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HAIDAR AHMAD EL SADANI FERRAZ Y OTRO S/ OBLIGACION DE HACER
ESCRITURA PUBLICA Y OTROS
ACUERDO Y SENTENCIA Nº: 8
En la ciudad de Asunción, Capital de la República del Paraguay, a los 20 días del mes de febrero
del año dos mil dieciocho, estando reunidos en la Sala de Acuerdos del Tribunal de Apelación en
lo Civil y Comercial, 6ª Sala, los Magistrados ALBERTO MARTÍNEZ SIMÓN, MIRTHA
ELENA OZUNA DE CAZAL y OLGA NINFA TALAVERA TORRES, bajo la presidencia
del primero de los nombrados y por ante mí el Secretario autorizante, se trajo a acuerdo el
expediente caratulado: “RECONST. DEL EXPTE. TANIA ELIZABETH HOBERUK
AYALA C/ HAIDAR AHMAD EL SIDANI FERRAZ Y OTRO S/ OBLIGACIÓN DE
HACER ESCRITURA PÚBLICA Y OTROS”, a fin de resolver los recursos de nulidad y
apelación interpuestos por el Abg. Aníbal de la Cruz Cabrera Verón, representante convencional
dela actora,Sra.Tania Elizabeth Hoberuk Ayala, contra la S.D. Nº 439 del 19 de junio de 2015,
dictada por el Juzgado de 1ª Instancia en lo Civil y Comercial del 2º Turno.
Previo estudio de los antecedentes del caso, el Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes
CUESTIONES:
¿Es nula la sentencia apelada?
En caso contrario, ¿Se dictó conforme a derecho?
A LA PRIMERA CUESTIÓN PLANTEADA EL MAGISTRADO ALBERTO MARTÍNEZ
SIMÓN DIJO: De la lectura de los agravios expuestos por la recurrente, se observa que la misma
funda el presente recurso de forma promiscua con el de apelación. Empero, de conformidad al art.
404 del C.P.C., este Tribunal posee la facultad de realizar de oficio el análisis del presente recurso.
En ese sentido, es posible notar que la resolución recurrida presenta fundamentos insuficientesque
sustenten la decisión jurídica adoptada por el a quo lo que podría inducirnos a anular el fallo por
constatar la transgresión al principio de razón suficiente; además el a quo omitió referirse en la
parte resolutiva de la sentencia definitiva recurrida respecto a los intereses peticionados por la
accionante, lo que podría considerarse como un vicio del principio de congruencia, como
tampoco declaró expresamente resuelto los contratos agregados a autos pese a haber hecho lugar a
dicha demanda; no obstante consideramos que, a pesar de lo escueto de los fundamentos del fallo
recurrido y los demás puntos observados, los agravios expuestos por el recurrente son susceptibles
de ser reparados por vía del recurso de apelación de conformidad a lo dispuesto por el art. 407 del
C.P.C., por lo tanto, corresponde declarar desierto el presente recurso.
A SUS TURNOS, LAS MAGISTRADAS OLGA NINFA TALAVERA TORRES y MIRTHA
ELENA OZUNA DE CAZAL, DIJERON: Que votan en el mismo sentido y bajo los mismos
fundamentos.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN PLANTEADA, EL MAGISRADO ALBERTO MARTINEZ
SIMÓN, DIJO: La parte recurrente, si bien apeló la totalidad de la sentencia Nº 439 del 19 de
junio de 2015, únicamente expresó agravios respecto al apartado 2 de la sentencia recurrida, el
que dispone "RESUELVE: [...] 2. HACER LUGAR, con costas, a la demanda subsidiaria que por
Resolución e Indemnización de Daños que promueve la señora TANIA ELIZABETH HOBERUK
AYALA contra HAIDAR AHMAD EL SIDANI FERRAZ y JOELCI FERRAZ, y en consecuencia
condenar a éstos últimos a que, ejecutoriada que fuere la presente sentencia, paguen a la actora
la suma de Guaraníes Setenta y Cinco Millones Novecientos Cincuenta Mil Setecientos (Gs.
75.950.700), de conformidad al considerando de la presente resolución...".
La misma cuestiona el hecho que el Juzgado haya omitido pronunciarse sobre las pruebas
documentales, testificales y confesoria a fin de resolver las cuestiones planteadas en autos, o no
haya considerado tales para argumentar la sentencia definitiva dictada. Asimismo, cuestiona lo
resuelto por el a quo respecto a los rubros reclamados por la misma al incoar la demanda, como
también sobre los intereses solicitados.
Expuestos los argumentos que sustentan laimpugnación, debemos ahora analizar el recurso de
apelación contra la resolución recurrida.
I. De la Resolución de Contrato:
El A quo no hizo lugar a la acción principal, y al no haber sido recurrida tal decisión, ésta quedó
firme.
Antes de empezar con el análisis propiamente de la cuestión, no pasa desapercibido que la Sra.
Joelcy Ferraz, pese a haber suscrito los boletos de compraventa privada agregados en autos, al no
ser propietaria del inmueble y al haber firmado el segundo boleto de compraventa el titular del
bien, una vez que el mismo cumplió la mayoría de edad, aquella –la Sra. Joelcy Ferraz- no quedó
obligada a suscribir la escritura pública traslativa de dominio pues, como es sabido, nadie puede
disponer de más derechos delos que le corresponden.
Por dicho motivo, la Sra. Joelcy Ferraz no se encontraba legitimada para ser demandada en el
presente juicio pese a haber suscrito el contrato privado; sin embargo, ésta no se ha presentado a
oponer excepciones ni se ha pronunciado al respecto por lo que no ha abierto instancia procesal
alguna para debatir la cuestión. Consecuentemente, hecha la salvedad, el análisis de la cuestión
propuesta ante este Tribunal deberá hacerse conforme ha quedado trabada la litis.
Continuando, nuestro ordenamiento dispone cual será la forma que deberá observarse en casos en
los que un particular pretenda disponer de sus bienes. El art. 1968 del C.C. prescribe que"la
propiedad de los inmuebles se transfiere por contrato. Los títulos traslativos de dominio están
sujetos a la toma de razón en el Registro de Inmuebles para que produzcan efectos respecto de
terceros". No obstante, el referido artículo debe interpretarse de manera sistemática y armónica
con otras normas vigentes en el mismo cuerpo legal. Es decir, aunque no se especifique, dicho
contrato debe instrumentarse necesariamente en una escritura pública a efectos de ser,
posteriormente, anotado en el registro correspondiente de conformidad a lo establecido en el art.
700[1] del C.C.
Pero aquí, en este caso puntual y concreto que ahora analizamos,tal obligación resulta de
cumplimiento imposible en razón a que la parte demandada ya no posee la titularidad sobre el
inmueble objeto del litigio. Por tal motivo, lo que corresponde efectivamente es declarar la
resolución del contrato privado o boleto de compraventa suscripto por las partes de este caso y
pasar a analizar las consecuencias del incumplimiento, de manera a evitar que el acreedor -en este
caso la Sra. Tania Hoberuk- sufra los perjuicios a causa del incumplimiento del deudor de la
obligación -el vendedor-.
El art. 715 del C.C. reza: "Las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una
regla a la cual deben someterse como a la ley misma, y deben ser cumplidas de buena fe. Ellos
obligan a lo que esté expresado, y a todas las consecuencias virtualmente comprendidas". Por su
parte, el art. 722 del C.C. dispone "Si la prestación a cargo de una de las partes se hace
imposible por su culpa, la otra podrá cumplir su obligación, exigiendo daños e intereses, o
resolver el contrato resarciéndose de aquellos".
De los artículos citados claramente se infiere que los contratos obligan a las partes a su
cumplimiento; ante el incumplimiento de lo pactado, el afectado puede pretender la ejecución
forzosa de la obligación. Sin embargo, si la parte afectada demostrase que el cumplimiento de las
disposiciones contenidas en los contratos resulta imposible, ella se halla facultada a exigir
subsidiariamente la resolución del contrato y la indemnización de los daños que tal
incumplimiento le causó, demostrando previamente la existencia de un perjuicio.
II. De la Indemnización de Daños y Perjuicios
Con el análisis anterior expuesto, se constata claramente la existencia del daño, pues se encuentran
configurados los presupuestos necesarios para considerarlo indemnizable. Sin embargo, la
cuestión objetada por la parte recurrente en este punto versa sobre la valoración de las pruebas
hecha por el Juzgado al momento de analizar los rubros solicitados en la demanda subsidiaria de
indemnización de daños y perjuicios.
Conforme a ello, corresponde ahora hacer un análisis del caso concreto a la luz del análisis
expuesto en los párrafos precedentes, que nos servirán como puntos de apoyo de las afirmaciones
y conclusiones que realizaremos de ahora en adelante.
II.1.Daño emergente
Además, solicitó la actora la suma de Gs. 30.000.000 por el aumento del valor del inmueble y el
3% en concepto de interés por sobre el monto total reclamado.
Ante esta instancia, la misma manifiesta "El contrato de por sí prueba el daño emergente sufrido
por Tania Hoberuk, por la pérdida patrimonial, primero por la suma de dinero entregada de Gs.
55.950.700 y segundo por la frustración del incremento de su patrimonio por la inversión no
concretada. Por lo que tanto el capital entregado, como la frustración de no inversión, se estimó
la suma de Gs. 30.000.000 (...). EL RUBRO DE DAÑO EMERGENTE, debió ser fijado en Gs.
85.950.700, tal como fue solicitado en la demanda" (sic).
Antes de entrar en materia, cabe recordar -como lo he resaltado en fallos anteriores- que el rubro
de daño emergente deviene procedente en los casos en que la persona afectada logre probar el
perjuicio patrimonial sufrido a consecuencia del hecho dañoso, sin perjuicio de la facultad
pretoriana de fijar sumas indemnizatorias de conformidad al art. 452 del C.C. Por lo mismo, el
monto indemnizatorio versará sobre la suma efectivamente alcanzada por el menoscabo
patrimonial soportado por el perjudicado.
De los documentos presentados en autos, cuya autenticidad no ha sido objetada y por lo mismo
resultan pruebas fehacientes de conformidad al art. 235 y 307 del C.P.C., se colige que el monto
indemnizatorio otorgado por el juzgado, como daño emergente, el cual asciende a la suma de Gs.
55.959.700, se encuentra ajustado a derecho y, en consecuencia, debe ser confirmado.
II.2. Lucro Cesante (reformulado como pérdida de chance)
Para dilucidar esta cuestión creo conveniente revisar los elementos particulares del caso:
Este rubro nombrado por la parte accionante como lucro cesante, claramente constituye pérdida
de chance y consecuentemente daño emergente, pues la mecánica del supuesto perjuicio nos
habla palmariamente de una oportunidad de beneficio que fue supuestamente frustrada por el
incumplimiento de la otra parte. Recordemos que la diferencia entre la pérdida de chance y el
lucro cesante se da por la certeza del ingreso del rubro al patrimonio del afectado. En el primer
caso, no hay certeza si el rubro pretendido iba o no a entrar, aunque sí haya certeza de la
frustración definitiva de dicha posibilidad –ahí se cumple con el requisito de la certeza del daño-,
mientras que en el lucro cesante si existe certeza en cuanto a la percepción del rubro pretendido.
Por otra parte, y en ese mismo tren de ideas, para conceder un rubro indemnizatorio por pérdida
de chance no se requiere la certeza que el ingreso iba a producirse, sino que se requiere la certeza
de la frustración definitiva de la chance u oportunidad –que se da en el caso de autos- y que el
caso supere un análisis de seriedad que la doctrina llamó el análisis de la superación del umbral
mínimo con lo cual se busca desechar aquellas posibilidades o chances demasiado remotas y
lejanas e indemnizar sólo aquellas que tengan realmente visos serios de haber conformado una
chance.
Lo dicho implica el reconocimiento del derecho de la Sra. Tania Hoberuk de ser indemnizada por
el perjuicio sufrido en cuanto a la frustración de un negocio concreto y puntual que le ocasionó el
hecho dañoso derivado del incumplimiento contractual analizado en autos.
Es decir, por las razones anteriormente mencionadas, la parte actora pretendía la indemnización
por pérdida de chance, pues según ella ha manifestado y probado que:
1) La compra del inmueble tenía como objetivo concretar negocios de bienes raíces;
2) Que el negocio era cierto, pues ha suscrito contrato con una inmobiliaria para el loteamiento,
venta y administración de los inmuebles resultantes del fraccionamiento del inmueble adquirido.
Conviene aclarar que al decir esto, no se transgrede lo prescripto en el art. 420 del C.P.C. puesto
que la cuestión ha sido propuesta pero mal calificada y es atribución de este órgano subsanar las
omisiones realizadas por el Juzgado de Primera Instancia cuando correspondiere a derecho.
Resta ahora referirme a los fundamentos que sustentan la procedencia de dicha cuestión, esto es, a
aquellos que apuntan al cumplimiento de los requisitos mínimos que deben observarse para
determinar el resarcimiento indemnizatorio por pérdida de chance. Pues bien, la accionante ha
demostrado, con las pruebas ofrecidas (documentales, testificales de fs. 141, 142, informe de fs.
147/150) que efectivamente tenía la expectativa de concretar el negocio inmobiliario descripto
luego de adquirir la propiedad perteneciente al demandado, situación que no pudo concretarse
como consecuencia del incumplimiento contractual imputado a éste.
Si bien, la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia ha establecido que "no es necesario probar
qué negocios concretos fueron frustrados, sino solo que se ha perdido la ocasión o eventualidad
de dichos negocios. Esta es, desde luego, la naturaleza propia y peculiar de la 'pérdida de
chance': su carácter hipotético y eventual, y no cierto y actual"[6], disiento respetuosamente con
tal postura, pues considero que es fundamental que la chance perdida haya tenido una
expectativa razonable de realizarse. No es un rubro que deba tomarse a la ligera, debido a que no
toda posible frustración deba necesariamente resultar resarcible, ésta debe reunir ciertos requisitos
para considerarla como tal.
Así las cosas, queda constatada suficientemente la probabilidad –superación del umbral mínimo-
que la actora poseía de llevar a cabo el negocio pretendido y que el mismo se vio frustrado a
consecuencia del hecho dañoso analizado en autos.
Con relación al incumplimiento malicioso por parte del deudor, cabe acotar que nuestro código
utiliza el término de "maliciosa" para referirse a la conducta dolosa y pese al debate doctrinario al
respecto, el artículo citado no distingue entre incumplimiento malicioso o doloso. Hecha tal
disquisición, corresponde analizar si en la presente demanda el incumplimiento contractual fue
doloso.
Como es sabido, nuestro ordenamiento jurídico define al dolo únicamente como un vicio de la
voluntad en los actos jurídicos, más no proporciona una definición del mismo como un elemento
subjetivo atinente al ámbito de la responsabilidad civil como sí lo hace con la culpa en el art. 421
del C.C. Por lo mismo, es preciso recurrir a la doctrina, jurisprudencia y al derecho comparado a
efectos de poder dilucidar mejor esta cuestión. El actual Código Civil y Comercial de la Nación
Argentina, en su art. 1724 dice que "...El dolo se configura por la producción de un daño de
manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos...". Lino Palacios
por su parte sostenía que "si el sujeto obró con intención de no cumplir una obligación
contractual, o de dañar extracontractualmente, esos procederes maliciosos configuran dolo..."[7].
Así pues, deberá entenderse por dolo, la intención deliberada del deudor de incumplir con la
obligación contractual. Dicha intención puede ser cotejada con la conducta desplegada por el
deudor para concluir si el incumplimiento ha sido doloso. Recordemos que la conducta desplegada
por el titular del inmueble es la que resulta relevante para el siguiente análisis, pues es sobre quien
pesaba efectivamente el cumplimiento de la obligación asumida, no así sobre la demandada Joelcy
Ferraz.
De lo expuesto se concluye que el Sr. Haidar El Sidani ha actuado con dolo, pues la actora ha
confiado en su buena fe y a ha apelado al cumplimiento de su obligación en sucesivas veces a
efectos de exigirle la suscripción de la escritura pública, haciendo éste caso omiso a sus pedidos,
incluso al telegrama colacionado enviado por ésta (fs. 15). Además, el demandado tenía el pleno
conocimiento del compromiso asumido con la hoy accionante al momento de suscribir el contrato
privado de compraventa, y aun así omitió formalizar tal contrato conforme a las exigencias
legales, transfiriendo el inmueble a un tercer adquirente conforme surge de las constancias de
autos. En otras palabras, el demandado tenía la posibilidad de cumplir con su obligación
contractual y no lo hizo a sabiendas del perjuicio que le ocasionaba a la Sra. Tania Hoberuk, y
pese a que ya había recibido una considerable suma de dinero en concepto de pago parcial por la
compraventa realizada.
Por otra parte, se debe considerar que, en el presente caso, la pérdida de chance constituye una
consecuencia mediata, pues dependía de un hecho distinto a la relación contractual existente entre
las partes y que debía agregarse otro hecho al mero incumplimiento para que el perjuicio sea
producido. Por tanto, siendo la pérdida de chance una consecuencia mediata, para determinar el
alcance indemnizatorio de la misma no basta con determinar simplemente si el deudor actuó con
dolo o no, además se debe realizar una interpretación sistemática con el art. 1856 del C.C., el cual
dispone: "El obligado a indemnizar el daño que le sea imputable resarcirá todas las
consecuencias inmediatas, y las mediatas previsibles, o las normales según el curso natural y
ordinario de las cosas, pero no las casuales, salvo que éstas deriven de un delito y debieran
resultar según las miras que el agente tuvo al ejecutar el hecho"[8]. De acuerdo con esto, se
requiere que además de la concurrencia de los anteriores elementos estudiados, se demuestre la
previsibilidad de la consecuencia mediata causada por el incumplimiento de la obligación, es
decir, cuán previsible era para el incumplidor del contrato que, por su incumplimiento, se iría a
producir la consecuencia mediata aludida, es decir, en el caso de autos, que la actora no iba a
poder emprender el proyecto inmobiliario que tenía proyectado realizar.
Para ello -en este caso- el deudor tuvo que haber tenido conocimiento del proyecto que tenía la
compradora y del fin comercial que pretendía darle al inmueble adquirido.
2. III. Daño moral
Con relación al daño moral, resulta evidente que el juzgador omitió exponer razones jurídicas y
fácticas suficientes que sustenten su decisión. Justamente sobre dicho motivo versa los agravios
expuestos por la parte recurrente en lo concerniente a dicho punto, y solicita la modificación del
monto otorgado por el Juzgado, peticionando la suma de Gs. 100.000.000.
Del examen de las constancias de autos se puede colegir que, en el caso sub examine, confluyen
los presupuestos legales necesarios para sostener que el daño alegado por la accionante resulta
resarcible. Las pruebas producidas dan certeza del perjuicio sufrido por la misma y la relación de
causalidad que existe entre la conducta antijurídica imputable a los demandados y el daño
causado. Además, cabe resaltar que quedó probada la conducta dolosa de la parte demandada,
pues claramente ésta incumplió el contrato de compraventa suscripto con la Sra. Tania Hoberuk
pudiendo hacerlo, pero decidió volver a vender el mismo bien que ya había vendido a la
accionante y se hizo con el monto abonado por la misma en concepto de pago por la adquisición
del inmueble objeto del referido contrato.
Es lógico suponer que el detrimento a la confianza depositada en los vendedores por la parte
actora es capaz de producir una aflicción considerable en ella, más aun considerando las
expectativas razonables que poseía la actora –aunque ello no fuera del conocimiento necesario del
demandado- con relación al negocio que pretendía realizar. Con todos estos extremos expuestos,
no caben dudas de que el daño moral alegado por ésta debe ser resarcido.
2. IV. Intereses
Con respecto a los intereses, se deben considerar ciertos aspectos relativos a la naturaleza del
incumplimiento analizado para establecer el porcentaje justo y determinar la fecha a partir de la
cual deberán computarse. En efecto, es procedente la condena de intereses, sin embargo, como
resulta una cuestión accesoria que sigue a la condena principal, el porcentaje correspondiente
puede ser establecido por el juez. Entonces, considerando las particularidades del caso, los
intereses en la presente demanda deben ser establecidos en 1,5 % mensual.
Por tanto, deberá establecerse un porcentaje del 1,5 % mensual sobre el capital establecido en la
presente demanda que deberá computarse desde el momento de la interpelación realizada al
deudor para el cumplimiento de su obligación, es decir, desde el 10 de mayo de 2010.
COSTAS: dada la forma en que fuera resuelta esta apelación y el juicio en general corresponde
imponer las costas a la parte demandada como perdidosa de conformidad a lo dispuesto en los arts.
192 y 302 del CPC.
ES MI VOTO.
A SUS TURNOS, LAS MAGISTRADAS MIRTHA OZUNA DE CAZAL y OLGA NINFA
TALAVERA TORRES, DIJERON: que votan en el mismo sentido y por idénticos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando los Miembros Magistrados quedando acordada
la sentencia siguiente:
VISTO: El mérito que ofrece el acuerdo precedente y sus fundamentos, el Tribunal de Apelación
en lo Civil y Comercial, 6ª Sala, de la Ciudad de Asunción;
RESUELVE:
[1]Art. 700 del C.C.: Deben ser hechos por escritura pública: a) los contratos que tengan por
objeto la constitución, modificación, transmisión, renuncia o extinción de derecho reales sobre
bienes, que deban ser registrados.
[2]Art. 737 del C.C.: La compraventa tiene por objeto la transferencia de la propiedad de una
cosa, u otro derecho patrimonial, por un precio en dinero que debe pagar comprador.
[3] "La omisión de la forma en escritura pública de los contratos que la ley determina y su
realización por instrumento privado o verbalmente da lugar a la aplicación del instituto de la
conversión del negocio jurídico, el cual consiste en la transformación de un acto nulo en uno
eficaz". MORENO RODRÍGUEZ, José Antonio. Et Al. Contratos. Intercontinental Editora. 2ª
Ed. Asunción, 2013. p. 629
[4] "El Boleto de Compraventa, operación casi diaria y natural, es el mayor exponente de este
fenómeno de la omisión de la forma legal y la necesidad de la conversión del negocio
jurídico..."CORDOBERA GONZALEZ DE GARRIDO, Rosa. Et. Al. Contratos. Ed. la Rocca,
Buenos Aires, 2001. p. 84.
[5]Rocco, Emma Adelaida. Boleto de Compraventa. 3ra. Ed. Editorial Astrea. Buenos Aires, 1999.
p. 195
[6]Ac. y Sent. Nº 237 del 26 de abril de 2007. Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial.
Juicio "Ganadera Riera S.A. y Enrique Manuel Riera Escudero c/ Banco del Paraná S.A. s/
Indemnización de daño moral".
[7]PALACIO, Lino Enrique, "Manual de Derecho Procesal Civil", 17ma. Edición Actualizada,
LexisNexisAbeledo-Perrot, Buenos Aires - Argentina, 2003
[8] Las negritas son nuestras.
[9]Art.424 C.C. En las obligaciones a plazo la mora se produce por el solo vencimiento de aquél.
Si el plazo no estuviere expresamente convenido, pero resultare de la naturaleza y circunstancias
de la obligación, el acreedor deberá interpelar al deudor para constituirlo en mora….
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ALBERTO JOAQUIN ELENA OZUNA DE CAZAL NINFA TALAVERA RUBEN MOLINAS
MARTINEZ SIMON FIRMA TORRES FIRMA CABALLERO FIRMA
Date: 2018.02.20 12:43:27 - Date: 2018.02.20 12:51:15 - Date: 2018.02.20 12:45:39 - Date: 2018.02.20 14:37:03 -
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