Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Nebulosas Planetarias PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 9

NEBULOSAS

PLANETARIAS
OBJETOS AUN POR
DESCUBRIR
Estrellas moribundadas brillando como
mil soles

UNIVERSIDAD PUBLICA DE EL ALTO


INTRODUCCIÓN

Nebulosas planetarias más conocidas por sus siglas en inglés (PNe o PN)
quizás son los objetos más hermosos conocidos cósmicamente. Para la
existencia de una PNe se requiere una estrella central (CS. por sus siglas en
inglés) con núcleo y una temperatura lo suficientemente como para ionizar
la componente gaseosa que la envuelve.

Una nebulosa planetaria es una nebulosa de emisión consistente en una


envoltura brillante en expansión de plasma y gas ionizado, expulsada
durante la fase de rama asintótica gigante que atraviesan las
estrellas gigantes rojas en los últimos momentos de sus vidas. [1] (Frankowski,
Adam; Soker, Noam (2009). El nombre se debe a que sus descubridores, en
el siglo XVIII. Aunque se han descubierto nebulosas planetarias (PNe) durante
más de 200 años, no fue hasta hace 30 años que llegamos a una
comprensión básica de su origen y evolución. Incluso hoy, con
observaciones que cubren todo el espectro electromagnético, y aun
todavía hay muchas preguntas sin respuesta sobre su estructura y
morfología. [2](Kwok, Sun (2005))

Al final de la vida de las estrellas que alcanzan la fase de gigante roja, las
capas exteriores de la estrella son expelidas debido a pulsaciones y a
intensos vientos estelares. Tras la expulsión de estas capas, subsiste un
pequeño núcleo de la estrella, el cual se encuentra a una
gran temperatura y brilla de manera intensa. La
radiación ultravioleta emitida por este núcleo ioniza las capas externas que
la estrella había expulsado [1]

Cada estrella progenitora al interior de una PNe se encuentra en una etapa


evolutiva (cuya duración suele ser entre los 20.000 años) la mayoría de estas
estrellas están con una masa inicial entre 0.8 Masas Solares (M☉) a 8(M☉)

La radiación ionizante de una PNe debe ocurrir antes de que se expanda o


se vuelva tan dividida en su brillo superficial o escape a una detección de
los telescopios. Así mismo el estudio de las PNe nos provee información tan
invaluable sobre el medio interestelar y el enriquecimiento químico por parte
de estrellas de baja masa y mediana masa, así mismo su cinemática de sus
estrellas progenitoras proporcionan datos tan importantes para tener una
idea de la evolución de la teoría galáctica.

La radiación ultravioleta de la estrella central de una PNe excita a los átomos


de la materia eyectada, dando así una característica de color diferente
para cada elemento. Pero, no todas las estrellas de masa baja e intermedia
forman una nebulosa planetaria, que se forme o no, requiere que se den las
condiciones correctas. Si la estrella no emite fotones capaces de ionizar el
gas (la estrella no es suficientemente caliente) o si el gas está tan lejos de la
estrella que ya no le llegan los fotones necesarios como para ionizarlo,
entonces no se formará una nebulosa planetaria. En principio, nuestro Sol
pasará por esta fase dentro de unos 4500 millones de años.
Las NP están constituidas principalmente por hidrógeno, nitrógeno y algo de
oxígeno. Son la última etapa en la vida de estrellas En la Vía Láctea se
conocen aproximadamente unas tres mil y su vida es efímera: unos 20 mil
años, apenas un suspiro comparado con la edad promedio de otros objetos
celestes.
En esta monografía, resumiremos los avances teóricos y observacionales en
la investigación de PNe, y daré a conocer los roles de PNe en el
enriquecimiento químico (atómico, molecular y de estado sólido).
NEBULOSAS PLANETARIAS

Las nebulosas planetarias son algunos de los objetos más llamativos y


fascinantes del Universo. Son producidas por estrellas de baja masa o masa
intermediaria al acercarse al final de su evolución (masas menores a 8 Masas
solares.
Las nebulosas planetarias(PNe) son evolventes, gaseosas en expansión y se
afirma que están formada por la iteración de vientos estelares [2] (Kwok et al.
1978-2005). La estrella progenitora en el interior de cada nebulosa atraviesa
una fase que dura entre 20.000 años [3] (Sánchez Contreras,2011). Se dice que
en esta fase estelar precede a las estrellas enanas blancas y sucede a las
estrellas AGB cuya masa inicial en secuencia principal se ubica en 0.8 M y
8.0 M [2] (Kwok et al. 2008).

Figura 1: Imagen de la nebulosa planetaria NGC 6720, en donde se puede apreciar la estructura
eyectada por la estrella. Imagen compuesta de las observaciones ópticas del telescopio espacial
Hubble, con observaciones infrarrojas del Large Binocular Telescope Observatory. En la imagen, el
color azul representa el helio; el verde, el oxıgeno; y el rojo, el hidrogeno. Crédito de la imagen: NASA,
ESA, C.R. O’Dell (Vanderbilt University), and D. Thompson (Large Binocular Telescope Observatory).
LA COMPLEJA HISTORIA DE LA PÉRDIDA DE MASA

Los hechos que conducen a la formación de una nebulosa planetaria (PNe)


suceden en dos fases que al culminar genera una estructura compuesta de
una región, al interior más densa (la nebulosa planetaria propiamente
dicha) y un halo externo débil, conformado por el viento estelar ionizado.
Todo el curso de la expulsión del material se produce en un intervalo de
tiempo relativamente breve en términos astronómicos, lo que hace que la
nebulosa planetaria se mantenga visible durante tan solo unos pocos miles
de años.
Los halos externos de las nebulosas planetarias son débiles y difíciles de
estudiar, pero proporcionan una información muy rica sobre las propiedades
físicas de la fase final de pérdida de masa en las estrellas moribundas.

FASE DE UNA NEBULOSA PLANETARIA

Figura. 2 La nebulosa de la Hélice. Crédito: NASA, ESA, y C. R. O'Dell.

Una vez iniciada la fase de una nebulosa planetaria, los gases expulsados
viajan a velocidades de varios kilómetros por segundo respecto de la estrella
central. Esta se convierte en el remanente (enana blanca) de la
estrella gigante roja anterior, y está formada por carbono y oxígeno con
sus electrones degenerados, con escaso hidrógeno, ya que la mayor parte
fue expulsada en la fase anterior de rama asintótica gigante.
El gas se expande a medida en la estrella central experimenta una evolución
en dos etapas: primero, contrayéndose a la par que se calienta,
quemándose el hidrógeno de la capa exterior al núcleo. En esta etapa la
estrella central mantiene una luminosidad constante, alcanzando
finalmente temperaturas de en torno a 100 000 K.
En segundo lugar, la estrella sufre un proceso de enfriamiento cuando la
capa de hidrógeno exterior se ha consumido, perdiendo además algo de
masa. En un remanente se irradia su energía pero las reacciones
de fusión dejan de producirse, ya que ha perdido mucha masa y la que le
queda no es suficiente para alcanzar las temperaturas necesarias para
desencadenar este tipo de procesos. La estrella se enfría de tal modo que
la radiación ultravioleta irradiada no es lo suficientemente intensa como
para ionizar el gas distante.
La fase de nebulosa planetaria finaliza cuando la nube de gas se
recombina, abandonando el estado de plasma y volviéndose invisible. Para
una nebulosa planetaria típica, la duración de esta fase es de
aproximadamente 10 000 años. [2] (Kwok, 2000,)
El remanente estelar, una enana blanca, permanecerá sin sufrir apenas
cambios en su evolución, enfriándose muy lentamente.[2] (Kwok, Sun (2005))

MORFOLOGÍA

Las nebulosas planetarias presentan formas muy dispares, desde irregulares


y de apariencia compleja hasta casi perfectamente esféricas. Sin embargo,
éstas últimas apenas suman el 20 % del total. [5] Jacoby, George. H.; Ferland, Gary. J.;
Korista, Kirk T. (2001).
La mayoría de las nebulosas planetarias pueden clasificarse según su forma
en esféricas, elípticas, o bipolares (vistas desde la Tierra, ya que la forma
depende del ángulo con el que se las mire). Sin embargo, en menor medida
también existen otras formas, como anulares, cuadripolares, helicoidales,
irregulares, y de otros tipos. [7] Kwok, Sun; Su, Kate Y. L. (2005). La nebulosa
planetaria Abell 39 presenta forma esférica, y la nebulosa Retina (IC 4406)
forma bipolar. En muchas ocasiones la forma da nombre a la nebulosa,
como es el caso de la nebulosa del Anillo, la nebulosa de la Hélice, o
la nebulosa de la Hormiga.
Las nebulosas planetarias bipolares se encuentran cerca del plano
galáctico, por lo que fueron creadas por estrellas jóvenes muy masivas (tipo
espectral, al contrario que las esféricas, más alejadas del plano galáctico
(de 5º a 12º), y cuyas estrellas progenitoras eran más antiguas y menos
masivas, similares al Sol (tipo espectral G). Las elípticas se encuentran en un
intervalo intermedio (tipo espectral B, 3º-5º). Esto es indicativo de que la
masa de la estrella progenitora determina las características morfológicas
de la nebulosa planetaria, influyendo por lo general en mayor medida que
otros factores tales como la rotación o el campo magnético.[8]( Osterbrock y
Ferland, 2005. Además, cuanto más masiva es la estrella más irregular se torna
la nebulosa. [9]( Mennessier, M. O.; Omont, A. (1990).
La razón de la amplia variedad de formas no se comprende bien,[2] Kwok, 2000,
aunque podrían deberse a interacciones gravitatorias causadas por una
estrella compañera en sistemas estelares binarios (estrellas dobles). Otra
posibilidad radica en que los planetas perturben el flujo de material expelido
por la estrella

REGIONES H II

Las regiones H II son nubes del medio interestelar que están siendo ionizadas
por estrellas masivas (unas decenas de veces la masa del Sol) recién
formadas (hace unos pocos millones de años). Orión es la región H II más
conocida, es tan brillante que se puede ver a simple vista en el cielo oscuro,
cerca del cinturón de Orión.
Aunque las nebulosas planetarias y las regiones H II son muy distintas, ambas
son nubes de gas y polvo que están siendo ionizadas por una o varias
estrellas y los procesos físicos que ocurren en ellas son muy parecidos. Esto
nos permite analizarlas de forma similar y obtener información
complementaria. Ya vimos que las nebulosas planetarias corresponden a la
fase final de estrellas de baja masa mientras que las regiones H II se forman
alrededor de estrellas casi recién formadas. Las primeras nos informan de
cómo era el medio interestelar hace cientos o miles de millones de años,
cuando nació la estrella que ahora calienta la nebulosa planetaria. Las
segundas nos informan sobre el medio interestelar más reciente. Estudiando
la composición química de nebulosas planetarias y regiones H II podemos
entender cómo las galaxias se van enriqueciendo con el tiempo. Esto es
particularmente interesante en galaxias lejanas donde es difícil ver las
estrellas, pero sí podemos ver la emisión de estas nebulosas.

Figura 3. Nebulosa Carina. Crédito: NASA, ESA, and the Hubble SM4 ERO
Team.
Radio Morfologías de Nebulosas Planetarias

Se ha podido examinar las morfologías de las nebulosas planetarias


observadas, la alta resolución angular del VLA (Very Large Array) ha
permitido la extensión de la clasificación morfológica a una población
mucho más exacta que antes. Las imágenes de radio de las nebulosas
planetarias se analizan en términos del modelo Las imágenes de radio
simuladas se producen utilizando diversos parámetros de asimetría en el
modelo. Usando estos modelos como guía, las imágenes de radio de las
nebulosas planetarias se clasifican en diferentes clases morfológicas. No se
pueden encontrar diferencias significativas entre las estadísticas de clases
morfológicas de alto brillo superficial / compacto y bajo brillo superficial /
nebulosas planetarias extendidas, o con las clasificadas por medios
ópticos. [9] (Aaquist, OB ;Kwok, Sun 2008 )

Evolución de las nebulosas planetarias.

Estructuras, ionizaciones y secuencias morfológicas.

Se presenta un atlas de imágenes CCD (dispositivo de carga acoplada (en


inglés charge-coupled device,) conocido también como CCD) de
cincuenta y una nebulosas planetarias (PNe) tomadas a la luz de líneas de
emisión de ionización baja, moderada y alta. Las formas de muchas de las
PNe pueden organizarse en una secuencia morfológica empírica de clases
redondas, elípticas, bipolares y de mariposas. Muchas (PNe), especialmente
las de alto brillo superficial como NGC 2392, 3242, 6543, 6826 y 7662, muestran
evidencia de inclusiones delgadas de ionización anormalmente baja en un
sustrato de alta ionización. Se muestra que la secuencia morfológica de PNe
es consistente con los preceptos de la conformación de PN por vientos que
interactúan. Esta coherencia coloca los conceptos de conformación
hidrodinámica en curso de las PN sobre bases firmes, y justifica observaciones
adicionales que pueden conducir a una mejor comprensión de los procesos
físicos. [10 ](Balick, Bruce et al 1987)

También podría gustarte