Sesion 4 - 4
Sesion 4 - 4
Sesion 4 - 4
4 CUARTA SEMANA
MOTIVACIÓN
Un relato Sufi refiere que un gran maestro hindú dijo a sus discípulos: “Vayan al
pueblo y roben fondos para levantar el templo, pero cuiden que nadie los vea”.
Los discípulos se quedaron perplejos: robar iba en contra de sus valores, pero si
lo decía el maestro debía ser importante.
Entonces, todos enrumbaron al pueblo, menos uno. El maestro se acercó a este
joven y le preguntó por qué lo había desobedecido. El le respondió: “Maestro, nos
has pedido que robemos sin ser vistos, pero donde yo vaya mis ojos me estarán
mirando. No puedo cumplir lo que me pides”.
El maestro lo miró y le dijo: “Discípulo, quédate, porque tú ya tienes construido
tu templo en tu corazón”.
DESARROLLO
I. Lo realiza en cuaderno de trabajo solamente pregunta y respuesta
PROFUNDIZACIÓN
De esta manera se puede apreciar que los diez mandamientos enuncian las exigencias del Amor de Dios al
Prójimo, donde los tres primeros se refieren preferentemente al amor de Dios y los restantes al amor del
Prójimo circunstancia que permitió que Jesús las resumiera en el nuevo testamento con lo que nos lo hace
recordar para que queden grabados en el corazón del ser humano “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma , con toda tu mente, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo”
(Mateo. 22, 37 – 39; Lucas 10, 27).
Es así que los diez mandamientos son una fuerza que lanza al hombre libre, hacia la lucha por la propia liberación
y la de sus hermanos en Cristo logrando de esta forma alcanzar la perfección personal y social.
El cristianismo no es tan sólo un conjunto de leyes que se deben respetar y cumplir fríamente el mensaje de Jesús
nos pide que nuestra vida, nuestro modo de ser y nuestro comportamiento esté de acuerdo, libre y amorosamente,
con la voluntad de Dios, Una fe que no se nota en nuestra vida que sabe mucha teoría sobre el atletismo, pero no lo
practica. Fe y moral cristiana, fe y vida, han de ir siempre juntos. La una reclama a la otra. Jesús dijo: “El que cree
en mi, ese hará las obras que yo hago …; si me amáis guardaréis mis mandamientos. (Juan 14, 12 -15) Si tenemos
fe en Jesús, nos esforzaremos por vivir los mandamientos del amor. Y, no practicar las enseñanzas de Jesús, es señal
de que no queremos vivir como discípulos suyos.
Hay un momento en la historia de la humanidad, de extraordinaria importancia, fue el día que Dios entregó a Moisés
las tablas de la ley en el monte Sinaí . Dios comunicó así a la comunidad de los creyentes, por medio de esa ley, lo
que debían hacer, cómo habrían de comportarse en lo sucesivo.
Los Diez Mandamientos son unos preceptos básicos, unas leyes fundamentales que regulan y ordenan las relaciones
del hombre con Dios y con sus semejantes. Estos mandamientos nos vienen a decir por escrito lo que ya llevamos
impreso en el corazón desde que nacemos. Todos, si pensamos un poco, llegamos a descubrir que nuestro
comportamiento humano ha de ser tal y como se nos dice en los diez mandamientos. Hacer lo contrario es no
comportarnos como seres inteligentes y libres.
Los Diez Mandamientos no se los ha inventado Dios para “fastidiar” a los hombres, sino que son las normas de
conducta propias de los seres humanos. Hacer menos de lo que nos dicen los Mandamientos ya no es humano y
menos aún cristiano.
En primer lugar; que debemos reconocer y tratar a Dios con respeto y amor 1°, 2° y 3°; que debemos respetar y
amar a nuestros padres 4°; que hemos de respetar y amar la vida de todos 5°; que debemos observar con rectitud
las normas y funciones biológicas que transmiten la vida y la unión conyugal 6° y 9°; que debemos facilitar y
compartir con todos la propiedad privada y el
hombre 7° y 10°; que también debemos respetar el
derecho que todo el mundo tiene a la verdad y por tanto
evitar la mentira 8°.
Jesucristo resumió los Diez Mandamientos en dos,
cuando dijo; que el primero es el más importante de
todos los Mandamientos, amar a Dios con todo el corazón
y con todas nuestras fuerzas. Y el segundo semejante al
primero, es amar al prójimo como a uno mismo (Marcos
12, 28-31).
Jesucristo quiere que se cumpla exactamente los Diez Mandamientos: “No creáis que he venido a abolir la ley, a los
profetas…” (Mateo 5, 17) Pero no se contenta con esta ya que él no ha venido para que nosotros seamos sólo buenos,
sino santos.
ODEC - TRUJILL
Él quiere llevar la ley de Dios al punto más alto, y por eso nos propuso las bienaventuranzas, que son
un identificarse con el Espíritu de Jesús y por tanto alcanzar la felicidad y la salvación eterna.
Así como el primer mandamiento nos manda a amar a Dios sobre todas las cosas, el segundo nos manda
honrar su santo nombre. Cuando rezamos el
Padre Nuestro al decir santificado sea tu nombre,
pedimos que, el nombre de Dios sea bendito y
alabado siempre. La Sagrada Escritura nos
enseña muchas veces que debemos respetar y
alabar el nombre de Dios. Así el camino para
superar el miedo que tenían los judíos del
Antiguo Testamento en hacer compatibles.
La confianza con el respeto, la confianza que se
ha de tener con los padres no debe ir nunca en
contra del respeto que le debemos a Jesús. Por
ello se comprometió a reverenciar así el nombre
de Dios y a llamarte Padre con confianza de
hijos. Un día, uno de los discípulos le dijo a
Jesús: “Señor enséñanos a orar… (Lucas 11, 1-
4).
Los judíos celebraban como día festivo el sábado, porque era el último día de la semana y en recuerdo de que
Dios descansó al terminar la obra de la creación. La santificación del sábado era un modo de vivir el primero
y principal mandamiento de la ley.
Ellos son los que nos han dado la vida y cuidan de ella. Los padres se preocupan de nuestra educación y
de todo lo que precisamos para desarrollarnos como personas. Debemos mostrarles, por tanto, el debido
respeto, amor y prestarles la ayuda que precisen de nosotros.
Toda vida viene de Dios y de un modo especial la vida del hombre. La vida es un don
de Dios por eso por encima de todo quiere que el hombre viva. Dios toma bajo su
protección directa la vida del hombre y prohíbe todo lo que atenta contra ella. Este
mandamiento indica el respeto profundo que se debe a la vida de cada ser humano,
creado a imagen y semejanza de Dios. El homicidio, el suicidio, el aborto, la eutanasia
son crímenes contra la vida.
USAR BIEN LOS BIENES DE LA TIERRA. Los bienes materiales nunca son fines, si no medios
para conseguir algo. Dios los ha creado y el hombre los
necesita para vivir con dignidad, pero no podemos
hacer de ellos el único objetivo de nuestra vida. Nos
espera una vida eterna, en la que quedarán satisfechas
todas las aspiraciones del corazón del corazón humano.
Jesucristo nos pide que seamos “Señores” de nuestros
cosas y no esclavos de las riquezas. Usar las cosas
es bueno, pero tener el corazón lleno de avaricia y
ansias de tener más cosas es muy malo.
Todos los hombres tienen derecho a tener algo como
suyo y la sociedad debe proteger ese derecho y facilitar
las cosas para que sea de verdad una realidad. Cuando
la iglesia defiende este derecho de propiedad privada
piensa, sobre todo, en aquellos que no poseen lo que
justifica deberían tener.
Todos los hombres sentimos una gran atracción por la verdad, aunque a veces nos cueste ser fieles a la misma.
Cuando hay sinceridad en la relación entre los hombres, nos comunicamos, dialogamos, colaboraremos unos con
otros. El Señor nos invita no sólo a “no mentir” si no a caminar en la verdad con sencillez, sin hipocresía.
Para buscar la v e r d a d hay que empezar por amarla. Los discípulos de Cristo debemos amar la verdad con todo el
corazón. Somos hijos de la luz y por tanto de la sinceridad, de la transparencia. El cristianismo es una defensa audaz
de la verdad en el mundo ¿Por qué?:
Por qué Dios es la misma verdad (Juan. 8,40…)
Por qué la verdad es una exigencia del amor prójimo (Efesios 4,25)
Por qué la verdad es una exigencia para la paz.
No sería posible la convivencia humana si no se intenta que todos seamos felices y veraces unos con otros. Nadie se
fiaría de nadie. Y cuando esto ocurre se enfría la caridad y aumenta el recelo entre los hombres.
PRÁCTICO
No codiciar los bienes ajenos. Que nos conformemos con las cosas que
Ex 20, 17; Dt 5, 21; Mt 6, 21 nos ha dado y con los que honradamente
hemos podido adquirir.
Que compartamos lo que tenemos con los
necesitados sin ambicionar más cosas
innecesarias.
Que alejemos de nosotros el deseo
desordenado (la envidia), nacido de la
pasión inmoderada de las riquezas y del
poder.
2. Redacta un compromiso para aplicarlo a tu vida personal y comunitaria en base en los valores que
tiene tú. En tu cuaderno de trabajo