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Analisis de Sentencia - Derecho de Los Bienes

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Sentencia del 27 de Mayo de 2009, num.

32

Sentencia impugnada: Tribunal Superior de Tierras del Departamento Central, del 27 de junio de
2008.

En nombre de la República, la Cámara de Tierras, Laboral, Contencioso-Administrativo y


Contencioso-Tributario de la Suprema Corte de Justicia, dicta en audiencia pública la siguiente
sentencia:

Sobre el recurso de casación interpuesto por Cap Cana, S.A. y Miniaris, S. A., sociedades de
comercio, organizadas de conformidad con las leyes dominicanas, con domicilios sociales en la
calle Pedro Henríquez Ureña num.56, de esa ciudad, representada, la primera, por el Sr. Rivaldo
Hazoury Toral, presidente del consejo directivo y la segunda por su presidente, Sr. Fernando
Hazoury Toral, dominicanos, mayores de edad, con cédulas de identidad y electoral núms. 001-
0100138-8 y 001-0104164-8, respectivamente, contra la sentencia dictada por el Tribunal Superior
de Tierras del Departamento Central el 27 de junio de 2008.

Visto la ley num.25 de 1991, modificada por la ley núm. 156 de 1997, y los artículos 1, 20 y 65 de la
Ley sobre Procedimiento de Casación.

Considerando, que la sentencia impugnada y en los documentos a que ella se refiere, consta lo
siguiente: con motivo de una demanda en cobro de una suma de dinero contra las sociedades Cap
Cana, S.A. y Miniaris, S.A., introducida por el señor Manuel Emilio Gómez Pion ante el Tribunal
Superior de Tierras del Departamento Central, mediante instancia del 30 de agosto de 2005, de
cuyo conocimiento fue apoderado el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original de Higüey, este
último dictó en fecha 22 de junio de 2007, su Decisión núm. 87. Primero: Rechazando las
conclusiones vertidas por los Dres. Jorge Lora Castillo y Manuel Cáceres Genio, en representación
del señor Manuel Emilio Gómez Pion. Segundo: Declarando la incompetencia de este Tribunal para
conocer de la litis sobre Terrenos Registrados, interpuesta por el señor Manuel Emilio Gómez Pion
a través de los Dres. Ulises Cabrera y Manuel Cáceres Genio, en relación con la Parcela núm. 367-
B-15Ref.-32, del Distrito Catastral núm. 11, Municipio de Higüey, por tratarse de una acción de
carácter personal la cuál es competencia de la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera
Instancia, por lo que en consecuencia ordena a las partes a proveerse por ante dicho tribunal.
Tercero: Se declara la validez del acuerdo de intención de fecha 18 de octubre de 2003 convenido
entre Miniaris, S.A. y debidamente representada por el señor Richard Hazoury Toral y el señor
Manuel Emilio Gómez Pion oponible a Cap Cana y se ordena el pago del precio convenido como
valor de las mejoras ascendente a (US$8,806,000.00) o si equivalente en pesos dominicanos.
Cuarto: Se condena al señor Manuel Emilio Gómez Pion al pago de las costas producidas en este
proceso, en provecho de los Dres. Mariano Germán Mejía, Pavel M. Germán Bodden y Fadel M.
Germán Bodden. Quinto: Se condena a Miniaris S. A., Cap Cana, S.A., representada por el señor
Richard Hazoury Toral al pago de las costas producidas en este proceso en provecho de los Dres.
Útiles Cabrera, Manuel Cáceres Genao y Luis Soto;

Considerando: La incompetencia, violación por mala aplicación del artículo 3 de la Ley 108-05 de
Registro Inmobiliario, violación al derecho de defensa y consecuente violación a la Constitución de
la República, la Convención Americana de los Derechos Humanos y del Pacto Interamericano de
los Derechos Civiles y Políticos, entre otros del bloque de Constitucionalidad, la desnaturalización
de los hechos y documentos de la causa y ausencia de motivos;

Considerando: Se examinan por la solución al asunto, que el Tribunal a-quo para revocar la
sentencia del Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original que había infundado su incompetencia
para conocer del asunto, se ha fundado que el caso se trata de una litis sobre terreno registrado y
por tanto de una demanda que versa sobre una acción mixta y no personal, en razón de que el
contrato cuya ejecución se persigue envuelve derechos registrados, de conformidad con lo que
establece el artículo 3 de la Ley 108-05, alegan además las recurrentes, por tratarse de una
demanda civil común siendo rescisión contractual una acción personal en la que no existe ninguna
discusión respecto de ningún derecho registrado; que la acción del recurrido no persigue la
extinción, anulación, alteración o modificación de un derecho registrado, sino que se trata de una
acción de carácter puramente personal, derivada de una relación contractual entre partes. Las
recurrentes en ningún momento formularon conclusiones sobre el fondo sino que se limitaron ha
solicitar la incompetencia y sobre la improcedencia de la avocación del Tribunal a-quo para
conocer del fondo de la demanda original, que tampoco fueron puestas en mora para que
produjeran conclusiones al fondo. Se ha volado también el derecho de defensa de las recurrentes,
porque este ha resuelto el caso en cuanto al fondo, sin que una de las partes haya presentado
conclusiones al fondo, ni haya sido puesta en mora de hacerlo;

Considerando: Que el Tribunal a-quo para fundamentar el uso de su facultad de avocación en el


caso, dio evidentemente motivos erróneos que implica una violación al artículo 473 del Código de
Procedimiento Civil y al derecho de defensa de las recurrentes;

Considerando: el Tribunal procederá a ponderar la competencia del mismo, por tratarse este
recurso de una apelación sobre una sentencia que acogió la excepción de incompetencia
propugnada por la razones sociales Cap Cana y Miniaris, S.A., que por tratarse de una litis que
persigue la ejecución de un contrato o acuerdo de intención involucra un inmueble registrado y
amparado en el Certificado de Título expedido a favor del dueño de las mejoras;

Considerando: Que al firmar el denominado contrato la Sociedad Miniaris, S.A. expresó su


intención de comprarle al recurrido las mejoras propiedad de este último existentes en la parcela
indicada cuando se firme el contrato definitivo de venta, en los términos, plazos y condiciones
establecidos en dicho acuerdo; que el hecho de que en el caso se trata del pago del precio de la
venta de unas mejoras fomentada en un terreno registrado, que es propiedad de las recurrentes,
lo que se indica asi en el referido acuerdo, como la demanda intentada por el recurrido contra las
recurrentes, no afecta los derechos registrados en el Certificado de Titulo que ampara el derecho
de propiedad del terreno a favor de dichas recurrentes, ni tampoco los del recurrido en relación
con las mejoras registradas a su nombre, puesto que esto no está siendo discutido por las partes,
resulta evidente que en el caso se trata de una demanda de carácter personal que no es de la
competencia del Tribunal de Tierras;

Considerando: Que tampoco es competente el Tribunal de Tierras para conocer de la acción,


porque la única finalidad de esa acción es la de fijar una cantidad de dinero, si la misma no ha sido
ya establecida entre las partes, sin afectar en modo alguno los derechos reales, por lo que la
naturaleza de dicha acción es puramente personal;
Considerando: Que esto significa que era innecesaria toda intervención del Tribunal de Tierras
para decidir sobre la propiedad de las mejoras; la reclamación del recurrido tiene por base no la
existencia de las mejoras sino el alegado incumplimiento del acuerdo de intención suscrito entre
las partes, en virtud del cual la sociedad Miniaris, S.A., se comprometió al pago de la suma de
dinero a que el mismo se refiere;

Considerando: Que el Tribunal a-quo comprobó y reconoce que las mejoras que originaron el
contrato o acuerdo de intención en que se funda la demanda en cobro de (US$8,806,000.00) y
cuyo pago ordenó después de declararse competente para conocer de la misma, pertenecían al
recurrido; que esta Suprema Corte de Justicia estima que dicho tribunal es incompetente para
conocer y fallar sobre esa demanda, dando su carácter personal, ya que ella no afecta, en sí, unas
mejoras registradas, es decir, no la modifica en ninguna forma por tratarse de una reclamación
pecuniaria;

Considerando: Que de acuerdo con la parte in fine del artículo 20 de la Ley sobre Procedimiento
de Casación si la sentencia fuere casada por causa de incompetencia, la Suprema Corte de Justicia
dispondrá el envío del asunto por ante el Tribunal que debe conocer de él, y lo designará
igualmente;

Considerando: Que cuando una sentencia es casada por violación de las reglas procesales cuyo
cumplimiento este a cargo de los jueces las costas pueden ser compensadas.

Sentencia pronunciada por la Suprema Corte de Justicia en la ciudad de Santo Domingo de


Guzmán, Distrito Nacional, Capital de la República Dominicana, en su audiencia pública del 27 de
mayo de 2009, años 166 de la Independencia y 146 de la Restauración.

Firmado: Juan Luperón Vásquez, Julio Animal Suarez, Enilda Reyes Pérez, Darío O. Fernández
Espinal y Pedro Romero Confesor. Grimilda Acosta, Secretaria General.

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