Hora Santa
Hora Santa
Hora Santa
Aquí estoy, Señor, ante Ti, tal como soy ahora. Estamos en tu presencia y nos dejamos
conducir. Tú eres la fuente de nuestras vidas, la fuerza de vida que nos ayuda en nuestro
caminar día a día. Concédenos la gracia de dejarnos limpiar por Ti, que todos mis
pensamientos, sentimientos, mi voluntad y libertad estén orientados hacia tu servicio y
alabanza, mi Dios fuente de vida.
Señor Jesús, nuestros ojos te miran con fe y te contemplan bajo las especies de Pan y Vino.
Contigo queremos andar en el camino de tu Evangelio y de tu Misterio Pascual. Tú eres, Señor,
la Luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, y la Vida verdadera que nos llena
de alegría. Queremos contemplar esa Vida y Luz que alumbra nuestra fe. Tú eres nuestra firme
esperanza.
Si, Señor, quisiéramos contemplarte a través de esa Hostia Santa con el tiernísimo afecto con
que te miraba tu Madre: con aquella devoción con que te seguían tus discípulos. Nos sentimos
felices de hallarnos junto a Ti, y queremos aprovechar todos los momentos de esta Hora Santa
para hacerte compañía, que tu presencia nos hace tan agradable. Concédenos, oh Jesús, no
dormirnos, como se durmieron tus apóstoles la noche tristísima de tu agonía en el Huerto de
los Olivos.
Míranos, Señor; somos tus hijos, a quienes tantas veces has alimentado con tu mismo Cuerpo
y Sangre. ¡Señor! Vuelve hacia nosotros tus ojos misericordiosos; pon en nuestros
pensamientos una ráfaga de la luz de tu Rostro, y en nuestros corazones una pequeña llama
del fuego que abrasa tu dulcísimo Corazón.
Señor Jesús, queremos darte gracias por cada una de las familias y ofrecerte nuestras
oraciones en esta hora Santa por su bienestar material y espiritual de todas las familias del
mundo, y en especial por las familias de nuestra comunidad, pero sobre todo aquellas que
sufren violencia, que están a punto de separarse, que sufren debido a la falta de recursos
económicos, por aquellas en las que el hombre y la mujer han optado por vivir su amor fuera
del matrimonio sin aceptar el plan de Dios para los esposos y para la familia, bendícelas y
fortalece en ellas los lazos de amor y unidad.
También queremos pedir Señor por nuestros sacerdotes, que Tú Señor los sostengas y les
fortalezcas con tu gracia. En especial te pedimos por nuestro Párroco el Padre Isaías y nuestro
vicario el Padre Alejandro, dales Señor la salud, para que sigan guiando a nuestra comunidad
parroquial, perdónales las veces que han ofendido, pues son humanos y también se equivocan,
solo tu eres perfecto Señor.
Haz que surjan entre los cristianos numerosas y santas vocaciones al sacerdocio, que
mantengan viva la fe y conserven la grata memoria de tu Hijo Jesús Mediante la predicación de
su palabra y la administración de los sacramentos con los que renuevas continuamente a tus
fieles. Danos santos ministros del altar, que sean solícitos y fervorosos custodios de la
Eucaristía, sacramento del don supremo de Cristo para la redención del mundo. Llama a
ministros de tu misericordia que, mediante el sacramento de la reconciliación, derramen el
gozo de tu perdón. Padre, haz que la Iglesia acoja con alegría las numerosas inspiraciones del
Espíritu de tu hijo y, dócil a sus enseñanzas, fomente vocaciones al ministerio sacerdotal y a la
vida consagrada. fortalece a los obispos, sacerdotes, diáconos, a los consagrados y a todos los
bautizados en Cristo para que cumplan fielmente su misión al servicio del evangelio.
Ayúdanos a nosotros servidores, para que nuestro servicio sea grato a tus ojos Señor, que no
nos gane la pereza, ni caigamos en que todo lo sabemos, te pedimos por el equipo parroquial
de liturgia para que a través de ellos seas tú quién nos vayan formando en dignos servidores
tuyos, pero sobre todo que nosotros seamos obedientes y participativos y asistamos a las
formaciones que se nos indiquen e inviten.
Abre nuestros corazones para aceptar tu palabra de cualquier hermano que nos visite en
nuestros hogares, aún si estamos en diferente servicio, o si pertenecemos a la Legión de María,
Honorarias, Renovación, Catequesis, Liturgia. Sabemos que eres tú Señor quién nos viene a
visitar en ese día, tal como lo hiciste con Abraham, en la 1ra lectura del domingo, él te recibió y
te invitó a comer y a descansar. Siempre necesitamos de ti, aunque digamos que estamos en la
iglesia, que ya te conocemos, pero a veces se nos olvida y te rechazamos, porque nos gana el
orgullo, la soberbia.
Sólo tu Señor eres quien nos da las fuerzas para seguir adelante y superar los obstáculos que
se nos presentan en el día a día.
ACTO DE REPARACIÓN
Santa María, Madre nuestra, confiamos en tu Inmaculado Corazón para que nos alcances
gracias para perseverar en la fe, animarnos por la esperanza y vivir la caridad, como
satisfacción por todos nuestros pecados y para la salvación del mundo. A cada invocación
vamos a decir: Perdón, Señor, perdón.
Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanación de fiestas, que se cometen contra el
nombre de Dios y contra sus templos.
Por los apóstatas, los que desprecian el Magisterio de los Papas y todos los falsos
profetas.
Por todas las opresiones de gobierno, de esclavitud, de delincuencia; y todas las
injusticias laborales, familiares, sociales.
Por todos los actos inhumanos de violencia, asesinatos, torturas, malos tratos; robos,
estafas, extorsiones.
Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno.
Por los sacerdotes indignos, por los políticos ambiciosos, por todos los abusos de
autoridad.
Cristo Jesús, pedimos en especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes a los más
necesitados; y que nunca permitas nos apartemos de Ti; sino que aprendiendo en tu Corazón
nuestros sentimientos y juicios cada día nos parezcamos más a Ti. Amén.