Zaratustra Anticristo-Int
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El mensaje de Nietzsche-Zaratustra
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En El Anticristo señala hablando de la compasión: «Este instinto depresivo y
contagioso obstaculiza aquellos instintos que tienden a la conservación y a la elevación
del valor de la vida; tanto como multiplicador de la miseria cuanto como conservador
de todo lo miserable es un instrumento capital para la intensificación de la “décaden-
ce”». (Ap. 7. Trad. de A. Sánchez Pascual, Madrid: Alianza, 1980, págs. 31-32).
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F. Nietzsche, Ecce homo. Trad. de A. Sánchez Pascual, Madrid: Alianza, 1980.
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G. Deleuze, ibidem. A su vez, Max Scheler insistió acerca de la acción del re-
sentimiento en el campo moral, a pesar de negar que pudiera aplicarse a la concepción
cristiana a la que se refería Nietzsche. Según Scheler, no es el amor cristiano, sino
el humanismo y el altruismo modernos, los que son producto del resentimiento. El
concepto de igualdad entre los hombres, la afirmación del subjetivismo de los valores
y la subordinación de todos los valores a los de utilidad son, según Scheler, otros tres
productos del resentimiento en la vida moderna. (El resentimiento en la moral, Madrid,
1927). Cfr. R. K. Merton, Social Theory and Social Structure, segunda edición, 1957.
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F. Savater, ibidem. Es aconsejable la lectura del análisis que hace P. F. Strawson
del resentimiento en «Freedom and Resentment», recogido, junto a otros ensayos del
mismo autor, en el libro de igual título; Londres: Methuen, 1974.
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E. Fink, ibidem.
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G. Deleuze, ibidem.
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L. Andreas-Salomé, ibidem. Con todo, es de señalar que, considerada como
una descripción plausible del proceso cósmico y no como una teoría filosófica apoyada
en la posibilidad de un número infinito de combinaciones de los mismos elementos, la
doctrina del eterno retorno ha sido reformulada por algunos cosmólogos contemporá-
neos como G. Ganow, por ejemplo.
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L. Andreas-Salomé, ibidem. Es de recordar aquí cómo también S. Freud se
aferró a teorías antropológicas científicamente dudosas para conseguir la unidad ex-
plicativa que hiciera coherente su sistema. No obstante, el caso de Nietzsche es bien
distinto. En esta etapa de su vida, Nietzsche habría renunciado ya a dotar de una base
científica y de una coherencia lógica su doctrina del eterno retorno. Después veremos,
sin embargo, que dicha coherencia puede salvarse.
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Biografía
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1872 W
agner se traslada a Bayreuth buscando un mar-
co adecuado para la representación de sus óperas.
Nietzsche vive en Basilea bajo los cuidados de su
hermana Elisabeth. Se quiebra su salud y crece su
aislamiento, fomentado por el carácter acaparador
de su hermana.
1873 Escribe Consideraciones intempestivas. Estancia
-
1876 veraniega en el sanatorio de Steinabad. Ha de estar
un año sin dar clase por problemas de salud. Pasa
el invierno de 1876 en Sorrento con su amigo Paul
Rée. Desavenencias con Wagner por la vuelta de
este al cristianismo, reflejada en su ópera Parsifal;
romperá con él dos años después.
1876 Escribe la primera parte de Humano, demasiado hu-
-
1878 mano.
1879 G
ravemente enfermo (jaquecas, dolores de estóma-
go, náuseas, depresiones, trastornos de la vista) se
retira de la enseñanza y pasa el verano en Saint-Mo-
ritz. La Universidad de Basilea le concede una pen-
sión anual, que le permitirá sostenerse económica-
mente y dedicarse a su vocación de escritor. Se inicia
una nueva etapa, en la que Nietzsche, que tiene trein-
ta y cinco años, vivirá errante, buscando el sol del
Mediterráneo y las alturas de los Alpes suizos, sin
amigos y con pocos recursos.
1879 Escribe la segunda parte de Humano, demasiado hu-
-
1880 mano.
1880 E
stancia en Venecia con Peter Gast, y posteriormen-
te en Marienbad y en Génova. En esta última ciudad
termina su obra Aurora, compendio de aforismos.
1881 V
uelve a Suiza y se instala en Sils-Maria. En ese ve-
rano le viene la inspiración de Zaratustra y concibe
la idea del eterno retorno.
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