DIFERENCIA ENTRE LA POSESIÓN ILEGITIMA Y LA POSESIÓN PRECARIAaaaaa
DIFERENCIA ENTRE LA POSESIÓN ILEGITIMA Y LA POSESIÓN PRECARIAaaaaa
DIFERENCIA ENTRE LA POSESIÓN ILEGITIMA Y LA POSESIÓN PRECARIAaaaaa
El artículo 896° del C.C., define la posesión como el ejercicio fáctico de uno o más poderes
inherentes a la propiedad con prescindencia de si se posee o no animus dominí o de cualquier
elemento intencional. Es suficiente el ejercicio fáctico del uso o disfrute para que exista posesión.
La posesión puede ser legítima o ilegítima, según que sea conforme o contraria al Derecho. A su
vez la posesión ilegítima puede ser de buena o mala fe. Conforme al art. 906 del Código Civil, la
posesión ilegítima es de buena fe cuando el poseedor cree en su legitimidad por ignorancia o error
de hecho o de Derecho sobre el vicio (causales de nulidad y anulabilidad) que invalida su título.
El poseedor con título válido es de buena fe. El poseedor con título inválido puede ser de buena fe o
de mala fe, según que no conozca o conozca de los vicios que invalidan su título.
De acuerdo al art. 906 de la norma acotada, la posesión ilegítima requiere de un título que adolece
de vicios que acarrean su invalidez, vicios que pueden o no ser conocidos por el poseedor, si, por
error o ignorancia, no los conoce es poseedor de buena fe y si los conoce es poseedor de mala fe. En
cambio, según el art. 911 del Código Civil, señala que la posesión precaria es la que es la que se
ejerce sin título alguno o cuando el que se tenía ha fenecido.
El Dr. Aníbal Torres Vásquez sostiene que el Código Civil diferencia entre posesión ilegítima y
posesión precaria de modo que no se pueden confundir ambas instituciones. La posesión ilegítima
requiere de un título que adolece de un vicio, de forma o de fondo, que conlleva la nulidad o
anulabilidad, en cambio, en la posesión precaria no existe título alguno o cuando el que se tenía ha
fenecido. Consiguientemente, no es lo mismo posesión ilegítima y posesión precaria.
Si se está frente a una posesión sustentada en un título nulo o anulable (las dos manifestaciones de
invalidez que reconoce nuestro ordenamiento jurídico) por adolecer de un vicio de forma o de
fondo, se trata de una posesión ilegitima, en cambio si la posesión no tiene título que lo sustente,
nos encontramos frente a una posesión precaria.
Si la posesión se sustenta en un título nulo (posesión ilegítima), el poseedor no puede ser
demandado en la vía de desalojo por ocupante precario, sino que se le demandará acumulativamente
la nulidad o anulabilidad del título y la reivindicación del bien. Así, el que posee un predio en base
a un oontrato de compraventa nulo puede ser demandado para que se declare la nulidad del acto
jurídico compraventa y para que restituya el bien a su titular (el demandante).
Para mayor claridad de la diferencia legal entre posesión ilegítima y posesión precaria coloquemos
frente a frente a las dos normas:
Articulo 906.- La posesión ilegítima es de buena fe cuando el poseedor cree en su legitimidad, por
ignorancia o error de hecho o de derecho sobre el vicio que invalida su título.
Artículo 911.- La posesión precaria es la que se ejerce sin título alguno o cuando el que se tenía ha
fenecido.
Como se aprecia, el poseedor ilegítimo de buena fe tiene un título, si bien inválido por defectos
formales o de fondo, en cambio, el poseedor precario carece de título, porque nunca lo tuvo o el que
tenía ha fenecido. No es precario quien ostente un título vigente, consté o no de instrumento público
o privado, que justifique su posesión, no pudiendo debatirse en un proceso sumarísimo de desalojo
la validez o no de dicho título. Precario es quien no acredita tener título para poseer un bien o
cuando el que tenía ha fenecido.
El que tiene un título nulo o anulable es un poseedor ilegitimo, no precario. Es más, en el desalojo
por ocupante precario, por ser un proceso sumarísimo, no se debate sobre la validez o invalidez
(nulidad o anulabilidad) de un título, el cual produce sus efectos mientras no se declare su invalidez
en el proceso correspondiente.
Sin embargo, en la doctrina nacional hay autores que identifican posesión precaria con posesión
ilegítima. Así, Avendaño dice que "el poseedor precario es en realidad el poseedor ilegitimo" .
Cuadros Villena dice que cuando la norma del art. 911 "se refiere a la ausencia de título posesorio,
se trata de poseedor ilegítimo, del que carece absolutamente de título, quien entró de hecho en la
posesión o quien tiene un título nulo o ineficiente para la transmisión posesoria. Este poseedor
puede ser de buena fe, si por error o ignorancia de hecho o de derecho desconoce su falta de título, o
el vicio que lo invalida o le priva de eficacia". Sánchez Palacios sostiene que "el poseedor
ilegítimo será precario, en tanto su título sea nulo o anulable" Ramírez Cruz argumenta que la
segunda hipótesis del art. 911 se refiere a que la "la posesión se adquirió con título, pero éste luego
ha fenecido, ha caducado. Es un caso tipo de conversión de posesión legítima en ilegítima". Para
estos autores la posesión precaria es una posesión ilegítima de mala fe.
Asimismo, el autor Héctor Enrique Lama More, sostiene que la posesión precaria siempre es
ilegítima, considera que la posesión ilegitima es la que se ejerce sin sujeción a derecho, es evidente
que en esta se encuadra perfectamente la definición de posesión precaria establecida en el actual
Código Civil peruano, pues es contrario a derecho poseer un bien sin título alguno, sea porque
nunca se tuvo o porque el que se tenía feneció. Es por ello que constituye un error pretender
desligar la posesión ilegitima de la precaria, haciendo aparecer a ésta última como distinta a la
primera. Refiere que nuestro Código Civil establece en la posesión precaria dos supuestos: 1 °)
cuando se ejerce sin título alguno, y 2°) cuando el que se tenía feneció. Respecto al primer supuesto,
es evidente que quien posee sin título alguno posee de mala fe, pues posee contrario a derecho. Así,
quien accede directamente a la posesión de un bien sin contar con la autorización de su titular es
precario. Se encuentra también dentro del primer supuesto, y como tal debe ser considerado
precario, quien posee en virtud de un título cuya nulidad sea manifiesta. En este caso, siendo
evidente la invalidez del título, debe considerarse como inexistente, pues presentada esta situación
en juicio, el Juez se encuentra facultado, incluso, para declarar la nulidad de oficio, conforme lo
autoriza el segundo párrafo del Art. 220° del actual Código Civil.
Así apreciamos que el juez de primera instancia para emitir sentencia toma en consideración la
posición adoptada por el Dr. Héctor Lama More, para quien la posesión precaria siempre es una
posesión ilegitima.
Llega a determinar que el demandado presenta un título ilegitimo (transacción extrajudicial), es
decir contrario a derecho, el que además es de mala fe, pues es evidente que éste ocupa la bien
inmueble materia de litis en virtud de un título fraudulento, cuya nulidad es manifiesta.
El juez de oficio declara nula la transacción extrajudicial al considerar que el vicio que se presenta
es manifiesta, esto es que aparece inequívoca e inmediatamente del acto mismo, que son los
siguientes: a) contraviene la norma regulada en el artículo 1411 o del código civil, por no existir
documento alguno que formalmente acredite su calidad de co-propietario del bien inmueble; b) así
mismo contraviene el artículo V del Título Preliminar del Códgo Civil concordado con el artículo
1308° del C.C., y e) no constituyen acuerdos referidos a derechos patrimoniales contraviniendo el
artículo 1305° del C.C.
La transacción extrajudicial al ser un titulo cuya nulidad es manifiesta, el Juez declara de oficio la
nulidad del citado acto jurídico, haciendo que el titulo o derecho invocado quede de modo formal,
jurídicamente inexistente, y al estar acreditado que la demandante es propietaria del bien, por tanto
el demandado tiene la calidad de poseedor precario.
RECURSO DE APELACIÓN
El recurso de apelación, al igual que la reposición, la casación y la queja, es un medio impugnatorio
que la ley concede a las partes exclusivamente para solicitar el reexamen de autos o sentencias, es
decir resoluciones que contengan una decisión del Juez, importa la existencia de un razonamiento
lógico-jurídico del hecho o de la norma aplicable a un hecho determinado.
Con el recurso de apelación se busca obtener el examen de una resolución por el órgano
jurisdiccional superior, su objetivo es que esa resolución sea anulada o revocada total o
parcialmente.
Para su admisión y procedencia, se debe interponer en el plazo previsto para cada vía procedimental
ante el Juez que expidió la resolución, se debe precisar y fundamentar el agravio e indicar el error
de hedlo o de derecho incurrido en la resolución, y acompañar la tasa respectiva.
Por consiguiente, tenemos que el recurso de apelación interpuesto por el demandado (23 de octubre
de 2001), contra la sentencia de primera instancia (resolución número diez de fecha 12 de octubre
de 2001 ), fue presentado dentro del plazo legal establecido en el artículo 556° del CPC (tres di as),
dado que la mencionada resolución le fue notificada el 18 de octubre de 2001; por tanto, la decisión
del juzgado de conceder el referido recurso, con efecto suspensivo, fue correcta, de conformidad
ron los artículos 364 °, 365°, 366°, 368° inciso 1) y 371 o del CPC.
La defensa del demandado en sus fundamentos del recurso de apelación sostiene que no se han
merituado objetivamente las pruebas actuadas vulnerando de esta forma el debido proceso y el
derecho a la tutela jurisdiccional, porque considera que se ha acreditado que el demandado es
copropietario del bien inmueble materia de litis, asimismo que el juzgado ha declarado nulo la
transacción porque no existe documento formal que ratifique ser copropietario del bien sub litis y
porque no se ha acreditado haber adquirido el bien inmueble con las formalidades previstas en el
artículo 1411 del Código Civil sin especificar que formalidades han sido inobservadas en la
transacción, reitera que el bien fue adquirido durante la convivencia con la demandante por tanto lo
legitima a poseer el bien; y asimismo precisa que la transacción le permite poseer el bien inmueble
en forma legítima, siendo esto último el fundamento pertinente al presente proceso, al demostrar el
demandado un título que le permite poseer el bien inmueble sub litis.