Lagrimitas PDF
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Vino la avalancha. Las aguas derribaron las paredes y "Sonrisal", el payaso ñaco y
desgarbado, alcanzó a tomar a los niños en los brazos y sólo volvió a tener
conciencia de lo que pasaba cuando se sintió sobre un lodazal con grandes rocas,
más abajo del Cerro de la cruz. Luis Enrique Moreno, "Sonrisal", permaneció hasta
el viernes por la tarde, cuando fue rescatado.
Pero en el anochecer del jueves, cuando el lodo que fue caliente al principio, se
convirtió en una masa helada, murió en sus brazos su hijo Luis Alfonso, de seis
años, y al día siguiente, el viernes al medio día, bajo un sol abrasante, murió de sed
la niña, Adriana, de tres años.
Entonces sólo entre una caja que fue el empaque de un calendario elécuico, Luis
Enrique Moreno trajo hasta Lérida el cadáver de su mujer y allí logró que el Alcalde
le regalara un ataúd. El 24 de diciembre fue el entierro. Entonces, los habitantes de
Lérida vieron un extraño cortejo. Luis Enrique Moreno había decidido ser payaso de
nuevo. Con pintura ordinaria se embadurnó la cara y con un camisón viejo elaboró
su traje de payaso.
Marchó adelante el cortejo. En aquellos días de tantos entierros uno más no hubiera
llamado la atención sino hubiera sido porque lo encabezaba un payaso triste y
desharrapado.
Como la vida no se detiene, cuando pasó el entierro decidió que tenía que seguir
siendo payaso. Pero en los pueblos y campos del norte del Tolima era tanto la
sombra y el peso de la muerte que nadie quería un payaso. Mucho menos uno que
se llamará "Sonrisal".
Por ello lo primero que hizo fue cambiarse de nombre. Se puso "Lagrimitas". Y
empezó el trabajo que ni siquiera soñó Garrik, el payaso del famoso poema. Como
si fuera en el Tolima el Charlot de Charles Chaplin, intentó la aventura humana de
hacer suscitar ciertas sonrisas con historias de tristeza.
Al principio viajaba hasta los campeonatos y albergues. Cuando llegaba, los
sobrevivientes lo recibían con odio, pues no entendían cómo alguien podía vestirse
de payaso y atreverse a llegar allí donde casi todos estaban vestidos de luto por
fuera y destrozados por dentro, pues cada familia había perdido un promedio de
cinco familiares en Armero.
Arriba estaban las fotos de su esposa Magali y sus dos hijos, y abajo la foto del
cadáver tal como lo había encontrado. Al ver los sobrevivientes que él estaba peor
que ellos, pues tenía que vestirse de payaso, no obstante haber perdido tanto en
Armero, entonces aceptaban que intentara hacerlos reír a ellos y a sus hijos.
De esta forma, comenzó a trasegar por el desolado norte del Tolima "Lagrímitas",
el que antes fue "Sonrisal" en Armero. Vivía también en los campamentos, en las
carpas.
Y en uno de estos campamentos conoció a Carmen Elisa Sierra. Ella había sido la
mujer de un albañil muerto en la avalancha, pero Carmen Elisa había logrado
sobrevivir con sus cuatro hijos, cuando por esos golpes de la suerte se logró trepar
con los cuatro niños sobre un armario que permaneció flotando dos días sobre una
laguna de aceite, proveniente del oleoducto destrozado por la avalancha.
El payaso sale a animar fiestas infantiles y sigue siendo un Charlot del Tolima que
no en cine, sino en la realidad, aguanta hambre con una mujer y cuatro niños y que
es capaz de hacer reír hablando de la muerte ¿no hubiera triunfado en Armero?.
Dice que fue la vida la que les quedó a él y los sobrevivientes. lo que los obliga a no
morir de tristeza. Sólo le falta un megáfono que no ha podido comprar porque cuesta
50 mil pesos para ser tal vez el único payaso del mundo que ha hecho de la muerte
una forma de vida.
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