Resumen Del Libro Finanzas Espeche
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Espeche
Unidad 1: introducción a las finanzas públicas
1- Evolución histórica del pensamiento financiero:
La regla clá sica para la recaudació n de impuestos era que los recursos debían recaudarse cuando las
rentas estén presentes. Los griegos, romanos y egipcios obtenían la mayor parte de la riqueza de
hechos de guerras o conquistas.
Las rentas en Roma provenían de la tierra, de los monopolios, como los de la sal, algunos impuesto
sobre las ventas, la herencia del comercio de esclavos. Los gastos estaban constituidos principalmente,
por las inversiones en obras pú blicas, que eran monumentos de grandeza o de esclavitud, con fines
religiosos.
Los impuestos, en general, eran mirados, tanto en Roma como en Grecia, como una desgracia comú n,
sin recordar bases de equidad en su distribució n.
Aristó teles, tratadistas romanos, y escolá sticos, observan los hechos econó micos desde una ó ptica
ética y moral, juzgan moralmente el tipo de interés, el justiprecio, y las relaciones laborales amo-
esclavo. Mantuvieron el mismo enfoque durante toda la Edad Media.
Hubo pocas ideas econó micas en los pensadores griegos: Jenofonte, Protá goras, Aristó teles, Plató n y
Homero.
Plató n en “La Repú blica” habla de có mo se organizaba la economía en la ciudad ideal.
Aristó teles distinguió entre el comercio lícito (para el intercambio de mercaderías), y el incorrecto,
que só lo buscaba la obtenció n de ganancias. Ambos son las bases de la ciencia econó mica.
Para Aristó teles, economía es: “la ciencia que se ocupa de la manera en que se administran los recursos
o el empleo de los recursos existentes, con el fin de satisfacer las necesidades que tienen las personas y los
grupos humanos.”
En la Edad Media, el derecho canó nico condenaba la usura (cobro abusivo de intereses) y consideraba
al comercio una actividad inferior a la agricultura.
El mercantilismo: la necesidad de organizar la Hacienda sobre las bases permanentes y de nutrirla con
recursos ordinarios surge como consecuencia de la aparició n del E nacional y del afianzamiento de la
economía monetaria. El proceso de unificació n de los E°s de tipo patrimonial solo se consigue a costa
de grandes sacrificios pecuniarios y del reforzamiento del poderío militar. No se puede sostener un
ejército permanente y una burocracia si no se cuenta con suficientes recursos y con un organismo
adecuadamente ordenado para administrarlos. Las rivalidades entre las naciones, las guerras
continuadas y la transformació n del arte militar, como consecuencia del descubrimiento de las armas
de fuego, ocasionan gastos crecientes, y los ingresos tradicionales no bastan ya para cubrirlos.
Entonces, podemos decir que el mercantilismo:
- Fomentaba el autoabastecimiento de las naciones (incrementar riqueza y poder). Inglaterra y
resto de Europa occidental XVI-XVIII.
- Consideraba que riqueza de una nació n dependía de la cantidad de oro y plata que poseía.
- Una nació n só lo podía aumentar sus reservas en metales preciosos, vendiendo má s productos
de los que compraba a otros países.
Principales puntos:
- Minimizar exportaciones de oro y plata(como dinero mercancía)
- Minimizar la importación de bienes, sobretodo los que compitieran con productos nacionales,
excepto: importar los que sirvieran para elaborar bienes exportables.
- Cuando sea indispensable importar, que se haga a cambio de bs internos, y no de equivalente en
oro.
- Lograr mejores colocaciones a los excedentes internos (a cambio de metales preciosos)
- Usar insumos nacionales (preferentemente) para productos exportables, porque el valor
agregado queda en el país.
En Alemania el mercantilismo se llamó cameralismo:
- Era una ciencia política (má s que econó mica) para fortalecer las finanzas reales.
- La ú nica medida de interés de la riqueza era la cantidad de impuestos que era posible
recaudar./El fortalecimiento del E° se veía personificado en el monarca.
Los fisió cratas: Doctrina econó mica que nace en Francia (2º mitad del siglo XVIII), como reacció n a las
políticas restrictivas del mercantilismo en 1757. Segú n los fisió cratas, había un orden natural para
todas las cosas, incluyendo la sociedad y el sistema econó mico.
El origen de fisiocracia: del griego “physis” significa gobierno de orden natural.
Entonces, si todo el origen provenía de la naturaleza, es decir, de la tierra; para obtener riqueza de la
misma, se necesitaba gastar riqueza; el fruto de eso, se llamaba “produit net”.
La organizació n social estaba basada en el orden econó mico, logrando así el crecimiento de la
humanidad y armonía perfecta, que no debía ser corrompida con reglamentaciones arbitrarias.
Mercantilistas fuente de riqueza: EL Fisió cratas fuente de riqueza:
COMERCIO PRODUCCIÓ N AGRÍCOLA
c) Escuelas políticas:
Fue precisamente Griziotti quien orientó sus enseñ anzas hacia un concepto integral de las finanzas,
pero con neto predominio del elemento político. Afirma q "teniendo presente q el -sujeto de la
actividad financiera es el Estado y que son los fines del Estado los q se satisfacen con la actividad
financiera, debe aceptarse que esta actividad tenga necesaria y esencialmente una naturaleza
política". Los medios financieros, si bien son de naturaleza idéntica a la de los medios econó micos,
difieren en el aspecto cualitativo y cuantitativo y el criterio para la elecció n de dichos medios es
político. Los procedimientos de los cuales se vale el Estado para procurarse recursos son en su mayor
parte coercitivos
y está n guiados por criterios políticos, así como son políticos los criterios de repartició n de la carga
tributaria entre los particulares. Sobre todo, son políticos los fines que el Estado se propone con su
actividad financiera, pues son consecuencia de su propia naturaleza de sujeto activo de las finanzas
pú blicas. Por consiguiente, para Griziotti, la actividad financiera es un medio para el cumplimiento de
los fines generales del Estado, en concurso y coordinació n con toda la actividad del Estado, el cual,
para la consecució n de sus fines, desarrolla una acció n eminente y necesariamente política. Podrá n
variar los fines segú n las corrientes políticas que prevalezcan en los distintos países, pero es innegable
la existencia de fines estatales q exceden los de dichas corrientes. La orientació n general de la
actividad financiera, y aun reconociendo q sus elementos constitutivos son complejos, es para Griziotti
indudablemente política. Sin embargo, y en su pró logo a la obra de Griziotti, el profesor Jarach hace
notar como elemento discordante en la teoría de Griziotti su inflexible resistencia a considerar al
fenó meno financiero como un proceso también econó mico, aun cuando resulta indudable q la
actividad financiera tiene sus límites en los medios escasos de la economía, medios éstos de los cuales
se abastecen las finanzas pú blicas. Concluye Jarach sosteniendo que el desarrollo de las ideas, tanto
del mismo Griziotti, como de otros autores de corrientes afines, pudo llevarlo al reconocimiento del
cará cter tanto político como económico de las finanzas pú blicas.
ESCUELAS JURIDICAS: afirman q toda actividad estatal está sujeta a reglas (normas) de cumplimiento
obligatorio, este conjunto de disposiciones: leyes, reglamentos, y demá s actos generales y particulares
conforman la vertiente jurídica de la actividad financiera. Esta rama del ordenamiento jurídico q
regula el comportamiento financiero del estado se llama dcho financiero.
El fenó meno financiero elementos y componentes:
Los ingresos estatales y las erogaciones que el Estado efectú a son fenómenos financieros, que
considerados diná micamente y en su conjunto conforman la actividad financiera. Pero tales
fenó menos revisten un cará cter complejo, por lo cual su debido estudio só lo puede llevarse a cabo con
los elementos que los integran: elementos políticos, econó micos, jurídicos, sociales y administrativos.
Las variadas combinaciones de que pueden ser objeto estos elementos, dan lugar a diversas clases de
ingresos y gastos, lo cual depende de las mutaciones del sistema de que forman parte. Quiere decir,
entonces, que só lo será posible la comprensió n del fenó meno financiero si se llega a él mediante un
proceso de síntesis de los elementos precedentemente mencionados, constituyendo esa conjunción
sintética la ciencia que se denomina "finanzas" o "finanzas públicas". En cambio, si se desea examinar
analíticamente tales elementos, ello só lo podrá lograrse con el estudio profundizado de diversas
disciplinas particulares: política financiera, economía financiera, derecho financiero, sociología
financiera y administració n financiera, que en definitiva, y aun pudiendo ser materias de aná lisis
singularizados, se integran en las finanzas pú blicas.
UNIDAD II: LAS FINANZAS PÚBLICAS.
CONCEPTO.
La actividad financiera q estudia la ciencia de las finanzas pú blicas es, pues, aquella actividad del
Estado q preordena determinados medios (financieros) que consisten en recursos y gastos para la
satisfacció n de sus fines. Diversos son así los elementos que integran el concepto.
Para Oria la ciencia financiera es “el conjunto ordenado de los estudios y doctrinas que, teniendo por
sujeto al Estado y por objeto del interés gral, se ocupa de los diversos aspectos de la economía pú blica,
abarcando la organizació n y la percepció n de los recursos indispensables para la misma y aplicació n
de estos a la necesidades de orden colectivo”
A su vez explica este autor que la palabra “finanzas” tiene su origen en el latín Finis, que determina en
el Estado feudal el nacimiento de los derivados finatis y finantis.
Con estas palabras se aludía a la cancelació n de una deuda u obligació n personal, encerrando un
concepto semejante al de los vocablos castellanos “pago” o “cancelació n” o a la voz inglesa fine, q en la
Edad Media sirvió para señ alar el tributo pagado por un vasallo cuando quería entregar a otro el
dominio de una parcela territorial, no susceptible de transferirse sin el consentimiento del señ or.
Por nuestra parte, entendemos que “finanzas publicas” es la ciencia que estudia la actividad financiera
del Estado, como aquella actividad compleja por lo cual interviene en la economía como productor de
bienes y servicios, q se materializa a través del gasto pú blico, para lo cual se procuran recursos, todo
ello en un orden jurídico preestablecido en la norma fundamental, con el fin de hacer el bien comú n.
Las finanzas pú blicas no son patrimonio de estudio de una sola ciencia; así la economía, la política, la
sociología y el derecho son necesarios para su cabal comprensió n y conocimiento, empero, debido a la
complejidad que implica el estudio de todas ellas, resulta aconsejable su estudio profundizado por
separado, pero siempre teniendo conocimientos elementales de las otras ciencias. Sin embargo, la
realidad en su aplicació n por parte del Estado hace imperioso el conocimiento cabal de todas las
ciencias q comprenden el estudio de las finanzas pú blicas
CONTENIDO DE LA CIENCIA DE LAS FINANZAS.
El contenido de las ciencias de las finanzas pú blicas se identifica, pues, con el estudio de los elementos
del fenó meno financiero, los campos de investigació n de la ciencia de las finanzas pú blicas son:
a) La Política Financiera: se ocupa de investigar el aspecto o elemento político de la actividad
financiera. Se la ubica siempre en primer término en razó n de q toda operació n o fenó meno
financiero necesariamente presupone una doble decisió n o elecció n a priori de su ejecució n:
Una elecció n de los fines que con ella se pretende alcanzar y, al mismo tiempo,
Una elecció n de los medios o recursos que se emplearan con tal objetivo.
En consecuencia, la política financiera resulta ser la especialidad científica q nos permite
conocer cuá l es la especialidad dedicada a la elecció n de gastos y recursos pú blicos. Dicho
estudio está siempre íntimamente relacionado con los pcipios de la política econó mica y de la
política social vigentes en un Estado y en determinado momento histó rico. El origen de tal
relació n se justifica si se tiene presente q las decisiones financieras interfieren tanto en el
campo econó mico como en el campo social.
b) La Economía Financiera: se acostumbra emplearla solamente cuando una entidad econó mica
particular o un departamento econó mico proporciona recursos q otra entidad econó mica o
departamento econó mico necesita para alcanzar sus objetivos.
c) La Sociedad Financiera.
d) La admin o técnica financiera y, el dcho financiero q será objeto central de estudio de esta obra.
RELACION DE LAS FINANZAS PÚBLICAS CON OTRAS CIENCIAS.
La ciencia financiera es una parte de las ciencias sociales. En diversas partes de estas ciencias
encuentra su complemento y aun algunos de sus fundamentos. Pero así como las ciencias sociales má s
allá de su propio limite logran e los resultados de otras ciencias enriquecimiento y complemento,
también aprovecha de aquellas la ciencia financiera.
Los hechos naturales y culturales que dominan la existencia del hombre en el Estado y la economía
determinan fundamentalmente la economía financiera pú blica. Las condiciones naturales de
extensió n o espacio de una economía y las propiedades naturales y culturales de la població n de un
territorio son factores bá sicos en el desarrollo de cada economía.
Má s estrechas son las relaciones de la ciencia financiera (ciencia social) con las demá s ciencias
sociales, es decir, las ciencias econó micas, jurídicas, estatales, demográ ficas y la sociología. Mientras
las disciplinas mencionadas, pertenecientes al círculo exterior de las ciencias hasta ahora han hecho
solamente modestas contribuciones a la ciencia financiera, las ciencias de las instituciones en las
cuales se desarrolla la vida humana han ofrecido a la ciencia financiera no solamente muchos
instructivos complementos, la economía y la sociedad, es inconcebible un conocimiento de la
naturaleza y las funciones de la economía financiera pú blica, y, por consiguiente, de la ciencia
financiera misma.
Las relaciones entre las ciencias estatales son un hecho natural, puesto que la economía financiera
pú blica no es sino el Estado como sujeto econó mico.
Las relaciones entre las ciencias estatales son un hecho natural, puesto que la economía financiera
pú blica no es sino el Estado como sujeto econó mico.
Para apreciar las relaciones de la ciencia financiera con las ciencias econó micas, se debe establecer en
primer lugar que aquella es una ciencia econó mica. La economía pú blica propiamente dicha impone el
objetivo a la economía financiera pú blica; y la economía nacional, como un todo, y las economías
privadas, como parte de la economía nacional, determinan la forma y el tipo de solució n de las
actividades econó mico-financieras pú blicas. No hay necesidades financieras pú blicas sin economía
pú blica y no hay prestaciones econó mico-financieras pú blicas sin economías privadas. Salvo contadas
excepciones, todas las medidas econó mica-financieras pú blicas está n relacionadas con hechos
econó micos.
Con la menció n de la sociología financiera ya entremos en las ciencias afines q circundan directamente
a la ciencia financiera. Estas son las ciencias q principalmente ofrecen a la ciencia financiera los
hechos para su consideració n teó rica y para la política financiera.
La materia de la historia financiera encuentra su complemento en los datos de la estadística
financiera, q se ocupa de los fenó menos econó micos-financieros pú blicos, en cuanto sean
numéricamente accesibles. Por la descripció n financiera se investigan detalladamente, en
monografías, las economías financieras pú blicas individuales o instituciones financieras pú blicas con
el propó sito de llegar a conclusiones grales. El dcho financiero, finalmente, enseñ a las normas
jurídicas relativas a las finanzas.
La ciencia financiera no es empero, frente a sus ciencias correlativas solamente parte aprovechada,
sino también provechosa, pues ofrece a las demá s ciencias sus nociones y conocimientos, les descubre
sus problemas y le brinda sugestiones.
LAS FINANZAS PÚBLICAS CONSTITUCIONALIZADAS.
Uno de los aspectos centrales de toda constitució n moderna, y así sucede en el caso de la argentina,
consiste en el diseñ o de un sistema financiero del Estado.
Desde una perspectiva está tica la constitució n financiera regula la “renta publica” o, de acuerdo con la
terminología del texto constitucional argentino (art. 4, CN), los “fondos del tesoro del Estado”.
Paralelamente, y desde una ó ptica diná mica, la constitució n financiera regula la “actividad financiera
pú blica”, entendida como el conjunto de acciones financieras realizadas por el Estado con el fin de
hacer efectivas las instituciones constitucionales. Esta definició n de la actividad financiera pú blica
consta de tres elementos: un sujeto, un nú cleo y una finalidad.
En el primer lugar, hay que considerar el “sujeto actuante”, esto es: el Estado como actor protagó nico
de la actividad. La constitució n financiera regula, entonces, una actividad desarrollada por el aparato
estatal, q es a su vez diseñ ado por la propia constitució n como Estado representativo, republicano y
federal, segú n la letra del art. 1 CN.
En segundo lugar, está el “nú cleo material” q comprende un conjunto de acciones, agrupadas en dos
subactividades: recaudatoria y erogatoria. La subactividad recaudatoria incluye todas las acciones del
Estado dirigidas a la obtenció n de la renta pú blica, mientras q la erogatoria todas las acciones del
Estado dirigidas a su disposició n.
Se ve q el aspecto está tico de la constitució n financiera (renta publica) es el punto de referencia q
permite definir las act recaudatorias (todos los medios encaminados a obtenerla) y erogatorias (todos
los medios encaminados a disponerla).
El tercer elemento es de cará cter teleoló gico, la “finalidad”, q le aporta a la act financiera su sentido
constitucional: hacer efectivas las instituciones de la constitució n. El elemento teleoló gico es el sello
singular q el sistema constitucional le imprime a la definició n q aquí se propone de act financiera a
pú blica.
Por un lado la constitució n establece las autoridades, poderes y ó rganos del Estado. Una de las
características notorias de un Estado de dcho es la completa configuració n jurídica de todas las
autoridades pú blicas. No hay un Estado fuera del dcho: las autoridades estatales son ó rganos
jurídicos, mientras q sus decisiones políticas son la puerta en prá ctica de un sistema de potestades y
competencias, q dan lugar a act también estructuradas en términos jurídicos.
La actividad financiera publica es una de las condiciones, tal vez la má s importante, para q los ó rganos
q hacen el ordenamiento institucional del estado y las normas q componen el correlativo
ordenamiento jurídico se conviertan en una realidad efectiva.
Por lo tanto, dice Corti si especificamos la definició n de actividad financiera respecto de esta cuestió n,
ella se define como el conjunto de acciones financieras realizadas por el Estado con el fin de hacer
efectivo el sistema constitucional de los derechos humanos.
Para este autor, en síntesis, no hay constitució n sin constitució n financiera y, a la vez, la constitució n
financiera está estructurada de acuerdo con el sistema conceptual general de la constitució n,
proposiciones que muestran que no se está ante una materia que fue solo “elevada” a nivel
constitucional sino ante una pieza que forma parte de su propia ló gica de funcionamiento.
LA LEY DE ADM FINANCIERA Y DE LOS SISTEMAS DE CONTROL DEL SECTOR PÚBLICO NAC.
La pcipal ley q regula la actividad financiera del Estado en Repú blica Argentina, aunq no es la ú nica, es
la ley H-1845 (antes Ley 24.156), “Ley de Administració n Financiera y de los Sistemas de Control del
Sector Publico Nacional”.
En el Art. 2 de la ley se disoné q la administració n financiera comprende el conjunto de sistemas,
ó rganos, normas y procedimiento administrativos q hacen posible la obtenció n de los recursos
pú blicos y su aplicació n de los objetivos del Estado. La administració n financiera realizada por las
distintas jurisdicciones del sector Publico Nacional se caracteriza por desarrollares a través de
sectores de la administració n cuya denominació n de por si define la funció n de cada uno de ello:
presupuesto, crédito pú blico, tesorería, contabilidad, control interno y control externo.
Estos sectores por su propia naturaleza conforman sistemas diferenciados que interactú an dentro de
un sistema mayor denominado sistema de administració n financiera.
En el art. 4 se determina los objetivos que busca la Ley H-1845 (antes ley 24.156)
a) Garantizar la aplicació n de los principios de regularidad financiera, legalidad, economicidad,
eficiencia y eficacia en la obtenció n y aplicació n de los recursos pú blicos;
b) Sistematizar las operaciones de programació n, gestió n y evaluació n de los recursos del sector
pú blico nacional.
c) Desarrollar sistemas q proporcionen informació n oportuna y confiable sobre comportamiento
financiero del sector publico nacional ú til para la direcció n de la jurisdicciones y entidades y para
evaluar la gestió n de los responsables de cada una de las aéreas administrativas;
d) Establecer como responsabilidad propia de la administració n superior de cada jurisdicció n o
entidad del sector publico nacional, la implantació n y mantenimiento:
Un sistema contable adecuado a las necesidades del registro e informació n.
Una eficiente y eficaz sistema de control interno.
Procedimientos adecuados q aseguren la conducció n econó mica y eficiente de las act
institucionales.
e) Estructurar el sistema de control externo del sector pú blico nacional.
Para la Ley H-1845 (antes ley 24.156) los componentes del sistema de administració n financiera
quedan establecidos por el art. 5, el cual establece:
La admin financiera estará integrada por los sig sistemas q deberá n estar interrelacionados entre sí:
Sistema presupuestario;
Sistema de crédito pú blico;
Sistema de tesorería;
Sistema de contabilidad.
Cada uno de estos sistemas estará a cargo de un ó rgano rector, q dependerá directamente del ó rgano
que ejerza la coordinació n de todos ellos.
El decreto 1344/07, art. 6, estableció q las Secretarias de Hacienda y Finanzas conforman el ó rgano
responsable de la coordinació n de los sistemas de administració n financiera del sector publico
nacional, y el art. 7 Ley H-1845 (antes ley 24.156) completa la descripció n de los componentes del
sistema mayor al determinar que la Sindicatura General de la Nació n y la auditoría general de la
Nació n son los ó rganos rectores de los sistemas de control interno y externo, respectivamente.
Las disposiciones de la Ley H-1845 (antes ley 24.156), segú n determina art. 8 son de aplicació n en
todo el sector pú blico nacional, el q a tal efecto está integrado por:
a) Administració n nacional, conformada por la administració n central y los organismo
descentralizados, comprendiendo en estos ú ltimos a las instituciones de seguridad social.
b) Empresa y sociedades del estado q abarca las empresas del Estado, las sociedades del Estado, las
sociedades anó nimas con participació n estatal mayoritaria, las sociedades de economías mixtas y
todas aquellas otras organizaciones empresariales donde el estado Nacional tenga participació n
mayoritaria en el capital o en la formació n de las decisiones societarias.
c) Entes pú blicos excluidos expresamente de la administració n nacional, q abarca cualquier
organizació n estatal no empresarial, con autarquía financiera, personalidad jurídica y patrimonio
propio donde el estado nacional tenga el control mayoritario del patrimonio o de la formació n de
las decisiones, incluyendo aquella entidades pú blicas no estatales donde el Estado Nacional tenga
el control de las decisiones.
d) Fondos fiduciari integrados total o mayoritariamente con bienes y/o fondos del estado nacional.
Ademá s, son aplicables de la Ley H-1845 (antes ley 24.156) en lo relativo a la rendició n de cuentas de
las organizaciones privadas a las q se halla acordado subsidios o aportes y en las instituciones o
fondos cuya administració n, guarda o conservació n está a cargo del Estado Nacional a través de sus
jurisdicciones o entidades. Para el art. 9 de esta ley se entiende por entidad a toda organizació n
pú blica con personalidad jurídica y patrimonio propio, y por jurisdicció n a cada una de las sig
unidades:
a)Institucionales
Poder legislativo.
Poder judicial.
Ministerio publico.
Presidencia de la Nació n, jefatura de gabinete de ministros, los ministerios y secretaria del pen.
b) Administrativo- financieras:
Servicio de la deuda publica
Obligaciones a cargo del tesoro.
Unidad 3: EL DERECHO FINANCIERO
Ciencia de las finanzas:
En el punto anterior hemos llegado a la conclusió n de q los complejos aspectos del fenó meno
financiero son objeto de un proceso de síntesis, cuyo estudio corresponde a la ciencia de las finanzas.
La tarea de definir adecuadamente la ciencia de las finanzas, y consiguientemente de circunscribir su
campo de acció n, no es de fá cil cumplimiento. Una de las má s arduas discusiones que se plantean en
torno de las finanzas es si debe ser una ciencia de medios q se concrete a estudiar esos medios segú n
su esencia, q es de contenido econó mico, o si, al contrario, la investigació n debe ir má s allá , e incluir el
estudio de los fines, q son de naturaleza política.
Esta controversia lleva a otra, íntimamente vinculada a la anterior y q se resume en los sig términos: si
en el desarrollo de sus estudios el investigador financiero debe incluir sus propias valoraciones sobre
los elementos examinados o si debe limitarse a su descripció n sin efectuar juicios de valor.
a) Una importante posició n doctrinal niega q la ciencia de las finanzas deba incluir el estudio de los
fines del Estado y q el estudioso pueda formular valoraciones sobre los fenó menos que investiga. Esta
orientació n lleva a encuadrar la actividad financiera en la actividad econó mica, y por consiguiente, la
ciencia de las finanzas en la ciencia de la economía. Mauro Fasiani sostiene q una ciencia es la
bú squeda de uniformidades. Quien estudia la ciencia de las finanzas —y en cuanto desenvuelve una
actividad puramente científica— busca las uniformidades de los fenó menos q estudia sin efectuar
valoraciones ni juicios, y en la medida en q exceda ese límite estará entrando en el campo de la
política. Por eso —afirma Fasiani— debe separarse actividad científica de actividad política. Para el
citado profesor italiano, 1 cosa es descubrir y enunciar una uniformidad y otra distinta es darle una
finalidad. Un astró nomo no formula un programa de reforma del universo ni expresa juicios acerca del
comportamiento de la Luna o de Marte; el químico no se exalta por la buena o mala calidad del
hidró geno o del á cido sulfú rico; el físico no se propone modificar la ley de la gravedad. Aná logamente,
quien estudia finanzas, y en cuanto lo hace científicamente, no tiene un programa ni un juicio que
formular: simplemente busca las uniformidades de los fenó menos de que se ocupa. De Viti de Marco
cree tanto en el contenido econó mico de la ciencia financiera como en la necesidad de que el teó rico
expliq y no juzgue.
Segú n este autor, la ciencia de las finanzas se limita a trasportar el concepto de valor de la economía
privada al campo de la economía pú blica; investiga las condiciones en q debe desenvolverse la
actividad productora del Estado a fin de q la selecció n de los servicios pú blicos, su cuantía, el reparto
de su costo, etc., tenga lugar conforme a ese concepto de valor, es decir, mediante el mínimo gasto
posible de riqueza privada para la má xima satisfacció n de necesidades colectivas. Por consiguiente,
para De Viti de Marco resulta q todas las cuestiones financieras hallan su solució n en teorías
econó micas. La diferencia consiste en q en vez de ser el individuo quien actú a, lo hace el Estado, y en
vez de tratarse de necesidades individuales, se trata de necesidades colectivas.
En cuanto a la posició n q debe adoptar el estudioso, sostiene: "Como científico, explico y na oculto la
conducta del Estado en un determinado momento y lugar. Como ciudadano y hombre político,
apruebo o combato los fines que el Estado quiere conseguir"
b) Otra corriente de opinió n admite, al contrario, el estudio de los fines del Estado dentro de la ciencia
financiera, así como también los juicios de valor de sus cultivadores. Esta posició n ha puesto de
fundamental importancia del aspecto político de la actividad financiera. Señ ala al respecto el
catedrá tico españ ol Fernando Sá inz de Bujanda, q incluso autores q afirman la naturaleza econó mica
del fenó meno financiero destacan la importancia q en él ejercen los factores políticos. Así, el autor
inglés Hugh Dalton expresa q la materia de las finanzas es una de las situadas en la línea que separa la
economía política de la ciencia política. Sin dejar de situar el centro de gravedad de la actividad
financiera en la economía, este tratadista destaca claramente la conexió n de tal act con los fenó menos
estrictamente políticos. El francés Maurice Duverger es, por su parte, terminante al sostener q la
utilizació n de medidas financieras plantea problemas de ciencia política. Estas medidas financieras
son formas particulares de la autoridad pú blica, disposiciones especiales del poder del Estado.
Solamente comprendiendo el aspecto político dentro de las finanzas, se la puede comprender en su
totalidad. En coincidencia con tal posició n, Sá inz de Bujanda explica q si la actividad financiera
constituye una parte de la actividad pú blica, y ésta, a su vez, está integrada por un conjunto de
servicios destinados al cumplimiento de fines de utilidad gral, só lo podrá tenerse un concepto preciso
de act financiera partiendo de una noció n clara tanto de la organizació n estatal como de sus fines. La
inclusió n del elemento político conduce a q se preconice una concepció n diferente de la que incluye
las finanzas en la economía, diferencia tanto en cuanto a la esencia de la ciencia financiera como a la
posició n en q debe colocarse el investigador del fenó meno financiero. Gangemi sostiene q la ciencia de
las finanzas es una ciencia concreta, y como tal, no puede sustraerse al desenvolvimiento de la
actividad financiera y de sentar juicios de valor y sugerir soluciones concretas. Argumenta este autor
q la distinció n entre "medios" y "fines" só lo puede hacerse para aclarar los variados aspectos de la act
financiera. Pero tanto los fines como los medios está n estrechamente conectados, porq los fines
implican medios adecuados para alcanzarlos, mientras que los medios no pueden concebirse
separadamente de los fines a que deben servir.
De ello deduce Gangemi que la investigació n de los medios no puede prescindir de los fines y de su
consiguiente valoració n. Conforme a lo que precedentemente hemos expresado sobre la complejidad
del fenó meno financiero, dentro del cual está incluido el aspecto econó mico, pero también el político,
así como los demá s mencionados, no podemos sino adherirnos a la segunda posició n. Es cierto q
esencialmente la ciencia de las finanzas es ciencia de medios. Tampoco puede negarse que dichos
medios son de naturaleza econó mica: los gastos pú blicos se efectú an para satisfacer necesidades de la
colectividad con medios escasos en relació n a esas necesidades, y q en consecuencia son económicos,
por cuanto su obtenció n requiere un esfuerzo o actividad.
Pero tanto la obtenció n de medios como su empleo (recursos y gastos pú blicos) derivan de elecciones
valorativas q realiza el Estado, y tales valoraciones, q tienen en mira una determinada finalidad a
obtener, son necesariamente políticas. Por otra parte, si la elecció n de medios supone valoració n de
fines, es necesario q el estudioso de las finanzas haga sus propias valoraciones sobre los fines que se
pretende conseguir y sobre la idoneidad de los medios a emplearse para lograr esos fines. Tanto
economistas como financistas no pueden convertirse en investigadores de esquemas, instrumentos o
conceptos ajenos a la variable realidad circundante. Como decía Einaudi, sería absurdo pedir al
economista q viva en "la torre de marfil" de la ciencia pura. Es indudable, entonces, q aparte de los
otros elementos mencionados, dentro de la concepció n de la ciencia de las finanzas se hallan
especialmente comprendidos estos dos grandes aspectos: el econó mico y el político. El brillante
profesor italiano Mario Pugliese explica con claridad la naturaleza tanto política como económica de la
act financiera.
Afirma q la naturaleza política de los fines estatales confiere necesariamente naturaleza política a los
procedimientos adoptados para conseguirlos, ya q aun cuando, como es bien posible, el ente pú blico
se atenga en el desenvolvimiento de su actividad financiera al pcipio de la mutua conveniencia
econó mica, su decisió n no es fruto de un cá lculo econó mico puro, sino simplemente de un cá lculo
político q no deja de ser tal si el Estado, en el caso concreto, utiliza criterios econó micos, dado que no
encuentra razones políticas para adoptar un criterio diverso. De esta tesis, tan correctamente
sostenida, se desprende q en definitiva el fenó meno financiero es el resultado de aplicar el criterio
político a una realidad econó mica determinada.
Conforme a las delimitaciones y aclaraciones efectuadas, concluímos por afirmar q la ciencia de las
finanzas tiene por objeto el estudio valoratio de cómo y para qué el Estado obtiene sus ingresos y hace
sus erogaciones. En otras palabras y ampliando lo dicho: el contenido de la ciencia financiera es el
examen y evaluació n de los métodos mediante los cuales el Estado obtiene los fondos necesarios para
llevar a cabo sus propó sitos y de los métodos por los cuales, mediante los gastos, provee a la
satisfacció n de necesidades.
Relación de las ciencias de las Finanzas y Derecho Financiero:
En lo que respecta al aspecto jurídico del fenó meno financiero, es objeto de estudio del dcho
financiero. Segú n A. D. Ciannini, constituye una reconocida exigencia del Estado moderno q todas sus
manifestaciones de voluntad en el campo administrativo y las consecuentes relaciones con los
particulares, encuentren en las leyes su disciplina fundamental. Mario Pugliese distingue nítidamente
dcho financiero de ciencia de las finanzas. Explica q el elemento jurídico, aun siendo característico del
fenó meno financiero, del cual forma su constante presupuesto y fundamento, no puede ser
considerado en sí mismo como objeto de estudio y de elaboració n en la ciencia de la hacienda.
Esa misió n corresponde al dcho financiero, cuyo objeto de estudio es la norma jurídica —elemento
formal—, aun cuando considere como dato objetivo el contenido concreto de los factores econó micos,
políticos o sociales que constituyen el presupuesto de la actividad financiera del Estado.
La necesaria diferenciació n entre ambas disciplinas está reconocida incluso por el propio maestro
Benvenuto Griziotti, quien, no obstante su conocida teoría sobre la complejidad del fenó meno
financiero, entiende que la ciencia de las finanzas y el derecho financiero se complementan
recíprocamente (lo cual indica q son ciencias distintas) para estudiar la actividad financiera. Así es, en
efecto, porq la ciencia de las finanzas, al estudiar la naturaleza o esencia de las finanzas pú blicas y al
efectuar su exacta clasificació n y el cuadro de su ordenamiento, explicando cuá les son sus funciones,
poniendo de relieve los efectos de los recursos y gastos en relació n con aquellos que ingresan los
primeros y reciben los beneficios de los segundos, ofrece conocimientos ú tiles para la formació n de
las leyes financieras y también para su interpretació n y aplicació n.
Por otra parte, el dcho financiero, con el estudio de la estructura jurídica de los gastos y recursos,
complementa a la ciencia de las finanzas en el aspecto jurídico para el conocimiento de sus
fenó menos. Ademá s, mediante el examen de la jurisprudencia, el dcho financiero pone de relieve las
cuestiones que surgen de la aplicació n de la ley en el caso concreto, y que pueden también interesar a
la ciencia de las finanzas para la elaboració n má s profundizada y completa de sus principios e
instituciones. Por su estrecha complementació n, la ciencia de las finanzas y el dcho financiero, aun
siendo dos disciplinas distintas, suelen asociarse en una cá tedra ú nica en la enseñ anza universitaria.
En las cá tedras argentinas de las facultades de Dcho y Ciencias Econó micas, los programas abarcan
tanto el aspecto propio de las finanzas como los distintos aspectos del derecho financiero, a veces bajo
la denominació n genérica de "finanzas". Pese a ello, pensamos que sería mucho má s favorable al
progreso científico y a razones de didá ctica, que la ciencia de las finanzas y el dcho financiero se
estudiasen en forma separada, sin q ello signifique dejar de establecer debidamente la íntima ligazó n
existente entre ambas disciplinas. Esa ligazó n traducida en las mú ltiples relaciones existentes entre
las dos ciencias no justifica su unificació n en el plano docente. Adviértase que el dcho financiero es
una disciplina jurídica y que la ciencia de las finanzas pú blicas es una disciplina econó mico-política.
De allí que ambas ramas del saber estudien objetos totalmente diversos: el derecho financiero se
refiere a determinada actividad de la administració n pú blica (la actividad financiera), pero
contemplá ndola exclusivamente en cuanto a las normas jurídicas q la regulan (aun cuando los
fenó menos jurídicos sean provocados con propó sitos econó mico-políticos); la ciencia de las finanzas
pú blicas presenta como campo de estudios el de los fenó menos econó micos provocados con designios
políticos. Si bien ambas disciplinas examinan el mismo hecho (la obtenció n y el empleo de los medios
econó micos necesarios para que el Estado cumpla sus fines), lo consideran desde dos puntos de vista
totalmente diferentes.
Por eso es que se produce la situació n que describe Giannini: un mismo hecho, por estar regido por el
derecho objetivo, genera, de un lado, relaciones jurídicas cuyo estudio forma el objeto del derecho
financiero, en tanto que, de otro lado, aparece gobernado por leyes econó micas que la ciencia de la
hacienda convierte en objeto propio de su conocimiento. En definitiva, el campo de estudios de ambas
ciencias es muy diverso, y razones tanto científicas como docentes nos conducen a pensar que el
actual estudio conjunto q contienen las cá tedras de muchas universidades, es altamente
inconveniente.
Concepto de derecho financiero:
El derecho financiero es el conjunto de normas jurídicas que regulan la actividad financiera del Estado.
La actividad financiera constituirá el objeto del derecho financiero, pero só lo en tanto pueda ser
considerada actividad jurídica.
La actividad financiera como actividad jurídica: El desenvolvimiento de la actividad financiera crea
relaciones jurídicas. Estas relaciones son mú ltiples y de muy variada índole. En líneas generales son
las que surgen entre los distintos órganos públicos entre sí como consecuencia de la materializació n de
fenó menos financieros (p.ej., el aporte del tesoro nacional para cubrir el déficit de una empresa
pú blica), así como las que se originan, por causas financieras, entre el Estado y los particulares. En
estas ú ltimas vinculaciones (entre Estado y particulares), el Estado puede asumir un papel de sujeto
activo, como cuá ndo pretende de los particulares sumas tributarias, o un papel de sujeto pasivo, como
cuando resulta deudor a consecuencia de un empréstito. También surgen relaciones jurídicas con
motivo del empleo de los fondos estatales en los destinos prefijados presupuestariamente, las cuales
se generan habitualmente entre el Estado y sus subordinados (p.ej., las derivadas de la ejecució n del
gasto pú blico en sus diversas etapas).
La actividad financiera está integrada por tres actividades parciales diferenciadas. Es decir, tal
actividad requiere un plan de actuació n exteriorizado en forma contable y monetaria (el presupuesto)
y todas las acciones necesarias para adquirir y emplear los medios econó micos necesarios para
atender las necesidades pú blicas. A su vez, acabamos de observar que tales acciones (tanto las de
planeació n presupuestaria como las de ejecució n) son motivo de mú ltiples y variadas relaciones
jurídicas. Ello torna indispensable la existencia de preceptos normativos reguladores tanto de la
estructura de la organizació n estatal como de cada relació n a nacer con motivo de la acció n
desarrollada. La necesidad de preceptos normativos surge a poco que se recuerden nociones
fundamentales sobre el derecho, cuyo objeto son las conductas en interferencia intersubjetiva y que,
por lo tanto, deben ser normadas. Si toda acció n humana puede ser considerada en su interferencia
con otras acciones humanas, y si ello da lugar a relaciones que deben regirse por normas, las acciones
humanas que desarrollan actividad financiera no son una excepció n.
Esas acciones no pueden sustraerse a ser encauzadas por preceptos q son mandatos expresos del
"deber ser", o sea, por normas jurídicas. De ahí q la actividad financiera, como cualquiera q ponga en
contacto conductas humanas, debe manifestarse en normas jurídicas. Es decir: de la actividad
financiera en su desenvolvimiento, se desprende q las facultades estatales y particulares no pueden
tener existencia como facultades protegidas por el orden social vigente, sin normas jurídicas q las
establezcan. No puede ser de otra forma, ya q dentro del concepto de comunidad jurídicamente
organizada, la posició n de todos y cada uno de los integrantes de esa comunidad, así como sus
atribuciones y deberes, deben ser asignadas por el dcho en virtud de sus normas. No habría
organizació n posible de la comunidad sin ese requisito, ya q es el dcho, como "técnica social", el q
induce al individuo a abstenerse de la actuació n indebida en la esfera de los intereses de los otros. Si
tal interferencia existe, la comunidad organizada reacciona mediante la sanció n. La actividad
financiera da lugar a normas jurídicas, y en consecuencia, es también actividad jurídica.
Campo de acció n: Por un pcipio de divisió n del trabajo, el dcho financiero se ha convertido en una
disciplina jurídica particular dentro del á mbito del dcho y tiene su campo de acció n. Ese campo de
acció n está constituido por la regulació n jurídica de la act financiera, q constituye una manifestació n
de la acció n estatal diferenciada de las restantes acciones estatales, no só lo por el contenido de las
relaciones jurídicas reguladas (relaciones jurídicas financieras), sino porq comprende el estudio de
ciertas instituciones jurídicas (p.ej., el empréstito) q aparecen como desvinculadas de los restantes
actos jurídicos que realiza el Estado
Contenido del derecho financiero:
Sostiene Ramó n Valdés Costa q pese a existir grandes discrepancias doctrinales, existen, sin embargo,
algunos puntos de acuerdo respecto al dcho financiero. Así, dentro de los caracteres del dcho
financiero, podemos decir q es una rama jurídica q debe ubicarse dentro del dcho pú blico. Cualquiera
q sea el criterio q se utilice para distinguir el dcho pú blico del dcho privado, no puede caber duda
alguna de q la disciplina en estudio pertenece al dcho pú blico. Ello, porq las normas financieras no
está n destinadas a atender directamente las necesidades de los particulares, sino a normar el poder
estatal de mando en el campo financiero (poder financiero), lo cual le permite actuar como regulador
gral en cuanto a la debida atenció n de las necesidades q esos particulares tienen, pero no
aisladamente sino como integrantes de la comunidad jurídicamente organizada (quienes se interesen
por ampliar conceptos sobre el importante y debatido punto de la distinció n —si es que la hay, ya q
también eso se discute— entre dcho pú blico y privado. En segundo lugar, el dcho financiero no es un
dcho excepcional, sino absolutamente normal. Pugliese sostiene al respecto que no es concebible una
ley má s normal q aquella q regula la actuació n del Estado procurando los medios econó micos q en el
pasado, en la actualidad y siempre será n indispensables para la existencia de la organizació n política
de la sociedad. Se debe advertir, sin embargo, que el derecho financiero no constituye un sistema
orgá nico de relaciones homogéneas, sino un conjunto de relaciones de diversa naturaleza q só lo tiene
en comú n el hecho de referirse a las mú ltiples actividades que el Estado desarrolla en el campo
financiero. Dentro del contenido del derecho financiero encontramos varios sectores con caracteres
jurídicos propios:
a) La regulació n jurídica del presupuesto. El presupuesto es, segú n veremos, un instrumento legal que
calcula y autoriza los gastos y prevé los ingresos para solventarlos, determinando las respectivas
atribuciones de los ó rganos del Estado en la gestió n financiera. Se habla incluso de un dcho
presupuestario, y este régimen jurídico se complementa con el de la ejecució n de los gastos pú blicos y
su correspondiente control.
b) Las relaciones concernientes a la tributació n en general, integran un sector específico denominado
"derecho tributario".
c) La regulació n jurídica de la administració n del patrimonio del Estado o "gestió n patrimonial". Debe
destacarse, sin embargo, que la inclusió n de este sector jurídico dentro del derecho financiero es
discutible, puesto que para algunos autores la regulació n jurídica de la gestió n patrimonial no integra
e! dcho financiero, sino aquella parte del dcho administrativo que disciplina la actividad privada de los
entes pú blicos.
d) La regulació n legal de todo lo atinente al crédito pú blico, que está constituida por todas aquellas
normas jurídicas que disciplinan las mú ltiples relaciones que surgen entre Estado y prestamistas
cuando el primero utiliza los recursos provenientes del crédito.
e) El conjunto de normas jurídico-econó micas relacionadas con la moneda, que constituiría un
derecho monetario de muy reciente elaboració n
Autonomía del derecho financiero:
Se ha discutido si el dcho financiero es autó nomo en relació n a otras ramas del dcho. Es necesario
advertir, sin embargo, q el concepto de autonomía dentro del campo de las ciencias jurídicas es
equívoco y adolece de una vaguedad q dificulta la valoració n de las diferentes posiciones. No se trata
de un concepto que tenga para todos la misma significació n, sino q por el contrario, segú n la postura
en q se colocan muchos de los q han tratado el tema, ha surgido una diferente concepció n de lo q
realmente significa autonomía para una parte del derecho.
1) Unidad del dcho. Toda referencia al tema "autonomía" requiere una consideració n previa sobre la
unidad del dcho. Esa unidad destruye toda posibilidad de independencias absolutas o de fronteras
cerradas entre sus ramas. Los distintos sectores en que se divide el dcho no dejan de conformar, en su
esencia, el cará cter de partes de una ú nica unidad científica. Por eso, nunca la autonomía de un sector
jurídico puede significar total libertad para regularse íntegramente por" sí solo. La autonomía en
cualquier sentido q se tome no puede concebirse de manera absoluta, sino q cada rama del dcho forma
parte de un conjunto del cual es porció n solidaria. Así, por ej, la "relació n jurídica tributaria" (el má s
fundamental concepto de dcho tributario) es só lo una especie de "relació n jurídica" existente en todos
los á mbitos del dcho y a cuyos principios grales debe recurrir. De igual manera, conceptos como
"sujetos", "deuda", "crédito",
"pago", "proceso", "sanció n", etc., tienen un contenido jurídico universal y demuestran la
imposibilidad de "parcelar" el dcho. De ahí q cualquiera q sea el grado o tipo de autonomía q se asigne
al dcho financiero y al dcho tributario, en ningú n caso significa q esas ramas del dcho constituyan algo
"desgajado" de las restantes ramas. Todas ellas está n ligadas en un todo inescindible. La autonomía es
a la unidad como los radios a la esfera.
2) Parcelación del derecho. No obstante, el estudio del dcho se presenta dividido en ramas q
determinan especializació n didá ctica, profesional, científica, y aun la aparició n de có digos, así como el
fraccionamiento de competencia de los tribunales. É sta es una realidad innegable, pero otra —
igualmente llamativa— la relativiza: en diversos países y en distintas épocas, tales divisiones adoptan
forma diversa o no se las reconoce (p.ej.: en los países anglosajones, la distinció n primordial es entre
statute lato y common lato, no existente en los países influidos por el dcho romano. Inversamente: en
los primeros se asigna escasa o nula importancia a las divisiones entre dcho privado y pú blico o entre
civil y comercial). De todas maneras, y en los países de tradició n romanista, la relativa independencia
recíproca de las ramas del derecho (al menos en el plano didá ctico) está fuera de toda duda.
El origen de la fragmentació n en ramas se debe a la aparició n de regulaciones jurídicas cada vez má s
numerosas y especializadas. Tal proliferació n se conecta con el crecimiento, importancia y cada vez
mayor complejidad de las relaciones interhumanas. La "aceleració n de la historia" hace q estas
relaciones se diversifiquen velozmente en nuevas modalidades, y ello trae la aparició n de normas q las
reglamentan. A veces estas nuevas normas se consolidan en có digos, cuya aplicació n suele necesitar
de organismos jurisdiccionales especializados, así como la especializació n de investigadore, docentes
y profesionales del dcho.
3) Autonomía didáctica y funcional. Esta separació n puede denominarse "autonomía didá ctica" y
reconoce como causa del estudio separado de una rama jurídica, las necesidades de orden prá ctico o
de enseñ anza. Cuando las normas jurídicas relacionadas con un mismo objeto adquieren determinado
volumen, es conveniente su estudio en forma unitaria e independizada de otras partes del dcho.
Por la simple razó n de no poder existir regla jurídica independiente de la totalidad del sistema
jurídico, la autonomía (en el sentido de independencia relativa) de cualquier rama del dcho positivo es
didá ctica. Con esta limitació n su objetivo es importante y consiste en investigar los efectos jurídicos
resultantes de la incidencia de un determinado nú mero de reglas jurídicas, descubrir su
concatenació n ló gica y su unió n con la totalidad del sistema jurídico (ver Becker, Teoría..., p. 28). Si a
su vez ese conjunto de normas está dotado de homogeneidad, y funciona como un grupo orgá nico y
singularizado, podremos hablar también de autonomía funcional.
4) Autonomía científica. Plantearse el problema de una autonomía q exceda la anterior y q tenga
cará cter de "científica", significa embarcarse en un intrincado problema de imposible solució n teó rica
y de inciertos resultados prá cticos. Contrariamente a lo q antes pensá bamos, estamos ahora
persuadidos de q no existe autonomía científica de rama alguna particular de un dcho nacional y de q
la admisió n de esta posibilidad implica la negació n de la premisa de la cual partimos, esto es, la unidad
del dcho.
Lo ú nico "científicamente autó nomo" es el orden jurídico de un país en cuanto concreció n de lo que
ese país entiende por "derecho"
5) En qué consiste la autonomía del derecho financiero. Corrientes doctrinales.
A) Posición administrativista. — Los administrativistas niegan la autonomía del dcho financiero
argumentando que la actividad del Estado tendiente a obtener los medios econó micos para cumplir
sus fines, así como la administració n y empleo de ellos, es una funció n administrativa típica q no
difiere en su naturaleza de las demá s actividades pú blicas del Estado regidas por el derecho
administrativo.
Dicen tales autores que no modifica el problema la circunstancia de que esta materia (dcho financiero)
esté regulada por la ley, ya que otras actividades administrativas también está n regladas de idéntica
manera. Los sostenedores de esta posició n afirman que el dcho financiero carece de autonomía
científica y lo consideran un capítulo o parte especializada del derecho administrativo. Esta
concepció n puede verse en los viejos y notables tratadistas de derecho administrativo. Así, Zanobini
justifica el tratamiento aparte só lo por razones, de oportunidad. Otros tratadistas, como Mayer,
Fleiner, Orlando y Del Vecchio, escriben sobre dcho financiero, pero admitiendo su subordinació n al
derecho administrativo. Pero también modernas concepciones doctrinales insisten en la dependencia,
tanto del derecho financiero como del derecho tributario, con respecto al dcho administrativo. Pérez
de Ayala advierte sobre la existencia de un poderoso movimiento de absorció n en tal sentido.
B) Posición autonómica. Un prestigioso grupo de especialistas contemporá neos ha reaccionado contra
la tendencia precedente y ha sostenido la autonomía científica del derecho financiero. Segú n vimos,
quien defendió inicialmente esta tesis fue Myrbach Rheinfeld. En la escuela italiana se encuentran
aportes a esta posició n. Mario Pugliese afirma que existe una necesidad científica en estudiar el dcho
financiero con criterios uniformes. Los problemas jurídicos emanados de la actividad financiera del
Estado deben ser resueltos mediante la aplicació n de pcipios elaborados para regular la economía del
Estado con criterios unitarios, lo cual no puede ser cumplido por otras ramas del dcho pú blico, ya q de
esa manera el dcho financiero perdería su unidad y pasaría a ser un capítulo de otro dcho.
Reconoce Pugliese que la parte má s importante del dcho financiero es el dcho tributario, pero sostiene
q no solamente el fenó meno impositivo sino todo el complejo de la actividad financiera del Estado
debe ser estudiado con criterios jurídicos unitarios. Coincidentemente, Vanoni sostiene q el dcho
financiero responde a pcipios generales propios independientes de los conceptos desarrollados en
otros campos del dcho, por lo cual es justificado que constituya una disciplina autó noma dentro del
dcho pú blico Gustavo Ingrosso afirma q el dcho financiero goza de autonomía conceptual y
metodoló gica. Refiriéndose a quienes reprochan heterogeneidad al dcho financiero, dice q esto sucede
con otras ramas del dcho pú blico y del dcho privado (por ej, las distintas materias q trata el dcho civil:
familia, sucesiones, contratos, obligaciones, dchos reales, etc.). Esta heterogeneidad no excluye q los
institutos financieros tengan contacto por la funció n q desempeñ an y el ó rgano q las cumple
C) Posición restringida. Una tercera posició n en la materia niega q el dcho financiero tenga autonomía
científica, admitiendo só lo su autonomía didá ctica. Reconoce esta postura, sin embargo, q un sector
del dcho tributario material goza de esa autonomía científica de q carece el dcho financiero. Diñ o
Jarach es uno de los autpres q con mayor rigor científico ha defendido esta tesis restringida. Sostiene
Jarach q só lo el dcho tributario material es científicamente autó nomo. Descarta la autonomía del dcho
financiero por ser esencialmente heterogéneo. Comprende institutos de diferentes naturaleza y
estructura. Observa este autor q dentro del dcho financiero se comprende el estudio de materias
totalmente disímiles, como el dcho presupuestario, con problemas específicos y ligado al dcho
constitucional, la regulació n jurídica de los ingresos originarios emanados de la propiedad o
explotació n de empresas industriales y comerciales, la regulació n jurídica del crédito pú blico, de la
tributació n, de la moneda y de los gastos pú blicos. Dice Jarach q no puede haber sino heterogeneidad
en los pcipios rectores de todas estas materias, y ello impide hablar de autonomía científica.
Esta posició n es la predominante en la doctrina argentina y latinoamericana, teniendo importantes
cultores en otras partes del mundo.
D) Conclusiones en torno de la autonomía del dcho financiero. Resulta para nosotros evidente que la
heterogeneidad de los temas comprendidos en la regulació n jurídica de la actividad financiera estatal
obstaculiza considerarla como rama autó noma del dcho. Encontramos allí instituciones de naturaleza
disímil (presupuesto, tributo, empréstito, moneda, recursos gratuitos, multas, ingresos de empresas
pú blicas, ingresos derivados de los bienes de dominio privado, ingresos por concesió n de servicios
pú blicos, ejecució n del gasto pú blico, control del gasto pú blico, etc.) q son reguladas por leyes con
respecto a las cuales no siempre puede aducirse su desprendimiento de otras ramas jurídicas y cuyas
diferencias impiden encontrar el punto de enlace q permita su coordinació n armó nica ni la extracció n
de pcipios rectores y propios. Piénsese en la dificultad de ello ante instrumentos legales tan
heterogéneos entre sí como las leyes tributarias, ley de contabilidad pú blica, leyes monetarias, leyes
reguladoras de la act empresarial del Estado, ley de presupuesto, leyes de empréstito, leyes de las q
surgen las sanciones patrimoniales, leyes que regulan la aceptació n de legados, ayudas y otros
recursos gratuitos, leyes q reglamentan la concesió n de servicios pú blicos, leyes sobre el régimen de la
tierra pú blica, etc. No obstante admitimos q desde el punto de vista didá ctico, puede ser conveniente
un estudio conjunto y generalizado de las normas reguladoras de la actividad financiera, atento a su
elemento comú n (la mencionada actividad financiera) diferenciable de otras actividades estatales.
Bien dice el profesor Valdés Costa q el dcho financiero representa uno de los ejemplos má s vivos de
las trasformaciones del derecho en el siglo xx. Por otra parte, también aparecería como necesario este
estudio conjunto y diferenciado de la regulació n jurídica de la act financiera estatal, ya q de lo
contrario, una serie de instituciones muy importantes quedarían marginadas de los estudios del dcho
o serían estudiadas aisladas o inconexamente. Ademá s, es innegable q las concepciones q han querido
ver un todo autó nomo en el dcho financiero, han permitido la elaboració n de una doctrina de valor
científico y de una literatura q aunq no tan abundante como la del derecho tributario, tiene alto
mérito.
La autonomía del derecho tributario:
Se puede concluir en q es legítimo que las normas tributarias creen conceptos e instituciones propias
señ alando sus caracteres legales (por ej.: rédito, expendio, retenció n de la fuente, exenció n,
sustitució n, percepció n en laló ente, etc.). Por la misma razó n es también legítimo q el dcho tributario
adopte conceptos e instituciones del derecho privado y les dé una acepció n diferente de la q tiene en
sus ramas de origen (p.ej.: así sucede en la venta, permuta, locació n de obras, enajenació n
inmobiliaria, domicilio, sociedad conyugal, residencia, ausentismo, etc.). Pero lo discutible es q de
estas realidades intente extraerse una noció n de autonomía científica del derecho tributario. Al
respecto, Becker advierte q por la simple razó n de no poder existir regla jurídica independiente de la
totalidad del sistema jurídico, la autonomía (en el sentido de independencia relativa) de cualquier
rama del dcho positivo, es siempre y únicamente didáctica y su utilidad consiste en investigar los
efectos jurídicos resultantes de la incidencia de determinado nú mero de reglas jurídicas, descubrir la
concatenació n ló gica que las reú ne en un grupo orgá nico y q une este grupo a la totalidad del sistema
jurídico. Con fundamentos similares señ ala Norberto Godoy q prefiere no utilizar el término
"autonomía", puesto que se corre el peligro de propagar la falsa creencia de q el dcho se halla
constituido por partes autosuficientes, cuando la realidad hace que sea menester tomar en cuenta al
derecho de un determinado Estado, en una visió n total de conjunto, a fin de comprender de mejor
manera las instituciones y los conceptos jurídicos que se deba analizar.
También Andreozzi se expide en forma parecida, sosteniendo: "no empleamos la palabra «autonomía»
porq su uso podría llevarnos a la consecuencia extrema de dar a esta rama del dcho caracteres de un
nuevo dcho, lo que no es posible, pues un dcho fiscal de semejante especificidad pretendería
fundamentos exclusivamente fiscales, con lo q se llegaría a lo arbitrario y a una justicia fiscal reñ ida
con la equidad y la razonabilidad". El autor ú ltimamente mencionado se manifiesta acorde con la
propuesta de Gény y le parece aceptable q el dcho tributario tenga un "particularismo" como
consecuencia de su especificidad. Agrega que afirmar lo contrario y sostener una independencia total
de cualquier rama del dcho, significaría lo mismo q aceptar su anarquía, es decir, precisamente lo
contrario de lo q es el dcho. Por nuestra parte pensamos q puede aceptarse una autonomía didá ctica
del dcho tributario. También es aceptable una autonomía funcional derivada de q constituye un
conjunto de reglas jurídicas homogéneas, q funciona concatenado en un grupo orgá nico y
singularizado.
El singularismo normativo de este grupo de reglas, le permite tener sus propios conceptos e
instituciones o utilizar los de otras ramas del derecho asigná ndoles un significado diferenciado.
El derecho financiero y tributario y su relación con el derecho privado:
Tal es lo que sucede con el derecho tributario, para el cual sería imposible prever en todos sus detalles
los mú ltiples aspectos encerrados en la institució n del tributo, comenzando por su creació n legislativa
y culminando con su recaudació n. De allí que como ejemplifica Godoy, es indiscutible que cuando las
normas jurídicas tributarias se refieren, por ejemplo, a las quiebras o a las sociedades anó nimas sin
formular ninguna salvedad, habrá que recurrir a las ramas jurídicas que contengan las instituciones y
los conceptos empleados por aquéllas .Esto se fundamenta en algo que sostenía Trotabas en el sentido
de que debe reconocerse la existencia de un cierto fondo jurídico comú n que hace al derecho fiscal
necesariamente dependiente del derecho privado. En consecuencia, si la ley tributaria emplea las
instituciones y conceptos del derecho privado, sin darles contenido particularizado, ellos no tienen
otro significado que el que les asigna su rama de origen ni pueden ser interpretados en forma
diferente de la que ésta lo hace. Si /a ley tributaria cree insuficiente una sohicfó n de dcho privado,
debe alterarla normativamente, pero de lo contrario debe aplicarla tal cual es, sin creació n artificial de
argumentos o de supuestas "pautas interpretativas". De no ser así, queda abierta la puerta a
interpretaciones "abiertas" q quitan firmeza al derecho y provocan una peligrosa inseguridad. Esto no
es un peligro meramente teó rico o potencial, sino que se han dado concretos casos jurisprudenciales
en q la presunta autonomía del derecho tributario ha sido usada para pretender destruir el orden
jurídico. Un ejemplo por demá s demostrativo se encuentra en el fallo de la Suprema Corte de Bs. Aires
del 3/12/74, en la causa "Ford Motors Arg. S.A." donde entre otras cosas se dice: "El dcho fiscal avanza
ajante arrollando instituciones del dcho privado, q han quejo rezagadas ante las continuas y
aceleradas trasformaciones de mundo en cambio. Es inú til pretender detenerlo con las instituciones
privadas. Su objeto es otro, su fin también. El derecho j privado só lo servirá para custodio de bienes
que son inviolables desde ancestro, pero siempre y cuando ellos no entorpezcan los jfínes de justicia
social que actualmente está tiñ endo todo el dcho". Resulta ilustrativo q uno de los má s talentosos
autonomistas, cual es el Dr. García Belsunce, haya reconocido que los argumentos en pro de la
autonomía del dcho tributario han sido desteñ idos por tribunales que pretenden usarla para arrollar
el dcho privado, lo q es lo mismo q destruir las instituciones bá sicas en las cuales se asienta nuestro
ordenamiento legal. Agrega este autor q es malo sostener que el dcho privado ha quedado rezagado,
porq ello implica una clara tendencia hacia la publicizació n del dcho privado como una connotació n
jurídica de una ideología estatizante q pretende anteponer los dchos de Estado antes q los del
individuo, cuando en nuestro sistema constitucional, republicano y liberal, es fundamento de su
esencia el q el individuo es el motivo y fin a cuyo servicio se halla el Estado como forma jurídico-
política de la sociedad organizada. Felizmente no ha sido ésta la posició n predominante en la historia
jurisprudencial argentina, pero el peligro de los desvíos siempre existe si no se tienen bien en claro los
conceptos de unidad del orden jurídico y de las limitaciones a la autonomía de sus ramas
LAS FUENTES DEL DERECHO FINANCIERO Y TRIBUTARIO (PARTE IIA)
Seguimos a Mordeglia en esta introducció n, en cuanto enseñ a q, dentro del régimen de monarquía
constitucional, la doctrina había considerado q quedaban sometidos a la reserva legal solo los actos
estatales de intervenció n en la libertad y la propiedad, mientras q los actos de prestació n y los actos
de fomento no precisaban de apoderamiento legislativo alguno, partiendo de la base de un poder
moná rquico residual.
Por otra parte, la forma de apoderamiento era indiferente, así se tratara de una clá usula gral, amplia o
global, o de indicació n circunstanciada. Sin embargo, esta cuestió n pasa a ser esencial luego de
establecidas las instituciones jurídicas actuales.
Así, es normalmente aceptada la construcció n dualista q distingue entre ley en sentido formal (todo
acto parlamentario revestido de forma de ley, sin consideració n de su contenido) y ley en sentido
material (o sea, con contenido normativo). Existen, al lado de las leyes formales reglamentos jurídicos
ejecutivos y ordenanzas (actos de alcance gral) q no lo son. Má s allá de la dificultad de aportar una
definició n de estas categorías, usualmente se identifica a la ley material con una proposició n jurídica,
como la q se enlaza con la genérica esfera de la libertad, a la q trata de definir en sus límites sociales,
es decir, los dchos y los deberes de los Ciudadanos.
Otra línea distintiva se deriva de la conocida fó rmula de "libertad" y "propiedad", á mbito q definiría el
concepto de normas jurídicas (las a él referidas) y no jurídicas, q configuran el espacio del "no-dcho".
El concepto de dcho, durante la monarquía constitucional, se quedaba así en las relaciones entre
Ciudadano y ciudadano, e igualmente entre Estado y ciudadano (sú bdito); pero no pertenecían a él las
relaciones comprendidas en el á mbito interno del propio Estado, las cuales caían en la esfera del no
dcho.
Este ú ltimo abarcaba:
1) las llamadas relaciones de sujeció n especial;
2) las normas de organizació n, en cuanto solo estuvieran dirigidas a fijar competencias internas, pese
a ser clara la dificultad para excluir a estas ú ltimas del verdadero cará cter de proposició n jurídica, en
cuanto se conectan fá cilmente con deberes y derechos de los particulares, y
3) el derecho presupuestario, el cual era incluido en la zona libre o de competencia reglamentaria y de
policía mediante mandatos sin cualidad jurídica (internos).
En estas situaciones especiales se exhibe una falla tanto en la protecció n de derechos fundamentales
como en el alcance de la revisió n judicial y, en su apreciació n anterior, el Estado de derecho conduce a
admitir que la reserva de ley sea dejada sin efecto con relació n a la total regulació n de la esfera interna
del Estado.
Como se ve, para definir la reserva de ley se acude a un complejo de conceptos interdependientes,
cuyo sentido evoluciona con el transcurso del tiempo y la concepció n política del Estado.
La precisió n del concepto de "legalidad de la Administració n" requiere también distinguir la primacía
de la ley cuyo significado consiste en q ningú n otro acto podría derogarla y, a su vez, q todo acto
anterior contrario carece de subsistencia frente a ella, de la antes analizada reserva de ley, segú n la
cual toda disposició n material debe ser dictada como ley formal o en virtud de delegació n legislativa;
en todo caso, tal reserva es distinta de la q se impone con mayor vigor para los dchos fundamentales.
En este ú ltimo caso, solo el legislador puede establecer limitaciones, de manera q no existe posibilidad
habilitadora. Sabido es q cristaliza en el dcho penal el avance del pcipio de legalidad. Si bien al
comienzo bastó con la exigencia de q solo puede castigarse cuando existe má s allá de quien la haya
establecido una proposició n jurídica, no constituible por analogía, con la instauració n del Estado de
dcho el imperio de la ley deriva en el imperio del legislador, q obliga a los poderes Ejecutivo y Judicial.
Lo decisivo ya no es solamente q toda punició n requiera un fundamento legal material, sino asimismo
q las leyes penales solo puedan ser producidas con la participació n de la representació n de todos; así
emerge el componente democrá tico de la noció n del Estado de dcho, y con ella el concepto
democrá tico de la ley.
La evolució n histó rica demuestra también, al lado del dcho penal, q la legislació n tributaria y la
aprobació n del presupuesto son los fundamentos histó ricos del parlamentarismo moderno y de la
actividad legisferante. Sin embargo, no habría una inequívoca conexió n causal q permita concluir q el
dcho tributario sea también precursor del pcipio de q ''la administració n se somete a la ley". Para este
ú ltimo, habrían concurrido muchos otros factores intelectuales y sociales, sobre todo si se tiene en
cuenta q la aprobació n estamental de los tributos llegó a perder toda relevancia en el largo período
del absolutismo, manteniéndose, sin embargo, de forma independiente el de sometimiento de la
Administració n a la habilitació n de la ley.
Desde fines del siglo XIX se perfila en el campo del dcho tributario la llamada "'tesis de la relació n de
poder", q precisamente se acomoda a un pcipio de reserva q (siguiendo las distinciones antes
expuestas) podría clasificarse como preconstitucional, pues para esta tesis la ley es solo un marco
apoderativo, pero fuera de ella la Administració n retoma su competencia.
Esta posició n jurídica coincide con la q luego se denomina "vinculació n negativa" de la Administració n
a la ley, o sea, q esta ú ltima no es má s q un linde exterior de las atribuciones administrativas
heredadas del pcipio moná rquico y conectadas al concepto democrá tico de autodeterminació n. Esta
etapa se reencuadra en lo que Jesch denomina tendencia al creciente estrechamiento de la libre
actividad de la Administració n: primeramente estaba en juego la colaboració n del parlamento; a ello
siguió la exigencia de determinados requisitos de contenido exclusivo por la ley; finalmente, se
requirió q la ejecució n de las leyes ú nico reducto al q se ciñ e la actividad administrativa- deba ser
revisada por tribunales independientes.
Concluye Mordeglia q es así q el dcho tributario se exhibe como un precursor del Estado de dcho, con
respecto al dcho administrativo, pues -siguiendo el modelo del dcho penal-, se postuló en un pcipio la
necesidad de apoderamiento específico y luego el pcipio de tipicidad de los distintos tributos. En este
orden de ideas, creemos q, de conformidad con el artículo 1 del CCCN, los casos deben ser resueltos
segú n las leyes financieras q resulten aplicables, las q deben estar en conformidad con la CN y los
tratados de dchos humanos en los q la Repú blica sea parte, la actividad de la adm está sometida a este
marco normativo.
La pirámide jurídica del derecho financiero y tributario argentino
En la obra teoría pura del derecho, Kelsen incorpora la teoría de la jerarquía de las normas a
"'escalones"; la validez de cada norma viene sustentada xr la existencia de otra norma de rango
superior, y así sucesivamente. Este proceso no puede ser infinito y, para ello, debe existir una norma
hipotética (ficticia) fundamental. Cualquier norma jurídica no podría considerarse aisladamente, sino
como parte integrante de un marco normativo complejo y unitario.
Respetando el orden jerá rquico de las normas, se forma un ordenamiento jurídico coherente. La
validez de las normas viene dada x su modo de producció n y no x su contenido. Este modelo de dcho
significaba q este se intentaba comprender y justificar solo desde el propio dcho; sería 1 especie de
"autismo jurídico" donde se evitarían las impurezas q provienen del mundo econó mico, moral,
cultural o político. Esta pirá mide se inicia con la Constitució n, q es la má xima ley del Estado; luego
encontramos los tratados internacionales, las leyes orgá nicas y después las leyes ordinarias.
En otro escaló n está n las demá s leyes q conocemos en nuestro país, como son los reglamentos, las
ordenanzas, las resoluciones, las sentencias jurídicas y los actos administrativos. Ahora bien, por
encima de la Cn y, por ende, fuera de la pirá mide, se encontraría la norma bá sica o fundamental. La
pirá mide sirve para reflejar la idea de validez (cada escaló n es una especie de eslabó n de la cadena de
validez) dentro del sistema, pero quien otorga validez al sistema en sí es la norma fundamental. Esta
no es 1 norma positiva, sino una norma hipotética, una norma presupuesta o, en ú ltima instancia, una
norma ficticia.
Es una ficció n para evitar q la cadena de validez produzca una regresió n hasta el infinito (de otra
manera cabría la pregunta: q hay x encima de la norma fundamental).
Lavié, Benedetti y Cenica celaya explican q el pcipio de supremacía es la particular relació n de supra
subordinació n en q se encuentran las normas dentro de 1 ordenamiento jurídico determinado. Este
pcipio de la estructura constitucional implica lo sig.:
1. La validez de todas las normas y actos del ordenamiento jurídico al establecer los ó rganos
encargados de crearlas, el procedimiento q deberá utilizarse y 1 cierto marco de contenido q debe
respetarse.
2. La unidad del ordenamiento jurídico a través del cual se asegura la compatibilidad de todas las
normas: a nivel vertical (las inferiores deben adecuarse a las superiores) y a nivel horizontal (las
normas de igual nivel no pueden contradecirse, y, en su caso, prima la posterior en el tiempo).
3. La gradació n de diferentes peldañ os o niveles del ordenamiento jurídico q va de mayor a menor
especificació n normativa a partir del acto de pura creació n normativa, pasando por sucesivos actos de
creació n-aplicació n hasta culminar en los actos de pura aplicació n ejecució n del ó rgano pú blico que se
limita a ejecutar sin crear nuevo dcho.
4. La distinció n entre poder constituyente y poderes constituidos, ya q la Constitució n establece una
distribució n funcional de competencias dirigida a determinar quiénes crean los distintos niveles
jurídicos y con q contenidos genéricos; por ende, siendo la Constitució n producto del poder
constituyente, los poderes constituidos (establecidos por ella) se encuentran limitados por las
determinaciones de aquel contenido en el texto supremo.
5. La rigidez constitucional, pues, si no hubiera supremacía, la Constitució n podría ser reformada por
los procedimientos legislativos ordinarios y convertirse en flexible.
6. Un sistema de control, pues de no existir un mecanismo para fiscalizar el cumplimiento de la
relació n de supra subordinació n normativa, esta podría convertirse en una mera declaració n teó rica.
Así, en caso de conflicto de normas y actos infra constitucionales con la Constitució n, tiene q haber un
ó rgano, un procedimiento y una vía para resolverlo en provecho de la norma suprema.
Como bien lo explica Casá s, el pcipio de supremacía de la Cn se relaciona con la forma del estatuto
adoptado en la Repú blica. Ella es escrita y rígida; x tanto, nuestra "ley de las leyes", segú n la acertada
expresió n de Alberdi, está dotada de superlegalidad y solo puede ser reformada x el procedimiento en
ella previsto. Es así q la Constitució n es sancionada por el poder constituyente, y el poder constituido,
en las distintas ramas del gob (legislativo, ejecutivo y judicial); tiene necesariamente q someterse a
ella. De tal modo, toda norma o acto en pugna con la Cn implica en los hechos, x esa sola circunstancia,
una pretendida enmienda irregular de la ley suprema, llevada a cabo fuera del procedimiento 'q ella
ha arbitrado para su reforma, el cual, conforme al art. 30, requiere q, x iniciativa del Congreso y con
mayoría de 2 tercios de sus miembros, se declare la necesidad de la reforma, como paso previo a la
reunió n de un ó rgano ad hoc o especial, q es la Convenció n Nac Constituyente Reformadora, la cual en
el dcho espontá neo de nuestro país se ha de integrar convocando al cuerpo electoral para q elija a sus
representantes.
La supremacía constitucional surge del artículo 31 de la CN, q dice; "Esta Constitució n, las leyes de la
Nació n q en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son
la ley suprema de la Nació n; y las autoridades de cada pcia está n obligadas a conformarse a ella, no
obstante cualquiera disposició n en contrario q contengan las leyes o constituciones provinciales, salvo
para la provincia de BA, los tratados ratificados después del pacto de 11 de noviembre de 1859", pero
también de lo dispuesto por los art. 27, 28 Y 75 inciso 22, de nuestra carta fundamental. Así, el art. 27
establece la supremacía de la CN sobre los tratados internacionales. "El Gobierno federal está obligado
a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las potencias extranjeras por medio de tratados q
estén en conformidad con los principios de derecho pú blico establecidos en esta CN".
Por su parte el art. 28 establece la supremacía constitucional sobre la ley. "Los pcipios, garantizar y
dchos reconocidos en los anteriores art, no podrá n ser alterados por las leyes q reglamenten su ejer”.
Resulta verdaderamente importante el inciso 22 de la CN, en cuanto determina: “los tratados y
concordatos tienen jerarquía superior a las leyes”, por lo q la supremacía del tratado sobre la ley exige
a esta ultima adecuarse y conformarse a los acuerdos internacionales vigentes en nuestro país.
Por encima de cualquier tratado, tienen preeminencia los instrumentos internacionales con "jerarquía
constitucional".
La Declaració n Americana de los Dchos y Deberes del hombre; la declaració n universal de Dchos
Humanos; la convenció n Americana sobre DDHH; el Pacto Internacional de Dchos Econó micos,
sociales y culturales; el pacto internacional de dchos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la
convenció n sobre la prevenció n y la sanció n del Delito de Genocidio; la convenció n internacional
sobre la eliminació n de todas las Formas de discriminació n racial; la convenció n sobre la eliminació n
de todas las formas de discriminació n contra la mujer; la convenció n contra la Tortura y otros Tratos
o Penas crueles, inhumanos o de degradantes; la Convenció n sobre los Dchos del Niñ o; en las
condiciones de su vigencia tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera
parte de esta constitució n y deben entenderse complementarios de los dchos y gtías por ella
reconocidos.
En el siguiente escaló n de esta pirá mide jurídica encontramos las “leyes convenio” de coordinació n
financiera previsto por el art. 75, inc. 2, de la CN, los q tienen jerarquía superior a cualquier ley federal
o nacional, Provincial o municipal.
En efecto, las leyes convenio, sobre la base de acuerdos entre la Nació n y las Pcias, son el resultado de
un complejo acuerdo de voluntades entre Nació n, Pcia y CABA por el cual se instituye regímenes de
coordinació n financiera, Siendo el má s utilizado el de coparticipació n federal de impuestos.
La ley convenio tiene como cá mara del origen del Senado y debe ser sancionada con la mayoría
absoluta d la totalidad de los miembros de cada Cá mara, no puede ser modificada unilateralmente ni
reglamentada por ley nacional y provincial alguna y debe ser aprobada necesariamente por las pcias
mediante ley formal.
En un rango inferior a la CN, los tratados de DDHH con jerarquía constitucional, los tratados
internacionales y las leyes convenio de coordinació n financiera, siguen las ''leyes'' federales y
nacionales dictadas por el CN, como normas fundamentales del Dcho Financiero y tributario.
Cobra vital importancia en este caso la sanció n de la ley 26939, promulgada el 09/05/2014, q aprueba
el Digesto Jurídico argentino, consolidado al 31/03/2013.
A través de este digesto, solo se declaran "vigentes las normas incorporadas al anexo 1 "Leyes
nacionales de cará cter general Vigentes”, que integra esta ley.
Así mismo se declaran no vigentes las normas identificadas en el anexo 2, “leyes nacionales de
cará cter gral no Vigentes”, q integra esa ley.
Ademá s, se aprueba la referencia a las normas aprobadas por organismos supra estatales o
intergubernamentales de integració n de los q la Nació n es parte, q se adjunta como anexo 3.
En tales condiciones, a través de la Ley 26.939 se regula el ordenamiento de las leyes nacionales de
cará cter general vigentes por medio del procedimiento de consolidació n normativa denominado
"Digesto Jurídico Argentino".
El Digesto Jurídico Argentino contiene:
a) las leyes nacionales de cará cter gral vigentes, ordenadas por categorías;
b) un anexo con las leyes nacionales de cará cter general no vigentes, ordenado por categorías;
c) la referencia a las normas aprobadas por organismos supraestatales o intergubernamentales de
integració n de los q la Nació n sea parte.
Las leyes que integren el Digesto Jurídico Argentino se identifican por categorías con la letra
correspondiente de acuerdo con la siguiente enumeració n:
ADM) Administrativo;
ACU) Cultura, Ciencia y Tecnología;
AED) Educació n;
ASA) Salud Pú blica;
ASE) Seguridad;
ASO) Acció n y Desarrollo Social;
B) Aduanero;
C) Aeroná utico. Espacial;
D) Bancario, Monetario y Financiero;
E) Civil;
F) Comercial;
G) Comunitario;
H) Constitucional;
1) De la Comunicació n;
J) Diplomá tico y Consular;
K) Econó mico;
L) Impositivo;
M) Industrial;
N) Internacional Privado;
O) Internacional Pú blico;
P) Laboral;
Q) Medio Ambiente;
R) Militar;
S) Penal;
T) Político;
U) Procesal Civil y Comercial;
V) Procesal Penal;
W) Pú blico Provincial y Municipal;
X) Recursos Naturales;
Y) Seguridad Social;
Z) Transporte y Seguros.
Sin lugar a dudas, el Digesto Jurídico Argentino ha sido un notable avance en la sistematizació n,
ordenació n y vigencias de las leyes expedidas por el Congreso Nacional, por lo q en este libro haremos
solo referencia a las normas y a la numeració n allí contenidas, sin perjuicio de hacer referencia a su
anterior numeració n en algunas oportunidades para una mejor comprensió n.
Los reglamentos q expide el PEN son la sig. fuente en jerarquía normativa q en ningú n caso puede
alterar el espíritu de la ley (art. 99, inc. 2, CN). En efecto, estas normas reglamentarias q expide el PE
está n siempre y en todos los casos subordinadas a la ley, prohibiéndose la delegació n legislativa
"salvo en materias determinadas de administració n o de emergencia pú blica, con plazo fijado para su
ejercicio y dentro de las bases de la delegació n q el Congreso establezca" (art. 76, CN). Los dnu (art.
99, inc. 3, CN) está n prohibidos en materia penal y tributaria.
En el ú ltimo escalafó n de esta pirá mide jurídica, se encuentra el dcho local de las pcias, la CABA y los
municipios.
En primer lugar, se encuentran las Constituciones Pciales q deben adecuarse "bajo el sistema
representativo y republicano, de acuerdo con los pcipios, declaraciones y gtías de la CN" (art. 5, CN),
está n también obligadas a conformarse a la CN, las leyes federales y nacionales q expida el CN, q son la
ley suprema de la Nació n (art. 31, CN). En segundo lugar, está n las leyes pciales, q deben conformarse
a todo el régimen normativo supremo explicitado precedentemente. Por ú ltimo, se encuentran las
Cartas Municipales, normas fundamentales de las municipalidades, y ordenanzas expedidas por los
municipios de pcia, q deben adecuarse y satisfacer al régimen normativo superior nacional y
provincial explicitado con anterioridad (art. 5, 31 y 123, CN).
Entonces, la pirá mide normativa del dcho financiero y tributario arg, donde se encuentra la particular
relació n de supra subordinació n, tiene de mayor a menor la siguiente gradació n jurídico normativa:
1. Constitució n Nacional (art. 5, 27, 28, 31 y 75, inc. 22, CN).
2. Tratados internacionales de dchos humanos con jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22, CN).
3. Los restantes tratados internacionales (arts. 31 y 75, incs. 22 y 24, CN).
4. Leyes Convenio de coordinació financiera entre Nació n y pcias (arts.75, inc.2, CN).
5. Leyes federales y nacionales dictadas por el CN (art. 28, 31, 75, incs. 12 y 22, Y 126, CN).
6. Reglamentos del PEN (art. 76, 99, incs. 1, 2 y 3, y l00, incs. 1 y 2, CN).
7. Constituciones Pciales y de la CABA (art. 5, 31, 123 y 129, CN).
8. Leyes Provinciales (arts. 5, 31, 123 y 129).
9. Cartas Municipales (arts. 5, 31 y 123).
10. Ordenanzas Municipales (arts. 5, 31 y 123).
Este es el orden jurídico normativo imperante, la sumisió n a él es 1 obligació n constitucional q deben
respetar y acatar los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de los Estados nacional, pcial y muni. La
actividad financiera del Estado no es discrecional; X el contrario, se desarrolla y justifica bajo este
complejo régimen jurídico, no hay recurso o gasto pú blico, x loable q sea, q se pueda argumentar fuera
de este marco normativo. La forma representativa, republicana y fed. y la fó rmula de la "libertad y
propiedad" adoptadas constitucionalmente han sido la consumació n de 1 proceso histó rico político al
cual hay q someterse; la Cn, como ley suprema y fundacional del Estado de dcho, recepta en definitiva
los valores y soberanía del pueblo, contradecirlo, no acatarlo, ignorarlo o incumplirlo son actos
contrarios a la propia naturaleza y fines del Estado; en definitiva se quiere q la act financiera tenga su
tratamiento bajo ese orden jurídico, cualq acto de los poderes del Estado q se desarrolle fuera de este
deviene en inconstitucional x violar el pcipio de Supremacía constitucional.
La Constitución Nacional
La CN es la fuente principal del dcho. financiero y tributario. Se encuentra en la cú spide de la pirá mide
jurídica, de ella nace y emana todo el ordenamiento jurídico financiero, las otras normas dictadas en
su consecuencia requieren para su validez la conformidad y conciliació n con esta norma fundamental.
Las normas constitucionales del dcho financiero está n desplegadas por toda la CN, y, al igual q las
tributarias, no está n en un capítulo especial, por lo q las vamos a clasificar de acuerdo con la
exposició n de esta obra.
Normas constitucionales del derecho financiero
A) Normas constitucionales referidas al derecho presupuestario.
Al Jefe de Gabinete de Ministros, con responsabilidad política ante el CN, le corresponde enviar al CN
los proyectos de ley del presupuesto nacional, previo tratamiento en acuerdo de gabinete y
aprobació n del PE (art. 100, inc. 6, CN).
Al CN, x su parte, le corresponde fijar anualmente, conforme a las pautas establecidas en el tercer
pá rrafo del inciso 2 del art. 75, esto es: "La distribució n entre la Nació n, las pcias. y la caBA y entre
éstas, se efectuará en relació n directa a las competencias, servicios y funciones de cada 1 de ellas
contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de 1
grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio
nacional", el presupuesto gral de gastos y cá lculo de recursos de la administració n nacional, sobre la
base del programa gral de gobierno y del plan de inversiones pú blicas (art. 75, inc. 8, CN).
En este proceso, posteriormente al jefe de Gabinete de Ministros le corresponde ejecutar la ley de
presupuesto nacional (art. 100, inc. 7, CN), y el presidente de la Nació n tiene entre sus atribuciones
"Supervisar el ejercicio de la facultad del jefe de gabinete de ministros respecto de la recaudació n de
las rentas de la Nació n y de su inversió n, con arreglo a la ley o presupuesto de gastos nacionales" (art.
99, inc. 10, CN).
Finalmente, es el Congreso Nacional el q debe aprobar o desechar la cuenta de inversió n (art. 75, inc.
8, CN), interviene necesariamente en el trá mite de aprobació n o rechazo de las cuentas de percepció n
e inversió n de los fondos pú blicos la "Auditoría General de la Nació n".
Es importante tmbién lo dispuesto por el art. 85 de la CN en cuanto determina los poderes con
competencia para el control externo del sector pú blico nacional, así ordena:
El control externo del sector pú blico nacional en sus aspectos patrimoniales, econó micos, financieros
y operativos, será una atribució n propia del Poder Legislativo.
El examen y la opinió n del PL sobre el desempeñ o y situació n gral de la administració n pú blica
estará n sustentados en los dictá menes de la Auditoría Gral de la Nació n.
Tendrá a su cargo el control de legalidad, gestió n y auditoría de toda la actividad de la administració n
pú blica centralizada y descentralizada, cualquiera fuera su modalidad de organizació n, y las demá s
funciones q la ley le otorgue. Intervendrá necesariamente en el trá mite de aprobació n o rechazo de las
cuentas de percepció n e inversió n de los fondos pú blicos.
B) Normas constitucionales referidas al gasto pú blico.
El art. 4 de la CN establece q "El Gob. Fed. provee a los "gastos de la Nació n con los fondos del Tesoro
Nacional", esto implica q cualquier gasto q realice el Estado debe contar con los recursos para
sustentarlo. Los gastos q debe realizar el Estado pueden ser infinitos, teniendo en cuenta la inmensa
cantidad de "necesidades pú blicas" plasmadas en la Cn y q como fin existencial del Estado se deben
satisfacer, pero los recursos no lo son, por lo q nunca debe perderse de vista el principio de "la escasez
de los "recursos" al momento de realizar y priorizar los gastos del Estado.
El art. 75, inciso 3, de la CN dispone tmb q, para atender algunos gastos, se pueden establecer y
modificar asignaciones específicas de recursos cooparticipados, los q deben ser por tiempo
determinado, aprobados por ley especial del Congreso y, cuando se extraigan de recursos
coparticipables q le pertenecen a las pcias, necesariamente deben tener el procedimiento especial de
ley convenio dispuesto por el art. 75, inc. 2.
Cualquier gasto q se realice debe estar necesariamente autorizado en la ley de presupuesto (art. 75,
inc. 8, CN).
C) Normas constitucionales referidas a los recursos pú blicos. También la Constitució n Nacional tiene
una amplia regulació n de los recursos pú blicos con que cuenta el Estado para sufragar los gastos de la
Nació n.
Así, el art. 4 determina cuá les son los fondos del Tesoro nacional, los que está n formados del producto
de dchos de importació n y exportació n (art. 75, inc. 1, CN), la venta o locació n de tierras de propiedad
nacional (art. 75, inc. 5, CN), de la renta de Correos (art. 75, inc. 14, CN), de las demá s contribuciones
que equitativa y proporcionalmente a la població n imponga el Congreso Gral (arts. 17, 52, 75, inc. 2,
CN), y de los empréstitos y operaciones de crédito q decrete el mismo Congreso para urgencias de la
Nació n, o para empresas de utilidad nacional (art. 75, inc. 4, CN).
De esta norma puede extraerse como conclusió n q el Estado nacional cuenta con una amplia variedad
de recursos pú blicos para atender sus fines; los tributos, recursos patrimoniales y empréstitos son
necesarios para la vida de la Nació n, pero su creació n, percepció n y recaudació n no puede ser
desmedida, siempre está dentro de los límites establecidos en la propia Constitució n Nacional.
Por ú ltimo, la emisió n monetaria también aparece en el art. 75, inciso 6, de la CN como un recurso
pú blico del Estado, y dice q es una atribució n del CN, la de "Establecer y reglamentar un banco federal
con facultad de emitir moneda, así como otros bancos nacionales", pero, conforme se exige en el inciso
19 de esta norma, se debe proveer lo conducente a la "defensa de la moneda", por lo que su emisió n
debe ser cuidadosamente administrada.
D) Normas constitucionales referidas al crédito pú blico.
Las normas constitucionales referidas al crédito pú blico surgen del art. 4 de la CN, cuando establece q
el tesoro nacional está formado por ''los empréstitos y operaciones de crédito q decrete el mismo
Congreso para urgencias de la Nació n, o para empresas de utilidad nacional"; en concordancia con
ello, el art. 75, inc. 4 y 7 respectivamente, disponen como una atribució n del CN "Contraer empréstitos
sobre el crédito de la nació n" y "Arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nació n".
Las pcias pueden crear regiones para el desarrollo econó mico y social y establecer ó rganos con
facultades para el cumplimiento de sus fines, y pueden tmb celebrar convenios internacionales en
tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nació n y no afecten las facultades delegadas
al Gob. federal "o el crédito pú blico de la Nació n; con conocimiento del CN. La ciudad de BA tendrá el
régimen q se establezca a tal efecto" (art. 124, CN).
Normas constitucionales del derecho tributario
Las fuentes del dcho tributario tmb hallan su razó n de ser en la CN. Mordeglia enseñ a q resulta de
importancia el art. 1 de la Constitució n, en tanto establece que la Nació n Argentina adopta para su gob.
la forma representativa, republicana y federal.
El establecimiento de la forma representativa de gobierno indica, de consuno con el art. 22, q el
pueblo gobierna y delibera x medio de sus representantes; esa disposició n debe ser armonizada con
los art. 39 y 40, q conjugan el pcipio del art. 22 con formas de participació n democrá tica semidirectas,
como la iniciativa popular y la consulta popular.
Segú n expreso texto constitucional, la iniciativa popular no puede ser generadora de normas
tributarias; el convencional constituyente no estableció igual limitació n para la consulta popular.
La adopció n de la forma republicana de gobierno tiene como pcipal consecuencia la consagració n del
pcipio de separació n de los poderes, conforme lo describe el art. 16 de la Declaració n de los Dchos del
Hombre y del Ciudadano.
Ello tiene importantes consecuencias en el dcho tributario, pues la Constitució n establece q ó rgano de
poder tiene la atribució n exclusiva en la creació n del tributo como obligació n jurídica (PL), distinto del
q tiene la responsabilidad de su recaudació n, o sea, hacer efectivo su cumplimiento (jefe de Gabinete
con la supervisió n del PE) y, a su vez, otro es el ó rgano de poder del Estado q juzga finalmente los
casos donde se suscitan controversias a su respecto, lo q equivale a decir q determina el dcho (PJ).
En cuanto a crear el tributo, es atribució n q corresponde al PL, considerá ndose cá mara de origen en su
tratamiento a la Cá mara de Diputados (art. 52, CN), para respetar má s intrínsecamente el pcipio
democrá tico de la ley q es cercano pero no igual al de auto imposició n. El PE tiene vedada la
posibilidad de establecer tributos mediante el dictado de reglamentos de necesidad y urgencia (art.
99, inc. 3, CN). Puede sí dictar reglamentos de ejecució n de leyes (art. 99, inc. 2, CN), y reglamentos
autó nomos en lo q algunos denominan su zona "de reserva" o "doméstica" (art. 99, inc. 1, CN).
El jefe de Gabinete de Ministros tiene atribuida la facultad de recaudar las rentas nacionales (art. 100,
inc. 7, CN), aunq por aplicació n de lo dispuesto en el art. 99, inc. 10, el ejercicio de la facultad y de la
inversió n de la recaudació n, con arreglo a la ley de presupuesto, esta supervisada por el Poder
Ejecutivo Nacional.
La forma federal indica có mo se distribuirá n las fuentes tributarias, de acuerdo con el nivel de
gobierno, y en quién reside la atribució n de crear los recursos impositivos.
En el sistema federal arg. los niveles de gobierno a los cuales se les reconoce la atribució n de crear
fuentes impositivas son: la Nació n y las pcias, como una derivació n del doble sistema de gobierno, uno
gral, formado por los poderes delegados al gob. federal y otro particular, constituido por los poderes
reservados por las pcias.
El criterio seguido para la distribució n de la creació n de las fuentes impositivas, separació n de
fuentes, o sea, de los poderes q estatuyen el dcho positivo, indica q corresponde al CN establecer los
dchos de importació n y exportació n, ello en forma permanente, exclusiva y excluyente con relació n a
las pcias.
En forma concurrente, corresponde a la Nació n y a las pcias imponer contribuciones indirectas
internas (art. 75, inc. 1, CN). En lo q respecta a los impuestos directos, solo el CN se encuentra
habilitado para su creació n, "por tiempo determinado", en tanto sean proporcionalmente iguales en
todo el territorio de la Nació n, siempre q la defensa, la seguridad comú n y el bien gral lo exijan del
Estado.
El sistema de distribució n de la separació n de la fuente debe conjugarse con el sistema de
participació n o coparticipació n q indica el modo en q se distribuirá la recaudació n de las fuentes
impositivas creadas por la Nació n, entre la nació n, las pcias y la CABA (art. 75, inc. 2, CN).
Conforme lo disponen los art. 5 y 123 de la CN, cada pcia debe asegurar "su régimen municipal" y
"Cada pcia dicta su propia constitució n, conforme a lo dispuesto por el Artículo 5° asegurando la
autonomía municipal y reglando su alcance y contenido en el orden institucional, político,
administrativo, econó mico y financiero".
El límite al poder tributario asignado a los diferentes niveles de gobierno es el plexo de pcipios,
constitucionalizados e implícitos, q protegen al contribuyente.
Dentro de este plexo de pcipios expresamente consagrados, cabe aludir a los sig.:
1) de legalidad (o reserva) (arts. 4, 14, 17, 19, 52, 75, incs. 1 y 2, CN); 2) igualdad (art. 16, CN); 3) de
generalidad (art. XXXVI, Decl Americana de los Dchos y Deb del Hombre); 4) de proporcionalidad (art.
4 Y 75, inc. 2, CN); 5) de uniformidad de los dchos de importació n y exportació n en las aduanas (art.
75, inc. 1, CN); 6) de equidad (art. 4, CN) y 7) de razonabilidad (inominado, art 28, CN). Dentro de los
pcipios implícitos, es decir, los no legislados positivamente, sino q su existencia deriva de los pcipios q
sí se encuentran previstos, o q han sido recogidos por nuestra jurisprudencia y x la doctrina, suele
mencionarse la capacid contributiva y la no confiscatoriedad.
Al plexo constitucional así expuesto, procede agregar otras delimitaciones del poder tributario,
también establecidas en la ley fundamental, tales como: la clá usula comercial (art. 75, inc. 13, CN); la
clá usula del progreso (art. 75, incs. 18 y 19, CN); los establecimientos de utilidad nacional (art. 75, inc.
30, CN), y la prohibició n de establecer aduanas interiores (arts. 9 a 12, CN).
Tratados internacionales con jerarquía constitucional
Los tratados internacionales, con jerarquía constitucional, enunciados por el artículo 75, inciso 22, de
la CN, son 1 fuente de relevancia en el dcho financiero y particularmente en el tributario, ya q, como
expresamente lo establece nuestra norma fundamental, deben entenderse complementarios de los
dchos y gtías por ella reconocidos.
Ademá s, estos tratados de dchos humanos son una fuente importante de interpretació n de la "ley
financiera", como bien lo señ ala en forma expresa el art. 2 del CCC.
El dcho constitucional tributario, el dcho administrativo tributario o el derecho tributario formal, el
dcho penal tributario, el dcho procesal tributario y el derecho internacional tributario se nutren de los
dchos, gtías y obligaciones ahí estipulados para con los ciudadanos. Seguidamente haremos referencia
normativa a estas disposiciones:
Declaració n Americana de los Dchos y Deberes del Hombre: Dcho de igualdad ante la ley (art. II; Dcho
de residencia y trá nsito (art. vIII); Dcho a la inviolabilidad del domicilio (art. IX); Dcho a la
inviolabilidad y circulació n de la correspondencia (art. x), Dcho de justicia (art. XVIII); Dcho de
propiedad (art. XXIII); Dcho de protecció n contra la detenció n arbitraria (art. xxv); Dcho a proceso
regular (art. XXVI); Deber de pagar impuestos (art. XXXVI).
Declaració n Universal de Dchos Humanos: Igualdad (arts. 1, 2 Y 7); Dcho de acceso a la justicia (arts. 8
y 10), gtías penales (arts. 11 Y 12), Dcho a la libre circulació n territorial (art. 13), Dcho de Propiedad
(art. 17).
Convenció n Americana sobre Dchos Humanos - "Pacto de San José de Costa Rica": Gtías Judiciales (art.
8); Pcipio de Legalidad y de Retroactividad (art. 9); Dcho a la Propiedad Privada (art. 21); Dcho de
Circulació n y de Residencia (art. 22); Igualdad ante la Ley (art. 24); Protecció n Judicial (art. 25).
Pacto Internacional de Dchos Econó micos, Sociales y Culturales: Dcho de igualdad (art. 2).
Pacto Internacional de Dchos Civiles y Políticos: Gtías penales (art. 9, 10, 11, 14, 15), Dcho a la libre
circulació n (art. 12), Dcho de Igualdad (art. 26).
El Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Dchos Civiles y Políticos, la Convenció n para la
Prevenció n y la Sanció n del Delito de Genocidio, la Convenció n Internacional sobre la Eliminació n de
todas las formas de Discriminació n Racial, la Convenció n sobre la Eliminació n de todas las formas de
Discriminació n contra la Mujer, la Convenció n contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles
Inhumanos o Degradantes y la Convenció n sobre los Dchos del Niñ o, aunque con menor medida,
también pueden ser fuente de normas tributarias en determinadas situaciones particulares.
Tratados internacionales
En el dcho tributario los tratados internacionales son una fuente directa de normas jurídicas, tienen
especial relevancia los convenios para evitar la doble o mú ltiple imposició n internacional, pero no
aparta la aplicació n de otros q, sin referirse directamente a la materia tributaria, pueden resultar de
importante atenció n.
Así pueden existir disposiciones fiscales recogidas en tratados multilaterales, o q sin referirse
directamente a la materia tributaria tienen relevancia en determinadas situaciones fiscales.
En este sentido, tienen 1 preeminencia significativa los tratados de integració n q delegan
competencias y jurisdicció n a organizaciones supra estatales (art. 75, inc. 24, CN).
La integració n regional del MERCOSUR se constituyó como 1 resultado necesario de largo proceso de
integració n entre los países de América del Sur. La creació n de la Asociació n Latinoamericana de Libre
Comercio (ALALC), en 1960, su sucesió n x la Asociació n Latinoamericana de Integració n (ALADl), en
1980, y el proceso de integració n entre Brasil y Arg., iniciado con la firma del Acta para la Integració n
Arg.-Brasileñ a, en 1986, constituyen antecedentes relevantes del proceso de implementació n del
bloque regional. El Tratado de Montevideo (instrumento q instituye la Asociació n Latinoamericana de
integració n -ALADI-, Montevideo, Agosto de 1980), aprobado x Ley G-1260 (antes Ley 22.354), el
Tratado de Asunció n, aprobado x Ley G-1753 (antes Ley 23.981), firmado x Brasil, Arg., Paraguay y
Uruguay el 26/03/1991 q es el instrumento jurídico fundacional del MERCOSUR, en el cual los
Estados partes deciden constituir 1 mercado comú n denominado MERCOSUR, y otros tratados
suscriptos en su consecuencia, tienen 1 importante contenido de normas aduaneras y fiscales q son
fuente directa del dcho tributario.
El Tratado de Asunció n de 1991 ratificado x la Ley G-1753 (antes Ley 23.981), q establece el
Mercosur, constituye la culminació n de 1 proceso de toma comú n de conciencia entre las naciones de
la regió n, y es 1 clara definició n de política legislativa q el ordenamiento jurídico interno no puede
contradecir, dificultar u omitir en su implementació n prá ctica.
Los convenios para evitar la doble imposició n internacional en el impuesto a la renta y/o el
patrimonio, suscripto por la Arg con Suecia (aprobado por Ley 0-2161, antes Ley 24795, vigencia
1/1963 - 5/1997 Y 05/1997), Alemania (aprobado x Ley 0-1190, antes Ley 22.025, vigencia 1/1976),
Bolivia (aprobado x Ley 0-1137, antes Ley 21.780, Vigencia 06/1979), Francia (aprobado x Ley 0-
1261, antes Ley 22.357, vigencia 2/1982), Brasil (aprobado x Ley 0-1338, antes Ley 22.675, vigencia
12/1982), Italia (aprobado x Ley 0-1351, antes Ley 22.747, vigencia 12/1983), Canadá (aprobado Ley
0-1964, antes x Ley 24.398, vigencia 12/1994), Finlandia (aprobado x Ley 0-2087, antes Ley 24.654,
vigencia 1996), Reino Unido de G Bretañ a e Irlanda del Norte (aprobado x Ley 0-2132, antes Ley
24.727, vigencia 8/1997), Bélgica (aprobado x Ley 0-2192, antes Ley 24.850, vigencia 7/1999),
Dinamarca (aprobado x Ley 0-2183, antes Ley 24.838, vigencia 1997), Países Bajos (aprobado x Ley 0-
2224, antes Ley 24.933, vigencia 1998), Australia (aprobado x Ley 0-2378, antes Ley 25.238, vigencia
1999), Noruega (aprobado x Ley O-2498, antes Ley 25.461, vigencia 12/2001), Rusia (aprobado x Ley
0-2950, antes Ley 26.185, vigencia 1/2013), Uruguay (aprobado x Ley 0-3290, antes Ley 26.788,
Vigencia 12/2013), Españ a (aprobado x Ley 26.918) y Chile (Ley 23.228 con las modificaciones de la
Ley 26.232) está n plenamente vigentes y son fuente de dcho tributario no solo en el á mbito nacional,
sino tmb en el local.
La filosofía q siguen estas normas consiste en aceptar q, si bien cada 1 de los Estados contratantes de
aquellos convenios gravan a los contribuyentes de acuerdo con sus respectivas leyes internas, ambos
Estados acuerdan q, en virtud del tratado suscripto entre ellos, la vigencia de aquellas quede limitada
en los supuestos en q así se provea, bien mediante su inaplicació n a 1 hecho imponible concreto, q de
no existir el tratado hubiera quedado sujeto a 1 norma fiscal interna, bien imponiendo a 1 o a ambos
Estados la obligació n de reconocer un crédito fiscal, en su propia jurisdicció n, por tributos pagados en
otro Estado. Se advierte así q en el á mbito tributario internacional la mecá nica q se sigue para evitar la
doble imposició n escapa de aquella q le es propia al dcho internacional privado, pues este se nutre de
la normativa interna de cada Estado para determinar, a través de las "normas de conflicto", la ley del
Estado q resulta aplicable en cada caso.
Las normas de doble imposició n no son tanto normas de conflicto como auténticas, "reglas de
restricció n normativa" similares a las q se aplican en el á mbito del dcho administrativo internacional,
Y q tienen por objeto delimitar el á mbito de aplicació n y el alcance de la ley tributaria, de tal manera q
la obligació n fiscal queda finalmente configurada por la aplicació n subsecuente de ambas normas. Por
tanto, el dcho tributario internacional se configura con absoluto respeto del principio de soberanía de
cada uno de los Estados.
Los tratados jurisdiccionales entre Nación y provincias o entre provincias
Las leyes convenio, sobre acuerdos entre la Nació n y las pcias, q instituyen regímenes de coordinació n
financiera (art. 76, inc. 2, CN), son verdaderos tratados entre jurisdicciones autó nomas q se alzan
como una fuente de dcho financiero con singular consideració n y jerarquía. A partir de ellos, no solo
se distribuyen recursos tributarios y se inhiben voluntariamente sus potestades tributarias, sino q,
ademá s, se puede coordinar el gasto pú blico y la forma en la cual se puede hacer uso del crédito
pú blico, todo ello mediante un complejo procedimiento legal q no puede ser modificado
unilateralmente por las partes signatarias.
Así, las leyes o reglamentos nacionales o pciales no pueden modificar por sí solas las leyes convenio de
coordinació n financiera, ya q el cuarto pá rrafo del art 76 inciso 2- de la CN, lo veda de forma expresa
cuando dice q la ley convenio "no podrá ser modificada unilateralmente ni reglamentada". La
autonomía q tienen los Estados de vincularse a estos regímenes de coordinació n hace q puedan
desvincularse por su mera voluntad mediante una "denuncia" de la ley convenio; esta es una
declaració n unilateral a través de la cual la Nació n o pcia decide retirar su consentimiento de un
tratado jurisdiccional, dejando sin efecto los dchos y obligaciones que lo vinculaban.
En la actualidad sigue vigente la Ley L-1563 (antes Ley 23.548) de “Coparticipació n Federal de
Recursos Fiscales”, con las mú ltiples modificaciones q se la han instituido, y a pesar de q la clá usula
transitoria sexta de la CN asigna la necesidad de sancionar un nuevo régimen de coparticipació n,
conforme lo dispuesto en el inc 2 del art 75, y antes de la finalizació n del añ o 1996; este
incumplimiento exige la necesidad de sancionar un nuevo régimen legal q haga efectiva la enmienda
constitucional.
Entre los tratados jurisdiccionales entre pcias y la CABA, se destaca el Convenio Multilateral del
18/08/1977, actualmente vigente, y q coordina y armoniza las potestades tributarias en el Impuesto
sobre los Ingresos Brutos; actú a principalmente como un régimen de distribució n de la base, pero
también implica una autolimitació n normativa en la regulació n propia q hacen las pcias de este
impuesto. En el art 35 de este convenio, se impone como limitació n a las municipalidades, comunas y
otros entes locales similares q solo pueden gravar en concepto de impuestos, tasas, dchos de
inspecció n o cualquier otro tributo cuya aplicació n les sea permitida por las leyes locales sobre los
comercios, industrias o actividades ejercidas en el respectivo á mbito jurisdiccional la parte de
ingresos brutos atribuibles a los fiscos adheridos, como resultado de la aplicació n de las normas de
este convenio.
Las normas del Convenio Multilateral tienen jerarquía superior a las leyes, ordenanzas y reglamentos
locales, lo q no solo surge de sus propias disposiciones, sino también de lo establecido por el art 9,
inciso d, de la Ley de Coparticipació n Federal de Impuesto L-1563 (antes Ley 23.548) q obliga a las
pcias a continuar "aplicando las normas del convenio multilateral del 18 de agosto de 1977 sin
perjuicio de ulteriores modificaciones o sustituciones de éste, adoptadas por unanimidad de los fiscos
adheridos". Esto implica q la gestació n institucional del convenio ubica a este tratado con un rango
específico dentro del dcho federal, y su categoría singular se traduce en q no es posible su derogació n
unilateral por cualquiera de las partes signatarias mediante el dictado de normas de hecho o derecho
que lo modifique.
Otro tratado jurisdiccional fuente del dcho tributario es el "Pacto Federal para el Empleo, la
Producció n y el Crecimiento" de fecha 12 de agosto de 1993, suscrito entre la Nació n y las pcias,
aprobado tá citamente por la Ley Nacional de Presupuesto 24.307. Es un acuerdo donde se regulan
distintos compromisos fiscales q será n analizados en su oportunidad.
La Ley
La ley es la fuente por excelencia del dcho financiero y tributario, a través de esta norma se traduce la
voluntad constitucional de la "forma" en la cual debe desplegarse la actividad financiera del Estado;
los gastos y recursos pú blicos solo pueden disponerse a partir de una expresa autorizació n del poder
legislativo q se manifiesta a través de una ley formal.
Consideramos acertado hacer referencia previa a la explicació n brindada por Giuliani Fonrouge en
comprender la distinció n q hacen ciertos autores entre ley formal y ley material, aunq debe advertirse
q quienes la aceptan, si bien coinciden en cuanto a la circunstancia de q aquella depende del contenido
del acto, no está n de acuerdo en el criterio diferenciante, segú n veremos inmediatamente.
Para ellos:
1) Ley formal es toda disposició n emanada del ó rgano legislativo, cualquiera fueren el cará cter y
objeto de ella, o sea, el acto formal del Estado q ha recorrido la "vía legislativa" establecida por la
Constitució n; dicho con palabras de Duguit: ley formal es "toda decisió n emanada del ó rgano q, segú n
la Constitució n del país considerado, reviste cará cter de ó rgano legislativo".
2) Ley material o ley en sentido sustancial es:
a) todo acto jurídico q establece una regla de dcho, de alcance gral o individual (Laband), o bien
b) todo acto emanado del Estado q contenga una regla de dcho objetivo, esto es, "disposició n del
cará cter gral y abstracto", q estatuya impersonalmente; en cambio, la decisió n individual y concreta
no es la ley en sentido material, aunq emane del PL, pudiendo revestir el cará cter, segú n las
circunstancias, de un acto administrativo o de un acto jurisdiccional.
Conforme al criterio dualista, solo puede ser fuente de dcho la ley formal q contenga, la regla de dcho;
así como tmb pueden revestir el cará cter de leyes en sentido material los actos emanados de un poder
q no sea el Legislativo -por ej, los reglamentos del Poder Ejecutivo-, si contienen normas de dcho.
Nosotros creemos, siguiendo a Sayagués, q "en nuestra técnica constitucional ley es la ley en sentido
formal", es decir, el acto emanado del PL, "sancionado conforme al procedimiento establecido en la Cn
a esos efectos". Queda claro, pues, q la ley no es cualq acto proveniente del PL, como sostiene la teoría
orgá nica, sino el resultante de la observancia de las reglas fijadas para su sanció n.
Las leyes se pueden clasificar, en primer lugar, segú n emanen del Congreso de la Nació n, o de las
legislaturas provinciales; las primeras pueden subclasificarse en: a) leyes locales y b) leyes nacionales.
Las leyes nacionales, a su vez, se subclasifican en: 1) leyes de dcho comú n y 2°) leyes de dcho federal.
Así, las leyes nacionales del Congreso de la Nació n se caracterizan porq son de aplicació n en todo el
territorio de la Nació n. Se subclasifican en leyes de derecho comú n y leyes de dcho federal; esta
subclasificació n está concebida en razó n de la materia o contenido de tales leyes.
Observamos q, mientras q la distinció n entre leyes locales y nacionales está dada en razó n de
territorio, la distinció n entre leyes nacionales de dcho comú n y federal está dada, en cambio, en razó n
de la materia.
Las leyes nacionales comunes son leyes de dcho común, es decir, las previstas, por ej, en el art. 75,
inciso 12, de la Constitució n argentina: el Có d Civil, el Có d Penal, el Có digo de Comercio, etc. Estas
leyes se caracterizan por ser aplicas por los jueces locales, es decir, por jueces de la respectiva
jurisdicció n en q la cuestió n se produzca.
Las leyes nacionales de dcho federal son aquellas q hacen a la existencia y al funcionamiento de los
poderes del Estado nacional, tales como las leyes de ciudadanía, servicio militar, elecciones
nacionales, etc. Estas leyes, a diferencia de las de dcho comú n, son aplicadas por los jueces federales,
es decir, los jueces del Estado nacional, aunq los casos de q se trate se produzcan en el territorio de las
pcias.
Existen innumerables leyes dictadas por el PL q regulan la actividad financiera del Estado nacional,
pcial y municipal, q será n referenciadas en esta obra, pero consideramos destacables las siguientes: La
Ley H-1845 (antes Ley 24.156) de "Administració n Financiera y de los Sistemas de Control del sector
Pú blico Nacional", q regula la administració n financiera y los sistemas de control del sector pú blico
nacional (art. 1).
La administració n financiera comprende el conjunto de sistemas, ó rganos, normas y procedimientos
administrativos q hacen posible la obtenció n de los recursos pú blicos y su aplicació n para el
cumplimiento de los objetivos del Estado (art. 2). Los sistemas de control comprenden las estructuras
de control interno y externo del sector pú blico nacional y el régimen de responsabilidad q estipula y
está asentado en la obligació n de los funcionarios de rendir cuentas de su gestió n (art. 3).
La Ley L-O171 (antes Ley 11.683) ha sido designada oficialmente como de "Procedimiento para la
aplicació n, percepció n y fiscalizació n de impuestos", pero el título no proporciona una idea cabal de
sus alcances. Al q contiene normas sobre procedimiento, no puede calificá rsela como "ley procesal" en
sentido estricto, ya q incluye disposiciones sobre aspectos de índole sustancial; se pueden citar al
respecto los siguientes: interpretació n de las normas tributarias (arts. 1 y 2); domicilio fiscal (art. 3);
sujetos de los deberes impositivos (arts. 5 a 10); pago (arts. 20 y sig.); intereses, infracciones y
sanciones (arts. 37 a 55); prescripció n (art. 56 a 69), para limitarnos a los aspectos má s destacados q
exceden en lo procesal. No solamente por su contenido, q es mú ltiple, sino porq con el correr del
tiempo la ley amplió su á mbito de aplicació n a los pcipales tributos nacionales, cabe afirmar q se trata
de una de las leyes fundamentales del país.
Las pcias, por su parte, también tienen leyes de administració n financiera o de contabilidad, y có digos
fiscales donde se regulan los aspectos má s destacados de la actividad financiera local en lo referente a
los gastos y recursos del Estado.
En el á mbito municipal, se destacan los Có digos Tributarios q regulan todo lo referente a la
recaudació n, fiscalizació n y percepció n de los tributos municipales.
Los reglamentos
En el dcho financiero y tributario, los "reglamentos" son una fuente normativa de formidable cualidad
y cuantía q hace practicable la actividad financiera del Estado en su variable realidad, impartiéndole
rapidez y conocimientos técnicos específicos en la aplicació n de la ley. Desde el punto de vista
cuantitativo, son innumerables los reglamentos impartidos, los q no solo son emitidos por el PE, sino
también por los demá s ó rganos y entes q actú an en la esfera de su competencia. Así, la AFIP y los
organismos fiscales pciales emiten numerosos reglamentos de ejecució n de las leyes.
Gordillo define el "reglamento" de la siguiente manera:
Declaració n unilateral realizada en ejercicio de la funció n administrativa q produce efectos jurídicos
grales en forma directa. Es una declaración, o sea una manifestació n o declaració n de voluntad,
conocimiento o juicio. De esta forma distinguimos el acto (en este caso el acto reglamentario) del
mero hecho administrativo q es tan só lo la actuació n material de un ó rgano administrativo. Unilateral,
x oposició n a bilateral.
Se dice q un acto es bilateral y particularmente un contrato, cuando es el resultado de una declaración
de voluntad común entre dos o má s partes, destinada a reglar sus dchos. En el acto unilateral falta esa
"declaració n de voluntad comú n y es por el contrario una sola parte, en este caso la administració n, la
q expresa su voluntad, llamada x ello 'unilateral'.
Dictado en ejercicio de la función administrativa. De acuerdo al concepto de funció n administrativa,
ésta es toda la actividad realizada por los ó rganos administrativos y la actividad realizada x los
ó rganos legislativos y judiciales excluidas sus respectivas funciones específicas. Por lo tanto, puede
haber reglamentos dictados x los ó rganos administrativos y tmb, en sus respectivos campos de
actuació n, x los ó rganos legislativos y judiciales: en estos dos ú ltimos casos los reglamentos se
referirá n exclusivamente al funcionamiento y organizació n interna de estos poderes. Q produce
efectos jurídicos. Esto es fundamental, pues si se trata de una mera declaració n lirica, desprovista de
efectos o consecuencias jurídicas (crear dchos y obligaciones) no parecería propio incluirla dentro del
concepto jurídico formal de reglamento. Grales. Aquí está dada la distinció n, entre el reglamento y el
acto administrativo. El acto administrativo se caracteriza x ser 1 acto q produce efectos jurídicos
individuales, particulares, en un caso concreto; el reglamento, en cambio, por producirlos en forma
genérica, para un nú mero indeterminado de personas o de casos. En forma directa. Esto quiere decir q
el reglamento es por sí mismo susceptible de producir los efectos jurídicos de q se trata; ello no se
desnaturaliza si el mismo reglamento supedita la producció n de sus efectos al cumplimiento de
determinada condició n o al transcurso de determinado tiempo, porq en tales casos cumplido el plazo
o la condició n, es el mismo reglamento el q produce el efecto de q se trata.
Los reglamentos son normas jurídicas de cará cter gral y obligatorias para los administrados,
contribuyentes y ó rganos de la administració n, estando subordinados a la CN y a la ley, salvo las
excepciones taxativamente enumeradas en nuestra Carta Magna (arts. 76 y 99, inc. 3, CN) y q en el
dcho financiero y tributario prá cticamente no tiene aplicació n, como explicaremos seguidamente con
mayor profundidad. Es q el PE, como pcipio constitucional de divisió n de los poderes, solo "expide las
instrucciones y reglamentos q sean necesario para la ejecució n de las leyes de la Nació n, cuidando de
no alternar su espíritu con excepciones reglamentarias" (art. 99, inc. 2, CN), y "no podrá en ningú n
caso bajo pena de nulidad, absoluta e insanable, emitir disposiciones de cará cter legislativo" (art. 99,
inc. 3, segundo pá rrafo, CN), porq el "Congreso no puede conceder al PE nacional facultades
extraordinarias" (art. 29, CN), como consecuencia de ello, "Se prohíbe la delegació n legislativa en el
PE" (art. 76, CN), excepcionalmente se la admite "en materias de administració n o de emergencia
pú blica, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases de la delegació n q el Cn establezca"
(art. 76, CN), y "Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trá mites
ordinarios previstos por esta Cn para la sanció n de las leyes, y no se trate de normas q regulen
materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por
razones de necesidad y urgencia, los q será n decididos en acuerdo gral de ministros q deberá n
refrendarlos, conjuntamente c el jefe de gabinete de ministros" (art. 99, inc. 3, tercer pá rrafo, CN).
La doctrina y la jurisprudencia reconocen cuatro clases o especies de reglamentos: los autó nomos, los
de ejecució n, los delegados y los de necesidad y urgencia. A esta clasificació n le agregaremos los
reglamentos interpretativos, los cuales tienen una especial aplicació n en el dcho tributario.
Los reglamentos autónomos
Para Marienhoff, son los q puede dictar el PE sobre materias acerca de las cuales dicho poder tiene
competencia exclusiva, de acuerdo con textos o pcipios constitucionales.
Estas materias son las q, a su criterio, integran lo q llama "reserva de la Administració n", por
oposició n a la "reserva de la ley, q contempla el á mbito reservado al legislador. La CSJN ha repudiado
la doctrina de la "omnipotencia legislativa". Dijo:
La doctrina de la omnipotencia legislativa q se pretende fundar en 1 presunta voluntad de la mayoría
del pueblo, es insostenible dentro de un sistema de gob cuya esencia es la limitació n de los poderes de
los distintos ó rganos y la supremacía de la Cn.
Si el pueblo de la Nació n quisiera dar al Congreso atribuciones má s extensas q las q ya le ha otorgado
o suprimir alguna de las limitaciones q le ha impuesto, lo haría en la ú nica forma q él mismo ha
establecido al sancionar el art 30 de la Constitució n. Entretanto, ni el Legislativo ni ningú n
departamento del gob puede ejercer lícitamente otras facultades q las q le han sido acordadas
expresamente o q deben considerarse, conferidas por necesaria implicancia de aquéllas. Cualquiera
otra doctrina es incompatible con la Constitució n, q es la ú nica voluntad popular expresada en dicha
forma. Los reglamentos autó nomos se individualizan por la circunstancia negativa de no reglamentar
ley alguna y por la circunstancia positiva de regular materias q está n referidas al desenvolvimiento
interno de la Administració n.
Puede admitírselos para regir exclusivamente el funcionamiento interno de la administració n
(organizació n, deberes de los ó rganos, atribuciones, etc.), pero resulta inconstitucional, en cambio, q
se pretenda limitar los dchos de los particulares o la potestad del Congreso sobre la administració n,
por cuanto el art 14 de la Constitució n establece claramente q la regulació n y, x ende, la restricció n de
los dchos individuales puede hacerse "x las leyes," esto es, x las leyes del Congreso y no por actos de la
administració n. Con todo, procediendo con la debida prudencia es posible utilizar este medio
reglamentario dentro de sus límites; habrá de cuidarse de no fijar obligaciones de los particulares
hacia la administració n, q no tengan un sustento legal específico. Y tampoco sostener, desde luego, q
pertenece a 1 esotérica "zona de reserva de la administració n" q no existe en ninguna parte de nuestro
sistema constitucional.
Compartimos lo explicado por Casá s en cuanto a q estos reglamentos, proeter legem, también
denominados reglamentos independientes, x no estar subordinados a ley formal alguna, sancionada x
el ó rgano legislativo, se sustentan en atribuciones del PE, conforme a la Cn, o en el ejercicio de poderes
discrecionales de la administració n. Constituyen una manifestació n de voluntad del jefe de Gobierno,
materializada en normas grales, impersonales y objetivas.
En la Repú blica Arg, conforme al art 99, inciso 1, de la CN, el presidente de la Nació n es jefe supremo
de la Nació n, jefe del Gobierno y responsable político de la administració n gral del país. Tal norma se
complementa con el inc 10 del mismo art: supervisa el ejercicio de la facultad del jefe de gabinete de
ministros respecto de la recaudació n de las rentas de la nació n y de su inversió n, con arreglo a la ley o
presupuesto de gastos nacionales.
Es menester relacionar este enunciado con el art 100: al jefe de Gabinete de Ministros, con
responsabilidad política ante el Congreso de la Nació n, le corresponde:
Hacer recaudar las rentas de la Nació n y ejecutar la ley de Presupuesto nacional. En materia tributaria,
mediante este tipo de reglamentos se organizan las oficinas de la: AFIP, su competencia, autoridades y
facultades, como la forma y actividad específicamente técnica. Los límites a este tipo de reglamentos
son dados por normas jurídicas con jerarquía superior de ley formal, a través de la cual el PE no puede
disciplinar á mbitos regulados x aquellas, tmb en la denominada "reserva de ley" q impide operar con
reglamentos autó nomos en á mbitos propios del PL como la creació n de tributos, así como la definició n
de sus elementos estructurales, como cuantitativos, exenciones, beneficios fiscales, formas de
extinció n, ilícitos o sanciones. En relació n con el dcho financiero, nosotros consideramos, ademá s, q le
está vedado al PE impartir reglamentos autó nomos en atribuciones propias q le han sido
exclusivamente concedidas por la CN al CN, como lo relacionado al sistema de distribució n de
recursos coparticipados (art. 75, incs. 2 y 3, CN), contraer empréstitos sobre el crédito de la nació n
(art. 75, inc. 4, CN), la emisió n monetaria (art. 75, inc. 6, CN), arreglar el pago de la deuda interior y
exterior (art. 75, inc. 7), fijar el presupuesto gral de gastos y el cá lculo de recursos de la
administració n nacional (art. 75 in 8 CN) o acordarle subsidios del Tesoro Nacional a las pcias (art. 75
inc. 9 CN).
Los reglamentos ejecutivos
Los reglamentos ejecutivos o de ejecució n, son normas jurídicas obligatorias, dictadas por el PE para
ejecutar las leyes dictadas por el PL, como una facultad propia en el ej de su funció n administrativa y q
surge de manera expresa del art 99 de la CN, q establece: "El presidente de la Nació n tiene las
siguientes atribuciones:
Expide las instrucciones y reglamentos q sean necesarios para la ejecució n de las leyes de la Nació n,
cuidando de no alterar su espíritu con excepciones reglamentarias".
La finalidad de estos reglamentos ejecutivos es hacer operativa la aplicació n de la ley; siendo
particularmente complejo y diná mico el dcho financiero y, en especial, el tributario, resulta de
imperiosa necesidad q el PE cuente con esta potestad reglamentaria.
En el voto mayoritario de la Corte Suprema de Justicia de la Nació n, in re "Jorge Daniel Cocchia V.
Nació n Argentina y Otro", se explicó lo siguiente:
Se encuentra así claramente identificados los tradicionalmente denominados 'reglamentos de
ejecució n', es decir aquellos q se sancionan para poner en prá ctica las leyes cuando éstas requieren de
alguna determinada actividad del PE para su vigencia efectiva. Es así q la mayoría de la legislació n no
precisa, para su efectiva vigencia en la realidad, de decretos ejecutivos -pensemos en la casi totalidad
del articulado del Có d Civil, por ej lo q sí ocurre cuando, para la aplicació n prá ctica de la ley, resulta
necesaria la act de cualquiera de las dependencias de la Administració n Pú blica. En este caso,
inevitablemente el PE deberá disponer có mo se llevará a cabo tal actividad, siempre cuidando de no
contradecir la ley así reglamentada. Se trata, en definitiva, de normas de procedimiento para la
adecuada aplicació n de la ley por parte de la Adminis Pú blica: son reglamentos de ejecució n adjetivos.
Como fuente del dcho tributario, a los reglamentos ejecutivos les está vedado invadir las facultades
propias q la Constitució n ha concedido al PL; así, todo lo ateniente a la creació n del tributo en sus
aspectos objetivos y subjetivos (arts. 4, 17, 19, 52 y 75, incs. 1 y 2 CN) no puede tener alteració n
alguna por los reglamentos q expida el PE.
Nuestro Má ximo Tribunal en la causa "Eves Argentina SA" ha dicho con claridad:
Q en tales condiciones cualquier extensió n analó gica, aun por vía reglamentaria, de los supuestos
taxativamente previstos en la ley y señ alados en el considerando anterior, se exhibe en pugna con el
pcipio. constitucional de legalidad del tributo.
Al respeto se tiene sentado q no cabe aceptar la analogía en la interpretació n de las normas tributarias
materiales para extender el dcho o imponer obligaciones má s allá de lo previsto por el legislador,
habida cuenta de la reiterada doctrina en el sentido de q, tendiendo a la naturaleza de las obligaciones
fiscales, rige el pcipio. de reserva o legalidad -art. 4 y 67, inc. 2°, de la CN- (Fallos: 312:912 y los allí
citados).
Se trata de una actividad normativa secundaria respecto de la actividad primaria q es la ley
preexistente. Las normas reglamentarias integran la ley, siendo regida su violació n con las
consecuencias y las sanciones previstas en cada caso para el incumplimiento de potestad
reglamentaria.
Y dado q se trata de una actividad subordinada a la ley, aparte de los límites generales a la potestad
reglamentaria, los reglamentos de ejecució n poseen límites propios. El art 99 inciso 2, CN establece un
primer límite al prescribir q los reglamentos no pueden alterar el "espíritu de las leyes". Con notable
claridad enseñ a Gonzá lez Calderó n q la condició n o exigencia constitucional de q el presidente cuide
de no alterar el espíritu de las leyes se explica sin mayores esfuerzos, porque, si esa condició n no se
hubiere establecido, el Ejecutivo podría llegar a tener un poder má s amplio q el mismo Congreso q las
sanciona, imponiendo su propia voluntad y discreció n. No faltan ejemplos en la historia de nuestra
administració n q demuestran cuan peligroso es el uso por el presidente de la Repú blica de esta
facultad de reglamentar las leyes, no obstante la condició n constitucional citada. Hay en efecto
muchos casos en los q el pe no solo ha alterado “el espíritu” de las leyes, sino tmb su texto, con el
socorrido pretexto de q obraba en obediencia a discutibles intereses de la administra pú blica.
Cuando la CN dice q el reglamento debe cuidar de no alterar el "espíritu" de la ley, contiene un
concepto má s amplio q el simple respeto a la literalidad de la norma, busca q el Ejecutivo indague en
un valor má s profundo de ley, esto es su razó n de ser esencia y finalidad tenida en cuenta por el
legislador para su emisió n.
La doctrina de la CSJN tiene señ alado, ademá s q el ó rgano dotado de potestad reglamentaria se
encuentra habilitado para establecer condiciones, requisitos, limitaciones o distinciones q respeten el
espíritu de la norma sirvan razonablemente a su finalidad, no rebasen el á mbito en q la interpretació n
es opinable y posible la solució n entre varias alternativas.
Tales límites jurídicos previstos para la actividad reglamentaria del PE son aplicables a otros ó rganos
de la Administració n, pues es precisamente la razonabilidad con q se ejercen tales facultades el pcipio
q otorga validez a los actos de los ó rganos del Estado y q permite a los jueces, ante planteos concretos
de la parte interesada, verificar el cumplimiento de dicho presupuesto.
Los reglamentos de necesidad y urgencia
Los reglamentos de necesidad y urgencia, también llamados "decretos de necesidad y urgencia" no
son meros reglamentos ejecutivos subordinados a la ley q expide el PE o sino q tienen el mismo valor
y Jerarquía, q la ley formal o norma dictada por el PL. En realidad, se trata de facultades propias del
poder legisferante q, en circunstancias excepcionales", la CN autoriza asumir al Ejecutivo, pero no en
forma ilimitada y desmesurada, sino en materias expresamente determinadas, por exclusió n de las
expresamente prohibidas de dcho penal, tributario, electoral y régimen de los partidos políticos y bajo
un procedimiento reglado de manera expresa q debe concluir necesariamente con la convalidació n del
CN.
Con la reforma constitucional de 1994, está expresamente reglada en el art 99, inciso 3, de la
Constitució n Nacional, que dice:
El Presidente de la Nació n tiene las siguientes atribuciones:
Participa de la formació n de las leyes con arreglo a la Constitució n, las promulga y hace publicar.
El PE no podrá en ningú n caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir disposiciones de
cará cter legislativo.
Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trá mites ordinarios
previstos por esta Cn para la sanció n de las leyes, y no se trate de normas q regulen materia penal,
tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos, podrá dictar decretos por razones de
necesidad y urgencia, los q será n decididos en acuerdo gral de ministros q deberá n refrendarlos,
conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros.
El jefe de gabinete de ministros personalmente y dentro de los 10 días someterá la medida a
consideració n de la Comisió n Bicameral Permanente, cuya composició n deberá respetar la proporció n
de las representaciones políticas de cada Cá mara. Esta comisió n elevará su despacho en un plazo de
10 días al plenario de cada Cá mara para su expreso tratamiento, el q de inmediato considerará n las
Cá maras. Una ley especial sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada
Cá mara regulará el trá mite y los alcances de la intervenció n del Congreso.
Spisso señ ala correctamente q la validez de los decretos de necesidad y urgencia queda condicionada
a la existencia de las siguientes circunstancias:
a) Grave emergencia q haga peligrar la subsistencia de las instituciones de la Rep.
b) Ineficacia de la medida en caso de demoras en su adopció n o derivada de su previa y pú blica
discusió n por el Congreso.
c) Ratificació n expresa por el Congreso de la Nació n.
En materia de reglamentos de necesidad y urgencia, el ejercicio de atribuciones en tal sentido por
parte del PE se debe interpretar con cará cter restrictivo, atento a q el pcipio gral es la prohibició n
(arts. 76 Y 99, inc., 3, p. 2, CN), y la adscripció n de nuestro régimen institucional al modelo de
constitucionalismo liberal clá sico adoptado por la Constitució n de los Estados Unidos de América.
De la simple lectura del art 99, inciso 3, surge expresamente la prohibició n de dictar reglamentos de
necesidad y urgencia en "materia tributaria", lo q comprende, sin lugar a dudas, la imposibilidad de
hacerlo en el dcho tributario sustantivo, el dcho tributario material, el dcho constitucional tributario,
el dcho penal tributario, y el dcho internacional tributario; estas son materias cuya competencia
exclusiva se confirió al PL y bajo ningú n régimen o circunstancia excepcional puede admitirse q el PE
asuma dichas facultades.
La Corte Suprema de Justicia de la Nació n, en la causa "Video Club Dreams v. Instituto Nacional de
Cinematografía", se expidió sobre la imposibilidad de emitir este tipo de disposició n en materia de
derecho tributario sustantivo o material:
Q con arreglo a lo resuelto en la mencionada causa "Eves" y a los fallos q la antecedieron, no es
compatible con nuestro régimen constitucional el dec. 2736/91, con las modificaciones introducidas
por el dec. 949/92, en cuanto crea un hecho imponible distinto del previsto por ley 17.741, sin q la
circunstancia de su recíproca vinculació n o parecido permita obviar los alcances del referido pcipio de
legalidad. Ello acarrea tmb la consiguiente invalidez del acto impugnado en esta causa, mediante el
cual se intimó a la actora a ingresar el tributo.
Q no obsta a la conclusió n precedente el hecho de q el decreto sea de los llamados "de necesidad y
urgencia". En efecto, aun cuando en el caso "Peralta" esta Corte reconoció la validez de una norma de
ese tipo, ponderando la imposibilidad del Congreso para remediar una situació n de grave riesgo
social, ya en esa oportunidad se señ aló q "en materia econó mica, las inquietudes de los constituyentes
se asentaron en temas como la obligada participació n del PL en la imposició n de contribuciones" (art.
67, inc. 2"), consustanciada con la forma republicana de "gobierno" (consid. 22). Se adelantó de tal
modo una conclusió n q se deriva directamente del pcipio de legalidad en materia impositiva, cual es la
limitació n constitucional infranqueable q supone esa materia para los decretos referidos, aun cuando
se reconozca su validez respecto de otras materias y en las especialísimas circunstancias q
precedieron el dictado del dec. 36/90.
Esa conclusió n, por otra parte, resulta ahora corroborada por la CN, toda vez q si bien su art. 99
expresamente contempla entre las atribuciones del PE la de dictar decretos de necesidad y urgencia,
prohíbe el ejercicio de tal facultad extraordinaria -entre otras- en materia tributaria (inc. 3).
Consideramos q en el dcho financiero se pueden emitir reglamentos de necesidad y urgencia en
cuestiones de administració n, también en el dcho administrativo tributario o en el dcho tributario
formal, pero no bajo una forma totalmente indiscriminada e irracional, sino solo "bajo circunstancias
excepcionales q hicieran imposible seguir los trá mites ordinarios previstos por esta Constitució n para
la sanció n de las leyes". Es q se han visto innumerables normas en el sentido de obviar u olvidar esta
exigencia constitucional, por lo q resulta necesario recordar insistentemente q el poder conferido al
PE en esta materia no es ordinario o habitual, sino q se halla en un régimen excepcional q requiere el
cumplimiento efectivo de las prescripciones constitucionales.
Esto ha sido reafirmado por la CSJN en la causa "Consumidores Argentinos c/en-PEN-Dto. 558/02 -SS-
ley 20.091 s/amparo ley 16.986", en donde se explicó :
Q el texto transcripto es elocuente y las palabras escogidas en su redacció n no dejan lugar a dudas de
q la admisió n del ejercicio de facultades legislativas por parte del pE se hace bajo condiciones de
rigurosa excepcionalidad y con sujeció n a exigencias formales, q constituyen una limitació n y no una
ampliació n de la practica seguida en el país ("Verrochi").
Así, para el ejercicio vá lido de esta facultad de excepció n, el constituyente exige ademá s de la debida
consideració n por parte del PL q la norma no regule materia penal, tributaria, electoral o del régimen
de los partidos políticos, y q exista un estado de necesidad y urgencia.
11) Q en lo q respecta a la existencia de un estado de necesidad y urgencia, es atribució n de este
Tribunal evaluar, en este caso concreto, el presupuesto fá ctico q justificaría la adopció n de decretos q
reú nan tan excepcionales presupuestos.
Por ú ltimo consideramos q, de una interpretació n sistemá tica de todo el texto constitucional, y siendo
una cuestió n de suma importancia nacional lo relacionado con el Crédito Pú blico de la Nació n en la
cual la Cn ha establecido una facultad ú nica y exclusiva en el Poder Legislativo, tampoco pueden
emitirse decretos de necesidad y urgencia para "contraer empréstitos sobre el crédito de la Nació n"
(art. 75, inc. 4, CN) o "arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nació n" (art. 75, inc. 7, CN),
ya q, cuando se veda la "materia tributaria", en definitiva se está prohibiendo q el PE legisle en la
creació n, disposició n o apropiació n de los de "recursos pú blicos" con q cuenta el Estado para el
cumplimiento de sus fines, y, participando el crédito pú blico de esta naturaleza jurídica, la prohibició n
la comprende de su necesaria inferencia.
Los reglamentos delegados
Son los q emite el PE en virtud de una atribució n o habilitació n q le confiere expresamente el PL de
modo q no emana de la potestad reglamentaria normal del PE.
En este caso, también a partir de la reforma constitucional de 1994, se encuentra expresamente
regulado en el art 76 de la CN, q dice: Se porohibe la delegació n legislativa en el PE, salvo en materias
determinadas de administracion o de emergencia pú blica, con plazo fijado para su ejercicio y dentro
de las bases de la delegació n q el Congreso establezca.
La caducidad resultante del trascurso del plazo previsto en el pá rrafo anterior no importará revisió n
de las relaciones Jurídicas nacidas al amparo de las normas dictadas en consecuencia de la delegació n
legislativa.
Esto se complementa con el art 99, q dispone: "El Presidente de la Nació n tiene las sig. atribuciones: 1.
Es jefe supremo de la Nació n, jefe del gobierno y responsable, político de la administració n general del
país". Y el art 100 dice:
El jefe de gabinete de ministros y los demá s ministros secretarios cuyo nú mero y competencia será
establecida por una ley especial, tendrá n a su cargo el despacho de los negocios de la Nació n
refrendará n y legalizará n los actos del presidente por medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de
eficacia.
Al jefe de gabinete de ministros, con responsabilidad política ante el Congreso de la Nació n le
corresponde: Refrendar los decretos q ejercen facultades delegadas por el Congreso, los q estará n
sujetos al control de la Comisió n Bicameral Permanente. Como bien lo explica Casá s, desde la
perspectiva jurisprudencial, la CSj incurrió en petició n de pcipio al negar enfá tica, pero
declamatoriamente y en lo formal, la posibilidad constitucional de practicar delegaciones legislativas
para, seguidamente, diferenciar la delegació n de poder para hacer la ley de la de conferir cierta
autoridad por el Congreso al PE, O a un cuerpo administrativo, a fin de reglar detalles necesarios para
la ejecució n de aquella. Tal distingo, a veces, se pudo practicar, pero, en la mayoría de los casos,
resulto difícil marcar la frontera entre lo permitido y lo prohibido. En lo sustancial muchas de las
atribuciones conferidas por la rama legislativa al PE, en los má s diversos campos, han sacrificado
verdaderas delegaciones irrestrictas, por la amplitud con q fueron practicadas y por no haber definido
la política legislativa a seguir por la administració n. En tales circunstancias, el Alto Tribunal admitió la
validez de este desplazamiento del centro de gravedad respecto de importantes potestades del PL al
Ejecutivo, valiéndose de sutiles consideraciones formales y terminoló gicas.
En el leading case "A. M. Delfina y Cía.", la Corte consideró lo siguiente:
Q ciertamente, el Congreso no puede delegar en el PE o en otro departamento de la administració n,
ninguna de las atribuciones o poderes q le han sido expresa o Implícitamente conferidas. Es ese un
pcipio uniformemente admitido como esencial para el mantenimiento de integridad del Sistema de
gobierno adoptado por la Constitució n y proclamado enfá ticamente por esta en el art 29. Desde luego,
no existe propiamente delegacion sino cuando una autoridad investida de un poder determinado hace
pasar el ejercicio de ese poder a otra autoridad o persona descargá ndolo sobre ella.
Existe una distinció n fundamental entre la delegació n de poder para hacer la ley y la de conferir cierta
autoridad al PE o a un cuerpo administrativo, a fin de reglar los pormenores y detalles necesarios para
la ejecució n de aquélla. Lo primero no puede hacerse, lo segundo es admitido aun en aquellos paises
en q, como los EU de América, el poder reglamentario del PE se halla fuera de la letra de la
Constitució n.
En cambio, en la causa "Mouviel" explicó :
En el sistema representativo republicano de gobierno adoptado por la Cn (art. 1) y que se apoya
fundamentalmente en el pcipio de la divisió n de los poderes, el legislador no puede simplemente
delegar en el PE o en reparticiones administrativas la total configuració n de los delitos ni la libre
elecció n de las penas pues ello importaría la delegació n de facultades que son por esencia
indelegables.
El Alto Tribunal, en materia tributaria aduanera, en autos "SA Laboratorios Anodia V. Nació n
Argentina", aceptó la delegació n legislativa en esta materia:
Que esta Corte entiende que los lineamientos de la "política legislativa" sobre el punto aparecen
suficientemente determinados en el texto y en los considerandos del dec.-ley 5168/58 (ley 14.467); Y
también q el PE se ajustó a sus prescripciones al ejercer las atribuciones que le acordara el citado arto
14. En primer lugar, porque ejecutar una "política legislativa" determinada implica también el poder
de dictar normas adaptadas a las cambiantes circunstancias, sobre todo en una materia q por hallarse
tan sujeta a variaciones como la de q se trata, se estimó conveniente dejarla librada al prudente
arbitrio del PE en vez de someterla a las dilaciones propias del trá mite parlamentario; y, en segundo
término, porq no se demuestra ni pretende que aquél haya ejercitado abusivamente las facultades q se
le delegaron.
Sin embargo, esta jurisprudencia cambió sustancialmente con motivo de la reforma constitucional de
1994, y en la causa "Selcro SA v. Jefatura de Gabinete", se estableció una nueva doctrina:
Q asimismo, en el mencionado precedente el Tribunal dejó claramente establecido que respecto de esa
clase de tributos rige el principio -de raigambre constitucional- de reserva de la ley o legalidad.
En tal sentido, la jurisprudencia de esta Corte resulta categó rica en cuanto a que ''los principios y
preceptos constitucionales prohíben a otro Poder que el legislativo el establecimiento de impuestos,
contribuciones y tasas" (Fallos: 321:366 y sus citas), y concordemente con ello ha afirmado que
ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la preexistencia de una disposició n legal encuadrada
dentro de los preceptos y recaudos constitucionales, esto es, vá lidamente creada por el ú nico poder
del Estado investido de tales atribuciones (Fallos: 316:2329; 318:1154; 319:3400 y sus citas, entre
otros).
q de la reiterada doctrina precedentemente reseñ ada surge con nitidez que ni un decreto del PE ni una
decisió n del Jefe de Gabinete de Ministros pueden crear vá lidamente una carga tributaria ni definir o
modificar, sin sustento legal, los elementos esenciales de un tributo (con£. sobre esto ú ltimo la
doctrina del citado precedente de Fallos: 319:3400, en especial, su considerando 9).
Q, en esta misma línea de razonamiento, al tratarse de una facultad exclusiva y excluyente del
Congreso, resulta invá lida la delegació n legislativa efectuada por el segundo pá rrafo del art. 59 de la
ley 25.237, en tanto autoriza a la Jefatura de Gabinete de Ministros a fijar valores o escalas para
determinar el importe de las tasas sin fijar al respecto límite o pauta alguna ni una clara política
legislativa para el ejercicio de tal atribució n (confr. doctrina de Fallos 148:430; 270:42; 310:2193,
entre otros).
Revilla, al comentar dicho precedente sostuvo: "No podrá existir delegació n legislativa vá lida respecto
de ninguno de los elementos estructurales de la hipó tesis de incidencia tributaria, esto es, material,
personal, espacial y temporal. Esta prohibició n se extiende a las exenciones tributarias, pues también
respecto de ellas opera el principio de reserva de ley", con lo cual reconoce implícitamente contrario
sensu la validez de la delegació n legislativa impropia, por la q se habilita al PE para ejercitar acotadas
funciones legislativas, condicionadas y dirigidas al fin querido por la ley, estrictamente pautadas y
circunscriptas a los aspectos cuantitativos. Spisso señ aló : Resulta compatible con la delegació n
legislativa en la materia tributaria, siempre q exista una declaració n de emergencia pú blica por parte
del Congreso, se fije un plazo determinado para el ejercicio de la atribució n q se delega y se fijen
pautas precisas en el marco de una clara política legislativa, y esa delegació n se haga en cabeza del PE.
A ello cabe agregar q só lo son susceptibles de delegació n aspectos limitados de aquellos tributos que
por sus características exijan adecuaciones en el tiempo de la emergencia. Así ante situaciones
cambiantes del comercio internacional resulta viable, en el marco de la emergencia pú blica, delegar la
facultad de elevar o disminuir las alícuotas de los dchos de importació n o exportació n, en el marco de
una clara política legislativa, en la q el PE debe verificar los supuestos de hecho y de dcho q
condicionan el ejercicio de la facultad delegada.
Casá s, por su parte, entiende q ''la delegació n impropia, constitucionalmente practicable, se ciñ e en
materia tributaria al aspecto cuantitativo -el importe de las tasas-, siempre y cuando se fijen límites
precisos -mediante una clara política legislativa para el ejercicio de la atribució n-, sin exigir, por parte
del Congreso, una formal declaració n de emergencia pú blica, como lo requiere Spisso, segú n el pá rrafo
transcripto, pues tal supuesto importa habilitar al PE para administrar los tributos en aspectos de
detalle pasibles de ajuste". En la causa "Coleg Pú b de Ab de Cap Fed c/EN- PEN - ley 25.414 dto.
1204/01 s/amparo", la CSJN ha dado claras pautas de interpretació n y aplicació n de los reglamentos
delegados de conformidad con el actual texto constitucional del art 76 de la CN. Transcribimos
algunos textos q consideramos importantes, pero recomendamos leer el texto atentamente en su
totalidad:
9°) En lo q se refiere a los decretos dictados en uso de facultades delegadas (o "decretos delegados), el
art 76 de la CN establece tres requisitos bá sicos: 1) q se limiten a "materias determinadas de
administració n o emergencia pú blica"; 2) q se dicten dentro del plazo fijado para su ejercicio y 3) q se
mantengan "dentro de las bases de la delegació n q el Congreso establezca". El art 100, inciso 12 añ ade
un cuarto requisito, a saber, 4) q los decretos así dictados sean refrendados por el jefe de gabinete de
ministros y sometidos al control de la Comisió n Bicameral Permanente del Congreso de la Nació n.
La letra del texto constitucional (art 99 y 76) refleja sin ambigü edades la decisió n q tomó la
Convenció n Constituyente de 1994 de, por una parte, mantener el pcipio gral contrario al ej de
facultades legislativas por el Presidente como una prá ctica normal y, por la otra, de introducir
mayores precisiones sobre las condiciones excepcionales en q ello sí puede tener lugar. La definició n
de la regla gral y de los casos excepcionales en el mismo texto constitucional, así como el
procedimiento q finalmente se adoptó para asegurar el adecuado funcionamiento de ambos, es el
correlato de dos objetivos bá sicos q rigieron la deliberació n constituyente: la atenuació n del
presidencialismo y la mayor eficacia en el funcionamiento del gob federal.
Q, a partir del sentido q se buscó asignar al texto constitucional argentino y de las características del
modelo seguido, se desprende q: 1°) la delegació n sin bases está prohibida y 2°) cuando las bases
estén formuladas en un lenguaje demasiado genérico e indeterminado, la actividad delegada será
convalidada por los tribunales si el interesado supera la carga de demostrar que la disposició n dictada
por el Presidente es una concreció n de la específica política legislativa q tuvo en miras el Congreso al
aprobar la clá usula delegatoria de q se trate.
Esta conclusió n resulta insoslayable apenas advierte q la delegació n sin bases está prohibida
precisamente porque bloquea la posibilidad de controlar la conexió n entre la delegació n del Congreso
y la actividad desplegada por la autoridad administrativa. Por ser amplia e imprecisa, la delegació n no
confiere atribuciones má s extensas, sino, al revés, a mayor imprecisió n, menor alcance tendrá la
competencia legislativa q podrá el Ejecutivo ejercer vá lidamente.
Posteriormente la Corte en la causa "Camaronera Patagó nica SA c. "Ministerio de Economica y otros-
s/amparo”, aclaró su doctrina respecto a la delegació n en materia aduanera:
Q debe enfatizarse de manera correlativa, q ese valladar inconmovible q supone el pcipio de reserva,
de ley en materia tributaria tpoco cede en caso de q se actue mediante el mecanismo de la delegació n
legislativa previsto por el art 76 de la Constitució n. En efecto este Tribunal tmb ha sido contundente al
sostener sobre tal punto q "no puedan caber dudas en cuanto a q los aspectos sustanciales del derecho
tributario no tienen cabida en las materias respecto de las cuales la CN (art. 76), autoriza, como
excepció n y bajo determinadas condiciones, la delegació n legislativa en el PE" (Fallos: 326:4251).
Aun cuando se soslayase lo sostenido en dicho precedente, tampoco resulta admisible el argumento q
subyace en la defensa realizada por el ente fiscal, q consiste en sostener q la ley de emergencia 25.561
-y sus sucesivas prorrogas-, ha otorgado una delegació n suficiente al PE para q, en el marco de la
dolosa situació n de emergencia nacional por la q atravesó el país, tomara una serie de medidas
tendientes a dar con esa situació n, entre las cuales estaba la habilitació n para q estableciese el tributo
aquí cuestionado.
En efecto, ni la ley 22.415 ni mucho menos la 25.561 establecen, siquiera con mínimos recaudos los
elementos esenciales del tributo de que se trata.
Por una parte, la ley 25.561 solo contiene en su art. 5°, tercer pá rrafo, in fine, una previsió n de
creació n de un dcho a la exportació n de hidrocarburos, supuesto ajeno al de la especie cuya
constitucionalidad no es objeto aquí de discusió n. Pero, con la salvedad mencionada, no hay otra
disposició n en su articulado q permita establecer, con claridad sin duda alguna, las pautas de la clara
política legislativa a las cuales debe atenerse el Presidente. Es má s, de su lectura no puede siquiera
intuírse q el PL haya delegado en el ejecutivo la posibilidad de crear este tipo de gravá menes, má s allá
de la admisibilidad constitucional de tal mecanismo, q como se señ aló anteriormente debe ser
enérgicamente rechazada.
En segundo término, corresponde detenerse en el Capítulo Sexto el Título II, de la Secció n IX, del
Có digo Aduanero, titulado "Tributos regidos por la legislació n aduanera, q prevé la existencia de
dchos de exportació n y regula aspectos atinentes a tal tipo de gravá menes, los arts. 733 y ss.
establecen q el dcho de exportació n puede ser ad valorem, (es decir, de base imponible variable en
funció n del valor de la mercadería) o bien especifico (una cantidad determinada, fija o variable en
funció n de la cantidad de mercadería q se exporte), pero para el caso en concreto aquí discutido, como
puede observarse, no es el legislador quien ha determinado, de manera cierta e indudable, cuá l es la
forma de cuantificar la prestació n, sino q ha de recurrirse necesariamente, a lo dispuesto por la
resolució n 11/02 mencionada.
En efecto, el CN no ha previsto cuá l es la alícuota aplicable, siquiera mediante el establecimiento de
unos baremos má ximos y mínimos para su fijació n. Al guardar silencio el citado cuerpo legal respecto
de la alícuota má xima q puede establecerse en materia de derechos de exportació n, coloca a la
resolució n impugnada a extramuros de las normas y principios constitucionales antes reseñ ados.
Q por la trascendencia de la materia debatida corresponde efectuar algunas consideraciones
adicionales a efectos de precisar los alcances de la doctrina expuesta.
No puede soslayarse q los dchos aduaneros está n íntimamente ligados a las continuas fluctuaciones q
presenta el comercio internacional y, por dicha razó n, en esta materia es indispensable contar con
herramientas que permitan adecuar: en forma á gil los instrumentos estatales de política econó mica a
efectos de que, entre otros objetivos: puedan protegerse la producció n local, los precios en el mercado
interno o las condiciones de competitividad de nuestros bienes en el exterior.
Como consecuencia de la mayor integració n econó mica y del creciente comercio mundial, es
imprescindible q el Estado pueda realizar, de manera oportuna, los ajustes q estime necesarios para
conjurar los efectos q pueden tener en nuestro país las crisis financieras internacionales o bien para
evitar q decisiones econó micas adoptadas en otras naciones puedan repercutir negativamente en el
á mbito interno ello, en el á mbito de los dchos aduaneros, cobra relevancia la doctrina segú n la cual
“tratá ndose de materias q presentan contornos o aspectos tan peculiares, distintos y variables q al
legislador no le sea posible prever anticipadamente la manifestació n concreta q tendrá n en los hechos,
no puede juzgarse invá lido, en pcipio, el reconocimiento legal de atribuciones q queden libradas al
arbitrio razonable del ó rgano ejecutivo, siempre q la política legislativa haya sido claramente
establecida" (Fallos: 246; 345 y 328:940). En el contexto detallado, resulta admisible q el Congreso
atribuya al PE ciertas facultades circunscriptas, exclusivamente, al aspecto cuantitativo de la
obligació n tributaria, es decir, autoriza elevar o disminuir las alícuotas aplicables siempre y cuando
para el ejercicio de dicha atribució n, se fijen pautas y límites precisos mediante una clara política
legislativa. Consideramos q, de lo previsto en los art. 76 y 99, inc. 3, de la CN, se ha excluido
expresamente de la materia tributaria el dictado de los reglamentos delegados y de necesidad y
urgencia. En el caso de los delegados, el texto expreso de la norma requiere a que se admite la
delegació n solo en "materias determinadas de administració n o de emergencia pú blica, omitiendo
deliberadamente la materia tributaria. En tales condiciones cualquier elemento del hecho imponible,
en sus aspectos material subjetivo y base de medició n no puede ser objeto de Delegació n legislativa; la
interpretació n de estas facultades extraordionarias al PE deben hacerse con criterio restrictivo y no
extensivo, pues lo excepcional implica eJercerlo y aplicarlo en marcos precisos y determinados. En
relació n con el dcho presupuestario, consideramos q, por aplicació n del pcipio de reserva de ley, no se
puede delegar en el PE la fijació n de los gastos del presupuesto del Estado; en cambio, todo lo
relacionado con la administració n del presupuesto ya establecida y determinado por el PL, puede ser
materia de delegació n legislativa pero siempre bajo los limites expresamente contemplados en la
Constitució n Nacional.
Deuda Pública.
Oría entiende por "deuda pú blica" la obligació n o el conjunto de obligaciones de origen legal o
contractual q debe cumplir el Estado y hacer cumplir, a su vez, a terceros, como resultado de las
convenciones realizadas con ocasió n de empréstitos,
La Ley H-1845 (antes Ley 24.156) define la deuda pública en el artículo 57, que dice:
El endeudamiento que resulte de las operaciones de crédito público se denominará deuda pública y
puede originarse en:
a) La emisión y colocación de títulos, bonos u obligaciones de largo y mediano plazo, constitutivos
de un empréstito.
b) La emisión y colocación de Letras del Tesoro cuyo vencimiento supere el ejercicio financiero.
c) La contratación de préstamos.
d) La contratación de obras, servicios o adquisiciones cuyo pago total o parcial se estipule realizar
en el transcurso de más de UN (1) ejercicio financiero posterior al vigente; siempre y cuando los
conceptos que se financien se hayan devengado anteriormente.
e) El otorgamiento de avales, fianzas y garantías, cuyo vencimiento supere el periodo del ejercicio
financiero.
f) La consolidación, conversión y renegociación de otras deudas
A estos fines podrá afectar recursos específicos, crear fideicomisos, otorgar garantías sobre activos o
recursos públicos actuales o futuros, incluyendo todo tipo de tributos, tasas o contribuciones, cederlos o
darlos en pago, gestionar garantías de terceras partes, contratar avales, fianzas, gtías reales o de
cualquier otro modo mejorarlas condiciones de cumplimiento de las obligaciones contraídas o a
contraerse [...].
No se considera deuda pública la' deuda' del Tesoro ni las operaciones que se realicen en el marco del
artículo 82 de esta ley
En desacuerdo con el ú ltimo pá rrafo ya que el artículo 82 de dicha ley concede como atribució n a la
Tesorería General de la Nació n emitir letras del Tesoro "para cubrir deficiencias estacionales de caja.
Estas letras deben ser reembolsadas durante el mismo ejercicio financiero en que se emiten. De
superarse ese lapso sin ser reembolsadas se transformará en deuda pú blica y deben cumplirse para
ello con los requisitos q al respecto.
Consideramos a estas "letras" como verdaderas operaciones de crédito q generan deuda pú blica.
Es que la deuda pú blica es un momento q se tiene como consecuencia de todas las operaciones de
crédito legalmente realizadas e implica la obligació n del Estado de cumplir, en los términos y
condiciones oportunamente acordados en el empréstito, con la prestació n debida.
Clasificaciones de la deuda. Segú n Ley H-1845 (antes Ley 24.156)
1. Interna y externa
La deuda interna es aquella formada por los empréstitos en moneda del mismo país, emitidos en su
mercado de capitales, segú n su régimen legal.
La deuda externa es aquella q se encuentra formada por empréstitos emitidos en moneda extranjera,
colocados en mercados financieros del exterior y pagaderos en ellos, mediante 1 trasferencia de
valores.
La identificació n que se hacía antañ o, respecto del domicilio y la nacionalidad del suscriptor como
elementos q definían la característica de tal o cual deuda, ha caído en desuso.
El Decreto 1344/2007 al solo efecto de la registració n y contabilizació n, establece q, la deuda pú blica
y las letras del Tesoro, pueden registrarse como deuda en moneda nacional y deuda en moneda
extranjera. Se considera deuda en moneda nacional aquella q es contraída en moneda de curso legal
con personas físicas o jurídicas, domiciliadas o no en la Repú blica Argentina y cuyo pago sea exigible
dentro o fuera del territorio nacional.
Se considera deuda en moneda extranjera aquella contraída en otras denominaciones q la de curso
legal, con otro Estado u organismo internacional o con cualquier otra persona física o jurídica,
domiciliada o no en la Repú blica Argentina y cuyo pago sea exigible dentro o fuera del territorio
nacional.
2. Directa e indirecta
La deuda pú blica directa de la administració n central es aquella asumida por esta en calidad de
deudor pcipal. La deuda pú blica indirecta de la Administració n central es constituida por cualquier
persona física o jurídica, pú blica o privada, distinta de la misma, pero q cuenta con su aval, fianza o
gtía.
3. Administrativa y financiera
La deuda administrativa tiene su origen en la existencia de los organismos burocrá ticos necesarios
para la marcha de la administració n y la prestació n directa o indirecta de servicios pú blicos, y la
deuda financiera es la que contrae el Estado a través del uso del crédito pú blico.
La deuda administrativa es, por lo tanto, una especie de la deuda financiera.
4. Flotante y consolidada
Por la consideració n de las obligaciones en relació n con el tiempo.
Deuda consolidada la exigible en el mediano y largo plazo
Deuda flotante, es aquella deuda exigible en el corto plazo,
A nuestro entender, la deuda flotante es aquella que el Tesoro usa para cubrir los déficit estacionales
de caja y, por consiguiente, la conforman -ademá s de las letras de Tesorería- los demá s recursos de los
que se vale el Tesoro para cubrir los referidos déficit estacionales. Estos, financieramente, pueden
llegar a ser menos exigibles, en funció n del plazo, que la deuda consolidada.
7.- El Empréstito.
El empréstito es el medio por el cual se materializa el crédito y, una vez concretado, origina la deuda
pú blica. Se trata de diversas operaciones mediante las cuales el Estado recurre al mercado para
procurarse recursos.
7.1.- Naturaleza jurídica: distintas teorías.
1. Como acto de soberanía, q origina una obligació n unilateral de derecho pú blico
2. De naturaleza contractual, dependientes de un acto de soberanía legislativa; subdividiéndose
en contrato de dcho pú blico, contrato de dcho privado, contrato de colaboració n y sui generis
COMO ACTO DE SOBERANIA lo formula claramente la “Doctrina Drago”: 1) los títulos de empréstitos
no re-presentan una obligació n contractual del Estado emisor, y son comparables a un contrato
privado; 2) la emisió n de un empréstito es un acto soberano del Estado; 3) La soberanía escapa a todo
control y no pude acusa ese a un Estado por denegació n de justicia; 4) la deuda pú blica, no puede dar
lugar a la intervenció n armada, ni menos a la ocupació n material del suelo de las naciones americanas
por una potencia europea.
Concordantemente Ingrasso dice: "La relació n de Deuda pú blica es una relació n de Derecho pú blico.
Sus condiciones se fijan por un acto que es la expresió n de la soberanía del Estado: la Ley"
Expresado ademá s por Zaffaroni y Lorenzetti en la causa "Galli, Hugo Gabriel y otro el PEN "La regla
general es el respeto de las condiciones pactadas, las q só lo pueden ser modificadas en situaciones de
emergencia excepcional y gravísima, y ello ocurre cuando el cumplimiento puntual lleva al Estado a su
propia crisis y al sacrificio de derechos fundamentales de la població n que debe proteger".
TEORIA CONTRACTUALISTA: Ferreiro Lapatza, adscribe a la temía contractualista, al Igual que la
mayoría de la doctrina francesa y españ ola:
A nuestro parecer, los efectos jurídicos frente a terceros de la voluntad del Estado declarada a través de
la emisión deben explicarse recurriendo a la figura de la oferta del contrato. Es necesario, pues, que en el
análisis jurídico de la deuda tengamos bien presente la distinción entre la manifestaci6n de voluntad del
Estado dirigida a quien quiera entregar una suma de dinero en préstamos (oferta de contrato) y la
manifestación materializada en la entrega y aceptación de esta suma, declaración de voluntad, esta
última, de dos sujetos que quieren producir un efecto jurídico, en definitiva, un contrato.
Nosotros nos adscribimos a la doctrina que considera el empréstito como un acto de soberanía por el
cual el Estado se obliga unilateralmente a su cumplimiento, pero esta circunstancia en modo alguno
implica que, una vez aceptada voluntariamente por el suscriptor, este régimen pueda ser incumplido
por el Estado cambiando las condiciones originarias de emisió n.
Empréstitos voluntarios, forzosos y patrióticos.
Los empréstitos voluntarios son aquellos q el Estado emite y logra colocar sin ejercer coacció n
alguna, es decir, aquellos q los suscriptores deciden tomar con absoluta libertad. Valiéndose de la
confianza q inspira al Estado emisor. Los empréstitos semiobligatonos o patrióticos son lanzados
mediante campañ as publicitarias destinadas a demostrarles a los ciudadanos q tienen un verdadero
deber moral de suscribirlos. Esta propaganda, gralmente unida a una verdadera "presió n social",
tiende a restringir en mucho la libertad real. Los empréstitos forzosos u obligatorios, son aquellos q
los particulares deben suscribir obligatoriamente y, por lo gral, conforme a determinado porcentaje
de sus respectivas rentas o patrimonios. Conforman un verdadero tributo, el hecho de q después sea
reintegrado total o parcialmente no cambia su naturaleza jurídica,
Emisión de los empréstitos.
La emisió n de un empréstito supone la consideració n previa de un conjunto de complejas cuestiones
ademá s de su incumbencia en demá s especialidades de las finanzas pú blicas, política financiera,
economía financiera y sociología financiera.
Deberá n evaluarse, conforme a las condiciones de mercado, dos factores:
1. el factor financiero relacionado con las ventajas y beneficios que se les otorgará n a los
ahorristas, y
2. el factor técnico especies, lugar y forma de colocació n que el Estado escoja para los
empréstitos.
Dentro del factor financiero debemos considerar:
1. Tasa de interés. el Estado deberá ofrecer condiciones competitivas de mercado para lograr la
obtenció n de fondos disponibles. No obstante, debe encontrarse el momento oportuno para
proceder a la colocació n pues, si la tasa de interés del mercado es elevada, la carga del empréstito
resultará má s onerosa. Y habrá poco capital disponible para inversió n.
2. Beneficios adicionales. Cuyo objeto es hacer má s interesante la inversió n para el ahorrista:
2.1. Primas de amortizació n y sorteos. Se obliga al Estado, a pesar de haber lanzado el empréstito a
la par, a reintegrar al vencimiento una suma superior a la efectivamente recibida.
Los sorteos son una combinació n del empréstito y la lotería. Al efectuarse las amortizaciones anuales,
se sortean los títulos por reembolsar y de estos, algunos de ellos (por sorteo también) a una cantidad
superior al valor nominal.
2.2. Privilegios fiscales. como exenciones impositivas.
2.3. Opciones cancelatorias. Algunos títulos o valores pú blicos pueden ser entregados, a opció n del
ahorrista, como cancelació n de deudas que este pudiera tener. Esto, que implica una amortizació n de
tipo indirecto, significa asimilar los títulos del empréstito a la moneda, pudiéndose obtener, ademá s,
ventajas adicionales, cuando este se cotiza en la Bolsa a precios inferiores al valor nominal. En efecto,
al ejercer el ahonista-contribuyente la opció n, el Estado le toma los títulos al valor nominal y, ademá s
de haber efectuado el cobro del interés, pudo haberse beneficiado al adquirirlo a un valor inferior.
2.4. Privilegios jurídicos. En algunos países se les otorga privilegios de tipo jurídico extraordinario.
3. Garantías accesorias. No siempre resulta suficiente la garantía de que el Estado va a reembolsar al
vencimiento, en funció n de esa fe o confianza. También interesa el poder adquisitivo de la moneda en
el momento en que el Estado efectú e la amortizació n de los títulos. Las continuas depreciaciones
monetarias fueron desgastando el crédito de los gobiernos y empobreciendo a los ahorristas e
inversores.
Ante las expectativas de corte inflacionario, resulta ló gico que el ahorrista prefiera inversiones en
bienes materiales o moneda extranjera antes que inversiones en títulos pú blicos de renta fija.
Frente a constantes depreciaciones monetarias, los gobiernos tienen dos formas de captar el ahorro.
La primera: el ofrecimiento de altas tasas de interés con el objeto de inducir al ahorrista a tomar
títulos en lugar de otra inversió n. Esta forma tiene el inconveniente de elevar exageradamente la
carga de la deuda, ademá s de significar un reconocimiento, por parte del gobierno, del deterioro del
poder adquisitivo de la moneda.
La segunda: vincular los títulos del empréstito al valor de bienes materiales o a índices que vayan
marcando el deterioro del poder adquisitivo, o a una moneda extranjera que inspire mayor confianza.
Los métodos usuales son los siguientes:
3.1. Garantía de cambio. Consiste en vincular los empréstitos con una moneda extranjera
considerada estable. También el empréstito puede ser emitido en moneda extranjera.
3.2. Garantía clá usula de oro. la amortizació n del empréstito emitido con esta clá usula debe ser
hecha en moneda de oro.
3.3. Garantía de desvalorizació n o empréstito indexados: sirve para designar la vinculació n del valor
del empréstito con el precio de ciertos productos.
Amortización del empréstito.
La amortizació n del empréstito es una de las formas por las cuales se extingue; las otras son la
conversió n y la consolidació n.
Los empréstitos son operaciones de amortizació n en las que el capital prestado se divide en
operaciones de préstamo que se van reembolsando de acuerdo con un plan general y unitario de
amortizació n y en el que a priori todas las obligaciones tienen condiciones financieras equivalentes.
Las partes alícuotas en que se divide la operació n de préstamo se materializan en títulos valores que
pueden ser negociables (son obligaciones), aunque, en funció n de las condiciones jurídicas del emisor,
del plazo, o de otros aspectos, se denominan de maneras diversas (bonos, cédulas, obligaciones).
Los obligacionistas son los prestamistas de la operació n, y el emisor, el prestatario ú nico de esta.
Características
a)Por la modalidad de préstamo que representa la obligació n:
1. Obligaciones americanas. El obligacionista realiza una entrega ú nica en el momento de la
compra y a cambio recibe perió dicamente los intereses (cupones) y la amortizació n íntegra del
título al final de la operació n (vencimiento). Cada obligació n es una operació n de préstamo
americano.
2. Obligaciones cupó n cero. El obligacionista, a cambio de la entrega ú nica realizada en el
momento de la compra, recibe una entrega también ú nica en el momento del reembolso (final
de la operació n). Prestació n y contraprestació n ú nicas.
3. Obligaciones con amortizació n progresiva. El obligacionista, ademá s de los intereses
perió dicos, recibe reembolsos parciales, siguiendo la diná mica de cualquier método de
amortizació n. Son conocidas por obligaciones amortizables por reducció n de nominal.
b) Por la forma del reembolso:
1. Reembolso simultá neo. Todos los títulos tienen la misma duració n y se amortizan en la fecha
prefijada en el momento de la emisió n.
2. Reembolso no simultá neo. Las obligaciones se amortizan de manera escalonada, siguiendo un
programa de cancelació n definido en las condiciones de emisió n..
e) Por la existencia de garantías: (en la de reembolso simultaneo)
1. Obligaciones simples. solo cuentan con la garantía de la solvencia del emisor.
2. Obligaciones garantizarlas la deuda afecta a alguna garantía específica, generalmente una
hipoteca.
d) Por la posibilidad del cá lculo del coste o el rendimiento: (en la de reembolso simultaneo)
1. Empréstitos predeterminados. Cuando es posible calcularlos a priori.
2. Empréstitos posdeterminados el coste y/o el rendimiento solo pueden conocerse a posteriori.
Artículo 70 de la Ley H.1845 (antes Ley 24.156) El servicio de la deuda estará constituido por la
amortización del capital y el pago de los intereses comisiones y otros cargos que eventualmente puedan
haberse convenido en las operaciones de crédito público.
Los presupuestos de las entidades del sector público deberán formularse previendo los créditos
necesarios para atender el servicio de la deuda.
El Poder Ejecutivo nacional podrá debitar de las cuentas bancarias de las entidades que no cumplan en
término el servicio de la deuda pública, el monto de dicho servicio y efectuarlo directamente.
8.- Conversión y Consolidación.
La conversió n es aquella operació n financiera del Estado por la cual se cambian las condiciones
originales del empréstito por otras nuevas y diferentes, puede deberse a incumplimiento por el
Estado de la emisió n original.
Para nosotros la consolidació n es una forma de conversió n, otros autores, la distinguen:
Por consolidación se entiende la transformación de una deuda flotante en otra a largo plazo, y además la
unificación de empréstitos antiguos de condiciones diferentes en un solo; las conversiones son
transformaciones de una clase de deuda en otra, y sobre todo la substitución de deuda a plazo corto por
otras a plazo largo, así como todas las demás modificaciones de las condiciones del empréstito, por
ejemplo de la divisa, del reembolso, etc. Con estas medidas tiende el Estado a mejorar su situación como
deudor. Muchas veces la conversión, cuando es también en interés del acreedor, se hace depender de
entregas de capital;
Las conversiones pueden responder a los siguientes fines:
1. reducció n de interés;
2. disminució n o espera en los servicios de amortizació n, susceptibles de convertirse en
situaciones excepcionales;
3. transformació n de una deuda de plazo limitado en otra de largo plazo, lo que implica un
cambio en la cuota de amortizació n, por lo comú n concurrente con otro en el interés;
4. transformació n de todo o parte de la deuda flotante en deuda consolidada;
5. transformació n de deudas emitidas con diversos títulos en condiciones diferentes de plazo y
de interés en obligaciones uniformes, pudiendo llegarse a la forma extrema de la unificació n.
Clases de conversiones:
1. La conversión facultativa estriba en la operació n de cambio de títulos de un empréstito por
nuevas lá minas que estipulan otras condiciones, pero sujeta a la voluntad del poseedor de
aquellas.
2. La conversión obligatoria consiste en ofrecerles a los tenedores de los títulos de un empréstito
la opció n entre su reembolso o amortizació n anticipada y el canje de aquellos por lá minas de
un nuevo empréstito, con una tasa de interés menor. En la prá ctica la má s utilizada
3. La conversión forzosa, tiene lugar cuando el Estado emisor de un empréstito impone sin
alternativa, el cambio de sus títulos por otros de un nueva empréstito.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación "Colina, René Roberto. Yapura, Sergio Daniel - Vargas,
César Eduardo y otros cJ Estado Nacional": "3°) Que, en la medida en que dichos títulos
efectivamente sean entregados o acreditados a los actores y sus condiciones de amortización se
cumplan de acuerdo con lo previsto, no se advierte que las modalidades previstas para la
cancelaci6n de los bonos previstos en el art 12 de la ley 25.725 impliquen, por sí mismas, la
desnaturalización o supresión de los derechos de propiedad de los demandantes
Régimen legal del Crédito, Empréstito y Deuda Pública.
Segú n la CN el Congreso Nacional es el ú nico poder facultado a realizar operaciones de crédito,
empréstito y deuda pú blica. El Poder Ejecutivo puede realizar políticas relacionadas con el crédito
pú blico, pero solo tendrá n validez si finalmente son autorizadas por el Poder Legislativo.
El art 4 enumera los recursos del gobierno nacional, ''los empréstitos y operaciones de crédito"
siempre q los "decrete el mismo Congr para urgencias de la Nació n, o para empresas de utilidad
nacional".
El artículo 75 atribuciones del Congreso "4. Contraer empréstitos sobre el crédito de la Nació n" y"7.
Arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nació n".
Al Poder Ejecutivo le compete administrar el empréstito y la deuda pú blica, pero siempre en los
términos y condiciones fijadas por el Congreso Nacional en la ley respectiva.
El marco jurídico general está fijado en la Ley de Administració n Financiera y de los Sistemas de
Control del Sector Pú blico Nacional H-1845 (antes Ley 24.156), ademá s, otras leyes especiales
Está n exceptuadas, las operaciones de crédito que realice el Banco Central de la Repú blica Argentina
con instituciones financieras internacionales para garantizar la estabilidad monetaria y cambiaria
Se ha establecido en esta ley que las entidades de la administració n nacional no pueden formalizar
ninguna operació n de crédito pú blico que no esté contemplada en la ley de presupuesto general del
añ o respectivo o en una ley específica:
Donde debe indicar como mínimo las siguientes características de las operaciones de crédito pú blico
autorizadas:
- Tipo de deuda, especificando si se trata de interna o externa;
- Monto má ximo autorizado para la operació n;
- Plazo mínimo de amortizació n;
- Destino del financiamiento.
De lo contrario, requieren de una ley que las autorice expresamente.
Dice el art 60, ú ltimo pá rrafo: "Se exceptú a del cumplimiento de las disposiciones establecidas
precedentemente en este artículo, a las operaciones de crédito pú blico que formalice el PEN con los
organismos financieros internacionales de los q la Nació n forma parte". Respecto de las
negociaciones, pero en ningú n caso implica la delegació n para contraer deuda pú blica, la q requerirá
indefectiblemente de una ley formal del Congreso Nacional que así la autorice.
La ley autoriza al PEN a realizar operaciones de crédito pú blico para reestructurar la deuda pú blica y
los avales otorgados en los términos de los art 62 y 64 mediante su consolidació n, conversió n o
renegociació n, en la medida q ello impliq un mejoramiento de los montos, plazos y/o intereses de las
operaciones originales. En los casos en q las operaciones de crédito pú blico originen la constitució n de
deuda pú blica externa antes de formalizarse el acto respectivo y cualquiera sea el ente del sector
pú blico emisor o contratante, deberá emitir opinió n el Banco Central de la Rep Arg sobre el impacto
de la operació n en la balanza de pagos.
Cumplidos los requisitos explicados, las empresas y sociedades del Estado pueden también realizar
operaciones de crédito pú blico dentro de los límites q fije su responsabilidad patrimonial y su
reglamentació n. Cuando estas operaciones requieran avales, fianzas o garantías de la administració n
central, esta deberá ser prevista en el presupuesto general o en ley especifica
El artículo 66 de la Ley H-1845 (antes Ley 24.156)
Las operaciones de crédito público realizadas en contravención a las normas dispuestas en la presente
ley son nulas y sin efecto, sin perjuicio de la responsabilidad personal de quienes las realicen.
Las obligaciones que se derivan de las mismas no serán oponibles ni a la administración central ni
a cualquier otra entidad contratante del sector público nacional.
La Oficina Nacional de Crédito Pú blico es el ó rgano rector del sistema de Crédito Pú blico su misió n es
asegurar una eficiente programació n, utilizació n y control de los medios de financiamiento que se
obtengan mediante operaciones de crédito pú blico y tiene competencia para;
a) participar en la formulació n de los aspectos crediticios de la política financiera que, para el
sector pú bico nacional, elabore el ó rgano coordinador de los sistemas de administració n financiera;
b) organizar un sistema de informació n sobre el mercado de capitales de crédito;
c) coordinar las ofertas de financiamiento recibidas por el sector pú blico nacional;
d) tramitar las solicitudes de autorizació n para iniciar operaciones de crédito pú blico;
e) normalizar los procedimientos de emisió n, colocació n y rescate de empréstitos, así como los
de negociació n, contratació n y amortizació n de préstamos, en todo el á mbito del sector pú blico
nacional;
f) organizar un sistema de apoyo y orientació n a las negociaciones q se realicen para emitir
empréstitos o contratar préstamos e intervenir en estas;
g) fiscalizar que los medios de financiamiento obtenidos mediante operaciones de crédito pú blico
se apliquen a sus fines específicos;
h) mantener un registro actualizado sobre el endeudamiento pú blico, debidamente integrado al
sistema de contabilidad gubernamental;
i) establecer las estimaciones, y proyecciones presupuestaria, del servicio de la deuda pú blica y
supervisar su cumplimiento;
j) todas las demá s que le asigne la reglamentació n.
UNIDAD 13
TEMA D: DERECHO FORMAL O ADMINISTRATIVO TRIBUTARIO
Derecho formal o administrativo tributario:
Es la porció n del derecho administrativo que regula la actuació n de la Administració n Pú blica, como
Administració n Tributaria, en cuanto a las potestades y funciones enderezadas a la aplicació n del
gravamen, a la fiscalizació n y verificació n del cumplimiento de las obligaciones tributarias
(sustantivas y las demá s conexas y formales), a la recaudació n, y a los procedimientos para la revisió n
de los actos administrativos (en especial los singulares) en materia tributaria.
Antecedentes de la Organizació n fiscal Nacional:
Dentro del Fisco nacional hubo tres organismos que sobresalieron en cuanto a las competencias
relativas a la administració n de los tributos: la Direcció n General Impositiva, la Administració n
Nacional de Aduanas y la Direcció n Nacional de Recaudació n Previsional. Actualmente, muchas de las
funciones de estos organismos se hallan concentradas en la Administració n Federal de Ingresos
Pú blicos (AFIP).
La DGI fue creada por la ley 12.927 en 1947 como una dependencia del Ministerio de Hacienda de la
Nació n. A principios de la década de 1990, tomo a su cargo la fiscalizació n de los tributos del Régimen
Nacional de la Seguridad Social, que en su momento había sido asumida por la ANSES.
En 1981, la ley 22.415 aprobó el Có digo Aduanero, norma que rige la materia al modo que la LPF lo
hace para los tributos federales al interior del país.
La Administració n Federal de Ingresos Pú blicos. Funciones y facultades.
Todo lo ateniente a la organizació n, competencia, autoridades y facultades de la AFIP se encuentra
reglamentado en el decreto de necesidad y urgencia 618/97.
Funciones:
Su art 3 dispone que la AFIP será el ente de ejecució n de la política aduanera y tributaria nacional, y de
aplicació n de las leyes correspondientes. Entre sus funciones se destacan las siguientes:
a- La aplicació n, percepció n y fiscalizació n de los tributos y de sus accesorios (tributos aduaneros,
tributos federales al interior del país y los tributos de la seguridad social). Entre los accesorios
se mencionan las multas, los recargos, las garantías y cualquier otra suma que tenga ese
cará cter.
b- El control del trá fico internacional de mercaderías
c- La clasificació n arancelaria y la valoració n de las mercaderías
d- Todas aquellas funciones que surjan de su misió n y de las necesarias para su administració n
interna
Facultades: está facultada para actuar como agente de cobro de tributos provinciales o de la CABA que
graven el consumo o la comercializació n (mayorista o minorista) de bienes y en las operaciones de
importació n definitiva de bienes. También para convenir con las provincias, la CABA, los municipios, y
con entidades bancarias (pú blicas, privadas o mixtas) lo relativo a la percepció n de los gravá menes a
su cargo.
Las autoridades administrativas de la Administració n Federal de Ingresos Pú blicos
De acuerdo con el art 5 del decreto 618/97 son el Administrador Federal, designado por el Poder
Ejecutivo a propuesta del Ministerio de Economía y con rango de Secretario de Estado. Y es secundado
por los Directores Generales a cargo de las direcciones generales existentes, y por tanto sub directores
generales como determine la reglamentació n del PEN.
4.1- Avocació n:
La avocación es una técnica de Derecho administrativo utilizada en la organizació n de la
Administració n pú blica para la traslació n del ejercicio de la competencia para resolver en un asunto
concreto, desde un ó rgano jerá rquicamente inferior hacia otro que sea superior. Se puede decir que la
avocació n es la técnica contraria a la delegació n.
En esta figura, un ó rgano jerá rquicamente superior es quien decide asumir tal ejercicio de
competencia, "quitá ndoselo" al ó rgano titular e inferior, cabe ademá s destacar que esta técnica só lo
será efectiva entre ó rganos de una misma Administració n.
Hay que señ alar que la mayoría de las técnicas de alteració n del ejercicio de las competencias, como
puedan ser la delegació n o la encomienda de gestió n, hacen un traslado en bloque de la materia sobre
la que verse la competencia. Dicho de otro modo, estas técnicas confieren a otros ó rganos una
competencia de manera general y abstracta, mientras que la avocació n só lo supone la atribució n del
ejercicio de la competencia de resolució n para un caso concreto y específico.
4.2- las facultades de organizació n interna:
Está n reguladas en el art 6 del decreto 618/97
“FACULTADES DE ORGANIZACION INTERNA
Art. 6º-Las autoridades del organismo tendrán las funciones de organización interna que se detallan
seguidamente:
1) El Administrador Federal de Ingresos Públicos tendrá las siguientes atribuciones y responsabilidades:
a) Representar legalmente a la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS, personalmente o
por delegación o mandato, en todos los actos y contratos que se requieran para el funcionamiento del
servicio, pudiendo también actuar como querellante, de acuerdo a las disposiciones en vigor y suscribir
los documentos públicos o privados que sean necesarios.
b) Organizar y reglamentar el funcionamiento interno de la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS
PUBLICOS en sus aspectos estructurales, funcionales y de administración de personal, incluyendo el
dictado y la modificación de la estructura orgánico-funcional en los niveles inferiores a los que apruebe
el PODER EJECUTIVO NACIONAL.
c) Entender en el proceso de negociaciones colectivas de trabajo con las entidades gremiales que
representen al personal, con la autorización previa del MINISTERIO DE ECONOMIA, en el marco de lo
dispuesto por las Leyes Nº 14.250 y Nº 18.753 y por el Decreto Nº 183 de fecha 10 de febrero de 1988, sus
modificatorios y concordantes.
d) Dictar los reglamentos de personal que no encuadren en negociaciones colectivas de trabajo o que
correspondan a niveles jerárquicos no comprendidos en las mismas.
e) Designar personal con destino a la planta permanente o transitoria así como también promover,
sancionar y disponer bajas, con arreglo al régimen legal vigente.
f) Efectuar contrataciones de personal para la realización de labores estacionales, extraordinarias o
especiales, que no puedan realizarse con sus recursos de planta permanente, fijando las condiciones de
trabajo y su retribución.
g) Promover la capacitación del personal.
h) Participar en representación de la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS, en el orden
nacional e internacional, en congresos, reuniones y/o actos propiciados por organismos oficiales o
privados que traten asuntos de su competencia.
i) Autorizar los viajes al exterior de personal competente del organismo, en cumplimiento de misiones,
por un lapso no mayor de (365) días, de conformidad con las normas legales en vigencia.
j) Autorizar la prestación de servicios a terceros con carácter oneroso, siempre que no se afectare el
adecuado desenvolvimiento del servicio.
k) Elevar anualmente al MINISTERIO DE ECONOMIA. El plan de acción y el anteproyecto de
presupuesto de gastos e inversiones para el ejercicio siguiente y la memoria anual.
1) Administrar el presupuesto, resolviendo y aprobando los gastos e inversiones del organismo.
m) Licitar, adjudicar y contratar obras públicas y suministros, adquirir, vender, permutar, transferir,
locar, construir y disponer de toda forma respecto de bienes muebles e inmuebles para el uso de sus
oficinas o del personal, conforme las necesidades del servicio, aceptar donaciones con o sin cargo, todo
ello de conformidad con las normas legales en vigencia.
n) Determinar los responsables jurisdiccionales de los Fondos Rotatorios Internos y de Cajas Chicas,
estableciendo el monto y su régimen de reposición, con arreglo a lo dispuesto en la Ley Nº 24.156 y
normas complementarias.
ñ) Propender a la más amplia y adecuada difusión de las actividades y normatividad del organismo.
o) Toda otra atribución necesaria para el cumplimiento de las funciones del organismo, compatible con
el cargo o con las establecidas en las normas legales vigentes, a cuyo fin se entenderá que la norma
consagrada en los apartados precedentes no reviste carácter taxativo.
2) Los Directores Generales tendrán las atribuciones y responsabilidades fijadas en el artículo 4º del
presente y las que se detallan seguidamente:
a) Establecer con carácter general los límites para disponer el archivo de los casos de fiscalización,
determinación de oficio, Liquidación de deudas en gestión administrativa o judicial, aplicación de
sanciones u otros conceptos o procedimientos a cargo del organismo, que en razón de su bajo monto o
incobrabilidad no impliquen créditos de cierta, oportuna y económica concreción.
b) Representar a la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS ante los tribunales judiciales y
administrativos en todos los asuntos de su competencia en los que sea parte el organismo o en los que se
pudieren afectar sus intereses.
c) Designar los funcionarios que ejercerán en juicio la representación de la ADMINISTRACION FEDERAL
DE INGRESOS PUBLICOS, en causas que se substancien ante cualquier fuero, incluso el criminal.
d) Fijar el horario general y los horarios especiales en que desarrollará su actividad el organismo, de
acuerdo con las necesidades del servicio, tomando en consideración las modalidades del tráfico
internacional y los horarios de los organismos estatales que prestaren servicios vinculados con sus
funciones.
e) Toda otra atribución necesaria para el cumplimiento de las funciones del organismo compatible con el
cargo o con las establecidas en las normas legales vigentes, a cuyo fin se entenderá que la nómina
consagrada en los apartados precedentes no reviste carácter taxativo.”
4.3- las facultades de reglamentació n:
Se encuentran en el art 7 del decreto 618/97:
“FACULTADES DE REGLAMENTACION
Art. 7.-El Administrador Federal estará facultado para impartir normas generales obligatorias
para los responsables y terceros, en las materias en que las leyes autorizan a la AFIP a
reglamentar la situación de aquellos frente a la Administración.
Las citadas normas entrarán en vigor desde la fecha de su publicación en el Boletín Oficial, salvo
que ellas determinen una fecha posterior, y regirán mientras no sean modificadas por el propio
Administrador Federal o por el MINISTERIO DE ECONOMIA Y OBRAS Y SERVICIOS PUBLICOS.
En especial, podrá dictar normas obligatorias en relación a los siguientes puntos:
1) Inscripción de contribuyentes, responsables, agentes de retención y percepción y forma de
documentar la deuda fiscal por parte de los contribuyentes y responsables.
2) Inscripción de agentes de información y obligaciones a su cargo.
3) Determinación de promedios, coeficientes y demás índices que sirvan de base para estimar de
oficio la materia imponible, así como para determinar el valor de las transacciones de importación
y exportación para la aplicación de impuestos interiores, cuando fuere necesario.
4) Forma y plazo de presentación de declaraciones juradas y de formularios de liquidación
administrativa de gravámenes.
5) Modos, plazos y formas extrínsecas de su percepción, así como la de los pagos a cuenta,
anticipos, accesorios y multas.
6) Creación, actuación y supresión de agentes de retención, percepción e información.
7) Libros, anotaciones y documentos que deberán llevar, efectuar y conservar los responsables y
terceros, despachantes de aduana, agentes de transporte aduanero, importadores, exportadores y
demás administrados, fijando igualmente los plazos durante los cuales éstos deberán guardar en
su poder dicha documentación y en su caso, Ios respectivos comprobantes.
8) Deberes de los sujetos mencionados en el punto anterior ante los requerimientos tendientes a
realizar una verificación, requerir información con el grado de detalle que estime conveniente - de
la inversión, disposición o consumo de bienes efectuado en el año fiscal, cualquiera sea el origen de
los fondos utilizados (capital, ganancias gravadas, exentas o no alcanzadas por el tributo).
9) Suspensión o modificación, fundada y con carácter general, de aquellos requisitos legales o
reglamentarios de naturaleza meramente formal, siempre que no afectare el control aduanero, la
aplicación de prohibiciones a la importación o a la exportación o el interés fiscal.
10) Dictado de normas estableciendo requisitos con el objeto de determinar la licita tenencia de
mercadería de origen extranjero que se encontrare en plaza, a cuyo efecto podrán exigirse
declaraciones juradas de existencia, estampillado, marcación de mercadería, contabilización en
libros especiales o todo otro medio o sistema idóneo para tal fin.
11) Cualquier otra medida que sea conveniente de acuerdo con lo preceptuado en el primer
párrafo del presente artículo, para facilitar la aplicación, percepción y fiscalización de los
gravámenes y control del comercio exterior a cargo del organismo.”
4.4- facultades de interpretació n:
Está n reguladas en el art 8 del decreto 618/97:
“FACULTADES DE INTERPRETACION
Art. 8º-El Administrador Federal tendrá la función de interpretar con carácter general las disposiciones
de este decreto y de las normas legales que establecen o rigen la percepción de los gravámenes a cargo
de la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS, cuando así lo estime conveniente o lo
soliciten los contribuyentes, importadores, exportadores, agentes de retención, agentes de percepción y
demás responsables, entidades gremiales y cualquier otra organización que represente un interés
colectivo, siempre que el pronunciamiento a dictarse ofrezca interés general. El pedido de tal
pronunciamiento no suspenderá cualquier decisión que los demás funcionarios de la ADMINISTRACION
FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS hayan de adoptar en casos particulares.
Las interpretaciones del Administrador Federal se publicarán en el Boletín Oficial y tendrán el carácter
de normas generales obligatorias si, al expirar el plazo de QUINCE (15) días hábiles desde la fecha de su
publicación, no fueran apeladas ante el MINISTERIO DE ECONOMIA Y OBRAS Y SERVICIOS PUBLICOS
por cualquiera de las personas o entidades mencionadas en el párrafo anterior, en cuyo caso tendrán
dicho carácter desde el día siguiente a aquel en el que se publique la aprobación o modificación de dicho
Ministerio. En estos casos, deberá otorgarse vista previa al Administrador Federal para que se expida
sobre las objeciones opuestas a la interpretación.
Las interpretaciones firmes podrán ser rectificadas por la autoridad que las dictó o el MINISTERIO DE
ECONOMIA Y OBRAS Y SERVICIOS PUBLICOS, con sujeción a lo dispuesto en el párrafo precedente, pero
las rectificaciones no serán de aplicación a hechos o situaciones cumplidas con anterioridad al momento
en que tales rectificaciones entren en vigor.”
4.5- Atribuciones del Administrador Federal
Está n reguladas en el inc. 1 del art 9 del decreto 618/97:
“Art. 9º-Las autoridades del organismo tendrán las funciones y facultades que se detallan seguidamente:
1) Serán atribuciones del Administrador Federal, además de las previstas en los artículos anteriores:
a) Dirigir la actividad del organismo mediante el ejercicio de todas las funciones, poderes y facultades
que las leyes y otras disposiciones le encomienden a él o asignen a la ADMINISTRACION FEDERAL DE
INGRESOS PUBLICOS a los fines de aplicar, determinar, percibir, recaudar, exigir, ejecutar y devolver o
reintegrar los tributos a cargo de la entidad mencionada: o resolver las dudas que a ellos se refieren.
En especial, el Administrador Federal fijará las políticas, el planeamiento estratégico, los planes y
programas y los criterios generales de conducción del organismo.
b) Ejercer las funciones de Juez Administrativo, sin perjuicio de las sustituciones previstas en los artículos
4º y 10 en la determinación de oficio de la materia imponible y gravámenes correspondientes, en las
repeticiones, en la aplicación de multas y resolución de los recursos de reconsideración.
c) Conceder esperas para el pago de los tributos y de sus correspondientes intereses de cualquier índole,
en los casos autorizados por las normas legales.
d) Requerir directamente el auxilio inmediato de las fuerzas de seguridad y policiales para el
cumplimiento de sus funciones y facultades, sin perjuicio del ejercicio de sus propias atribuciones.
e) Solicitar y prestar colaboración e informes, en forma directa, a administraciones aduaneras y
tributarias extranjeras y a organismos internacionales competentes en la materia.
f) Realizar en el extranjero investigaciones destinadas a reunir elementos de juicio para prevenir,
detectar, investigar, comprobar o reprimir los ilícitos tributarios, aduaneros y, en especial, el
contrabando. Para el cumplimiento de misiones que superen los TRESCIENTOS SESENTA Y CINCO (365)
días se requerirá autorización previa del PODER EJECUTIVO NACIONAL.
g) Proponer al MINISTERIO DE ECONOMIA Y OBRAS Y SERVI PUBLICOS las normas que complementen,
modifiquen o reglamenten la legislación aduanera, impositiva y de los recursos de la seguridad social.
h) Toda otra atribución necesaria para el cumplimiento de las funciones del organismo, compatible con
el cargo y las establecidas en las normas legales vigentes, a cuyo fin se entenderá que la nómina
consagrada en los apartados precedentes no reviste carácter taxativo.”
4.6- Atribuciones del Director General de la Direcció n General de Aduanas:
Está n en el inc. 2 del art 9 del decreto 618/97:
“2) Son atribuciones del Director General de la Dirección General de Aduanas, además de las previstas en
los artículos anteriores:
a) Ejercer todas las funciones, poderes y facultades que las leyes, reglamentos, resoluciones generales y
otras disposiciones le encomienden, a los fines de determinar, percibir, recaudar, exigir, fiscalizar,
ejecutar y devolver o reintegrar los tributos que gravan la importación y la exportación de mercaderías y
otras operaciones regidas por leyes y normas aduaneras a cargo del organismo: interpretar las normas o
resolver las dudas, que a ellos se refieren.
b) Ejercer el control sobre el tráfico internacional de mercadería.
c) Aplicar y fiscalizar las prohibiciones a la importación y a la exportación cuya aplicación y fiscalización
le están o le fueren encomendadas.
d) Efectuar la revisión de las actuaciones y documentos aduaneros una vez concluida su tramitación
ante las aduanas, de conformidad con las disposiciones aplicables, formular rectificaciones y cargos, así
como disponer las devoluciones o reintegros que correspondieren.
e) Autorizar las operaciones y regímenes aduaneros relativos a los medios de transporte, así como las
operaciones, destinaciones y regímenes a q puede someterse la mercadería involucrada en el tráfico
internacional.
f) Autorizar, según los antecedentes y garantías que brindaren los peticionarios, y de acuerdo con la
naturaleza de la operación y con los controles que en cada caso correspondieren, la verificación de la
mercadería en los locales o depósitos de los importadores y exportadores, o en los lugares por ellos
ofrecidos a tal fin, siempre que estos reunieren las condiciones y ofrecieren las seguridades requeridas
para el adecuado contralor de la operación y la debida salvaguardia de la renta fiscal.
g) Ejercer las atribuciones jurisdiccionales que el Código Aduanero encomienda al Administrador
Nacional de Aduanas.
h) Instruir, cuando correspondiere, los sumarios de prevención en las causas por delitos o infracciones
aduaneras.
i) Requerir directamente el auxilio inmediato de las fuerzas de seguridad y policiales para el
cumplimiento de sus funciones y facultades, sin perjuicio del ejercicio de sus propias atribuciones.
j) Ejercer la superintendencia y dirección de las aduanas y demás dependencias de su Jurisdicción.
k) Practicar las averiguaciones, investigaciones, análisis, pericias, extracción de muestras o
verificaciones pertinentes para el cumplimiento de su cometido, así como también tomar, por sí o con la
colaboración de personas u organismos públicos o privados, las medidas necesarias para determinar el
tipo, clase, especie, naturaleza, pureza, calidad, cantidad, medida, origen, procedencia, valor, costo de
producción, márgenes de beneficio, manipulación, transformación, transporte y comercialización de las
mercaderías vinculadas al tráfico internacional.
l) Llevar los registros y ejercer el gobierno de las matrículas de los despachantes de aduana, agentes de
transporte aduanero, apoderados generales y dependientes de unos y otros y de los importadores y
exportadores.
m) Llevar los registros siguientes:
I.) De mercadería librada al consumo con liquidación provisoria.
II.) De mercadería librada al consumo con facilidades para el pago de tributos.
III.) De mercadería librada al consumo con franquicia condicionada, total o parcial, de prohibiciones a la
importación o a la exportación o de tributos.
IV) De mercadería sometida a las diferentes destinaciones suspensivas.
V.) Los que fueren necesarios para la valoración de la mercadería.
VI.) De infractores a las disposiciones penales aduaneras así como los que resultaren convenientes para
prevenir y reprimir los delitos y las infracciones sancionadas por el Código Aduanero.
VII.) Los demás registros que estimare conveniente para el mejor cumplimiento de sus funciones.
n) Habilitar, con carácter precario o transitorio, lugares para la realización de operaciones aduaneras.
ñ) Ejercer el poder de policía aduanera y la fuerza pública a fin de prevenir y reprimir los delitos y las
infracciones aduaneras y coordinar el ejercicio de tales funciones con los demás organismos de la
administración pública, y en especial los de seguridad de la Nación, provincias y municipalidades,
requiriendo su colaboración así como también, en su caso, la de las Fuerzas Armadas.
o) Suspender o modificar, fundadamente con carácter singular, aquellos requisitos legales o
reglamentarios de naturaleza meramente formal, siempre que no afectare el control aduanero, la
aplicación de prohibiciones a la importación o a la exportación o el interés fiscal. Las suspensiones o
modificaciones de carácter singular entrarán en vigencia desde su notificación al interesado.
p) Toda otra atribución necesaria para el cumplimiento de las funciones del organismo, compatible con
el cargo y con las establecidas en las normas legales vigentes, a cuyo fin se entenderá que la nómina
consagrada en los apartados precedentes no reviste carácter taxativo.”
4.7- Atribuciones del Director General de la Direcció n General Impositiva:
Está n en el inciso 3 del art 9 decreto 618/97:
“3) Son atribuciones del Director General de la Dirección General Impositiva, además de las previstas en
los artículos anteriores:
a) Ejercer todas las funciones, poderes y facultades que las leyes, reglamentos, resoluciones generales y
otras disposiciones le encomienden, a los fines de aplicar, determinar, percibir, recaudar, exigir, ejecutar
y devolver o reintegrar los impuestos y gravámenes de jurisdicción nacional y los recursos de la
seguridad social a cargo del organismo; interpretar las normas o resolver las dudas que a ellos se
refieren.
b) Instruir, cuando corresponda, los sumarios de prevención en las causas por delitos o infracciones
impositivas o de los recursos de la seguridad social.
c) Requerir directamente el auxilio inmediato de las fuerzas de seguridad y policiales para el
cumplimiento de sus funciones y facultades, sin perjuicio del ejercicio de sus propias atribuciones.
d) Toda otra atribución necesaria para el cumplimiento de las funciones del organismo, compatible con
el cargo y con las establecidas en las normas legales vigentes, a cuyo fin se entenderá que la nómina
consagrada en los apartados precedentes no reviste carácter taxativo.”
4.8- funciones y facultades de juez administrativo:
Es tradicional en el derecho argentino, federal y local, la denominació n de “juez administrativo” para
designar a ciertos funcionarios del Fisco, debido a su competencia para entender en determinados
asuntos, como por ejemplo: dictar las ordenes de intervenció n, para las determinaciones de oficio,
para extender la responsabilidad solidaria, para las resoluciones sobre recursos de repetició n, para las
resoluciones que aplican multas y demá s sanciones, como así las recaídas en sus recursos
administrativos, las intimaciones al pago de intereses y anticipos, las que autorizan las cesiones de
créditos, etc.
El art 10 del decreto 618/97 establece que las funciones del juez administrativo deben ser otorgadas a
funcionarios que cuenten con la titulació n de abogados o contadores pú blicos nacionales, a excepció n
de una dispensa especial que puede otorgar el PEN en determinadas zonas del país, cuando
circunstancias especiales así lo hicieran necesario.
“Art. 10.- Tanto el Administrador Federal como los Directores Generales y los
Administradores de Aduana en sus respectivas jurisdicciones, determinarán qué funcionarios
y en qué medida los sustituirán en sus funciones de juez administrativo.
El Administrador Federal, en todos los casos en que se autoriza la intervención de otros
funcionarios como jueces administrativos, podrá avocarse por vía de superintendencia, al
conocimiento y decisión de las cuestiones planteadas.
Las nuevas designaciones de funcionarios que sustituyan al Administrador Federal y a los
Directores Generales en las funciones de Juez administrativo, deberán recaer en abogados o
contadores públicos. El PEN podrá dispensar el cumplimiento de este requisito, estableciendo
las condiciones que estime pertinentes, cuando circunstancias especiales lo hagan necesario
en determinadas zonas del país, debiendo tratarse, en tales casos, de funcionarios con una
antigüedad mínima de QUINCE (15) años en el organismo, computándose, a estos efectos, el
tiempo de servicio en la DIRECCION GENERAL IMPOSITIVA o en la ADMINISTRACION
NACIONAL DE ADUANAS, y que se hayan desempeñado en tareas técnicas o jurídicas en los
últimos CINCO (5) años, como mínimo. Previo al dictado de resolución y como requisito
esencial, el juez administrativo no abogado requerirá dictamen del servicio jurídico, salvo
que se tratare de la clausura preventiva prevista por el inciso f del artículo 41 de la Ley N°
11.683 y de las resoluciones que se dicten en virtud del artículo agregado a continuación del
artículo 52 de la Ley N° 11.683.”
4.9- La Organizació n del Servicio Aduanero:
Los lineamientos generales sobre su organizació n está n en el art 11 del decreto 618/97
“Art. 11.- Constituyen aduanas las distintas oficinas q, dentro de la competencia q se les
hubiere asignado, ejerzan las funciones de aplicación de la legislación relativa a la
importación y exportación de mercadería, en especial las de percepción y fiscalización de las
rentas públicas producidas por los derechos y demás tributos con q las operaciones de
importación y exportación se hallan gravadas y las de control del tráfico internacional de
mercadería.
El PODER EJECUTIVO NACIONAL podrá trasladar el asiento geográfico de las aduanas
cuando lo aconsejaren motivos de control o de racionalización o eficiencia de la
administración aduanera o, en especial, toda vez que se produjeren o resultare conveniente
provocar variaciones en el volumen, composición u orientación del tráfico internacional o en
la localización geográfica de las vías de intercambio, con la reserva de que aquellas aduanas
a que se refiere el artículo 75, inciso 10 "in fine" de la Constitución Nacional sólo podrán ser
trasladadas dentro del territorio de la respectiva provincia.
La AFIP, teniendo en consideración razones de mejor control, racionalización o eficiencia del
servicio o de tráfico internacional, asignará a las aduanas el carácter de permanentes o
transitorias, fijar o modificará la competencia territorial de las mismas, así como la clase,
naturaleza e importancia de las operaciones, regímenes y destinaciones que pueden
cumplirse ante ellas. En materia penal aduanera, sin embargo, la jurisdicción y la
competencia se determinarán siempre de acuerdo a las normas vigentes a la fecha de la
comisión de los hechos.
Corresponde a las aduanas el conocimiento y decisión en forma originaria de todos los actos
que deban cumplirse ante ellas dentro del ámbito de la competencia que les atribuyeren el
Código Aduanero, este decreto y la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS.
Los agentes aduaneros que, con motivo de sus funciones de control necesiten portar armas,
deberán ser autorizados por el Director General de la Dirección General de Aduanas y
sujetarse a la reglamentación vigente en la materia.”
Organizació n interna:
La Direcció n General de Aduanas está estructurada en cuatro Subdirecciones:
Técnico Legal Aduanera
Control Aduanero
Operaciones Aduaneras Metropolitanas (de la q depende la Aduana BAires y la Aduana Ezeiza)
Operaciones Aduaneras del Interior (de la que dependen todas las Direcciones Regionales
Aduaneras)
Las Subdirecciones de Operaciones Aduaneras Metropolitanas y del Interior secundan al
Director Gral de la Direcció n General de Aduanas en todo lo relativo a la ejecució n y coordinació n de
las acciones q en materia de aplicació n, percepció n y fiscalizació n de tributos aduaneros, de control
del comercio exterior así como en el ejercicio del poder de Policía Aduanera, deban realizarse en la
jurisdicció n q el AFIP disponga, en concordancia con las políticas, planes, programas y criterios
dictados por el mismo con ajuste a las normas legales q regulan la materia de su competencia.
La Subdirección General Legal Técnico Aduanera secunda al Director General de la Direcció n
General de Aduanas en lo relativo a las cuestiones de naturaleza técnico legal aduanera surgidas de la
aplicació n, interpretació n técnica, percepció n y fiscalizació n de los tributos a cargo de la Direcció n
General de Aduanas y respecto de las actividades contenciosas aduaneras, en concordancia con las
políticas, planes, programas y criterios dictados por el Administrador Federal de Ingresos Pú blicos.
La Subdirección General de Control Aduanero secunda al Director General de la Direcció n General
de Aduanas en lo relativo a la formulació n de las políticas estratégicas de control aduanero, en la
obtenció n y aná lisis de informació n para la definició n de los perfiles de riesgo aduanero y en la
coordinació n de las actividades en las que la Direcció n General de Aduanas deba articular su actuació n
con otros organismos en los aspectos técnico operativos de control aduanero, en concordancia con las
políticas, planes, programas y criterios dictados por el Administrador Federal de Ingresos Pú blicos.
4.10- Las facultades de Verificació n y Fiscalizació n del Fisco:
Las potestades de verificació n, inspecció n y fiscalizació n acompañ an a las de aplicació n y gestió n, y
continú an o profundizan su sentido, ya que se trata de poner en prá ctica ciertas actuaciones
puntuales, singularizadas en determinados contribuyentes y responsables que no han dado
cumplimiento a la obligació n tributaria sustantiva o a las obligaciones conexas, o bien que ese
cumplimiento resulta observable por parte del Fisco, quien debe suplir o corregir a los particulares.
El Fisco efectú a el control del acatamiento que los contribuyentes y responsables hacen de sus
obligaciones tributarias (sustantivas y las conexas), mediante el empleo de sus facultades para tal
cometido, y que estas llevan a cabo un conjunto de tareas susceptibles de ser distinguido en 2 grupos
diversos, en razó n de la intensidad y duració n en el empleo de esta potestad.
Por un lado, esta ese empleo amplio y serial de la potestad dirigida a controlar de manera genérica
que todos los obligados cumplan con el conjunto de obligaciones.
Por otro lado está el ejercicio de la misma potestad, pero enderezada ahora a un control má s puntual,
especifico, profundo y concentrado en un determinado contribuyente o responsable, para
inspeccionarlo, investigar su conducta, fiscalizar el cumplimiento que haya realizado, para ver si lo ha
hecho conforme con las leyes, es decir si ha cumplido de manera acabada con alguna concreta
obligació n tributaria (generalmente la sustantiva).
En el orden federal, el art 35 de la LPF contiene la mayor parte de estas facultades, enderezadas a la
averiguació n de la conducta de los contribuyentes y demá s responsables y terceros.
“ARTICULO 35 — La ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS tendrá amplios
poderes para verificar en cualquier momento, inclusive respecto de períodos fiscales en
curso, por intermedio de sus funcionarios y empleados, el cumplimiento que los obligados o
responsables den a las leyes, reglamentos, resoluciones e instrucciones administrativas,
fiscalizando la situación de cualquier presunto responsable. En el desempeño de esa función
la ADMINISTRACION FEDERAL podrá:
a) Citar al firmante de la declaración jurada, al presunto contribuyente o responsable, o a
cualquier tercero que a juicio de la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS
tenga conocimiento de las negociaciones u operaciones de aquéllos, para contestar o
informar verbalmente o por escrito, según ésta estime conveniente, y dentro de un plazo que
se fijará prudencialmente en atención al lugar del domicilio del citado, todas las preguntas o
requerimientos que se les hagan sobre las rentas, ingresos, egresos y, en general, sobre las
circunstancias y operaciones que a juicio de la ADMINISTRACION FEDERAL estén vinculadas
al hecho imponible previsto por las leyes respectivas.
b) Exigir de los responsables o terceros la presentación de todos los comprobantes y
justificativos que se refieran al hecho precedentemente señalado.
c) Inspeccionar los libros, anotaciones, papeles y documentos de responsables o terceros, que
puedan registrar o comprobar las negociaciones y operaciones que se juzguen vinculadas a
los datos que contengan o deban contener las declaraciones juradas.
La inspección a que se alude podrá efectuarse aún concomitantemente con la realización y
ejecución de los actos u operaciones que interesen a la fiscalización.
Cuando se responda verbalmente a los requerimientos previstos en el inciso a), o cuando se
examinen libros, papeles, etc., se dejará constancia en actas de la existencia e
individualización de los elementos exhibidos, así como de las manifestaciones verbales de los
fiscalizados. Dichas actas, que extenderán los funcionarios y empleados de la
ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS, sean o no firmadas por el interesado,
servirán de prueba en los juicios respectivos.
d) Requerir por medio del Administrador Federal y demás funcionarios especialmente
autorizados para estos fines por la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS, el
auxilio inmediato de la fuerza pública cuando tropezasen con inconvenientes en el
desempeño de sus funciones, cuando dicho auxilio fuera menester para hacer comparecer a
los responsables y terceros o cuando fuera necesario para la ejecución de las órdenes de
allanamiento.
Dicho auxilio deberá acordarse sin demora, bajo la exclusiva responsabilidad del funcionario
que lo haya requerido, y, en su defecto, el funcionario o empleado policial responsable de la
negativa u omisión incurrirá en la pena establecida por el Código Penal.
e) Recabar por medio del Administrador Federal y demás funcionarios autorizados por la
ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS, orden de allanamiento al juez
nacional que corresponda, debiendo especificarse en la solicitud el lugar y oportunidad en
que habrá de practicarse. Deberán ser despachadas por el juez, dentro de las veinticuatro
(24) horas, habilitando días y horas, si fuera solicitado. En la ejecución de las mismas serán
de aplicación los artículos 224, siguientes y concordantes del Cód Procesal Penal de la
Nación.
f) Clausurar preventivamente un establecimiento, cuando el funcionario autorizado por la
ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS constatare que se hayan configurado
uno o más de los hechos u omisiones previstos en el art 40 de esta ley y concurrentemente
exista un grave perjuicio o el responsable registre antecedentes por haber cometido la
misma infracción en un período no superior a un año desde q se detectó la anterior.
g) Autorizar, mediante orden de juez administrativo, a sus funcionarios a q actúen en el
ejercicio de sus facultades, como compradores de bienes o locatarios de obras o servicios y
constaten el cumplimiento, por parte de los vendedores o locadores, de la obligación de
emitir y entregar facturas y comprobantes equivalentes con los q documenten las respectivas
operaciones, en los términos y con las formalidades q exige la AFederal de Ingresos Públicos.
La orden del juez administrativo deberá estar fundada en los antecedentes fiscales que
respecto de los vendedores y locadores obren en la citada AFederal de Ingresos Públicos.
Una vez que los funcionarios habilitados se identifiquen como tales al contribuyente o
responsable, de no haberse consumido los bienes o servicios adquiridos, se procederá a
anular la operación y, en su caso, la factura o documento emitido. De no ser posible la
eliminación de dichos comprobantes, se emitirá la pertinente nota de crédito.
La constatación q efectúen los funcionarios deberá revestir las formalidades previstas en el
segundo párrafo del inciso c) precedente y en el art 41 y, en su caso, servirán de base para la
aplicación de las sanciones previstas en el art 40 y, de corresponder, lo estipulado en el inciso
anterior.
Los funcionarios, en el ejercicio de las funciones previstas en este inciso, estarán relevados
del deber previsto en el artículo 10.
(Inciso incorporado por art. 1° pto. XI de la Ley N° 26.044 B.O. 6/7/2005. Vigencia: a partir
del día de su publicación en el Boletín Oficial.)”
1- El procedimiento de verificació n y fiscalizació n de las obligaciones tributarias sustantivas y su
finalizació n. FALTA
2- La determinació n de las obligaciones tributarias sustantivas
6.1- cará cter declarativo de la declaració n jurada:
Una declaració n jurada es un documento, gralmente confeccionado sobre la base de formularios
diseñ ados por el Fisco, en el cual se hacen constar ciertos datos identificativos y q contiene un
reconocimiento de la realizació n de hechos o actos con relevancia tributaria q se comunican al Fisco.
Dentro del conjunto de declaraciones q deben presentar los privados resaltan aquellas q importan la
autoliquidació n del gravamen, en cuanto implican por parte del contribuyente el reconocimiento de la
realizació n del hecho imponible del gravamen de q se trate (o en ciertas oportunidades, una
manifestació n en sentido negativo, es decir negando q se haya realizado el hecho imponible; se dice q
se presenta la declaració n “sin movimiento” o “en cero”) y a la vez, en su caso, la cuantificació n de la
subsiguiente obligació n tributar.
6.2- el sistema de autoliquidació n
La creciente complejidad que adquieren los pcipales tributos q integran el sistema, como asimismo el
sistema tributario en sí, tornaron inevitable q la Administració n Tributaria se reservara un papel
revisor y q paralelamente se exigiese a los particulares q aportasen informació n relevante desde el
punto de vista tributario.
Es así como el sistema de autoliquidació n o de determinació n mediante declaraciones tributarias, q en
nuestro sistema se denominan “declaraciones juradas”, asumió un papel ciertamente preponderante,
tanto para la determinació n de la obligació n tributaria sustantiva como para toda comunicació n de
datos e informació n al Fisco.
6.2.1- efectos de la declaració n jurada:
a- con la confecció n de la declaració n jurada de la manera exigida, y su presentació n en tiempo, se
extingue por cumplimiento la obligació n formal respectiva.
b- la declaració n jurada que liquida el gravamen, con su presentació n queda sujeta a verificació n por
parte de la Administració n Tributaria.
c- la declaració n jurada hace responsable al declarante por el importe del tributo q de ella resulte,
como así también por la exactitud de los datos en ella consignados, sin q la presentació n posterior de
otra declaració n haga desaparecer esa responsabilidad.
7. la determinació n de las obligaciones sin la presentació n de declaraciones juradas
Histó ricamente, la determinació n del gravamen, en especial en lo relativo a la cuantificació n de la
obligació n tributaria sustantiva, era realizada por la Administració n Tributaria. Era el mecanismo
típico que empleaban los sistemas tributarios má s elementales y q actualmente tiene un papel mucho
má s limitado, circunscripto a ciertos tributos como los q gravan la propiedad inmobiliaria o
automotor, dadas sus características má s sencillas.
La Administració n (en gral) posee todos los datos relevantes para determinar el tributo, ya q tiene a
su disposició n los pertinentes registros o padrones en los q consta la titularidad del dominio, lo q
permite saber quién es el sujeto pasivo (al menos presumiblemente, ya q figura allí como tal, con
efectos para terceros), determinar los demá s elementos del hecho imponible (espacial, temporal y
material), y cuantificar la obligació n tributaria sustantiva, ya q es el propio Estado quien establece el
valor atribuible a dichos bienes (valuació n fiscal, para automó viles e inmuebles), valor que es diverso
del de adquisició n y del de mercado.
8. la verificació n administrativa de la declaració n jurada: art 13 y 14 de la ley 11.683 (LPF)
ARTICULO 13 — La declaració n jurada está sujeta a verificació n administrativa y, sin
perjuicio del tributo que en definitiva liquide o determine la ADMINISTRACION FEDERAL
DE INGRESOS PUBLICOS hace responsable al declarante por el gravamen que en ella se
base o resulte, cuyo monto no podrá reducir por declaraciones posteriores, salvo en los
casos de errores de cá lculo cometidos en la declaració n misma. El declarante será también
responsable en cuanto a la exactitud de los datos que contenga su declaració n, sin que la
presentació n de otra posterior, aunque no le sea requerida, haga desaparecer dicha
responsabilidad.
ARTICULO 14 — Cuando en la declaració n jurada se computen contra el impuesto
determinado, conceptos o importes improcedentes, tales como retenciones, pagos a
cuenta, acreditaciones de saldos a favor propios o de terceros o el saldo a favor de la
ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS se cancele o se difiera
impropiamente (certificados de cancelació n de deuda falsos, regímenes promocionales
incumplidos, caducos o inexistentes, cheques sin fondo, etc.), no procederá para su
impugnació n el procedimiento normado en los artículos 16 y siguientes de esta ley, sino
que bastará la simple intimació n de pago de los conceptos reclamados o de la diferencia
que generen en el resultado de dicha declaració n jurada.
9- rectificació n de las declaraciones juradas:
La declaració n presentada por el contribuyente o por el responsable del tributo puede ser rectificada
por parte de la Administració n Fiscal o por el propio interesado segú n surge del marco legal.
En el caso de que la Administració n Fiscal impugne la declaració n jurada se inicia el procedimiento de
la Determinació n de Oficio.
En cuanto a las rectificativas de declaraciones juradas efectuadas por parte del sujeto pasivo, la ley
determina que el monto que surja de la liquidació n original no podrá ser reducido por presentaciones
posteriores, salvo el supuesto de errores de cá lculo cometidos en la propia declaració n, en cuyo caso
los efectos será n inmediatos, sin necesidad de contar con aprobació n de la AFIP. Si se trata de
cuestiones conceptuales, la rectificació n de la declaració n jurada no surtirá efectos de forma
inmediata.
Jarach opina que, ademá s de la acció n de repetició n, el contribuyente puede solicitar a la AFIP un
reconocimiento del pago indebido.
10. la determinació n de oficio. Naturaleza jurídica
En palabras de Jarach, la determinació n de oficio es un acto jurídico de la Administració n Tributaria
en el cual esta concluye en la existencia y cuantía de una obligació n tributaria sustantiva y manifiesta
su pretensió n de cobro contra quien resulte contribuyente o responsable.
10.1 la determinació n sobre base cierta
La base imponible puede calcularse de manera cierta (llamada también estimació n directa) cuando se
efectú a sobre datos reales, conocidos e indubitados. Por lo general, para ello se requiere que las
operaciones gravadas que se hayan realizado cuenten con su respectivo respaldo documental y que
los comprobantes estén debidamente registrados. También se hace sobre base real la determinació n
cuando la actividad investigadora del Fisco permite reconstruir completamente la actividad y las
operaciones del sujeto, de forma tal de obtener certidumbre sobre los hechos imponibles y su
magnitud.
10.2 la determinació n sobre base presunta:
También llamada estimació n indirecta, es un mecanismo subsidiario del anterior, ya que solo se acude
a él cuando no pueda emplearse el método sobre base cierta, en los casos que está n legalmente
previstos. No se apoya en datos reales del contribuyente, pues precisamente es la falta de estos o la
fundada desconfianza que ellos merecen, la circunstancia que habilita emplear este mecanismo.
Los hechos que permiten u obligan a acudir a estos mecanismos presuntivos son la resistencia u
obstrucció n del contribuyente a la actividad de la inspecció n; la impugnació n fundada de la
contabilidad y de la documentació n y de los registros contables, etc. es decir, suelen ser circunstancias
que tornan inviable o imposible calcular la base imponible de forma cierta.
10.3 el procedimiento de determinació n de oficio
Tal como señ ala el art 16 LPF, la determinació n de oficio procede cuando:
1. El contribuyente no presenta la declaració n jurada q liquida la obligació n tributaria sustantiva
2. La declaració n jurada presentada resulta cuestionada por el Fisco, sea por discrepancias
materiales o normativas.
En ambos casos, el Fisco debe poner en prá ctica sus facultades de verificació n y fiscalizació n sobre el
contribuyente.
En el régimen de la LPF, el ejercicio de las facultades de verificació n y fiscalizació n lo posee un
funcionario con rango de juez administrativo, quien dicta un acto administrativo llamado “orden de
intervenció n”, mediante el cual se dispone que ese contribuyente se halle bajo inspecció n por
determinado tributo y por determinado periodo fiscal. Este acto debe ser notificado al contribuyente.
A partir de la orden de intervenció n, se inicia un procedimiento administrativo, cuya duració n
temporal es difícil de precisar ya que depende de la extensió n y complejidad de las tareas a realizar
por parte de los empleados y funcionarios del Fisco, y también de la colaboració n que pueda prestar el
propio contribuyente inspeccionado y/o los terceros que con él se hayan relacionado
econó micamente.
El resultado de la tarea de inspecció n puede ser coincidente con lo realizado por el contribuyente, o
bien discrepar de lo hecho por él. En el primer caso, la inspecció n se cierra sin consecuencias para el
contribuyente. En el segundo, el procedimiento pasa a la siguiente etapa.
Tras la realizació n de las tareas de fiscalizació n, y en caso de que el contribuyente no se aviniere a
convalidar la tesitura manifestada por los inspectores, se inicia formalmente el procedimiento de
determinació n de oficio, de acuerdo con lo normado por el art 17 LPF.
Los fundamentos expresados en el acto administrativo que otorga la vista suelen ser los expresados
por los inspectores y funcionarios actuantes en la culminació n de sus tareas, cuando elevan el
expediente con el informe final de la inspecció n al juez administrativo para q resuelva lo que
corresponda, en cuanto a si dar la vista, si profundizar la investigació n o, en su caso, cerrar la
inspecció n sin cargos.
El juez administrativo debe decidir todo lo relativo a la admisibilidad de la prueba y a su producció n,
extremos que se rigen por lo dispuesto por el DRLPA, por lo que en términos generales, puede decirse
que son admisibles todos los medios de prueba existentes en Derecho. La denegació n de la prueba
debe ser fundada, dada la eventual afectació n del derecho de defensa del particular.
El art 17 7º pá rrafo LPF establece q no es necesario dictar el acto que determina de oficio la obligació n
tributaria sustantiva sí, con anterioridad, el responsable prestase la conformidad con las
impugnaciones o cargos formulados. Sin embargo, la resolució n q se dicte para concluir el
procedimiento tendrá los efectos de una determinació n para el Fisco y de una declaració n jurada para
el contribuyente.
La resolució n determinativa de oficio debe ser fundada, es decir que debe hacer la subsunció n de los
hechos acreditados, o razonablemente presumidos, en las normas que rigen el caso. Debe contener lo
adeudado en concepto de tributo (o, en su caso, la reducció n del quebranto declarado por el
contribuyente), con mas los accesorios, es decir los intereses resarcitorios calculados hasta la fecha de
su dictado, y la multa que se estime correspondiente aplicar en virtud de la calificació n de la conducta
del particular.
UNIDAD 13: DER. TRIBUTARIO -PARTE GENERAL
F: DER. PENAL TRIBUTARIO:
P.1 CONCEPTO: comprende el conjunto de normas jurídicas referentes a la tipificació n de los ilícitos
tributarios y la regulació n de sus sanciones.
P2: TEORIAS SOBRE LA NATURALEZA JURIDICA DE LAS INFRACCIONES TRIBUTARIAS.
Teoría Penalistas: afirman que el der. Penal tributario, es parte integrante del Der. Penal
Comú n, se aplica siempre el có digo Penal en todo lo referente a la infracció n tributaria, salvo que una
norma especifique o contrario. (Sainz de Bujanda, Villegas, C.S.J.N).
Teoría Administrativista: consideran la ilicitud tributaria como de orden administrativo, restan
importancia a la gravedad del ilícito tributario en general, otorgá ndole como sanció n penas leves.
(Goldsmidt).
Teoría Autonomista: el ilícito tributario y sus sanciones tienen naturaleza especial, se rige por normas
propias y solo admite la aplicació n de normas contempladas en el der. Penal comú n, cuando no sean
contradictorias a la naturaleza del der. Tributario y cuando la ley tributaria omita regular un aspecto
del orden sancionatorio.
Teoría Dualista (Intermedia entre Penalistas y Adm): consideran q el ilícito Penal (delito) ataca al
orden jurídico, el ilícito Administrativo (Infracció n) afecta a la administració n pú blica en el ejercicio
de su actividad financiera, de modo q el der. Penal tributario pertenece al der. Penal no al comú n, sino
al penal contravencional.
Teoría Tributarista: proclama un cará cter autó nomo del ilícito tributario y reclama su tratamiento
específico dentro del der. Tributario.
P.3: APLICACIÓ N DE LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL CODIGO PENAL:
Podemos afirmar q el Der. Penal Tributario al pertenecer al Der. Penal, le es aplicable las normas del
cod. Penal sin necesidad de q una norma tributaria los remita al có d, siempre q no sean incompatibles
con él, por otro lado al igual q el der. Penal, al der. Tributario le son aplicables los pcipios grales del
der. :
Pcipio de legalidad : pcipio de legalidad tributaria: significa q solo la ley puede establecer todos los
elementos esenciales de la obligació n tributaria, lo q significa q el acto creador del impuesto debe
emanar del pl, pero también y por sobre todo que los caracteres esenciales del tributo y la forma,
contenido, alcance de la obligació n tributaria, estén consignados expresamente en la ley, de modo q no
quede margen para la arbitrariedad de la autoridad, ni para el cobro de impuestos imprevisibles.
Principio Penal de Non bis in ídem:
EL ART.17 LEY 24769 reitera con algunas variantes terminologías, lo establecido en el art. 15 ley
23771, dispone q las penas establecidas por esta ley son impuestas sin perjuicio de las sanciones
administrativas fiscales, para Villegas: significa una ilegal imputació n duplicada por un solo hecho q
constituye un solo acto típico , con lo cual la pretensió n de doble juzgamiento y doble condena es
insconstitucional, reconocido tal criterio por la doctrina y jurisprudencia calificada consolidadada en
la C.S.J.N.
Principio de irretroactividad de la ley fiscal: no está expresamente establecida por la Constitució n
Nacional, pero el principio de legalidad de arts. 4., 17, 19, 25 y 75 inc. 2 CN, establece que ni aun por
ley se pueden crear tributos o alterarse elementos naturales de ellos en forma retroactiva.
Principio de capacidad contributiva: consagrado por la Constitució n Nacional en forma implícita a. art.
4C.N: contribuciones q equitativa y proporcionalmente a la població n imponga el congreso nacional.
Art. 16 in fine C.N.: la igualdad es la base del impuesto.
Art. 75 inc. 2C.N: el congreso nacional tiene facultad excepcional de imponer contribuciones directas
proporcionalmente iguales en todo el territorio nacional.
Lo que significa que a igual capacidad tributaria respecto a la misma riqueza, el impuesto debe ser en
las mismas circunstancias igual para todos los contribuyentes.
Principio de igualdad tributaria: art. 16 C.N: todos los habitantes somos iguales ante la ley…la igualdad
es la base del impuesto y cargas pú blicas, igualdad referida a la necesidad de asegurar el mismo
tratamiento a quienes estén en aná logas situaciones con exclusió n de todo distingo arbitrario o
injusto.
Principio de no confiscatoriedad: prohibido por art. 14 y 17 CN, la tributació n no puede por vía
indirecta tornar ilusorias tales garantías constitucionales, la S.C.J.N sostuvo que los tributos son
confiscatorios cuando absorben una parte sustancial de la propiedad o renta, lo que se determina en
cada caso particular, segú n fines econó micos –sociales de cada impuesto y exigencias de tiempo y
lugar.
Principio in dubio pro reo: (pro constituyente), principio de la ley penal tributaria má s benigna, no
aplicació n de la analogía, etc.
P.4: EL BIEN JURIDICO PROTEGIDO:
Para determinarlo antes cabe distinguir entre:
-Der. Penal tributario infraccionar (contravencional): regulado por ley 11683 q aplica la sanció n del
juez administrativo.
-der. Penal tributario delictual: regulado por ley 24769 q aplica sanció n del juez penal, incluye:
-delitos tributarios.
-delitos derivados de los recursos de la seguridad social.
De modo que el bien jurídico protegido en la ley penal tributaria 24769 es:
Cuando el ilícito requiere el perjuicio de la evasió n de tributos (arts. 1, 2 y 6) el bien jurídico protegido
(B.J.P. en adelante) es la actividad financiera del estado.
Cuando la ley reprime ciertas conductas fraudulentas por medio de las cuales se produce un
desapoderamiento de bienes ya poseídos por el estado por ejemplo: aprovechamiento de reintegros
(art.3), el B.J.P. es el patrimonio de la hacienda pú blica.
Cuando el delito solo crea peligro para el fisco por ejemplo: adulteració n dolosa de registros (art.12)
el B.J.P es la actividad fiscalizadora del ó rgano recaudador.
Cuando se trata de delitos relativos a recursos de la seguridad social (art. 7, 8, y 9) el B.J.P es el sistema
de seguridad social.
B.J.P EN LA LEY 11683:
Las infracciones formales descriptas por esta ley protegen a la administració n tributaria por que se
sanciona la falta de colaboració n en sus funciones de verificació n, fiscalizació n y determinació n de
tributos, constituye incumplimiento de los deberes de hacer y no hacer.
Con el fallo dictado en la causa “Mickey S.A.” de la C.S.J.N. de 1991, se amplió el á mbito del B.J.P ahora
también los constituye el contenido social en cuanto la sujeció n de los particulares a los reglamentos
fiscales que es el nú cleo sobre el cual gira todo el sistema econó mico y de circulació n de bienes,
protegiéndose a través de los deberes formales: la equidad tributaria.
P.5: LA POTESTAD TRIBUTARIA DE LAS PROVINCIAS Y MUNICIPIOS:
Las provincias poseen en forma exclusiva y permanente el producto de los impuestos directos: son los
q gravan manifestaciones directas de capacidad contributiva: patrimonial, renta art. 121,126 C.N, sus
potestades se llaman originarias por estar expresamente reconocidas por la CN.
Las pcias y nació n en forma concurrente y permanente poseen el producto de los impuestos
indirectos: gravan manifestaciones indirectas: consumo, transferencia de bienes, etc...
Los municipios: sus potestades son llamadas derivadas por que la constitució n se limita a disponer la
obligació n a las pcias a través de sus Constituciones, de establecer su propio régimen muni y
reconocerles facultades tributarias, tal reconocimiento de facultades será de mayor o menos grado de
independencia pero siempre sometido al límite provincial, lo q se manifiesta en las leyes –convenio
(de coparticipació n, convenio multilaterales, etc.), arts. 5 y 123 C.N.
P.6: LAS INFRACCIONES FORMALES Y MATERIALES:
Infracciones formales: consiste en la violació n de las disposiciones de la ley general y leyes especiales
de impuestos, reglamentos respectivos y disposiciones e instrucciones emanadas de la administració n
que establezcan o requieran el cumplimiento de los deberes formales tendientes a determinar la
obligació n impositiva y a verificar y fiscalizar su cumplimiento por los contribuyentes .ej.: no
presentació n de declaració n jurada, omisió n de datos, etc.
Infracciones materiales: son aquellos en los que existe una lesió n patrimonial contra el estado, son
ilícitos de resultado por que producen perjuicio fiscal, implican incumplimiento total o parcial de la
obligació n jurídica tributaria, se da por omisió n o defraudació n, ej.: no se ingresó el monto del tributo
debido, se ingresó parcialmente el monto del tributo debido.
P.7. LAS INFRACCIONES FORMALES SON:
Se sancionan con multa:
Art. 38 ley 11683: omisió n de presentació n de declaració n jurada:
Cuando exista obligació n de presentar declaraciones juradas, la omisió n dentro de los plazos fijados
por AFIP, se hará pasible de sanció n sin necesidad de previo requerimiento.
Art. 38.1: omisió n de presentar declaraciones juradas informativas:
Previstas en los regímenes de infracció n propia del contribuyente o responsable, o de informació n de
terceros establecidas por resolució n general de AFIP dentro de los plazos establecidos, se hará pasible
de sanció n, sin previo requerimiento.
También cuando exista omisió n de presentar declaració n jurada informativa sobre incidencia en la
determinació n del impuesto a las ganancias derivadas de operaciones de importació n y exportació n
entre partes independientes, dentro de los plazos legales establecidos por AFIP.
Igualmente cuando exista omisió n de presentar declaraciones juradas referidas al detalle de las
transacciones entre personas físicas, empresas, o explotaciones unipersonales, sociedades locales,
fideicomisos, etc. con personas físicas y jurídicas o cualquier otro tipo de entidad domiciliada,
constituida o ubicada en el exterior, dentro de los plazos fijados por AFIP.
Art. 39: violació n a las disposiciones de esta ley, de leyes tributarias, decretos reglamentarios y toda
otra norma de cumplimiento obligatorio:
Que establezcan el cumplimiento de los deberes formales tendientes a determinar la obligació n
tributaria, a verificar y fiscalizar su cumplimiento, sea incumplimiento total o parcial (art. 39.1.1)
Se sancionan con multa y clausura: art. 40:
No entrega u omisió n de facturas o comprobantes de operaciones comerciales, industriales, etc.
No llevar registraciones o anotaciones de sus adquisiciones de bienes o servicios, o ventas o
prestaciones de servicios o si son llevados de modo defectuoso o incompletos.
No estar inscriptos como contribuyentes o responsables ante la AFIP etc.,
Se sancionan con interdicció n o secuestro de mercaderías: art. 40 .1.1
Si se detecta la tenencia, traslado o transporte de bienes o mercaderías sin cumplir con los requisitos
impuestos por AFIP.
p.8: infracciones materiales:
Se sancionan con multa:
Art. 45: omisió n de impuestos: si se omite el pago de impuestos por falta de presentació n de
declaraciones juradas o presentació n inexacta de las mismas,
También cuando por falta de presentació n de declaraciones juradas o su presentació n inexacta omita
el pago de ingresos a cuenta o anticipos de impuestos.
Art. 46: defraudació n: el que por medio de declaraciones engañ osas u ocultació n maliciosa, sea por
acció n u omisió n defrauda al fisco.
Art.46.1: utilizació n indebida de quebrantos: el q por medio de declaraciones engañ osas u ocultació n
maliciosa, perjudique al fisco exteriorizando quebrantos total o parcialmente superiores a los
procedentes, utilizando esos montos superiores para compensar utilidades sujetas a impuestos.
Art.48: agentes de retenció n o percepció n: cuando retengan o mantengan en su poder después de
vencido los plazos para ingresarlos.
P.9: GRADUACION, EXIMICION Y REDUCCION DE SANCIONES:
Art. 49: -cuando el contribuyente por sí y voluntariamente rectifica sus declaraciones juradas antes de
ser notificado y no tenga antecedentes de intento de defraudació n: se reducirá a 1/3 de su mínimo
legal.
-cuando una vez notificado pero antes de operar el vencimiento (15 días) acepta la pretensió n fiscal:
se reduce a 2/3 de su min. Legal.
-en caso de que se acepte la determinació n de oficio de la AFIP, la multa aplicada se reducirá al min.
Legal, cuando el total de los gravá menes adeudados en el añ o fuera inferior a $1.000 y si dicho
importe se ingresa voluntariamente. Se exime de sanció n.
-en caso de que la determinació n de oficio de la AFIP fue consentida por el interesado y el
contribuyente no fuera reincidente la multa: quedara reducida al min. Legal de pleno der.
-para los contribuyentes que omitieran alguna presentació n en tiempo y forma que el juez
administrativo considere que no revisten gravedad: podrá reducir la sanció n al min. Legal o eximirlo.
Art.50: en la primera oportunidad de defensa de un sumario por infracció n (art. 39 ) o en audiencia
del art. 41 , el titular o representante legal reconocen la materialidad de la infracció n cometida : la
sanció n se reduce al min. Legal por ú nica vez.
Extinció n de acciones y sanciones:
Por fallecimiento del infractor aun por resolució n firme (cosa juzgada)
Cuando la infracció n corresponda al incumplimiento de deberes formales.
P.10: EL ERROR EXCUSABLE:
La ignorancia y el error excusable de hecho y de derecho en el derecho tributario penal argentino son
reconocidos como causales de exclusió n de la culpabilidad, de no punibilidad de las infracciones (art.
45 ley 11683), tal error es referido a la aplicació n de leyes tributarias al caso concreto.
Evolució n de su tratamiento:
Art. 45 ley 11683, (ley 25795 incorpora el 1 pá rr.). : “El que omita el pago de impuestos mediante la
falta de presentació n de declaraciones juradas o por ser inexactas las presentadas , será sancionado
con multa graduable entre el 50 y 100 % del gravamen dejado de pagar, retener o percibir, siempre
que no corresponda aplicar el art. 46 y no exista error excusable…“
Instrucció n 4/97: admite la existencia de error excusable cuando la diferencia de impuestos no sea
mayor al 20%.
Instrucció n 6/ 07 : existe error excusable cuando la norma aplicable al caso por su complejidad,
oscuridad, o novedad, admita interpretaciones varias que impidan al responsable actuando con
diligencia, comprender el verdadero significado del precepto legal de que se trata .
P.11: EL REGIMEN PENAL TRIBUTARIO DE LA LEY S-2149 (ANTES LEY N 24769)
11.1.: Delitos Tributarios:
Evasió n Simple: art. 1: el obligado que por medio de declaraciones engañ osas, ocultaciones maliciosas
o cualquier otro ardid o engañ o, por acció n u omisió n, evade total o parcialmente el pago de tributos
al fisco nacional, siempre que el monto evadido sea mayor a $100.000 por cada tributo y por cada
ejercicio anual, hará pasible de prisió n de 2 a 6 añ os.
Evasió n Agravada: art. 2: cuando en el caso del art. 1:
-el monto evadidos sea mayor a $ 1.000.000
-intervengan persona /s interpuestas para ocultar la identidad del verdadero obligado y el monto
evadido supere los $ 20.000
-si el obligado utiliza fraudulentamente exenciones, desgravaciones, liberaciones, diferimientos,
reducciones o cualquier otro beneficio fiscal y el monto evadido supere los $200.000
La prisió n será de 3 añ os y 6 meses a 9 añ os.
Aprovechamiento Indebido De Subsidios: ART. 3: el obligado q por medio de declaraciones engañ osas,
ocultaciones maliciosas o cualquier otro ardid o engañ o, se aproveche indebidamente de reintegros,
recuperas, devoluciones o cualquier otro subsidio nacional directo de naturaleza tributaria y el monto
percibido sea mayor a $100.000 en el ejercicio anual, sufrirá prisió n de 3 añ os y 6 meses a 9 añ os.
Obtenció n Fraudulenta de Beneficios Fiscales: art. 4: el que mediante declaraciones engañ osas,
ocultaciones maliciosas o cualquier otro ardid o engañ o sea por acció n u omisió n, obtenga un
reconocimiento, certificació n, o autorizació n para gozar de una exenció n, desgravació n, diferimiento,
liberalidades, etc. al fisco nacional, sufrirá prisió n de 1 a 6 añ os.
Art. 5: en los casos del art. 2 inc. C, y art. 3 y 4 ademá s de la pena mencionada, se impondrá al
beneficiario la pérdida del beneficio y de la posibilidad de obtener o utilizar beneficios fiscales de
cualquier tipo por 10 añ os.
Apropiació n Indebida de Tributos: art. 6: el agente de retenció n o percepció n de tributos nacionales
que no deposite total o parcialmente dentro de los 10 días há biles administrativos de vencido el plazo
de ingreso, el tributo retenido o percibido y el monto no ingresado supere los $ 10.000 sufrirá prisió n
de 2 a 6 añ os.
1.1.2: DELITOS RELATIVOS A LOS RECURSOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL:
ART.7: Evasió n Simple: el q mediante declaraciones engañ osas, ocultaciones maliciosas o cualquier
otro ardid o engañ o, sea por acció n u omisió n, evada total o parcialmente al fisco nacional el pago de
aportes o contribuciones, o ambos conjuntamente, del sistema de la seguridad social y el monto
evadido supere los $ 20.000 por cada periodo, sufrirá prisió n de 2 a 6 añ os .
Art. 8: evasió n Agravada: cuando en el caso del art. 7:
-el monto evadido supere los $ 100.000
-intervengan persona/s interpuestas para ocultar la identidad del verdadero obligado y el monto
evadido supere los $ 40.000
Corresponderá prisió n de 3 añ os y 6 meses a 9 añ os.
Art. 9: apropiació n Indebida de Recursos de la Seguridad Social:
-El empleador q no deposita total o parcialmente dentro de los 10 días há biles administrativos de
vencido el plazo de ingreso, el importe de aportes retenidos a sus dependientes y el monto no
ingresado sea superior a $10.000
-El agente de retenció n o percepció n de recursos de la Seguridad Social que no deposite total o
parcialmente, dentro de los 10 días há biles administrativos de vencido el plazo de ingreso, el importe
retenido o percibido y el monto supere los $ 10.000 por cada mes
Sufrirá n prisió n de 2 a 6 añ os.
11.3: DELITOS FISCALES COMÙ NES:
Art. 10: Insolvencia Fiscal Fraudulenta: el que sabiendo del inicio de un procedimiento administrativo
o judicial para determinar o cobrar obligaciones tributarias o de aportes y contribuciones de la
seguridad social o derivados de la aplicació n de sanciones pecuniarias, provoca o agrava la insolvencia
propia o ajena frustrando en todo o en parte el cumplimiento de dichas obligaciones, sufrirá prisió n
de 2 a 6 añ os.
Art. 11: Simulació n Dolosa de Pago: el q mediante registros o comprobantes falsos o cualquier otro
ardid o engañ os, simule el pago total o parcial de obligaciones tributarias o de recursos de la
seguridad social nacional, derivados de la aplicació n de sanciones pecuniarias, sean obligaciones
propias o de terceros sufrirá prisió n de 2 a 6 añ os.
Art.12: alteració n Dolosa de Registros:
El que de cualquier modo sustrae, suprime, oculte, adultera, modifica o inutiliza los registros o
soportes documentales o informá ticos del Fisco Nacional , relativos a las obligaciones tributarias o de
recursos de la seguridad social con el fin de disimular la real situació n fiscal de un obligado, sufrirá
prisió n de 2 a 6 añ os.
Art.15 inc. c: Asociació n Ilícita Tributaria: el que forma parte de una organizació n o asociació n
formada por 3 o má s personas habitualmente destinados a cometer cualquiera de los delitos
tipificados por esta ley corresponderá prisió n 3 añ os y 6 meses a 10 añ os.
Si se trata del feje u organizador la pena mínima se elevara a 5 añ os prisió n.
11.4: La presentació n espontanea en la ley penal tributaria como eximente de responsabilidad penal:
Art.16: si el obligado acepta la liquidació n o determinació n realizada por el organismo recaudador,
regulariza y paga el monto de la misma total y voluntariamente antes del requerimiento fiscal de
elevació n a juicio, la acció n penal se extinguirá por ú nica vez por cada persona física o jurídica
obligada y solo para los casos de arts.1 y 7.
11.5.: DER. PROC. PENAL TRIBUTARIO.DEL SUMARIO PARA LAS INFRACCIONES FORMALES Y
MATERIALES:
Art. 70 ley 11683: Instrucció n de Sumario:
El sumario es un procedimiento administrativo cuyo fin es verificar la comisió n de infracciones
tributarias y establecer la responsabilidad del infractor para aplicarle la sanció n correspondiente,
asegurando así la vigencia del debido proceso adjetivo: derecho del contribuyente a ser oído, ofrecer y
producir prueba y a obtener una resolució n fundada (C.N.). Es un proceso reglado ó sea definido por la
ley de procedimiento tributario y es de aplicació n supletoria la ley de procedimiento administrativo.
Etapas
Instrucció n del sumario:
Art.71: el procedimiento sumarial inicia por resolució n fundada firmada por el juez administrativo
donde indicará bajo pena de nulidad lo siguientes datos: acto u omisió n q se atribuye al presunto
infractor, hechos reprimidos, encuadramiento legal de la conducta.
Plazo para contestar el sumario:
Emitida la resolució n del juez administrativo , se notificara personalmente, por cedula o carta
certificada, al contribuyente para q en plazo de 15 días há biles administrativos presente su descargo
por escrito y ofrezca pruebas, plazo q comienza a correr desde el 1 día há bil inmediato al de
notificació n, prorrogable por igual lapso y por ú nica vez.
Prueba:
El juez administrativo resolverá la producció n o no de prueba, si decide su producció n dictara
resolució n otorgá ndole plazo de 30 días há biles administrativos para ello, producida la prueba o
vencido el plazo para ello sin ser producida, el juez administrativo dictara resolució n concluyendo así
el sumario, resolució n q podrá implicar el dictado de sanció n condenatoria o dictado de
sobreseimiento para el contribuyente.
PROCEDIMIENTO DETERMINATIVO DE OFICIO: ley 11683:
Art. 16. Cuando no se hayan presentado declaraciones juradas o resulten impugnables las
presentadas, la AFIP procederá a determinar de oficio la materia imponible o el quebranto impositivo,
en su caso, y a liquidar el gravamen correspondiente, sea en forma directa, por conocimiento cierto de
dicha materia, sea mediante estimació n, si los elementos conocidos solo permiten presumir la
existencia y magnitud de aquella.
Art.17 el procedimiento de determinació n de oficio se iniciara, por el juez administrativo, con una
vista al contribuyente o responsable de las actuaciones administrativas y de las impugnaciones o
cargos q se formulen, proporcionando detalles, fundamentos de los mismos, para q en el término de
15 días, prorrogables por igual lapso y por ú nica vez formule descargo de su defensa.
La determinació n de oficio es de cará cter administrativo: ya que por su naturaleza responde a la
actividad espontanea de esa autoridad fiscal en sus funciones de poder pú blico, la intervenció n que
pueda tener el sujeto pasivo, no permite hablar de un proceso contradictorio formal, ya que el
conocimiento de actuaciones para satisfacer un elemental principio de justicia y la posibilidad de ser
oído acerca de las pretensiones fiscales, no altera el principio expuesto.
DEL PROCESO PENAL PARA LA APLICACIÓ N DE LA SANCION DE MULTA Y CLAUSURA:
Art.38: el procedimiento de aplicació n de la multa podrá iniciarse a opció n de la AFIP con notificació n
emitida por el sistema de computació n de datos con los requisitos del art. 71, si el infractor paga
dentro de los 15 días de notificado voluntariamente la multa y presenta la declaració n jurada omitida,
los importes se reducirá n de pleno derecho a la mitad y no se anotara como antecedente. Igual efecto
se producirá si ambos requisitos (pago y presentació n de declaraciones juradas) se cumplen desde el
vencimiento general de la obligació n hasta los 15 días posteriores a la notificació n, de no cumplir con
ello se sustanciara el sumario del art. 70 y sig.
Art. 41: procedimiento. Acta de Comprobació n: los hechos q dan lugar a multas y clausura y los del art.
40 in fine deben ser objeto de un acta de comprobació n donde los funcionarios fiscales deberá n dejar
constancia de las siguientes circunstancias: datos q desee incorporar el interesado, los relativos a la
prueba y encuadre legal, contener la citació n a Audiencia para su defensa para fecha no anterior a 5
días ni superior a 15 días, firma de los actuantes, notificació n al responsable o representantes legales.
El juez administrativo se pronunciara una vez finalizada la Audiencia o en plazo no superior a 2 días.
DEL PROCESO PENAL PARA LA APLICAION DE LA SANCION DE DECOMISO:
Art.41.1: se aplicara el art. 41 y ademá s cuando corresponda se adjuntara al Acta de Comprobació n un
inventario de la mercadería con detalles del estado en q se encuentra hecho por personal de las
fuerzas de seguridad y 2 testigos.
En casos de urgencia la fecha de Audiencia se fijara para has48.
La doctrina:
Está dividida entre
- quienes sustentan la autarquía municipal: entienden que del art. 5 CN surge que la
determinació n de las facultades que tendrá n los municipios está reservada a las provincias, y
que son meras dependencias administrativas.
Así Marienhoff sostiene que para que una entidad sea autó noma debe poseer un poder
originario y propio. Cosa que no sucede con los municipios, pues poseen un poder tributario
derivado ya que solo disponen de los recursos y tributos que establece la ley provincial.
Y cuando las constituciones provinciales aluden a autonomía de las municipalidades hace
referencia a entidades autá rquicas dotadas de amplia y especial competencia funcional.
- y aquellos que participan del criterio de autonomía de las comunas: los municipios son
autó nomos aunque de grado inferior a la autonomía de las provincias. Así gozan de autonomía
en el á mbito institucional, político, administrativo, econó mico y financiero, ya que el art 123 CN
establece en forma clara que los MUNICIPIOS DE LAS PROVINCIAS SON AUTONOMOS, aun
cuando las provincias puedan reglar el alcance de la misma.
Establecer la autonomía municipal no hace má s q acentuar el pcipio bá sico de nuestro sistema
de gobierno, el federalismo. Pues la descentralizació n importa una democracia má s eficiente.
Poder tributario derivado de las municipalidades:
Para algunos autores es importante destacar q las municipalidades tienen las potestades tributarias q
les otorguen los ordenamientos de sus respectivas provincias. Y por tanto hablamos de un poder
derivado.
Sin embargo para otros autores, los municipios como las pcias y la Nació n poseen un poder tributario
originario (luego de la reforma de 1994), pues los tres ó rganos tienen facultades tributarias de la
misma naturaleza.
Para Espeche, el poder tributario de los municipios es derivado, ya que no es concedido por la CN,
SINO QUE LOS ALCANCES DE ESTE PODER LES VINEN DADOS POR LAS CONSTITUCIONES
PROVINCIALES y las leyes dictadas en su consecuencia. De manera que los municipios no pueden
arrogarse competencias o atribuciones de creació n, recaudació n o percepció n de tributos por fuera de
los límites establecidos en la legislació n provincial, que a su vez, por el principio de supremacía
constitucional, deben necesariamente ser concordantes con la CN, las leyes de la Nació n o los tratados
con las potencias extranjeras (art. 31 CN).
RESUMEN: las prerrogativas de los municipios derivan de las correspondientes a las provincias a las
que pertenecen (art. 5 y art. 123 CN).
Poderes: originarios y derivados, exclusivos y concurrentes, transitorios y permanentes:
El poder tributario originario es la facultad de un estado de establecer tributos, pero tiene su origen o
razó n de ser en las atribuciones concedidas por la norma fundamental (CN).
Solo el Estado Nacional y las Provincias tienen poder tributario originario, ya q sus atribuciones
surgen de expresas normas constitucionales.
Por su parte el poder tributario derivado es también el poder de establecer tributos, pero este no
surge directamente de la CN, sino de una derivació n q hace la Constitució n en otra norma, q en
definitiva establece el alcance de las facultades tributarias.
Los Municipios tienen un poder tributario derivado ya q pueden establecer tributos, pero sus
atribuciones impositivas no está n expresamente previstas en la CN, sino que su alcance y contenido
surge de las constituciones provinciales y las leyes provinciales dictadas en su consecuencia.
El poder tributario es exclusivo, cuando se concede a un solo Estado la facultad de imponer tributos.
De manera q se prohíbe que otro Estado lo haga en concurrencia. El Gobierno Federal tiene la
atribució n exclusiva de crear y percibir derechos de importació n y exportació n y tasas postales.
El poder tributario es concurrente cuando las potestades de imposició n sobre una misma especie
tributaria se han conferido a dos o má s estados, los que la pueden ejercer de manera independiente.
Las provincias y la Nació n está n facultados para crear y percibir impuestos directos (art. 75 inc. 2 CN)
e indirectos (ARTS. 4, 17, 75 inc. 2 y 121 CN).
El poder tributario es permanente cuando se lo puede ejercer sin limitació n de tiempo alguno (las
provincias con respecto a los impuestos directos).
El poder tributario es transitorio cuando se lo ha dotado para ejercer en un tiempo determinado (La
Nació n con respecto a los impuestos indirectos).++
A- DERECHO CONSTITUCIONAL TRIBUTARIO.
5. PODERES RESERVADOS POR LA CONSTITUCION NACIONAL.
Los poderes “reservados” son aquellas atribuciones que un estado se ha retraído solo para sí, no
pudiendo, en consecuencia, otro estado manipular, restringir o limitar.
La Nació n, así, se ha reservado la facultad de reglar el comercio (art. 75 inc. 13, CN), el de proveer lo
conducente a la prosperidad del país “por leyes protectoras de estos fines y por concesiones
temporales de privilegios y recompensa de estimulo” (art. 75, incs. 18 y 29, CN) y dictar la legislació n
necesaria para el cumplimiento de los fines específicos de los establecimientos de utilidad nacional en
el territorio de la Repú blica (art. 75, inc.30, CN).
A su vez, las provincias conservan todo el poder tributario que se han reservado por pactos especiales
al tiempo de si incorporació n (art. 121, CN), como es el caso de la regulació n fiscal del Banco de la
Provincia de Buenos Aires.
1. CLAUSULA COMERCIAL.
Reglar el comercio, en los términos del citado inciso 13 del artículo 75 de la Constitució n Nacional,
significa disponer todo lo relativo a la iniciació n, funcionamiento y organizació n de una actividad.
La verdadera razó n de la concentració n del poder para regular el comercio en el gobierno central es
evitar que las actividades econó micas interjurisdiccionales puedan ser obstruidas, complicadas o
impedidas por los estados provinciales, lo cual conspiraría contra la unidad del sistema federal y su
regular funcionamiento.
Es así que el Gobierno nacional está facultado para legislar sobre aspectos internos de las actividades
provinciales susceptibles de menoscabar el comercio interprovincial o exterior. Esta potestad se
relaciona estrechamente con las restantes disposiciones de la Ley Fundamental destinadas a impedir
los obstá culos a la libre circulació n econó mica.
En efecto conferir al Gobierno nacional la facultad de “reglar el comercio marítimo y terrestres con las
naciones extranjeras y de las provincias entre sí”, han limitado las atribuciones provinciales que no
pueden afectar el comercio o la libre circulació n de mercaderías, eventualidad invalidante que se
produce cuando el tributo establecido por las autoridades locales funciona de hecho y, aunque no se le
acuerde formalmente tal cará cter, como un derecho aduanero, afectando la entrada, transito o salida
de un producto (fallos: 135:171; 174:193; 280:203), o cuando las mercaderías son gravadas en forma
diferencial en razó n del destino.
Por ú ltimo, en relació n con el transporte interjurisdiccional, se le reconocieron a las provincias las
facultades impositivas para gravarlo con el Impuesto Brutos a partir de la causa “Transportes Vidal,
SA c. Provincia de Mendoza”.
2. CLAUSULA DEL PROGRESO.
Bulit Goñ i manifiesta que la “clausula de la prosperidad” o “del desarrollo”, en su condició n de
palanca, expresa la supremacía nacional dentro del subsistema que, en materia tributaria, al menos,
organiza la Constitució n, en cuanto atañ e a la distribució n de competencias entre los distintos niveles
de gobierno, para servir al programa q consagra. No es la ú nica funció n de esta maleable causa
constitucional, q autoriza a la Nació n nada menos que a establecer las grandes políticas; empero
veremos, que la Constitució n efectú a una determinada distribució n de competencias tributarias entre
la Nació n y las provincias, con efectos sobre las municipalidades, y q, mediante esta clausula, otorga a
la Nació n poderes con los q, sin desmedro de la integridad de esos otro poderes, debe actuar la
supremacía para bien del interés gral.
Con la reforma constitucional del añ o 1994 se incorporo una nueva disposició n q amplía las facultades
del Congreso Nacional para proveer lo necesario para la prosperidad del país, estableciendo el art. 75,
inc. 19.
La facultad de acordar exenciones, afirmada dentro de los principios generales del poder de establecer
impuestos, encuentra su ratificació n dentro de la expresa disposició n constitucional que autoriza al
congreso a otorgar “concesiones temporales de privilegios y recompensas de estimulo”, para
promover “la Prosperidad del País”, el “adelanto y bienestar de todas las Provincias”, el
establecimiento de nuevas industrias y la construcció n de obras de interés general.
La exenció n de impuestos nacionales en estos casos, dentro de una razonable clasificació n de las
actividades beneficiadas, no ofrece ninguna dificultad. Otra cosa sucede con el poder del Congreso
para eximir de impuestos provinciales (o municipales dentro de una pcia), el q ha sido fuertemente
controvertido.
A su vez las provincias, dentro de su jurisdicció n, tienen también el poder de eximir sujetos y
actividades con miras a buscar su desarrollo econó mico y social, lo que surge expresamente de lo
dispuesto por el art. 125 de la CN.
Al acordar exenciones los impuestos con miras al progreso local, las pcias deben cuidar de no afectar
el comercio interprovincial, está ndole vedado fomentar sus industrias locales sobre la base de
impuestos diferenciales o primas a la exportació n que hagan má s gravoso el consumo en otras
provincias q dentro de sus límites, porq tal proceder repite el procedimiento de los Estados soberanos
en sus luchas econó micas, en pugna con lo establecido en el art. 125 de la CN, en cuanto es contrario a
la existencia de la Nació n misma e importa una transgresió n al art. 10 de la CN.
3. ESTABLECIMIENTOS DE UTILIDAD NACIONAL.
El art. 75, inc. 30 de la CN establece como facultad del Congreso legislar para el cumplimiento de los
fines específicos de los establecimientos de utilidad nacional, aunq respetando el poder de policía e
imposició n local en tanto no interfieran en el cumplimiento de aquellos fines.
Entonces, la competencia del Estado nacional sobre establecimientos en los q se practica una actividad
declarada de interés nacional queda limitada a la materia especifica del establecimiento, y la potestad
regulatoria y el poder de policía de la autoridad local subsisten en tanto su ejercicio no obstaculice
directa o indirectamente el fin de utilidad nacional q le fue asignado.
Es claro así que los establecimientos de utilidad nacional no cuentan con inmunidad absoluta ante la
potestad de imposició n general que corresponde a las provincias.
Es q en definitiva, es una atribució n del legislador determinar la existencia del fin nacional a cumplir,
así como la elecció n de los medios y modos de satisfacerlo, entre los cuales puede considerar la
adopció n de exenciones tributarias, haciendo uso de las atribuciones conferidas por el art. 75, incs. 18
y 19 de la CN.
4. INMUNIDAD DE LOS INSTRUMENTOS DE GOBIERNO.
En parte alguna de la Constitució n Nacional aparece referencia expresa a la cuestió n de las posibles
facultades del Gobierno federal para establecer impuestos sobre los gobiernos provinciales y sobre los
medios utilizados por estos para la consecució n de sus fines, así como tampoco respecto a la situació n
inversa, relativa a las posibles facultades de los gobiernos provinciales para gravar con impuestos al
Gobierno federal y a los instrumentos de sus propó sitos gubernamentales.
En efecto, conforme lo dispone el art. 4 de la CN, solo se pueden establecer “contribuciones”, es decir,
tributos, a la “població n”, no a los estados nacionales, provinciales o municipales, pues los recursos de
estos no procuran una riqueza econó mica sin ninguna finalidad; por el contrario, los recursos pú blicos
tienen como propó sito el cumplimiento del bien comú n en los términos establecidos en la
constitució n, de ahí que un estado no pueda pretender apropiarse de los recursos de otros, pues en
tales condiciones se estaría avasallando sus autonomías con la justificació n de un poder de
imposició n, privá ndoselo de los medios para el cumplimiento de sus fines. El poder de imposició n no
puede servir de instrumento para manipular, restringir o limitar el cumplimiento de las funciones que
por mandato constitucional debe realizar otro estado.
En tales condiciones podemos concluir que las limitaciones a las potestades impositivas respecto de
los estados nacional, provincial y municipal son absolutas cuando la actividad, los instrumentos, los
medios y las operaciones son directamente realzados por ellos mismos, pues media una presunció n
iuris et de iure que de estas tienden al cumplimiento de bien comú n. En cambio, cuando son ejercidas
indirectamente por los estados mediante su participació n en personas jurídicas o entidades
autá rquicas, se debe demostrar que los tributos que se intentan percibir contratarían los fines
específicos que se buscaron en su creació n (art. 75, inc. 30, CN) o la perturban o entorpecen en forma
tal que la hacen de difícil o imposible cumplimiento.
6. LIMITES AL EJERCICIO DEL PODER TRIBUTARIO.
Es claro en nuestro testo constitucional q el poder tributario estatal no es ilimitado, sino q tiene la
obligació n de respetar los dchos y gtías plasmados en la CN, resultando así un verdadero sistema
armó nico en el cual convergen la necesidad vital del estado en hacerse de recursos para el
cumplimiento de sus fines con pcipios constitucionales tributarios q contienen el modo en el cual debe
desplegarse esta parte de la act financiera, debiendo siempre preservarse la libertad y el dcho de
propiedad.
Eusebio Gonzales García, refiriéndose a la diferencia entre principios constitucionales tributarios y
principios tributarios constitucionalizados, enfatizo.
Principios constitucionales tributarios son aquellos principios de todo el ordenamiento jurídico
pú blico que son también de aplicació n al á mbito tributario. Los de legalidad, igualdad, seguridad
jurídica, son principios del ordenamiento jurídico publico, también aplicables al á mbitos tributario,
por eso son principios constitucionales; los sustantivos es lo constitucional; lo adjetivo lo tributario.
No sucede así con otros principios, que son principios tributarios constitucionalizados: por ejemplo el
principio de capacidad contributiva. Es un principio tributario que esta constitucionalizado. No es lo
mismo, principios constitucionales tributarios que principios constitucionalizados. En un caso se pone
el acento en lo sustantivo, en otro caso en lo adjetivo.
Entonces, el principio de legalidad o reserva de ley en materia tributaria (art. 4, 17, 52 y 75, incs 1y 2
de la CN) la generalidad (art. 16 y 33 de la CN), la igualdad (art. 1, 16, 20 y 33 de la CN), la equidad
(art. 4 CN), la proporcionalidad (art. 4 CN), la no confiscatoriedad (art. 14 y 17 CN), la capacidad
contributiva (art. 4, 14, 16, 17, 28 y 33 CN), la prohibició n de tributos que entorpezcan la circulació n
territorial (art. 9, 10, 11, 12, 75 inc. 1 y 13, CN), la prohibició n de tributos que entorpezcan o impidan
el ejercicio del comercio o industrias licitas (art. 14, 17, 19 y 28 CN), la razonabilidad (art. 14, 16, 17,
19 28 y 33 CN), la seguridad jurídica (art. 33 CN) la tutela judicial efectiva (art. 17 y 18 CN) y la
uniformidad (art. 15 inc. 1CN) son todos ellos principios “constitucionales tributarios” que
imperativamente deben hacerse efectivo para dar inmune tratamiento a nuestra ley de leyes que es la
CN.
1. LEGALIDAD TRIBUTARIA O RESERVA DE LA LEY.
De los artículos 4, 17, 52 y 75, inc. 1 y 2 de la CN se sienta un principio fundamental de derecho
tributario, como es el de legalidad, o má s propiamente llamado reserva legal.
La obligació n de pagar el tributo reconoce, en el estado constitucional contemporá neo, como ú nica
fuente a la ley. La doctrina a destacado ese aspecto convirtiéndolo en el principio fundamental del
derecho tributario, que se ha sintetizado en el aforismo “no hay tributo sin ley que lo establezca”,
inspirado en el tan conocido del derecho penal nullum crime, nulla poena, sine lege.
En tales condiciones, se señ ala que, mientras el principio de legalidad implica la subordinació n de los
poderes pú blicos al mandato de la ley, el de reserva de ley es un mandato constitucional sobre
aquellas materias que debes ser regulada por esta fuente normativa.
Así, la potestad tributaria está sujeta en principio a la constitució n y luego a la ley, y, ademá s, solo
puede ejercerse a través de normas con rango de ley. Tiene como fundamento la formula histó rica “no
taxation without representation”, es decir que los tributos sean establecidos por los representantes
de quienes deben contribuir (FJ9I10).
La doctrina jurídica argentina identifica bajo la denominació n de pcipio de legalidad tributaria la
inveterada regla q se expresa en el aforismo latino “nullum tributum sine lege”.
Desde el punto de vista del derecho tributario material o sustantivo (relativo a las obligaciones
tributarias) por este pcipio no puede haber tributo sin ley previa que lo establezca (nullum tributum
sine lege; no taxation without representation).
Compartimos lo explicado por Jarach en cuanto a q decir q no debe existir tributo sin ley significa q
solo la ley puede establecer la obligació n tributaria y por lo tanto, solo ella debe definir cuá les son los
supuestos y los elementos de la relació n tributaria. Y, al decir elementos y supuestos, queremos
significar q es la ley la q debe definir los hechos imposibles en su acepció n objetiva y también en la
esfera subjetiva, ó sea, cuales son los sujetos pasivos de la obligació n q va a nacer. Debe ser la ley la q
debe establecer el objeto y la cantidad de la prestació n, es decir, el criterio con q debe valuarse la
materia imponible, para aplicar luego el impuesto en un monto determinado, y es tmb la ley la q debe
definir este monto; resulta evidente q, si es resorte de la ley la creació n, modificació n o derogació n del
tributo, así como la tipificació n de los ilícitos tributarios y el establecimiento de sanciones, del mismo
modo es de su competencia todo lo relativo a exenciones, reducciones o desgravaciones.
En definitiva, a pesar de la existencia del pcipio de reserva de ley desde hace siglos en todo régimen
constitucional, continua los intentos de cercenarlo, lo q exige de resguardo de su cumplimiento por el
PJ, el q debe analizar cada situació n particular en su realidad y resolverla, no solo en la mera lectura
de su régimen legal, sino tmb en su aplicació n de hecho por parte de la administració n fiscal.
2. GENERALIDAD.
La generalidad significa que todos los ciudadanos han de concurrir a las cargas pú blicas, pero esto no
implica su efectiva contribució n, sino la de todos y solo aquellos que deben hacerlo segú n los
principios de justicia tributaria. El principio de generalidad tiene un aspecto subjetivo, significa que
todos deben contribuir segú n su capacidad, y otro objetivo supone la sujeció n de todos los actos,
hechos o negocios que indiquen esa capacidad.
Compartimos y seguimos las consideraciones de Casá s en cuanto entiende que el principio de
generalidad de lo atributos a sido acogido tanto en forma implícita (art. 16) cuanto explicita en la CN
(art 33), como en las constituciones provinciales, en todos los casos en sus respectivas dogmaticas y
en la federal a resultas de la constitucionalizacion de ciertas declaraciones, convenciones y pactos.
En la generalidad se asientan los principios de igualdad, equidad, proporcionalidad, no
confiscatoriedad y capacidad contributiva, todos los cuales se encuentran a su vez necesariamente
vinculados, de forma tal que los ciudadanos contribuyan, en aná logas circunstancias con el pago de
tributos al sostenimiento de los gastos que demanda el estado en límites mínimos y má ximos justos y
razonables.
3. IGUALDAD.
El pcipio de igualdad en sus má s diversas proyecciones se fundamenta en los art. 1,16,20 y 33 de la
CN.
Para Uckmar la igualdad antes las cargas fiscales puede ser entendida en dos sentidos:
En sentido jurídico, como paridad de posiciones, excluyendo los privilegios de clase, de raza y
de religió n, de manera q los contribuyentes se encuentren en iguales circunstancias y puestos ante
un mismo régimen fiscal.
En sentido econó mico es la obligació n de contribuir a las cargas pú blicas en igual medida,
entendido en términos de sacrificio y en relació n con la capacidad contributiva de cada uno.
En otras palabras el distingo legal debe acentuarse sobre las bases razonables, por la razonabilidad
constituye el contravalor a la arbitrariedad.
En conclusió n como desde antiguo a sostenido la corte, esta garantía importa, en lo relativo a
impuestos, establecer que, en condiciones aná logas, deberá n imponerse gravá menes idénticos a los
contribuyente. Por consiguiente, el art. 16 CN, no excluye la facultad del legislador para establecer
distinciones o formar categorías, siempre que tales clasificaciones no revistan el cará cter de
arbitrarias o estén inspiradas en un propó sito manifiesto de hostilidad contra determinadas personas
o clases, es decir, siempre que las distinciones, categorías o clasificaciones se apoyen en una base
razonable correspondan a una finalidad econó mica o social, no existirá afectació n del principio de
igualdad.
4. EQUIDAD.
La equidad del art. 4 se vincula má s bien con la generalidad y la igualdad con que deben aplicarse los
tributos en la republica. Esta significa asegurar sustancialmente el derecho de propiedad y el d
trabajar libremente. Domina, pues, en materia de equidad, el principio de lo justo y razonable,
principio que establece el mismo preá mbulo, al invocar a Dios, fuente de toda “razó n y justicia”. Es que
la equidad es principio de derecho natural, por oposició n a la norma positiva. Así como el Estado en
uso de su poder de policía (art. 14 CN, al reglamentar el ejercicio de los derechos individuales no
puede alterar los principios, garantías y derechos (art. 28), tampoco mediante el uso de su poder
tributario, puede llegar a disminuir el goce de la propiedad y de la libertad en forma tal que haga
ilusorios esos derechos. Esa disminució n será justa (equitativa) siempre que el sacrificio que se
imponga el contribuyente resulte adecuado (razonable) al fin perseguido.
En efecto, como enseñ a García Belsunce, la equidad como base de impuesto trasunta mas allá del
orden positivo, representando el fundamento filosó fico, deontoló gico o de justicias de las
contribuciones. Es un concepto superior que lejos de importar un principio concreto de orden
econó mico o jurídico, propio de la legislació n positiva, constituyen el criterio de valoració n o
justificació n de ese mismo ordenamiento positivo. Como base de los impuestos la equidad no significa
má s que la justicia de estos, el fin justo e ideal que debe regir su imposició n y distribució n, siendo en
este sentido base y fin de todo derecho positivo, desde su primera manifestació n en la carta
constitucional hasta sus ú ltimas expresiones a través de las reglamentaciones administrativas.
Por ello, inserto en el principio de igualdad es un principio consagrado en la CN que hace a un criterio
de justicia en la creació n y percepció n de los tributos, respetá ndose así el derecho de propiedad en
armonía con la generalidad tributaria.
5. PROPORCIONALIDAD.
Debe interpretarse como referida a la riqueza de la població n, de tal manera que el gravamen guarde
una proporció n con la riqueza del contribuyente, expresada a través de cualquiera de los hechos
imponibles que la ley grava.
Dentro de la idea de la proporcionalidad – no ya invariable, sino variable- y, por lo tanto, del concepto
de igualdad, se encuentra el principio o sistema de progresividad como base del impuesto. A mayor
riqueza mayor impuesto; tal seria el enunciado de dicho principio. Parte de una base de justicia social
que exime de las cargas a los contribuyentes menores, aumentando las tasas en proporció n variable al
aumento de la riqueza imponible.
La progresividad como principio jurídico se exime del sistema tributario en su conjunto, pero no
necesariamente de todo tributo, sino de aquellos que el poder legislativo considere adecuados para
imprimir al sistema el cará cter de progresivo, lo que depende tanto de elementos cuantitativos como
cualitativos. Los segundos implican una adecuada elecció n y tratamiento técnico de la materia
imponible, y los primeros, un correcto tratamiento de la tarifa de las alícuotas. O sea que implican una
discriminació n cualitativa y cuantitativa de las riquezas.
6. NO CONFISCATORIEDAD.
El concepto que proponemos, pese a derivarse del concepto de confiscació n, es diferente a este e
igualmente tiene contenido y sustancias jurídicas. Ello significa que abra alcances confiscatorios
cuando la detracció n patrimonial producida sea de considerable utilidad, en términos relativos a la
renta o al patrimonio considerado, el sujeto pasivo quedara así en similares condiciones de las que se
encontraría de haberle sido confiscada esa misma renta o patrimonio. Este concepto amplio permite
rechazar las críticas basadas en una interpretació n literal del principio referentes a una presunta
contradicció n en los términos. Nunca un tributo podrá ser confiscatorio estrictamente en un sentido
constitucional. Los tributos presuponen la existencia del derecho de propiedad y son, a su vez,
presupuestos de este, ya que posibilitan la vida del aparato estatal que garantiza este derecho.
Nuestra constitució n nacional consagra en su art. 14 el derecho de usar y disponer de la propiedad,
levantando una verdadera ciudadela de protecció n del mismo por el art. 17, el cual, en palabras de la
Corte Suprema de Justicia de la Nació n, “comprende todos los intereses apreciables que un hombre
pueda poseer fuera de sí mismo, fuera de su vida y de su libertad”.
Podemos ver de este breve desarrollo en torno al principio de no confiscatoriedad que su razó n de ser
esta en la preservació n del derecho de propiedad, el que se ve afectado cuando los tributos
establecidos por el Estado superan los límites tolerables de la imposició n, absorbiendo, en
consecuencia, una parte sustancial de la renta o capital, transformando así la legítima potestad del
Estado de recaudar tributos en una exacció n del patrimonio de los ciudadanos contraria a la
Constitució n; se trata en fin, de un límite má ximo de imposició n que le ha sido prohibido al Estado
sobrepasar.
7. CAPACIDAD CONTRIBUTIVA.
En el caso de la CN, el pcipio de capacidad contributiva puede inferirse, como contenido implícito a
partir de diversas previsiones obrantes en la parte dogmatica del estatuto Supremo (art. 4, 14, 16, 17 ,
28 y 33) y de los tratados internacionales sobre dcho humanos elevados a hermenéutica integradora
tales como la equidad, el dcho de propiedad, la igualdad y la razonabilidad, como ocurriera en las
elaboraciones, q, sobre el punto, a alumbrado pretorianamente la corte Suprema de Justicia.
Así, la capacidad contributiva es el principio por antonomasia que, elaborado primero desde la ciencia
de las finanzas y luego jurídicamente desde el campo dogmatico del derecho tributario, ha alcanzado
tal rango que logro su recepció n constitucional implícita en diversos ordenamientos contemporá neos.
Su significado consiste en la aptitud econó mica de los obligados tributarios para afrontar prestaciones
patrimoniales coactivas con las cuales brindar cobertura a los gastos pú blicos y satisfacer otras
necesidades del Estado.
Así, entonces, por lo menos puede ser contemplado desde tres perspectivas.
Como fundamento ético jurídico del deber de contribuir, deber indispensable para la
existencia del estado y la efectiva garantía del ciudadano;
Como base de medida, a partir de la cual habrá de fijarse la carga fiscal concreta que
deberá soportar cada contribuyente, y
Como limite infranqueable de la potestad tributaria normativa, ya que no podrá haber
gravamen donde no existe capacidad contributiva – razó n y fundamento de los mínimos de
sustento externo en el impuesto a la renta- o por encima de esta –lo que nos aproxima a la
noció n de confiscatoriedad-, pues, de lo contrario, se atentaría contra la propiedad privada
vaciá ndola de contenido.
La capacidad contributiva esta evidenciada por aquella aptitud econó mica, en el patrimonio del
contribuyente, que supere un mínimo vital para su subsistencia. Así, esta aptitud debe ser concreta y
real y no puede haber capacidad contributiva para concurrir a los gastos pú blicos que demanda el
estado cuando no se tenga lo necesario para satisfacer las exigencias individuales vitales en un lugar y
tiempo determinado.
Por ello, el principio de capacidad contributiva alberga un concepto de justicia y se encuentra
íntimamente vinculado con el principio de no confiscatoriedad, que sirve como un límite má ximo a la
imposició n del estado, y también el de igualdad, por el cual se excluye los privilegios de clase, de raza
y de religió n entre contribuyente, como así la obligació n de contribuir a las cargas publicas en igual
medida ante idéntica circunstancias.
El respeto y cumplimiento de todos esto principios hace que se cumpla con el principio de generalidad
en materia tributaria, por lo cual, como ya explicamos, todos los integrantes de la sociedad deben
contribuir al sostenimiento del estado con equidad.
8. PROHIBICION DE TRIBUTOS QUE ENTORPEZCAN LA CIRCULACION TERRITORIAL.
En efecto, los impuestos que traben la circulació n territorial de los efectos de producció n o fabricació n
nacional, así como de los géneros y mercaderías de toda clase despachados por las aduanas exteriores,
son inconstitucionales; pro los gravá menes sobre la circulació n econó mica, o sea los que, una vez
incorporados a la riqueza local las mercaderías, se cobran por la enajenació n o el consumo de ellas,
realizados dentro del estado o municipalidad que los ha impuesto, no son violatorios de la
constitució n.
Los art. 9 y 10 de la CN tienden a impedir que se creen aduanas interiores por las provincias o por el
Congreso y que puedan cobrarse derecho de importació n o exportació n fuera de los cobrados por las
aduanas nacionales. Para que un impuesto creado por una provincia sobre las actividades comerciales
de una corporació n que realiza operaciones dentro y fuera del territorio de aquella no sea
inconstitucional por contrariar el comercio interestadual, es indispensable que tal gravamen se
aplique solo en relació n con las operaciones realizadas dentro del estado local y la suma cobrada no se
aumente en vista del negocio interprovincial realizado.
El comercio entre estados no es libre cuando un art. En razó n de su origen o elaboració n exterior, es
sometido por la administració n local a un gravamen o reglamentació n diferencial. Es por ello
inconstitucional cualquier gravamen provincial q por razones de vecindad cree desigualdades entre
los contribuyentes.
La discriminació n resultante de las provincias crean con el dictado de leyes hace también en algunos
caso q las consecuencias de los tributos así aplicados importen en los hechos una barrera aduanera
que entorpece la libre circulació n en detrimento de lo dispuesto en los art. 9, 10 y 11 de la CN.
También se aclara que el gravamen local q no signifique una traba o carga al comercio interprovincial
y así solamente el ejercicio del dcho de gravar la riqueza local es constitucional; en cambio, es
inconstitucional el gravamen con fines de protecció n o preferencia econó mica para manejar las
circulació n econó mica.
9. UNIFORMIDAD.
El principio de uniformidad está circunscripto a la materia aduanera; surge de forma expresa del art.
15 inc. 1 cuando determina como una atribució n del congreso nacional la de legislar en esta materia,
como así también la establecer los dchos de importació n y exportació n, los cuales, así como las
evaluaciones sobre las q recaigan será n uniformes en toda la nació n.
En efecto, consideramos, sin embargo, que la utilizació n q se haga de la clausula del progreso en modo
alguno implica un poder absoluto y discrecional q no merezca consideració n jurídica alguna y menos
aun que no pueda estar sometida a tratamiento judicial. Siempre deberá analizarse si la utilizació n de
esta atribució n, en desmedro del principio de uniformidad, ha sido razonable (art28 y 33 CN), es decir,
si el medio utilizado y el fin perseguido comulga con las atribuciones principios, derechos,
obligaciones y garantías que surgen de la Constitució n Nacional.
10. PROHIBICION DEL EJERCICIO DEL PODER TRIBUTARIO QUE ENTORPEZCA O IMPIDA
EL DERECHO DE TRABAJAR, COMERCIAR Y EJERCER INDUSTRIA LÍCITA.
El ejercicio del poder tributario en principio no afecta esto dchos fundamentales de los ciudadanos ya
que es condició n previa para poder ejercerlos q existan estados organizados que presenten servicios
pú blicos, estos, a su vez, en un estado de dcho, obtienen principalmente sus recursos de la imposició n
de tributos del trabajo y del ejercicio de actividades comerciales e industriales, todo con un sentido
armó nico plasmado en el programa constitucional.
Empero, cuando el ejercicio del poder tributario –no solo en la creació n, recaudació n, percepció n de
tributos, sino también en la imposició n de otro tipo de normas de tipo formal- limita, restringe o altera
el derecho de trabajar o de ejercer industria licita de forma irrazonable, abusiva o con propó sito
persecutorio, contrariando los fines constitucionales para los cuales se ha dotado de este poder de
imposició n al estado, podemos decir que la potestad tributaria deviene en inconstitucional por afectar
estos dchos individuales de los ciudadanos.
Las libertades de trabajar, comerciar y ejercer toda industria licita está n sujetes a las restricciones
establecida en las leyes q reglamentan su ejercicio, siempre q no desnaturalice sus sustancia o
constituyan un obstá culo para su realizació n efectiva, lo que sucede cuando el fisco emite actos
administrativos generales o particulares, no con la finalidad de facilitar o mejorar la recaudació n de
los tributos, sino imponiendo una relació n de poder en el cumplimiento de requisitos formales en la
inscripció n de registro, la expedició n de certificados fiscales o aplicando sanciones no tipificadas en el
ordenamiento jurídico q la realidad prohíbe en el ejercicio de estos derechos. Los requisitos formales
así impuestos por el fisco son utilizados como medio para recaudar impuestos sin causa legal q los
justifique, con la intimidatoria presió n de que su incumplimiento les prohibirá , limitara o restringirá
el ejercicio efectivo de estas libertades constitucionales, lo que hace claramente que estas devengan en
normas administrativas inconstitucionales.
En fin, el ejercicio del poder tributario del estado no puede servir de excusa para restringir, lesionar o
menoscabar los derechos de trabajar, comerciar y ejercer toda industria licita, mediante la imposició n
de normas reglamentarias y razonables q busquen como finalidad q los ciudadanos se hallen a
merced de los caprichos de las autoridades, en forma tal q se encuentren coaccionados a su necesario
cumplimiento para el ejercicio licito de sus dchos.
11. RAZONABILIDAD.
La Razonabilidad es una garantía innominada, implícita y amplia q surge de los art 28 y 33 de CN.
El principio de razonabilidad exige que la ley contenga una equivalencia entre el hecho antecedente de
la norma jurídica creada y el hecho consecuente de la prestació n o sanció n, teniendo en cuenta las
circunstancias sociales que motivaron el acto, los fines perseguidos con él y el médico que, como
prestació n o sanció n establece dicho acto.
Para q una ley sea razonable debe cumplirse tres sub pcipios q integran el principio general:
El sub pcipio de adecuació n, por el cual la norma reguladora debe ser adecuada para el logro del fin q
se persigue; el sub pcipio de necesidad, q prescribe q el legislador escoja, dentro los medios idó neos
para el fin que procura, aquel q resulte menos restrictivo de los dchos fundamentales involucrados, y
finalmente, el sub pcipio de razonabilidad strictu sensu, por el cual abra q establecer si la medida
guarda una relació n razonable con el fin perseguido, efectuando una relació n de costo- beneficio.
El pcipio de razonabilidad se relaciona, con el de proporcionalidad, en virtud del cual se exige una
relació n entre la entidad del delito y la de la sanció n q se impone en consecuencia. De tal modo, solo
será constitucionalmente admisible aquella limitació n o intervenció n en los dchos y libertades
fundamentales q se adecuada y necesaria para obtener la finalidad perseguida por el legislador.
Es decir q los actos del fisco en el ej de su poder tributario encuentran un límite inmediato en su
razonabilidad, con el efecto de cumplir con la finalidad de frenar ejcios abusivos de las facultades de
recaudació n, percepció n, fiscalizació n y determinació n de los tributos, limitando así la arbitrariedad
estatal, por tales razones debe decirse q el pcipio de razonabilidad tiene una intima relació n con los
otros pcipios constitucionales tributarios, y sirve de sustento para una efectiva aplicació n de estos en
casos concretos.
DESIGNACION:
Los jueces son designados por el PE, previo concurso de antecedentes q acrediten competencia en
materia impositiva.
REMOCION:
De vocales: por medio de un jurado especial, presidido por el procurador del tesoro nacional y 4
abogados designados a propuesta del Colegio Pú blico de Abogados de Capital Federal para asegurar la
inamovilidad de miembros del tribunal y su independencia .
Causas de remoció n: art.148 ley 11683:
Mal desempeñ o, negligencia reiterada, desorden de conducta, comisió n de delitos, violació n de
normas sobre incompatibilidades, etc.
INCOMPATIBILIDADES:
Art.149 ley 11683 para los jueces del tribunal, son:
-Ejercer el comercio,
-realizar actividades políticas o profesional, salvo que se trate de la defensa de intereses personales de
su có nyuge o padres e hijos,
-desempeñ ar cargos pú blicos o privados, salvo docencia.
EXCUSACIÒ N:
Los miembros del tribunal no podrá n ser recusados, si deberá n excusarse con las previsiones del
CPCCN (art.150 ley 11683) cuyo art. 30 remite a las causales de recusació n del art.17, previendo
ademá s que podrá n hacerlo cuando existan otras causas q impongan abstenerse de conocer en el
juicio, fundadas en motivos graves de decoro o delicadeza.
Son causas de recusació n:
-parentesco por consanguinidad dentro del 4 grado y segundo de afinidad con alguna de las partes,
sus mandatarios o letrados,
-Tener el juez o sus parientes dentro del grado indicado anteriormente, interés en el pleito o en otro
semejante o sociedad o comunidad con alguno de los litigantes o abogados, salvo sociedades
anó nimas,
-tener pleito con el recusante.
-ser el juez acreedor, deudor o fiador de algunas de las partes, salvo Bancos Oficiales, etc.
DISTRIBUCION DE EXPEDIENTES. PLENARIO:
Art.151 ley 11683: la distribució n de los expedientes se realizara por medio de sorteo pú blico de
modo que sean adjudicadas a los vocales en nú mero sucesivamente uniforme.
Cuando el nú mero, similitud y concomitancia de causas a resolver haga necesario dilucidar cuestiones
comunes de der. Comú n a todos ellos, el Tribunal Fiscal Nacional con el voto de las 2/3 partes al
menos, de los vocales con competencia impositiva o aduanera, tendrá facultades de establecer
directivas de solució n comú n a ellos definiendo las características de las situaciones aplicables.
Si la misma cuestió n de der. Fue objeto de pronunciamiento divergente por varias Salas se fijará la
interpretació n de ley q todas las Salas deben seguir de modo uniforme y obligatorio, por reunió n en
Plenario, dentro de los 40 días se devolverá la causa a la Sala donde esté radicada para q dicte
sentencia aplicando la interpretació n del Plenario.
La convocatoria al Tribunal Fiscal Nacional será efectuada de oficio o a pedido de cualquier Sala por el
Presidente o Vice del Tribunal Fiscal, segú n la materia.
Si se trata de disposiciones de competencia exclusiva de las Salas impositivas o Aduaneras, el plenario
se integrará solo con las Salas competentes en razó n de la materia, presidido por el Presidente del
Tribunal Fiscal o Vice y se constituirá vá lidamente con las 2/3 miembros en ejercicio para fijar la
interpretació n por mayoría absoluta, igual mayoría y quó rum se necesita para Plenarios conjuntos:
impositivos y aduaneros y el que presida los Plenarios tendrá doble voto en caso de empate.
ACUMULACION DE CAUSAS:
Art. 151 in fine, ley 11683: Convocados los Plenarios se notificará a las Salas para que suspendan el
pronunciamiento definitivo de causas donde se debatieron las mismas cuestiones de derecho, quedan
suspendidos los plazos para dictar sentencia, tanto en el expediente como en las causas aná logas,
hasta que se fije la correspondiente interpretació n legal.
CÒ MPUTO DE TÈ RMINOS:
Art.152 ley 11683: todos los términos de este título será n de días há biles y se suspenderá n durante el
periodo anual de feria del Tribunal Fiscal Nacional.
REGLAMENTO:
Art.153 ley 11683: el Tribunal Fiscal de la Nació n dictará reglas de procedimiento que complementen
las disposiciones de esta ley, a fin de dar al proceso la mayor rapidez y eficacia. Dichas reglas será n
obligatorias para el Tribunal Fiscal Nacional y personas que actú en ante el mismo desde su
publicació n en el Boletín Oficial y podrá n ser modificadas para ajustarlas a las necesidades de la
prá ctica.
El Presidente del Tribunal Fiscal Nacional podrá dictar normas complementarias del Reglamento de
procedimiento del tribunal, tendientes a uniformar trá mites procesales y cuestiones administrativas
cuando no se encuentren previstos en el mismo.
4.4.: FACULTADES DEL TRIBUNAL:
Art.157 ley 11683: el tribunal Fiscal de la Nació n tendrá , ademá s facultades para:
- designar a secretarios generales y letrados de vocalía,
-conceder licencias con goce de sueldo o sin él, en las condiciones que autoricen las disposiciones
administrativas o miembros del Tribunal Fiscal Nacional,
- Administració n y manejo de fondos destinados a obtener su presupuesto.
4.5: COMPETENCIA DEL TRIBUNAL:
Art.159 ley 11683:
“Inc. a: Para conocer en los recursos de apelació n contra resoluciones de AFIP de determinació n de
tributos y sus accesorios, en forma cierta o presuntiva o ajustes por quebrantos por importe superior
a $ 2.500 o $7.000 pesos respectiva.
Inc. b: de los recursos de apelació n contra las resoluciones de AFIP que impongan multas superiores a
$ 2.500 o sanciones de otro tipo, salvo la de arresto,
Inc. C: de los recursos de apelació n contra resoluciones denegatorias de las reclamaciones por
repetició n de tributos y demandas por repetició n que por las mismas materias se entablen
directamente ante el tribunal Fiscal de la Nació n y siempre que se trate de importes superiores a
$2.500,
Inc. d: de los recursos por retardo en la resolució n de causas radicadas ante AFIP en casos del art. 81,
2 pá rr.
Inc. e: de los recursos de amparo del art. 182 y 183,
Inc. f: en materia aduanera para conocer de los recursos y demandas contra resoluciones de AFIP que
determinen dchos, gravá menes y recargos y sus accesorios o ingresos a la renta Aduanera a cargo de
los particulares y/o apliquen sanciones (salvo en causas de contrabando),
Inc. g: del recurso de amparo de las contribuyentes y terceros y los reclamos y demandas de
repetició n de derechos, gravá menes, accesorios y recargas recaudadas por AFIP y los recursos a que
ellos den lugar...”
4.6.: SENTENCIA DEL TRIBUNAL FISCAL:
ART.184 LEY 11683: “Dictado el llamamiento de autos para dictar sentencia, esta se dictara dentro de
5, 15 ,30 o 60 días segú n se trate de un amparo por mora, resolució n de excepciones previas y
sentencia definitiva en causas sin y con producció n de prueba la sentencia del Tribunal se dictará con
el voto de al menos 2 miembros de la Sala, con costas para el vencido, en principio.
El tribunal liquidará o fijará partes en base a las cuales AFIP liquidará en el plazo de 30 días,
prorrogable por igual plazo, bajo apercibimiento de practicarla el accionante, previo traslado a la
contraria por 5 días y el Tribunal dictará resolució n dentro de 10 días.
4.6.1: RECURSOS DE REPOSICION: (O REVOCATORIA)
Las resoluciones y providencias dictadas durante el trá mite del expediente q no fueran la sentencia
definitiva, o la que resuelve excepciones con cará cter previo y especial pronunciamiento o la q
aprueba la liquidació n , solo son apelables por revocatoria, el cual debe interponerse fundadamente,
dentro de los 3 días de notificada la providencia. Si esta fue dictada a pedido de la parte recurrente o
de oficio, no se requiere sustanciació n, caso contrario si debe darse traslado a la contraria.
4.6.2: RECURSO DE ACLARATORIA:
Se interpone con el fin de obtener la aclaració n de puntos oscuros o poco específicos de la sentencia,
corregir errores materiales, o se resuelvan cuestiones omitidas en la sentencia, sin afectar la sustancia
misma de la sentencia, se interpondrá en el plazo de 5 días desde la notificació n.
4.6.3: RECURSOS DE REVISION Y APELACION LIMITADA:
Art. 195 ley 11683: las partes podrá n interponerla contra sentencias definitivas ante la cá mara en lo
contencioso administrativo federal de la Capital Federal, dentro de los 30 días de notificados, sin
fundar, se fundará recién dentro de los 15 días siguientes a su presentació n, se corre traslado a la
contraria por mismo término y a su vencimiento se elevaran las actuaciones a la Cá mara, la cual
podrá :
-declarar la nulidad de las actuaciones o resoluciones del Tribunal Fiscal,
-podrá optar, segú n la naturaleza de la cuestió n y si lo cree má s conveniente, disponer la apertura a
prueba de la causa en la instancia de la cá mara,
-resolver el fondo del asunto ateniendo por vá lidas las conclusiones del Tribunal Fiscal,
-apartarse de las conclusiones del Tribunal Fiscal cuando se suponga que hubo un error en la
apreciació n de los hechos por el Tribunal.
No obstante de planteado el recurso ante la Cá mara, el sujeto pasivo recurrente deberá pagar la suma
que resulte de la liquidació n que se practique con motivo del fallo del Tribunal Fiscal: hay efecto
devolutivo del recurso.
P. 5: COMPETENCIA DE LA CAMARA FEDERAL EN LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO:
La cá mara federal competente entenderá siempre que se cuestione un monto superior a $200, en los
siguientes casos:
Inc. a: apelaciones interpuestas contra sentencias de jueces de 1 instancia dictadas en materia de
repetició n de gravá menes y aplicació n de sanciones,
Inc. b: recursos de revisió n y apelació n limitada contra sentencias dictadas por el tribunal fiscal
nació n,
Inc. c: apelaciones que se interpongan contra decisiones adoptadas por el tribunal fiscal nació n,
Inc. d: en los recursos de amparo de art.182 y 183,
Inc. e: en recursos por retardo de justicia del tribunal fiscal nació n”.
P.6: LOS RECURSOS DEL ART. 74 DEL DECRETO REGLAMENTARIO N * 1397/79: ACTOS
ADMINISTRATIVOS INDIVIDUALES CONTRA LOS CUALES PROCEDE:
Cuando en la ley o en el presente reglamento no se encuentre previsto un procedimiento recursivo
especial, los contribuyentes o responsables podrá n interponer contra el acto administrativo de
alcance individual respectivo, dentro de los quince (15) días de notificado el mismo, recurso de
apelació n fundado para ante el Director General, debiendo ser presentado ante el funcionario que
dictó el acto recurrido.
Los actos administrativos de alcance individual emanados del Director General podrá n ser recurridos
ante el mismo, en forma y plazo previsto en el pá rrafo anterior.
El acto administrativo emanado del Director General, como consecuencia de los procedimientos
previstos en los pá rrafos anteriores, se resolverá sin sustanciació n y revestirá el cará cter de definitivo
pudiendo só lo impugnarse por la vía prevista en el artículo 23 de la Ley N° 19.549.
En todos los casos será de aplicació n lo dispuesto por el artículo 12 de la Ley N° 19.549, debiendo el
Director General resolver los recursos, previo dictamen jurídico, en un plazo no mayor de sesenta (60)
días contados a partir de la interposició n de los mismos.
El Director General podrá determinar qué funcionarios y en qué medida lo sustituirá n en las funciones
a que se hace referencia en el pá rrafo tercero del presente".
PROCEDE CONTRA: actos administrativos de alcance individual, dictados por:
a) los funcionarios a cargo de las distintas unidades del Organismo Fiscal;
b) el Director General.
PLAZO Y FORMA: el recurso se interpondrá dentro de los 15 días de notificado.
RECURSOS:
RECURSO DE APELACION Este recurso se encuentra contemplado en el primer pá rrafo del citado
artículo, se lo denomina Recurso de Apelació n para ante el Director General.
Los pasos a seguir para hacer uso del mismo, son los siguientes:
a) interponerlo dentro del plazo de quince (15) días há biles administrativos, contados a partir de la
notificació n del acto;
b) mediante un escrito fundado;
c) presentado ante el funcionario que dictó el acto recurrido.
Se trata de un recurso que se interpone ante el funcionario que dictó el acto que se impugna, y que
debe ser resuelto por el Director General, o en su caso, por el funcionario al cual éste delega dicha
competencia, ú ltimo pá rrafo del artículo 74 del D.R.L.P.T..
RECURSO DE RECONSIDERACION En el segundo pá rrafo de este artículo encontramos, que los actos
administrativos de alcance individual emanados del Director General podrá n ser recurridos ante el
mismo. Es decir, en este pá rrafo se contempla una situació n distinta a la del pá rrafo anterior, se trata
de actos individuales emanados del Director General y no de las jefaturas de las unidades que de él
dependen.
En efecto, en la apelació n el caso debe ser resuelto por el superior jerá rquico; en la reconsideració n,
en cambio, debe serlo por el propio funcionario que dictó la resolució n
EFECTO DEVOLUTIVO: SUSPENSIÓ N DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS:
Del tercer pá rrafo del artículo sub examen se desprende q los recursos de apelació n y de
reconsideració n:
a) se resolverá n sin sustanciació n, es decir sin vista o traslado a la parte interesada, ni apertura a
prueba;
b) la decisió n tendrá cará cter definitivo;
c) pudiendo ser impugnada solamente por la vía prevista en el artículo 23 de la L.P.A. -impugnació n
judicial de los actos administrativos-.
PLAZO DE LA ADMINISTRACION PARA RESOLVER LOS RECURSOS:
El director general los resolverá previo dictamen jurídico, en plazo no mayor a 60 días desde la
interposició n del recurso.
RESOLUCION DE LOS RECURSOS Y AGOTAMIENTO DE LA VIA ADMINISTRATIVA:
La impugnació n por vía judicial -art 23 de la L.P.A.- de los actos de alcance particular, tendrá lugar
cuando:
a) revista la calidad de definitivo y se hubieren agotado las instancias administrativas;
b) pese a no decidir sobre el fondo, se impide la tramitació n del reclamo interpuesto;
c) en el caso de silencio o ambigü edad a que se alude en el artículo 10 de la L.P.A.;
d) la administració n violare lo dispuesto en el artículo 9° de la L.P.A.
En síntesis, las resoluciones de los recursos de apelació n o de reconsideració n, tienen cará cter
definitivo y só lo son impugnables vía judicial.
CONSTITUCIONALIDAD DE LOS RECURSOS NORMADOS EN EL DECRETO REGLAMENTARIO:
P.7: EL PROCESO CONTENCIOSO JUDICIAL .COMPETENCIA.EFECTOS SUSPENSIVOS Y DEVOLUTIVOS
DE LA DEMANDA CONTENCIOSA ADMINISTRATIVA .PROCEDIMIENTO JUDICIAL:
DEMANDA CONTENCIOSA: ARTICULO 82 :“ Podrá interponerse demanda contra el Fisco Nacional,
ante el Juez Nacional respectivo, siempre q se cuestione una suma mayor de $ 200:
a) Contra las resoluciones dictadas en los recursos de reconsideració n en materia de multas.
b) Contra las resoluciones dictadas en materia de repetició n de tributos y sus reconsideraciones.
c) En el supuesto de no dictarse resolució n administrativa, dentro de los plazos señ alados en los
artículos 80 y 81 en caso de sumarios instruidos o reclamaciones por repetició n de tributos.
En los supuestos de los incisos a) y b) la demanda deberá presentarse en el perentorio término de
QUINCE (15) días a contar de la notificació n de la resolució n administrativa.
DEMANDA POR REPETICION: ART 83:” En la demanda contenciosa por repetició n de tributos no
podrá el actor fundar sus pretensiones en hechos no alegados en la instancia administrativa ni ofrecer
prueba q no hubiera sido ofrecida en dicha instancia, con excepció n de los hechos nuevos y de la
prueba sobre los mismos.
Incumbe al mismo demostrar en q medida el impuesto abonado es excesivo con relació n al gravamen
q segú n la ley le correspondía pagar, y no podrá , por tanto, limitar su reclamació n a la mera
impugnació n de los fundamentos q sirvieron de base a la estimació n de oficio administrativa cuando
ésta hubiera tenido lugar. Só lo procederá la repetició n por los períodos fiscales con relació n a los
cuales se haya satisfecho el impuesto hasta ese momento determinado por la AFIP.”
Fundamento: el pago de tributos no legítimamente adeudados significa un enriquecimiento sin causa
para el fisco y un empobrecimiento también sin causa, para quien sufre por vía legal la carga tributaria
en sus bienes. El objeto es una prestació n pecuniaria, por lo q la relació n jurídica es sustancial y no
meramente procesal.
CAUSAS:
-Pago erró neo de un tributo (por error de hecho o de derecho se cree deudor y paga):
-pago de una suma indebida o mayor que la debida
-pago de una suma ya pagada o pendiente de condició n no cumplida
-Falsa apreciació n de la realidad (cree que es sujeto pasivo)
-Pago de un tributo que se cree inconstitucional: no hay error, paga lo que el fisco le exige, si el fisco
aparentemente no incurre en extralimitació n. Pero si la ley no se ajusta a los pcipios constitucionales
q constituyen límites a la potestad tributaria pierde validez tanto la ley como la obligació n tributaria.
-Pago de un tributo q la administració n exige excesivamente (exceso en el derecho del fisco a cobrar)
-Pago indebido: en un concepto a cuenta que luego no resulta adeudado.
EL RECLAMO ADMINISTRATIVO PREVIO: es generalmente requisito indispensable para la repetició n.
Competencia:
Impuestos nacionales: juez federal
Impuestos provinciales y municipales: Juez Provincial
Municipalidad de Bs. As: Jueces Civiles de 1ra Instancia y Juez de Paz
Competencia Originaria de la CSJN por violació n a la Constitució n Nacional o ley nacional
La Ley 11683: la ley hace una distinció n segú n como fue el pago:
-Pago espontá neo: el que se efectuó por DDJJ. Luego el pago se estima indebido y se interpone reclamo
ante la AFIP. Si esta resuelve en contra antes de los 15 días puede interponer:
• Recurso de reconsideració n ante la propia AFIP (art 76 inc. a ley)
• Recurso de apelació n ante el Tribunal Fiscal (art 76 inc. b ley)
• Demanda contenciosa ante la Justicia Nacional de 1ra Instancia (art 82 ley).
-Pago a requerimiento: el que se efectuó de oficio sobre base cierta o presuntiva. No necesita hacer
reclamo, puede optar por interponer:
• Demanda contenciosa ante la Justicia Nacional de 1ra Instancia (art 82 ley)
• Demanda directa ante el Tribunal Fiscal (art 81 pá rr. 3 ley)
PROCEDIMIENTO JUDICIAL:
Art. 84:”Presentada la demanda, el juez requerirá los antecedentes administrativos a la
ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS mediante oficio al q acompañ ará copia de
aquélla, y en el q se hará constar la fecha de su interposició n. Los antecedentes deberá n enviarse al
juzgado dentro de los QUINCE (15) días de la fecha de recepció n del oficio.
Una vez agregadas las actuaciones administrativas al expediente judicial se dará vista al Procurador
Fiscal Nacional para que se expida acerca de la procedencia de la instancia y competencia del juzgado.
En el caso de q un contribuyente o responsable no hubiere formalizado recurso alguno contra la
resolució n que determinó el tributo y aplicó multa podrá comprender en la demanda de repetició n q
deduzca por el impuesto la multa consentida, pero tan só lo en la parte proporcional al impuesto cuya
repetició n se persigue.”
ARTICULO 85:” Admitido el curso de la demanda, se correrá traslado de la misma al Procurador Fiscal
Nacional, o por cédula, al representante designado por la AFIP en su caso, para que la conteste dentro
del término de TREINTA (30) días y oponga todas las defensas y excepciones que tuviera, las que
será n resueltas juntamente con las cuestiones de fondo en la sentencia definitiva, salvo las previas que
será n resueltas como de previo y especial pronunciamiento.”
ARTICULO 86:”La Cá mara Nacional competente en razó n de la materia cuestionada y, en su caso, de la
sede del Tribunal Fiscal de la Nació n interviniente, lo será para entender siempre q se cuestione una
suma mayor de DOSCIENTOS PESOS ($ 200), en los siguientes casos: "DOSCIENTOS PESOS ($ 200)":
a) En las apelaciones que se interpusieran contra las sentencias de los jueces de primera instancia,
dictadas en materia de repetició n de gravá menes y aplicació n de sanciones.
b) En los recursos de revisió n y apelació n limitada contra las sentencias dictadas por el Tribunal Fiscal
de la Nació n en materia de tributos o sanciones.
c) En las apelaciones que se interpusieran contra las decisiones adoptadas por el Tribunal Fiscal de la
Nació n, en los recursos de amparo de los artículos 182 y 183, sin limitació n de monto.
d) En los recursos por retardo de justicia del Tribunal Fiscal de la Nació n.
En el caso del inciso b), la Cá mara:
1. Podrá , si hubiera violació n manifiesta de las formas legales en el procedimiento ante el Tribunal
Fiscal de la Nació n, declarar la nulidad de las actuaciones o resoluciones y devolverlas al TRIBUNAL
FISCAL con apercibimiento, salvo que, en atenció n a la naturaleza de la causa, juzgare má s
conveniente su apertura a prueba en instancia.
2. Resolverá el fondo del asunto, teniendo por vá lidas las conclusiones del Tribunal Fiscal de la Nació n
sobre los hechos probados.
Ello no obstante, podrá apartarse de ellas y disponer la producció n de pruebas cuando, a su criterio,
las constancias de autos autoricen a suponer error en la apreciació n q hace la sentencia de los
hechos.”
Competencia por el lugar: Art. 90:”Las acciones podrá n deducirse ante el juez de la circunscripció n
donde se halle la oficina recaudadora respectiva, o ante el domicilio del deudor, o ante el lugar en q se
haya cometido la infracció n o se hayan aprehendido los efectos q han sido materia de contravenció n.”
P.8: COMPETENCIA ORIGINARIA Y EXCLUSIVA DE LA CORTE SUPREMA:
Art.117 C.N.: la C.S.J.N. ejercerá su jurisdicció n de modo originario y exclusiva, actuando como
Tribunal de 1* y ú nica instancia: en asuntos concernientes a embajadores, ministros o có nsules
extranjeros y en los que alguna Provincia fuese parte,
Excepciones: no tendrá competencia originaria y exclusiva en:
Cuestiones donde es o pueda ser parte una Provincia, pero versan sobre sus tributos locales, le
corresponde a la jurisdicció n local.
Cuando el pleito contra una Provincia en razó n de un tributo suyo involucra una violació n de normas
federales, la competencia será de los Tribunales Federales.
P.9: COMPETENCIA EXTRAORDINARIA DE LA CORTE SUPREMA:
Regulado por arts. 256 y cc CPCCN Y arts. 14 y cc Ley 48 y demá s normas reglamentarias.
Su fundamento radica en la necesidad de garantizar en ú ltima instancia, la supremacía de la
Constitució n Nacional, Leyes del Congreso y Tratados Internaciones ante leyes locales.
Art. 14:”Una vez radicado un juicio ante los Tribunales de Provincia, será sentenciado y fenecido en la
jurisdicció n provincial, y só lo podrá apelarse a la Corte Suprema de las sentencias definitivas
pronunciadas por los tribunales superiores de provincia en los casos siguientes:
1° Cuando en el pleito se haya puesto en cuestió n la validez de un Tratado, de una ley del Congreso, o
de una autoridad ejercida en nombre de la Nació n y la decisió n haya sido contra su validez.
2° Cuando la validez de una ley, decreto o autoridad de Provincia se haya puesto en cuestió n bajo la
pretensió n de ser repugnante a la Constitució n Nacional, a los Tratados o leyes del Congreso, y la
decisió n haya sido en favor de la validez de la ley o autoridad de provincia.
3° Cuando la inteligencia de alguna clá usula de la Constitució n, o de un Tratado o ley del Congreso, o
una comisió n ejercida en nombre de la autoridad nacional haya sido cuestionada y la decisió n sea
contra la validez del título, dcho; privilegio o exenció n que se funda en dicha clá usula y sea materia de
litigio.”
Requisitos:
Sustanciales:
-existencia en la causa de una cuestió n federal,
-relació n directa entre la cuestió n federal y la solució n que la sentencia recurrida dio al juicio,
-decisió n contraria al derecho federal invocado por el recurrente,
-existencia de sentencia definitiva del superior Tribunal.
Formales:
-Introducció n clara y oportuna de la cuestió n federal en juicio,
-mantenimiento de la cuestió n federal en todas las instancias del juicio,
-interposició n por escrito del recurso contra la sentencia definitiva debidamente fundado dentro de
10 días de notificada la sentencia definitiva.
El tribunal da traslado a la contraria por 10 días para que conteste el recurso., luego dicta resolució n
sobre la concesió n del recurso de modo fundado, sin perjuicio de las facultades de la C.S.J.N para
revisar tal concesió n ya que su competencia no puede quedar a merced de las decisiones de tribunales
inferiores. (Art. 280 CPCCN).
Impuesto al cine
La Ley 17.741 (hoy Ley 1.0715) de actividad cinematográ fica, vigente desde el 14 de mayo de 1968,
prevé en su artículo 21 el Fondo de Fomento Cinematográ fico, cuya administració n está a cargo del
Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, el que se integra entre otros fondos:
a) Con un impuesto equivalente al10 % (diez por ciento) aplicable sobre el precio bá sico de toda
localidad o boleto entregado gratuita u onerosamente para presenciar espectá culos cinematográ ficos
en todo el país, cualquiera sea el á mbito donde se realicen.
El impuesto recae sobre los espectadores, y los empresarios o entidades exhibidoras adicionará n este
impuesto al precio bá sico de cada localidad.
b) Con un impuesto equivalente al 10 % (diez por ciento) aplicable sobre el precio de venta o locació n
de todo tipo de videograma grabado, destinado a su exhibició n pú blica o privada, cualquiera fuere su
género.
El impuesto recae sobre los adquirentes o locatarios. Los vendedores y locadores a que se refiere el
pá rrafo anterior son responsables del impuesto en calidad de agentes de percepció n.
Si el vendedor o locador es un responsable inscripto en el Impuesto al Valor Agregado, el importe de
este ú ltimo se excluirá de la base de cá lculo del gravamen.
Está n excluidas del sistema de percepciones las operaciones que se realicen entre personas físicas o
jurídicas inscriptas como editores y/o distribuidores de videogramas grabados y/o como titulares de
videoclubes en los registros a que se refiere el artículo 57.
Todo titular o responsable de los derechos de explotació n de las salas y lugares de exhibició n
cinematográ fica, para transmitirlos, debe solicitar certificado de libre deuda del impuesto previsto en
el inciso a del artículo 21 de la ley recargos y multas, a la AFIP, el q tiene vigencia por diez (10) días
há biles.
El que no diere cumplimiento a este requisito es solidariamente responsable con el nuevo titular que
le sucediere por las sumas adeudadas, debiéndolas ingresar dentro del término de diez (10) días
há biles. La AFIP deberá despachar el certificado dentro de los treinta (30) días há biles desde que se
presente la solicitud. Vencido este plazo y no despachado el certificado por la AFIP, la transferencia o
venta podrá realizarse sin aquel.
El comprador, intermediario o escribano que actú e en la transferencia o venta de una sala
cinematográ fica será agente de retenció n de la deuda que arrojare el certificado expedido por la AFIP.
Deberá ingresar su importe a dicho organismo dentro de las cuarenta y ocho (48) horas de su
percepció n, ya sea directamente o por depó sito en el Banco de la Nació n Argentina a la orden del
mismo.
Esta situació n también se extiende a los casos de transferencia de explotació n en q intervenga como
transmitente alguno de los sujetos a quienes corresponda estar inscripto en los registros del Instituto
Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, como empresas cinematográ ficas, editores o distribuidores de
videogramas y/o titulares de videoclubes y empresas televisió n.
Como puede verse, se trata de un impuesto indirecto, real, monofá sico y de afectació n específica.
Impuestos aduaneros
Los impuestos aduaneros constituyen gravá menes a la importació n y a la exportació n de bienes.
Puede tratarse de artículos de consumo directo o de bienes intermedios para insumas de empresas
industriales del país; con lo cual queda excluido que el gravamen alcance -necesariamente- al
consumidor final; pero no se excluye que el producto final, luego de la elaboració n por la industria
interna, lleve consigo, hasta su entrega al consumidor, fin el impuesto sobre los bienes importados.
Es así que la naturaleza jurídica de estos derechos de importació n y exportació n es la ser verdaderos
impuestos reales e indirectos. Empero es importante aclarar que en los he estos impuestos pueden
dar lugar a que no puedan trasladarse a persona alguna, constituyendo verdaderos impuestos
directos, de ahí que la característica de indirectos no pueda considerarse de manera absoluta.
El Có digo Aduanero, secció n IX, regula los "Tributos regidos por la legislació n aduanera” en los que se
destacan los "derechos de importació n" y los "derechos de exportació n".
Así, en su artículo 635 dispone que el "derecho de importació n" grava la importació n para consumo, y
el artículo 636 aclara que la importació n es para consumo cuando la mercadería se introduce al
territorio aduanero por tiempo indeterminado.
Por su parte, el artículo 724 establece que el "derecho de exportació n" grava la exportació n para
consumo, y el artículo 725 aclara que la exportació n es para consumo cuando la mercadería se extrae
del territorio aduanero por tiempo indeterminado.
Como dice Jarach, el uso de los impuestos aduaneros con fines protectores de las industrias locales,
incluyendo la agricultura y la ganadería, ha sido, quizá s, el primero pero seguramente el má s
importante experimento de la utilizació n de impuestos no con fines recaudatorios sino de regulació n
econó mica: en particular esta funció n está ubicada entre las medidas de política de desarrollo
econó mico, al intentar la implantació n y el fortalecimiento de nuevas industrias locales, ampará ndolas
de la competencia de las má s vigorosas industrias extranjeras.
En este sentido, tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nació n:
La jurisprudencia de la Corte Suprema en cuanto tiene declarado que determinados impuestos en
cuanto exceden del 33% de su base imponible afectan la garantía de la propiedad por
confiscatoriedad, no es aplicable cuando se trata de tributos que gravan la importació n de
mercaderías pues sí no es constitucionalmente objetable que el Estado por razones que, hacen a los
intereses generales pueda prohibir la importació n de productos extranjeros, debe por igual razó n
considerá rselo habilitado para llegar a un resultado semejante mediante el empleo del poder
tributario, instituyendo gravá menes representativos de una o má s veces el valor de la mercadería.
Ademá s, agregó que el poder fiscal "tiende, ante todo, a proveer de recursos al tesoro pú blico, pero
constituye, ademá s, un valioso instrumento de regulació n econó mica q a veces linda con el poder de
policía y sirve a la política econó mica del Estado, en la medida que corresponde a las exigencias del
bien general, cuya satisfacció n ha sido prevista en la ley fundamental como uno de los objetos del
poder impositivo"; y señ aló aquel pronunciamiento que ello es así, ademá s, porque "en este aspecto
las manifestaciones actuales de ese poder convergen hacia la finalidad primaria, y ciertamente
extrafiscal, de impulsar un desarrollo pleno y justo de las fuerzas econó micas.
En tales condiciones, resulta determinante distinguir las situaciones en las cuales los derechos de
importació n y exportació n tienen fines puramente fiscales o, en cambio, extrafiscales de regulació n
econó mica por el Estado, pues de ello depende la plena aplicació n en el caso concreto del principio
constitucional de no confiscatoriedad de los tributos.
Para Jarach el reconocimiento de la finalidad meramente fiscal de un impuesto aduanero puede
efectuarse de dos maneras:
a) Cuando en el país no se produce ni puede producirse un bien igual o aná logo al producto gravado
de importació n.
b) Cuando se establece un impuesto interno de fabricació n igual al impuesto que grava el producto
importado.
Asimismo entendemos que la finalidad fiscal de un impuesto a la exportació n se manifiesta cuando el
producto exportado no es consumido en el país de origen o cuando ese producto haya abastecido al
mercado interno, posibilitando su consumo.
Consideramos que no puede permitirse que, bajo el disfraz de que un tributo aduanero tiene fines
extrafiscales, se confisque la renta o la propiedad de una persona, debiendo, en consecuencia, el
Estado acreditar fehacientemente que los derechos de importació n o exportació n aplicados no buscan
la recaudació n, sino políticas de regulació n econó mica, ya que la finalidad fiscal de los tributos se
presume por su sola existencia.
IMPOSICIÓN PATRIMONIAL
Impuesto a los Bienes Personales
El Impuesto a los Bienes Personales es, sin lugar a dudas, un verdadero impuesto patrimonial que
recae sobre las personas físicas.
La Ley 23.966 (hoy Ley L-1745) vigente desde e129 de agosto de 1991, creó el Impuesto a los Bienes
Personales, dejando sin efecto loa anteriores impuestos patrimoniales habidos en Argentina, el
"Impuesto a la transmisió n gratuita de bienes" (Ley 14.060) y el "Impuesto al patrimonio neto de las
personas físicas y sucesiones indivisas” (Ley 21.282).
Principales caracteres
El Impuesto a los Bienes Personales es directo, real, instantá neo y progresivo.
Es un impuesto directo ya q en principio no puede trasladarse a otro sujeto distinto al previsto como
contribuyente en el tributo, gravando, ademá s, una manifestació n directa de capacidad contributiva.
Es de tipo real porque se eligen como hechos imponibles manifestaciones objetivas de la riqueza,
prescindiendo de las circunstancias personales del contribuyente.
Es instantá neo porque el hecho imponible es un acontecimiento determinado de la vida econó mica, es
decir, se produce en un tiempo ú nico sin periodicidad, pero la recaudació n se verifica por períodos.
Es progresivo por la aplicació n de la alícuota correspondiente, que es progresiva a medida que
aumenta el valor total de los bienes gravados.
Hecho imponible
El hecho imponible del Impuesto a los Bienes Personales recae sobre los "bienes" personales
existentes al 31 de diciembre de cada añ o, situados en el país y en el exterior.
Si bien la ley no conceptualiza el término "bienes", esta hace una enumeració n de los bienes situados
en el país y en el exterior (arts. 4 y 5), que son los que deben considerarse como objeto del impuesto:
inmuebles; los derechos reales constituidos sobre bienes; las naves y aeronaves; los automotores; los
bienes muebles; los bienes personales del contribuyente; el dinero y los depó sitos en dinero; los
títulos, las acciones, cuotas o participaciones sociales y otros títulos valores representativos de capital
social o equivalente, emitidos por entes pú blicos o privados; los patrimonios de empresas o
explotaciones unipersonales; los créditos, incluida las obligaciones negociables previstas en la Ley
23.576 y los debentures --con excepció n de los que cuenten con garantía real, en cuyo caso estará a 10
dispuesto en el inc. b del art 4- cuando el domicilio real del deudor esté ubicado en su territorio; los
derechos de propiedad científica, literaria o artística; los de marcas de fá brica o de comercio y
similares; las patentes, dibujos, modelos y diseñ os reservados y restantes de la propiedad industrial o
inmaterial, así como los derivados de estos y las licencias respectivas, cuando el titular del derecho o
licencia, en su caso, estuviese domiciliado en el país al 31 de diciembre de cada añ o.
Sujetos
Son sujetos pasivos del impuesto:
a) Las personas físicas domiciliadas en el país y las sucesiones indivisas radicadas en él, los bienes
situados en el país y en el exterior.
b) Las personas físicas domiciliadas en el exterior y las sucesiones indivisas allí radicadas, por los
bienes situados en el país.
Las sucesiones indivisas son contribuyentes de este impuesto por los bienes que sean al 31 de
diciembre de cada añ o, en tanto dicha fecha quede comprendida en el lapso transcurrido entre el
fallecimiento del causante y la declaratoria de herederos o aquella que se haya declarado vá lido el
testamento que cumpla la misma finalidad. En el caso de patrimonios pertenecientes a los
componentes de la sociedad conyugal, corresponde atribuir al marido, ademá s de los bienes propios,
la totalidad de los que revisten el cará cter de gananciales, excepto:
a) Que se trate de bienes adquiridos por la mujer con el producto del ejercicio de su profesió n, oficio,
empleo, comercio o industria.
b) Que exista separació n judicial de bienes.
c) Q la administr de todos los bienes gananciales la tenga la mujer en virtud de una resolució n judicial.
Base imponible y alícuotas
La base imponible está constituida por la suma de los valores de los bienes gravados ubicados en el
país y en el exterior conforme lo disponen los artículos 8 y 9 de la ley.
El impuesto a ingresar por los contribuyentes surge de la aplicació n, sobre el valor total de los bienes
gravados por el impuesto, excluidas las acciones y participaciones en el capital de cualquier tipo de
sociedades regidas por la Ley 19.550(t.o.1984y sus modif.), con excepció n de las empresas y
explotaciones unipersonales, de la alícuota que para cada caso se fija a continuació n:
CARACTERES
El impuesto inmobiliario es un tributo típicamente territorial. La territorialidad no solo determina la
potestad de imposició n del Estado para gravar con tributos una manifestació n de capacidad
contributiva, sino que también es un elemento esencial en la definició n del hecho imponible, por lo
que sin la existencia de ese “sustento territorial”, no puede hablarse de un tributo que sea
legítimamente percibido conforme al ordenamiento jurídico normativo. El impuesto inmobiliario es
un impuesto real. Es de tipo directo, pues es soportado, en principio, por los contribuyentes
designados en la ley, gravando una manifestació n directa de capacidad contributiva, como lo es el
patrimonio del contribuyente.
Es de cará cter especial, pues grava dentro una especie de manifestació n de riqueza, como lo es el
patrimonio, un bien preciso y determinado, como lo es el inmueble, dejando afuera de la imposició n
otros bienes materiales e inmateriales.
El impuesto inmobiliario no es de tipo perió dico, sino instantá neo, es decir, en un tiempo ú nico,
preciso y determinado que nunca puede repetirse, solo en ese momento se configura su hecho
imponible.
Este impuesto fue estableciéndose en las legislaciones provinciales con una alícuota progresiva que
aumenta la valuació n fiscal.
EL HECHO IMPONIBLE
Como todos los impuestos, grava una manifestació n de capacidad contributiva, entendiéndose con ello
una manifestació n de riqueza o un fenó meno econó mico. Este fenó meno econó mico es el conjunto de
facultades o de poderes que constituyen el contenido de este derecho y que tienen una relevancia
econó mica: la facultad de disponer y gozar de frutos, de utilizar la cosa como propia, que en la gran
mayoría de los casos corresponde a la titularidad jurídica del dominio del inmueble.
Giuliani Fonrouge entiende que el hecho generador de la obligació n radica en la propiedad o posesió n
de cada inmueble considerado aisladamente, ya que por su condició n de gravamen real toma en
cuenta el valor del bien, y no la persona del dueñ o.
La ley no grava el inmueble, sino la persona que tiene su dominio o aquella q lo posee con el á nimo de
adquirir este derecho real de propiedad, se trata de una obligació n personal y no propter rem.
2. IMPOSICIÓ N GENÉ RICA A LOS CONSUMOS
2.1 EL IMPUESTO A LOS INGRESOS BRUTOS
Se creó un solo impuesto con un solo hecho imponible, que era el ejercicio de una actividad lucrativa,
y con una base imponible definida en forma unitaria: ingresos brutos obtenidos como precio de
mercadería vendida o como “remuneració n de los servicios prestados”.
PRINCIPALES CARACTERES
El impuesto sobre los ingresos brutos es un impuesto indirecto, territorial, real, perió dico,
proporcional, plurifá sico y acumulativo.
Es indirecto ya que por su naturaleza es en principio trasladable a otro sujeto distinto al previsto
como contribuyente en el tributo, gravando, ademá s, una manifestació n indirecta de capacidad
contributiva. En los hechos resulta un verdadero impuesto directo que es soportado directamente por
el contribuyente sin la posibilidad de traslació n alguna a otro.
Se lo considera territorial en cuanto recae exclusivamente sobre aquellas actividades ejercidas en
todo o en parte dentro del á mbito físico del Estado local que lo impone.
Es de tipo real ya que no tiene en cuenta las circunstancias personales del contribuyente, cargas de
familia, conjunto de ventas o ingresos, etc.
Es perió dico en relació n con la verificació n anual del hecho imponible, por ello puede decirse que es
un impuesto anual en el sentido de que debe pagarse una vez por añ o en su monto total, sin perjuicio
de que, de admitirlo las disposiciones legales y reglamentarias, se subdivida el pago en diferentes
cuotas hasta satisfacer la obligació n total.
Es proporcional por la aplicació n de la alícuota correspondiente que es constante, se determina el
quantum del tributo en proporció n al monto de los ingresos brutos gravados o, en otros términos,
porque mantiene una relació n constante entre su cuantía y el valor de la riqueza gravada.
Es plurifá sico, pues incide sobre todas las etapas de comercializació n, alcanzando en principio el ciclo
y transacciones econó micas de bienes y servicios, salvo ciertas excepciones.
Es acumulativo porque en cada etapa se grava sobre la totalidad, con la consecuencia de que el
impuesto de la etapa anterior forma parte de la base imponible de la etapa siguiente. Ello genera un
efecto multiplicador denominado “piramidació n”.
HECHO IMPONIBLE
El hecho generador o presupuesto fá ctico del impuesto es el ejercicio de cualquier comercio, industria,
profesió n, oficio, negocio o actividad lucrativa habitual, en el respectivo á mbito jurisdiccional,
extendido a las zonas portuarias, espacios ferroviarios, aeró dromos y aeropuertos, terminales de
transporte y cualquier lugar del dominio pú blico y privado.
Bulit Goñ i entiende que el hecho imponible en este gravamen ha presentado cuatro caracteres
esenciales: a) el ejercicio de actividad; b) la habitualidad; c) el propó sito de lucro y d) el sustento
territorial. El hecho imponible del impuesto no puede ser modificado unilateralmente por la provincia,
el ejercicio de la actividad, la habitualidad, el propó sito de lucro y el sustento territorial son los
requisitos esenciales que se deben verificar en este impuesto para dar nacimiento al pago del
gravamen.
2.2 IMPUESTO DE SELLOS
Se vinculan estrechamente con la existencia de un instrumento, o sea de un documento en el cual
resultan asentadas las operaciones econó micas que las partes han llevado a cabo. Por su propio origen
histó rico, la vinculació n entre el impuesto y la existencia de un instrumento o documento.
Las leyes del impuesto de Sellos descansan en el denominado principio instrumental. Las distintas
leyes siguiendo la directiva trazada por la Ley 23.548 han plasmado en sus textos la noció n comú n de
instrumento , que otorga tal cará cter a toda escritura, papel o documento del que surja el
perfeccionamiento de los actos y contratos, con lo cual satisface el principio de instrumentalidad,
siempre y cuando el documento reú na los caracteres exteriores de un título jurídico con el cual pueda
ser exigido el cumplimiento de las obligaciones sin necesidad de otro documento y con prescindencia
de los actos que efectivamente realicen los contribuyentes.
La noció n de instrumento se refiere a aquellos categorizados como instrumentos pú blicos o privados
segú n el derecho comú n, no solo porq a su tipicidad se ajusta el hecho imponible, sino porque solo
ellos pueden tener los caracteres del título jurídico autosuficiente para exigir las obligaciones
constatadas en el texto.
Es el alcance del instrumento pú blico o privado el que adjudica contenido material al principio
instrumental. La existencia de un instrumento con aptitud de generar el impuesto aparece cada vez
que el acto jurídico este documentado, de forma tal que, con la tenencia de ese solo documento, el
acreedor pueda obligar a su deudor a ejecutar la prestació n debida.
HECHO IMPONIBLE
Las leyes del Impuesto al Sello crean un tributo al trá fico, imponiendo los instrumentos reveladores
de actos jurídicos taxativamente mencionados en ella, que exteriorizan un contenido econó mico,
siempre que se otorguen en la jurisdicció n que ostenta la potestad tributaria o tengan efectos en ella.
Los requisitos bá sicos que deben concurrir para dar nacimiento a la obligació n tributaria son los
siguientes:
a) Existencia de actos jurídicos;
b) Formalizados en instrumentos pú blicos o privados;
c)Otorgados en la jurisdicció n que ostenta la potestad tributaria o tengan efectos en ella.
Está n alcanzados los contratos bilaterales o multilaterales(compra-venta, locació n de cosas y de
derechos, sociedad, locació n de obra y de servicios, mutuo, prenda, etc.), la emisió n de vales, billetes y
pagarés, letras de cambio, los reconocimientos de deuda, las facturas conformadas, ciertas promesas
de venta y otros actos. Só lo son imponibles los actos expresamente mencionados en la ley.
El impuesto de Sellos se aplica sobre el instrumento y es exigible desde su creació n. No invalida el
impuesto el desistimiento del negocio, con posterioridad a su instrumentació n, es decir, la no
concreció n de los fines convenidos.
El instrumento que contiene un acto singular en el que existe un ú nico negocio, no ofrece dudas sobre
su tratamiento fiscal, siempre y cuando este resultara imponible conforme con los cá nones de cada
ordenamiento jurídico. Cuando un instrumento contiene una pluralidad de obligaciones que resultan
todas concurrentes, puras y simples en los términos de cada legislació n, cada una de ellas resulta
imponible con arreglo a su propia naturaleza y a tenor de la alícuota fijada para estas en particular.