Antologia Reinaldo Arenas
Antologia Reinaldo Arenas
Antologia Reinaldo Arenas
Sus tres rasgos malditos, como él mismo destacó --ser homosexual, no religioso y anticastrista--
retrasaron su reconocimiento internacional.
AUTOEPITAFIO (fragmento)
Ahora me comen.
Ahora siento cómo suben y me tiran de las uñas.
Oigo su roer llegarme hasta los testículos.
Tierra, me echan tierra.
Bailan, bailan sobre este montón de tierra
y piedra
que me cubre.
Me aplastan y vituperan
repitiendo no sé qué aberrante resolución que me atañe.
Me han sepultado.
Han danzado sobre mí.
Han apisonado bien el suelo.
Se han ido, se han ido dejándome bien muerto y enterrado.
Este es mi momento.
“El verano. Los pájaros derretidos en pleno vuelo, caen, como plomo hirviente, sobre las cabezas de
los arriesgados transeúntes, matándolos al momento.
El verano. La isla, como un pez de metal alargado, centellea y lanza destellos y vapores ígneos que
fulminan.
El verano. El mar ha comenzado a evaporarse, y una nube azulosa y candente cubre toda la ciudad.
El verano. La gente, dando voces estentóreas, corre hasta la laguna central, zambulléndose entre sus
aguas caldeadas y empastándose con fango toda la piel, para que no se le desprenda el cuerpo.
El verano. Las mujeres, en el centro de la calle, empiezan a desnudarse, y echan a correr sobre los
adoquines que sueltan chispas y espejean.
El verano. Yo, dentro del morro, brinco de un lado a otro. Me asomo entre la reja y miro al puerto
hirviendo. Y me pongo a gritar que me lancen de cabeza al mar.
El verano. La fiebre del calor ha puesto de mala sangre a los carceleros que, molestos por mis
gritos, entran a mi celda y me muelen a golpes. Pido a Dios que me conceda una prueba de su
existencia mandándome la muerte. Pero dudo que me oiga. De estar Dios aquí se hubiera vuelto
loco.
El verano. Las paredes de mi celda van cambiando de color, y de rosado pasan a rojo, y de rojo al
rojo vino, y de rojo vino a negro brillante... el suelo empieza también a brillar como un espejo, y del
techo se desprenden las primeras chispas. Solo dándole brincos me puedo sostener, pero en cuanto
vuelvo a apoyar los pies siento que se me achicharran. Doy brincos. Doy brincos. Doy brincos.
El verano. Al fin el calor derrite los barrotes de mi celda, y salgo de este horno al rojo, dejando
parte de mi cuerpo chamuscado entre los bordes de la ventana, donde el aceite derretido aun
reverbera.
(…)
Pero las revoluciones no se hacen en las cárceles, si bien es cierto que generalmente allí es donde se
engendran. Se necesita tanta acumulación de odio, tantos golpes de cimitarra y redobles de
bofetadas, para al fin iniciar este interminable y ascendente proceso de derrumbe.
(…)
Las manos son lo mejor que indica el avance del tiempo.
Las manos, que antes de los veinte años empiezan a envejecer.
Las manos, que no se cansan de investigar ni darse por vencidas.
Las manos, que se alzan triunfantes y luego descienden derrotadas.
Las manos, que tocan las transparencias de la tierra.
Que se posan tímidas y breves.
Que no saben y presienten que no saben.
Que indican el límite del sueño.
Que planean la dimensión del futuro.
Estas manos, que conozco y sin embargo me confunden.
Estas manos, que me dijeron una vez: -tienta y escapa-.
Estas manos, que ya vuelven presurosas a la infancia.
Estas manos, que no se cansan de abofetear a las tinieblas.
Estas manos, que solamente han palpado cosas reales.
Estas manos, que ya casi no puedo dominar.
Estas manos, que la vejez ha vuelto de colores.
Estas manos, que marcan los límites del tiempo.
Que se levantan y de nuevo buscan el sitio.
Que señalan y quedan temblorosas.
Que saben que hay música aun entre sus dedos.
Estas manos, que ayudan ahora a sujetarse.
Estas manos, que se alargan y tocan el encuentro.
Estas manos, que me piden, cansadas, que ya muera. "
"Oh Luna! Siempre estuviste a mi lado, alumbrándome en los momentos más terribles; desde mi
infancia fuiste el misterio que velaste por mi terror, fuiste el consuelo en las noches más
desesperadas, fuiste mi propia madre, bañándome en un calor que ella tal vez nunca supo
brindarme; en medio del bosque, en los lugares más tenebrosos, en el mar; allí estabas tú
acompañándome; eras mi consuelo, siempre fuiste la que me orientaste en los momentos más
difíciles. Mi gran diosa, mi verdadera diosa, que me has protegido de tantas calamidades; hacia ti en
medio del mar; hacia ti junto a la costa; hacia ti entre las costas de mi isla desolada. Elevaba la
mirada y te miraba; siempre la misma; en tu rostro veía una expresión de dolor, de amargura, de
compasión hacia mí; tu hijo. Y ahora, súbitamente, luna, estallas en pedazos delante de mi cama. Ya
estoy solo. Es de noche. "
ULTIMA LUNA
Extraña amante,
sólo me queda contemplar tu rostro
(que es el mío)
porque tú y yo somos un río
que recorre un páramo incesante,
circular e infinito:
un solo grito.
Yo sabía ya que el sistema capitalista era también un sistema sórdido y mercantilista. Ya en una de
mis primeras declaraciones al salir de Cuba había dicho: "La diferencia entre el sistema comunista
y el capitalista es que, aunque los dos nos dan una patada en el culo, en el comunista te la dan y
tienes que aplaudir, y en el capitalista te la dan y uno puede gritar; yo vine aquí a gritar"
Reinaldo Arenas escribe una nota antes de suicidarse donde responsabiliza de su muerte a Fidel
Castro
....."Queridos amigos: debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión que siento al
no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. En los
últimos años, aunque me sentía muy enfermo, he podido terminar mi obra literaria. Me siento
satisfecho por haber podido contribuir aunque modestamente al triunfo de esta libertad. Pongo fin
a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando. Ninguna de las personas que me
rodean están comprometidas en esta decisión. Sólo hay un responsable: Fidel Castro. Los
sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido
contraer no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país. Al pueblo cubano tanto en el exilio
como en la isla los exhorto a que sigan luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de
derrota, sino de lucha y esperanza. Cuba será libre. Yo ya lo soy".
Con los ojos cerrados de Reinaldo Arenas