menciona Galindo
“cada vez que se explota un pozo petrolero, se congelan cinco kilómetros alrededor de un
pozo; hasta el punto de que unas 350.000 hectáreas están congeladas” (Galindo y
Jauregui, 1998; 5). No sólo la presencia de las empresas potenció los conflictos sobre la
propiedad y el acceso a la tierra, esto se expresó en la agudización de conflictos
socioterritoriales donde las nociones sobre el territorio de las comunidades campesinas se
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contraponen con los proyectos territoriales de las empresas y el estado. En palabras de


Fountaine: “estos proyectos se representan de esta manera: (…) asumimos que el
proyecto del estado es ordenar el territorio nacional, mientras el de las empresas es realizar
ganancias, el de los ambientalistas el medio ambiente y en de los indígenas defender la
identidad colectiva” (Fountaine, 2007; 34).

De acuerdo con este panorama, las petroleras empezaron a desarrollar una estrategia de
acercamiento con la comunidad, la cual consistía en donaciones de materiales como
canecas e implementos para las escuelas. También dotaciones para las JAC y otras
acciones que solucionaban pequeños problemas de las comunidades que habitaban
algunas veredas de influencia. A pesar de que las petroleras respondían a algunas
peticiones con pequeñas ayudas, no resolvían los conflictos asociados con su presencia
en el territorio y los daños que estos ocasionaban a la naturaleza. Sin embargo, gracias a
estas acciones encabezadas por la British Petroleum como la “política del buen vecino”,
las empresas lograron posicionarse como una autoridad que regulaba, en ciertos
escenarios, la vida social de las veredas y posicionarse como una política. Estas políticas
empiezan a desarrollarse con el fin de acercarse a la comunidad brindándole elementos
que son obligaciones del estado, como escuelas, vías o pequeñas ayudas para solventar
las necesidades cotidianas de las comunidades. En ese sentido la BP a partir de su política
de responsabilidad social empieza a ejercer un rol de paternalismo y solución de
problemáticas coyunturales de la comunidad con el fin de ganar legitimidad en las
comunidades y aceptación sobre su presencia y actividad. Para lugares donde la
territorialidad del estado no ha estado presente, estas acciones superficiales de las
empresas y los roles que empiezan a desarrollar frente a las comunidades son estrategias
de aceptación por parte de estos actores.

Otras denuncias se basaban en la inequidad de los empleos ofrecidos por las empresas,
pues este elemento empezó a ser un punto de conflicto entre las personas que llegaban y
quienes querían participar de las actividades petroleras en la región. Además, el trabajo
que brindaba las empresas fue un factor de conflicto entre quienes no apoyaban la
actividad petrolera en el Casanare y quienes veía beneficios en esta. Finalmente, este
espacio público sirvió como un ejercicio político para denunciar los daños ambientales
ocasionados por la British Petroleum en los pozos de Cupiagua y la necesidad de reparar
a las comunidades. Los espacios públicos son escenarios de confrontación y discusión
106 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

sobre el ejercicio de territorialidad que ambas partes están ejerciendo, la denuncia se


configuró como una estrategia para el movimiento social con el fin de visibilizar las
acciones y afectaciones de la actividad petrolera por parte de la empresa.

Fotografía 5. Mural realizado en el marco del “Foro Regional Petrolero” en Yopal,


Casanare (2011)

Foto: Archivo personal, Yopal (2013).

Emergencia ambiental y laboral: del campesinado al obrero


Con relación a los daños ambientales, en este foro se denunciaron varias acciones de la
empresa petrolera British Petroleum que contribuyeron a la destrucción de “flora nativa”, el
desvío y la ramificación de las fuentes de agua, la contaminación de ríos y quebradas con
desechos de petróleo y la destrucción de “tierra laborable” y ganadera por efecto de las
excavaciones (Memorias Primer Foro Perolero del Casanare, Yopal, 1991). Igualmente,
entre las quejas de comunidades campesinas estaban los atropellos a las propiedades y
la “destrucción de la familia” a partir de las prácticas introducidas por las personas foráneas
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que llegaron a los lugares petroleros. Por ejemplo, uno de las acciones más significativas
para el movimiento campesino en el Casanare fue la instalación del Primer Congreso
Departamental Campesino de la ANUC que se llevó a cabo en Yopal en diciembre de
199138, con el propósito de denunciar la presencia de las empresas petroleras en el
territorio y exigir el pago adecuado de regalías, y el cual recogía las denuncias sobre la
situación del campesinado en el Casanare frente a la titulación de predios. Esta afectación
relacionada con la familia, argumentan, fue uno de los hechos que generó la
desestructuración de la economía familiar en el piedemonte. Otras de las conclusiones de
este foro fueron las denuncias de las comunidades rurales y urbanas de los municipios
afectados por la llegada de las empresas, entre ellas estaban las denuncias por la aparición
de casos de SIDA relacionados con la llegada de nuevos trabajadores de las empresas y
su relación con el aumento de actividades “libres” relacionadas con la prostitución como
uno de los cambios que se estaban presentado 39.

Con la intensificación de la actividad extractiva empezaron a surgir otros conflictos en el


territorio que dieron lugar a otro tipo de organizaciones como fue la sindical. Así, mientras
en las zonas rurales donde las empresas intervenían y hacían presencia, y el principal
actor de las movilizaciones era el campesinado, en los espacios más urbanos los obreros
y trabajadores de las empresas también se movilizaban alrededor de la mejora de
condiciones salariales. Para ello se configuraron organizaciones gremiales alrededor de
las reivindicaciones laborales como la Unión Sindical Obrera, la cual ya tenía su trayectoria
en Arauca y Barrancabermeja. Estas organizaciones centran su accionar político en las
condiciones laborales de los obreros que se desempeñan en la actividad petrolera. Con
esto podemos afirmar que la introducción de un modelo extractivo no sólo cambia las
prácticas tradicionales de las comunidades que allí habitaban, también sus
reivindicaciones y formas de organización social. Por lo tanto, la emergencia de sindicatos
fue inherente a la intensificación del modelo extractivo. La seccional de la Unión Sindical
Obrera tenía su sede y generaba acciones de incidencia en Tauramena, Aguazul y Yopal.

38 Conclusiones Foro Petrolero realizado en Yopal, 1991. Memorias de este foro expuestas en el
Seminario “Por la defensa de Cusiana” realizado en Bogotá el 30 de abril de 1992. El borrador de
las memorias de este Congreso recogen las denuncias sobre la situación del campesinado frente a
la posesión de tierras y sus exigencias frente a la necesidad de una presencia estatal. Archivo
COSPACC.
39 Ibíd.
108 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Las movilizaciones que se configuraron alrededor del trabajo se centraban en el


mejoramiento de las condiciones de los trabajadores, también en la contratación de
personas de Aguazul y Tauramena para el trabajo de los pozos petroleros. El acceso a las
condiciones laborales de la empresa empezó a ser un elemento disruptivo para la
comunidad, de cierta forma los sindicatos conformados por obreros de la región exigían la
contratación de personas de la misma área.

El trabajo también se configuró en otro elemento por el cual la empresa intensifica el


extractivismo en el territorio, la cooptación de mano de obra barata y su no retribución
puede considerarse como una forma en que el extractivismo no sólo explota recursos
naturales sino cuerpos disponibles, comprendiendo también el cuerpo como un escenario
de disputa y de configuración de relaciones de poder. Además, el extractivismo configura
cuerpos dependiendo de la actividad, ya sea por una asignación laboral o por una
necesidad económica. Por otro lado, el confinamiento de las comunidades o la privación
de espacios limita la corporalidad y la movilidad de las comunidades lo que genera otra
ruptura más en lo local y lo privado. La necesidad de mejorar las condiciones de las
comunidades en el Casanare obligó a muchas personas a disponer de su mano de obra
para la empresa, lo cual generó conflicto con quienes no estaban de acuerdo en trabajar
en la petrolera.

El rechazo de las comunidades campesinas hacia la empresa no sólo eran por la


contaminación que provocaba debido a la actividad extractiva, también por el incremento
de la presencia de miembros del ejército que protegían las instalaciones de la empresa.
Como mencionamos en el anterior capítulo, el cercamiento es un elemento que ha
provocado procesos de despojo territorial, pues los habitantes de las veredas se ven
restringidos en su movilidad. Por otro lado, la presencia del ejército provocaba la
confrontación y hostigamientos por parte de la guerrilla. A quienes quedaban en medio de
esta disputa eran las comunidades, situación que generó la preocupación de las juntas de
acción veredal. El aumento de acciones militares en la zona generó una atomización del
movimiento y la organización social en las veredas del piedemonte, pues el temor a ser
señalados provocó que las personas evitaran reunirse o desarrollar reuniones en espacios
públicos. Lo anterior puede ser interpretado como una especie de confinamiento
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provocado por el dispositivo de la violencia que consolida el extractivismo, este


confinamiento reduce la movilidad de las comunidades campesinas que a su vez limita su
territorialidad. El cercamiento y el encerramiento es otra forma de privar a las comunidades
campesinas de su territorio y la apropiación de este por parte del actor extractivo.

Primer giro ambiental: la movilización por el medio ambiente


La inconformidad generó que las reuniones entre vecinos se hicieran más frecuentes,
luego que contactaran a organizaciones como la ANUC, los disgustos que ocasionaba la
actividad petrolera ayudaron a la construcción de un pliego con demandas de las
comunidades hacia la British Petroleum, el cual tenía exigencias como la construcción de
infraestructura vial para comercializar los productos de las veredas, obras para la
prestación de servicios públicos y la construcción de acueductos, aljibes y otras formas de
abastecimiento de agua40. Estas exigencias eran una manera propuesta por las
comunidades en que la empresa podía resarcir el daño ocasionado con la actividad, puesto
que el “campesinado” era el sujeto más afectado por la actividad extractiva: que “las
compañías petroleras son las que más beneficiarias deben aportar para indemnizar (sic)
los perjuicios causados a los campesinos (…) que las compañías empleen y capaciten
personal de la región que soporta la problemática petrolera 41”.

Luego con la Ley 99 de 1993 se da la creación del Ministerio del Medio Ambiente las
estrategias políticas de los campesinos empiezan a tener diferentes escalas, ya no sólo
eran las demandas locales a las empresas o los funcionarios que estaban en el territorio,
sino demandas nacionales ligadas al litigio estratégico. En ese sentido las acciones de los
campesinos son multidimensionales pues iban desde las vías de hecho hasta las cartas
dirigidas a miembros de las entidades correspondientes, configurando “la protección del
medio ambiente” como una reivindicación política y territorial de las organizaciones.

“la explotación de nuestras riquezas empeora cada día más, quienes se benefician (sic)
son las compañías extranjeras, mientras nosotros nos debemos conformar con las mal

40 ADUC (1994) Encuentro regional de integración de veredas aledañas al Morro. 3 de Julio 1994.
Archivo COSPACC.
41 Ibíd.
110 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

llamadas regalías petroleras que aprovechan lo mejor a comparación de nuestro pueblo.


Con relación a las aguas, estas son contaminadas tanto por las compañías petroleras
como por los cultivadores en especial del arroz que utilizan ervicidas (sic) e insecticidas
sin discriminación afectando nuestra ecología” (Vega, 2010, 318, tomado de la ANUC,
1991, 5)

Los impactos socioambientales empezaron a ser cada vez más intensos. La contaminación
y las afectaciones generadas por la empresa son una forma de privatizar la naturaleza y
despojar a las comunidades locales del acceso a los recursos. La contaminación del agua
fue en un principio una de las reivindicaciones más fuertes de las organizaciones frente al
tema ambiental, para ello se desarrollaron varias estrategias para poder escalar esta lucha,
no sólo la necesidad de construir un acueducto o una forma de saneamiento, también
alertar a las autoridades ambientales frente a la situación. Frente a esto vale la pena aclarar
que la posición del estado para este entonces se ve reflejada tanto en las entidades
ambientales que permitieron las concesiones para tomar agua de las fuentes hídricas por
parte de la empresa y los permisos que otorgaba para el cercamiento de predios. El papel
del estado es interesante, pues juega un rol de poder de mediador y favor de la empresa;
esto bajo la premisa del discurso del desarrollo.

Varias acciones fueron adelantadas durante la década de 1990, pero con el ingreso y
fortalecimiento de grupos paramilitares en 1998 y el asesinato de Carlos Mesías Arriguí,
un líder de la ANUC departamental, fueron el comienzo del decrecimiento del movimiento
social en el Casanare a finales de 1990. Además, como se evidenció en el anterior capítulo,
el escalamiento de la violencia ejercida por actores armados tuvo su pico después del
2000, provocando durante esa década desapariciones, homicidios selectivos y la
desarticulación de iniciativas organizativas.

A partir de lo anterior podemos afirmar que el primer giro hacia lo ambiental por parte de
las asociaciones y organizaciones campesinas en el Casanare se presenta en la década
de 1990. Este giro es provocado por los primeros impactos de la actividad extractiva en el
Casanare, el cual en primera medida afectó los predios de las fincas campesinas y
posteriormente, los recursos de las comunidades como las fuentes hídricas. Estas
dinámicas propiciadas por las actividades extractivas de la empresa no sólo configuran
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nuevas dinámicas económicas, sino nuevas dinámicas ambientales. En esta nueva


dinámica se presenta la naturaleza como algo apropiable y capitalizable. Estos procesos
de extracción, apropiación y transformación se configuran bajo desigualdades sociales y
ambientales presentes en el territorio. Estas desigualdades provocadas por la actividad
extractiva en primer lugar implican “la desvalorización de ciertos bienes y servicios, acorde
con la imposición hegemónica de la conceptualización y usos de la naturaleza, lo que
conlleva desplazamientos, solapamientos y fragmentación de las lógicas de
relacionamiento, uso y control de la naturaleza, y desencadena re-configuraciones
territoriales relacionadas con el uso y control del territorio” (Göbel, Gongora & Ulloa, 2014,
25).

Esta primera disputa ambiental entre las comunidades y las empresas resaltó la
contraposición de territorialidades diferentes y adversas que se estaban confrontando en
el territorio: la de la empresa y la de las comunidades campesinas. Para ese entonces, el
aumento de la violencia y la intimidación hacia las comunidades campesinas logró
posicionar la territorialidad ejercida por la empresa petrolera como hegemónica, hecho que
contribuyó a la consolidación del modelo extractivo en el piedemonte. En ese sentido y
tomando la cita anterior, la territorialidad de la empresa desencadena la fragmentación de
relacionamiento, uso y control de la naturaleza por parte de las comunidades campesinas,
lo que facilitó el desarrollo de transformaciones territoriales asociadas al extractivismo.

Como se ha mencionado anteriormente, el territorio en el marco de esta tesis es concebido


como un espacio apropiado de manera concreta y simbólica por parte de un sujeto o una
colectividad con el propósito de desarrollar su ejercicio de poder, y poder construir
representaciones socioterritoriales sobre el mismo. En ese sentido, la apropiación de
territorio por parte de la empresa y la fragmentación de las representaciones campesinas
deja entrever dos territorialidades que se superponen y se disputan un territorio. Así como
en un espacio apropiado pueden coexistir varias colectividades o territorialidades como lo
plantean Agnew y Oslender, quienes conceptualizan esta coexistencia de territorialidades
como territorialidades superpuestas que representa la presencia de diversas relaciones de
poder sobre el territorio entre grupos sociales o actores que estructuran el espacio según
sus concepciones, percepciones, acciones y discursos del mismo. En este caso en el
ejercicio de poder por parte de la empresa logró desarticular espacios geográficos en la
escala local, generando tensiones entre el espacio y los procesos sociales campesinos.
112 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Primero la esperanza: rearticulación de algunas Juntas


veredales y emergencia de nuevos movimientos
socioterritoriales
Luego del escalamiento de la violencia el Casanare quedó con una desarticulación de
procesos locales debido al desplazamiento de varias personas. Después del 2008 varias
organizaciones nacionales e internacionales realizaron acompañamiento y
peregrinaciones a las víctimas del conflicto armado en la región. Una de ellas, la
Corporación para la Capacitación social y Comunitaria –COSPACC- estaba conformada
por varias personas que tuvieron que salir del Casanare por las amenazas de los
paramilitares durante el 2001 al 2004, años después estas personas conformarían esta
organización que se dedicaría a capacitar a campesinos del piedemonte aguazuleño en
Derechos Humanos y reivindicaciones territoriales. Esta organización en palabras de
Fernandes se interpreta como una organización no gubernamental, la cual considera
como:

“agencias de mediación, y como tales las ONGs son siempre representaciones de


la reivindicación, de los espacios y/o de los territorios. No son sujetos reivindicando
un territorio. No existen a partir de un territorio. Son sujetos reivindicando espacios,
son entidades de apoyo o contrarias a los movimientos socioterritoriales y
socioespaciales, son agencias intermediarias, que producen espacios políticos
y se espacializan.” (Fernandes, (s.f); 9)

Los primeros acompañamientos consistieron en registros y documentaciones de la


violencia en los municipios más afectados por el paramilitarismo como Recetor, Chámeza,
Aguazul y Yopal. Posteriormente este acompañamiento se volcaría a las comunidades del
piedemonte quienes tenían una condición limitada para poder protestar pues por un lado
existía un temor hacia las represalias que pudieran tener y no tenían herramientas para
poder reorganizar a las comunidades luego de la violencia, así que empezaron con
pequeños espacios de encuentro. Fue entonces como “estar y habitar” el territorio se
convirtió en un tema recurrente en las reuniones de junta y en las veredas, este tema daba
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las posibilidades no sólo de pensar una forma de estar en el territorio, sino de comprender
su relación y los derechos que habían sido vulnerados años atrás.

Une tu mano a nuestras manos: acompañamiento de


organizaciones sociales
En el 2009, organizaciones de Derechos Humanos acompañadas por el padre Javier
Giraldo empiezan a realizar las “peregrinaciones” en el Casanare. Estas consistían en
pequeñas homilías acompañadas de un ejercicio de memoria sobre la violencia que azotó
en los años anteriores por parte de los grupos paramilitares. Recetor y Chámeza fueron
los primeros lugares donde se realizaron estos ejercicios de memoria, que a su vez
consistían en formas de evocar y dignificar a las víctimas. Las historias relatadas por los
habitantes de estos lugares llamaron la atención de varios defensores y defensoras de
Derechos Humanos, y organizaciones no gubernamentales. Varios de ellos residían en
Bogotá, pero muchos de ellos habían sido desplazados por la BP y amenazados por su
ejercicio político de la Asociación de Usuarios Campesinos –ANUC- en Casanare.

Estas personas conformaron la Corporación para la Capacitación Social y Comunitaria –


COSPACC-, una organización basada en la defensa de los Derechos Humanos y el
esclarecimiento de lo sucedido en el Casanare en el marco del conflicto armado,
especialmente en los municipios petroleros. Así, con el acompañamiento de Centro de
Investigación y Educación Popular –CINEP- y la compañía del padre Javier Giraldo
empezaron a recorrer el Casanare para escuchar lo que había sucedido: el exterminio de
la organización social y el incremento de la violencia a partir de la fiebre por el petróleo.

Recorrer el Casanare ayuda a comprender que la historia del petróleo está atada a la
historia de las organizaciones sociales en la región y la violencia ejercida hacia estas. No
obstante, la historia organizativa de las comunidades campesinas no comienza con la
presencia en el territorio, anteriormente existían organizaciones a nivel veredal, municipal
y departamental. En la década de 1970 se crea la Asociación Nacional de Usuarios
Campesinos en el Casanare, la cual logró reunir las juntas veredales y otras
organizaciones campesinas alrededor de una reivindicación: el acceso a la tierra. Así, se
empezaron a adelantar tomas de tierras y estrategias donde las comunidades exigían la
necesidad de legalizar la propiedad y entregar tierras al campesinado.
114 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Este ejercicio por parte de la ANUC y las organizaciones campesinas que la fortalecían
son reconocidas por parte de las personas que aún están presentes en el territorio, como
una forma de articulación política que reivindicaba al campesinado y su falta de
condiciones. Este ejercicio organizativo estaba conformado desde la familia que
participaba en las reuniones veredales, hasta los dirigentes campesinos de la organización
departamental. Estas redes locales fueron destruidas con la entrada del petróleo pues el
extractivismo contribuyó a la desarticulación de juntas veredales y familias, luego la
violencia ejercida por parte de grupos paramilitares asesinó, desapareció y desplazó a
varios líderes y lideresas de esta organización.

Para el 2000 las Autodefensas Unidas del Casanare lograron consolidar un control
territorial que conlleva la desarticulación y desaparición de la mayoría de las
organizaciones sociales y comunitarias en el departamento. Con su desmovilización en
diciembre de 2005 las personas del Casanare que vivieron la violencia seguían con miedo,
y quienes permanecieron en el territorio quedaron desamparados y disponibles ante las
posibilidades que les brindaba la actividad petrolera. Por otro lado, las personas que se
vieron obligadas a desplazarse durante este periodo de violencia tenían miedo de volver y
así transcurrieron varios años. El Casanare después de 2009 seguía siendo un lugar de
alto riesgo para aquellos que defendían la vida y el territorio, las personas de estas
organizaciones de Derechos Humanos iban acompañadas por ONGs veedoras como
Peace Brigades International o International Amnesty. Estos pequeños retornos
consistieron en oportunidades para volverse a encontrar con las personas que
permanecieron, líderes y lideresas siguieron su vida en un piedemonte apoderado por el
modelo extractivo.

Varios de estos líderes y lideresas cuestionaron las acciones y las alianzas de la British
Petroleum, así como su presencia en el territorio. Las quejas y la inconformidad era el
común entre las personas de las veredas de Plan Brisas, El Paraíso, Cunamá y otros
pequeños caseríos ubicados en el piedemonte aguazuleño. Las quejas se centraban
alrededor de la actividad petrolera que desarrollaba la empresa y la presencia de la
“sísmica” en algunas veredas:
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eso llegaban con esos taladros y ¡¡¡traaaaa!!! A demoler toda la montaña. A esas
personas no les importan nada y mire que en la vereda nadie dice nada porque le
da miedo, además llega esa gente con esos taladros que usted no se imagina, eso
es enorme, pero ese ruido es que ya no haiga nada, es que todo se destroza. Allá
llegó la famosa sísmica con esa 3D y yo no sé qué cosas, y ni idea que es eso.
Campesino habitante de la vereda El Paraíso, Aguazul, Taller minero
energético, Yopal, 2014.

Así la quema a altas horas de la noche en los pozos, la presencia permanente del Ejército
Nacional con la instalación del Batallón de entrenamiento No. 16 al lado del CFP Cupiagua,
comprendían otras de las molestias de las comunidades campesinas. La “petrolera 42”
brindaba a las personas trabajos muy esporádicos y la mayoría volvió a sembrar poco a
poco en sus fincas sin la abundancia de años anteriores, sumándole a esto los daños a las
quebradas que la actividad extractiva generó en el territorio con los años. Las quejas se
hacían cada vez mayores entre las comunidades y el rumor empezó a ser una forma en
que las personas se comunicaban sin necesidad de organizarse:

Pues uno se enteraba de los chismes de la vereda, y pues también de la petrolera


o los milicos que se la pasaban de un lado para otro paseándose, pero pues como
ahí nadie se reunía ni nada ni había donde, pues tocaba ahí con el vecino. Mujer
campesina, Cunamá, Taller minero-energético, 2014.

La desarticulación de procesos comunitarios como las juntas generó la desaparición de


lugares de encuentro o lugares de resistencia, de esta manera la presencia de la petrolera
se fortalecía más en el territorio. La inexistencia de procesos comunitarios que le hicieran
frente a la extracción le permitía a la empresa petrolera disponer de los cuerpos presentes
y controlar por medio del trabajo, de esta manera la empresa ofrecía puestos temporales
cada vez más cortos y cada vez las personas accedían a ellos por falta de oportunidades.
No obstante, las primeras visitas de estas organizaciones y ONGs empezaron a llamar la
atención de los y las habitantes del piedemonte, los primeros encuentros parecían lugares

42 Nombre que las personas le atribuyen a la empresa.


116 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

de confesión donde las personas contaban los desmanes de la empresa contra sus fincas
y luego, de la violencia contra sus cuerpos.

Las primeras reuniones que se empezaron a dar se realizaron en varios lugares como la
tienda, la cancha o la escuela; lugares que históricamente han sido considerados como
“lugares comunes”. Luego estos encuentros empezaron a configurarse como formas de
hablar lo que estaba sucediendo en las veredas y de las necesidades que estaban pasando
las comunidades campesinas, las cuales no eran ajenas a las reivindicaciones de la
década de 1970: el acceso a la tierra, el mejoramiento de condiciones de salud y
educación, la adecuación de vías y las condiciones para la comercialización de los
productos. Sin embargo, la intensa actividad petrolera por 15 años sumó dos
reivindicaciones que articularías las nuevas organizaciones y comunidades campesinas
del piedemonte: el agua y la soberanía alimentaria.

Fotografía 6. Talleres realizados con jóvenes sobre necesidades territoriales de los


campesinos y campesinas, Plan Brisas – Aguazul, Casanare (2012).

Foto tomada en el marco de un acompañamiento con COSPACC (2012). Archivo personal.


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El acompañamiento de estas ONGs es fundamental para comprender el reencuentro de


las comunidades del piedemonte y posteriormente, su organización ya que el apoyo que
brindaron en las condiciones para que las personas volvieran a encontrarse fue importante.
Estas primeras reuniones tardaban horas hablando de varios temas pues las personas
hace mucho tiempo no se encontraban en espacios públicos a hablar sobre la vereda.
Durante los años en que los grupos paramilitares hicieron presencia las reuniones
empezaron a ser vistas como una amenaza, asimismo para la empresa y miembros de la
fuerza pública las reuniones representaban alguna relación con la guerrilla.

El estigma y el señalamiento a campesinos y campesinas comprendió otro dispositivo


ejercido por la empresa para fragmentar las lógicas comunitarias y, ejercer control y
vigilancia a las comunidades. Una de las veces que viajé a Plan Brisas en el 2012, me bajé
del bus que venía de Bogotá a Yopal sobre la marginal del llano antes del Río Charte, allí
debía esperar a una moto con uno de los jóvenes con quienes realizábamos talleres sobre
Derechos Humanos. Esa vez me abordó un militar que estaba sobre la carretera y me pidió
documentos, en ese momento trabajaba en educación con el distrito y le comenté que era
“profe”, el militar me miró de manera sospechosa y lo único que dijo fue “cuidado con subir
allá, esa zona es sólo de guerrilla, yo no subo por allá”. Esta describe cómo las personas
del piedemonte llanero, en especial de estas veredas, han sido señaladas por parte de
diversos actores que han contribuido al fortalecimiento del modelo extractivo. Estos
señalamientos ayudaron a justificar la violencia hacia estas personas, ejerciendo control
sobre sus cuerpos, prácticas, discursos y actividades comunitarias.

Por esa razón el discurso de los Derechos Humanos y el territorio empezó a configurarse
como una herramienta para que las personas se familiarizaran con mecanismos de
protección legal frente a la violencia. En un principio se podría afirmar que este discurso
se configura como una de los principales argumentos para que las personas se
organizaran en asociaciones, como sucedió en el 2012 con la Asociación de Jóvenes
Aguazuleños –ASOJA- y posteriormente la Asociación Casanareña de Jóvenes y
Estudiantes –AJOCARE-, quienes fueron jóvenes que empezaron a reunirse a partir de los
señalamientos de miembros de la fuerza pública que hacía presencia en su vereda y
encontrar alternativas frente al servicio militar obligatorio. Esos casos son claves para
118 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

comprender que la defensa del territorio inicialmente pasa por la defensa del cuerpo como
primer escenario de disputa.

Así, el discurso de los Derechos Humanos y el territorio se convirtió en un mecanismo de


articulación de diferentes reivindicaciones y de acciones en varias escalas. El ambiente, el
cuerpo, la soberanía alimentaria y el acceso al agua se impulsaron bajo el propósito de la
defensa de la vida, lo que generó la recomposición de las juntas veredales y comunales, y
la emergencia de nuevos movimientos sociales de origen campesino en defensa del
territorio.

Escasez y territorio: la muerte de los chigüiros y la sequía de la


montaña
Así, poco a poco las conversaciones de juntas volvieron a enmarcarse alrededor de las
preocupaciones de las comunidades. Casualmente estas eran las mismas de hace ya
varios años: el estado de las vías, la falta de implementos para las escuelas, las difíciles
vías para transportar los alimentos, la falta de legalización de predios y el acceso a la tierra.
No obstante, dentro de estas preocupaciones empezó a emerger la preocupación por los
daños ambientales generados por el modelo extractivo luego de veinte años. Lo que más
emergió en las reuniones era la “escasez”.

“No sólo la tierra se ve afectada, los bosques” mencionaba un líder de la zona que reside
en Bogotá, “la preocupación más grande es que el agua se secó y cuando llega el verano,
ni se diga”, continúa (Diario de campo, 2014, Bogotá). El agua y el ambiente empezaron a
configurarse como una de las mayores preocupaciones de las juntas y las comunidades
aledañas. Varias personas se quejaron de su escasez, también de la eventual sequía que
existía luego de varios años de extracción petrolera. El agua y el ambiente se convirtieron
en nuevas reivindicaciones para la organización comunal que se estaba recuperando de
la violencia ocurrida los años anteriores. El movimiento y la defensa por el agua emerge
luego de las primeras manifestaciones de los efectos de la actividad petrolera en el
Casanare, esto tiene que ver con la concepción de crisis que plantea Enrique Leff (2006a),
sobre la construcción colectiva de un imaginario de riesgo donde existe la posibilidad de
un eventual colapso ecológico.
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Los daños causados por la actividad petrolera son considerados por las personas de las
veredas como una manera en que la empresa despojó a sus habitantes de la naturaleza y
el territorio. Así las estrategias de permanencia en el territorio empiezan a ser las acciones
en que los y las campesinas construyen procesos de re-territorialización: la defensa de la
tierra, la defensa del agua y la protección de la naturaleza son las principales estrategias
para la construcción de una propuesta territorio. Para ello las organizaciones locales
generaron estrategias de trabajo alrededor de una propuesta regional de ordenamiento del
territorio en la cual el extractivismo no estuviera presente, en ese sentido la importancia de
la economía campesina como actividad que configura una identidad territorial de las
comunidades campesinas se convirtió en el eje de las disputas frente al extractivismo.

Fotografía 7. Tanques rebosados de crudo y oleoducto, afectaciones al ecosistema en


Cunamá-Plan Brisas, Aguazul, Casanare (2012)

Foto tomada en el marco de un acompañamiento con COSPACC (2012). Archivo personal

Estas prácticas asociadas a la identidad se constituyen en ejercicios situados y


territorializados de política, Escobar lo menciona como la política del lugar debido a que
está anclado en un lugar específico como la reconstrucción de prácticas cotidianas
alrededor de los cultivos y el acceso del agua. Estos movimientos ejercen lo que Escobar
llamaría “la política de lugar” la cual “puede verse como una forma emergente de política,
120 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

en el cual se afirma una lógica diferencial y posibilidad que construye sobre la multiplicidad
de acciones en el plano de la vida cotidiana. Los lugares son el sitio de culturas economías
y ambientes dinámicos en vez de solo nodos en un sistema capitalista global” (Escobar,
2010; 79).

Fotografía 8. Bloqueo campesino sobre la “marginal de la Selva” a la altura del río Charte.
Comunidades del piedemonte en Aguazul en el marco del paro agrario de 2014, Casanare.

Foto tomada en el marco de un acompañamiento con COSPACC (2014). Archivo personal

De la estrategia a la propuesta: nuevos escenarios organizativos


y acciones colectivas
Estas estrategias son formas de re apropiación del territorio, pues se basan en prácticas
organizativas campesinas que las personas ejercían desde tiempo atrás. La re-
significación de prácticas locales basadas en lo agrícola y el cuidado de la naturaleza
emergen como una forma de resistencia al modelo de extractivista que da cuenta de otro
modelo de desarrollo y una apuesta por la soberanía alimentaria, pues después de los
años de actividad petrolera las personas se percataron de la escasez que una actividad
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extractiva genera, en ese sentido uno de los resultados del extractivismo en términos de
la desigualdad socio ambiental producida en la escasez que refleja el abuso de los
recursos naturales y una asimetría frente a los dispositivos culturales de valorización de la
naturaleza. En ese sentido Göbel (2014;19), menciona que estas relaciones están
ordenadas de manera jerárquica y tienen una relación directa con las formas de acceso a
bienes y recursos relacionados con la naturaleza.

En el 2012 se presentó la primera manifestación en protesta frente a los estragos


ocasionados por la actividad petrolera en el piedemonte Casanareño. Esta protesta se dio
gracias a la organización de las personas de Juntas de acción veredal con el
acompañamiento de organizaciones de derechos humanos. A esta se sumaron personas
de Trinidad, entre ellos, el líder asesinado en el 2015 Daniel Abril. Esta asociación se llamó
“La voz de la Tierra”, pues exigía las mejoras de las condiciones ambientales del
campesinado. La emergencia de un movimiento socio territorial frente al extractivismo se
integra a un discurso y una práctica de las luchas territoriales mediante la defensa del
ambiente, las discusiones sobre la propiedad y la identidad, y la integración del ámbito
cotidiano a las luchas colectivas.

Las coyunturas de crisis y escasez de agua que se generaban en las épocas de verano en
el Casanare produjeron que las organizaciones campesinas configuraran propuestas
alrededor del cuidado de la naturaleza, una manifestación de ello fue la consulta popular
realizada en Tauramena en diciembre de 2013, la cual fue una estrategia política de las
comunidades campesinas para frenar la actividad extractiva en aquel municipio. Estas
coyunturas encaminaron a los movimientos sociales y asociaciones locales del piedemonte
a emprender acciones ecológicas frente a la degradación de la naturaleza que provoca el
extractivismo. La consulta popular es considerada una acción de resistencia y de hecho es
una expresión local de las redes de solidaridad de las organizaciones comunales afectadas
por la exploración de hidrocarburos.

Durante esa emergencia, el papel de las ONGs como la Corporación Social para la
Asesoría y Capacitación Comunitaria, la Corporación Claretiana Norman Pérez Bello y el
Cinep, se encargaron de brindar asesoría jurídica y acompañamiento a estas
organizaciones. Muchas de ellas fueron apoyadas por parte de estas ONGs en la creación
de sus estatutos o la configuración de su propósito, Fernandes afirma que estas
122 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

organizaciones no gubernamentales se constituyen como movimientos socio espaciales


debido a que las ONGs son siempre representaciones de la reivindicación y de los
territorios (s.f., 9). En ese sentido son actores que reivindican un espacio, sin poseer un
territorio definido y se comprenden como un apoyo a los movimientos socio territoriales.

Con este acompañamiento las organizaciones sociales en el Casanare lograron reactivar


varios escenarios que se desvanecieron con la violencia paramilitar, su carácter fue
diferente. En ese sentido se empezaron a realizar pequeñas acciones colectivas como
marchas y protestas frente a Corporinoquía con respecto a la sequía y la presencia de las
petroleras, se impulsaron de nuevo los “Foros petroleros” como espacios de discusión
frente a la problemática minero-energética:

El epicentro del debate petrolero trascendió a reflexiones en torno a la geopolítica


y los conflictos territoriales, como respuesta los discursos oficiales, los cuales
pretenden reducir el problema petrolero a un tema sectorial, sino que tiene
estrechas relaciones con la forma en la que se apropia la riqueza y se utilizan los
diferentes recursos naturales como agua, minerales, fauna, flora, etc. (…).Ante este
escenario las organizaciones participantes en el foro petrolero han decidido
consolidar las propuestas que vienen andando desde hace algún tiempo, las cuales
deben permitir la reconstrucción del tejido social en la región, la exigencia al estado
y las multinacionales del pago de la deuda ecológica y social histórica que tienen
con esta parte del país, así mismo tener la capacidad de decidir sobre la suerte y
el futuro del territorio sin el cual no podemos seguir existiendo. Memorias del foro
petrolera, 2013.

Estos escenarios empezaron a configurar un conflicto común: la territorialidad de las


petroleras, el extractivismos y sus impactos socioambientales. Fue en el 2013 cuando se
desarrolló la estrategia para impulsar una consulta popular en Tauramena en contra de la
sísmica 3d, según comunicados este proyecto, Odisea 3D buscaba:

“ampliar la frontera petrolera hacia la zona alta del municipio y afectaría 798
manantiales, zonas de interés ambiental que según los lineamientos de la ley 99 de
1993 orienta a los municipios a proteger dichas zonas, para lo cual el municipio ha
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invertido más de 11 mil millones de pesos en la compra de 110 predios para la


protección de la zona de recarga hídrica.” Comunicado a la opinión pública -
Consulta Popular realizada en Tauramena – Casanare (diciembre de 2013)

Luego durante el 2014 se desarrolló un paro campesino con las comunidades de


piedemonte y una audiencia pública que tuvo lugar en Trinidad, Casanare, con el propósito
de denunciar a las autoridades regionales y nacionales los efectos socio ambientales de
la extracción petrolera en el departamento. Para las organizaciones estas estrategias son
formas de resistencia y de construcción de identidad colectiva alrededor del territorio, pues
la defensa de este la atraviesa la defensa de las relaciones sociales y las prácticas
tradicionales de las comunidades campesinas. Así el territorio y lo ambiental se fueron
configurando como referentes colectivos de movilización por parte de las organizaciones
campesinas, y el agua y la escasez fueron referentes y exigencias permanentes de las
comunidades hacia el gobierno y las empresas petroleras.

Para estas comunidades el territorio es co-construído entre quienes lo habitan, es decir


entre las comunidades campesinas de las veredas del piedemonte. Las personas pelean
en ese lugar porque para ellos sus fuentes hídricas, su montaña, sus cultivos y su niebla
tiene un sentido que se relaciona con su identidad. Las luchas están basadas en la defensa
del espacio, la defensa del territorio y en la defensa de lo que son, por esa razón estos
movimientos emergentes se consideran como socioterritoriales pues su lucha está anclada
y articulada al territorio y sus reivindicaciones están atadas al espacio. Los movimientos
sociales en el Casanare se articularon principalmente desde las juntas de acción comunal
y las organizaciones comunales del territorio.

El agua, la escasez y el alimento fueron los elementos que los convocaron para así hablar
del territorio. La emergencia de un movimiento socioterritorial en el Casanare se
comprende debido a que son espacializados y construyen una propuesta de territorio
diferente. Además, retomando lo anteriormente mencionado y concordando con
Fernandes: “Los movimientos socioterritoriales para alcanzar sus objetivos construyen
espacios políticos, se espacializan y promueven otro tipo de territorio, de modo que la
mayor parte de los movimientos socioterritoriales se forma a partir de los procesos de
territorialización y desterritorialización.” (Fernandes, s.f, 8).
124 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

Fotografía 9. Amanecer en el piedemonte en Plan Brisas, Aguazul, Casanare (2014)

Foto tomada en el marco de una misión con COSPACC (2014). Archivo personal

Para el caso del Casanare, este movimiento emerge debido a la desterritorialización que
genera el modelo extractivista. Como se mencionó anteriormente, el extractivismo no sólo
provocó un proceso de despojo en lo material, sino en los aspectos simbólicos y culturales
del campesinado, comprendido como la acción concreta sobre la vida de las personas
afectadas por procesos de acaparamiento, exclusión y distribución desigual de los
recursos naturales (Quiroga, 2016, 11). En ese sentido la materialización de los espacios
políticos se da de acuerdo los espacios colectivos que se promueven dentro de las
asociaciones y organizaciones comunitarias como proceso de reapropiación simbólica y
material del territorio. Además, para los movimientos socioterritoriales el territorio es
esencial para su existencia, debido a que su identidad depende del espacio en donde
realizan su acción política.

¿Y el agua? La montaña como el hilo del agua


“Esa es la vía del Agua” señala un campesino haciendo referencia al piedemonte, “el agua
va por allí, sólo que con tanta símica esa vía se quiebra”, continúa, “el agua es la que
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mantiene viva la naturaleza y a nosotros” (Hombre adulto, Taller minero energético, 2014),
concluye un campesino de la vereda El Paraíso quien ha sido afectado por la sísmica 3D
en su territorio. Preguntar por el agua a las personas del Casanare es preguntarles por su
forma de subsistir, pues está presente en todos lados, todo el tiempo, en todo lugar. Puede
afirmarse que el agua tiene un carácter multidimensional o tiene la capacidad de articular
diversos procesos alrededor de ella.

Este trabajo parte del precepto que el agua no es un objetivo, sino que es un sujeto con
agencia como lo plantea Quiroga (2016). Pensar el agua ayuda a comprender los efectos
espaciales de los ejercicios extractivos, para el extractivismo de hidrocarburos esto se
puede abordar en dos sentidos. Uno de ellos es la configuración de escenarios y paisajes
petroleros y territorios extractivistas, donde el agua puede romper este escenario de
enclave. Además, para los hidrocarburos pensarse el agua también obliga a pensar la
verticalidad del territorio, por las afectaciones al subsuelo y las aguas subterráneas que
están albergadas allí, pues rompe las lógicas de horizontalidad y obliga a pensarse los
efectos de una actividad extractiva en varias dimensiones, entre estas los efectos que tiene
para las aguas subterráneas o los niveles freáticos, prueba de ello han sido las sequías
presentadas en el 2014.

Así el agua ayuda a converger estos movimientos campesinos y a repensar el espacio de


manera diferente. La construcción de territorios distintos a los petroleros y diferentes a los
paisajes y territorios que construye la actividad petrolera, genera que los y las habitantes
de un territorio construyan propuestas territoriales según sus necesidades, para quienes
el agua se convierte en una forma de articulación entre la sociedad y la naturaleza; además
el debate sobre el ordenamiento del territorio pasa por la crítica al modelo de desarrollo
capitalista. La defensa del agua y del territorio están relacionados con procesos de uso y
control de estos, que para las organizaciones responden a su defensa como bienes
comunes.

Así la defensa por el territorio y el agua se convierte en una bandera protagonista de


reivindicación de los movimientos socioterritoriales que emergen debido a la descontrolada
explotación de la naturaleza en el territorio. Estas reivindicaciones hacen que las
asociaciones y juntas veredales se encuentren en un movimiento por el ambiente con
propuesta territorial: los territorios campesinos agroalimentarios, que centran su debate en
126 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

el territorio como punto central para argumentar los procesos de despojo y devastación.
Además, la defensa por el territorio involucra y parte de la defensa de la naturaleza como
uno de los principales sujetos afectados por las dinámicas extractivas del Casanare, por la
cual esta propuesta se centra en la construcción de un espacio geográfico donde se
reconozca la territorialidad campesina, donde exista igualdad en el acceso al agua y los
recursos naturales, y donde se pueda ejercer la economía campesina con las
particularidades históricas de la región. Entonces esta propuesta integra varias formas y
estrategias de re significación territorial y de su identidad como campesino del llano, está
propuesta está atravesada por modos de vida locales y proyectos diversificados y
agroecológicos.

A partir de esto las comunidades se han organizado en asociaciones veredales como la


Asociación Veredal de Cumaná –asovec-, la junta veredal de Plan Brisas- Plan Cumaná,
junta de acción comunal de la vereda El Paraíso, y algunas asociaciones que surgieron
posteriormente como la Asociación de Jóvenes de Casanare (AJOCARE) y la Asociación
de Mujeres del Casanare (AMUC), organizaciones que tienen una propuesta anti
extractivista que reivindica el valor de la tierra y la importancia del territorio. Para estas
comunidades la tenencia de la tierra es primordial en todas las relaciones sociales –pues
de ella comen y en ella siembran y mantienen su ganado–, la tierra es un elemento
articulador de las relaciones socioterritoriales, las prácticas agrícolas y el sentimiento de
territorialidad.

En resumen, la posesión de la tierra tiene para las comunidades un sentido diferente al


que le asigna el extractivismo en su relación con la naturaleza, y además contribuye a la
construcción del territorio, entendida como apropiación espacial donde se ejercen
intenciones y se construyen propuestas, como la de territorios agroalimentarios
campesinos, espacios donde se retoman las dinámicas agropecuarias del campesinado y
se recobra su relación con el territorio por medio del trabajo sobre la tierra del que dan
cuenta los cultivos, el trabajo colectivo y el que viene de la propiedad de la tierra. Además,
los territorios agroalimentarios significan nuevas relaciones de poder, diferentes de las
impuestas por la dinámica petrolera. En ellos, es central la idea de naturaleza, así como la
relación fluida con ella, sobre la base de la construcción de nuevas relaciones sociales
fundadas en esta concepción territorial.
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Fotografía 10. Alimentos y cítricos recolectados en Plan Brisas – Cunamá, Aguazul,


Casanare (2014)

Foto tomada en el marco de una misión con COSPACC (2014). Archivo personal

La propuesta local sobre los territorios campesinos agroalimentarios surge de la necesidad


de proponer una figura territorial que articule las necesidades de las comunidades
campesinas del piedemonte y que proteja la naturaleza. Así esta propuesta se re-plantea
la noción de la naturaleza, donde existe una re-significación local por medio del retorno de
prácticas tradicionales. Arturo Escobar (2010) afirma que lo importante de estas prácticas
es que se retoman de escenarios pasados que contienen memorias idealizadas. En ese
sentido las memorias constituyen un elemento que integra una práctica política sostenida
y coherente (Escobar, 2010, 262). Las memorias recogidas en estas propuestas
campesinas no sólo recogen ejercicios de remembranza del pasado por parte de las
comunidades, sino cómo era anteriormente el territorio, el cual es recordado por las
comunidades como abundante. La abundancia es relacionada, en su gran mayoría con el
agua y el alimento.
128 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

“Es que uno se acuerda de cómo era antes. Eso el agua brotaba de la montaña (…)
esos fueron esos taladros que escondieron el agua (…) y salían camionadas de
yuca para el pueblo, antes usted podía ser pobre y humilde, y no ver riqueza ni
donde jartarse la plata, pero eso sí, había comida” Hombre adulto vereda el
Paraíso, Aguazul, diario de campo, 2014.

Además, esta propuesta se construye con base en la defensa del medio ambiente y la
protección de los sistemas ecológicos. Por ejemplo, para el Casanare la defensa del
piedemonte es vital para la permanencia de las comunidades campesinas allí, pues la
cordillera representa para ellos “la vía del agua”. En ese sentido el piedemonte se
constituye como elemento fundamental de la defensa del campesinado en el Casanare.
Carlos Duarte resalta que la importancia de estas figuras territoriales se basa en el
reconocimiento de los derechos territoriales de las comunidades campesinas, además de
reconocerlos como poblaciones que contribuyen a la protección del medio ambiente:

“Desde una dimensión territorial, los Territorios Campesinos Agroalimentarios


(TCA) buscan que se reconozca la potencialidad del campesinado para proteger
las zonas ambientalmente sensibles. En la actualidad la anterior facultad solamente
le es reconocida a las comunidades indígenas y en un grado menor a las
poblaciones afrocolombianas que cuenten con titularidad colectiva. De este modo,
la propuesta de los TCA se enfatiza en actualizar y armonizar los regímenes
ambientales y de acceso social a la propiedad, bajo una línea similar que contiene
el Acuerdo para la prosperidad 079 del 28 de agosto del 2012.” Carlos Duarte. Los
Territorios Campesinos Agroalimentarios, 8 de febrero de 2017.

Los territorios campesinos agroalimentarios también implican un nuevo ordenamiento


territorial a partir del uso de suelo, la organización social y la relación sociedad-naturaleza,
uno de cuyos propósitos es la recuperación de la identidad trastornada por la presencia de
las petroleras y retomar las prácticas tradicionales del campesinado del llano atado a lo
agrícola. Se busca, por un lado, el reconocimiento de una territorialidad rural enfocada en
aquellos lugares “cuyas características agroecológicas y socioeconómicas […] requieran
el fortalecimiento de la economía campesina, [y] la regulación, limitación, redistribución y
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ordenamiento de la propiedad o tenencia de predios y terrenos rurales” (CNA, 2014), y, por


otro, el reconocimiento de los campesinos y campesinas como sujetos sociales, con
derechos políticos y culturales.

Estas figuras de ordenamiento territorial construidas desde lo local son propuestas desde
los procesos de autogestión del territorio la cual busca un impacto en otros lugares, por
esta razón las propuestas de las organizaciones constituyen una manera de integrar
demandas alrededor del territorio y del agua por parte de otros sectores, en ese sentido
buscan el reconocimiento de territorialidades que han sido invisibilizadas por el
extractivismo y el desarrollo capitalista, además estás nuevas identidades alrededor del
territorio son sujetos que han sufrido procesos de despojo y desterritorialización, y se
configuran a partir de la crisis y la escasez.

Estas propuestas territoriales logran articular las preocupaciones de las colectividades de


manera conjunta, además logran establecer una identidad a partir de una propuesta
política basada en la importancia del agua y la soberanía alimentaria. Esto configura que
el territorio sea una dimensión determinante para la consolidación y continuidad del
movimiento social en el piedemonte ya que es un componente fundamental en su práctica
política. Esto alimenta la propuesta territorial como una forma de ordenamiento territorial,
otro de los retos es el que ofrece el tema del poder y el marcado contraste en su ejercicio
a lo largo del territorio nacional. Al respecto, Serge (2012) propone pensar la dicotomía
que existe entre centro y periferia, y plantea que el problema del poder está atravesado
por las lógicas económicas y las dinámicas de acumulación de capital, “pues los lugares
que han sido el centro de la producción de la riqueza en el mundo moderno se
conceptualizan como periferia, mientras que las periferias donde se acumula y se
consume, aparecen como centros” (2012, s.p). Esto trae otro reto, consistente en la
configuración de nuevos órdenes sociales que respondan a las demandas de estos
movimientos socioterritoriales. Pero estas propuestas, señala Serge, deben estar en
constante diálogo con el orden nacional y los grupos de poder local, que controlan la
estructura y el aparato del Estado, definen sus prioridades y sus políticas y, ante todo,
determinan las formas de leer y comprender la realidad.

Vemos entonces que las organizaciones proponen una re-significación del territorio a partir
del reconocimiento de identidades campesinas llaneras, donde se desarrolle una lucha
130 Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

sobre la base territorial, con estrategias de acción política y otra concepción del territorio y
el desarrollo, como elementos de la disputa territorial con las empresas petroleras y el
gobierno nacional. En ese sentido, Fernandes Mançano (2000) menciona que los
movimientos socioterritoriales conciben el territorio como elemento esencial para su
existencia. Es así como estas propuestas campesinas pueden incluir propuestas
socioterritoriales, ya que construyen relaciones sociales que responden a la construcción
de sus territorios. Todo ello responde a una forma de gobernar el acceso a la tierra y de
controlar el territorio, donde las organizaciones han realizado un trabajo territorial basado
en la reconstrucción de una identidad llanera que responde a una visión del desarrollo y el
territorio alternativa: la del campesinado.

Este capítulo desarrolla la historia de la organización social y campesina del Casanare,


resaltando las formas locales de construir territorio y generar mecanismos de re-
territorialización después de procesos de despojo, entendidos no sólo desde el
desplazamiento o la apropiación de un terreno o propiedad, sino los procesos de
desterritorialización y ruptura de las relaciones sociales presentes en el territorio.
Fotografía 11. Cielo de la Vereda Plan Brisas – Cunamá, Aguazul, Casanare (Colombia)

Respirando azul clarito. Vereda Plan Brisas – Cunamá. Foto tomada por una joven anónima de la vereda, Febrero 2013.
Conclusiones y reflexiones finales

A partir de lo desarrollado en este trabajo podemos concluir que el modelo extractivo en el


Casanare se impuso a través de una necesidad a nivel nacional e internacional, que
provocó cambios abruptos en el modelo de producción y la cotidianidad de las personas
que habitaban allí, que en su gran parte eran comunidades campesinas que subsistían de
actividades agrícolas y pecuarias que se han desarrollado históricamente en la región. Es
importante recalcar, que antes de la llegada del petróleo ya existían conflictos de orden
territorial entre las comunidades y el estado con relación a la propiedad y las garantías de
acceso a la tierra. Por esa razón, los primeros movimientos sociales que se generan en el
Casanare están asociados a los derechos a la propiedad y a las garantías para trabajar
sobre la tierra como se evidenció en el Capítulo II con el desarrollo de la ANUC.

En ese sentido se puede concluir que el modelo de extracción petrolero tiene la capacidad
de transformar los paisajes, el territorio y las relaciones socioterritoriales de una región a
partir de la imposición de un modelo de desarrollo y la expansión territorial del capital. Para
ello el extractivismo genera la construcción de territorios o zonas de influencia que generan
una relación localizada y glocalizada con otras escalas, y que están atravesadas por otras
economías, discursos, actores y políticas. Por esa razón, con el hallazgo de Cusiana y
Cupiagua el Casanare empezó a ser estratégico para los intereses de las transnacionales
y el estado colombiano en términos económicos. Estas relaciones multi-escalares que
configuraron la actividad extractiva también articularon otros procesos regionales alrededor
del extractivismo, como la demanda nacional y el auge de migración de personas foráneas
al territorio.

Estos procesos reconfiguraron el territorio y las relaciones sociales que se desarrollaron a


su interior, debido a que alteran relacionamientos tradicionales, actividades productivas y
económicas, dinámicas territoriales; incluso nueva construcción de identidades alrededor
134
Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

del modelo extractivista como sucedió con las nuevas generaciones quienes ven en la
actividad petrolera, una única forma de asenso social.

Con el desarrollo del extractivismo en el Casanare se configuró una actividad económica


de enclave en el territorio, lo que ocasionó transformaciones en la vida social, en este caso,
de las comunidades campesinas del piedemonte aguazuleño. Como se desarrolló en el
Capítulo I los cambios que se presentaron en el territorio estuvieron asociados a las
dimensiones económicas, sociales, políticas y ambientales. Por un lado, “el éxito
económico” que esta actividad tuvo para las importaciones del país, no se vio reflejado en
las condiciones de vida de las comunidades que estaban asentadas en las zonas de
extracción.

En ese sentido, el extractivismo se estableció bajo unas condiciones de desigualdad social


frente a otras territorialidades y condiciones, y con su fortalecimiento estas condiciones se
agudizaron y generaron otro tipo de desigualdades, como las socioambientales. Reflejo de
ello son los daños ambientales ocasionados por las empresas petroleras y que aún no han
sido resarcidos a las comunidades, varios de ellos consisten en efectos asociados a la
actividad sísmica como la desestabilización de faldas de montaña, desaparición de
especies y el hundimiento de acuíferos necesarios para el abastecimiento de agua de estas
comunidades. Otros efectos asociados a la actividad petrolera son la disminución de
caudales, la contaminación de terrenos y fuentes hídricas, ruido ocasionado por la
actividad y posteriormente como sucedió en el 2014, la sequía de las zonas de sabana. Es
claro que a pesar de que se esté planteando “resarcir” un daño ambiental provocado por
la actividad petrolera, las comunidades locales son quienes se quedan con las afectaciones
del modelo.

El fortalecimiento y consolidación de un modelo extractivo alrededor del petróleo configuró


procesos de proletarización del campesinado o formas en que las comunidades
campesinas se relacionaron con la actividad petrolera por medio de la oferta laboral. A
partir de este proceso, el cual fue repentino y se desarrolló por medio de dispositivos como
la implementación de discursos asociados al progreso y al poder, se desestructuró la
economía campesina y los núcleos familiares campesinos de los lugares donde se
implementó la actividad petrolera. Así como la actividad petrolera demandó mano de obra
Conclusiones y reflexiones finales 135

e incentivó la migración de población foránea para ingresar a las empresas, el campesino


del piedemonte aguazuleño no fue indiferente a este proceso. La necesidad laboral y la
oferta de la empresa a las personas de la región, generó fracturas en la comunidad entre
quienes estaban de acuerdo o no al ingreso de este modelo. En ese sentido, otra de las
conclusiones de este trabajo es que uno de los cambios más contundentes que generó la
implementación de un modelo extractivista en el territorio fue la fragmentación de la
comunidad y la configuración de un sujeto campesino petrolero, el cual seguía vinculado a
su territorio, pero estaría a la merced de las dinámicas laborales de la empresa. Este
elemento es fundamental para comprender el cambio de actividades productivas en la
región y la concentración hacia este modelo, lo que luego provocará la reacción de las
comunidades ante la escasez producida luego del 2008.

Importancia del trabajo en la consolidación del


extractivismo
El trabajo se configuró como el eje articulador de una nueva territorialidad basada en el
petróleo, debido a que no solo cambia las prácticas tradicionales y discursos de las
comunidades campesinas en el Casanare, sino que construyó nuevas reivindicaciones
relacionadas con las condiciones laborales de la empresa y la relación de esta con la
comunidad y la emergencia de organizaciones sociales asociadas con las condiciones de
ofrecidas por la empresa, como es el caso del sindicato; es importante resaltar que la
reivindicación de este movimiento en su momento no era territorial ni ambiental, sino que
estaba focalizada en las garantías a su derecho al trabajo. El cambio de territorialidades
genera nuevas prácticas de relación y apropiación de la naturaleza, así como otras formas
de relacionarse con el territorio. También el extractivismo generó nuevos espacios y
configuró desigualdades asociadas a las condiciones sociales y ambientales de las
comunidades.

Estos cambios asociados a la actividad petrolera se definieron en el trabajo como la


construcción de paisajes y territorios petroleros, los cuales se basan en la implementación
de lógicas que mercantilizan la naturaleza, la invisibilización de territorialidades que se
oponen a la actividad, la configuración de territorios petroleros y la consolidación de un
modelo de desarrollo basado en el extractivismo. Por un lado, estos paisajes son
136
Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

caracterizados por los efectos ambientales causados por la intensiva actividad petrolero,
el cambio de actividad productiva de las comunidades concentrada en la demanda de las
empresas, relaciones comunitarias fragmentada, paisajes compuestos por la
infraestructura petrolera y un cambio en la noción de una naturaleza apropiable, transable
y consumible. Por otro lado, estos territorios petroleros imponen una lógica de la empresa
sobre las comunidades y el estado, prueba de ello es la privatización de lugares par a la
explotación. Igualmente, la contaminación y cooptación de fuentes hídricas puede
considerarse como otra dinámica de apropiación y privatización del territorio por parte de
las empresas petroleras; prueba de ello es la limitación al acceso al agua, la privatización
de los recursos naturales y el ejercicio de control por parte de un actor trasnacional.

El auge de la violencia
Las empresas construyeron varios dispositivos para ejercer su territorialidad e invisibilizar
a otras territorialidades presentes como la de las comunidades campesinas. La disputa
entre estas dos territorialidades se hace presente con la organización y las propuestas a
finales de la década de 1990 y posteriormente, luego del 2009. En ese sentido uno de los
dispositivos utilizados por las empresas para imponer su territorialidad y consolidar el
modelo extractivo fue la utilización de métodos violentos contra las comunidades. En ese
orden de ideas, la creación de grupos de autodefensa y el escalamiento de la violencia a
líderes y lideresas concuerda con el auge de la actividad extractiva en el Casanare.

La creación de ejércitos y el señalamiento de la oposición fueron algunas de las estrategias


que las empresas y el estado utilizaron para disipar la oposición al modelo extractivista
durante 1990 al 2003. La violencia fue un factor determinante en la desarticulación del
movimiento social en el Casanare y la consolidación de un modelo extractivista, a partir de
la disminución de propuestas en contra de la actividad petrolera y denuncias de los efectos
causados por la actividad. Estos dispositivos también generan procesos de control y
apropiación sobre los recursos y la naturaleza, justificando la expropiación de propiedades
y la posesión del subsuelo para la explotación.
Conclusiones y reflexiones finales 137

La violencia, como los discursos alrededor del progreso y el desarrollo fueron los
dispositivos generados por las empresas petroleras para consolidar su territorialidad y
legitimar su presencia en Aguazul. Además, tanto la violencia como los discursos con la
promesa del desarrollo, lograron fragmentar lógicas comunitarias y ejercicios de autonomía
local como eran las Juntas de Acción Comunal. Por esta razón estos dispositivos
asociados a la territorialidad de las empresas provocaron procesos de desterritorialización
y reterritorialización por parte de las comunidades locales.

¿y el estado?
En este desarrollo es importante resaltar la presencia del estado. Si no hubiese sido por el
accionar y los discursos que el estado fomentó alrededor del desarrollo a partir de los
hallazgos petroleros, la implementación del modelo extractivo en Casanare no hubiese
sido posible. La territorialidad de estado se ejerció desde varias escalas: desde sus
instituciones locales hasta el armazón de legislaciones que facilitan el accionar de las
empresas transnacionales en el territorio. El papel del estado en la configuración territorial
y en la implementación de un modelo de desarrollo basado en el extractivismo ha permitido
la politización de actores como las empresas quienes ejercen una especie de padrinazgo
en los territorios, además ha permitido en varias escalas procesos de despojo que no sólo
consisten en la acumulación de tierras, también en la pérdida de identidad y de procesos
comunitarios locales. Si bien el papel del estado no siempre se hace presente a lo largo
de este trabajo, sin la implementación de políticas, discursos y engranajes administrativos,
la consolidación del modelo extractivista no sería posible, al igual que la consolidación de
territorios petroleros. Así, el estado tiene un papel fundamental en la consolidación del
modelo extractivista y en el aprovechamiento de rentas generadas por la actividad, así
como en los procesos de legitimación de este modelo de desarrollo.

Propuestas locales campesinas para la vida


Por otro lado, la escasez es fundamental para comprender la emergencia de los
movimientos socioterritoriales en el Casanare. El agua y la soberanía alimentaria fueron y
siguen siendo argumentos que se integran por la lucha del territorio convirtiéndose en ejes
fundamentales para la percepción del espacio y el ejercicio local de ordenamiento y
territorialización. El territorio es un eje político de las organizaciones actuales en el
Casanare, pues alrededor de este se integran prácticas, discursos y acciones de las
138
Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

comunidades campesinas para la defensa del territorio. Además, estas acciones articulan
la lucha por la tierra que ha sido histórica en el departamento, así como la integración de
conocimientos ambientales y locales para la construcción de ordenamientos desde el
lugar. Así mismo, el territorio articula lo público y lo privado, lo cotidiano y lo estructural
como formas de resistencia y reivindicación campesina. En ese sentido el agua y la
soberanía alimentaria se constituyen en ejes centrales de la movilización campesina en el
Casanare, estos dos elementos encarnan la esencialidad del territorio, que finalmente
materializa un proyecto de comunidad sobre la articulación de la vida social y la naturaleza.

Las propuestas campesinas intentan rescatar modelos locales de la naturaleza a partir de


la recuperación de prácticas tradicionales y la memoria colectiva del territorio. En ese
sentido los movimientos sociales son productores de conocimiento local, y de la
articulación entre éste conocimiento y estrategias de resistencia para la defensa del
territorio. Estas estrategias promueven nuevas formas de relaciones sociales y territoriales
frente al extractivismo que están encaminadas en re-territorializar y re-inventar las
relaciones sociales que el extractivismo petrolero desplazó en su momento. Esta re-
invención en lo territorial trae consigo propuestas encaminadas al fortalecimiento de la
identidad colectiva campesinas. A pesar de la existencia de una propuesta por parte de las
comunidades, esta está en permanente tensión con el estado y las empresas petroleras.
Los actores locales como las comunidades campesinas se configuran como piezas claves
para la comprensión de la problemática extractivista, territorial y ambiental a nivel local y
nacional, debido a que proponen otras formas de construir el territorio y “administrar” los
recursos naturales, como sucedió con la consulta popular en Tauramena en el 2013. En
ese sentido, este actor es clave para comprender las nuevas relaciones con la naturaleza
dentro de un escenario de escasez y la creación de redes de solidaridad alrededor de su
causa.

Así como la problemática extractivista es multiescalar y multidimensional, lo son las


prácticas organizativas que emergen alrededor del territorio. Los movimientos
socioterritoriales en el Casanare se configuran como escenarios de encuentro y
fortalecimiento comunitario, el papel de la organización en Casanare contribuye a reparar
los vínculos que fueron rotos por la actividad petrolera en el pasado. Además, las
estrategias de los movimientos sociales son diversas y pasan por acciones de hecho hasta
Conclusiones y reflexiones finales 139

litigios estratégicos. Este tipo de acciones han contribuido a la construcción de


articulaciones con otros actores en otras escalas, como instituciones, ONGs y centros de
investigación, los cuales han ayudado al fortalecimiento de iniciativas locales y de
estrategias de visibilización de los efectos del extractivismo en los territorios. No obstante,
cabe que las respuestas de los actores locales, en este caso las comunidades, son
diversas. En ese sentido pueden abarcar desde una protesta o una acción directa contra
la empresa, a formas emergentes de relacionamiento como la vinculación al trabajo.
Cualquiera que sean formas de configurar procesos y relaciones sociales alrededor del
modelo extractivista petrolero, que además están atravesados por conflictos
socioambientales y demandas de diferentes ámbitos.

A modo de cierre
Para cerrar quisiera realizar una reflexión de la importancia del abordar las problemáticas
relacionadas con el extractivismo desde la geografía. Si bien se han realizado varios
estudios desde lo historiográfico y lo económico para abordar el problema del petróleo en
el Casanare, especialmente Cusiana y Cupiagua, la geografía aporta una visión
territorializada de las perspectivas de los actores y los efectos de la extracción petrolera
en el Casanare. La geografía no sólo permite analizar desde el espacio los discursos, las
acciones y las prácticas de cada uno de los actores, también brinda elementos para
analizar las relaciones de poder que se construyen desde el espacio y configuran
territorios. El extractivismo es dinámico debido a que se desarrolla sobre el territorio que
también lo es.

El territorio se convierte en un elemento de disputa entre los actores presentes, asimismo


el territorio también es un eje que configura identidades alrededor del mismo. La geografía
permite comprender que la historia, la política, la economía y la cultura están atravesadas
por el espacio, en una relación simbiótica. En ese sentido, el modelo extractivo incentiva
y consolida configuraciones de geografías de la desigualdad a partir del desarrollo de la
actividad extractivista y sus efectos. Además, la imposición de un modelo económico que
se sostiene con base de las desigualdades sociales produce escenarios de exclusión y
privación de territorios, como sucedió con las comunidades campesinas del piedemonte.
Las propuestas territoriales que las comunidades encaminan se enmarcan en la
configuración de espacios de esperanza, y propuestas que resaltan los conocimientos
140
Desarrollo, extractivismo petrolero y transformaciones socioterritoriales en el
municipio de Aguazul, Casanare (Colombia) 1990-2015

locales frente a la compleja interacción entre la naturaleza y cultura. Esta geografía de la


desigualdad responde a la configuración de territorios extractivistas, que para este caso
son los territorios petroleros la materialización en el espacio geográfico del capital y su
expansión. El fortalecimiento de la actividad petrolera obedece a la expansión de la frontera
extractiva y el vaciamiento de territorios bajo un precedente económico. La materialización
de estos territorios petroleros responde a las configuraciones de relaciones sociales y
actividades productivas alrededor de la extracción.
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• Notas de campo, Aguazul, 2012


• Notas de campo, Aguazul, 2014
• Notas de campo, conversaciones con personas desplazadas de Aguazul (2012-
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• Taller Plan Brisas, Aguazul, 2012.
• Memorias del Foro Petrolero (2014) Yopal.
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Archivos
Archivos Corporación Social para la Capacitación Comunitaria - COSPACC:

• 17 de abril 1991
• 19 de enero 1990. Archivo COSPACC

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