Embrujamiento - Papus
Embrujamiento - Papus
Embrujamiento - Papus
CONTIENE:
BIBLIOTECA ESOTÉRICA
MÉXICO
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PRÓLOGO
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la unidad de la materia era una verdad inconcusa. La ciencia del
instinto precedió a la ciencia de la razón.
Los sabios oficiales se burlaron de la Alquimia tanto como de la
Astrología. ¿Cómo puede un astro influir en bien o en mal en el curso
de una existencia humana? La Astrología era puro charlatanismo.
Sin embargo, se descubrió que las maderas no reconocían otra
causa que la influencia lunar. Se ha comprobado que las maderas,
cortadas cuando la Luna está en menguante, se pudren y apolillan con
mucha mayor rapidez que las cortadas en otra época. ¿Por qué,
influyendo en la masa casi inerte de la madera, no podían en muchos
casos la Luna o el Sol, o los demás planetas de nuestro sistema solar,
ejercer su influjo sobre los hombres? Nada aislado y sin conexión con
el medio ambiente existe en el Universo. Si algo así existiera sería una
monstruosidad. Del Sol depende nuestro sistema planetario; el Sol
depende, a su vez, de alguna estrella o constelación que aún
desconocemos. Si esa constelación manda en el Sol, ¿por qué no
puede mandar en nosotros?
Existen, es cierto, muchos charlatanes que afirman que ellos
conocen la ciencia astrológica, pero eso no es razón para que nosotros
despreciemos la ciencia de los sabios que estudian con ahínco para
descubrir hasta dónde puede llegar la influencia de los astros.
También ahí la intuición ha precedido a la ciencia, y ésta ha sido
guiada por aquella. Han creído en la magia y en la brujería los
hombres de todas las edades. Sabios e ignorantes acudieron a los
hechiceros en demanda de auxilio o con el fin de libertarse de
enemigos encarnizados. Bien sé que es infinito el número de los que
no piensan por cuenta propia, y que bastan algunos centenares de
embaucadores para que toda la humanidad crea lo contrario de lo que
debiera. Pero cuando una creencia perdura durante siglos y siglos, es
permitido pensar que tiene un fundamento racional.
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¿No ocurrirá con la hechicería algo parecido a lo que todos
conocemos referente al hipnotismo? Cuando empezaron, a fines del
siglo XVIII, las prácticas hipnóticas en Europa, se tachó de
charlatanes a los que pretendían hipnotizar a la gente. Multiplicáronse
los ensayos y experimentos, estudiaron los médicos aquellos
fenómenos que desconocían, y al cabo de medio siglo no tuvieron otro
recurso que rendirse a la evidencia y aprovecharse del descubrimiento
hecho a pesar de ellos. Hoy las prácticas hipnóticas son generales, y se
recurre a ellas para curar ciertas dolencias y para obtener datos que de
otro modo no sería posible conseguir.
¿Por qué lo que afirma el coronel Rochas debe considerarse como
un puro extravío? ¿Por qué negar en redondo y sin examen que exista
el plano astral, que la sensibilidad de una persona se exteriorice, y que
a causa de ello puedan producirse efectos que a primera vista parecen
fabulosos? No hay razón alguna que abone tan rara conducta. Existen
en la actualidad muchas cosas que no conocieron los antiguos.
Disponen los hombres de poderosas fuerzas que no sospecharon
siquiera nuestros antepasados. A un salvaje de la Australia, habladle
de un ferrocarril eléctrico, de un automóvil, de las maravillas del
vapor y del hipnotismo, y creerá que os burláis de su ignorancia.
Por el sólo hecho de haberse desconocido hasta aquí el plano
astral, no se puede condenar como falsa la teoría del coronel Rochas,
que es una resurrección de prácticas antiguas conocidas de todos los
magos de la antigüedad y de la Edad Media.
¿Se trata de un embeleco? Antes de afirmar que lo sea, conviene
cerciorarse de ello. De lo contrario, se desprecia una fuerza poderosa
sin tratar de saber si existe siquiera; es dejar en manos que pueden ser
ineptas o banales un instrumento susceptible de realizar grandes cosas.
En suma: después de lo que tengo observado por mí mismo, creo
muy puesto en razón admitir la realidad de determinados fenómenos,
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ciertamente poco conocidos y menos estudiados, que conocemos con
el nombre de hechicería.
César Lombardo
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PRIMERA PARTE
Estudiaremos sucesivamente:
1.º – El origen experimental de esas crónicas acerca del
embrujamiento empezadas cuando publicó sus trabajos el coronel
Alberto de Rochas.
2.º – Las aplicaciones erróneas hechas de tales trabajos, al morir
un ex sacerdote de Lyon, el abate Boullan, por reporteros ávidos de
publicidad.
3.º – Las curiosas consecuencias de esta publicidad y la aparición
de legiones de embrujadores, de contra-embrujadores y de profesores
de embrujamiento.
Como garantía de nuestras indicaciones citaremos siempre su
origen, evitando reproducir sin citación obras especiales,
procedimiento seguido por informadores desaprensivos, pero indigno
de un investigador algo concienzudo.
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II
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se revelaban fenómenos citados por los antiguos magnetizadores y
negados, por regla general, por los médicos que estudian hipnotismo.
Para comprender la importancia de este descubrimiento, se hace
necesaria una breve digresión.
La Escuela de París, cuyo representante más eminente es el doctor
Charcot, enseña que toda persona hipnotizada pasa por tres estados o
fases característicos.
Al principio, el sujeto dormido está sumido en un sueño
profundo; tiene cerrados los ojos, los miembros flácidos, y la
insensibilidad de la piel y de las mucosas es completa. Es la fase
denominada letargia.
Si en tal estado se abre los ojos al paciente y se hace que la luz
vaya a excitar los centros nerviosos, o bien si se produce una violenta
e inesperada excitación en el oído, el paciente conserva la actitud que
se da a sus miembros o a sus órganos, permanece con los ojos abiertos
y la mirada fija, y es un excelente modelo para los escultores, porque
no hay miedo que cambie de posición. Esta es la segunda fase, la
catalepsia.
Una nueva excitación cerebral engendra un nuevo estado, en el
que el paciente toma cierta parte en lo que ocurre en torno suyo, oye a
los que hablan, puede ocuparse en sus habituales quehaceres y se
muestra propicio a las “sugestiones”. Es el estado de los que se
levantan por la noche para reanudar el trabajo que realizan durante el
día, o para pasear por las azoteas, estado que se llama sonambulismo y
tercera y última fase del hipnotismo, según la Escuela de París.
Después del sonambulismo, una sugestión despertaba al paciente,
y con esto se demostraba que só1o había tres fases capitales en el
hipnotismo.
Ahora bien; modificando los procedimientos empleados
habitualmente y volviendo – cuando el paciente se hallaba en estado
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de sonambulismo – a las prácticas de los antiguos magnetizadores, o
los pases, el señor Rochas señaló otros estados hipnóticos a los que
dio el nombre de estados profundos de hipnosis.
El descubrimiento de esos estados hipnóticos profundos es lo que
iba a llevar al autor, como de la mano, al descubrimiento de la
exteriorización de la sensibilidad, origen del embrujamiento científico
concebido por los ocultistas modernos.
* * *
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Justice del 19 de marzo de 1892 se encuentra el artículo titulado: En el
mundo de lo desconocido: Embrujamiento.
Son curiosos estos párrafos de dicho trabajo:
“El 16 de marzo corriente, el coronel Rochas, por medio de un
sujeto, hacía sensible una disolución supersaturada. Cuando su
ayudante echó en esa preparación el cristal que debía solidificar el
líquido, el sujeto, que había cedido su sensibilidad a esa agua, fue
acometido de una tremenda crisis nerviosa, se desmayó y hubo que
medicarle para que recobrase la salud.
“¿De qué modo el cambio de estado del líquido pudo engendrar
semejante perturbación en el paciente? ¡Misterio!
“E1 señor Rochas guardó el líquido sin manipularlo más, y el 18
de marzo, quiso ver si había perdido algo de sus maravillosas
propiedades, algo de la extraña afinidad que poseía con la persona
que, dos días antes, le comunicó algo de su propia vida. Sin que el
paciente lo supiese, hundió en el líquido la hoja de un cuchillo.
“Asistimos entonces a una escena inolvidable. Vimos que el
paciente caía de rodillas como si acabaran de herirle, lanzar un grito
desgarrador y llevar la mano al pecho.
“Ese experimento y otros análogos explican los crímenes de
embrujamiento que en la Edad Media llevaron a tantos individuos a la
hoguera.”
Vemos, pues, que fue el señor Joleaud-Barral quien empleó la
palabra embrujamiento. Veamos ahora como en presencia suya se
renovó el experimento de las figuritas de cera.
“El señor Rochas se dignó realizar en mi presencia aquella
manipulación de la brujería antigua.
“Formó una estatuita de cera encarnada y la sensibilizó por medio
de pases convenientemente ejecutados en una jovencita.
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“Desde aquel momento la existencia del sujeto fue hasta cierto
punto desdoblada y ligada íntimamente a la suerte de la muñeca de
cera.
“En cualquier parte que esta fuera herida, la paciente lo sentía, y
si el señor Rochas clavaba un alfiler en la figurilla, la joven gritaba y
frotaba con la mano la parte que creía lastimada.
“Tales hechos me parecieron tan raros, tan evidentemente
fantásticos, que intentamos explicarlos por medio de una sugestión
que el operador ejercía, voluntariamente o no, sobre el sujeto. Pero no
era así. Un hecho que voy a relatar me sacó de mi error.
“Un experimento impensado: Íbamos a marcharnos. Los invitados
y el sujeto hablaban en la habitación contigua antes de despedirse. Yo
permanecía aun en el salón y examinaba con detención la muñequita
de cera.
“De pronto, sin pensar, oprimí fuertemente la estatuita.
“Resonó un grito en la estancia del lado. Era la paciente que se
quejaba de un dolor violento en la pierna izquierda, que es dónde yo
apreté.
“Sin intención y a distancia, había provocado una sensación de
dolor en la persona embrujada.”
Fue, pues, en marzo de 1892, en presencia del redactor de Justice,
cuando la figura de cera se modeló y se reprodujo el experimento del
embrujamiento.
Pero, ¿en qué condiciones?
Por medio de un sujeto sumido en estado de hipnosis profunda.
Este es un punto en que todos los reportes, que ignoran la forma
operatoria, desdeñaron siempre; y de ahí los errores monstruosos y
grotescos que cometieron y que no cesarán de perpetrar en sus
pretendidos artículos documentados.
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El 27 de mayo de 1892 el señor Rochas publicaba en Le Temps un
estudio acerca de la Exteriorización de la sensibilidad. Recordemos,
sin embargo, que la prueba más importante se realizó en 16 de marzo.
El 2 de agosto de 1892, Justice publicaba un nuevo artículo del
señor Joleaud-Barral relatando una fase distinta de los experimentos.
He aquí un extracto de dicho trabajo:
“Rochas ha intentado transmitir la sensibilidad de un sujeto a una
placa fotográfica.
“Puso una de esas placas en contacto con un sujeto despierto: la
fotografía que se obtuvo no ofrecía ninguna relación con él.
“Otra placa, puesta anteriormente en contacto con un sujeto
dormido y ligeramente exteriorizado, dio una prueba apenas sensible.
“Una tercera placa, que antes de ser colocada en el aparato
fotográfico había sido fuertemente cargada de la sensibilidad del
sujeto dormido, dio una fotografía que presentaba curiosos caracteres:
cuantas veces el operador tocaba su imagen, el sujeto lo sentía. Una
vez tomó un alfiler y araño por dos veces la película de la placa en el
punto que representaba la mano del sujeto.
“Este se desmayó completamente en el mismo instante. Al
despertar pudo verse que presentaba dos manchas encarnadas
correspondientes a los arañazos de la película fotográfica.
“E1 señor de Rochas acababa, pues, de reproducir el
embrujamiento de los antiguos hechiceros.
“Nos limitamos a ser meros y veraces narradores de tan
misteriosos hechos. No se trata de creer o de no creer. Decimos lo que
hemos visto, y nada más.”
El mismo coronel Rochas resumía todos sus trabajos en un escrito
publicado en octubre de 1892 por el Cosmos y reproducido por
Iniciación con ligeras modificaciones. Se titulaba “Embrujamiento”,
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era muy notable y exponía el triple aspecto crítico, histórico y técnico
del asunto.
Al mismo tiempo algunos investigadores emprendían el estudio
experimental de tales hechos, y el doctor Luys, en el hospital de la
Caridad, realizaba numerosos experimentos concernientes a esos
nuevos fenómenos psíquicos.
III
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místicos, a quien J. K. Huysmans presentó bajo el nombre de doctor
Johannes en su obra Lá-Bas.
Aquí empieza el segundo período de nuestro estudio, en el cual
pasaremos del campo experimental al de las hipótesis e invenciones de
los reporteros.
Pero veamos antes quien era el abate Boullan.
Era un discípulo de Vintras, dado a las más impuras prácticas de
la hechicería.
Durante largo tiempo se entregó a sus experimentos y al
apostolado de sus raras concepciones del amor libre.
En 1885, anhelando representar el papel de pontífice y deseoso de
patentizar ante el mundo que era Juan Bautista vuelto a la tierra, el
abate Boullan se decidió a tomar parte activa en el movimiento
espiritualista.
Pero los ocultistas sospecharon algún misterio tenebroso bajo las
doctrinas del Carmelo (así se llamaba la Iglesia de Boullan), y una
asociación de Rosa Cruz tendió un lazo al profeta, quien cayó en el
de lleno.
En el extracto siguiente verá el lector los fines de esos rosacruces,
reunidos en fraternidades secretas:
“Los hermanos de la Rosa Cruz prometieron por su honor
perseguir a los adeptos de la Magia Negra, cuya actitud, así como sus
doctrinas, deshonran la fraternidad universal de la Magia Divina, a la
cual se creen con derecho de pertenecer.
“Ya que tienen la audacia de llamarse nuestros compañeros,
tendremos nosotros la osadía de arrancarles la máscara de virtud que
ostentan y de presentarles en toda su repugnante y verdadera
naturaleza.
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“¡Les hemos condenado al bautismo de la luz! Firmado:
Estanislao de Guaita.”
El 23 de mayo de 1887, los ocultistas, reunidos en tribunal de
honor, pronunciaron la sentencia y condena del doctor Bautista por
unanimidad. Se le comunicó al día siguiente.
¿A qué había sido condenado el abate Boullan?
Al bautismo de la luz, es decir, a descubrir, por medio de pruebas,
la realidad de sus doctrinas y sus obras.
Pero entre la sentencia (mayo de 1887) y la ejecución por la
publicación del libro de Guaita (1891), transcurrieron cuatro años, que
aprovecho el doctor, como se puede comprender.
Iba pregonando por todas partes que preparaban un
embrujamiento contra el que varias veces había fracasado, y el hombre
llego progresivamente a creerse perseguido y a que se acentuarán los
trastornos cerebrales que padecía.
Entonces fue cuando Huysmans, que procuraba investigar en el
dominio de la magia, encontró al buen doctor, que supo engatusar al
novelista, y describió en su libro La-Bas al doctor Johannes
(seudónimo de Boullan), con los más halagüeños colores, diciendo
pestes de los Rosa Cruz, de los cuales el abate sentía la condena
pesar sobre su cabeza.
Para contestar a las acusaciones formuladas contra él, público el
señor Guaita su obra, que impuso silencio al gran pontífice del
Carmelo.
Por fin, a principios de 1893, el terror de la muerte ejerció su
imperio sobre el menguado cerebro del teólogo, y murió acusando a
Estanislao de Guaita de haberle matado por embrujamiento.
A consecuencia de la muerte del abate, empezó una aguda
campaña en un diario de la mañana. Se pretendía que el abate murió
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embrujado y se fundaba la acusación en los recientes experimentos de
Rochas.
Basta leer los trabajos de este investigador para saber que todas
las pruebas se realizaron por medio de sujetos en estado de hipnosis
profunda, y nunca con individuos que no experimentaran jamás el
sueño hipnótico, en cuyo caso se hallaba el famoso doctor Johannes.
Un estudiante que durante tres meses se hubiese ocupado
solamente de tal materia, se habría dado cuenta de la casi
imposibilidad del embrujamiento.
IV
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Los Profesionales del Embrujamiento
Embrujamiento de amor
………..…..
25
“A veces se reemplaza la figurita de cera por un sapo; pero las
ceremonias imprecatorias son las mismas. Otra práctica quiere que el
sapo sea atado con cabellos de la víctima, y después de haber escupido
sobre él, se le entierra bajo el umbral de la casa del embrujado, o en
otro sitio que tenga que frecuentar todos los días.”
En un libro impreso en 1610, titulado El segundo día de los
caniculares, se lee la historia de una buena mujer que había sido
amenazada por una bruja: “Pocos días después, la infeliz sintió agudos
dolores en el vientre; le parecía que se lo atravesaban de parte a parte,
y gemía lastimosamente y sus quejas alarmaban a los vecinos. Como
algunos acudieron para consolarla, uno de ellos dijo que estaba
embrujada e hizo cavar junto a la puerta. Se encontró una figurita de
un palmo, atravesada por una aguja de acero. Cogieron la figurita, la
quemaron y la paciente recobro la salud.”
Eduardo Dubus escribe en Le Figaro, de 29 de enero de 1893, que
en la América del Sur se entierra igualmente el sapo que sirve de volt
en el umbral de la casa del embrujado. Este muere ahogado, como si
el aire se solidificara en torno suyo y le oprimiera como oprime la
tierra al desdichado animal.
La Buena Bruja
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Llamáis, y en seguida múltiples ladridos y maullidos indican que
la casa está bien guardada. En efecto, apenas abierta la puerta, se ve
un gran número de perros y gatos de toda especie y colores, que
saltan, corren, gritan y alborotan, en tanto que la dueña procura
apaciguarlos. Todos son huérfanos, o heridos o mutilados, recogidos
por el ama de la casa y cuidados a cuerpo de rey.
Nos encontramos en presencia de un ejemplar único. Se trata de
una verdadera iniciada en la magia rural, que emplea las hierbas y que
opera según las fases de la luna o los días del año y marcha del sol.
¿No vale todo eso una caminata hasta Montmartre?
La “Tía de los Gatos” es una mujer alta, de aspecto majestuoso,
de perfil romano, pero atenuado por una profunda expresión de
bondad. Tiene el pelo blanco y pegado a las sienes.
Oficialmente la maga se dedica a la cartomancia, y Dios sabe los
buenos consejos que las cartas, con auxilio de la intuición de la
adivina, dieron a los que acuden en busca de esperanza, mediante dos
o tres francos. Como se ve, el precio es módico, y se emplea, casi por
entero, en limosnas para los pobres o en comida para los animales. No
ofrezcáis nunca a la “Tía de los Gatos” ningún dinero para realizar un
embrujamiento, porque os despediría a cajas destempladas.
Pero si, por lo contrario, os creéis embrujados y acudís a pedir un
remedio para vuestro mal; si exponéis vuestro estado a la maga, veréis
que su mirada brilla. ¿Se trata de curar a un enfermo? ¡Perfectamente!
Os hace entrar en su gabinete de consultas, que es una habitación
reducida, con varias sillas, un sofá a la derecha y una mesa de nogal
en el centro En las paredes hay algunos signos mágicos y el cuadro de
las “consultas de cartomancia”, cuyo precio oscila entre 50 céntimos y
3 francos. En la mesa hay juegos de naipes de todas dimensiones.
Una vez sentado, veis que los ojos profundos de la maga os miran
con fijeza. Una voz grave y penetrante os interroga,
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― ¿En qué mes nació usted, caballero?
― En diciembre.
― Bien; diciembre. ¿Qué día?
― El veinte.
― Veinte de diciembre: Capricornio. Cara nocturna de Saturno.
Esta usted aquejado de profundos accesos de tristeza; se descorazona
usted ante cualquier obstáculo, y eso produce su actual tristeza.
Desconfíe de las rodillas. Está sujeto a enfermedades secas
― En efecto; a veces me duelen las rodillas.
― Claro, como que nació usted bajo Capricornio. ¿Pero teme
usted un embrujamiento?
― Si, señora.
― Venga conmigo.
Y, levantándose, la maga se dirige al saloncito de espera. Toma
una llave y saca misteriosamente de una alacena bocales y redomas de
todos tamaños. Son las hierbas, las hierbas de San Juan; porque todos
los años, en junio, la maga pasa muchas noches en los alrededores de
Paris en busca de sus hierbas. Durante los días de aquellas noches
prepara las hierbas recogidas horas antes. ¿No os dije que era digno de
estudio esa muestra de la Edad Media que vive en nuestros días?
― Tome usted estas hierbas – dice alargando al visitante unas
briznas secas extraídas de uno de los bocales – y llévelas siempre
consigo. Además, dirá, usted mañana y tarde la oración de San
Cipriano,1 que es muy eficaz. Desde ahora nadie podrá, nada contra
usted.
1
La verdadera oración de San Cipriano se halla en el Enchiridión Leonis Papae, publicado
por el Mago Bruno.
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Como se ve, el remedio es sencillo, y casi siempre los efectos de
la oración, reforzados por la acción fluídica de las hierbas
magnetizadas, produce excelente efecto.
Y el visitante, antes acongojado, regresa de Montmartre lleno de
esperanza, confiando más en sí mismo y desembrujado.
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― Está usted dominada por el afán de una venganza que le
producirá muchas penas, muchas más de las que ahora padece, mi
señora.
― ¿Qué me aconseja, pues, que haga?
― ¿Cree usted en Dios?
― Sí, ciertamente. ¿Como no creer en Él?
― Pues entonces vaya todos los días a la iglesia más próxima a su
casa y rece usted fervorosamente por el que tanto daño le ha hecho;
rece para que cambie su carácter y le devuelva su afecto. Esto es lo
único, señora, que puedo aconsejarle; pues así las fuerzas divinas
evocadas sabrán discernir la verdad.
― No puedo yo rogar por ese hombre.
― Así no será jamás dichosa y toda la culpa la tendrá usted.
Consulte a “brujos” de profesión. Se burlarán de usted y explotarán su
credulidad.
― Quizá tenga usted razón. Procuraré seguir sus consejos.
¿Cuanto le debo, doctor?
― La medicina, señora, me permite vivir con holgura, y jamás se
me ocurrirá explotar los consejos que mi conocimiento de las ciencias
ocultas me permite dar. Nada me debe usted, y crea que celebraré que
la oración le evite una acción villana que, no por ser únicamente
mental, es menos peligrosa. ¡Hasta la vista y buena suerte, señora!
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SEGUNDA PARTE
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La característica del embrujamiento es sembrar en torno de seres
dichosos las desdichas terrestres por medio del odio concentrado y
dirigido por corrientes astrales.
Sin embargo, las acciones ocultas de las brujas pierden toda su
fuerza maléfica cuando recaen sobre una persona bondadosa, justa y
caritativa.
Aquel que es bueno y que solo de cuando en cuando se entrega a
los accesos de egoísmo compatibles con la vida humana normal, aquel
que tiene confianza en los invisibles y en su auxilio constante, poco
tiene que temer de los brujos ni de sus mágicas artes.
Pero hay cerebros menguados, pecadores ciegos, reencarnados
desdichados, gentes que muchas veces pensaron dañar a sus vecinos, y
que si no lo hicieron fue por falta de medios. Todos esos abrieron las
exclusas del odio y pueden ser objeto de acciones nocivas ocultas.
Como los tribunales, ilustrados por los médicos que poseen la
ciencia oficial, declaran que todo esto cae dentro de los límites de la
demencia, y como casi siempre la mujer sujeto o la mujer médium que
percibe las influencias ocultas es considerada loca, los hechiceros
campan por sus respetos y pueden ejercer su ciencia maldita con la
seguridad de un bandido que tiene un refugio seguro que jamás podrá
descubrir la guardia civil.
Creemos, pues, útil estudiar detalladamente el medio de
precaverse contra el embrujamiento. Este medio comprende tres
etapas:
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II
Higiene Mental
2
El mejor tratado de higiene mental es la obra titulada Las Fuerzas del Espíritu, del Dr.
Eduardo Feuchtersleben.
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III
La Oración
La Caridad
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La oración carece de fuerza si no va acompañada de un acto que
vivifique el corazón y que debamos cumplir venciendo nuestro
egoísmo. Si sois pobres, id a consolar a los que están desesperados,
enfermos, presos, sumidos en el vicio; ofreced parte de vuestro tiempo
– única riqueza de que podéis disponer – a los demás. Si disponéis de
dinero, buscad a los desdichados, huyendo de los profesionales de la
mendicidad, que son larvas humanas; salvad a algunas familias
miserables pagando los alquileres atrasados o dando de comer a los
que lo necesiten y que carecen de lo más indispensable.
Hay que hacer esto personalmente, y no por intermediarios, pues
de lo contrario perderéis gran parte de las fuerzas espirituales que
obrando bien se adquieren.
El Perdón
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IV
El Carbón
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Bastará, pues, ya que estas malas acciones se realizan casi
siempre de noche, colocar tres o cuatro pedazos de carbón en un plato
junto a la cama y arrojarlos a la basura al día siguiente para neutralizar
los efectos de los brujos.
Es este un procedimiento de defensa muy sencillo y que siempre
nos ha dado excelentes resultados.
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del demonio y de los malos espíritus. La obra contiene numerosos
grabados de pentáculos y talismanes.
Clavículas de Salomón
El Libro Negro
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hechizo del mal de ojo, o de la mirada venenosa, y otros varios
secretos de Brujería y Magia, todos muy interesantes.
Contiene, además, el verdadero sistema de fabricar la Varita
Adivinatoria, por medio de la cual se consigue descubrir las aguas
subterráneas, los metales y los tesoros que se hallan bajo tierra o
tapiados.
En el Libro Negro se halla, asimismo, el tratado de Astrología
más claro y sencillo de cuantos se han publicado en español. En ella se
estudian las influencias que ejercen los planetas en el aspecto físico,
de manera que, examinando la fisonomía de una persona, conocemos
al momento cuáles son sus gustos, sus debilidades, su carácter, etc. Es
muy curiosa, además, la influencia de la Luna en la menstruación. La
lectora que consulte la Tabla lunar para uso de las mujeres en
determinados días del mes, quedara sorprendida al ver cómo le
anuncia los sucesos que han de acontecerle dentro de brevísimo
tiempo.
Un magnífico volumen encuadernado, esmeradamente impreso en
papel gris e ilustrado profusamente con grabados antiguos.
Magia Magnética
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la Magia, origen de todas las ramas del Ocultismo moderno
(Telepatía, Telebulia, Espiritismo, Metapsíquica, etc.).
Nos habla luego de los Espejos Mágicos y nos demuestra como
cuantas maravillas que de ellos se cuentan no son vanas fantasías de
nuestros antepasados, sino realidades ciertísimas, puesto que él,
personalmente, ha podido comprobar los sorprendentes fenómenos
que con dichos espejos se obtienen. Y para desvanecer toda clase de
dudas nos da a conocer el medio de fabricarlos uno mismo.
En otro capítulo, que titula Cómo se realiza una Resurrección,
expone este doctor el caso verdaderamente inverosímil de resucitar a
una persona recientemente fallecida. Este fenómeno puede realizarse
en determinadas condiciones. “Estamos tan seguros de ellos – dice el
doctor Bauer –, que no dudamos en afirmar que la magia magnética es
capaz de volver a la vida a muchos seres que se dan por muertos,
siempre que se actúe durante las primeras horas que siguen a la
agonía.” Y en esta obra se revela el secreto para realizar la
resurrección, fenómeno real, aunque tiene todas las apariencias de un
verdadero milagro.
Son asimismo interesantísimos los capítulos dedicados al Éxtasis
Sonambúlico y al Éxtasis Profético, y han de llamar la atención no
sólo de los profanos sino de los doctos en la materia.
3
Los Carmelitas la fabrican en su convento de Tarragona (España).
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Las Puntas
Los vegetales
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caso de defensa necesaria, para utilizar a los animales inferiores,
después de pedir permiso por medio de la oración.
J. J. Jacob, aconseja que en verano se pasee por los caminos
arrancando algunas hojas de las plantas que crecen junto a la vía.
Se puede también, todos los días a igual hora, imponer las manos
a una planta y se verá, a pesar de todos los cuidados de que se la
rodee, que la planta se agosta poco a poco y muere.
No aconsejamos el empleo de los animales para la defensa como
lo hacían los antiguos egipcios: sacrificándolos. Esa práctica expone a
grandes responsabilidades espirituales.
Ese desprendimiento magnético sobre los vegetales es muy eficaz
en el caso en que el hechicero ha hecho una figurilla o volt del
embrujado, o si utilizó animales para emponzoñar el astral de su
enemigo.
La fotografía
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Desmagnetización del embrujado
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Las Transmisiones
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V
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las fuerzas divinas. Establecen un lazo entre lo divino y lo humano, y
prestan grandes servicios en la defensa contra los ataques astrales.
Todas las medallas religiosas son eficaces. Recomendamos
especialmente las de la Virgen Santa, las de Santa Filomena y las de
San Benito. Todas las medallas deben ser consagradas especialmente
para la persona que las emplea en su nombre patronímico. Damos la
reproducción de una medalla comunicada en visión astral a Eliphas
Levi y sacada de su libro de notas que obra en nuestro poder.
Tiene gran influencia y debe llevarla la persona embrujada o la
que teme estarlo. Si se trata de una persona que no sea cristiana, hay
que recurrir a los pentáculos que se refieren a la religión nativa de
dicha persona.
Para los hebreos son necesarios los pentáculos derivados del libro
de los Salmos y de la Kábala. Esas figuras arrancadas de la “Magia
Divina” son útiles a todos, y damos adjuntas dos reproducciones de
dichos pentáculos, sacados de un manuscrito de los más raros y
todavía inédito.
Este talismán debe dibujarse sobre pergamino virgen. En el
anverso se trazara con tinta aurea y el reverso con tinta celeste. La
fórmula de estas tintas se halla en el Enchiridión Leonis Papae,
edición del Mago Bruno.
Tales son los procedimientos que recomendamos con eficacia.
También existen ciertas prácticas teúrgicas para combatir el
embrujamiento.
Hemos tenido ocasión de estudiar los procedimientos de uno de
esos prácticos y podemos asegurar que, merced a ellos, hemos
obtenido resultados notables.
Dejad que los profanos se rían y burlen de esas cuestiones. Sus
negocios les llevan a la ruina, sus hijos padecen enfermedades
misteriosas, que ningún médico es capaz de curar, y esos desdichados
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tienen cerrados los ojos y se mofan de lo que ignoran. Se puede decir
de ellos: “Perdónalos, Padre mío, que no saben lo que hacen.”
Daremos, pues, a título de documentos tradicionales algunas
fórmulas y prácticas usadas por la gente del campo. Pero queremos
repetir una vez más que todas esas prácticas y fórmulas no son más
eficaces que la oración y los actos que la avaloran. Nada prevalece
contra el 11amamiento a las influencias del Plano Divino.
51
San Jerónimo dice que sirve para obtener gran número de gracias
del Señor. Es conveniente para obtener respuesta en sueños; se le
recita tres veces al acostarse el sábado por la noche; y nombrando
cada vez su inteligencia y grabando sus caracteres sobre una hoja de
hiedra y poniéndola debajo de la almohada y haciendo vuestra
pregunta obtendréis ciertamente respuesta.
ORACIÓN
ORACIÓN
Verbo que habéis sido hecho carne, que fuisteis atado a la cruz,
que estáis sentado a la diestra de Dios Padre, os conjuro, por vuestro
Santo Nombre que al ser pronunciado hace doblar todas las rodillas en
el cielo y en la tierra y en el infierno, que realicéis los votos de los que
ponen su fe y su creencia en Vos, que os dignéis proteger y reservar a
esta criatura (aquí el nombre) por vuestro Nombre Santo, por los
méritos de la Santísima Virgen, vuestra Madre, por las oraciones de
todos los Santos; que la libréis de todo ataque y maleficio de parte de
los demonios y de los espíritus malignos, Vos que vivís con Dios
Padre, en la unidad del Espíritu Santo. Amén. Amén. Amén.
He aquí la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, de la que depende
nuestra salvación, nuestra vida, nuestra resurrección espiritual, la
confusión de todos los demonios y espíritus malignos. Huid, pues;
desapareced de aquí, demonios, enemigos jurados de los hombres.
Pues yo os conjuro a vosotros, bestias infernales, espíritus malignos,
quienesquiera que seáis, presentes o ausentes, bajo cualquier pretexto
que seáis llamados, invitados, conjurados o enviados voluntariamente
53
o por fuerza, por amenaza o por artificio de hombres o mujeres
malvados para habitar o permanecer; yo os conjuro, pues, a que, por
tenaces que seáis, abandonéis a esta criatura, por el Gran Dios
viviente, por el Dios verdadero, por el Dios santo, por Dios
Padre, por Dios Hijo, por Dios Espíritu Santo; principalmente por
El que fue inmolado en Isaac, que fue vendido en José, que
siendo hombre fue crucificado, que fue inmolado como un cordero,
por la sangre de quien San Miguel combatiendo contra vosotros os
ha vencido, os ha hecho huir; yo os prohíbo de parte suya, por su
autoridad, bajo cualquier pretexto que sea, que hagáis daño alguno a
esta criatura (dígase el nombre), ni en su cuerpo ni fuera de ella por
visión, ni espanto, ni horror, de día o de noche, en el sueño y en la
vigilia, tanto si come como si reza, tanto si piensa como si trabaja. Si
os rebeláis contra mi voluntad lanzaré sobre vosotros todas las
maldiciones y excomuniones, y os condeno, de parte de la muy Santa
Trinidad, a ir al estanque de fuego y azufre, adonde os llevará el
bienaventurado San Miguel. Si se os invocó por medio de un
imperioso mandato, bien rindiéndoos culto de incienso y adoraciones,
bien que se os haya echado algún conjuro por palabras o por magia en
las hierbas, en las piedras o en el aire ; tanto si eso se hizo natural o
misteriosamente, como si esas cosas son temporales o espirituales; ya
se hayan servido de objetos sagrados, ya de nombres; ya se emplearán
caracteres secretos o se haya examinado el tiempo en sus divisiones, o
se hubiese hecho algún pacto con vosotros por medio de un juramento
solemne.
Rompo, destruyo y anulo todas estas cosas por el poder de Dios
Padre, por la sabiduría del Hijo Redentor de todos los hombres,
por la bondad del Espíritu Santo; en una palabra, por El que
cumplió la ley por completo, que era y será siempre Omnipotente.
Agios, Ischyros, Athanatos, Soter, Tetragrámmaton,
Jehova, Alfa y Omega; en una palabra, que todo el poder infernal
54
sea ahuyentado y destruido haciendo sobre esta criatura (dígase el
nombre) la señal de la Cruz en la que Jesucristo murió, y por la
intercesión de la bienaventurada Virgen María, de los ángeles,
arcángeles, patriarcas, profetas, apóstoles, mártires, vírgenes y
confesores, y de todos los santos que disfrutan de la presencia de Dios
como también de las santas almas que viven en la Iglesia de Dios.
Rendid vuestro homenaje al Dios Todopoderoso y que lleguen hasta
su trono como el humo de este pez de los abismos, que fue quemado
por orden del arcángel Rafael; desapareced delante de la casta Sara.
Que todas estas bendiciones os echen y no os permitan acercaros a
esta criatura (dígase el nombre) que tiene el honor de llevar en la
frente el signo de la santa Cruz: porque el mandato que formulo no
es mío, sino de Aquél que fue enviado del seno del Padre Eterno a fin
de aniquilar y destruir vuestros maleficios, lo que hizo sufriendo la
muerte en el árbol de la cruz. Por el poder que tenemos de Jesucristo,
y en su nombre desapareced ante la Cruz. He aquí la cruz del Señor;
huid, poderosos enemigos, el león de la tribu de Judá, vencido;
raza de David, aleluya; así sea, fiat, fiat, fiat. Jesús de Nazareth, Rey
de los Judíos; preservadnos de todo mal. Así sea.
Jesucristo vence.
Jesucristo reina.
Jesucristo manda.
Dios mío, purificad mi corazón y borrad todos mis pecados;
Jesús, María y José, socorredme y libradme en nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
55
Esta bendición fue revelada a Moisés en el desierto; fue la última
bendición de Jesucristo a sus discípulos antes de subir al cielo; fue
renovada por Jesucristo a San Francisco de Asís en el monte Alverne;
a su vez el Santo la dio al hermano León para librarle de una
tentación; pero la esparció plenamente en el capítulo de Aries, cuando
apareció con los brazos en cruz, bendiciendo a los hermanos, y
especialmente a San Antonio que les predicaba la cruz. Es de gran
eficacia en ocasiones dolorosas cuando se la pronuncia con fervor.
Santísima Cruz, Agios, Ischiros, Athanatos, Jehovám,
Alpha y Omega, Tetragrámmaton: que el señor os bendiga y os
guarde, que os muestre su faz y tenga compasión de vosotros; que
vuelva hacia vosotros la cara y os de la paz. N. (nombre, edad,
domicilio), que el Señor os bendiga y os conceda (aquí precisad
vuestra petición). Así sea.
ORACIÓN
ORACIÓN
56
Para ahuyentar de una habitación todo mal
Espíritu o para impedir todo ruido sospechoso
ORACIÓN
Crux Sancti patris Benedicti, Crux Sacra sit Mihi Lux Non Draco
sit Mihi Dux vade retro Satana Numquam suade Mihi vana sunt mala
quae Libas ipse cenenan bibas per Cristum Dominum Nostrum.
Amén. Amén. Amén.
CÁNTICO DE MOISÉS
57
Contra todas las maquinaciones ocultas y las venganzas secretas
ORACIÓN
ORACIÓN
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.
Hel, Elohim, Sother, Emmanuel, Sabaoth, Agla,
Tetragrámmaton, Agios, Otheos, Ischyros, Athanatos,
Jehová, Ja, Adonay, Saday, Omuzios, Mesías,
Esercheye, increado es el Espíritu, Jesús, Cristo vencedor,
Jesucristo vence, Jesucristo reina, Jesucristo manda. Si por sus
sugestiones o por obra alguna del demonio os ha ligado o tentado de
relacionaros a vos (dígase el nombre del hechizado), que por su
misericordia os libre de todo espíritu inmundo. Jesucristo, hijo de Dios
vivo, que descendió del cielo y se hizo carne en el seno de María
Virgen para salvar al género humano y rechazar lejos de Vos al
demonio y todo espíritu maligno hasta lo más profundo de los abismos
inferiores. He aquí la cruz. El es e1 vencedor de la tribu de Judá y
descendiente de la raza de David. Aleluya. Aleluya. Aleluya.
59
RESUMEN
* * *
Para librarse de todas las malas artes del hechicero, sin recurrir a
fórmulas mágicas, recomendamos la lectura de una obra de un alto
valor espiritual: El Poder de la Fe, de Ricardo Plank. En este libro
hallaréis los medios más eficaces para combatir todas las formas de
embrujamiento y curar todas las enfermedades mediante la Oración.
60
TERCERA PARTE
62
hecha por Montenet en el periódico “La Patrie”, del 26 de marzo de
1883. Copiamos textualmente:
“Vamos hoy a someter a los lectores de esta publicación, una
serie de hechos tan singulares, tan increíbles, tan faltos de admisión
para las personas que, como todos nosotros, quien más, quien menos,
estamos penetrados de las enseñanzas de la escéptica filosofía del
siglo XVIII, que es necesaria toda la evidencia producida por un
contradictorio debate judicial – donde pasan de veinte los testigos que
depusieron con unanimidad de apreciaciones respecto de los hechos
por que fueron preguntados – para que nos atrevamos a afrontar el
cometido de narrador de sucesos ocurridos en pleno siglo XIX, que
trasladan la imaginación a las épocas de cuatrocientos años atrás.
Probarán que la ciencia y filosofía modernas que han negado de un
modo absoluto los hechos de la magia y de la brujería, han negado sin
razón, y, en cambio, se prueba que los espíritus sencillos, las buenas
gentes que creen en lo que vieron aunque se haya declarado absurdo
los que testimoniaron, son los únicos que vieron bien y que están en lo
positivo.”
Véase el relato de los hechos ocurridos en el año 1850, en
Normandía, en el pueblo de Cideville, tal cual resultan de un
voluminoso proceso existente en la escribanía del juzgado de Yerville:
“En los primeros días del mes de marzo de 1840, M. Tinel, Cura
Párroco de Cideville, al visitar a uno de sus feligreses, que estaba
enfermo, halló a un individuo llamado G..., quién desde larga fecha
gozaba en el pueblo reputación de curandero y de brujo. El sacerdote
dio a G..., una fuerte reprimenda e hizo que se le despidiera de la casa.
Por su parte, la justicia echó mano al curandero, a quien hubo de
condenar a uno o dos años de prisión.
G... juró vengarse del cura, a quién con razón o sin ella, atribuía
su encuentro con los jueces, y eligió, para que ejecutase su venganza,
al pastor Thorel, discípulo y amigo suyo.
63
En el presbiterio de Cideville vivían como internos dos chicos, el
uno de doce años, llamado Gustavo Lemoniers, y el otro, Clemente
Anuel, de catorce. La educación de estos niños significaba para el
sacerdote una agradable ocupación, al propio tiempo que un ingreso
no despreciable en el concepto pecuniario. Según opinión general de
los deponentes, fue uno de los dos chicos la víctima escogida por el
brujo.
Un día de mercado, Gustavo se encontró con el pastor, y a las
pocas horas comenzaron los fenómenos. En el momento de regresar el
niño a su casa, algo así como una tromba cayó sobre el presbiterio, y
al cerrar la borrasca comienzan a oírse sin cesar por todo el edificio
formidables martillazos que parecen lo bastante poderosos para
derribar los muros. Los golpes adquieren tal intensidad, que llegan a
ser perceptibles a la distancia de dos kilómetros, y una gran parte de
los moradores de Cideville, ciento cincuenta personas, según se dice,
van al presbiterio, lo rodean por espacio de largas horas y exploran en
todos sentidos, sin poder descubrir la causa de aquel estrépito.
Mientras que los misteriosos ruidos prosiguen su incesante
escándalo, reproduciendo cadenciosamente el ritmo de todos los aires
que se les pide, los cristales de las ventanas se rompen en todos
sentidos, los objetos se mueven, las mesas se vuelcan, las sillas corren;
los cuchillos, los cepillos, los breviarios vuelan por un balcón y
penetran de nuevo por el opuesto; las palas y las tenazas de la cocina
se levantan y avanzan hacia el centro del cuarto; los martillos salen
disparados por el aire; enormes pupitres entrechocan y se rompen; por
cierto que uno cargado de libros llegó horizontalmente con violencia
hasta uno de los testigos, y frente a él, sin que nadie le tocara,
burlando todas las leyes de la gravitación, cayó perpendicularmente a
sus pies.
Otro testigo, propietario, a catorce leguas de distancia, fue de
improviso a Cideville y se instaló en la habitación de los dos
64
muchachos. Interroga al misterioso ruido y hace que, obediente, se
produzca en todos los ángulos del departamento; acuerda con él las
condiciones de un diálogo: un golpe, por ejemplo, querrá decir si, y
dos golpes, no; luego, por el número de golpes se designaran las letras
del alfabeto, etc. Convenido el modo, el testigo hace que el ruido
marque las letras componentes de su nombre y apellido, el nombre de
los chicos, su edad, por años, meses y días, el nombre del lugar, etc., y
todo se cumple con exactitud maravillosa.
Un sacerdote, el vicario de Saint-Roch, nombrado L..., que
casualmente se hallaba en Ivetot, se traslada a Cideville e interroga a
los misteriosos golpes. Díjosele su edad y apellidos de su madre y de
su padre, pero habíalos olvidado o quizá nunca lo supo. No obstante,
toma nota de lo que se le indica, y al regresar a Paris va a la Alcaldía y
consulta los registros del estado civil y halla en las revelaciones una
exacta conformidad con las que le hicieron en Cideville.
Respecto del estado del niño, objeto de la obsesión, diremos que
ofrece síntomas extremadamente notables; hay una invasión completa
del sistema nervioso; un peso insólito oprime sus hombros y sofoca su
pecho. Además, ve siempre tras de sí la sombra de un hombre de
blusa, que no conoce, hasta el momento en que se le puso delante de
Thorel, en cuyo acto se desvaneció y dijo:
― ¡Ese es el hombre!
Cierto día, acometió a dicho joven una alucinación. Ve una mano
negra que desciende por la chimenea, y exclama que le ha dado un
bofetón, y lo cierto es que se le hinchó la mejilla.
Una noche, el cura de Cideville y algunos compañeros de
profesión conferenciaron para buscar el modo más oportuno de
desposesionar al chiquillo. Uno de los sacerdotes recordó haber leído
en un viejo libraco de magia el temor que los espíritus tienen a las
puntas de hierro. Aún a riesgo de caer en prácticas supersticiosas, los
eclesiásticos se armaron de pinchos y se pusieron a dar estocadas en el
65
vacío dondequiera que los ruidos parecían manifestarse. Al cabo de
cierto tiempo, un golpe de punta mas diestro parece dar en un sitio de
dónde sale una llama seguida de tan espesa humareda, que, para no
asfixiarse, hubo que abrir todos los balcones. Se vuelve al ataque, y un
gemido profundo se escucha, seguido de gritos inarticulados, entre los
cuales se percibe claramente la palabra: ¡Perdón!
¡Perdón! – Responden los curas. – Te perdonamos, si, y pedimos
a Dios que te perdone, a condición de que tú, en persona, vengas a
pedirlo a este niño.
― ¿Nos perdonáis a todos?
― ¿Pero qué? ¿Sóis varios, por lo visto?
― Somos cinco, incluyendo al pastor.
― A todos os perdonamos.
Entonces se restableció la calma en el presbiterio.
A la tarde del siguiente día, alguien llama a la puerta de la
religiosa vivienda. Abren, y aparece Thorel. Su actitud es humilde, su
modo de expresarse cortado, y procura ocultar con el sombrero las
sangrientas huellas de las heridas que le cubren el rostro. El niño se
fija en el recién venido, y dice:
― Es el hombre que me persigue hace quince días.
― ¿Que buscáis aquí, Thorel? – Le pregunta el párroco.
― Vengo... vengo de parte de mi maestro a buscar el organillo
que usted tiene.
― No, Thorel, no; usted no ha recibido tal encargo; no es eso a lo
que usted ha venido. Pero ahora que me fijo, ¿qué heridas son esas y
quien se las ha hecho a usted?
― No me lo pregunte usted, señor cura; no puedo decírselo.
66
― Dígame lo que usted pretende. Séame franco y confiese que
viene a pedir perdón a este niño. Hágalo usted así; póngase de rodillas.
― Pues bien, sí; pido perdón – dijo Thorel cayendo de hinojos; y
en esta postura se arrastra y procura coger al niño por la blusa.
Consíguelo, y todos los presentes comprueban que en el acto, las
torturas del chico y los ruidos misteriosos recomienzan con intensidad
en el presbiterio de Cideville.
El señor cura obliga a Thorel a ir a la Alcaldía. Allí se reúnen, y
entonces, ante los testigos, y sin que nadie se lo indique, Thorel se
arrodilla y por tres veces vuelve a pedir perdón.
― ¿Por que pide usted perdón? ¡Explíquese!
Thorel continúa suplicando, pero a la vez procura, lo propio que
en la escena del presbiterio, arrastrándose sobre las rodillas, tocar al
sacerdote del modo que había tocado al niño.
― ¡No me toque usted! – Exclama el cura. – ¡No me toque usted,
si no quiere que le pegue!
Vana resulta la advertencia. Thorel continúa aproximándose,
hasta que el cura, viéndose acorralado, se ve en la precisión de darle
tres bastonazos en la espalda.
Estos tres golpes precisamente son los que originaron el proceso
en que intervino el juez de paz de Yerville, y todos los hechos que
venimos indicando, han sido comprobados hasta en sus menores
detalles por numerosos testigos que jamás rectificaron sus
declaraciones. El juez de paz de Yerville, después de oír las
declaraciones y a las partes en sus respectivas circunstancias de
derecho, el 5 de febrero de 1851 dictó sentencia, por la cual se
desestima la demanda de Thorel reclamando la indemnización de
1.200 francos por los golpes recibidos, y se le condena en costas.”
Tal fue el fin jurídico de este asunto. En cuanto al hecho esencial,
observamos que estos fenómenos y otros semejantes producidos sin
67
interrupción desde el 26 de noviembre de 1850 hasta el 15 de febrero
de 1851, no cesaron hasta que, por orden del arzobispo de Rouen, los
dos niños fueron alejados del presbiterio de Cideville y confiados a
otro cura, que continuó su educación en el propio Rouen.
“Cuando el aire está comprimido por una aglomeración eléctrica y
se extrae la electricidad por medio de una punta metálica, produce una
chispa muy viva seguida de aparente y compacta humareda. Basta
para ello que la punta haya cortado un nudo de luz astral coagulada
por una larva.” (Histoire de la Magie – Eliphas Levi).
Este es el fenómeno que se produjo en el precedente relato.
El instrumento de los embrujamientos es el agente mágico, o sea,
hablando en términos más circunscritos, la potencia magnética
dirigida por una voluntad malsana.
Lo que los brujos buscaban, sobre todo en sus evocaciones al
espíritu impuro, era esa misma potencia, que constituye el patrimonio
del verdadero adepto y que pretendían arrebatar para satisfacer
infames impulsos.
La locura de los brujos, siendo como es una perversa locura, uno
de sus objetos, el principal, se encamina a la práctica de los
embrujamientos y de deletéreas influencias.
El Embrujamiento y la Ciencia
Tales relatos atraen las miradas del investigador hacia las antiguas
maneras de proceder del embrujamiento, procedimientos que se han
tenido por fabulosos y desaparecidos para siempre del campo de la
historia de las ciencias.
68
Pero las experiencias obstinadamente proseguidas desde 1891 por
el coronel A. de Rochas, respecto a la exteriorización de la
sensibilidad en los estados profundos de la hipnosis, nuevamente han
venido a comprobar la posibilidad de esos extraños fenómenos que
pertenecen al dominio de la Magia.
Para proceder con orden, daremos a conocer la primera
experiencia característica, publicada por el propio autor del
descubrimiento, señor A. de Rochas:
“La mayoría de los sujetos, cuando se hiperestesian sus ojos
mediante determinadas maniobras, ven como se escapan del cuerpo de
los animales, de las plantas, de las cristalizaciones y de los imanes,
ciertos resplandores que pudieran tener relación directa con estas
irradiaciones. Esto es lo que ha sido comprobado por primera vez hace
cincuenta años, en las numerosas experiencias de un sabio químico de
Austria, el barón de Richembach.
“En el hombre, dichos efluvios se escapan por los ojos, las
narices, los oídos y la extremidad de los dedos, mientras que el resto
del organismo se muestra recubierto nada más que de una capa
semejante a un aterciopelado luminoso. Cuando se exterioriza la
sensibilidad del sujeto, el vidente distingue como esa capa luminosa se
aleja de la piel y se sitúa en el aire, precisamente en los puntos en
dónde se puede comprobar directamente la existencia de la
sensibilidad del exteriorizado por medio de las palpaciones o de las
punzadas.
“Continuando los procedimientos que determinan la
exteriorización, he visto, con la ayuda de diversos medios, que se
forma sucesivamente una serie de capas sensibles muy estrechas,
concéntricas y separadas por zonas de insensibilidad, hasta el límite de
varios metros de distancia del exteriorizado. Esas capas distan unas de
otras cinco o seis centímetros, y la primera sólo dista de la piel uno o
dos centímetros, quedando esta insensible.
69
Conforme con la teoría de las ondas, que hoy sirve para explicar
las propiedades y la manera de propagarse de la luz, del sonido y hasta
de la electricidad, puede admitirse que estas capas sensibles y estas
zonas insensibles son debidas a las interferencias de las ondas que
determinan grados máximos y mínimos. Sentado lo que antecede, era
justo inquirir si las ondas de velocidades o de direcciones diferentes,
necesarias para ocasionar tales interferencias, eran debidas a dos
grandes movimientos rítmicos del cuerpo humano: los latidos del
corazón y la respiración.
“De tal modo fui a ensayar si esas ondas, a las cuales daré,
siguiendo a Richembach, el nombre de od, gozan de la propiedad de
reflejarse y de refractarse, como sucede con todas las que se estudian
en la Física.
“Valiéndome de un prisma de yeso de treinta centímetros de lado,
verifiqué numerosas experiencias variando su disposición; pero he
visto que el fenómeno principal se complicaba con la presencia de
otros accesorios, y todo lo que creo poder decir en conclusión de mis
observaciones, es que el prisma de yeso deja pasar las ondas
desviándolas conforme a una ley que aún no pude descubrir.
“Lo que sí considero claramente establecido, es que los líquidos
en general, no solamente detienen el od, sino que, además, le
disuelven, es decir, que haciendo pasar, por ejemplo, por un vaso lleno
de agua una de las capas sensibles más próximas al cuerpo, producen
una sombra sódica, y las capas siguientes desaparecen detrás del vaso
hasta llegar a determinada distancia. Además, el agua se hace
enteramente sensible y también emite, al cabo de cierto tiempo (es
probable que suceda cuando está saturada), vapores sensibles que se
elevan verticalmente sobre la superficie del líquido. Por último, si se
aleja el vaso, continúa sensibilizada el agua que contiene hasta que
llegue a un límite de alejamiento, pasado el cual parece romperse el
70
enlace que la une con el cuerpo del exteriorizado, después de irse
debilitando gradualmente.
Hasta este momento, el sujeto siente en su carne y en la región
más próxima al sitio donde está, el agua cargada de sensibilidad, todos
los tocamientos que el magnetizador hiciere en el líquido, y aunque la
parte del ambiente adonde se haya llevado el vaso no contenga, por
fuera del cristal, ninguna parte o espacio sensible.
“La analogía que ofrece este fenómeno con las narraciones
referentes a personas que hicieron morir a distancia, hiriendo una
figura de cera, hecha a imagen de la víctima, es evidente, o quise ver
si la cera tendría, como el agua, la propiedad de retener la sensibilidad,
y vi que ciertamente la tenía y en alto grado, lo propio que otras
materias grasas, viscosas o aterciopeladas, tales como el cold-cream,
la gelatina y el terciopelo de lana.
“Una estatuilla hecha con cera de modelar, y sensibilizada,
teniéndola algunos momentos frente a un sujeto y a poca distancia de
él, producía en este las sensaciones de las picaduras que yo hacía en la
cera: hacia lo alto del cuerpo, si yo picaba a la figura en la cabeza, y
en la parte inferior, si yo le pinchaba en los pies; es decir, que la
persona sentía, más o menos vagamente, las picaduras en las regiones
de su cuerpo que habían enviado más directamente sus efluvios. Pero
llegué a localizar exactamente la sensación poniendo, como hacían los
antiguos maleficadores, en la cabeza de mi figurilla un mechón de
pelo cortado en la parte de la nuca del exteriorizado, mientras dormía
hipnóticamente.
“Este es el experimento que ha presenciado nuestro colaborador
del Cosmos, siendo en él hasta actor. Dicho testigo llevó por su propia
mano la figurilla preparada para ponerla detrás de uno de los cajones
de una mesa-escritorio, de manera que no pudimos verla ni el sujeto ni
yo. Desperté a la señora S..., quien, sin apartarse de su sitio, se puso a
conversar con él, hasta que, de pronto, y volviéndose bruscamente,
71
llevó la mano a la parte posterior de la cabeza, y preguntó, riendo:
“¿Quién se entretenía tirándola del pelo?” En este instante, X..., sin
que yo lo viera, había tirado del pelo a la figurita.
A pesar de nuestro deseo de no acudir al sistema de las citas, dada
la índole de este tratado elemental, nos hemos visto precisados a
describir con bastante extensión algunas de las experiencias
practicadas.
Aquellas transcripciones eran indispensables para mostrar al
lector la realidad que distingue a los citados hechos mágicos, que se
tienen siempre por directo producto de impostura, y a los efectos del
alojamiento y de la acción magnética de un hombre sobre otro.
Podemos, por lo tanto, seguir nuestra labor y abordar el estudio de
los detalles de la acción de la voluntad humana sobre las fuerzas
inteligentes de la Naturaleza.
Sencillamente recordamos al estudiante que, cuando haya de
emplear la fuerza magnética, la primera regla a que debe atenerse
consiste en actuar siempre para conseguir un bien, y que jamás le será
lícito que dañe a persona alguna, antes bien ha de consagrar sus
energías a la defensa de los débiles y de los ignorantes.
Este es el único camino recto, y todos los demás sólo pueden
conducir a la locura, a la desesperación y a la muerte.
Para los que sepan entender, lo dicho basta.
72
APÉNDICE A
73
Palabras de Paracelso
74
Preparado de tal manera el maleficio, lo guardaba hasta el
próximo martes o sábado, en cuya noche lo llevaba a lugar sagrado,
cogía en el agua bendita y con ella le bautizaba, poniéndole el nombre
de la víctima, y así todo dispuesto, entregaba la figura a la persona que
se la hubiese encargado, para que ella, o la fundiese a fuego lento
cuando quisiera, invocando al demonio y formulando sus más
vehementes deseos de ver muerto entre mil torturas a su enemigo, o la
tirase a una sepultura recién abierta, con igual acompañamiento de
invocaciones infernales y maldiciones, todo lo cual habría de dar por
resultado la muerte de la víctima, sin que médico alguno pudiera
salvarla, ni sospechar nada.
Desembrujamiento
76
La Amenaza y la Maldición
77
“Todas las ceremonias, sean las que fueren, tienen por finalidad
exaltar la imaginación y predisponer el ánimo en beneficio de aquello
a que se consagren. Reparemos, si no, en la ceremonia de la Santa
Misa, en la de la jura de la bandera, en la de dar fe en juicio, etc.
Consideremos estos mismos actos antes y después de la ceremonia, y
comparemos cada uno de ellos con otro similar, pero de solemnidad
ceremoniosa diferente – la misa rezada, con la cantada o la pontifical;
la jura de la bandera, en un patio de cuartel y ante la sola oficialidad
de la compañía, con la prestada en una grande explanada, ante todo el
Estado Mayor, con místicas y columnas de honor de toda clase de
cuerpos; el juramento requerido por un simple juez municipal, con el
prestado ante un Tribunal de Audiencia, o en presencia del Supremo,
etc. –, y pronto veremos la colosal, la inmensa ventaja que lo más
ceremonioso tiene sobre lo menos ceremonioso. Pues bien : fijémonos
ahora en que el brujo, cuando quería producir un hechizo terrible, por
lo general lentamente consuntivo, tomaba un símbolo, lo bautizaba, le
hacía engullir una hostia consagrada ante la cual había pronunciado
previamente las fórmulas de execración que le dictaba su odio, y le
laceraba mientras ensartaba maldición tras maldición contra el objeto
de su satánico encono. ¿Qué efectos eran los que necesariamente tenía
que producir todo esto? Claro está que la exaltación hasta el delirio de
su furor sin diques, y la concentración de su pensamiento y su deseo
en la obra infame que estaba realizando; y como ya hemos dicho que
pensar en una cosa era realizar la cosa en lo invisible, resulta que los
efectos subsecuentes eran aquellos que anhelaba.
“Mas fijo, más incontrastable era todavía el hechizo si a la
fórmula que precede, podía adicionarle “la corriente”. Esto lo lograba
con poseer ciertos objetos de su víctima. Entonces le aplicaba los
objetos que tenía, mientras salivaba sobre él y formulaba sus conjuros;
y cuando ya satisfecho de haber vertido en el todo su virus ponzoñoso,
quería rematar la suerte, acechaba la ocasión de poder enterrar el
símbolo en el portal de la casa de la víctima, o en un sitio por ella
78
frecuentado, o cuando menos, allí por donde acababa de pasar. Con
esto restablecía la corriente.”
Véase ahora nuestro comentario:
La fe en la posibilidad del embrujamiento es antiquísima y
universal. En los rituales del Egipto, referentes a creencias sustentadas
por aquella remota civilización, se menciona el hecho y no a título de
cosa nueva y maravillosa, sino como un fenómeno corriente e
indiscutible; lo mismo podemos ver en los textos de la India védica, y
en una tablilla procedente de la Biblioteca Real de Nínive; los
asiriólogos han descifrado su escritura, que contiene veintiocho
fórmulas de oración deprecatoria contra los malos espíritus, las
desgracias y las enfermedades, dispuestas a manera de letanía, entre
las cuales se lee: “El que fabrica la imagen, el que la encanta, la cara
malhechora, los ojos malhechores, la lengua malhechora, los labios
malhechores, la palabra malhechora... Espíritu del Cielo, acuérdate.
Espíritu de la tierra, acuérdate.”
En Grecia hallaríamos abundante copia de datos e indicaciones
sobre la brujería. Platón, en su libro Las Leyes, dice: “Existen dos
clases de maleficios cuya exacta diferenciación no es fácil de hacer.
La una comprende los realizados cuerpo a cuerpo, sin emplear otros
medios que no sean los naturales; la otra, por virtud de ciertos
prestigios, de encantamientos denominados ligaduras, sirve para
persuadir a los hombres de que existen seres capaces de poder hacer
daño empleando dichos procederes.”
Cuando los misioneros visitaron la China, diversas regiones de
América, del África y de Oceanía, encontraron en todas partes iguales
o parecidas creencias, pudiendo decirse que en todo el mundo, lo
mismo en los pueblos civilizados que en los más groseros y salvajes,
la brujería subsiste en el fondo de todas las creencias.
79
En la actualidad el embrujamiento se practica, y, lo que es más, se
discute, desde el punto de vista de su posibilidad científica, en las
naciones más cultas de Europa y América.
Respecto de los hechos en el pasado siglo XIX, hallaremos en su
mitad algunos tan notables como el ocurrido en la casa parroquial de
Cideville (del cual existe testimonio judicial, que contiene las
conformes declaraciones de treinta y tantas personas de distinta clase
y condición).
No hace muchos años murió en el mediodía de Francia un cura
con sus puntas y ribetes de mago negro, y murió de enfermedad
rarísima y desconocida, declarando, en el supremo instante de su
muerte, que fallecía a causa de un embrujamiento, que conocía a los
embrujadores y que estos eran...
Comprenderá el lector que en la agonía no se miente, y que, por lo
menos, hay que admitir que aquel moribundo creía firmemente en la
verdad de lo que declaraba.
Los investigadores modernos parten de los asombrosos
fenómenos de la exteriorización de la sensibilidad para probar lo
posible del embrujamiento. Uno de ellos ha realizado en Paris
experiencias muy notables y rigurosamente comprobadas, y a este
propósito dice: “Mis trabajos prueban que este agente, este influjo
nervioso especial (el fluido de la sensibilidad), no sale en
circunstancias ordinarias del límite trazado por la piel del cuerpo, es
decir, del extremo de los filetes nerviosos; pero algunas personas, bajo
el influjo de particulares procederes, le proyectan fuera de sí, para
formar una especie de atmósfera capaz de transmitir al cerebro las
impresiones de contacto realizadas en ella. También he observado que
ciertas substancias absorben este agente para lanzarlo al exterior, de
parecida manera a lo que ocurre con la luz en los cuerpos
fosforescentes, y asimismo he observado que si se coloca durante
cierto tiempo una de estas substancias próximas al individuo cuya
80
sensibilidad esta exteriorizada, de ella se cargara la substancia dicha,
en cantidad proporcional al tiempo y a la intensidad de irradiación del
sujeto, de suerte que la substancia cargada se convertirá en un campo
más o menos extendido, capaz de transmitir al cerebro del
exteriorizado las impresiones que reciba.” (Rochas.)
APÉNDICE B
Embrujamientos y Contra-embrujamientos
81
dañar al prójimo son muchos y variados, si hemos de dar crédito a los
más célebres grimorios de la antigüedad.
En el libro de magia negra titulado Pactum, cuya obra hoy día es
rarísima y se pagan los ejemplares a peso de oro, se lee, entre otros, el
siguiente procedimiento brujesco, que copiamos sin quitar punto ni
coma:
“Embrujamiento Mágico”
82
cuerpo, la sangre, el entendimiento y el espíritu de Fulano de Tal.
(Pronuncia el nombre de la víctima.)
4
“Exorcismos”
4
En el Gran Grimorio del Papa Honorio se halla un número considerable de exorcismos
contra el embrujamiento. La edición del Mago Bruno es la más completa.
84
Hay muchísimos; nosotros expondremos uno solo, muy eficaz
para preservarse de toda clase de embrujamientos.
Se toma una vasija y se llena con agua de río o de fuente; échense
en el agua tres pulgaradas de sal común, diciendo:
“Talismanes”
“Embrujamiento de Amor”
86
(Harás otro nudo.)
(Otro nudo).
(Otro nudo)
“Yo deseo que Fulano de Tal sufra mucho mi; que no pueda
dormir ni sosegar, que imagen no se aparte de su pensamiento. (Otro
nudo.)
(Otro nudo.)
“Perfume Satánico”
87
Mezcla una pequeña cantidad de polvos de incienso con otra de
harina y un huevo. Se añade leche, miel, alcanfor y agua de rosas, y
con el todo se hace una pasta y se deja secar. Se echa a trocitos sobre
las brasas.
Copiamos de otro libro mágico el siguiente secreto maravilloso:
“Para Hacernos Amar de una Persona Ausente y
Hacerle Sentir Grandes Deseos de Venirnos a ver”
89
Seguimos copiando textualmente:
“Invocación Diabólica”
5
Véase Las Clavículas de Salomón, por Iroe el Mago. Edición revisada por el Mago Bruno.
90
(Aquí darás un fuerte silbido.)
“Granos Diabólicos”
91
La invocación que sigue es muy eficaz para resolver todos los
asuntos referentes al amor, pero es muy peligrosa, según nos advierte
el grimorio de donde la hemos sacado.
92
aprovecho la ocasión por la fuerza de Satán para que escuche mi
oración y se realice mi plan. ¡Oh, Gran Cabrón! ¡Oh, Gran Satán!”
93
94
PANTÁCULO DIVINO
95
Para preservarse de las malas influencias, de los hechizos, etc., se
colocará dicho pantáculo en el dormitorio del interesado.
Para evitar las miradas de gente incrédulas que pudieran profanar
la divina imagen, se colocará ésta detrás de un cuadro religioso, que
puede ser el santo de la persona que quiere verse libre del odio y de la
malquerencia de la gente que nos rodea.
Existe una razón de orden puramente mágico para conservar en su
incoherente integridad las fórmulas de los grimorios, por ridículos y
extravagantes que nos parezcan. Considerando de la expuesta manera
del contenido de los libros de magia, adquieren una importancia que
justifica el cuidado de los investigadores competentes procuran
diferenciar las ediciones auténticas de las muchísimas falsificadas o
apócrifas que de los más renombrados existen.
Actualmente, en español, las únicas ediciones de grimorios que
pueden considerarse como auténticas por su fidelidad, con el original
antiguo y asimismo por su integridad, son las publicadas por un
experto en la materia, conocido entre los ocultistas de España y
América por el Mago Bruno.
96
ÍNDICE
PROLOGO 5
I – El embrujamiento en nuestros días 9
II – Los experimentos del coronel Rochas 13
III – Estanislao de Guaita y el Abate Boullan 19
IV – Los profesionales del Embrujamiento 23
SEGUNDA PARTE
I – Embrujamiento Consciente e Inconsciente 33
II – Higiene Mental 35
III – Aumento de las Fuerzas Espirituales 37
IV – Las Fuerzas Astrales 39
V – Procedimiento y Derivados de la Magia y del 51
Hermetismo
TERCERA PARTE
97
Brujería, Magnetismo y Sugestión 63
APÉNDICE A
Cómo se práctica el embrujamiento 75
APÉNDICE B
Embrujamiento y Contra-Embrujamiento 83
PANTÁCULO DIVINO
Contra los hechizos y malas influencias 97
98