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Clasificacion y Clasees Titulos Valores

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CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES

Según su derecho incorporado :


Títulos jurídico-oligacionales o cambiarios: Se definen como aquellos
que incorporan un derecho de crédito. Ej. Cheque, letra de cambio… etc.
Títulos jurídico-personales o de participación: Estos se definen como
aquellos que atribuyen a su titular una determinada posición en el ámbito
de una entidad organizada. Ej. Las acciones de una S.A.
Títulos juridico-reales o de tradición: Vienen definidos como aquellos
que incorporan la posesión y en muchos casos la disponibilidad de unas
determinadas mercancías. Ej. Un resguardo de depósito en almacenes
generales.
Según la circulación:
Títulos nominativos: Se definen como aquellos que designan como titular
a una persona determinada, persona cuya titularidad se recoge en el propio
título valor. El ejemplo más claro lo constituye el cheque nominativo. Están
sometidos a un régimen de transmisión restrictivo ostentando un grado de
transmisibilidad de grado mínimo. La principal restricción operativa que se
impone a la transmisibilidad es la que se concreta en el deber de
comunicación de la transmisión ya que para que surta efectos deben
cumplirse ciertos deberes de comunicación.
Sí el título valor nominativo está emitido individualmente, la comunicación
debe dirigirse al deudor, sí no, este puede negarse a pagar al nuevo
acreedor. Sí por el contrario el título valor nominativo está emitido en serie,
la comunicación deberá emitirse al emisor.
Títulos valores a la orden: Son aquellos que designan como titular a una
persona determinada pero permiten la designación de otros titulares en el
propio documento. Ej. Letra de cambio: aquí aparece un titular originario
llamado librador si bien este puede transmitir a través del endoso a un
nuevo tomador. Esto representa una transmisibilidad de grado medio.
Títulos valores al portador: Son aquellos que legitiman como titular al mero
poseedor siempre que exista “justa causa determinante de la transferencia
posesoria” (legítima al poseedor causal). Los títulos valores se transmiten a
través de la mera transferencia posesoria siempre que esta obedezca a una
causa lícita

Clases
Los títulos a la orden son los que designan una persona determinada a la cual hay que
pagar a la orden de quien lo suscriba. Es decir, el derecho incorporado al documento
puede ejercitarlo la persona en él designada y cualquiera otra autorizada por ésta. Un caso
típico de título a la orden es la letra de cambio. Por ejemplo, el comprador de una cosa
paga al emitir una letra de cambio en favor de su vendedor que es quien figura designado
como titular del derecho al precio. Pero, a su vez, el acreedor puede ordenar en la letra de
cambio que se pague a otra persona que él designe (puede ser un acreedor suyo). Esta
orden la da el tenedor del título en el dorso del documento y se denomina cláusula de
endoso, que es una declaración escrita del tenedor (vendedor) por la que manifiesta su
voluntad de transmitir el crédito incorporado al título. Por tanto, en los títulos a la orden,
para poder ejercitar el derecho incorporado al título (cobrar del deudor en definitiva), no
basta con poseer el título, sino que es preciso además que la persona designada en el
documento haya ordenado que se pague la deuda, es decir, que se haya formulado en
favor del poseedor del título la cláusula de endoso.

Letra de cambio, documento mercantil mediante el cual una persona (el librador) concede
un crédito a otra (el librado) comprometiéndose esta última a pagar el importe señalado a
la fecha de vencimiento acordada. Como documento mercantil es un instrumento
negociable cuya propiedad puede transferirse, de forma que el librador puede diferir del
tenedor de la letra. Asimismo, la letra de cambio puede presentarse en una entidad
financiera al descuento, es decir, la entidad financiera paga al tenedor el importe de la letra
antes de la fecha de vencimiento y se encarga de cobrársela al librado llegada la fecha del
vencimiento.

Aval, en la práctica de los negocios es usual utilizar el vocablo aval para referirse a
cualquier clase de garantía personal. Otras veces se utiliza este término como sinónimo de
fianza, por lo que sería el contrato por el que el avalista se obliga a pagar o cumplir por un
tercero (avalado), en el supuesto de no hacerlo éste.

En Derecho mercantil se denomina aval cambiario a un contrato perteneciente al género


de la fianza personal destinada a garantizar el pago de una letra de cambio. El aval es una
obligación accesoria de la obligación cambiaria, que es la principal, por lo que se extingue
en el caso de hacerlo ésta. Es además subsidiaria, pues el avalista sólo está obligado a
pagar si el deudor no paga. Por las peculiaridades del tráfico en el que se produce el aval
cambiario, la subsidiariedad no se suele entender de una forma estricta y basta con el
incumplimiento del deudor para que se pueda reclamar el pago al avalista, sin requerir
ningún tipo de persecución especial de los bienes del deudor. Por ello, desde que llegado
el momento del cumplimiento el deudor no lo hace, el acreedor puede dirigirse tanto contra
el deudor principal como contra el avalista, pues entre ambos ha quedado establecido un
auténtico vínculo de solidaridad. En el caso en que el avalista se vea obligado a satisfacer
la deuda adquirirá un derecho de reintegro contra el deudor. El aval puede ser limitado
para un periodo de tiempo marcado, con relación a un caso específico, en cuanto a la
cantidad o frente a una persona concreta, cuando sólo responde el avalista frente a un
acreedor individualizado o definido, y no frente a cualquiera.

Acciones (economía), en economía y en finanzas son participaciones que otorgan el


derecho de propiedad sobre una empresa. Representan, por lo tanto, cada una de las
partes en que se puede dividir el capital social de una empresa.

Las acciones pueden ser nominales (aparece el nombre del propietario de la acción) o al
portador. Su compraventa se negocia, cuando cumplen ciertos requisitos, en los mercados
de valores. Por ejemplo, en España, estos requisitos son los siguientes: en los dos años
anteriores a su salida en Bolsa, tres si no son consecutivos, la empresa tiene que haber
repartido dividendos de, al menos, el 6% entre sus accionistas; cada tres meses habrá que
proporcionar un informe sobre el estado financiero de la empresa y sobre los cambios que
afecten a la cuenta de explotación, y hay que contar con un mínimo de títulos negociados y
que exista una demanda efectiva para las acciones. En los países latinoamericanos las
características son similares.

También se pueden distinguir las acciones según sean ordinarias o preferentes. Éstas
últimas confieren a sus titulares determinados privilegios que no disfrutan los tenedores de
acciones ordinarias, como es el hecho de percibir unos dividendos predeterminados sobre
los beneficios de la empresa. Por el contrario, las acciones ordinarias percibirán dividendos
sólo cuando así lo considere conveniente la junta directiva de la empresa en cuestión. Los
propietarios de acciones individuales son los propietarios últimos de la empresa; cuando
ésta se liquida, el remanente se distribuirá entre este tipo de accionistas.

La tenencia de acciones, ya sean ordinarias o preferentes, otorgan un derecho de


preferencia cuando se produce una ampliación de capital, lo que se denomina derecho de
suscripción preferente. Cuando se ejerce este derecho, al producirse una ampliación de
capital, la acción antigua se denomina acción ex derecho. Por otra parte, no todas las
acciones conceden el derecho a voto: para que un determinado accionista pueda tener
derecho a voto tendrá que poseer un mínimo de acciones estipulado en los estatutos de la
sociedad.

La aparición de las acciones surgió a partir de finales de la edad media, cuando las
empresas empezaban a crecer y un individuo particular no podía reunir todo el capital
necesario para poder emprender grandes actividades. La ventaja fundamental de las
acciones consiste en que permiten acceder al ahorro de otros agentes económicos. Otra
ventaja importante deriva del hecho de que el accionista no responde con sus bienes
particulares ante las pérdidas de la sociedad, por lo que sus pérdidas sólo se reducen a la
cantidad que haya invertido para comprar las acciones.

Pagaré, título valor o instrumento financiero; documento escrito mediante el cual una
persona —el emisor— se compromete a pagar a otra persona —el beneficiario— una
determinada cantidad de dinero en una fecha acordada previamente. Los pagarés pueden
ser al portador o endosables, es decir, que se pueden transmitir a un tercero. Los pagarés
pueden emitirlos individuos particulares, empresas o el Estado.

Cheque, orden o mandato de pago incorporado a un título de crédito que permite al


librador disponer, en favor de una determinada persona o del simple portador del título, de
fondos que tenga disponibles en un banco.

El cheque deberá contener: la denominación de cheque inserta en el texto mismo del


título, el mandato puro y simple de pagar una suma determinada de dinero, el nombre del
que debe pagar (al que se denomina librado), que por fuerza ha de ser un banco, el lugar
de pago, la fecha y el lugar de la emisión del cheque, la firma del que lo expide, al que se
denomina librador.

El librador o tenedor de un cheque podrá solicitar al banco librado que preste su


conformidad al mismo, con lo cual se acredita la autenticidad de éste y la existencia de
fondos suficientes en la cuenta del librador. El cheque puede ser librado para que se
pague a persona determinada, con o sin cláusula 'a la orden' o 'no a la orden'; puede
también ser librado para que se pague al portador. El cheque al portador se trasmite
mediante su entrega o tradición; el cheque extendido a favor de una persona concreta, con
o sin la cláusula 'a la orden', es transmisible por medio de endoso. El endoso deberá ser
total, puro y simple; deberá, además, escribirse en el cheque y será firmado por el
endosante. El endoso transmite todos los derechos resultantes del cheque.

El pago de un cheque podrá garantizarse mediante aval, ya sea por la totalidad o por parte
de su importe. Esta garantía podrá ser prestada por un tercero o por el librador.
. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL CONTENIDO DE LA PRESTACIÓN O EL OBJETO
SOBRE EL CUAL RECAE 

Este criterio de clasificación apunta a determinar aquello que se puede exigir en


virtud del título que se ha emitido, es decir, la prestación en él incorporada.
Desde este ángulo los títulos valores pueden ser: 1) De contenido crediticio, 2)
Reales, de tradición o representativos de mercancías, 3) Corporativos o de
participación. 

A. TITULOS DE CONTENIDO CREDITICIO 

Un título valor es de contenido crediticio cuando el objeto, sobre el cual recae la


prestación que puede exigirse como efecto de ese título, es dinero, valga decir,
moneda legal. 

El artículo 821 del Código de Comercio preceptúa que cuando en la ley o en los
contratos se emplea la expresión "instrumentos negociables" se entenderá por
tal los títulos valores de contenido crediticio que tengan por objeto el pago de
moneda legal. Con lo anterior se quiere dar a significar que el concepto de
título valor de contenido crediticio es equiparado por la ley al concepto de
instrumento negociable. 

Ahora bien, ¿qué títulos valores son de contenido crediticio? Corno se indicó en
la definición, lo son todos aquellos que imponen a sus intervinientes la
obligación de pagar una suma de dinero. Veamos cuales: 

a) El cheque, en la medida que se trata de un título valor en el cual va impresa


una orden de pago dirigida por el librador contra el librado, contra el banco,
girado a fin de que se pague la suma determinada de dinero inserta en el
documento. 

 
b) La letra de cambio, en tanto que se trata de una orden dada por el librador
contra el girador para que igualmente pague una suma determinada de dinero. 

c) El pagaré, pues se trata de una promesa que hace el otorgante del título
encaminada a pagar una suma de dinero, 

d) Los bonos, porque representan una alícuota en un crédito colectivo que


permite a su tenedor obtener el reembolso de una suma determinada. 

e) El certificado de depósito a término es un título valor de contenido crediticio,


ya que le permite al tenedor obtener la devolución de una suma de dinero por
él depositada. 

f) La factura cambiaria de compraventa, en tanto que se trata de un documento


librado por vendedor contra el comprador, encausado a exigirle el pago de la
mercancía que le ha vendido, total o parcialmente. 

g) La factura cambiaria de transporte es igualmente un título valor de contenido


crediticio, librada por el transportador para obtener el pago total o parcial de
los fletes causados por el transporte realizado. 

h) El bono de prenda, como documento expedido por los almacenes generales


de depósito, se enmarca en los títulos valores de contenido crediticio en tanto
que incorpora un crédito, con la única salvedad que dicho crédito se garantiza
con prenda de las mercancías depositadas, es decir, se trata de una prestación
principal que le permite a su tenedor cobrar el crédito. El artículo 757 del
Código de Comercio inicio final, indica que en el bono de prenda se incorpora
un crédito prendario sobre las mercancías amparadas por el certificado de
depósito y confiere por sí mismo los derechos y privilegios de la prenda. 

 
i) Otros títulos valores calificados como de contenido crediticio pueden serlo las
cédulas, los títulos de ahorro cafetero y en fin, todos aquellos que tengan por
objeto cobrar una suma de dinero. 

B. TITULOS REALES O DE TRADICIÓN O REPRESENTATIVOS DE


MERCANCIAS 

De manera indistinta se les ha denominado así a esta clase de títulos valores.


Empero, son tres criterios diferentes los que cobija esta clasificación. 

De un lado, son reales, porque confieren al tenedor un derecho real, es decir, el


dominio sobre las mercancías en el título representadas. 

De tradición, porque al transferir el título representativo de mercancías,


teniendo en cuenta su ley de circulación, se transfiere igualmente la propiedad
de las mercancías. 

Son representativos de mercancías en tanto que, en virtud de la incorporación,


allí donde está el documento, en ese mismo lugar se encuentran físicamente las
mercancías. Por ello el artículo 629 del Código de Comercio manda que la
reivindicación, el comercio, o cualesquiera otras afectaciones o gravámenes
sobre los derechos consignados en un título valor o sobre las mercancías por él
representadas, no surten efectos si no comprenden el título mismo
materialmente. En consecuencia, aparece claramente que estos títulos valores
se caracterizan porque confieren derechos sobre mercancías y no sobre dinero,
como los de contenido crediticio, examinados anteriormente. Igualmente, se
caracterizan porque aquella persona poseedora del documento es dueña de la
mercancía en él contenida y, por tanto, como titular de las mismas puede
disponer de ellas. Así lo plasma el artículo 644 del Código de Comercio al
indicar que los títulos representativos de mercancías atribuyen a su tenedor
legítimo el derecho exclusivo de disponer de las mercancías que en ella se
especifican. En estas condiciones, el titular del documento representativo de
mercancías podrá transferirlas, transfiriendo el respectivo título valor. 

 
Y ¿cuáles son los títulos valores representativos de mercancías, de tradición o
reales? Indudablemente que se hace referencia es al certificado de depósito
que expiden los almacenes generales de depósito, al conocimiento de
embarque y a la carta de porte. 

a) El artículo 757 del Código de Comercio, en su inciso segundo, prescribe que


los certificados de depósito incorporan los derechos del depositante sobre las
mercancías depositadas y están destinados a servir como instrumento de
enajenación, transfiriendo a su adquirente los mencionados derechos. 

b) El artículo 676 del mismo Código enseña que el conocimiento de embarque y


la carta de porte tienen el carácter de título representativo de las mercancías
objeto del transporte. 

C. TITULOS CORPORATIVOS O DE PARTICIPACIÓN 

Los títulos corporativos o de participación, por algunos denominados títulos


personales, son aquellos que confieren a su titular al poder o facultad de
otorgarle una calidad especial en su condición de miembro de una corporación.
El ejemplo típico de un título valor corporativo o de participación son las
acciones de sociedades. En nuestro medio algunos tratadistas se han opuesto a
considerar las acciones corno una modalidad de título valor, pero lo cierto es
que este instrumento presenta todas las características de un título valor y así
ha sido reconocido por la doctrina internacional. 

Los títulos valores corporativos confieren básicamente dos clases de derecho:


De un lado derecho de tipo económico y de otro de índole político. 

a) En cuando a los derechos económicos, inicialmente, acreditan que su titular


participa en el capital de una sociedad, de una empresa, de una compañía, y
que además, corno consecuencia de la inversión que efectuó, adquieren el
derecho de participación proporcional a la inversión en las utilidades producidas
por la compañía, bien en el renglón de dividendos o de utilidades. Su
participación implica, igualmente, que en pital, fusión, disolución, aprobación de
estados financieros, reparto de utilidades, y en todo caso, participar con voz y
voto en las decisiones relacionadas con la administración y existencia de la
sociedad. 

II. CLASIFICACIÓN SEGUN LA MONEDA EN QUE SE EMITA EL TITULO VALOR 

Esta clasificación se relaciona con el tipo de moneda en que está emitido el


respectivo título valor. Desde este punto de vista el título valor puede ser
emitido en moneda nacional o extranjera. La mayoría de los títulos valores que
circulan en nuestro medio son emitidos en moneda nacional, valga decir, en
pesos colombianos, en moneda corriente. Los títulos valores en moneda
extranjera son creados en el país para ser pagados en moneda extranjera o
creados en el exterior para ser pagados en Colombia en igual tipo de moneda. 

Esta última modalidad de títulos valores plantea dos aspectos que interesan al
presente estudio: 

1) ¿Es lícito en Colombia otorgar títulos valores de contenido crediticio en


moneda extranjera? Dos normas sirven de base para responder el interrogante.
En primer lugar, el artículo 672 del Código de Comercio advierte, haciendo
referencia a la letra de cambio, que ésta puede estar sujeta a una tasa de
cambio fijo o corriente. En segundo término, el artículo 874 del mismo estatuto,
en su inciso segundo, manda que las obligaciones que se contraigan en
monedas o divisas extranjeras, deban cubrirse en la moneda o divisa
estipulada, si ello es legalmente posible, o en caso contrario, se cubrirán en
moneda nacional colombiana, conforme a las prescripciones legales vigentes al
momento de hacer el pago. De la observación de las normas de cita se deduce
que es plenamente lícito otorgar un título valor en moneda extranjera. 

2) El segundo punto que pudiera prestarse a controversia, es el de determinar


quien asume la variación del tipo de cambio que sufre la obligación contenida
en el título valor en moneda extranjera, desde el momento en que se contrae
hasta el día en que debe pagarse. El Estatuto Cambiario se ocupa de las
obligaciones en moneda extranjera, para reconocerle plena validez. El mismo
estatuto indica que si la obligación es de las calificadas en las disposiciones
cambiarias como operación de cambio, el deudor contrae la obligación de pagar
en la moneda estipulada, pero al tipo de cambio vigente en el momento en que
se realiza el pago. 

"Se entienden como operaciones de cambio todas las comprendidas dentro de las
categorías señaladas en el artículo 4º. De la Ley 9ª. De 1991, y específicamente las
siguientes: (Artículo 1º. Del decreto 1735 de 1993): Importaciones y
exportaciones; inversiones de capitales del exterior en el país; Inversiones
colombianas en el exterior; Operaciones de endeudamiento celebradas por
residentes en el país; Todas aquellas que impliquen o puedan implicar pagos o
transferencias; Todas las operaciones que efectúen residentes en el país con
residentes en el exterior que impliquen la utilización de divisas; tales como
depósitos y demás operaciones de carácter financiero en moneda extranjera; Las
entradas o salidas del país de moneda legal colombiana y de títulos representativos
de las mismas, y la compra en el exterior de moneda extranjera con moneda legal
colombiana o títulos representativos de las mismas; Las operaciones en divisas o
títulos representativos de las mismas que realice el Banco de la República, los
intermediarios del mercado cambiario y los demás agentes autorizados, con otros
residentes en el país".
http://www.dian.gov.co/content/defensoria/contenidos/glosa3.htm

En estas condiciones, el riesgo cambiario, es decir, el mayor costo de las divisas


desde el día en que se contrajo la obligación hasta el día del pago corre a cargo
del deudor. Ahora, si la obligación nacida tiene como causa o como origen una
operación que no ha sido calificada como de cambio por la correspondiente
autoridad monetaria, el deudor está obligado a pagar al tipo de cambio vigente
el día en que contrajo la obligación, y no al tipo de cambio vigente al día en que
efectúe pago. Así las cosas, es de concluir que cuando la transacción no tiene
origen en la operación de cambio, el deudor no soporta la variación del tipo de
cambio. 

III. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL LUGAR DE CREACIÓN 

Esta clasificación pareciera confundirse con la anterior. Sin embargo, la clase de


títulos valores según la moneda en que se emiten es diferente de la del lugar
de creación del título en razón de su mismo objeto. Entonces dependiendo del
lugar de creación, el título valor puede ser nacional o extranjero. 
 

1. TITULOS NACIONALES 

Son aquellos títulos valores creados en Colombia para que produzcan


efectos exclusivamente en Colombia. Obviamente se trata de la gran
mayoría de títulos valores que circulan en nuestro país. 

B. TITULOS EXTRANJEROS 

En contraposición al anterior, estamos en presencia de un título valor


creado en el extranjero llamado a producir efectos en Colombia. Es en
esta clase de títulos donde caben los mayores comentarios de la
presente clasificación. Surge respecto de ellos un interrogante,
consistente en saber si al otorgarse el correspondiente título los
intervinientes tienen que sujetarse a los requisitos legales del país donde
ha sido creado el título, o, por el contrario, se someten a los requisitos
de ley del país donde surtirá los efectos del caso, es decir, a las
exigencias legales de los títulos valores en Colombia. El artículo 646 del
Código de Comercio despeja el interrogante al señalar que los títulos
creados en el extranjero tienen la consideración de títulos valores si
llenan los requisitos mínimos establecidos en la ley que rigió su creación.
En otras palabras, esta modalidad de títulos son reconocidos o tenidos
como títulos valores en Colombia siempre que al crearlos se hayan
sujetado a los requisitos mínimos de la ley del país de origen, valga
decir, a los requisitos señalados por la ley del país donde fue otorgado. 

Cabe anotar que la norma en comento se divorció en gran medida del


proyecto INTAL, pues este instrumento indicaba que un título valor
creado en el exterior debía sujetarse a las disposiciones del código para
que tuviera plenos efectos en Colombia, o sea, para que pudiera
predicarse la calidad de título valor en Colombia obligatorio era que
debía sujetarse a la ley cambiaria y no a la ley del país extranjero en
donde se había emitido o creado. Aunque la norma citada ha sido objeto
de constante crítica por parte de la doctrina nacional, nosotros
compartimos el sentido de la norma, pues en últimas, dicho artículo
plasmó un principio del derecho internacional privado, de aceptación
universal, conforme al cual la forma de los actos se rige por la ley del
lugar de su celebración. 

En consecuencia, el contenido del artículo 646 del Código de Comercio lo


único que hace es darle vigencia en materia de títulos valores a dicho
principio internacional, principio, entre otras cosas, impuesto para
resolver conflictos de leyes en materia de formalidades de los actos
jurídicos. El principio acogido por el Código de Comercio en el artículo
nombrado es igualmente un reflejo de lo consagrado en importantes
tratados y códigos especialmente latinoamericanos, sobre la misma
materia. En efecto, el Tratado de Montevideo de 1889, refiriéndose
específicamente a la letra de cambio, manda que todos los actos que
tengan que ver con este título valor se rigen por la ley del lugar en
donde tales actos se ejecutan y si la aceptación se realiza en otro lugar,
ésta se rige por la ley del lugar donde se produce la aceptación, y si el
endoso se celebra, las leyes que debe cumplir el endosante, son las que
establezca el país en el lugar en donde se está justificando el endoso. De
la misma manera se encuentra desarrollado el principio en estudio en el
Código de Bustamante, en donde se advierte que la firma está
determinada por el lugar o la ley del lugar de la celebración del acto. 

IV. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA FORMA DE CREACIÓN 

Sea que los títulos se creen uno a uno o en masa, conforme a la


presente clasificación, los títulos pueden ser singulares y seriales. 

A. TITULOS SINGULARES 

Los títulos valores singulares son aquellos que se crean o emiten uno a
uno, de tal forma que cada título o documento incorpora un solo
derecho. Son ejemplos de títulos valores singulares el cheque, el pagaré
o la letra de cambio. 

 
B. TITULOS SERIALES 

Títulos valores seriales o en masa son aquellos que se crean en forma


continua, en donde en un solo documento se incorporan varios derechos.
Tal es el caso de las acciones, en donde un solo título de acción puede
emitirse por una o varias acciones. Requisito indispensable para poder
predicar que un documento es título serial necesario es que esos varios
derechos guarden homogeneidad. Así, para que un título de acciones
pueda incorporar varias acciones se requiere, por ejemplo, que sean de
la misma sociedad, que contengan un mismo valor nominal, pues de
manera contraria la incorporación en un solo título de varios derechos no
podría efectuarse. 

Los títulos seriales se llaman en masa porque hacen referencia a


documentos creados en gran número o cantidad, emitidos de manera
continua, seguida, en conjunto, siendo ésta la característica formal por
excelencia. 

De suma importancia son estos títulos en el tráfico mercantil, en donde


se emiten constantemente y dado su flujo los creadores han tenido que
acudir a medios mecánicos de firma, con la autorización del artículo 621
del Código de Comercio, conforme al cual la firma puede sustituirse por
signos o contraseñas que pueden ser impuestas mecánicamente, pero
bajo la responsabilidad de quien lo emite. 

V. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL CUMPLIMIENTO DE LAS FORMALIDADES


PRESCRITAS PARA CADA TITULO VALOR 

Conforme si se tienen o no en cuenta las formalidades prescritas para


cada título valor, es decir, si se cumplieron o no los requisitos tanto
generales como particulares, los títulos valores pueden ser completos o
incompletos. 

 
A. TITULOS COMPLETOS 

Se predica que un título valor es completo en aquellos eventos en que el


documento contiene o reúne los requisitos esenciales, tanto generales
como particulares, inclusive los accesorios o los que la ley se encarga de
suplir. Así por ejemplo, la letra de cambio debe reunir los requisitos
generales del artículo 621 del Código de Comercio y los especiales o
particulares del artículo 671 del mismo Código, para que pueda derivarse
de dicha letra un título completo. De la misma manera, además de los
requisitos generales del artículo 621 del Código de Comercio, aplicable a
todos los títulos valores, el cheque debe reunir los requisitos del artículo
713 del mismo ordenamiento; los bonos el del 754; el certificado de
depósito y el bono de prenda los mencionados en los artículos 759 y
760; la carta de porte y el conocimiento de embarque los estipulados en
el artículo 768; las facturas cambiarias los consagrados en los artículos
774 (factura cambiaria de compraventa) y 776 (factura cambiaria de
transporte); y, el pagaré los requisitos del artículo 709 del Código de
Comercio. 

B. TITULOS INCOMPLETOS 

Al contrario de los anteriores, son títulos valores incompletos o incoados,


aquellos que no reúnen todos los requisitos generales o especiales
señalados en la ley para cada título valor. 

Siendo que la ley prescribe los requisitos que todo título valor debe
contener, cabe preguntarse si es permisible la existencia de estos títulos.
Obviamente que se permiten pero restringidamente, con limitaciones,
siempre y cuando se amolden a los criterios que la misma ley impone. 

Desde este punto de vista se conocen dos modalidades de títulos valores


incompletos: Documentos con espacios en blanco y títulos en blanco con
la sola firma. Sobre estas dos modalidades nos remitimos a la última
parte de los requisitos y formalidades de los títulos valores, referenciada
en el capítulo segundo de esta obra. 
 

VI. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA FUNCIÓN ECONÓMICA Conforme con la


función económica que tengan los títulos valores, ellos pueden ser de
inversión y de especulación. 

A. TITULOS VALORES DE INVERSIÓN 

Son aquellos que no tienen por finalidad deshacerse inmediatamente,


sino, por el contrario, su objetivo es conservarlos, estar ligados a un
patrimonio, tener una larga duración y generalmente percibir de ellos
una renta, un interés, un incremento, un dividendo, una valorización.
Para considerar los títulos valores de inversión, es importante señalar
que respecto de ellos tiene una relación directa la persona que suscribe
o adquiere los documentos que 10 contienen, pues es su intención, su
voluntad, la que le da el carácter de permanencia. 

B. TITULOS VALORES DE ESPECULACIÓN 

Al contrario de lo que sucede con los títulos de inversión, los de


especulación son transitorios, pues la persona que los suscribe o
adquiere lo hace con la intención de deshacerse inmediatamente de
ellos, obviamente persiguiendo alguna ventaja, valorización o provecho
entre el momento que los adquiere a aquél en que los enajena. 

Ahora bien, ¿qué requisitos se necesitan para que un título valor sea
considerado como de especulación? Varios son los requisitos o elementos
que contribuyen a su diferenciación. 

a) Una primera característica es la seguridad que ofrezca el título valor,


seguridad que se origina en la solvencia, fundamentalmente, de la
persona responsable en el pago del título o de la persona que 10
suscribe o 10 remite. 

b) El grado de liquidez del título valor, valga decir, la posibilidad que


tiene el tenedor para deshacerse fácilmente del documento, para
enajenarlo sin ninguna dificultad, para negociarlo rápidamente. 

c) Las ventajas o valorizaciones que se obtengan del título valor,


constituyendo ésta una de las principales características diferenciado ras
y que impulsan a las personas . a su adquisición a largo plazo o a la
enajenación prontamente. 

Generalmente se les da un tratamiento preferencial, especialmente en


materia de impuestos, aspectos contrarios a lo acontecido con los títulos
valores privados. 

En tercer lugar, estableciendo una diferenciación sobre estas dos clases


de documentos, es de advertir que mientras los particulares tienen plena
libertad para emitir los títulos valores, los títulos creados por entidades
de derecho público están sometidos a una serie de autorizaciones o
precedidos de un decreto o de una ley, lo cual equivale a afirmar que
mientras los particulares tienen libertad para emitir títulos, la
administración pública está limitada y sólo opera la emisión de los
mismos si se cumplen con los requisitos que impone la ley, o sea, no se
pueden endeudar libre y ordinariamente como lo hacen los particulares. 

VIII. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL RÉGIMEN APLICABLE AL TíTULO


VALOR 

Conforme con este criterio los títulos valores pueden ser nominados o
innominados: 
 

A. TITULOS VALORES TIPICOS O NOMINADOS 

Son aquellos que están reconocidos expresamente por la ley como títulos
valores, por ejemplo la letra de cambio, el pagaré, el cheque, los bonos,
el certificado de depósito y el bono de prenda, la carta de porte y el
conocimiento de embarque y las facturas cambiarias. No se requiere,
para predicar que un título es nominado o típico, que la ley los regule
expresamente, les dé un carácter de título valor detalladamente. Así se
da en términos generales, pero en otros eventos la ley simplemente
remite a su regulación en la parte referente a los títulos valores, como
sucede por ejemplo con los certificados de depósito a término del
artículo 1394 del Código de Comercio que remite su negociación a la
forma prevista para los títulos valores en general. 

B. TITULOS VALORES ATIPICOS O INNOMINADOS Contrariamente a los


títulos valores típicos o nominado s surge el concepto de atípicos o
innominados, es decir, aquellos que no están expresamente regulados en
la ley, ni general ni particularmente, porrque surgen, emanan, tienen su
fuente en la costumbre, en los usos mercantiles, en la práctica de los
comerciantes, en el desarrollo de instituciones mercantiles, son fruto de
los usos uniformes, reiterados y públicos, capaces de darle a un
documento el carácter de título valor. La historia del derecho comercial
está llena de ejemplos de esta clase de títulos, los cuales, como todos los
títulos valores que conozca nuestra legislación, nacieron de las prácticas
mercantiles recogidas por el legislador y plasmados en normas jurídicas
posteriormente. 

En nuestro país se ha planteado una discusión doctrinal consistente en


determinar si además de los títulos regulados en la ley, valga decir, los
típicos y nominados, pueden existir los atípicos e innominados, o lo que
equivale a decir si es posible en el derecho nacional crear
consuetudinariamente títulos valores diferentes de los expresamente
reglamentados en el Código de Comercio, leyes o decretos
complementarios. En la anterior legislación mercantil así se consagraba
expresamente, indicándose que en la medida que el instrumento
negociable reuniera los requisitos mínimos señalados en la ley, dichos
documentos se consideraban instrumentos negociables. El artículo 30 del
Proyecto Intal, en gran parte la conformación del actual artículo 621 del
Código de Comercio, señalaba que "además de lo dispuesto para cada
título valor en particular, tanto los tipificados por la ley como los
consagrados por los usos, deberán llenar los requisitos siguientes: ... ".

Al elaborar el actual Código de Comercio la Comisión Revisora decidió


eliminar el carácter consuetudinario o de costumbre mercantil en el
nacimiento de nuevos títulos valores, consagrando como tales solamente
los tipificados en la ley comercial. 

Nosotros defendemos la creación de los títulos valores, siempre y cuando


se cumplan siguientes requisitos: 

1- En primer lugar, que el naciente título contenga los requisitos mínimos


generales plasmados en el artículo 621 del Código de Comercio, valga
decir, la mención del derecho que se incorpora y la firma de quien lo
crea. 

2- En segundo término, que el título tenga su fuente en la costumbre, lo


cual se traduce en el uso o empleo uniforme, reiterado y público. 

3- De producirse el basamento anterior, el título valor contendrá los


requisitos de legitimación, literalidad, autonomía e incorporación,
además de pertenecer a una de las modalidades de títulos de contenido
crediticio, corporativo, de participación o representativos de mercancías. 

4- Por otro lado, el título naciente no puede contrariar ninguna


prohibición legal. 

De poseer estas características, el legislador no tendrá otra salida que


regularlo. 
 

Explicamos de esta manera nuestra posición para que no se preste a


confusión, en la medida que nunca hemos afirmado que la única fuente,
distinta de la ley, para la creación de títulos valores atípicos sea la
costumbre. Por el contrario, partimos de la costumbre, pero no de una
costumbre desordenada, como si se procediera a crear un título valor
cada vez que se quisiera. No. La costumbre es generadora, pero el título
valor que nace corno su efecto debe circunscribirse dentro de ciertos
parámetros, en un marco legal y ese marco lo constituye
indudablemente, para nuestro caso, el artículo 621 del Código de
Comercio. Si los dos fenómenos concurren (costumbre y legalidad) el
título nace, lo acepta el comercio y la doctrina simplemente lo explica e
interpreta. 

IX. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA CAUSA 

Otro criterio calificativo de los títulos valores hace relación a su origen o


causa, y relacionados con este aspecto pueden ser causales y
abstractos. 

1. TITULOS VALORES CAUSALES 

Son los nacidos corno producto de una relación negocial, subyacente o


negocio causal. Al plantearse el problema de la causa en los títulos
valores, necesarios es advertir que el terna es de estudio tanto en
materia civil corno en el derecho cambiario, porque de este último no se
desconoce que los títulos valores pueden tener una causa. En efecto, el
título valor puede nacer corno consecuencia de la realización de un
negocio anterior, corno sería el caso del título valor emitido para cancelar
el precio de una compraventa o el originado para el pago de una suma
que se debía, o el emitido para cancelar el pago de un servicio. En estos
eventos se dice que el título valor causal es el que se relaciona con un
negocio subyacente o anterior a su emisión. 

 
2. TULOS VALORES ABSTRACTOS 

El título valor abstracto es aquél en el que la causa, relación o negocio


que lo originó se pierde, se desvincula durante su circulación. Es la
diferencia con los títulos valores causales o concretos, en donde tal
relación se mantiene, no se desvincula pese a su circulación. Así, si para
comprar determinadas mercancías se suscribe una letra de cambio que
garantiza el negocio celebrado, especialmente en lo que al crédito hace
referencia, ese título vincula a las partes contratantes en tanto
permanezca en poder del vendedor, pero si la letra de cambio es
entregada a tercera persona, la relación causal se extingue y sólo
perdura el derecho valorativo, es decir, cierta cantidad de dinero pactado
entre los contratantes originarios. 

En ocasiones, la causa presenta dificultades en materia cambiaria, nacida


especialmente de dos interrogantes: ¿En qué medida el negocio causal o
subyacente continúa influyendo en la eficacia del título valor? y ¿en qué
medida la relación negocial o subyacente, y sus relaciones con
problemas como la resolución, nulidad, rescisión, resciliación o
incumplimiento del negocio que originó el título, puede tener
consecuencias o repercusiones en la eficacia del título valor emitido? 

En un principio se consideró que los títulos valores estaban siempre


afectados por las implicaciones del negocio causal, en la medida que
tales documentos sólo eran papeles a través de los cuales se cumplía la
prestación esencial del contrato de cambio, por lo que si el contrato no
existía era anulado, las partes podían dejarlo sin efecto por mutuo
acuerdo. Existía entonces una relación directa entre el negocio jurídico y
el título valor emitido. De aquella época primitiva en el desarrollo de los
títulos valores, en la cual no se concebía el título sin la preexistencia de
un contrato de cambio, se pasa a una etapa en la cual el título valor
puede tener como causa, o mejor, como negocio causal, cualquier clase
de contrato o relación jurídica. En esta etapa la doctrina conceptúa que
el título valor una vez emitido, debe desvincularse del negocio causal, de
la relación que le dio origen; por lo tanto se desprende el postulado
conforme al cual las contingencias que pudieran tener el negocio
subyacente o causal no puede repercutir en la eficacia del título valor. En
otras palabras esta tesis, corresponde a la abstracción absoluta del título
valor, contraria a la teoría de la causalidad. La tesis se defendía
aduciendo que los títulos valores deben ante todo dar seguridad a las
personas que los adquieren y que su esencia es la circulación, no puede
oponérsele a terceros adquirentes las repercusiones que puedan
derivarse del negocio causal, pues dichos terceros no participaron en el
negocio que originó la emisión del título que emitieron. Con el desarrollo
de los títulos valores han surgido posiciones o tesis intermedias, las que
parten del supuesto de reconocer que todo título valor tiene una causa,
un negocio subyacente, pero que dicho negocio sólo repercutirá en la
eficacia de título valor cuando el conflicto cambiario verse entre las
mismas partes que sostuvieron la relación causal e igualmente frente a
terceros tenedores de mala fe, mas nunca frente a terceros poseedores
de buena exenta de culpa. 

Un ejemplo ilustra esta problemática. Entre "A" y "B" se celebra un


contrato de compraventa de un vehículo automotor. "B" para pagar el
precio otorga un pagaré a favor de "A". El vehículo presenta vicios que
"B" desconocía, aspecto este que lo induce a demandar el contrato.
Como consecuencia del vicio "B" se abstiene de cancelar el pagaré. 

Como efecto de esta negativa "A" procede a demandado ejecutivamente


a través del cual "A" le cobra el título valor entregado para pagar el
precio del vehículo. En este caso la acción ejecutiva se traba entre las
mismas partes contratantes, o sea que en el conflicto cambiario surgido
"B" podrá impetrar contra "A" las excepciones correspondientes y
relacionadas con el negocio que originó la emisión del título valor que se
pretende cobrar en el proceso ejecutivo, valga decir, podrá "B" oponerse
a la acción cambiaria proponiendo la excepción derivada del negocio
jurídico que dio origen a la creación o transferencia del título, porque el
demandante ("A") fue parte del respectivo negocio. 

Ahora, ¿qué sucede si el vendedor ("A") a sabiendas de que incumplió y


conociendo de la posibilidad de que el comprador pudiera promoverle la
excepción citada, se vale de un tercero (testaferro), hace aparecer el
título como adquirido mediante la ley de circulación, y ese tercero
adelanta proceso ejecutivo? En tal caso corresponde al comprador ("B")
demostrar, probar que se trata de un testaferro, que ese tercero es un
tenedor de mala fe, contra el cual cabe la excepción derivada del mismo
negocio jurídico que dio origen a la creación o transferencia del título,
porque la ley permite que esa excepción sea propuesta no solo contra el
demandante que haya sido parte en el respectivo negocio sino también
contra cualquier otro demandante que no sea tenedor de buena fe
exenta de culpa, porque ese tenedor de mala fe es, en cierta medida, el
continuador de la situación o posición jurídica del demandante, del
vendedor del vehículo. 

Una tercera posibilidad se presenta en el ejemplo planteado, la que se


diferencia sustancialmente de las dos situaciones anteriores. Sucede que
"A", vendedor del vehículo, negocia el pagaré suscrito por "B", con otro
comerciante, "C"; entonces éste es un tenedor que ha adquirido el título
conforme a su ley de circulación, es decir, se reputa tenedor de buena
fe. Al momento del cobro "A" no le cancela a "C" el importe del título y
procede a demandado ejecutivamente. Como puede observarse, el
proceso cambiario o ejecutivo se suscita entre un tercero que no fue
parte del negocio causal y otro que sí lo fue, que no hay coincidencia
entre quien adelanta la acción de cobro y el demandando, con quienes
suscribieron el contrato de compraventa y que se trata de un tercero
tenedor del título, tenedor de buena fe exenta de culpa, lo que equivale
a señalar que las excepciones derivadas del negocio causal no están
llamadas a prosperar porque, en este caso, el negocio subyacente no
repercute en la eficacia del título valor. 

De las tres tesis expuestas muestro Código de Comercio adopta la


posición intermedia o teoría mixta, o sea, que en los títulos valores el
contrato existe, repercute en la eficacia del título valor siempre y cuando
el conflicto cambiario se suscite entre las mismas partes que estuvieron,
entre quienes suscribieron el negocio jurídico que dio origen a la
creación del título, pero además contra terceras personas que no sean
tenedores de buena fe exenta de culpa, pero nunca el negocio o relación
causal podrá repercutir en la eficacia del título valor si su tenedor es un
tercero de buena fe exenta de culpa. Tal es el postulado acogido en el
numeral 12 del artículo 784 del Código de Comercio. 

X. CLASIFICACIÓN SEGÚN LA LEY DE CIRCULACIÓN 

La última modalidad clasificatoria de los títulos valores hace relación con


su ley de circulación, división que para algún sector de la doctrina no
debe atenderse a la circulación sino, más bien, a la forma como se
determina el beneficiario en el título valor, o sea, a la manera como el
beneficiario se encuentra o no mencionado en el título. De una u otra
manera hacemos referencia a una clasificación tripartita: títulos valores
al portador, nominativos y a la orden, como son tratados por el Código
de Comercio entre los artículos 648 a 670. 

Sobre los títulos valores al portador, nominativos y la orden nos


remitmos a lo que de ellos se expresa en el capítulo segundo de esta
obra sobre circulación de los títulos valores.

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