Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Ganar El Respeto

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

¿Te cuesta decir no?

¿Tus compañeros de trabajo o amigos se


aprovechan de ti y no sabes ponerles límites? ¿Lo que dices y haces
está pensado para agradar a los demás por miedo al rechazo social?
¿Acabas asumiendo responsabilidades de otras personas que ellas
rechazan por desidia? Si la respuesta es sí, es que eres demasiado
bondadoso para la sociedad de la competitividad extrema y el
individualismo en el que vivimos. Tanto, como para que los demás te
pierdan el respeto, se aprovechen de ti y abusen de tu confianza.
Todo ello, hasta que un día llegues a tu límite, explotes y caigas en la
tentación de asumir el dicho de que “la gente buena sufre hasta que
se vuelve mala”. Para evitar tanto un extremo como el otro, se
puede echar mano de una serie de consejos que, aun manteniendo
una personalidad bondadosa y cultivando el ‘buen rollito’, ayudarán a
que te hagas respetar y que no se den por sentadas cosas que no
tienes por qué hacer.
Lógicamente, sumarse a la incipiente ola del neomaquiavelismo o
asumir la máxima de Hobbes de que “el hombre es un lobo para el
hombre” no nos permitirá vivir una vida plena y feliz, pero tampoco
“poner la otra mejilla”, como reza el Evangelio. Mantenerse en un
punto intermedio, sin dejar la generosidad o amabilidad a un lado,
para ganarse el aprecio y el respeto, no siempre es tarea fácil
porque la personalidad no se cambia de un día para otro. Sin
embargo, el coach Preston Ni ofrece en varios de sus libros,
como Communication Success with Four Personality Types o How to
Communicate Effectively and Handle Difficult People, algunas de las
claves que pueden ayudar a establecer límites. Y es que, a veces, casi
es mejor ser respetado que ser querido.
1. Asume que no tienes por qué caer siempre bien 
Es inevitable que, en algunas ocasiones, lo que hagamos o digamos
no agrade a otras personas. Ya sea porque va en contra de sus
creencias o estilo de vida o porque perjudique a sus intereses. Pensar
en colectivo y, sobre todo,mantenernos fieles a nuestros
principios es una necesaria actitud para mantener el bienestar
psicológico, explica Ni. Sin embargo, muchas veces nos dejamos
embaucar por el sentimiento de culpabilidad o por el miedo al rechazo
y hacemos cosas incluso en contra de nuestra voluntad. Ni podemos
agradar a todo el mundo y ni podemos hacerlo todo el tiempo, añade
el coach.
2. Diferencia entre ser amable y estar obligado a complacer
Una cosa es intentar ser todo lo amables posible con los demás,
corteses y atentos, y otra bien distinta es obsesionarse por
complacerlos en todo momento. Una actitud que no está muy lejos
de la sumisión. La autonomía de cada individuo permite que se elija
cuándo y cómo ayudar a los demás. Como afirmó en más de una
ocasión Steve Jobs: “Su tiempo es limitado, así que no lo desperdicie
viviendo la vida de otra persona”.
3. Practica el amor propio

Muchas veces nos dejamos embaucar por el

sentimiento de culpabilidad o por el miedo al

rechazo y hacemos cosas en contra de

nuestra voluntad Una de las claves del bienestar consiste

en tener bajo control tu propia vida, con la autonomía suficiente como


para que nuestras decisiones no estén influenciadas en todo momento
por los demás. Para ello, apunta Ni, se deben establecer prioridades,
lo que ayudará a saber decir “no” sin sentir culpabilidad por ello, y
elegir relaciones sanas, que no se establezcan por conveniencia o
interés. Las decisiones de cada uno le pertenecen a cada persona,
para lo bueno y para lo malo, por lo que no se debe permitir que los
demás elijan por nosotros.
4. Saber decir “no”, con suavidad pero con firmeza
La capacidad comunicativa es fundamental para saber poner límites
de forma diplomática, sin generar rechazo ni parecer agresivo. Las
negativas deben hacerse de forma suave, pero con la suficiente
firmeza como para dejar claras nuestras intenciones y remarcarle a los
demás nuestra escala de prioridades.
5. Asume que no eres responsable de lo que sientan o piensen
los demás
En muchas ocasiones nos sentimos obligados a hacer cosas por los
demás, porque lógicamente no queremos que se sientan mal, incluso
cuando es por algo que nosotros mismos desaprobamos en su
momento. Una cosa es preocuparnos por ellos, tratando de ayudarlos
en todo lo que podamos, y otra diferente es empatizar con ellos hasta
el punto de que hagamos propios sus sentimientos. Si esta actitud se
convierte en la norma, entonces nos convertiremos en
dependientes emocionales de los demás, una carga que también
implica que nos hagamos corresponsables de sus actos.
Cuando somos tentados a caer en este estado, explica el coach, es
importante recordar que cada persona es responsable de sus actos, y
aunque le mostremos nuestro apoyo no escondamos lo que
verdaderamente pensamos sobre lo que lo ha llevado al otro a ese
negativo estado emocional.
6. Evita que se deje de apreciar lo que haces por los demás
Cuanto más se haga por los demás, más se correrá el riesgo de que
dejen de apreciarlo. Cuando se comiencen a observar señales de que
esto es así, sería conveniente dejar de atender a todas las peticiones
de ayuda de los demás o, al menos, limitarla sólo a lo fundamental
para que muestren más aprecio y la relación sea más sana. De este
modo, se lograrán recuperar valores fundamentales de una verdadera
amistad, como el respeto mutuo, la reciprocidad y la estima.

También podría gustarte