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Jericó Día 7

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JERICÓ DÍA 7

NUESTRA SEÑORA DE LAS ÁNGELES

MONICIÓN:
Hermanos, ante el Señor Jesús, con un corazón contrito, reconozcamos nuestras faltas de
generosidad para con nuestras familias, por no esforzarnos en vivir el Plan de Dios para la
familia.
Canto
Escuchemos al Papa Juan Pablo II:

LECTOR1 :
«Por otra parte, no faltan, sin embargo, signos de preocupante degradación de algunos
valores fundamentales –de la familia–: una equivocada concepción teórica y práctica de la
independencia de los cónyuges entre sí; las graves ambigüedades. Acerca de la relación de
autoridad entre padres e hijos; las dificultades concretas que con frecuencia experimenta la
familia en la transmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios, la plaga
del aborto, el recurso cada vez más frecuente a la esterilización, la instauración de una
verdadera y propia mentalidad anticoncepcional.»
Canto
LECTOR 2:
Del Evangelio según san Mateo 1, 18-25
«Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero
antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Su esposo,
José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no
difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le
dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu
casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al
hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados»...
Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo
a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre
Jesús». Palabra del Señor.

LECTOR 3

La fe y obediencia de José nos sirve de ejemplo para nuestras vidas. ¿Cuántas veces el
Señor nos dice algo y no le hacemos caso? Queremos hacer nuestra voluntad y no la de El.
Por nuestra fragilidad humana nos hemos apartado de su camino sin darnos cuenta y
nuestra familia no es luz para la sociedad. Reconozcamos que no hemos sabido cuidar esa
obediencia y fe que nos enseñó la Sagrada Familia de Nazaret. En presencia del Señor,
reconozcamos en silencio nuestras faltas y nuestros pecados porque hemos permitido la
desobediencia en nuestra familia, en nuestra mente, en nuestro corazón. Pidamos perdón
por nuestra falta de entusiasmo, de generosidad, de entrega en la tarea de promover y
defender a las familias.
MOMENTO DE SILENCIO (Canto)
Después de un breve momento de silencio:

Repetimos tres veces esta petición de perdón:


Sáname Señor, hoy quiero vivir. Dame tu amor, sin ti no puedo ser feliz.

Canto

MONICIÓN
Llenos de agradecimiento expresemos algunas de las muchísimas cosas con las que Dios ha
bendecido a la humanidad por medio de las familias. Demos gracias al Señor por su
designio sobre la vocación y la misión de las familias y por lo que representan en la vida de
la humanidad y de la sociedad.

Respondamos diciendo: Te damos gracias, Padre.

LECTOR: 1. Padre, Hijo y Espíritu Santo, Familia Divina; por brindarnos hoy la
oportunidad de contemplar tu imagen en la familia, por todo lo que nos permites ver de Ti
en ella.

2. Te damos gracias porque los esposos forman una sola carne al unirse en matrimonio,
convirtiéndose en los padres que orientan y educan a sus hijos para que lleguen a Ti, en el
camino de la vida, mediante la oración, la participación en la eucaristía y el ejemplo de fe,
esperanza y amor a Dios.

3. Te damos gracias por las familias que saben acoger con amor generoso a sus hijos, por su
esfuerzo en educarlos y guiarlos hacia ti.

4. Te damos gracias por la mujer-esposa y el hombre-esposo que unen irrevocablemente su


destino en una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.

5. Te damos gracias por las familias que son comunidad de amor y vida a semejanza Tuya y
que irradian a los demás tu presencia al vivir el Evangelio en el interior de la familia, en su
trabajo y en la sociedad.

6. Te damos gracias por las familias que viven fieles a ti en medio del sufrimiento y la
separación de sus miembros.

Con alegría y un corazón agradecido cantemos al Señor nuestro Dios:

Canto de acción de gracias


MOMENTO DE SILENCIO

MONICIÓN
Sigamos en silencio esta oración, pensando en lo profundo de nuestro corazón. ¡Qué
agradable es ponernos en las manos de Dios!

LECTOR:

Padre mío, me abandono a Ti.


Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo, lo acepto todo.
Y porque para mí amarte es darme,
entregarme en tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
Con tal que tu voluntad se haga en mí y
en todas tus criaturas, no deseo nada más,
Dios mío. Pongo mi vida en tus manos.
Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón,
porque te amo.

SILENCIO Canto: Dios está aquí

LECTOR:

En el júbilo de la alabanza a nuestro Dios, consagrémosle nuestra persona y nuestras


familias ayudándonos con una oración que compuso San Ignacio de Loyola.

LECTOR:

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, también mi memoria, mi entendimiento y toda mi


voluntad. Todo lo que tengo y poseo, tú me lo diste con amor. Todos los dones que me
diste, te los devuelvo con gratitud. Dispón de ellos, Señor, según tu voluntad. Dame
solamente tu amor y tu gracia. Eso me basta, nada más quiero pedir.

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