Producción Radial
Producción Radial
Producción Radial
A. PRE PRODUCCIÓN:
No es lo mismo producir algo para jóvenes que producir para jóvenes rockeros de 18
años, pre-universitarios con dudas sobre su profesión y su proyección futura, o producir
un programa radial para jóvenes cristianos en busca diferentes formas de diversión.
Necesidades de la audiencia
La necesidad de la emisora de comunicar mensajes acordes a su filosofía.
Informar, formar y crear conciencia en la opinión pública.
Conseguir los recursos financieros para la emisora.
Para formular un objetivo debemos pensar en los resultados que queremos lograr en la
audiencia, ya sean cambios de conducta o comportamiento, fidelidad con la emisora,
preferencia de la audiencia a nuestro programa, conciencia sobre temas determinados,
motivación para vivir mejor, etc.
Además, todo programa debe cumplir con los objetivos generales de la producción
radial: educar, entretener e informar. Incluso, me atrevo a decir que cualquier programa
educativo, informativo, de orientación, etc., que no cumpla con el objetivo de entretener
pierde a más del 50% de su audiencia.
Por lo tanto, definir el “qué” dentro de un prorama radial tiene especial importancia.
Muchas veces escuchamos decir que un comunicador debe ser -o es- un “todólogo”
porque necesita dominar con cierta solvencia los temas que trata en sus producciones.
Esto no está lejos de la realidad; cualquier profesional de la comunicación que refleje
inseguridad e ignorancia en el manejo de los contenidos solo demuestra su
irresponsabilidad frente a la audiencia.
Esto nos da los conocimientos iniciales suficientes para actuar como orientadores de la
opinión pública o servir de guía para la audiencia.
Todo mensaje se enmarca dentro de un tema específico y éste, a su vez, en una
temática general. Por ejemplo el micro-programa “Uno más Uno” que trasmite la
Cadena ALAS.
Temas específicos:
Formato viene del vocablo latino forma. Llamamos así a las figuras o estructuras
concretas de realización: “entrevista”, “reportaje”, “radionovela”, “sketch cómico”, “top
ten”, etc. Sin embargo ningún formato es inamovible, se lo puede adaptar, corregir,
transformar de acuerdo a las necesidades de producción y de la audiencia.
Género Dramático –Bondad-: Se relaciona con la ética, los valores, lo bueno y lo malo.
Es un género de ficción: se inspira en hechos reales pero trabaja con lo que podría
pasar. Las historias aunque son fantasía y se basan en la imaginación, deben ser
creíbles.
Forma combinada: cuando se cruzan con otros géneros: noticias dramatizadas, cartas
dramatizadas, poemas vivos, historias de canciones, radio-clips, testimonios con
reconstrucción de hechos.
Subgéneros:
Música popular, clásica, moderna, bailable, folklórica, etc.
Formatos del género musical: Variedades musicales, estrenos, música del recuerdo,
programas de un solo ritmo, programas de un solo intérprete, complacencias.
Las Radiorevistas: Se arman con recursos de los tres géneros básicos: música,
informaciones y dramatizados. Es un contenedor donde cabe todo.
Después de dar un vistazo general a la variedad de formatos radiofónicos nos
preguntamos ¿Cuál de todos es el mejor?
El más adecuado: el que se adapta mejor a las necesidades del emisor y al tema a
tratar.
Recursos:
En la elaboración de un programa usamos todos los recursos que tenemos a mano:
variedad de voces (locución, testimonios, vox pop, pensamientos, frases célebres,
llamadas telefónicas de los oyentes, etc.) variedad de recursos musicales (ráfagas,
cortinas, temas interpretados, música instrumental) y variedad de ambientes, todos los
que se puedan crear con la ayuda de los efectos sonoros.
Los recursos son los pequeños elementos que hacen parte de un formato radial,
requieren de una introducción o de un elemento de enlace para que tengan sentido. El
formato en cambio, es un producto completo, tiene sentido por sí mismo, es autónomo,
con principio y final. Por lo tanto, puede insertarse en la programación general de la
emisora.
La estructura puede ser fija o variable, depende del formato. Por ejemplo:
Uno más Uno.
Los formatos largos como las radiorevistas, o los programas musicales no requieren de
un libreto demasiado elaborado con todo escrito, pero sí requieren de una guía que les
permita desarrollar el programa con orden, además donde puedan remitirse a las ideas
principales que se plantearon comunicar.
1. Escriba en papel en blanco y de un solo lado. Que el papel sea firme para evitar
crujidos.
2. En el costado superior derecho se escribe: el título o nombre del programa, tema del
capítulo o número de programa, número de página.
4. No divida las palabras al final de la línea ni el párrafo al final de la hoja. Esto dificulta
la lectura.
7. Las intenciones dramáticas o indicaciones para los actores se escriben dentro del
texto, en mayúsculas y entre paréntesis. No hay que abusar de ellas. Ensucian la
lectura y pueden suplirse con los signos normales de puntuación. (¿? ¡!) o con pautas
en el ensayo.
8. Señal de control con mayúsculas, subrayada de lado a lado. Si ocupa más de una
línea, la segunda no comienza desde el lado izquierdo sino debajo de la información
posterior a CONTROL.
B. PRODUCCION
6. Grabación
Un buen productor no es autor para dirigir a todos los que intervienen en la producción
radial: locutores, actores, técnicos, “extras”.
De los actores / locutores debe obtener el sentido correcto del texto y lograr la
intencionalidad deseada. El productor está al pendiente del trabajo de los técnicos:
buenos niveles de grabación, cero ruidos, planos correctos, etc., pues es el responsable
de la calidad del producto final.
Cabe señalar que en muchas ocasiones una sola persona cumple las funciones de
productor, locutor, técnico de sonido y editor pero, en algunos formatos como las
radionovelas, sketchs y otros tantos del género dramático, esto no es posible porque
hay más “piezas” que articular dentro del programa, lo que demanda mayor
participación.
Los efectos de sonido son algunas de esas piezas que se producen en el estudio de
grabación con mucho ingenio, creatividad y buen manejo de la técnica. A pesar de
existir excelentes colecciones de efectos en CDs, no todos se adaptan a nuestras
necesidades y se torna imprescindible producirlos.
En el caso de otros formatos como las entrevistas o mesas redondas el productor debe
reflejar su preparación previa en cuanto al tema a tratar, su manejo profesional del
lenguaje y del medio.
Algunas recomendaciones:
Un buen productor no es un actor necesariamente, pero debe tener conocimientos
básicos de actuación para poder dirigir a los actores con propiedad. Esto desarrollará su
habilidad para diferenciar entre una “buena” toma y otra “mejor” (Las malas actuaciones
todos las reconocen).
El productor debe estar abierto a realizar cambios de última hora en el libreto, ya sea
porque las frases no suenan naturales en boca de los actores / locutores, o porque hay
piezas que no encajan o se escuchan mejor si las cambiamos de orden, o por algún
motivo no se entienden. Tener sensibilidad y buen oído es indispensable al momento de
grabar.
Si la grabación se realizará fuera de estudio hay que ser previsivo. Recuerda: todo lo
que pueda fallar, fallará! Por eso, es recomendable probar todo el equipo técnico antes
de salir y reemplazar todo aquello que pueda fallar: cables, micrófonos, pilas, etc.
C. POS PRODUCCION
7. Edición y montaje
Esta etapa se realiza en los programas pregrabados. Es la hora de “armar el
rompecabezas”. Todos los elementos y recursos que hemos grabado vienen a ocupar
su lugar correcto.
Con todo listo realizamos el montaje. Los recursos de voz (locuciones, testimoniales,
entrevistas, dramatizados), los efectos de sonido (ambientes, animales, máquinas, etc.)
y la música (instrumental o cantada) se enlazan lógica y armónicamente en la
producción radial.
Si pasa nuestra prueba crítica, es hora de confrontarlo con el oyente. Una persona
ajena a la producción es muy útil para evaluar el producto. Con seguridad ella advertirá
cualquier elemento que se nos haya pasado por alto. Hacemos las últimas correcciones
y tenemos por fin, un programa de radio listo para su difusión.
Referencia: Ejemplo tomado del libro “Radialistas Apasionados” escrito por José Ignacio
López Vigil.