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Eneatipo 9 - Luz

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Eneatipo 9

Conectado con la esencia

ACCIÓN CONSCIENTE SANADOR, RESISTENTE, PARTICIPATIVO, ENÉRGICO, SOSEGADO,


DINÁMICO, PROACTIVO Y PACÍFICO

Centramiento a la esencia:

Para desidentificarse por completo del ego, le conviene centrarse a la esencia del eneatipo 3,
asumiendo las cualidades más positivas de ésta, como la autenticidad, la motivación, la honestidad
y la sensación de valía. (Véase Conectado con la esencia. AUTENTICIDAD.)

Prácticas que contribuyen al desarrollo de la esencia:

• Una cosa es ser humilde y otra bien distinta, infravalorarte. Tiendes a pensar que los demás
valen más que tú, y por eso sueles relegarte a un segundo plano. Pero tan sólo se trata de una
falsa creencia. Dentro de ti hay infinidad de cualidades que en absoluto te convierten en «nadie
especial». Además, cuando te infravaloras estás infravalorando a los amigos que te quieren y te
aprecian. Tu tranquilidad y capacidad de ver lo positivo de cada situación pueden sanar a muchas
personas de tu entorno. ¡Date el gusto de ayudarlos cuando recurran a ti!

• Aprende a decir «no». Las personas que te quieren de verdad se alegrarán de saber que tienes
otros gustos u otros planes más interesantes que los suyos. No pienses que la amistad consiste en
amoldarse al otro. Si al decir «no» provocas que alguien se enfade, no te quepa duda que el
problema reside en su no aceptación. Eres libre para hacer lo que más te apetezca. Y no sólo eso:
sé más activo proponiendo aquellos planes que más vayan contigo. Los demás agradecerán tu
mayor participación, ¡ya lo verás! La mayoría de las personas, sobre todo las que más te quieren,
desean saber cuáles son tus verdaderas opiniones o preferencias, aunque en el momento a ti te
parezca que no tienen importancia. Vales mucho más de lo que crees. Simplemente date la
oportunidad de ser.

• Toma decisiones sin miedo. Tu forma tranquila y pacífica de hablar te garantiza poder actuar sin
entrar en conflicto con nadie. Empieza por la elección de una película cuando estés con los amigos
y, a partir de ahí, ve asumiendo cada vez mayor responsabilidad.

• Invierte tiempo en ti mismo. Los esfuerzos iniciales pueden hacer aflorar muchas ansiedades,
pero, si perseveras, la recompensa será mucho mayor de lo que imaginas. Al desarrollar tus
talentos, disfrutarás de la actividad y poco a poco desaparecerá tu tendencia a la pereza y la
indolencia. También es una manera de incrementar tu autoestima. Además, cuanto mejor estés
contigo mismo, mejor estarás con los demás.

• No dejes que los demás te avasallen cuando estás en grupo. No te conformes simplemente con
escuchar. Tienes mucho que decir, pero tan sólo hace falta que venzas tu timidez inicial. Además,
si no lo haces, tiendes a evadirte, lo que puede ser una forma muy sutil de demostrar que estás
molesto o enfadado.

• Aprende a sentir la rabia en tu cuerpo. Conocerla como sensación puede servirte para tenerle
menos miedo. Forma parte de nuestra naturaleza humana.
• Establece rutinas productivas, que te obliguen a «activarte». En el camino para desidentificarte
del ego, siempre que tengas la posibilidad de elegir, escoge la opción que implique mayor
movimiento. El sofá puede convertirse en tu mayor trampa.

Cambio de percepción de la realidad: Comprendes que no tienes que obsesionarte por crear
armonía allí donde vayas. Al ser cada vez más consciente, interiorizas que el afán de sentirte en
paz en todo momento tan sólo acarrea que no puedas vivir plenamente ni participar de forma
activa en la vida de los demás. Liberado de tu ego, abandonas tu miedo básico (sentirte separado
de los demás y entrar en conflicto) y empiezas a afirmarte como persona, independiente y libre
para ser lo que eres.

Cualidad esencial: Al recuperar el contacto con tu yo verdadero, sustituyes la pasión dominante


de tu ego (la pereza) por tu cualidad esencial: la acción consciente. Al empezar a fluir de manera
natural y enérgica, te vuelves mucho más seguro y participativo en presencia de los demás.
Comprendes que tus decisiones y opiniones no sólo importan, sino que son necesarias. Así,
aprendes a vivir en el mundo siendo la persona que en realidad eres, sin amoldarte al
pensamiento general del entorno del que formas parte. Te vuelves mucho más activo y sincero,
con lo que empiezas a ser todavía más amado por las personas que te rodean. Ya no temes entrar
en conflicto y aprovechas tu tranquilidad y resistencia mental para sanar a los que sufren. Al
abandonar conscientemente tus estrategias egocéntricas, se cumple tu deseo básico: te conviertes
en una persona llena de sosiego interior y muy unida a los que te rodean, para quienes te
conviertes en un refugio donde encuentran mucho que aprender. Al ser plenamente consciente de
todo ello, recuperas la paz interior que habías perdido mientras tratabas egocéntricamente de
evitar que ni el mundo ni nadie te la arrebataran.

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