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BIBLIOGRAFIA Textura

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Textura, la principal propiedad física

del suelo
A partir de ella, se puede determinar la capacidad de reserva y de retención de los
nutrientes que tiene el suelo, pero también la forma en que se deben manejar
aspectos tan importantes como el riego.
Martes, 04 de febrero de 2020 a las 8:30

         
   
Carlos Sierra
La textura del suelo es una propiedad de enorme importancia agronómica para el
trabajo en el campo, debido a que a través de ella se puede determinar la
capacidad de reserva y de retención de nutrientes que tiene el terreno, pero
también la forma en que se debe manejar el riego. Es, sin dudas, un parámetro no
modificable o difícil de modificar de manera económica.
El estudio de las partículas minerales, por su parte, permite clasificarlas según su
tamaño. Estos grupos se denominan separados del suelo o fracciones del suelo, y
entre ellos se distinguen la arcilla, el limo y la arena. A nivel internacional existen

dos clasificaciones: la del Dpto. de Agricultura de USA y la de la Sociedad


Internacional de la Ciencia del Suelo.

Cabe destacar que el análisis mecánico del tamaño de partículas del suelo se
realiza mediante el análisis granulométrico.

Se dice que las arcillas son el músculo del suelo y las arenas su esqueleto. Por otra
parte, los limos son partículas que le confieren propiedades muy indeseables a los
suelos .Los distintos tipos de partículas de suelo se originan por efecto de
intemperización, lo que principalmente se relaciona con la acción del agua. Esto
permite que las arenas se transformen en limos y estos, con el tiempo, en arcillas.
Sin embargo, todo esto ocurre en un período de tiempo geológico, es decir,
millones de años. Esto significa que los suelos arcillosos han estado expuestos a la
acción del agua y de las temperaturas durante mucho tiempo. Por otra parte, el
efecto de la vegetación también ha sido muy importante, debido a que permite la
acumulación de materia orgánica.

En ese contexto, los expertos recomiendan que al estudiar la textura del suelo se
cuantifique la presencia de piedras y gravas. De esta forma, se conocerá la real
área a explorar por las raíces.

Las arcillas

Las arcillas son estructuras cristalinas que presentan bordes quebrados, en los
cuales se desarrolla la carga eléctrica. El separado más importante es la arcilla, que
corresponde a partículas muy pequeñas, de un diámetro inferior a 0,002 mm, lo
que le confiere propiedades coloidales. Esta es la propiedad más relevante de las
arcillas, debido a que determina una enorme superficie específica, es decir, una
gran área por unidad de masa (m2/g).

En la tabla 2, se presenta la superficie específica de algunas arcillas más comunes


en los suelos de la zona comprendida entre Copiapó y Curicó.

Como se puede apreciar, las superficies en m2 de un gramo de arcilla son


enormes. De hecho, pueden variar entre los 5 m2 para la caolinita y los 800 m2
para un gramo de vermiculita. Es decir, un suelo arcilloso presenta una superficie
de potencial contacto de enorme magnitud al considerar su superficie específica.
Por otra parte, estas pequeñas partículas coloidales presentan desarrollo de cargas
eléctricas, las que pueden ser de tipo positivo y/o negativo. Los suelos minerales
de la zona centro norte y centro, presentan una carga predominante neta negativa,
pero también una carga positiva.

De igual forma, los suelos volcánicos de la zona sur presentan una carga neta más
bien positiva. Estas superficies cargadas eléctricamente permiten la adsorción de
iones en su superficie, lo que determina la capacidad de intercambio de cationes
del suelo (CIC). Así, se entiende que a mayor cantidad de arcilla, el suelo
presentará una mayor CIC. En estas cargas eléctricas son retenidos los cationes
calcio, magnesio, potasio y sodio. La arcilla, además, es capaz de adsorber aniones
en sitios con carga positiva, lo que además le permite captar agua. Así, de acuerdo
a esto, los suelos arcillosos retendrán más agua debido a que estas moléculas son
adsorbidas por la matriz coloidal del suelo. Este efecto no ocurre en un suelo
arenoso, debido a que la carga eléctrica de este tipo de suelos es mucho menor.

Existen distintos tipos de arcilla, entre ellas las 1:1 y 2:1. Cabe destacar que esta
denominación se relaciona con su estructura cristalina.
Es importante tener en cuenta que las arcillas pueden ser bilaminares, es decir,
estar formadas por dos láminas: una de tetraedros de silicio y otra de octaedros de
aluminio. Las trilaminares, por su parte, están formadas por tres láminas: dos de
tetraedros de silicio y una de octaedros de aluminio. Esta última se ubica al centro
de la estructura de la arcilla. Además, existen las arcillas denominadas amorfas, las
cuales a la vista de un microscopio son de difícil observación. Esto ocurre porque
presentan estructura definida aunque sus partículas son extremadamente
pequeñas. Estas arcillas predominan en los trumaos, suelos de la zona sur del país.

La mayor parte de la actividad física y química en las arcillas se lleva a cabo en la


interfase existente entre los coloides y la solución suelo. Esta interfase acelera o
retarda las reacciones que ocurren en el suelo.

Los suelos graníticos de la cordillera de la costa, que se extienden desde Copiapó


hacia el sur y abarcan gran parte del secano de la región de Coquimbo y todo el
secano costero desde La Quinta Región hasta Chillan, están formados por arcillas

del tipo 1:1, como la caolinita, que presentan baja capacidad de intercambio
catiónico (CIC), es decir, baja fertilidad química.

Tipos de arcilla presentes en los suelos

-Caolinita: Presenta escasa presencia de bases y alta concentración de protones.


-Haloisita: Es una caolinita hidratada. Presenta igual concentración de aluminio y
silicio y alta de protones.

-Alofan: Corresponde a un grupo de arcillas de origen volcánico reciente. Es, en


general, del tipo amorfo y pobre en silicio. Presenta una acidez moderada y es muy
común en suelos trumaos de la zona sur, especialmente en los que se extienden
desde la precordillera de Curicó hasta Aysén.

-Gibsita: Se caracteriza por su alta concentración de protones y baja de silicio.


Presenta muy bajo contenido de bases, es decir, una muy baja fertilidad química.
Está ubicada en algunos suelos trumaos de la Región de Los Lagos.

-Vermiculita: Presenta moderada concentración de protones, alta de silicio y baja


de aluminio. Se puede encontrar en suelos de la zona central.

-Montmorillonita: Tiene alta concentración de sílice y magnesio. Persiste en


condiciones de un nivel alto de intemperización por efecto de la humedad en
condiciones neutras y alcalinas. Al secarse se expande notablemente y produce
grietas de gran tamaño. Su presencia es frecuente en suelos depresionales de
carácter vértico (es decir, se agrietan al secarse) como los presentes en Colina, la
serie Quillota y la serie de La Laguna, en la Región de O´Higgins.

-Illita: Presenta mediana a alta concentración de silicio y aluminio. Al aumentar su


acidez, tiende a formar vermiculita. Se caracteriza porque tiende a fijar con fuerza
el potasio. Antiguamente, se sospechaba que los suelos de la zona de Los Andes
presentaban este tipo de arcilla, debido a que los contenidos de potasio eran
normalmente medios a bajos. Además, cuesta incrementar su concentración como
potasio intercambiable.

-Esmectita: Es una arcilla del tipo 2:1, similar a la montmorillonita. De hecho, al


igual que ella, se expande de manera significativa, formando grandes grietas. En
su estructura cristalina presenta magnesio. Cuenta con una gran capacidad de
intercambio catiónico, al igual que la montmorillonita. Ha sido detectada, en
pequeñas proporciones, en algunos suelos del norte chico.

-Clorita: Es un mineral arcilloso, que puede considerarse del tipo 2:1. Contiene
hierro y magnesio, presenta alto grado de sustitución isomórfica, es decir, bastante
carga eléctrica.

Si bien en general los suelos agrícolas presentan varios tipos de arcillas en su


perfil, en suelos de la zona centro tienden a predominar las 2:1. De Chillán al sur,
en tanto, las hacen los alofanes o arcillas amorfas, las cuales se caracterizan por
ser muy fijadoras de fosfatos.
Los suelos arcillosos tienden a retener con fuerza los herbicidas e insecticidas
aplicados. Además, la labranza se hace más compleja, debido a que requiere de
ciertos contenidos de humedad para poder mullir bien el suelo. Normalmente los
suelos arcillosos contienen más materia orgánica y mayor retención de humedad
aprovechable.

En la tabla 3, se presenta la capacidad de intercambio catiónico (CIC) de distintos


tipos de arcillas y de materia orgánica.

Como se puede apreciar, la caolinita y haloisita son las arcillas que presentan una
menor CIC, es decir, una menor fertilidad química. Como ya fue señalado, este tipo
de arcilla predomina en los suelos graníticos y los rojos arcillosos de la zona que se
extiende desde Malleco al sur, hacia el poniente del llano central. Por lo tanto, la
fertilidad química base de estos suelos es naturalmente baja.
Cabe destacar que en los suelos manejados con riego localizado y baja CIC es más
fácil generar desbalances nutricionales en las plantas. Como se puede apreciar, la

materia orgánica presenta una gran CIC, es decir, al aumentar su contenido en el


suelo, también puede hacerlo la fertilidad de este.

Los limos

Los limos son partículas de tamaño intermedio, que varían entre 0,002 y 0,05 mm
de diámetro, es decir, algunos de ellos, especialmente los muy pequeños, pueden
presentar cierta carga eléctrica, aunque, en general, no la tienen. Esta
característica los hace muy poco deseables, debido a que evita que se floculen, es
decir, las partículas de suelo forman agregados o estructuras.

Se puede afirmar que los suelos limosos son lo más complicados de manejar,
debido a que se apelmazan con facilidad. Y es que el movimiento del agua es
lento, lo que genera que sean muy poco aireados. De hecho, en muchos casos se
da que algunos suelos limosos del valle de Aconcagua son difíciles de manejar en
cuanto al riego, lo que a su vez genera que las raíces sufran por falta de oxígeno.

El talco y los carbonatos son partículas con carácter limoso, muy finas y poco
pegajosas.
Las partículas de limo tienden a ser irregulares, distintas en forma y rara vez lisas o
pulidas. Son, en su mayoría, partículas microscópicas, siendo el cuarzo en muchos
casos el mineral dominante. La fracción limo posee alguna plasticidad, cohesión y
adsorción, debido a una película de arcilla que recubre las partículas de la fracción,
aunque en mucho menor grado que la propia fracción de arcilla.

Las arenas

Entre las arenas se pueden distinguir las gruesas, las finas y las de tamaño
intermedio. Generalmente se presentan en suelos muy cercanos a la caja de los
ríos. Los suelos arenosos son secantes, de gran permeabilidad, aunque esto
dependerá del grado de finura de la arena. Las más finas igualmente se compactan
y pueden presentar baja velocidad de infiltración.

En muchos suelos aluviales de la zona central se presentan estratas arenosas en


profundidad, que modifican el movimiento del agua en el perfil. Sin embargo las
estratas de arcilla o limo son más perjudiciales, debido a que generan napas
colgadas, que afectan el arraigamiento más uniforme de los frutales.

En la actualidad, los suelos arenosos o franco arenosos no presentan grandes


dificultades para manejar bien el riego. El problema son los suelos arcillosos,
especialmente los manejados con frutales, debido a que se compactan con
facilidad. Esto, a su vez, lleva a que los rendimientos de frutales y vides san
normalmente bajos, debido al escaso desarrollo radicular generado en algunos
casos por el gran volumen de agua que debe ser aplicado para mojar el suelo en
profundidad.

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