Venezuela Políticas Públicas y Relaciones de Trabajo
Venezuela Políticas Públicas y Relaciones de Trabajo
Venezuela Políticas Públicas y Relaciones de Trabajo
Héctor Lucena*
Resumen
Este trabajo tiene como objetivo abordar las políticas públicas laborales en Venezuela
relacionadas directamente con las diferentes organizaciones de los trabajadores; en
primer lugar identificarlas y describirlas, conocer las motivaciones que llevaron al
Gobierno a plantearlas y ponerlas en ejecución, y lo más importante, cuáles han sido
sus consecuencias en los actores laborales, las empresas y los trabajadores,
privilegiando a estos últimos, particularmente sus organizaciones colectivas y,
concretamente, las sindicales. El autor ha hecho un seguimiento durante el lapso del
1999 en adelante, que corresponde a lo que el propio gobierno auto definió como la
revolución bolivariana, durante la cual ha mantenido el control pleno, no sólo del
ejecutivo, sino de todas las instituciones estatales. Los materiales revisados para hacer
los análisis son de procedencia gubernamental y de las organizaciones de los
trabajadores, especialmente de su propio accionar.
Abstract
This paper has the objective of addressing the public labor policies in Venezuela,
directly related with the different workers organizations: In the first place, identify and
describe them, explaining the reasons that led the government to conceive and create
them and more importantly, what the consequences have been to the labor
stakeholders, the enterprises and the work force, privileging the latter, specially their
collective organizations and labor unions in particular. The author has monitored from
1999 onwards, a lapse which corresponds to what the government itself has defined as
the Bolivarian revolution, period during which it has maintained full control not only of
the executive branch, but of all the government institutions. The materials revised for
the elaboration of the analysis are from government sources and from the workers
organizations, especially from their own.
Introducción
Se espera que las políticas laborales promovidas por el Estado para el funcionamiento
de las relaciones de trabajo en una sociedad determinada tengan como propósito
contribuir a que las actividades productivas se desenvuelvan normalmente, para que
éstas brinden a la sociedad los productos y servicios necesarios para su
funcionamiento y el bienestar general. Asimismo, promover condiciones de
funcionamiento equitativo y justo en las relaciones entre empresas y trabajadores,
cuya retribución tanto al capital como al trabajo permita satisfacer a ambos,
favoreciendo por un lado, el mejoramiento de sus capacidades, el rendimiento del
capital, la reinversión en la capacidad y mejoramiento productivo, y por otro lado, el
bienestar integral del trabajador y su familia, a partir de una remuneración y
beneficios suficientes. En este artículo se pretende evaluar esos asuntos de acuerdo a
los rasgos de las políticas laborales y de sus impactos en las organizaciones de los
trabajadores, en el lapso que cubre la revolución bolivariana.
A partir de los años sesenta del pasado siglo en nuestro país se hicieron presentes y se
logró la difusión de tres elementos de políticas públicas en el orden laboral,
fundamentales para los propósitos enunciados en el párrafo anterior. Primero, el
fomento y garantías para el accionar de las organizaciones representativas de los
actores productivos, especialmente de los trabajadores: la llamada libertad sindical. En
segundo lugar, el fomento de la negociación colectiva como mecanismo para participar
en las definiciones de reglas internas en los centros productivos y como institución que
contribuye a la redistribución. Y tercero, intervenir en la solución de los conflictos entre
trabajadores y empleadores, sea por la vía de las instituciones administrativas o
judiciales.
Estas instituciones habían sido objeto de un debate universal en los años inmediatos a
la conclusión de la II guerra mundial, con la aprobación de los convenios 87 (Convenio
sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, aprobado en 1948,
que entró en vigor en 1950) y 98 (Convenio relativo a la aplicación de los principios del
derecho de sindicación y de negociación colectiva, aprobado en 1949, que entró en
vigor en 1951) por la Organización Internacional del Trabajo (2015), ratificados por
Venezuela en 1982 y 1968, respectivamente.
Esto determina que los espacios en donde empresas y trabajadores conviven para
producir no funcionan de manera aislada, sino que están rodeados de otras políticas
públicas que han de tenerse en cuenta, algunas con una relación más clara y definida
que otras, pero todas presentes. De modo que, analizar lo laboral en particular, tiene
sentido porque privilegia el conocimiento y análisis de las relaciones y los actos que
llevan a cabo empresas y trabajadores organizados en los espacios productivos y
permite responder cuáles son sus logros y limitaciones, en primer lugar, explicables
por lo que ocurre en su propio espacio y, aquellos explicables por fenómenos y factores
externos al espacio productivo.
Contexto
Previo al período que se inicia en 1999, el país venía de cuarenta años de gobiernos
electos democráticamente y con alternabilidad entre corrientes social demócratas y
social cristianas, que gobernaron cinco y dos quinquenios presidenciales
respectivamente, y que estas mismas fuerzas controlaban a los otros poderes públicos.
Al final de estas cuatro décadas de civilidad,2 la falta de renovación política se tradujo
en desgaste del modelo bi partidista; una constelación de nuevos partidos
desprendidos de los social cristianos en alianza con algunas fuerzas de la izquierda,
conquista una victoria electoral presidencial, aunque sin llegar a controlar el
parlamento. Esta misma situación precipitó un desgaste institucional que venía desde
el levantamiento popular contra la escasez y aumento de precios de 1989, hasta el
surgimiento de los alzamientos militares a principios de la década del noventa y la
destitución de un presidente constitucional, por un juicio llevado hasta la máxima
instancia judicial.
Sin embargo, esta evolución apunta a destacar que en esos siete lapsos
gubernamentales de alianzas entre fuerzas que aglutinaban ampliamente las mayorías
electorales, además de reconocer la permanente alta participación electoral, permitió
una construcción de políticas públicas en diversas áreas de la vida nacional, y muy
especialmente en la laboral, que son justamente las que serán cuestionadas y
eventualmente modificadas por el nuevo régimen.
Sin embargo, no es mucho lo que en concreto se destaca, ya que más bien los cambios
de políticas laborales en la revolución bolivariana, en algunos pocos casos, han
confirmado algunas de las regulaciones encontradas, pero en cambio, aquellas
realmente diferentes, más bien contra el desarrollo de las organizaciones de los
trabajadores, como más adelante se explica y demuestra. Es importante tener
presente a lo largo del presente documento que, si bien se observan regulaciones y
políticas favorables a los trabajadores en el plano individual, ocurre lo contrario en lo
colectivo, que es donde juegan un papel central las organizaciones de los trabajadores.
El discurso de la revolución bolivariana es radical contra las instituciones sindicales
dominantes al momento de irrumpir en la vida electoral para participar en las
elecciones de 1998, lo que se materializa con varias regulaciones al construirse la
nueva constitución nacional, en condiciones de amplia ventaja de su control de la
Asamblea Constituyente (Iranzo, 2011).
Desde la primera campaña electoral que lo llevó al poder, Hugo Chávez se propuso
emprender un gobierno que plantearía nuevas institucionalidades y por ello su principal
oferta fue promover la elección de una Asamblea Constituyente y redactar una nueva
carta constitucional que tendría como objetivo una mayor democracia, que fue
recogida en su carácter de democracia participativa y protagónica. En ese orden se
promueven políticas, leyes e innovaciones participativas que activan la inclusión social
y el empoderamiento popular. Se aprecia una convergencia de ciudadanos,
comunidades y funcionarios públicos en la búsqueda de soluciones a viejos problemas
de los sectores populares, especialmente de los más pobres. Emergen entonces
experiencias de cogestión en empresas estatales, procesos participativos en las
llamadas mesas técnicas –de agua, energía, de gas, entre otras–, los comités de
tierras, de salud y otras experiencias comunitarias y autogestionarias, las misiones,
etc. (López 2011; Harnecker 2005; Parker 2007; Salamanca 2011).
Las políticas públicas que como Estado regulador han de construirse en el marco de la
nueva constitución continúan con la misma tendencia interventora propia a la
caracterización de capitalismo de Estado cuestionada en el modelo anterior,
especialmente con el control de las actividades más generadoras de riqueza como es la
industria petrolera, las empresas básicas y los servicios públicos. Todo esto se
exacerba y profundiza, incluso con un discurso que destaca el combate a políticas
neoliberales, pero que no eran, como ya se dijo, notables en la dinámica económica del
país, ni por tanto se materializaron de manera pronunciada en el ámbito del trabajo
mediante la flexibilidad laboral.4
La revolución bolivariana desde el primer momento dio prioridad a los temas políticos,
y en ellos los electorales. Al principio se consideraba que al estar el gobierno centrado
en el proceso constituyente y luego en la implementación de las nuevas instituciones,
el tema económico sería soslayado. Por tanto, en el primer año del nuevo gobierno
1999el resultado económico fue de -6 por ciento del PIB. Recordemos que tres
elecciones se dieron en ese año, referéndum para convocar a la Asamblea
Constituyente, elección de los constituyentistas y referéndum para someter el texto
constitucional.
El otro sector que contribuye a este crecimiento del PIB es el comercio, que se
incrementó un 9.2 por ciento. Ciertamente, los consumidores han dispuesto de
recursos que al gastarlos en las tiendas, abastos y centros comerciales es en buena
medida para adquirir bienes importados o nacionales con materiales importados. Hasta
cuando se compran papas o un kilo de harina de maíz, hay que tener presente que las
semillas, en el primer caso y buena parte del maíz en el segundo, provienen del
exterior, además, claro está, de los materiales de trabajo empleados tanto en la
agricultura como en la industria.
Otro sector puntal en el crecimiento de 2011-12, son las erogaciones del gobierno
central en salud, educación y pensiones. La inversión en estos conceptos –salud y
educación- responde a actividades que tienen como principal componente los pagos al
personal, lo que es la principal erogación; faltaría considerar los impactos en la calidad
de este esfuerzo. El otro componente de esta inversión son las instalaciones –
hospitales, ambulatorios, centros de salud, laboratorios, escuelas, liceos,
universidades, como se observa, su estado general es crítico, se valora más construir
que mantener y asegurar el funcionamiento óptimo.8 En cuanto a pensiones, no es una
actividad productiva, ya que sólo conlleva entregar una cantidad de dinero –un salario
mínimo– para que sobrevivan personas de la población pasiva, que destinan casi todo
este ingreso en alimentación y salud.
El segundo paro nacional ocurre por el nombramiento de directivos de Pdvsa sin tener
presente la meritocracia que los empleados de la institución reclamaban como una
condición laboral por usos y costumbres en la empresa. El paro fue durante tres días a
partir del 9 de abril del 2002; finalmente el conflicto se convirtió en una protesta
nacional y más aún, en una situación contradictoria, en la que el militar del más alto
rango en las Fuerzas Armadas, el General Lucas Rincón, acompañado de los jefes de
las cuatro fuerzas, anunció al país la renuncia del Presidente de la República. En ese
momento el paro de origen laboral pasó a ser un incidente secundario al lado de una
supuesta renuncia presidencial. Hay quienes sugieren que lo laboral fue premeditado
para hacer emerger una situación de violencia de calle. Interrogantes y respuestas
siguen latentes. Por su parte el Presidente Chávez admitió que los despidos de los
dirigentes gremiales de los empleados petroleros fue una provocación premeditada de
su parte «las crisis, a veces, hay que provocarlas» «...Yo me declaro responsable de la
crisis de Pdvsa» «...cuando en un Aló Presidente saqué un pito y empecé a botarlos, yo
provoqué la crisis».10
El tercer paro de actividades de ese año tuvo una duración de un día, el 21 de octubre
del 2002, fue igualmente convocado por Fedecámaras, CTV y los partidos de oposición
organizados en la Coordinadora Democrática. Tres paros nacionales y la crisis política
de abril, estimularon a las mismas organizaciones convocantes de los anteriores, a
plantearse un cuarto paro que empezó por la parálisis de la actividad petrolera y se
extendió a otras actividades económicas y de servicios en general. Recién se había
iniciado un proceso de negociación (8 de noviembre del 2002) facilitado por la OEA, el
PNUD y el Centro Carter, pero pasadas las primeras semanas con un mínimo de
avance, estimuló a acciones más radicales, estimándose que un paro nacional
aceleraría estas negociaciones. Originalmente el paro fue por 24 horas, luego se
agregaron otras 24 horas, luego 48 horas hasta que se declaró con carácter indefinido,
redimensionando la confrontación con el gobierno (Lucena, 2003a).
Igual hay que destacar en el análisis del conflicto la negativa del gobierno a establecer
puente alguno con los convocantes del paro, tal como había ocurrido con los paros
anteriores. No había institución de peso que promoviera con efectividad un dialogo
entre gobierno y el liderazgo del conflicto. El Presidente Chávez tenía una postura
definida con este conflicto:«Cuando amenazaron con parar la industria yo los dejé, no
quise que nadie interviniera»11; dejar que se tornara indefinido, una prueba de
resistencia entre las dos partes.
Estos paros del 2002 aún tienen preguntas sin respuestas, especialmente el de abril y
el de diciembre por las dimensiones políticas y conspirativas presentes en sus
sustratos. Es una tarea de extrema complejidad que aún no se ha emprendido. Del
paro de abril, Nelson (2012: 319) apunta: «las evidencias señalan que se trató de una
situación confusa y compleja
Este no fue un golpe en el sentido clásico del término...
hubo una marcha contra el gobierno cuya intención era la de precipitar algún tipo de
cambio, pero no necesariamente un golpe».
Sobre la huelga de diciembre 2002 a enero 2003, todavía son insuficientes los
testimonios de quienes lo promovieron (Ramírez, 2010) y de quienes lo enfrentaron
(Pdvsa, 2004), sea ocupando los puestos y funciones de los despedidos de sus centros
de trabajo, o en acciones de confrontación directa y abierta. Están aún por publicarse
las respuestas y explicaciones de estos hechos.
También la empresa multiplicó su nómina hasta llevarla a más de ciento diez mil
personas, sin que con ello lograse superar los indicadores de producción y
productividad previos. También es importante reconocer que en estos años la empresa
amplió el abanico de actividades productivas y no productivas distintas a las
petroleras, todo en consonancia con el proyecto político del gobierno. El país depende
más del petróleo hoy que hace doce años, no porque se haya fortalecido la empresa
estatal, sino más bien porque se han debilitado otros sectores productivos públicos y
privados.
Las nuevas fuerzas en el poder adoptaron medidas para desmontar esta relación, que
incluían: eliminar subsidios otorgados por el Ministerio del Trabajo y otros entes
estatales; pedir la desincorporación de todos los directores laborales propuestos por la
CTV en los directorios de las empresas estatales, organismos de desarrollo económico
e institutos autónomos (esta medida fue más extrema porque incluso se extendió a
directores laborales electos por las bases); la suspensión de las directivas sindicales en
toda la estructura; la convocatoria y realización de un referéndum sindical; el
sometimiento de las elecciones sindicales al Consejo Nacional Electoral, ente ajeno al
movimiento sindical (Lucena 2008). Estas medidas mostraban desconfianza en el
movimiento sindical que calificaban de reaccionario y al servicio de la derecha, por lo
que igualmente desde un principio se promovió y alentó a otras corrientes sindicales
(Iranzo, 2011).
La revolución bolivariana nace con poca fuerza sindical. Sin embargo acumula un
historial de triunfos electorales nacionales. Hay que tener presente que la población
trabajadora no sindicalizada es mayoritaria, especialmente por el predominio de las
pequeñas empresas, la informalidad y el desempleo. El sindicalismo ha venido
disminuyendo desde sus momentos de más alta afiliación, a mediados de la década de
1970, cuando alcanzó 30 por ciento, hasta llegar a sólo 14 por ciento con ocasión de la
conformación del registro y de las elecciones sindicales de 2001, bajo control del
Consejo Nacional Electoral (Lucena 2008a:188). Año tras año aumenta el número de
sindicatos, como lo muestra el cuadro más adelante, elaborado con la información de
las Memorias del despacho laboral, pero no aumenta la población sindicalizada sino
que más bien lo que ha venido ocurriendo es un continuado proceso de fragmentación;
el denominado paralelismo sindical, que se refiere a la legalización de sindicatos en
donde ya los hay, generando tensiones y fricciones entre los propios trabajadores. En
fecha reciente, la encuesta Encovi dio a conocer la existencia de un 20 por ciento de
tasa de sindicalización, pero, con respecto a la población ocupada, es obviamente
menor que la población económicamente activa (Encovi, 2014).12
La intervención estatal tradicional y que se preserva y acentúa en el período
bolivariano, se apoya en la estructura sindical por empresa prevaleciente en el
sindicalismo venezolano. Se trata de una estructura atomizada, por tanto más frágil a
la influencia estatal y patronal, por tratarse de predominio de sindicatos pequeños y
con poca visión de lo sectorial y nacional; es decir, dominados por el micro espacio
empresarial (Lucena 2003b). Desde hace largos años se ha cuestionado que sea esta
estructura la que predomine en el sindicalismo venezolano (Iturraspe 1991). Esto
contrasta con el sindicalismo de los países de mayor desarrollo sindical en la región,
que basan su organización en los sindicatos nacionales sectoriales como los casos de
Brasil, Argentina y Uruguay (Ermida, 1995).
El gobierno tuvo en un primer momento dos alternativas en cuanto a su vinculación
con el movimiento sindical: fortalecer al sindicalismo ubicado fuera de la CTV o
integrarse a esta central tomando en cuenta que internamente había segmentos
críticos de las cúpulas de AD y Copei. Se intentaron las dos vías. La primera, dando
relevancia a otras centrales ya existentes y de menor tamaño (CUTV, Codesa, CGT),
por ejemplo, a ser parte de las consultas de la determinación del salario mínimo y de
cualquier otro tema que promoviera el gobierno. La segunda vía, fomentando
elecciones al interior de la CTV, primero en los sindicatos de base y luego imponiendo
un referéndum sindical que obligara a elecciones en todas las instancias, incluyendo el
mismo comité ejecutivo de la central. Sin embargo los resultados sindicales no fueron
similares a los logrados en las elecciones nacionales presidenciales o de gobernadores.
De hecho, las elecciones generales sindicales de 2001 no las ganó la plancha
promovida por el gobierno, sino la principal plancha opositora encabezada por Carlos
Ortega, de Acción Democrática. Al final, el gobierno no reconoció los resultados
electorales.
Por otro lado, se promovió una central alternativa con la fundación de la Unión
Nacional de Trabajadores -UNT-, luego de la crisis que comprometió a la CTV en las
acciones del 2002, con consecuencias que acentuaron dificultades para la convivencia
de fuerzas tan opuestas en las posiciones políticas, que llevó a la creación de esta
nueva central. Nace con amplio apoyo oficial sin celebrar un congreso fundacional y sin
estatutos, en condiciones apresuradas, beneficiándose del apoyo y facilidades del
Ministerio del Trabajo, tras un acuerdo de las principales corrientes y dirigentes que
venían enfrentando al liderazgo de la CTV, ya sea en su seno o desde afuera. Este
nacimiento se caracteriza por ser un acuerdo de dirigentes, sin asambleas ni congresos
constitutivos. Sus dirigentes lo justifican por la crisis política reinante para entonces.
Los golpes dados a la estructura burocrática sindical cetevista, permitieron que fuerzas
sindicales de izquierda, reprimidas en los periodos anteriores, alcanzaran mayores
espacios de acción, así como el haberse producido un traslado de dirigentes que
militaban en los partidos tradicionales socialdemócratas y socialcristianos hacia la
nueva opción de la UNT, dejando a la tradicional central en situación menguada
(Lucena 2008a). Pero al poco tiempo se evidencian contratiempos para satisfacer los
elementos mínimos de una organización sindical, como es la elaboración de sus
estatutos y las reglas de funcionamiento, así como la elección directa de manera
democrática de sus autoridades. Sus dirigentes se fijaron un año para hacer un
congreso y unas elecciones por la base. Sólo es al cabo del tercer año (mayo 2006)
cuando se convoca el II congreso, pero en un ambiente de pugnacidad que no permite
su realización ni la aprobación de los estatutos en discusión. Posterior a este evento, la
crisis interna en la UNT persiste, cinco corrientes se disputan las posiciones de
poder.13 No ha sido posible realizar las elecciones por la base de la dirigencia de la
UNT.
La política laboral oficial se ha inclinado por restringir el diálogo con las organizaciones
sindicales no seguidoras de sus políticas. Las pocas instituciones creadas últimamente
para consultas sólo incorporan a la CBST, e ignoran a todas las demás. Así ha sido con
la comisión creada para elaborar la reforma de la ley orgánica del trabajo, puesta en
vigencia en mayo del 2012, luego como el Decreto con rango y fuerza de ley orgánica
del trabajo, los trabajadores y las trabajadoras (Dlottt), que dio nacimiento al
«Consejo Superior del Trabajo, que tendrá un Reglamento de funcionamiento y se
encargará de manera directa de coordinar todas las acciones para el desarrollo pleno
de la Ley Orgánica del Trabajo, los trabajadores y trabajadoras
» (Disposición
transitoria séptima) en donde igualmente sólo se incluye a representantes de la CBST
por los trabajadores del país.
A pesar de que las confrontaciones abiertas del empresariado con el gobierno en las
acciones del 2001-2002 eran de un alto riesgo, ya que apelaron a estrategias extremas
como convocatorias a paros nacionales y poner en práctica lockout, es decir, cierres
empresariales, trayendo consigo que sus organizaciones y dirigentes fueran sometidos
a juicios y otros hostilizados ante la OIT, los empresarios documentaron
oportunamente denuncias que referían a secuestros, asaltos de sedes y negación de
diálogos, entre otros. Denuncias que el gobierno venezolano no ha respondido
satisfactoriamente, lo que mantiene latente esos casos.
Por el lado sindical han ocurrido una mayor diversidad y cantidad de hostigamientos,
sin embargo han repercutido menos en los ámbitos externos, como es la OIT, e incluso
en las propias instancias internacionales sindicales. En las memorias e informes de la
Central Sindical de las Américas (CSA) y de la Central Sindical Internacional (CSI) no
se ven agresiones al movimiento sindical venezolano, lo que en buena medida es
resultante de la fragmentación existente y la dificultad de presentar una voz unitaria y
efectiva. Recientemente pudo verse al fin un caso, como es la manifestación de
preocupación de la CSA por la situación de hostigamiento y agresión al sindicalismo
mayoritario en el Inces.17
En la etapa avanzada del lapso de análisis se destaca una tendencia complicada para el
funcionamiento del movimiento sindical, como es el fomento de otras organizaciones y
alternativas de representación de los trabajadores que compiten con el sindicato, como
ha sido el fomento de los consejos de trabajadores, de las milicias obreras, entre las
más frecuentes. Sobre el primero, en el siguiente subtítulo se aborda en el marco de la
representación de los trabajadores en la gestión.
Los Delegados de Prevención han sido objeto de una privilegiada atención por parte del
Instituto Nacional de Prevención y Seguridad Laboral (Inpsasel), dependiente del
Minpptss, el cual se encarga de sus procesos de formación, capacitación y
coordinación. La Memoria del Minpptss (2009) reporta que en los primeros cuatro años
post reforma del 2005 se habían organizado 35.621 CSSL y que 111.584 delegados
recibieron formación y acreditación.
Desde el punto de vista normativo la figura del Director Laboral había pasado por
varias etapas.
– La de su nacimiento en 1966. Se entiende que nace como una manifestación del
acuerdo entre las élites políticas y el liderazgo sindical de fortalecer el papel
institucional del movimiento sindical, que ya había mostrado su identificación con el
proceso político en desarrollo. La central más representativa, léase en esta etapa
histórica, la CTV, tenía el monopolio de esta representación; ella nombraba y destituía.
– La segunda etapa fue la que se expresa en la Ley Orgánica del Trabajo -1991 en
adelante- en donde se agrega un segundo Director Laboral, pero esta vez electo por
los trabajadores y, además, se exigía la condición de trabajador del ente
correspondiente. Indudablemente un avance participativo.
– La tercera etapa es la que nace con el proceso constituyente de 1999-2000, por lo
tanto en el período bolivariano, que plantea la elección por los trabajadores de los dos
Directores Laborales. Un avance indudable. La Asamblea Constituyente, ya al final de
su ejercicio en el año 2000, decidió la suspensión de los Directores Laborales en todos
los entes estatales; se entendía que era parte de la retaliación hacia el sindicalismo
existente, pero ello conllevó suspender también a los electos de manera directa por la
bases, con el agravante posterior de que en la mayoría de los entes existentes para
ese momento no se restituyeron. Luego se fueron creando organismos y estatizando
empresas en donde se eludió su restablecimiento, sin el reclamo del sindicalismo
oficialista que, en algunos contados casos, recibía sin elección directa el acceso a
directorios de empresas del Estado, caso de Pdvsa.
En cuanto a la tercera etapa, ha sido sin duda la que levantó mayores expectativas, ya
que nace enmarcada en un ambiente discursivo favorable a la participación y al
protagonismo democrático. Además en esta tercera etapa, del 2000 en adelante, se
han multiplicado los entes estatales, teóricamente sujetos de esta representación
laboral.
Esta representación finalmente recibió un puntillazo con el Decreto con rango y fuerza
de Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras (DLOTTT) –vigente
desde el 2012– que incluyó los Consejos de Trabajadores como figura que sustituye a
los Directores Laborales. Sobre estos consejos aún no existe legislación y muy poco se
conoce de ellos, aunque dos borradores circularon en el año 2007 y sus textos se
asomaban como un instrumento limitante de la vida sindical y de la propia gestión de
las empresas (Iranzo, 2011).18
Una de las medidas iniciales post crisis 2002-3 fue un enérgico fomento estatal de
organizaciones cooperativas (VVAA, 2004). No obstante, en su constitución se observa
que la mayoría de las iniciativas respondían a aspiraciones familiares, de socios y de la
comunidad, especialmente como una opción para encontrar salida al desempleo, según
lo indica un 74 por ciento en el estudio de Machado, del Centro Gumilla (2008:13). En
menor proporción se observa la sustitución o conversión de empresas privadas
convencionales (sociedades o compañías anónimas, empresas familiares o personales)
en cooperativas.
Esto fue significativo en los sectores en donde empresas públicas o instituciones del
Estado son contratantes estratégicos, ya que se emitió una normativa que privilegia la
contratación de cooperativas. En general, dado las facilidades para el registro y los
incentivos brindados a las organizaciones cooperativas, inmediatamente se produjo
una explosión o boom cooperativo.
El fomento del cooperativismo de trabajo asociado ha dado lugar a que tanto empresas
estatales como privadas hayan visto en esta figura la posibilidad de cooperativizar
actividades que venían ejecutando por medio de otras formas productivas, entre ellas
las mismas del convencional trabajo asalariado, y tomando con ello ventajas de doble
tipo: una la de evasión de la tutela laboral y otra, la del acceso a beneficios de las
políticas financieras públicas. En el primer caso, la práctica es que se trata de una
imposición de los empleadores, ante la cual no le queda otra opción a los trabajadores
sino de acogerse o irse. Muy pocos casos se conocieron de procesos de discusión,
intercambio y consenso entre empresas y trabajadores. La empresa Venequip es uno
de esos casos, y además se trata de un proceso no asociado con la búsqueda de las
ventajas financieras públicas (Hernández, 2008). En cuanto a la cooperativización
impuesta por los empleadores, esta trajo consigo en los años siguientes que frecuentes
juicios laborales emprendidos por trabajadores obtuvieran sentencias favorables, lo
que ha dado lugar a una mayor reserva empresarial en la promoción de la
cooperativización de sus trabajadores, menos aún cuando el DLOTTT incluyó una
disposición transitoria que condena la tercerización con fines fraudulentos. 19
Los propulsores de la EPS indican que estas nacen orientadas al socialismo, pero
dentro de una economía que tiene sus anclajes en el sistema capitalista; por ello la
diversidad de expresiones en organización, propiedad o cualesquiera otros aspectos (El
Troudi y Monedero, 2006:94). En cuanto a la evolución y la construcción de un
concepto, un material del Ministerio de Energía y Petróleo-Pdvsa expresa:
Está por promulgarse una ley que defina y precise esta figura. «La Ley deberá ser
desarrollada a la luz de las vivencias sistematizadas, y en virtud a los aportes que las
propias comunidades y los integrantes de las EPS ofrezcan. Debe ejemplarizar la idea
señalada: premiar lo social, castigar lo antisocial, desechar lo socialmente ineficiente»
(El Troudi, 2006:9).
A pesar de que se señala que «las EPS son empresas que ayudan a dejar atrás el
capitalismo», por otro lado se destaca que «No son empresas capitalistas de Estado» y
que «La revolución bolivariana
requiere crear un nuevo inversionista privado, un
nuevo contingente de empresarios, referenciados en el ámbito comunitario,
independientes del Estado y del mercado, consustanciados y comprometidos con la
emancipación» (Ídem, 2006: 97).
Regulaciones laborales
De las diversas reformas y regulaciones adoptadas algunas han sido bien percibidas
por los trabajadores; vistos los resultados y opiniones de los actores laborales, aquí se
incluye la reforma procesal del trabajo, implantada a partir del 2002, que aligeró los
juicios laborales al introducir la oralidad y la mediación obligatoria; la reducción de la
jornada de trabajo y la ampliación del descanso semanal; una mayor estabilidad e
inamovilidad en el trabajo; las medidas sobre trabajadores discapacitados fijando
cuotas porcentuales en los centros de trabajo; el trabajo doméstico incorporándolo a la
tutela de legislación laboral; permitir que el trabajador sea quién decida sobre el
régimen de liquidación de las indemnizaciones al término de la relación laboral; 20 una
mayor protección de la maternidad y la familia garantizando el empleo y prolongando
los lapsos de permisos; el permiso parental; y los bonos de alimentación,
estableciéndolos obligatoriamente. Es nítido que en materia de relación individual de
trabajo hay avances y progresividad. Esto determina que la inspección del trabajo se
ha fortalecido para ver de cerca el cumplimiento de estas nuevas regulaciones. Los
empleadores resienten que estas disposiciones han sido establecidas sin dialogo social
y que algunas de ellas han traído problemas al funcionamiento productivo, en
particular la inamovilidad y los cambios en la jornada laboral.
El propósito de dicha ley, más que la relación entre trabajadores y empleadores, sus
redactores la presentan como el proceso social del trabajo, es decir, representa un
cambio desde la protección del trabajo como hecho social, hacia la inclusión del trabajo
como un elemento central pero no único en una configuración mayor, que podría estar
intentando justamente transformar la relación de trabajo hacia otras formas de
organizar la producción de carácter marcadamente estatal, aunque se conserve la
propiedad privada de los medios de producción.21
Ya con el marco regulatorio anterior y el conjunto de las políticas económicas, el
empleo se venía resintiendo. Sólo crecía a nivel formal el empleo público, pero con las
reservas de que la mayor parte era simplemente empleos que pasaban del sector
privado al público, consecuencia de las estatizaciones. En tanto el empleo informal
mantiene su espacio en el conjunto de la población económicamente activa.
Una legislación del trabajo es una regulación para la relación entre las partes; sin
embargo, en el discurso oficial se repite que ésta es una ley para los trabajadores. La
construcción de auténticas leyes e instituciones para estos tiene dos campos
esperando ser atendidos, uno el de la seguridad social y el otro el del empleo. Parece
que en ese orden se inscribía la reciente medida de plantear desde el Ejecutivo que los
trabajadores informales pasarían a la Seguridad Social. Hay que recordar que ya desde
hace largos años existe en la Seguridad Social el régimen de inscripción de los
informales, pero que ha tenido muy poco éxito. Una razón importante es porque les
exige cotizar tanto el aporte de trabajador como el aporte patronal, sumando todo el
13 por ciento de su salario, mucho más que lo cotizado por los trabajadores
dependientes del sector formal; este aspecto se mantiene en lo anunciado por el
gobierno.
Violencia Sindical
El gobierno no informa, no revela cifras oficiales; cerró tiempo atrás las oficinas de
prensa en los cuerpos policiales nacionales, mantiene una conveniente opacidad que le
permite acusar a los medios de comunicación nacionales de generar campañas de
desinformación o de desestabilización cuando publican las inocultables efectos de la
violencia y criminalidad.
Seguridad Social
En torno a estos casos, cabe destacar que la expectativa de vida del venezolano se ha
venido incrementando. Si bien la edad mínima para la jubilación por legislación de la
seguridad social es de 55 años para la mujer y 60 para los hombres, es baja al
comparar con países de equivalente desarrollo que el nuestro. Lo otro es que en estos
tiempos de alta inflación y luego de haberse restituido el pago de las prestaciones
sociales multiplicando el último salario por el número de años de servicio, se agrega
una cantidad importante de recursos a cobrar en el cheque de liquidación de las
prestaciones sociales. De aquí que, en aquellos casos de una prolongada prestación de
servicios a un mismo empleador tenga sentido prolongar la edad de dejar la vida
activa. Aparte del hecho que un porcentaje importante de trabajadores han retirado
sus prestaciones con el régimen que inició su vigencia con la reforma de la LOT en
1997, el sistema que persiste no favorece a los trabajadores de alta antigüedad y aún
menos en tiempos de alta inflación como los que vivimos; aunque si favorece en los
casos opuestos, es decir trabajadores con poca antigüedad.
El segundo factor a destacar es que, al dejar la condición de activo, la generalidad de
los trabajadores pasan a recibir sólo la pensión del Seguro Social, que invariablemente
equivale en nuestro caso al salario mínimo, cualquiera haya sido el nivel salarial con el
cual cotizaran en su vida laboral. Esto representa para quien devengue ingresos que
estén por encima del salario mínimo un desmejoramiento de sus ingresos y de calidad
de vida. Este es el caso que explica la situación de trabajadores que alcanzan la edad
de jubilación y prefieren quedarse trabajando porque la pensión es insuficiente para
mantener su calidad de vida.26
Sin duda hay que prestarle atención a la organización social y gremial de los jubilados,
entendida como una conquista laboral pero que la débil institucionalidad que hoy
muestra la coloca en delicada situación de fragilidad.
Conclusiones
Este documento se planteó analizar las políticas laborales hacia los sindicatos y cuáles
han sido sus impactos. En tal sentido, si bien el discurso oficial destaca que la
revolución bolivariana tiene en los trabajadores su principal apoyo y destinatario para
lograr sus propósitos de transformación de la sociedad venezolana a estadios
superiores de bienestar y de felicidad, se observan decisiones y acciones que no han
permitido el fortalecimiento del movimiento de los trabajadores. Más bien, además de
enfrentar los problemas propios de la relación de los sindicatos con los patronos, se
agrega el tener que responder a políticas gubernamentales que limitan los espacios de
la acción sindical.
En general los sistemas económicos mundiales han evolucionado en una dirección que
no facilita las condiciones para el desarrollo sindical. En algunos casos es el desempleo,
pero en otros, es más por el deterioro del mercado del trabajo, sea por la vía de la
informalidad o la precarización. Igual complejidad le plantean a los trabajadores para
organizar los procesos de reestructuración productiva para reemprender el
crecimiento.
Notas:
1
La Ley de Carrera Administrativa, con vigencia desde 1970 hasta 2002, cuando fue
derogada por la Ley del Estatuto de la Función Pública, reconoció a los funcionarios
públicos el derecho a organizarse sindicalmente (Art. 23), y en ese sentido fue dictada
una reglamentación (Reglamento sobre Sindicatos de Funcionarios Públicos, 1971). No
obstante desde la década del sesenta venía funcionando la Unión Nacional de
Empleados Públicos que los organizaba y representaba.
2
En toda la historia republicana de Venezuela ese fue el lapso de civilidad más
prolongado. Desde que se creó la república lo predominante fueron los gobiernos
militares: de 1830 hasta el año 1998, menos de un tercio de los gobiernos fueron
civiles.
3
Gacetas Oficiales 576, 578-81,586-8, 590-99, 602, 607-9, 611, 619, 621, 623-26,
632-3, 636, 638, 640, 643, 647, 649, 651, 653, 659-65, 668-80, 682, 684, 688, 690-
1, 694-5, 698-703, 708-709, 713, 718-19, 721, 724, 726, 728, 729-732, 734.
4
Las manifestaciones más notables de flexibilidad laboral se observan en el cambio del
régimen de prestaciones sociales en 1997 y el establecimiento de las empresas de
trabajo temporal -ETT- en 1999, otorgándoles una amplia facultad de contratación. En
cambio, al salario que venía bonificándose desde mediados de los setenta hasta que
éstas alcanzaron más del 80 por ciento del salario, con la reforma de las prestaciones
en 1997 se le fijó un límite de no más de un 20 por ciento, optando más bien por
convertir múltiples bonificaciones por encima de ese por ciento en salarios, con sus
correspondientes repercusiones en seguridad social y en otros beneficios.
5
Término que se utiliza para referirse a la paralización de actividades por razones
laborales o políticas.
6
Este programa fue lanzado por el gobierno en el 2011, y se propone alcanzar la
construcción de tres millones de viviendas para el 2019; hasta el primer trimestre del
2015 había entregado 700.000, Marco T. Díaz, Vicepresidente de la Central Bolivariana
Socialista de Trabajadores (El Mundo, Economía y Negocios, 7/4/15, pag. 8.
7
El coordinador de la Alianza Nacional de Trabajadores Cementeros (Antracem),
Orlando Chirinos, aseguró que en el primer trimestre de 2015 registraron «una
paralización de obras que está alrededor del 80 por ciento en todo el país», producto
de la escasez de insumos. En el caso particular del cemento, precisó que la capacidad
instalada en Venezuela es de 9 millones de toneladas métricas anuales, pero que el
nivel de producción ronda el 50 por ciento. En cuanto a acero y canillas, la Siderúrgica
del Orinoco reestatizada en el 2008, cuando producía 4.3 millones de toneladas en
manos de Ternium, en el 2014 apenas produjo un 25 por ciento.
8
Más de seiscientos registros de conflictos en el sector salud por problemas de su
funcionamiento pueden verse en http://www.conflictove.org.ve/category/salud a lo
largo del último quinquenio. En cuanto a educación se pueden ver una importante
cantidad de protestas por las condiciones de los centros educativos,
en http://www.conflictove.org.ve/category/educacion/
9
«Se despidió al 67 por ciento del personal ejecutivo y gerencial; 67 por ciento del
personal técnico y supervisorio; 29 por ciento de operadores y artesanos; 27 por
ciento de obreros calificados. Entre ellos promediaban una edad de 41 años y 15 años
de servicio en la empresa. Asimismo, se desmantelaron las operaciones de apoyo
(Finanzas 98 por ciento, recursos Humanos 88 por ciento, planificación 80 por ciento y
Auditoria 61 por ciento); adicionalmente, se dejó al Intevep (Instituto de
Investigación) sin 60 por ciento de su personal. En cuanto actividades básicas estos
despidos disminuyeron el personal en: Exploración 79 por ciento; comercio y
suministro 68 por ciento; mantenimiento 59 por ciento y operaciones 45 por ciento. En
efecto, el personal despedido incluyó a 212 ingenieros geólogos de yacimientos; 120
ingenieros de procesos; 216 operadores de planta; 147 ingenieros de seguridad,
higiene y ambiente; 377 profesionales de procesos de planificación y 156 expertos en
presupuesto. En total se perdieron 282 mil años de experiencia» (Quiroz
Corradi, http://quiroscorradi.blogspot.com/2008/04/la-nueva-operacion-petrolera-
iv.html. (consultado el 8-01-2015).
10
Frases del Presidente en su discurso del 15-01-2004 ante la Asamblea
Nacional http://www.soberania.org/Artículos/artículo_686.htm Artículo El Mago de
Andrei Tarkovski, 16-01-2004 (consultado el 13-01-2015).
11
Programa «Aló Presidente
No.130» file:///Users/hectorlucena/Downloads/alo_presidente_130_palacio_de_miraflo
res__caracas_domingo_8_de_diciembre_de_2002.pdf
12
Encovi refiere a la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, emprendida por la
UCV, USB y UCAB en el 2014, cuyos resultados se han dado conocer en diversos
eventos. Los temas de trabajo y empleo muestran resultados sorprendentes: quienes
trabajan para el Estado representan el 36 por ciento de los ocupados, en cambio los
del sector privado son tan sólo el 26 por ciento. Los datos se pueden consultar
en: http://www.rectorado.usb.ve/vida/sites/default/files/empleo.pdf
13
Las cinco fracciones se dividen en dos partes, cuatro de ellas con las mismas
posiciones y propósitos, unidas por su relación de dependencia con el aparato de
Estado y el gobierno. La otra posición, identificada con las siglas C-CURA (Corriente
Clasista Unitaria, Revolucionaria y Autónoma) expresa en sus cuatro adjetivos el
programa que la sostiene frente a las otras,
en http://www.visionesalternativas.com/index.php?
option=com_content&view=article&id=18579:el-desafio-del-socialismo-a- traves-del-
psuv-parte-ii-final&catid=2:uncategorised 5-1-2007 y consultado el 10-4-2015.
14
Se trata de la corriente que se identifica con las siglas C-CURA (Corriente Clasista
Unitaria, Revolucionaria y Autónoma). En los primeros años de creación de UNT jugó
un papel protagónico.
15
El FBT realizó su congreso interno el 27 y 28 de enero y en el mismo se debatió la
tesis de que la Unión Nacional de Trabajadores debe «desaparecer», propuesta que
han hecho pública algunos de los voceros del FBT como Oswaldo Vera y Jacobo Torres
(en declaraciones de prensa y TV)
[ http://www.aporrea.org/trabajadores/n90292.html ] consulta del 8 de febrero de
2007.
16
Provea es una organización no gubernamental, independiente y autónoma de
partidos políticos instituciones religiosas, organizaciones internacionales o gobierno
alguno, que tiene como fin la promoción y defensa de los derechos humanos, en
particular los derechos económicos, sociales y
culturales. http://www.derechos.org.ve/provea/misionvision-y-objetivos-generales/
17
Comunicación de la CSA http://www.derechos.org.ve/pw/wp-
content/uploads/CSA.MPST_.SINTRAINCES.pdf Consultado el (5-4-15)
18
Uno de los proyectos, que venía con logotipo del Partido Comunista de Venezuela,
tenía 17 artículos y el otro, con el encabezado de la Asamblea Nacional de la República
Bolivariana de Venezuela, 34 artículos. Ninguno fue discutidos por la Asamblea, pero sí
circularon y dieron lugar a discusiones académicas, empresariales y sindicales.
19
Para su cumplimiento fijó un plazo de tres años (abril 2015) para incorporar a la
nómina a aquellos que desempeñen funciones del giro propio de la empresa.
20
Existen dos regímenes prestacionales y en la reforma se decidió eclécticamente
mantener vigentes los dos –el pre 1997 y el que nació en la reforma de ese año– y que
fuera el trabajador quién escogiera el que le diera mayor cantidad de bolívares, ya que
según escenarios de antigüedad, inflación y ritmos de incrementos salariales, puede
ser más beneficios uno u otro. Por cierto que esto derrumbó la tesis del «despojo»,
como en algunos medios se le señalaba a la reforma de 1997.
21
Héctor Jaime (2012:261) lo expresa de la siguiente forma «este control del Estado
nos lleva a concluir que la función perseguida por la Lottt no es la de brindar
protección a los trabajadores, sino la de implantar un sistema en el cual todo se
encuentre en función de lograr los fines del Estado. Lo que nos recuerda cierta frase:
´Todo dentro del Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado´».
22
Según el concepto de informalidad de la OIT desde 2003, el cual aún no ha sido
adoptado por la entidad de recolección y procesamiento estadístico nacional, INE.
23
«Visible en México, invisible en Venezuela» El Nacional, 20-01-13.
24
Mayela Armas en El Universal, 20-7-2013.
25
Los casos en cuestión son trabajadores que prestan servicios en Sidor. Otros casos
están en la empresa Domínguez y Compañía.
26
Para pagar jubilaciones en algunas pocas empresas se han creado fondos con
aportes patronales y de los trabajadores. El más robusto de ellos experimentó un
desfalco descomunal, lo ocurrido con el Fondo de Jubilaciones de los Petroleros. Un
fondo creado con los aportes de los trabajadores que hace dos años fue objeto de un
multimillonario desfalco -540 millones de US $- descubierto en los EEUU cuya justicia
ha tomado medidas, pero que lamentablemente las instituciones públicas venezolanas
aún no han cumplido con sus obligaciones y con los trabajadores afectados, todo ello
causando un perjuicio a los contribuyentes del fondo
(http://hectorlucena.blogspot.com/2011/03/seguridad-social-insegura.html). En los
dos últimos años los miembros del fondo han dejado de percibir un noventa por ciento
de los dividendos que corresponderían para el capital del fondo.
Referencias bibliográficas
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Construcción en Venezuela» en https://saladeinfo.wordpress.com/2015/04/03/todo-lo-
que-debe-saber-sobre-la-actualidad-del-sector-construccion-en-venezuela/
(consultado el 6/4/2015). [ Links ]
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Laborales» en Sindicalismo Latinoamericano: entre la renovación y la resignación,
Brasil, Edit. Nueva Sociedad. [ Links ]
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proyecto-bolivar-2000-de-hugo-chavez/ (consultado el 06/01/15). [ Links ]
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discurso político sobre la reforma constitucional y la enmienda: Hugo Chávez y la
oposición (2007-2009)» Politeia, vol. 33, nº 45, Caracas. [ Links ]
cupublicaciones@gmail.com