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La Escolástica en El Renacimiento y La Renovación de La Escolástica en España - G. Fraile y T. Urdanoz

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H istoria

de LA

Filosofía española
Desde la época romana hasta fines, del siglo X V I I

POR

GUILLERMO FRAILE, O. P.
EDICIÓN REVISADA Y ULTIMADA POR

TEO FILO U RDANOZ, O. P.

' . '

^ B IBLIO TEC A ' DE AUTORES CR ISTIAN O S


MADRID * MCMLXXI
INDICE GENERAL

Págs.

N o t a p r e l i m i n a r .............................................................. ........................... ix
I n t r o d u c c i ó n .— El problema de la «Filosofía española»........ 3
B ib l io g r a f ía g e n e r a l ................................................. ............................. 31
C a p ít u l o s : '
1. Escritores españoles bajo la dominación rom ana.. . . : 36
2. La cultura española después de la invasión de los
bárbaros........................................................................ .61
3. La cultura en España después de la invasión musul­
m an a.............................................................: ............ 81
4. La filosofía musulmana en España......................... . . 86
5. La filosofía judía en España......................................... 105
6. Las escuelas de traductores....................... .................. 122
7. La filosofía cristiana en España en los siglos x m - x v . 148
8. El huiñanismo en España.. ....................... .................. 202
9. Aristotelismo................... 231
10. Platonismo, neoplatonismo,estoicismo................... 249
11. ' ' Filosofía del Derecho en España........................ .... 275
12. Ciencias de la Naturaleza.......... ...................................... 308
13. La escólástica en el Renacimiento.................. .. . . ■ - 1 319
14. La renovación de la escolástica en España................. . ' 327
15. Reacción crítica y transición........................................ 387
In d ic e d e a u t o r e s ................................................... 399
In d ic e d e m a t e r i a s . .................... 414
f Nominalismo 319

C A P I T U L O XIII
La escolástica en el Renacimiento

N o m in a l is m o

El movimiento humanista no cortó el desarrollo de la es­


colástica. Aunque realizó una labor sumamente valiosa en la
recuperación de multitud de elementos antiguos y puso en
jmarcha principios y sentimientos que se incorporarán al pro­
ceso de la formación del espíritu moderno, en el aspecto filo­
sófico fue más bien un episodio brillante y espectacular, pero
por debajo del cual siguen fluyendo las corrientes procedentes
del siglo x iii— tomismo, buenaventurismo, escotismo— , a las
cuales se suma, en el xiv, una nueva— el nominalismo— , que
de momento prevalece sobre las anteriores y será el fondo que
dará carácter a la filosofía moderna. Sin menoscabar la impor­
tancia que en muchos aspectos tuvo el Renacimiento, podría­
mos decir que, con humanismo o sin él, la filosofía moderna
habría seguido una trayectoria muy semejante a. la que ha
tenido. '•
En los siglos xiv y xv, el nominalismo llegó a predominar
en la mayor parte de las universidades europeas. Las otras
corrientes se consolidan dentro de las órdenes religiosas a\que
pertenecían sus jefes de escuela, pero se mantienen un poco al
pairo o al margen de las nuevas orientaciones. Abandonan las
grandes visiones panorámicas de los sistemas del siglo x m y
centran su interés en cuestiones particulares, a veces muy se­
cundarias, haciéndolas objeto de interminables disputas. A l
espíritu de investigación y de progreso sucede el de crítica so­
bre las opiniones ajenas, más que de autocrítica sobre las pro­
pias. En lugar de continuar los grandes caminos abiertos por
los genios del siglo x m y de renovar vitalmente las doctrinas,
sus sucesores se contentan con el papel de repetidores, abre-
viadores y comentaristas. Las escuelas se recluyen en sí mis­
mas, dedicándose a la labor de exposición o defensa de las
doctrinas de sus jefes respectivos.
320 C.13. La escolástica en el Retí acimiento
En las facultades de artes, la lógica adquiere un papel pre ^
ponderante. Las disputas y ejercicios prácticos ocupaban bup.
na parte del horario escolar, siendo causa de un abuso de alai¿. \
bicamientos y sutilezas, que llegan al extremo en los nomina»
listas españoles que enseñaron en París a principios del si»
glo xvi. La filosofía natural se reducía a comentarios de l0s
libros correspondientes de Aristóteles. Las cuestiones de la 1
metafísica se daban envueltas en la lógica (predicamentos) 1
Algo mejor se estudiaban las matemáticas. La teología natu~ i
ral y la ética se remitían a la facultad de teología, y tampoCo l
aparecen tratados especiales de psicología,. j
La ciencia venía a reducirse a un saber sobre libros— Cq»
mentarios, exposiciones, explicaciones, discusión de opinio»
nes— descuidando el estudio de la realidad en sí misma, como
si toda la sabiduría estuviera ya hecha y contenida en los libros
de los antiguos y no hiciera falta más que estudiarla en los !
«autores». Seguían como libros de texto la Isagoge, de Porfirio j
el Organon y los diferentes libros de Aristóteles, las Súmulas '
de Pedro Hispano. En la facultad de artes de París, a fines del ¡
siglo xv, se explicaba todavía el Doctrínale puerorum, de Ale­
jandro de Villedieu ( f 1240); el Graecismus, de Eberardo de i
Béthune ( f 1212); el Catholicon, de Juan de Janua; el Mamma- \
trectust de Juan Marchesini; el Floretus y el Cornutusf de Juan
de Garland. En astronomía figuraba el Tractatus de Sphera, de
Sacro Bosco (Juan de Holywood, f h.1256). En teología con­
tinuaba como libro de texto las Sentencias, de Pedro Lombar­
do, que a Vitoria le costará trabajo sustituir en Salamanca por
la Suma de Santo Tomás.
El resultado fue una escolástica agotada, desvitalizada y
estéril, enredada en cuestiones muchas veces inútiles o insolu­
bles, que tenía su flaneo abierto a las diatribas de los huma­
nistas, los cuales reprocharán a sus representantes su mal latín, i
su terminología bárbara y la proliferación de cuestiones abs- ¡
trusas o inextricables. El tema de las «nugas», la «calígine» y la j
barbarie, a fuerza d e . repetirlo, llegará a convertirse en un
tópico empalagoso en boca de los humanistas, no siendo ca- -
paces de calar ,en el fondo de muchas cuestiones, bastante más;
importantes de lo que ellos eran capaces de comprender. Sin i
embargo, prescindiendo de las exageraciones que había en
muchas de esas críticas superficiales y estereotipadas, en el
fondo eran manifestaciones de un nuevo espíritu, un nuevo
ambiente y una manera nueva de ver las cosas, y los sarcasmos
de los humanistas sirvieron, por reacción, para aguijonear a los
teólogos y filósofos escolásticos a la reforma de sus métodos.
Nominalismo 321
N om inalistas españoles en París.— Desde finales del siglo x v aparece
¿ París un nutrido grupo de españoles que llega a ejercer una casi hege­
monía en la lógica hasta mediados del siglo xvi. Podría considerarse como
precursor el toledano J acobo M agnus , que residió en la corte francesa
como predicador del rey Carlos V I (reinó de 1381-1422). Escribió un
$ophologium (París 1516), que versa sobre teología moral, pero en el cual
mpone las artes liberales, especialmente la lógica (términos, proposiciones,
jrgumentos, consecuencias, insolubilia y obligatoria) *.

A ndrés L imos ( f h.1495).— Valenciano («valentinensis in artibus prae-


reptor acutissimus»). Estudió y enseñó en París. Escribió Opus dubiorum
jipsolubilium (París 1488). Quizá se identifica con éste M artín L imos ,
Maestro parisiense que escribió Introductiones in Logicam (Zaragoza 1495).
£l sevillano A gustín P érez de O liván enseñó artes en el colegio dé Sainte
jarbe hacia 1504. Escribió In Posteriora Aristotelis Commentarius (Paris
1506). F ernando de E nzinas ( f h. 1528), vallisoletano. Dialéctico, agudí­
simo. Enseñó en el colegio de Beauvais. Escribió: Líber secundus de relativis
fique oppositionibus in propositionibus in quibus ponuntur relativá (Paris
J500), Opus sillogismorum (1518), Primus tractatus summularum cüm textu
petri Hispani (Alcalá 1520), Oppositionum liber primus... in quo quae ad
primum tractatum Petri Hispani pertinent disputantur (1520), Exponibilia
(1521), D e compositione propositionis mentalis (1521), Tractatus de verbo
íijientis et syncathegorematicis (1528), Termini perutiles et principia dialectices
[communia (Toledo 1534). A lvaro T homas, portugués, natural de Lisboa,
iyíaestro en el colegio Coqueret. Escribió: Líber de triplici motut proportio-

1 P r a n t l , K ., Geschichte der Logik im Abendlandé I V p.i40ss; H . E l i e , Quelques maitres


¿e VUniversité de Paris vers Van 1500:- A D H L M A 25-26 (1950-51) 193-243; A . _ G ó m e z \
Apuntes para la H istoria.de la Lógica en España: Rev. de Aragón (1904-1905);-
Iz q u i e r d o ,
D er Sentenzen-Kommentar P . von Candía (Münster i. W . 1925) p.245-246.
Eh r l e , F .,
Los humanistas españoles, comenzando por Vives, fustigaron duramente las sutilezas de
sus compatriotas parisienses.
; «Si Sortes incipit per ultimum esse esse albus,.Sortes incipit per primum esse esse albus
et non e contra». «Sócrates non in quantum non homo non est animal». «Non homo non p os-
sibiliter currit». «Asinus Antichristi non est filius Chimerae». «Quae res est quae est hominis
quilibet asinus, non tamen est quilibet asinus hominis?» (In pseudodialecticos, ei\ Opera III
p43-44). E n su comentario a la Ciudad de D ios dialoga así con San A gu stín : N im is es, A u g u s-
tine, quod sit dictum cum bona venia et ingenii et sanctitatis tuae, nimis rudis és, et visu
hébeti. Ñ u lla hic tu vides instantia, quae boni dialectici et theologi tradunt, primum esse,
primum non esse: ultimum esse, ultimum non esse. In morte est in primo instanti non esse,
quia tune desiit esse. N on dum intelligis? Expone sic: N u n c non est, et immediate ante hoc
füit. N on intelligis quid sit immediate? N im irum non est vocabulum tui temporis: nostrum
est, ut scias non solis Romanis licuisse in linguam latinam. Rursus sic expone: N ullum est
dábile instans ante hoc, Ínter qiiod et hoc non fuit. N ecdum capis?; redi ergo ad scholám, et
.doceant te ista pueri, nam melius haec pueri tenent, quippe puerilia, quám senes; Sed alias
dehis rebus suavius ego et tu confabulábimur» (I.13 c .n ) . ^
«Sola H ispania naenias amplectitur, Enzinas, Naveros, Dulardos in praetio habet» ( G a r ­
dillo DE VlLLALPANDO). ‘ ,
+ «Tum Gaspar Lax, Ferdinandus Enzinas, dúo fratres Coroneli, Ioannes Dolzius, H ie -
ronymus Pardo, Cuetus, Dullartus, Naverus, aliique quamplurimi temporibus eisdem, d o -
cere se profitebantur, adrogantibus sane verbis, vertere in candida nigrum, et caelum n um -
mo venales exhibere, et quibus respondere non possent, praestigiis cum D a v o ludificari;
rcm sane veris disciplinis perniciosam, quarri non aliter inhiberi posse video (nam regnat
adhuc in m ultis Hispaniae locis)» etc. (D e adserenda Hispanorum eruditionet de A l f o n s o
Ga r c ía M a t a m o r o s [Madrid 1769] p.42. Ed. José López de T oro [M adrid 1943] p.198).
Luis d e C a r v a j a l , O .F .M ., increpa a los dialécticos en un tono indignado, semejante
il de V ives: «Quid de Dialéctica dicam? M e tempus deficeret, si eius exilium, et iustissimas
quaerelas et fontes, uñde id evenerit, in praesentia narrarem. O ignorantissimos et gárrulos
Sophistas!;N a m vos mea petit oratio. Laxos dico, Enzinas, Dullaertos, Pardos, Spinosas,
Goronelos, Quadrupertitos, et reliquos huiiis farinae mystas... V os vero loco veritatis, quae
limplicissima est, monstra illa, suppositiones, obligationes, exponibilia, insolubilia, calcula-
dones et reliqua interminata, et quasi quoddam falsitatis pelagus nobis discenda tradidistis;
üt obrueretis candida iuvenum ingenia. U t ínter tot laqueos, tenebras et salebras, ac férrea
vincula, quasi ad Sireneos scopulos haereant ad veritatis lucem nunquam perventuri» ( D e
restituía Theologia fol.i9v-2or).

F ilo so fía española I 11


322 C .13. La escolástica en el Renacimiento
nibus annexis magistri A lvari Thomae Ulixbonensis, philosophicas Suiseth
calculationes ex parte deciarans (París 1510). J e r ó n i m o P a r d o ( f 1505^
burgalés. Estudió y enseñó en el colegio de Montaigu, donde fue amigo
y quizá maestro de Juan Mair, el cual dice de él: «ferme graviores difficuU
tates lógicas acutissime dissolvit». En su M edalla dialectices (París 1500,
1505) sigue la orientación nominalista, recogiendo elementos de Ockham*
Pedro de A illy, Gregorio de Rímini, Marsilio de Inghem, Pablo de Pérgola’,
Lemaistre y Bricot, pero mantiene un tono discreto de libro escolar, evitando
incurrir en exageraciones y sutilezas ridiculas. Se conserva manuscrita
una obra sobre Introducciones phisicalium artium Hieronymi Pardi ad totam
naturalem philosophiam (Biblioteca de Fernando Colón n.3351).
En M ontaigu enseñaron los herrnanós segovianos Luis N t j ñ e z C o r o ­
n e l ( f 1531) y A n t o n i o N t j ñ e z C o r o n e l ( f h.1521), que estudiaron en
Salamanca y fueron a París hacia 1500. Antonio fue discípulo predilecto
de Mair en Montaigu. Pásaron a Flandes y fueron consejeros y predicadores
en la corte de Carlos V. Luis regresó a España en 1515 y derivó hacia el
erasmismo. Escribió/ Tractatus de formatione syllogismorum (París 1507),
Physicae perscrutationes (París 1511,1530; Alcalá 1539)- Antonio es autor
de numerosas obras 2.

G a s p a r L a x (1487-1560).— Natural de Sariñena. Estudió en Zaragoza


y París, donde fue discípulo de M air en Montaigu. A los veinte años se gra­
duó en artes y enseñó en París probablemente hasta 1524, en que salió por
un decreto de expulsión de extranjeros. Desde 1525 hasta su muerte enseñó
en Zaragoza. Su agudeza dialéctica le mereció el calificativo de «príncipe
de los sofistas parisienses». Ribeyro lo llama «sophistarum maximus». El pa­
lentino Antonio Alcaraz, que fue discípulo suyo, pondera sus disertaciones
como «adeo claras, perspicuas, útiles, suaves atque splendescentes reperies,
ut Boristhenis dulcedinem atque abundantiam sentiré videantur». Luis
Vives, que fue discípulo suyo,.lo admiraba por su memoria y su agudeza
dialéctica («virum ingenio quam acérrimo et memoria tenacissima») y no
le regatea su afecto personal, pero abomina de sus métodos. Parece que
en sus últimos años, cambió de procedimientos y lamentaba el tiempo mal­
gastado en sutilezas dialécticas3. Publicó numerosas obras, casi todas de
corta extensión. L a mayor parte versan sobre temas de lógica, y algunas
sobre física y matemáticas.

' 2 Tractatus exponibilium et fallaciarum (París 1509). Quaestiones logicae secundum viam
realium et nominalium, hoc estyad Porphyrii Praedicabilia et Aristotelis librum Praedicamentó-
rum (1509). In Posteriora Aristotelis, una cum textu a Ioanne Argyropilo traducto,commentaria
(1510). Prima pars Rosarii... in qua De propositionibus m ulta notanda, D e materiis propositk-
num, D e contradictoras in obliquis, D e conditionatis et conversionibus ex libro consequentiarum
eiusdem assumptis, D e modalibus, D e propositionibus de futuro contingenti et de modo arguendi
ab afirm ativa ad negativam (1511). Secunda pars Rosarii logices... Primum de Suppositionibus,
Secunduni de generibus suppositionum, Tertium de relativis, Quartum de regulis suppositionum,
Quintum de ascensú et descensu, Sextum de dmpliationibus, Septimum de appellationibus (1512).
Super librum Praedicamentorum Aristotelis, secundum utriüsque viae, realium scilicet et nomi­
nalium, principia commentaria (1513). Tractatus syllogismorum (1517). D úplex tractatus ter-
minorum (1518). .
3 «Dullardum ego et Gasparem Lax praeceptores olim meos, quos honoris gratia nomi­
no, querentes saepe summo cum dolore audivi, se tam multos annos reí tam futili, atque
inani impendisse» ( V i v e s , In pseüdodialecticos, en Opera III p.63). Escribió: Tractatus expo­
nibilium propositionum (París 1507). Tractatus syllogismorum (1510)* D e solubilibus et insolu-
bilibus (1511). Quaestiones in insolubilibus (1512). Tractatus de materiis et oppositionibus 1n
generali ( 1 5 n ) . Tractatus de oppositionibus propositionum cathegoricarum in speciali et de earum
aequipollentiis (1512). Obligatwnes (1512 ). Impositiones (1512). Insolubilia (1513). Calculatio­
nes generales philosophiae (Zaragoza 1517). Arithm etica speculativa (París 3515)- Proportw-
nes (1515). D e propositionibus arithmeticis (1515 ). Tractatus Parvorum logicalium (Zaragoza
1521); Quaestiones phisicales (1527). D e arte inveniendi médium (1528). Summa syllogismorum
(1529). Quaestiones in libros Peryérmeneias et Posteriorum Aristotelis (iS3°)* Tractatus conse­
quentiarum (1532).
Nominalismo 323
J uan D olz.— Natural de Castellar (Teruel). Fue discípulo de Lax en
hJontaigu. Enseñó artes en el colegio de Lisieux (h.1509) y después en M on -
tauban. El P. Villoslada califica sus libros «de lo más fastidioso, enrevesado,
fútil, oscuro, que ha producido la escolástica decadente» 4.
J uan L orenzo de C elaya (h. 1490-1558).— Valenciano. Fue a París
hacia 1505. Estudió con Gaspar L ax en Montaigu. Enseñó en el colegio de
Coqueret (1510-15) Y fue maestro de Francisco de Vitoria y Domingo de
■ Soto. Pasó después al colegio de Sainte Barbe (1515-22). En 1522 se graduó
en teología y regresó a España hacia 1524. Enseñó en la universidad de V a ­
lencia (1525), de la que fue rector, abandonando la filosofía para dedicarse
por completo a la teología. Fue escritor sumamente fecundo5. Sigue la
orientación nominalista; pero con independencia, dando cabida al aristote-
lismo y evitando las extremosidades de algunos contemporáneos: «Praeter
philosophum, id est, veritatem ipsam, et Petrum Hispanum, hispanorum
decus et columen, imitari volui neminem... Nulíius tamen sumus addicti
durare in yerba magistri». Tenía en gtan estima a Santo Tomás, aunque
en 1^ cuestión del principio de individuación se aparta del tomismo,' negando
que el accidente se individualice por su sujeto de recepción. Con Escoto
y los nominalistas admite la univocidad del ser respecto de Dios y las cria­
turas («ens esse univocum Deo et cuiuslibet substantiae et cuilibet acciden­
té.. michi ceteris probabiliter videtur»). Expuso la teoría del «Ímpetus» a la
manera de los nominalistas Juan Buridán y Nicolás Oresme. Su discípulo
i Juan Ribeyro, portugués, que enseñó en Coqueret y Beauvais, lo pondera
j con los epítetos más encomiásticos. Juan Mascarell lo califica de «lux clarissi-
I ma mundi», «extenso toto nomine in orbe tuo». En cambio, Francisco de
I Vitoria alude a un maestro suyo en París, el cual conocía la opinión de todos
| los doctores, pero seguía siempre la peor6.

é \ R . G. V i l l o s l a d a , L a Universidad de París durante los estudios de F . de Vitoria p.188.


Escribió: Termini cum principiis necnon pluribus aliis ipsius D ialecticis difficultatibus (Paris
1516). Syllogismi magistri Ioannis D o lz aragonensis de Castellar (15 11). Disceptationes super
primum tractatum summularum, cUm nonnullis suorum terminorum intellectionibus (1513). Cuna-
bula>omnium fere scientiarum et praecipue physicalium difficultatum, in proportionibus et pro-
portionalibus (Montauban 1518). Bonilla le atribuye unos comentarios a la E tica de A ristó ­
teles (L yo n 1514). ,
, Solía decirse que los terministas de París empleaban un año entero en comentar el «in-
cipit» de un libro. Véase cómo comenta D o lz el «título» de las Súmulas de Pedro H ispano:
iNon oportet ,quod in quolibet titulo omnes causae ponantur, sed satis est de aliquibus ut
per dicenda patebit. E t si dicatur, sequeretur quod non oporteret quod titulus esset propo-
sitio vera; sed hoc est falsum, quia tune iste esset titulus, scilicet, iste est tractatus summula­
rum chimerae. Sequela patet, quia illic est titulus, scilicet: Iste est tractatus summularum
Petri H ispani; tamen non est propositio vera, cum Petrus Hispanus non sit. A d hoc solet
' dici communiter quod illa, iste est «tractatus summularum Petri Hispani, capitur in hoc

1 sensu, iste est, tractatus summularum' qui fuit Petri Hispani, non tamen semper ille titulus
erat accipiendus in illo sensu, quia certum est quod primo fuit compositus a Petro Hispano,
lile sensus esset falsus, et sic aliquis titulus pro uno tempore accipiendus est in uno sensu
vetolio tempore accipiendus est in alio sensu, nec hoc inconvenit. Sed incidit difficultas añ
j ad titulum sufficit quod in eo aliqua causa importetur et non quaelibet», etc. A n te semejante
jmanera de filosofar, no extraña la. reacción indignada de Vives y de los humanistas.
i 5 Entre sus muchas obras mencionaremos: Petri Hispani Summulae logicales cum expo-
Htionibus I. de Celaya (Paris 1515). In libros Priorum Aristotelis (1521). M agnae suppositiones
¡ mg. I. de Celaya, cum parvis eiusdem (1516). In librum Praedicamentorum Aristotelis (1516).
ilnsolubilia et obligationes (1517). Expositio in octo libros Physicorum A ristotelis... secundum
4iriplicem viam beati Thomae, realium et nominalium (1517). In quatuor libros de Cáelo et M u n ­

I
do Aristotelis (1518). M agna éxponibilia (151&). A urea expositio in decem libros Ethicorum '
Aristotelis (1523). En Valencia continuó su áctividad literaria, pero dedicada a materias teo­
lógicas. M . L . R o u r e , L e traité «D es proportions insolubles* de Jean de Celaya: A D H L M A
(1923) 2 3 5 - 3 3 7 -
* 6 «Multi sunt ingeniosi, et tamen non sunt docti, qui sciunt opiniones et rationes om -
jniiim doctorum, et postea tenent peiorem partem. E t huiusmodi ego habui Parisius Praé-
feeptorem» ( V itoria , In l I - I I q.51 a ¿3). N o obstante, el mismo C elaya reprueba los abusos
[dialécticos: «Non eo utique fine, ut illos iudicem imitandos qui andabatarum more gladium
jíti tenebris ventilantes, tot deliramenta fabulantur, tot ineptiis nugarumque involucris sese

I
324 C.13. La escolástica en el Renacimiento
Juan de G élida (h. 1496-1556). Valenciano. Estudió en París y ensenó
en los colegios de Sainte Barbe (1524) y de Lemoine. Su amigo Andrés Gou,
vea lo llamó a Burdeos (1547), donde enseñó y fue rector de la universi­
dad (1551) y murió. Luis Vives lo llama «alter nostri temporis Aristóteles*
Se aficionó al humanismo un poco tardíamente, pues aprendió el griego a
los cuarenta años. Se inclinó a las tendencias de Jacobo Lefévre d’Etaples
Escribió D e quinqué universalibus (París 1527) y Epistolae (Rochelle 1571),
Exhortatio de servando amicitia 7.

E n Salamanca*— Salamanca fue una de las pocas univer­


sidades europeas que se libraron del nominalismo. A ello con­
tribuyó sin duda la preponderancia en sus cátedras de francis­
canos y dominicos, que mantuvieron las doctrinas de Escoto
y Santo Tomás. No obstante, a principios del siglo xvi, tanto
Salamanca como Alcalá sufren tardíamente la influencia de
París, cuando ya el movimiento nominalista había entrado en
un período de franca disolución. La ocasión fue el proyecto
de Cisneros de fundar una nueva universidad. Enterada Sa­
lamanca de ello, hizo gestiones ante el cardenal para que la
estableciera en la ciudad del Tormes. Pero Cisneros, que te­
mía planes muy ambiciosos de reforma, debió de poner tales
condiciones, que los salmantinos no pudieron aceptar, y se
aprestaron a la competencia con el nuevo y poderoso rival
complutense. Esta fue la ocasión para que los partidarios de
la implantación del nominalismo prevalecieran en una junta
de 2 de octubre de 1508, en que, con pretexto de evitar el
éxodo de maestros y discípulos a Alcalá, atraídos por la lar­
gueza de los estipendios del cardenal y por el aliciente de los
nuevos métodos que allí pensaba implantar, propusieron que
se fundaran en Salamanca tres nuevas cátedras, de teología,
lógica y filosofía natural, en las cuales se adoptara el modus
parisiensis. Este «modus» consistía en combinar la lección del
profesor con preguntas de los alumnos y con pláticas entre
éstos sobre las materias explicadas. Las clases duraban dos
horas, «platicando y leyendo juntamente, paseándose ad mo-
dum Parisius» 8.
Para ello era necesario buscar profesores formados en las
costumbres de París, y el mismo claustro acordó enviar al
maestro Ortega a Alcalá para tratar de traer a Miguel Pardo,
dedunt, duni sophisticas cavillationes aut novas de lana caprina comminiscentur quaesti-
unculas: dumque veluti nubes demirentur, cáelos ipsos phantasticis rationibus penetrant,
obvertunt, dissecant, dimetiuntur. Verum tam en quae ad humanam vitam attinet máxime,
non advértunt, sicque (ut graphice conqueritur Seneca) necessaria nesciunt, quia superva­
cánea didicerunt» (C elaya, Aurea expositio ... in decem libros Ethicorum. Prólogo).
7 E n C erda y R ico, Clarorum hispanorum opuscula selecta et rariora I (Madrid 1781)
p.105-156. ^
8 V . B eltrán de H eredia , Accidentada y efímera aparición del nominalismo en Salaman­
ca: C T 62 (1942) 68-101; V icente M uñoz D elgado , O . de M ., L a lógica nominalista en la
Universidad de Salamanca f 1510 -15307: Estudios (M adrid 1964). T e xto de los acuerdos del
claustro, de 1508, en Luis G etino , E l maestro Francisco de Vitoria (Madrid 1930) p.57*
Nominalismo 325
y a Zaragoza a buscar al maestro Pedro Ciruelo. Así se hizo,
pero los dos interesados se excusaron, por haber contraído ya
compromiso con Cisneros. De Valencia vino el maestro Mon-
forte, que se hizo cargo de la cátedra de teología nominal, y
quizás algún año de la de lógica. Después pasó a Alcalá en
1524. Propiamente, el primer maestro de lógica nominalista
fue J u a n d e O r i a , de 1509 a 1510, enseñando después filosofía
natural de 1511 a 1519» En 1523 fue procesado por la Inqui­
sición de Valladolid, prohibiéndosele la enseñanza 9. De Alcalá
vino el maestro A l o n s o d e C ó r d o b a , agustino ( f 1542-44)) el
cual enseñó lógica (1509-24), pasando después a una cátedra de
moral, y de Gregorio de Rímini hasta 1541. D e Alcalá vino
asimismo el maestro G o n z a l o G il 10. S u discípulo B a r t o l o m é
d e C a st r o imprimió en Salamanca una obra de lógica 111 .
2
En 1517 volvió la universidad salmantina a hacer nuevas
gestiones para atraer profesores nominalistas. Envió a. París al
doctor Honcala, el cual trajo a J u a n M a r t ín e z S i l í c e o (1486-
1557) 12 Y al mercedario D o m in g o d e S a n Ju a n d e P i e de
P u e r t o , los cuales debieron de comenzar a enseñar en 1517.
Fueron también maestros de lógica el portugués P ed r o M a r -
g a l l o (th .1556 ), que se presentó a la cátedra de prima de
teología en competición con Vitoria 13, y C r is t ó b a l d e M e ­
d in a , que enseñó hacia 1527 14. Después de Vitoria, el nomi­
nalismo desaparece de Salamanca, y solamente perdura, de
manera nominal, en la cátedra de Durando.
9 Escribió Summulae (Salamanca 1518) y un Tractatus de immortalitate-animae (1518).
Cf. M uñoz D elgado , o.c., P.147SS. \ '
10 Nació en Córdoba. Estudió y enseñó en París y Alcalá (1508), de donde pasó a Sala­
manca en 1510, ingresando en la Orden de San Agustín- E n 1527 asistió a las juntas de V a ­
lladolid, pronunciándose en contra de Erasmo. Escribió: Tabullae Astronomiae (Venecia 1503).
Principia dialectices in términos, suppositiones, consequentias, parva exponibilia, distincta (Sala­
manca 1519)- C f. V . M uñoz D elgado , o.c.t, p . n 8 ss.
11 Publicó Termini logicales (Alcalá 1512). Quaestiones magistri Bartoli Castrensis hábitae
pro totius logicae prohemio (Salamanca 1518).
12 Nació en Villagarcía (Badajoz). Latinizó su apellido «Guijarro» en «Silíceo». Estudió
en Valencia, Rom a y en el colegio ¡de Coqueret, de París, donde fue fámulo de Juan de C e-
laya. Recibió una formación nominalista de sus maestros Roberto de Caubraith y Juan D u -
llaert. En Salamanca enseñó lógica (1517), y filosofía natural y matemáticas desde 1522. Fue
preceptor de Felipe II (1534), obispo de Cartagena (1540), y cardenal arzobispo de T oled o
(i545)- Escribió A rs Arithm etica in Theoriam et Praxim scissa (París 1514)» Comentaría In
Aristotelis Periermeneias, Priores, Posteriores, Topicha et Elenchos. D e usu Astrolabii Com-
pendium. Siliceus in eius primam Alfonseam sectionem in qua primaria dyalectices elementa
comperiuntur argutissime disputata (Salamanca 1517). Lógica brevis (1521). Publicó el Líber
calculationum, de Suisseth: Calculatoris Suiset anglici sublime et prope divinum opus, etc. (Sa­
lamanca 1524).
13 Estudió en Lisboa, París y Salamanca. Fue rector de los colegios de Cuenca y de San
Bartolomé. Juan II le encargó reorganizarla Universidad de Coimbra (1530). M u rió en
Evora. Adem ás de otras obras, escribió: Physices compendium (Salamanca 1520). M argálla
logices utriusque scholia in D iv i Thomae, sübtilisque Duns doctrina ac nominalium (1520). C f. M u ­
ñoz D e lg ad o , o .c ., p . i 2 2 - i 26. '
14 Editó las Súmulas de Fernando de Enzinas y les añadió un Tractatus relativorum (Sa­
lamanca 1530?). Introductio Dialecticae (1527).
P edro de E spinosa, maestro secular, fue discípulo de Dom ingo de San Juan de Pie de
Puerto. Escribió A r s Summularum (Salamanca 1521, 1535). C f. M uñoz, o.c., p .i2 7 s s; Id .,
Estudios (1965) p.169.
326 C.13. La escolástica en el Renacimiento

Alcalá,-— Cisneros quiso imprimir una orientación moder­


na en su nueva fundación de Alcalá, inspirándose en la Uni­
versidad de París. Por una parte quiso darle ún carácter biblia
co y humanista, y por otra, con espíritu ecléctico, implantó en
ella las tres vías: de reales (Santo Tomás y Escoto) y nomina­
les. El resultado positivo de lo primero fue la publicación de
la gran Poliglota complutense, que es su gloria más auténtica-
y el negativo, la desviación de gran parte de sus profesores
hacia el erasmismo, llegando algunos al luteranismo. En cuan­
to a lo segundo, quizá por las exigencias del cardenal, que
pagaba con esplendidez pero exigía una entrega total a la en­
señanza, los profesores, nombrados solamente por trienios, se
cansaban pronto de una labor tan agotadora y eran pocos los
que volvían a reengancharse. Además, la enseñanza adquirió
un matiz excesivamente terminista, que el mismo Cisneros se
vio precisado a corregir en los nuevos estatutos de 1517, en
que prohibió se enseñaran matemáticas, sofismas y calculacio­
nes. Los resultados fueron poco satisfactorios, y contra la des­
viación nominalista hubieron de reaccionar Domingo de Soto,
Gaspar Cardillo de Villalpando y Martínez de Brea 15.
Enseñaron teología, el maestro P e d r o S á n c h e z C ir u elo
(1470-1554), natural de Daroca. Estudió en Salamanca, se doc­
toró en París, donde enseñó matemáticas y astronomía. En
1510 fue llamado por Cisneros a Alcalá, donde regentó la cá­
tedra de teología. Asistió a las juntas de Valladolid (1527) pro­
nunciándose en contra de Erasmo. D e Alcalá pasó a Salaman­
ca. Se cuenta que fue propuesto, junto con Miguel Carrasco,
para preceptor de Felipe II, pero ambos fueron rechazados
por razón de sus apellidos, eligiendo en su lugar a Juan Mar­
tínez Silíceo, que había tenido el cuidado de latinizar su ape­
llido (Guijarro)16. J u a n ' d e M e d i n a , O .F.M . (1490-1546),
que fue sobre todo moralista 17. G o n z a l o G i l (Egidio), bur-
galés. Estudió en París, y en 1508 fue llamado por Cisneros \
para enseñar teología nominalista en Alcalá, pasando después i
a Salamanca (1518).
15 V . B eltrán de H eredia , O .P . /V icisitudes de la filosofía aristotélica en Alcalá': Sema­
nas Españolas de Filosofía, I V Semana (Madrid, C S IC , 1959) p.215-225; I d ., Cisneros, fun­
dador de la Universidad de A lca lá: G T 16 (1917) 350-352.
16 Adem ás de muchas obras teológicas, escribió: Tractatus Arithmeticae practicae, qui
dicitur Algorismus (Paris 1496). Commentarius in Sphaeram I. de Sacro Busco cum Petri de
A lliaco in eumdem quaestionibus (1498). Cursus quatuor mathematicarum artiurn líberalium
(Alcalá 1516). Apostelemata Astrologiae christianae (1521). Prima pars logicae (1519)- In cate­
gorías paraphrasis (1520). In posteriora Analítica (1529). In Sunim ulasPetri Hispani commenta­
rius (Salamanca 1537). Paradoxae quaestiones decem (1538). Reprobación de supersticiones y
hechicerías (1551), etc.
17 N ació en M edina de Pomar. Escribió D e restitütione et contractibus (Alcalá 1546).
Im pugnó a Dom ingo de S oto: D e la orden en que algunos de los pueblos se ha puesto en la li­
mosna para remedio de los verdaderos pobres (Salamanca 1545).
Renovación de la escolástica 327
Fueron profesores de filosofía M i g u e l P a r d o , hermano de Jerónimo
pardo, que enseñó primero en París y después dialéctica y filosofía natural
en Alcalá, aunque con poco lucimiento. B a r t o l o m é d e C a s t r o , discípulo
¿e Gonzalo Gil, que publicó Termini logicales (Alcalá 1612) y Qjuaestiones
pro totius logicae prohemio (Salamanca 1518). R o d r ig o d e C u e t o , de genio
exaltado y turbulento. Escribió Primus tractatus summularum in textum P etri
Rispani (Alcalá 1524). A l f o n s o d e P r a d o , toledano: Quaestiones dialecticae
super libros Perihermeneias (Alcalá 1530). F r a n c is c o d e P r a d o : Tractatus de
secundis intentionibus. J u a n d e N a v e r o s : Expositio super dúos libros Periher-
ffieneias (Alcalá 1533). Theoremata super universalia Porphyrii (Alcálá 1533).
piEGO d e N a v e r o s : Praeparatio dialéctica (Toledo 1537).

CAPITUL O XIV

La renovación dé la escolástica en España

La escolástica de los siglos xvi y xvii vive en España uno


de los momentos más esplendorosos de su historia gracias a la
restauración del tomismo realizada en Salamanca por Francis-
; co de Vitoria, el cual supo armonizar en ejemplar equilibrio el
fondo tradicional con lo que había de bueno y aprovechable en
las nuevas corrientes humanistas e incluso nominalistas. Se re­
novaron los métodos de la teología y de la exégesis. Se puso-:
más esmeró en la forma de expresión. Se corrigió el latín bár­
baro. Se eliminaron cuestiones inútiles o anticuadas, dando más
importancia al aspecto práctico y haciendo aplicaciones de los
grandes principios teológicos a los problemas religiosos, m o­
rales, jurídicos y políticos de aquel tiempo: Iglesia y ^Estado,
derecho de gentes, de guerra, de propiedad, cambios,' usura,
conquista, de América, etc. Por influjo del Humanismo, ál lado
de la teología dogmática clásica aparecen otras ramas de la teo­
logía positiva: patrística, patrología, historia eclesiástica, hagio­
grafía, liturgia, homilética, teología moral, teología mística," et­
cétera1. k
Todas las ramas de la escolástica se beneficiaron en mayor
o menor grado de la renovación. Pero la verdadera restauración
se centró en torno al tomismo, por obra de dos grandes órdenes
religiosas, primero los dominicos y después la Compañía de
Jesús, que surge pujante a mediados del siglo xvi, y que en ese
1 Puédese afirmar que toda la gran falange de teólogos españoles que en el siglo x v i
levantaron la ciencia teológica a una altura'superior, en conjunto, a la del siglo x m , procede,
más o menos directa o indirectamente, de Francisco de Vitoria» (R. G arcía V iiIloslada ,
La universidad de París durante los estudios de F . de Vitoria p.369).
F. Ehrle afirma que el sepulturero de la escolástica no fue el humanismo, sino el lutera­
nísimo. «Wie ich bereits mehrmals hervorhob, war nicht der Humanismus der Totengraber
der Scholastik, wo sie erstarb, sondem das Luthertum» (D er Sentenzenkommentar Peters
von Candía [M ünster i. W . 1925] p.250).
328 C.14- Renovación de la escolástica en España

siglo y en el siguiente produce multitud de figuras de primera


magnitud en el campo de la teología y la filosofía 2.
Por desgracia, aquel florecimiento fue local y efímero* La
escolástica decae de nuevo a mediados del siglo xvn, volviendo
a reincidir en sus antiguos defectos. La enseñanza y la produc­
ción literaria vuelven a recluirse en las antiguas cuestiones. Se
multiplican los cursos, compendios y manuales, que apenas
aportan nada nuevo ni original, y cuyos autores parecen ignorar
en absoluto el movimiento de las ciencias naturales y matemá­
ticas, permaneciendo al margen cuando no adoptan una actitud
defensiva y hostil ante los grandes descubrimientos de su tiem­
po. Es una situación que se prolonga a lo largo del siglo x v i i i ,
hasta que, a mediados del xix, surge la restauración, que mar­
ca una nueva época en la historia de la escolástica.
Una obra general de historia de la filosofía no puede des­
cender a pormenores, y tendremos que limitarnos a una rápida
enumeración de autores y escuelas, deteniéndonos tan sólo en
algunas figuras más destacadas. Pero aun así resulta impresio­
nante la aportación de los escolásticos a la filosofía en pleno Re­
nacimiento. Incluimos a los teólogos, porque todos ellos dan
amplia cabida en sus tratados a numerosas cuestiones propias
de la filosofía: lógica, cosmología, psicología, moral, derecho,
política, etc. U n examen sincero, desapasionado y reposado
puede todavía encontrar mucho de bueno y aprovechable en sus
viejos infolios, tan ligera como injustamente juzgados por es­
píritus partidistas y superficiales.

D o m in ic o s

Salam anca*.— La cátedra de prima en la universidad fue


regentada por L o p e d e B á r r ie n t o s , O .P ., de 1416-34. E l maes­
tro secular P e d r o M a r t í n e z d e O sm a ( f 1480) renovó el aris-
totelismo. Sigue a Santo Tomás, aunque con espíritu de inde-
2 Basta repasar las largas listas de teólogos españoles que, en frase de M enéndez Pelayo
abruman el Nomenclátor litterarius de Hurter (Nomenclátor litterarius Theologiae catholicae,
Oeniponte 1871-73; 4.a edición Fr. Pangerl, Oeniponte 1907).
* B ib lio grafía: A ntonio , N icolás , Bibliotheca hispana nova, 2 vols. (Madrid, Ibarra,
1783-88); B eltrán de H eredia , V icente , L a teología en nuestras universidades del siglo de
oro: AnalSacra Tarraconensia 14 (1942); A ndrés M artín , M elquíades, Historia de la Teo­
logía en España (14 7 0 -15 70 ) (Roma, Iglesia Nacional Española, 1962); B inder , K ., Die
Theologenschule von Salamanca und das Aufblühen der Scholastik unter Kaiser K a rl V: R eli­
gión, Kultur, Wissenschaft 11 (1960) 221-2 5 1; B eltrán de H eredia , V ., Los manuscritos de
los teólogos de la escuela salmantina: C T 42 (i9 3 °) 326-46; B eltr á n ;de H eredia , V., Hacia
un inventario analítico de manuscritos teológicos de la Escuela salmantina, siglos X V - X V I I :
R evE sp T e o l 3 (1943); C uervo, Justo , Historiadores del Convento de San Esteban de Sala­
manca, 3 vols. (Salamanca 19 14 -16 ); D eman , T ., Salamanque (théologiens d e ): D T C X IV
có l.10 17 -3 1; E hrle , F r . C ardenal , S. I., D ie Vatikanischen Handscriften der Salmanticenser
Theologen des X V I Jahrhunderis von Vitoria bis Bannez: D e r Katholik (1884-85); EstEcl
(M adrid 1930). Edición española corregida por el P . José M arch , S. I.; G etino , L uis , De
Vitoria a Godoy. La edad de oro de San Esteban de Salamanca: C T 8 (1913) 201-17;
| Francisco de Vitoria 329
} pendencia, e impugnó las formalidades escotistas. En 1477 fue
/ condenado y depuesto por algunas opiniones acerca de la con-
• fesión sacramental. Escribió Commentaria in Symbolum Qui-
cumque (Paris 1478). Commentaria in libros Ethicorum Aristo-
telis. Quaestiones super libros V II-X I Metaphysicae Aristotelis.
Ju a n L ó p e z , O.P. ( f 1479), natural de Salamanca, impugnó a
Martínez de Osma. Es autor del libro Concepción y nascencia
de la Virgen, en bella prosa castellana (ed. P. G e t i n o , M a­
drid 1924).
D IE G O D E D E Z A , O.P. (1443-1523).— Natural de Toro 3.
; Sucedió a Martínez de Osma, primero como sustituto (1476) y
- después como profesor ordinario (1480-86). Fue ayo y precep­
tor del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos. Protegió
¡ eficazmente a Cristóbal Colón. D e él dijo éste, en carta a los
reyes, que «al obispo de Palencia deben sus altezas, después de
Dios, el descubrimiento del Nuevo Mundo». Obispo de Za-
* mora, Salamanca, Jaén, Palencia y arzobispo de Sevilla (1504),
donde fundó el colegio de Santo Tomás (1516). En su doctrina
sigue fielmente a Santo Tomás en pos de Capréolo: Novarum
defensionum doctrinae Angelici Doctoris S. Thomae de Aquino
super quatuor libros Sententiarum quaestiones profundissimae et
utilissimae (Sevilla 1517). L e sucedió J u a n d e S a n t o D o m in g o
(1486-1507), y a éste P e d r o d e L e ó n (1507-26).
F R A N C IS C O D E V IT O R IA (1492-1546)*.— Nació en
Burgos. Ingresó en la Orden dominicana en el convento de San
Pablo de la misma ciudad, donde hizo sus primeros estudios de
Id ., Historia de un convento (Vergara 1906); H ornedo , R. M . de S. I., En el V I I Centenario de
la Universidad de Salamanca: RazFe 149 (1954) 421-32; P elster, F ., Zur Geschichte der Schule
von Salamanca: Gregorianum 12 (1931) 303-13 ; P ereña V icente , L uciano , L a universidad
de Salamanca, forja del pensamiento político español del siglo X V I (Salamanca 1954); Pozo,
C ándido, S. I., L a teoría del progreso dogmático en los teólogos de la escuela de Salamanca
(1526-1 6 4 4 J (Madrid, G S IC , 1959); R amírez, Santiago , O . P., Hacia una renovación de
nuestros estudios filosóficos: E stFil 1. (Las Caldas de Besaya 1952) isss; Sala B alust , L uis,
. Catálogo de fuentes para la historia de los antiguos colegios seculares de Salamancas Hispania
Sacra 5 (1952) 145-202; 7 (i954) 410-66; I d ., Reales reformas de los antiguos colegios de Sala­
manca (Valladolid 1956); I d ., Colegios de Salamanca 1623-1720 (Valladolid 1956); T onneau , J. :
Bulletin Thom iste 4 (1934-36) 858-60; V III c.1343.
3 A . C otarelo y V alledor , Fray Diego de D eza . Ensayo biográfico (Madrid 1905);
M atías G arcía , O. P., Fray Diego de D eza , campeón de la doctrina de Santo Tomás: Ciencia
Tomista 26 (1922) 188-198; A . P érez G oyena , S. I., E l I V Centenario de la muerte del maestro
Fr. Diego de D eza : Razón y F e 67 (1923) 21-40; M aximiliano C anal, O. P., Fray Diego de
Deza: Analecta S. O . P. 16 (1923) 237-40; J. F ernández Prida , Diego de D eza y Cristóbal
Colón, en Crónica del III Congreso Católico Nacional Español (Madrid 1893) p .209-20;
M . A lcocer y M artínez , Diego de D eza; estudio biográfico y crítico (Valladolid 1927); G . A ri-
■ mon, L a teología de la f e y Fray Diego de D e z a ; Bibliotheca theologica hispana, serie I 2 (M a­
drid, C S IC , 1962).
* B ib lio gra fía : A llevi , L uigi , F. de V . e il rinovamento della Scolastica nel secolo X V I :
R F N S (Milán 1927) 401-415; A lbertini , Q.., L ’ oeuvre de F . de V . et la doctrine canonique du
droit de guerre (Paris 1903); B arcia T relles, C amilo , Francisco de Vitoria, fundador del
derecho internacional moderno (Valladolid 1928); B ertin i , G . M ., Influencia de algunos rena­
centistas italianos en el pensamiento de F . de V . (Salamanca 1934); B rown Scott , James,
El origen español del derecho internacional moderno (Valladolid 1928); Id ., T h e Spanish Origm
of International Law. F . de V . and his Law o f N ations (Washington 1933); Id ., The Catholic

i
330 C.14. Renovación de la escolástica en España

gramática y artes4. En 1509/10 fue enviado al convento de


Saint Jacques de París, donde completó sus estudios de artes,
asistiendo a las lecciones de Juan de Celaya en el colegio Co-
queret. Hacia 15 12 / i3 comenzó sus estudios de teología, te­
niendo por maestros a Juan Feynier (Fenario) y al belga Pedro
Crockaert, que desde 1507 había sustituido el libro de las Sen­
tencias por la Suma de Santo Tomás. Comenzó su enseñanza en
Saint Jacques como bachiller sentenciario en 1516/17. Su labor
literaria en este tiempo consiste en una edición de la II-Ilae de
Santo Tomás, que le encomendó Crockaert (París 1512), otra
de los Sermones dominicales de Pedro de Covarrubias (París
1520), y en su cooperación a la del Dictionarium o Repertorium
morale del benedictino Pedro Bersüire, 3 vols. (París 1521-22),
En 22 de marzo de 1522 recibió la licencia en teología, y en 21 de
junio del mismo año el grado de doctor.
Terminados sus estudios, abandonó París y, tras breve es­
tancia en Flandes, regresó a España, comenzando su enseñan­
za en el colegio de San Gregorio de Valladolid, de 1523 a 1526,
en que ganó la cátedra de prima de Salamanca. Desde entonces
hasta su muerte se entregó por completo a la enseñanza, elevan­
do la cátedra salmantina a la categoría de la primera en su tiem­
po y realizando desde ella su gran obra de la renovación de la
teología. El cardenal Ehrle declara: «A Vitoria principalmente
debe Salamanca el ocupar en el siglo xvi un lugar como el que
obtuvo París en la segunda mitad del siglo xrii; él fue quien
la transformó en cuna de la nueva escolástica» 5. Apenas inte­
rrumpió su actividad docente por otras ocupaciones, como fue­
ron su asistencia a las juntas de Valladolid en que se trató el
caso de Erasmo (1527). Su influencia fue sobre todo oral. Fue
en su aula donde formó lps grandes discípulos que continuaron
su labor en Salamanca y difundieron sus enseñanzas y su espí-
Conception o f International Law. F . de V . Founder o f the modern Law o f Nations. Francisco
Suárez, Founder o fth e Philosophy o f Law iri general and in particular o f the Law o f the Natiom j
(W ashington 1934); G.etino , L uis, O . P., E l maestro Francisco de Vitoria, su vida, su doctrina, \
su influencia (Madrid 1930); Iparraguirré, D ., S. I., Francisco de Vitoria. Una teoría social 1
del valor económico (Bilbao 1957); L lano , A ., S. I., L a obligatoriedad del derecho natural en .
F. de V .: Pensamiento 20 (1964) 417-448; •P ereña V icente , L uciano , Francisco de Vitoria :
en Portugal: Arbor (1959) 326-341; N aszalyi, A ., O Gist., Doctrina Francisci de Vitoria de j
Statu (Roma 1937); R ecasens Siches,' D. L ., Las teorías políticas de F í d e V .: Anuario Asoc. j
Francisco de Vitoria (1931) 165-222; U rdánoz , T eófilo , O . P., Obras de F . de, V. Relecciones
teológicas (Madrid, B A G , 1960); Id ., Vitoria y el concepto de derecho natural: C T 72 (1947)
229-88; Id ., Vitoria, y la concepción democrática del poder público y del Estado: C T 73 (1947)
234-85; B eltrán de H eredia , V ., Francisco de Vitoria (Barcelona, Labor, 1939); D ell 'O ro
M a in i , A tilio , L a conquista de América y el descubrimiento del moderno derecho internacional
(Buenos Aires 1946); G onzález , R ubén C ., O . P., Francisco de Vitoria, Estudio bibliográfico
(Buenos Aires 1946). ‘ ’
4 Sobre la formación de Vitoria, R icardo G . V illoslada, S. I., L a universidad de París
durante los estudios de Francisco de Vitoria, O . P . (1 5 0 7 -1 5 2 2 ) : Analecta Gregoriana 14
sec.B n;2 (Roma 1938).
5 F r. C ardenal E hrle, S. I., Los manuscritos vaticanos de los teólogos salmantinos del
siglo X V I : EstEcl (1930) 4.

i
Francisco de Vitoria 331

ritu por las universidades europeas y en las nuevamente funda­


das en América y Filipinas, los que las hicieron brillar en Tren-
to y las aplicaron a la colonización del Nuevo Mundo incorpo­
radas a las Leyes de Indias.
Fueron discípulos de Vitoria Domingo de Soto, Melchor
Cano y Mancio de Corpus Christi, que enseñaron en Salaman­
ca. Domingo de Santa Cruz, Vicente Barrón, Domingo de C u e­
vas, Andrés de Tudela, que enseñaron en Alcalá. Diego de
Chaves, catedrático en Santiago de Compostela. Martín de Le-
desma, en Coimbra. Tomás Manrique, en Roma. Fuera de la
Orden dominicana, Pedro Guerrero, obispo de Segovia; Se­
bastián Pérez, obispo de Osma, traductor de Aristóteles; A lo n ­
so de Veracrüz, O.S.A., que enseñó en Méjico; Andrés Vega,
O .F.M ., gran teólogo en Trento; Alfonso de Castro, O .F .M .,
que enseñó en Salamanca; Martín Pérez de Ayala, obispo de
Valencia; Gaspar de Torres, mercedario; los dos Covarrubias
(juristas), etc.
Obras*— Vitoria no publicó en vida ninguna obra. A l mo­
rir dejó un gran legado de papeles o materiales escritos, los bo­
rradores de sus Relecciones y notas de sus lecturas o explicacio­
nes de clase, que se difundían por numerosas copias, pero cuyos
originales no han llegado a nosotros. Conscientes de su valoir,
el claustro de la universidad (1548) y más tarde el capítulo pro­
vincial dominicano de Plasencia (1575) mandaron recoger y
publicar los manuscritos del Maestro. Pero estas decisiones no
surtieron efecto. Fue el editor de Lyón Carlos Boyer quien,
pasando por Salamanca, se procuró copias fidedignas de la obra
principal, Relectiones, publicándola por primera vez en Lyón
( i 557 ). . . . .
Estas obras vitorianas se agrupan, pues, en Lecturas y Re­
lecciones, con algunos escritos varios. Las Lecturas, o lecciones
de clase son las exposiciones o comentarios teológicos redacta­
dos por el Maestro para su explicación oral o transmisión al pú­
blico. Se conservan como anotaciones tomadas por los alumnos
en numerosos manuscritos que han permanecido inéditos hasta
la época actual, pero que dieron la pauta y fueron la fuente pri­
mera para los subsiguientes comentarios de los teólogos poste­
riores. Existen Lecturas o comentarios a todas las partes de la
Suma de Santo Tomás y al cuarto libro de las Sentencias. Por
su importancia excepcional ha sido publicada una parte, los
Comentarios a la Secunda Secundae (ed. P. V . B e l t r á n d e H e -
r e d ia . T.1-5: Salamanca 1932-35; t.6: Salamanca 1952, con­
teniendo también el comentario De legibus, fragmentos de reía-
332 C.14- Renovación de la escolástica en España

ciones y dictámenes). Las Relectiones theologicae constituyen la


obra maestra y celebérrima de Vitoria. Se trata de Repeticiones
o conferencias solemnes que los estatutos imponían dar cada
año a los maestros, y fueron redactadas con todo esmero por
Vitoria. En ellas se contienen sus doctrinas más innovadoras,
entre las cuales su fundamentación del derecho internacional,
que en el capítulo XI hemos valorado. Son, por el orden en que
las dispuso Boyer y los años en que fueron dictadas: De potestate
Ecclesiae prior (1532); De potestate Ecclesiae posterior (1533); De
potestate civili (1528); De indis prior (1539); De indis posterior
seu de iure belli (1539); De matrimonio (1531); De augmento ca-
ritatis (1535); De temperantia (1537); De homicidio (1530); De
simonía (1536); De magia (1540); De eo quod tertetur veniens ad
usum rationis (1535); Desde su publicación postuma (Lyón 1557)
han tenido numerosas ediciones antiguas (las más destacadas:
Salamanca 1565; Ingolstadt 1580; Madrid 1765) y versiones mo­
dernas a las lenguas (primera versión española por J. T o r r u -
b ia n o R i p o l l , Madrid 1917; edición bilingüe, en parte crítica,
por L. A . G e t i n o , 3 vols., Madrid 1933-35; nueva edición bi­
lingüe crítica, con estudio doctrinal, por T . U r d á n o z , Madrid,
B A C , 1960).
Entre otras obras menores de Vitoria deben destacarse Sum­
iría Sacramentorum Ecclesiae ex doctrina F. de Vitoria per P .
Thofnam a Chaves (Pinciae 1560), de la que se cuentan 80 edi­
ciones hasta 1626; Confessionario útil y provechoso (Amberes
1558), Dictámenes y pareceres, muy diversos, y algunas Cartas 6.
Situación histórica y propósitos*— Vitoria aparece en una
encrucijada decisiva de la historia europea, en un momento re­
volucionario en que comenzaba a fraguar una nueva orienta­
ción del pensamiento y de la vida en el orden filosófico, religio­
so, político y social. Los trece o catorce años de su permanen­
cia en las aulas parisienses influyeron profundamente en su for­
mación intelectual y en, su orientación práctica. París era en­
tonces el centro de convergencia de tres grandes corrientes doc­
trinales: el humanismo, el nominalismo y una incipiente res­
tauración del tomismo., U n espíritu clarividente como el suyo
tuvo ocasión de vivirlas simultáneamente, de contrastarlas y
apreciar lo que en cada una había de aceptable o de rechazable.
A primera vista nada hay más antitético que el nominalis­
mo y el humanismo. Sin embargo, analizados un poco a fondo,
pueden encontrarse en ambos no pocas afinidades, tendencias
6 Sobre las obras de Vitoria, V. B eltrán de H eredia , L os manuscritos del M tro. F . de
Vitoria. Estudio crítico de introducción a sus Lecturas y Relecciones: Bibl. de tomistas españoles
4 (Madrid 1950); T . U rdánoz , O . P., Obras de F. de:Vitoria (Madrid, B A C , 1960) p.83ss.
Francisco de Vitoria 333

! y aspiraciones comunes. Si algunos terministas parisienses se


entretenían en sutilezas desorbitadas, en los teólogos se reve-
j lan inquietudes de renovación y un sincero deseo de remediar
los abusos que llevaban camino de esterilizar irremediablemen-
' te la filosofía y la teología.
A su vez, el humanismo, dentro de algunas ligerezas y ex­
travíos, había logrado conquistas definitivas. Era una realidad
con la que no se podía menos de contar. Es verdad que en aquel
movimiento arrollador había mucho de peligroso, y Vitoria v i­
vió lo suficiente para conocer algunas de sus más amargas des­
viaciones, pero había también mucho de bueno y aprovechable,
Vitoria entró en contacto con el movimiento humanista preci­
samente en aquellos años en que, un poco tardíamente, adqui­
ría pujanza en París. Vivía Guillermo Budé. En Coqueret en­
señaba el helenista Francisco Tissard de Amboise. Es proba­
ble que Vitoria conociera a Luis Vives, aunque no a Erasmo,
que había pasado por París en 1511, y respecto del cual su acti­
tud fue evolucionando desde una sincera admiración hasta una
1 franca desaprobación. Esto no impide que conociera y aprecia-
r ra lo que había de aceptable en sus pretensiones de renovación
; de la teología, así como en las actividades del grupo de Lefévre
d'Étaples. Vitoria sacó del humanismo su estima de los clásicos^
un dominio decoroso del latín, un conocimiento suficiente del
griego para poder consultar los textos originales y la aplicación
de sus métodos críticos y literarios. Lo cual no le impide redu­
cirlo a sus justos límites de subsidiario y auxiliar de la ciencia
■ sagrada. j
Conoció también el nominalismo tardío, que dominaba én
Montaigu, Sainte Barbe y Coqueret con su garrulería dialécti­
ca. Pero no fueron ajenas a su formación lá tendencia práctica
y el interés por los estudios jurídicos y morales dé jfuan Mair,
a quien estima y califica de «vir bonus et doctus», y, en menor
grado, de Jacobo Almairi, con quien simpatiza poco/peto dél
que pudo aprovechar bastantes elementos en cuestipries de de­
recho natural.
Pero la influencia decisiva corresponde al ambiente dé -re­
novación del tomismo en el convento de Saint Jacques, donde
tuvo como maestros a Fenario y Crockaert. Sin ser figuras de
primera, magnitud, del primero pudo asimilar la elegancia y
.elocuencia en la exposición, y del segundo su reacción ,contra
.el nominalismo en que se había formado y su afición a la lectura
directa y asidua de las obras de Santo Tomás. A esto, junto con
un agudo sentido de observación, a un exquisito discernimien­
to de cuanto podía hallar de bueno y aprovechable en texiden-
33 4 C.14. Renovación de la escolástica en España

cias tan diversas, se debe la sólida formación intelectual que le


constituyó en jefe y orientador del movimiento de restauración
de la teología en España. Algunos de sus sucesores le superarán
en elevación y profundidad. Pero ninguno en claridad y en la
gracia inimitable de su modo de enseñar. Melchor Cano decía
que algunos de sus discípulos podrían llegar a saber más que él
pero que diez juntos no enseñarían como él.
Vitoria supo recoger y coordinar los esfuerzos de restaura­
ción del tomismo, intentados aisladamente y de manera incon-
nexa en París y Colonia, haciéndolos fructificar en la brillante
escuela salmantina. Introdujo como libro de texto la Suma de
Santo Tomás, en sustitución de las Sentencias de Pedro Lom­
bardo, que, por rutina reglamentaria, seguían vigentes en la
universidad de Salamanca. Conservó el método racional, pero
completándolo con el positivo de un recurso constante a las
fuentes escriturarias y patrísticas, dando su verdadero valor e
importancia a cada uno de los lugares teológicos. Su discípulo
Melchor Cano no tendrá más que formular teóricamente en su
tratado De locis theologicis lo mismo que Vitoria había enseñado
con la práctica. Simplificó los problemas, eliminando la farama­
lla de cuestiúnculas con que los escolásticos decadentes habían
recargado con fronda marchita el árbol de la ciencia, ahogando
entre el barroquismo de su hojarasca las líneas nobles, sobrias
y puras de la arquitectura tomista. Prescindió de las sutilezas
con que los nominalistas habían convertido la ciencia en una
logomaquia. Tuvo el arte incomparable de hacer descender de
las regiones de la especulación abstracta los principios henchi­
dos de virtualidades de la teología tomista, para ponerlos en
contacto, y aplicarlos a las cuestiones jurídicas y morales en que
tan densa era la realidad de su tiempo. De aquí surgen sus solu­
ciones geniales a los problemas planteados por él descubrimien­
to de América. Certeramente ha dicho Brown Scott: «Antes de
Vitoria todo es confusión; después de las Relecciones de Vitoria
todo es claridad».
Labor ciertamente difícil, pero que Vitoria llevó a cabo de
modo asombroso por su prudencia, su tacto y su eficacia. Des­
de el primer momento su superioridad fue tan clara, que su
método se impuso sin el cortejo desagradable de críticas, oposi­
ciones ni enemistades que con tanta frecuencia amargan a los
renovadores. A pesar de la audacia de sus innovaciones, no sus­
citaron reacciones contrarias. Su claridad, elegancia, profun­
didad y su certera visión de los problemas y las soluciones pro­
dujeron un clamor unánime de elogios, sin ninguna voz discre­
pante. Melchor Cano lo califica de «maestro sumo de teología,
Melchor Cano 335

que España recibió por don singular de Dios». El humanista


Clenardo atestigua: «Dictu mirum quam scribat nervose, quam
apte partiatur, quam colligat acute, et tamen omnia iucundita-
tis plena» 7. El historiador del convento de Salamanca, P. Alonso
Fernández declara: «Era maestro, no sólo en la sustancia de la
doctrina, sino en el modo de enseñarla, porque sú estilo era
breve, agudo, resoluto y elegante». Pocos maestros hán mereci­
do tan justamente los calificativos de Hurter: «Clarus scientia
theologica,.clarior methodo quam inauguravit, clarissimus dis-
cipulis et fructibus quos per illos retulit» 8. Exactamente ha
escrito Menéndez Pelayo: «De Vitoria data la verdadera restau­
ración de los estudios teológicos en España, y la importancia
soberana que la teología, convertida por él en ciencia universal,
que abarcaba desde los atributos divinos hasta las últimas rami­
ficaciones del derecho público y privado, llegó a ejercer en
nuestra vida nacional, haciendo de España un pueblo de teó­
logos» 9.
'i M E L C H O R C A N O (1509-60).— Nació en Pastrana. En
1523 ingresó en el convento de San Esteban. Estudió en el co­
legio de San Gregorio de Valladolid (1531). Tuvo por maestros
a Diego de Astudillo y Francisco de Vitoria, y fue condiscípulo
dé Bartolomé de Carranza y fray Luis de Granada. Comenzó su
enseñanza en San Gregorio en 1536. En 1542 ganó la cátedra
de prima de Alcalá. A l morir Francisco de Vitoria ganó la cáte­
dra de prima de Salamanca (1546-51). Tuvo como (discípulos a
Ambrosio de Morales, Domingo Báñez, Bartolomé de Medina,
Luis de Molina, fray Luis de León y San Juan de Ribera. Asistió
\ al concilio de Trento como teólogo de Carlos V. En 1552 fue
< consagrado obispo de Canarias, pero renunció al año siguiente,
¿ sin haber tomado posesión de su diócesis. Se retiró al convento
de Piedrahita hasta 1557, en que fue elegido prior de SamEste-
ban de Salamanca. Con motivo de su elección paratprovincial
tuvo qué ir a Roma (1559-60). Regresó y el mismo año murió
en Toledo 10.
7 Epistularum libri dúo (Amberes 1566) p.1331.
8 Nomenclátor I 2c p.1369.
9 Algunas consideraciones sobre F . de V . y los orígenes del Derecho de Gentes , en Ensayos
d é crítica filosófica. Edición nacional (Santander 1948) vol.43 p.230.
10 B eltrán de H eredia , V ., M elchor Cano en la Universidad de Salamanca: C T 48
(1933) 178-208; C aballero., F ermín , Vida,, del limo. M elchor Cano, en Conquenses ilustres
vol.2 (M adrid 1871); F raile , G uillermo, L a filosofía como lugar teológico: EstFil 31 (1963)
5 11-2 0 ; G utiérrez, G eneroso, M . C . 'en el cuarto Centenario de su muerte: EstFil 9 (1960)
499-505; G ardeil , A ., O . P L ieu x théologiques: D T C II col.712-742; H uerga, A lvaro ,
In M . Cani «D e Locis » scholia theologiam spiritualem spectantia: Angelicum (Roma 1961);
Jacquin , M ., O . P., M élchior Cano et la théologie moderne: R e v se. phil. et théol. 9 (1920)
1 2 1 -1 4 1 ; M andonnet , F ierre, O . P., Cano (M élchior J : D T C II 2 col.1537-40; M arcotte , E.,
L a nature de la théologie d*aprés M élchior Cano: Rev. de l'Université d'O ttaw a (1949); Sanz
•y Sanz , José , O . R. S. A ., M . Cano. Cuestiones fundamentales de crítica histórica sobre su vida
336 C.14. Renovación de la escolástica en España

Su obra principal es el gran tratado De locis theologicis ¡u


bri X II, que comenzó en 1540 y dejó sin terminar (Salamanca
Matías Gast, 1563). Se propone estudiar los «lugares» o fuentes
de donde deben tomarse los argumentos para la demostración
en teología, de manera semejante como para la filosofía lo hace
Aristóteles en los Tópicos. Declara que no Hizo más que expo.
ner, ordenar y desarrollar lo que practicaba su maestro Vitoria,
No obstante, reivindica su propia originalidad: «id autem eo
libentius feci, quod nemo theologorum adhuc, quod equidem
sciam, genus hoc argumenti tractandum sumpsit» (Prólogo). Se
le han buscado anticipaciones y paralelismos en Rodolfo Agríco­
la (De inventione dialéctica), Luis de Carvajal, Martín Pérez de
Ayala, Juan de Vergára, cuyas Cuestiones del Templo utiliza en
el libro XI, citando el nombre de su autor; pero nada de esto
mengua la originalidad de Cano. El influjo más destacado, en
el aspecto humanista, es el de Luis Vives. Como éste, trata de
eliminar las sutilezas y cuestiones inútiles, criticando con pun­
zante ironía los abusos de la escolástica decadente, haciendo un
elenco despectivo y, ciertamente, exagerado de materias filosó­
ficas que considera poco importantes, pero en cuya enumera­
ción se le corrió un poco la pluma más de lo justo n .
El prólogo es una proclamación de la necesidad del método
y del orden en las cuestiones, en que se anticipa casi un siglo a
Descartes y Bacón 12. Da cabida a la filosofía como lugar teoló­
gico y recomienda el estudio de las ciencias naturales, la histo­
ria y las lenguas (l.io -n ). Sigue fielmente el tomismo, aunque
con un espíritu un poco ecléctico de independencia y liber­
tad í 3. Gano tiene el mérito indiscutible de haber llevado a cabo
la sistematización de los lugares teológicos en un latín elegan­
tísimo, que nada desmerece al lado de los mejores humanistas.
Pero no se contenta con la elegancia del lenguaje, sino que exige
y sus escritos, en el cuarto centenario de su muerte (1560-1960) (M adrid 1959); L ang , A ., Die
*Loci theologici' des M elchior Cano und die M ethode des dogmatischen Beweises (M unich 1925).
11 «Quis enim ferre possit disputationes illas de universalibüs, de nom inum analogía,
de primo cognito, de principio individuationis, sic enim inscribuit; de distinctione quanti-
tatis a re quanta, de máximo et mínimo, de infinito, de intensione et remissione, de pr*por-
tionibus et gradibus, deque aliis eiusmodi sexcentis, quae ego etiam, cum n ec essem ingenio
nimis tardo, nec his intelligendis parum temporis et diligentiae adhibuissem, animo vel in­
formare non poteram. Puderet me dicere non intelligere, si ipsi intelligerent, qui haec trac-
tarunt» (D e locis IX c.7). *
12 «Saepe m ecum cogitavi, Lector optime, boni ne plus is attulerit hominibus, qui mul-
tarum rerum copiam in disciplinis invexit, an qui rationem paravit, et viam, qua disciplinae
ipsae facilius, et commodius ordine traderentur». «Nam et rerum inventoribus nos debere
multum, negare non possumus, et debemus certe iis multum, qui ratione, atque arte rés
inventas ad communem usum accomodaverunt» (Proemio). ,
13 «Memini de praeceptore meo (Vitoria) ipso audire, cum nobis II-II partis caepisset
exponere, tanti divi Thom ae sententiam esse faciendam ut, si potior alia ratio non süccurreret,
sanctissimi viri satis nobis esset auctoritas. Sed admonebat rursum, non oportere Sancti
Doctoris verba sine delectu et examine áccipere; immo vero si quid aut durius aut improba-
bilius dixerit, imitaturos nos eiusdem in simili re modestiam et industriam, q u i nec auctoribus
antiquitatis suffragio comprobatis fidem abrógat, nec in sententiam eorum, ratione in contra-
rium vocante, transit. Quod ego praecéptum diligentissime tenui» (D e locis X III, proemio).
Domingo de Soto 337

fondo y peso de verdadera ciencia 14. Escribió además un tra­


tado ascético: De la victoria de sí mismo (Valladolid 1550), que
es una adaptación de la obra de Serafín de Fermo. Dos relec­
ciones, una De sacramentis in genere (1547) y otra De Poeniten-
\ia (1548; Salamanca 1550). En un dictamen a Felipe II sostiene
la licitud de declarar la guerra a Paulo IV, distinguiendo dos
aspectos en el Papa, uno como jefe universal de la Iglesia, y
otro como monarca temporal. Considerado bajo el segundo, es
lícito declararle la guerra suponiendo que sea injusto agresor,
si bien guardando todas las debidas cautelas exigidas por el
derecho 15. Existen, además, valiosas Lecturas o comentarios
suyos a la Suma de Santo Tomás, todavía inéditos.
D O M IN G O D E S O T O (1495-1560).— Fue el gran cola­
borador de Vitoria en la restauración de la teología y la filosofía.
Nació en Segovia. Estudió en Alcalá (1513-14) y en el colegio
de Sainte Barbe de París, donde se graduó de maestro en ar-
í tes (1516-20). En el convento de Saint Jacques asistió a las
lecciones de Francisco de Vitoria, lo que determinó su con-
I versión al tomismo, no sin que en su mentalidad perduraran
algunos restos del ambiente nominalista de Alcalá y París:
«nos, qui Ínter nominales nati sumus, interque reales enutriti>x
(Isagoge, de Porfirio, prólogo). Regresó a Alcalá (1520) y en­
señó dialéctica, física y metafísica en el colegio de San Ilde­
fonso. Fue discípulo suyo San Juan de Avila. Se dirigió a
Montserrat decidido a apartarse del mundo, pero un bene­
dictino le aconsejó que ingresara en la Orden dominicana.
Así lo hizo, tomando el hábito en el convento dé San Pablo
de Burgos (1524), de donde fue enviado a Salamanca., Ganó
la cátedra de vísperas en la universidad (1532) y la regentó
hasta 1549. D e 1545-47 asistió al concilio de Trento como¡teó­
logo del emperador y a la controversia entre Las Gasas yNSe-
púlveda en Valladolid (1550-51). En 1552 sucedió a Melchor
Cano en la cátedra de prima, que regentó hasta su muerte,
en 1560 16.
14 «Flumen enim nobis inanium verborum displicet, quibus sententia deest; nec sen-
tentiarum subtilitate capimur, si orationis est siccitas». Aludiendo a Erasmo, dice: «Sunt enim
nonnulli, quibus, quoniam N o v i Testam enti antiqúa versio parum elegans et culta est, place-
ret máxime, ut, illa summota, in illius locum latinior alia succederet. Scilicet artis coloribus
Dei volunt sapientiam pingere, et quasipúellam rhetorum flosculis exornare» (II c.5).
15 P ereña V icente , L uciano , M elchor Cano y su teoría de la guerra: Anuario A soc.
Francisco de Vitoria (1959) 6 3-115. . •
16 O bras: Summulae (Burgos 1529; Salamanca 1539). In Dialecticam Aristotelis, Isagoge
Porphyrii. Aristotelis Categoriae. D e Demonstratione (Salamanca 1543). Deliberación de la
causa de los pobres (i545). Ed. G etíno (Vergara 1926). Deliberatio in causa pauperum (Sala­
manca 1545 ). Super octo libros Physicorum Commentarii (Salamanca 1545). Super octo libros
Physicorum Quaestiones (Salamanca 1545, 1572). D e iustitia et iure (Salamanca 1553). Com -
mentarium in I V Séntentiarum (Salamanca 1557). D e natura et gratia (Veiiecia 1547). A sim is­
mo, la Relección de dominio, publicada por Brufau Prats (Granada 1964) y otras varias inéditas.
B aeza , Apuntes biográficos de escritores segovianos (Segovia 1877). B eltrán de H eredia ,

ís
338 C.14. Renovación de la escolástica en España

Es un espíritu recto, ecuánime, equilibrado, con un carácter


profundamente humano. Intervino en los asuntos más variados
de orden científico, religioso, político y económico: en el pau.
perismo en Castilla, en la defensa de la causa de los pobres,
en combatir el hambre y la langosta, en proporcionar trigo a
los estudiantes pobres de la universidad, etc. Aun después de
su conversión al tomismo perduraron en su mentalidad alga,
nos vestigios del ambiente nominalista respirado en Alcalá y
París. Su actitud es abierta y un poco écléctica, apartándose
de la escuela en algunas cuestiones importantes, por ejemplo,
en la distinción real entre esencia y existencia 17. Denuncia
enérgicamente los defectos del nominalismo, hablando de «ba-
rathrum sophismatum», «tempestas sophismatum», «monstro-
rum turba». En cuanto a la dialéctica afirma que «en estos úl­
timos años ha salido de sus propios carriles, y no sólo es inac­
cesible para los estudiantes, sino oprobio y vergüenza para
todos» 18. Después de doce años de enseñanza de teología,
volvió a revisar sus libros de lógica con la intención de restau­
rar el auténtico aristotelismo 19. Cardillo de Villalpando ha­
bía propuesto suprimir las Summulas por completo 20. Soto
V icente , Domingo de Soto . Estudio biográfico documentado (Salamanca 1960); Humanismo
y derecho en D . de S.: Anales de la cátedra Francisco Suárez 2 (Granada 1962) 333-347;
G arro, V ., O . P., Domingo de Soto y el Derecho de Gentes (Madrid 1930); I d ., Domingo de
Soto y su doctrina jurídica (Salamanca 1944); C olmenares, D iego de , Historia de la insigne
ciudad de Segovia (Segovia 1637) p .717-729 ; D uhem , P ierre, Dominique Soto et la scholastiquc
parisienne, en Études sur Leonard de Vinci III (Paris 1913) p .261-583; D el C ura, A lejandro,
Domingo de Soto, maestro de filosofía: E stFil 9 (1960) 391-440; B rufau P rats, E l pensamiento
político de Domingo de Soto y su concepción del poder (Salamanca 1960); Id ., Domingo de Soto,
Relección «De dominio». Edición crítica y versión esp. (Universidad de Granada 1964); San­
cho , H ipólito , Ideas penales del maestro Domingo de Soto: C T 20 (1919) 318-336; 21 (1920)
306-317; I d ., Domingo Soto y Alfonso de Castro: C T 22 (1920) 142-60; V iel , A im é , Domi­
nique Soto au concil de Trente en contre du Protestantisme: R evT h om 12-14 (1904-1906).
17 «Liberum lectorem deprecor, sane qui in verba magistri non adeo iuraverit, ut ne
plus auctorem nomina aestimet, quam pondus rationum perpendat» (D ial, quaest. 1). «Enim-
vero istud esse existentiae nunquam intellexi esse aliquam entitatem distinctam a subiecto
(esencia) tamquam aliam rem, sed est modus, et actus substantiae» (In I V Sent. dist.io q.2
p.481). C f. D e Praedicamentis, de substantia q .i). Cree también posible, a la manera de Esco­
to, que Dios pueda conservar la materia prima sin forma: «Probabile est D eum posse mate-
riam sine forma servare. Ñ eque in hoc puto derogari gravissimae auctoritati S. Thomae,
tum, quia res non est tanti momenti: tum quia non negó, quin, in principiis persistendo Aris-
totelis, probabilissima est eius sententia» (Supra 1.1 Phys. q.6: de materia [Salamanca 1572]
p.2iv). / ■
18 «Eríimvero cum .res dialéctica his retro annis triginta eo sophismatum extra proprias
lineas prolapsa fuerit, ut non modo adolescentibus terribilis iam esset, atque adeo inaccessi-
bilis, verum etiam cunctis ludibrio etiam opprobioque haberetur» (Summulae, prologo).
A lg o parecido decía elm ercedario Gregorio A rcisio i «Ingenue fateor Summulae in tantum
crevisse volumen, tam proculque discesisse a suis limitibus, ut iam nihil minus quam intro­
d u c to sint» (In Eisagogen Porphyrianam [1554] p .7 .11); V . M uñoz D elgado , O . de M ,
-Domingo de Soto y la ordenación dé la enseñanza de la lógica: C T 87 (1960) 467-528; I d ., Re­
flexiones acerca de la naturaleza de la lógica en la obra de Domingo de Soto: Estudios 20 (1964)
3-46; I d ., L a enseñanza de la lógica en Salamanca durante el siglo, X V I : Salmanticensis 1
(1954)' iSi.
19 «Statui namque pro ingenio et exiguitate mea Aristotelem, cum primis hac tempes-
tate iacentem atque neglectum, scholis restituere» (In Dialecticam [Salamanca 1548] dedica­
toria).
20 «Et quidem si par amplissimam Academ iam mihi licuisset ex Gimnasio, Summulis
quas vocant prosus relegatis,,atque isagoge perlecta statim ad Aristotelem curam omnem
atque studium transtulissem» (Summa Summularum,, Alcalá 1590).
.D om ingo de Soto 339

! no llega a tanto. Las considera útiles y hasta necesarias como


una breve introducción a la lógica aristotélica, pero es necesa-
| rio podarlas de su excesiva fronda y reducirlas a seis meses en
llagar de la preponderancia que tenían en A lca lá 212 . Tuvo el
imérito de haber retornado al aristotelismo, comenzando a in-
| dependizarse de Pedro Hispano. Pero quizá por el respeto que
1inspiraba el nombre del papa portugués, su labor se redujo
la abreviar un poco las Summulas y cambiar el orden de algu-
I nos temas. Su libro forma un grueso volumen, que conserva
I todavía muchas cosas a pesar de creerlas inútiles. L a verdade-
| ra reforma la llevarán a cabo, a fin de siglo, Pedro dé Oña,
| Francisco Toledo y Báñez, que reducirá a dos meses el tiempo
i dedicado al estudio de las Summulas 22.
| D e su formación en París y de su enseñanza en: Alcalá
j proceden sus Comentarios a los Físicos de Aristóteles,/ en que
| se aprecia el influjo de los nominalistas Juan Buridán, Nicolás
I Oresme y Alberto de Sajonia. Pierre Duhem le atribuye el
haber formulado la ley de la caída de los graves sesenta años
! antes que Galileo 23. En realidad, el hecho de la aceleración,
| o sea que la velocidad de los cuerpos pesados es tanto mayor
Í cuanto caen de más alto, había sido ya señalado por Aristóte-
| les y Santo Tomás: «Terra (vel Corpus grave) velocius move-:,
tur quanto magis descendit» 24. El mérito de Galileo consiste
en haberlo expresado en fórmulas matemáticas.
Soto se ocupó también de cuestiones jurídicas, en la mis­
ma línea que Francisco de Vitoria. Su obra principal sobre
justicia y derecho es el monumental tratado De iüstitia et iure
(Salamanca 1553)*
P e d r o d e S o t o m a y o r (1511-1564).— Natural de Córdoba,
hijo de los condes de Pinto y Caracena. Estudió en SarfGre-
gorio de Valladolid. Catedrático en la de vísperas en Sala-
' manca (1551-60) y después en la de prima (1560-64)..Escribió
Comentarios a la Suma (inéditos).
21 «Veluti barbaricum quoddam monstrum exploxerint ac prorsus eieceririt, cum tamen
esset potius velut frondosa arbor amputanda, non extirpanda ut non simul eradicetur et tri-
ticum» (Summiilae, 1547, prólogo): '•
22 V . M uñoz D elgado, L a enseñanza de la lógica en Salamanca durante el s.X V I: Sal-
¡manticensis I (1951) S i.
23 «Ubi enim moles ab alto cadit per médium uniforme: velotius m ovetur in fine quam
in principio. Proiectorum vero motus remisior est in fine quam in principio: atque ideo pri-
mus uniformiter difformiter intenditur, secuhdus yero uniformiter difformiter remittitur»
(Qudestionés super V II Physic. q.3 fol.92y col; 2,- Salamanca 1572). P. D uhem , Les précur-
séürs parisiens de Galilée. Dominique Soto .et la scolastique parisienne , en Études sur Léonard
-de Viñci III (Paris 1913) p.261-583.
24 Santo T omás, D e Cáelo I lect.17. Según Aristóteles, «la tierra y el fuego, cuanto más
, cercanos están a sus lugares, aquella ál centro, el fuego al término superior, tanto más rápi­
damente se mueven. Si el lugar fuera infinito, sería también infinita la aceleración, e igual­
mente lo serian la pesantez y la ligereza», etc. (D e Cáelo I 9 p.277a). (Traducción de F ran ­
cisco de P. Samaranch [Madrid 1964] p.72Ós).

i.
340 C .14. Renovación de la escolástica en España

M a n c io d e C o r p u s C h r is t i (1510/12-1576).— Natural de
Becerril de Campos (Palencia). Catedrático de teología en Se^
villa, Alcalá (1548-64) y Salamanca (1564-76). Tuvo por discí­
pulos a Francisco Suárez y Gregorio de Valencia. Sus Comen­
tarios a la Suma están inéditos 25.
B a r t o l o m é d e M e d in a (1527-1580).— Natural de Medina
de Rioseco. Catedrático de Durando (1575) y-de prima en Sa­
lamanca (1576-80). Escribió Expositio in l- I I Angelici Doctoris
Divi Thomae Aquinatis (Salamanca 1577, 1588). Expositio in
III D. Thomae Partem usque ad quaestionem sexagesimam com-
plectens tertium librum Setentiarum (1578, 1584). Breve instruc­
ción de cómo se ha de administrar el sacramento de la Penitencia
(1580). En moral se le atribuye la creación del sistema pro-
babilista, que consiste en acudir a principios reflejos sobre la
base de simple probabilidad cuando se carece de principios di­
rectos. Propone la cuestión: «Utrum teneamur sequi opinionem
probabiliorem, relicta probabili; an satis sit sequi probabilem?»,
contesta: «Si est opinio probabilis, licitum est eam sequi, licet
opposita probabilior sit» (I-II q.19 a.6 al fin) 26.
D O M IN G O B A Ñ E Z (1528-1604).— Nació en Valladolid,
Su; padre, Juan Báñez de Mondragón, era oriundo de Artazu-
biaga (Arechavaleta, Guipúzcoa), y su madre de Valladolid.
Fue discípulo de Melchor Cano y enseñó artes y teología en el
convento de San Esteban (1551-61). Se graduó de doctor en
Sigüenza y prosiguió su enseñanza en A vila (1561-67), donde
fue confesor de Santa Teresa de Jesús, en Alcalá (1567-69),
San Gregorio de Valladolid (1574-76). y Toro (1576-77). Ganó
la cátedra de Durando en Salamanca (1577-80) y después la
de prima (1580-99). Jubilado por enfermedad, se retiró al con­
vento de San Andrés de Medina del Campo, donde murió. Es
el teólogo más profundo y seguro de la escuela salmantina.
Su estilo es conciso, sobrio, enérgico y didáctico. Se propone
seguir en todo y por todo la doctrina de. Santo Tomás: «Ego
statui per omnia et in ómnibus sequi doctrinam Sancti Tho­
mae, quoniam ipse secutus est semper doctrinam sanctorum
patrum» ( Comm. in II-II q.24 a.6), «Etiam in levioribus quaes-
tionibus, nec latum quidem unguem a S. Doctoris doctrina
unquam discesserim» (In Iam 24,6). Como comentarista pre­
fiere a Cayetano. El nombre de Báñez va unido a las famosas
controversias de auxiliis (premoción física y concurso previo)
25 V . B eltrán de H eredia, O.'P., E l M aestro Mancio de Corpus Christi: C T 51
(i 93 S) 7-103.
26 I gnacio M enéndez R eigada , O .P ., E l pseudo-probabilismo de fray Bartolomé de M e­
dina: G T 37 (1928) 35-57; M . Solana , H ist. de la f i l española III p.163-165.
I Domingo Báñez 341

j que dio ocasión la Concordia de Molina. Se ha pretendido


¿ldar de novedad su actitud, calificándola de «bañezianismo»,
pero en realidad no consiste más que en llevar las doctrinas
tomistas a sus últimas consecuencias.
El P. Beltrán de Heredia resume de esta manera la cues­
tión: «El momento en que él comienza a influir en las aulas
salmantinas coincide con la aparición en ellas de una desvia­
ción en la manera de concordar la eficacia de la gracia con
¡a libertad. Báñez salió en defensa de la doctrina tradicional
enseñada por San Agustín y Santo Tomás y compartida igual­
mente por Escoto y sus seguidores. Según ellos, la primacía
corresponde siempre y en todo a Dios, a su gracia, eficaz de
sí ab intrínseco, y la concordia, cualquiera que sea, no puede
sacrificar ese primado, principio fundamental de toda; teodi­
cea. La libertad de la criatura no es ni puede ser algo absoluto
que se sustraiga a la primacía divina. Si hay subordinación,
como tiene que haberla, ha de ser forzosamente por parte de
la criatura. D e acuerdo con esto, Báñez, en la última de sus
producciones, De vera et legitima concordia liberi arbitrii cum
auxiliis gratiae Dei efficaciter moventis humanam voluntatem
(septiembre de 1600), hace ver cómo la definición de la liber­
tad que da Molina no es una definición de la libertad Simplicia-
ter, sino secundum quid, adoleciendo, en consecuencia, de ese
vicio todo su concordismo en que se resuelve la solución del
problema» 27.
11 V . B eltrán de H eredia , O .P ., art. B áñez, en Enciclopedia de la Cultura Española -I

Í
drid. 1963) cól.670. Sobre este tema también escribió Apología fratrum Praedícatorum in
inda Hispaniae sacrae Theologiae professorum, adversas quasdam novas assertiones cuius-
Doctoris Ludovici M olina nuncupati, theologi de Societate Iesu, quas defendit in suo libello
itulum inscripsit «Concordia liberi arbitrii cum gratiae donis divina praescientia, providexi-
praedestinatione et reprobationev, et adversus alios eiusdem novae doctrinae sectátores ac
'isores de eadem Societate. T res partes en colaboración con otros varios autores, de la
en ( i 595 ).
á O bras: Scholastica Commentaria in I Partem Angelici Doctoris D . Thomae q.irÓ4 (Sala­
manca 1584). Super I Partem D . Thomae a q. sexagesimaquinta usque in finem (1588). In II-
ílae, D e fi.de, spe et charitate (1584). D e iure et iustitiae decissioñes (1594). Commentaria , et
ijuaestiones in dúos Aristotelis Stagiritae de generatione et corruptione libros (1584). Institütio-
|es minoris Dialecticae, quas Summulas vocant ( i 599 )- C o n esta obra, escrita en su vejez, llevó
¿ término la reforma de la lógica iniciada por D om ingo de Soto, reduciendo las Summulas
V ia función de una breve introducción a la lógica aristotélica, que se podía cursar en un
par de meses (V. M uñoz D elgado , Domingo Báñez-y las Súmulas en Salamanca a fin es del
Uglo X V I : Estudios 21 [1965] 3-20). L a serie de Comentarios a la Suma de Santo Tom ás
4ue Báñez publicó en vida, ya señalados, ha quedado ahora felizmente completada con la
edición de los que faltaban por el P. V . B eltrán de H eredia : Comentarios inéditos a la P r i­
sma Secundae I-II (Salamanca-Madrid 1942-44); III: D e gratia D ei, con el Tractatus de vera
et legitima concordia liberi arbitrii creati cum auxiliis gratiae (Salamanca-Madrid 1948); C o ­
mentarios inéditos a la Tercera Parte, 2 vols. (Salamanca 1951-53)-
V Véase P aulino A lvarez , O .P ., Santa Teresa d e fe s ú s y el P . B áñ ez (M adrid 1882); M ar-
cel L épée , B áñez y Santa Teresa (París 1947); V . B eltrán de H eredia, E l P . B áñez y F e -
Upe II: G T 35 (1927) 1-29 ; I d ., E l maestro D . Báñez y la Inquisición española: C T 37 (1928)
289-309; I d ., Valor doctrinal del P . Báñez: G T 39 (1929) 60-81; Id ., Vindicando la memoria
M P . Báñez: G T 40 (1929) 312-22; 43 (1931) 193-99; I d ., E l M tro. Domingo Báñez: C T 47
(i933) 26-39.162-179; L. G utiérrez V ega , C .M .F ., Domingo Báñez, filósofo existencial:
EstFil 4 (1945) 83-114.
34 2 C.14- Renovación de la escolástica en España

Mantuvieron las disputas de auxiliis, en Roma, T o m á s be


L ( f 1629), de Rivadavia, regente de San Pablo de Valla-
e m o s

dolid: Panoplia divinae gratiae, 4 vols. (Béziers, A. Ber-


thier, 1676), y D i e g o A l v a r e z ( f 1635), de Medina de Riose-
co. Enseñó en Valladolid y en la Minerva de Roma, arzobispo
de Trani (Apulia): De auxiliis divinae gratiae (Roma 1610).
P e d r o d e H e r r e r a (1548-1630).— Natural de Sevilla. Catedrático de
Escotó (1593), sustituto de Báñez (1599-1604), catedrático de prima (1604-
1621). Obispo de Canarias (1621), Orense, T u y (1622) y electo de Tarazona.
Escribió Comentarios a Santo Tomás (inéditos) e In Tractatum de Trinitate
D . Thomae A q. Commentarii et Disputationes (Papiae 1627). F r a n c isc o be
A r a ú jo (De Ara vio, 1580-1664).— Natural de Verín (Orense). Catedrático de
prima (1621-48). Obispo deSegovia (1648). Escribió Commentaria in univer-
sam Aristotelis Metaphysicam I (Salamanca 1617); II (Salamanca 1631). Comen­
tarios a la Sum a: I n lI I Partem (Salamanca 1634); In I I -I I I (Salamanca 1638);
I I (Madrid 1646); In Iam Partem (Madrid 1647). Opuscula tripartita, hocestín
tres controversias triplicis Theologiae divisa, in quorum prima variae disputatio­
nes depura Scholastica, in secunda de Morali, e tin tertia de expositiva Theologia
utiliter expenduntur (Douai 1633). U n pequeño párrafo intercalado en sus
cuestiones sobre la gracia (I-II q . m a.5 dubium 6) ha dado ocasión para
considerarlo como favorable al molinismo en la cuestión de la premoción
física. Consiste en una interpolación de textos inéditos pertenecientes a
Juan Vicente de Astorga, que están en contradicción con las doctrinas que
Aráújb expone en su comentario a la metafísica. Pero la explicación de este
hedho permanece oscura28. P e d r o d e G o d o y (1608-1677).— Natural de
Aldeanueva de la Vera (Cáceres). Catedrático de prima (1652-64). Obispo
de Burgo de Osma (1664) y Sigüénza. Escribió Disputationes theologicae in
Summam D . Thomae, 7 vols. (Burgo de Osma 1666-72), obra que Gonet
- utilizó para componer su Clypeus.
J u a n d e l a P e ñ a (1513-65).— Natural de Valdearenas (Guadalajara).
Primero fue benedictino y después ingresó en la Orden dominicana. Ense­
ñó en San Gregorio de Valladolid (1551-59), sustituyó a Soto en la cátedra
de prima y después ganó la de vísperas en Salamanca (1560-65) 29. J uan
V i c e n t e d e A st o r g a (Asturicensis, 1544-95).— Natural de Astorga. Ca­
tedrático de Durando (1577-82), y después ganó la cátedra de vísperas
a Alfonso Curiel ( f 1609) en 1584. En 1590 se trasladó a Roma, donde
fue profesor en la M inerva y murió. Escribió D e Christi mérito, satisfactione,
praedestinatione, etc. (Roma 1690). D e origine et potestate gratiaé. Relectio <
de habituali Salvatoris N . sanctificante gratia (Roma 1591; Nápoles 1625)30. i
P e d r o d e L e d e sm a (1544-1616).— Catedrático de Durando (1604-8) y de !
vísperas en Salamanca (1608-16). Escribió D e magno matrimonii sacramento \
(Salamanca 1592). Tractatus de divina perfectione, infinítate et magnitudine, ¡
circa illa verba: «Ego sum qui sum» (Salamanca 1596). Tractatus de perfec- j
tione actus essendi creati circa aliquot quaestiones Primae Partis D. Thomae }
(Salamanca 1596). Primera Parte de la Summa en la cual se suma y cifra
todo lo que toca y pertenece a los Sacramentos con todos los casos y dudas re­
sueltas y determinadas (1598). Segunda parte de la Summa en la cual se suma

28 R. H ernández , O.P., A ctividad universitaria de F . de Araújo: C T 92 (1965) 203-271. =


E l profesor José L uis Fernández, de la Universidad de Navarra, prepara una importante
obra, de próxima aparición, sobre la metafísica de Araújo.
29 V . B eltrán de H eredia , E l Maestro luán de la Peña: C T 51 (1935) 325-356; 52
( i 9 35 ) 40-60.145-178; 54 (1936) 5-30.
30 M . H . M anzanedo, Introducción al estudio del concurso divino en Juan /Vicente de As-
torga: Studium (1961-62) 45-74.
Otros autores dominicos 343
y cifra todo lo moral y casos de conciencia que ño pertenecen a los sacramentos,
i con todas, las dudas con sus razones brevemente expuestas (1621). Tractatus
\ ¿le divinae gratiae auxiliis (1611), en que impugna a Molina. Summa seu
; theologia moralis de sacramentis (Salamanca 1614). D o m in g o P é r e z ( f 1700).
I Catedrático de vísperas. Escribió la Psicología, que forma parte del curso
| de los dominicos complutenses. D e Incarnatione (1732). D e fid e (1734).
Ip e scientia D ei tum necessaria tum libera iuxta D. Thomae mentem (M a-
jdrid 1747 ).
| Fueron catedráticos de Sagrada Escritura: A l o n s o d e P e ñ a f i e l ( f 15 1 3 ),
j que sucedió a Diego de Betoño en la cátedra de «trilingüe»: hebreo; caldeó,
| árabe y Sagrada Escritura (1483). M a t ía s d e P a z (1468-1519) enseñó en
I Valladolid y Salamanca (1513). En 1512 asistió a las juntas de Burgos con
! los PP. Bustillo y Pedro de Covarrubias. En su tratado D e dominio regum
Hispamos super Indos (1512) aborda la cuestión de la legitimidad de la
■ conquista de A m é rica 313 . G r e g o r io G a l l o ( f 1578), obispo de Orihüela .
2
y Segovia. Asistió al concilio de Trento. /
Regentaron la cátedra de Durando: D o m in g o d e G u z m á n , toledano,
hijo del poeta Garcilaso de la Vega. Fue catedrático de prima en Santiago
de Compostela (1572-75), y de Durando en Salamanca (1577-81). En 1579
hizo oposiciones a la cátedra de Biblia con fray Luis de León, cuyo resul­
tado fue muy discutido. A l f o n s o d e L u n a (1551-1596), natural de Villal-
1 pando. Escribió unas adiciones a Medina: Observationes novae et Additio-r
rnes ad tertiam Partem S. Thomae eiusdem expositionem.
f Otras figuras eminentes del convento de San Esteban fueron: T o m á s
i de C h a v e s ( f 1565), discípulo de Vitoria, que editó una Summa sacramen-
\torum sacada de sus doctrinas (Valladolid 1565). A m b r o s io d e S a l a z a r
* (1522-60), sustituto de Soto. V ic e n t e B a r r ó n ( f 1564), sustituto de Mel-^.
| chor Gano, confesor de Santa Teresa y catedrático en Toledo. P e d r o F e r ->
} n á n d e z ( f 1580), natural de Vilvestre (Salamanca), profesor en Segovia.
Asistió a Trento con Juan Gallo (1562-1564). V i c e n t e F e r r e r (1606-83).
Natural de Valencia. Enseñó Sagrada Escritura en Salamanca y Burgos.
Fue regente de la M inerva en Roma (1654-72). Regresó a Salamanca, donde
-murió. Escribió Tractatus theologici in I et I I partem S. Thomae, 8 vols. (Sa­
lamanca y Roma 1669-90). Tractatus de virtutibus theologicis et witiis eis
oppositis (Roma 1669). M a r c o s d e l a s H u e r t a s ( f h. 1627), enseñó en
Toledo, Pamplona y Burgos. Questiones ad .universam Dialecticam\ (Douai
1622; Pamplona 1627). P e d r o d e S o t o (1501-63). Natural de Alcalá.. C o n ­
fesor de Garlos V, profesor en Oxford y Dilinga. Escribió: Instiiutiones
christianae libri tres (Augsburgo 1548). M anuale clericorum (Dilinga 1558).
Tractatus: de institutione sacerdotum (1560). Parecer sobre si el uso dé los
>afeites es pecado mortal en las mujeres (mss. 5938 fól.462, en la B ibL N ae. M a ­
drid) 32.
A lc a lá .— Fueron también numerosos los dominicos que enseñaron en
esta U niversidad33. A n d r é s d e T u d e l a (1507-1542), discípulo de Vitoria.
D o m in g o d e l a s C u e v a s (1544-8). P e d r o d e T a p ia (1582-1657) fue natural
de Villoria (Salamanca), obispo de Segovia, Sigüénza, Córdoba y Sevilla.
Escribió Catena moralis doctrinas,-,' I: D e actibus moralibus (Sevilla 1654);
II: D e virtutibus et vitiis in specie (Alcalá 1657). Comentarios a l a i y III P arte
de la Suma (inéditos). Enseñó en Salamanca, Plasencia, Segovia, Toledo

31 V . B eltr a n .de H eredia , E l P . M atías de P a z y su tratado «De dominió regúrn H isp a -


niaeí>: C T 40 (1929) 173-190.
32 V . C arro, E l M aestro Fr.. Pedro, dé Soto y las controversias político teológicas en el sí-
glo X V I (Salamanca 1931).
33 V . B eltr Án de H eredia , L a enseñanza de Santo Tomás en la Universidad de A lca lá:
C T 13 (1916) 245-270.
34 4 C.14. Renovación de la escolástica en España
y Alcalá, en la cátedra fundada por el duque de Lerma. J u a n G onzález
de A lbelda (1569-1622), natural de Navarrete (Aragón). Enseñó en la
M inerva de Roma (1608-11) y en Alcalá (1612-22). Commentariorum et
disputationum in I Partera Summae S. Thomaé de Aquino volumina dúo
(I, Alcalá 1621; II, Nápoles. 1637). Se le ha inculpado de apartarse de la
escuela tomista negando la premoción física. J u a n M a r t í n e z d e P rado
(f 1668) fue natural de Valladolid. Catedrático de vísperas (1644-60) y de
prima en Alcalá (1660-63). Escribió Controversiae metaphysicales Sacrcie
Theologiae ministrae (Alcalá 1649). Dialecticae Instituciones quas Summulas
vocant (1643). Quaestiones logicae in tres libros distributae (1649). Quaestiones
Philosophiae naturalis in trest partes distributae. Quaestiones super octo libros
de Physico auditu (1651). Quaestiones super de generatione et corruptione
(1651). Quaestiones super tres libros de Anim a (1652), y notables obras teo­
lógicas 34. M i g u e l A l f o n s o Z a m o r a n o ( f h.1658) escribió Commentaria
in Iam Partem D . Thomae/(Alcalá 1658). C o s m e d e L e r m a ( f 1642) fue natu­
ral de Burgos. Hizo resúmenes de las obras de Domingo Soto. Compendium
Summularum sap. M . F . Dominici de Soto (Burgos 1641; Alcalá 1649, 1663).
Disputationes in Summulas Fr. D . de Soto (Madrid 1668; Burgos 1681).
Commentaria in Aristotelis Logicam ex doctrina S. M . F . Dominici de Soto
(Burgos 1642; Madrid 1673). Cursus philosophici... tomus I V posthumus...
dúos Ubros de ortu et interitu... comprehendens (Burgos 1666). Commentaria
in octo libros Physicorum Aristotelis ex doctrina sapientissimi M . Fr. Domi­
nici de Soto desumpta (Burgos 1643; M adrid 1673). Liber primus Summularum
(Madrid 1672). Los dominicos del colegio de Santo Tomás de Alcalá pu­
blicaron un curso de artes que contiene varias partes: Collegii Sancti Tho­
m aeCom plutensis in universam Aristotelis logicam Quaestiones (1693). Dia­
lecticae dissertationes, 2 vols. (1715). In octo libros Physicorum Aristotelis
quaestiones (1715). In dúos libros de generatione et corruptione Aristotelis
quaestiones (1693-1744). In tres Aristotelis libros de Anim a quaestiones (1741).

La gran figura de la orden dominicana en la universidad


de Alcalá es Ju a n d e S a n t o T o m á s (1589-1644). Nació en
Lisboa, de padre austríaco (Pedro Poinsot, secretario del ar­
chiduque Alberto de Austria) y de madre portuguesa. Estu­
dió filosofía en Coimbra. En 1596 partió para Flandes y estu­
dió teología en Lovaina (1608). Ingresó en la Orden de Predi­
cadores en el convento de Atocha de Madrid (1612). Enseñó
filosofía y teología en el colegio de Santo Tomás de Alcalá
(1613-30), Catedrático de vísperas en la universidád (1630-41),
de prima (1641-43). Confesor de Felipe IV (1643).-Murió en
Fraga (Aragón). Sus obras filosóficas fueron reunidas en el
gran Cursus philosophicus thomisticus secundum exactam, veram,
genuinam Aristotelis et Doctoris Angelici mentem, 3 vols. (Ma­
drid 1637, 1638; Colonia 1638; Roma 1636, 1637; Lyón 1663;
París 1883); ed. crítica de B. Reiser (Turín 1930-38). Su Cursus
theologicus comprende ocho volúmenes, los tres primeros pu­
blicados en vida de su autor y los restantes por Diego Ramí­
rez (I, Alcalá 1637; II-III, Lyón 1643; IV-V, Madrid 1645;
34 Jo s é R ie s c o T errero, E l ser en la M etafísica de M artínez de Prado: R ev F il Madrid
(1956) 529 - 542 .
Otros autores dominicos 34 5

¡VI, Madrid 1649; VII, Madrid 1656; VIII, París 1667; ediciones
^completas: Lyón 1663; Colonia 1711; París 1883-85; edición
c rític a por los benedictinos de Solesmes, I-IV, París-Tournai,
1931-46). Influyó en Díaz, Gérinois, Goudin, Billuart, Gonet,
Contenson y los Salmanticenses 353 .
6
V alladolid.— En el colegio de San Gregorio enseñaron36: D ie g o d e
1/\.studillo ( t 1536), filósofo, teólogo y escriturario, de quien decía Fran­
cisco de Vitoria: «el maestro Astudillo más sabe que yo, pero no vende sus
agujetas tan bien como yo». Escribió Quaestiones super V III libros Physico-

¡rnm et super dúos libros de Generatione Aristotelis , una cum legitima textus
expositione eorumdem librorum (Valladolid 1532, con prólogo y versos de
?fray Luis de Granada). B a r t o l o m é d e C a r r a n z a (1503-1576) fue natural
í¿e Miranda, de Navarra. Enseñó en San Gregorio (1527). Asistió al concilio
¡de Trento. Sus Comentarios sobre el Catecismo cristiano (Amberes 1558)
dieron ocasión al largo proceso inquisitorial, comenzado en España y ter­
minado en R o m a 37*3 . A n t o n io d e E s p in o s a . G r e g o r io M a r t í n e z (1575-
9
1637). Comentarios a la I-JJ, 3 vols. (Valladolid 1617-37). A l f o n s o d e
ÍA v e n d a ñ o ( f 1596). D o m in g o d e P a r r a j a . R a f a e l d e l a T o r r e ; extre-
Jítieño, profesor en San Gregorio y prior de San Esteban de Salamanca. Escri­
bió D e partibus potentialibus iustitiae. I: D e religione et eius actibus (Salaman-
ica 1611); II: D e vitiis religioni oppositis (1612). D ie g o Ñ u ñ o C a b e z u d o
f(t 1614), natural de Villalón (Valladolid), profesor en San Gregorio y Se­
góvia, donde murió. Escribió Tractatio in Illa m D . Thomae Partem (I, V a ­
lladolid 1601; II, 1609; Venecia 1612; Roma 1672). T om ó parte en las con­
troversias de auxiliis. B a l t a s a r N a v a r r e t e escribió Controversiae in D iv i
thomae et eius scholae defensionem, 3 vols. (Valladolid 1605). J a c in t o d e
la P a r r a (1619-1684), natural de Madrid. Escribió Artium Cursus, scilicet
Dialéctica, Lógica et Physica, 4 vols. (1657). D e generatione et corruptione
et de ánima, 2 vols. (publicados en Roma a nombre de Cosme de Lerma).
Ga sp a r R u i z , de Valladolid. Escribió Quaestiones selectae super I I I Partem
Si Thomae (1652). . -
Santiago de C o m p o stela 38.— D ie g o d e C h a v e s (1507-92). J u a n G a l l o
(1521-74). J u a n S á n c h e z S e d e ñ o ( f 1615) fue natural de Martín M uñoz
de las Posadas (Avila). Catedrático en Santiago (1601-3) y Salamanca. E s­
cribió Aristotelis Lógica M agna variis et multiplicibus quaestionibus septem
(ibris comprehensis elucídala , in quibus praecepta Logicalia ad D . Thomae Á q u i-
natis et doctoris Ecclesiae sententiam revocantur, et eiusdem Angelici Magistri
doctrina contra adversarios illius acerrime defenditur (Salamanca 1600). Com -
mntaria in Aristotelis Metaphysicam (inédito) 39. P e d r o P o r t o c a r r e r o
{t i59i)- J e r ó n im o d e U l l o a escribió un comentario a la Metafísica (iné­

35 L . A l o n s o G e t i n o , Dominicos españoles confespres de reyes: C T 14 (1916) 374-451 ;


Sa n t i a g o R a m í r e z , O .P ., lea n de Santo Tomás: D T C V III col.803-808; V . B e l t r á n d e
He r e d i a , B reve reseña de las obras de J. de Santo Tómás y de sus ediciones: C T 59 (1945) 236-
40; I g n a c i o M e n é n d e z R e i g a d a , O .P ., Fray Juan de Santo Tomás: C T 69 (1945) 7-20.
36 G . d e A r r i a g a , Historia del Colegio de S. Gregorio de Valladolid. Edición por M . d e
los H o y o s , O .P ., 3 vols. (Valladolid 1928-40).
37 B. M a r t í n M í n g u e z , Vindicación del S r .'D . Bartolomé de M iranda (M adrid 1902);
M. C a n a l , E l proceso de B . de M iranda y e l de Pedro de Soto: C T 38 (1928) 349-59; J. C u e r ­
vo, Carranza y el Doctor Navarro: C T 6 (Í913) 369-95»' M e n é n d e z P e l a y o , Heterodoxos
¡spañoles II c.8, cuyo juicio en este debate sigue siendo tan sereno y justo. Reciente estudio
$obre el tema, J. I. T e l l e c h e a , E l arzobispo Carranza y su tiempo, 2 vols. (Madrid 1968).
■ 3 8 v . B e l t r á n d e H e r e d i a , L a facultad de teología en la Universidad de Santiago: CT
39 (1920) 145-173-289-306.
39 M a r c o s M a n z a n e d o , O . P., lu án Sánchez Sedeño y su doctrina lógica: E stF il 5 (1956)
493-315.

I ■'
346 C .14.. Renovación de la escolástica en España
dito). A n t o n io de S o t o m a y o r (1547-1648), natural de Vigo. Catedrático
de prima en Santiago y regente de San Gregorio de Valladolid. Confesor de
Felipe IV, arzobispo de Damasco e inquisidor general de España 40.
M a d r id .— T o m á s d e T o r r e s ( f 1630).— Natural de Madrid. Profesó
en el convento de Atocha. Estudió en Alcalá y Valladolid. Enseñó en Lo-
vaina (1606), donde tuvo por discípulo a Juan de Santo Tomás, y después
en Halle. Obispo de Asunción (Paraguay) y de Tucum án (1626). Murió en
Chuquisaca. Escribió Comentarios a la Suma (inéditos). B e r n a b é G alle ­
go d e V e r a ( f h.1661), madrileño. Perteneció al convento de Huete (Cuerv.
ca). Enseñó en Cáceres y Madrid. Controversiae Artium in defensionem doc­
trinan Angelici Doctoris D . Thomae. I: Controversiae Logicae (Madrid 1623;
Colonia 1638); II: D e controversiis physicis. M . L e z a m a ( f 1668).
Sevilla.— En el colegio de Santo Tomás, fundado por Diego de Delza,
enseñaron: A g u s t í n d e É s b a r r o y a ( f 1554), natural de Córdoba. Se dice
que Domingo de Soto exclamó al oírle: «O felix ingenium infeliciter natumb
Escribió Expositio primi tractatus Summularum M ag. Petri Hispani (Sevi­
lla 1533). Dialecticáe Introductiones trium viarum placita, Thomistarum vi~
delicet ac Scotistarum necnom Nominalium complectentes (I, Sevilla 1533;
II, 1535 ) 41 •
D o m in g o d e V a l t a n á s M e x í a (1488-1560), que entre otras muchas obras
escribió: Compendio de la Philosophia natural de Aristóteles (Sevilla 1547),
Su figura ha sido revalorizada por el P. H uerga42. J u a n d e O c h o a ( f 1565),
fundó la universidad de Osuna. Escribió Omnes primariae conclusiones om-
niúm et singulorum articulorum Summae S. Thomae, additionumque in carmen
redactae quo facilius memoriae mandari possint (Roma 1565). A l o n s o d e . C a­
brera (1549-98), predicador de Felipe II, enseñó en Osuna. T o m ás de
M e r c a d o . Natural de Sevilla. Pasó a Nueva España, donde ingresó en la
Orden dominicana y estudió con P e d r o d e P r a v ia , discípulo de Vitoria y
Soto. Enseñó en la recién fundada universidad de M éjico (1553)- Regresó
a España y escribió su obra Summa de Tratos y Contratos de mercaderes y
tratantes discididos y determinados (Sevilla 1569), dedicada al consulado de
Mercaderes de Sevilla. Commentarii lucidissimi in textum Petri Hispani (1571).
In Logicam magnam Aristotelis commentarii, una cum nova translatione tex-
tus (1571). En otro viaje a América pereció en un naufragio delante de San
Juan de Ulloa. José Larraz le atribuye el mérito de haber señalado la causa
de la crisis económica de Castilla en la inflación producida por la afluencia
de plata y oro procedentes de América. A l concepto medieval de riqueza,
basado en la estima de los metales preciosos, sustituye Mercado el de la
riqueza basada en la producción, la industria y el comercio,43. M elchor
C o r o n a d o (Córonat f 1624), natural de Barcelona. Enseñó en Sevilla.
Commentaria et quaestiones in dúos libros Aristotelis Stagiritae de Ortu et
interitu rerum naturalium, sive de generatione et corruptione earumdem, Trac­
tatus de existencia creata (Amberes 1624). D ie g o O r t i z ( t 1642), Summula­
rum brevis explicátio (Sevilla 1635). Philosophiae brevis explicatio in quatuor
partes distributa. Prima pars continens octo libros Physicorum . Conferentiae

40 J. E s p i n o s a R o d r í g u e z , Fray Antonio de Sotomayor y su correspondencia con Felipe IV


(Vigo 1944).
41 J e s ú s S a g r e d o , O . P., Bibliografía dominicana de la Provincia Bética (1515-1921)
(Alm agro 1922). . . . . . .
42 A l v a r o H u e r g a , O . P., Domingo de Valtanás y las inquietudes espirituales del siglo XVI
(Valencia 1959); I d ., Domingo de Valtanás . Apologías (Barcelona 1963); I d ., L a obra literaria
de Valtanás, en Segundo Congreso de Espiritualidad (Salamanca 1962).
43 José L arraz, L a crisis del mercantilismo en Castilla (Madrid 2I943): O. R obles,
F r. Tomás de Mercado, traductor !de Aristóteles y comentador de P . Hispano en la Nueva Es­
paña: Rev. Fil. 9 (1950) 441 -459 -
Otros autores dominicos 347
íojnmunes physicorum in quibus graviores difficultates disputantur (Sevilla 1640).
fpoMiNGO L y n z e ( f 1697). Irlandés. Fue regente del colegio de Santo T o -
giás de Sevilla. Summa philosophiae speculativae iuxta mentem et doctrinam
5. Thomae et Aristotelis, 4 vols. (París 1666-1686).
C a ta lu ñ a y A ra g ó n .— A n g e l E s t a n y o l ( f 1507) escribió Opera logi-
plia secundum viam D iv i Thomae (Barcelona 1504), en que se opone al n o ­
minalismo de París. C i p r i a n o B e n e t o ( f 1531)* Nació en Albelda (Aragón).
Istudió en París (h.1500). Enseñó en París y en la Sapientia de Roma
íi5°9-3 í )- Fue amigo del humanista Aleandro. Escribió Clavis lógica. Clara
¡i compendiosa introductio ad Logicam (Roma 1509). Compendium terminó-
srum. Tractatus quatuor: D e prima orbis Sede . D e Concilio . D e Ecclesiastica
otestate. D e Pont . M axim i auctoritate (Roma 1512). Spiritualis Sapientiae
Í reviloquium (1510)- Aculaeus contra iudaeos (1515). D e Praeeminentia Im pe­
latoris (1518) 44. JUAN I l d e f o n s o B a p t is t a ( f h.1468) comentó la Suma de
j$anto Tomás (Lyón 1648).

| Valencia.— V i c e n t e J u s t i n i a n o A n t i s t ( f 1595). Escribió Dialectica-


jruftt institutionum libri dúo (Valencia 1572). Commentaria in universám logi-
¡tftm, una cum lucidissimis quaestionibus, quae totam hanc facultatem luce meri­
diana clariorem reddunt. Accessit etiam eiusdem auctoris thesaurus quaestio-
jMim, iis qui aut disputaturi aut assertiones deffensuri sunt, admodum necessarius
ííValencia 1572; Venecia 1582; Colonia 1617 ). Quaestiones de cambiis acutissi-
.¡na Summa (mss. Valencia, Bibl. Universidad). D ie g o M a s ( f 1608). N ació
¡en Villarreal (Valencia). Estudió en San Esteban de Salamanca y enseñó en
{Valencia. Es uno de los escritores más agudos y profundos tanto en lógica
¡como en cuestiones metafísicas. Escribió Metaphysica disputatio de ente et
Vius proprietatibus, quae communi nomine inscribitur de Transcendentibus, in
ipinque libros distributa (Valencia 1587).. Commentaria in Porphyrium et in !<
miversam Aristotelis Dialecticam, una cum quaestionibus quae a gravissimis
yiris agitari solent (1592). Commentaria in universám philosophiam Aristotelis,
ima cum quaestionibus, etc. (1599). Commentaria in octo libros Physicorum,
kna cum quaestionibus (1599). Disputatio de elementis libris V I comprehensa.
¿Comentó, el D e Cáelo, D e generatione et corruptione, Meteororum , D e A n im a
jy la Suma de Santo Tom ás (inéditos). B la s V e r d ú d e S a n s ( f 1625). N ació
Cati (Valencia). Enseñó en Valencia y fue rector de Tortósa. Disputatio
rebus universalibus (Valencia 1593). Opuscula philosophica (Tarragona
£598). Utrufn detur quarta figura (galénica, Colonia 1627). Commentaria in
logicam Aristotelis (Barcelona 1614). Commentaria, scholia, resolutae\quaes-
iones supra disputationem de Trinitate I Partís S. Thomae (Tarragona 1602).
'Relectiones duae, altera contra scientiam mediam, et altera, pro divinórum
fuxiliorum efficatia (Barcelona 1610). J u a n B ie s c a s , Apología pro doctrina
|§. Thomae (Huesca 1625). M a r c o A n t o n io S e r r á (1581-1645) comentó la
(Suma (Roma 1652-53). F r a n c is c o G a r c ía ( f 1583), Tratado útilísimo de
*4odos los contratos, cuantos en los negocios humanos se pueden ofrecer, 2 vols.
|Valencia 1583). T om ás M aluenda (1566-1628), historiador de la Orden.
¡Tractatus de libero arbitrio (inédito). J u a n T o m á s d e R o c a b e r t i (1627-99),
arzobispo de Valencia y general de la Qrden. Biblxotheca maxima pontificia
'{Roma 1698). J e r ó n im o V iv e s ( f 1654). T o m á s V i l l a r ( f 1647), Summa
wntroversiarum in Iam Partem Angelici, 3 vols. (Barcelona 1638-47). J uan
S a u t is t a L a n u z a , In Aristotelis logicam annotationés (inédito). D o m in g o
I\l e g r e ( f 1687), D e modo theorico directionum de tempore effectus et succes-
Íionis et alia huiusmodi. Commentarius in Tractatum de Sphaera' Ioannis de
fulcro Bosco (Valencia, mss. Bibl. Univ.).4

44 C e l e d o n io F u en tes, O P., Escritores dominicos del reino de Aragón (Zaragoza 1932).


348 C.14- Renovación de ¡a escolástica en España
M é jic o .— B a r t o l o m é d e L e d e sm a ( t 1604), obispo de Oaxaca. Suma
de casos de conciencia (México 1560). Summarium de septem Ecclesiae sacra-
mentís (Salamanca 1585).

L im a .— J e r ó n im o C a m a r g o (s . x v i ). Analogorum líber. Tractatus de


analogía, ambos publicados en Lima.

C o im b ra .— M a r t ín d e L e d e sm a (1509-1574). Discípulo de Vitoria


Enseñó en Valladolid y después en Coimbra treinta años (1544-74). Escribió
Expositiones in universam D . Thomae Summam (acomodadas al texto de las
Sentencias). Primus Tomus, qui et prima 4 nuncupatur (Coimbra 1555), $e.
cunda Quartae (Coimbra 1560). Se manifiesta poco afecto a Cayetano, de
quien dice: «Nempe etsi eruditissimus vir Caietanus interpretatus fuerit
S. Thomam, in multis multa reliquit et in ómnibus infelici et confuso et
parum utili stilo processit» (Coimbra 1555, A d lectorem). A n t o n i o d e S ie­
n a ( f 1584), portugués.

C a r m e l it a s

El tomismo en la reforma carmelitana 45 está representado


sobre todo en dos cursos celebérrimos: uno, de filosofía, Los
Complutenses, redactado por profesores del colegio de San Ci­
rilo, de Alcalá, y otro, de teología, los Salmanticenses, debido
a miembros del colegio de San Elias, de Salamanca. El prime­
ro comprende cuatro volúmenes: Artium Cursus, sive Dispu-
tationes in Aristotelis Dialecticam, et Philosophiam Naturalem
iuxta Angelici Doctoris... doctrinam et scholam (Alcalá 1624),
en que la lógica corresponde al P. M i g u e l d e l a T r in id a d ,
de Baeza (1588-1661), y la física al P. J u a n d e l o s S an tos ,
de Paniza (Zaragoza 1583-1654); Disputationes in dúos libros
de generatione et corruptione (Madrid 1627), por el P. A ntonio
d e l a M a d r e d e D i o s , leonés (1583-1637); Disputationes in
tres libros de Anima (Madrid 1628), por el mismo. En, 1668
llegaba el curso a las doce ediciones. Faltaba la metafísica y la
redactó el carmelita francés P. B l a s d e l a C o n c e p c i ó n (1603-
1694): Metaphysica in tres libros divisa in quibus metaphysicales
quae ad integritatem philosophici Carmelitarum Excalceatorum
Complutensium Cursus desiderabantur Q uaestiones disputantur
(1640). Más tarde, el ovetense P. Ju a n d e l a A n u n c ia c ió n
(1633-1701), llamado el Salomón del Carmelo, hizo una Res-
sumpta en cinco volúmenes, que resultó más amplia que el
mismo Curso (Lyón 1670), y que posteriormente fue susti-
45 C o s m e d e V i l l i e r s a S . S t e p h a n o , Bibliotheca carmelitana notis criticis et~dissertatio-
nibus illustrata, 2 vols. (París 1752; Roma 1927); B. F. M . X i b e r t a , L e thomisme de l’école
carmelitaine , en Bibl. Thom. Mélanges M andonnet I (París 1930) p.441-8; A l b e r t o d e la
V i r g e n d e l C a r m e n , O . C . D ., Historia de la filosofía carmelitana , 2 vols. (Madrid 1946):
M a r c e l o d e l N i ñ o J e s ú s , Apuntes históricos sobre la filosofía en la Orden carmelitana; I d .,
Los Complutenses: E l M onte Carmelo 35 (1933) 9 -1 5 ; I d ., L o s Salmanticenses: El Monte
Carmelo 35 (1933) 539-548; art. Carmelitas, en Ene. Cult. Esp. II p.71.
Carmelitas 349

tuida por otro Curso, publicado por el P. J o s é G a b in o d e l a


Pu r if ic a c ió n en 1769 46.
El Curso de los Salmanticenses se comenzó a publicar en
]Salamanca a partir de 1631 y terminó en 1712: Cursus theolo-
]gicus Summam theologicam Doctoris D. Thomae complectens,
Jed. V. Palmé, la más perfecta, 20 vols. (París 1870-83). Cola­
boraron el P. A n t o n i o d e l a M a d r e d e D io s (De Deo, De
f Trinitate, De Angelis), el P. D o m in g o d e S a n t a T e r e s a
¿(1606-54), natural de La Alberca (De ultimo fine, De Beatitu-
\diñe, De Voluntario, De Actibus humanis, De Virtutibus, De
Ipeccatis), el P. J u a n d e l a A n u n c i a c i ó n (De Gratia, De Vir-
itutíbus theologalibus, De Statu religioso, De Incarnatione, De
. Sacramentos, De Eucharistia). Terminaron el Curso A n t o n i o
de S a n J u a n B a u t is t a (1641-99) e I l d e f o n s o d e l o s A n g e -
, les (1663-1737)47. El P. A n t o n i o d e S a n J o s é hizo ún Com-
; pendium Salmanticensium en tres volúmenes. A los carmelitas
se debe asimismo un valioso Curso de moral, redactado por
F r a n c is c o d e J e sú s M a r í a , de Burgos ( f 1677); A n d r é s d é
: la M a d r e d e D io s , de Palencia; S e b a s t iá n d e S a n J o a q u ín
: (f 1719) e I l d e f o n s o d e l o s A n g e l e s . S u publicación duró
i desde 1665, en que se imprimió el primer volumen en Madrid,
j hasta 1714, en que aparecieron los dos últimos volúmenes;;
quinto y sexto, en la misma ciudad. El P. A n t o n io d e S a n
José (1716-1794) publicó otro compendio del. mismo, Com­
pendio de Moral Salmanticense (Roma 1779).
D ie g o d é J esús (Salablanca) escribió Commentarii cum disputationibus et
Quaestionibus in universam Aristotelis Stagiritae Logicam (Madrid 1608).
G a b r i e l d e S a n V i c e n t e ( f 1671): Lógica , Physica, in libros de ortu et inte­
nta, D e A nim a , Parva naturalia et Metaphysica . D i o n is io B l a s c o ( f 1610-63),
de Utrillas, profesor en Huesca: Hortulus philosophicus, sive Cursus integer
ad brevissimam summam redactas (Zaragoza 1668); Cursus philosophidus iuxta
gravissimám et reconditam Ioannis Bacconi... uberem et concinnatam doótrinam
\ (1672-76); Textualis expositio, Philosophiae aristotelicae (1767); Theologia
scholastica Bachonea ( Lyon 1680). Sigue también a Juan Bacon E l í s e o
G a r c í a (1672-1719), que escribió un Cursus Philosophicus iuxta gravissimam
et reconditam doctrinam... Ioannis Báconis (Roma 1700). T o m á s d e A q u in o
de l a N a t iv id a d compuso Institutiones philosophicae. G u il l e r m o d e G o a z -
m o a l ( t 1689) publicó un Philosophiae aristotelico-thomisticae Cursus. J o s é
B l a n c h comentó a Aristóteles: Totius Dialecticae facultatis dilucida ac brevis
explanatio (Valencia 1611); Commentarii in universam Aristotelis Logicam
(Valencia 1612); In V I I I Libros Physicorum (1614), In libros de A n im a , et
de Generatione et corruptione (1615). J u l i á n d e C a s t e l l v í y L a d r ó n p u -

46 F l o r e n c io del N iñ o Je s ú s , O . C) D ., Los Complutenses. S u vida y,su obra (M adrid


1962).
47 O . M e r l , Theologia Salmanticensis (Ratisbona 1946); O t i l i o d e l N i ñ o J e s ú s , Para
una bibliografía de los Salmanticenses (1939); E n r i q u e d e l S a g r a d o C o r a z ó n , O . G . D .,
Los Salmanticenses. Su vida y sus obras (M adrid 1955); T e o d o r o d e l S a n t í s i m o S a c r a m e n ­
t o , O . C . D ., E l Curso, moral Salmanticense. Estudio histórico y valoración crítica (Salamanca
1968).

í
350 C.14. Renovación de la escolástica en España
blicó unos comentarios, que algunos adjudican al jesuita Agustín Bernal de
Avila: Commentaria in Aristotelis Dialecticam (Valencia 1624), In libro?
Physicorum (1627), In reliquos libros Philosophiae (163.0). F e r n a n d o de Je"
sus, Commentaria super Primara Secundae (Coimbra 1606). R aymtjndo
L u m b ie r (f 1684), Quaestiones in Prim am Partem (Zaragoza 1680). Son tam
bién dignos de mencionarse N i c o l á s B a l l e s t e r , M ig u e l d e R ip o l l
P a b l o d e l a C o n c e p c i ó n . Carmelitas calzados fueron: P e d r o C ornejo de
P e d r o sa ( f 1618), que enseñó en Salamanca y comentó la III parte de la
Suma de Santo Tomás, Diversarum materiarum, etc. (Valladolid 1628)
J u a n B a u t is t a d e L e z a m a (1586-1659), Summa theologiae ex Angélico Doc­
tore, 3 vols. (Roma 1651). ,

M e r c e d a r io s
Siguen en general la orientación tom ista484 . D omingo de S an J uan de
9
P ie de P uerto (Domingo de Alcázar o de Azcárate, h. 1490-1540). Estudió
en París y sigue la orientación nominalista. Vino a Salamanca junto con Juan
Martínez Silíceo para enseñar lógica «in via realium, iuxta modum scholae
parisiensium» (h.1516). Escribió Syllogismi..., o Expositio in quartum tracta-
tum Magistri Petri Hispani (1521). Figura eminente es F rancisco Z umel
y B ustillo (1540-1607), palentino. Fue discípulo de los dominicos Pedro
de Sotomayor y Mancio de Corpus Christi, y adictísimo al tomismo. Enseñó
en Salamanca artes, metafísica y filosofía moral. Fue general de su Orden
(1593). Intervino en favor de Báñez en las controversias de auxiliis49. T irso
de M olina (Gabriel Téllez, 1584-1648) refleja los problemas debatidos en
las controversias de auxiliis en su Condenado por desconfiado. E l burgalés
P edro de O ña (1560-1626) enseñó filosofía en Alcalá y teología en Santiago
de Compostela. Fue obispo de Venezuela y Gaeta (1604-26).. Publicó Com­
mentaria una cum_ quaestionibus super universam Aristotelis logicam magnam
(Alcalá 1588); Introductio ad Aristotelis dialecticam, quam vulgo Summulas
seu Parva logicalia nuncupant (1593). Super octo libros Aristotelis de Physica
auscultatione (1593) 50. El valenciano J erónimo P érez ( f 1549) enseñó en
Valencia y en la universidad de Gandía, fundada por San Francisco de Bor-
ja en 1546. Sustituyó las Sentencias por la Suma de Santo Tom ás y escribió
sobre ésta el primer comentario impreso en España: Commentaria super
primam partem Summae S. Thomae Aquinatis, quae respondent primo libro
Magistri Sententiarum (Valencia 1548). In primam secundae D . Thomae Com­
mentaria (1548). Monoctium, sive unius noctis opusculum (Nápoles 1525) 51.
Valenciano fue también G regorio A rcisio (h. i 516-61), filósofo, teólogo
y médico. Enseñó artes en Valencia, Ingolstadt, París y en el colegio de la
Vera Cruz, de Salamanca. Reformó la lógica, bajo la influencia de Lefévre
d'Étaples y Clichtoveo. Escribió In Eisagogen porphyrianam scholia (Sala-

48 A . P érez G oyena , S. I., Los grandes teólogos mercedarios: RazFe 54 (1919) 29-41.
137 - 5 5 ; V . M uñoz D elgado, Domingo de S a n Juan de P ie de Puerto y su obra lógica acerca
de las «Oppositiones» entre preposiciones: Estudios 21 (1965) 162-186.
49 G u i l l e r m o V á z q u e z , O . de M ., E l P . Francisco Zumel, general de la Merced y cate­
drático de Salamanca: Rev. de Archivos, Bibliotecas y Museos (Madrid 1920); V . M u ñ o z D e l ­
g a d o , E l influjo del entendimiento sobre la voluntad según Francisco Zumel (Madrid-Roma
1950); Ib., Zumel y el Molinismo (Madrid 1953); G u m e r s i n d o P l a c e r , O . de M ., Bibliografía
del teólogo mercedario Francisco Zumel: Estudios 21 (1965) 21-68.
50 V: M u ñ o z D e l g a d o , Las Súmulas de lógica del curso de filosofía de Pedro de Oña:
Estudios 17 (1961) 4 11-437.
51 V . M u ñ o z D e l g a d o , Los comentarios a la I Parte de Santo Tomás del mercedario fray
Jerónimo Pérez: Estudios 3 (1947) 405-14; I d ., Obras teológicas del P . Jerónimo Pérez. I. M o­
noctium (Poyo 1963); F r a n c i s c o d e l a G a l l e , O . d e M . , Fray Jerónimo P érez. Teoría del
conocimiento en los primeros comentarios de un español a la «Suma » de Santo Tomás: Estudios
20 (1964) 4 7 - 7 4 -
r

Benedictinos 35-1
t anca 1554). D e Lógica , sive Aristotelis Organum (Alcalá 1556). Jn Aristote-
Logicam institutiones cum expositionibus (Valencia 1562). In Physicam
Úristotelis praefationem, alioqui ancipitem, et arduam, perutilis et scitu dignis-
rfia quaestio (Valencia 1562). El valenciano F rancisco E scobar comenzó
Í traducir la Retórica de Aristóteles hacia 1557, pero no la terminó. A m -
tosio M achín de A quena escribió Commentaria una cum disputationibus
primam Partem S. Thomae (Madrid 1621). A lonso R ojas es, autor de
! gobernador eclesiástico colegido de la Sagrada Escritura , Cánones y Con-
lios, necesario principalmente a los que tienen cargo de almas (Cuenca 1627).
;dro de J esús M aría publicó Commentaria in Logicam Aristotelis (Sevi-
’ ¡[a 1624). S ilvestre S aavedra . J uan P rudencio . P edro de la S erna . G a s ­
ear-de T orres ( j 1584). En Valladolid vivió y enseñó el eximio jurista por­
tugués S erafín de F reitas ( f 1632), que escribió D e justo Imperio Lusita-
;\orum Asiático (Valladolid 1625).

| B e n e d ic t in o s

| A l f o n s o d e V ir u é s ( f 1545), predicador de Carlos V . Aunque incli­


nado al erasmismo, combatió la reforma protestante en sus Philippicae
!ilisputationes X X contra Melanchton. A n t o n io P é r ez ( f 1637), natural de
^Silos, arzobispo de Tarragona. Escribió Laurea Salmantina, sive certamina
¡cholastica et expositiva pro adquirenda laurea Salmantinae Academiae (Sala­
manca 1604). Disputationes adversus lutherana dogmata. Pentateuchum fidei, I
3 vols. (Madrid 1620). J o s é d e l a C e r d a (1600-1644), profesor en la uni­
versidad benedictina de Irache. D ie g o d e S il v a P a c h e c o ( f 16 77), de
burgos, comentó en 4 volúmenes la Suma de Santo Tomás (Madrid 1663-65).
¡Pedro d e O v ie d o ( f 16 5 1) comentó la Summa . In Dialecticam et Physicorum
,Aristotelis libros Commentaria . A n d r é s L a M o n e d a ( f 1687), obispo de
IAlmería. Publicó Cursus utriusque Philosophiae tam rationalis quam naturalis,
dialecticam , Metaphysicam, Physicamque complectens (Burgos 16 6 0 -6 1). L a
figura más eminente es J o s é S á e n z d e A g u ir r e (16 30 -16 9 9 ), natural de
[Logroño, que enseñó filosofía en Salamanca (16 70 -16 8 6 ), y luego carde­
nal (1686). Es benemérito por sus estudios históricos, y bajo sú protección
se publicó la Bibliotheca Hispana Vetus, de Nicolás Antonio. En Salamanca-
publicó su valioso texto de Philosophia novo-antiqua, rationalis, physica, et
wtaphysica, etc., 3 vols. (1 6 7 1 - 7 5 ), en que hace referencia a las doctrinas
de Descartes, Gassendi y Spinoza. Comentó la moral aristotélica: Philoso­
phia morum, sive Libri X Ethicorum Aristotelis ad Nichomachum commenta-
riis illustrati (Salamanca 16 77). D e Virtútibus et vitiis disputationes. ethicae,
(iti quibus disseritur quidquid spéctat ad philosophiam moralerh ab Aristotele [
hraditam (Salamanca 16 7 7). Theologia Sancti Anselmi commentariis'et dispu-
ftationibus tum dogmaticis tune scholasticis illustrata, 3 vols. (Salamanca 16 78-
|8i). Su gran obra histórica es la Collectio maxima Conciliorum omnium H is-
!
Ipaniae et N ovi Orbis (Roma 1693). Aunque no fue benedictino, J u a n A l ­
fo n so C u r ie l ( f 1609) vivió en el monasterio de San Vicente de Salamanca,
Un cuya universidad fue profesor. Era natural de Palenzuela (Palencia). Sus
¡obras son muy numerosas, contándose hasta 62 escritos suyos. Citaremos
|sus Lecturae seu Quaestiones in D . Thomae Aquinatis Primam secundae (A m ­
peres 16 2 1). Controversias (Salamanca,, i-fin) 52.
í 52 Jean F rancois , Bibliothéque générale des écrivains de Vordre de Saint Benoifr, 4 vols.
1(1777-78); Justo P érez de U rbel, Historia de la Orden benedictina (Madrid 1941); A . P érez
JGoyena , L a teología en los benedictinos: R azF e 50 (1918).
i
í
352 C.14. Renovación de la escolástica en España

C lS T E R C I E N S E S

C i p r i a n o d e l a H u e r g a ( f 1560) se distinguió como gran lingüista


y exegeta. Enseñó en Alcalá. El poeta C r i s t ó b a l d e C a s t il l e j o ( f 1550)
natural de Ciudad Rodrigo, ingresó en la Orden del Cister al fin de su vida*
P ed r o d e L o rg a (1554-1606), natural de Belmonte. Enseñó en Alcalá
Publicó Commentaria et Disputationes in universam Primam Secundae S. Tho-
mae (Alcalá 1609). In Tertiam Partem D . Thomae (1616). D e estos comen
tarios dijo el P. general de los dominicos que «se debieran comentar por l0s
de su escuela como el texto del Santo Doctor». L o r e n z o d e Z a m o r a ( f 1614^
natural de Ocaña. Monarquía mística de la Iglesia, hecha de geroglíficos sa­
cados de humanas y divinas letras (Madrid 1594; Valencia 1604). M arsilio
V á z q u e z ( f 1611), natural de Toledo. Enseñó en Ferrara y Florencia, donde
murió. Escribió ocho volúmenes de Commentaria in Aristotelis Philosophia
y In Ethicam Aristotelis Commentarium . Intervino en las controversias de
auxiliis . C r isó st o m o H e n r íq u e z (1594-1632), natural de Madrid. Murió
en Lovaina. Sus obras alcanzan un número de 39 volúmenes, aunque nin­
guna es interesante para la filosofía. A n g e l M a n r i q u e (1577-1650), natu­
ral de Burgos. Enseñó en Salamanca, fue general de su Orden y obispo de
Badajoz. Entre sus muchas obras figuran Commentaria et Disputationes in
universam Summam D. Thomae Aquinatis (inéditos). C r isó st o m o C abe ­
r o ( f 1653), natural de Guadalajara. Enseñó en Alcalá. Publicó Brevis
Summularum recapitulado, succinctaque totius Logicae evisceratio (Vallado-
lid 1623). Commentaria tam in octo libros Physicorum, quam in dúos de Gene-
ratione et corruptione, et tres de anima Philosophi Stagyritae (Alcalá 1636).
P e d r o d e S a n J o s é escribió un curso filosófico en cuatro volúmenes: Idea
Philosophiae rationalis seu Lógica (Colonia 1671); Idea philosophiae univer-
salis, seu Metáphysica; Idea Philosophiae naturalis, seu Physica; Idea philo­
sophiae mor alis, séu Ethica (Colonia 1671). P e d r o d e U r e ñ a , maestro de
música de Caramuel, el cual editó su obra: «A r t e nueva de música, inven­
tada año de D C por San Gregorio, desconcertada año de M X X II por Guidon
Aretino, restituida a su primera perfección año M D C X X por fray Pedro
de Ureña, reducida a este breve compendio año M C C X L I V por I. C »
(Roma 1669). J u a n C a r a m u e l y L o b k o w i t z ^1606-1682). Natural de Ma­
drid, de quien hablaremos más adelante.

J e r ó n im o s

En el siglo x v se distinguió como arabista P e d r o d e A l q a l á , que apren­


dió el árabe para convertir a los musulmanes de Granada. Publicó A rte para
ligeramente saber la lengua arábiga. Vocabulista arábigo en letra castellana.
F r a n c is c o d e B é n a v id e s (f 1560) asistió como teólogo a Trento. G on ­
z a l o d e F r ía s escribió Philosophia, Ethica, Política y Oeconomica. D iego
d e H e r r e r a , Glosa seu deciaratio libri Boetti de Consolatione Philosophiae;
Glossa super Aristotelis Métaphysicorum libros. P e d r o d e C a b r e r a ( f 1611),
Commentaria et disputationes in diversas partes Summae Theologiae S. Tho­
mae; In I I I Partem (Córdoba 1602). D e Sacramentis in genere (Madrid 1611).
D ie g o d e C á c e r e s (Didacus a Cussio) ( f 1636), Summa Theologiae prima
pars (1636). B u e n a v e n t u r a d e S a n A g u s t í n , Artium cursus. F e r n a n d o de
C ebadlos ( f 1802).
Agustinos 353

T r in it a r io s
L e a n d r o d e l S a n t í s i m o S a c r a m e n t o ( f 1663). M a r c o s A n t o n io A l ó s
: y O r ia z a ( f 1667): Selectae disputationes theologicae. M a n u e l d e l a C o n ­
c e p c ió n : Cursus philosophicus (Salamanca 1683), donde declara en el p ró ­
logo al tomo III: «In ea, sicut in praecedentibus, Scholae clarissimae Socie-
¡ tatis Iesu doctrinam tibi deffero praestantissimam...» 53.

A g u s t in o s 54
i
v. Salam anca.— A l o n s o d e C ó r d o b a ( f 1541).— Estudió en París. Intro­
dujo el nominalismo en la universidad salmantina conforme a Gregorio de
' Rimini. Enseñó lógica (1509-24) y moral (1530-41). Escribió Tabullae A s -
r-tronomiae (Venecia 1503), Principia dialectices in términos, suppositiones, con-
sequentiae, parva exponibilia distincta (Salamanca 1519). N o se han impreso
. sus Lectiones theologicae iuxta mentem Autentici Doctoris Gregorii Arim inen-
l sis. J u a n d e G u e v a r a (1518-1600), natural de Toledo, catedrático de D u -
¿rando (1560) y vísperas (1565-600) 55. Luis d e L e ó n (1527-91). Natural
) de Belmonte (Cuenca). Discípulo de Melchor Cano y de Juan de Guevara,
í Catedrático de vísperas en Salamanca. Sus méritos extraordinarios como
1poeta y prosista no deben hacer olvidar otros muchos aspectos igualmente
2valiosos de su rica personalidad. Fue eminente teólogo y escriturario, e in-
j corporó las tendencias humanistas a la reforma de la exégesis bíblica y de
la teología56. P e d r o d e A r a g ó n ( f 1592), natural de Salamanca. Tiene un
tratado D e iustitia et jure (Salamanca 1590), de doctrina jurídica similar
y concorde con la de los dominicos Soto y Báñez, y Commentaria in SeciinT<
dam Secundae S. Thomae (Salamanca 1583). A l f o n s o d e M e n d o z a (1557-96);-
Ju a n M á r q u e z (1565-1621). Escribió Los dos estados de la Espiritual Jeru-

53 A ntonino de la A sunción : Diccionario de escritores trinitarios de España y P o r tu ­


gal, 2 vols. (Roma 1898-99).
54 A . G andolfo , Dissertatio histórica de ducentis celeberrimis scriptoribus augustinianis
(Roma 1704); J« F. O ssinger, Bibliotheca augustiniana histórica, critica .et-chronologica, in
gua mille quadringenti augustiniani ordinis scriptores eorumque operum, e tc ..(Ingolstadt 176 8 -
1785); G regorio de Santiago V ela , O .S .A ., Ensayo de una biblioteca iberoamericana de la
Orden de San Agustín, 7 vols. (Madrid 1913-32); D . G utiérrez , N otitia histórica antiquae
scholae aegidianae: Anal. Augustiniana 18 (1941) 39-67; I d ., D e l origen y carácter de la es­
cuela teológica hispano-agustiniana: G D 156 (1944) 17-46; I d ., L os agustinos en el concilio de
Trento (El Escorial 1947); A . P érez G oyena , S.I., Las escuelas teológicas españolas. L a es­
cuela agustiniana: R azF e 65 (1923) 215-235; Archivo Agustiniano 16 (1929) 148.308-320;
Ursicino D omínguez del V a l , O .S .A ., Carácter de la teología según la escuela agustiniana
de los siglos X I I I- X X : G D 162 (1950) 229 -71; 163 (1951.) 233-55; 164 (1962) 5 13 -3 1; I d .,
Los teólogos agustinos españoles en la última etapa del concilio de Trento: G D (i955)-549-87;
E. D omínguez C arretero, O .S .Á ., L a escuela teológica agustiniana de Salamanca: G D 169
■ (1956) 638-85; G onzalo D íaz, O .S .A ., L a escuela agustiniana desde i s 20 hasta 1650: C D
176 (1963) 63-84.189-234; T . H errera, Historia del convento de S . Agustín de Salamanca
(Madrid 1652); E. V idal , Agustinos de Salamanca . Historia del convento de San Agustín de
Jdicha ciudad (Salamanca 175 1); A . L lorden , L os agustinos en la Universidad de Sevilla:
ArchAgust (1950-1953); A . Sanz P ascual. Historia.de los Agustinos españoles (Madrid 1948).
55 U . D omínguez, O .S .A ., Juan de Guevara. Revisión crítica de los errores de Durando
de San Porciano: C D (1953) 145-156.
A 56 F. B lanco G arcía, O .S .A ., Fray Lu is de León. Estudio biográfico y crítico: C D
(1897-1900); L uis G et Ino , O .P ., V ida y procesos del M aestro fray Luis de León (Salamanca
1907); M . R evilla , O .S .A ., Fray Luis de Leónjy los estudios bíblicos en el s .X V I (El Escorial
1928); M . G utiérrez,. O .S .A ., Fray Luis de León y la filosofía española del s .X V I (M adrid
■ ?i 89 t); A lan G uy , L a pensée de fray Luis de León (Paris, V rin , 1943); I d ., E l pensamiento
filosófico de Fray Luis de León (Madrid, R ialp , 1960); V ossler, L u is de León (Munich 1944);
; Salvador M uñoz I glesias, Fray Luis de León, teólogo (Madrid 1950); U . D omínguez, O .S .A .,
La teología de Fray Luis de León, a propósito de un libro de S . M u ñ o z Iglesias: G D (1952) 16 3 -
178; A . F . G . B ell , Luis de León, A Study o f the Spanish Renaissance (Oxford 1925). T r a d .
española por el P. Celso García (Barcelona 1927); Obras completas de Fray Luis de León
¿(Madrid, B A G , 1944). Gon introducción, prólogo y notas del P. Félix García, O .S.A .

I H? F ilo s o fía e sp a ñ o la 1 12

I •
354 C.14. Renovación de la escolástica en España
salén. E l Gobernador cristiano, deducido de las vidas de Moysén y Josué, prín~
cipes del pueblo de Dios (Salamanca 1612, 1619). A g u s t í n A n t o l ín e e
(1554-1626). B a s il io P o n g e d e L e ó n (1570-1629) enseñó en Alcalá y Sa,
lamanca. Publicó Variarum Disputationum ex utraque Theologia Scholastica
et expositiva pars prima (Salamanca 1611). Sobre la confirmación del Estatuto
y Juramento de enseñar y leer las doctrinas de San Agustín y Santo Tórrida
(Barcelona 1627). F r a n c is c o C o r n ejo (1558-1638). F r a n c is c o D o m ín ­
guez (1639). G a sp a r d e O v ie d o (1591-1654), natural de Valladolid.

A lc a lá .— S a n t o T o m á s d e V il l a n u e v a ( f 1555). P e d r o d e U cela
G u e r r e r o (1543-86). P e d r o , d e R ojas ( f 1602). M a r t í n d e A l v i z ( f 1633);
Commentariorum ac Disputationum in I Partem D . Thomae, 2 vols. (Lyon
1622). B e r n a r d in o R o d r íg u e z d e A r r ia g a ( f 1651). T o m á s d e H errera
( f 1654). J o sé d e V il l a n u e v a publicó Cursus philosophicus ad mentem
Aegidii Romani Doctoris Fundamentalis (Valencia 1677-80). Quaestio theolo-
gica de prima determinatione et cognoscibilitate. contingentium ad mentem
Aegidii (Alcalá 1663). Promptuarium Divinae Providentiae, seu de Praescien-
tia, qua Deus cognoscit contingentia possibilia (ad mentem Aegidii) (A lca ­
lá 1670). F e r n a n d o d e S o t o , Cursus philosophicus ad mentem B . A . Aegidii
Romani (1525, ms. en la biblioteca provincial de Gáceres).

O su n a .— D ie g o d e T a p ia ( f 1586). D ie g o d e M o n t o y a ( f 1598),
D ie g o d e Z ú ñ ig a (1536-99). Natural de Salamanca. Enseñó en Osuna
(J573-8o?). Estima grandemente a Aristóteles, pero lamenta que para ex­
plicar sus libros se hayan escrito «ingentia librorum volumina putida et
lutulenta garrulitate referta». Opina que la teología está confundida entre
otras ciencias y que «multis inutilibus quaestionibus nimium longam et
prolixam esse factam». Sobre filosofía tiene dos obras notables: Philosophiae
prima pars, qiia perfecte et eleganter quatuor scientiae Metaphysica, Dialéc­
tica, Rhetorica et Physica declarantur (Toledo 1597) y D e optimo genere tra-
dendae totius Philosophiae et Sacrosanctae Scripturae explicandae. Distingue
trece ciencias y dos artes. Interpreta la M etafísica aristotélica en el sentido
de que es una ciencia distinta de todas las demás, a la cual compete aclarar
y formular un conjunto de nociones comunes y necesarias para las restan­
tes ciencias. A l «metafísico» no le corresponde tratar de Dios ni de las sus­
tancias espirituales, sino solamente demostrar y explanar aquellas nociones
en las cuáles todas las ciencias convienen. Pero, aunque pensador indepen­
diente, el fondo de su doctrina es netamente aristotélico-escolástico, un
tanto adaptado a las corrientes renacentistas. Su Comméntaria in Iob (Tole­
do 1584) fue incluido en el decreto de prohibición de Copérnico (1616).
A llí parece admitir las teorías copernicanas: «Verumtámen harum rerum
rationes dissertissime ex motu terrae a Copérnico declarantur et demons-
trantur et reliqua omnia aptius convenire». Sin embargo, en lá Philosophiae
prima pars (1597) rechaza expresamente el movimiento de rotación (porque
los cuerpos terrestres se pondrían incandescentes con el rozamiento), como
el de traslación (porque este movimiento, recorriendo, los signos del zodíaco,
era más propio del sol). Es posible que cambiara de opinión, o también que
solamente admitiera dos de los cuatro movimientos señalados;por Copér­
nico, pero no los dos indicados, o también que concibiera una especie de
sistema mixto, a la manera de Tycho-Brahé, cuya obra D e mundi aetheraei
recentióribus Phaenomenis (1588) pudo conocer en ese tiempo. Sobre apo­
logética escribió además D e vera religione libri tres. Iñ omnes nuper exortos
haereticos (1577) 57.

57 M . G utiérrez, F r. Diego de Zúñiga: G D 14 (1897); Obras completas II (El Escorial


1929) p .1 -1 1 7 ; Ignacio A ramburu G endoya , Fr. Diego de Zúñiga, Biografía y nuevos es-
Franciscanos 355
i
Valencia.— V i c e n t e M o n t a ñ é s ( f 1576) escribió Epitome Progymnas-
matum Dialecticae (Valencia 1563). Commentaria in Porphyrium de quinqué
communibus vocibus dialecticis (1564). In Musicam (1566). D e principiis prae-
noscendis Sacrae Theologiae (Barcelona 1570). J u a n B a u t is t a B u r g o s (f 1579).
L l o r é n s ( f 1615). B o s c h ( f 1660). M i g u e l B a r t o l o m é S a l ó n (1539-
1621). Publicó una obra jurídica: Controversiae de iustitia et iure atque de
contractibus (Venecia 1608)58. J u a n G r e g o r io S a t o r r e ( f 1611). E g i d io
de l a P r e s e n t a c i ó n . Escribió: Commentationes Physicae et Metaphysicae
(Urgel 1604); Disputationes de animae et corporis beatitudine in tres tornos
distributae (Coimbra); Expositiones in V IH libros Physicorum, una cum Simo-
nis de Visitatione in libros Meteororum et de Cáelo commentariis (Urgel 1604).
F r a n c i s c o N ú ñ e z d e A v e n d a ñ o , Compositio totius D ialecticae (Valen-
f cia 1611).
\ El jerezano L o r e n z o d e V i l l a v i c e n c i o ( f 1583), predicador de Felipe II
e inclinado al erasmismo, enseñó en Lovaina. Escribió Libri quatuor de recté
l formando theologiae studio, seu de ratione studii theologiae (Amberes 1565).
¡ Rechaza la metafísica, y divide la filosofía en lógica, física y ética, retornando
’ al viejo concepto estoico. D u Pin le acusa de haber imitado en el /método al
i protestante Gerardo Hysperius. En Zaragoza enseñó P e d r o M a l ó n d e
C h a id e (1530-89), autor de la Conversión de la Magdalena (1588). A l o n s o
de V e r a c r u z (1504-84), natural de Caspueñas, estudió en Salamanca con
Francisco de Vitoria. Fundó en M éjico el colegio-universidad de San P a­
blo (1548). Escribió Recognitio Summularum cum textu Petri Hispani et A ris-
l totelis (Salamanca 1543, 1562). Dialéctica Resolutio cum textu Aristotelis
i (Méjico 1554; Madrid 1945). Physica speculatio (Méjico 1554). N ic o l á s d e
Sa n J u a n B a u t i s t a : Philosophia agustiniana, sive integer cursus philosophicus
l. iuxta doctrinam S. P. Augustini (Ginebra 1687). - \

P o rtu gal.— G a s p a r d o C a s a l ( f 1587), profesor en Roma, obispo de


: Leiría y Coimbra. D e quadripartita iustitia libri tres (Venecia 1563). In P rae-
dicamenta et in libros Topicorum Aristotelis libri tres (Venecia 1563). F r a n -
; cisco d e C a s t r o ( f 1587). F r a n c is c o d e C r is t o (h.1586). E s t a c io de T r i n -
j d a d e (1676).; . -

¡ , F r a n c is c a n o s

1 S a la m a n c a 59.— L u is d e C a r v a ja l ( f 1549), andaluz. Estudió en París


i con Judóco Clichtove, a quien califica de «scholae parisiensis facile prin-
, ceps». Hacia 1528 regresó a España y enseñó en el convento de San Francis-
^ co de Salamanca. A un epigrama en que Erasmo había atacado a los monjes
í españoles contestó Carvajal con su Apología monasticae religionis adver sus
* nugas Erasmi (Salamanca 1528). A qu él replicó agriamente en una Responsio
. adversus febricit antis cuiusdam libellum, y Carvajal volvió a contestar con su
| Dulcoratio amarulentiarum Erasmicae responsionis ad Apologiam (Paris 1530).
i En teología se propuso una renovación del método teológico, dando cabida
1 al humanismo. Adopta una actitud independiente. N o quiere ser calificado
í de tomista, de escotista ni de nominalista. Es lo que manifiesta en su D e
í restituía theologia liber urius. Opus rece'hs editum, in quo Lector videbis theolo-

i critos: ArchAgust 55 (1961) 51-103.329-84; M. Solana, o.c., III p.221-260; J. F. Y ela , G a-


¿ lileo, el ortodoxo: RevFil 1 (1942) 99-125.
f 58 C oello DE P ortugal, El concepto de ley en M . B . Salón: C D 175 (1962)304-311.
■- 59 M elquíades A ndrés M artín , Reforma y estudio de Teología en los franciscanos espa­
ñoles: Antología Annua (Roma, Iglesia nacional española, 1960) p.43-82; L. de A spuruz,
í M anual de Historia franciscana (Madrid 1954).
356 C.14. Renovación de la escolástica en España
giam a sophistica et barbarie magna industria repurgatam (Colonia 1545) 60.
Escribió también Libro singular de las sustancias teológicas. A l f o n so de
C a st r o (1495-1558), zamorano. Enseñó en Salamanca. Fue consejero de
Carlos V y Felipe II. Viajó por Italia, Países Bajos y Alemania. Asistió a
Trento. Como Carvajal, adopta una actitud independiente: «Ego quideni
beati Thomae sanctitatem veneror, eius doctrinae multum tribuo, quod
multum Ecclesiam illustraverit, non tamen puto adeo esse illi favendum, ut
per omnia oporteat cum illo sentiré» (Adversus omnes haereses [Paris 1534]
l.i c.7). Escribió D e iusta haereticorum punitione (Salamanca 1547), D e po~
téstate legis poenalis (1550), por la que ha sido considerado como creador
del derecho penal61. M i g u e l d e M e d i n a (1489-1578), discípulo del ante­
rior, asistió a Trento. Escribió Christianae paraenesis (Venecia 1564). Exer -
cicio de la verdadera y cristiana humildad (Toledo 1570). A n d r é s d e V ega
(1498-1560), segoviano, fue famoso teólogo en Trento. Escribió D e iusti-
ficatione (Venecia 1548). F r a n c is c o d e O v a n d o (h.1548), cacereño. C o­
mentó el IV de las Sentencias (Madrid 1584). J u a n d e O v a n d o ( f 1610),
cacereño. Comentó el III de las Sentencias (Valencia 1597). F r a n c is c o de
H e r r e r a (h.1606). J u a n d e R a d a ( f 1608), aragonés: Controversiae theologi-
cae ínter S. Thomam et Scotum (Salamanca 1586). L u is R o d r íg u e z d e N o y a ,
Dialecticae Aristotelis Compendium (Salamanca 1624). A l o n s o B r ic e ñ o
( f 1667), natural de Santiago de Chile. Obispo de Nicaragua y Venezuela.
Enseñó en Lima, Santiago de Chile, Caracas, París, Roma y Salamanca.
Escribió Celebriores controversiae in I librum Sententiarum Scoti, admixtis
potissimis dissertationibus metaphysicis (Madrid 1638). Apología de vita el
doctrina Ioannis Scoti.

'Alcalá.— F r a n c is c o d e l F r e s n o . Escribió Commentarii in universalia


Porphyrii et Praedicamenta Aristotelis (Alcalá 1622). C o n s t a n c io S e r r a n o ,
D uns Scoti Commentarii in universalia Porphyrii et Praedicamenta Aristotelis
(Alcalá 1622). F r a n c is c o d e l C a s t il l o V e l a s c o (h.1641). J u a n M e r in e -
ro (1583-1663), madrileño, arzobispo de Valladolid. Commentarii in univer-
sam Aristotelis dialecticam iuxta I. D. Scoti mentem (Alcalá 1529). Cursus in-
teger philosophiae iuxta I. D. Scoti mentem... Aristotelis logicam parvam et
magnam, octo libros dé physico auditu, dúos libros de ortu et interitu, tres libros
de anima copióse complectens, 5 vols. (Madrid 1659). Cursus theologicus iuxta
mentem Doctoris Subtilis (Madrid 1668). H izo una edición de las Quaestiones
quodlibetales iñ Scoti formalitates, de Trom betta (Madrid 1663). J u a n M u ­
ñ o z , Disceptationes et argumenta Complutensium circa varias S . Theologiae
doctrinas (Zaragoza 1649). F r a n c is c o F é l i x d e M a d r id ( f h.1650). Se es­
forzó por conciliar la doctrina de Escoto con la de Santo Tom ás en sus
obras: Tentativae Complutensis tomus I in quo... mens Scoti accuratissime elu-
cidatur, comprobatur et defenditur, ñeque minori diligentia Angelici Doctoris
doctrina exponitur (Alcalá 1642-5). Primum Principium Complutense, in quo
vera et germana Subtilis Doctoris... mens quam accuratissime explanatur...

60 «Tanto el P. Alonso de Castro como su hermano de hábito fray L u is de Carvajal


contribuyeron, a la vez que Vitoria, aí renacimiento de la teología; por más que no dispusie­
ron como él de la cátedra más concurrida y de los alumnos más brillantes» (L . G etino , El
A ítro . Francisco de Vitoria: C T 4 [19 11-12] 186). Carvajal manifiesta sus propósitos en la
' advertencia al lector: «Nos ergo ut utrosque ad Christúm ducamus, in quo thesauri verae
sapientiae ac scientiae sunt absconditi, graves et salubres sententiasy disputare curabimus,
negocium que theologicum a barbarie et laqueis sophisticis pro virili repurgabimus» (De
retituta theol. fol.sr). Y ya se vio antes cómo se indigna contra los dialécticos en lenguaje
semejante al de Vives.
61 M . de C astro, O .F .M ., Fray Alfonso de Castro, consejero de Carlos V y Felipe II:
Salmanticensis 5 (1958) 281-322; Santiago C astillo H ernández , Alfonso de Castro y el
problema de las leyes penales (Salamanca 1941); E lo y B u l l ó n , A . de Castro y la ciencia penal
(M adrid 1900); O dilo G ómez P árente , Hacia el cuarto centenario de Fray Alfonso de Cas­
tro, fundador del derecho penal (Madrid 1958).
Franciscanos 35 7
parique studio Doctoris Angelici doctrina proponitur (Alcalá 1646). J u an G á a
, pE l a C á m a r a : Quaestiones selectae et theoremata (Alcalá 16 0 7). M i g u e l
v V il l a v e r d e ( f 1660): Cursus Artium ad mentem Doctoris Subtilis (Alca-
\ lá 1658). F r a n c is c o P ic h ó n M e r in e r o . C r is t ó b a l D e l g a d i l l o ( f 1 6 7 1 ).
\ Ju a n S e n d í n C a l d e r ó n ( f 16 76 ). F r a n c is c o D ía z ( f 1694) 62-
| V alen cia.— José A n g l é s ( f 1587), obispo de Bossa. Escribió Flores
* theologicarum quaestionum (1575). J e r ó n im o T a m a r it , Flores Theologiae
\ (Valencia 1622). J o s é F e r r e r , Logicae et Metaphysicae Summulisticum Prae-
; ludium (Valencia 1636). D a m iá n G i n e r , Opus Oxoniense in faciliorem meiho-
\ dum redactum (Valencia 1598).

i Z aragoza.— J a c in t o H e r n á n d e z d e l a T o r r e , de Calahorra ( f 1695),


? publicó Cursus integer artium ad mentem Doctoris Subtilis, 4 vols. (Zarago-
; za 1663-65). J u a n d e I r ib a r n e e I r a b u r o , Coméntarii in I V libros Sententia-
Trtim J . D . Scoti (Zaragoza 1614). Tractatus de actibus humanis (Venecia 1635)’
?Ju an P é r e z y L ó p e z , aragonés, escribió V ita Doctoris Subtilis (Zaragoza
í 1683); Scotus Philosóphicus, 2 vols. (Barcelona 1687); Commentariain I et III
¡ Sententiarum de abscondito Scoti thesauro nova et vetera proferentia, 2 vols.
\ (Barcelona 1690)..
) El alavés A n t o n i o d e G u e v a r a (h. 1480- i 545) fue predicador y cronista
de Carlos V y obispo de Guadix y Mondoñedo. Comentó la M ecánica de
Aristóteles. Escribió también Libro llamado Relox de Príncipes, conocido por
■ el Libro áureo del emperador M arco Aurelio (Valladolid 1529). Aviso de pri-
* vados y doctrina de cortesanos (Valladolid 1539). Oratorio de religiosos y exerci-
* cios de virtuosos (Valladolid 1544). P e d r o d e U r b in a presentó un Memorial
i en defensa de las doctrinas del Doctor S. Buenaventura y Escoto, sobre el ju ra ­
mento que la Universidad de Salamanca hizo de leer tan solamente la doctriné
de S. Agustín y Santo Tomás (Madrid 1628). B la s d e B e n j u m e a , D e caritate,
De Gratia (Leyden 1677). T o m á s L l a m a z a r e s , de Valladolid, publicó C u r ­
sus philosophicus, sive Philosophia scholastica ad mentem Scoti nova methodo
disposita (Lyon 1670). Disputationes theologicae (Lyon 1679). J o s é J i m é n e z
de S a m a n ie g o , V ida del Ven. P. Juan Dunsio Escoto, príncipe y maestro de la
Escuela franciscana, Doctor M ariano y Subtil (Madrid 1671, 1677). P e d r o
de S a n t a C a t a l in a y T om ás d e S a n J o s é escribieron en colaboración ün
Cursus philosophicus (Venecia 1697). P e d r o d e H e r m o s il l a (Fermosellus),
sevillano, publicó In universam Dialecticam tractatus argumentationum, etc.
Tractatus de cautelis ex mente Aristotelis. In totam Francisci Titelmdni D ia ­
lecticam. D e formalitate sive de identitate et distinctione rerum tractatus (Se-
villa 1555)-
A n t o n i o d e C ó r d o b a (1485-1578), confesor.de Carlos V , -enseñó en
Lovaina y comentó las Sentencias (1569). J e r ó n im o d e V a l e r a enseñó en
Lima. Publicó Commentarii ac quaestiones in universam Aristotelis ac I. Duns
Scoti logicam (Lima 1610). G a s p a r d e l a F u e n t e enseñó en Roma. Quaes­
tiones dialecticae ac Physicae ad mentem Scoti (Lyon 1631). A n t o n io d e
F u e n t e d e l a P e ñ a , otro franciscano, es autor de E l ente dilucidado. D is ­
curso único novísimo que muestra hay en la naturaleza animales irracionales
invisibles y cuáles sean (Madrid 1677).

P o rtu ga l.— P e d r o d e l a C r u z escribió D e entibus rationis ad mentem


Scoti (Venecia 1501). G ó m e z d e L is b o a ( f 1513) enseñó en Pavía. Su obra
Quaestió de cuiusque scientia et pfaesertim de naturalis philosophiae subiecto
(Venecia 1517). J u a n de la E n c a r n a c i ó n (h.1609) enseñó en Coimbra,

62A ndrés O cerín Jáuregui, O.SfcM., Religiosos ilustres de la Seráfica Provincia de


Santiago en la Universidad de Alcalá: E l Ééo Franciscano 29 (1912); M anuel R. P azos, O .F .M .,
Los estudios universitarios en la Provincia de Santiago: Liceo Franciscano 4 (1951) 65-82.

í ,
358 C.14. Renovación de la escolástica en España
F r a n c is c o d e S a n A g u s t ín M a c e d o ( f 16 8 1), natural de Coimbra, ense­
ñó en Padua. Collationes S. Thomae et Scoti (Padua 1 6 7 1 ). M a t e o d e S osa
( t 1630) enseñó en Salamanca.
Capuchinos.— Siguen generalmente a San Buenaventura y Santo Tomás
P e d r o T r ig o s o (1533-93), natural de Galatayud. Primero fue jesuita, y des­
pués capuchino (1580); murió en Nápoles. Escribió Summa theologica ex
operibus Doctoris Seraphici cum notis et commentariis (I, Roma 1593; la con­
tinuó F r a n c is c o L o n g o d e C o r io l is , f 1625). Luis d e Z a r a g o z a o de
Gaspe (Gaspensis) ( f 1647). Escribió Cursus integer theologicus (Lyon 1642-
1643). A n t o n i o C a s t e l (1655-1713): Brevis expositio ad quatuor Petri Lom-
bardi libros, 5 vols. (Zaragoza 16 4 8 -170 1). T o m á s H u r t a d o , clérigo
Reg. M in., escribió Praecursor Philosophus Assecla Aristotelis et D . Thomae
quorum doctrina insequitur, disputans de anima sensitiva, de sensibus internis
eorumdemque actibus, officiis, et affectibus (Amberes 1641). M a r t í n d e T o­
r r e c i l l a adopta una actitud independiente: Quaestiones in utramque Aris­
totelis Logicam (Madrid 1667). Quaestiones in octojibros Physicorum et in
libros de mundo (1669). Quaestiones in dúos libros de ortu et interitu et dúos
de Anim a (1671).

L a C o m p a ñ ía d e J e s ú s *

Salamanca.3—F r a n c is c o T o l e d o (1533-96), natural de Córdoba, dis­


cípulo de Domingo Soto en Salamanca. Filósofo, teólogo y exegeta. Enseñó
en Salamanca y en Roma (1559-68), cardenal (1593). Escribió Introductio
in Qialecticam Aristotelis (Roma 1561). Commentaria una cum quaestionibus
in úniversam Aristotelis Logicam (1572). In octo libros de Physica ausculta-
tione (Venecia 1573). In de Anim a (1574). In D e generatione et corruptione
(*575)- ítt Summám Theologiae S. Thomae Aquinatis enarratio, 4 vols.
(Roma 1869-70). Ed. por el P. José Paria a base de manuscritos inéditos.
J u a n M a l d o n a d ó (1533-83), natural de Casas de la Reina (Extremadura),
eximio escriturista. Enseñó en Salamanca y Roma. Su obra principal son los
Commentarii in quatuor Evangelistas (Lyon 1598). Versión esp. (Madrid,
B A C , 1950-54). E n r iq u e H e n r íq u e z (1536-1608). Theologiae moralis Sum­
ma (Salamanca 1591). R o d r ig o d e A r r ia g a (1592-1667), logroñés. Enseñó
en Valladolid, Salamanca y Praga. Publicó un Cursus philosophicus, con una
cierta tendencia nominalista (Amberes 1632; Lyon 1644). Disputationes
theologicae, 8 vols. (1643745).' P e d r o H u r t a d o d e M e n d o z a (1578-1641),
de Valmaseda, profesor en Valladolid y Salamanca. Escribió Disputationes
a summulis ad Metaphysicam (Valladolid 1615). Disputationes de universa
philosophia (Lyon 1617). Universa Philosophia... in unum coipus redacta
(Lyon 1624). J u a n M a r t í n e z d e R ip a l d a (1594-1648), de Pamplona. En-

* B ib lio gra fía : A strain, Historia de la C . de J. en la Asistencia de España (Madrid 1913);


L e B achelet , Jésuites: D T G 8, 2 col. 10 x2 -1118 ; I d ., Théologie dans la C . de Jésus: D T C 8
col. 1043-68; V . B eltrán de H eredia , O .P ., L a enseñanza de Santo Tomás en la G. de J.
durante el primer siglo de su existencia: G T 6 (1915) 388ss; G . F ritz y A . M ichel , Scolastique:
D T G 14 col. 1715-25; L a Compagnia di Gesú e le scienze sacre: Analecta Gregoriana 29A n.3
,(1942); P érez G oyena , Catedráticos españoles de teología en Roma: E stE cl (1926) 26-43;
F. C ereceda , E n el cuarto Centenario del P . Francisco Toledo: E stEcl (i933)>* E. G otheim,
Reformation und Gegenreformation (M unich 1924); H. G . Smith , Jesuit Thinkers o f the Re-
naissance (Milwaukee, W is., 1939); C h . Sommervogel, Bibliothéque de la Compagnie de
lésus, 10 vols. (Bruselas-París 1890-1900); J. E. U riarte, Catálogo razonado de obras anóni­
mas y seudónimas de autores dé la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de
España, 5 vols. (Madrid 1904-16); U riarte-L ecina , Biblioteca de escritores de la Compañía
de Jesús pertenecientes a la antigua . Asistencia de España hasta... 1773 (Madrid 1925-30);
R. G . V illoslada , S.I., Storia del Collégio Romano dal suo inizio ( 1 5 5 1 ) a.lla sopressione della
C . di Gesü (1 7 7 3 ) (Roma 1945); M . Solana , H ist. de la fil. española III (Madrid 1941)
p .3 1 1-568. !

\
Jesuítas 359
[ señ ó en Salamanca. Su obra principal, D e ente supernaturali Disputationes
(1, Lyon 1634; II, 1645). G a b r i e l H e n a o (1611-1704), de Valladolid.
Empyreologia, sive philosophia christiana de empyreo cáelo (Lyon 1652).
Scientia media theologice d efen sa . S cien tia media historice propugnata
i (Lyon 1655). A n d r é s M e n d o . Escribió Príncipe perfecto y ministros ajus­
tados. Documentos políticos y morales (Salamanca 1657). R ic a r d o L i n c h
1 (Lincaeus) (1610-1676), irlandés, enseñó en Valladolid y Salamanca. D e
universa philosophia scholastica, 3 vols. (Lyon 1654). V a l e n t í n d e H e r i c e
(1573-1626), de Pamplona. B e n i t o d e R o b l e s (1571-1616), de Zalamea.

A lca lá .— A n t o n io R u b io (1548-1615), natural de Rueda. Residió m u-


| chos años en Méjico. Regresó a España y enseñó en el colegio de la C o m -
pañía, en Alcalá de Henares. Commentarii in universam Aristotelis D ialec-

!
S
ticam (Alcalá 1603), En la edición de Colonia de 1606 se titula Lógica m exi -
¡ cana. Commentaria in octo libros de physico auditu (Madrid 1605). In libros
' de ortu et interitu (Madrid 1609; Lyon 1614). In de Anim a (Alcalá 1611).
In de Cáelo et mundo (Madrid 1615) 63. F r a n c is c o d e O v ie d o (1602-51).
Natural de Madrid. Integer cursus philosophicus ad unum corpus. redactum
\ (Lyon 1640). F r a n c is c o A l o n s o d e M a l p a r t i d a (1600-49). Disputationes
j ¡n universam Aristotelis logicam (Alcalá 1639). Institutionum Dialecticarum
! ¡ibri quinqué (1639). In libros physicorum (1640). In de anima (1640), In de
Igeneratione et corruptione, de meteoris, de Cáelo et mundo (1641). P e d r o
F e r n á n d e z M o r e jó n (1594-1645) tuvo que abandonar la Compañía y füe
vmaestro de teología y filosofía en la universidad, pero al fin de su vida fue
readmitido en la Compañía. Publicó Institutionum Dialecticarum libri tres,
¿in quibus Summuli Gasparis Cardilli Villalpandi elucidantur (Alcalá 1626).
¡ Expositio in universam Aristotelis Dialecticam (1626). Antiquae philosophiae
i enucleatio per expositionem. in V I I I libros physicorum (1639). Philosophia
\ antiqua ex Aristotele et D . Thoma ad libros de ortu et interitu expositivis dispú-
; tationibus enucleata (1641). I g n a c io F r a n c is c o P e y n a d o (1633-96), de A r -
* ganda. Disputationes in universam Aristotelis Logicam (Alcalá 1671). In octo
libros Physicorum (1674). D e anima (1698), In de generatione et corruptione

1 (1698). G a b r ie l V á z q u e z (1549-1604), natural de Villaescusa de Haro.


Enseñó en Alcalá y Roma. Su obra principal son sus célebres comentarios
a la S u m a : Commentarii et Disputationes in Primam Partem S.\ Thomae,
¿ 2 vols. (Alcalá 1598); in Secundam secundae, 2 vols. (1599-1605); in Tertiam,
4 vols. (1609-1615), de gran valor filosófico y teológico, en que sigue la orien­

1 tación general aristotélico-tomista, pero se aparta de la doctrina,común


en numerosos puntos y en algunos temas muestra un pensamiento original.
Las Disputationes Metaphysicae dessumptae ex variis locis suorum Óperum
. (Madrid 1617) es una mediocre compilación hecha por Francisco M urcia
| de la Llaná. Metaphysicae disquisiciones (Amberes 1618).
^ R o m a .— -Je r ó n im o d e P r a d o (1547-1595), natural de Baeza. G r e g o r io
| de V a l e n c i a (1549-1603), natural de M edina del Campo, fue discípulo de
Suárez en Salamanca, y enseñó en Roma, Dilinga e Ingolstadt. Publicó
Commentarii theologici, 4 vols. (Ingolstadt 1591-97), siguiendo toda la Sum a
de Santo Tomás, en la que, por la manera de exponer, los temas de la volun­
tad humana y conciliación de la libertad con el concurso divino, aparece
I como precursor de las doctrinas de Luis de Molina. Intervino en las con-
* troversias de auxiliis, en que le reemplazó P e d r o A r r u b a l ( f 1608). B e n i t o
P e r e r ió (1535-1610), natural de Ruzafa (Valencia), ensenó en el colegio
Romanó. Physicorum sive de Principiis naturalium (Roma 1562). D e communi-

\ 63 C amilo F alcón de G yves , E l P. Antonio Rubio, sus comentarios a los libros «De ani-
sma» (M éxico 1945)*
360 C.14. Renovación de la escolástica en España
m
bus omnium rerum naturalium p rin cip iis et a ffection ib u s libri quinqué
(Roma 1576). Adversus fallaces et superstitiosas artes, id est, de M agis, de
Observatione somniorum et Divinatione astrológica libri tres (Ingolstadt 1591)
J u a n d e L u g o (1583-1660), de Madrid. Enseñó en León, Valladolid y Roma
Cardenal (1643). Escribió numerosas obras teológicas, y se conserva inédito
un Curso filosófico (D e Anima y M etafísica) 64. Hermano del anterior fue
F r a n c is c o d e L u g o (1580-1652). F r a n c i s c o G o n z á l e z (1608-61), de Santa
Cruz de Calatrava. Lógica tripartita, id est, vocalis, realis et rationalis Philo-
sophi Aristotelis et interpretum eius, S S . P P . Augustini et Thomae doctrinae
conformis (Roma 1639). Philosophia naturalis de Physico auditu Aristotelis
(1645). Tertia pars cursus philosophici, sive Metaphysica Aristotelis (1655).
Luis d e M o l in a (1536-1600), natural .de Cuenca. Estudió en Salaman­
ca, Alcalá y Coimbra con Pedro de Fonseca. Comenzó su enseñanza en
Coimbra y la prosiguió durante veinte años en Evora. Murió en Madrid.
Commentaria in Iam D . Thomae Partem (Cuenca 1592). Es muy notable
su obra jurídica, en todo concorde con la línea del pensamiento de la escuela
jurídica española, que arranca de Vitoria, y con valiosas aportaciones a la
misma, cuyo título es D e iustitia et iure, 6 vols. (1593-1609); edición espa­
ñola, Los seis libros dé. la justicia y del derecho, traducción, estudio preliminar
y notas de Manuel Fraga Iribarne (Madrid 1941SS). Pero su obra más fa­
mosa, causa de largas y ásperas controversias con los tomistas, es la Con­
cordia liberi arbitrii cum gratiae donis, divina praescientia, providentia, prae-
destinatione et reprobatione, ad nonnullos primae Partís D . Thomae artículos
(Lisboa 1588). Appendix ad Concordiam (1589).
Como teólogos, principalmente moralistas, se distinguieron J u a n de
C á r d e n a s (1613-84): Crisis theologica (Lyon 1670).-J u a n d e A z o r ( f 1603),
de Lorca. Institutiones morales (Roma 1600). T o m á s S á n c h e z (1550-1610),
de .Córdoba. Disputationum de Sancto M atrim onii sacramento libri decem
in tres tomos distributi (Génova 1692-5). Opus morale in praecepta decalogi
(Madrid 1613). F r á n c is c o d e T o r r e s (Turrianus, 1509-84). J e r ó n im o de
T orres (Torrensis, 1527-1611). L u is d e T or r es (Turrianus compostela-
nus, 1552-1635). J e r ó n im o d e R i p a l d a (1536-1618), de Teruel. D iego
R u iz d e M o n t o y a (1562T1632), de Sevilla. S a n t i a g o G r a n a d o (1574-1632).
A n t o n io P é r e z (1599-1649), de Puente la Reina. J u a n D i c a s t i l l o (1585-
1653): D e iustitia et iure (Amberes 1641). N i c o l á s M a r t í n e z . B er n ard o
d e A l d e r e t e ( f 1657). G a s p a r d e R i v a d e n e ir a ( f 1675). G a s p a r H u r t a ­
d o (1575-1660), de Mondéjar. M a r t í n P é r e z d e U n á n o a ( f 1660). M a r ­
t í n E sp a r z a ( f 1670). A n t o n io d e E s c o b a r y M e n d o z a (1589-1669), a
quien Pascal atacó con injusticia y ligereza en sus Provinciales. H e r n a n d o
d e l a B a s t id a , canciller de la universidad de Valladolid, intervino en las
cuestiones de auxiliis. J u a n B a u t is t a G o r m a z . M ig u e l d e E l i z a l d e * En
su Forma verae religionis quaerendae et inveniendae (Nápoles 1662) manifies­
ta su desconfianza hacia la física aristotélica: «Ego in hac parte... vix quid-
piam firmum in ea. invenio, vel dignoscere saltem valeo: nam materia illa
prima, quae prima reliquorum est basis, nullo certo principio demonstra-
tur... Propter quae et similia, ut de me, et pro me respondeam, fateor inge-
nue mihi suspectam videri hanc Aristotelis, quam terimus, viam, et vix quid-
quam firmitus animo impressum est meo».
Escribieron textos filosóficos A n t o n i o B e r n a l d o d e Q u ir ó s (1613-68),
de Torrelaguna: Cursus philosophicus (Lyon 1666). J o s é O l z i n a (1607-67),

64 C arlos B aciero , S.I., Juan de Lugo y su autógrafo inédito de filosofía: M iscelánea C o ­


millas 46 (1966) 171-2 12 . Sus obras teológicas deben citarse D e -Incarnatione, D e virtute fidei
divinae, D e Sacramentis y, sobre todo, un amplio tratado De iustitia et iure, tardía pero mag­
nífica representación de la escuela jurídica española. Edición de Obras completas (Lyon 1652)
7 vols. (Paris 1868) 8 vols.
[ Francisco Sudrez 361
• de Barcelona: Cursus philosophicus complectens scientiam raüonalem (Barce­
lona 1666).
En América enseñaron A l f o n s o P e ñ a f ie l y A ra ú jo (1594-1651), de
: Riobamba, que enseñó en el Cuzco y Lima, y escribió un Cursus artium en
| cuatro volúmenes (Lyon 1653). N ic o l á s d e O l e a , de Lima:. Manual de
l filosofía (Lima 1687). Summa tripartita scholasticae philosophiae (Lima 1694).
f Theologia scholastica (1694).
| Hombre eruditísimo y eminente historiador fue el P. J u a n d e M a r ia n a
í (1536-1623), de Talavera de la Reina. Enseñó en Roma, Palermo y París,
í En 1547 regresó a Toledo, donde vivió entregado a la composición de sus
: libros. Su D e Rege et Regis institutione (Toledo 1599) se consideró, sin fun-
<damento, como una apología del regicidio. Refiriéndose a Jacobo Clemerit,
i asesino de Enrique III, se limita a decir: «sic Clemens periit, aeternum Galliae
¿ decus, ut plerisque visum est», pero sin aprobar su acción. D e los Tracta -.
* tus V i l (Colonia 1609) son interesantes el D e morte et immortalitate, el D e
í monetae mutatione y el D e spectaculis, en que reprueba las corridas de toros,
como «tetrum et crudele spectaculum».
r E l P. J u a n E u s e b io N ie r e m b e r g (1595-1658), de ascendencia alemana,
í pero nacido en Madrid, es bien conocido por sus obras ascéticas. Compuso
además D e arte voluntatis libri sex, in quibus Platonicae, Stoicae et Christianae
: disciplinae medulla digeritur, etc. (Lyon 1631). Curiosa Filosofía y Tesoro de
las maravillas de la naturaleza, examinadas con varias questiones naturales
\ (Madrid 1634). Oculta Filosofía de la Sympatíay Antipatía de las cosas (1634).
: El P. H e r n a n d o C a s t r il l o (1585-1667), de Cádiz, es autor de una Historia
! y M agia natural, o ciencia de filosofía oculta, con nuevas noticias de los más
i profundos mysterios y secretos del Universo visible, en que se trata de Animales,
] Peces, Aves, Plantas, Flores, Yerbas, Metales, Piedras, Aguas, Semillas, P a -:
rayso, Montes y Valles (Trigueros 1649; Madrid 1723). M a r t í n d e R o a
f (1561-1637), burgalés.
f B a l t a s a r G r a c i á n (1601-1658). Nació en Calatayud. M urió en Tara-
j zona. Su estilo es conceptista y un poco rebuscado. Fue muy leído en Italia.
1 Schopenhauer lo estimaba mucho y lo tradujo al alemán. Influyó también
i en Nietzsche.'Escribió E l Héroe (1637), E l Discreto (1645), Oráculo manual
fy arte de prudencia (1647), E l Político don Fernando el Católico (1640), A g ú -
\deza y arte de ingenio (1648), E l Criticón (1650), E l Comulgador (1655) 65.

I . F R A N C IS C O S U A R E Z (1548-1617)*— V id a — Natíó en
¡Granada. En 1561 comenzó a estudiar derecho en la Univer­
sidad dé Salamanca. En 1,564 solicitó el ingreso en la Compa-
I 65 E. C orrea C alderón , Gracián . Su vida y su obra: Bibl. Románica Hispánica 52
(Madrid, Gredos, 1961). Homenaje a Gracián: Instituto Fernando el Católico (Zaragoza,

(
,
C S IC , 1958).

#B ib lio gra fía : M úgica , P.-S uárez , F ., Monografía bibliográfica con ocasión del I V Cen-
í tenario de su nacimiento (Granada 1948); I turríoz, Jesús, Bibliografía suareziana: Pensamien-
j to, número extraordinario 4 (1948) 603-638; A dro X avier, Francisco Suárez en la España
| de su época (Madrid, Epesa, 1945); B u lló n , E lo y ,.F . Suárez (1902); C alvillo M ., Fran -
* cisco Suárez (M adrid 1945); C astellote . C ubells, Salvador, L a posición de Suárez en la
| historia: Anales del Seminario de Valencia 2 (1962) 5-120; Id ., L a antropología de Suárez:
¡ Anal, del Seminario de Valencia 3 (1963) 125-346; C onde y L uqjje, R., Vida y doctrinas de
Suárez (M adrid 1909); D escoqs, P edro, Thomisme et Suarézianisme: A rch . de Philos. 4
(Paris 1927) fasc.4 p.82ss; D umont , P., Liberté humaine et concours divin d ’ aprés S u árez
(Paris 1936); G iacon , C ., Suárez (Brescia- 1945); G ómez A rboleya , E., Francisco Suárez.
Situación espiritual, vida y obra metafísica, 2 vols. (Granada 1946); Iriarte, Joaquín, S.I.,
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El tricentenario de Suárez (M adrid 1947); M ahieu , León, Frangois Suárez. S a philcsophie et
fies rdpports qu'elle a avec sa théologie (París 1921); Id ., L ’ éclecticisme suarezien: R evT h o m
s 30 (1925) 250-85; M onnot , P .; D umont, P .; B rouillard, R., Suárez: D T C 14, 2.0 col.2638-
I2728 ; R iviére , P., Suárez et son oeuvre á Voccasion du troisiéme Centenarie d esa m o rt (Pa-
362 C.14. Renovación de la escolástica en España

ñía de Jesús. Rechazado por carencia de dotes intelectuales,


logró ser admitido en Valladolid en calidad de «indiferente»,
para sacerdote o coadjutor, en espera de demostrar su capa­
cidad para los estudios! En 1564 comenzó su noviciado en
Medina del Campo, y el mismo año volvió a Salamanca. Cursó
.ris 1918); Scorraille , R aoul de , F . Suárez. VÉtudiant, le maítre, le docteur, le religicux,
2 vols. (París 19 11-13 ). Trad. española por P. Hernández (Barcelona 19 17); T eixidor,
Suárez y Santo Tomás: E stEcl 12 (1933) 7 5 - 9 9 *199 - 2 2 7 ; 13 Ü 933 ) 262-86; 15 (1936) 67-82-
Z aragüeta , Juan , L a filosofía de Suárez y el pensamiento actual (Granada 1941); H III Cen­
tenario della morte di F . Suárez: R F S N M ilán 10,1,(1918); Suárez en el cuarto centenario de
su nacimiento: Pensamiento (1948); Estudios Eclesiásticos (1948); Razón y F e (1948, julio-
octubre); Miscellanea Comillas (1948); Revista de Filosofía (Madrid 1949» julio-septiembre).
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1949); A lejandro, J. M ., S. I.f L a gnoseología del Doctor Eximio y la acusación nominalista
(Comillas, Santander, 1948); B rink , B. H., O .P ., Francisci Suárez doctrina de causa materiali
et de materia prima (Roma 1944); B reuer, A ., S. D . S., Der Gottesbeweis bei Thomas und
Suárez (Fribourg, Suiza, 1929); C eñal, R amón , S. I., Alejandro de Alejandría: su influjo en
la metafísica de Suárez: Pensamiento 4 (1948) 9 1-122; C onze, R. E., D er B e g r iff der M etaphy­
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A k t und Potenz. E ine kritisch-systematische Auseinandersetzung mit dem mueren Thomismus
(Innsbruck 1933)* Trad . española; F abro, C ornelio , Úna fonte antitomista della metafísica
suareziana: D ivus Thom as 50 (Piacenza 1947) 57-68; G ómez C affarena, J., S.I., Sentido
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del ser, según Suárez: Pensamiento 1 (1945); Jansen , B., Die Wesenart der Metaphysik des
Suárez: Scholastik 15 (1940) 161-186; Id ., F ran z Suárez, ais M etaphysiker: Stimmen der
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mez , L uis , S.I., Lo éxisfencial en la analogía de Suárez: Pensamiento 4 (1948) 215-243; M arc,
A ndré , S.I., U id ée de Vétre chez Saint Thomas et dans la scolastique postérieure: Arch. de
Philos. 10 c .i (París); R evius (luterano holandés), Suárez repurgatus, sive Syllabus Disputa -
tionum Metaphysicarum Francisci Suárez (Lugduni Batavorum 1643, 1644); R oig G irone-
l l a , J., S.I., L a síntesis metafísica de Suárez: Pensamiento 4 (1948) 169-213; Id ., Para la
historia del nominalismo y de la reacción antinominalista de Suárez: Pensamiento 17 (1961)
279-310; I d ., Algunas observaciones sobre la distinción modal y sobre la distinción escotística
«formális ex natura rei»: EstEcl 18 (1944) 20 1-15 ; Seuler, J., S.M .B ., D er Zw eck in der Phi­
losophie des F r. Suárez (Innsbruck 1936); S iewérth , G ustav, Das Schicksal der Metaphysik
von Thomas z u Héidegger (Einsiedeln, Johannes Verlag, 1959) (cf. A rbor 1960); Siegmund, G.,
D ie Lehre vom Individuationsprinzip bei Suárez: Philos, Jahrbuch (1928) 50-70, 172-198
(Fulda 1927); E schweiler, K ., D ie Philosophie der ¡Spátscholastik 'a u f den deutschen Uni-
versitáten des X V I I Jahrhunderts, etc. (Spanische Forschungen des Gorresgesechellschaft,
Bd. I, Reihe 1 p.302-317 (Münster 1928); Streitcher , K ., D ie Philosophie der spanischeri
Spátscholastik in den deutschen Universitáten des siebzehnten Jahrhunderts: en Gesammelte
A u fsá tze zu r Kulturgeschichte Spaniens (Münster 1928); W erner, K ., F ra n z Suárez und
die Scholastik der letztes Jahrhunderte, 2 vols. (Ratisbona 1861, 1889);' W undt, M ax, Die
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théologiens au droit international moderne { París 1938); Id ., ¿Cómo conciliar autoridad y liber­
tad? (Buenos Aires, Difusión, 1940); G allegos , J. M.¿ L a doctrina política del P . Suárez
(M adrid 1948); G iers, J., D ie Gerechtigkeitslehre des jungen Suárez (Freiburg i. B., Her-
der, 1958); G ómez R obledo , J., Doctrina de Suárez sobre el origen y sujeto de la autoridad
civil: Pensamiento 4 (194?) 531-82; G uerrero, E ustaquio, S.I., Sobre el voluntarismo ju­
rídico de Suárez: Pensamiento 1 (1945) 447-70; G uarini, J. B., Iuris naturae et gentium
principia et officia... explicata a Doctore Eximio F . Suárez (Palermo 1758), en M igne , C utsus
completas Theologiae (París 1841) vol.15; L arequi, J., S.I., E l P . Suárez, creador del concepto
de Derecho Internacional: R azF e 83 (1928) 225-40; L ittlejohn , J. M ., T h e Political Theory
o f the Schoolm enand Grotius,{Nueva York 1896); R ecaséns Siches, L ., L a filosofía del derecho
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Pensamiento 4 (1948) 493-507; P ereña V icente , L uciano , Teoría de la guerra en F . Suárez,
2 vols. (Madrid 1954); W ilenius , R., T h e Social and Political T h eo rieof F . Suárez (Helsinki
1963); H amilton , B., Political Thought in SixteentK-Century Spain (Londres 1963).
¡ Francisco Suárez 363
i
; teología en la universidad con Mancio de Corpus Christi, O .P.,
Juan de Guevara, O.S.A., y Enrique Henríquez, S.I., revelán­
dose en este tiempo su talento extraordinario. Hizo su profe-
: sión en 1571 y se ordenó de sacerdote en 1572. Enseñó filosofía
* y teología en Salamanca (1570), Segovia (1571-74), Avila y Va-
^lladolid (1575-80). En 1580 fue destinado a enseñar teología en
j Roma, pero, por haberse resentido su salud, tuvo qué regresar
; a España (1585). De 1585 a 1593 enseñó en Alcalá, y .Gabriel
| Vázquez marchó a sustituirle a Roma. Este regresó a los seis
; años, pero el antagonismo entre ambos obligó a Suárez a solici-
j tar el traslado, y volvió a Salamanca (1593-97), donde publicó
' las Disputationes Metaphysicae (1597). Ese mismo año se doctoró
; en Evora y, a petición de Felipe II, se hizo cargo de la cátedra
] de teología en Coimbra, que desempeñó hasta su jubilación
; en 1615. Murió santamente en Lisboa el 25 de septiembre
j de 1617.
O b ras y propósitos,— La mayor parte de su extensa pro­
ducción literaria pertenece a la teología. Pero dedicó especial­
mente a la filosofía sus Disputationes Metaphysicae, con el fin
de suministrar a los teólogos una exposición clara y ordenada
de las nociones fundamentales indispensables para poder en­
tender muchas cuestiones teológicas 66. No se propone "hacei
una filosofía pura, sino una «filosofía cristiana», como ministra
y subordinada al servicio de la teología 67. Para ello, entre todas
las disciplinas, sirve especialmente la filosofía primera, porque,
' por una parte, es la que más se aproxima al conocimiento de
| las cosas divinas; y por otra, explica los principios naturales que
j ayudan a comprenderlas 68. Las Disputationes Metaphysicae ver-
í ■ '
1 66 «Fieri nequit ut quis theologus perfectus evadat, nisi firma prius metaphysicae iecerit
i fundamenta» (Disputationes Metaphysicae: Rátio et discursus totius operis).
\ E diciones : Suárez publicó sus obras teológicas y teológico-filosóficas ’a m odo de amplios
* e independientes comentarios a todas las partes o tratados de la Suma teológica de Santo
y Tomás. Algunas de ellas sólo dejó preparadas y recibieron edición postuma. Fueron apare-
j ciendo en su primera edición, D e Incarnatione (Alcalá 1590); D e mysteriis vitae Christi (A I-
i calá 1592; versión español*: B A C , M adrid 1960), 2 vols.; D e sacramentis (Salamanca 1595);
* De Poenitentia (Coim bra 1602); D e Deo Uno et Trino (Lisboa 1606); De legibus ac de Deo
tlegislatore (Coim bra 1612); D e religione et de Statu religionis (I-II, Coimbra 1608-9; III-IV ,
■í Lyon 1624-25); Defensio fidei (Coimbra 1613); D e divina gratia (I-III, Coim bra 1619; II
í Lyon 1651); D e fid e, spe et caritate (Coim bra 1621); D e angelis (Lyon 1620); D e opere sex
■\ dierum et D e anima (Lyon 1621); D e fin e ultimo hominis; D e voluntario; D e humanorum ac-
i tuum bonitate et malitia; D e passionibus et habitibus; D e peccatis (Lyo n 1628). Además, V a ­
lú a Opuscula theologica (Madrid 1599), con otros postumos sobre las controversias de auxiliis
| (Lyon 1655). C om o obra meramente filosófica al margen de este ingente comentario a la
! Suma sólo publicó las Disputationes Metaphysicae, 2 vols. (Salamanca 1597; versión espa-
\ ñola 4 vols., M adrid, Credos, 1960-6). Ediciones de Obras completas (Venecia 1740-1751,
j 23 vols.; París, L . Vives, 1856-1878, 30 vóls.).
1 67 «itá vero in hoc opere philosophico ago, ut semper tamen prae oculis habeani nostram
<philosophiam debere christianam esse, ac divinae Theologiae ministram» (ibid.)¿-
; 68 «Inter omnes autem naturales scientias, ea, quae prima omnium est, etrnómen primae
y Philosophiae obtinuit, sacrae ac supernaturali Theologiae praecipue ministrát. Tu m quia
ad divinarum rerum cognitionem Ínter omnes proxime accedit, tum etiam quia ea naturalia
explicat atque confirmat» (D isp . M etaph., prooemium).
364 C.14- Renovación de la escolástica en España
san sobre todo acerca de temas de óntología, teología natural y
filosofía natural. Otras cuestiones filosóficas las trata en distin­
tas obras: la psicología, en De Anima (1621) y De Angelis (1620),
La filosofía natural, en el tratado De opere sex dierum (1621),
La ética, el derecho y la política, en De legibus ac Deo legislatore
in X libros distribuías (1612), De ultimo fine hominis ac beatitudi-
ne, De humanorum actuum bonitate et malitia, De passionibus et
habitibus, De vitiis atque peccatis, Defensio fidei contra lacobum
regem Angliae (1613) 69.
Fuentes.— Suárez procede con amplio espíritu de indepen­
dencia y libertad. Conoce y utiliza los sistemas anteriores, pero
no quiere dejarse encuadrar en ninguno, y analiza sus doctrinas
corí una crítica aguda e impecable, entresacando de cada uno
lo que le parece más conveniente para sus propósitos. Declara
que no lo hace por espíritu de polémica, sino solamente mo­
vido por el sincero deseo de la verdad 70. '
Su erudición es muy copiosa 71. Solamente en las Disputatio-
nes Metaphysicae menciona doscientos cuarenta y cinco autores.
En primer lugar descuellan Aristóteles, con 1.735 citas, y San­
to Tomás, con 1.088, mencionándolo siempre con el máximo
respeto. Declara que, apoyado en su autoridad, no le asustan
las mayores dificultades 72. Abundan también las citas de Es­
coto (363), San Agustín (334), Cayetano (299), Soncinas (192),
Averroes (179), Durando (153), Capréolo (115), etc. A más dis­
tancia aparecen Platón (92) y Avicena, con 84, y con menos aún
el Comentario a la Metafísica, de «Alejandro de Hales» ( = A le­
jandro Bonini de Alejandría). Sin embargo, deben tenerse muy <
en cuenta las opiniones de este último, pues Suárez le sigue en
cuestiones muy importantes 73. ]
69, £ 1*título completo es: Defensio fid ei catholicae et apostolicae adversus Atiglicanae scc- j
tae errores, cwn responsione ad apologiam pro iuramento fidelitatis et Praefationem monitoriam ¡
Serenissimi Iacobi Angliae Regis (Coimbra 1613). Es' una refutación del derecho divino de j
los reyes que defendía Jacobo I (1603-25) en su obra Triplex cuneus. Versión española con
introducción por el P. E. Elorduy (Madrid, C S IC , 1965). '
70 «Eum mihi animum semper fuisse, eaque de causa nulli operi, nullique labori peper- j
cisse me, ut veritas ipsa secerneretur atque stabiliretur, nihilque contentionis ergo aut olim I
statuisse, aut denuo confirmasse, sed solius amore veritatis» ( Comm. ac D isp. in I II Partera
D . Thomae, vol.i. Añadido en la 3.a ed., Salamanca 1595, advertencia). v. í
71 Jesús Iturrioz, S.I., Fuentes de la M etafísica de Suárez: Pensamiento 4 (1948) 31-89. !
Disputaciones Metafísicas, de F rancisco Suárez . Traducción española por Sergio Rábade j
Romeo, Salvador Caballero y Antonio Puigcerver Zanón, 4 vols. (Madrid, Gredos, 1960-66). ^
7 2 «Quippe ea est in me eius auctoritas, ut vestigiis illius insistens, nullos aut itineris
errores, aut difficultatum nodos, vel demum inextricabiles argumentorum laqueos perti- ¡
mescam» (In III Partem vol.i [Alcalá 1590] Praefatio). D e la I parte de la Summa figuran ¡
447 citas, 134 de la II-II, 110 del Contra gentiles, 61 del D e V eritate, 20 del D e ente et essenlia j
(J. Iturrioz, a.c., p.5oss). ;
7 3 C . F abro, Una fonte antitomista della metafísica suareziana: D iv. Thom as 50 (Pia- j
cenza 1947) 57-68; R. C eñal , Alejandro de Alejandría: su influjo en la metafísica de Suárez:
Pensamiento 4 (1948) 91-122; J. R o ía G ironella , Para la historia del nominalismo y de la ¡
reacción antinominalista de Suárez: Pensamiento 17 (1961) 279-310* El Comentario a la meta- i
física, de Alejandro Bonini de Alejandría (h. 1270-1314), era falsamente atribuido a Alejandro j
de Hales. Con el mismo, Suárez rechaza la univocidad escotista y admite la analogía, niega la
distinción real de esencia y existencia 1y la limitación del acto por la potencia. !
Francisco Suárez 365

Plan y división de las «Disputationes Metaphysicae».


Suárez no se sujeta al orden de los libros aristotélicos y prescin-
; de de la forma tradicional de comentario. Por vez primera abor-
,! da una exposición de las cuestiones ordenada en forma de tra-
j tado sistemático, iniciando la serie de Cursos filosóficos que des-
¡ pués de él se multiplicarán en los siglos siguientes. Las Dispu-
í tationes Metaphysicae comprenden varios tratados, cada uno con
■ varias secciones y subdivisiones. Distribuidos por materias, in-
¡ cluyen: ontología (disp.2-21), teología natural (disp.28-30), me-
j tafísica del ser finito (disp.31-53). La mejor manera de darnos
! cuenta de su contenido es una visión esquemática de las ma-
l terias y cuestiones tratadas. En el esquema, los números en-
} tre paréntesis señalan el número de la «disputación» correspon-
l diente:
' I n t r o d u c c ió n . Objeto de la metafísica: el ser real (1).
I. E l se r t r a s c e n d e n t a l : Concepto de ser (2).
A) Propiedades trascendentales del ser («passiones entis»):
. a) En general: atributos y primeros principios (3).
v b) En particular:
a*) Unidad: general o trascendental (4). Individual, princi­
pio. de individuación (5). Formal y universal (6). Distin-
í; ciones (7). ^
b’ ) Verdad: lógica y ontológica (8). Falsedad (9). \
c ') Bondad: trascendental (10). M aldad (11).
| B) Primeros principios o causas del ser:
■ a) En general (12).
| bj En particular:
I a’ ) Intrínsecas: material. D e la sustancia (13)., Del acci­
dente (14).
Formal. Sustancial (15). Accidental (16).
b*) Extrínsecas: eficiente. En general (17). E n particular:
causas segundas o creadas: próxima (18). Necesaria y
libre (19). Causa primera o increada. Creación (20). C o n ­
servación (21). Concurso (22).
: Final. En general (23). En particular: fin último (24).
[ Ejemplar (25).
| II. C l a se s d e seres (28).
L; 1) El ser infinito. Su existencia (29). Su esencia y atributos (30).
¡ 2) El ser finito creado. Su esencia, (31). Sustancia y accidentes (32).
a) L a sustancia (33). Hipostática (34). Espiritual (35). M ate-
! rial (36).
i b) E l accidente (37). Comparado con la sustancia (38). Su di-
I visión (39). Cantidad-continua (40). Discreta (41). Cuali-
j dad (42). Potencia,y acto (43). Hábito (44). Oposición cuali­
tativa (45). Intensidad cualitativa (46). Relación (47). A c ­
ción (48). Pasión (49). Tiem po y duración (50). Lugar y lo­
cación (51). Colocación (52). Vestido y omato (53).
III. A p é n d ic e : el ente de razón (54).
366 C .14. Renovacióti de la escolástica en España

E l conocim iento.— El acto del conocimiento requiere al­


guna unión del objeto con la facultad de conocer. Esto se realiza
en virtud de una actividad combinada, en que entran el objeto
conocido y el sujeto cognoscente, de lo cual resultada especie
intencional, que es una imagen o semejanza representativa del
objeto. L a especie es algo real, aunque sólo es un accidente de
la facultad cognoscitiva 74. La realidad de las especies se prueba
por experiencia y por la necesidad de que la potencia cognos­
citiva sea determinada por el objeto 75. El acto del conocimiento
resulta de la potencia cognoscitiva en cuanto informada por la
especie.
El hombre tiene dos facultades cognoscitivas: sensitiva e
intelectiva. A la primera corresponden las especies sensibles, y
a la segunda, las inteligibles. No es necesario un sentido agente,
porque las especies sensibles se producen en los sentidos ex­
ternos inmediatamente por el contacto con el objeto 16. Para
que las especies sensibles se transformen en inteligibles es ne­
cesaria la intervención del entendimiento agente, que es una
potencia activa, la cual abstrae las especies inteligibles de las
sensibles, y aquéllas se reciben en el entendimiento posible 7L
L a función del entendimiento agente consiste en formar las
especies intencionales, mas no por esto es necesario concebirlo
como una potencia distinta del posible. Ambos son, más bien,
una misma facultad del alma, la cual se llama entendimiento
agente en cuanto potencia activa productora de las especies, y
posible en cuanto que las recibe y opera con ellas, aunque tam­
bién puede producirlas 78. . .
Del acto de la intelección resulta el verbum, que es el acto
mismo de conocer y no es nada distinto de la intelección19. El
verbo no es id in quo conoce el entendimiento, sino id quo, o
por lo cual es conocido el objeto. Es el concepto formal de la
mente, distinto del concepto objetivo, el cual es aquello mismo
que es conocido 8
74 D e anima tr.2,3,2,1. J. M . A letandro, S.I., L a gnoseología del Doctor Exim io y la
acusación nominalista (Comillas, Santander, 1948). C lemente F ernández , S.I., M etafísica
del conocimiento en Suárez (Madrid, F A X , 1954).
75 «Multis experimentis cognoscuntur species provenientes ab obiecto». «... intra imagi-
nationem experimur formari similitudines quasdam rerum corporearum» (D e anima tr.2,3,
i,S-6).
76 D e anima tr.2,3,9,13.
77 D e anima tr.2,4,2,12.
# 78 «Absque distinctione reali facile possit intelligi munus intellectus agentis; eadem
enim potentia activa esse valet specierum, et ut sic intellectus agens áppellari, et rursum
operativa per illas, sicque dici intellectus possibilis... Secundo quia multarum species potest
intellectus possibilis sibi formare; ergo si vim activam habet specierum quarumdam, omnium
plañe habere poterit» (D e anima tt.2,4,8,13).
79 «Ex intrínseca autem ratione intelléctionis, nihil aliud producitur in intellectu quam
qualitas illa, quae est intelligeridi actus; ergo illa ipsa verbum esto (D e anima 3,5,7).
80 D e anima 3,5,17.
Francisco Suárez 367

El objeto proporcionado del entendimiento humano en su


estado natural son las cosas sensibles o materiales 81. Pero el
objeto adecuado al cual puede extenderse es todo el ser 82. D en­
tro del objeto propio del entendimiento humano entra el sin­
gular como tal. El entendimiento humano conoce directamente
el singular concreto material por su propia especie representa­
tiva, y no sólo por alguna reflexión 83. La razón es porque es
una potencia superior y más universal que los sentidos. Por lo
tanto, puede hacer lo mismo que éstos y de una manera más
perfecta. El entendimiento conoce la cosa singular material
por una especie propia y representativa, en la cual puede ver la
naturaleza de las cosas singulares prescindiendo de sus notas
individuantes. Es la labor abstractiva que realiza el entendi­
miento agente, el cual forma la especie universal abstrayéndola
de las especies singulares. El entendimiento, fijándose en la
especie singular representativa, penetra por intuición intelectual
más allá del individuo, llegando hasta el universal («naturam
universalem considerat absque conditionibus individuantibus»).
Esto es posible, porque el universal es real objetivamente, y se
encuentra en las cosas mismas. No en cuanto que sea una forma
subsistente, a la manera como lo conciben Platón y los realistas
exagerados, sino en cuanto a la unidad formal que existe en ellas
y de las cuales lo abstrae el entendimiento («circa id quod
concipitur») 84. Hay una doble abstracción: formal y universal 85.
Mediante la primera se considera por separado el género y la
diferencia, por ejemplo, la animalidad y la racionalidad en el
hombre. Con la segunda se consideran en sí mismos- el género
y la especie, y éste es el fundamento de las ciencias con valor
universal 86. El universal así abstraído puede aplicarse a muchos
individuos y predicarse de todos ellos.
Hay tres clases de universal: físico (la naturaleza que se dice
universal a parte rei); metafísico (ex parte intellectus, la natura­
leza representada como común e indiferente por abstracción de
las notas individuantes y por una denominación extrínseca); ló­
gico (por relación, aplicando el universal a la naturaleza mis­
ma, como si en ella existiera realmente). El primero es real; el
81 D e anima 4,2,5.
82 «Obiectum adaequatum intellectus nostri secundum se considerad est ens in tota lati-
tudine sua spectatum» (D e anima 4 ,1,3 ).
83 «Intellectus noster cognoscit singuiare materiale per propriam ipsius speciem» (De
anima 4,3,5)-
84 D e anima 4,3,12-19. «Ea ergo abstractio operado, est intellectus possibilis, qua natu­
ram universalem considerat absque conditionibus individuantibus».
85 «Abstractionem aliam dici universalem, aliam formalem» (D e anima 4,3,20).
86 «Abstractio universalis fuit hecessaria ad adstruenda obiecta scientiarum perpetua:
formalis quoque fuit necessaria ad perfecte comprehendendum obiectum» (D e anima 4,3,
20; 4 ,3 ,13)*
368 C.14' Renovación de la escolástica en España

segundo es algo real, y se hace por abstracción del entendimien­


to. El tercero no es más que un ente de razón 87.
L a m etafísica.— Suárez divide las ciencias por razón del
triple grado de «abstracción de la materia»: abstracción de la
materia individual, abstracción de la materia sensible, abstrac­
ción de toda materia 88. La metafísica está colocada en el tercer
grado de abstracción y se define: «Ciencia que contempla el
ente en cuanto ente, o en cuanto que abstrae de la materia en
cuanto al ser» 89.
Una nota característica de Suárez es su preocupación por lo
real y concreto, evitando el conceptualismo y el abstraccionis­
mo. Se esfuerza por hacer una filosofía realista, basada en las
cosas tal como son, estudiándolas en sí mismas y no en abstrac­
ciones mentales. Por esto insiste en que la metafísica no sólo
trata de conceptos, sino que versa sobre seres reales.
L a idea central de la metafísica suareciana consiste en la
contraposición entre dos grandes clases de seres reales: el infi­
nito y el finito, con la finalidad de establecer una relación de
dependencia esencial y total de las criaturas respecto de su
Creador. Dios es el ser a se; las criaturas son seres ab alio. Dios
es el ser por esencia; las criaturas lo son por participación y
por dependencia respecto de su Creador 90. A sí se comprende
su insistencia en poner el ser real como objeto de la metafísica:
«Hay que decir, por lo tanto, que el ente, en cuanto ente real,
87 D e anima 4,3,22.
88 D M 1,2,13: «Illae ergo tres scientiae (física, matemáticas y metafísica) in aliqua abs-
tractione conveniunt: nam omnes considerant de rebus in úniversali; differunt tamen in
abstractione quasi formali et praecisiva a materia, nam philosophia (física) quamvis abstrahat
a singularibus, non tamen a materia sensibili... Mathematica vero abstrahit quidem secundum
rationém a materia sensibili, non autem ab intelligibili, quia quantitas, quantumvis abstra-
hatur, non potest concipi, nisi ut res corpórea et materialis. M etaphysica vero dicitur abstra-
here a materia sensibili et intelligibili, et non solum secundum rationém, sed etiam secundum
esse, quia radones entis, quas considerat,. in re ipsa inveniuntur sine materia; et ideo in proprio
et obiectivo concéptu suo per se ñon includit materiam» ( D M 1,2,13).
89 D M 1,3*1: «Scientia quae ens, in quantum ens, séu in quantum a materia abstrahit
secundum esse contemplatur». Todas las ciencias prescinden, en primer lugar, de la existen­
cia actual de sus objetos, la cual no sirve para diversificarlas, pues los objetos se distinguen
por sus esencias, pero no por su existencia. E n él concepto aristotélico.del «ser, en cuanto ser»,
no entra ningún ser concreto, ni material ni inmaterial, ni finito n i infinito, pues es un con­
cepto comunísimo, obtenido por abstracción prescindiendo de todas las diferencias que diver­
sifican a los distintos seres. Esta es la razón por la cual los conceptos comunísimos definidos
en la. filosofía primera— ser, esencia, acto, potencia, causa, etc.— pueden aplicarse a toda clase
de seres, materiales o inmáteriales, finitos o infinitos, actuales o potenciales. E n esto consiste
su utilidad, su valor y su eficacia.
90 predicado ser por esencia es el que se concibe com o primero en D ios: de él se
derivan a priori todos sus predicados característicos, y en particular su infinidad y su imita-
bilidad, y por la imitabilidad es también razón a priori de la posibilidad de seres por partici­
pación en variedad infinita; a su vez, el predicado ser por participación es el que se concibe
como primero en la criatura, y de él se derivan a priori todos los predicados característicos
de ella, como son la contingencia, la necesidad de la conservación, de la cooperación o con­
curso divino, la potencia obediencial, la finitud, potencialidad, mutabilidad, composición de
potencia y acto, por lo menos accidental, la multiplicación de los seres en especies y en
individuos bajo la misma especie, las semejanzas unívocas que ligan a los seres creados entre
sí, y la semejanza análoga que los liga entre sí y con el Creador» (J. H ellín , S.I., Líneas fu n ­
damentales del sistema metafísico de Suárez: Pensamiento 4 [1948] 139).
Francisco Suárez ,369
es el objeto adecuado de esta ciencia» 91. De esta manera, el
campo de la metafísica se extiende hasta comprender todos los
seres reales, encuadrados en la amplia relación de dependencia
-existente entre el Creador (ens a se) y las criaturas que de él
dependen (entes ab alio). Por esto el segundo volumen comien­
za contraponiendo el ser finito y el infinito (D M 28), y con un
•amplio y minucioso tratado De Deo primo ente et substantia
;¡ncreata (D M 29), al que sigue otro sobre sus atributos (D M 30),
■ píos, que es un ser real, particular y concreto, entra en el campo
del objeto adecuado de la metafísica, no sólo en oblicuo, como
.causa del ser, sino dentro de su objeto principal (praecipuum) 92.
^a antes había tratado De prima causa efficienti primaque eius
actione quae est creatio (DM 20), de la conservación (D M 21)
.y de la cooperación o concurso divino (D M 22), todos ellos te ­
mas que son propios de una teología natural.
Así, pues, en Suárez, el objeto adecuado de la metafísica se
extiende a todos los entes reales, es decir, a todo cuanto tiene
una esencia real, prescindiendo de que exista o no. Dentro de
ese objeto amplísimo entran Dios, las sustancias materiales e
inmateriales y los accidentes reales en cuanto que abstraen de
la materia. Solamente queda excluido un menguado ángulo re­
servado para el ente de razón 93.
Suárez se hace cargo de una dificultad que brota de esta no­
ción. Si dentro del objeto adecuado de la metafísica entran, de
[una manera o de otra, todos los seres reales, parece que en ella
jquedarían incluidos todos los objetos particulares de. las demás
¡ciencias, las cuales versan sobre distintos aspectos dél ser real.
jCon lo cual, éstas serían superfinas y bastaría con una sola cien­
cia, que seriada metafísica 94. L a respuesta es que la metafísica
Jse distingue de las demás ciencias en que éstas solamente con ­
sideran un género determinado de seres, mientras que aquélla
tiene por objeto el ente en cuanto tal, es decir, el ente real en
]toda su amplitud. ^
■ 91 D M 1,1,26. Suárez respalda esta proposición con la autoridad de Aristóteles (M et. 4),
|de Santo Tom ás, «Alejandro de Hales» ( = de Alejandría), Escoto, San Alberto, Alejandro
¡de Afrodisias, Avicena, Sóncinas, Egidio Romano, «et reliqui fere scriptores». N o entramos
’en la. cuestión de que efectivamente así hayan interpretado el «ser, en cuanto ser» la mayoría
|de los autores después de A vicena, cuyo traductor latino consolidó en Occidente Ja palabra
metafísica, no usada por Aristóteles, y olvidada después de Nicolás de Damasco hasta el si-
flo x i i , en que vuelve a ponerla en circulación la escuela toledana de traductores,
v 92 «Falsumque subinde est, hanc sciéntiam non agere de Deo ut de primario ac principali
¡obiecto suo... Ergo necesse est ut sub obiecto suo D eum complectatur» ( D M 1,1,19).
t 9 3 «Ostensum est enim, obiectum adaequatum huius scientiae debere comprehendere
Deum et alias substantias immateriales, non tamen solas illas. Item debere comprehendere
Inon tantum substantias, sed etiam accidentiá realia, non tamen entia rationis, et omnino per
¡iccidens; sed huiusmodi obiectum nullum aliud potest esse praeter ens ut sic; ergo illud est
obiectum adaequatum» ( D M 1,1,26).
! 94 «Scientia, quae speculatur ens ut adaequatum obiectum, omnia, quae sub illo conti-
inentur, considerat... Si hoc ita esset, supervacaneae essent omnes aliae scientiae, praesertim
jllae quae proprias rerum naturás inquirunt, quando quidem totum hoc sola metaphysica
iufficienter praestaret» ( D M 1,2 ,1; cf. n.22,27).
370 C.14. Renovación de la escolástica en España
E l ser*— El concepto formal adecuado de ser es uno y dis­
tinto de los conceptos formales de todas las cosas 95. Es uno en
cuanto que no significa ningún género de ser ni ninguna natu>
raleza particular. Es distinto del concepto de sustancia y acci­
dente, y abstrae de lo que es propio de cada una de estas cosas
y de todas las diferencias que diversifican a los seres 96.
El ser puede tomarse en dos sentidos: como nombre (ens
ut nomenj, o como participio (ens ut participium) . En el primer
caso expresa solamente la posibilidad de existir, y en el segundo,
lo existente en acto. El ente real o la esencia real puede consi­
derarse de dos maneras en orden a la existencia: negativamente,
en cuanto que es una esencia que no implica contradicción ni
es una pura ficción del entendimiento («quod in se nullam in-
volvit repugnantiám, ñeque est mere conficta per intellectum»),
y positivamente, en cuanto que es una esencia apta para existir
actualmente («quod produci potest, et constitui in esse entis
actualis. Quae ex se apta est ad esse, seu realiter existere») 97
Pero la esencia posible sin existencia es nada, pues la potencia
pura es pura nada.
El ser tiene tres propiedades trascendentales: unidad, ver­
dad y bondad, que no le añaden nada positivo 98. Hay una triple
unidad: individual o numérica, esencial o formal, y universal.
La individual es la que le conviene al individuo en cuanto tal,
y es propia de todo aquello que existe o puede existir. Cada
individuo singular es numéricamente uno 99. La formal co­
rresponde a la esencia o naturaleza del individuo. Todos los
individuos de una especie, por ejemplo, la humana, convienen
en una misma esencia o naturaleza. D e aquí resulta una unidad
esencial o formal, que es también real, presente y existente en
las cosas mismas, con independencia de nuestro conocimiento.
Hay tantas unidades formales como individuos. Estas dos uni­
dades, numérica y formal, no se distinguen con distinción real,
sino solamente con distinción de razón, porque la1naturaleza
no existe sino en los individuos. La unidad universal se forma
mediante la operación del entendimiento, que abstrae un con­
cepto universal o una especie intencional del singular prescin­
diendo de sus notas individuantes. La unidad universal es dis­
tinta de la formal. Pero el universal no está fuera, sino dentro9
9 5 D M 2,1,9. A ndré M arc , S.I., V id ée de l'étre chez Saint Thpmas et dans la scolastique
postérieure: Arch. de Philos. vol.io c.i (París); cf. E. G uerrero : Est. Ecl. (1923) 515-540.
2,1,10.
9 T D M 2,4,7. Juan R oig G ironella , S.I., La síntesis metafísica de Suárez: Pensa­
miento 4 (1948) 192.
D M 3,2,3- - . .
99 D M 5, i , i . «Res omnes, quae sunt actualia entia, seu quae existunt, vel existere pos-
sunt immediate, esse singulares et individuae» (ibid., n.4), .
| Francisco Suárez 371
(¿le los individuos, donde lo contempla y abstrae el entendimien­
to, el cual ve el singular, y en el singular el universal 10°.
Otra propiedad trascendental del ser es la verdad. Consiste
Í en la esencia misma de la cosa, connotando el concepto del en­
cendimiento, en el cual está representada y al cual debe con-
jformarse. La entidad de las cosas dice orden de conformidad,
jen primer lugar, al entendimiento divino, y secundariamente al
Rumano. Hay también una verdad del conocimiento (veritas
¡cognitionisJ, que consiste en la conformidad del cognoscente
Icón la cosa conocida 10b
] La bondad significa la perfección de una cosa: «Bonitas dicit
sipsam perfectionem rei, connotando praedictam convenientiam,
•seu denotationem consurgentem ex coexistentia plurium» 102.
¡Su opuesto es el mal, que consiste en una privación de ser.
, L as causas.— A continuación expone un largo tratado de
¿las causas, en que una vez más se manifiesta su preocupación
fundamental (D M 12-28). No le interesa solamente establecer
ana noción de causa en general, como corresponde a la filosofía
primera de Aristóteles, sino llegar a la causa del ser ontológico
concreto, remontándose hasta encontrarla en Dios. Antes de
esto se detiene en amplias explicaciones sobre la causa material
y formal, necesarias en algunas cuestiones de teología, en las",
cuales incluye casi todo lo que en aquel tiempo constituía la
filosofía natural (D M 12-16). A continuación aborda el estudio
¡de la causa eficiente, lo que le ofrece ocasión para tratar de la
Creación (D M 20), la conservación (D M 21) y el concurso di­
vino (D M 22). Asimismo, la causa final le sirve pará.remontarse
lal fin último en concreto, que es también Dios (DM 24)! Todo
So cual es una preparación para abordar en el segundo volumen
tuna serie de cuestiones de teología natural, comenzando por
jestablecer en primer lugar la existencia y atributos de Dios,
ser a se, infinito, y sus relaciones de causalidad con el ser creado,
jfinito.
i k
)’ L a existencia de D ios.— Suárez afirma que la existencia
*de Dios es demostrable por la razón. Pero, al examinar en
'¡concreto las pruebas para demostrarla, niega, con Escoto, el
í 100 D M 6,1,1. «Dari in rebus unitatem formalem per se convenientem unicuique essen-
¿iae seu naturae... Unitas áutem formalis riihil aliud est quam unitas essentialis» (ibid., n.8).
$]f. D M 6,2,1-8. «Naturas illas, quas nos universales et communes denominamus, reales
Üsse, et in rebus ipsis vere existere; non enim eas mente fingimus, sed apprehendimus potius,
lasque in rebus esse intelligimus, et de illis sic conceptis definitiones tradimus, demonstra-
Aones efficimus, et scientiam inquirimus» (ibid., 6,2,1).
| 101 D M 8,7,25-30: «Triplicem solere distingui veritatem, scilicet, in significando, et
ibgnoscendo, et in essendo» (8,7: ordo disputationis). L a primera pertenece al dialéctico;.
4 segunda al psicólogo; la tercera al metafísico.
v 102 D M 10,1,12. G . S e i l e r , S. M . B., Der Ziveck in der Philosophie des Fr. Suarez (Inns-
iruck 1936).
372 C.14. Renovación de la escolástica en España

valor de los argumentos «físicos», y solamente admite los «me-


tafísicos». Rechaza como medio demostrativo el principio «orune
quod movetur ab alio movetur», porque no está suficiente­
mente demostrado y, por lo tanto, del movimiento del univer­
so no se puede deducir una prueba eficaz 103. No son eviden­
tes las rázones para demostrar que es imposible un proceso
infinito en el orden de las causas ni tampoco que sea impo­
sible una multitud infinita en acto 104*. Suárez opina que en
el argumento basado en el movimiento se presupone ya qyp
el ser que se mueve existe (prius natura) antes de moverse 105
Pero, aunque ese argumento fuera eficaz, no podría probarse
por él que el primum principium movens tuviera que ser necesa­
riamente una causa inmaterial y, por lo tanto, podría no ser
Dios 106.
Tampoco le parece concluyente el argumento por los gra­
dos de perfección que se encuentran en los seres. Porque el
máximo en cada género no es causa de todos los demás seres
de ese género. Y porque, ^.un cuando existiera un máximo en
cada género, no puede probarse que ese ser sea increado, ne­
cesario y autor de todo lo que está fuera de él mismo 107>
Asimismo, por el hecho del orden puede probarse que existe
un ordenador, pero no que sea creado o increado, múltiple
o uno. Podría haber muchos mundos y cada uno de ellos tener
su respectivo ofdenador (D M 29,2,7-35). Para que esos argu­
mentos tengan valor es preciso reducirlos al principio de cau­
salidad, que Suárez formula de esta manera: «Omne quod fit,
ab alio fit», o también; «Omne quod producitur ab alio produ-
citur» (D M 29,1-20). Ninguna cosa puede producirse o darse
el ser a sí misma, porque obraría antes de ser, lo cual es ab­
surdo. Todo cuanto existe es o creado o increado. Pero no
todos los seres que existen en el universo pueden ser creados.
Luego es necesario que uno de ellos sea increado (D M 29,
1,21). La mayor es evidente. La menor se prueba, porque todo
ser hecho o creado es hecho por otro. Ahora bien, ese otro
ser es, á su vez, o creado o increado. Si es increado, tenemos
103 D M 18,7,43. «Hoc autem médium multis invenitur inefficax... adhuc non esse satis
demonstratum» ( D M 29,1,7).
104 «Hoc autem modo non repugnat infinitas causas, si sint, simul operan». «Rationes
quibus probatur non posse esse in rebus m ultitudinem actu infinitam... non sunt adeo evi­
dentes» ( D M 29,1,25-26; cf. n.29).
1°5 «Un ser que preexiste a su movimiento podría tener virtud suficiente para producir
su movimiento sin necesidad de un motor extraño». «Podría haber alguna apariencia de qua
el ser que se mueve puede producir en sí el movimiento con q u e se mueve, porque el ser que
se mueve es mucho más perfecto que el movimiento que ha d e causar en sí, y por esta parte
no repugna que lo produzca» (J. H e l l í n , S. I., Necesidad de la analogía del ser, según Suárez:
Pensamiento 1 [1945] 152).
Francisco Suárez 373
|o que buscamos: ese ser es Dios. Si es creado, hay que seguir
el proceso hasta encontrar un ser increado, o proceder en in­
finito, o en círculo, lo cual es absurdo. Es, pues, necesario
.[legar a un ser increado por el cual han sido creados todos los
Además seres.
D ios y las criaturas.— Suárez, como Escoto, hace hinca­
pié en la contraposición entre ser infinito y finito, a se y ab
\alio, necesario y contingente, por esencia y por participación,
todas las cuales son expresiones equivalentes qué subrayan la
¡diferencia esencial entre Dios y las criaturas, a la vez que la
♦ dependencia absoluta de éstas respecto de Dios. Todas lás re­
daciones entre Dios y las criaturas, entre el ser infinito y los
rseres finitos se basan en el hecho fundamental de la creáción,
’que es una producción total del ser. Antes de la creación, las
criaturas son nada (pura potencia objetiva). El acto creador
consiste en sacarlas absolutamente de la nada (ex nihilo sui
et subiecti). Esta idea central de la Metafísica de Suárez se
refleja en todas y cada una de las doctrinas que expone a lo
'largo de su obra. Siendo creado el ser de las criaturas, es una
:participación o imitación del ser de Dios. Por lo tanto, depen­
de de Dios esencial e intrínsecamente: «Omnis ergo creatura
íest ens per aliquam habitudinem ad Deum, quatenus scilicet
:participat, vel aliquo modo imitatur esse Dei, et quatenus ha-
jbet esse, essentialiter pendet a Deo» 108.
L a analogía.— Esta es la base del concepto suareciano de
■ la analogía. N o se limita a una simple comparación de con­
ceptos, ni a examinar las leyes comunes y universales de la'
«predicación, ni siquiera a la comparación proporcional de unos
¡seres con otros. Se fija ante todo en el aspecto ontológico, de-
invado de la relación entre Dios y las criaturas, fundada én la
dependencia intrínseca y esencial del ser participado de las
icriaturas respecto de su Creador, comparando su ser jespec-
ftivo, sus atributos y perfecciones con relación a Dios;
j El concepto de ser es unívoco si se trata de seres creados
Ique no dicen entre sí relación de dependencia, pues sus di­
versidades quedan como englobadas en el concepto abstracto
(y confusivo del ser. Pero cuando sé trata de la comparación
Jdel ser de Dios respecto de las criaturas, basada en la reía-
frión de dependencia ontológica intrínseca y esencial de éstas
frespecto de Dios, en ese casó no puede haber univocidad ni
j
| i°8 D M 31,6,1-8. C f. n . i : «Dicendum est ¿ssentiam creatam, in actu extra causas coñsti-
tutam, non distinguí realiter áb existentia, ita ut sint duae res seu entitates distinctae»
’ (J. G . C a f f a r e n a , Sentido de la composición ds ser y esencia en Suárez: Pensamiento 15 [1959]
{I35-IS4).
374 C.14- Renovación de la escolástica en España

tampoco equivocidad, sino que tiene que haber analogía. Per0


no basta la simple analogía de proporcionalidad (Cayetano)
sino que hay que poner una analogía de atribución intrínseca
que subraye la dependencia ontológica (intrínseca) de las cria­
turas respecto de Dios 109.
Acto y potencia*— El concepto suareciano de creación se
refleja asimismo en su interpretación del acto y la potencia.
Establece una contraposición tajante entre el no-ser y el ser
entre la nada y el ser en acto, negando que entre ambas cosas
haya ninguna realidad intermedia. «Ens in potentia et in actu
immediate et formaliter distinguuntur tamquam ens et non-
ens simpliciter... unum extremum est vera res et non aliud;
non sunt duae, sed una tantum quae per inteílectum concipi-
tur et comparatur ac si essent duae» 110.
Ser en acto es lo mismo que ser existente: «Ens actu idem
est quod ens existens, alioquin dari posset me'dium Ínter ens
possibile et ens existens»111. El ser en potencia es nada. La
potencia no es un estado ni un modo positivo del ser, sino
una negación del acto, en cuanto que una cosa no ha salido de
la potencia del agente no ha llegado al acto.
; L a esencia y la existencia.—rEl mismo concepto se aplica
a la distinción entre esencia y existencia. Es real la distinción
entre ser en potencia (no-ser) y ser en acto (con existencia ac­
tual). Las criaturas son seres contingentes, y podemos pensar
las esencias de las cosas abstrayendo de su existencia actual.
Pero del hecho de que las criaturas no existen necesariamente
y de que podamos concebir su esencia abstrayendo de su exis­
tencia actual, no se sigue que la esencia y la existencia se dis­
tingan realmente en ellas (D M 31,6,15).
Suárez rechaza la distinción real entre esencia y existencia,
entendidas como dos cosas o entidades distintas 112. Rechaza
también la distinción formal y modal de Escoto (D M 31,6,
9-12) y concluye que la distinción es solamente de.razón cum
fundamento in fe (D M 31,6,13-24). Es una distinción que no
tiene más que uh valor lógico, pues se trata de una potenciali-
109 D M 28,3,16. Gf. 47,7,6. «Substantia secundum seipsam immediate terminat creatio-
nem D e i; ergo per seipsam refertur ad D eum relatione creaturae».
110 DM I3»4»5‘ «Materia est entitas realis separabilis a qualibet forma particulari de-
terminata;. *; forma est res vera habens propriam entitatem, unde interdum naturaliter etiam
conservan potest separata a materia, ut anima rationalis, et per potentiam absolutam quaelibet
forma potest separata conservan» (B. H. B r i n k , Francisci Suarez doctrina de causa materiali
et de materia prima, Roma 1944).
111 D M 31,3,6. Gf. 31,3>4* «Eñs in potentia, ut sic non dicit statum aut modum positi-
vum agentis, sed potius praetér denominationem a potentia agentis, includit rei negationem,
scilicet quod nondum prodierit a tali actu» ( D M 30,2,19).
112 DM 31,11,8 : «Sicut tota essentia actualis est ens, ita et partes eius sunt actualia entia,
licet partialia; ergo proprias includunt pardales existentias, quae ab ipsis partibus essentiae
in re non distinguuntur».
Francisco Suárez 375

dad lógica, o sea de una idea que no implica contradicción. L a


.esencia y la existencia en los seres creados no son dos cosas
distintas, sino un todo único, per se unum. Dios crea simultá­
neamente la esencia y la existencia de los individuos particu­
lares, las cuales no se distinguen en ellos, sino que constitu­
yen un todo único, producto de la acción creadora de Dios.
Las criaturas son esencias existentes finitas, limitadas intrín­
secamente por su propia naturaleza y extrínsecamente en vir-
.tud de que su ser o su entidad es recibido, participado, depen­
diente de la Causa primera, que es Dios (D M 20,4,32; 31,
14,1-11). El mismo principio se aplica a las partes de la esen­
cia, cada una de las cuales son entes actuales, aunque parcia­
les, e incluyen sus propias existencias parciales, que no íse dis­
tinguen realmente de sus partes esenciales 113.
L a m ateria.— En virtud de la identidad entre esencia y
existencia, la materia prima creada por Dios es una entidad
real, una esencia simple (D M 13,4,9). Por lo tanto, tiene por
sí misma un acto de existencia actual, independientemente de
la forma, porque si es algo real, está «extra causas» y, por lo
mismo, es existente y actual (D M 13,4,13). La materia prima
no es pura, potencia, pero está en potencia para recibir, toda
clase de formas, aunque Dios puede crearla sin ninguna fo r­
ma sustancial. Y siendo algo real, físico, existente, es también
cognoscible «quoad se» (D M 13,6,2). Es separable de cual­
quier forma particular determinada114. No obstante, Suárez
atenúa el carácter actual de la materia prima, reduciéndolo a
un acto entitativo imperfecto y «secundum quid» (D M 13,5,11).
L a individuación.— La creación es una producción total
de una esencia individua, y siendo creado por Dios todo el
ser de la criatura, ese ser es ya finito y limitado, intrínseca­
mente por su propia naturaleza y extrínsecamente por la causa
eficiente. Por lo tanto, el acto no necesita limitarse por su re­
cepción en la potencia ni la existencia por su recepción en la
esencia. El acto se limita «extrínseca y efectivamente por Dios,
del cual recibe tanta perfección de ser, y. no más» (DM 31,

Todas las cosas que existen o pueden existir son singula­


res e individuales (D M 5,1,4). El individuo añade algo real a
la naturaleza común. Pero siendo el ser producto de una crea-
113 D M 28,3,12-16. C f. J. H ellín , L a analogía del ser y el conocimiento de Dios en S u á ­
rez (Madrid 1947); L . M artínez G ómez, L o existencial en la analogía de Suárez: P en sa­
miento 4 (1948) 215-243; S. R amírez, O .P ., E n torno a un famoso texto de S to . Tomás sobre
la analogía: Sapientia 8 (1953) 166-92.
114 D M 13,4,11. L . F uetscher, A k f und Potenz. Eine kritisch systematische Áuseinander-
setzung nit dem neueren Thomismus ( Innsbruck 1933).
370 C.14. Renovación de la escolástica en España
ción total de Dios, la sustancia singular es individua por sí
misma, por su propia entidad y por sus principios intrínsecos.
Suárez rechaza tanto la «haecceitas» de Escoto como la fórmu­
la tomista de la materia sígnala quantitate, aunque declara que
esta última le agradó en otro tiempo 11516
. Pero la excluye, por­
que el principio de individuación no debe ser común a muchos
individuos ni simultánea ni sucesivamente, sino «máxime pro-
prium» de cada uno. Pero una misma materia numérica puede
ser sujeto de muchas formas, al menos sucesivamente. ¿Cómo,
pues, puede ser principio de individuación? (D M 5,3,8). La
sustancia individua tiene por sí misma unidad numérica, sin
necesidad de ningún otro principio extrínseco sobreañadido.
Cada cosa es individua por sí misma, por su propia entidad
(D M 5,6,1). En las sustancias compuestas, el principio ade­
cuado de individuación son esta materia y esta forma unidas
(D M 5,6,15).
E l supuesto y la persona*— En el orden de las criaturas,
la sustancia primera existente es lo mismo que el supuesto
(suppositum), el cual en las sustancias racionales se llama per­
sona 34,1,13). Pero, una vez negada la distinción real
entre esencia y existencia y la individuación por la materia
signata quantitate, es preciso buscar una entidad positiva y
distinta, la cual se añada a la naturaleza individua existente y
la constituya en supuesto o en persona. Esa entidad es el modo
real de la subsistencia, que se añade al sínolo esencia-existen­
cia, o a la naturaleza individua existente, la termina y hace
incomunicable, y la constituye en ser subsistente per se (D M 34,
5,1; 34,4,23). Así, pues, el supuesto creado es un «compuesto
real de naturaleza completa existente y de modo sustancial de
supositalidad» (D M 34,4,38). Aplicada esta teoría al caso de
la encarnación, tenemos que en Jesucristo habría dos esen­
cias completas individuas— la divina y la humana— , y dos
existencias— la divina y la humana— , pero sólo habría una
persona divina, porque el Verbo no asumiría el modo real de
la subsistencia I1(5.
L o s accidentes*— Después de hablar de la sustancia crea­
da en común, inmaterial y material (D M 33-36), sigue un
amplio tratado sobre los accidentes (D M 37-53). Suárez dedica
especial atención a la cantidad, por sus aplicaciones a varias
cuestiones teológicas (D M 40-44). N o se puede demostrar por
115 D M 5,3,34: «Haec tota opinio in se quidem probabilis ¿st, et mihi alicuando placuit».
116 Sobre los modos sustanciales y la distinción modal, cf. D M 7,1,19 -2 2 ; 12,2,12;
22,1,13; 34,6,62. Gf. J. I g n a c i o A l c o r t a , L a teoría de los modos en Suárez . (Madrid, C S 1C,
1949 ).
Francisco Suárez 37 7

razón natural que la cantidad sea un accidente distinto de la


sustancia material. Pero la explicación del misterio de la Euca­
ristía obliga a considerarlas como dos cosas distintas. La tran-
'sustanciación separa la cantidad de las sustancias del pan y del
vino, conservando la primera y convirtiendo las segundas en
leí cuerpo y la sangre de Cristo, lo cual sería imposible si la
fcantidad no se distinguiera realmente de la sustancia. Así,
¡pues, la cantidad no es tan sólo un modo sobreañadido a la
;sustancia, sino un accidente real y distinto (D M 40,2,8). Su
;esencia o efecto formal consiste en la extensión cuantitativa de
las partes en cuanto a su aptitud para ocupar un lugar. Hay
una triple extensión: entitativa, que no pertenece al efecto de
i la cantidad; local, o situal en acto, que es posterior a la canti­
dad; y cuantitativa, que es aptitudinalmente situal, y en ésta
consiste la razón formal de la cantidad, pues es un efecto que
la sustancia material no tiene por sí, sino por la cantidad 117.
\ En cuanto al predicamento ubi, Suárez considera más pro­
bable la sentencia de que es un modo real e intrínseco, inheren­
te a la cosa que se dice estar en algún lugar y distinto de ella.
Su efecto formal es constituir a un sujeto aquí o allí. El ubi
es distinto de la cosa, de donde resulta da posibilidad de que
un mismo cuerpo pueda ocupar dos o más lugares distantes^:
¡a la vez, tener distintas propiedades en uno y en otro, y hasta'
jque una misma materia pueda ser actuada por varias formas
la la vez 118.
; D e rech o y política.— Una parte muy importante de la
[filosofía suareciana la constituyen sus doctrinas políticas. V i­
ctoria expuso sus teorías con ocasión de las cuestiones plantea-
idas por el descubrimiento de América, sometiendo a examen
dos títulos que podían legitimar, las guerras de conquista; ,Suá-
írez viene más tarde, cuando las naciones europeas se hallaban
[en una fase más avanzada de consolidación, después d efpró-
Itestantismo, que había defendido el derecho divino de los re-
j 117 D M 40,2,8; D M 40,4,15. «Materialis substantia non habet a quantitate intrinsece
jac formaliter entitativam extensionem, sed eam habet per intrinsecam suam entitatem; ha-
jbet autem substantia a quantitate hanc corporearn m olem .. habet ut una pars excludat
laliam ab eodem spatio, et impenetrabilis sit et alteri corpori resistat» (De Eucharistia 48,
i I»2 I ) •
118 D M 4 1,1 ,1 3 -1 7 . «Non est impossibile idem corpus simul constituí in duobus Iocis
jdistantibus et in utroque modo naturáli et quantitativo» (D e Eucharistia 48,4,5). Ese mismo
[cuerpo puede tener distintas propiedades en un lugar y en otro: «De potentia absoluta recte
*potest fieri ut idem corpus habéat quasdam próprietates in uno loco et non in alio» (ibid.,
?48,5,4). Es más, una misma materia puede ser actuada por varias formas a la vez: «Licetabso-
jlute et simpliciter materia eadem non possit recipere varias formas virtute agentis naturalis,
|tamen facta suppositione quod sit in multis locis et quod Deus relinquat naturalia agentia
loperari praecisa virtute sua, consequenter sequitur ut eadem materia a variis agentibus n a-
¿turalibus varias formas recipere; formae, ut actu sibi repugnent et ut una expellat aliam,
H'indicant ut non solum circa idem subiectum versentur, sed etiam in eodem loco» (ibid.,
48,6,6).
378 C.14. Renovación de la escolástica en España

yes, y se enfrenta con la cuestión dé los títulos que justificaban


la legitimidad de la potestad civil en sí misma. Sus doctrinas
no son nuevas. Son el desarrollo de los principios de Santo
Tomás, madurados por la escuela salmantina, pero, a la ve*,
dando acogida a lo que había de aceptable en las teorías nomi­
nalistas con tendencia a una mayor libertad de la persona hu­
mana, acentuando el carácter democrático del poder.
El concepto de creación, que es el fundamento de las re­
laciones de dependencia entre las criaturas respecto de Dios, es
también en Suárez la base remota de sus teorías sobre la mo­
ral, el derecho y la política. El acto creador depende de la
libre voluntad de Dios, y, por lo tanto, la esencia de los seres
creados depende de la voluntad divina. D e manera semejan­
te, todas las leyesr-eterna, natural, positiva— tendrán también
el fundamento inmediato de su obligatoriedad en la voluntad,
divina o humana, de los legisladores 119. No obstante, no hay
que confundir a Suárez con los voluntaristas a estilo de Ockham,
puesto que antes del acto de la voluntad por el cual se esta­
blece la ley, se supone el acto racional de la deliberación que
rige y determina la voluntad.
Ante todo establece el concepto de ley. Toda ley es una
«mensura aliquorum actuum quos respicit, ut máteriam et
obiectum» 12°. Es una «mensura rectitudinis, regula recta et
honesta» de la operación hum ana121. Examina las varias de­
finiciones de la ley que da Santo Tomás, pero le parecen exce­
sivamente amplias, pues cree que se extienden a todas las
realidades cósmicas y físicas. L a ley debe restringirse al ám­
bito humano y, propiamente, sólo las positivas merecen el
calificativo de tales, pues en ellas se manifiesta la voluntad
recta y justa del legislador. Por su parte, la define: «Lex est
commune praeceptum, iustum ac stabile, sufficienter promul-
gatum» 122. Suárez acepta lá división de la ley en eterna y
temporal; ésta en natural y positiva; ésta en divina y humana,
que es, a sú vez, civil o canónica.
La serie gradual de leyes, descendiendo por razón de la
amplitud de su. objeto, comienza por lá ley eterna, cuyo sujeto
es toda la creación. Sigue la natural, que se extiende a todos
los hombres, y, por último, las leyes humanas, cuyo sujeto son
los súbditos de las comunidades sociales y políticas perfectas.
La ley eterna es la regla de los actos libres de Dios obrando
119 D e Isgibus 1,5,8-22. H ay de esta obra versión española de Torrubiano Ripoll (Ma­
drid 1918) 3 vols.
120 D,e leg. 2,2,1.
121 D e leg. 1,1,6.
122 D e leg. 1,12,4-
Francisco Sudrez 379
ad extra: «Opera libera Dei per legem ab ipso statutam regu-
lantur» 123. La razón divina, en cuanto tiene razón de ley, esta­
blece reglas generales conforme a las cuales todas las cosas
deben moverse y obrar. Se distingue de la providencia en que
ésta dispone esas cosas y acciones en particular 124. Es la fuen­
te y origen de todas las demás leyes («legum omnium fons et
origo»). Es la ley por esencia. Todas las demás lo son por par­
ticipación 125. Es universalísirúa y necesaria. En cuanto a su
noción, Suárez cree que las definiciones anteriores eran exce­
sivamente amplias, pues incluían en ella el gobierno de Dios
sobre todas las criaturas, tanto racionales como irracionales.
Pero en éstas la «obediencia» solamente puede tener un sentido
metafórico. Por esto limita el ámbito de la ley eterna solamente
a las criaturas racionales o intelectuales, y no a todos sus actos,
^sino sólo a aquellos en que obran libremente, es decir, a los
actos morales 126.
; La primera derivación de la ley eterna es la ley natural,
escrita en el corazón de todos los hombres, y que está en la
mente de todos ellos para discernir lo bueno de lo malo: «est
illa quae humanae menti insidet ad discernendum honestum
a turpe» 127. La define: «Lumen naturale intellectus expeditum
de se ad dictandum de agendis» 128. Se distingue de la concien- "
cia, en que la primera es una regla general constituida («regula
generaliter constituta circa agenda»), mientras que la segunda
es tan sólo un «dictamen practicum in particulari». L a ley na­
tural es. la regla misma, la conciencia es la aplicación práctica
a un caso concreto. La ley siempre es verdadera, mientras que
,1a conciencia puede errar. La ley es «de agendis», la conciencia
es de aquellas cosas «quae iam facta sunt». L a ley mira al fu ­
turo, y la conciencia al pasado 129. La ley natural es .el funda­
mento del derecho natural. Incluye tres clases de preceptos:
unos generalísimos, que son los primeros principios de moral:
honestum est faciendum, pravum vitandum; quod tibi fien non
vis, alteri ne feceris. Otros un poco más concretos, como Deus
est colendus, températe vivendum est. Y otros son las conclusio­
nes que la razón deduce, por una ilación evidente, de los prin­
cipios naturales, pero que necesitan algún discurso, fácil y
claro; v.gr., que el adulterio y el hurto son malos; o un poco
más remoto, como que la usura es injusta o que no es lícita la
mentira. Todo esto pertenece al derecho natural, que es uni­
versal e inmutable 13°.
:í 123 D e leg. 2,2,4- 127 D e leg . 1,3,10.
j 124 D e leg. 2,3,12. 128 D e leg, 2,5,14.
I 125 D e leg. 2,4,5. 129 D e leg. 2,5,15.
: 126D e leg. 2,2,11-15- 130 D e leg. 2,7,5.
380 C.14. Renovadon de la escolástica en España

En cuanto al derecho de gentes (ius gentium) , Suárez 10


considera basado en una ley no natural, sino positiva, y ll0
divina, sino humana. Se diferencia del derecho civil en qUe
éste es un derecho para una ciudad determinada, mientras
que el de gentes es común a todos los pueblos. Sus preceptos
no están escritos, sino establecidos por la costumbre entre to-
das o casi todas las naciones. Su fundamento reside en que el
género humano, aunque esté dividido en naciones y estados
particulares e independientes, no obstante, conserva una cier­
ta unidad, no sólo en virtud de la especie común, sino de
orden en cierto modo moral y político 131. El contenido del
derecho de gentes es el conjunto de reglas morales y jurídicas
sin las cuales las naciones no podrían progresar ni vivir en paz
unas con otras 132. Entre ellas hay unas que son de estricta ne­
cesidad y otras de conveniencia, como es la libertad de comer­
cio. Los preceptos del derecho de gentes son conclusiones ge­
nerales que la razón hace de los principios de la ley natural,
pero no por inferencia necesaria, sino en función de las ne­
cesidades, las circunstancias y las leyes civiles y privadas J3^.
Pero su obligatoriedad se extiende no sólo a los propios ciu­
dadanos, sino también a los extranjeros 134.
L a sociedad*— Suárez considera al hombre en tres esta­
dos: primero, de multitud inorgánica de individuos o familias;
segundo, de sociedad, y tercero, político o civil. El tránsito
del uno al otro se realiza mediante un dóble pacto libremente
establecido por el consentimiento de los hombres. En la situa­
ción originaria de los hombres, ninguno de ellos tiene poder
sobre los demás. Todos los hombres nacen libres por natura­
leza, y, por lo tanto, ninguno de ellos tiene jurisdicción políti­
ca ni dominio sobre los demás. «Ex natura reí homines nas-
cuntur liberi, et ideo nullus habet iurisdictionem politicam in13
13 i Véase cómo expone Suárez su idea de una comunidad natural entre todos los hombres
por encima de la división política en naciones: «Humanum génus, quantumvis in varios po-
pulos et regna divisum, semper habet aliquam unitatem, non solum specificam sed etiam
quasi politicam et moralem, quam indicat naturale praeceptum mutui amoris et misericor-
diae, quod ad omnes extenditur, etiam extráñeos et cuiúscum que nationis. Quapropter, licet
unaquaeque civitas perfecta, réspublica aut regnum, sit in se communitas perfecta et suis
membris constans, nihilominus quaeíibet illarum est etiam membrum aliquomodo huius
universi, prout ad genus humanum spectat: nunquam enim illae communitates adeo sunt
sibi sufficientes singillatim, quin indigeant aliquomodo iuvam ine et societate ac communica-
tione, interdum ad melius esse maioremque utilitatem, interdum vero etiam ob moralem
necessitatem et indigentiam, ut ex ipso usu constat» (D e leg. 2,19,9).
1 32 «Nam licet universálitas hominum non fuerit congregata in unum corpus politicum,
sed in varias communitates divisa fuerit, nihilominus ut illae communitates sese mutuo iuvare
et Ínter se in iustitia et pace conservad possint (quod ad bonum universale necessarium erat),
oportuit ut aliqua communia iura quasi communi foedere et consensione Ínter se observa-
rent; et haec sunt quáe appellantur iura gentium, quae m agis traditione et consuetudine
quam constitutione aliqua introducta sunt» (D e leg. 3,2,6).
133 D e leg. 2,20,2.
134 De leg. 2,19,9*
Francisco Suárez 381

alium, sicut nec dominium» 135. Ningún hombre nace sujeto


o súbdito, pero sí «subiectibiiis» 136. La raíz de esto es la socia­
bilidad natural. El hombre es animal social y por naturaleza
apetece vivir en comunidad. «Primum est hominem esse ani­
mal sociale et naturaliter recteque appetere in communitate
jyivere» 137. «Las familias se reúnen en sociedad, porque una
familia no basta para procurarse el sustento, o para guárdar la
justicia común entre las diversas familias, o para hacer frente
a las innumerables incomodidades, o para defenderse a sí y a
jos suyos de los enemigos, y para otras necesidades parecidas
de esta vida corruptible» 138.
L a primera forma natural de sociedad es la familia. Pero la.
"sociedad política no resulta de la simple multiplicación y agru­
pación (acervus) de familias. La sociabilidad es natural, pero
ja constitución de la sociedad es voluntaria. El tránsito de la
multitud inorgánica de individuos o de familias a sociedad se
realiza mediante un pacto expreso o tácito (pactus, consensusj
que consiste en el consentimiento general por el cual los par­
ticulares se reúnen y constituyen una sociedad perfecta, esta­
bleciendo el vínculo social en vista de un bien común. Por ese
jpacto de mutua ayuda queda constituida la sociedad 139. A h o ­
rra bien, el púeblo es el sujeto, pero no el origen del poder. L a
Agregación de los particulares en sociedad constituye la mate-
íria, pero no la forma (poder), el cual viene de Dios. Sin em ­
bargo, una vez constituidos en sociedad, la autoridad resulta
jde ella de una manera necesaria, a la manera de una propiedad,
¡de suerte que los particulares no pueden impedirla. «Ita ut.
|on sit in humana potestate ita congregan et impediré hanc
•otestatem» 140. De la misma agrupación en sociedad se deriva
dominio y la potestad de las autoridades y la subordinación
pe los súbditos. Del pacto social de ayudarse mutuamente
lesulta la «subordinación de las funciones y personas particu­
lares a un superior o rector de la comunidad, sin la cual esa
¡comunidad no podría subsistir» 141.
I;.; # . .
í L a autoridad.— Suárez afirma terminantemente que el pri-
fner principio de cualquier autoridad es Dios. Toda potestad
|es de origen divino y proviene inmediatamente de Dios, autor
fcle la naturaleza. «Hanc potestatem esse a Deo ut a primo et
jprincipali auctore» 142. No proviene de los hombres, porque,
lantes dé que se congreguen en un cuerpo político, esta potes-

135 D e leg. 3,2,3. 139 D e opere sex dierum 5,7,3. -


136 D e leg . 3 ,1 ,1 1. 140 D e leg. 3,2,4.
137 D e leg. 3,1,3- i 4í D e opere sex dierum 5,7,3.
13 8 D e opere sex dierum 5,7,4. 142 D e leg. 3,3,4; Def. Fid. 3,3,12.
382 C.14. Renovación de la escolástica en España

tad no está ni total ni parcialmente en cada uno de ellos; ni


siquiera se halla en la, por así decirlo, colección o agregación
rudimentarias de hombres..., luego esa potestad no puede pr0>
venir inmediatamente de los mismos hombres», sino de Dios 143
«Así que, como Dios, que es autor de la naturaleza, es autor
también del derecho natural, de igual manera es autor de este
primado y potestad» 144. «Todas las cosas que son del derecho
de la naturaleza son de Dios, como autor de la naturaleza.
Pero el principado político es de derecho natural; luego es de
Dios como autor de la naturaleza» 145. Una señal de que la
potestad viene de Dios es que le corresponden actos que exce­
den la capacidad de cualquier individuo, como castigar a los
malhechores incluso con la muerte. Sólo .Dios es el señor de la
vida, y solamente él puede conceder ese poder, así como obli­
gar en conciencia, vengar las injurias de los particulares, etc. 146
En cuanto al modo de su origen, es por vía natural.
Dios es el autor de la naturaleza, pero nó concede la potestad
por uña acción especial distinta de la creación, sino como una
propiedad que sigue a la misma naturaleza, lo mismo que el
que da la forma da lo que es consiguiente a la forma. Así ha
dádo Dios al género humano la potestad que es necesaria para
su conservación y gobierno 147. Pero esa propiedad no resul­
ta inmediatamente de la naturaleza, sino hasta que los hom­
bres se hayan congregado y unido políticamente en una so­
ciedad o comunidad perfecta, en virtud del pacto social. Por­
que la potestad no está en cada uno de los hombres por sepa­
rado, ni tampoco en una colección o multitud confusa y sin
orden. Es necesario que previamente se constituyan en un
cuerpo político, porque primero, por orden natural, es la cons­
titución del sujeto que la misma potestad. Pero una vez cons­
tituido el cuerpo político, al punto, por fuerza de la razón na­
tural, se da en él esa potestad. Y así se entiende rectamente
que resulta a la manera de una propiedad de tal «cuerpo mís­
tico», ya constituido en tal ser, y no de otro modo. «Per modum
proprietatis resultantis ex tali corpore mystico iam constituto
in tali esse» *48; La potestad viene a ser como la forma que Dios
entrega en cuanto los. hombres disponen la materia en que ha
de recibirse, es decir, en cuanto se unen en una sociedad per­
fecta y constituyen el sujeto en que ha de recibirse 149.
Así; pues, la potestad es dada a la comunidad de los hom­
bres por el autor de la naturaleza, pero no sin intervención de
143 D e leg. 3,3,1. 147 D e leg. 3,3,5.
144 D ef. Fid. 3,1,7. 148 D e leg. 3,3,6.
145 D e f. Fid. 3,2,7. 149 D e leg. 3,3,2.
146 D e leg. 3,372. •
T
Francisco Suárez 38 3
Jas voluntades y el consentimiento de los hombres, por las
cuales se congregan en una comunidad perfecta. L a voluntad
;de los hombres solamente es necesaria para constituir una
{comunidad social perfecta. Pero, una vez instituida, la po­
testad ya no depende de su voluntad, sino que brota como
•ana propiedad de la naturaleza misma de la sociedad consti­
tuida 150.
La potestad espiritual viene directamente de Dios. Pero la
temporal no la da Dios a ninguna persona particular, sino al
Cuerpo social una vez constituido, y éste la transmite a la per­
dona o personas que habrán .de ejercerla, «Ningún rey o mo­
n a r c a (según el orden general) tiene o ha tenido el principado .
{político inmediatamente de Dios o por institución divina, sino
^mediante la voluntad y la institución humanas» 151. La/pote-s­
itad le viene al gobernante particular por medio del pueblo o
a través de la república («manat a communitate») 152, Así,
pues, siempre que esa potestad se halla por derecho legítimo
y ordinario en un hombre o en un príncipe, ha procedido, dé
ítianera próxima o remota, del pueblo y comunidad 153.
i Sujeto de la autoridad*— «La potestad civil, por ser y na­
turaleza, está en la misma comunidad» 154. El pueblo es é L
sujeto, pero no el origen del poder. «Esta potestad, por lá sola :
naturaleza de las cosas, no existe en ningún hombre particu­
larismo en la comunidad humana. «Non est in singulis, nec
totaliter nec partialiter» 155. «La potestad, por fuerza del solo
derecho natural, está en la comunidad de hombres,., en cuan­
to que, por una voluntad especial o consentimiento común, se
Congregan en un cuerpo político unidos en el vínculo de so­
ciedad, con el fin de ayudarse mutuamente en orden a un fin
{político, constituyendo un cuerpo místico, que móralmente
>puede decirse per se unum, y que, por lo tanto, exige también
ana sola cabeza» 156. Ningún particular recibe la potestad po^
llítica directamente de Dios, sino que ésta es concedida inme­
diatamente a la comunidad social. «La potestad regia viene
inmediatamente de Dios, autor de la naturaleza. Pero no por
Especial revelación o donación, sino por cierta natural conse­
cuencia que muestra la razón natural; por lo mismo, inmedia­
tamente se da por Dios solamente a aquel sujeto en quien se
encuentra por fuerza de la razón natural. Ahora bien, este
'sujeto es el pueblo mismo, y no alguna persona de entre él» 157.
150 De leg. 3/3*6. 154 D ef. Fid. 3,3,13; D e leg. 3,4,2*3,8,64.
151 Def. F id. 3,2,10 155 D e leg. 3,3,1-6; 3,2,3.
152 £)e feg. 3,31*8. 156 D« leg. 3,2,4.
153 D e leg. 3 , 19 ,7 * 157 D ef. Fid. 3,3,2.
384 C.14. Renovación de la escolástica en España

L a form a de gobierno* E l pacto político.— Si la comuni­


dad social, una vez constituida, se bastara para gobernarse a
sí misma, no tendría necesidad de elegir ningún régimen p0~
lítico ni ninguna forma especial de gobierno. Esta forma es
d e institución humana. De suyo, la más natural sería la d em o­
cracia, entendida en el sentido de que la comunidad social
pudiera gobernarse por sí misma. «La monarquía o la aristo­
cracia-no pudieron introducirse sin una institución positiva
divina o humana... Pero la democracia podría ser. sin institu­
ción positiva, por sola institución o dimanación natural, con
sólo abstenerse de una institución nueva o positiva» 158. Pero
en el caso de que convenga un régimen político especial, trans­
mitiendo la potestad a una o varias personas determinadas, esto
debe hacerse por voluntad de los ciudadanos. L a forma de
gobierno es «de inmediata institución humana y puede recibir
toda la variedad que no repugne a la razón y caer bajo el arbi­
trio humano» 159. «El modo de régimen temporal no ha sido
definido ni preceptuado por Dios, sino dejado a la disposición
de los hombres»160. «La potestad política resulta necesaria y
naturalmente en toda comunidad desde el momento en que
se congrega para formar un cuerpo social. Sin embargo, el esta­
blecer el régimen (gubernativo) y aplicar la potestad a una per­
sona determinada, no le corresponde a una persona particular,
sino que toca á la comunidad misma» 161.
Aquí es donde interviene el segundo pacto (político), por
el cual los ciudadanos delegan, traspasan o transfieren, libre
y voluntariamente, su poder y parte de sus derechos a un go­
bernante concreto. El modo de hacerlo puede ser la elección,
el consentimiento del pueblo, la guerra justa, la legítima su­
cesión o alguna donación 162. Todos esos títulos de legitimidad
se reducen en último término al consentimiento libre y volun­
tario por el cual los miembros de una sociedad perfecta entre- ■
gan el poder al gobernante, «cuando la comunidad ya perfec- ■
ta elige voluntariamente al rey, a quien transfiere su potes- j
tad» 163. Suárez prefiere en concreto el régimen monárquico, \
que le parece eí, mejor: «monarchicum, optimum regimen» 164.
Lim itaciones del p od er.— Según Suárez, el pueblo traspa-;
sa su potestad al rey o gobernante. Mas no por esto incurre en ;
el absolutismo de Hobbes. La potestad que la comunidad po­
lítica recibe directamente de Dios no es ilimitada, sino que ;
158 D e f Fid. 3,2,8-9. 162 D ef. F id . 3 , 5,12.
159 D e f Fid. 3,2,18. i fi3 D e f F id . 3,2,19.
16 ° D e f Fid. 3,3,13. 164 D e le g . 3A*i>
161 D e opere sex dierum $,7,13» :
Francisco Suárez ÚOO

queda limitada en primer lugar por el mismo sujeto en que se


recibe. El pueblo no puede renunciar a sus derechos naturales
ni enajenarlos, y los conserva siempre, de suerte que el rey no
'puede atentar contra ellos. Puede también poner límites y con-
í diciones al poder que entrega, y el rey debe atenerse a lo esti­
mulado en el contrato. «La potestad o restricción de la potes­
tad acerca de aquellas cosas que, de suyo, no son malas ni
injustas, no puede ser de derecho natural, sino que depende
del arbitrio de los hombres y de la antigua convención o pacto
entre el rey y el reino»165. «La potestad del rey es mayor o
menor, conforme al pacto o convención que ha tenido lugar
; entre él y el reino» 166. «En el príncipe supremo existe esta po-
Ttestad de la manera y condición bajo la cual fue entregada y
•trasladada por la comunidad...; la potestad recibida no excede
el modo de la donación o convención» 167. «La obligación de
la obediencia civil, en cuanto a la materia y al modo, no es
igual para todos los que nacen en el reino, sino que en cada
uno está graduada conforme a la primera institución del reinó
y a la condición del pacto o alianza entre el rey y el pueblo» 168.
No obstante, una vez hecho el traspaso del poder, el pueblo
no puede reclamarlo a su antojo, ni destituir al rey, ni poner
arbitrariamente nuevos límites a su potestad. «Después que eb
pueblo ha transferido al rey su potestad, no puede justamen­
te, apoyado en la misma potestad, proclamar su libertad a su
arbitrio o cuando se le antoje» 169. La razón es porque si el
pueblo «concedió al rey su potestad, y éste la ha aceptado,
por el mismo hecho el rey ha adquirido un dominio, y f por lo
tanto, aunque es verdad que el rey ha tenido este dominio del
pueblo por donación o contrato, no le es lícito al pueblo qui­
tar ese dominio al rey ni usar de nuevo de su libertad» 170.
Otra cosa es cuando el rey abusa de su poder y lo convierte en
tiranía. En ese caso, el pueblo tiene el derecho de justa defensa,
y puede llegar a destituirlo. «Por la misma razón, si el rey
cambiase su potestad justa en tiranía, abusando de ella para
daño manifiesto de la ciudad, el pueblo podría usar de su po­
testad natural para defenderse, porque nunca se ha privado
de ésta» 171. En la república permanece el derecho de resisten­
cia, pero sólo en cuanto es necesario para su conservación, en
virtud de lo cual, si el rey abusa de su poder, puede la repú­
blica, «por acuerdo público y general de las ciudades y de los
165 De leg. 5,17,3. 169 D ef. Fid. 3,3,2.
166 De leg. 3,4,5. 170 D ef. Fid. 3,3,2.
167 D e leg. 3,9,4- 1 7 1 D ef. Fid. 3,3,3-
168 D ef. Fid. 6,6,11.
H'S F ilo so fía española I 13
o u u ix e n i / v u c t u n u e e ± i u irUiuia e n i±$yuna>

proceres, deponerlo, ya en virtud del derecho natural, por el


cual es lícito repeler la fuerza con la fuerza, o también porque
este caso, necesario para la propia conservación de la repúbli­
ca, se entiende quedar exceptuado del primer pacto por el cual
la república transfirió al rey su potestad» 172. Tirano es el prín­
cipe que abusa de su poder y pone en grave peligro el bien co­
mún de la república. Llegando este caso extremo, la misma
república, en propia defensa, püede no sólo deponerlo, sino
declararle la guerra e incluso llegar a darle muerte. Pero esto
último no puede hacerlo ningún particular, sino solamente la
autoridad común de la nación 173.
Influencia de Suarez*— El influjo de Suárez fue muy ex­
tenso y profundo hasta mediados del siglo xvin . De las Dispu-
tationes Metaphysicae aparecen no menos de diecinueve edi­
ciones entre 1597 y 1751, ocho de ellas en Alemania, en cuyas
universidades suplantaron los manuales de Melanchton, per­
durando hasta W olff. Sus tratados políticos le merecieron de
Grocio el calificativo de «teólogo y filósofo ele una profundidad
que apenas tienen igual». Sus doctrinas influyen directa o in­
directamente en Descartes, que lo leyó ya en La Fleche («es
justamente el primer autor que vino a mis manos»); en Spino-
za, -a través de los manuales de Revius, Franco, Burgersdijk
y Adrián Heereboord ( f 1659), el último de los cuales lo
llama «metaphysicorum omnium papam atque principem»; en
Joaquín Jungius (f 1651); en Leibniz, que lo leyó en sus años
juveniles; en Vico, que dedicó un año a estudiarlo; en Wolff,
cuya división de la Metafísica acusa las huellas suarecianas, y
últimamente en Heidegger. Con lo cual tendríámos un lazo
de unión entre la filosofía escolástica y la moderna y una expli­
cación de la pervivencia, cada vez más lejana y desvirtuada,.de
muchas doctrinas escolásticas. Su influjo en la escolástica pos­
terior es efectivo, no sólo en la multitud de Cursos y Manua­
les que proliferan en los siglos siguientes, sino én bastantes
doctrinas y eñ la estructura de los tratados, en concreto el de
la Metafísica, cuyo concepto y división penetran incluso en
autores muy lejanos del pensamiento suareciano, como Cefe-
rino González, Zigliara y Hugon 174.
172 D ef. F id. 6,4,15.
173 £)ef ' Fid" 6,4,7; 6,4,16-19.
174 K. W erner , Frañz Suarez und die Scholastik der letzen Jahrhunderte, 2 vols. (Ratis-
bona 1861, 1889); K . Streitcher, D ie Philosophie der Spanischens Spatscholastik an den
deutschen Universitáten des siebzehnten Jahrhunderts, en Gesammelte A u fsá tze zu r Kulturges-
chichte Spaniens (Münster 1928); K . E schweiler, D ie Philosophie der Spatscholastik a u f den
deutschen Universitáten des X V I I Jahrhunderts, etc. (Spanische Forschungen des Górres-
Geschellschaft, Bd. I, Reihe 1 p.302-317, Münster 1928); M ax W undt , D ie deutsche Schul-
metaphysik des 17 Jahrhunderts (1939).
Reacción critica 3 S 7

P ortugal
P edro da F onseca (1528-99), natural de Cortijada. Enseñó en C o im ­
bra. Fue llamado «el Aristóteles portugués», pero su pensamiento se inclina
más a Escoto que a Santo Tomás. Formuló la teoría de la «ciencia media»,
que desarrolló Luis de Molina. Escribió Institutionum dialecticarum libri
octo (Lisboa 1564); Commentariorum P . F. lusitani in libros Metaphysicorum
Aristotelis Stagiritae , 4 vols. (I-II, Roma 1577, 1589; III, Colonia 1604;
. IV, L yon 1612). A Fonseca se debe la preparación del gran Curso de filoso­
fía : Commentarii Collegii Conimbricensis S. I., que responde a las explica­
ciones de artes y filosofía dadas en el colegio de Compañía de Jesús de C oim -
brá. Colaboraron en él los PP. M anuel G oes (1547-93), B altasar A l v a ­
res, C osme M agalhaes (Magelliano) y S ebastián de C outo (1567-1639).
Comprende los siguientes tratados: In octo libros Physicorum (Coimbra 1591).
Parva Naturalia (1592). D e cáelo (1592). Meteororum{ 1592). Ethicorum (1593).
D e generatione et corruptione (1597). D e anima (1598). Tractatus de anima
separata (1598). Tractatio aliquot problematum ad quinqué sensus spectantium .
: In universam Dialecticam Aristotelis (1606)175. C ristóbal G il , Egidio
( i 555" i 6 o8), fue nombrado sucesor de Suárez en la cátedra de Coimbra,
pero murió antes de tomar posesión. Escribió D e sacra doctrina et essentia
atque unitate D ei (Colonia 1610). F ernando M artínez M ascarenhas
( f 1628), obispo, defensor del molinismo. Escribió D e auxiliis divinae gra-
tiae. R odrigo de F igueredo . Se le atribuye una traducción del D e cáelo .
F rancisco F urtado , tradujo al chino el D e cáelo et mundo de Aristóteles
(1628), y lá Lógica y la M etafísica del Curso Conimbricense, 10 vols. (1631-32).
F rancisco S oares (1605-59) escribió un Cursus philosophicus, 4 vols. (Coim ­
bra 1 6 5 1 )176.,

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