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--ci6n
. . -- -ilusoria
-..,. .. del. mundo (Ibid). La argumentaci6n es la si-
gniente: la experiencia humana se divide en dos campos: lo
que estcbajo. el control del hombre, .~ya. sea en. el mundo
-- -.--
de la naturaleza o en el de la cultura, y l p ~ q u q no . ~ s t & b s s u
control. Obviamente tal divisi6n es distinta en cada forma
de sociedad y en cada Cpoca bistbrica. El dominio de lo no
controlado se presenta como u n ~ o n j ~ o ~ d e _ f _ u _ e ~ ~ ~ ~ u p e r i o
9ue el l~ombre.necesitarepresentayse~y_expli~c_ar;
--
en otras pala-
bras, requiere tener un control, aunque sea indirecto, sobre
ellas. No obstante, el hecho que se presente como un conjunto
de fuerzas superiores no produce autorniticamente una repre-
sentaci6n ilusoria; a1 contrario, estas fuerzas son datos objeti-
vos de la realidad. La tesis de Godelier es que s61o a partir
del momento en que esas realidades se presentan como seres
anilogos a1 hombre, cuando las causas que regulan el mundo ~.
natural y cultural se consideran como dotados de conciencia, .. .
voluntad y poder, s610 entonces tales datos se convierten en
representaciones ilusorias. Sin embargo, tal analogia no es per-
fecta puesto que esas representaciones difieren del hombre en
que hacen y saben lo que 6ste no puede hacer ni saber; por
tanto, en que son superiores. Este es el oripen de 10s perso-
najes miticos seghn Godelier y una buena parte de 10s pen-
sadores contemporineos. La conclusi6n obligada de este razo-
namiento es que, a medicla que el conocimiento humano avan-
za, 10s sectores de la realidad que no tienen una explicaci6n
racional tienden a disminuir y, en el limite, no existirian
zonas oscuras y, por tanto, el pensamiento mitico no tendria
raz6n de ser. Esta conclusi6n parece ahora dificil de acepta:,
incluso para 10s etnblogos marxistas. Por otro lado, la respuesta
de Godelier a las preguntas esenciales respecto a la funciona-
lidad del mito ( p a r a quC sirven 10s mitos, q d papel desem-
pecan, cuil es'la naturaleza de su hnci6n social en una cultura
dada?), se reduce a una sola: a travCs del mito, e l h o m b ~ e
---
nejables.
-
-.-personifica las potencias
- -- desconocidas
- y con ello las hace ma-
7
-.
I
una manera de pensar que implica que si uno no entieilde
la totaliclad, no puede entender las particularidades.
Esta blisqueda de la totalidad es distinta del mod0 cienti-
fico de conocer sohre toclo porque 1x0 alcanza su objetivo,
puesto que "el mito es incapaz de dar a1,hombre mis poder
material sobre el entorno", auilque si pueda dar a 10s hombres
"la ilusi6n de que pueden enteiider el universo, que de hecho
lo entienden" (Ibid:l7). Otra finalidad que asigna es aseGrar
"tan estrechamente como sea posible -0bviamente es impo-
sible el cierre total- que e u r o permanezca
sente y a1 pasado" (Ibid:43).
-
Finalmente, en la
~-
fiel,.al.-pre-
hltima seccibn
~ . .. . .- . .. .
del cuarto volumen cle ~Vfitoldgicus,da otra pista acerca del
papel de 10s mitos: . .. respuestas temporales y localesa..los
son ~
- p ~ ~ b l e * n aplanteados
s p0.r los'ajustes realizables-y, las contra-
~ ~~
-.. ~.
/ ver imagigr_ri%qente problemas irresolubles
-~.-- -~~
desde q g perspec-
/\ i
I -. tiva
. ~
real, y, finalmente, sirve p?ra a s e g ~ r a r ~ ~ ~--..
& b i l i d a d i-o G - a l
i
y politics. Si observamos cuidadosamente estas funciones, ve-
remos que son exactamente lzs mismas que se le asignan a esa
1.-noci6n vaga que se denomina ideologia.
Pero no solameilte pueden captarse semejanzas entre mito
e icleologia, sino tambitn con la religihn, con el arte, con la
literatura y, en general, con todos los~am-p~sSdeJ.~imb61ico.
Parece importante detectar estas similitudes, pero no poclemos
contentarnos con la determinaci6n de la proximidad del gt-
nero sino que seria necesario precisar la diferencia especifica.
Dejemos por un momento esta reflexi6n para esaminar un
caso concreto de la funcionalidad del pensamiento mitico.
Los hombres de 10s siglos XI y SIX,por ejemplo, se sentian
completamente aplastados por el misterio, dominados por un
mundo desconocido que su mirada no podia examinar puesto
que este mundo se estendia a un dominio que estaba mis
alli de la apariencia. En esta sociedad esti vigente y operanclo
en toda su plenitud el mito $e la realeza; de hecho, como seaala
Duby, este mito es una de las caracteristicas definitorias de la
mentalidad medieval (Duby, 19S3:21). La sociedad humana se
concibe entonces como un reflejo de la -Ciudad de Dios, y esta
- .~~. -.
~
s610
-- puede yerse a t r . a ~ s ~ _ c r ~ ~ ~ a ~ . d e _ l ala~.~
figura
~nar~uia:
del rey, modelo. ddaperfecci6n. terrestre, e s t a b a en l a posi-
mis ele~radadentrodela -construcci6n--mentalque-daba
- &den.al_universo.-.~esde la Alta Edad media, 10s reyes caro-
lingios tenian la misi6n de dirigir la guerra, per0 tambiin
poseian otra hnci6n mis misteriosa: se_r-me_diador~_e~n_t_re j u
pueblo y 10s dioses; de su mediaci4~dependialafelicidad-d~
todos.
.. -. Esa propiedad les era otorgada por la divinidad misma
por filiacibn, puesto que por sus venas corria sangre divina;
por tanto, la Igiesia situaba a1 Rey en el seno de las jerarquias
sobrenaturales; su autoridad "ernanaba de su carkter sobre-
natural y su ministerio significaba ante todo, tal como lo cele-
braban 10s laudes regine, la conciliaci6n de dos mundos, el vi-
sible y el invisible, y la armonia c6smica entre el cielo y la
tierra" (Duby, 1993:23). De Ia misma manera, se concibe a
Dios como un rey: cuando san Anselmo quiere describir el
mundo invisible, lo hace poniendo a 10s ingeles como vasallos
que han recibido feuclos de parte de Dios. Los monjes se saben
guerreros que en cada uno de 10s castiilos esperan recompensa
por combatir; tambien el cristiano com6n espera protecci6n
de Dios cle 10s peligros del mundo, y su finalidad es aicar~zar
el Paraiso, el feudo eterno: "Todos 10s hombres perciben
su vicla terrestre como una pi-ovincia invadida que deben de-
fender; sn honor 10s obliga a devolverla intacta a su Sefior.
En el dia del Juicio Final, pondrAn en una balanza su coraje
y sus debilidades" (Ibid:66).
Lo m L notable de todo es que la estructura monirquica
no es ya funcional: desde inicios del siglo XI empieza a mani-
iestarse la presencia de nuevas eshucturas sociales en las cua-
les el poder del rey es cada vez menor. Este fen6meno es posi-
ble explicarlo por un lado por las vastas extensiones de 10s
territories, par el otro, par la presencia constante de invasores.
De hecho, lo que parece de diEicil cornprensi6n es m.is bien
c6mo llegaron 10s reges a dominar efectixamente y a conservar
la unidad. La autoridad del soberano estaba cimentada en la
wema permanence y en la conquista ininterrumpida; por tan-
to, si dejan de realizarse las excursiones militares, con sus
botines y recornpensas, el Estado empieza a desintegrarse; con
ello 10s pequefios principes regionales empiezan a adquirir
poder puesto que parecen 10s finicos capaces de hacer la paz,
de enfrentarse a 10s ataques invasores. Desde la perspectiva del
pueblo, la sewridad no dependia ya del rey sin0 de 10s seiio-
res; en la vida cotidiana, todo el prestigio y el poder se tras-
lad6 a 10s jefes locales, a 10s duques y a 10s condes. Pero en el
nivel de las representaciones miticas, el rey seguia estanclo
presente, seguia viviendo en l a conciencias, porque era la
finica manera de conciliar lo clesconocido con lo conocido, lo
oculto con lo visible. El mito de la realeza, en resumen, fun-
ciona como un medio de explicaci6n a1 mismo tiempo que
como u n medio de asegurar la estabilidad social y politica.
Para usar las palabras de Louis Marin, el relato mitico
"
reasume una historia, un pasado, un tiempo anterior incluso
a1 tiempo para dotarle su ritmo y su orden: hace, par medio
de la recitaci6n de su historia simb6lica, la historia del grupo
que se relata por y en ella; dicho de otro modo, explica o
hace comprensible lo que, sin 61, permaneceria opaco, angus-
tiante, peligroso, en la experiencia vivida y la conducta ac-
tuada de una insuperable antitesis original [. . .] Por medio
de esta puesta en movimiento de las contradicciones origina-
rias de la sociedad, se hace ser y se otorga su historia contando
la historia simb6lica de las contradicciones en el tiempo de la
palabra" (Marin, 1976:45). En otros ttrminos, a1 contar este
relato, hace existir la historia de la sociedad; a1 mismo tiempo,
"por medio del sistema abierto y no obstante recorrible de las
correspondencias de cada unidad discnrsiva en 10s dirersos
planos de la realidad natural, c6smica [. . .I, etc., constituye
el saber explicative del mundo de esta sociedad, el conjunto
significante que lo ordena y r e p l a " (Ibid:46).
La cultura medieval -es decir, la sociedad de Europa oc-
cidental durante el periodo comprendido entre 10s siglos SI y
s ~ v - oh-ece una visi6n muy clara de la interrelaci6n entre
mito, fiesta, arte, rito, religidn, e n , fin, entre todos 10s com-
ponentes del aparato siinb6lic0, a1 grado que en ocasiones es
imposihle distinguir sus especificidades. Lotman habla de la
medieval como d e una cultura de un alto grado de serniotici-
dad, es decir, q ~ a a c a r i ( c t e ~ ~ _ e . . s ~ g ntodo,_.do~nde-lo
oOa s&ni-
ficativo es indice de existencia: , e l g ~ i p o n o . e & e . La con-
cepci6n de mundo medieval se basaba en "la separaci6n de la
psencia realcle- 10s-fen6menos..de su..esencia. signica", y cual-
quier forma de actividad,..?paraser .un hechho.con valor social,
tenia que transformarse
- . .~ -
en un..ritual. El. combate, la cam, la 0
~
mas que mantienen un sistema - de esuatificaci6n;_en,-e.n,
el conjunto de losmitos de una colictivid&siryen
asegurar la donaci6nde seFtido~co~mo
~
-...
.. -
.
para
~~~
explicar
-
el
-
-
.tanto
... para
mundo
de las cosas y de 10s hombre; y para impzner un sistema de
jerarquias y poderes.
4
--
--.----:
Pero como manifestaci6n de lo imaginario, 10s mitos dan a
la colectividad y a la sociedad un ser, el cual se define en reia-
ci6n a un "nosohos" y, por tanto, a un '10s otros". Este noso-
tros es, antes que nada un nombre; es claro que tal nombre
es un simbolo en la medida en que designa a 10s que perte-
necen a la colectividad; per0 tambien es otra cosa, es un ele-
mento constituyente del individuo y, por ello, remice a signi-
ficaciones que s610 podemos denominar imaginarias. Ademis
del nombre, en la persona del rey es tarnhien dond- se nate-
rializa, donde se define la sustancia de la colectividad como
existente. Tanto en el nombre como en la persona del rey o
del gobemante, entre otras casas, podenos observar la imagen
que 10s miembros de una sociedad tienen de si mismos, de 10s
otros, del mundo en general; en este conjunto, que podemos
llamar modelo del mundo, encuentran un lugar 10s objetos y
10s seres que importan para la vida social. En el modelo de1
mundo esti presente la selecci6n de objetos, acontecimientos,
etc., que encaman lo que para La1 sociedad tiene sentido y
valor. Pero tambien estrin presentes las aspiraciones y deseos
mis ocultos. Por ello el mito no es una pura realizaci6n ilu-
soria de lo que la realidad impide, sino que tendreinos que
verlo como una forma de enunciar nuestra esperanza: el mito
es el testimonio "de que el hombre no ha sido arrojado a un
espacio incoherente y a una temporalidad ilimitada. Con el
advenimiento del pensamiento mitico, se decir, del pensa-
miento humano, 10s puntos de referencia dejan de ser impre-
cisos, y el grupo humano se vuelve capaz de orientarse en el
mundo, moldeindolo segfin las exigencias de u n proyecto que
61 mismo se ha fijado. Sin ese pensamiento, no tendriamos
raz6n alpna de virir ni de morir" (Laplantine, 1977:57).