Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

LECTURA No. 4 - Cap. 1 Cap.2 - Cap.3 PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 102

@,

Maurizio Coletti
Juan L. Linares
(compiladores)

La inten¡ención sistémica
en los servicios sociales ante la
familia multiproblemática

La experiencia de Ciutat Vella

PAIDOS
Barcelona
Buenos Aires
México
BIBLIOTECA UNIVERSIOAD JAVERIANA-SEC CALI

| ilril rffi llil |ilil lffi llil llil llil ffi il lllil ilil llll lilil fi l| lil lll
4 0000 00107457 6
1. MoDELo srsrÉn¡rco y FAMTLTA MULTrpRoBLBuArrce

Juan L. Linares

1.1. PsrourRrRf¡, y FAMTLTA MULTrpRosrEr{ArrcR

Tanto el concepto de iamilia multiproblemática como, desde


luego, el trato que la sociedad dispensa a quienes se hacen acree-
dores a é1, son adquisiciones recientes en la historia de las ciencias
humanas.
Durante muchos siglos los pobres fueron conocidos como po-
bres y, aunque algunos de sus comportamientos tradicionales
coincidiesen con los que se estudian en este libro, la ciencia los ig-
noraba olímpicamente cediendo a la religión cualquier interés a
propósito de ellos. Sabemos por Foucault (1964) que los pobres
compartieron con los locos'el gran encierro del siglo xv[r, sin que la
edad de la razínles dedicara mayor esfuerzo que el de considerar-
los sospechosamente improductivos.
Con la revolución industrial los pobres abandonaron los asilos
para incorporarse a un novedoso mercado laboral en el que, para
trabaja¡, ya no era necesario estar vinculado a la tierra ni poseer ra-
ros conocimientos artesanales. La marginalidad seguía siendo posi-
ble pero, reducida numéricamente y desposeída de explicaciones
metafísicas, se fue convirtiendo en un fenómeno capaz de despertar
el interés de los científicos. Desde la sociología primitiva Durkheim
(1S97) describió la anomia, ausencia o desintegración de las norrnas
capaz de conducir al individuo a la destmcción. Y desde la psiquia-
tría primitiva, K. Schneider (1934) describió las personalidades psi-
copáticas, correspondientes a individuos socialmente inadaptados
aunque biológicamente condicionados en su inadaptación. El pen-
samiento moderno se fue, pues, dotando de instrumentos frente a la
marginalidad social y la co¡rducta inadaptada.
En América, tierra de inmigración y de encuentros entre cultu-
24 LA INTERVENcIÓN SISTÉ,MICA EN LoS SERVIcIoS SoCIALES

ras, la sensibilidad social siempre impre gnó alas ciencias huma-


nas. En el campo psicológico la reflexologia parrloviana se convirtió
en teorías del aprendizaje y, en el psicoanálisis, el culturalismo
americano protagonizó un proceso similar de desbiologización,
abandonando las pulsiones y relativizando incluso el complejo de
Edipo. No es de extrañar que la psiquiatría se sintiera incómoda
con las psicopatías alemanas, impregnadas de un biologismo gene-
ticista y casi genealógico, y que las convirtiera en sociopatías,
abiertas a un medio ambiente que, en América, siempre fue un po-
deroso encuadre de la aventura del hombre, capaz de acompañar-
le en los más espectaculares ascensos y en las más tremendas de-
rrotas.
La sociologización de la psiqui atría conoció un impulso im-
portante durante la segunda guerra mundial en torno a las neurosis
traumáticas, y su influjo se hizo palpable en la comunidad terapéu-
tica de M. Jones (1968), que incorporaba influencias americanas en
el británico estado de bienestar de la posguerra. Pero la culmina-
ción de dicho proceso sociabilizador lo marca la obra de Hollings-
head y Redlich (1955) acerca de la influencia de la clase social so-
bre la salud mental. La clase V que describen los autores de
rChicago se sitúa de pleno en el ámbito de la'pobreza y la margina-
ción social, y muestra un panorama psiquiátrico en el que prolife-
ran el alcoholismo y las drogodependencias, la conducta delicuen-
cial, los malos tratos y los abandonos de niños y, en general, todo
aquello que caracteriza a la familia multiproblemática. Es, precisa-
mente, en ese momento, a finales de los años cincuenta, cuando es-
te término es acuñado y hace irrupción en la literatura, primero del
trabajo social (Scott, 1959) y luego de la salud mental (Mazer,
r972).

1.2. Lt FAMTLTA EN LA poSMoDERNIDAD


.

La eraindustrial había supuesto la crisis de la familia patriar-


cal, badada en la agricultura, y su trasplante masivo a las ciudades,
que habían de conocer un crecimiento espectacular. Los barrios
periféricos, donde se hacinaban los obreros, contemplaban el desa-
rrollo de un nuevo tipo de familia compuesta por un núcleo paren-
tal único y un número variable de hijos, mientras que los burgueses
que ocupaban los distritos centrales no se apartaban mucho de ese
esquema. Adaptada ejemplarmente a la ciudad y a su organización
restrictiva del espacio (Segalen, 1986),la familia moderna encajaba
MoDELo slsrÉ,n¡rco y FAMTLTA MULTrpRoBLEMArrce 25

muy bien en la metáforá'de la producción, que era central en el in-


dustrialismo. La concentración urbana comportaba un desarraigo
y una nueva concepción de la pareja y de la intimidad familiar, en
cuyas contradicciones es legítimo adivinar el terreno abonado para
el desarrollo de lo que fueron las enfermedades emblemáticas de la
modernidad: la histeria y la esquizofrenia. Enfermedades ambas,
fieles a la metáfora, con una extraordinaria productividad sintomá-
tica.
Pero a finales de los cincuenta, superada ampliamente la pos-
guerra, el mundo, y América a su vanguardia, se encaminaba al post-
industrialismo. Las ciudades se expandían enorrnemente diluyendo
los límites con su entorno en,rn p.o..so de negación de sí mismas
acorde con los nuevos valores culturrales. Quien podía, es decir, unas
claseb acomodadas que iircluían hasta trabajadores manuales, huía
de la ciudad o de su representación tradicional, abandonando los
centros históricos por barrios progresivamente menos urbanos.
Aquéllos eran simultáneamente ocupados por poblaciones preca-
rias, producto de nuevas inmigraciones condenadas a Ia no integra-
ción o de la simple degradación económica y cultural.
La-9-iyilizap-ión posmoderna, que ha ocupado las últimas déca-
das de este siglo, ha eontemplado la aparición de profundas modi-
ficaciones en los modelos familiares vigentes, presididag por la re- "

lativización de los vínculos matrimoniales y, en conseeuencia, por


el divorcio y la reconstitución. Qi la metáfora.pa$ryladerna por ex-
celencia no es ya la producción, siñó ef."nrü-o, la familia que me-
jor se adapta a ella no es'la nuclea., opfi-á-biigada produciiva, si-
no la reconstituida, de mayor., .u.pácidades consumistas. No es
raro encontrar familias que ocupan sus ocios de fin de semana en
los grandes centros comerciales de las periferias urbanas.
La metáfora del conslrmo inspira a los dos grandes trastornos
posmodernos: las drogodependencias y la anorexia-bulimia. Ambos
han sido abundantemente relacionados con factores culturales y se
sitúan de preferencia cada uno de ellos en un polo de la escala so-
cial; y ambos expresan paradojas similares en relación al consumo.
La anoréxica se abstiene.de consumir rindiendo un culto extremo a
los dictados de la moda, mientras que la bulímica consume exage-
radamente pero niega o reduce al absurdo su consumo vomitando.
El drogodependiente, por su parte, es, sin saberlo, un genial tau-
maturgo en la macroeconomía, puesto que consigue que se movili-
cen presupuestos vertiginosos basados en la tiranía de un mercado
irracional en el que nada cuentan los costos de producción. A nivel
microeconómico se reproduce la paradoja,yaque el adicto invierte
26 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MIcA EN LoS SERVICIoS SocIALES

sumas enormes en droga sin salir; por lo habitual, de una economía


precaria
I-aq faqlliaq Fultip-roblemáticas. sen-también unode los em-
blemas de la posmod.ernidad, y no_ q,élo_pqr su estrecha vinculación
con las drogodependencias. Poco productivas por lo general, suie-
lación con el consumo es ambiguay casi pintores,ga: en una vivien-
da puede faltar lo necesario a nivel de comida o de ropa y, sin em-
bargo, encontrarse repetido un electrodoméstico último modelo.
_ggg-_"_g_ry m 9 n d e_s en fre.r*ra-d a m e.n te. lá s f amil ia s m u l t i p r g -
Pero lq q
blemáticas es servicios sociales, hasta el punto de existir una rela-
ción privilegiada entre ambas instanci^. q.r" hace difícil a menudo
ubicar el desenfreno en una de ellas. La e-structura familiar tam-
bién es característica, interviniendo en ella signif-ic,ativam-ente rup-
turas y rg gonstituciones hasta "configurar genqgfe,tn,as abi garrados
y barrocos en los que los roles tradicionales (en la tradición de la fa-
milia moderna) se modifican y re-forrrrulan.

1.3. El coNTEXTo uRBANo

La ciudad posmoderna es el marco privilegiado del encuentro


entre la familia multiproblemática y los servicios sociales. El centro
histórico, abandonado por las clases bienestantes, se ha degradado
en sus condiciones de habitabilidad, brindando vivienda barata a
I los nuevos moradores, inmigrantes recientes, desempleados y, en
general, marginales de diverso signo. Sin embargo, el centro sigue
poseyendo la historia y la belleza que dan cuerpo a los signos de
identidad ciudadana, por lo que también resulta tentador como há-
bitat para artistas y profesionales sofisticados que configuran una
influyente vanguardia cultural. Su presencia junto a las familias
multiproblemáticas es un continuo acicate para que la administra-
ción invierta sumas importantes en servicios sociales y no se resig-
ne a abandonar aquéllas a su suerte.
Ciutat Vella, el centro histórico de Barcelona, es un ejemplo
que ilustra a la perfección este proceso. Poseedora de un amplio ca-
tálogo monumental, reúne en su seno la casi totalidad de las cons-
trucciones medievales que testimonian el primer período de es-
plendor de la ciudad, así como algunas de las más importantes
edificaciones modernistas, correspondientes al segundo período
constitutivo de su personalidad estética. Vinculada tradicional-
mente al puerto, de él ha recibido vida y riqueza a la vez que mise-
ria y desarraigo, en un contraste que es aún hoy ostensible en Las
MODELO SISTÉMICO Y FAMILIA MULTIPROBLEMATTCA 27
Ramblas y sus barrios aledaños. Las Ramblas, la gran de ciu-
"jrr"
tat Vella y del Mediterráneo, es un hermosfsimo salón-escenario en
el que se dan la mano museos, bibliotecas y teatros con prostitu_
ción, delincuencia y tráfico de drogas y donde convive eL hambre
con uno de los mercados más sugestivos del mundo.
En el proceso de renovación que prot agonizó Barcelona con
motivo de los Juegos Olímpicos el ayuntamiento concibió una Ciu-
tat Vella liberada de la m'arginación y rehabilitada urbanísticamen-
te, un barrio pintoresco, culto y bohemio. y estimulado por esa
fantasía posmoderna, reforzó los servicios sociales que habían de
sanear unas familias multiproblemáticas que, p.r.do¡icamente,
constitu5ren la otra caÍa de la posmodernidad.

1.4. Los oRfcBNEs DE LA TERAn,TA FAMILIAR

Al igual que la f.*ill.multiproblemátic a,laterapia familiar


apareció a finales de los años cincuenta en América.

| .4.1 . El comunicacionalismo

En un idílico lugar de la península de san Francisco, en palo


Alto, California, unos cuantos estudiosos interesados en la comuni-
cación, agrupados en torno a Bateson (1956), se sintieron fascina_
dos por la manera en que los esquizofrénicos interactuaban con sus
familias y formularon la teoría del doble vínculo. Difícilmente po-
dría imaginarse un lugar más adecuad.o que la california que esta-
ba inventando el chip y la informática puiu desarrollar sofisticadas
teorías sobre la comunicación esquizofrénica. Para la corriente co-
ü
municacionalista en terapia familia¡, esquizofrenia y doble vínculo
fueron construcciones emblemáticas: la-primera como paradigma
de comunicación disfuncional y el segundo elementá central de
dicha disfuncionalidad, constituido por dos"o-o
mensajes contradicto-
rios emitidos a distintos niveles lógicos en un marco relacional de
dependencia en el que no es posible metacomunicar. La riqueza
metafórica de delirios y alucinaciones motivó que la comunicación
esquizofrénica continuara inspirando elegantes constfucciones,
como la simetrÍa encubierta, la pseudomutualidad o el muro de
goma, gu€, si bien generaron expectativas excesivas respecto
del
tratamiento de las psicosis, ayudaron ar desarroilo de la terapi a fa-
miliar en sus primeros balbuceos.
28 LA INTERVENCIÓN SISTE,MIcA EN LoE SERVICIoS SoCIALES

1.4.2. El modelo estructural

Casi simultáneamente, en la costa este americana se completa-


ba la metáfora geopsicológica que ilustrá el origen de la terapia fa-
miliar o, lo que es mejor, del modelo sistémico. Siguiendo en sus
inicios los pasos de Ackerman (1958), Minuchin (1967) continuó
una trafectoria propia trabajando en los guetos negros de Nueva
York y Filadelfia. Las "familias de los suburbios" ("the families of
the slumsr), que estudió en tal contexto, no destacaban precisa-
mente por su riqueza comunicacional; antes bien, su más que limi-
tada alfabetización debía de hacer poco atractivas aquellas cons-
trucciones en las' que predominara lo verbal. En cambio, esas
mismas familias sumidas en la marginalidad, la delincuencia y la
drogadicción, sugerían propuestas organizativas originales, capa-
ces de suscitar el interés de Minuchin y.de servirle de inspiración
para desarrollar su modelo estructural, segunda gran raíz de la te-
rapia familiar.
Así pues, aun cuando Minuchin también trabajó en sus oríge-
nes con familias con problemas psicosomáticos, de características
opuestas, serían sobre todo las familias multiproblemáticas y el
contraste entre éstas y aquéllas, los que llenaron de contenido teó-
rico gran parte de los fundamentos del modelo sistémico.

1.4.3. Dos tipologías básicas

Sin ánimo de proponerse como tal, la cismogénesis de Bate-


son (1936) equivale a una tipología'comunicacionalista. En efecto,
la cismogénesis, definida como un proceso de diferenciación en
las normas del ccimportamiento individual resultante de la inte-
racción acumulativa entre individuos, puede'decantarse en dos pa-
trones fundamentales de relación: el complementario y el simétri-
co. Por complementariedad se entendería una relación basada en
la diferencia, en la que la conducta de cada sujeto interactuante
ktaría más diferentes las posiciones de ambos: a más dominante el
tlno, más sumiso el otro, o, a más protector y exhibicionista, más
dependiente o admirador. La simetría, en cambio, se basaría en la
igualdad, y mostraria a los sujetos interactuantes alardeando y
compitiendo en pos del predominio.
Resulta evidente que simetría y complementariedad ilgstran a
las mil rnaravillas algunas de las relaciones que se estableceh, en el
ámbito de los servicios personales, entre.usuarios y profesionales y
t

MoDELo srsrÉ,urco y FAMILIA MULTIpRoBLEMÁrtca 29

entre estos últimos. También en el interior de las familias las metá-


foras inspiradas en la cismogénesis resultan útiles para explorar
ciertas relaciones, funcionales y disfuncionales
La epistemología estructural incorporó conceptos que el an-
tropólogo Lévi-Strauss había aplicado, con una visión sincrónica,
al estudio de culturas primitivas. Esa pesada carga de origen ha
obligado a Minuchin a puntuali zar continuamente que su énfasis
en las estructuras familiares no excluye una aproximación profun-
damente respetuosa de la hiJ[ória. En cualquier caso, son concep-
tos poco historicistas, como distancia y permeabilidad de fronte-
ras, los que sirven de "r.i.."n.ia a la tipología estructural, que
distingue dos grandes modalidades de familias,,la aglutinada y la
desligada.
' En Ia familia aglutinadala
distancia entre los miembros indi-
viduales es escasa y las fronteras externas son poco permeables, por
lo que el sistema tiende a funcionar en relativo aislamiento de su
entorno. Las fronteras internas pueden comportarse de modo di-
verso, más o menos permeable, lo cual repercutirá en la organiza_
ción jerárquica familiar que, en cualquier caso, tenderá a ser rígida
. porque la falta de influjos externos dificulta la existencia de mera-
reglas que pudieran flexibilizarla. La dificultad de individuación de
los miembros de las familias aglutinadas se debe a lo problemático
que les resulta distanciarse y superar la barrera que representan los
límites externos
La familia desligada se caracteriza por una distancia grande
entre sus miembros y unos límites poco definidos y, por tanto, ex-
cesivamente permeables. El entorno suprasistémico p"rr"tp fácil-
mente en el sistema familiar, al igual que éste prop..rde a diluirse
en aquél. Ello da pie a colapinto [995) a proponer para estas fami-
lias el término de
proceso social más "diluidasr,, consider.rráo que su inclusión en un
amplio es, precisamente, la condición que las
define. El proceso familiar en sí, entendiendo por tal al conjunto de
interacciones que se autorregulan condicionándose rrrrrt.rá-ente,
es pobre, pero el panorama se enriquece y el conjunto adquiere sen-
tido si una apertura del foco da¡entrada en el campo ü¡ figuras
significativas procedentes del entorno suprasistémi.o" .oh1r.rtido
en verdadero <sistema definido por el síntomar, (Anderson y otros,
198ó). La jerarquía es caótica, en una situación abierta a todos los
vientos que impide la existbncia de meta-reglas y reduce a un míni-
mo las propias reglas operantes sobre el funcionamiento farniliar.
En un sistema de tales características la individuación puede ser fá-
cil en apariencia, puesto que el distanciamiento y la salida no en-
30 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

cuentran obstáculos en primera instancia y hasta son favorecidos


con mecanismos expulsivos. Sin embargo, la escasa nutrición emo-
cional que dispensan estructuras tan distantes puede convertir en
'precaria la autonomía de sus miembrgs, haciendo imposible la
' independencia plena y madura.
La tipología estrrrctural tiene ventajas e inconvenientes que de-
rivan de,su misma'sencillez. Brinda elernentos básicos para orien-
tarse en el complejo mundo de los sistemas familiares y refleja me-
canismos fundamentales de funcionamiento que no están definidos
por la patología. Aunque en las descripciones precedentes se han
cargado las tintas destacando los aspectos disfuncionales, pueden
encontrarse familias aglutinadas y desligadas que no extreman sus
caracteres, permaneciendo plenamente adaptadas a su entorno so-
cial. Incluso existen culturas, como las nórdicas, en que la norma es
un cierto grado de desligamiento, mientras que en las mediterrá-
neas o.rri. lo mismo con la aglutinación. La autonomía individual
es posible en ambos contextos, manteniendo rasgos singulares co-
herentes con ellos. Pero también es posible el fracaso patológico, en
cuyo caso es probable que las psicosis y los trastornos psicosomáti-
cos graves se asocien a la aglutinación, mientras que los síntomas
más representativos de la constelación multiproblemática (consu-
mo de átog.r, abuso y abandono de niños, actividad delicuencial,
etc.) lo hagan al desligamiento. A pesar de su flexibilidad, las caren-
cias de ,rtrá tipología tan simple son obvias, y entre ellas destacan la
ausencia de una dimensión evolutiva que explique la posible suce-
sión, en una misma familia, de momentos de signo diverso, así co-
mo la presencia simultánea de síntomas y rasgos de ambas series.
*De heóho, aglutinación (en el sentido de dependencia excesiva) y
desligamiento, caes y rigidez, son elementos consustanciales de la
familia multiproblemática, pero también pueden serlo, según se en-
faticen unos u otros matices, de la familia a {lansacción psicótica.

La familia Valverde fue derivada a terapia familiar por los servicios


de protección a la infancia de la Consejería de Bienestar Social. La abue-
la, Brígida, se había hecho cargo de la tutela de sus dos nietos, Sonia y
Enrique, porque los servicios sociales habían valorado que los padres de
los niños, Leandro, hijo de Brígida, y María, su muje¡, no eran capaces
de cuidarlos. Efectivamente, Leandro er4 un alcohólico sin seguridad la-
boral y María tenía una larga historia de paciente psiquiátrica, así como
una borrascosa vida sentimental. Las peleas de la pareja eran tan escan-
dalosas como sus reconciliaciones, estando los chicos acostumbrados a
presenciar escenas de violencia física extrema así como desinhibidos es-
pectáculos de pasión amorosa. La convivencia de los niños con lh abue-
MODELo SISTÉ,MICo Y FAMILIA MULTIPRoBLEMAucI 31

la no había mejorado mucho las cosas porque los padres vivían en el pi-
so contiguo y retransmitían las incidencias de su relación a través del
patio vecinal, adobadas con interpelaciones acusatorias a Brígida e ins-
tigaciones directas a Sonia y Enrique contra ella. La abuela se sentía
desbordada y había entrado en escalada simétrica con la asistente social
encargada del caso, generándose una situación muy tensa.
La terapia transcurrió con normalidad a lo largo de un año, pero lo
que interesa destacar aquÍ es la historia de Brígida, que desempeñó un
papel fundamental en.todo el proceso. Mujer enérgicá y capaz, se sentía
muy desgraciada entre la pelea con unos servicios sociales que primero
le exigían y luego la descalificaban y la impotencia ante una situación
que le mostraba a su hijo mayor como borracho casado con una enfer-
ma y padre de dos niños en los límites entre el fracaso escolar y la pre-
delincuenc'ra'n
campesino, Brígida nació y vivió durante ,r, ,.r*rr"ia en
una casa aislada, en la que sus recuerdos seleccionaban una mala rela-
ción con su madre como eje vertebrador de una experiencia triste de ni-
ña solitaria. como era frecuente en esos tiempos en el medio rural, al
hacerse mayor BrÍgida se casó con un joven .,r"ti.ro, a cuya casa se tras-
ladó a vivir. Era un movimiento aventurado que para muchas otras chi_
cas significaba un calvario de dificultades de adaptación, pero Brígida
relataba, en cambio, la maravillosa experiencia dehaber encontr.dt
la madre de su marido a una verdadera madre para ella. A diferencia de ".,
lo ocurrido con su propia madre, ahora sabía lo que era disponer de al-
guien receptivo en quien poder confiar y a quien poder abiirse plena_
mente, porque también para su suegra ella representaba una veráad"ra
hija. Las dos mujeres pasában largas horas e.riregadas a afectuosas con-
versaciones, en las que BrÍgida encontraba calor y reconocimiento, ha-
ciéndosele ligeras las tareas domésticas al poderlas compartir tan armo-
niosamente. Su marido era un buen hombre pero, ausente como estaba
todo el día, contaba poco en realidad frente.l. i.rt".rsidad de los senti-
mientos entre las dos mujeres. Tal era la situación cuando Brígida que_
dó embarazada y, tras una penosa gestación durante la cual contó con
los cuidados y la oportuna ayuda de su suegra, dio a luz asu primer hi-
jo, Leandro.
La narración de Brígida se hace aquí patética cuando rerrlemora su
fastidio ante los apremios de un niño que comía rnal, dormía peor y es-
taba siemqre enfermo, exigiendo su presencia continua junto a él e inte-
rrumpiendo constanteme.nte lo que más le interesaba en el mundo, que
eran las charlas con la suegra. o¡siempre fue así este niño, difícil, exi_
gente, insaciable. siempre me ha dado más problemas que satisfaccio_
nes!, El hermano de Leañdro, José, nacido tres años más tarde, fue, en
cambio, diferente desde el principio: tranquilo, sano y regular comiendo
y durmiendo. Aún ahora es un hombre equilibrado y que apo-
ya y gratifica a la madre. iQué había cambiado entre-ud,rro,
el nacimiento de
Leandro y el de José? BrÍgida no lo sabía exactamente. Las cosas seguían
32 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LoS SERVICIoS SoCIALES

yendo bien para ella porque su suegra seguía ayudándola mucho. Su re-
lación con ella era todavía buena, aunque ya no era como antes... quizás
es que ella no la necesitaba ya tanto...
No fue difícil consensuar con Brígida una historia sobre el ejercicio
de su rnaternidad. La relación con Leandro se había roto muy pronto, o
quizá había nacido ya deteriorada, porque el niño había venido al mun-
do sin que ella estuviera preparada para ser madre, en un momento en
que todas sus energías se centraban en ser hija. Los requerimientos del
niño le habían provocado fastidio e impaciencia porque interferían con
su avidez por obtener la nutrición emocional que sentía faltarle. Lean-
dro, a su vez, nunca había estado seguro de conseguir calor y reconoci-
miento de su madre, porque sus demandas crispadas y provocadoras ob-
teníqn respuestas tergiversadas. Entre madre e hijo se había instalado
un malentendido que había dificultado seriamente la nutrición emocio-
nal de éste, impidiendo igualmente a aquélla el disfrute de una relación
gratificante con su hijo mayor. Con el menor, sin embargo, no había ha-
bido problemas porque, al nacen las aguas habían vuelto ya a su cauce y
Brígida, saciada su propia sed de madre, había podido calmar la del ni-
ño sin dificultad. La relación entre ambos, sólidamente establecida so-
bre bases seguras, había evolucionado hacia la madurez, mientras que el
tándem Brígida-Leandro, con las funciones parentales deterioradas, se
había constituido en el núcleo de una familia multiproblemática. Lean-
dro experimentaba grandes dificultades eir ser un padre para sus hijos y,
más que cuidarlos y protegerlos dándoles ternura y afecto, los utilizaba
al servicio de sus caprichos, incluyendo la necesidad de exhibir su inse-
gura prepotencia de adulto o de provocar a su madre.

1.5. PannNTALTDAD Y coNYUGALIDAD


/
/fu p_arentalidad es*tá {etgriq¡ad4 eq l3s familias multiproble-
mátiCás,iánto'lñ"Ju vertiente de- fgnciolr-gs ,n-u-tricias como en la de
funciones sociabilizantes. La afectación de las primeras obstaculi-
zalanutriciór, toCiottáI, .t decir, la seguridad profunda de los hi-
"t
jos de que son queridos y valorados por sus padr€s, Y no instrumen-
talizados o simplemente rechlazados. La de las segundas altera su
inserción y adaptación socialeq, también en dos dimensiones: falla
la protección del niño respectb de su entorno ecológico, lo cual
compromete incluso su viabilidad, y falld la norrnativización, o
transmisión de normas y valores culturales, lo cual inhibe el desa-
rrollo de la consideración y el respeto a la sociedad por parte del ni-
ño y sitúa a éste en posición de conflicto con su entorno.r/
Los Valverde demuestran que el deterioro de la parentalidad
no responde a circunstancias misteriosas, atribuibles a la condi-
MoDELo SISTEMIco y FAMTLTA MULTTpRoBLEMÁuce 33

ción humana, ala dotación genética o a un fatal e irreversible fallo


de los instintos de conservación de la especie, sino a peripecias en-
¡ rrr?rcables en el ciclo vital, a menudo comprensibles y modifica-
bles. También muestran que, en esos avatares, amor y desencuentro
se hallan tan próximos como en otras relaciones humanas.
Además de la parentalidad, en las familias multiproblemáticas
está también deteriorada la conyugalidad. por eso no es aún multi-
problemática la familia de Brígida y sí lo es ya la de Leandro. Brígi-
'da se entiende razonablemente con su marido, 'en modo coherente
con la cultura a la {ue ambos pertenecen. Armoniosamente absen-
tista, el padre de Leandro no puede compensarle con su presencia
las carencias de la relación del niño con Brígida: las .ro.Á., cültu-
rales definen a ésta como depositaria casi exclusiva de la parentali-
dad, para lo bueno y paralo malo. Tanto si triunfa como ri fr^...^,
la responsabilidad es de ella sola. El marido cumple y no interfiere,
pero tampoco se espera de él que dé gran cosa a los úi¡or.
- Leandro y su mujer son diferentes. l=as carencias de ambos les
han conducido a elegirse mutuamente con excesivas premuras utili-
tarias. Cada uno intenta obtener del otro lo que le falta a sí mismo,
pero el otro lo frustra una y otra vez porque tampoco puede satisfa_'
cer sus propias necesidades. Es un proyecto de complementariedad
que nace muerto por un error de cálculo en la elección. Por eso en la
disarmonía conyugal de la familia multiproblemátiia es más fre-
cuente que en otras la existencia de sexo en ausencia de amor, o, di_
cho de otra forma, los cónyuges se utilizan mutuamente y consen-
súan en cierto modo dicha utilización, pero sort incapo".. de darse
afecto y reconocimiento. _

Los Peinado son una pareja de aspecto zafio y descuidado que acu-
de al Servicio de Terapia Familiar expresándose del siguiente modo:
nVenimos porque estamos traumatizados. Los de Protección¡
a la Infan-
cia nos han quitado a nuestros hijos y dicen que rio nos los devolverán si
no resolvemos nuestros.problemas. Pero nosotros no tenemos más pro-
blemas que los que ellos, nos han creado. Los hemos denunciado y espe-
ramos obtener justicia, pero mientras, a lo mejor ustedes pueden ayudar
a los niños a superar el traumarr. Dicho todo ello con aire hosco y desa-
fiante. Él es un hombre'corpulento, con manchas en la cara y el cuello
de la camisa abierto hasta el ombligo. A ella le faltan varios dientes y
unos cuantos lamparones y descosidos salpican su ropa sin el menor di-
simulo' Su imagen es la antÍtesis de la respetabilidaá, pero el discurso
posee coherencia y hasta dignidad.
Los niños son tres: Libertad, la mayo4 de 15 años, clavel de 13 y
Jonathan, de 8. Llevan varios meses en una residenci a a raízde que un
34 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS'SERVICIOS SOCIALES

buen día los maestros denunciaron una situación de abandono y malos


tratos que los padres niegan en redondo. Según la información suminis-
trada por la trabajadora social derivante, hacía tiempo que la escuela ve-
nía comunicando la existencia de problenlas: los niños faltaban con fre-
cuencia y a veces asistían mal vestidos o hambrientos. Los vecinos
también habían denunciado irregularidades como un incendio en la ca-
sa o la presencia de los niños en la escalera durante horas sin poder ac-
ceder a su domicilio. Libertad había dicho que su padre abusaba sexual-
mente de ella, pero esto era muy cuestionado por los servicios sociales,
que lo atribuían a una maquinación de la rradre contra su marido y a la
consiguiente presión sobre la chica. El servicio de atención a la infancia
habíEtenido nurúerosos contactos con la familia antes de retirarles los
niños'y se había comprobado la existencia de un fuerte conflicto entre
los esposos. Ella lo acusaba a él de abusar sexualmente de Libertad,
quien, por cierto, aunque reconocida como hija por el padre, era pro-
ducto de una relación anterior de la madr:e. También lo amenazaba de
muerte y, al parecer, metía amantes.en casa sin disimularlo ni ante el
marido ni ante los niños. En la versión he la familia que transmitían los
servicios sociales ella era una loca peligrosa y él un pobre hombre ino-
fensivo incapaz de controlar la situación.
La historia que apareció durante las primeras sesiones introdujo
complejidad en el caso.
Marcela, Chuli para los amigos, había sido la hija mayor de una fa-
milia de artistas ambulantes, titiriteros de poca monta que habfan atras-
trado sus vidas de circo en circo y de ciudad en ciudad. Los padres man-
tenían una pelea continua, de la que participaban esporádicamente los
amantes de ambos y, desde luego, los niños, hasta que un día la madre
desapareció. Tiempo después supieron. dónde vivía y Marcela, que se
sentía aun peor que antes con el padre solo, capitaneó una fuga con sus
tres hermanos en busca de la madre. Sólo que, cuando la encontraron,
la buena mujer no estuvo muy de acuerdo en recuperar a todos sus hijos
de golpe. Los chicos fueron reexpedidos al padre y Marcela consiguió
quedarse porque ya tenía edad de ganarse la vida sola. Cómo lo hacía ya
era otra cuestión, y probablemente tocó recursos muy diversos, algunos
de ellos poco adecuados para la mejora de su autoestima. El hecho es
que pocos años más tarde tuvo a Libertad con un hombre cuya relación
no prosperó pero que le pasó un amigo q.t" t""ottoció a la niña como
propia y que, ya casados, fue el padre de las otras dos criaturas' Se tra-
taba, claro está, de Ernesto, el segundo protagohista de esta historia.
La familia de Ernesto carece del halo romántico de la de Marcela y,
según la describen ambos, es gente muy seria, muy cerrada, muy a la an-
tigua. Tienen otra hija que es esquizofrénica, y Ernesto, a pesar de su
tremebundo aspecto actual, siempre fue un oficinista con poca salud e
incapaz de romper un plato.
¿Sobre qué bases se estableció la relación entre Marcela y Ernesto?
Durante la terapia se desarrolla una hipótésis que cuenta con el acuerdo
MoDELo srsrÉMlco y FAMTLTA MULTTPRoBLEMATTc¡, 35

de los dos. Marcela buscaba orden para calmar sus tempestades y Er-
nesto necesitaba un fuego intenso con que contrarrestar su frío interio¡,
pero el caos de ella podía con las modestas capacidades organizativas de
él y aportaba un hielo profundo en el que el frío de él se encontraba a sí
mismo. La mutua elección complementaria se había manifestado un ro-
tundo fracaso en el que Ernesto irritaba y aburría a Marcela y Marcela
espantaba a Ernesto.
La relación con Libertad habría de marcar.el completo desencuen-
tro. La niña, entrando en la adolescencia, había hallado una vía de acce-
so privilegiado a Ernesto y había intentado mediar entre éste y Marcela,
dándole a entender a la madre que comprendía a su padrastro mejor que
ella. Era más de lo que Marcela podía integrar y había bastado para que
elaborara sus fantasías'en clave delirante: entre el marido y la hija habia
sexo. La presión ejercida sobre la chica por aquella mujer tan intensa
había conseguido que T ibertad aceptara su versión. Al fin y al cabo, aun-
que el incesto no hubiera sido actuado, su fantasma revoloteaba por la
familia.

La conyugalidad disarmónica es una constante en las familias


multiproblemáticas que, como veíamos en los Valverde y confirma-
mos en los Peinado, arranca de una dificultad, tanto dé establecer
intercambios equilibrados e igualitarios, como de obtener del otro
lo necesario para completarse a sí mismo. El proyecto frustrado de
complementariedad desemboca en una simple ulilización recípro-
ca en la que el amor difícilmente arraiga o se estabiliza. .

De algún modo, el rnatrimonio de Marcela y Ernesto represen-


taba un intento desesperado de ambos por salvárse de la psicosis y,
aunque en parte lo consiguieron, fue a costa de crear arn gig..rtesco
caos en el que apenas se mantenían a flote los cinco miembros de la
familia- Los efectos sobré los hijos de esta combinación de parenta-
lidad deteriorada y conyugalidad disarmónica no puedd., ,irro ,".
complejos y graves, y el.aLuso sexual resulta'tár, i.e"uente como
emblemático¡F,n efecto,'si la nutrición emocional está desplazada
por la utilizaéión instrurnental en el vínculo parental, y la ielación
conyugal subyacente es conflictiva y frustrante, no puede extrañar
que los niños sean utilizados sexualm entfio que, como en el caso de
los Peinado, el incesto se insinúe como posibilidad que sólo la con-
fusión delirante se atreve a construir como real. u¡átigual que los
eróticos, los irnpulsos agiesivos de los padres fluyen libremente ha*
cia los hijos sin el control de las funciones protectoras, resultando
en malos tratos físicos que emergen con fretuencia sobre un fondo
de aband3ro y falta de cuidados.
¡
36 LA INTERVENCIÓN SISTÉMICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

1.6. RecuRsos

La sola descripción en términos negativos podría hacer pensar


en las familias multiproblemáticas como,desiertos relacionales po-
blados eventualmente por monstruos destrrrctores. Y sin embargo,
ésta, como otras realidades humanas, conserva registros de flexibili-
dad y cambio que permiten contemplar en su seno mecanismos com-
pensatorios. Ello es así no sólo porque el deterioro de la parentalidad
y la disarmonía conyugal son, más que re4lidades macizas, variables
complejas que exigen la presencia de los opuestos conservación y ar-
monía, sino también porque, cuando deterioro y disarmonía coinci-
den, el ecosistema no permanece pasivo, poniendo en marcha proce-
sos protectores que garantizan la continuidad de la vida.
Algunos mecanismos correctores int'ernos parten, paradójica-
mente, de la misma disarmonía conyugal, introducierido un factor
de relativización en el deterioro parental.que aleja a éste de la con-
dición derfrente rec}irazartte apreciable en situaciones ![u€, aún sien-
do menos espectaculares en apariencia, resultan más destructivas
para los hijos. Es como si el mismo desacuerdo de los padres les
impidiera ser tan monolíticamente rednazarttes y abriera fisuras
por clonde pueden fluir la protección y la nutrición emocional. Y no
es raro que ello ocurra en los momentos de mayor dificultad para la
familia y de más intenso peligro para los hijos. Una mujer regresa a
casa y se ocupa de los hijos, tras haber estado llocalizable varios
meses, cuando su marido ingresa en pris.ión acusado de tráfico de
drogas. Un hombre disminuye su ingesta de alcohol y cuida a sus
hijos apoyándose en su propia familia de origen a raíz de que su
mujer se fuga con uno de sus amantes. Son relevos de parentalidad
frecuentes en las familias multiproblemáticas, que no lo son tanto
en otras familias disfuncionales.
Además, no es sólo de la propia familia de donde surgen meca-
nismos compensatorios, sino que el ecosistema los brinda genero-
samente, estimulado por la espectacularidad del deterioro de las
condiciones de vida. En una familia de más honorable aspecto se
pueden cocinar juegos aún más destructivos para los hijos sin que
suene la alarma social, pero la combinación de alteración de la pa-
rentalidad y disarmonía conyugal que caracteriza a la multiproble-
maticidad tiene, precisamente, la cualidad de provocar con facili-
dad la intervención externa. Las más de'las veces ésta se produce
por los cauces naturales, empezando por la familia extensa y conti-
nuando con vecinos, conocidos y relaciones.varias. Son muchos los
casos gu€, de esta manera, se ahorran una intervención profesional
MODELO SISTÉMICO Y FAMILIA MULTIPROBLEMATTCN 37
o la reciben muy atenuada, obteniendo del ecosistema toda clase de
ayudas, desde la rnaterial hasta figuras de identificación sustituto-
ria. Pero los servicios"sociales y Ias agencias asistenciales también
forman parte del ecosistema y, pdralo que aquí interesa, no hay du-
. da de que, en el ejercicio d. r"i funcioires, también
cubren impor-
tante carencias_ de todo tipo. por hablar sólo de las más importan-
tes, las de índole emocional, serían incontables las chicas y
chicos
abandonados o descuidados que se han sarvado de *.r". á.yo.",
por la oportuna irrupción en sus vidas d,e una religiosa, de
un edu-
cador o de una familia adoptiva.
Aunque ello será examinado en profundidad en otros capítu_
los, conviene referir ya aquí que todos estos procesos se producen
en contextos decomplejidad y que los cambioi ecológicor'p.orro"..,
consecuencias de signo muy diverso. por ello, las interv.rrJio.r.,
.r,_
ternas pueden aumentarr las dificultades de las familias multipro-
blemáticas complicando el balance entre ganancias y pérdidas,
puesto que las ventajas que suponen las apoitaciones
refeiidas qui_
zá no compensen los incenvenientes derivados de ra
sustitución de
los recürsos del sistema por otros ajenos. No obstante,
el carácter
abierto a todos Ios vientos que presentan estas familias, además
de
estar directamente vincurado a su disfuncionalidad, ., ,..plnsabre
en parte de su sorprendente capacidad de captar y generár
recLlr_
sos. Ellas, mejor que otrás, ilustran la paradoja de que
las más de_
terioradas condiciones de vida puedan, casi simultáneamente,
re_
sultar destructivas o inocuas para quienes las sufren.

1.7. INuvrDUos: IDENTTDAD y NARRATTvA

La familia multiproblemática no está definida por la presencia


de un .síntoma preciso, sino por un estilo de hacer y relacionarse
y,
desde luego, por una serie de problemas que afectan a
un número
indeterminado de miembros y que pueden variar cuantitativa y
cualitativamente dentro d.e amplíii*o. márgenes. No hay un enfer_
mo multiproblemático como los hay psicóttos, y sí numerosas
fi_
guras problemáticas que pueden superponerse, ,lt...r.rse,
relevar_
se o, simplemente, noformar parte del élenco: el pad..
o abusadoc la madre depresiva o abandónica, el alcohólico,-.it.atante
la pros_
tituta, el delincuente, el drogadicto, el niño maltratado o abusado,
con fracaso escolar pe¡o 'quizá también disléxico o enurésico,
etc.
Hablar de la identidád individual en las familias multiproblemáti-
cas es bordear lo imposible, puesto que en ellas caben
identictades
38 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVIcIoS SocIALES

de todo tipo: desde las hipertróficas, características de cierta psico-


patología,t hasta la-s atróficas propias de la anomia y eI desarraigo
social, pasando por la posible presencia de identidades normal-
mente constituidas, prendidas en el torbellino de la multiproble-
maticidad por razones coyunturales. No es de extrañar que Cancri-
ni (1gg4) una diferrencia fundamental entre éstas y las
"rtrbl.rca
restantes familias patológicas, que él formula en términos de ho-
meostasis en .rr.tio el síntoma multiproblemático escaparia a La
ley que quiere a los síntomas organizadores del equilibrio familiar.
En las familias multiproblemáticas, los síntomas individuales liga-
dos a identidades hipertróficas o atrófic4s juegan un papel secun-
dario frente al síntoma familiar (sólo eq ellas tiene pleno sentido
este concepto) que.es la tendencia a la desorganización y al caos.
Además, rté tt."ásitá un cambio de óptica que, más allá de la fami-
lia, incluya a personas y servicios implicados, para que conductas y
relaciones adquieran sentido.
Las narrativas individuales tampoco son muy previsibles en
semejante panorama familiar; por lo que se encuentran todas las
variantes, desde las más pobres y estereotipadas hasta algunas sor-
prendentemente ricas y versátiles. El sufrimiento crónico debilita y
.igiairi.a las narrativas, pero si ello no se corresponde con la hiper-
trófia paralela de la identidad que propiciarían patologías más es-
tructuiadas o con su disgregación anómica' es un daño que resulta
fácilmente reparable cuando ceden las circunstancias externas más
desfavorables. Por eso, a veces, apoyos oportunos inducen cambios
espectaculares en estas familias
Los sentimientos individuales preseitan, por supuesto, toda la
gama de la afectividad humana, siendo precisamente su barroquis-
áo rrn. de las características de Ia familia multiproblemática- Las
emociones Se experimentan y se expresan con gran intensidad y es-
caso control, alternándose o incluso simultaneándose con signos
contrapuestos. LaS borrascas afectivas'no Son, pues, raras, y en
ellas ,é ...orocen amor y odio o alegría y tristeza en brotes que
pueden resultar tan intensos como efímeros.

1. Se hace aquí referencia a una conceptualización de la identidad que contemplS


a ésta como el núcieo duro de la personalidad, donde no se aceptan transacciones
con el
entorno y que, por tanto, debe ser limitada en su extensión y composición para permitir
un buen funcionamiento individual. La narrativa, por cotitra, constituye el estrato fle-
xible y negociado¡, donde pueden reconciliarse los contrarios y admitirse diversas arti-
culaciones entre sl mismo y el mundo que no se excluyan mutuamente. Por eso es tan
necesaria Ia existencia de una narrativa amplia y rica y por eso la actividad psicotera-
péutica se centra en ella, consolidándola y ensanchándola (Linares, 1996)'
MoDELo srsrÉMrco y FAMILIA MULTIpRoBLEMAUca 39

La concepción del mundo de los miembros de estas familias no


depara grandes sorpresas, desvelando epistemologías simples y po-
co consistentes en las que escasos elementos explicativos son ma-
.nejados con arbitrariedad. Por el contrario, se.configuran con fre-
cuencia escenarios que exhiben sin cortapisas el imperio de la
acción, el tradicional <paso al acto', que suple lo que falta de refle-
xión. En las familias actuadoras ocurren cosas incesantemente,
protagonizadas por distintos miembros que arrastran a los otros a
torbellinos fuera de control. Desapariciones y reapariciones dra-
máticas, detenciones y excarcelaciones, peleas y reconciliaciones,
... siempre está pasando algo sin apenas tiempo para comentarlo ni,
casi, pensarlo. Siendo tan claro el predominio de lo pragmático so-
bre lo cognitivo, resulta lógico que el terapeuta estructural se sien-
ta más cómodo trabajando con las familias multiproblemáticas que
el constructivista radical o, antes, el comunicacionalista. Con ellas
encuentra el cauce más adecuado para su pragm ática creatividad.

1.8. FeulLrAS: oRGANrzAcróN y Mrrol-ocfA

La organización de una familia es el espacio donde convergen


las identidades de sus miembros. Por eso la organización multipro-
blemática es caótica ... o disgregada, dispersiva y centrífuga. para
Aponte (1976) se trata, sin más, de
"familias suborganizadaso. No
existe fácil convergencia cuando los individuos no saben sostener un
vínculo que no ha podido encontrar bases sólidas de nutrigión emo-
cional. La metáfora más expresiva del caos organizacional es la de
una casa abierta a todos los vientos, donde un observador no adverti-
do a duras penas ubica a qada persona con criterios de rol y estatus.
De hecho, no es raro que la metáfora se materialice en el hábitat real
de una familia en la que impera la libre circulación de personas. A
efectos de comunicación, estas modalidades organizativas propician
paradójicamente el aislamiento social, puesto que la información se
vehiculiza en circunstanciás que imposibilitan su procesamiento.
si las identidades convergen en la organización, la mitología es
el espacio de encuentro de las narrativas individuales de los miem-
bros de la familia. Y, siendo pobres en éstas las familias multipro-
blemáticas, también lo son las mitologías, que recogen pocos mitos
suficientemente consensuados. Es decir, las narrativas individuales
siguen cursos disociadós y su grado de convergencia en mitologías
familiares es mínimo. No obstante, la aparición de nuevos mitos en
estas familias cuando las circunstancias la propician es tan espec-
40 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS:SERVICIOS SOCIALES

tacular como la flor del cactus, Y, desde luego, indicativa de un


cambio benéfico. En la familia Peinado los cambios positivos du-
rante el proceso terapéutico Se apoyaron en el nacimiento de un
mito generado por,la retirada de los niños: la administración pírbli-
ca, la policía local y los servicios sociales se t¡abían dejado embau-
car por las maestras denunciantes, constitúyendo un contubernio
contra la familia, del cual ésta tenía que defenderse. Ambos esposos
se encontraron por primera vez creyendo en algo juntos con gran
intensidad emotiva y actuando en consecuencia, esto eS, partici-
panclo en un mito que los niños compartían plenamente, fascina-
i,r, po,. el espectáculo de la unión de sus padres. Aun cuando el
conteniclo fuera, casi, un delirio persecutorio, a los efectos que aquí
interesan se trataba de la génesis de una mitología familiar'
Por regla general en las familias multiproblemáticas se com-
parten pocas emociones, quizá porque las tormentas afectivas indi-
.rriclrral.s permiten pocas coincidencias. Es más frecuente que los
clesencuentros emocionales hallen un terreno abonadb en la explo-
sión simultánéa de:sentimientos de signo distinto, y que ello evolu-
cione fáCilmente hacia la confrontación y el conflicto, o que se pro-
cluzcan desajustes igualmente propiciadores del desencuentro. La
complementariedadfrustrada que subyace a la relación desemboca
así, Lsporádicamente, en escaladas simétricas de gran violencia:
.,Yo te quería hace un rato y entonces tú me odiabas, Y ahora que tú
rne quieres, yo te odior. Un caldeamiento de esta naturaleza, err
ausencia del hábito de reflexionar rnetacomunicando, es un fácil
preámbulo a Ia agresión-
La dificultad de metacomunicar reside en la pobreza episte-
mológica individual y, quizá por ello, el abordaje cognitivo a estas
familias puede resuliar desalentador. Sin embargo, a nivel colecti-
. vo, aqueila simplicidad propicia algún consenso,
por lo que no es
extraño encontrar una cierta homogeneidad familiar a nivel de
creencias y valores, que constituyen el equivalente sistémico de la
episterrrología individual.2 Por regla general la ideología familiar se

2. De nuevo aquÍ se impone una aclaración incursionando brevemente en un lTlo-


delo teórico de referencia (Linares, op. cit.), para el cual son los individuos quienes
sienten, piensan y actúan. Los sistemas relacionales, y muy en particular las familias'
comparten emociones, participan de creencias y valores comunes y realizan algunas
reiteradas acciones conjuntas que son los ritos. Emociones compar:tidas, valores y
creencias y ritos son, pues, las más importantes concreciones a nivel sistémico de los
grandes espacios psicológicos afectivo, cognitivo y pragmático. La manera en que enca-
es fundamental a la
fo., los niveles inJividual y sistémico en esos tres grandes espacios
MODELO SISTÉMICO Y FAMILIA MULTIPROBLEMATTCA 4I
' sitúra en el campo de larrrarginalidad: desconfi arrza y recelo del po-
der establecido y vaga solidaridad con sus homólogos marginales,
puramente teórica a veces pero capaz otras de incurrir en acciones
heroicas de ayuda y apoyo, que pueden ir seguidas de estrepitosos
abandonos y traiciones. Desafío a la moral establecida y respeto
ocasional a códigos alternativos.
Con la actuación a nivel familiar ocurre como con las emocio-
nes: son tan intensas y desordenadas en el plano individual que cli-
fícilmente convergen colectivamente. Por ello existen pocos ritos en
Ias familias multiproblemáticas. La vida hogareña, tan rittralizada
en otras familias, es casi inexistente en éstas, resultando inimagi-
nables escenas en torno a la mesa o al receptor de televisión que po-
drían vehiculizar interacciones altamente significativas. y at iglal
que ocurre con los mitos, los rituales crecen a medida que la fami-
lia cambia. Es decir, los Martínez, que emp ezarorra acostumbrarse
a desayunar juntos en un bar cercano al hospital adonde acudían a
visitar al hi.io mayor durante la grave enfermedad que siguió a una
sobredosis de heroína. o los Roig, gu€, luchand oábruáo partido
con las instituciones oficiales que les habían retirado los hijos, de-
sarrollaron la costumbre de escribir juntos prolijos documentos le-
gales. El simple hecho de que se empiecen a hacer cosas juntos con
cierta regularidad representa para estas familias una importante
novedad capaz de consolidar dinárnicas de cambio.

1.9. ¿Quf uecnn?

El abordaie a las familias multiproblemáticas ha constituido


un importante desafío para terapeutas y operadores de los servicios
sociales. Se trata, en efecto, de familias que no suelen realizar d,e-
rnanda de psicoterapia porque, aunque existan síntomas y sufri-
miento, falta la petición de ayuda psicológica (Neuburger, 19g4)
porque también falta el reconocimiento de cualquie, p.obl.ma de
esta naturaleza. Los profesionales han respondido de diversas ma-

hora de definir la fun,cionaii¿.a ¿"t sistema. En un sistema simple, como la hinchada


de un club deportivo, las cosas funcionan sin problemas. Se comparte alegría en la vic-
toria y rabia y tristeza en la derrota; se cree que el equipo propio juega bien, tiene mala
suerte y se merecería mayores apoyos; y se grita, se aplaude, se insulta al árbitro y se ha-
ce la ola' Todo sin mayores complicaciones. Pero en un sistema complejo como es la fa-
milia existen infinitas variantes, algunas.de las cuales están siendo examinaclas aquí a
propósito de la multiproblematicidad.
42 LA INTERVENcIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVICIOS SOCTALES

neras a este desafío, reproduciendo en cierto sentido la polémica,


histórica que animó los debates de los terapeutas familiares en tor-
no al poder. Para los herederos de la tradición comunicacionalista
la relación terapéutica y la relación de corttrol deben cstar clara-
mente separadas y ejercidas por personas distintas (Mastropaolo,
1985), mientras que para otros autores el cambio puede ser intro-
ducido desde posiciones de control (Cirillo, 1994).
En cualquier caso (Colapinto, op. cit.), eI cambio debe pasar
por un enriquecimiento del proceso familiar que corra parejo con
una autonomización de la familia respeito de las instancias exter-
nas que la interfieren.

l.g.I. Con los individuos


A nivel lndividual será, a menudo, necesario establecer relacio-
nes psicoteiapéuticas con miembros significativos del sistema.
Aunque el objetivo a largo plazo sea influir sobre la identidad, re-
duciendo su hipertrofia o estimulando su crecimiento, la psicotera-
pia se ejercerá en territorios narrativos, allí donde el sujeto acepta
transacciones y negociaciones con mayor flexibilidad. Ello supon-
drá un trabajo en los espacios emocional, cognitivo y pragmático
que deberá tomar en consideración tanto las características del
profesional-psicoterapeuta como de los miembros más representa-
tivos de las familias multiproblemáticas. De acuerdo con las prime-
ras, el profesional elegirá una vía prefereYrte de actuación según su
formación, sll puesto de trabajo y sus condiciones personales, pu-
diéndose decantar por desarrollar su espíritu práctico manejando
prescripciones y recursos materiales (espacio pragmático), por im-
plementar una vena literaria que le permita proponer de forma creí-
ble historias alternativas (espacio cognitivo) o por utilizar su's pro-
pias emociones en estrecha relación con las del cliente como guía
del proceso terapéutico (espacio emocional). En cualquier caso, el
trabajo en equipo y la supervisión deberán brindar un estructurado
marco de referencia y un apoyo continuo al profesional entregado a
estas lides, cuyos objetivos inmediatos a nivel individual serán: a)
calmar ciertas emociones, tales como la ansiedad, la hostilidad o la
tristeza, gu€, por su intensidad, interfieren seriamente en las diná-
micas personal y familiar; b) potenciar el espacio cognitivo estimu.
lando ideas y percepciones nuevas que introduzcan variedad y ri-
queza; c) amortiguar y limitar las tendencias. actuadoras poniendo
freno a la impulsividad.
MODELO SISTÉMICO Y FAMILIA MULTIPROSIEN,IATICE 43
1.9.2. Con las familias

El trabajo a nivel familiar deberá tener en cuenta que los espa-


cios emocional, cognitivo y pragmático presentan diferencias sus-
tanciales respecto del individual: a) será muy útil trabajar para am-
pliar el espacio en el que se comparten emociones, de manera que
en él converjan los más variados afectos; b) sin confrontar directa-
mente los valores y creencias familiares, convendrá apuntar asu re-
lativización para que tengan cabida otros nuevos; c) se procurará el
desarrollo de ritos familiares que reúnan a los distintos miembros
en actuaciones conjuntas.
Con todo ello se estará propiciando una transformación de la
familia en la eü€, probablemente, la organizaciÍn se hará menos
caótica y la mitología crecerá, rica y variada, en beneficio del co-
mún patrimonio relacional.

BrsrrocRArfe

Ackerman, Nathan w. (1958), The psychodinamics of Family Life,


Nueva York, Basic Books (trad. cast.: Diagnóstico y tratamiento
de las relaciones familiares. Buenos Aires, paidós, 19ól).
Anderson, FI.; Goolishian, FI. y winderman, L, (r9g6), o'problem
Determined systems: Towards Transformations in Family The-
rápy>, Journal of strategic and systemic Therapie.s, ro s:l-14.
Aponte, Harry J. (1976), anderorganization in the poor Family, en
Therapy: Theory and Practice (p. J. Guerin, comp.), Nueva york,
Gardner.
Bateson, Gregory (193ó), Naven, cambridge, cambridge university
Press (trad. cast.: Naven. (Jn ceremonial latmul, Madrid, J(tcar,
1990).
Bateson, Gregory; Jackson, Don D., Haley, Jay y weakland, John
(195ó), .,Towards a Theory of Schizophreniao, Behaviorar
Science, n" l:25t-264.
cancrini, Luigi (1994), viva palermo viva. storia di un progetto per
la prevenzione delle-tossicodependenze, Roma, La Nuova rtalia
Scientifica.
cirillo, Stefano y cipollon¡, M. v. (1994),
L'assistente sociale ruba i
bambini?, Milán, Cortina.
Colapinto, Jorge (1995), <Dilution of Farnily process in Social Ser-
vices: Implications for Treatment of Neglected Families rr,.Fa-
mily Process,vol.34, n" l:59-74.
44LAINTERVENcIÓNSISTE,MIcAENLoSSERVIcIoSSocIALES

Durkheim, Émile (1897), I-e suicide,PlJF,París, 1967.


Foucault, MicheI (1964), Histoire de la Folie d I'Age Classique, París, ,

Plon.
Hollingshead, A. B. y Redlich, F. C. (1955), Social Class and Mental
Illness, Nueva York, Willey.
Jones,Maxwell(19ó8),SocialPsychiatryinPractice,Hardmons-
worth, Penguin Books. :

Lévi-Strauss, Claude (1965), Anthropologie Structurale.París, Plon


(trad. cast.: Antropologíaestructural, Barcelona, Paidós, 1." ed.,
3," reimp., 1995).
Linares, Juan Luis (1996), Identidad y narrativa. La Tbrap:ia Farniliar
en la Prd"ctica Clínica. Barcelona, Paidós.
Mastropaolo, Lia y otros (1985), <Liinterazione consultorio-Tribu
nale. Strategie sistemiche operative>>, Tbrapia Familiare, rf 17.
Mazer, C. (1972), ,,Characteristics of Mr¡ltiproblern Flouse Hold: a ,

StudyinPsychosocialEpidemiologyo,ÁmericanJournaIofor-
topsychiatry, vol. 2.
Minuchin, Salvador y otros (1967), Farnilies of the Slunts: an Explo- ,

ration of their Structure and Treatment, Nueva York, Basic .,

*""fr:""rH Robert (1984), L'autre demaride, París, ESit


Schneider, Kúrt (1934), Psychopathische Persónlichkeiten (3" ed.),
Leit' zig-Viena, Deuticke.
Scott, D. (1959), Multiproblem Families qs a co?xcern to the Commu-
nity, Victorian Council of Social Services.
Segalen, Martine (198ó), La Revolución Industrial: del Proletario al
Burgués, en Histoire de Ia Famille 2: Le Choc des Modernités :

(Birrguier y otros, comps.) (trad. cast.: Histori.a de Ia familia. ,

Madrid, Alianza, 1 988).


2. LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMÁTICAS3

Luigi cancrini, Francesca De Gregorio y sabrina Nocerino

2.1. RpvrsróN srsróRlca y onfcENES DEL coNcEpro

Las investigaciones y los estudios en los campos sociológico y


psicológico sobre la familia, en una primera fase, se han ignorado
mutuamente, pasando luego a integrarse hasta el punto d! permi-
tirnos hoy hablar de una psicología social de la ¡amitia.
En efecto, si el sistema familiar se convierte en objetb de estu-
dio, resultará inevitable tomar en consideración los cÁplejos fac-
tores económicos, sociales, psicológicos, relacionales y tulturales
que contribuyen a su representación social.

2.1.1. La contribución de la sociología

Las contribuciones dL orientación prevalentemente sociológi-


ca han evidenciado la tendencia de fondt que cara cterizala vida
de
la familia en la transición de la sociedad preindustrial a la indus-
trial.
Parsons (1953) ha resaltado aquellos aspectos de la institución
familiar que hacen de ellá un sistema funciánal, dejando en un se-
gundo lugar los aspectos estructurales princip4les del sistema so_
cial. La tendencia sería la de una restricción dál rol público de la fa-
rnilia para otórgarle un'rol privado (contracción de la familia
nuclea4, reducción de las funciones socioeconómicas y atomización

3. Este capítulo está tomado de oviva palermo Viva,,, de Cancrini y


cols., Roma,
Ed' N'I'S', 1995,y recoge la experiencia de un trabajo de atención a familias
multipro-
blemáticas y formación de profesionales realizado durante varios años en
la capital si-
ciliana.
LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

individual del mismo núcleo). La pérdida de algunas funciones an-


tes asumidas por la vieja estructura llevaría consigo, sin embargo,
la especi alizaciín de las funciones que le siguen quedando (sociali-
zación primaria del niño -véase la. contribución de Bowlby
L1972,19881- mediante la interiorizaciín de la cultura y la estabili-
zación de la personalidad de los miembros adultos).
A su vez Sgritta (198ó) revaloriza la'importancia del trabajo
desarrollado por las familias en la realización de los objetivos de
bienestar que constituyen uno de los rasgos característicos de la so-
ciedad delwellfare state. Según el auto4 el desarrollo del estado so-
cial -a pesar de haber conllevado en algunos casos una reducción y
un desplazamiento fuera de la esfera privada de una parte de las ta-
reas tradicionalmente solicitadas a la familia- no parecería haber
comportado en su globalidad un redimensionamiento apreciable
de las tareas y de las responsabilidades de las familias en el desa-
rrollo de sus propias funciones institucionales.Y de todas mane-
ras, incluso allí donde dicha reducción fuese apreciable, sería aven-
turado concluir que haya sido más intensa que los aumentos de
responsabilidad, que se han producido, por otra parte, debido a las
transformaciones sociales.
Al contrario, lejos de haber sufrido un proceso de supresión
progresiva de funciones (como consecuencia de la extensión de las
actividades directa o indirectamente gestionadas por el sector pú-
blico), la familia se habría resentido más bien de un aumento, si no
de una sobrecarga, de tareas que se han ido añadiendo a las res-
ponsabilidades que tradicionalmente se le habían encomendado en
la división social del bienestar.
E,n la práctica, presuponiendo que el desarrollo de los servicios
se articule en relación a un modelo faniiliar culturalmente privile-
giado o dominante, se acaba configurando una especie de escala de
congruencia entre la tipología de los servicios disponibles y la com-
posición del grupo familiar. Del grado de congruencia entre los dos
términos de la relación derivarían posiciones de relativa ventaja o
desventaja, que garantizarían a las familias una distinta satisfac-
ción de las necesidades a igualdad de las prestaciones brindadas
por las instituciones de servicio público. De modo que tanto menor
debería resultar el recurso a los servicios públicos cuanto más
oportuna y eficaz fuera la adaptación del grupo familiar a la orga-
nización de los servicios mismos; o bien, tanto mayor es dicho re-
curso cuanto menor es la capacidad de adecuación autónoma de la
familia a la tipología de los servicios disponibles. Prosiguiendo en
línea con este razonamiento, el aumento de las formas familiares
LAS FAMILIAS MULTIPRoBLEMAUcaS 47

variantes, o más bien incompletas, respecto al modelo asumido co-


mo <(normalu, habrfa producido un aumento de las situaciones de
dependencia, lo que, a su vez, en ausencia de apoyos familiares san-
cionados normativamente, habría comportado una progresiva im-
plicación de las instituciones de servicio público.

2.1.2. La contribución de la psicología

Las contribuciones de orientación psicológica han focalizad.o


su atención en los recursos y en los mecanisrnos utilizados por el
sistema familiar para hacer frente a los problemas encontradis por
cada uno de sus componentes, así como a los acontecimientos nor-
mativos y paranormativos que se verifican durante el ciclo vital de
una familia.
En los años_ 50 y 60, el trabajo con las familias de los pacientes
psiquiátricos y de las personas con desviación social provócó que el
terapeuta se encontrase con la presencia de trastornos más o menos
evidentes en los distintos miembros del sistema familiar. Bateson
(1961) y su grypo publicaron investigaciones ya. clásicas ,óbr.la po-
sibilidad de dar sentido al comportamiento sintomático del pacien-
te identificado esquizofréhico, en el momento en que se le introduce
en el contexto comunicativo de su familia. También, Fry 0962) in-
vestigó sobre el control y el refuerzo recíproco de los síntomas en
parejas de pacientes con trastornos fóbicos, y vogel y Bell (19ó7) es-
cribieron sobre la instigación, mediante una serie de comporta-
mientos sintomáticos adecuados para ello, de las conductas pertur-
badas del niño por parte de los padres que piden ayuda para é1.
Desde los años 80, conectado con un deb:ate epistemológico
Tár general que atraviesa la ciencia, se verifica un profundo cám-
bio de perspectiva teórica en el estudio de los sistemas humanos,
que tiene consecuencias sobre las concepciones de la relaciones fa-
miliares. Dicho c,ambio atañe tanto a la representación de su orga-
nización (formulación de modelos teóriCos de funcionamientt),
como a la atención cada vez más viva a las conexiones entre inves-
'tigación
e intervención, ásí como a una profunda revisión teóri.a
que concierne a la relación existente entre sistema observador v sis-
tema observado.
Brevemente, las principa.les directrices teóricas de esta orien-
tación evolutiva se basan en la superación de la concepción ho-
meostática de la escuela de palo Alto, bajo el empuje de estímulos
provenientes de la segunda cibernética.
48 LA INTERVENCIÓN SISTE,MIcA EN LoS SERVIcIoS SoCIALES

En los últimos diezaños, investigadores y clínicos de la familia


han tratado de diseñar conceptualmente el perfil del funciona-
miento de las relaiiones familiares funcionales y disfuncionales.
Recordemos en particular el modelo de Beavers, en el que las di-
mensiones principales del funcionamiento familiar son los estilos
(centrípeto-centrífugo) y la competencia (adaptabilidad del siste-
ma); y el modelo circunflejo de Olson (Olson y otros, 1974), cuyas di-
mensiones cruciales son la cohesión y la adaptabilidad del sistema.

2. 1 .3. La familia multiproblerruitica


El térmi no familia multiprpblemática -construido en torno a
los años 50 por profesionales e investigadores de los países anglo-
sajones provenientes en su mayor parte del ambiente del social
work- es un término que tiende a individualizar familias de baja ex-
tracción socioeconómica y no situaciones caracterizadas por una
peculiar relación interpersonal y social entre los miembros de un
grupo familiar.
Más allá de esta definición sociológica del término, otros auto-
res, entre los que se encuentra Mazer (1972), han obserwado en
cambio !lu€, si no se seleccionan las familias en base a los contactos
con los diversos servicios o agencias, no se puede comprobar una
clara tendencia en las familias multiproblemáticas á situarse en
uno u otro extremb del espectro socioeconómico, sino que más
bien lo qüe resaltan son los grupos multiproblemáticos con entra-
das regulares y de discreto nivel (Powell, Monahan, L 969) e incluso
lray quien ha hablado (Thierny, 197 6) de familias bastante por enci-
ma del umbral de pobreza pero que no consiguen administrarse
adecuadamente, de manera que alternan cíclicamente fases de
bienestar y fases de crisis
De nuevo otros investigadores, focalizando la atención sobre
todo en la estructura del grupo y en las modalidades relacionales
con el ambiente social ..circundante>, han definido así a las fami-
lias multiproblemáticas :

1. "Familias aisladas" (Powell, Monahan, op. cit.), para evi-


denciar la soledad cle estos núcleos familiares en el ámbito de la fa-
milia extensa y, en consecuencia, la falta de cualquier forma de
apoyo en las fases críticas de la vida familiar; independientemente
de la clase social.
2. "Familias excluidas" (Thierny, op. cit.), para subrayar la se-
*
E
LAS FAMILIAS MuLTTpRoBLEMÁrrc,qs 49
i
paración entre estas familias y
el contexto parental, institucional
"social,', que también se da.r, I., .i;;;;r"ciares y
3. "Familias sub_ organiza.das,, (Áplrrt", medio_artas.
tar las características di!funcionales I976;19g1), para resal_
tural debido a las graües carencias á.sde el punto de vista estruc-
Ios respectivos rolás, sobre de constancia en el desarrollo
todo a nivel der subsistema parental. de
4. "Familias asocialeso (Voila
nd,, téOZ), para ,,rbrry..
sobre
::* L:::,fi:l:i :Jff; ". i e rne n ar d e s a,.or r o d e .
".,p ".. a m i e n t o s
5. oFamilias desorganizadas,,,
otros' l'96,a; r967b), qrr" ., er según Minuchin (Minuchin y
amplios estudios clÍniJos sobreautor dE r.ro de ros primeros y más
cioeconómica der gueto deJas la" r.mili* a" baja extracción so_
ha estudiado y puesto en reraci;"
granJ."^-.a.ópolis urbanas, y
que
tipo v grado de disfuncionllid"d ;;;; l. estructura familiar el
"i
J" i;; iü"io.,es interpersonales
las modaridades .o*rrni"iirr.". para y
tre los miembros de estas .i á.r,o" ra comupicación en_
iamilias ,
". .^rá.reriza por:
o un intercambio muy limitado
miembros, Y-una experiencia de las informaciones entre
ros
cogniti;;
indiferenciada para-cad" ir¿i"iá-"",1r v q rfl-otirra
sl tendencialmente
o un uso prevalente
de ros canales paraverbales;
' se da más resonancia a lor.rp."L, i.lr"ionares
pectos comunicativos dg que a los as_
los mensajes;
' caos comunicativo, que es índice de desorden reracional
y cre_
¡i^T,.ü:1ñ:J'ffíi'#i] v q"" u ;;:ontribuv. .1r". )a,to
(véase capítulo r: Modelo "
sistémico y fam'ia murtiproblemática.)
Partiendo de estas investigaciones
chas fam'ias exisreii p.oui.-as -que evidencian cómo en di-
especialmente Ios paréntales (y ranto en el d"r;;;;ii;';.-i;, roles,
' en la escasa delimitacióri á. lo. "n l, .ro.rJiu, del lider azgo),como
nición de los límites g.".r."ionares),subsiste-., (.o., insuficiénte defi-
inestabilidad osicosoJi-l J;;*o una tendencia
Io, indiüduá* .r, los subsistemas a ra
bido a una inánstancia en"r,la cle_
cit')' y, para acabar,,rn .l.rr-áo organización Lstructurar (Aponre, op.
o denuncian problem.r- r. podría nrim"ro de miembros que presentan
Ias familias merecerían Ia .or.l.ri, que la mayor parte cre
.aiifica.iOn á" lmultiproblemáticas,,.
La posibilidad de un uso resrringido
se ha hecho evidente po.l, del rér;;;;;"il;bargo,
que existe entre dos modalidades
ábr"rrr..ión crínica sobre la diferencia
a. f"."iii".,
50 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LoS SERVICIoS SoCIALES

1. Familias cuyo comportamiento sintomático funciona como


factor de equilibrio para las dificultades emocionales de los otros
miembros del sistema y, si bien parcialmente, para el sistema consi-
derado en su globalidad (la mayor parte de las familias en las que el
paciente designado presenta problemas de naturaleza psiquiátrica).
2. Familias, que nosotros llamaremos multiproblemáticas en
este trabajo, en las que el comportamiento sintomático funciona
como un elemento de dificultad y disgregación añadidas para el
comportamiento de los otros miembros del sistema y para éste con-'
siderado en su globalidad.

Una comprensión más en profundidad de esta distinción re-


quiere, sin embargo, precisar algunas cuéstiones generales.

Homeostasis, función a pezldaños y ciclo vital de Ia familia

Durante un largo período se pensó en las familias de los pa-


cientes psiquiátricos como en familias que tenían simplemente un
problema más que las otras. Más tarde, sobre todo por obra de los
terapeutas familiares, se percibió el hecho de que la designación de
un miembro con problemas en forma dé paciente psiquiátrico o
de persona-problema en el rol de chivo expiatorio (scaiegoat), favo-
recía la descarga de las tensiones y contr:ibuía al equilibrio de los
otros miémbros del sistema. En efecto, la mejoría del paciente
identificado coincide clásicamente en estos casos (como observó
por primeÍa vez D. D. Jackson, hablando de homeostasis) con la
aparición de dificultades más o menos graves en otros miembros
del sistema familiaq cuyos niveles de integración y de equilibrio se
habían mantenido gracias a la ayuda determinante de los compor-
tamientos sintomáticos de aquéI.
Una formulación más completa del concepto de homeostasis
es la que suministran Watzlawick y otros.( 1967) en Tboría de la co-
munícación huma?xa. Hablando de funciones a peldaños y de evolu-
ción en el tiempo de los estados de equilibrio de un sistema, lo que
se evidencia es la función del síntoma sobre el sistema considerado
en su globalidad más que sobre cada miernbro.
La familia puede ser considerada como una unidad estructural
que utiliza en primer lugar la fusión (en la relación madre-niño) y
más tarde una intimidad casi exclusiva de relación, para formar in-
dividuos destinados a alcanzar niveles distintos y progresivos de
autonomía hasta llegar a la desvinculación y a la constitución, por
LAS FAMTLIAS MULTIpRoBLEMATTceS 51

elección, de nuevos grupos familiares. Las observaciones de Erick-


son ( 1982) y de Haley ( I 97 3) sobre el ciclo vital demuestran que és-
te se halla "pautado> por una serie de fases (la familia de pareja, la
familia con uno o más hijos muy pequeños en los que la díada ma-
dre-niño se evidencia de manera particulal la familia del niño en
edad escolar, la familia con hijo adolescente, la fase de desvincula-
ción de los hijos y la nueva pareja que se forma a la salida de casa
de estos últimos) y de novedades organizativas (muerte de uno de
sus miembros, separación o divorcio, cambio de residencia o de ni-
vel económico) que ponen a prueba su capacidad de adaptación
a las novedades de los contextos y de sus correspondientes exi-
gencias.
El paso de una fase a otra se caract erizapor la desaparición de
algunos dogmas, así como por la aparición de convicciones nuevas
y de otros modos de percibir y de presentar la realidad de las rela-
ciones recíprocas, y se desarrolla entre muchas dificultahes. Sur-
gen diferentes resistencias en los distintos miembros del sistema en
el momento én que las convicciones subjetivas y las reglas relacio-
nadas con una cierta distfibución de roles, funcionales para la ob-
tención de un determinado equilibrio y aceptadas por eiló con tran-
quilidad y entusiasmo, entran en colisión con las necesidades que
maduran dentro de uno o más miembros del sistema.
Este concepto de evolución por crisis sucesivas ha permitido
adquisiciones importantes en el campo de la psiquiatríay de los es-
tudios sobre la desviación no psiquiátrica. Considerando a la fami-
lia como un sistema que debería ser capaz de corresponder a las
exigencias en evolución progresiva de sus miembros, los terapeutas
de familia han verificado: .

l. La coincidencia cronológica entre el desarrollo de los com-


portamientos sintomáticos asociados a una grave dificultad perso-
nal (en forma de sufrimiento psiquiátrico abierto o de simples defi-
niciones no psiquiátricamente relevantes, de persona-problema) y
las fases de paso anteriormente citadas.
2. La eficacia de los comportamientos sintomáticos para blo-
quear el paso de una fase a otra, manteniendo equilibrior qr" debe-
rían ser superados y desarrollando comportamientos congruentes
con un sistema de convicciones y de fantasías compartidas -omi-
to>>, en la definición de Ferreira (1963) y de Andolfi y otros (1988)-
que corresponden a la fase que habría sido necesario superar.

El problema que surge en este punto atañe precisamente a las


52 LA INTERVENcIÓN SIST'E,MIcA EN LoS SERVICIoS SocIALES

familias multiproblemáticas, de las que nos ocnparemos en este


trabajo.
Efectivamente, se trata de familias en las que:

1. El desarrollo de los comportamientos sintomáticos se verifi-


ca regularmente en torno a los primeros cambios de fase del ciclo
vital: formación de la pareja, nacimiento y desarrollo de los niños.
2. Los comportamientos sintomáticos son eficaces bloqueando
el paso a la fase sucesiva, pero no consiguen mantener el equilibrio
precedente, colaborando, en cambio, de forma importante a la de-
sorganización y a la disgregación del núcleo familiar y preparando
así, en el tiempo, una situación'caracterizadapor:

o un mal funcionamiento del sistema familiar, que no se mues-


tra capaz de reali.zar de manera satisfactoria sus tareas organizati-
vas (apoyo econór.nico, casa, instrucción, irecimiento y cuidado de
los hijos, protección de los miembros más débiles o en dificultad) y
expresivas (gestión de las tensiones, nutrición emocional de los
más pequeños, respuesta a las exigencias de intimidad y de estabi-
lidad afectiva de los miembros del sistema);
o rlna búsqueda afanosa de personas externas capaces de desa-
rrollar dichas tareas; personas cuya presencia, rápidamente trans-
formada en esencial, contribuye a la disminución progresiva de
competencia de los miembros del sistema familiar.

Una definición operativa ,

El conjunto de las características del sistema propio de las fa-


milias multiproblemáticas puede ser definido en este punto con
suficiente claridad. En efecto, dichas características son las si-
guientes:

1. Presencia simultánea, en dos o más miembros de la misma


familia, de comportamientos problemáticos estructurados, estables
en el tiempo y lo bastante graves como para requerir una interven-
ción externa.
2. Insuficiencia grave, sobre todo por parte de los padres, de
las actividades funcionales y expresivas necesarias para asegurar
un correcto desarrollo de la vida familiar.
3. Refuerzo recíproco entre I y 2.
4. Labilidad de los límites, propia de un sistema caracterizado
LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS 53

por la presencia de profe'sionales y de otras figuras externas que


sustituyen parcialmente a los miembros incapaces.
5. Estructuración, por esta vía, de una relación crónica de de-
pendencia de la familia respecto de los servicios, lo que en términos
sistémicos significa la consecución de una condición de equilibrio
(homeostasis) intersistémico.
ó. Desarrollo de algunas modalidades características no usua-
les de comportamientos sintomáticos en los pacientes identi.ficados
en este tipo de proceso, del que un ejemplo clásico puede ser el de
las toxicomanías de tipo D (sociopáticas) (cancrini, lgg2).

2,2. FnNoMENoLocfe ¡E LA FAMTLTA MULTrpRostBA{Arrce )

Las familias multiproblemáticas constituyen, de hecho, un


conjunto típico, desde el punto de vista clínico. Sin embargo, se d"e_
be sobre todo a la sociología de la familia una descripciónluidado-
sa de sus características (Becker, Brume4 cohen, clinard en Mala-
goli-Togliatti y Rocchieta Tofani, l ggz). Nosotros, en este trabajo,
nos detendremos sólo en los datos particularmente importantes
desde el punto de vista terápéutico.

2.2.1. Formas de la demanda

La carencia de cuidados maternos y paternos es consecuencia


casi obligatoria de aqüella insuficiencia áe las agtividades funcio-
nales de la que se ha hablado anteriormente.a Cuantitativa o cuali-
tátiva, y acompañada a ménudo por una carencia de las otras es-
tructuras de socialización (escuela materna y elemental), dicha
carencia conlleva el desarrollo frecuente, en los niños, en los ado-
lescentes y en los adultos jóvenes, de trastornos caracterizados por
la tendencia al paso al acto y por la insuficiencia de las competen-
cias y de las prestaciones a las que el individuo confía su esfuerzo
de integración en los sistemas externos y en el de procedencia.
En consecuencia, el'tipo de psicopatología individual que más
a menudo se encuentra trabajando con las familias multipráblemá-
ticas es de tipo socio o psicopático (cancrini, La Rosa, lggt). Son

4' En el capÍtulo l, Modelo sistémico y familia multiproblemática, se alude a las


funciones nutricias y-sociabilizantes, que equivaldrían a lo que aquí se denomina
acti-
vidades expresivas y funcionales, respectivamente.
LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

más raros los trastornos neuróticos, mientras que los trastornos


psicóticos se muestran bloqueados o complicados por la presencia
de dificultades del desarrollo intelectual. Los trastornos de adapta-
ción escolar son frecuentes y graves, así como los comportamientos
delictivos, las toxicomanías y el alcoholismo (véase posteriormente
la tabla 4).
Para acaba4 conviene recordar Qü€, desde el punto de vista de
.las formas de manifestación de la demanda, este tipo de familias no
llega habitualmente por iniciativa propia a los servicios sanitarios
básicos o a los de salud mental. Su configuración es, en efecto, la de
la cuarta situación de Laing y Esterson (1964: un sistema familiar
del que algún otro (Ia policía, los vecinos, otros profesionales) ha
determinado la derivación.s
En el momento en que emerge, la demanda de ayuda de las fa-
milias multiproblemáticas, se plantea a diversas instituciones: es-
colar (evasión de la escuela obligatoria o difióultades graves de in-
tegración de la misma), judicial (penal, civil o administrativa),
sanitaria (alcoholismo, toxicom ar,lía, patologías asociadas), social
(dificultades de hábitat, pobreza, maltrato de niños) y psiquiátrica
(particularmente en el terreno de los trastornos psicóticos).

2.2.2. El nivel social

Las familias multiproblemáticas con las que se ha trabajado en


Palermo se caracterizart, todas, por Ltna.condición de deprivación
económica y cultural: la miseria es un factor de riesgo importante
para este tipo.de patologías, porque la falta de medios y de compe-
tencias spciales recbnocidas hace más fácil la aparición de compor-
tamientos problemáticos, más diffcil una reacción eficaz ante ellos,
y común la actitud sustitutiva de los profesionales. Factores que,
reconstruidos en términos de historia de los padres, corresponden
a menudo a una reciente inmigración, a institucionalizaciones pro-
longadas (Dell'Antonio, 1977) o a la procedencia de otras familias
multiproblemáticas.
Por otra parte, dentro de las familias multiproblemáticas se de-
be tener en cuenta que, en las que han formado parte durante un
cierto tiempo de clases sociales más integradas (casi un tercio de
los casos examinados por nosotros), la miseria puede ser el resulta-
do de una des organización crónica del comportamiento de sus

5. Véase también <Contextos de controlr, en el capítulo 3: Los primeros contactos.


LAS FAMTLTAS MULTTpRoBLEMATIcRS 55

miembros más significativos. Semejantes a las otras al principio,


estas familias reaccionan a menudo de manera sorprendente ante
el profesional que se compromete en un proyecto de terapia: en
efecto, la recuperación y la revalorización de las potencialidades in-
trínsecas de cada miembro y del grupo familiar se hacen menos di-
fíciles debido a la menor discontinuidad de las costumbres, del len-
guaje, de la cultura y del reconocimiento de objetivos comunes
entre terapeutas y familias.

2.2.3. Las dirnensiones

Las dimensiones de las familias multiproblemáticas son dis-


tintas en cada caso. Sin embargo, las que se abordan con más fre-
cuencia, sobre todo en situaciones de deprivación económica y
cultural, son núcleos transformados en numerosos por la falta de pro-
gramación de los embarazos. Ello es debido a una carencia de in-
formación, pero también al significado asumido por el hecho de
quedarse encinta en una cultura que es, desde este- punto de vista,
muy distinta de la que prevalece iioy.., el ambiente social de pro-
cedencia de los profesionales. pobre de competencias y de perspec-
tivas, la mujer que vive dentro de una familia multiprobiemática
utiliza a menudo el emb arazo como prueba de la evidencia de un
vínculo y de su continuidad, como instrumento de relación con
otras mujeres y con los servicios, como defensa (o,intento de defen-
sa) frente a la violencia y como posibilidad de demostrar una crea-
tividad réconocida. Sin embargo, la regla relativá al número de hi-
jos no carece de excepciones, en particular, en los casos en que la
familia multiproblemática se constituye en torno a una mujer sola
que proviene de una larga institucionalización o ha protagonizado
graves conflictos en su familia de origen: en efecto, prostitución,
trabajos modestos o muy esporádicos y, en general, distintas carre-
ras de desviación, preceden en estos casos a elecciones de materni-
dad de gran significado emotivo y experiencial.

2.2.4. Las condiciones de vida

La organización económica y de vivienda de las familias multi-


problemáticas es el espejo fiel de una desorganización que agrava
las consecuencias de la miseria. Precariedad y estado de abandono
son características constantes de casas en las que las personas en-
56 LA INTERVENCIÓN SISTÉMICA EN LoS.SERVICIOS SOCIALES

tran y salen con gran facilidad. La puerta está habitualmente abier-


ta, simbólicamente y de hecho; el momento en que se cierra es, a
menudo, tln momento iinportante para la evolución del proceso te-
rapéutico. Por citar un ejemplo, en el curso de una terapia "vigila-
da' con visitas periódicas no anunciadas por el servicio derivante,
la asistente social se encontró un día con un cartel en el portal que
le anunciaba "Prohibido entrar>.
/Dentro de las casas, una característica común es, por otra par-
te, la falta de una delimitación correcta de los espacios. Niños, ado-
lescentes y jóvenes adultos pueden no tener habitaciones ni lugares
propios útiles para la construcción de su propia identidad personal
("mi" cama, ,.mi> cajón, ,,mi, butaca), con consecuencias descon-
certantes sobre la definición de roles y de relaciones y con desliza-
mientos posibles, aunque no muy frecuentes, hacia promiscuida-
des más o menos incestuosasy'
El tema del incesto surg'6 naturalm.rrt , en el sentimiento y en
la fantasía de los profesionales, cuando hay una cercanía excesiva
entre adultos y ninos. En las familias con las que hemos contaCtá:'
do, sin embargo (véanse en particular los ap.¿rtados 2.3.1 y 2.3.2),
la impresión es que.la discontinuidad culpural entre profesionales y
miembros de la familia extensa juega un papel de notable impor-
tancia en la amplificación de noticias reducibles, en otros lugares,
a interpretaciones menos dramáticas. Lo que no quiere decir obvia-
mente que el incesto no se verifique en algunas situaciones caracte-
rizadas por una patología más grave de los adultos.
/ Las entradas económicas son a meriudo ilegales, o integradas
pof subsidios de distinto orden, y son utilizadas habitualmente pa-
ra objetivos familiares por las mujeres y para objetivos personales
por los hombres. La suma global, sin embargo, es siempre incierta
y casi imposible de definir por motivos de contexto asociados a la
desconfi ar:rza, pero, también, en mtlchos casos, a una dificultad
grave para prograrnar las entradas y los gastos más allá de horas o
de días, fijando programas y criterios de prioridad. Esto lo saben
bien los asistentes sociales, que han aprendido a suministrar obje-
tos (pañales, camas, vestidos) en lugar de dinero, y se hace eviden-
te a quien entra en unas casas carentes de bienes, considerados
comúnmente de "primera necesidad", e invadidas, en cambio, de
objetos inútiles, costosos y poco utilizados pero intensamente
deseados.T
Para finalizar, una última anotación importante para el tera-
peuta familiar y para sus eventuales "prescripciones de comporta- :*a

mientoo es la relativa a¡lla faltade horaricis comunes y de ritos reco-


LAS FAMTLTAS MULTIpRoBLEMATTcIs 57
nocidos en grupos familiares cara cterizad,os habitualmente por la
centralidad de las figuras femeninas y por la perifericidad agresiva
e inconsistente de las masculinas/Lafalta de horarios y de ritos in-
vade habitualmente el setting de ias terapias, por lo quá interpretar
el retraso o el olvido de una sesión en términos de resistencia al
cambio no tiene ningún sentido. Hay que considerar que se trabaja
con grupos en los que el reloj y el calendario no son percibidos co_
mo parte importante y significativa de la organizacióndel tiempo.
De la rnisma manera, los terapeutas se quedan a.menudo .,iescanda-
lizados, de la facilidad con que las familias aceptan el cambio de la
persona física que se ocupa de ellos dentro del servicio, de la sede
del encuentro o de su periodicidad, elementos constitutivos, en
otras situaciones, del rito que se celebra en torno a la terapia.

2.2.5. Legalidad

,lt-urelación entre vínculo afectivo y vínculo Iegalmente recono-


cidb está bastante infravalorada dentró de las familias multiproble-
máticas¡Gl dato cultural tiene su importancia, obviamente, al pro_
ducirsd'en barrios en los que la nescapaditao se prepara a menudo
con la complicidad de- las familias y corresporá., áe hecho, a ,n
matrimonio cuya celebración se aplaza: poi motivos económicos,
en algunos casos, si la familia no es capazde preparar festejos ade_
cuados, o por puro y simple descuido, .., ,rrrr.hos otros.
Mucho más allá del dato organizativo, sin embargo, lo que ca-
racteriza a las familias multiproblemáticas es unay'ndiferencia sus-
tancial ante el problema del reconocimiento legal de las situaciones
y de las relaciones/El aplazarniento der matrimonio se prolonga sl-
ne die y las viudas, casadas o no, difícilmente celebra, ,.rn segundo
matrimonio con los convivientes/Las separaciones no se legalizan,
y el reconocimiento de los niños nacidos fuera del matrimonio pue-
de ser considerado un problema menor, dada su conte xtualización
en situaciones culturales en las que lo que se esperaría sería una
crisis de celos.

Un ejemplo interesante es el del marido que va a llevarse a su mujer


quitándosela al hombre cón el que ella huyó hace un año, y del que está
ernbarazada. El encuentro es tranquilo, así como el viaje hacia casa, pe-
ro, delante del portal, el marido le da un par de bofetadas, importar¡tes
para los vecinos, evidentemente, más que para é1. En contraste, no aflo-
ran temas de celos en el se,ntido propio del término durante las sesiones
I

58 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

posteriores, en las que ella le pide y obtiene la promesa de su reconoci-


miento del hijo concebido con otro hombre.

fnl conjunto de las personas que viven dentro de una cierta ca-
sa no coin;ide, pü€s, con el de la familia legalmente reconocida/lo
que plantea problemas no simples desde el punto de vista emotivo y
.o.r..ptual a profesionales que están acostumbrados a dar un valor
muy distinto a este tipo de corresPondencias'

2.2.6. Los hiios

Más o menos numerosos, los niños y los adolescentes suelen


ser el motivo de las peticiones de ayuda dirigidas a las distintas
instituciones .r, no-Lre y por cuenta de las familias multiproble-
máticas. El problema que se escenific a a través de ellos es vivido
habitualmente de manera bastante dramática por los servicios,
puesto que no se expresa sólo en términos de malestar o desadap-
tación más o menos evidentes y reconócidos, sinó también, 5l So-
bre todo, d.e exposición a un riesgo relacionado con la insuficiente
realización delunciones parentales indispensables para el desa-
rrollo. Resulta, pues, comprensible el dnsia, común entre los pro-
fesionales, de sustituir en todo o en parte a los familiares incapa-
ces: se trata, sin embargo, de un movimiento afectivo que debe ser
confrontado atentamente, como tendremos manera de verificar
más adelante, con la necesidad de reconocer la existencia de rela-
ciones emocionales profundas, delicadas y duraderas entre los
miembros aparentemente menos vinculados de las familias multi-
problemáticas.

2.3. HTSTORIA Y CONFIGURACIÓN DE LA TEPTII-N MULTIPROBLEMATICA

La¡historia y las estructuras de las familias multiproblemáticas


son variadas y complejas, aunque se pueden distinguir algunas con-
figuraciones típicas mediante la reconstrucción de sus vicisitudes
particulares. Aq.fi se propondrán algunas de las situaciones más
comunes con qt" t" ha entrado en contacto en Palermo, subrayan-
do las diferencias con las indicadas por-la literatura existente sobre
el tema.
LAS FAMILTAS MULTIpRoBLEMATIcaS 59

2.3.1. El padre periférico

Las estructuras familiares caracterizadas por la perifericidad


de la figura paterna, descritas por Minuchin (Minuchin y otros,
1967b), son de las más comunes también en esta casuística. Desocu-
pado o subocupado, con un nivel de instrucción y de competencia
bastante mod9s1oy'el, padre, tiene, degde el.inicio: de esta$/hrllfias,
un papel decid¡dafnénte sés-undario iiesde el punto.de vista-*eilivo
y éconómicoy'mplicado cogr frecuencia, desde joven o jovencísimo,
en vicisitudds judiciales más o menos relevantes, a menudo tiene
que realizar trabajos que lo obligan a largas ausencias de casa y a
una gelaqiQl muy prgcari4 con lo9 hijqp, que, mientras tanto, au-
mentan en número sin que ni marido ni mujer demuestren preocu-
pación por ello. En el moménto en que la problem ática de la situa-
ción empuja a la madre a unos servicios a los que el marido, sin
embargo, no va, es fácil que éste sea descrito (a veces más por los
profesionales que por la mujer y los hijos) como violento, entregado
al alcohol, infiel e incapaz de ocuparse de la familia. Difícilmente lo-
calizable en un primer mornento por los trabajadores sociales, cons-
tituye a menudo, sin errrbargo, una sorpresa positiva para los que
consiguen implicarlo en un proyecto de terapia, superando el velo
de fantasía en qtre le mantienen los profesionales qle hablan de él
sin conocerlo. Ello permite verificar en los hechos la observación de
los terapeutas familiares sobre el círculo vicioso de desco nfianza y
de comportamientos que se establece, con el tiempo, entie un padrl
periférico y una gpdre-4-elrlpslado central. A diferencia de cuanto se
ha observado en otras .óñáléióñet"so"ioculturales y, más en parti-
cular, en las familias de las minorías étnicas de color de los gletos
americanos (Minuchin y otros, 1967b, op. cit.),/a figura del padre
periférico es habitualmente estable, en el sentiáo de que no se pro-
ducen verdaderas separaciones ni cambios continttor á. pareja.¡
, 1,,,/A nivel subjetivá ,las razones de la perifericidad ertátt .-J#.io-
i
:,' hadas tanto con una falta de sentido de la responsabilidad, como
con una profunda desconhanza en las propias capacidades de reac-
cionar. El "cabeza de familia" puede sentir como vergonzoso el he-
cho de que su familia haya sido obligada a dirigirse a un servicio, y
puede verse humillado por una situación en la que el profesional
desvela, poniéndolas en evidencia, las carencias que dicha familia
padece.

En un caso emblemático, el padre había sido descrito por cuatro


profesionales distintos como enfermo mental, totalment e incapazde en-
60 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS SERVICIOS S.OCIALES

tender lo que sllcedía en casa, antes de qúe la paciencia de los terapeutas


Io vólviese a llevar a un rol activo y partícipe'
En otro caso, el padre que se había negado a ir al servicio durante
años y que había reaccionado con violencia a una situación de acogi-
miento de los hijos, fue definitivamente ganado para la terapia desde el
momento qrrá su oposición al juez fue leída en términos de "celos" le-
"r,
gítimos y naturales. Ello permitió desarrollal en el curso de las sesiones,
un proceso de valorizaciónde sus necesidades y de su afectividad que lo
colocó pronto en el centro de la situación familiar'

Una prueba importante de la validez de esta interpretación de


la perifericidad del padre hay que buscarla, por otra parte, en el evi-
d..rt", tjggif|..-ed,o oprotectol¡¡. de las maniobras con que la m?d{-e-.: a
pesar d. ;i;i."itó,'ló t tántiene lejos d9 los servicios. Central, peio
iáOtiia y p.t-.nentemente en dificultad, la madre mantiene, en
efecto, una cierta alternancia en su actitud anté el marido: ayudan-
do a veces a ponerlo bajo un prisma negativo, pero defendiéndolo
después con tenacidad de las sesiones demasiado cercanas y no lle-
vando nunca sus denuncias más allá de ciertos límites.'n
Las justificaciones adoptadas para'explicar la ausencia del ma-
rido de la sesión son siempre bastante confusas, pero difícilmente
acusatorias. EI marido no ha venido en general por motivos de "tra-
bajor, eüe le quita más tiempo, haciéndolo aparecer como impor-
tante, cuanto más incierto, ocasional o.difícil de definir eS' Cuando
está en la cárcel.o sometido a proceso' es siempre inocente por de-
finición, y cuando se le acusa de haber molgstado sexualmente a las
hijas o de haberlos maltratado, a ella o,a lbs menores, las acusacio-
nes son <exageradaso debido a la omalevolencia" de los vecinos.
al juntarlas con las acusa-
Aq,_fgrtr.r.q,r...ausan un extraño efecto,
i ciones de descuido proferidas por una mujer oque lo hace todo ella
solao con los niños y el dinero y que, sin embargo, revelan la im-
portancia del vínculo matrimonial al que ella está "míticamente>
Lnida/Pudiéndose seguir de un brusco vuelco, hasta llegar a la di-
frm.áión, cuando el vínculo se rompe porque él se va a vivir de ma-
nera estable con otra mujer.

2.3.2. La pareia inestable


t- o
fldatrimonios de breve duración entre personas Jovenes Jo-
vencísimas que no tienen tiempo de levantar una farnilia autónoma
desde el punto de vista económico y de vivienda constituyen la se-
LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMÁTICAS 6I
gunda configuración típica de las familias multiproblemáticas que
hemos encontrado en nuestro trabajof
Historias de desadaptación escola4 toxicomanías y otras con_
ductas problemáticas son frecuentes, en estas situacionlS¡err uno
o
en ambos miembros de la pareja, qlre mantiene una relación
con_
flictiva y confusa,de la que los lriiqs.son, al mismo tiempo, el único
yesultado y ei único testimonio. rrásta el momento en que uno de
los dos miembros de la parejá desaparece de la vida de u., grLrpo
que, a partir de aquel momento, se desarrolla como una parte,
más
o menos consistente y significativa,, de una familia exterisa
centra_
da en la figura de una abuela. Fn efecto, el recambio de la pareja
posible, pero resulta difícil que ello comporte una organización es
o
reorganización de la familia nuclear.
Lo que se verifica a menudo en estos casos es un áspero
e*qr}:
-flicto legal sobre el acogimiento de los niños, llevado ante el tribu-
nal de menores, eu€ constitüye el motivo inmediato de
ayuda. Es difícil, naturalmente, generalizar. sin.ernbargo, f.ri.io' a"
en las si_
tuaciones contactadas por este motivo nos ha impactído
veces la violencia de las argumentaciones en qr.
*,r.h.,
,. basa la petición
de vuelta de los menores con los abuelos. Es como si padre
el o Ia
madre, que han vuelto a casa por un cierto tiempo, no fuesen
capa_
ces por definición de retomar ra responsabilidaá y'"o*o
,il" .rp._
cidad de dar ayuda, por parte de los abuelos, se parase inexorable_
mente en la puerta de su casa.
La configuración típica que viene inmediatamente a la
memo-
ria en esta situación es la que han descrito Minuchin y otros (lg67b)
corno "algela ausente>: una situación en que la joven madre
vuelve
a hacer de hija en casa de su madre junto a su hi¡á
ya abuela, porque la madre ejercitá el mismo iofvante
." i" q"" .ro h.y
,., t i¡. y su
1ieto. sin embargo, en las familias palermitanas estudiaáá. ,..rri_
dencian algunas diferencias con la dlscripción de Minuchin, yQ
la desaparición de la madre es tan frecuente coo'o la delipaqr.; eue
terrninando una situación en la que es la reración'madre-riuá (abue_
á.-
la-padre) la que constituye el núcleo duro del sistema extenso,
sobre
todo si el hijo desarrolla funciones vicarias de su padre.

2.3.3. La mujer s;ola

un tipo particular de familias multiproblemáticas es aquel que


se constituye, en un cierto número de casos, en torn" r/r.,a
mujer
de extracción social y cultural modesta que decide criai- ell¡a. sola
a
62 LA INTERVBNCTÓN SrsrÉ,prrCA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

uno o más hijos habidos de parejas con las que no se generan rela-
ciones estables,r
Se trata, a inenudo, en nuestra experiencia, de jóvenes mujeres
que provienen de largas experiencias de institucionalización y que
h.rt t.g.nizado su existencia en torno a una prostitución pobre o
a otras actividades marginales o subalternas. La importancia del
vínculo con los hijos .,o l.t aLeanza para asegurarles por sí solas
una condición de vida suficiente. Ello pone en marcha un proceso
á" á."otganización que acaba por llamar la atención del tribunal de
menores. La tarea que hay que afrontar en estos casos es extrema-
damente difícil. En efectá, h.y que proporcionarle a la madre la
ayuda que necesita sin ansias Sustitutivas, respetando sus márge-
nes de autonomía real y potencial, es decir, evitando cuidadosa-
.mente la creación de un vínculo de dependencia de los servicios
ya inicia-
f,r" d"rtrrolle y complete el proceso de desorgar'lización
áo .on graves daños para la mujer y para sus hijos'
Unllemento a tomar seriamente en consideración en estos ca-
a
sos es la posibilidad de contar con grupos familiares dispuestos
apoyar a la mujer y a sus hijos con propuestas atípicas pero, a me-
nudo, bastante eficaces.

En un caso seguido durante más de cuatro años, Blanca, una mujer


de
,ir p*i".rtes y sin.é.,r..o, culturales ni económicos, que había dejado
prostituirse cuando el tribunal la amenazg cciyquitarle la última hija' na-
cida recientemente, fue apoyada por una'familia burguesa que la hospedó
en casa con todas sus hijás á cambio de una pequeña ayuda doméstica,
lo
que permitió una mejoría sustancial de la situación. Sin embargo' apare-
.i.rán algunas dificuitades en el momento en que la niña, al crecef,, empe-
zó acoiprender mejor quiénes eran sus padres, determinando un choque
emotivo, basado en l'os entre los miembros de la familia y su madre'
"élor,
Una intervención terapéutica apoyada en la evidenciación (con la familia
para ayu-
acogedora) del buen trabajo desarrollado hasta aquel momento
da.át proceso de crecimiento de Blanca; permitió el paso a una fase pos-
terior áe organización más autónoma del pequeño núcleo familiar.
En otro caso, la madre era una viuda reciente que se había ence-
rrado en su pobre casa durante muchQs meses con SUS dos niños des-
pués de Ia muerte del conviviente, y que, con una depresión y una deso-
^riqntacion
bastante graves, no parecia ya capaz de ocuparse de su
higiene, de su escol^rización y de sus necesidades en general. La ayuda,
en un proceso sumamente lento, consistió en poner a los niños en una
institu;ión de lunes a viernes, mientras ella trabajaba como doméstica
en una familia. Ésta aceptó ,.colaborar con el servicioo durante el tiem-
po, no muy brev., qrré las capacidades bastante modestas de la mujer
mejoraban pobo a "r,
Poco.
LAS FAMILIAS MULTIPROBLEMATICAS 63
2.3.4. La familia petrificada

Una última configuración típica de Ias familias multiproble-


máticas es aque.lla en quelun trauma dramático e imprevisto deter-
mina una modificación bi'usca de los niveles de funcicinamiento del
sistema.
Estructuras familiares en las que los comportamientos sinto-
máticos desarrollaban su clásico rol de bloqueo del paso de etapa
del ciclo vital y de apuntalamiento de equilibrio. propios de
una fa-
se precedente, saltan literalmente por eiaire ante
un acontecimien-
to (la muerte de un hijo, una intervención ..violenta' del tribunal
en
torno a una denuncia poco documentada, etc.) que interfiere
los
comportamientos relacionados con los roles de los distintos
miem-
bros del sistema, petrificándolos y poniendo en marcha el
círculo
vicioso de la incapacidad funcional, de la desorgan izacióny
de.la
intervención descoordinadp de los servicios. gn estos casos
nos en-
contramos ante flmilips cuya procedencia social y cuyo nivel
cul_
tural son menos débiles que los de las otras fami.lias Áultiproble-
máticas.. Respecto a ellas e.s, pues, particularmente grave
el error
,sustitutivo que todavía hoy cometen los servicios añadiendo caos a
Ia confusión en que la familia se debate. En cambio, resulta
espe_
cialmente útil la oferta de una posición de escucha para ra
elabora-
ción del duelo que la familia no es capazde afrontai.

La toxicomanía de víctoq, 1ó años, se ha agravado bruscamente,


empujándolo a una serie de comportamientos delictivos, después
de la
muerte por asesinato mafioso del hermano mayor. Los otros
ú".¡¡urro.,
de 13 y l0 años, han dejado de ir a la escuela y o.rrp.., ¿" .r.r. casa en
la que la madre no hace ya nada. El padre ha ". dejado prácticamente de
trabajar y se intoxica con somníferos. A seis meses de distancia del
he-
cho luctuoso, la familia se muestra todavía incapazde reacciona[
arras-
trada por el círculo vicioso establecido entre 1." irrcapacidades
funcio-
nales y los comportamientos sintomáticos de sus miembros.

2.4. UNe rNVESTrcecróN: MATERTAL y uÉrooo

2.4.1. Familias y profesionales

Los datos de esta investigación hacen referencia a las primeras


'trece familias que satisfacen los criterios definidos p.e..dértemen-
te, seguidas de manera continua durante un período de al'me.ros
64 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

seis meses en el Centro de Consulta y Terapia de la Familia, consti-


tuido dentro del proyecto de prevención primaria de las toxicoma-
nías del Ayuntamiento de Palermo.
Laa fuentes de derivación de las familias han sido varias. Los
problemas se resumen en la tabla 2.1. Lpartir de una discusión pre-
liminar en el grupo, las familias han sido asignadas a dos profesio-
nales, como norma un psicólogo y un asistente social. El trabajo te-
rapéutico comprendía entrevistas domiciliarias, sesiones de terapia
y encuentros con profesionales de otros servicios. Estas distintas
actividades, que se solían planificar en grupo según una estrategia
concordada con un supervisor, las realizaban normalmente los dos
terapeutas juntos

2.4.2. Las técnicas de inten¡ención

Los terapeutas especializados en el trabajo con familias multi-


problemáticas han insistido sobre las modificaciones que hay que
introducir en el abordaje de estas familias a partir de las técnicas de
uso habitual en otros casos.
Entre los trabajos más importantes en este sector hay que citar
sin duda el pionero, realizado por Minuchin (Minuchin y otros,
1,g67b, op. cit.) sobre las familias de los guetos de Nueva York, el de
Judith Landau (Landau, 1983), Ileno de fantasía y originalidad, so-
bre las familias multiproblemáticas sudafricanas y el reciente de
Cirillo, Di Blasio (1989) y el grupo de Mara Selvini-Palazzoli sobre
las familias de lps niños maltratados. Todos estos trabajos han sido
ampliamente utilizados en la preparación de los terapeutas y de los
supervisores que han trabajado en Palermo, a pesar de no ser posi-
ble tomarlos corno modelo a causa de la diversidad del contexto en
que habían madurado: de investigación, en el caso de la experiencia
de Minuchin y de Landau, y de consulta con los tribunales en una
situación específica de dificultad (el verdadero o presunto maltrato
del niño) en el caso del grupo de Milán.
En efecto, la especifidad de los contextos es siempre crucial en
la elección de las técnicas de intervención, y el problema de la ex-
periencia madurada en Palermo ha sido desde el principio el de ser
un grupo peculiar de profesionales jóvenes y no adiestrados prece-
dentemente en el campo de la terapia familiar, comprometidos a
tiernpo pleno, con el apoyó de supervisores expertÓs, en un trabajo
de segundo nivel con familias ya explícitamente definidas como
multiproblemáticas por los servicios que habían desarrollado pre-
LAS FAMILIAS MULTIPRoBLEMATTcaS ó5

cedentemente programas de intervención, vividos como no eficaces


o en crisis. Este grupo ha actuado reglamentando (de acuefdo con
las distintas fuentes de derivación) los procedimientos de denun-
cia, de intervención y de evaluación de este proceder. Es decir, ha
trabajado dentro de un proyecto que no elige y no delimita (como
se hace comúnmente en Lln programa de investigación y de consul-
ta) ni el número, ni la tipología, ni la fuente de los casos a segui¡, y
que se encuentra expuesto, por estos motivos, a la necesidad de su-
ministrar respuestas graduadas según las dificultades de la situa-
ción. Se ha limitado a la consulta, cuando ello era posible, hacién-
dose cargo del caso cuando se consideraba necesario, y se ha visto
atribuir, a veces, responsabilidades jurídicas de acogimiento del
menor que se salen de las estrictamente relacionadas con la terapia.
Válidas dentro de un contexto de este tipo, las observaciones
que siguen referidas a l? técnica están probablemente destinadas a
sorprender al terapeuta familiar que ha trabajado, en otros contex-
tos o en estructuras de otro tipo, como servicios de salud mental o
consultorios para toxicómañoi. Sin embargo, dichas observaciones
resultan de difícil utilización precisamente en estos contextos, en
los que, a veces, los movimientos del terapeuta no deben ser eva-
luados por sí mismos, ya que asumen significado sólo dentro del
sistema de significados que'los contiene.

La delimitación del sistema

La delimitación del sistema está dificultada, sobre todo, por la


necesidad de trabajar con familias que constituyen, a menudo, una
estructura de transición entre la propia de las familias extensas y la
de las nucleares (Landau, op. cit.). También es necesario tener en
cuenta los vínculos existentes de facto, cuyo reconocimiento legal
no es considerado tan importante como en otras situaciones. La
convivencia no es siempre un criterio útil, porque la precariedad de
las condiciones de habitabilidad obliga a menudo a la promiscui-
dad a personas que no tienen entre ellas relaciones especialmente
intensas y porque la intervención de las instituciones de control
puede forzar a la separación a personas anteriormente vinculadas
entre ellas, creando, en otros casos, convivencias no especialmente
significátivas desde el punto de vista de la intervención terapéutica.
Los sucesivos emparejamientos representan, desde estb punto
de vista, la principal dificultad. Nacidos de padres o de madres dis-
tintos, los niños que viven bajo el mismo techo mantienen a veces
66 LA INTERVENCIÓN SISTÉMICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

relaciones muy débiles con su padre natural, el cual, sin embargo,


puede interferir fuertemente en una terapia que no lo tenga en con-
sideración. Lo qu:e Se impone en otros casos es la necesidad de re-
nunciaf al intento de hacerlo volver a escena, aceptando, en Situa-
ciones extremas pero significativas, trabajar sólo con los adultos
que desarrollan su rol sin tener ningún título para ello.

Así ocurrió con Mario, un chico que había crecido con el hijo de
una señora a la que la madre lo había confiado poco antes de desapare-
cer, y cuyo padre, que se presentó 10 años después, ponía en crisis con
irrupciones imprevistas el equilibrio construido con tanta fatiga por dos
padres que no eran ni naturales ni adoptivos. Inalcanzable para los pro-
fesionales, el padre natural no entró nunca en terapia, la cual tuvo igual-
mente un resultado positivo.

Además, las instituciones implicadas en el caso, y los profesio-


nales que actúan en nombre y por cuenta de ellas, Son también par-
te integrante del sistema sobre el que se debe intervenir. En efecto,
la debilidad de los límites y la carencia de figuras capaces de efec-
tuar funciones percibidas desde el interior y desde el exterior como
necesarias, favorecen el ingreso en el sistema de miembros exter-
nos que acaban desarrollando funciones parentales. Es decir, en lu-
gar de niños, estos sistemas familiares adoptan padres o abuelos
gue, generalmente, tienden a reclutar entre los profesionales. Se
plantean, así, situaciones en las que el análisis funcional del siste-
ma muestra, por ejemplo, un juez abuelo o un asistente social ma-
dre, cuyas emociones, elecciones, decisiones y cansancios entran
de pleno en las redundancias característicap de un sistema comuni-
cativo bloqueado. Para percibirlo más gldramente, es útil el esque-
ma citado por Minuchin a propósito de la .,abuela ausente>: la ex-
periencia del trabajo con familias multiproblemáticas plantea a
menudo la comprobación de configuraciones igualmente típicas,
que cabría llamar, usando la misma terminología, el "tribunal au-
sente>> o el ,,asistente social que no existe>, porque, dada la paren-
talización de dichas figuras, sus funciones características como tri-
bunal y como asistente social no están desarrolladas más que
formalmente. Con una complicación añadida en el caso de que las
instituciones sean más de una y se encuentren en conflicto, abierto
o encubierto, entre ellas.
Para finalizar, existe una situación particular qüe está relacio-
nada con la'puesta en rnarcha de procedirnientos para el acogi-
mientd. La familia acogedora debe ser implicada de manera direc-
LAS FAMTLTAS MULTIIRoBLEMATTcIS 67
,
ta y clara en el proceso terapéutico en curso .on i., familias multi-
problemáticaS, como ya se ha señalado en el apartado 2.3.3 en re-
ferencia a los ..celoso de los padres naturales (Dell'Antonio, 1992), o
a propósito del proceso de ayuda a familias compuestas por una
madre sola con hijos en dificultad.
Los obstáculos para delimitar el sistema sobre el que centrar la
propia intervención son evidentes a partir de estas observaciones.
Desde el punto de vista técnico, la reipuesta elaborada por el equi-
po es la de una delimitación que no precede a la intervención, sino
que se determina en el curso de la terapia mediante un libre razo-
namiento sobre los hechos. De esto pueden derivarse, a veces, con-
secuencias imprevisibles, porque miembros que son considerados
importantes pueden mostrarse a la larga como fantasmas en la
mente de otros miembros en vez de estar realmente implicados en
la lógica interactiva del sistgma, y porque, al contrario, puede suce-
der que se verifique la importancia decisiva, a efectos de la prose-
cución del conflicto, de personajes igualmente percibidos como
menos significativos (sobre todo por parte de los profesionales).
En términos cuantitativos, el sistema así delimitado es gene-
ralmente bastante amplio: son siete la media de los miembros del
sistema original, y de cuatro a seis los servicios (profesionales) im-
plicados en la intervención antes de que el tratamiento comience.
Se pueden entender fácilmente, en base a estos datos, las op-
ciones hechas desde el inicio respecto a lo raro de los encuentros
dedicados a todo el sistema. Por otra parte, la dificultad de que se
respete la convocatoria, la tendencia de los miembros del sistema a
utilizar el hecho de venir o no desde las lógicas propias del sistema,
así como la necesidad de recuperar y valorizar las distinciones je-
rárquicas naturales, tanto ehtre los profesionales y los miembros de
la familia como dentro del grupo de profesionales, nos han conven-
cido definitivamente de la validez de este planteamiento.

La convocatoria

La dificultad y, a veces, la inoportunidad de proceder a una


convocatoria de todo el sistema, nos han llevado a trabajar Snedian-
te encuentros con diversas combinaciones de sus miernbros. El
porcentaje global de encuentros a dos sobre el total de las sesiones,
subdivididos en partes iguales entre encuentros con miembros de
las familias y de los servicios, es del 53 o/o. Los restantes se subdivi-
den, de nuevo a medias, entre encuentros con todo el sistema o con
68 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

algtrnas partes (subsisternas). El pasaje crucial para la elaboración


de las esfrategias terapéuticas es, en este punto, el momento gru-
pal de la supervisión partiendo del mapa dibujado en la pízarra. El
desarrollo del trabajo terapéutico puede ser visto, así, como una di-
latación en el tiempo y en el espacio de la sesión clásica de terapia
familiar, en la que el supervisor está detrás del espejo y puede acon-
sejar un cierto movimiento. En el trabajo con las familias multipro-
blemáticas, en cambio, un movimiento del mismo tipo y nacido de
la misma exigencia se decide en supervisión indirecta y se lleva ade-
lante en días sucesivos y en otros lugares, en forma de encuentro
sobre el caso, de informe, de comunicación oficial o de charla in-
formal cuando se habla con otros profesionales. Ello implica ma-
nejar y evaluar retroacciones que también se desarrollan en tiem-
pos más largos y en espacios más amplios.

En el caso de un padre desplazado por la imprevista llegada de su


ex mujer, que habÍa conseguido hacer parecer casual su intervención y
seducir al terapeuta con su preocupación por los hijos, el movimiento
decidido en supervisión fue el de una recuperación de la relación me-
diante un coloquio individual por sorpresa con é1. En el caso de una mu-
. jer que había vivido con dramáticas repercusiones comportamentales el

nacimiento de un hijo un mes después de la muerte del niño que había


tenido su madre, la intervención propuesta fue la de una visita al domi-
cilio de esta última. En el caso de los (celos>, se programaron coloquios
separados con las dos parejas de padres, acogederes y biológicos, con la
atención puesta en un encuentro común posterior. En un caso de adul-
tos irnplicados en una pelea caótica ante el tribunal, la decisión tomada
en grupo fue la de un apoyo individual, durante el tiempo necesario, a
una madre que se encontraba en una situación de debilidad particular.

2.5. MAS ELEMENTOS DE LA TÉ,CNICA DE INTERVENCIéN

2.5.1. La relación con los órganos de la iusticia

Las intervenciones preventivas son difíciles de desarrollar en si-


tuaciones en las que la praxis habitual ha sido siempre, y continúa
siéndolo, la intervención en crisis, debido en parte,a una escasa
atención de las administraciones hacia el sector de los servicios so-
ciales. Ep cambio, la|ntg{ygllg¡-gnPleJgn[iy1se proyecta y se realiza
a veces con metodologías tradicionales, que siguen sin incorporar
los principios más básicos de psicología dinámica y familiar que in-
sisten en la conveniencia de que el niño mantenga los vínculos pri-
LAS FAMILTAS MULTIpRoBLEMATTcaS 69

mitivos establecidos en la familia. De aquí surge la posibilidad de


que, sin ..escuchar' al meno¡, se llegue a un conflictode competen-
cias o a la resistencia a que <<otros>> se ocupen del ,,propio' hijo, ya
sean padres, profesionales o jueces (Dell'Antonio, 198ó; t992).
Parece significativo el hecho de que, en la reciente declaración
de la oNU a propósito de los derechos del menoq se indique explí-
citamente la necesidad de que se confiera el peso justo a las opinio-
nes de éste en todos los procedimientos administrativos y judiciales
en los que se tome una decisión sobre él.fLas resistencias en los
adultos a que <otros> se interesen por r,rs tli¡or según ópticas y pro-
gramas distintos de lo.s suyos aparecen con más fuerza precisamen-
te cuando se propone el acogimiento a familias particularmente
disfuncionales, como aquEllas de las que nos ocupamos aqul. No es
difícil intuir cómo dichas resistencias están relacionadás con la
sensación de ser <expropiado" del propio rol, paradójicamente sen-
tido tanto más importante cuanto no hay otros motivos de autoesti-
ma y, en consecuencia, precisamente en situaciones de sustancial
marginación y desvalorización social. y por otra parte, la percep-
ción de los padres de los menores considerados en riesgo, que es de
estar siendo controlados y juzgados más que ayudados, no se aleja
con frecuencia de la verdad, no estando a menudo claro el rol qúe
los trabajadores sociales asumen al respecto. De todas maneras,
hay que reconocer que esta escasa claridad suele estar mantenida
por las peticiones que hace a los servicios el tribunal de menores,
órgano de control que tiende a ver el trabajo de los asistentes socia-
les bajo su óptica (si no a su servicio), pero a veces también por la
actitud que asumen ante él problema las administraciones de las
que dichos profesionales dependen.

2.5.2. La relación con los otros sewicios y profesionales

Se ha subrayado anteriormente la necesidad de incluir dentro


del sistema propio de las familias multiproblemáticas a los servicios
y a los profesionales que se ocupan de ellas. También se ha ido más
allá del simple intento de definir cuántas y cuáles tendrían que ser las
agencias sociales o los servicios sociosanitarios eontactados por los
diversos miembros de un rqismo núcleo para que se pueda hablar de
familia multiproblemática, planteando cuestiones sobre qué signifi-
cado y función tienden a establecerse más fácilmente y si el sistema
de familias multiproblemáticas-servicios muestra poribilidades evo-
lutivas o tiende a la homeostasis (Malagoli-Togliatti, 1985, op. cit.).
70 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

Desde un punto de vista práctico, lo que cuenta sobre todo son


los procedimientos de derivación, porque'la demanda de ayuda pa-
ra la familia proviene habitualmente, como notó eq primer lugar
Laing (Laing, Esterson, op. cit.), de personas que no forman parte
de ella, pero con las que ha establecido relaciones más o menos sig-
nificativas. Para eI terapeuta que quiera evitar implicarse en Ltna
trampa relacional es, pues, absolutamente necesario incluirlas. Sin
embargo, desde un punto de vista más general, el problema está re-
lacionado en muchos casos con las funciones sustitutivas que desa-
rrollan los servicios y los profesionales dentro de la familia de la
que son, de hecho, parte integrante y significativa.
La respuesta a dar en estas condiciones es siempre bastante
compleja. Formalmente, el contexto es el'de una situación de peti-
ción de ayuda a una estructura de segundo nivel. Ser incluidos en el
siStema sobre el que hay que intervenir es, en consecuencia, casi na-
tural si se considera a un Servicio que pide ayuda a otro como un ser-
vicio en dificultad. Sin embargo, en la práctica, la secreta agenda del
profesional que pide ayuda se caracterizaa menudo por la dificultad
de aceptar la idea de que otro consiga algo en lo que él ha fracasado y
por la tendencia, sólo aparentemente combatida, aliberarse del peso
de una situación percibida como insostenible. Técnicamente, el pro-
blema hay que afrontarlo evitando reuniróe con los miembros de la
familia antes de haber obtenido las informaciones necesarias de los
profesionales del servicio derivante en eI marco de una situación es-
tructurada de discusión sobre el caso, poniendo a punto, en el ámbi-
to de dicho encuentr'o o en un momento posteriol una definición cla-
ra de las finalidades de la intervención.

2.5.3. Las respuestas operativas

Se pueden contemplar, esquemáticamente, tres escenarios dis-


tintos eu€, a continuación, serán examinados.

A) La terapia desarrollada dentro de un contexto definido por las


decisiones del derivante: el problema del tribunal de lnenorest
Este tipo de elección es frecuente, en particula4 en los casos
derivados por el tribunal de menores. En efecto, ocurre, a veces,
que nos encontramos ante un conjunto db normas y procedimien-

ó. Conyiene recordár que la legislación y el sistema italianos de atención a la in-


fancia son difer"rrtes de los espanolei (nota de lot compiladores).
LAS FAMTLIAS MULTTPROBLEMÁTICAS , 7 |
tos que .br.n'espacios de gran relieve a un servicio capazde dar
respuestas a nivel terapéutico. Por ejemplo, en el caso de la pro-
puesta cada vez más comün de ..acogimiento de prueba' a las fami-
lias en las que Ia ejecución de la decisión judicial puede reducirse a
un puro y simple retorno'del menor a la situación de la que provie-
ne, con la esperaraza, habitualmente frustrada, de que se obtengan
.cambios positivos sólo por la intervención de llamada al ordenlu-
dicial. Puede suceder, sin embargo, que la aparición de un servicio
llamado a intervenir activamente sobre las familias aumente nota-
blemente la posibilidad de obtener modificaciones.
Evaluado en términos estructurales, el trabajo terapéutico res-
peta, en estos casos, las modalidades de funcionamientá propias de
las familias multiproblemáticas. En efecto, el frente de ios ladres
se constituye implicando a los personajes institucionales en los que
los padres naturales han delegado de hecho, exhibiendo o recono-
ciendo su incompetencia, partes significativas de sus funciones pa-
rentales- E,l momento en que se consigue presentar la intervención
del tribunal como una ayuda dada a un sistema en dificultad, en
vez de como una pura y simple aceptación de la declaración de in-
competencia, marca el inicio de la construcción de un proyecto
unitario por parte de los adultos que se ocupan del menor.r, difi-
cultad. El obstáculo más difícil de superar en estos casos es el r.ela-
cionado con el mensaje de contexto enviado por el juez a los padres
de los hijos que plantean problemas: (reproche' que debe ser trans-
formado en <apoyo> en el'curso del trabajo terapéutico, implicando
al tribunal, para evitar que se creen alianzas pl*".r6 .o¡ las fa-
milias, en las que el servicio sería visto como ra madre buena v el
tribunal como el padre severo. Ello se consigue mediante:
o una aclaración puntual de las razones positivas que se hallan
en la base de la intervención;
o trna atenta evidenciación de las posibilidades de volver a dar
competencia y responsabilidad a los miembros del sistema familiar.
Resulta, además, necesaria una distinción entre los roles de tera-
peutas y jueces, porque los terapeutas son los que tienen que ayu-
dar a la familia a cambiar, mientras que a los jueces se les hr
mendado, desde fuera, la tarea de tomar nota, evaluánflolo, "rr.o-
del
cambio que la familia consigue poner en marcha.

B) La int'ervención que utiliza Ia relación en curso entre farnilia 1t


servicios
se ha destacado ya la complejidad de la situación que se crea
72 LA INTERVENCIÓN SISTÉMIcA EN LoS SERVIcIoS SoCIALES

dentro de un sistema constituido, además de por los propios miem-


bros de la familia multiproblemática, por los profesionales y por
los servicios que de ella se ocupan.
Uno de los problemas más difíciles para el terapeuta es, preci-
samente, el que está relacionado con la recuperación de una subje-
tividad que se expresa de manera original y creativa por parte de los
miembros de la familia funcionalmente süstituidos poi los profe-
sionales. La reacciónque se produce en los.servicios que han traba-
-
jado durarfte largo tiempo con la familia se basa en la incredulidad
y se traduce en el rechazo. Rabia y desilusión circulan también en
las familias multiproblemáticas, dando lugar a un intercambio,
en círculo vicioso, dg mensajes desvalorizadores del tipo: "todo lo
que podíamos hacer ya lo hemos hecho". Corresponde intervenir,
en estos casos, para proceder a una evaluación en términos positi-
vos, de forma rápida pero bien argumentada, del trabajo realizado
hasta ese momento por los profesionales de los servicios. Se reali-
zarácon ellos, simultáneamente, nn estudio cuidadoso de hipótesis
organizativas y emocionales capaces de tener en cuenta las exigen-
cias no reconocidas en el momento de la crisis.
Igualmente difícil, y a veces incluso más, es la intervención a
desarrollar en otras situaciones caracterizadas por la cronicidad de
la relación y por una desconfiarrza recíproca particularmente gra-
ve. La labor arealizar en estos casos estará centrada en:

. la nueva evaluación del trabajo desarrollado y la eviden-


ciación de los efectos positivos que ha tenido en la familia, prote-
giéndola de desarrollos más dramáticos;
'la lectura del malestar vivido por el profesional, que pone en
cuestión su profesionalidad en términos de referencia a la onecesi-
dad" de seguir adelante";
o la restitución de la delegación al profesional mediante la pre-
sentación de consejos y la promesa de ulteriores momentos de en-
cuentro o de apoyo.

Una técnica interesante a utilizar en supervisión en casos de


este tipo es la que se basa en la simulación, por parte del profesio-
nal, de la manera en la que el miembro de la familia con quien él
encuentra dificultades particulares <<contaría a un amigo la histo-
ria de su relación con el servicio>. La liberación de emociones
asociadas a este simple juego de roles es habitualmente suficiente
para hacer ver al mismo tiempo y de manera relativamente no
traumática:
LAS FAMTLTAS MULTrpRoBLEMArrces 73
o la contribución que el profesional hace, con sus actitudes, al
mantenimiento de la condición de dependencia;
o la gratitud profunda que, respecto a é1, nutre ra persona que
durante tanto tiempo hal ayudado (Cancrini, 1984).

C) Aceptación de una derivación sin condiciones


Es la más simple de las tres propuestas operativas, reali zad.a
generalmente por un servicio que se presenta y se define como de
segundo nivel. En nuestra experiencia, se ha caracteri zado,a veces,
en términos formativos, por la propuesta de asociación del deri-
vante al terapeuta y a las reuniones de equipo. Asociación que pue-
de durar más o menos tiempo, pero que perryrite habitualmente la
construcción de una sólida alianza entre los profesionales y, me-
diante ellos, entre los servicios.

2.ó. Los RESULTADos

Los resultados del trabajo desarrollado con las familias multi-


problemáticas son difíciles de codificar. Los criterios relacionados
con la mejoría o con la curación del paciente identificado se revelan
poco útiles, y tampoco nos podemos basar en escalas, métodos o fi-
chas utilizadas en otras situaciones análogas. Lo que se ha decidido
hacer, por tanto, es un intento de cuantificar con puntuaciones los
comportamientos proble.máticos de los miembros de la familia, que
aparecen en la tabla 2.1.' Acada uno de ellos se le ha atribuido una
puntuación de 3, I o 0 según la gravedad de la situación. En la tabla
2.2 se muestran los datos, que han sido calculados de manera que,
si la misma persona presenta más de un problema, se le atribuyl t,
puntuación de 3 al problema más grave yevidente, se le da la mitad
de la puntuación que le correspondería al segundo problema toma-
do aisladamente, y un cuarto al tercero. La razón áe esta elección,
totalmente empírica, está relacionada con la observación de que, si
bien es cierto que la suma de los comportamientos problemáticos
agrava los déficit funcionales del sistema familiac.es también ver-
dad que las dificultades individuales subyacentes al trastorno com-
portamental están relacignadas entre sí, como lo demuestra, en ge-
neral, la evolución concordante de los cambios
una rápida ojeada a los comportamientos enumerados en la ta-
bla 2.1 demuestra con claridad su heterogeneidad. Sin embargo, to-
dos tienen en común el dato relativo a la modificación que determi-
nan en el funcionamiento global de la persona y del sistema familiar.
74 LA INTERVENCIÓN SISTE,MIcA EN LoS SERVICIoS SOCIALES

T¡sI-¡ 2.1. Clasificación de las situaciones problemáticas y sus puntuaciones relativas.

Tipología de Puntuación Puntuación Puntuación


problemas asignada:3 asignbda: 1 asignada: O

Comportamientos
delictivos I Frecuentes Esporádicos Ausentes
Toxicomanía Grave No grave Resuelta
Alcoholismo Grave No grave Resuelto
'Irastorno emocional
de tipo psiquiátrico Descompensado Compensado Resuelto
Minusvalía orgánica
invalidante No atendida Mal atendida Bien atendida
Absentismo escolar Total Dificultad seria Resuelto
Institucionalización Fija Salidas regulares Finalizada
con buena (acogimiento y
integiación vuelta a casa)
Separación Relación Conflictiva No conflictiva
gravemente
conflictiva
Tragedia familiar' Paralizante En elaboración Elaborada
Menores con carencia
de cuidados básicos Grave No grave Resuelta
Desempleo del cabeza
de familia Total Subocupación Trabajo

La línea d"e reflexión seguida para definirlos corresponde, desde es-


te punto de vista, a la idea de M.H. Erickson y de algunos de los pri-
meros teóricos de la comunicación humana sobre la necesidad de
medir la gravedad de un síntorna no tanto por la forma que asume
(fundamentalmente para quien quiere "interpretarlo>>) como por la
incapacidad que encubre (o determina) bajo determinadas circuns-
tancias de edad, cultura y rol social. En el caso del alcoholismo y las
toxicomanías, la implicación personal total del individuo es bien
distinta de la del uso regular pero <comprensible> de drogas o de al-
cohol. Por lo que respecta a los trastornos emocionales de naturale-
za psiquiátrica, la evaluación no se ha basado en la utilización de es-
calas o de métodos diagnósticos, sino en la observación de los
efectos comportamentales. Por ejemplo, se considera ..de tipo psicó-
tico" (Cancrini,LaRosa, 1991, op. cit.) el trastorno descompensado
que bloquea a la persona, y "de tipo neurótico> el que la obstaculiza.
De la misma manera, el término <minusvalía orgánica invalidante>
LAS FAMTLTAS MULTTPRoBLEMATTcaS 75

TesI-n 2.2. Evolución a lo largo de la t-erapia de las trece familias observadas.

de Variación de
Variación
Componentes Puntuación puntuación puntuación Puntuación
Farnilla contactados (inicio) a3meses aórneses final

A 5 13,5 -8,5 -8,5 5


B 6 l2 0 .-8 4
C 8 7,25 -3,25 -4,25 3
D 7 2l -2,5 -19 2
E 10 27,5 -9 -1ó,5 l1
F ) tz -7 -9,5 ?q
G 3 l2 -l I I.
H 7 18,25 -1o,25 -8 10,25
I 6 r0,25 -4,5 -J,f, 4,75
L 10 I4 -5 -9 5
M 5 10,25 -t -2 8,25
N 6 19,25 -to,75 -12,75 ó,5
o 5 15 -10 -13 2
Total 83 192 -78,75 -t27 65
Media 6,4 14,7 -6,1 -9,7 5

no ha sido introducido como un reconocimiento de la minusvalía en


sí, sino de la actitud con la que se la enfrenta.
La asignación de puntuaciones a las familias ha sido revisada
al menos dos veces por personas distintas y discutida al final en el
grupo. La subjetividad de las opiniones es un límite importante en
todas las evaluaciones en psicoterapia, y el nuestro ha sido sólo un
intento de limitar sus efdctos.
Se ha efectuado la evaluación en el primer contacto y se ha re-
petido a los tres y a los seis meses del inicio de la terapia. El perío-
do puede parecer breve para una investigación que intenta evaluar
la eficacia de una terapia familia4 pero es coherente con la hipóte-
sis enunciada al inicio sobre el círculo vicioso:característico de las
familias multiproblemáticas. En efecto, el obietivo de la interwención
era interrumpir el refuerzo recíproco de los comportamientos sinto-
máticos y de las incapacidades funcionales del sisterna. Por otra par-
te, una confirrnación interesante de la validez de estas afirmaciones
viene de la observación del decurso en el tiempo: a dos años del ini-
cio del trabajo, las familias examinadas no habían mostrado ulte-
riores variaciones significativas de su condición. Se distinguen al-
gunas que han seguido mejorando lentamente y otras que han
76 LA INTERVeNCTÓN SrSrÉ,prrCA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

generado un equilibrio en torno a comportamientos sintomáticos


más focalizados contra los que luchar.
Volviendo a la tabla 2.2, se puede observar cómo se van su-
mando los comportamientos problemáticos de cada componente
de la familia, obteniéndose de este modo una puntuación familiar
en el momento del inicio, que se vuelve a evaluar a tres y seis meses
de distancia. Así, resulta evidente que todas las familias han obte-
nido mejorías y que, como era previsible,.las variaciones han sido
más evidentes en las que tenían puntuaciones más altas al inicio.
Coherentemente con la hipótesis interpretativa en la base de nues-
tra definieión de familia multiproblemática, la variación más fuer-
te ha sido habitualmente en los tres prirneros meses. Sin embargo,
en dos casos, los resultados obtenidos durante el primer período
eran nulos o muy modestos y el desbloqueo se produjo después, co-
mo se puede ver en las familias B Y D.
La r:esolución cornpleta de todos los problemas no se ha consegui-
do, obviamente, en ningún caso. Sin embargo, la reducción media de
las puntuaciones iniciales es de, aproximadamente, dos tercios y las
bajas puntuaciones finales indican lo que, como juicio clínico, puede
ser considerado como una mejoría decisiva de la situación familiar,
La tabla 2.3 muestra el número más bien alto de horas de tra-
bajo necesarias para llevar adelante una intervención de este tipo:
61,4 de media por familia, distribuidas a lo largo de seis meses y
con una implicación y un apoyo significativos recibidos del grupo
de supervisión (15,3 horas de media para cada caso).
Poco más de la tercera parte de las intervenciones han tenido
lugar en la sede del centro. En'los otros casos, los terapeutas se han
visto obligados a moverse fuera, contactando con los miembros de
la familia en su domicilio y con los profesionales en sus servicios.
Las.conclusiones son quizá apresuradas, pero la escasez de traba-
jos publicados hasta ahora sobre la terapia familiar de las familias
*,ritiproblemáticas de bajo nivel social podría depender sobre todo
de esie tipo de dificultad: raramente los terapeutas familiares sa:
len de rn á.tp"cho y raramente los profesionales que sí salen de sus
despachos son terapeutas familiares experto.g.
El número de.servicios implicados gnlas familias (4,3 por ca-
so) es alto, e inclUso superior al de los miembros con problemas
graves, lo cual resulta un valioso índice de la profunda desorgani-
zación de las actividades asistenciales ofrecidas en las realidades
exploradas. Corno ya se planteó a manera de hipótesis en la fase de
elaboración del proyecto, lo que falta, en la situación real de Paler-
mo, no son los servicios o los profesioriales, sino un punto de re-
LAS FAMILIAS MULTIPRoBLEMATTcaS 77

Tlsre 2.3. Tiempo de trabajo y personal implicado en la intervención con las trece
familias.

Total horas de Horas de Profesionales Profesionales


Familia trabajo supenrisión del proyecto otros servicios

A 26 t6 I 2
B 5ó 10 2 4
C 64,30 15 2 4
D 48 8 2 l0
E 64 28 3 9
F 46 46 I 0
G t4 t6 4 3
H 50 I2 3 5
I 54,30 t4 2 5
L 53,30 10 2 5
M 90 t4 3 3
N 90 4 2 6
o t52 6 4 5
Total 798 199
Media 61,4 015,3

ferencia común para.su intervención. Fragmentarias y carentes de


cualquier vínculo entre ellas, las intervenciones desairolladas con
los miembros de las familias multiproblemáticas tomados indivi-
dualmente son costosas, Érustrantes e improductivas. Reunificadas
en torno a una iniciativa más específica y estratégicamente tera-
péutica, del tipo de la desarrollada por el Ayuntamiento de palermo
con el proyecto de trabajo con las familias multiproblemáticas, di-
chas intervenciones pueden volver a asumir utr rol sectorial pero de
extrema utilidad. Colaborar con 4,3 servicios por caso requiere una
flexibilidad de comportamientos bastante notable para los terapeu-
1." y plantea problemas complejos a su organización del trabajó: de
hecho, más de la cuarta parte de las intervenciones efectuadas ata-
ñe, precisamente, a los servicios. sin embargo, al considerar ahora
la disminución de los comportamientos problemáticos obtenida a
lo largo del trabajo, en situaciones en las que los servicios se encon-
traban implicados desde hacía bastantes años y de las que habrían
continuado ocupándose ion toda probabilidad de la misma mane-
ra, se puede hipotetizar razortablemente que una intervención bre-
ve, pero orientada estratégicamente, puede reducir la carga que su-
ponen unas relaciones caracterizadas al mismo tiempo por la
78 LA INTERVENcIÓN SISTÉ,MIcA EN LoS SERVIcIoS SocIALES

dependencia y por la cronicidad de las familias multiproblemáticas


respecto a un servicio o a un conjunto articulado de servicios.

2.7. CoNcLUSToNES

La credibilidad de la definición propuesta al inicio parece con-


firmada en su esencia por los resultados obtenidos a lo largo del
trabajo. Una delimitación del sistema, gge incluya las relaciones en
curso con los servicios, y una estrategiaterapéutica centrada en la
no sustitución y en la recuperación, por parte de los miembros de
las familias, de los roles que han dejado de ejerce4 conduce, cuan-
do se persigue de manera correcta, a una mejoría crítica de la si-
tuación en círculo vicioso característica de las familias multipro-
blemáticas. La eficacia de las técnicas utilizadas habitualmente por
el terapeuta familiar se mantiene, pero sólo a costa de efectuar mo-
dificaciones importantes. El rol del grupo y de la supervisión indi-
recta, en particulaf,, resulta absolutamente fundamental para la pla-
nificación y el desarrollo de las iniciativas terapéuticas.
Un análisis atento de los servicios efectivamente implicados en
una realidad social que se presenta a primera vista como pobre de
recursos y de respuestas, demuestra !lu€, en el caso particular de
las familias multiproblemáticas, la carencia de las intervenciones
es, de hecho, más cualitativa que cuantitativa. El problema cru-
cial es técnico y surge de la ineficacia de las intervenciones basadas
en una evaluación estática de las características de los sujetos o de
los sistemas familiares, y de la aplicaciQn de técnicas basadas en la
exploración diagnóstica y en la sanción (de orden legal, adminis-
trativo o psicológico) de los comportamientos inadecuados, más
que en el estudio sistémico de los procesos a los que éstos se hallan
asociados. La incapacidad de los profesionales y de los servicios de
incluirse a sí mismos en el campo de obsbrvación (Bateson, Ruesch,
1951) puede ser considerada como un error epistemcilógico común
de los servicios que se mueven en esta dirección. Sin embargo, Lrna
correccfón del error basada en estrategias terapéuticas de inspira-
ción sistémica es siempre posible, si las variables necesarias son va-
loradas realmente y si la intervención es conducida, como en este
caso, con una intención no sustitutiva sino integradora respecto de
los servicios existentes.
Una confirmación importante para una observación de esta
naturalezaprocede de la experiencia realizada por uno de nosotros
en los servicios sociales de base de Barcelona (véase capítulo 9: La
LAS FAMTLTAS MULTrpRoBLEMArrces 79

Ciutat Vella de Barcelona). Desarrollada con profesionales en un


contexto que se ha mostrado disponible para una investigación de
este tipo, aporta como dato fundamental el rol crucial que desem-
peñan las familias multiproblemáticas en situaciones de dependen-
cia crónica del servicio respecto a la cantidad y la cualidad del tra-
bajo correspondiente.
Paralizados a nivel operativo por la cantidad y la drámatici-
dad, las peticiones dirigidas a los profesionales son capaces de de-
terminar, si no se afrontan.de manera adecuada (y no ciertamente
por responsabilidad de estos últimos), efectos devastadores sobre el
fungionamiento global del servicio, sobre las relaciones de trabajo
entre los profesionales y, no menos importante, sobre su equilibrio
psicológico, siendo responsables de una cantidad relevante de esos
síntomas del bury out de los que hoy tanto se habla. Tal es el pro-
blerna que constituye, de hecho, la principal razórt del funciona-
miento más que precario de tantos servicios que, en las modernas
sociedades occidentales, se enfrentan a la marginación de pobla-
ciones socioculturalmente desfavorecidas. La solución pasa por la
planificacién y el desarrollo de programas de formación y supervi-
sión dirigidos a liberar a"lob profesionales de este tipo de trampas.
Un atento análisis de los problemas teóricos y técnicos asocia-
dos al concepto de familia multiproblemática, en el sentido pro-
püesto en este trabajo, podtía suponer una contribución de funda-
mental importancia para la elaboración de nuevas políticas para los
menores en riesgo y para la prevención de la toxicomanía, así como
de otras formas de desviación juvenil. Referido a Palermo (aunque
se pueden hacer cálculos análogos en otros lugares: en Barcelona
como en Nueva York, en Nápoles como en Milán), un cálculo pru-
dente efectuado sobre la base de los datos suministrados por la De-
legación Territorial de Educación, por el Tribunal de Menores y por
el servicio que hemos puesto en marcha para el Ayuntamiento, per-
mite atribuir a 1.000-1.500 familias multiproblemáticas un porcen-
taje cercano al 80 o/o de las situaciones de desviación infantil eviden-
te y grave. Se trata de datos que permiten la formulación de
proyectos, focalizados pero exhaustivos, de saneamiento de barrios
abandonados hoy a la degradación y a la prepotencia de los grupos
mafiosos. Es legítimo pensar en la posibilidad de desarrollar estra-
tegias a medio plazo de estas características, que se incluyan en la
lucha contra la criminalidad organizada que constituye el objetivo
prioritario de una promoción social y moral de la ciudad.
Probablemente no somos todavía capaces de dar indicaciones
detalladas sobre la manera en que este tipo de reflexiones puede ser
I

80 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

utilizado desde el punto de vista de una nueva organización de los


servicios. Sin embargo, parece claro desde ahora que la división de
las competencias por tipo de problema (servicios para toxicóma-
nos, para desviaciones penales, psicológicas, psiquiátricas u otras)
resulta contraproducente allí donde el servicio, en vez de limitarse
rígidamente a su tarea, pretende hacerie cargo de las situaciones
consideradas en toda su complejidad.
Servicios sociales de base dispuestos capilarmente por el terri-
torio y mantenidos con una supervisión y una formación perma-
nentes por centros terapéuticos de segundo nivel, deberían ser,
en nuestra opinión, los responsables fundamentales de la estrate-
gia terapéutica. Una línea de este tipo es fácil de recorrer hoy en
Italia gracias a las nuevas disposiciones de las leyes sobre meno-
res. Bastante más complejo es, en cambio, el problema que se plan-
tea, tanto en nuestro país como en otros, ante los serwicios de Sa-
lud mental que deben y quieren ocuparse de la prevención del
malestar psíquico: en efecto, a cada paso aparecen problemas de
competencias en una materia que requiere una revisión teórica
de gran relieve.

BrsuocRepfe

Andolfi, M. y otros (1988), La Famiglia kigenerazionale, Roma, Bul-


zoni.
Aponte, J.H. ( 197 6), (Jnder-organization in the Poor Family. F'n: Fa-
rnily Therapy: Theory and Practice (Guerin, P.J. comp.), Nueva
York, Gardner.
Aponte, J.H. (1981), Structural Family Therapy. En: Hgndbook of
Farnily Therapy (Gurman A.S y Kinskern, D.P., comps.), Nueva
York, Brunner-Mazel.
Bateson, Gregory y Rueszch, Jurgen (195l), Comrnunication: The
Social Matrix of Psychiatry, Nueva York, W. W. Nbrton and Co. li
f;'
Bateson, Gregory.Q96l), The Biosocial. Integration of Behavior in
¡.
f:

thetschizophrenic Farnily, en Exploring the Base for Farnily The-


rapy (Ackerman, N. y otros, comps.), Nueva York, Family Ser-
vice Association of America.
Bowlby, John (1988), A Secure Base. Clinical Applications of Attach-
wtent Theory, Londres, Routledge (trad. cast.: Una base segura.
Aplicaciones clínicas de una teoría del apego, Buenos Aires, Pai-
dós, 1989).
Bowlby, John (1972), Attachment and Loss, Londres, The Hogarth
LAS FAMILIAS MULTIpRoBLEMATTcaS 81

Press (trad. cast.: El vínculo afectivo, la separación afectiva y la


pérdida afectiva. Buenos Aires, Paidós, 19S5).
Cancrini, Luigi y La Rosa, C. (1991), Il vaso de Pandor4, Roma, La
Nuova Italia Scientifica (trad. cast.: La caia de Pandora. Barce-
lona, Paidós, 1995). t
cancrini, Luigi ( 1984), Quattro prove per un insegnamento della psi-
coterapig, Roma, La Nuova Italia Scientifica.
cirillo, stefano y Di Blasio, P. (1989), La Famiglia Maltratante, Mi-
lán, R. Cortina (trad. cast.: Niños maltratados, Barcelona, pai-
dós, 1" ed.,2 reimpr:, 1994).
Dell'Antonio, A. (1977), Bambini in istituto, Roma, Bulzoni.
Dell'Antonio, A. (1992), Avere due famiglie, Milán, Unicopli.
Dell'Antonio, A. ( I 986), ü problematiche p sicolo giche dell'ado zione,
Milán, Giuffré.
Erickson, Milton H. (1982), My voice will go with you. The teaching
tales of Milton Erickson (Sidney Rosen, comp.), Nueva york, W.
W. Norton and Co. (trad. cast.: Mi voz ird contigo, Barcelona,
Paidós, 1994).
Ferreira, A. J. (1963);'.iFamily Myth and Homeostasis> , Archives of
General Psychiatry, no 9:457 -463.
Fry, w. F. Jr. (1962),
"The Marital context of the Anxiety Syndro-
rn€>r Family Process, n" l:242-252
Haley, J.y (1973), (Jncommon Therapy, Nueva York, W. W. Norton
and co. (trad. cast.: Tbrapia no convencional, Buenos Aires,

t",,'tHJl?if;?liJ;,",, A. (r s64), sanity, Madness o,d th" po-


mily, Londres, Tavistock Pub. (trad. cast.: Cordura, locura y fa-
milia, México, Fondo de Cultura Económica, 1967).
Landau, Judith (1983), <Aspect of Supervision with the Pick-a-Dali
Circus Modelo, Journal of Strategic and Systemic Therapie.s, Do
2:31-39.
Malagoli-Togliatti, M. y Rocchietta-Toffani, C. (1987), Famiglie
Multiproblematiche, Rorna, La Nuova Italia Scientifica.
Malagoli-Togliatti, M. ( 1 985), "Famiglie multiproblematiche, Ser-
vizi multiproblematici>, en Le prospettive relazionali nelle isti-
tuzioni e nei sentizi territoriall (Lupoi, S. y otros, comps.), Mi-
lán, Masson.
Mazer, M. (1972), "Characteristic of Multiproblem House Hold: a
Study in Psychosocial Epidemiology',, American Journal of
Orthopsychiatry, vol. 42.
Minuchir, S.y otros (1967b), Families of the Slums: an Exploration
of their Structure and Treatmertt, Nueva York, Basic Books.
I
82 LA INTERVENcIÓN SISTÉ,MIcA EN LoS SERVICIoS SoCIALE,S

Minuchir, S. y Montalvo, B. (1967a),


"Technique for working with
Disorganiied Low Socioeconomic Farnilies >>, Arrterican Journal
of Ortopsychiatry, vol. n" 37:880-887.
Olson, D. H. et al. (1974), "Circumphlex Model of Marital and Fa-
mily Systems", Family Process, n" 18: 3-28.
Parsons, T. y otros (1953), Family, Socialization and Interaction Pro-
cess, Glencoe (Ill.), The Free Press.
Powell, M. y Monahan, J. (1969), "Reaching the Reject through
Multifamily Group Therapy>>, International Journal of Groups
Psychotherapy, vol n" 19,I.
Sgritta, G. B. (1986) Emarginazionq dipqndenza e politica sociale,
Milán, F. Angeli.
Thierney, L. (1976), Excluded Families, Nueva York, Columbia Uni-
versity Press.
Vogel, E. F. y Bell, N. W. (1967), The Ernotionally Disturbed Chitd as
the Family Scapegoat, enThe Psychosocial Interior of the Family
(Handel, comp.), Chicago, Aldine Publications.
Voiland, A. (1962), Family Casework Diagnosis, Nueva York, Co-
lumbia University Press.
Watzlawick, P. y otros (1967), Pragmatics of Human Communica-
tion, Nueva York, W. W. Norton and Co.
3. LOS PRIMEROS CONTACTOS

' Carlos Lamas

El momento inici.l .r, n,r" una familia multiproblem áticacon-


tacta o es contactada por los servicios comunitarios de salud está
Ileno de oportunidades y de dificultades. Es clásico afirmar que los
momentos iniciales son cruciales para definir la relación entre
cliente y profesional.
En este capítulo se describirán cuatro modalidades de primer
contacto, así como un plah de actuación posible, destacando tanto
las oportunidades que plantea cada una de ellas como las dificulta-
des más frecuentes que deben ser superadas.
Como guías teóricas se utilizarán tres construcciones que, a
continuación, se describen brevemente:

A. El análisis de contextos profesionales de cambio, metacon-


textos profesionales y contextos de colaboración entre profesiona-
les (Cirillo, 1986) (Wynne y otros, 1986) (Lamas y otros, 1985).
B. La porosidad de las fronteras, según el planteamiento inicial
de Minuchin (1981), actualizado por Cancrini (1994) en el estudio
de las familias multiproblemáticas.
C. El análisis de la demanda que realiza Neuburger (1984).

3.1. CoNTEXTos Y METACoNTEXTos

Son situaciones relacionales complejas que encuadran la inter-


vención profesional dándole sentido y, ala vez, estableciéndole lí-
mites. Pueden distinguirse niveles distintos.
84 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LOS.SERVICIOS SOCIALES

3.1.1 . Contextos profesionales de cambio

Se denomina cgntexto profesional de cambio al marco que se


establecerentre cliente y profesional que permite dar significado a
una serie de intercambios comunicacionales orientados a introdu-
cir el cambio en el cliente. Entendiendo como cambio la narración,
significativa en la vida del cliente, que establecerá un antes y un
después de ese encuentro con el profesional (por ejemplo: Yo antes
veía el mundo así,'después lo vi asá. Yo antes me sentía incapaz,
después me sentí capaz. Yo antes me sentía incómodo, después me
sentí a gusto).
La creación de un contexto profesional de cambio es un acuer-
do o una negociación entre cliente y profesional. Si tal acuerdo o
negociación es insatisfactorio o confuso para una de las partes pue-
de producirse el fenómeno de deslizamiento de contexto descrito
por Mara Selvini Palazzoli (Selvini, 1989).
Whitaker (1989) entatiza la existencia de contextos naturales
de cambio en la vida de los individuos, en donde el agente de cam-
bio es una tfa, un amigo o un vecino. Sluzki (1996), utilizando el
mismo argumento, propone una intervención que aproveche los re-
cursos de la red social además de la familiar. En el ámbito literario
se encuentran numerosos ejemplos, y uno especialmente bello es el
cuento Malheur Caunty, de U.K. Leguin, en donde se describe un
contexto de cambio natural, en ql que una suegra ayuda a su yerno
a superar la muerte de su joven esposa, apreciándose en dicho rela-
to características similares al contexto asistencial que se describe
más adelante.
Los contextos profesionales de cambio..se pueden dividir en
seis categorías: asistencial, de consulta, terapéutico, de evaluación,
de control e in-formativo.
El contexto que se adecua mejor a nuestra cultura es el contex-
to asistencial. Asimismo, es el más frecuente. Adjudica una posición
(up> al profesional y una ..down' al cliente, definiendo una clara re-
lación complementaria. Una dificultad qqre conlleva es la tendencia
a la desresponsabilización del cliente y a la excesiva involucración
del técnico. Otra dificultad es la cronificación de la relación, ya qtre
el contexto asistencial precisa de un largo tiempo, habitualmente,
para producir cambios. Probablemente por las razones anteriores,
no goza de un alto prestigio entre los profésionales del campo socio-
sanitario, que suelen construir el contexto asistencial én los niveles
técnicos inferiores,:como trabajadores sociales, educadores, traba-
jadores fámiliares, etc., comparándolo con contextos no profesiona-
I

LOS PRIMEROS CONTACTOS

les tales como los que protagonizan sacerdotes o voluntariado. Sin


embargo, se debe revalorizar el contexto asistencial, ya que, fre-
cuentemente, produce cambios en la vida de clientesz que presentan
un enorme sufrimiento, en condiciones socialmente desfavorables.
Esos cambios son conducidos por profesionales poco reconocidos
(escasamente formados, mal pagados y con pocos puntos de apoyo).
Piénsese en educadores que conviven con psicóticos crónicos, en
trabajadoras familiares que acuden a hogares multiproblemáticos,
en trabajadores sociales que favorecen la integración.social de emi-
grantes en un ambiente general teRido de racismo... Existen otros
contextos asistenciales m€nos problemáticos, como, por ejemplo, la
habitual relación médico-paciente en una consulta dL meáicir" g.-
neral u hospitalaria.
Más allá de los frecuenfes ejemplos, existen indicaciones técni-
cas para proponer un contexto asistencial como el más adecuado
en determinadas situaciones. Estas situaciones son aquellas en las
que exigir una responsabilización plena del cliente es una quimera
y pretender una posición neutra o distante del profesional es un
dislate. Asimismo, el contexto asistencial plantea un reto a sus pro-
tagonistas sobre cómo gestionar de una forma más eficazunos re-
cursos escasos. Para el cliente, el objetivo es la integración o reinte-
gración social. Para el profesional, el reto se traduce en cómo
conseguir trabajar en red desde una posición poco prestigiosa, pa-
ra favorecer la elaboración de un proyecto de intervención que, su-
perando las diferencias técnicas y personales de los diversos profe-
sionales, proponga un rol digno y adecuado a las características de
cada uno de ellos.
En nuestra cultura, el contexto de consulta se identifica con en-
cuentros entre personas expertas, ya sea por edad, por vivencias o
por formación, que aconsejan a individuos confusos sobre una deci-
sión a tomar. A nivel técnico, el contexto de consulta es infrautiliza-
do. La posición del profesional que sólo asume la responsabilidad
de la calidad del consejo pero no asume el caso es interpretado por
muchos profesionales como desapego. Aún cabe sumar a lo anterior
la responsabilización extrema del cliente, que puede ser vividB como
excesiva por profesionales externos que valoran el contexto de con-
sulta corno inductor de confusión para aquéI. Estos juicios de valor

7. Se utiliza la palabracliente como sinónimo de sistema sobre el que interviene


un profesional, sea ese sistema individual, familiar o de grupo. La palabritécnico o pro-
fesional es sinónimo de individuo o equipo que trabaja según el modelo relacional-sis-
témico.
8ó LA INTERVENCIÓN SISTÉMICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

señalan acertadamente los límites y los peligros del contexto de con-


sulta. Más allá de estas dificultades, el cbntexto de consulta es la pri-
mera opción que debiera intentar un profesional al iniciar una rela-
ción con un cliente. Presenta la enorme ventaja para el técnico de
ser un contexto que lo coloca en una posición segura que favorece la
comprensión del cliente, que es de sumo respeto hacia su capacidad
de decisión sobre su propio futuro. Pero no siempre'es posible pro-
poner el contexto de consulta como maniobra de apertura de la re-
lación profesional-cliente, ya que éste tuerza otro tipo. de contexto,
como el asistencial o el de control (más adelante se proponen ejem-
plos en este mismo capítulo). Otra posible utilización del contexto
de consulta es su.inscripción en una relación ya definida, como la
terapéutica. En una terapia el cliente puede introducir una toma de
decisión sobre un tema que no estaba recogida en el contrato ni
guarda relación con el proceso terapéutico.
El contexto de consulta se acomoda mejor a los técnicos con ex-
periencia que conocen los recursos existentes en la sociedad donde
irabajan y saben de sus limitaciones. En cambio, a los profesiona-
les bisoños que priman la acción, ya sea propia o de otros, se les de-
be enseñar que, en ciertas circunstancias, el no hacer es una inter-
vención terapéutica de enorme calado, ya que supone un estímulo
para los clientes.
El contexto terapéutico es vivido en nuestra cultura como algo
fascinante, herencia de los tiempos de la magia y curaciones asom-
brosas. Y no es para menos. ¿Cómo explicar a un lego gü€, a través
de una serie de conversaciones, el delirante puede volver a la nor-
malidad o la anoréxica a comer? En nuestro universo técnico, el
contexto terapéutico es el más admirado. En el modelo relacional-
sistémico, el despliegue de herramientas (el espejo unidireccional,
el vídeo y el equipo), la especialización de los profesionales en un
área de la psicopatología y el reconocimiento que reciben de las
instituciones, la producción de material escrito... todo ello enmar-
ca al contexto terapéutico con una aureoJa exagerada. Se debe re-
cordar que para que un contexto terapéutico se inicie precisa de un
trabajo intenso de otros profesionales, así como de un contexto de
consulta previo.
El contexto terapéutico es el adecuado para las crisis estructura-
les (Pittman, 1987) que presentan un miembro sintomático. Este tipo
de crisis son el fruto de un proceso marcado por la progresiva falta de
alternativas, con múltiples intentos fallidos de solución que rigidifi-
can las relaciones. El contexto terapéutico, que se inicia con la elabo-
ración de un contrato que delimita la actuación del sistema, intenta,
LOS PRIMEROS CONTACTOS 87
a través de un compromiso entre cliente y profesional, co-crear alter-
nativas en donde narraciones heurísticas (Linares, 1996) se desarro-
llen y permitan una vida diférente que excluyalasintomatología.
El contexto de evaluación se asemeja a un examen. El cliente
debe demostrar que cumple una serie de requisitos ante un experro
que sanciona públicamente sus capacidades a través de la emisión
de un certificado de idoneidad. El contexto de evaluación implica
una relación netamente cornplementaria entre profesional y clien-
te. É,ste presenta una coristrucción de su historiá con el objetivo de
ser aprobado por el profesional, quien debe ser lo suficienlemente
sensible para entender la posición del cliente y,.a la vez, respetar
normas, reglas y procesos que están, la mayor parte de las vecés, le-
galmente definidos. El contexto evaluativo po"o frecuente en la
práctica clínica, pero ofrece al profesional la"roportunidad única de
trabajar con familias normales. No es tarea sencilla ya que la nor-
malidad es de difícil definición.
El contexto evaluativo corre el riesgo de burocratizarse en ex-
tremo, al aplicar el profesional parámetros rÍgidos sobre la norma_
lidad, pero, si es correctamente utilizado, puede convertirse en un
verdadero contexto de cambio. cirillo (op. cit.) describe el proceso
de selección de familias candidatas a ,.ilitu, un acogimiento pro-
poniendo un desvelamiento del juego relacional del .irt"*. fami-
liar que provocó la demanda de la inclusión de un menor.
Existen en la literatura utilizaóiones menos evidentes de este
contexto - En Rituales terapéuticos y ritos en ra familia,ImÚer-Black,
Roberts y whiting (1988) describen el caso de una persona con
múltiples intervenciones psiquiátricas a sus espaldas irr.,"..,raIúa
su historial, reescribiéndolo y enviándolo a los diferentes técnicos
anteriores con el objetivo de desetiquetarse psiquiátricamente. Es-
te contexto, que incluyó a la pareja de la paciente, permitió identi-
fic,ar recursos propios y construir una historia más sana. Asimismo,
white y Epston ( 1990) utilizan la sanción pública de un logro de
sus clientes, elaborando un diploma con el objetivo de coüseguir
una estabilidad en el cambio. l

El contexte de control se asemeja a un juicio. Es un contexto


que todos temen, profesional y cliente. Aunque guarda ciertas se-
mejanzas con el contexto de evaluación por la evidencia de la rela-
ción complementaria, así como por la publicidad de las conclusio-
nes, existen diferencias importantes. Las más dramáticas son las
consecuencias, gu€, si en el contexto de evaluación son la incapaci_
dad del cliente para asumir un proyecto, en er contexto de control
slrponen su declaración como culpable de un hecho reprobable, so-
88 LA INTERVENcIÓN SISTE,MIcA EN LoS SERVIcIoS SocIALES

cial e incluso legalmente. Otra diferencia notable es la razón que


promueve la instauración de la relación profesional-cliente, ya que,
si en el contexto de evaluación es una reclamación del propio clien-
te, en el contexto d.e control es una denuncia contra el mismo. El
sentido común sugiere que el ocultamiento de información sea típi-
co del contexto de control y poco frecuente en el evaluativo, pero
curiosamente se da en ambos.
El contexto de control es el más poderoso de todos los contex-
tos profesionales de cambio, al ser apoyado por una legislación o,
como riínimo, por unas normas sociales ampliamente compartidas.
Por tanto, debiera ser utilizado como recurso extremo de un profe-
sional que ha agotado otras vías y tan sólo enfrente de situaciones
gravísimas corrro el maltrato infantil. En este caso, permite advertir
a un cliente que vive en una sociedad estructurada sobre normas de
convivencia, que no pueden ser trasgredidas impunemente.
Para que el contexto de control facilite un cambio, debe com-
pletar la fase inicial de intervención que prima la protección, la ur-
gencia y el hacer, con un proyecto realista de futuro. La principal
dificultad que enfrentan los profesionales para realizar el proyecto
es que el contexto de control los coloca en una posición muy lejana
respecto al cliente, tendiendo a construir sus intervenciones sobre
la base de un horror que favorece la culpabilización (Ghlezzi y Vadi-
longa, 1996).
Similar al contexto in-forvnativo es la enseñanza. En el mundo
profesional, los contextos in-formativos se equiparan a las inter-
venciones grupales con un objetivo claro, que reúnen a individuos
que están atravesando una crisis de crecimiento vital, por ejemplo,
nacimiento del primer hijo, separaciones, etc. Aunque los clientes
depositan en el conductor del grupo las supuestas soluciones, éste
sabe que el intercambio experiencial entre los individuos es el mo-
tor de cambio y que la tarea del profesional es la de guiar al grupo.
Si el técnico actúa como protagonista, tan sólo emitirá recetas uni-
versales que son escasamente eficaces. Este tipo de grupos debe ser
diferenciado de la psicoterapia grupal, que'responde a las caracte-
rísticas del contexto terapéutico.
El contexto in-formativo presenta dos enormes ventajas. Una
es que resulta escasamente patologizar:ite, al basar su eficacia en los
propios clientes y en el diagnóstico de crisis procesual (Pittman, op.
cit.). La otra ventaja es económica, ya que aumenta la rentabilidad
del tiempo de los profesionales. Si a ello le sumamos que no preci-
sa de una gran inversión para la formación del técnico, se com-
prende mal su escasa utilización en muchos servicios de salud.
Curono 3.1. Contextos profesionales de cambio.

Contexto Contexto de Contexto Contexto de Contexto de Contexto


Características asistencial consulta terapéutico evaluación control in-formativo
Concepto Avería Confusión Imposibilidad Falta de respeto Falta de respeto Desconocimiento
profesional sobre
derechos derechos de
cliente propios otros

El cliente suPoDe Gestiór¡reqü'sos oto pu¡to de compromisoen Cspacidad para


- capacidad para Direcció¡ r
., al profesional yapoyo vista la brisqueda Deconocer *i"ioo_ a
p¡1büc¡meDte públicameÍte F
Mensaje dirigido Restituir
3
Aconsejar Conseguir Reconocer Advertir Educar
al cliente (reparar) o
relacionalmente
reconocer a
(incurab.)
o
zFJ
El cliente espera Ser apoyado o Ser Lograr unos o
Que se le Que se le dé una Participar en un
reconfortado H
comprendido cambios respeten sus vía alternativa proceso de
acordados
a
propios para expresar aprendizaje
derechos su malestar

Situación típica Emigración. Inicio de toma Crisis Adopciones. Delincuentes Crisis en el


Enfermos de contacto con estructural: Desetiquetaje juveniles. proceso familia¡,
incurables red profesional enfermo mental psiquiátrico Negligencia separaciones,
o conflicto parental. emancipaciones,
crónico adolescencia,
tercera edad @
\o
Cueono 3. 1. (Continuación.)

rr
Contexto Contexto de Contexto Contexto-tle Contexto de Contexto
Características asistencial consulta terapéutico evaluación control in-formativo z
H
Palabra clave Ayuda (a los Toma de Acomparlamiento Reclamación Denuncia Formación
damnificados) decisiones enunprocesode interna por.
incorporación
z
creaciónde C)

alternatir¡as del método de


trabajo
z
U)
v)
Fl
Técnica típica Gestión de Metaposición Narración Identificar Necesidad de El profesional L¡^

recursos alternativa recursos respetar el sabe que no sabe 3


(propios y propios enlorno lo que el cliente o
ajenos) cultural no sabe que sabe t¡J
z
t-
Metodología Red Individual o Individual o Individual o Individual o Grupal
a
principal (profesional y grupo íntimo grupo íntimo grupo íntimo grupo íntimo + a
[¡l
cliente) red profesional

Crecer
o
Objetivo Justicia social Las personas Vivir de otra Legislativo Legislativo
deben decidir forma (incorporar) @

su propio
0
futuro o
r'
Responsabilidad Profesional Cliente Sistema Profesional Profesional Sistema a
terapéutico in-formativo
Cu¡ono 3. 1. (Continuación.)

Contexto Contexto de Contexto Contexto de Contexto de Contexto


Características asistencial consulta terapéutico evaluación control infor¡rativo
Ciencias que Sociología uEl diablo sabe Psicología y Antropología Derecho Pedagogía
influyen política ' más por psiquiatría
viejo...,

Principales Establecer Responsabilidad Delimitación en Enfasis en los t-


Enfasis en la Compartir con
üéntajas contactos con del cliente la actuación a
recursos interface otros en iguales
individuos en propio.s sociedad- condiciones
dituaciones
familia 3
desfavorecidas

Principales Delegaciónde
a
Aumento de la Banalidad de la Recetas o
inconvenientes "Normalización, "Culpa.bilización,
responsabiüdades confusión por intervención Desconfianza universales z
ycroniñcación exceso de datos propuesta Fl
en recursos
propios o
Fl

U)

\o
92 LA INTERVENcIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

Desde la óptica de la prevención, el contexto in-formativo res-


ponde bien a los parámetros de la prevención secundaria, propo-
niendo intervericiones minimalistas que permitan un diagnóstico e
intervención precoz. El contexto asistencial es la intervención típi-
ca de la prevención terciaria, en donde se intenta que el impacto de
la enfermedad sea mínimo (aquí se incluirían las intervenciones
psicoeducativas).

3.1 .2. Metacontextos profesionales

Los contextos profesionales de cámbio no se producen en el


desierto, sino que se enmarcan en un'metacontexto singular. Los
diferentes metacontextos favorecen la,constitución de ciertos con-
textos lrofesionales de cambio y dificultan otros. Rara vez impiden
o imponen, por lo que el profesional suele tener un cierto margen
de maniobra.
El metacontexto se asemej a ala construcción social de ciertas
instituciones que es reforzada por claras marcas contextuales. Por
ejemplo: un hospital general responde al metacontexto asistencial,
ya que la sociedad lo construye como un lugar donde los individuos
naveriados)) van a ser recompuestos por técnicos. Las marcas de
contexto que reafirman tal idea son diversas: la entrada en ambu-
lancia, la bata blanca, la jerga del personal sanitario y la desorien-
tación del enfermo. Otro ejemplo: el Centro para el Niño Maltrata-
do y el Tratamiento de las Crisis Familiares como nombre de una
institución deja claro quién es la víctima y quien el victimario.
Cualquier padre que atraviesa la puerta siente un dedo acusador
que lo está señalando. Por tanto, el concelito de metacontexto no se
refiere a los parámetros estructurales de la institución, sino que
responde mejor a la idea de las organizaciones que desarrollan Et-
kin y Schwarstein (1989).
Se han dividido los metacontextos en seis categorías que reci-
ben el mismo nombre que los contextos profesionales de cambio.
A continuación se describen algunas situaciones caracterís-
ticas que ilustran el trabajo profesional en los diversos metacon-
textos:

oI. Profesional que trabaja en un metacontexto asistencial, con-


tratado por una institución pública. Por tanto, se supone que debe
prestar atención a sus clientes de forma casi obligada. Sus clientes
acuden por necesidad. Va a desarrollar su vida profesional, pre-
Cu¡ono 3.2. Metacontextos profesionales.

Metacontexto Metacontexto Metacontexto Metacontextode Metacontexto Metacontexto


Características asistencial (1) de consulta (2) terapéutico (3) evaluación (4) de control (5) in-formativo (ó)
Ejemplo: Red de salud Servicios de Centros Adopciones. Protección de Asociación de
(biológica, orientación privados de Acogidas menores. Separados
psicológica y profesional. psicoterapia familiares Justicia Juvenil
social) Servicios de
prevención t-
o
o
Titularidad: Pública Pública y .
Privada Pública Pública Privada F
privada
Irl

Grado de Baja Alta Media o


Alta Bajísima AIta a
responsabilidad/
Voluntariedad en
o
el cliente z
.Fl

o
Fj
Grado de libertad Baja Media AIta Baja Baja Alta a
del profesional
pfestar sus .

serwicios

Influencia Alta Baja Media AltÍsima Altísima Media


metacont. sobre
contexto

\o
(,
\o
Cueono 3.2. (Continuación.) 5

Metacontexto Metacontexto Metacontexto Metacontextode Metacontexto Metacontexto t-


Características asistencial (1) de consulta (2) terapéuticd(3) evaluación(4) de control (5) in-fonnativo (6)
zFl
Posibilidad 1,2,5,6,4y 3 2,6,3,l,4y 5 3,2,6,1,4y5 4,6,2,1, 5y3 5,4,1,2,6,y3 6,2,1,3,5y4
creación
contexto z
o
profesional de o
cambior z
@

I Los números que aparecen en el


a
Fl
último recuadro significan un orden de posibilidad decreciente de contextos profesionales de
t¡^
cambio. Por ejemplo, en el metacontexto asistencial lo más fácil es crear un contexto asistencial (1) y lo más complicado es conseguir 3
un contexto terapéutico (3). o

z
t-
@
U)
L¡¡

o
a
a
o
-rÍ
a
Lo-s.pRIMERos coNTAcros 95
ferentemente en contextos asistenciales; con cierta frecuencia, en
contextos de consulta; alguña vez er:, contextos dé control; raras ve-
ces en in-formativos; rarísimas en evaluación y terapia. Ejemplos:
psiquiatra en hospital psiquiátrico; trabajador social en servicios
so-
ciales; psicólogo en hospital general tratajando con enfermos rer-
minales; profesionales diversos en equipos de drogodependencias...
o Ir. Profesional que trabaja en un
metacontexto de consulta,
de titularidad privada o pública. se supone que debe escuchar
a sus
clientes pero puede rechazar prestar sus servicios (en otras pala-
bras, se puede declarar incompetente). Los clientes acuden volun-
tariamente. Va a desarrollar su vida profesional preferentemente
en
contextos de consulta; muy frecuentemente en contextos in-forma-
tivos, de terapia o asistenciales. Rarísimas veces en contextos de
control y evaluación. Ejemplos: profesionales en servicios psicope-
dagógicos (E.A.P. en Cataluña), frofesionales en servicios preventi-
vos que traten crisis de crecimiento.
o rrr. Profesional que trabaja
en tln metacontexto de terapia,
titularidad privada- Acepta clientes en condiciones que fija desde de
el
inicio y aquéllos_ acuden voluntariamente. Va a desarrollar su vida
profesional preferentemente en contextos de terapia; fre",r".,t.-
mente en contextos de consulta; en ocasiones, en contextos
in_for_
mativos; alguna vez, trabajaráen contextos asistenciales; rarísimas
veces en contextos de control y evaluación. Ejemplos: profesionales
que desarrollan su actividad en un centro prir.do.de
o rv. Profes_ional que trabaja en isicoterapia.
un *.tr.orrtexto i. de
titularidad púb'lica. Está obligado a intervenir por l"y y los "orrrrol,
clientes
acuden forzadamente. va á desarrollar su vida profesional pre_
ferentemente en contextos de control; frecuentemente, en contextos
asistenciales, rarísimas veces, en contextos de consulta; difícilmen-
te en contextos de terapia e in-formativos. Ejemplos: profesionales
que trabajan en Protección del Menor y en Justicia Juvenil.
'V. Profesio-n_al que trabaja en un metacontexto de evaluación,
de titularidad pública. Está obligado a intervenir por ley y
los clien_
tes acuden voluntariamente. Va a desarrollar su vida-profesional
preferentemente en contextos de evaluación; con frecuencia
en
contextos in-formativos; ocasionalmente, en contextos de consulta;
rarÍsimas veces en contextos asistenciales; difícilmente en contex-
tos de terapia y de control. Ejemplos: profesionales q".1r"tá:an
en
servicios de adopciones y acogimientos familiares.
'
'VI. Profesional que trabaja en un metacontexto in-formativo,
de titularidad generalmente privada;.Acepta clientes en condicio-
nes que fija desde el inicio, y aquéllos acuáen voluntariamente.
Va
96 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

a desarrollar su vida profesional preferentemente en contextos ln-


formativos; frecuentemente, en contextos asistenciales; rarísimas
veces, en contextos de terapia; difícilmente, en contextos de evalua-
ción y de control. Ejemplos: profesionales que trabajan en aso-
ciaciones de separados, escuela de padres".

3.1.3. Contexto, du cooPeración

Los profesionales de la salud trabajan en continuo intercambio


con otroi profesionales, ya sea por razones laborales (comparten el
mismo caio), por razones personales (precisan consejos o forma-
ción) o por t.torr., estructurales (la ofganizaciín donde trabajan
está jerarquizada). En este apartado se consideran cinco contextos
de cóoperáción, cuatro de ellos sincrónicos y uno diacrónico, que
son descritos en el cuadro 3. 3.
Todos los contextos de cooperación presuponen que los profe-
sionales comparten un objetivo común, QU€, en el campo sanitario,
suele ser la salud.del cliente.
Eltcontexto de colaboración es prácticamente universal- Existen
pocas situaciones en que el profesional no deba trabajar en red con
ttto, colegas. Los técnicos que trabajan sincrónicamente en el mis-
mo caso deben fijar claraménte sus objetivos particulares y buscar
apoyos en los otros técnicos que intervienen para conseguir alcan-
zarlos. Para ello deberán comprender los objetivos de los otros pro-
fesionales y ofrecerse como recurso para que los consigan' Por tan-
to, la relaóión es simétrica y la responsabilidad sobre el éxito o
fracaso de la intervención global es compartida' El principal peli-
gro de este contexto qrr.los técnicos se confíen en que, al haber
""
ún objetivo genérico común, que es la salud del cliente, la colabora-
ción está garantizada.
En el contexto de derittación,los profesionales trabajan en el
mismo caso pero en tiempos diferentes y co-creando contextos pro-
fesionales de cambio diversos. Tal distribución de la tarea se expli-
ca mejor por limitaciones metacontextuales que por habilidades
p"r"orirles. ntr la página 125 se ejemplifica este concepto. El deri-
vante se responr.bilii. del momento inicial y el receptor de Ia con-
clusión de este contexto de cooperación. Los contextos de colabo-
ración y derivación pretenden gestionar recursos profesionales de
forma eficaz'
rrn cor
¡rión es un
La formación contexto que, Polr conocido, no merece
grandes aclaraciones más QU€, quizás, sobre la distribuCión de res-
LOS PRIMEROS CONTACTOS 97

ponsabilidades. El didacta es responsable de la calidad del progra-


ma, mientras el alumno lo es de adecuar a su realidad laboral los
conocimientos y habilidades que aprende.
Entre los contextos de consuha y supewisión es mayor la dife-
rencia que la similitud. El contexto de supervisión se inscribe den-
tro de una estructura institucional (por ejemplo: programa M.I.R.
para especialización de médicos, trabajadores familiares supervi-
sados por asistentes sociales,...) mientras que el contexto de con-
sulta parte de la necesidad de un profesional o equipo para aclarar
una confusión o superar un atasco, recurriendo al consejo de un
técnico externo a la institución. Asimismo, la distribución de res-
ponsabilidades es opuesta..La responsabilidad del caso es del su-
pervisor y del consultante.
El contexto de consulta es utilizado frecuentemente por los
profesionales, incluso de manera informal, charlando o tomando
un café, mientras que el contexto de supervisión es único en lá vida
de un profesional, sirviéndole para capacitarlo en el desarrollo de
una tarea.
Existe una técnica de formación típica del modelo relacional-
sistémico en que se mezclan dos contextos: la supervisión directa.
Todos los que la han protagonizado saben lo difícil que es 3er res-
ponsable del buen funcionamiento del caso, ala par que debe ser
una experiencia formativa para el alumno que conduce la sesión y
el grupo de alumnos que participa desde detrás del espejo. siempre
que se deben curnplir objetivos de dos contextos, la complejidad
aumenta exponencialmen te:

3.2. La,poRosrDAD DE LAS r*oñr"*o"


Es preciso destacar que, desde un punto de vista estructural,la
familia multiproblemática presenta unas fronteras extraordinaria-
mente porosas, lo que, consécuentemente, hace suponer que los in-
tercambios con organizaciones de su entorno serán múltiples en el
trascurrir del tiempo. A su vez, las fronteras de los servicios sociales,
por su cercanía a la población general, son también muy porosas,
por lo que facilitarán un gran número de intercambios con este tipo
de familias e incluso, en ciertos casos, las provocarán activamente.
otros servicios comunitarios de segunda línea, como Justicia
Juvenil o Atención a la fnfancia, también se ven frecuentemente in-
volucrados con estas familias, pero en un momento posterior y a
instancias de otros profesionales. Paralelamente, ciertos servicios
\o
Cueono 3.3. Contextos de cooperación. @

SINCRÓNICOS DIACRÓNICO t-
Características Colaboración Con-sulta Formación Supenisión Derivación
z
H
Denominación de Profesionales de la Consultory Didactav alumno Supervisor y Derivante y
los participantes salud que trabajan consultante supervisado receptor
en red l¡¡
z
o
Relación Simétrica o Complementaria Complementaria Complementaria Complementaria o
complementaria no jerárquica jerárquica jerárquica alterna z
U)

Metacontexto Trabajo en red Informal o Escuela o Centro Institución Trabajo en (cadena v)


Fl
interinstitucional institucional de Formación terapéutica>
3
Supone Objetivos Consultor: otro Didacta: Supervisor: Derivante: o
diferentes con punto de vista. conocimientos y conocimientos limitaciones t¡l
estrategias método metacontextuales z
compatibles sobre Consultante: Supervisado: f-
el rirismo caso confusión Altimno: sáber seguirlíneas
I
Receptor: a
adecuar enseñanzas maestras posibilidades a
a su tr:abajo metacontextuales F

Produce Rentabilidad y Consejos Títulos Capacitación Rentabilidad y


eficacia (reconocimiento progresiva eficacia a
social) a
o
Responsabilidad Compartida Consultor: sobre Didacta: sobre Del supervisor Compartida
(progresivameirte
t-
los consejos programa formativo
U)
más compartida
Consultante: sobre Alumno: sobre con el supervisado)
el caso adecuación
LOS PRIMEROS CONTACTOS 99

sanitarios son involucrados directamente, ya sea de una forma


eventual, como los Servicios de pediatría y Medicina General, o de
una forma más constante, como los Servicios de psiquiatría.

3.3. AruÁusrs DE LA DEMANDA

En su conceptualización sobre Ia demanda, Neuburger (19g4)


afirma que deben tenerse en cuenta tres características reiacionales
para analizarla: síntoma, sufrimiento y alegación o petición de
cambio.
Según Neuburgeq el considerar estas tres características per-
mite indicar el nivel de intervención a realizar. AsÍ, si el síntomá, el
sufrimiento y la alegación se encuentran en la misma persona, la
indicación de intervención será a nivel individual. Si, en cambio, el
' síntoma, el sufrimiento y la alegación se encuentran repartidos en
diferentes personas de la misma familia, la indicación áe interven-
ción será a nivel de sistema familiar. Si, por último, las tres baracte-
rísticas se encuentran repartidas entre diferentés sistemas huma-
nos, la indicación de intervención será a nivel de red.
Adaptada ala realidad de servicios sociales, la propuesta po-
dría referirse a petición, sufrimiento y problema (más que sínto-
ma), y su distribución en una o varias personas o instituciones po-
dría, igualmente, indicar el nivel de intervención.

3.4. DITeRENTES MoDALTDADES DE pRIMER coNTACTo

Los primeros contactos que tienen como co-protagonista a una


familia multiproblemática pueden ser clasificaclos en cuatro moda-
lidades fundamentales:
1. Mínimo: no hay'demanda, ya que no se presentan ninguna
de las tres características anteriores, y tampoco existe una crisis
previa. Sería más correcto hablar de un contacto esporádico que se
realizapara conseguir algo de forma puntual. La intervención tiene
como objetivo establecer una relación más estable entre profesio-
nal y cliente, que permita la aparición de demandas en el futuro.
Ejemplo: solicitud de una beca de comedor para un niño.
2. Externo al sistema: se presentan el síntoma y el sufrimiento
en.el interior del sistema familiar, pero no hay una alegación o pro-
testa por parte de ningún miembro de la familia, sino que suele en-
contrarse una negación de los hechos. La alegación o protesta se si-
lOO LA INTERVENCIÓN SISTÉMICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

túa fuera del sistema, actiabajo principios legales y se concretiza


en forma de denuncia. La crisis es planteada desde el exterior. Por
tanto, existiría una indicación de intervención a nivel de red. Ejem-
plo: ciertos casos de incesto, maltrato o abandono infantil.
3. Masivo: las tres características se encuentran dentro del sis-
tema pero en personas diferentes, que se suelen cruzar acusaciones
mutuas, muy intensamente. Es en este juego de acusaciones mu-
tuas cuando se desencadena la crisis por la que serán llamados a in-
tervenir sistemas externos. E,ste tipo de crisis suelen ser periódicas
y muy difíciles de manejar por los profesionales, aunque existiría
una indicación de intervención a nivel del .sistema familiar. Ejem-
plos: una hermana mayor acusa a la madie de olvidar sus deberes
para con otra hija pequeña; una esposa acusa de malos tratos a su
marido alcohólico.
4. Concreto: las tres característica-s de la demanda, síntoma,
sufrimiento y alegación, se encuentran en la misma persona. La cri-
sis se desencadena al perder, o creer perder, esa persona un apoyo
importante y desestabilizarse el precario equilibrio anterior. El ni-
vel de intervención a desarrollar sería individual. Ejemplo: una per-
sona, criada en un orfelinato, que se construye a sí misma como de-
presiva y carente de todo atractivo. La crisis se desencadena
cuando debe responder a una petición matrimonial.
Las cuatro modalidades de primer contacto serán descritas
con ayuda de ejemplos para permitir una reflexión más cercana a la
cotidianeidad del trabajo profesional.
En beneficio de la claridad de la exposición, se ha optado por
presentar primeros contactos de familias multiproblemáticas con
asistentes sociales que realizart su trabajo en servicios sociales de
base. El profesional recoge información con la misión de refutar o
confirmar hipótesis (Selvini, 1988) y con el objetivo final de llegar a
acuerdos con el cliente sobre una co-construcción del problema y
sobre cuáles serían los pasos a seguir.
Evidentemente, el resultado de este capítulo sólo puede consis-
tir en sugerencias que cada profesional contraste con su experien-
cia en los más variados contextos y metacontextos.

3.4.L. Primer contacto mínimo

Esta modalidad de primer contacto es la más frecuente en tér-


rninos generales y, en particular, en el campo de las familias multi-
problemáticas.
LOS PRIMEROS CONTACTOS 101

El primer contacto suele ser promovido en servicios sociales


en función de diversas ofertas, como, por ejemplo, las de trabajo
comunitario o las de formación en el caso de adultos; ayudas diver-
sas para los niños, como alimentos en los primero, *ér", de vida,
ayuda a ciertas actividades escolares o pa.á"..olares, como centros
infanto-juveniles de ocio; ayudas para Iá tercera edad como pueden
ser trabajadoras familiarés, centros de día o residenciales. En los
servicios de medicina general, los primeros contactos mínimos se
deben a vacunaciones, revisiones y encuentros a los que se acude a
buscar una receta para conseguir una medicación de una enferme-
dad crónica, mienir., q,r., ei el áreaescola4 se asocian a conver-
saciones entre docentes y adultos responsables de los menores so-
bre temas académicos, en los que surgen comentarios o preguntas
que exceden el ámbito escolar.

Ejemplo no 1.

Acto l"
En un centro de servicios sociales de base se presenta una señora
de 24 años de edad para óolicitar una beca de comeáor para
su primogé_
nito, que este curso inicia su escolaridad.
El trabajador social que le atiende le explica que para concederle la
ayuda económica debe cumplir ciertos ."qtri"ito" y, en ese caso, rellenar
un formulario. La señora se muestra de acuerdo con el procedimiento.
El profesional, que debe determinar los ingresos económicos de la
familia, se interesa por la situación laboral del
fadre: está en activo, pe-
ro con un sueldo muy bajo, mientras que la madre se cuida del manteni-
miento del hoga¡, sin ninguna formación académlca (se declara con di-
ficultades para leer'y'escribir) ni experiencia laboral. En cuanto a la
edad de los hijos, el maycrr tiene_ó aRos y la pequeñ,a 2. paralelamenre,
y
mientras toma sus notas,.el profesional muestra su comprensión por la
difÍcil situación económica de la familia.
La madre, que ha contestado concisamente a ras preguntas, agra-
dece la actitud del profesional comentándole que lo peor ña p.sado, y.
que ahora han podido alquilar una modesta caia en la qrr., pá,
fin, pue-
den vivir solos. Ante el interés demostrado por el profesiorraial escuchar
atentamente su relato, la señora sigue su narración, explicando cómo
los inicios del matrimonio estuvieron marcados por la imposibilidad
económica de tener una residencia propia y, po;""rr"ig,riárrr., d.b..
convivir con su familia de origen.
El técnico se interesa por saber si en la actualidad recibe apoyo de
su propia familia o de la familia de su marido, a lo que la seRora contes-
ta que esta última está lejana geográficamente y distante emocional-
ro2 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

mente. Ella se muestra convencida de que a su familia de origen le gus-


taríaayudarla más, pero tiene otros problemas que atender. No especifi-
ca qué tipo de problemas y, aunque el profesional le da espacio para con-
tinuat se queda callada.
El profesional cambia de tema y le pregunta sobre los niños en to-
no afable, sobre su conducta y estado de salud, a lo que la señora con-
testa escuetameinte, describiendo una normalidad absoluta. AquéI, de-
tectando que ha tocado un tema incómodo, decide dar por concluida la
entrevista. La cita para la semana siguiente asegurándole que le podrá
dar una respuesta a su petición de ayuda,económica.

Acto 2"
Al concluir la entrevista, el profesional decide que hay una serie de
incógnitas en el caso que él no alcanza a comprender y lo comenta con
Lrn compañero de trabajo.
Surge de la conversación una hipótesis tentativa: quizá la mujer se
quedó embarazada muy joven para conseguir una confirmación como
persona, para encontrar una vía de salida de su propia familia, o, inclu-
so, quizá para protegerse. Puede que aún siga esperando ser aceptada y
confirmada por su propia familia. En su familia de procreación, parece
que la señora tenga dudas sobre el estado de sus hijos, que quizás al-
juien podría juzgar como inapropiado, acusándola a ella misma de
,,mala madren.
Se plante arealizaruna intervención en donde el profesional pueda
hacerle una oferta más amplia que la ayuda económica solicitada, con el
objetivo de consolidar la relación profesional-cliente. Una parte de la
ofé.ta estará dirigida al hijo, consistiendo en un centro en donde el chi-
co pase parte de la tarde jugando y realizando sus tareas escolares, y en
donde los fines de semana se practican aétividades lúdicas. Asimismo, el
centro organiza encuentros periódicos con los padres para hablar de te-
mas referidos a la educación de los chicos. La propuesta se completa
conrun curso de alfabetizaciónpara adultos.

Acto 3o
A la siguiente entrevista acude ella sola y se le comenta que la ayu-
da le ha sido concedida. También se le plantean las otras dos ofertas.
. Laposibilidad de ir a la escuela de adultos le parece pertinente,máspe-
ro la descarta porque et hijo menor todavla está en casa' "Quizá
adelanter,, afirma. En cambio, la posibilidad de que el primogénito acu-
da a un centro le interesa vivamente. El profesional le pide permiso para
presentarle al responsable del centro, eu€ le explica detalladamente el
funcionamiento. Acuerdan verse en el propio centro, con la familia al
completo, para cumplimentar los trámites necesarios.
Todos acudirán, integrándose plenamente en la dinámica del cen-
tro.
LOS PRIMEROS CONTACTOS 103

Los individuos perténecientés a familias multiproblemáticas,


que son una parte importante de la población marginal de esta
so_
ciedad, se sienten maltratados por las circunstrrr.i.. y, frecuente_
rnente, se muestran desesperanzados sobre las posibilidades de que
alguien los entienda y ayude, desconfiand.o de la voluntad de reia-
ración de las instituciones públicas, a las que otorgan un papel ie_
presor. Por tanto, según esta lógica, es fácil entenáe, q,r"
acudan
frecuentemente a las instituciortér pero con una solicituá muy con-
creta, por ejemplo: pedir'alimentos para un bebé, solicitar una ayu-
da-para comprar los libros, para los gastos del comedor es-
".rft.g.r
colaf, para pagar el recibo de ra luz, pero es necesario entender que
no lo hacen para ahorrarse unos duros ni para sacarle jugo a la
Ad_
ministración pública. En muchos casos, significa un p"ó nada fá_
cil que equivale a tragarse su orgullo personal,y familiar. También
es cierto quq estos primeros contactos, si se repiten
en el tiempo sin
conseguirse co-construir,un contexto de cambio, degeneran
en una
relación cronificada en donde el cliente es vivido.*o un experto
en conseguir ayudas y el profesional como un agente represor.
Las situacion_es de precariedad económica que atr-aviesan pe-
riódicamente las familias multiproblemáticas (y no tan sólo ellas)
se construyen, desde_cierto posicionamiento ideológi.o,
justas y debidas a un funcionamiento social que
.o*o irr_
no siempre es bon_
dadoso con los ciudadanos. por tanto, se intenta crear unos
siste_
mas públicos de ayuda que sirvan para reparar o, al menos,
paliar
ese tipo de situaciones. Siendo coherentes con el razonamiento
an-
terio¡, estos primeros contactos mínimos se pueden aprovechar pa_
ra iniciar una relación tor rrr. parte de la páblacior,
por definición, es fácilmente contactable pero difícilmen-te-r.gi.ral que,
accesi-
ble' A tal efecto, las organizaciones colocan a profesionales cualifi-
cados para_ aprovechar ese primer contacto mínimo. Se trata de
es-
tablecer relaciones que, progresivamente, apunten a otros objetivos
más ambiciosos y ayuden a construir unas situaciones sociales
más
justas.
Si, en cambio, desde un marco ideológico opuesto, se valora a
este tipo de ayudas como limosnas oficialás, es logi"o que los pri-
meros contactos mínimos se burocraticen gr.áo .*i."*o. Los
encargados de cumplimentar estos protocolos "r, son administrativos
gu€, a pesar de carecer de una formación específica y de contactar
a los clientes de forma mecánica, suelen cáptar .má información
importante sobre los clientes. El problema es que no saben cómo
utilizar esa información. Una posible manera de corregir este error
organizativo es hacer participar a los administrativos á t.t r.urrio-
IO4 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS.SERVICIOS SOCIALES

nes de equipo, con el objetivo de intentar integrar y reformular los


valiosos datos que manejan.
En el ejemplo presentado, cuando se establece el primer con-
tacto entre cliente y profesional (Acto 1"), éste puede intervenir téc-
nicamente en la línea de sintonizar con la oportunidad que brinda
la situación. En tal caso, adopta una postura transparente, expli-
cando el significado de las preguntas que realiza y solicitando el
permiso del cliente. Muestra una actitud de comprensión hacia las
vicisitudes del cliente, curiosa pero sensible a la comunicaciór, Pe-
ro jamás parece un intruso. Ya que su objetivo es la consolidación
deia relación profesional-cliente, amplía el foco para comprender
mejor la situación de éste, alavezque le permite comprenderlo me-
jor a éLy asus intenciones (en el inicio 4e la conversación 9e habla
d. ,rt. t".. de comedor y, al rato, el tema es el proceso de desvin-
culación). Tal ampliación del foco debe realizarse apoyándose en la
petición de ayud. qrr" realizl el cliente,,y tiéne hmites que marca
éste, por ejemplo, adoptando una postura pasiva en la_ conversa-
ción. bn eI caso expuesto aparecen un párrafo referido a los proble-
mas actuales de la familia de origen de la señora y otro alusivo al
estado de los niños, que marcan los límites tolerables por la cliente,
-y que el profesional respeta retirándose prudentémente.
Si, en cambio, el profesional sólo sintoniza con la dificultad de
ese primer contacto mínimo, adoptatáuna postura mecánica, des-
de la que recitarálas preguntas sin que el cliente sepa qué objetivo
persiguen. EI técnico, al tomar esa postura rutinaria, convertiráto-
áor lor primeros contactos en similares,.perdiendo la singularidad
de los casos. Esta dificultad expresa un alejamiento emocional del
técnico respecto a,la relación con sus clientes y es síntoma de ago-
tamiento profesional.
Existe otra dificultad en larealización de los primeros contac-
tos mínimos, que es el reverso de la anteriormente descrita y que,
también, al agotamiento del profesional. Este, general-
"orrd.r"e
mente un recién llegado, muestra un interés extremo en aspectos
relacionados con la infancia de Ia madre, o con el estado de la fa-
milia actual, provocando el rechazo del cliente al sentirse investiga-
do y cuestionado. Rechazo que el profesional interpretatá como re-
sistencia, ocultamiento u homeostasis, inclinándose a forzar una
convocatoria más amplia o con objetivos diferentes a la demanda
del cliente. Convocatoria que será, frecuentemente, "olvidada" por
el cliente, quien, con este ..olvidor, confirmaráIa idea del profesio-
nal de que se está resistiendo o de que el sistema está bloqueado...
Se tratá de un cfrculo vicioso tendente a configurar una relación
LOS PRIMEROS CONTACTOS 105

profesional-cliente basada en la desconfi arrza. Esta dificultad suele


reflejar una incorrecta contextualización del profesional en su pro-
pio lugar de trabajo, que se traduce en un deslizamiento desde un
contexto asistencial a otro de terapia que el cliente no acepta. Tales
deslizamientos de contexto, si se repiten frecuentemente, favorecen
la construcción, por parte del profesional, de que sus clientes son
imposibles y de que su trabajo resulta improductivo, lo cual condu-
ce al agotamiento profesional y a que se adopten posturas de aleja-
miento emocional, similares a las descritas en el párrafo anterior.
Cuando, concluida la entrevista, el profesional consulta o, sim-
plemente, comenta con Lrn compañero de trabajo (Acto2o) sus im-
presiones, las informaciones que le han intrigado y las reacciones
que le han.confundido,.se inicia una conversación que le resulta
fructífera, Yd que le permite recibir consejos desde una posición di-
ferente a la suya. Consejos que, posteriormente, debe decidir si se-
guir o no. Es importante resaltar que las emociones, intriga y con-
fusión que sintió, indican con precisión los aspectos más relevantes
de la entrevista. Desatender las propias emociones es un error fre-
cuente. La razónmás frecuente es la escasa formación, que no per-
mite identificar las emociones o utilizarlas correctamente. Si a ello
le sumamos razones organizativas, como que el técnico no dispon-
ga de tiempo (no es necesario mucho) para reflexionar sobre el tra-
bajo realizado y poder escribir cuatro notas sobre é1, es habitual
que se desperdicien las'emociones propias como fuente de infor-
mación (Cancrinl-, 1987).
i
No es un hecho banal que esa conversación entre profesionales
' se prodvzca.Indica que'existe una relación en donde expresar du-
das o confusión no merece desprecio ni significa incompetencia, si-
no que promueve un espacio de intercambio técnico y apoyo perso-
nal. Responde a la categoriade un contexto de consulta entre pares
(véase pág. 101). si, en cambio, la relación entre los miembros del
equipo no permite estos intercambios, se suele esperar un espacio
de consultorÍa con un profesional externo al equipo. Sin negarle
utilidad, supone una infrautilización de los propios recursos, ya
que no es necesario alguien muy sabio o un espacio estructurado
para resultar de ayuda gn este tipo de situaciones. Basta con un
compañero amable que, desde otro punto de vista, emita algún con-
sejo y ayude a reflexionar. La consulta exterior o supervisión conser-
va plena vigencia en un espacio de formación continua que será de-
sarrollado en otros capítulos.
Por último, esa conversación facilita construir una hipótesis
que sirva como guía de intervención. Hipótesis que, en este caso, se
IOó LA INTERVENCIÓN SISTEMIcA EN Los SERVIcIoS SocIALES

utilizará parcialmente en el Acto 3", y gue, tan sólo a largo plazo y


en otro contexto, será posible corregir y ampliar. Tal hipótesis pro_
mueve un objetivo mínimo que ." él dL cbnsolidar la ielación. La
intervención que se propone es una oferta de ayuda más amplia de
la solicitada, que permita conseguir el objetivo mínimo que ta nipo-
tesis promovió.
Sin estas conversaciones que estructuran espacios de reflexión,
los profesionales etiquetan a sus clientes .on ái.gnósticos. E,stos
diagnóSticos su_elen ser esquemáticos y no producen ningún au-
mento de complejidad en la relación, sino más bien tienden a sim-
plificarla y uniformizarla, convirtiendo a todos los casos en seme-
jantes. En el ejemplo que se ha descrito, podría ser la etiqueta
de
depresiva, o la de familia con pad.re periféiico, madre sobreinvolu-
crada con los hijos, que presentan, a su vez, problemas conductua-
les y caracteriales. Los diagnósticos así utilizados infravaloran la
influencia de la ideolo gía y del momento vital del profesional en
la toma de decisiones entre las diferentes intervenciones posibles.
un ejemplo, car:icaturesco pero no por ello menos real, de esta in-
fluencia sería ofrecerle a la señora del ejempio el servicio de plani-
ficación familiar. Asimismo, los diagnósticoi no toman en óuenta el
espacio en donde trabaja el profesional, que debe utilizar los recur-
sos de que dispone. No sería extraño q,r.,-.r, el caso que nos ocupa,
encontráramos situaciones en donde el profesional podría creer
que lo más conveniente es convencer a esa señora de É utilidad de
una trabajadora familiar para que le .rr".ñ. a ..llevar la casarr. TaI
indicación suele ser debida más a las ofertas de ese servicio que a
las necesidades de los clientes.
E,n la entrevista con la cual finaliza el ejemplo (Acto 3"), el pro_
fesional mantiene su postura transparente'conel objetivo á. farro-
recer la confianza de Ia señora e ir consolidando la reláción, pre-
sentando dos ofertas,rde las cuales el cliente declina una y acepia la
otra. El profesional da por bueno su juicio y no intenta influir en su
toma de decisiones. Todo ello favorece lá responsabilización del
cliente, alavez que asienta una de las reglas básicas de la relación:
el profesional debe aumentar las posibilidades de elección del
cliente, pero éste siempre es el que tóma las decisiones que afectan
a su vida y a su familia. Es irnportante resaltar este último punto,
ya que si, por el contrario, el profesional opta por decidir qué es lo
que más le conviene al cliente, se presentarán fenómenJ"
<contrabandearn la terapia, fenómeno magistralmente descrito "o,'o
por
Covini y otros (1954).
Otro aspecto destacado del Acto 3" es la presentación al cliente
LOS PRIMEROS CONTACTOS l07
del responsable del centro. Aquí se plasma una intervención en ca-
dena terapéutica, cuyo principio es sencillo pero no por ello menos
olvidado. Una cadena es una serie de eslabones unidos. Una cadena
terapéutica es una metáfora que señala el esfuerzo diacrónico y
acumulativo de profesionales que intervienen sobre el misrno caso.
Siguiendo la metáfora, es fundamental que las intervenciones estén
relacionadas unas con otras, aprovechando el último profesional
que interviene la experiencia relacional de los anteriores encuen-
tros del cliente con otros profesionales. Si, por el contrafio, se pre-
tende crear una cadena terapéutica con derivaciones teledirigidas y
con sumarias informaciones diagnósticas, se consigue aturdir al
cliente, convirtiéndolo frecuentemente en un caso crónico. o, como
especificaría Onnis (1985), en una relación cronificada, en doncle
los papeles que interpretan cliente y profesional están tan rigidifi-
cados que actúan como factor homeostático importantísimo en la
vida de los clientes y favqrecen, paralelamente, el agotamiento pro-
fesional del técnico que debe intervenir.
A modo de conclusión de este primer contacto mínimo, el pro-
fesional se mantuvo en todo momento coherente con su metacon-
texto asistencial, aceptando y favoreciendo eu€, desde un contexto
asistencial (ella acudió para solicitar una ayuda para sufragar los
gastos del comedor escolar de su hijo), se ampliaia ligeramente el
foco, presentando uiias ofertas que; al ser aceptadas,lnvolucran a
toda la familia en otro centro donde podrán presentarse nuevas de-
mandas y plantearse divérsas intervenciones. Todo ello es posible
por el cuidado que utiliza elprofesional en consolidar la reláción, a
partir de una anodina solicitud de una beca de comedor escolar.

3.4.2. Primer contacto exterrto al'sistema

Se trata de una modalidad de primer contacto caracter izad,a


porque la denuncia de una persona, externa al sistema, genera una
crisis que obliga a ciertos profesionales a intervenir. El primer con-
tacto externo al sistema no es muy frecuente, pero provoca una
fuerte sensación de desasosiego en el profesional, ya que debe in-
tervenir en condiciones precarias. Es una forma de contactar con
las familias multiproblemáticas muy traumática pero extraordina-
riamente potente.
Típicamente, estos primeros contactos se sitúan en servicios so-
ciales: abandono o malos tratos a un niño suelen ser los casos más
paradigmáticos. Pero también se dan en servicios médicos, corrlo,
108 LA INTERVENCIÓN SISTÉMIcA EN LoS SERVICIoS SoCIALES

por ejemplo, enfermedades infecciosas en donde el paciente mantie-


ne ciertas conductas que facilitan el contagio. O, con más frecuencia,
en servicios psiquiátricos, en casos teñidos de violencia, intentos de
suicidio o de homicidio. Es raro, pero no imposible, en escuelas en
las que ciertos alumnos son vividos como potencialmente peligrosos
para sus compañeros, ya sea por causas médicas o conductuales.

Ejemplo n" 2

Acto 1"
El responsable político del barrio llama personalmente a servicios
sociales para informar de una situación problemática: el dla antes por la
tarde, a la salida de un colegio, un joven en estado de embriaguez mos-
tró sus genitales a padres y maestros, que reaccionaron muy violenta-
mente contra é1. Rescatado de un linchamiento por la policía, por el mo-
mento permanece detenido, pero obtendrá su libertad en las pr:óximas
horas. Cuando salga de comisaría debe haber un plan de actuación para
evitar una situación explosiva en la calle.
El responsable técnico de servicios sociales le transmite la conver-
sación a nuestro ya conocido trabajador sócial y, ofreciéndole toda su
ayuda, le ordena que se ponga en marcha. También le informa del nom-
bre del chico (Antonio P.M.) y de su dirección.

Acto 2"
El profesional decide buscar un poco,fnás de información a partir
de dos pistas que le aporta el nombre. La primera se refiere a la.ioven del
ejemplo n" l, que resulta ser la hermana menor. La segunda pista es la
de otro hermano al que conoce, ya que trabaja eventualmente en las bri-
gadas municipales, que ofrecen un contrato con el objetivo de la inte-
gración social.
El trabajador social habla con el responsable de esas brigadas y se
entera de que el hermano que trabaja allí,'Manuel, tiene problemas de
alcohglismo y pre3enta cierto retraso mental. El responsable de las bri-
gadas hace un comentario interesante: ha observado que cuando uno de
los hermanos está bien, el otro está mal. Y añade más datos de interés.
Cuando el hermano mayo4 Antonio, está mal, acude a buscar a Manuel
para pedirle dinero con que poder seguir bebiendo, mientras que si es
Manuel el que atraviesa un período en que bebe más, Antonio acude a
buscarlo para llevarlo a casa. El responsable de la brigada también sabe
que ambos han frecuentado el Dispensario de Alcoholismo del barrio.
Nuestro profesional acude al Dispensario de Alcoholismo y Dro-
godependencias, donde le informan de que conocen a ambos hermanos,
así como a un tercero, Carlos, que murió de sobredosis de heroina hace
4 años. FIan mantenido contactos frecuentes con la madre, que solicita
LOS PRIMEROS CONTACTOS 109

ayuda cuando uno de los dos hijos se emborracha y causa destrozos en


la casa. Añaden que la madre sufrió mucho con su hijo drogodependien-
te, que parecía ser su preferido y al que sigue adorando después de su
muerte. Ese hijo, Carlos; llevaba los apellidos del actual compañero de
la madre, pero era hijo de otro hombre con el que.la madre tuvo una re-
lación pasajera. Al padre de Manuel no lo conocen directamente, pero
saben que se dedica a recoger cartones por la calle, que está jubilado an-
ticipadamente por una lesión en la espalda y que es muy reservado, no
habiendo querido participar nunca en los encuentros entre p'rofesiona-
les y familia, a pesar de que se le ha invitado reiteiadaniente.
Desde el Servicio de Alcoholismo y Drogodependencias se han in-
tentado múltiples desintoxicaciones de ambos hermanos, que han fun-
cionado exitosamente en un inicio para después perderse el contacto
hasta la siguiente crisis. I os responsables del Servicio confiesan un cier-
to cansancio en realizar este papel de bombero, que parece no tener fin
ni ser demasiado útil. Sin embargo, se muestran dispuestos a colaborar.

Acto 3'
El profesional ordena toda la información, realizando un genogra-
ma e intentando construir una hipótesis. La hipótesis habla de una ma-
dre situada en el centro de la familia y un padre periférico, con tres hijos
varones que presentan prbblemas de adicción. La hija (Ejemplo n"l) pa-
rece que consiguió salir de casa casándose a muy temprana edad. Entre
los varones parece que el que más problemas presentó es y era el prefe-
rido de la madre, y que los dos que actualmente viven se turnan en su
afán de llegar al corazón de ésta. Se trataría de una familia multiproble-
mática en donde la individuación de sus miembros es muy baja, lo que
dificultaría la emancipación de los hijos. Asimismo parece que los pla-
nes a largo plazo no se le den muy bien a esta familia y que su vivencia
del tiempo sea la de los acontecimientos (Ausloos, 1981).
Estudia los posibles recursos de la comunidad y selecciona dos: un
ingreso en la institución psiquiátrica o un ingreso en un centro de des-
habituación de alcohólicos y drogodependientes, dirigido por ex adictos.
Duda entre convocar a la familia o presentarse en la casa directa-
mente, previo anuncio telefónico, y se decide por esta última opción. El
objetivo será conseguir vencer las reticencias de la familia, hacerla par-
ticipar en algún tipo de decisión y conseguir establecer una relación a
medio plazo que permita trabajar con ella.
Informa de su plan de actuación al responsable del departamento,
el cual se muestra de acuerdo en todo
El profesional decide que es la hora de llamar a casa de la familia.
No las tiene todas consigo, no sabe quién responderá ni de qué forma.
Un poco nervioso ante lo imprevisible de la situación, opta por repasar
la información recogida y fantasea un poco con las respuestas que podrá
encontrar y con sus posibles reacciones. Decide estructurar la llamada
de esta forma:
110 LA INTERVENCIÓN SISTE,MIcA EN LoS SERVIcIoS SocIALES
I

l. Identificación de sí mismo y, si es posible, de quien atiende el te-


léfono.
2. Si no contestan ni el padre ni la madre, solicitar que alguno de
ellos se ponga al teléfono.
. 3. Plantear el objeto de la llamada: su hijo cometió una barbaridad
que ha levantado un cierto clamor popular. El Ayuntamiento se ha inte-
resado por la situación, encargándole a él un plan de actuación que sea
respetuoso con los derechos del chico, pero que tenga en cuenta lo peli-
groso que podría resultarle salir a la calle.
4. El profesional ha encontrado algunas posibilidades pero le gus-
taría informar a la familia y poder intercambiar opiniones sobre las mis-
mas.
5. El tono a utilizar será firme pero cálido.
ó. El objetivo a conseguir es una entrevista. Sugerirá que sea en el
domicilio familiar.

Una vez más calmado, el profesional efectúa la llamada. Res-


ponde la madre, que plantea pocas dificultades para concertar la
entrevista, aunque no se muestra ni especialmente entusiasta ni
angustiada por la situación del hijo.
Los servicios públicos de asistencia (médicos, sociales y psi-
quiátricos, así como las escuelas y otros) tienen un cierto papel de
control social. Sin pretender asimilarlos a los servicios de justicia,
cuyos métodos son totalmente diferentes, los profesionales que tra-
bajan en servicios públicos de asistencia deben asumir que algunas
de sus actuaciones estarán teñidas de control social. Esto no es pre-
cisamente agradable, y si le añadimos un inicio en forma de orden
de un superio¡, todavía lo es menos, ya que sitúa al profesional en
una posición de deber intervenir sin que exista una demanda por
parte del propio cliente. En otras palabras, ltr alegación está fuera
del sistema y se concretiza en forma de denuncia.
Al profesional se le plantea, pues, aceptar el mandato de un su-
perior (con los matices pertinentes) como algo inherente a la estruc-
tura de la organización. En este caso en particular (Acto 1o), no es tan
sólo el responsable político, sino, indirectamente, la actuación de
una organización externa como son los tiibunales de justicia y algo
tan vago como el concepto de alarma social, los elementos que cons-
triñen su libertad.:Otras situaciones, como denuncias de vecirios,
sospechds de la escuela o de un pediatra, colocan a los profesionales
en un situación semejante: la de deber actuar sin una base firme.
El profesional debe combatir activamente la tendencia a en-
tender el control social como algo repugnante que se inmiscuye en
la intimidad de las personas y que no pertenece a su ámbito de ac-
LOS PRIMEROS CONTACTOS 111

tuación. La obligación a denunciar y a intervenir en situaciones que


lesionan los derechos de un individuo es u¡r imperativo legal
que atañe a todos los ciudadanos y, particularmente, a los técnicos
sociosanitarios. También debe evitar la trampa consistente en en-
tender las intervenciones de los superiores como algo que invade su
independencia, la cual tan sólo se debería limitaa utópi'camente,
por criterios emanados de colegios profesionales.
En el acio 2", el trabajador social adopta una postura de inves-
tigado4 recogiendo información en los diversos servicios públicos
de la comunidad. Empieza por el propio y va tirando del hilo de la
madeja. La postura del investigador es rnuy útil en este tipo de ca-
sos, ya que la información existe pero se encuentra muy dispersa.
La información que precisa el profesional es doble: por una parte,
simples datos para dibujar un genograma, y por otra, las impresio-
nes personales de la gente que ha contactado con el caso. Tál reco-
gida de información es en sí misma una intervención, ya que con
los contactos que se realizan se teje una red de actuación posible
que le puede servir de apoyo en un futuro.
La tendencia razoflable es a respetar la intimidad de las perso-
nas y a no intervenir si no es bajo petición expresa. Tal plantea-
rniento es necesario seguirlo en todos los otros t.ipos de primer con-
tacto. En cambio, en la modalidad externa al sistema, el propio
inicio ya no es consensuado con los clientes, ni tan siquiera solici-
tado por éstoS, ya que se actúa bajo un mandato legal (o algo pare-
cido) y es sabido que tal planteamiento puede llevar a cometer ex-
cesos por parte de los profesionales que se erigen en guardianes
persecutorios de la comunidad. Por tanto, la dificultad a superar es
cómo tratar, respetando los derechos de ciertos individuos, de sal-
vaguardar los derechos de otros. No es una dificultad menor y los
profesionales deben evitar los dos extremos: no hacer nada y espe-
rar una demanda correcta-y explícita o hacer tanto que an asen sen-
sibilidades personales, posibilidades naturales de cambio y dere-
chos individuales.
Se está hablando, en este tipo de primeros contactos, de una
interfase entre la justicia y la intervención profesional. Una amena-
za, siempre pendiente sobre los profesionales, es que ellos mismos
sean objeto de denuncia por parte de los clientes o de la comuni-
dad. Y esta arneraaza no ayuda a que tales situaciones sean menos
angustiosas para los técnicos que deben bregar con ellas.
En el acto 3o, el profesiot á1, tras haber récogido la información
que considera necesaria, y tras haber realizado todos los contac-
tos que se le han ocurrido, intenta fabricar una hipótesis sobre el
I
I12 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS SERVICIOS SOCIALES

funcionamiento familiar que le indique una posible intervención.


Una vezrealizado este ejercicio mental, el profesional no olvida que
es un encargo de un superior e informa detalladamente a éste para
recibir consentimiento, posibles sugerencias y un apoyo explícito.
Seguidamente llama a la casa familiar, explicando cuál es su
posición, su actitud y sus objetivos delante de la situación proble-
mática. Asimismo, decide presentarse en la casa familiar para faci-
litar el contacto con todos, pero también irara mostrar de un forma
analógica su disposición a buscar una fórmula de trabajo consen-
suado con la familia. En esto se reconocerá la misma actitud y pos-
tura del ejemplo 1. Los casos son muy diferentes y la posición del
profesional, consecuentemente, también, pero ello no es una difi-
cultad insalvable para que el profesional intente mantener su trans-
parencia y persiga la responsabilización del cliente al ofrecerle el
mayor número de elecciones posibles.
El contacto inicial con el cliente, en casos de demanda externa,
se debe realizar con mucho tacto. Si el profesional se deja llevar por
sus emociones descontroladamente (en especial en casos de malos
tratos infantiles), todo su analógico transmitirá rechazo y condena
hacia esas personas. Su intervención será punitiva y activará la des-
confianza y la agresividad, configurándose una relación que en nar
da va a favorecer un cambio.
El profesional debe también refrenar sus'impulsos de tomar el
papel de caballero andante que sale a luchar solo contra los drago-
nes de la infelicidad humana. Esta postura de caballero andante ex-
presa una gran cercanía emocional con las víctimas del caso y con-
duce, inexorablemente, al agotamiento profesional, por la vía de la
desestructuración de la vida personal. Los síntomas suelen ser la hi-
pomanía (un caballero andante no tiene. horarios), seguida de de-
presión (los dragones son seres sumamente traicioneros y casi
siempre ganan). Un profesional debe recordar que se debe proteger
a sí mismo y a la organizaciín en donde trabaja, siendo coherente I

con esa organización y buscando todo el apoyo y protección que la


misma le pueda brindar. .

3.4.3. Pri?ner contacto masivo I


En la práctica profesional los prirneros contactos rnasivos son
más frecuentes que las demandas externas. Su rasgo definitorio es :l
la denunciarealizada por un individuo sobre una situación relacio- 1

nal de su propia familia, según una narración teñida de un profun-


LOS. PRIMEROS CONTACTOS 113

do dramatismo. El cliente propone y espera una intervención ur-


gente y reparadora por parte del profesional. La lógica de la narra-
ción plantea la situación relacional de la familia como una injusti-
cia, en donde el cliente es una víctima y en donde'se dibuja
explícitamente la existencia de un victimario. Existe, por tanto, una
delegación irrasiva de la iesponsabilidad, del cliente hacia el profe-
sional. Esta modalidad de primer contacto se puede presentar en
cualquier servicio sociosanitario, e incluso en otras instituciones
como, por ejemplo, escuelas.

Ejemplo n'3

Acto 1"
Una señora acude a servicios sociales, visiblemente agitada, solici-
tandó hablar con nuestpo conocido trabajador sócial. Se le propone una
cita para un día pqsterioq, sugerencia que no acepta argumentando que
es de la máxima importancia que hable con él ahgra, añadiendo que no
se moverá de las dependencias hasta que consiga su objetivo. La perso-
na encargada de atender al público habla con el trabajador social y am-
bos acuerdan que mejor será atenderla un momento para salvaguardar
la integridad del servicio.

Acto 2"
El profesional hace pasar a la señora a una sala. Esta, sin ni siquie-
ra tomar asiento, empieza su exposición:
"SoY Consuelo, hermana de Antonio. Sé que usted ha hablado con
mi madre sobre el asunto de la vuelta a casa de mi hermano. Vengo a
contarle lo malo que es mi hermano: es un borracho irrecuperable, le sa-
ca el dinero a mi madre o a mi hermano pequeño. Si no le dan dinero
para seguir bebiendo nos da una paliza. Mi marido ha querido ponerle
en cintura. Se han pegado varias veces, pero mi madre interviene para
separarlos y después nos dice que somos nosotros los que nos debería-
mos ir de casa y dejarlos erpaz. Creo que si mi.hermano vuelve a casa
va a producirse un asesinato. Además, creo que mi hermano se acerca
demasiado a mi hija y lava a violarn.
El profesional se muestra comprensivo con la angustia de la seño-
ra e intenta calmarla, informándole de que él mismo está preocupado
por la situación e inteniando confeccionar un plan de actuación que sea
aceptable y beneficioso para todos. Para concluir, solicita la ayuda de la
señora para completar la información, porque ya no tiene muy claro el
genograma familiar...
La señora se calma lo suficiente como para responder arlas pregun-
tas del profesional, aportando la siguiente información,
l14 LA TNTERVENcTóN srsrÉ,MrcA EN Los sERvrcros socrALES

(1" pareja) (2" pareja) (3'pareja)

Consuelo Carlos Antonio Manuel


(hace 4 años)

GnÁnco 3.4.

La madre, de origen humilde y criada en un orfelinato, se casó con


un hombre del que tuvo una hija. El marido desapareció un día de casa,
sin que nadie haya sabido nada más de é1. A pesar de que la hija ha pre-
guntado repetidas veces sobre su padre, la madre contesta siempre con
evasivas.
Ambas quedaron en la más completa miseria.La madre se dedicó a
la prostitución y quedó embarazada dando aluz al segundo hijo, el que
después morirá de sobredosis, siendo toda su vida un marginado social.
La madre se casó por segundavezcon un hombre que parece no te-
ner familia. Está jubilado anticipadamente por enfermedad y se dedica
a recoger cartones, por lo que está muy poco tiempo en casa. De ese ma-
tiimonio nacieron dos varones y una mujer.
El profesional le pregunta por su propia vida. Consuelo se casó a
los 16 años, trasladándose a vivir a otra población. Del matrimonio na-
ció una hija. El márido murió de un accidénte laboral y ella volvió por
un corto período de tiempo a casa de su madre. Conoció a otro hombre
que le propuso ir a vivir a otro lugar. Ella aceptó y dejó a su hija, que te-
nía en esos momentos 2 años, a cargo de su madre. La relación con ese
hombre fue siempre tormentosa por las dificultades económicas, fre-
cuentes infidelidades y su afición al juego, hasta que ella lo abandonó
por otro a los diez años de convivencia. Debido a las dificultades econó-
micas por las que atravesó la pareja, solicitaron, hace un año, refugio en
la casa de la madre de ella. Su actual compañero trabaja eventualmente
y participa alguna vez en planes de actuación municipal, por lo que es
conocido por el trabajador social.
Llegados a este punto la señora se ha calmado bastante y el profe-
sional le pregunta si quiere añadir algo más. Ella, después de pensarlo
un momento, le comenta:
,.Yo me fui de casa porque mi hermairo abusaba sexualmente de
mí. Mi madre y su actual marido no hacían irada para protégerme. ... Mi
hermana pequeña;también pasó por lo mismo que yo. Ahora temo por
mi hija,.
LOS PRIMEROS CONTACTOS 115

El profesional le pregunta cuál es su perspectiva de futtr¡o, a lo que


la señora le responde que desearía vivir con su actual compañero y su hi-
ia, en su propio domicilio. Pero hay varias dificultades: la economía, en
primer lugaq, así como la relación de pareja, que no es todo lo estable
que desearia, y la relacibn con la hija, que no es fácil, ya que llama ma-
rná a su abuela...
El profesional le agradece la información, le promete hacer lo que
pueda respecto a la vuelta de su hermano a casa y solicita su presencia
en la entrevista que se va a realizar esa noche. Por último, fija una cita
con ella y su actual compañero para seguir hablando sobre sus planes de
futuro y con el objetivo de valorar si podrá ayudarla en algo.

Acto 3o
Después de una narración de tal cúmulo de desgracias, el profesio-
nal se siente aturdido y desanimado. La sola idea de tener que realizar la
entrevista de esa noche en el domicilio familiar le produce abatimiento.
Fantasea con la posibilidad de declararse enfermo. Finalmente, decide
, solicitar una sesión urgente con el consultor exte¡no del servicio.

Ausloos (op. cit.) comenta que las organizaciones tienden a


<contagiarse)) del funcionamiento de sus clientes típicos. Así, los
servicios sociales tenderían a funcionar de una manera caótica al
ser la mayoría de sus clientes pertenecientes a familias caóticas.
Desde otro punto de vista, Minuchin (op. cit.) habla del enganche
corno el primer objetivo a conseguir en un primer contacto. Tal
enganche se facilita con el respeto hacia la estructura de la orga-
nización del cliente (desde las palabras que utilizan hasta esque-
mas estructurales más profundos). Así pues, una orgarrización que
pretenda trabajar con sistemas caóticos debe ser lo suficiente flexi-
ble como para atender las demandas en el momento en qlre se pro-
duzcan, ya que éstas suel.en ser bastante volátiles (como casi todo
en las familias multiproblemáticas).
La dificultad básica es cómo preservar el funcionamiento de la
organización a un nivel suficientemente caótico como para poder
enganchar con las familias multiproblemáticas y, ala vez,.lo sufi-
cientemente estructuradó para promover un proceso de cambio.
Una organización debe tener tlnos horarios y los profesionales de-
ben poseer vida privada. Los equipos multiprofesionales se estruc-
turan de forma que faciliten la colaboración entre sus miembros,
aprovechando las potencialidades de cada uno de ellos. Tódo lo an-
terior requiere un cierto orden que las familias rnultiproblemáticas
ponen a prueba una y otra vez. Desde un punto de vista organizati-
vo es particularmente interesante adoptar la idea de que las de-
I16 LA INTERVENCIÓN SISTÉMICA EN LoS SERVICIoS SoCIALES

rnandas de tales familias ponen en evidenci^ los fallos.de la estruc-


tura y que, por tanto, son muy útiles para sugerir en qué dirección
deben se1 reestructürados los servicios. La principal dificultad de
un razonamiento así es que la reestructuración debe ser constante
y es fácil caer en el caoticismo como modalidad de funcionamiento.
Ante la angustia de la señora, el profesional realiza unas cuan-
tas maniobras, qtre son las habituales en los manuales de psicotera-
pia (Acto 2o): reconocer la propia preocupación para que se sienta
comprendida y solicitar su ayuda para invertir la relación. Ella lle-
gó pidiendo ayudr y solicitando la intervención urgente del profe-
sional y se encuentra con que se le considera como fuente de recur-
sos para que el profesional pueda comprender la situación. Hay
muchas similitudes entre la intervención de un profesional situado
en primera línea y las que puedarealizar otro desde un servicio es-
pecializado (por ejemplo: Centro de Psicoterapia Familiar). Evi-
dentemente, también existen características contextuales impor-
tantes que diferencian ambas actividades, pero muchos recursos
técnicos son compartidos.
El profesional, conviene recordarlo, se encuentra, frente a un
caso muy complejo. Esta sesión inesperada le proporciona una
oportunidad preciosa para conocer a otro miembro del sistema fa-
miliar que va a tener que visitar esta noche y para afinar sus hipó-
tesis'sobre el funcionamiento de la familia. En el trabajo con las fa-
milias multiproblemáticas es fundamental saber aprovechar las
oportunidades que se van presentando durante el proceso y que-,
darse a la espera de unas circunstancias totalmente favorables para
intervenir. Haberse mostrado rígido en la c.onvocatoria y haber
aplazado esta entrevista con la hermana mayor hasta el encuentro
con toda la famili a'habría sido pecar de. iluso, ya que, probable-
mente, la hermana mayor se habría sentido descalificada y habría
desertado de la entrevista o, peor aún, se habría convertido en ene-
miga del profesional. Y como dice Selvini (op. cit.), lo que menos
necesita un profesional son enemigos.
La principal dificultad para el profesional es contener las pro-
pias emociones. Sería comprensible que nuestro protagonista se
sintiera lo suficientemente desgraciado corno para renunciar a rea-
lizar una labor mínimamente coherente. Sólo si es capaz de apren-
der de esas emociones y seguir manteniendo su curiosidad será ca-
paz de aprovechar esta oportunidad. El otro punto importante es
disponer de un.mínimo de tiempo y espacio. Aunque parezcalur;.a
perogrull4da, muchas organizaciones que trabajan con familias
multiproblemáticas están tan pobremente equipadas que carecen
LOS PRIMEROS CONTACTOS t 117

de un despacho, de un administrativo o de un tiempo que permitan


cierta flexibilidad al profesional. Utilizando un símil, sería como si
un hospital general careciera de servicio de urgencias.
El objetivo que se debe plantear en un primer contacto con es-
tas características es responsabilizar al cliente de la parte de histo-
ria que le corresponde. Complementariamente a lo anteriot el ob-
jetivo se logra devolviendo én parte la delegación masiva del cliente
al profesional, realizada en el inicio de la entrevista.
En este caso particula4 el profesional trabaja con el lejano ob-
jetivo de la autonomía de esta muje4 de evitar confirmarle la cons-
trucción victimista en su propia historia y de activar sus propios re-
cursos personales,... En.otio nivel de intervención, el profesional
reclama la cooperacióri de la mujer con su presencia en la reunión
de la noche. si ha conseguido reali tu, unubuena intervención, su
presencia conllevará un aliado.
La intervención del profesional, en los primeros compases d.e
esta modalidad de primer contacto, pretende conseguir una posi-
ción respecto al sistema que le permita un mayor margen de ma-
niobra, evitando el papel de juez que le propone el cliente. El caso
se presenta complicado por la gran cantidad de información de que
ya dispone el profesional, que debe ser encajada en alguna hipóie-
sis. Pretender una hipótesis que abarque todo sería .rté.i|. proba-
blemente, si tal hipótesis existiera, harían falta rnucho tiempo y
muchos contactos para construirla. Por tanto, el profesional rÁ ¿.-
berá contentar con otra que le permita orientar,se mínimamente,
indicándole una dirección hacia donde dirigirse y señalándole al-
guno de los peligros que deberá evitar.
_ En este tipo de situaciones (violencia, abusos sexuales, etc.), la
hipótesis a construir no puede ser mecánicamente circula4 sino
que debe tener en cuenta que hay víctimas y victimarios con grados
de responsabilidad opuestos sobre lo sucedido. La circularidad tie-
ne un límite ético. En temas como el abuso sexual de menores es
más necesario que en otros que el profesional cuente con guías. su-
ministradas por expertos, puesto que son mayoies los riesgos de
convertirse en una especie de vengador solitario. Ponerse a inven-
tar desde cero no parece una buena idea.
En el acto 3o se asiste a la incorporación de un consuldor que,
en este tipo de equipos que trabajan en primera iínea de fuego, es
imprescindible. La razón por la que hay tan pocos equipos que
cuenten con consultores se.debe más arazor'es de los propios pro-
fesionales y de las relaciones entre ellos que a motivos económicos.
Es significativo que algunos servicios aborrezcan las palabras ..su-
118 LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LOS. SERVICIOS SOcIALES

pervisión> o <consulta)), que entienden como humillantes, mientras


aceptan sin problemas otras como <<comentarion o ..reflexión con-
junta>.
Un profesional debe saber reconocer sus propios límites, de-
tectar.,láttdo está en dificultades y solicitar ayuda. Un buen equi-
po debe alentar tales actitudes e impedir que dicho reconocimiento
l.r .orrrtruido coráo incompetencia y utilizado en el juego relacio-
nal del equipo.
Las características que debe reunir el consultor son: trabajar a
tiempo parcial en clínica directa y tener experiencia en las situacio-
,r"r q.r" re le presentan. Cabría añadir que también el consultor de-
be adecuarse a la estructura de la organización que le contrata' En
este caso, no puede ser rígido y tan sólo acudir a citas periódicas,
sino que debe dejar un espacio abierto para las urgencias.
Nuestro entiañable irabajador social, acosado por el agobio,
siente la tentación'de padecer una migraña. Otro profesional opta-
rá por ..olvidarse> de la cita. Otro por renunciar a su trabajo' Otro
po. la armadura de caballero andante. Otrg por la indife-
"olocarse
rencia. En el caso que nos ocupa, el contacto con el consultor fue
telefónico y breve. Éste l¡izo un comentario sobre la hipótesis-guía:
.. Falta de cuidados parentales o . Tranquil izó al profesional
respecto
a que la familia coláborarlapara que el joven fuera alejado e ingre-
sado en un centro. La cooperación difícilmente se mantendrfa
mientras el chico estuviera ingresado. A pesar de ello, le recomendó
que hablara bien d.e ese centro y que insistie¡a en que la familia de-
berÍa colaborar. Asimismo, el profesional debería intentar convocar
a los padres para valorar eI desarrollo del proceso. Era fundamen-
tal enianchar al padre, pero sin olvidarse ni un momento de la ma-
dre. Si lo anterior se cumplla debería dejar el tema de los abusos se-
xuales para otro .momento. Y le dio una orden: "No vayas solo'
Busca un compañero que te pueda acompañar"'

3.4.4. Primer contacto concreto

No es nada frecuente que en las familias rnultiproblemáticas se


produzca una demanda con todas las características, eS deci4 que
iea fruto de una crisis y que síntoma, su'frimiento y alegación estén
en la misma persona oen el interior del sistema familiar. Habitual-
mente ello es el resultado de un trabajo previo que permite a los in-
dividuos una responsabilización sobre sus propias. vidas y una va-
loración de que solos no pueden cambiar.
LOS PRIMEROS CONTACTOS 119

En el caso comentado hasta ahora, que es esencialmente real,


el primer contacto concreto se produjo al año del episodio de exhi-
bicionismo. Lo realizaron, en primer luga4 la hermana rnenor y su
marido con el objetivo de conseguir una mayor estabilidad conyu-
gal y poner distancia respecto a la familia de origen de ella. poste-
riormente, la hermana mayor solicitaría ayuda para poder empezar
una vida estable fuera del hogar materno. Ambas realizaron una te-
rapia de pareja y participaron en un grupo asertivo de mujeres.
También es posible que, en familias multiproblemáticas, el pri-
mer contacto concreto Sea una demanda individual.

Ejemplo n" 4

Acude una señora a servicios sociales solicitando una entrevista


con nuestro trabajador social. A la pregunta de qué es lo que le preocu-
pa, contesta escuetamente que le gustaría recibir unos consejos sobre su
situación. Se le da una cita para la semana siguiente.
Asiste puntualmente y empieza a narrar sus problemas, interrum-
piéndose al poco tiempo por el llanto. Entrecortadamente, va expli-
cando su historia. Proviene de una región lejana de España donde sus
padres, muy humildes, decidieron que sus cuatro hijos fueran al orfeli-
nato. Ella acabó en la ciudad donde reside en la actualidad porque un
vendedor ambulante fue encargado por sus padres de buscarle un sitio
para crecer. Sus hermanos fueron a otros orfelinatos.
A los l8 años salió del orfelinato para vivir c'on unas compañeras
del mismo. Tenía un trabajo, pero le resultaba difícil adaptarse al mun-
do externo, que juzgabaruin y egoísta. Quedó en el paro porque cerró la
empresa y se fue manteniendo con diversas actividades esporádicas. Ac-
tualmente, realiza trabajos de limpieza er:, domicilios particulares.
Tuvo un novio con el que no se quiso casar porque pensaba que lo
hacía para no quedarse sola. Actualmente tiene otro novio.
Su problema es que se siente deprimida.La depresión se concreti-
za erl dificultades para levantarse por las mañanas, dificultades para re-
lacionarse de una forma estable con la gente y cierta desconfianiahacia
todo el mundo. A veces se siente perdida y desearí4 no haber nácido. Es-
ta situación se está prolongando mucho y quiere recibir un consejo so-
bre qué podría hacer:,
El profesional, que prácticamente no ha intervenido más que para
intentar calmarla y animarla a que continuara su relato, siente una in-
mensa pena por ella. Esa emoción contrasta con lo que ve: ella tiene
buen aspecto, va bien vestida y aparenta menor edad. Decide comentar-
le sus impresiones y le dice que, si bien su historia es sumamente des-
graciada, ella parece una'mujer joven a la que alguien debió enseñar a
I2O LA INTERVENCIÓN SISTÉ,MICA EN LoS SERVICioS SOCIALES

cuidarse, a maquillarse, a tomar decisiones (en referencia al primer no-


vio), a preocuparse por el trabajo,...
La señora interrumpe su llanto y niega con energía lo que el técni-
co está sugiriendo. Nadie la quiso, nadie le enseñó, nadie la ayuda... El
profesional insiste un poco y empiezan a aparecer monjas con las que
todavía hoy en día tiene relación ("pero'no son ni madre ni profesora,
sonptra cosa difícil de definir...u), acude ayogay mantiene una buena
relabión con el profesor que conduce la actividad. Ha leído muchos li-
bros. Tiene unas amigas de toda la vida a las que puede acudir cuando se
encuentra en problemas. Tiene un cachorro de perro desde hace un mes
en casa ("no sé si me lo voy a quedaq, un perro ata much6rr), su novio es
un buen chico ("no sé si me puedo fiar mucho de é1").
El profesional consigue que la señora cambie su rótulo de depresi-
va por el de persona que tiene altos y bajos. Sintiendo que ya ha conse-
guido mucho en esa primera entrevista, solicita un tiempo para poder
pensaq fijando otra entrevista para la semana siguiente.

Esta entrevista es un ejemplo de la creación de un contexto de


consulta que permite al profesional cumplir su principal objetivo,
que es comprender la situación para poder aconsejar.
En un metacontexto asistencial, se puede construir un contex-
to de consulta, cuyo principal objetivo es que el profesional com-
prenda la situación. Comprender no significa recoger la informa-
ción pasivamente, sino realizar ciertos movimientos para valorar
las posibilidades de cambio, así como ir co-construyendo una his-
toria alternativa que permita más posibilidades. En otras palabras,
que introd:uzca mayor complejidad.
En la siguiente entrevista el profesional ofrecerá al cliente di-
ferentes posibilidades y le recomendará una en particular: deriva-
ción a un centro de psicoterapia con una redefinición que facilitará
el trabajo a los psicoterapeutas de ese centro.
Ante un caso así, el técnico debe controlar el deseo de interve-
nir más activamente, buscando, por ejemplo, cursos de capaci-
tación laboral, actividades de tiempo libre o incluso puestos de tra-
bajo. Aunque parezca, sobre el papel, una dificultad fácilmente
superable, en la práctica no lo es. Probablemente, la razón es per-
sonal y de formación técnica. Los individuos que trabajan en profe-
siones de ayuda son generosos y sensibles con las desgracias ajenas
y les gustaría ser útiles. Lo anterior se complementa con la concep-
tualización de que la gente se encuentra mal porque está averiada
(se le deben cambiar algunas piezas) o le'faltan recursos externos (se
le deben proporcionar), típico del contexto asistencial.
Pero también existe la tentación de'signo opuesto: realizar una
LOS PRIMEROS CONTACTOS I2l
psicoterapia. La indicación de que es más útil para la cliente y para
el profesional que se plantee una derivación no viene dada por la
falta de preparación de éste (en el caso que nos ocupa, seguro que
nuestro competente trabajador social está lo suficientemente capa-
citado para realizar una psicoterapia), sino por la estructura de la
orgarúzación donde trabaja. Una psicoterapia requiere tiempo, un
espacio adecuado, ciertos apoyos para cuando surja una dificul-
tad... condiciones todas ellas que no suelen existir en los servicios
sociales.

3.5. Co¡lcrusróN

Cuando un profesional entra en contacto con un cliente, a.m-


bos tienen el objetivo genérico de conseguir una relación mutua-
mente satisfactoria. Para el cliente, la satisfacción se evalúa en fun-
ción de los cambios que consigue, mientras que para el profesional
el principal indicativo será sentirse confirmado en su rol (Ramos,
re96).
Si el primer contacto concluye con una insatisfacción mutua,
la relación que se instaurará será, en la mayoría de los casos, una
no relación, o sea, un abandono. O, en una minoría de los casos,
una relación basada en la dependencia, la desresponsabilización
del cliente y la hiperinvolucración del profesional. En esta última
situación, la necesidad de tin trabajo de consulta'es apremiante pa-
ra permitir a éste una redefinición de su postura. Pero casi siernpre
el cliente abandonaparavolverse a presentar al cabo de un tiempo.
En los ejemplos utilizados.en los primeros contactos mínimo, ex-
terno y masivo, se trata parcialmente este problema. Existen varios
primeros contactos con el mismo cliente. El profesional debe apro-
vechar esos diversos primeros contactos para orientarse y para rea-
lizar maniobras que permitan la construcción de una relación mu-
tuamente satisfactoria. t
Se han descrito cuatro:modalidades de primer contacto con un
objetivo específico para cada una de ellas. En el primer contacto
mínimo, se trata de crear las condiciones para que se produzca una
relación estable. E,n el externo, se pretende conseguir una red pro-
fesional de intervención, ala vez que se involucra a los miembros
de la familia. En el masivo, el profesional debe maniobrar para en-
contrar una posición con la familia y con la red que le permita in-
tervenir. En el concreto, se debe promover un contexto de consulta
que permita derivaciones o colaboraciones con otros profesionales.
I22 LA INTERVENCIÓN SISTE,MICA EN LoS SERVIcIoS SoCIALES

BrsLrocRAF'Ía

Ausloos, G. (198 1), <Systémes, homeostase, équilibration (essai)",


Thérapie Familiale, vol. 2, Do 3:1.87-2O3.
Cancrini, L. ( 1987), La Psicoterapia: grammatica e sintassi. Manua-
Ie per I'insegnamento della psicoterapla, Roma, Nuova Italia
Scientifica (trad. cast.: La psicoterapia: gram.ática y sintaxis,
Barcelona, Paidós, 1 989).
Cancrini,, L. y La Rbsa, C. ( 1 gg3), Il vaso di Pandora. Manuale di. psi-
chiatria e psicopatologia, Roma, Nuova Italia Scientifica (trad.
cast.: La caia de Pandora. Manual de psiquiatrfa y psicopatolo-
gía, Barcelona, Paidós, 1995).
Cirillo, S. (198ó), Famiglia in crisi e affido familiare. Guida per gli
operatori sociali, Roma, Nuova Italid Scientifica (trad. cast.: El
icogimiento familiar. Guía para trabaiadores famili.ares, ly'ra-
drid, Centro de Publicaciones del Ministerio de Asuntos Socia-
les, 1994).
Covini, A.; Fiocchi, E.; Pasquino, R.y Selvini, M. (1984), Allacon-
quista del tercitorio, Roma, Nuova Italia Scientifica (trad. cast.:
Hacia una nueva psiquiatrla, Barcelona, Herder).
Etkin, J. y Schvarstein, L. (1989), Identidad de las organizaciones,
Barcelona, Paidós.
Ghezzi, D. y Vadilonga, F. ( I 996), La tutela del minore, Milán, Raf-
faello Cortina comps.
Imber-Black, E.; Roberts, J. y Whiting, R. (comps.) , Rituals in Fa-
rnilies and Family Therapy, Nueva York, Norton, 1988 (trad.
cast.: Rituales terapéuticos y ritos em Ia familia, Barcelona, Ge-
disa, l99l).
Lamas, C.; Borrás, T.; Roig, P. y Eroles, J. (1985), ol-a responsabili-
zaciín a travéS de los contextos>>, Actas de las VII Jornadas en
Terap ia F amiliar, Valencia.
Linares, J. L. (1996), Identidad y narrativa. La terapia familiar en la
práctica clínica, Barcelona, Paidós.
Minuchin, S. y Fiqchman, H. Ch. (1981,),'Family Therapy Tbchni-
ques. Harvard University Press, Harvard (trad. cast.: Técnicas
de Tbrapia Familiar, Barcelona, Paidós, 1984).
Neuburger, R. (1984), L'autre demande, París, E.S.F.
Onnis, L. (1985), Corpo e contesto. Tbrapiafamiliare dei disturbi psi-
cosomatici, Roma, Nuova Italia Scientifica (trad. cast.: Tbrapia
farniliar de los trastorttos psicosorn'dticos, Barcelona, Paidós,
leeo)
Pittman, F. S. (1957) Turning Points. Treating Families in Transition
LOS PRIMEROS CONTACTOS I23

and Crisis, Nuev. York, W. W. Norton & Co. (trad. cast.: Mo-
mentos decisivos, Barcelona, Paidós, 1990).
Ramos, R. (1996), r,Concurrencia y discurso: dos niveles conver-
gentes en la entrevista sistémicarr. Redes, Do 1, pá9. 60-75.
Selvini, M. (1989), Cronica di una ricerca. L'evoluzione della terapia
familiare nelle ope(e d'i Mara Sehtini-Palazzoli, Roma, Nuova
Italia Scientifica (trad. cast.: Crónica de una,investigación. La
de la terapia familiar en la obra de Mara Selvini-Palaz-
' evolución
zoli, Barcelona, Paidós, 1990).
Sluzki, C. E. (1996), La red social: frontera de Ia práctica sistémica.

*ntr?li?l8i?'rfff,'i,i;0,*rt Musings of a Famity rherapisf. Nueva


York, W. W. Norton & Co. (trad. cast.: Meditaciones nocturnas
de un terapeutafamiliar Barcelona, Paidós, 1992).
White, M. y Epston, D. (1990), Narrative Means to Therapeutic
Ends. Nueva York, W. W. Norton & Co. (trad: cast.: Medios na-
rrativos para fines terapéuticos, Barcelona, Paidós, 1993).
Wynne, L.; McDaniel, S. H. y Weber; T. (comps.) (198ó), Systems
consuhation. A new perspective for family therapy. Nueva York,
Guilford Press.

También podría gustarte