Tíquico
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Tíquico
problemas
2ª de Timoteo 4: 12
“A Tíquico lo envíe a Éfeso.”
Con esas seis sencillas palabras, el apóstol Pablo define perfectamente a Tiquico
uno de sus más cercanos colaboradores que participó con él en el tercer viaje
misionero. Pablo tuvo más de veinte colaboradores cercanos a los que menciona
en sus cartas y con quien convivió e hizo la obra misionera.
Les menciono a algunos Bernabé, Marcos, Priscila y Aquila, Onesíforo, Erasto,
Trófimo, Zenas, Apolo, Filemón y Apia, Arquipo, Epafras, Aristarco, Lucas,
Demas, Sóstenes, Timoteo, entre otros.
En el tercer viaje misionero Pablo visitó Éfeso, Macedonia y Grecia, Troas,
Mileto, Tiro, Cesarea para finalmente llegar a Jerusalén, justo en la fiesta de
Pentecostés.
Tíquico, que significa hombre afortunado u hombre de éxito fue uno ellos. Lucas
lo menciona por primera vez en el libro de Hechos 20: 4. Era de la región de Asia
y se unió al equipo de Pablo en Éfeso a donde el apóstol llegó a predicar en su
tercer viaje misionero. Para esas fechas el equipo había crecido enormemente.
Al parecer regreso con él a Jerusalén y a partir de allí estuvo con él todo tiempo
particularmente cuando estuvo preso. Tíquico fue el colaborador cercano de
Pablo en los días de dificultad y problemas cuando el imperio romano lo detuvo y
encarceló en Roma. Tíquico estuvo tanto la primera como segunda vez que Pablo
fue un prisionero.
Era tal la confianza que tenía en este hombre que Pablo no dudó en enviar con el
tres cartas. La de Éfeso, la de Colosas y la de Filemón, según podemos leer en
Efesios 6: 21-22 y Colosenses 4:7-8 en las que le dice a esas dos iglesias que
todo lo que pasa en su encarcelamiento les será relatado con pormenores por su
amigo Tíquico.
Fue este hombre el encargado de regresar a Onésimo con Filemón. Onésimo
había escapado y como esclavo tenía que regresar a Colosas de donde había
huido y allí regresó encaminado por Tíquico que para ese tiempo se había
convertido en un hombre cien por ciento confiable para el apóstol.
Y en la carta de Tito 3:12 esta analizando la probabilidad de enviarlo a la isla de
Creta para relevar a Tito en la predicación y enseñanza en ese lugar. Pablo esta
resolviendo si envía a Artemas o a Tíquico.
Pablo fue liberado por un tiempo, pero luego fue apresado de nueva cuenta y el
Nuevo Testamento nos dice que Tíquico seguía allí como el mismo talante,
entusiasmo y ganas de servir al anciano Pablo que se preparaba para partir de este
mundo. En la 2ª Carta a Timoteo 4:12 encontramos a Pablo diciéndole a Timoteo
que lo ha enviado a Efeso.
Tíquico fue un servidor con una enorme disponibilidad. Tíquico siempre tenía la
disponibilidad para ser enviado a donde le dijera el apóstol. Le dijo que se fuera a
Troas en el tercer viaje misionero y para allá fue. Le dijo que fuera a Éfeso y
Colosas y también se dirigió a esos dos lugares. Le dijo que volviera a Éfeso y lo
hizo.
Tíquico no sólo tenía disponibilidad, también era un hombre confiable para el
apóstol Pablo y por esa razón se convirtió en un socio ideal para la obra del
Señor.
Tíquico: Un amigo en los grandes problemas
I. Dispuesto a colaborar incondicionalmente
II. Dispuesto a servir incansablemente
III. Extremadamente confiable
I. Dispuesto a colaborar incondicionalmente
Pablo no era muy dado a lanzar adjetivos a sus colaboradores sin cerciorarse de
que en realidad fuera exacto en sus apreciaciones, pero en casos muy concreto
como el de Tíquico, una vez comprobado su compromiso a favor del evangelio,
Pablo no escatimó en resaltar sus virtudes.
La primera que lanza en este texto lo encontramos en Colosenses 4: 7. Pablo dice
que Tíquico era un fiel ministro. En el texto original la frase es “pistos diakonos”
que nuestra versión Reina Valera 1960 traduce como fiel ministro. La palabra
pistos tiene su raíz en el mismo vocablo que la palabra fe. Deducimos que
Tíquico era leal a la fe, es decir, fiel.
Pero la palabra que nos ayuda a entender mejor la personalidad de este personaje
es la expresión “diakonos”, que se ha trasliterado o pasado al español en su
misma forma en que aparece en el griego como diakono. Los diakonos eran
sirvientes, según lo vemos en el libro de Hechos 6.
El comportamiento de Tíquico fue así: fue un sirviente de Cristo que se sujetó a
Pablo incondicionalmente. En los cinco textos que leemos sobre su persona lo
encontramos siempre subordinado al apóstol. Fue enviado a Troas, luego dos
veces a Efeso y finalmente Pablo lo pensaba enviar a Creta.
Pablo encontró en Tíquico el socio ideal para la expasión del evangelio. Siempre
estaba dispuesto a acudir o ir a donde lo enviaran. Nunca se inconformó ni se
opuso. Siempre fue accesible. Se comportó como un diakono dispuesto a servir a
la obra del Señor donde se le pusiera.
II. Dispuesto a servir incansablemente
La raíz de la palabra consiervo es doulos que en el Nuevo Testamento se traduce
como “esclavo” y también como siervo. A diferencia del sirviente, el esclavo era
alguien que no tenía libertad, no era dueño de sí mismo. Vivía para otro, para su
dueño. Esta palabra era muy común en los días de Pablo. Había muchos
esclavos.
Pablo considera a Tíquico alguien igual a él con relación a Jesucristo. Pablo era
un esclavo o doulos del Señor y Tíquico también. Ambos no tenía más voluntad
que la de su Señor. Vivían para él siempre. ¿Por qué Pablo llegó a esta
conclusión con Tíquico? Muy probablemente porque Tíquico supo ser un
compañero en los días más complicado del ministerio de Pablo.
Lo acompañó en el tercer y último viaje misionero. Pero estuvo con él durante
sus dos tiempos de prisión en Roma. En la primera él lo envió junto con las
cartas de los Efesios, Colosenses y Filemón. Y en ese tiempo también figuró
entre sus prospectos para ir a reemplazar a Tito en Creta. Las cartas de Pablo no
nos dicen si eso ocurrió.
Luego de nueva cuenta aparece en la segunda prisión de Pablo. Cuando él
anciano apóstol sabe que está a punto de partir. Han pasado muchos años desde
el tercer viaje misionero en el que conoció a Tíquico, pero éste sigue igual de
ferviente como al principio y de nueva cuenta lo envía a Éfeso, según leemos en
2ª Timoteo 4:12.
A Tíquico lo encontramos acompañando a Pablo justo en los días cuando
asociarse con él resultaba peligroso. Pero el esclavo o doulos no le importaba eso
porque estaba vendido completamente a la obra de Dios.
III. Extremadamente confiable
Tíquico era un diakono y un doulos, es decir un sirviente y un esclavo y por esas
dos poderosas razones, Pablo lo podía enviar a diferentes lugares como si fuera él
mismo. Así nos lo dejan ver tanto la carta a los Efesios como la carta a los
Colosenses. Tíquico les llevaría con exactitud lo que pasaba en la vida del
apóstol.
Indudablemente, Tíquico fue el mejor socio que Pablo pudo encontrar en la obra
del Señor porque se comportó siempre con lealtad y compromiso de servir.